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Editorial

REVISTA AQUA L a acuicultura chilena se ha enfocado principalmente en el cultivo de salmón y choritos, alcanzando en ambos un muy alto estándar, lo que los ha llevado a ser ampliamente requeridos en los mercados de destino, convirtiendo al país en uno de los mayores proveedores del mundo en ambos casos. Estos cultivos han sido un motor de desarrollo importante para las cuatro regiones donde se llevan a cabo, permitiendo la creación de empleos directos e indirectos a través de los proveedores que se han creado alrededor de las industrias, los cuales han generado, además, un importante progreso técnico y profesional en torno de la producción, y un gran avance en I+D que ha permitido la creación de conocimiento como un activo más dentro de la cadena de valor. Sin embargo no nos podemos quedar ahí. Por proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mundo deberá encontrar la manera de alimentar a una población de 9.100 millones de personas a 2050, lo que significa un aumento en la producción de cerca de un 70% a ese año. Asimismo se estima que para 2030 sobre el 60% de los pescados para consumo humano provendrán de la acuicultura, la cual es, cuando se lleva a cabo adecuadamente, la fuente de proteína más sustentable que existe hoy en día. En este sentido, Chile tiene un enorme potencial para seguir creciendo, no solo con sus productos estrella, sino que con otros. Esto debido a que contamos con la capacidad instalada en el país y

un enorme know how en materia genética, sanitaria, de ingeniería y en alimentación, que permite avanzar en el desarrollo de nuevos cultivos. Hoy, en materia de peces, los mejores casos de éxito son la seriola, la cual ya ha comenzado su etapa comercial durante este año, y que proyecta una producción de 3.600 kilos semanales en el mediano plazo; la corvina, la que ha superado las brechas que le permitirán enfrentar la nueva etapa de escalamiento comercial; y el congrio, el cual ahora se encuentra en etapa de pruebas para que, con sus resultados, se pueda evaluar la manera de transitar hacia la etapa de comercialización. Todas estas experiencias tienen la particularidad de que se encuentran localizadas en el norte del país, entregando a sus respectivas regiones la posibilidad de generar un nuevo polo productivo a futuro que contribuya en su crecimiento y bienestar, y en este sentido los planes de Corfo y del ministerio de Economía en materia de generación de líneas de fomento ha sido clave para su desarrollo actual y éxito futuro. Sin embargo todavía existe muchísimo espacio para crecimiento y Chile, a través del Estado, debe tenerlos en consideración para generar mayor diversificación. Carlos Wurmann en conversación con revista AQUA en el mes de marzo planteaba que deberíamos poner los ojos en el cultivo de bacalao y el erizo. Además ha entrado con fuerza la necesidad de desarrollo de la acuicultura a pequeña escala con un modelo de producción de policultivo o multitrófico, el cual no solo permite usar el área de manejo para más productos simultáneamente, sino que garantiza la preservación del ecosistema y la sostenibilidad de los recursos.

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