¿Todos los beneficios son tuyos?
¿Todos los perjuicios son míos?
LA AURORA 15 de marzo de 2019
UN BOLETIN CIVIL EFIMERO
Campaña Civil por la Ley de Culto y la libertad religiosa
Recuperando el aliento
Número 33, año dos
“Primero vinieron a por los comunistas/ pero no dije nada, porque yo no era comunista./ Luego vinieron a por los judíos/ y no dije nada, porque yo no era judío./ Luego vinieron a por los sindicalistas/ y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. / Luego vinieron a por los católicos/ y no dije nada, porque yo no era católico. / Cuando al fin vinieron a por mí/ ya no quedaba nadie que pudiese hablar en mi defensa”. (*)
Una Escuela: El Gatopardismo Nacional por Monseñor Félix Ramos Castilla
Alain Delon fue un maestro del arte del actor. Y fue uno de los actores más venerados en esta isla en el tiempo en el que todos los cubanos teníamos de media cultura para arriba- bendito tiempo aquel que no sólo se reconocía al macho sino también al actor-. Delon tuvo la suerte de trabajar con Visconti y Lancaster en Il Gattopardo, ¡qué película! Recuerdo haberla visto en la Tanda del Domingo, presentada por el erudito Doctor Mario Rodríguez Alemán, a quien pocos cubanos soportaban, yo era de los pocos, y con aquel crítico cubano aprendí que la película nos había dejado un concepto para la política: el gatopardismo. Delon, en el film, encarna a un aristócrata oportunista, uno que se ha dado cuenta de que su mundo se vendrá abajo y que tiene que hacer algo- por inescrupuloso que parezca- para seguir mamando de la teta; cuando su tío, el melancólico príncipe Fabrizio (Lancaster) le “reprocha” su arribismo, aquel le responde: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». Y desde entonces se ha llamado gatopardista al político(s) que arma la barahúnda de aparentar grandes cambios, grandes revoluciones pero que sólo quiere cambiar la superficie, no la estructura.
Y, a mi modesto juicio, eso es lo que ha sido el referendo constitucional: gatopardismo de arriba y de abajo, del poder y de muchos en el pueblo. Nada ha cambiado y creo que muy poco cambiará. Los de arriba han afianzado su gobierno y a los de abajo les viene como anillo al dedo porque el río no se calmará y ya saben lo que dicen: a río revuelto, ganancia de pescadores. ¿Cómo vivir del estraperlo y el invento en una sociedad normal? (*) Reverendo Martin Niemöller; Sermón, 1937
Para entenderlo tendremos que hacer un poco de análisis de lo que hemos vivido en los últimos meses ¿A quién, en estos últimos días, le ha interesado la democracia siquiera como palabra? Al poder no ha sido, al pueblo mucho menos y a la oposición (las oposiciones) sólo le(s) ha interesado encastillarse en difundir (cuando han podido) conceptos que son buenos para Suecia, para Suiza o Canadá, pero para Cuba, a mi modesto y analfabeto ver, no.
El poder, encarnado en el Parlamento, creó una comisión que, encabezada por Raúl Castro Ruz (¿?), bosquejara un texto constitucional cuando lo democrático hubiese sido, aun en las condiciones cubanas que ya son de por sí muy suyas, convocar al pueblo para que eligiese a los miembros de una asamblea constituyente; esta comisión trabajó incansablemente para que todo cambiara a fin de que la cosa siguiera igual. Entre tanto, el pueblo, en lugar de haber tomado las asambleas de discusión en foros de cobarditas reivindicaciones salariales y otras menudencias debió haber exigido que se convocara la constituyente, que se incluyera al vecino discriminado, al creyente desplazado… Nada de eso. En tanto las facciones opositoras, con excepciones, no unificaron posturas, sino que sólo tuvieron en mente arrimar el brasero a su sartén. Y la democracia brilló por su ausencia teniendo como resultado una Constitución que sólo ha actualizado el lenguaje, ya no se nos indica que el socialismo es irrevocable con el lenguaje de los años setenta, sino que se nos dice más melosamente porque habrá propiedad privada- siempre la hubo- siempre que no contradiga al control del Estadosiempre lo hubo-, ni a la planificación central… ¿qué es lo que cambia? ¿Qué los atolladeros son míos y los becontinúa al dorso
Boletín Civil Efímero LA AURORA; Órgano Oficial de la Campaña por la Ley de Culto y la Libertad Religiosa: Recuperando el Aliento.C o n se j o d e R e d a c c i ó n : A d r i á n d el Sol ; G u il l e r m o d el Sol Pé r ez ; Mo n se ñ o r Fél i x R a m os C a s t il l a .
Una Escuela: El Gatopardismo Nacional
guillermo025029608768@gmail.com
adri910609@gmail.com castillafelix@gmail.com
¿Escándalos sexuales?
neficios tuyos? Esto es lo mismo de antes. Y nada más.
La sexualidad no solo ha sido un tema tabú. Ha tenido el privilegio de parecer el único tema del universo, lo único importante, el tema de temas. A veces se le ha querido conceder el estatus de ser la única área donde el ser humano es libre y donde sólo encontramos la realización personal. Y ni es una cosa, ni es la otra.
Y lo peor es que no hubo un único responsable para la emergencia de nuestra preferida escuela filosófica nacional: el gatopardismo.
La “desaforada sexualidad”, pederastia incluida, de unos cuantos ministros de la Iglesia (no sólo de la católica romana), nos ha llevado a reflexionar mucho más profundamente en este tema que no se resuelve con apodícticas sentencias, ni con congresos teológicos que primero pueden conducir a mayores decepciones antes que a santas soluciones.
