3 minute read
LA “CUESTA DE ENERO” podría tener una “pendiente” más pronunciada
Aunque en ocasiones esta situación es consecuencia de una mala planeación en las finanzas personales –aunado a los gastos decembrinos-, otro factor que interviene es el incremento que al inicio de año se da en los precios de distintos productos o servicios. De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación cerró 2022 en 7.82 por ciento.
Con esa cifra se alcanzaron 44 quincenas fuera del rango objetivo del Banco de México (Banxico; de 3 por ciento +/- un punto porcentual); al tiempo que se acerca al histórico de 50 quincenas –ocurrido entre enero de 2017 y enero de 2019. En lo que respecta al nuevo año el Inegi detalla que para la primera quincena de este 2023, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó 0.46 por ciento, respecto a la quincena anterior.
Advertisement
Lo que significa que la inflación general anual fue de 7.94 por ciento; es decir, la más alta de las últimas cuatro quincenas y para un mismo periodo, así como la más alta desde 2001. Los productos y servicios que registraron aumento de precios y tuvieron mayor incidencia en la inflación de la primera quincena de enero fueron servicios en loncherías, fondas, torterías y taquerías; gasolina de bajo octanaje; cigarrillos; refrescos envasados; plátanos; vivienda propia; electricidad; servicios en restaurantes y similares; derechos por el suministro de agua y el tomate verde.
En contraparte, los apartados con precios que ayudaron a contrarrestar parcialmente esa cifra fueron transporte aéreo, servicios turísticos en paquete, cebolla, servicios de telefonía móvil, chile serrano, chile poblano, ropa de abrigo, hoteles, lechuga y col, así como el aguacate.
Por todo lo anterior, se prevé que la cuesta de enero de este año podría tener una “pendiente” más pronunciada, pues aunado a los altos niveles de inflación de los últimos 20 años, Banxico incrementó su tasa de interés.
En diciembre de 2022 se dio a conocer que para 2023 el salario mínimo subía de $172.87 a $207.44 pesos diarios en la mayor parte del país, mientras que en la zona libre de la frontera norte pasaba de $260.34 a $312.41 pesos diarios. Y aunque el incremento de dicha percepción corresponde a un 20 por ciento, la realidad es que sigue siendo insuficiente; pues el alza en los precios es algo que afecta directamente a la población, situación alarmante, ya que 4 de cada 10 mexicanos se encuentran en “pobreza laboral” (una circunstancia en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros).
Se ha cuantificado que, tan solo durante la primera quincena de diciembre de 2022, los alimentos aumentaron 12.58 por ciento.
Por su parte, la electricidad y el suministro de agua reportaron una aumento anual de 7.35 y 8.97 por ciento en la primera quincena de enero, respectivamente. Los alimentos procesados, como refrescos, mayonesas, papas fritas y gelatina en polvo, aumentaron 12.05, 23.09, 15.29 y 10.21 por ciento, en ese orden.
Aunque los deseos para este 2023 son los mejores, el pronóstico no pinta del todo bien.
Una vez terminado el famoso “Guadalupe-Reyes”, es momento de enfren tarse a la temible “cuesta de enero”.
Los energéticos pasaron de 2.63 a 2.79 por ciento y las tarifas autorizadas por el gobierno de 5.50 a 5.57 por ciento anual de la segunda quincena de diciembre a la primera de enero.
“Los datos de inflación de la primera quincena de enero mostraron incrementos de nuevo (…) los precios de los servicios (no comerciables) aumentaron a 5.47 por ciento. Esto significa presión interna, posiblemente derivada de aumentos en los costos laborales, declaró Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México.
La inflación anual subyacente –que excluye de su medición los productos de alta volatilidad de precios, como son los energéticos y los agropecuarios– repuntó a 8.45 por ciento, tras tres quincenas de descensos y es la mayor desde 2000
(13.36 por ciento). Asimismo, sumó 45 quincenas por arriba del límite superior objetivo del banco central. En tanto, la no subyacente, que incluye agropecuarios y energéticos, fue de 0.51 por ciento quincenal, con lo que la anual bajó de 6.46 a 6.44 por ciento de la segunda quincena de diciembre a la primera de enero. El descenso de la inflación anual en el rubro de agropecuarios explicó la desaceleración. Según los especialistas, el hecho de que en la primera quincena de enero los precios del índice general y subyacente hayan crecido confirma que la inercia inflacionaria no ha perdido fuerza y sigue presionando al alza. Esta presión inflacionaria sucede aun con un aumento salarial menor al que se dio el año pasado (20 contra 22 por ciento).