ITINERARIO PARA NÁUFRAGOS EN DIEGO JESÚS JIMÉNEZ
EL INFINITO NOS PROTEGE
Grupo de lectura del IES Diego Jesús Jiménez
Curso 2010 / 2011
Priego (Cuenca), 10 de mayo de 2011.
IES DIEGO JESÚS JIMÉNEZ – PRIEGO (CUENCA)
10 de mayo de 2011
SENDERISMO
RUTA
“ITINERARIO POÉTICO DIEGO JESÚS JIMÉNEZ”
PRIEGO. CURSO 2010/2011
GRUPO DE LECTURA
1
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1.1.
RUTA
10 de mayo de 2011
CARACTERÍSTICAS DE LA RUTA
“ITINERARIO POÉTICO DIEGO JESÚS JIMÉNEZ” Nuestra ruta transcurre por algunos de los lugares más emblemáticos de Priego, y además, por aquellos que tienen una vinculación especial con Diego Jesús Jiménez.
DESCRIPCIÓN
De esta manera, comenzamos la ruta en el IES Diego Jesús Jiménez con dirección a las ruinas del Convento del Rosal, después con rumbo otra vez a la población, podremos contemplar a nuestra izquierda una imagen preciosa del Estrecho de Priego. Al llegar de nuevo a la población, buscaremos el río Escabas y siguiendo su ribera llegaremos al puente Allende (nuestra tercera parada). A continuación y teniendo como fondo la Iglesia de San Nicolás de Bari, subiremos al centro de la población para visitar en este orden la Plaza de Priego, el Centro Cultural Diego Jesús Jiménez y la casa del poeta. Nuestra última parada se realizará en el cementerio de Priego desde donde podremos observar una panorámica de Priego y donde leeremos el poema “Nuestros muertos”.
LUGAR
Priego
DURACIÓN
2 horas
DISTANCIA
6 kilómetros
INTENSIDAD
Baja (Desnivel + 60)
FOTO
GRUPO DE LECTURA
2
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1.2.
GRUPO DE LECTURA
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MAPA TOPOGRÁFICO
3
1.3.
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PERFIL DE LA RUTA
Altitud (metros)
PERFIL DE LA RUTA PARADAS DEL ITINERARIO POÉTICO DE DIEGO JESÚS JIMÉNEZ
910 900 890 880 870 860 850 840 830 820 810
GRUPO DE LECTURA
Parada 4
Parada 5
Parada 6
Casa de Diego Jesús Jiménez
Centro Cultural Diego Jesús Jiménez
Parada 7
Cementerio de Priego
Parada 3
Plaza de Priego
Parada 2
Puente Allende
Parada 1
Ruinas del Convento del Rosal
800
IES Diego Jesús Jiménez
IES
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4
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1.4.
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FOTOS DE RUTA / PUNTOS DE INTERÉS
2. Convento del Rosal
3. Puente Allende
GRUPO DE LECTURA
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BOTÁNICA SINGULAR
Nombre vulgar
MIMBRERA
Nombre científico
Salix spp.
La mimbrera es un arbusto de la familia de los sauces (Salix spp.) del cual se obtiene el mimbre, fibra vegetal que se teje para crear muebles, cestos y otros objetos útiles. En el tejido se utiliza el tallo y las ramas de la planta. Los que quieran aprender este oficio artesano deben saber que: “hecho un cesto, háganse cientos” (si tiene mimbre y tiempo). En otoño, se recomienda visitar los valles de color púrpura que adornan la ruta del mimbre de la que Priego forma parte.
Curiosidades
GRUPO DE LECTURA
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ITINERARIO PARA NÁUFRAGOS EN DIEGO JESÚS JIMÉNEZ. EL INFINITO NOS PROTEGE Apuntes biográficos, obra poética y premios Diego Jesús Jiménez nace el 24 de diciembre de 1942 en Madrid. Hijo único de Vicente Jiménez y María Galindo, los problemas de salud de su madre durante el embarazo deciden a su padre, médico de Priego (Cuenca), trasladar a su mujer a la clínica del doctor Vital Aza para el nacimiento de Diego Jesús. Entre 1942 y 1955 discurre su infancia en Priego. En 1955, se traslada a Barcelona para estudiar el bachillerato como alumno interno en el colegio Nuestra Señora de la Bonanova de los Hermanos de San Juan Bautista de la Salle. El 6 de febrero de 1960 muere su padre Vicente Jiménez y el poeta concluye sus estudios en el Instituto Alfonso VIII, de Cuenca, donde conoce a Társila Peñarrubia, compañera de clase, su futura mujer. Allí publica su primer poema en El Molino de Papel y entabla una intensa relación con Raúl del Pozo y los pintores Julián Pacheco y Miguel Zapata. Junto con Raúl Torres dirige en 1961 la revista Orfeo. Recibe el Premio Provincial de Periodismo y publica Grito con carne y lluvia. En otoño de ese año, se traslada junto a su madre a Madrid para estudiar periodismo. Florencio Martínez Ruiz lo introduce en los círculos literarios. Conoce a Eladio Cabañero, Félix Grande, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Sahagún y Francisco Umbral. Con ellos asiste regularmente a la tertulia Hispanoamericana, de Rafael Montesinos, a la del aula pequeña del Ateneo, que dirige José Hierro y a la del Café Gijón que preside Gerardo Diego. En 1963 publica La valija, en Bilbao y Ámbitos de entonces en la colección Rocamador de Palencia. En diciembre de 1964 recibe el Premio Adonáis por La ciudad. Se reúne asiduamente en el Café Gijón con Antonio Hernández, Antonio Colinas, Antonio López Luna, Marcos Ricardo Barnatán, Ángel García López y Agustín Delgado. En 1966 muere su madre y el 31 de julio contrae matrimonio con Társila. En 1968 publica Coro de Ánimas, en Biblioteca Nueva, que obtiene el Premio Nacional de Literatura y nace su primera hija, Társila María; al año siguiente nace su hijo Diego, y en 1972 su hijo José Manuel. En 1972 publica una monografía sobre el pintor Martínez Novillo y recibe en Premio Fray Luis de León por Amanecida en Cuenca. En 1974, obtiene el Premio Bienal de Zamora de Poesía por Fiesta en la oscuridad, publica una nueva monografía para la colección de Artistas Españoles Contemporáneos sobre la obra del pintor José Sancha y comienza a dirigir la colección Alfar de poesía en Editora Nacional, de donde es expulsado a mediados de 1976. Milita en el PCE, formando parte de la Comisión de Cultura del Comité Central; dirige las páginas de cultura de Mundo Obrero y está al cuidado de las publicaciones de la Fundación de Investigaciones Marxistas. En 1978 obtiene el Premio Internacional El Olivo de Poesía por Sangre en el bajorrelieve. En 1982 abandona toda actividad política. Funda la editorial Ibercómic, en la que reedita, en facsímiles, las colecciones de tebeos “que conformaron la educación sentimental de su niñez en Priego durante la posguerra”. En 1990 se le concede el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, por Bajorrelieve y con estudio preliminar de María del Pilar Palomo la editorial Anthropos de Barcelona publica su Poesía (1961-1976). En 1991 realiza su primera exposición de pintura en la Galería Kreisler de Madrid. Impulsa y dirige la Semana Poética de Cuenca. En 1992 funda y dirige la revista Diálogo de la Lengua. En 1996 obtiene el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma por Itinerario para náufragos, que edita la editorial Visor. Aparece en Cuenca Diego Jesús Jiménez: la capacidad visionaria y meditativa del lenguaje, de Manuel Rico y el Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo publica Interminable Imagen, con dibujos de Juan Carlos Mestre. En 1997 se le concede el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura, por Itinerario para náufragos. En 1998, Publicaciones Artesanas y la Diputación de Cuenca editan Poemas del Júcar, para bibliófilos, y la editorial 7 i mig de Valencia, con un prólogo de Manuel Rico, reedita Bajorrelieve.
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En 2000, impulsado por Diego Jesús y organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha se celebra en Priego el curso “Leer y entender la poesía”, dedicado en esa primera edición al estudio de la obra de José Hierro. El curso viene celebrándose cada año en el mes de julio y en él han participado casi la totalidad de los poetas españoles. En 2001, Hiperión edita Iluminación de los sentidos, una antología poética con un estudio de Manuel Rico y la editorial Cátedra, en su colección Letras Hispánicas, reedita, con introducción y notas a cargo de Juan José Lanz, Bajorrelieve e Itinerario para náufragos. En 2006 aparece una breve antología, Fugacidad inmóvil, prologada por Ángel Luis Luján; se reedita en Bartleby Fiesta en la oscuridad, con un epílogo de Pedro Luis Casanova y la Universidad de Castilla-La Mancha, en edición preparada por Juan Manuel Molina Damiani y Martín Muelas publica La poesía de Diego Jesús Jiménez, con una amplia antología de sus poemas; más de veinte estudios sobre la obra del autor y una completa biografía crítica para el estudio de su obra realizada por Molina Damiani. El 13 de septiembre de 2009 Diego Jesús Jiménez muere en su casa de Madrid. Al día siguiente es enterrado en el cementerio de Priego, su pueblo. En la primavera de 2010, el Consejo Escolar aprobó, y lo ratificó la administración educativa, el nuevo nombre del Instituto de Educación Secundaria de Priego (Cuenca): IES Diego Jesús Jiménez. En julio de 2010, la UCLM llevó a cabo el curso de poesía monográfico para estudiar su obra en el formato que él ideó. Priego fue de nuevo el escenario en el que se escucharon sus versos, en el Centro Cultural que lleva su nombre y en el que ha dejado huella profunda, con la participación de los alumnos del instituto que lleva, igualmente, su nombre.