¡Ah! Ha cambiado algo: se ha legalizado que el Gobierno cubano pueda hacer los negocios internacionales legalmente- pero… ¿eso no era lo que se había estado haciendo hasta ahora?
Debemos seguir atentamente las enseñanzas de la Iglesia, sobre todo en lo concerniente a nuestros hermanos más desfavorecidos. San Juan Crisóstomo nos enseña que «los pobres no son un espectáculo de la miseria humana para evocar compasión o disgusto, ellos son los iconos de Cristo, la presencia de Cristo en este mundo rompido». La cooperación compasiva de nuestros recursos con aquellos que padecen las angustias económicas de este mundo es una enseñanza axial de la Iglesia y una virtud que debe practicarse si queremos seguir verdaderamente a Nuestro Señor. La naturaleza comunitaria de la Iglesia fue enseñada por el mismo San Pablo; y todos los que nos llamamos cristianos estamos obligados a ser compasivos que no tienen ni siquiera lo básico para sostener sus vidas. En Cuba, hoy, vivimos una época de grandes diferencias económicas, donde los nuevos ricos- como regla- carecen de cualquier formación espiritual, moral y axiológica. Buscan- a imagen de lo que sucede en el mundo- eludir los impuestos, promover la escasez como un modo de obtener más ganancias y corromper todo lo que esté a su alcance; y en este contexto la Iglesia debe recordar que está aquí para algo: para, entre otras muchas misiones, sembrar la idea de que el Evangelio nos llama a compartir con todos los que nos rodean: con los ricos, espiritualidad; con los pobres, recursos y espiritualidad. Cuba, si quiere ser una nación superior debe dejarse de impuestos baladíes y aplicar un impuesto a la riqueza para proveer a los pobres. Existen hoy enseñanzas heréticas que proclaman que la abundancia y la prosperidad son signos de una fuerte fe cristiana, ¿en serio? X, vive en la calle Villuendas de Santa Clara, tiene cerca de un millón de pesos libres y más de seis negocios, uno legal y los otros ilegales, tres mujeres, policías comprados, autos registrados a nombre de sus familiares y ha sido capaz de denunciar a otros negociantes para evitar que le hiciesen sombra… ¿este es un cristiano de veras? Pero, la teología de la prosperidad sigue anunciando que si te va bien en los negocios, Dios está contigo. A mi modo de ver esta es una teología que quiere proteger la riqueza y que la riqueza los proteja a ellos. ¿Y los pobres? Que arreen, no son lo suficientemente fuertes (o tienen muchos escrúpulos) como para hacerse un hueco en el mercado. La brecha entre ricos y pobres ha comenzado a ensancharse en Cuba; hace unos años todos éramos miserables (algo que está muy mal también); y el egoísmo ha empezado (increíblemente) a ser la filosofía del cubano; por ello tenemos que enseñar a los mismísimos pobres a compartir lo poco que tienen con aquellos que aún tienen menos; tenemos que hacer del cristianismo una cultura: la cultura de la compasión que busque y encuentre las vías de ir levantando a los pobres del polvo. No podemos enceguecernos e ignorar lo que sucede.
En una parroquia de Las Villas tuvimos a un franciscano pederasta; usaba el sayo como si fuese un vestido de Dior y las habitaciones de la casa parroquial fueron convertidas- muchas veces- en aposentos para anidar a hercúleos efebos. Todos en calzoncillos y el amante en la ventana. Cuando la cosa se hizo insostenible, simplemente lo removieron y a callar; pero todos. Callamos los laicos y los clérigos, las catequistas y los consagrados. La Ley de Dios exigía arrepentimiento y la Ley de los hombres, tribunales. Pero, no pasó nada. Sin embargo, este hecho (como todos los que tienen la misma cara) es parte de una crisis mayor, de una crisis más profunda y amplia que se inicia desde la misma concepción errónea de la Iglesia, de la deficiente enseñanza de la moral cristiana que a veces es sólo una máscara (hace sólo unos días ha sido atrapado por la policía en Santa Clara un cristiano “comprometido”, un tipo de Biblia y oración, ¡un hombre de casi 75 años!, en negocios de proxenetismo). Y sobre todo que es una crisis que tiene un gran apoyo en los pastores que se alejan de la práctica evangélica: ¡Cuánto nos gusta predicar sobre el Buen Pastor! Pero ¿quién es hoy el cura que va constantemente en busca de la oveja perdida? Si se va que se vaya. Estamos mejor sin él o ella. Y allá va el alma errabunda a tejer con retazos de aquí y del mundo, la mala vestidura moral de sus andanzas. Se impone romper complicidades y silencios; la cosa no debe quedar en los despachos de los obispos que a veces tienen una mentalidad mundana de gerencia corporativa: proteger el buen nombre de la iglesia (con minúscula). Hoy la Iglesia católica romana debate y crea una red de protección al menor… y eso no está mal, pero es insuficiente porque ¿qué sucede cuando el abusado no es un menor o la actitud sexual del ministro es claramente dañosa? Para hacer algo efectivamente, debemos comenzar a no seleccionar a los futuros seminaristas con los criterios del mundo, no como si estuviésemos seleccionando a candidatos para una corporación cualquiera y a formar a cada cristiano como si fuese a ser el arzobispo de La Habana. Las raíces de este mal, como anotamos arriba, son mucho más profundas y están nutridas y naturalizadas en la relajación doctrinal, en la falta de fe. Es la verdad.
dejadez doctrinal