2 9 Leyenda El Come Gallo

Page 1

LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS LEYENDAS DE MATAMOROS

1


2


3


Entrando en materia y para mayor conocimiento e inteligencia de mis lectores, es importante explicar el significado de LA LEYENDA: Sus orígenes son cristianos; los frailes la utilizaban para narrar la vida de un santo o de un mártir y era leída en los servicios religiosos o durante las sobremesas del pasado. Sin embargo, con el transcurso del tiempo la leyenda, como concepto, tomó otro giro, pues al añadírsele motivos de mitología y al popularizarse se convirtió en el relato folclórico de sucesos reales o fantásticos. Por lo tanto, ahora la leyenda es una narración basada en hechos supuestos que incluye una mezcla de elementos tradicionales y dramáticos para hablar sobre una persona, un lugar específico o algún incidente ocurrido en un lugar determinado, pero que son aceptados como reales por narradores y escuchas. Lo interesante de la leyenda es que en ocasiones se da una singular combinación de hechos reales y de ficción, cuyo punto de partida muchas veces suele ser una anécdota o una situación históricamente verídica. Cuando la leyenda es creada y con el tiempo se consolida en el folclor de un pueblo, éste la adopta como suya y por eso se le considera como patrimonio popular, pues va estrechamente vinculada a un pueblo concreto, a un país o a una religión. Sin embargo, la leyenda también puede ser considerada como patrimonio de la humanidad cuando narra sucesos comunes a todas o a un buen número de culturas. Tradicionalmente, y dentro de su estilo narrativo muy particular, la leyenda es ubicada en un lugar específico y en una época concreta y, por lo general, parte de hechos reales aunque estén idealizados o dramatizados. La leyenda se diferencia de la historia propiamente dicha tanto por el énfasis de la narración como por su propósito, que algunas veces es de tipo didáctico o nacionalista. Asimismo, la leyenda suele versar sobre un héroe humano – conocido como héroe cultural– o un pueblo. Las leyendas incluidas en este libro forman parte importante de la cultura matamorense. Se han transmitido de generación en generación, y con frecuencia experimentan supresiones, añadidos o modificaciones, porque contienen con mayor o menor proporción elementos imaginativos y que generalmente quieren hacerse pasar por verdaderas o basadas en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad.

4


2.9 El “Come Gallo” Esta leyenda es de dominio popular, o como dicen algunos curas Vox Pópuli

La cultura, entendida como el conjunto de manifestaciones de un pueblo, en tanto muestra sus maneras de pensar, sentir y actuar, constituye la esencia de la vida. A decir verdad, no existe una colectividad sin cultura, como tampoco, una comunidad sin historia. Con seguridad, en la medida en que sepamos apreciar y valorar esa inmensa riqueza cultural, sembramos tolerancia en el alma y paz en el espíritu. El mundo de los gallos finos, desde tiempos inmemorables es sinónimo del templo de la amistad y eso no ha cambiado a través de la historia. En la Heroica Matamoros hubo hombres que se convirtieron en leyenda y jamás son olvidados por su idiosincrasia, su apego a su gente, por ser elegido tal vez casualmente por la circunstancias de la vida, que a veces obliga a proceder y actuar de una manera a algunos que fijan recuerdos y describen el modo de vida de una época donde la pobreza extrema para muchos era lo más normal del mundo, sin importarle a nadie situaciones semejantes. Esta es la historia de José Ramón Pacheco, persona humilde, de pueblo, popularmente llamado “Come Gallo”, que en busca de sustento, gracias a la suerte de los perdedores que para él constituían su goce alimentario, frecuentaba los lugares donde el populacho se divertía apostando a los giros o colorados.

En tiempos pasados, como manera de atracción para el turismo, se ofrecía el espectáculo de peleas de gallos en una palapa. Hace poco más de un siglo esta "Plaza de gallos" estaba en el poblado de Santa Cruz, aledaña a la Estación de los tranvías de mulitas y a la Garita del paso del río hacia Brownsville, Tx. 5


Un día en busca de gallos sin suerte, muertos en la pelea que provocaba los gritos de alegría de unos y de infortunio de otros, le llamó la atención un hermoso ejemplar que un gallero saca de la bolsa de fina malla, sitio donde frecuentemente se conservan antes de los combates. Realmente tenía una belleza extraordinaria, un colorido incomparable que lo clasificaba entre los llamados giros dorados por el color de las plumas en sus alas. El personaje de este cuento no pudo evitar que la boca se le hiciera agua y en su imaginación lo echó en una olla y el inconfundible olor a fricasé lo trasladó hasta un suculento plato humeante y apetitoso. Impulsado por los deseos provocados por su hambruna, corrió hasta el portador del gallo y se adelantó como él decía antes de que “otro me lo arrebate porque no soy el único recogedor de gallos muertos en esta plaza”. Un amigo trató de convencerlo con palabras inútilmente de que no hiciera semejante solicitud y sin atinar a otra solución lo sujetó fuertemente por la acostumbrada chaqueta oscura que vestía y lo distinguía, sin lograrlo. Se apresura y ejecuta su deseo pidiendo con vehemencia como si estuviera muerto un gallo vivito y coleando. El gallero reaccionó indignado porque tenía muchas esperanzas de que su gallo fuera el vencedor; lleno de irá golpeó fuertemente a José Ramón con el ave de combate. Arroja toda su furia contra él porque no admite que auguren la muerte de su animal predilecto y mucho menos que se lo coman. El ofendido le gritó palabras injuriosas y una de ellas es la de “Come Gallo”. Desde ese momento surge un protagonista peculiar que deambula por las calles 6


matamorenses y hace famosa esa frase, una tradición que persiste en la memoria de generación en generación.

