EPIGRAFÍA Y YACIMIENTOS ROMANOS EN EL CATÁLOGO-MONUMENTAL DE BADAJOZ, DE MÉLIDA

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Facsテュmil

REVISTA DEL CENTRO DE

ESTUDIOS EXTREMEテ前S

Tomo XIII

1939

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EPIGRAFÍA Y YACIMIENTOS ROMANOS EN EL CATÁLOGO-MONUMENTAL DE BADAJOZ, DE MÉLIDA

No son tan logradas las obras humanas, y menos en tareas de erudición, que no estén precisando de tiempo en tiempo una mirada revisadora para aumentar noticias o rectificar datos y apreciaciones que la diligencia investigadora exhuma lenta pero constantemente. Trabajos que en otra época nos parecieron definitivos, van mostrando sus lagunas y vacíos apenas el transcurso de unos años los somete a la piedra de toque de nuevas exploraciones. Mucho más se aprecia esto en los libros que son de carácter amplio y general, más susceptibles de reforma y acrecentamiento que las monografías especializadas en las que, por lo común, se ahonda en un tema. A voces están pidiendo una revisión el Aparato bibliográfico de Barrantes, el Diccionario de extremeños ilustres de Díaz y Pérez y el Catálogo Monumental de Badajoz y Cáceres de Mélida, mientras que la Historia y bibliografía de la prensa de Badajoz o El fuero de Baylío de Borrallo permanecen en todo su valor, sujetos a escasísimos acrecentamientos. Y es tanto más urgente la necesidad de corregir y poner al día estas obras generales cuanto que son las que el público, letrado o indocto, utiliza como fuentes de consulta más a mano y sus yerros, ligerezas u omisiones se reflejan en un espacio mucho mayor y en círculo más amplio. Claro está que de las tres obras citadas aquí es muy distinta la apreciación que puede hacerse, pues no están al mismo nivel la diligencia de Barrantes, la ignorancia de Díaz y Pérez y la docta solidez de Mélida. Queremos hoy limitar nuestras notas a unos comentarios en torno a las publicaciones de Mélida porque observaciones hechas recientemente nos persuaden de que su Catálogo Monumental hay que manejarlo con exquisito cuidado y con reservas para no caer en el error. Quizá a primera vista parezca nuestra indicación excesivamente atrevida pero, con todos los respetos debidos al insigne explorador de las ruinas de Mérida, hemos de mantenerla en tanto

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en cuanto los incontrovertibles hechos que exponemos son absolutamente exactos. Es, ciertamente triste y doloroso el caso de la obra de Mélida, pues testimonia fehacientemente cómo puede malograrse un magnífico trabajo por el descuido y el desorden al publicarlo, por falta de preocupación por el detalle, siendo esto fundamental en libros de erudición expositiva. Ni la ignorancia ni la falta de técnica pueden achacarse en modo alguno a don José Ramón Mélida. Demostrado tiene en sus numerosísimas publicaciones y en el libro abierto de los monumentos emeritenses ser uno de los primeros arqueólogos europeos. Sus doctas monografías han llevado luz esplendorosa al pasado griego y romano español, a las artes industriales, a la epigrafía, al arte y hasta la literatura. Esto es sabido de todos y de todos conocido. Por ello, precisamente, hay que estar más en guardia contra los considerables errores y faltas de todo género que se deslizaron al imprimir su Catálogo Monumental. Después de revisarlo varias veces con toda detención, hemos sacado el convencimiento de que Mélida no trabajó en esta obra más que de una manera aislada, sin hacer de ella tarea fundamental. De las muchas monografías que dedicó a monumentos extremeños incorporó, resumidas, las más importantes, no todas, completó el resto de los artículos de que consta con observaciones, a veces sumarísimas, recogidas en sus frecuentes viajes por las provincias de Badajoz y Cáceres, añadiendo luego en sus lugares respectivos notas de lecturas en el Boletín de la Academia de la Historia o en otras revistas, tomadas por él con fines distintos a los de catalogar científicamente un monumento, e incorporando casi íntegros los inventarios de los Museos de Badajoz y Mérida. Así, la obra, no es verdaderamente un Catálogo Monumental puesto que el autor no ha emprendido la labor sistemática de inventariar nuestra riqueza regional, sino un conjunto numeroso de notas, a veces incompletas y poco fieles, que servirán en su día para apuntes de la labor que hay que realizar. Y para convencerse de que esto es así, antes de seguir adelante, hagamos algunas observaciones, tomando como base el de Badajoz. Es lamentable que tenga uno que hacer esta disección en una obra que, por otra parte, admira extraordinariamente, pero es forzoso patentizar la precisión de imponerse un método y un plan científico de trabajos de esta índole. Para proceder a la formación de un inventario del tesoro artístico regional es necesaria como labor previa una sistemática exploración de todos los pueblos de Badajoz, cosa que no se ha hecho. De ciento sesenta y dos que son, únicamente aparecen mencionados ochenta y tres, es decir, poco más de la mitad. Puede atribuirse esta falta a dos razones: a la inexistencia de monumentos allí o al escaso interés que presenten. Aunque en realidad esta segunda aparente razón no es justificativa, puesto que en 4