Pequeño recorrido poético por Priego I parada: IES Diego Jesús Jiménez. “A las 8, clase de biología” (De Ámbitos de entonces). II parada: Ruinas del Convento de Nuestra Señora del Rosal. Al maestro Diego Jesús en el Convento del Rosal. “Ante las ruinas del Convento del Rosal” (De Bajorrelieve). III parada: Puente Allende. “Entre sombras” (De Coro de ánimas); “Río Escabas” (De Itinerario para náufragos). IV parada: Plaza de los Condes de Priego. “En Priego” (De Coro de ánimas); “Hombre de esta tierra” (De Ámbitos de entonces); “Fiestas en Priego” (De Coro de ánimas). V parada: Casa de Diego Jesús Jiménez. “Sombras en Priego” (De Bajorrelieve); “Priego en los poemas de Diego Jesús” (De Ámbitos de entonces). VI parada: Centro Cultural Diego Jesús Jiménez. “Funeral” (De Coro de ánimas). VII parada: Cementerio. “Nuestros muertos” (De Ámbitos de entonces); “Color solo” (De Bajorrelieve). Amanecida en Priego. “Fiesta en la oscuridad” (De Fiesta en la oscuridad). +++++++++++++
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I parada: IES Diego Jesús Jiménez. Instituto de Educación Secundaria de Priego y comarca inaugurado en el año 2001. Antiguamente denominado Carrillo de Mendoza, mientras que fue IESO. Desde el año 2010 lleva el nombre del poeta pricense Diego Jesús Jiménez, con la ampliación de los estudios de Bachillerato. “A las 8, clase de biología” Por la mañana, al contraluz del día, al azulado tono de las cosas, bajaba la escalera con los libros al brazo. Era aquella la hora, también, en que Fermina -portera de la casa desde siemprepasaba la bayeta por los suelos o espantaba a los gatos de Joaquín madrugadores y mahullantes. Ya en el aula, con los huesos al fondo, en la vitrina, la circulación del hombre pintada en las paredes, con carteles de músculos y nervios, don Miguel –profesor entonces del colegionos decía, lección por lección, cada trimestre, la cantidad de vida que llevamos. Tenía yo diez años. Me enseñaban a conocer por dentro la vida de los hombres; pero, a veces, cansado de aprender sus montañas, sus límites, sus valles prodigiosos y sus ríos, mi adolescencia repasaba el nombre de una chica en el pupitre. Ahora, con el mismo “Padre nuestro que estás en los cielos” del final de la clase, os digo que era hermoso aquel olor a infancia, aquellas clases, tanta vida junta, aquellos libros con flores y con sangre, con mariposas muertas separando lecciones e inocencia. (De Ámbitos de entonces) Diego Jesús Jiménez, “Primeros poemas (1961-1963)”, Iluminación de los sentidos (Antología), Estudio previo de Manuel Rico, Ediciones Hiperión, Madrid, 2001.
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II parada: Ruinas del Convento de Nuestra Señora del Rosal. Fue construido en 1525 por un miembro de la familia de los Condes de Priego de estilo gótico plateresco y fue habitado por monjas concepcionistas franciscanas. Según la tradición, allí apareció la imagen de la Virgen junto a un rosal que se mantenía siempre verde, con hojas incluso en invierno. Parcialmente en ruinas, aún conserva parte de la nave izquierda, el coro, y se ha restaurado la arquería del claustro. Fue declarado Monumento Nacional en 1982. Al maestro Diego Jesús en el Convento del Rosal Cae calurosa la tarde en el Convento del Rosal. Música y trino de las golondrinas juguetonas entre las ruinas. Historia y poesía apenas en una hornacina del muro, recogidas. Canecillos que forman la concha bautismal de pretéritos tiempos vividos entre lo que queda de estos muros. Y tú, los apuntalas con tu palabra, año tras año, cursos de poesía. Y ahora que te fuiste que no estás, ¡qué grandes contrafuertes sujetan los altos muros de la nave principal! Son tus palabras mayúsculas las que soportan el paso del tiempo ante las ruinas del Convento del Rosal. Y las arcadas del claustro incardinadas con tus versículos, a cielo abierto, para que escuches al alumnado de tu maestría. RLJ GRUPO DE LECTURA
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“Ante las ruinas del Convento del Rosal” Sueñan lentos pájaros de agua. Sombras que el frío de la noche hace de escarcha brillan en el jardín. Florece el tiempo de la Historia en estas ruinas; por los muros desciende una lenta armonía de humedad o tristeza. Amapolas y prados florecidos y frescos, crecen en torno a este silencio medieval. Resurrección de líneas y colores y espacio. Aquí la soledad, en los atardeceres, se hace música cárdena, estremecido viento de tinieblas o luz, derrumbada existencia. Imagina que el tiempo desconoce tus ojos, o que te ha sido dado soñar, y la belleza efímera del sueño fuera un rumor de sombras que estalla contra el cielo. La herrumbre de la tarde se calcina en los bosques; el resplandor amargo de la vida se hace canción aquí, deslumbradora geometría celeste. Gotea el canalón del tiempo en las baldosas ensanchando el silencio de la noche en el claustro. Altas capellanías de aire, dudosos capiteles entre los escombros, pilastras olvidadas y ábsides ahogados en los surcos; trozos de besantes y arcos habitables aún. Ha sido aquí la tarde dura meditación, recogimiento o gozo, resurrección, asombro; vida que de sus ruinas me levanta hasta el frío universo de mis ojos cerrados. (De Bajorrelieve)
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III parada: Puente Allende. Puente de origen medieval sobre el río Escabas. Si bien se han encontrado restos romanos en la vía próxima al puente lo que indica la posible existencia de otro anterior romano, asociados al yacimiento de Vereles. “Entre sombras” Entre estas sombras del pino acalmó mi dolor. Como la miel de la alta Alcarria se hace, entre flores y umbrías, entre lugares de agua fresca supe de ti; por estrechos cobijos, o en alumbres que cantan bajo el calor, creció el amargo vacío del recuerdo. ¡Hasta en la reposada copla de los caminos oí tu nombre! Agradezco a la vida tu callada cintura, tus dos pechos, el negro hospicio de tu virginidad su vergüenza ofreciéndome. Y tardes, tardes en la oculta lujuria del tejar, al sol, dormidos allí donde el misterio de tu ropa blanca me ofreció su dolor. Altas ramas nos cubren, centenos en mal año crecen para escondernos; olivares perdidos, sendas borradas nos ocultan. ¿Dónde, dime, los hermosos pecados de la niñez, se ahogaron? Nada sino este ruido seco con el que se levanta el pájaro de la siesta, es mi vida. (De Coro de ánimas)
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“Río Escabas” Roza la palidez vencida de los sauces sus aguas; baja lleno de sombras que mi alma conoce. Yo lo recuerdo ahora, lento, por las umbrías; en el atardecer: cuando deja el olor inundado de las sábanas húmedas por entre los olivos. Tiene la vieja luz de los nogales, el resplandor descalzo de los suelos sagrados donde oscuros aromas de maderas mojadas habitan su penumbra. Entre el olor amargo de los mimbres aún verdes y la lluvia, teje la claridad áspera de la higuera su perfume dormido. Lo ha estado haciendo el tiempo. En lo más hondo de mi vida lo veo, deja sobre mi soledad el sabor agridulce de los viejos metales, un profundo silencio de vegetal cortado. ¡Qué noches encendidas de música han desvelado a mi alma! ¡Qué paraíso de sonidos la incendian! En sus riberas silba la luz fría del alba en la serpiente, y habitan sus palacios venenosos las víboras. Lo recuerdo en los huertos de la hoz, levantando sus gozosos altares; o en sus púlpitos verdes donde los lirios, solos, sobre los zopeteros, se incendian en las aguas rodeados de espadas vegetales y sombras. En él arden la zarza y el espino, mañanas con las flores que de niños pisábamos. Nos dejaban sus aguas el húmedo silencio de las alfarerías y las fuentes; lo subían al pueblo nuestros ojos mojados. ¡Oh, río que al recordarlo se detiene en aquella mañana cuando, junio, radiante, desnudaba los cuerpos más hermosos y, a escondidas, olíamos sus ropas pues en ellas quedaban, todavía, los cuerpos, tibiamente encendidos por secretos aromas! Anduve toda la tarde solo, como ahora estas calles donde el tiempo se adhiere a sus cenizas lívidas. Quiero ir a su lado; habitar su silencio de nave abandonada. Hasta mi alma sola, llega su olor a invierno en los membrillos. Llévate tú mi noche entre las aguas; la solitaria noche por la que oigo mis pasos que no saben hallarte, ¡oh río donde el cielo se hunde, reflejado y altísimo, como un oscuro pájaro al que llaman las sombras! (De Itinerario para náufragos) GRUPO DE LECTURA
