HISTORIA DE NUESTRA CIUDAD
Las escuelas protestantes en Matamoros a finales del siglo XIX Jaime Mendoza Martínez El Colegio de la Frontera Norte
A manera de Prologo Por su importancia para la historiografía de nuestra ciudad, es mi intención rescatar del olvido este trabajo inédito, difundiéndolo e ilustrándolo, para conocimiento de los amantes de la Historia de la Heroica Matamoros. Ing. Manuel Humberto González Ramos Cronista de la Ciudad
El proyecto protestante La presencia de las sociedades religiosas protestantes data del siglo XIX. El trabajo misionero norteamericano cubrió una amplia extensión del territorio mexicano; sin embargo se concentró en las localidades urbanas, centros mineros y en los lugares donde había llegado el ferrocarril. Es precisamente durante el porfiriato (con la apertura al libre comercio y la introducción del ferrocarril a distintas partes del país) cuando se presentaron las condiciones más favorables para el desarrollo de las sociedades protestantes [1].
El monje católico iniciador de la Reforma Protestante 1
Dentro de las diversas corrientes protestantes, la que primero arribó a nuestro país fue la llamada corriente del “protestantismo histórico”. Estas sociedades religiosas se identificaban con la Reforma emprendida por Martín Lutero y Calvino en el siglo XVI y comprendían entre otros grupos a la iglesia Luterana, Presbiteriana, Metodista, Anglicana o Episcopal y a los “Cuerpos Reformados” [2].
La Reforma Protestante pronto se divide
El impulso que tuvieron estas corrientes del protestantismo fue muy fuerte y correspondió a un proyecto amplio que buscaba implantar y desarrollar la “semilla del evangelio” en México. En ese proyecto había dos elementos fundamentales: la educación y la salud. Al respecto, los primeros protestantes fueron pocos; sin embargo, lograron establecer cierta influencia en los lugares donde se asentaron. Los misioneros que estaban vinculados a esta empresa habían sido educados en Europa y en Norteamérica y recibían financiamiento de este país y de los extranjeros residentes en México. De esta forma, los misioneros protestantes actuaron como médicos y maestros y fundaron iglesias, escuelas, hospitales y periódicos [3].
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Las misiones en la frontera norte: el caso de Matamoros La actividad misionera se concentró principalmente en las localidades urbanas. En la frontera norte de México fueron las ciudades más pobladas (Juárez y Matamoros) las que fueron consideradas en el trabajo de los primeros misioneros. De acuerdo a algunos analistas, el verdadero obstáculo que tuvieron las primeras sociedades protestantes para sumar adeptos no fue la iglesia Católica sino más bien la falta de pobladores que padecía la frontera, lo que llevó a los misioneros a que prefirieran la Ciudad de México y sus alrededores, así como otras ciudades de gran tamaño en el país como fueron Monterrey y Guadalajara [4]. A mediados del siglo pasado la frontera se componía de localidades con poca población. Así se tiene, por ejemplo, que Nuevo Laredo contaba con 1,283 habitantes en 1856; Reynosa tenía 3,724 en el mismo año; el Paso del Norte, ahora Ciudad Juárez, tenía 4,000 habitantes en 1850; y Matamoros, que era la más poblada, contaba con 13,740 en 1856. Otras localidades que actualmente son importantes como Tijuana y Mexicali no existían en ese entonces [5]. Antes de la década de los 70, que fue cuando se inició propiamente el trabajo organizado y sistemático de las misiones protestantes en Matamoros, la ciudad había vivido una gran cantidad de acontecimientos que fueron decisivos para su desarrollo como ciudad e igualmente decisivos para el desarrollo del proyecto nacional en curso. En la década de los 1850, continuó en Matamoros un periodo ascendente de auge económico vinculado principalmente a la creciente actividad comercial que se generaba a través del puerto de Bagdad. Junto a este auge, la población de Matamoros se incrementó hasta llegar a alcanzar casi los 40,000 habitantes en el año de 1858. De manera particular, la cúspide del auge se presentó durante el periodo de 1861 a 1865. Estos años fueron decisivos para el desarrollo de Matamoros debido a que la frontera se convirtió en una región estratégica y espacio de disputa entre republicanos e imperialistas, así como objetivo central del gobierno norteamericano. Todo esto hizo que el área fuera importante no sólo en los aspectos militar, financiero y diplomático; sino decisiva para la sobrevivencia del proyecto de país. La guerra civil norteamericana trajo grandes beneficios económicos para Matamoros. Al respecto, el auge del puerto de Bagdad y la creación de la zona 3