un catálogo deben de señalarse no sólo objetos sino yacimientos o fuentes de exploración. Más adelante volveremos sobre esto que es de capital importancia. Ocúrrese ante todo preguntar: ¿qué plan siguió el Prof. Mélida para elaborar su obra? Nos lo expresa dos veces y es interesante recoger sus propias palabras cuando afirma que está “impuesto en el principio de que lo que se le pide es una enumeración precisa de los monumentos, tanto restos arqueológicos, edificios, esculturas, pinturas, como objetos diversos de dichas sucesivas épocas hoy conservados en la provincia de Badajoz”. El autor, dice, “ha tenido presentes las monografías y estudios anteriores de ciertos monumentos; y atento a que este Catálogo sea tan copioso como se desea, ha procurado dar noticia, detallada cuanto le ha sido posible, de lo que ha logrado ver y conocer en sus excursiones y estancias en las varias regiones de la provincia, sin olvidar ni un momento que su misión es solamente la de aportar y ordenar elementos sueltos, útiles a los investigadores que en todo o en parte se propongan trabajos generales o particulares de más empeño.” Está, por tanto, bien claro el deseo y el encargo: inventariar cuanto de monumental hay en Badajoz con la máxima amplitud y hacerlo con la máxima precisión científica para que pueda ser útil al investigador. Esto exige tres necesarias tareas: señalar todo lo que hay en cuanto es humanamente posible, catalogarlo técnicamente siendo riguroso en el detalle de importancia para el estudioso y prescindir de lo que, aun perteneciendo a la región, no se conserva ya en sus límites. Veamos cómo no se han cumplimentado estas normas, fundamentales dadas las exigencias de la comisión. Sería, aunque útil, muy enojoso revisar los dos gruesos volúmenes en que estudia Mélida la provincia de Badajoz: vamos a limitar pues –y hay sobrado material- nuestras referencias, a la época romana, extrayendo de las 2.000 cédulas del primer tomo testimonios corroborantes de las observaciones hechas en líneas anteriores. Estas 2.000 cédulas quedan reducidas a 1.940 descontando 60 que hay de más por error de numeración entre las 829-890, en donde se saltan. Hay numerosos equivocados también después de los 891, 967, 969, 1.232, 1.347 y 1.627 que obligan, para evitar errores en las citas, a remitir asimismo a las páginas. Descontando 682 fichas prerromanas quedan por junto 1.258 romanas. Señalaremos monumentos, para quitar todo carácter personalista a las presentes notas, que no han sido descubiertos por nosotros, que constan en libros impresos, al alcance de Mélida y que han sido reseñados antes de 1925, fecha en que imprime su catálogo, preparado entre 1907-1910 pero con adiciones hasta esa fecha. Naturalmente no realizamos labor exhaustiva, sino que exponemos un ramillete de testimonios de número e importancia suficiente para probar nuestros asertos. Para no complicar 5