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IV parada: Plaza de los Condes de Priego. El rey Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica concedió a Priego el título de ciudad en el año 1440. El rey Enrique IV de Castilla otorgó a Dª Teresa Carrillo el título de Condesa de Priego en 1465. Aquí empieza la historia de los Condes Carrillo de Mendoza y con ella el periodo de esplendor de la población. La Plaza de los Condes de Priego es de tipo rectangular presidida por la fachada del Palacio de los Condes (actual Ayuntamiento) en un lado menor y en los lados mayores una serie de casas de entre dos y tres alturas. Destacan en el lado oriental las fachadas decoradas del siglo XVIII con portadas barroquizantes y pinturas murales con formas vegetales. “En Priego” A Eladio Cabañero
Tras estas eras, tras estos pastos vengo. Hace mil años que os conozco. Siempre os he visto así: en vuestra puerta. Nada del olivar, de bajar al molino, ir hacia el río con la ropa. Ronda mi corazón en esta plaza, ante estas puertas de la vejez. Pero, ¿de qué estabais hablando? Ronda mi corazón. Muy buena vida nos alcanza. Cosed, cosed, viejas hermanas de mi dolor, zurcid a tiempo este retraso, dadme la boca, el ungüento del bien, vuestra sabiduría misteriosa, dadme todo el curanderismo: agua de malvas, cataplasmas, barnices callejeros, hierbas benditas. ¡Por qué hablar ya del tiempo! Hermanas, viejas de este lugar, tras estas eras, tras estos pastos ando como loco. Ronda mi corazón, pide cobijo GRUPO DE LECTURA
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bajo vuestro sayal, escondite y mortaja. Aquí vendré a morir; bajo estas piernas, entre los muslos de la vejez, pellejos en su punto, arrabales y tocas, fiesta y carcoma. ¡Echadme ya a volar, prestadme el vuelo o el corral donde amabais! Hoy he venido tras estos pastos, tras estas eras del buen pan y el luminoso trigo. (De Coro de ánimas) “Hombre de esta tierra” Para Manuel, emigrante
Él era un hombre de esta tierra; reconocible, os lo aseguro. Entraba a los cafés y enumeraba a las muchachas bellas con los ojos. Y cuando estaba a punto, cuando tenía el fruto a punto para darlo… Sucedió un día, de los que el mar parece chico y que los hombres se levantan castillos increíbles: Manuel –mirada de algarrobo y frente abiertase marchó a la ciudad con sus dos hijas, con la mujer en paz y la esperanza. Lo perdió todo. Una mañana, a diez metros de altura pareció tener alas la caída. Apenas si le quedó para contarlo: a los tres días –Hospital Provincial de media muertele lloraron, su mujer y sus dos hijas; fueron puestas las flores de costumbre. Recibieron varias cartas del pueblo y casi todas… “…que parecía un hombre cuando vivo…” “que el pueblo había abierto sus portales de luto…” “que no se preocuparan…” “que bien seguro Dios haría algún milagro; que a la salida de la misa de doce y en la iglesia, todos, GRUPO DE LECTURA
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todos rezaron cabizbajos por su alma”. Él era un hombre de esta tierra; y hoy, cuando los suyos tienen el “Arca de la Fe” la “Estrella matutina”, y las puertas del cielo a flor de labios, quiero dejar constancia de que un hombre que tuvo fe, que quiso tener fe y que creía voló desde el andamio una mañana. (De Ámbitos de entonces) “Fiestas en Priego” Ahí, donde termina la alta Alcarria, empieza el pino, hacen cuesta las viñas, nacen sin esperanza los centenos; ahí, donde se oye sobre la piel el canto de los grajos, está mi pueblo. Lugar donde la noche se hace desfiladero, sombra, cañada… Rondan las herramientas mi corazón. Duermen las hoces por mi sangre. Si al hombre que soñó con el fruto se le seca la flor, ¿vamos a estar alegres? Tú que intentas hoy lucirte con el pregón del año. Tú, que cuando empiece hoy la música en esta plaza vas a buscar novia. Ahí, entre las sombras del corral, está tu casa. Mucho le ha crecido la hierba en estos años de paz. Ves la ventana de la cocina, las alacenas, los armarios…Buscas tu habitación. En estas tierras sin dueño naciste tú. Desde aquí ves los montes, ves el trigo GRUPO DE LECTURA
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que ardió. Quisieras pensar que éste no fue nunca tu pueblo. Árboles, sendas, atajos, hoces y caminos. Sabes que nada se celebra hoy aquí. Pero tú llegas siempre para estas fechas. Y saludas a todos; los besas casi con la mirada. Dicen que en los más hondos lagares, y sin dolor, baila el buen vino. Mas aquí sólo cantan secas tinajas, secos corazones ¡Fuera! ¡Fuera de aquí los forasteros! ¡Estos que buscan a la alegría! No entren. ¡Fuera! Si un año hubo fiesta mayor, hoy sólo en estas gentes queda la resaca y el miedo ¡Si hoy, la música, no lucirá aunque toque; aunque despiertes de madrugada, y oigas sus voces de romería! Y, sin embargo, te parece que aún brilla un último vaso de vino. Pero yo sé, que tú nunca te irás. Este es tu pueblo. Esta es tu casa. “Mira la claridad del campo.” Y lloras, cerca del autobús, mientras que te despides. ¿Cómo ibas a irte tú? Tú, que no sabes que lo que salva a veces es el odio. (De Coro de ánimas)
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V parada: Casa de Diego Jesús Jiménez. Situada entre la confluencia de las calles de La Loma y Dr. Nicolás Herraiz. “Sombras en Priego” Los cegadores corrales solitarios, las pocilgas de techumbre de cielo y amor de nieve. D. Thomas.
La memoria de ti, que es un día lejano de dolor y zozobra. La luz del rayo que todavía teje de color malva el miedo de nuestra infancia. “En la casa embozada, al vuelo de la noche”, subo a las habitaciones del silencio: hay un breve recuerdo desolado en sus cómodas; queda un rescoldo aún vivo de oscuridad ahogada en los baúles. Y aún está allí, aún sigue allí tu imagen encendida en el tiempo; entornados los párpados, la vida abandonada entre las sombras; sombras que ahora penetran mi corazón, ¡oh Dylan Thomas!, se hacen oscura noche que desciende por siempre. (De Bajorrelieve) “Priego en los poemas de Diego Jesús” Estoy en la terraza de mi casa. Miro hacia abajo y veo las campanas, los ojos negros de la Torre, las últimas cigüeñas esperando a que noviembre llegue más seguro. Y a la derecha, en la última curva de la senda tres o cuatro cipreses, por costumbre. Estoy en la terraza de mi casa y salgo; cruzo las calles, los últimos charcos de la lluvia y llego hasta la iglesia, antigua y necesaria como un árbol. Allí, don Miguel ensayando en el coro la novena…, altares florecidos para el rezo y el llanto universal de cada tarde. Entro. Observo que todos me siguen recordando, que se levanta la sacristía en pleno para hablarme: dorados candelabros, aleluyas, salmos, traducciones de los viejos latines de la guerra… GRUPO DE LECTURA
