LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS LEYENDAS DE MATAMOROS
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Entrando en materia y para mayor conocimiento e inteligencia de mis lectores, es importante explicar el significado de LA LEYENDA: Sus orígenes son cristianos; los frailes la utilizaban para narrar la vida de un santo o de un mártir y era leída en los servicios religiosos o durante las sobremesas del pasado. Sin embargo, con el transcurso del tiempo la leyenda, como concepto, tomó otro giro, pues al añadírsele motivos de mitología y al popularizarse se convirtió en el relato folclórico de sucesos reales o fantásticos. Por lo tanto, ahora la leyenda es una narración basada en hechos supuestos que incluye una mezcla de elementos tradicionales y dramáticos para hablar sobre una persona, un lugar específico o algún incidente ocurrido en un lugar determinado, pero que son aceptados como reales por narradores y escuchas. Lo interesante de la leyenda es que en ocasiones se da una singular combinación de hechos reales y de ficción, cuyo punto de partida muchas veces suele ser una anécdota o una situación históricamente verídica. Cuando la leyenda es creada y con el tiempo se consolida en el folclor de un pueblo, éste la adopta como suya y por eso se le considera como patrimonio popular, pues va estrechamente vinculada a un pueblo concreto, a un país o a una religión. Sin embargo, la leyenda también puede ser considerada como patrimonio de la humanidad cuando narra sucesos comunes a todas o a un buen número de culturas. Tradicionalmente, y dentro de su estilo narrativo muy particular, la leyenda es ubicada en un lugar específico y en una época concreta y, por lo general, parte de hechos reales aunque estén idealizados o dramatizados. La leyenda se diferencia de la historia propiamente dicha tanto por el énfasis de la narración como por su propósito, que algunas veces es de tipo didáctico o nacionalista. Asimismo, la leyenda suele versar sobre un héroe humano –conocido como héroe cultural– o un pueblo. Las leyendas incluidas en este libro forman parte importante de la cultura matamorense. Se han transmitido de generación en generación, y con frecuencia experimentan supresiones, añadidos o modificaciones, porque contienen con mayor o menor proporción elementos imaginativos y que generalmente quieren hacerse pasar por verdaderas o basadas en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad. 3
Leyenda 2.10 EL FANTASMA DE LA CASA MOYA Carmen Leal Montemayor Uno de los edificios más representativos de la arquitectura criolla francesa en Matamoros lo fue la Casa Moya ubicada en la esquina sur poniente de las calles Sexta y de Morelos, en la Plaza de Hidalgo. Fue construido por los años de 1840 a 1845 y tenía en total veinte grandes cuartos y recamaras.
Fue propiedad de la testamentaría de D. Isauro Moya, quien lo compró a la albacea de Doña Francisca Chapa Vda. de Gómez Mackelroy, Doña Luisa Chapa Vda. de Wilbur. En 1987 fue criminalmente demolido para alojar en una fea edificación de paredes de vidrio.las oficinas de Banorte, S.A. El Sr. Isauro Moya originario de ciudad Guerrero, Tam., farmacéutico de profesión, estableció en ese edificio la Botica Matamoros en el año de 1911.
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Esta finca la heredó don Luis a su esposa doña Facunda y sus hijos Francisco, Elibrando y Facundita. A Elibrando de cariño le decían “Bando”, quien siendo casi ciego tenía el pasatiempo de reparar relojes de cuerda, péndulo y campanillas. Este robusto edificio de ladrillo de dos plantas tenía un gran patio, dos norias y un aljibe.
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Un día salió doña Facunda rumbo a mi casa ubicada en el ala sur de este mismo edificio, y al cruzar por el patio por enfrente del excusado de pozo, oyó murmullos y quejidos que salían de tan privado lugar. Creyendo que era Bando quien los hacía no puso mayor atención, pero al continuar los extraños ruidos no resistió a su curiosidad y tocando a la puerta no escuchó respuesta, al abrirla vio que no había nadie en su interior, tampoco en el profundo y maloliente pozo. En otra ocasión una señora familiar de los Moya, quien por necesidad cosía y remendaba ropa ajena, al estar ocupada en esta humilde tarea vio pasar furtivamente por el cuarto de en medio hacia la calle Sexta, a un niño que llevaba su pequeña cabeza en los brazos. Sin vacilar ella corrió hacía la puerta para verlo mejor, pero la fantasmal figura había desaparecido. Tiempo después durante los trabajos de pavimentación de la calle Sexta encontraron una cabeza de niño a una profundidad de un metro aproximadamente, la cual fue sepultada en la fosa común del panteón viejo. Sucedió que cuando el venerable edificio Moya estaba siendo criminalmente demolido para dar paso a la “modernidad” de fea construcción, un presidente municipal cuyo nombre no recuerdo, encontró dos talegas con muchas monedas de ocho reales al excavar en el lugar donde estuvo el pestilente excusado de pozo. Siempre se ha dicho que donde hay fantasmas y apariciones, necesariamente existen tesoros enterrados en espera de que un osado individuo los encuentre. Moraleja: “De fantasmas y fantoches, a troche y moche se llenan los panteones”
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IN OMNIBUS VERITAS El libro está disponible para su consulta en la biblioteca pública municipal Prof. Juan B. Tijerina y en la del Parque Olímpico. Se puede adquirir en las librerías Nilo, Proceso, en el Museo Casamata y en Emma´s Café.
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