tampoco estas notas, nos referiremos con exclusividad a noticias que aparecen en el Boletín de la Real Academia de la Historia (BAH) sobre inscripciones. De los 1.258 números que nos han quedado, solamente tienen leyendas epigráficas 323, que contienen en total, pues hay algunas que incluyen varias, 352 inscripciones, de las que todavía hay que deducir dos miliarios citados por referencia incidental, la n.º 802 que va copiada dos veces (802 y 895), la 806 que es portuguesa y no ha estado nunca en Extremadura, las 993 a 996 que no existen desde mucho antes de 1894, las 1.603 [bis] y 1.876 que están respectivamente en el Museo Arqueológico Nacional y Academia de la Historia desde 1896 y 1909, la 1.918 que es la misma del n.º 1.876, las 940 y 951 que están respectivamente en Talavera de la Reina y Madrid y la 964 existente en el Museo de Sevilla desde 1898: en total restan 338. Excluímos las inscripciones que están fuera de Badajoz porque si Mélida consigna que sólo tratará de las antigüedades existentes en la provincia, a ello debe atenerse. No vale excusa de extraordinaria importancia de las piezas, pues de primerísimo orden son otras, v. gr. el Disco de Teodosio de Almendralejo, el Tesoro fenicio de Aliseda o la lápida del guerrero ibérico de Solana de Cabañas y no los estudia en sus respectivos lugares. Su distribución topográfica es la siguiente: Mérida Alanje Medellín Alburquerque Almendral Almendralejo Badajoz Santa Marta Valdecaballeros Villar de Rena Monesterio Fregenal de la Sierra Villafranca de los Barros Reina Llerena Barcarrota Burguillo del Cerro Jerez de los Caballeros

248 2 5 3 1 3 6 3 1 2 2 6 10 6 3 3 4 5

Medina de las Torres La Morera Ribera del Fresno Salvaleón Salvatierra de los Barros Los Santos de Maimona Solana de los Barros Torre de Miguel Sesmero Valverde de Burguillos Azuaga Zalamea Capilla Castuera Campanario Indeterminado

TOTAL:

1 1 1 1 2 3 3 2 1 4 1 1 2 1 1 ____ 338

Excluídas las emeritenses quedan por junto 90. 6


Una revisión a fondo de las investigaciones practicadas desde 1885 hasta 1925 nos arroja una cifra de inscripciones extremeñas conocidas y catalogadas que triplica el número de las indicadas por Mélida. Pero solamente practicaremos un somero análisis de algunos –no todos- de los volúmenes del Boletín de la Academia de la Historia. Para demostrar las lagunas de la obra que hubieran sido subsanadas si Mélida se hubiese propuesto hacer un trabajo sistemático, bastará la enumeración de cien inscripciones no emeritenses. Helas aquí: Núm.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38

PROCEDENCIA

BOLETÍN

Donde se hallaba el año que se indica

Alanje, huerta cortinal del Baño LXI, 514 Alconera XLVIII, 491 Almendralejo, sitio llamado Tiza XXX, 421 Almendralejo XXX, 333 Almendralejo XXXI, 49 Almendralejo XXVIII, 536 Almendralejo XXXI, 49 Azuaga XXXVI, 524 Azuaga XIII, 277 Badajoz LXI, 513 Benquerencia XLIII, 520 Berlanga LXII, 531 Berlanga LXII, 531 Campanario XXV, 127 Capilla LXI, 139 Capilla LXI, 138 Capilla LXI, 231 Capilla LXI, 136 Capilla LXI, 228