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Saludo y paso hasta la pila misma del bautismo, hasta el cuarto de los cuadros antiguos y los comulgatorios. Veo figuras sonrientes, corazones de manos amarillas, hombres empolvados de luto en la memoria. A la salida, abro una cruz y digo: supuesto que eres hombre, Señor, aquí tienes la pena. A la salida pienso que sucedió antes de que los niños inventaran las playas para jugar, antes de que existieran los barcos de papel y la alegría; y ahora que puedo quisiera decir Fe, y digo Fe y ya estoy viendo que se me queda corta la palabra. (De Ámbitos de entonces)
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VI parada: Centro Cultural Diego Jesús Jiménez. Situado en la Plaza de la Batalla de Lepanto y ubicado en el antiguo edificio de la Inquisición y de la cárcel. Es un sólido edificio del siglo XVI construido con gruesas piedras de sillería de estilo renacentista. Desde el año 2003 lleva el nombre del poeta pricense Diego Jesús Jiménez, con un magnífico patio decorado con palabras del poeta y, en un lado, la escultura de un libro como homenaje a la celebración de los cursos de poesía que promovió el propio poeta. A la muerte del mismo, fue velado su cuerpo en este patio. “Funeral” Por este Panteón pasé otras tardes. Nunca como hoy, con el candil bien preparado, tan oculto a los aires. ¿Veis estos campos? Aquí puse mi adiós, humildemente me despedí; sacó el pañuelo mi juventud. “Adiós a todos.” Apoyado en sus verjas, supe del buen amor, aprendí a robar sangre, pisé cardos, llené de trigo los bolsillos: enterré al padre. Salí…, salí…, ¿recuerdo el pueblo? El corazón es como una aldea tierna, es como el pan recién cocido, colocado en su harnero. Por la luz del candil, por el aceite de estos cielos, voy recordando mi camino. Ya he olvidado el buen amor, las niñas orinando en sus tapias, aquel trigo. Padre, sobre esta tierra discurrió mi infancia, tuve miedo a los muertos, entró en celo mi sangre. Hoy, titiritero, hombre envuelto en la noche, con el candil, con el aceite de mi vida, casi desalentado por lo que aún uno puede adivinar, regreso. GRUPO DE LECTURA
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¡Buen lamparón de grasa para la fe del niño! ¡Buen moscatel este paso que traigo, esta adivinación para las viñas; este retablo duro! ¡Manchas, manchas para la fe!, que luego contarán, que bien pueden tener su hora trágica. Pero, si tú ya tienes frío, que edredón o qué manta podrá ser tu doncella de calor, la esposa de la temperatura. Si no eres nadie ya en tu tierra, mal aldeano, herida y cicatriz de aquel buen tiempo que iba elevándose para brindar, para poner su luz sobre mi corazón: antiguas criptas, locas galerías. Entonces, padre, perdida la simiente, seco el rastrojo de mi voz, mi vieja orquestación –el clarinete segador, la flauta de los olmos, las trompetas del cierzo-, padre, con qué agobio soy alabado bajo tu recuerdo. Pero es mayor mi amor y aquí te traigo, mi poca fe y mis horas de espera. Te doy por muerto aunque pudiese recordar aquel curanderismo, aquella magia o aquellos bisturíes, o las recetas: argumentos de mago. Aunque ahora recordase las alcobas del pueblo y la esperanza de las enfermedades, la sangre envenenada, o el buen talento de las juergas: los juncos de los tuberculosos. Qué mal golpe de tos, qué inoportuno hoy, hoy que hace sol, que tiembla ya el verano, que abre las puertas de las casas, o a esta hora en que el gran circo de la noche tiende su lona, y yo con mi candil regreso, equilibrista, único, intentando que ardan las alas de la fe, cuando te digo: te doy por muerto, y pienso, GRUPO DE LECTURA
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que aunque algo quede -¡oh!, ¿me estás oyendo?-, seguramente, nada ocurrirá; ni el baile de una boda, ni un farol alumbrando, ni la fea de pueblo para decir, para darnos camino, noche en lo alto, púlpitos serenos. Toco tu tumba ya sin esperanza. ¡Qué nadie mire aún, que nadie meta la nariz de su tiempo, los años de su suerte! Aquí se acaba un hombre; lo estoy dando por muerto. (De Coro de ánimas) VII parada: Cementerio. Diego Jesús Jiménez murió en Madrid el 13 de septiembre de 2009. Al día siguiente, fiesta principal de Priego en honor del Santísimo Cristo de la Caridad, fue trasladado a su pueblo en cuyo cementerio reposan sus restos. “Nuestros muertos” Para Luis Jiménez Martos
Estaba con mi madre y con mis tías repasando en la trastienda de la casa milagros de la vida, los recuerdos, del hambre y de la guerra, la humedad de las flores de aquel tiempo. Estaba con mi madre y con mis tías, repasando despacio a la familia y pasando rosarios, no otra cosa. Me estamparon la vida tan de pronto delante de mis ojos, que pensé en el desorden y en la sangre, en cosas que después he ido borrando a balazos de amor sobre la tierra; como el que pierde el paso en un desfile y se encuentra con Dios y se hace niño. Y sin embargo, cada día nacen tantas vidas de nuevo por las casas y tanta espiga en flor por el barbecho, que no vale la pena fatigar el pasado GRUPO DE LECTURA
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a base de recuerdos. Ni decir –por ejemplo“ese es de Andrés, el que mató en el campo al padre de mi padre y a su hermano, en aquella cuneta, sin conciencia”. Después, al levantarnos, hubo alguien que dijo que el tiempo no da ya más de sí, ni de no, porque ya es tarde. Y es, que la España de hoy no es la de entonces aunque el hombre se acerque a su familia y vea que los muertos apuntalan el techo como firmes estatuas, como frutas podridas en boca de los niños. Pero aún así, perdonar es algo tan grande en esta vida… es tan viejo y tan nuevo, tan de siempre… (De Ámbitos de entonces) Color solo ¿Cómo, entonces, salir de aquí, intentar la aventura de salir de este tiempo de desolación? El verde claro que nos trae la alegría y la esperanza, no como el del musgo o el de las botellas, llenos de incertidumbre y de sollozos, o el verde ya oxidado del tiempo; ni tan siquiera el de la manzana o el del oleaje porque no tienen ojos ni cintura. Ni los verdes del puerto, porque están en silencio; ni aquellos que nos dicen adiós desde las estaciones o desde la ventana. Ni el de los cuarteles o el de las casullas porque jamás dan flor. Yo digo el verde de la infancia que no nos deja solos nunca, y vive y sueña y morirá con nosotros; o el de ese vestido que lo levanta el aire a nuestro paso, y nos mira y acepta desde su inocencia infantil; no el de ese otro que anda desde la amanecida en bata y nos ve con recelo; ni ese que está siempre con los ojos en blanco; ni el que se santigua porque no tiene fe. GRUPO DE LECTURA
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Yo hablo del verde que está solo y que es aventura, del verde de los mares porque no tiene rumbo, del que nace en los sueños porque no nos olvida. Hablo del verde que nos mira a los ojos y jamás siente miedo. Zurbarán lo pintaba con racimos de uvas y en mesas florecientes. Yo lo recojo ahora del juego de esos niños que están ahí, en las sombras, cerca de casa. Toco ese verde que se encoge de hombros porque es inocente, y sus pechos me miran ligeros como gestos, tiemblan de amor bajo las estrellas. (De Bajorrelieve) Diego Jesús Jiménez Galindo (1942 – 2009)
Amanecida en Priego I El sol rompe por el estrecho en la mañana de primavera en Priego. Majestuosa torre de San Nicolás de Bari despunta en la hoz del Escabas y apuntala los primeros rayos de sol. Las palomas torcaces despiertan y revolotean en derredor alegres por los brotes de los frutales en su esplendor. El color y la vida se extienden en la amanecida en Priego.
II ¿Con qué nos vas a sorprender el día, tibio sol que apenas cabes entre las rocas del estrecho? Subo la persiana de la ventana del instituto GRUPO DE LECTURA
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y me regalas la luz, el día nuevo de algarabía y juventud en la docencia y enseñanza. ¡Milagro en Priego!
