Mireya Valenzuela
Luisa y María Tome asiento José, es necesario que conversemos de un tema que me preocupa. Desde el triste fallecimiento de su padre, pese a su juventud, y gracias a Dios, usted ha sabido asumir el rol que le corresponde, de lo cual me siento muy orgullosa. Como usted bien sabe nunca he controlado la elección de sus relaciones, pues siempre he tenido confianza en que sus decisiones estarían acorde a los principios que con su querido padre, que en paz descanse, procuramos siempre inculcar en todos ustedes. Dios elije el modo en que cada uno de nosotros debe servirle, para ello venimos a este mundo y a pesar de que para nuestro Señor todas las criaturas ocupan el mismo lugar en su corazón Él decide ponerlas en el lugar exacto en que a cada uno de nosotros le corresponde. Usted es el mayor de los hermanos Latorre Fuenzalida, sus acciones no conciernen solamente su 42