de libre comercio, fueron dos elementos que repercutieron en la prosperidad y el desarrollo urbano significativo de la ciudad de Matamoros. De esta forma, Matamoros creció en extensión urbana hasta llegar a la actual calle 16; también se consolidó la línea de fortines que protegían a la ciudad; por otra parte, se contó con una serie de caminos que comunicaban a la ciudad con distintas partes de la región; por último, resaltaban una serie de edificios que le daban una especial belleza a la ciudad entre los que se encuentran la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio, la Casa Municipal, el Colegio de San Juan, la Aduana, el Teatro de la Reforma y la Casa Yturria, entre otros.
Panorámica incluida en el plano de 1874 publicado por E. Rouger-LaRoche en 1874
En esta ciudad especialmente atractiva fue donde se llevaron a cabo algunas de las actividades misioneras protestantes más importantes del país. Un ejemplo de lo anterior fue la apertura en el año de 1875 de la primera iglesia presbiteriana del país [6]. 4
Condiciones que permitieron el establecimiento del protestantismo en Matamoros A. Condiciones sociales. Desde la apertura del puerto de Matamoros, a principios de la década de los 1820, la ciudad experimentó una serie de cambios en su composición social, convirtiéndose en un sitio que reunía a personas de distintas nacionalidades que hablaban distintas lenguas y que conformaban una población heterogénea. En este ambiente cosmopolita, que se manifestó de una manera más significativa durante la década de los 1860, la mayoría católica debió haber tenido una actitud tolerante hacia el protestantismo que profesaban las distintas personas que vivían aquí. B. Condiciones económicas. Otra condición que favoreció al protestantismo fue la situación económica de la región, y en especial de Matamoros. Después del crecimiento económico producto de la guerra civil norteamericana, Matamoros tuvo a partir de la década de los 70 y durante el porfiriato, una caída en su economía. Este declive pudo ser producto de distintos factores, entre los que se encuentran: los huracanes que afectaron significativamente Bagdad, la eliminación de la zona libre, las epidemias como el cólera y el bandidaje de ganado. Lo anterior también repercutió en la disminución de la población; así mientras que en 1870 se tenían casi 40,000 habitantes para 1880 sólo se contaba con 16,039 habitantes. Lo anterior permite suponer que la llegada de los misioneros protestantes se dio en el momento en el que acababa de pasar el periodo de auge económico en Matamoros, es decir, a los grupos protestantes les tocó vivir el periodo de transición de una economía bonancible a una economía en crisis. Por otra parte, las políticas de los gobiernos porfiristas también favorecieron la penetración de los credos protestantes, al comunicar al país, abrir la ciudad y el campo a la inmigración, y al permitir la inversión del exterior. La inversión foránea fue uno de los factores que más apoyó el progreso económico, la modernización y el poblamiento de la zona fronteriza [7].
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C. Condiciones político-religiosas. En lo que corresponde a los aspectos político-religiosos, sin lugar a dudas el triunfo de los liberales sobre los conservadores reforzó la presencia de las sociedades protestantes en el país. La religión católica había tenido el rango constitucional en 1824, con lo que se había reforzado su monopolio en todo el país [8]. Con el ascenso de los liberales ese poder absoluto de la Iglesia se acabó al expropiársele sus bienes y al declararse la libertad de cultos.