Huerta cortinal del Baño, 1912 Colección Monsalud Col. Monsalud, 1897 Col. Monsalud, 1897 Col. Monsalud, 1897 Col. Monsalud, 1896 Col. Monsalud, 1897

Casa Don Pedro, Dehesa Arriba

D. Eugenio Muñoz, 1904 Calle de la Plaza 27, 1899 Col. Monsalud, 1897

Esparragosa Serena Feria Garlitos Garlitos Garlitos Garlitos Guareña La Haba Hornachos, Rincon de los Pinos

Jz. de los Caballeros Jz. de los Caballeros Jz. de los Caballeros Malpartida la Serena Malpartida la Serena Malpartida la Serena Malpartida la Serena Malpartida la Serena Malpartida la Serena

XLIV, 127 XXXIV, 136 XXXI, 436 LXI, 133 LX, 431 LX, 433 LXI, 135 XXXI, 47 XXXVI, 92 XXX, 325 XXX, 355 XXX, 344 XXX, 337 XXXI, 441 XXXIV, 135 XXXIV, 13 XXXIV, 135 XXXIV, 134 XXXIV, 134

Paño occidental de la muralla, 1900 Patio del corral escuela niñas, 1888 Don Manuel Delgado, Badajoz, 1912

Benquerencia, 1903 Molino de Dª María Villafruela, 1913 Ermita de Santa Catalina, 1913 Ermita de N.S. de Piedra Escrita, 1894

Capilla, 1912 Dehesa de Yuntas (Capilla), 1912 Don Angel Delgado (Capilla), 1912 Quinto de la Cadena (Capilla), 1912 Parroquia de Santiago, 1912

Ermita de N. S. de Nazaret, 1912 Ermita de N. S. de Nazaret, 1912 Ermita de N. S. de Nazaret, 1912

Ayuntamiento, 1912 Sta. Amalia. Pbro. Sr. Aguado, 1897

Parroquia, 1900 Col. Monsalud, 1897 Iglesia de S. Miguel, 1897 Castillo de los Templarios, 1897 Calle Moreno Nieto, 14, dintel, 1897

Calle Fuentelarga, 1899 Col. Monsalud, 1899 Calle Laguna, 30, 1899 Calle Algaba, 16, 1899 7


39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88

Malpartida la Serena Medellín, cortijo Las Lomas Medina de las Torres Medina de las Torres Montemolín Nogales Nogales La Parra Reina Salvatierra Salvatierra Santa Amalia Santa Amalia Santa Amalia Los Santos Solana de los Barros Solana de los Barros Solana de los Barros Solana de los Barros Solana de los Barros Solana de los Barros Torre de M. Sesmero Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros

XXXI, 441 XXXIV, 415 XXV, 45 XXV, 46 XVIII, 468 XXX, 357 XXX, 356 XXX, 365 LVIII, 196 XLIII, 530 XXX, 355 XXXI, 440 XXXI, 440 XI, 234 y 260 XXV, 50 XXX, 350 XLVIII, 489 XLVIII, 490 XLVIII, 489 XLVIII, 488 XLVIII, 488 XXX, 487 XXV, 58 XXXIV, 417 XXXI, 49 XXV, 57 L, 460 L, 460 L, 460 XXXIV, 420 L, 460 XXXI, 49 L, 460 L, 460 XXV, 57 XXXVIII, 535 XXXV, 57 XXXIV, 419 XXXIV, 419 L, 460 XXXIV, 419 XXXI, 49 L, 461 XXXI, 50 XXXI, 50 XXXI, 51 L, 461 L, 461 L, 462 XXXI, 52

¿Colección Monsalud? Colección Monsalud Ermita S. Bartolomé Iglesia parroquial, 1894 Finca del Marqués de Hinojares, 1891

Ribera del río Entrines Cortijo Maricara, 1897 Ermita de San Juan Bautista, 1897

1911 1903 Ermita Sta. Lucía, 1897 ¿Colección Monsalud? Los Tinahones, 1897 Dehesa de Las Yeguas Portada lateral de la Iglesia, 1894

