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EL RINCÓN DE LOS CATÁLOGOS
LIBRERÍA ANTICUARIA por EL CURIOSO AVERIGUADOR
Muchos años han trascurrido desde que la fina sensibilidad de Anatole France escribía, en una de las primeras páginas de Le crime de Sylvestre Bonnard, Membre de l’Institut, estas frases: “No conozco lectura más fácil, más atrayente, más deliciosa que la de un catálogo”. En efecto, los catálogos de librería ejercen, sobre la atención del bibliófilo, atracción tan poderosa que a su sola presencia quedan olvidados los más apremiantes quehaceres, relegadas las urgencias inmediatas, para consagrar horas, y aun días, al repaso de los números en que pueden ir descritas las obras en cuya búsqueda andamos. Ha pasado ya, por desgracia, la época gloriosa en que abundaban más en los catálogos y librerías los venerables restos de los siglos XVI y XVII que la morralla décimonónica y las escurriduras contemporáneas. Cuando topamos en alguno de ellos, media docena de góticos o un par de incunables, estamos dispuestos a señalar con piedra blanca el día del hallazgo y a proclamar a su feliz poseedor por émulo de los Payne, Téchener, Salvá, Gabriel Sánchez o Vindel el viejo. Porque es tal la penuria de buenos libros que ya nos van pareciendo águilas caudales, inocentes pajarillos que apenas, en su justa clasificación, pasarían de gorriones medianejos cuando no de malolientes abubillas. ¡Quién le diría al diligente Ontañón que al noventa por ciento de los volúmenes anunciados por él en su inolvidable Biblioteca Hispánica al precio de cien pesetas, podría agregárseles hoy quizá más de un cero! Roque Pidal, al comienzo de uno de sus catálogos de hace pocos años, colocaba un precioso artículo titulado ¡Ya no hay libros antiguos!, en el cual, sagazmente, apuntaba pretéritas grandezas y buscaba causas a la escasez. Con no menos tino escribía sobre la desaparición de ciertos ejemplares y sobre los disparatados precios actuales, don Vicente Castañeda, en un trabajo recordado seguramente por todos los lectores. 1
Y esto no es una “enfermedad de postguerra”, no. Antes del conflicto universal (1939-1945)), en el mercado extranjero eran cada vez más raros los artículos de la buena época. No nos referimos, naturalmente, a las subastas de bibliotecas particulares, pues bastaría recordar el ilustre nombre de Eduardo Rahir para saber lo que suele salir, sino a los libros “de catálogo”, a los que nutren los boletines de librero. Seymour de Ricci apuntaba ya el año 1933 en su prefacio al catálogo de la biblioteca de Fière, en la cual figuraban 36 entre incunables y manuscritos, 123 libros del siglo XVI y 7 del XVII, que “después de tantas ventas en las que reaparecen constantemente los mismos volúmenes de los dos últimos siglos – y a menudo los mismos ejemplares – ¡qué alegría para un verdadero bibliófilo la que ofrece un lote de libros raros de verdad y algunos incluso únicos!” Cierto es todo eso, pero también es cierto que cada día surgen más compradores de libros, más aficionados de papel viejo o a la fina vitela, que buscan con fervor, a través de anaqueles y catálogos, el tesoro que todos aguardamos en nuestra vida de coleccionistas y que – ¡ay! – tan pocos consiguen. Ya no puede comprarse en librerías anticuarias un lote de cien libros góticos, como era posible hacerlo tan sólo veinte años atrás, por lo menos en Madrid, sin que para una bolsa bien provista fuera gran sacrificio: la época en que abundaban los clásicos pasó para no volver. Pero no por ello puede decirse que la librería anticuaria haya caído, ni mucho menos. A la afición de ayer por ciertos libros, ha sustituído la de hoy por otros, y así, en este cambio impuesto por las circunstancias, la fatal ley de la demanda ha valorizado numerosas facetas del comercio, antaño intactas. Un examen rápido, superficial de los catálogos que van saliendo, pone a la vista, en cierto modo, tesorillos que aun quedan dispersos. Con mucho gusto, en esta sección que hoy inicia BIBLIOFILIA, daremos cuenta, del modo breve que impone el espacio, de los boletines que vayan llegando a nuestras manos. Aunque son pocos los libreros madrileños que fijan en letras de molde sus ofertas, no lo son tanto que no merezca una cita