El gobierno de Juárez proclamó en 1857 una nueva constitución y posteriormente en los años de 1859 y 1860 las Leyes de Reforma. Estas disposiciones acabaron con el poder absoluto de la Iglesia Católica, destacándose entre ellas la ley de libertad de cultos y la ley de desamortización de los bienes del clero.
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Con el triunfo de los liberales se disminuyó el poder de la Iglesia Católica y se posibilitó el establecimiento de nuevos grupos religiosos. Por ello, a pesar de que las “semillas de la evangelización protestante” se habían diseminado con algunos de sus miembros durante la década de los 1850, no fue sino hasta el control absoluto del país con la República restaurada (1864-1872) cuando se dio un trabajo más firme y amplio de las misiones en el país.
Misión Presbiteriana en algún lugar de México
D. Condiciones educativas. En Matamoros, a mediados del siglo XIX, ya se había gestado una institución de educación superior con un alto nivel académico: el Instituto Literario de San Juan. Esta institución educativa formaba parte de la respuesta que daban los liberales en su concepción sobre lo que debía ser la educación. De acuerdo a esos principios, el estado tenía la responsabilidad de proporcionar educación y debía extender “su mano protectora sobre la gran familia que había puesto en sus manos el bienestar común”. En este contexto, la educación liberal de corte científico-humanista y social que ejemplificaba el Instituto Literario de San Juan desafiaba el monopolio que había tenido la Iglesia en materia educativa y permitía el establecimiento de escuelas de corte protestante [9].
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Instituto Literario de San Juan establecido en 1858
Desarrollo de las escuelas protestantes A. Los primeros trabajos. Posterior a la guerra entre México y Estados Unidos, durante la década de los 50, se iniciaron las primeras prédicas de las doctrinas protestantes. El trabajo de personas como Melinda Rankin dependió más de su propia iniciativa que el de una estrategia consciente y deliberada por difundir el protestantismo. Rankin fue una misionera que inició su trabajo en Brownsville en 1852 donde fundó una escuela evangelista para señoritas de habla hispana [10].
Melinda Rankin
A pesar de que estuvo en Matamoros, obligada por circunstancias ajenas a su voluntad, no intentó un trabajo organizativo debido a las prohibiciones que existían en ese momento en el país. 8
B. El trabajo organizado. Los primeros en llegar a la frontera mexicana fueron los cuáqueros (la Iglesia de los Amigos). Se establecieron en Matamoros en 1871 abriendo una misión que posteriormente funcionó como escuela. El fundador de la misión fue Samuel A. Purdy que contaba con el apoyo de la Indiana Yearly Meeting [11].
Escuela de Misión en la Heroica Matamoros año de 1907
En el año de 1883 la Woman’s Foreing Mission Association of Philadelphia (Asociación de Misioneras Extranjeras de Filadelfia) se hizo cargo de la fundación de una misión escolar para muchachas en los Estados Unidos. Cuando se supo en Matamoros del trabajo realizado en aquel lugar, se solicitó la apertura de una escuela similar donde las muchachas mexicanas pudieran recibir tanto los conocimientos propios de toda escuela, como el “necesario entrenamiento hogareño que había sido abandonado entre ellas”. El Dr. C. G. Hussey respondió a esta solicitud y fue como se fundó el Instituto Hussey en Matamoros en el año de 1885[12].
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Desde su fundación el instituto operaba 10 meses de cada año, teniendo un promedio anual de 175 alumnos. La escuela se dividía en 3 grados, el más alto estaba bajo la supervisión inmediata de la dirección con un asistente e incluía, entre otras materias: matemáticas (álgebra y geometría), gramática (tanto en inglés como en español), elocución, dibujo, historia universal e historia de México. El primero y segundo años lo enseñaban maestros locales que también habían recibido su educación en el instituto. Asimismo, contaba con un internado y se pagaban cuotas de inscripción nominal con el fin de cubrir los gastos iniciales de la escuela. El Instituto Hussey, ubicado en la calle 13 entre Herrera y Bustamante, enfrente de la plaza llamada de los Arrieros, funcionó durante 32 años (18851917) y cerró sus puertas de la misma forma que el Instituto Literario de San Juan. Distintos autores vinculan el cierre de ambas instituciones al desarrollo de la Revolución.
