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La Paz cumple 100 años de historia

El cambio de nombre de El Guaje por La Paz ocurrió hace un siglo en la delegación de Santa Fe, ligada a una gran historia religiosa

Hace un siglo, la imagen peregrina de un “Santo Entierro” que se dirigía a Guadalajara pasó por el poblado de El Guaje, captando la atención de María Trinidad Guzmán, una niña de ocho años de edad, quien pidió a su padre, Valentín Guzmán, comprar dicha imagen y al no tener dinero vendieron parte del ganado. Finalmente la imagen del Cristo se quedó en la comunidad. Así lo narraron Reinalda Medina García y María Edith Jesús García Venegas, descendientes de Trinidad Guzmán. Para entender lo que es un Santo Entierro, se refiere a la figura de un Cristo acostado, es decir, que no está crucificado.

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“Fue en el año de 1893, cuando pasó por aquí el Señor de La Paz que no era crucifijo, sino un Santo Entierro, entonces mi abuela tenía la edad de ocho años y se quedó maravillada con la imagen. Le pidió a mi bisabuelo comprar a ese Cristo”, narró Reinalda Medina, y agregó que la imagen fue traída desde Tototlán, ya que la persona que lo transportaba era originaria de ese lugar y por razones de salud no logró llegar a Guadalajara, motivando su retorno. Luego de vender el ganado, Valentín Guzmán viajó a esa población donde adquirió la imagen.

Ya en El Guaje, la familia propietaria de la imagen habilitó un centro de culto al interior de una finca ubicada en lo que hoy son las calles Morelos y Valentín Guzmán, propiedad de la familia Guzmán; una capilla en la que celebraban todo tipo de ceremonias como bodas y bautizos ya que no existía una iglesia.

Culto a San José y Surgimiento de La Paz

El Señor de La Paz sustituyó la veneración a San José, quien de acuerdo con María Edith, era el Santo Patrón del pueblo, y ella aún conserva dicha imagen plasmada en un cuadro resguardado en su casa.

Ya en El Guaje, la familia propietaria de la imagen, habilitó un centro de culto al interior de una finca ubicada en lo que hoy son las calles Morelos y Valentín Guzmán; una capilla en la que celebraban todo tipo de ceremonias: bodas, bautizos, entre otras, ya que no existía una iglesia.

Pasó el tiempo y María Trinidad optó por donar la imagen con la única condición de que se construyera una iglesia para toda la comunidad.

“Ella quería el Cristo para toda la comunidad, nadie sería dueño de él, sino que todos lo fueran […] pidió que se respetara, que se respetara lo más posible, que todas las generaciones futuras lo cuidaran. Mucho tiempo atrás él no era el patrono, el pueblo se llamaba El Guaje, no La Paz, ya después cuando la imagen fue trasladada a la iglesia, el Señor Cura Maximino Pozos fue quien lo nombró Nuestro Señor de La Paz y también el pueblo se cambió de nombre”, explicó María Edith.

Revolución Cristera

La información proporcionada por ambas descendientes proviene de los relatos contados por sus respectivas madres, quienes al mismo tiempo fueron testigos de algunos episodios de la historia y los relatos de sus respectivos padres.

“La construcción de la iglesia comenzó en los años 20, pero fue suspendida debido a la Revolución Cristera. Una vez terminado el conflicto se reanudó la obra y fue hasta la década de los 40 que se trasladó al Cristo, de hecho, no era crucifijo, pero mi madre, siendo hija de quien era la dueña me platicó que un señor llamado Graciano vino a la capilla y lo restauró, fue entonces que lo puso en la cruz. Yo creo que mi abuelita estuvo de acuerdo en que lo pusieran en la cruz, porque mi mamá nunca me platicó que hubiese alguna inconformidad”, dijo Reinalda Medina.

En la antigua capilla de las calles Morelos y Valentín Guzmán, la imagen del Señor de La Paz tuvo que ser escondida entre dos muros para que los militares que se hospedaron en esa finca no lo destruyeran.

Debido al conflicto armado, muchos habitantes de la comunidad huyeron hacia otros lugares, particularmente a Ameca, Villa Corona y Puente Grande, donde existen familiares y descendientes.

El pasado mes de enero se celebraron las tradicionales Fiestas Patronales, siendo el martes 24 la fecha en que hace un siglo la comunidad de El Guaje cambió su nombre y veneración de San José por el Señor de La Paz.

Recuerdos

Efemérides de febrero

El dos de febrero marca el final del periodo navideño y se conmemora la Candelaria, es decir, el día en que el niño Jesús fue presentado al templo por sus padres, de acuerdo con la costumbre judía.

Este día se hace el “levantamiento del niño Jesús”, lo que significa llevar imágenes y figuras del niño a bendecir al templo, así como guardar el nacimiento que se pone en las casas.

40 días después de la navidad se conmemora la Candelaria debido a que la Virgen María se purificó tras el nacimiento de Jesús y llevó candelas a la iglesia para que fueran bendecidas. Así era la conmemoración original que llegó a México durante la época del Virreinato, la cual tiene diferentes tradiciones. Por ejemplo, el seis de enero con el día de los Reyes Magos. Como llevaban regalos, la tradición los describe como reyes y asignando un nombre a cada uno: Melchor, Gaspar y Baltazar. El primero cargaba oro, que representaba el origen como rey que tenía el NIño Dios; el segundo llevaba incienso, representando la naturaleza divina; y el tercero de ellos ofreció mirra, que representa el sufrimiento y muerte.

De esos regalos surge la tradición de la Rosca de Reyes, y a quien encuentre una figura en la porción de pan, posteriormente deberá organizar una reunión y compartir, en el caso de México, tamales.

En el pasado también era costumbre realizar algún contrato o concretar un negocio, o cualquier otra acción que significó el intercambio de bienes o servicios. Los acuerdos eran de palabra y el plazo vencía el dos de febrero del año siguiente, es decir, tenían la duración de un año para cumplir el acuerdo.

Otra tradición religiosa, eran los de- nominados Cordones de San Blas, a quienes nuestras madres y abuelas le tenían fe y celebraban su fiesta el tres de enero. Acostumbraban tejer con hilo de estambre o de otro tipo, en una especie de competencia para ver quién hacía el mejor trabajo.

El 14 de febrero celebramos a San Valentín, patrono de los enamorados, y aunque se ha comercializado mucho, este día es para celebrar –no sólo el amor en pareja – sino la amistad verdadera de cualquier persona.

El amor es un sentimiento incomparable una vez correspondido, sin embargo, debemos tener amor propio y aunque hay quiénes piensan que significa autocomplacerse, ocasionalmente puede confundirse con egoísmo. Resulta difícil amar a otra persona si no te amas a ti mismo.

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