aquí, siquiera sea considerando que todos ellos ponen su buena voluntad y su inteligencia al servicio de la cultura, y que, lejos de ser los “analfabetos que comercian”, como estúpida y ligeramente pudiera pensar alguno, son, por lo general, hombres competentes y trabajadores que no niegan jamás al bibliófilo o al estudioso los frutos de su dilatada experiencia. Por los fueros del sexo y por juro de heredad corresponde el primer lugar en esta breve lista a doña Victoria Vindel, que ha impreso recientemente su catálogo 13 de la segunda serie, comprensivo de 312 artículos, en el que abunda lo moderno y escasea mucho lo antiguo, aunque no falten tres incunables extranjeros, latinos (1492, 1495, 1500) 2
y el rarísimo tratado de León Pinelo sobre el chocolate (1.000 ptas.). Un buen ejemplar de las Obras póstumas de Moratín (Madrid, 1830-31), con una encuadernación de la época, en perfecto estado, alcanza las 1.500 y otro magnífico del Catálogo degli antichi monumenti… di Escolano, subraya la monumentalidad de sus ocho tomazos en gran folio, con la cifra de 5.000. Don Estanislao Rodríguez distribuyó, en marzo del corriente año, su catálogo 91, en el cual aun “colean” restos de la biblioteca de don Narciso Díaz de Escobar, junto a otros muchos interesantes libros de los siglos XVII, XVIII y XIX. No pasamos por alto, para dar la medida de los tiempos, un buen ejemplar, encuadernado, de la Biblioteca de Autores Españoles (7.000 ptas.); un manuscrito, en parte inédito, de D. Vicente de la Fuente, sobre Las Ordenes militares en España (400 ptas.); la rarísima De asserenda hispanorum aruditione, de García de Matamoros (Alcalá, 1553), tasada en 100 ptas., verdadera perla, muy escasa ya en tiempos de Cerdá y Rico; la Flora Española, de Quer y Gómez Ortega (1.000 ptas.); una edición bilingüe de La Constante Amarilis, de Suárez de Figueroa, París, 1614 (500), etc., etc. De los siglos XIX y XX hay un lote excelente de obras de consulta para el erudito y para el estudioso de nuestras historia y literatura. También predomina esta época en el catálogo 7 de la librería El Parnasillo, con una selección importante y muy bien hecha de obras que interesan a la historia y la literatura hispanas principalmente. Muchos tomos sueltos de Bibliófilos españoles que vale la pena señalar para nuestros lectores a quienes falten algunos de tan importante serie. A 325 ptas. cada uno, pueden adquirirse: Dos obras didácticas, Gante, Enrique fi de Oliva, Bachiller de Palma, Cinco cartas, Valera; a 350: Tragedia Josefina, Oviedo, Memorias del Cautivo; a 400: Andrés Muñoz; a 425: Juan de la Cueva (2 vols.); a 450: Relaciones de Granada; a 475: Poesías, de Rioja; a 500: Bañuelos, El Crotalón y Arcipreste de Talavera; a 800, los dos volúmenes de Don Lazarillo Vizcargui, y a 900, los tres de Cereceda. Como se ve, un tentador lote para completar. La vieja y clásica Librería de los Bibliófilos Españoles, en su boletín 90 anuncia 1.052 libros distribuídos en secciones bien claras y definidas. Un buen Alcorán bilingüe, de 1698, destaca entre los libros orientales, del mismo modo que un lote de opúsculos muy raros, doce en total, antiguos, sobre los Colones (400 ptas.), en la sección americana. El Arte romántico español, de Gómez-Moreno, a pesar de ser un libro moderno, alcanza ya las 500 ptas., prueba de su escasez e interés. Señalemos un ejemplar defectuoso del rarísimo Calvete de Estrella (Vaje de Don Felipe, Anvers, 1552), en la asequible cifra de 300. En la sección de historia y asuntos locales encontramos un Amador de los Ríos (Córdoba, 1624), en 200. La tan buscada Revista ibérica de Exlibris, del benemérito Miquel y Planas, falta de 2 láminas (1.500), es lo más 3
