Carta Presentación Detrás de este cuento hay una historia y un porque hice este cuento. En mi vida se ha producido un proceso personal muy grande e importante. Esto junto a las experiencias tan extraordinarias que he vivido y compartido en varios talleres me han llevado a escribir este cuento. Así que lo primero agradecer de corazón a todos los componentes del taller de Katrin. Este cuento existe gracias a la energía que se creó entre todos y desde allí nació. Gracias especialmente a Katrin, maestra de grandes maestros, por crear ese taller, por todo lo que nos aportó a nuestras vidas y por su a mor incondicional. Pero sobre todo a Mayesa, quien me aconsejó que hiciera este cuento y a Laura, que en un medio sueño despiertadormida sintió que le tenía que añadir al cuento una meditación. Desearía que disfruten padres e hijos leyéndolo y lo sientan en el corazón, porque quizá a través de él les llegue algún mensaje. Muchas veces la vida nos envía mensajes, sólo hay que estar atentos pues estos pueden presentarse donde menos espera mos. ¡Que lo disfruten!
Era Nochebuena y Anna estaba sentada en las rodillas de su padre. El salón estaba lleno de adornos navideños, la chimenea estaba encendida y la sensación de calidez llenaba todo el a mbiente. Silvia, la ma ma de Anna, entró en el salón con un cuento y una gran sonrisa ilu minó el rostro de Anna. -¡Léelo ya, ma mi! -¡Ya voy, ya voy! “Todo empezó en una granja en el valle de Neclín, donde su dueño criaba varios animales. Allí vivía Gallo. Nadie sabía quién era, ni siquiera él. No recordaba nada sobre él, ta mpoco su nombre. Paseó mucho tiempo por el valle hasta que un día lo acogieron en la granja. Era un gallo como todos los que vivían allí, con la excepción de su cresta. Todos tenían crestas rojas, pero su cresta era más larga y con todos los colores del arco iris. Todos los gallos cantaban alegres su kiquiriquí, pero él no podía emitir ningún sonido.
Estuvo un tiempo ahí, pero aunque lo trataban bien se sentía diferente, no encajaba en aquel lugar. Así que un día decidió irse, se despidió y se fue en busca de respuestas. Por el ca mino encontró a Lori, una perra Golden que estaba llorando. -¿Qué te sucede? -Anoche me acosté junto a mi cachorro y esta mañana me he levantado y no estaba. He dado vueltas por la zona y no hay rastro de él. Aquellas palabras tocaron en lo más hondo del corazón de Gallo. -¡Venga, ánimo! Y o te ayudaré a buscarlo. No pararemos hasta encontrarlo. -Pronunció con total convicción. Buscaron sin descanso durante todo el día. Llegó la noche y ya sin aliento se durmieron pegados uno junto al otro, dándose calor. Esa noche Gallo sintió el a mor y el cobijo de una madre.