1899 Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colegio de S. José, 1894 Colección Monsalud Colección Monsalud Tertulia Literaria, 1894 Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Villafranca, Col. Tertulia Literaria

Colección Monsalud Villafranca, Col. Tertulia Literaria

Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud 8


89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100

Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Villar del Rey Villafranca de los Barros Villafranca de los Barros Zalamea de la Serena

XXXI, 52 L, 462 XXXI, 51 XXXI, 51 XXXI, 51 L, 462 L, 462 XXXIV, 419 XLII, 281 XXXIV, 419 XXXIV, 419 XXV, 126

Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Colección Monsalud Pared de la Iglesia Parroquial

Colección Monsalud Colección Monsalud En casa del Pbro. D. Fco. Lergo

Con estas cien inscripciones, entresacadas sin esfuerzo alguno de nuestros apuntes y perfectamente localizadas todas, queda demostrado hasta la saciedad la falta de exploración de Mélida en las fuentes impresas más a mano. Deseando llevar al límite las seguridades, hemos anotado cincuenta de diversas topografías y cincuenta de la Colección de Monsalud, para que no pueda objetarse que por cualquier razón de método dejó de insertarlas Mélida en su obra. Vamos ahora a revisar los pueblos de los que trata en el Catálogo y en los que señala monumentos romanos: son 48, por este orden: Mérida Alanje Medellín Magacela Santa Amalia Alburquerque Almendral Almendralejo Badajoz Guareña Garrovilla Lobón Montijo Santa Marta Torremejía Villar de Rena

Villar del Rey Valdecaballeros Monesterio Valera la Vieja Villafranca Reina Llerena Barcarrota Berlanga Burguillos Calzadilla Jerez Medina de las Torres La Morera Olivenza Ribera

Salvaleón Salvatierra Los Santos Solana La Torre Usagre Valverde de Burguillos Valle de Santa Ana Zafra Azuaga Zalamea Capilla Cabeza del Buey Campanario Castuera La Granja

Dejando aparte Mérida, pueblo que conocía maravillosamente bien nuestro autor y sobre el que haremos algunas consideraciones finales, veamos cuáles son los sitios que no exploró Mélida directamente sino que da de ellos noticias de segunda mano. No lo hacemos, naturalmente, para 9


desvirtuar el positivo valor que tiene el libro en lo que es seguro, sino para señalar zonas de futura exploración. MAGACELA. Urna en la Colección Martínez Pinillo de Almendralejo.

¿No hay nada en el pueblo, vestigios, muros, sepulcros, etc.? SANTA AMALIA. Tres líneas sin describir nada. ALBURQUERQUE. Nota tomada del BAH, LXVII, 1915, 493. Lápidas de la Colección Cabrera “comunicadas” por el dueño. Lápida del Museo de Badajoz, según BAH, XXXIII, 1898, 150. Pie de mueble de la Colección Covarsí, de Badajoz. Nada sobre el terreno. ALMENDRAL. Ara de la Colección Monsalud, BAH, XXXVIII, 1901, 475. ALMENDRALEJO. Lápida de la Colección Monsalud, BAH, XXX, 1897, 437. Lápida, BAH, XXVII, 1896, 350, y objetos de la Colección Martínez Pinillos. Nada sobre el terreno. BADAJOZ. Objetos del Museo, lápidas tomadas del BAH y un jarro de la Colección Covarsí. LOBÓN. Un objeto en el Museo de Badajoz. MONTIJO. Dos objetos en la Colección Martínez de la Mata (Cabeza del Buey). SANTA MARTA. Museo de Badajoz y noticias comunicadas por don Virgilio Viniegra. TORREMEJÍA. Noticias tomadas del BAH, XXIX, XXX, XXXI y XXXVII. Nada sobre el terreno, pues incluso afirma la existencia de lápidas y esculturas emeritenses que no están allí desde mucho antes de 1894. VALDECABALLEROS. Lápida n.º 656 de Hübner. VILLAR DE RENA. Lápidas sepulcrales del Museo de Badajoz, según la publica el BAH, XXXVIII, 453 y de la iglesia parroquial. Ninguna de las dos han estado nunca en Villar de Rena, sino en Rena, como con toda claridad se dice en el artículo citado. VILLAR DEL REY. Dos platos en el Museo de Badajoz. VILLAFRANCA DE LOS BARROS. Colecciones Monsalud, Pinillos y Tertulia Literaria. Ocho o diez líneas sobre el terreno. LLERENA. Nada sobre el terreno. Objetos de colecciones llerenenses. BARCARROTA. Ara, según se publica en el BAH, XXX, 449, otra del Museo de Badajoz y otra de la Colección Monsalud, XLV, 447. BERLANGA. Dos objetos en el Museo de Badajoz. BURGUILLOS. Fragmento marmóreo que conserva un vecino y tres lápidas publicadas en los tomos XV y XXIII del BAH. CALZADILLA DE LOS BARROS. Fragmento de un mosaico (dos líneas) sin decir donde se conserva. 10