destacante entre los periódicos, así como un buen lote de autógrafos españoles del siglo XIX (200 cartas, 400 ptas.) entre los manuscritos. El gerente de esta librería durante muchos años, establecido por su cuenta desde 1947, Luis Bardon López, justifica, con el catálogo octavo, la fama que tiene de poseer muy buenos libros: nada menos que veintiséis secciones se reparten las casi mil obras anunciadas. Abren marcha nueve incunables, entre ellos las Ordenanzas reales, de Montalvo (Salamanca, 1500), y las Notas del Relator, de igual lugar y año, a más de una Oratio de Juan de Tritemio, impresa sobre vitela (Maguncia, 1496), que alcanza la respetable cifra de dos mil duros: ignoramos lo que cuestan los castellanos porque, con decepción para nosotros, y seguramente para todos, está en blanco la cifra. Entre los raros volúmenes góticos mencionaremos las Obras de Cervantes de Salazar (1.000), el famoso Libro XX de Oviedo (3.000), un Mena de 1540 (3.500), la Silva de Pedro Mexía, en edición vallisoletana, de 1551 (1.000). El Mar de istorias, de Pérez Guzmán (Valladolid, 1512), sin precio; la primera edición de Sarabia, Introducción de Mercaderes (Medina, 1544), que sube a las 4.000 ptas.; el Danorum Regum… (París, 1514), que roza las 10.000, son dignos compañeros de una Cosmografía de Apiano (Anvers, 1548) en 4.000, de las de Chaves en 2.000, de la Retórica de Juan de Guzmán en 2.500, de un López de Gomara (Anvers, 1544) en 4.000, de una Ortographia de Velasco (2.500), de la primera edición de Thomás de Mercado en 2.500, de la segunda edición del Jardín de flores curiosas de Torquemada (Zaragoza, 1571), en 2.000. Haríamos interminable estas páginas con la sola reseña de los libros de precio superior a 1.000 pesetas que figuran en este boletín de Bardon; no podemos, sin embargo, prescindir de anotar los siguientes: Relación de los servicios, de Caro de Torres, Madrid, 1620 (5.000); Bartolomé de las Casas, Aquí se contiene una disputa… (tratado suelto), Sevilla,1552 (5.000); en igual precio, otros dos tratados; las Elegías de Castellanos, Madrid, 1589 (5.000); la Relación historial de Fernández (Madrid, 1726); el Arte de la lengua de Chile, del P. Febres (Lima, 1765), y el de la lengua Moxa, por Marbau (Lima, 1701), van por las 3.000 ptas. En rapidísima visión, pues no hay espacio para más, hagamos desfilar ante el lector unas Obras sueltas, de Lope, en gran papel (sin precio); el Quijote, de Ibarra (7.000); Historia de Filipinas, por el P. Concepción (6.000); la del Perú, por Zárate, en primera edición antuerpiense de 1555 (5.000); los catorce tomos de la de Cuba, por D. Ramón de la Sagra (5.000); Arte de la lengua Quichua, de Torres Rubio, Lima, 1754 (3.500), etc., etc. Renunciamos a seguir copiando notas, aunque bien quisiéramos: este Catálogo de Bardon es buena muestra de lo que todavía hay en poder de libreros y de lo que éstos saben buscar y adquirir para ponerlos a disposición de bibliotecas, eruditos y 4
coleccionistas. Sesenta y dos reproducciones facsimilares hacen más interesante y agradable el volumen. Antonio de Guzmán ha repartido últimamente la primera parte de su Catálogo 26 y las ofertas mecanografiadas números 57 y 58, en los que aparecen varios libros de interés. Un Vitrubio traducido por Ortiz Sanz (Madrid, 1787), buen spécimen de la imprenta madrileña del siglo XVIII, valorado en 1.250 pesetas, demuestra que el coleccionista va viendo la importancia de nuestras ediciones suntuosas del tiempo de Carlos III y Carlos IV, entre las cuales presenta Guzmán asimismo un Salustio, de Ibarra (2.500 pesetas). De lo antiguo, señalemos el rarísimo Libro de los Cuarenta Cantos, de Alfonso de Fuentes (Zaragoza, 1564), que, con un folio facsímil, llega a los 3.500. Y el De rebús oceanicis, de Pedro Mártir Angleria (Basilea, 1533), apreciado en 6.000. Esperamos la continuación de este Catálogo 26 que hasta ahora solo abarca los siguientes artículos: Africa, América, Asia, Oceanía, Agricultura y Bellas Artes. De seis librerías anticuaras barcelonesas hemos recibido últimamente catálogos. La Layetana nos remite al que hace el número 92 de los suyos, consagrado a la literatura y poesía catalana, castellana y francesa, comprensivo de 357 obras, casi todas de los siglos XIX y XX, a precios asequibles. Entre las 1.145 que integran el Catálogo 2 de la Librería Atlántica, hallamos muy curiosos libros antiguos y modernos, en general, en tasación justa. Destaquemos entre aquéllos los Discursos sobre la calidad del Principado de Cataluña, de Gelabert (Lérida, 1616), muy raro completo (1.500), una Historia de China, del P. Mendoza (Madrid, 1586), en 1850 pesetas; un lindo Fiel desengaño, de Luque Fajardo (Madrid, 1603), apreciado en 1.500, y un Ortelius, en edición de 1501 con 108 mapas, que llega a las 5.000 