En el mercado de Benito Juárez se vendían “aves finas de combate”

Este personaje, fue invadiendo los lugares más concurridos de la Heroica Matamoros, la antigua cafetería del gringo Joseph Jefferson en la Plaza de Hidalgo, el barrio de La Capilla, y las terminales de los tranvías. Al pasar del tiempo su presencia se hace imprescindible en esos sitios porque él con su forma, le da un toque muy singular hasta con su manera de vestir, un sombrero de paño oscuro y chaqueta de igual color, zapatos negros y sus inconfundibles espejuelos de concha de carey. Aparentaba sentirse ofendido cuando de cualquier boca sin determinar a penas de que espacio de la multitud le gritaran la palabra “¡Come Gallo”! Llamarlo de esa manera más que una burla era una muestra de cariño a quien hacía reír con sus graciosos gestos falsamente coléricos, y sin embargo constituían el recurso de un hombre necesitado de amor, una lucha interna para resaltar su presencia.

7


José Ramón, mejor dicho “Come Gallo”, dejaba sorprendido a todos por su constante andar de cafetería en cafetería alrededor de la ciudad. Siempre estaba presente en los momentos de mayor aglomeración de personas como quien busca compañía entre las multitudes. La gente disfrutaba mortificándolo, con la intención de recrearse y él buscaba la forma de encontrarse con ellos, descargar su ira y en realidad luchaba contra el silencio y la indiferencia. Cuando no oye la voz que lo nombra, el mismo provoca que surja y lo identifique: “Come Gallo”.

Miraba a su espalda y el silencio era total, cómplice de un público que lo ha ido queriendo y ríe con sus gracias amenazantes, que un tanto a él le gusta, y el sobrenombre que al parecer detesta, lo perpetúa entre los recuerdos y tradiciones de la ciudad. Cuando le preguntaban por su casa expresaba que él prefería caminar y caminar sin rumbo. No sabemos por qué y le brillaban intensamente los ojos al referirse al tema y revelaba que muchos de sus allegados lo creían demente y culpa su pobreza a los Santos que no lo querían ayudar que él estaba seguro de que no tenía ningún problema mental y entonces sentenciaba que un arrastre de familia no lo dejaba salir de su pobreza.

8


Al referirse al tema se acentuaba su triste mirada y al mismo tiempo firme. Mantenía su rostro serio y sereno, nunca reía y a esa característica también se unía a su elocuencia al hablar que dejaba ver en sus conversaciones su creencia religiosa. “Come Gallo” tenía sus amistades a quienes mostraba su fidelidad y aprecio. Nunca los enfrentaba y muchos menos tratarlo con violencia. Sin embargo, sabía reclamar su hombría y apelación al respeto sobre todo en lugares públicos. Con esa decisión de imponer respeto a su persona llegó a la casa de un amigo y le pide ayuda porque uno de sus hijos se prestaba para el juego de llamarle “Come Gallo”. El "Tibe" como familiarmente llamaba a esta persona de vínculos amistosos muy estrechos, levantándose la chaqueta le muestra un cuchillo y le dice con lágrimas en los ojos:” No lo he usado porque sé que es hijo tuyo”. El amigo como era de esperar resuelve la situación y por ese lado no se escuchó más una de las vocecitas fingidas entre el público que tanto sobresaltaba el ánimo de José Ramón, digo “Come Gallo”. Ese moreno convertido en leyenda viva, un hombre, más bien de estatura baja que andaba por la ciudad, mejor que en su propia casa, añoraba en ocasiones que no olvidaran su nombre. Constantemente viajaba en el tranvía de Santa Cruz al mercado de Juárez y su popularidad crecía entre los matamorenses. En los tranvías el también trataba de encontrar el público que necesitaba. Miraba provocativamente a cada uno de los rostros. Inesperadamente, gritaba: “¿Quién me dijo “Come Gallo?”. Todos quedaban sorprendidos. Nadie le ha dicho esa frase tan popular que el espera escuchar en cualquier parte. Se ladeaba, pero el público se mantenía callado, un silencio que le duele.

9


Con sombrero de paño oscuro y chaqueta de igual color, se distingue al “Come Gallo”

Buscaba la voz y no encontraba a su dueño, se le confundía dentro del público que lo miraba expectante, esperando una de esas acostumbradas reacciones de un hombre que no puede vivir sin su gente, un actor de la vida que coloreaba con su imagen una leyenda. No soportaba sentir el silencio, no resistía sentirse olvidado, inadvertido y buscaba que se notara su figura. Y lo logró, porque a “Come Gallo” todos lo recuerdan, se mantiene eterno en la memoria de muchas personas que narran en cualquier fiesta, en una conversación normal y hasta en los velorios, la historia de este singular individuo. Moraleja: ¡Los Gallos buenos nunca pierden para que no se los lleve el Come Gallo!

10


El libro está disponible para su consulta en la biblioteca pública municipal Prof. Juan B. Tijerina y en la del Parque Olímpico. Se puede adquirir en las librerías Nilo, Proceso, en el Museo Casamata y en Emma´s Café.

IN OMNIBUS VERITAS Correos electrónicos manuelhumbertogonzalezramos@yahoo.com.mx elcronistadematamoros@hotmail.com Tel. Cel. 8681206978. Facebook:

Issuu:

Manuel Humberto González Ramos Vera Historia de la H. Matamoros, Tam http://issuu.com/cronistadematamoros/docs/

11


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.