RLJ “Fiesta en la oscuridad” Arrodillado ante tu cuerpo, ¡oh tú!, verdad hecha de flores, apacible paisaje de reyes y criados dando caza sobre el jarrón vacío del recuerdo a ciervos encantados bajo un cielo de nubes en jauría y sin paz. Y así la imagen del séquito encendiéndose en el fondo del ojo del animal que ha muerto. Brillan las armaduras de los [guerreros que regresan; se oyen en su mirada los cascos del caballo que cruza y el frío del relincho. Rocío de la noche, sueño que me ha olvidado, eres; imaginada por mi lengua, nacida en el [inmenso nublo de la memoria. Álzase en el concierto de los aires y en la luz hecha [música. Inventada apareces, ¡oh tú!, espejo de las sombras, oscuridad de invierno, pájaro de las corrientes dibujado en el agua. Hace tiempo matáronme. La imagen de la muerte reposa hoy en tus ojos. Sueña el laúd en la alfombra de la noche olvidado. Beso tu corta edad; subo la falda aquella de la infancia; llora el deseo crecido en la niñez. Allá sobre el más hondo dolor de haber vivido, yo te amo. Mientras, la luna entre los árboles quema su sueño en libertad. Como un nido el deseo se sostiene en la cima de un desnudo dichoso. Otros días anduve entre las sábanas de la prostitución, donde se acepta nuestro beso como negocio, no como naufragio. Y cae la tarde, y en los ojos del ciervo las estrellas se olvidan. Cuántos cuerpos que me despreciaron desde el tuyo me aman. ¡Oh!, cuántos rostros y pechos y desnudos nacen de ti, silenciosa y oculta, fiesta en la oscuridad, flor que ha crecido sin juventud y yace sobre la tumba de su arena como un dios inventado. GRUPO DE LECTURA
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Sobre el jardín cae la lluvia incendiándose. Tras el disfraz de su linaje monta el rey en las hembras de los labriegos. Cruzan las águilas baldías del corazón, la cumbre de la sangre. Rara es la complacencia de esta orgía donde la servidumbre asciende humillada entre risas de licor medieval; movidos por los hilos del alcohol, amenazados por la navaja del destino, bufones de este reino, donde tan sólo somos los [residuos de una hoguera apagada. Mira nuestros desnudos, ese reflejo de oro de nuestra pobreza, ardiendo en la mirada de cristal, tendido en [los profundos bosques de los ojos del ciervo que, hace años, mataron. Tu cuerpo es residencia y es hogar de otros cuerpos. Sobre tu espalda crecen los milagros, vienen a beber de mi sed otras espaldas. ¡Oh! Mira, esa de hombros tranquilos, llena [de soledad y de humildad, o esa que respira en asombro, derribada y gentil; o aquella de vuelo moreno como el del halcón; o esa otra de ahí, amiga de la noche, que no tiene nombre sino precio; o la que se arrodilla cuando ama, esa que nace del olvido y ya tiembla de amor. En tu cuello indefenso aún vive toda la adolescencia y la inocencia de aquellos días. Cárcel y hospital es la luz para los sentidos. La claridad destiñe a la materia; envilece [el sonido de las palabras, quema las sombras, desvanece el recinto de los sueños y el lecho donde amaban. En qué perdido paraíso, sobre qué antiguas nubes rezan por ti mis ángeles. Qué negras alas llevan mi cerebro a tu cuerpo. En los altares de la carne cumplen el dolor y la vida. Apaga tú esa noche, esa que en la mentira crece, que fermenta en la nieve del desdén y el olvido. Bajo las cumbres de la tarde bajo esa luz que, por un momento, da color de azafrán a la senda y al monte, la libertad nos mira con sus ojos vacíos. Parece que no fuera a cerrarlos jamás. (De Fiesta en la oscuridad)
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Pequeñas pautas de aficionado para intentar leer y entender un poema: Tenemos que tener en cuenta, para abordar tan difícil misión, que los rasgos principales de la Literatura son la utilización especial del lenguaje y la creación de un mundo de ficción. También entre las finalidades de la misma se encuentran la expresión de sentimientos y emociones y la creación de impresiones estéticas. Resumiendo: aprehender la belleza con las palabras. Por tanto, no debemos de tener miedo a la hora de enfrentarnos a la lectura y compresión de un poema. Quizá ser cautos y observar que nuestra entonación o tono de voz que empleamos es el adecuado, más bien algo elevado de lo habitual y más pausada, si cabe, nuestra lectura. También es muy importante observar una pausa versal al final de cada verso, independientemente de que tenga signo de puntuación o carezca de él. Respirar tranquilamente tanto al final de cada verso, como cuando nos encontremos un signo de puntuación. Si no lo hacemos, nos podremos ahogar o asfixiar en el intento. No es necesario declamar o dramatizar su lectura (allá cada cual con lo teatrero que sea). Hay que intentar comprender lo que el autor ha querido transmitir con la selección de palabras del poema, es decir, por qué ha utilizado esa materia prima para conseguir ese producto elaborado y final que tenemos entre nuestras manos o ante nuestros ojos. Debemos hacernos preguntas siempre, pero en esta ocasión, y por ejemplo: ¿qué quiere expresar el autor con lo que ha escrito? Si encontramos respuesta a la pregunta anterior, traducir la respuesta a nuestro catálogo de sensaciones, impresiones, vivencias, etc., para seguir con el proceso de intentar encontrar una traducción objetiva entre nuestros sentimientos. Tanto si lo conseguimos como si no, siempre nos va a quedar la duda de si lo hemos entendido bien. Solo si el poeta o la poetisa viven nos la podrán resolver. Por el contrario, siempre podremos sentir esa angustia existencial innata a nosotros mismos (aquel que la sienta, claro está) de no comprender lo escrito. Y para finalizar y en el fondo, creo que es cuestión de tener buena suerte con el poema, con el autor o autora y con la lectura y entendimiento del mismo en unas condiciones favorables de concentración, tiempo, lugar, etc.
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Recitar poesía, un poema, es suspender la palabra en el tiempo de un momento, efímero instante; haciéndola retumbar al auditorio para que esa palabra quede en el eco de un espacio y en el tímpano de quien la recibe.
Despacio, muy despacio. Pausa al final de cada verso como si todo fueran puntos y comas.
Contención de un suspiro, cogiendo aire para que salgan las palabras claras, con fuerza. Fuerza expresiva propia que las hace excelsas, capaces de emocionar y de transmitir un sentimiento, una ilusión, una realidad…
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BIBLIOGRAFÍA: Ayuntamiento de Priego, www.priego.es JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, Martínez Novillo, Dirección General de Bellas Artes, Artistas españoles contemporáneos, Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia, Valencia, 1972. JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, A Diego Jesús, en el estreno de sus “moradas” pictóricas, Kreisler Galería de arte, Madrid, 1991. JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, Fiesta en la oscuridad, Bartleby Editores, Madrid, 2006. JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, Iluminación de los sentidos (Antología), Estudio previo de Manuel Rico, Ediciones Hiperión, Madrid, 2001. JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, Bajorrelieve / Itinerario para náufragos, Edición de Juan José Lanz, Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 2001. JIMENEZ GALINDO, Diego Jesús, Escombros de la luz, Colección Homenajes, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Madrid, 2010. LUJÁN ATIENZA, Ángel Luis, Desde las márgenes de un río (La poesía coral de Diego Jesús Jiménez), Ediciones Litopress, La manzana poética, Córdoba, 2006. MARTÍNEZ RUIZ, Florencio, Leer y entender la poesía de Diego Jesús Jiménez (Crónicas, críticas y notas de mi agenda periodística), Excma. Diputación Provincial de Cuenca, Colección Atalaya, 2009.
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MOLINA DAMIANI, Juan M. y MUELAS HERRAIZ, Martín, La Poesía de Diego Jesús Jiménez, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Colección Humanidades, Cuenca, 2007. MUELAS HERRAIZ, Martín, Diego Jesús Jiménez: Fugacidad Inmóvil en Priego, Diputación Provincial de Cuenca, 2010. RICO, Manuel, Diego Jesús Jiménez: capacidad visionaria y meditativa del lenguaje, Instituto Juan de Valdés, Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, 1996.
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PEQUEÑO RECORRIDO HISTÓRICO-LITERARIO POR EL CASO ANTIGUO DE CUENCA Salimos de nuestro instituto en Priego hacia Cuenca. Una vez allí, pasamos la ciudad y nos dirigimos hacia la hoz del Huécar por la carretera de Palomera para seguir la dirección de la ruta turística, subiendo la hoz, y llegar a nuestro destino inicial: el aparcamiento del barrio del Castillo. (No el ansia de color exótico, ni el afán de “necesarias” novedades. La que viaja, siempre que viajo, es mi alma, entre almas. Ni más nuevo, al ir, ni más lejos; más hondo. Nunca más diferente, más alto siempre. La depuración constante de lo mismo, sentido en la igualdad eterna que ata por dentro lo diverso en un racimo de armonía sin fin y de reinternación permanente. En la tarde total, por ejemplo, lo que da la belleza es el latido íntimo de la caída idéntica, no el variado espectáculo externo; la exactitud del latido. El corazón, si existe, es siempre igual; el silencio, verdadera lengua universal ¡y de oro!, es el mismo en todas partes. En este álbum de poeta copié, en leves notas, unas veces con color solo, otras sólo con pensamiento, otras con luz sola, siempre frenético de emoción, las islas que la entraña prima y una del mundo del instante subía a mi alma, alma de viajero, atada al centro de lo único por un hilo elástico de gracia; pobre alma rica, que yendo a lo suyo, se figuraba que iba a otra cosa… o al revés, ¡ay!, si queréis. J.R.J. Madrid, 3 de septiembre de 1916.)
Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958), Premio Nobel de Literatura en 1956, ya nos hablaba de los viajes, del alma, del corazón y del color solo en esta especie de introducción a su obra Diario de un poeta recién casado. Color solo ¿Cómo, entonces, salir de aquí, intentar la aventura de salir de este tiempo de desolación? El verde claro que nos trae la alegría y la esperanza, no como el del musgo o el de las botellas, llenos de incertidumbre y de sollozos, o el verde ya oxidado del tiempo; ni tan siquiera el de la manzana o el del oleaje porque no tienen ojos ni cintura. Ni los verdes del puerto, porque están en silencio; ni [aquellos que nos dicen adiós desde las estaciones o desde la ventana. Ni el de los cuarteles o el de las casullas porque jamás dan flor. Yo digo el verde de la infancia que no nos deja solos nunca, y vive y sueña y morirá con nosotros; o el de ese vestido que lo levanta el aire a nuestro paso, y nos mira y acepta desde su inocencia infantil; no el de ese otro que anda desde la amanecida en bata y nos ve con recelo; ni ese que está siempre con los ojos en blanco; ni el que se santigua porque no tiene fe. Yo hablo del verde que está solo y que es aventura, del verde de los mares Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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porque no tiene rumbo, del que nace en los sueños porque no nos olvida. Hablo del verde que nos mira a los ojos y jamás siente miedo. Zurbarán lo pintaba con racimos de uvas y en mesas florecientes. Yo lo recojo ahora del juego de esos niños que está ahí, en las sombras, cerca de casa. Toco ese verde que se encoge de hombros porque es inocente, y sus pechos me miran ligeros como gestos, tiemblan de amor bajo las estrellas. Diego Jesús Jiménez Galindo (Madrid, 1942 – Madrid, 2009)
I parada: Barrio del Castillo. Estiramos las piernas, nos desentumecemos un poco y allí mismo donde se extiende la imponente panorámica de la ciudad a nuestros pies, comenzamos una pequeña explicación sobre la ubicación de la misma, el promontorio sobre las dos hoces formadas por los ríos Huécar y Júcar, los cerros de San Cristóbal, del Socorro y de la Majestad, la fundación musulmana de Konka, lienzo de la muralla de época califal, la leyenda de Zaida, Alcázar hasta la torre de Mangana, hocino de Federico Muelas… ¡Oh, si mirar pudieras como yo te contemplo; si tus ojos caídos en abisales cielos donde vuelan vilanos de luz amanecida; si esa mano, esa concha que yo escuchar pretendo, para encontrar el eco a tu mirada; si tu voz, que yo ignoro y supongo perdida, pudieran rodearme como divina espuma!... Federico Muelas, Mito, 1934.