pesetas. Moderno hay mucho y bueno: Bibliofilia, de Miquel y Planas, 1.325; el Libro de Retratos, de Pacheco, reproducido por Asensio, en 3.750, y un Ponz completo, cincuenta duros menos, son muestra de los libros interesantes que nos ofrece Antonio S. Peiró en su segunda salida. Caso aparte y mención especial merece Pro Libris, que surge en el mercado catalán con dos catálogos en los que se registran cuatrocientos cuarenta y ocho números, entre los cuales un buen número de incunables y góticos. Señalemos el Arte para bien confesar (Burgos, 1536), rarísimo tratadito (1.500 ptas.); una Chronographía de Chaves (Sevilla, 1566), que sube a 5.500; la Arithmética del Cardenal Silíceo (París, 1513), que hace muchos años no veíamos en comercio (2.300 pesetas). Una buena Crónica, de Ocampo (Zamora, 1543), encuadernada por el insigne Brugalla, alcanza las 5.500, superándola en precio el Norte de los Estados, de Fr. Francisco de Osuna (Burgos, 1541) (7.000). Los Sermones, de Fr. Sancho de Porta (Valencia, 1512), que contienen una de las mejores xilografías españolas (2.500), inician igualmente un desfile de hermosos libros: Guerras de los turcos, de Vicente Roca 5
(Valencia, 1556) (4.500); Epístolas, de Séneca, en romance (Alcalá, 1529) (3.500); Loores de Virtudes, de Zamora (Zaragoza, 1541), rarísimo libro que alcanza las 10.000 pesetas, etc.; del siglo XVIII señalamos un buen Salustio, de Ibarra (2.700). El segundo Catálogo de Pro-Libris está consagrado a obras relativas a Cataluña y ofrece un buen conjunto de libros en catalán y en otros idiomas, muy interesantes para el coleccionista. No querríamos terminar estas ligeras notas sin hacer dos observaciones a unos Catálogos excelentes, como son éstos, pero a los que afea en extremo, de una parte, el empleo sistemático de F por S (larga) en la transcripción de las portadas, dando origen a disparates peregrinos: no hay mediano catalogador que confunda la s larga con la f; de otra, el alambicar tanto algunos comentarios que, en frase del clásico, “de puro sotiles se quiebran”. Por ejemplo, en el Regimiento de Príncipes (Sevilla, 1494), el hecho de que el ejemplar anunciado esté falto del índice, no quiere en modo alguno decir más que eso: que está falto. De ningún modo que la edición completa sea la que carece de índice. La Librería Puvill, de Barcelona, ha circulado últimamente sus ofertas 12 y 13, libros modernos en general, a precios asequibles. Igual carácter tienen, salvo excepción, los que figuran en el número 9 de El Bibliófilo español y americano, de José Porter, el conocido librero catalán del que esperamos en fecha próxima algún catálogo de los muchos, raros y valiosos libros que posee en su excelente casa. En su Catálogo número 5, Orbiblio presenta mil cien obras, antiguas y modernas, bien clasificadas, de las que 60 corresponden a los siglos XV-XVI. Los incunables son latinos y producto de prensas extranjeras; entre los góticos destaquemos la Suma de confesión, de Fr. Antonio de Florencia (Toledo, 1513), anunciada en 1.500 pesetas. Ocho manuscritos españoles ofrecen buen plato a los aficionados y de ellos, como interesante curiosidad, un Memorial de las joyas que poseía en 1769 la Virgen de Guadalupe, valioso para la historia de nuestras artes industriales. Como complemento a sus catálogos ofrece para en breve la publicación regular y frecuente de boletines anunciadores de libros agotados, de pequeña cotización. Muy bien redactado y comentado con sobriedad éste a que nos referimos de Orbiblio, de quien deseamos ver pronto nuevas ofertas. Solamente dos libreros valencianos han impreso últimamente boletines: la Librería Valenciana, que distribuyó el número 17 de los suyos, en los que siempre hay que espigar bastantes curiosidades de los siglos XVII-XIX, y Jesús Andrés Andrés, que anuncia algo más de 1.200 libros. De Palma de Mallorca nos llega el número 26 de la Librería Ripoll, con una sección balear comprensiva de 31 números, otra catalana moderna, otra cervantina y una miscelánea. Antonio Mateos Ortega 6
comienza en Málaga sus catálogos con el publicado en marzo. Deseamos larga vida a la serie que inicia el conocido e infatigable Mateos, por cuyas manos han pasado muy buena piezas en estos últimos años.
