Cuenta la historia que, a menudo, los vecinos de Arbúcies –pueblo situado al pie de la montaña El Montseny– veían rondar a un fantasma por los bosques cercanos al castillo de Montsoriu.
Era una noche de luna llena. Un grupo de amigos del pueblo, decidieron celebrar la vĂspera de San Juan acampando en el bosque para encender la hoguera tradicional y comer coca.
De pronto oyeron un ruido… Todos se asustaron. Nil, el más valiente, se levantó… ¡Sorpresa! Era una ardilla comiendo piñones.
Despu茅s de cenar, pasada la media noche, se acostaron en las tiendas.
Empez贸 a soplar un fuerte viento. Gemma lloraba muerta de miedo.
Nadie se atrevía a salir.
Esta vez fue Oriol quien salió de la tienda y vio que el ruido lo había provocado el viento ya que había roto algunas ramas.
Las horas iban transcurriendo… Los niños cada vez estaban más asustados. De madrugada oyeron un terrible grito. ¡Un fantasma! ¡Un fantasma! –gritaban todos. Decidieron salir a investigar. Caminaron por el bosque hasta llegar a una cueva oscura y tenebrosa. Allí se escondía un vecino del pueblo.
Cada a単o, por la noche de San Juan, se dedicaba a asustar con antorchas y cadenas a sus vecinos.
Al ser descubierto por los niños, les contó que hacía estas bromas porque se sentía muy solo y no tenía amigos. Los niños le invitaron a unirse a su grupo y él aceptó.
Desde aquel día los vecinos del pueblo celebraron cada año la verbena de San Juan con hogueras, petardos, música y comiendo coca y brindando con cava.