II parada: Archivo Histórico Provincial. Escultura de Fray Luis de León. Arco de Bezudo (s. XVI), restauración de parte de la muralla del Castillo, edificio antiguo de la Inquisición, contamos el episodio en prisión por cuatro años de Fray Luis de León, soneto inscrito en el muro de una de las celdas… [A la salida de la cárcel] Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa, en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso. Fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1527 – Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 1591).
Soneto atribuido a Manuel de Castro, judaizante condenado por la Inquisición de Cuenca. Principios del siglo XVII. Grabado en la pared de una de las celdas. Es tan grande mi pena y sentymiento en esta prisión triste y rigurosa ausente de mis hijos y mi esposa que de puro sentillo no lo siento. Oh, si llegase presto algún contento, oh, si cansada ya la ciega diosa, conmigo se mostrase más piadosa, poniendo treguas a tan gran tormento. Más, ay, que mi esperanza entretenida, consume el alma en tan larga ausencia, adonde está aresgada honra y vida. Más yo confío en Dios que mi conciencia está tranquila aunque afligida, al menos, reconozcan mi ynocencia.
III parada: Plaza del Trabuco. D. Jorge Manrique, hombre de letras y de armas. Iglesia de San Pedro, única de Cuenca con planta octogonal y vinculada a la leyenda templaria. Esta plaza recibe el nombre medieval de los artilugios utilizados para la defensa de la ciudad llamados trabucos, especie de ondas gigantescas tipo catapultas. El gran poeta y caballero de la Orden de Santiago, hijo del maestre de la misma D. Rodrigo Manrique, con sede en el Monasterio de Uclés (Cuenca), D. Jorge Manrique luchó en el bando de Isabel la Católica en la lucha sucesoria que siguió a la muerte de Enrique IV. Nacido en Paredes de Nava (Palencia), fue herido en el asalto al Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), llevado a donde acampaba su ejército en Santa María del Campo Rus (Cuenca) y, finalmente, trasladados sus restos y enterrados en el Monasterio de Uclés (Cuenca). Compuso una de las elegías más famosas y brillantes como son las Coplas a la muerte de su padre, de las que, años después, Lope de Vega diría que deberían estar escritas con letras de oro en la literatura castellana. A SU MOTE QUE DICE: “NI MIENTO NI M’ARREPIENTO” Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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Ni miento ni m’arrepiento, ni digo ni me desdigo, ni estó triste ni contento, ni reclamo ni consiento, ni fío ni desconfío; ni bien biuo ni bien muero, ni soy ageno ni mío, ni me venço ni porfío, ni espero ni desespero. Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia, 1440 – Provincia de Cuenca, 1479)
IV parada: Ronda del Júcar. Diego Jesús Jiménez. Mirador de Camilo José Cela (Premio Nobel de Literatura en 1989). Romance del Júcar, Gerardo Diego. Júcar (III), Diego Jesús Jiménez. Cuenca abstracta, pura, de color de plata, de gentiles piedras, hecha de hallazgos y de olvidos como el mismo amor-, cubista y medieval, elegante, desgarrada, fiera, tiernísima como una loba parida, colgada y abierta; Cuenca, luminosa, alada, airada, serena y enloquecida, infinita, igual, obsesionante, hidalga; vieja Cuenca. Camilo José Cela (Padrón, La Coruña, 1916 – Madrid, 2002)
Hoz del Júcar, Ermita de las Angustias, antiguos depósitos, aparcamiento actual… Romance del Júcar Agua verde, verde, verde, agua encantada del Júcar, verde del pinar serrano que casi te vio en la cuna, -bosques de san sebastianes en la serranía oscura, que por el costado herido resinas de oro rezuman-; verde corpiños verdes, ojos verdes, verdes lunas, de las colmenas, palacios menores de dulzura, y verde –rubor temprano que te asoma a las espumasde soñar, soñar –tan niñacon mediterráneas nupcias. Álamos y cuántos álamos se suicidan por tu culpa, rompiendo cristales verdes de tu verde, verde urna. Cuenca, toda de plata, quiere en ti verse desnuda, y se estira, de puntillas, sobre sus treinta columnas. No pienses tanto en tus bodas, no pienses, agua del Júcar, Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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que de tan verde te añilas, te amoratas y te azulas. No te pintes ya tan pronto colores que no son tuyas. Tus labios sabrán a sal, tus pechos sabrán a azúcar Cuando de tan verde, verde, ¿dónde corpiños y lunas, pinos, álamos y torres y sueños del alto Júcar? Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987) Júcar (III) Desciende entre pinares la quietud de la tarde. En él fluyen los cielos y se desvela, como un tapiz, su música. Suspendido en la imagen que reflejan las aguas, el universo sacia la sed que no conoce límites. En mi sangre penetran como luces dormidas los aromas, moradas donde mi cuerpo habita, oculto, en sus remansos. Desnudos paraísos de frío sus paisajes de nieve, donde aún la pureza fuera de mí, herida por la infancia, florece en la memoria como un dios extinguiéndose. Bajan de las Angustias, todavía llevados por el sol de la tarde, los pájaros que nacen de sus cánticos fúnebres. Murallas desbordadas por arroyos y fuentes, palabras que han vencido los siglos se diluyen en él; y yacen sus voces invernales sobre un silencio herido. Dejadme aquí, bien en lo alto de la ciudad, aquí, en Mangana, donde ilumina el jazmín blanco de silencio a la noche, donde el rumor errante de las aguas, entrega su sepulcro a mi cuerpo para que así, perdida la memoria, los sentidos descalzos, siga siendo milagrosa marea del crepúsculo; invisible aposento en el que fluye, ¡oh música infinita!, mi corazón en su quietud eterna. Diego Jesús Jiménez (1942-2009)
V parada: Antigua iglesia de San Pantaleón. Escultura de Federico Muelas. Antigua iglesia vinculada con la Orden del Temple. Alberga la escultura del poeta conquense Federico Muelas. Capiteles figurados en la portada de la misma.
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Soneto a Cuenca Alzada en limpia sinrazón altiva -pedestal de crepúsculos soñados-, ¿subes orgullos? ¿Bajas derrocados sueños de un dios en celestial deriva? ¡Oh, tantálico esfuerzo en piedra viva! ¡Oh, aventura de cielos despeñados! Cuenca, en volandas de celestes prados, de peldaño en peldaño fugitiva. Gallarda entraña de cristal que azores en piedra guardan, mientras plisa el viento de tu chopo el audaz escalofrío. ¡Cuenca, cristalizada en mis amores! Hilván dorado al aire del lamento. Cuenca, cierta y soñada, en cielo y río. Federico Muelas (Cuenca, 1910 – Madrid, 1974)
VI parada: Catedral de Santa María y de San Julián de Cuenca. Plaza Mayor. San Julián (1128, Burgos – 1208, Cuenca), segundo obispo de Cuenca en 1198 y patrón de la ciudad. Fachada reconstruida e inconclusa por el hundimiento de la torre del Giraldo o torre de las campanas en 1902. Soneto anónimo de los Siglos de Oro No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.
Una copia de este soneto se encuentra escrito en una losa en la Ermita de San Julián el Tranquilo en Cuenca.