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Los catálogos XVIII y XIX de The Dolphin Book, aparecidos en Oxford, señalan a esta librería como tal vez la más importante hoy entre las que comercian en Inglaterra con libros españoles. De los 152 números que comprende el primero, acaso no lleguen a la media docena los que no son dignos de figurar en la más selecta colección de un bibliófilo. Los Triunfos, de Apiano, Valencia, 1522 (40 libras) y el Cancionero general, Anvers, 1573, del que se ofrecen dos ejemplares (110 y 60 ₤), figuran al comienzo de esta importantísima lista, en la que hay libros tan raros hoy como los siguientes: una Celestina, italiana, de 1519 (48 ₤), Correspondencia, original de don Pedro Ronquillo (200 ₤), procedente de la insigne librería de Lord Holland; Flor de las mejores doze comedias, Madrid, 1625 (25 ₤); el Liber homeliarium, de San Gregorio Magno, edición burgalesa de 1510 (35 ₤); Liber de ascenso et descensu intellectu, de Raimundo Lulio, Valencia, 1512 (75 ₤); Ley de amor, de Fr. Francisco de Osuna, gótico, de Burgos y 1536 (25 ₤); Proverbios, de Séneca, Sevilla, 1528 (55 ₤); Romances, de Sepúlveda, Anvers, 1566 (65 ₤), y Romancero general, de 1614 (100 ₤). De nuestro siglo XVIII destaquemos el Diccionario de Autoridades (125 ₤) y un Salustio, de Ibarra (45 ₤). Consagrado exclusivamente a Cervantes está el catálogo XIX, en el cual se registran 168 números, todos curiosos y algunos muy importantes. Se inicia con un ejemplar de las dos partes del Quijote valenciano, 1605-1616, anunciado a 575 libras, y la primera, de 1608, 225 libras. Buenos ejemplares de las de Bruselas, 1615-1616 (150 ₤), Ibarra (75 ₤), Sancha, 1798 (25 ₤), bella edición, de la que hace años anduvo por el mercado un ejemplar magnífico sobre vitela (75.000 pesetas, entonces), Imprenta Nacional, 1862 (25 ₤), y la soberbia reproducción de la versión sheltoniana, sobre vitela, anunciada en 325 libras. Los catálogos de The Dolphin Book, finamente presentados y con sucintos, pero doctos comentarios, se recomiendan por su interés a nuestros bibliófilos nacionales. En los dos últimos catálogos circulados por la Casa A. Rosenthal Ltd., de Oxford, hay muchos y buenos libros españoles. Titúlase el primero Books on many subjects y comienza con las Varias antigüedades, de Alderete, Amberes, 1614 (8.8 ₤). Una simple ojeada 7
pone de manifiesto obras tan raras e interesantes como la Question moral, de León Pinelo, Madrid, 1636 (75 ₤); Cortés valeroso, de Gabriel Lasso de la Vega, Madrid, 1588 (63 ₤); Veitia Linaje, Norte de contratación, Sevilla, 1672 (85 ₤); Relación del viaje, de los Nodal, Madrid, 1621 (225 ₤); Arte de navegar, de Lázaro Flores, Madrid, 1673 (105 ₤). La Part IV del Catalogue 18, de Rosenthal, contiene 435 libros españoles de todas las épocas, en los que es difícil seleccionar, pues todos son de gran interés. Baste mencionar La gran conquista de Ultramar, Salamanca, 1503 (135 ₤); Suma de todas las crónicas del mundo, Valencia, 1510 (85 ₤); Biblia de Ferrara (125 ₤); Flores de petras ilustres, de Espinosa (125 ₤), etcétera. La sección de escritores hispano-judíos es importantísima y quizá nunca haya salido a la venta un lote tan completo. John Tiranti, Ltd., de Hove, Inglaterra, dedica su catálogo número 214 a Bibliografía, y en sus 520 números hallarán los aficionados una buena selección de instrumentos de trabajo, muchos de ellos poco frecuentes en nuestras bibliotecas. Un solo