El Gusanito Agapito pensaba que su manzana era la más chuli de toda la huerta. No dejaría que nadie la tocara con sus patas. Y, mucho menos, que la mordieran. PORQUE NO ERA DE NADIE... DE NADIE... MÁS QUE SUYA.
Al poco tiempo, una hormiga que pasaba por allí le preguntó al gusanito si podía morderla un poco. Le dijo que le daría a cambio una hoja de lechuga. Pero el gusanito… como no estaba dispuesto a compartir su tesoro, le dijo que no, QUEEE… LAAA… LEEECHUUGAAA… ERAAA… DEMASIADO DURA PARA ÉL.
Y, después, cuando se marchó la hormiga, fue a buscar unas maderas para construir una valla que ninguna otra hormiga fisgona pudiera atravesar andando. Mientras pensaba que nadie más que él tocaría aquella manzana, PORQUE ERA SUYA… SÓLO SUYA.
Cuando terminó el trabajo… como no podía marcharse de aquel sitio por si le quitaban SU tesoro… y… como estaba cansado y hambriento… Después de mucho discurrir, terminó dándole un mordisco ENORME a su manzana. "NO IMPORTA QUE LA MUERDA. ELLA ES TAN GRANDE Y YO SOY TAN PEQUEÑO… ME DURARÁ SIEMPRE." Pensó equivocadamente Agapito…
Más tarde, un caracol multicolor se asomó por encima de la valla y también le pidió al gusanito un poco de manzana. Le dijo que le daría un trocito de pera verde a cambio. El gusanito, como no quería darle nada de nada… se buscó una excusa falsa: "EEES… QUEEE LAS PEERAS… NOOO… MEE… GUUUSTAN."
Cuando se marchó el caracol… Agapito buscó una zarza con pinchos para ponerla sobre la valla. Así ningún caracol curiosón podría atravesarla arrastrándose. Mientras pensaba: "...SÓLO YO VOY A MORDER ESTA MANZANA... ES MÍA... SÓLO MÍA"
Cuando termin贸 de trabajar, como estaba cansado y hambriento, volvi贸 a darle un mordisco a su manzana. Como cre铆a que no se acabar铆a NUNCA...
Poco después un escarabajo se coló por el agujero que había hecho en la valla y también le pidió manzana... Le dijo que le daría un trozo de corteza a cambio. A él también le dijo que no; "QUE LA MADERA LE DABA ASCO." (Y eso era verdad)
Nada m谩s marchar el escarabajo, Agapito pens贸 que con unas cuantas planchas podr铆a hacer una barrera, que ninguna clase de bicho grandull贸n pudiera romper. ENSEGUIDA SE PUSO MANOS A LA OBRA.
Cuando terminó de trabajar, como estaba cansado y hambriento, le dio un mordisco GIGANTESCO a SU manzana, y luego otro… y otro… “TOTAL… COMO ELLA ES TAN GRANDE..." Volvió a pensar Agapito.
Mucho más tarde, pasó volando una abeja que le dijo: "Si me dejas probar tu manzana yo te daré un poco de miel." Pero el gusanito (que se había hecho un experto en buscar excusas tontas) le dijo que no; QUE LA MIEL ERA DEMASIADO DULCE.
Y después, con unos listones de madera, fabricó una jaula para defender SU PROPIEDAD de todos aquellos pedigüeños que pudieran llegar volando.
Cuando termin贸 de trabajar, como estaba cansado y hambriento, continu贸 mordiendo SU manzana. Sin preocuparse de que pod铆a acabar con ella.
Entonces, feliz en su jaula, comió, comió y comió hasta que de SU preciosa manzana no quedó nada. Sin enterarse de que mientras ella encogía él engordaba. Se la zampó con tanta rapidez que no le dio tiempo a que se pudriera. Y así, tan tontamente, fue como se quedó encerrado en su propia cárcel. Cuando se dio cuenta de lo que había pasado, se puso a llorar y luego, avergonzado, gritó:¡SOCORRO!
La hormiga, el caracol multicolor, el escarabajo y la abeja le ayudaron a salir de SU prisi贸n, Cuando oyeron la llamada de auxilio.
Todos juntos, fueron a visitar y morder las peras, las naranjas, los melocotones y las chirimoyas de la huerta, que, al verlas de cerca, tambiĂŠn le parecieron muy... muy chulis.