JEREZ DE LOS CABALLEROS. Seis lápidas publicadas en los tomos

LIV y XXX del BAH. MEDINA DE LAS TORRES. Piezas del Museo de Badajoz. LA MORERA. Dos fragmentos de lápida publicados en el BAH, tomo

XXX. OLIVENZA. Tres asas de barro en el Museo de Badajoz. RIBERA DEL FRESNO. Una lápida publicada en el BAH, XXXII, 151. SALVALEÓN. Una lápida publicada en el BAH, XLVI, 495. SALVATIERRA DE LOS BARROS. Dos inscripciones según se publican

en el BAH XXVI y XXVII. LOS SANTOS DE MAIMONA. Piezas de la Colección Hidalgo (una) y

Gutiérrez (Mérida). SOLANA DE LOS BARROS. Tres inscripciones de la Colección

Monsalud, tomo L, del BAH. LA TORRE DE MIGUEL SESMERO. Dos lápidas publicadas en el tomo

XXX del BAH. USAGRE. Fragmentos marmóreos incrustados en la fachada de la

iglesia parroquial. Dice que “en la época visigoda añadieron una inscripción, de que se hablará” y no vuelve a hablar de ella. VALVERDE DE BURGUILLOS. Lápida publicada en el BAH, XXXII, 364. VALLE DE SANTA ANA. Lápida (la misma que antes pone en Jerez de los Caballeros con el n.º 1.876 y que no está ni en uno ni en otro pueblo, sino en la Academia de la Historia en Madrid) según se publica en el BAH, XXXIII, 410, sin decir que fué publicada también en la misma revista, XXX, 339 y LIV, 528; objetos en el Museo de Badajoz. ZAFRA. Estatua en el convento de Santa Cruz. AZUAGA. Cuatro inscripciones tomadas del BAH y varios objetos del Museo de Badajoz. ZALAMEA. Restos romanos, ligerísimamente tratados, lápida y un objeto del Museo de Badajoz. CAPILLA. Lápida tomada de un texto desastrosamente publicado por Pérez Jiménez sin tener en cuenta que el P. Fita la estudió, publicando dos fotografías de ella en BAH, LXI, 1912, 228. CASTUERA. Columna en la iglesia parroquial y objetos del Museo de Badajoz. GRAJA DE TORREHERMOSA. Objetos en el Museo de Badajoz. Repasando esta lista, aun con el mejor buen deseo, se comprende fácilmente que Mélida no ha hecho un trabajo serio y eficaz. Exceptuada la parte de Mérida y artículos sueltos referentes a puntos concretos que le interesaron, lo demás es paupérrimo. Se ve que solamente se ha preocupado de anotar unas cuantas papeletas en cada pueblo para justificar la roturación 11