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Maestros y alumnas del Instituto Hussey en 1888
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De la misma forma que los protestantes cuáqueros, los presbiterianos llegaron en la década de los 1870 a Matamoros. El trabajo misionero de esta iglesia comenzó en 1873 bajo la dirección del reverendo Anthony F. Graybill.
Templo Presbiteriano, el 1.o de enero de 1971, esquina de calles 6ª. y de Independencia
En 1874 la misión presbiteriana comenzó su desarrollo llegando posteriormente a ser una de las iglesias más importantes de México; incluso para el año de 1887 Matamoros se convirtió en un centro misionero que tuvo influencia regional diseminando el evangelio en Brownsville, San Benito, Harlingen, San Juan, Jaumave, Cruillas y Cd. Victoria[13]. La primera escuela presbiteriana comenzó en 1874 bajo la tutela de la Sra. Graybill. Esta escuela formaba parte de las llamadas “escuelas diarias” que era un equivalente a las escuelas primarias. Su enseñanza formaba parte de la estrategia en la que se establecía una escuela donde se abría un lugar de predicación. Entre las materias que se impartían estaban las siguientes: lectura, escritura, aritmética y civismo. Estaba abierta a cualquier persona aunque no tuviera un credo religioso.
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Además de esta escuela básica los presbiterianos se preocuparon por tener una escuela de mayor nivel. Así en el periodo que va de 1880 a 1910 funcionó la escuela secundaria que estuvo dirigida por Ana E. Dysert. Dysert llegó en 1882 y constituyó una escuela que cobró gran prestigio y a la cual acudían alumnos de Matamoros, Brownsville y Harlingen [14]. Los maestros protestantes realizaban un trabajo intenso que los llevaba a colaborar en diferentes escuelas al mismo tiempo. Así por ejemplo la maestra Virginia Washington trabajaba en el Instituto Hussey, daba clases en Brownsville, atendía sus clases en Matamoros y realizaba sus trabajos misioneros. Es en el año de 1914 cuando se cierra esta institución educativa vinculado, de la misma manera que las otras instituciones antes mencionadas, a la Revolución Mexicana, teniéndose que reubicar en el lado americano [15]. Trascendencia de las escuelas protestantes Uno de los aspectos relevantes de estas instituciones educativas creadas por los protestantes fue la formación de jóvenes que tuvieron una destacada participación en la vida social, cultural y política de Matamoros y la región. Entre algunos de los más importantes se encuentran los siguientes: María, Juanita y Anita Stroder, Anita Schulz, Josefa Cavazos, Lucrecia McMillan, Raquel y Rebeca Barragán, Rebeca Cicero, Flora Borrel, Aurora Arrese, Esther González, Rubén A. Martínez, Albino Hernández, Ramiro T. Hernández, Ladislao Cárdenas, Félix Reyna y Daniel Yárritu [16]. Como ejemplos de esa labor destacada en la vida matamorense se encuentran Esther González y Aurora Arrese. La primera además de haber sido estudiante del Instituto Hussey, fue maestra del Liceo Patria, directora de la escuela oficial en Villa Hidalgo, Tamaulipas, también fundó dos escuelas primarias para niños hispanos en Texas, y finalmente uno de sus logros más destacados fue el haber fundado el Colegio México en Matamoros en el año de 1913.