librero español encontramos revisando el catálogo 220 del conocido librero parisino André Povrsin: la traducción francesa del Lazarillo (París, 1801) en primera tirada, con 39 grabados y encuadernación coetánea, tasada en 6.000 francos. Muy importante es el catálogo 167 de Herm. H. J. Lynge & Son, de Copenhague, sobre todo para clásicos latinos: pasan de 600 números los consagrados a esta especialidad. Español hay algo, la Colonna traiana, de Alfonso Chacón (Roma, s. a.), se aprecia en 125 coronas danesas, figurando también el Epistolarum libri sex, del valenciano Mayáns, Lipsia, 1737 (12 cor. dan.); algunos tratados de Maimónides en versión latina; Opera quae supersunt omnia, de Benito Spinoza, Jena, 1802-1803 (75 cor. dan.); Concionatoris..., de Fr. Diego de Stella, Amberes, 1622 (12 cor. dan); De bello belgico, de Famiano Strada, Roma, 1613 (25 cor. dan.), etc. Sólo un libro moderno: el estudio del Dr. Vicente Blanco García sobre el De Virginitate, de S. Ildefonso, Madrid, 1937 (4 cor. dan.). Señalemos el interés que puede tener para nosotros la Bibliotheca Moldenhaweriana, sive catalogus librorum defuncti Dan. Gotth. Moldenhawer (Hafricæ, 1824), porque este erudito residió a fines del siglo XVIII en Madrid, donde adquirió numerosos libros y papeles y trató a los principales investigadores y académico de entonces. También es de Copenhague el primoroso catálogo número 7 de Branner’s, consagrado a Geografía, Viajes y Mapas. En la sección japonesa encontramos la versión alemana de la Relación, de Fr. Luis Sotelo, Ingolstad, 1617 (325 coronas danesas), y en la africana la Jornada, de Sebastián de Mesa, Barcelona, 1630 (120 cor. dan.). Otros libros dignos de mención: Jerónimo de Ustariz, Theórica y práctica de 8
comercio y de marina, Madrid, 1757 (75 coronas danesas); Solis, Historia de México, Barcelona, 1691 (135 cor. dan.); la traducción francesa de la Historia del Perú, de Zárate, Amsterdam, 1700 (18 cor. dan.). La sección española se inicia con el Arte para ligeramente saber la lengua arábica y el Vocabulista arábigo, del P. Alcalá, Granada, 1505 (1.600 cor. dan.), al que siguen varios viajes de extranjeros, mapas, etc., sin que falte la Historia del toreo, de Bedoya. Doscientos libros bellamente ilustrados de los siglos XVI-XX integran el excelente catálogo número 149 de la Internationaal Antiquariaat de Amsterdam, y entre ellos figuran un magnífico ejemplar de la Epistolae aliquot eruditorum virorum quanta sit Eduardi Lei virulentia, Basilea, 1520, con las armas del Marqués de Morante (145 guilder); Valverde de Hamusco, en versión italiana, Venecia, 1586 (245 g.) y la Carta en la qual se da relación... de cómo un sobrino del Duque de Sully..., Barcelona, 1622 (135 g.). Víctor Hankard, de Bruselas, anuncia 2.110 libros en su catálogo 51, último que ha llegado a nuestras manos. Modelo de selección y sobriedad, ofrece también interés para el bibliófilo español, a cuya curiosidad se ofrece un buen ejemplar del De bello belgico, de Strada, Francfort, 1651, con sus 26 retratos y 28 láminas, en 400 francos, y, sobre todo, un soberbio lote compuesto de ciento veinticuatro monografías históricas del ilustre L. P. Gachard en 1.000 francos. Señalemos entre los mejores catálogos en sencillez, gusto, armonía tipográfica y buenos libros, el que hace el número 9 entre los de Eugène Reymond, de Ginebra. Allí puede verse la Histoire de dona Flores de Grece, de Herberay, París, 1573 (250 fr. suizos); Opera, de