del volumen. Así, sin otra fuente que el Catálogo de Romero de Castilla y de algunos volúmenes del Boletín de la Academia de la Historia completó la Extremadura romana para salir del paso sin esfuerzo y con rapidez. Y esto es tanto más cierto cuanto que hay muchísimos trabajos sobre el tema en el Boletín que no son citados ni aprovechados. Puede asegurarse, en vista de la lista anterior que, aunque Mélida estuviera incidentalmente en los 48 pueblos que figuran en el Catálogo de la riqueza romana, por lo menos en 38 no hizo labor personal alguna, limitándose a entresacar notas, sin criterio fijo, de obras conocidas anteriormente. Que ni siquiera hizo una búsqueda concienzuda en el Boletín lo demuestra plenamente el hecho de que allí se hallan consignados y descritos un centenar de yacimientos romanos de la provincia de Badajoz que no aparecen en Mélida. Concretándonos a los pueblos que menciona vamos a citar despoblados, villas o sitios en los que hay abundancia de materiales y no están consignados por él excepto alguno cuyo nombre, incidentalmente, se indica. Para muestra bastarán 30 testimonios, sacados todos del Boletín. ALMENDRAL 1

San Matías, XXXVIII, 1901. 476.

ALMENDRALEJO 2

Arroyo Bonaval, XXX, 1897. 495. Tiza, XXX, 1897, 421. Palacio, XXX, 1897, 333. Sancho, XXV, 1894, 60.

3 4 5

MEDELLÍN 19

Cortijo de Las Lomas, XXXIV, 1899, 416.

MEDINA DE LAS TORRES 20 21

Santa Julia, XXV, 1894, 47 y 162. Ermita de San Blas, XXVII, 1895, 319.

MORERA, LA BADAJOZ 22 6

Dehesa La Lapilla, XXXII, 150.

Ermita de San Juan Bautista, XXX, 1897, 419.

TORRE DE MIGUEL SESMERO BURGUILLOS DEL CERRO 7

Los Cudriales, XV, 1889, 492. 8 Guruviejo, XV, 1889, 492.

CASTUERA 9

El Cerrillo, XXXII, 1898, 152.

23 Iglesia parroquial, XXX, 1897, 483-486. 24 Dehesa de la Natera, XXX, 1897, 487. SALVATIERRA DE LOS BARROS 25 Ermita de Santa Lucía, XXX, 1897, 353. 12


FERIA

26 Las Corderas, XXVIII, 1895, 76. 10 Los Abulagares, XXXI, 1897, 437. 11 La Dehesilla, Id. 12 Don Blasco, Id. 13 Dehesa del Alamo, Id. 14 San Miguel de las Contiendas, Id.

GARROVILLA, LA 15 Proximidades de la Calzada, XXV, 1894, 156.

TORREMEJÍA 27 Cabezo de Las Pilas, XXX, 1897, 493. VILLAFRANCA DE LOS BARROS 28 Las Peñitas, XXX, 1894, 58. 29 Villargordo, XXVIII, 1896, 430. 30 El Villar, XXV, 1894, 58.

JEREZ DE LOS CABALLEROS 16 Dehesa La Graja, XXX, 1897, 341. 17 Dehesa de la Mata, XXX, 1897, 351. 18 Santa María de Brevales, XXX, 1897, 416.