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Celebrando su onomรกstico el 17 de octubre de 1957
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Por su parte, Aurora Arrese fue alumna del Instituto Hussey, maestra de inglés en el Colegio México, presidenta de la Sociedad de Beneficencia Higia y fue fundadora de la Asociación de Beneficencia y Cultura, cuyas actividades se reprodujeron en todo Tamaulipas [17]. Para finalizar podemos decir que con el cierre de estas instituciones educativas y del Instituto Literario de San Juan se dejó un espacio sin cubrir en la vida cultural del noreste del país. Además tuvieron que pasar varios años antes de que hubiera escuelas de nivel medio superior en la región. Jaime Mendoza Martínez El Colegio de la Frontera Norte
Bibliografía [1] Alberto Hernández Hernández, La formación de la frontera y las primeras sociedades protestantes (1872-1910), Seminario Interdisciplinario de Investigación, p. 13. [2] La tipología que retoma Hernández ubica 3 grupos principales: 1. Protestantes históricos, que son sociedades religiosas cercanas a la Reforma de Lutero y que comprenden a Luteranos, Presbiterianos, Metodistas, Anglicanos o Episcopales y a los llamados Cuerpos Reformados; 2. Las misiones de fe, que están ligados al movimiento de santidad y son grupos cuyas manifestaciones religiosas se identifican como fundamentalistas: Iglesia del Nazareno, Alianza Cristiana y Misionera y la Iglesia Internacional de los Soldados de Cristo; 3. Las sociedades religiosas pentecostales, que tienen alternativas espirituales más vivas y participativas, entre las que se ubican los pentecostales y neopentecostales. Hay otro movimiento religioso que se considera paraprotestante entre los que se encuentran: los Testigos de Jehová, Mormones y Adventistas. Véase Alberto Hernández Hernández, Las Sociedades religiosas protestantes en la frontera norte: estudio socio gráfico en tres localidades urbanas en Frontera Norte, Vol. 8“Sociedades religiosas protestantes en la frontera norte: estudio sociográfico en tres localidades urbanas” en Frontera Norte, Vol. 8, No. 15, enero-junio de 1996, pp. 109-111. [3] Alberto Hernández Hernández, La formación..., p. 24. [4] Ibid., p. 9. [5] Ibid., pp. 10-11. 15
[6] Jaime Mendoza Martínez, “La ciudad de Matamoros en el siglo XIX” en Studies in Matamoros and Cameron County History, The University of Texas at Brownsville and Texas Southmost College, 1997, pp. 273-277. [7] Alberto Hernández Hernández, La formación..., p. 13. [8] Ibid., p. 1. [9] Jaime Mendoza Martínez, “Instituto Literario de San Juan” en Studies in Matamoros and Cameron County History, The University of Texas at Brownsville and Texas Southmost College, 1997, p. 279-281. [10] Alberto Hernández Hernández, La formación..., p. 11. [11] W. H. Chatfield, The Twin Cities of the Border, 1893, p. 36. [12] Loc. cit. [13] Entrevista realizada al reverendo Joel Martínez López, 11 de noviembre de 1997. [14] Loc. cit. [15] Joel Martínez Tamez, Historia de la primera iglesia presbiteriana mexicana de Brownsville, Texas, 1977, pp.17-18. [16] Raúl Canseco Botello, Historia de Matamoros, 1981, p. 177. [17] Rosaura Dávila de Cuéllar, “Algunas mujeres destacadas de Matamoros” en Studies in Brownsville and Matamoros History, The University of Texas at Brownsville and Texas Southmost College, 1995, pp. 146-147.
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Ing. Manuel Humberto González Ramos
IN OMNIBUS VERITAS
Los libros de mi Autoría se pueden consultar en las bibliotecas de la H. Matamoros: Eliseo Paredes Manzano, Juan B. Tijerina y en la del Museo Casamata. En el Archivo Municipal de Reynosa. En Cd. Victoria en la Biblioteca Estatal Ing. Marte R. Gómez, en el Museo Regional de Historia de Tamaulipas, y en el Archivo General e Histórico del Estado de Tamaulipas. Se pueden adquirir en las librerías Nilo, Proceso y en el Museo Casamata. Correos electrónicos manuelhumbertogonzalezramos@yahoo.com.mx elcronistadematamoros@hotmail.com Tel. Cel. 8681206978. Facebook: Manuel Humberto González Ramos Vera Historia de la H. Matamoros, Tam Issuu: http://issuu.com/cronistadematamoros/docs 17