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VII parada: Plaza de Obispo Valero. Escultura ecuestre de Alfonso VIII. Escultura ecuestre del rey Alfonso VIII. Palacio episcopal, Museo Arqueológico, Plaza de Ronda, Casa del Rey, Casa de la Sirena, Casas colgadas. Conquista de la ciudad en 1177 por Alfonso VIII, tras varios meses de sitio, con la aparición de la Virgen de la Luz y el engaño del pastor Martín Alhaja para introducir soldados dentro de la ciudad por una de sus siete puertas. Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII, hija de Leonor de Aquitania (fue reina de Francia e Inglaterra), hermana de Ricardo Corazón de León y de Juan Sin Tierra. VIII parada: Puente de San Pablo. Soneto de Federico García Lorca. Hoz del Huécar. Antiguo puente de piedra que comunicaba el Monasterio de los Paules con el obispado, dinamitado en 1895 por miedo a que se hundiera y construido el actual con la estructura de hierro. Fundación Gustavo Torner y Parador de Turismo. Casas colgadas: mesón y Fundación Juan March (Museo de Arte Abstracto). El poeta pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca ¿Te gustó la ciudad que gota a gota labró el agua en el centro de los pinos? ¿Viste sueños y rostros y caminos y muros de dolor que el aire azota? ¿Viste la grieta azul de luna rota que el Júcar moja de cristal y trinos? ¿Han besado tus dedos los espinos que coronan de amor piedra remota? ¿Te acordaste de mí cuando subías al silencio que sufre la serpiente prisionera de grillos y umbrías? ¿No viste por el aire transparente una dalia de penas y alegrías que te mandó mi corazón caliente? Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – Víznar, Granada, 1936)
IX parada: Puente sobre el río Huécar. Romance del Huécar, Gerardo Diego. Diego Jesús Jiménez. Romance del Huécar Y el Huécar baja cantando, sabiendo lo que le espera, que va al abrazo ladrón de su nombre y de su herencia. Y el Huécar baja contento y cantando pasa el Huécar, torciendo de puro gozo sus anillos de agua y menta. Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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Toda la hoz, todo el eco de la noche gigantesca, se hace silencio de concha para escuchar su pureza, porque viene tan vacante, tan sin cítolas ni ruedas, que está inventando la música al compás de su inocencia. Nunca vi un río tan íntimo, nunca oí un son tan de seda, es el resbalar de un ángel unicornio por la tierra. A un lado y otro del tránsito renuevan su muda alerta rocas de pasmo sublime humanadas de conciencia, casas con alma y corona y, al baño de luna llena, los descolgados hocinos sus rocíos centellean. La creación está aquí, aquí mismo se congregan el nacimiento del aire, la voluntad de la piedra. Y allá en lo hondo -unicornio entre lanzas que le tiemblancosas que sabe del cielo nos canta el ángel del Huécar. Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987)
Antigua fábrica de cemento. Cauce artificial con aguas del Júcar. Antigua Iglesia de San Martín y barrio de San Martín (auténticas casas colgadas). Antigua Iglesia de la Santa Cruz (sede de la agrupación de artesanía). Colegio de Arquitectos. Teatro auditorio municipal. La música serena, más callada, se enciende con la tarde; sobre la verde vena del agua, brilla y arde junto al silencio de armonía plena. Con ritmo lento huye por transparentes luces alumbrada. Oh, claridad que fluye y en sombras agostada contempla su pureza y se destruye. Diego Jesús Jiménez (1942-2009)
Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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Al borde del estanque se apresura por derramar un pájaro su idioma; roza a las flores, sufre con su aroma la levedad de ser substancia pura. Inclínase la flor en la amargura de ser sólo el reflejo al que se asoma: agua, por fin, que del estanque toma sólo la soledad de su agua obscura. En negras transparencias y humedades por sonidos y sombras dibujadas brilla la luz de un pájaro en su vuelo; luz que en la tarde rompe las verdades de la flor en el agua reflejadas al deshacer su imagen y su cielo. Diego Jesús Jiménez (1942-2009)
NOTA: Entre otros muchos ilustres autores literarios relacionados con Cuenca, dejamos para otra ocasión a Alfonso de Valdés, nacido en Horcajada de la Torre (Cuenca), posible autor del Lazarillo y a su hermano, Juan de Valdés, autor de Diálogo de la lengua. CUESTIONES: 1) Averigua e investiga qué forma tenían los trabucos medievales. 2) ¿Qué dos premios literarios muy importantes tiene Diego Jesús Jiménez? 3) Marca en tu mapa las distintas paradas realizadas.
Ricardo López Jaén
Actividad extraescolar 1º ESO, 29 de marzo de 2011.
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ACTIVIDAD DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE: De la métrica del Cantar de mio Cid al verso libre de Diego Jesús Jiménez (1140-2009: casi 900 años después). Participantes IES Molina de Aragón – Molina de Aragón (Guadalajara). IES Diego Jesús Jiménez – Priego (Cuenca). Personajes, autores y obras literarias Rodrigo Díaz de Vivar (h.1040-1099). Cantar de mio Cid. Diego Jesús Jiménez Galindo (1942-2009). Bajorrelieve (1990). Objetivos 1) Destacar el papel de la ciudad de Molina de Aragón (Guadalajara), a través de sus referencias, en el Cantar de mio Cid, como ciudad fronteriza de convivencia. 2) Conocer la obra poética del poeta pricense Diego Jesús Jiménez, Premio Nacional de Literatura en 1968 y en 1997, cuyo nombre identifica a nuestro centro educativo. 3) Aunar, tendiendo puentes desde la Serranía conquense al Alto Tajo (Guadalajara), la poética del Cantar de mio Cid y la poética de Diego Jesús Jiménez, a través de ocho siglos en el tiempo. Descripción metodológica Desde una metodología inicial inductiva y expositiva, se pretende transmitir la importancia que tiene la ciudad de Molina de Aragón (Guadalajara) en la obra de la Literatura universal del Cantar de mio Cid, primera manifestación literaria completa de una obra en lengua castellana. Siguiendo la misma tipología metodológica, se pretende acercar y conocer la obra del poeta pricense Diego Jesús Jiménez, que da nombre a nuestro centro educativo de referencia, principalmente al alumnado del IES de Molina de Aragón, como actividad de intercambio educativo intercentros. Por último, y cambiando a una tipología metodológica deductiva e indagatoria, se pretende crear vínculos de unión entre las comarcas naturales que albergan los dos centros educativos a través de su vinculación poética y métrica de la obra y autor referidos, en la indagación del propio alumnado hacia los procedimientos y el análisis métrico de los mismos.
GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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13 de mayo de 2011
Desarrollo de la actividad de enseñanza y aprendizaje Objetivo 1: Extractos del trabajo de la autora referida en torno a Molina de Aragón: Vida fronteriza en el Poema de Mio Cid: Medina y Molina María de la Concepción Piñero Valverde Universidad de Sao Paulo http://www.raco.cat/index.php/Scriptura/article/view/94871/142727
En el Poema o Cantar de Mio Cid nos llama particularmente la atención la convivencia entre adversarios. De la coexistencia de fuerzas y corrientes diversas, a veces opuestas, surge en la Península Ibérica de la Edad Media un tipo de hombre nuevo, el hombre de frontera, participante de dos mundos: el oriental y el occidental, el musulmán y el cristiano. Pero la frontera no la entendemos aquí solamente como demarcación de límites, sino también como lugar de encuentro, ocasión de intercambio de experiencias. En la medida que supone el encuentro, la frontera puede favorecer el conocimiento del 'otro', la aceptación de lo diferente, el aprecio de cualidades ajenas. Dos ciudades en el Poema o Cantar, Medina y Molina, se nos figuran características de la frontera así considerada. Dos ciudades que en el Poema o Cantar revelan de modo particular los efectos de la contigüidad de culturas y de la vecindad entre moros y cristianos. Cada una de estas ciudades fronterizas ofrece una perspectiva propia. Medina mira la frontera desde Castilla; Molina la mira desde Al-Andalus. (…) Medina, nombre abreviado de Medinaceli, es una plaza cristiana a menudo mencionada en el Poema o Cantar. Esto puede sorprender: la Medinaceli histórica fue siempre musulmana durante la vida del Cid. (…) La Medina del Poema o Cantar es fortaleza clave de Castilla frente a los moros. Al haber establecido el Cid su estado cristiano en Valencia, y siendo amigo del caudillo moro de Molina, aquella fortaleza, según el Poema o Cantar, vino a ser límite entre los dominios del monarca castellano y los territorios dominados por el Cid. Medina, por consiguiente, es ciudad fronteriza por doble título: lindera entre las tierras reales y las del Cid; lindera entre tierras cristianas y moras. La visión de Medina como límite, en el primer caso, queda bien caracterizada por las palabras que el Poema o Cantar atribuye a Alfonso VI, quien sólo hasta allá extiende su protección a la familia del Cid: fata dentro en Medina denles quanto huebos les for; desí adelant piensse dellas el Campeador. (vv. 1382-1383)
La idea se repite en los versos siguientes: por la tierra del rey mucho conducho les dan. De San Pero fasta Medina en çinco días van;
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(vv. 1450-1451)
Y en estos otros versos que hablan de la estancia de Álbar Fañez en Medina: que sopiessen los otros de qué seso era Álbar Fañez o quomo saliera de Castiella Albar Fañez con estas dueñas que trahe. (v. 1511 - 1512)