Las observaciones anteriores son relativas a mucho de lo que falta y a algo de lo que sobra en el Catálogo Monumental de Badajoz. Por lo que respecta a lo que hay, hemos de advertir lealmente, ciñéndonos siempre a la parte romana, claro está, que se pueden hacer dos grandes grupos: uno el relativo a monumentos y objetos, aproximadamente unos novecientos y otro el epigráfico, que ya hemos señalado. Una subdivisión se impone a su vez en el primer grupo: a) Monumentos arquitectónicos, obras de ingeniería, etc. y b) Objetos. Los primeros por lo general están descritos con precisión técnica admirable; los segundos muy a la ligera en conjunto: decir plato de barro o copa de cerámica es tan impreciso que lleva casi siempre a la confusión. La sección epigráfica está en absoluto falta de rigor científico. Ausencia casi total de comentarios y sobre todo descuido tan lamentable en las transcripciones que en un noventa por ciento de los casos las hacen absolutamente inútiles. Y ahora, precisamente, llega el momento de explicar por qué han sido redactadas estas notas. Cuando iniciamos nuestros trabajos sobre epigrafía extremeña pensamos, naturalmente, recoger en cédulas cuantas inscripciones se hallaban contenidas en los repertorios usuales para proceder a la compulsa con los que aún existieran a pesar de las constantes salidas de monumentos extremeños del solar patrio. Entendimos que el Corpus de Emilio Hübner nos facilitaría grandemente la labor y que ésta podría ser completada en 13


presencia de la obra de Mélida. Para tantear el terreno hicimos un cotejo preliminar de cien lápidas vistas por Mélida y otras tantas reseñadas por Hübner. El resultado fué desastroso: uno de los dos estaba lleno de errores. Hübner era archiescrupuloso en sus transcripciones, pero Mélida había tenido (tal lo entendía yo) los originales delante. No hubo más remedio que acudir con sus respectivas notas a las lápidas y fotografías que pude encontrar y entonces no dudé: las noticias consignadas por Mélida eran en su inmensa mayoría de segunda mano, pero llena de errores muy graves en materia epigráfica. La forma de las letras, reducida siempre a los tipos ordinarios; los nexos, siglas y embebidos, deshechos sin advertirlo; el tamaño y distribución de los renglones, caprichoso; las palabras atestadas de erratas. Así es que para cualquier labor epigráfica seria no nos servía el Catálogo de Mélida. Intentamos compensar este fracaso considerando que al menos Mélida señalaba las fuentes de donde tomaba sus lápidas y que con verificar las referencias tendríamos adelantada gran parte de la tarea. Pero un cotejo riguroso nos planteó al desnudo la realidad: Mélida sacó notas de algunos artículos y dejó otros muchos sin expurgar. ¿Razón? Ninguna. La revisión de su obra la estimamos entonces necesaria tanto para manejarla con cierto cuidado como para prevenir a los restantes epigrafistas del riesgo a que se exponían manejando confiadamente un trabajo que pudo ser magnífico y resulta lamentable. Y como en materias de investigación nadie debe ser creído por su honrada palabra sino que son los textos alegados los que en definitiva resuelven las cuestiones, hemos querido en este trabajo demostrar plenamente, creemos haberlo conseguido, nuestras afirmaciones. En toda obra que aspire a tener crédito científico, desde la más modesta monografía hasta la más grandiosa construcción de conjunto, debe observarse una meticulosidad y un esmero absoluto: ningún detalle puede dejarse en el aire, ni una mota, por insignificante que sea, merece ser descuidada. Lo que para uno muchas veces es accesorio, reviste para otros caracteres de fundamental. La simple errata de un nombre en una inscripción latina, hoy perdida, ha traído de cabeza a los historiadores civiles y eclesiásticos de Mérida desde el siglo XVII hasta que este año la sagacidad de un docto investigador ha puesto las cosas en su punto. No desdeñemos nunca lo que, con un criterio personal, subjetivo, nos parezca sin interés: del simple cambio de RV por VR han salido nada menos que desterrados de la región de la fantasía de donde nacieron, un Conde y un Obispo del siglo VII y una restauración del Puente de Mérida en 686. Con el cambio de VR por RV hase aclarado la biografía del primer Vicario Apostólico de España en el siglo V, y se ha podido fechar en el reinado de Eurico una obra de ingeniería romana emeritense y un lindo poemita de aquel tiempo. 14


A. R. RODRÍGUEZ MOÑINO. Madrid, 12-16 de Setiembre 1939.

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