San Isidoro, Colonia, 1530 (40 fr. s.); versión francesa de la Metallurgie, de A. A. Barba, París, 1751 (60 fr. s.); Tirant lo blanc, traducido por el conde de Caylus, Londres c., 1740 (50 fr. s.); las Novelas ejemplares, en francés, París, 1778 (100 fr. s.); Les principales aventures de l’admirable Don Quichotte, París, 1836-1840, ilustrado por Johannot, con sus 800 figuras, alcanza los 100 francos suizos. Karl & Faber, de Munich, ha subastado, el 5 de mayo último, un valioso conjunto de autógrafos, ciento treinta y uno en total, entre los que descuellan una carta autógrafa de Goya, de las que fueron del Marqués de Sevane, tasada en 750 marcos. ¡Ojalá pudiera rescatarse este precioso autógrafo para nuestro Museo del Prado! Cerremos este rápido repaso a la librería anticuaria con una mención de la subasta realizada en la Sala Kunding, de Ginebra, durante los días 27, 28 y 29 de marzo último. ¡Soberbios libros y soberano catálogo el que ha redactado, con su pericia acostumbrada, W. S. Kunding! Es lástima que el espacio de que disponemos no nos permita reproducir todo lo magnífico que hay. Escojamos al azar: Historia de las Indias, de Acosta, en versión italiana, Venecia, 1596; Francisco Antonio: 9
Avisos para soldados y gente de guerra, Bruselas, 1597; Avila y Zúñiga: Comentario, Anvers, 1549; Alonso Hernández: Historia parthenopea, Roma, 1516, libro de singular rareza, con la firma autógrafa del Cardenal Hipólito de Este; Monardes: Trattato della neve, Florencia, 1574; Rerum a Carolo V Caesare Augusto in Africa bello gestarum commentarii…, Anvers, 1554, precisamente el ejemplar de Grolier con su bella encuadernación; Romances, de Sepúlveda, Anvers, 1580; el Syruporum universa ratio…, de Miguel Servet, París, 1537; Historia de la composición del cuerpo humano, de Valverde, Roma, 1556, etc. Señalemos, asimismo, una muy bella estampa catalana del siglo XVI: Cámara angelical de Nuestra Señora de Monserrate. Y para poner broche de oro a esta ligerísima nota, digamos que en la subasta de Kunding ha salido un volumen que no dudamos en calificar como el más raro e interesante de cuantos libros españoles hemos visto aparecer en los últimos cincuenta años: las Farsas y Eglogas al modo y estilo pastoril y castellano, de Lucas Fernández, Salamanca, 1514. Este libro nos era conocido por un solo ejemplar, incompleto, que fué de D. Hernando Colón, del ilustre Gallardo, de la Casa de Osuna y, por fin, de la Biblioteca Nacional de Madrid. De tan subido interés y tal rareza, que la Real Academia Española lo reprodujo en facsímil. Supónese que en el ejemplar madrileño falta una farsa íntegra, así es que con la aparición de éste, al parecer intacto, se acrecienta el primitivo teatro español con una pieza hasta hoy desconocida. ¿No habría modo de recuperar tan valiosa obra para la Biblioteca Nacional de Madrid? Por nuestra parta hemos hecho las averiguaciones necesarias y como resultado de ellas podemos decir a los lectores que el magnífico libro ha sido adquirido, en la cantidad de 1.910 francos suizos, por el acreditado experto parisino Berès, el cual lo tiene a la venta al precio de 1.800 dólares.
__________________ * Daremos cuenta en esta sección de todos los Catálogos y reproducciones de libreros, editores, sociedades eruditas, que se remitan a D. Antonio Rodríguez-Moñino (calle Núñez de Arce, 11, Madrid) o directamente a Editorial Castalia.
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