Limítrofe entre tierras cristianas, la Medina del Poema o Cantar lo es también entre tierras cristianas y moras. Algunos versos significativos se refieren al recorrido que la unía a la cercana Molina, territorio ya del moro Abengalbón: Salieron de Medina, e Salón passavan, Arbuxuelo arriba privado aguijavan, el campo de Taranz luégol atravessavan, vinieron a Molina, la que Avengalvón mandava. (vv. 1542- 1545)
Se registra, incluso, el tiempo del viaje entre ambas localidades: e de Medina a Molina en otro día van. (v. 2880)
El carácter de ciudad fronteriza, sin embargo, no transforma a la Medina del Poema o Cantar en lugar de recelo y sobresalto. Por el contrario, allí es donde se encuentra seguridad. Es como un oasis de paz en un mundo atribulado y amenazado. La misma llegada a Medina se describe como término seguro de una jornada donde los peligros van gradualmente desapareciendo: Passan las montañas, que son fieras e grandes, passaron desí Mata de Taranz de tal guisa que ningún miedo non han, por el val de Arbuxuelo pienssan a deprunar. E en Medina todo el recabdo esta; (vv. 1491 - 1494)
(…) Las acciones del Cid, además, se desarrollan, según el Poema o Cantar, siempre en zonas fronterizas, y tal es la que va desde San Esteban de Gormaz hasta Calatayud, por el norte, y desde Guadalajara hasta Albarracín, por el sur. (…) En el centro de esta región se encuentra Molina de Aragón. Está claro que el autor del Poema o Cantar no solamente conocía Molina y su geografía, sino también su historia y su fuero. Sabía que se trataba de una villa mora en el camino de Castilla a Valencia, en posición estratégica entre tierras cristianas. Según el mismo, el Cid reconoce sin dificultades el dominio moro sobre esa ciudad: vayades a Molina, que iaze más adelant, tiénela Avengalvón, mio amigo es de paz, (vv. 1463-1464)
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En ningún momento en el Poema o Cantar se insinúa la necesidad de una conquista militar de Molina, lo que es notable, teniendo en cuenta su posición estratégica y el botín que podía ofrecer, pues la ciudad era opulenta: Entrados son a Molina, buena e rica casa; (v. 1550)
Pero no sólo en este aspecto Molina es un ejemplo de frontera como lugar de convivencia respetuosa. En ella también se da abrigo a cristianos de paso. En la Molina del Poema o Cantar hallan reposo durante sus repetidas jornadas Muño Gustioz, Pedro Bermúdez, Martín Antolínez y el obispo don Jerónimo, allí acogidos por el moro Abengalbón cuando van al encuentro de doña Jimena: Qui buen mandadero envía, tal deve sperar. Tú, Muño Gustioz e Per Vermudoz delant, e Martín Antolínez, un Burgalés leal, el obispo don Jerome, coronado de prestar, cavalguedes con çiento guisados pora huebos de lidiar; por Santa María vos vayades passar, vayades a Molina, que iaze más adelant, tiénela Avengalvón, mio amigo es de paz, (vv. 1457-1464)
También los infantes de Carrión pasan por la villa: aguijan quanto pueden ifantes de Carrión; félos en Molina con el moro Avengalvón. (vv. 2646-2647)
Y, tras la afrenta de Corpes, doña Elvira y doña Sol: e Minaya con las dueñas iva cabadelant. [...l al moro Avengalvón de coraçón le plaz, saliólos a reçebir de buena voluntad, (vv. 2874; 2881-2882)
(…) Molina se presenta como lugar donde los cristianos habitan bajo un mismo techo con los moros. (…) Más aún. No son sólo cristianos seglares los que en Molina se hospedan como la familia del Cid y los infantes de Carrión-, sino incluso un respetable clérigo, (coronado de prestar, v. 1460). El episodio del hospedaje de don Jerónimo en casa del moro Abengalbón no era, como se deduce, algo que pudiese causar al poeta temor de sospechas eclesiásticas. Y repárese que no hay en el obispo intención de proselitismo: el prelado no va a Molina en misión religiosa, sino a causa de los familiares del Cid. Es indiferente que los hechos relacionados a Abengalbón sean o no históricos: si todo es mera fantasía poética, lo que se concluye es que las autoridades de la Iglesia no la reprobaban, y los demás oyentes la entendían como verosímil, si no deseable. Por otra parte, si es episodio histórico, su irrestricta incorporación al texto poético es señal de que hechos de este género no causaban entonces asombro entre los cristianos. Por el contrario, precisamente en el episodio de GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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su hospedaje en Molina, don Jerónimo es definido por el Poema o Cantar como (buen christiano sin falla, v. 1546). (…) en la Molina del Poema o Cantar no se da el encuentro de personas que apenas se toleran en las apariencias. Al describirse la acogida que Abengalbón reserva a las hijas del Cid, se deja claro que se le atribuye al señor de Molina un sentimiento sincero y profundo de benevolencia: Al moro Avengalvon de coracon le plaz, saliolos a reqebir de buena voluntad, (vv. 2881-2882)
(…) en la Medina y en la Molina del Poema o Cantar existía la posibilidad de convivencia respetuosa e incluso de amistad, lo que parece haber estado en el centro de la creación poética de la frontera. Objetivo 2: Apuntes biográficos, obra poética y premios de Diego Jesús Jiménez Diego Jesús Jiménez nace el 24 de diciembre de 1942 en Madrid. Hijo único de Vicente Jiménez y María Galindo, los problemas de salud de su madre durante el embarazo deciden a su padre, médico de Priego (Cuenca), trasladar a su mujer a la clínica del doctor Vital Aza para el nacimiento de Diego Jesús. Entre 1942 y 1955 discurre su infancia en Priego. En 1955, se traslada a Barcelona para estudiar el bachillerato como alumno interno en el colegio Nuestra Señora de la Bonanova de los Hermanos de San Juan Bautista de la Salle. El 6 de febrero de 1960 muere su padre Vicente Jiménez y el poeta concluye sus estudios en el Instituto Alfonso VIII, de Cuenca, donde conoce a Társila Peñarrubia, compañera de clase, su futura mujer. Allí publica su primer poema en El Molino de Papel y entabla una intensa relación con Raúl del Pozo y los pintores Julián Pacheco y Miguel Zapata. Junto con Raúl Torres dirige en 1961 la revista Orfeo. Recibe el Premio Provincial de Periodismo y publica Grito con carne y lluvia. En otoño de ese año, se traslada junto a su madre a Madrid para estudiar periodismo. Florencio Martínez Ruiz lo introduce en los círculos literarios. Conoce a Eladio Cabañero, Félix Grande, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Sahagún y Francisco Umbral. Con ellos asiste regularmente a la tertulia Hispanoamericana, de Rafael Montesinos, a la del aula pequeña del Ateneo, que dirige José Hierro y a la del Café Gijón que preside Gerardo Diego. En 1963 publica La valija, en Bilbao y Ámbitos de entonces en la colección Rocamador de Palencia. En diciembre de 1964 recibe el Premio Adonáis por La ciudad. Se reúne asiduamente en el Café Gijón con Antonio Hernández, Antonio Colinas, Antonio López Luna, Marcos Ricardo Barnatán, Ángel García López y Agustín Delgado. En 1966 muere su madre y el 31 de julio contrae matrimonio con Társila. En 1968 publica Coro de Ánimas, en Biblioteca Nueva, que obtiene el Premio Nacional de Literatura y nace su primera hija, Társila María; al año siguiente nace su hijo Diego, y en 1972 su hijo José Manuel. En 1972 publica una monografía sobre el pintor Martínez Novillo y recibe en Premio Fray Luis de León por Amanecida en Cuenca. En 1974, obtiene el GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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Premio Bienal de Zamora de Poesía por Fiesta en la oscuridad, publica una nueva monografía para la colección de Artistas Españoles Contemporáneos sobre la obra del pintor José Sancha y comienza a dirigir la colección Alfar de poesía en Editora Nacional, de donde es expulsado a mediados de 1976. Milita en el PCE, formando parte de la Comisión de Cultura del Comité Central; dirige las páginas de cultura de Mundo Obrero y está al cuidado de las publicaciones de la Fundación de Investigaciones Marxistas. En 1978 obtiene el Premio Internacional El Olivo de Poesía por Sangre en el bajorrelieve. En 1982 abandona toda actividad política. Funda la editorial Ibercómic, en la que reedita, en facsímiles, las colecciones de tebeos “que conformaron la educación sentimental de su niñez en Priego durante la posguerra”. En 1990 se le concede el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, por Bajorrelieve y con estudio preliminar de María del Pilar Palomo la editorial Anthropos de Barcelona publica su Poesía (1961-1976). En 1991 realiza su primera exposición de pintura en la Galería Kreisler de Madrid. Impulsa y dirige la Semana Poética de Cuenca. En 1992 funda y dirige la revista Diálogo de la Lengua. En 1996 obtiene el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma por Itinerario para náufragos, que edita la editorial Visor. Aparece en Cuenca Diego Jesús Jiménez: la capacidad visionaria y meditativa del lenguaje, de Manuel Rico y el Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo publica Interminable Imagen, con dibujos de Juan Carlos Mestre. En 1997 se le concede el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura, por Itinerario para náufragos. En 1998, Publicaciones Artesanas y la Diputación de Cuenca editan Poemas del Júcar, para bibliófilos, y la editorial 7 i mig de Valencia, con un prólogo de Manuel Rico, reedita Bajorrelieve. En 2000, impulsado por Diego Jesús y organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha se celebra en Priego el curso “Leer y entender la poesía”, dedicado en esa primera edición al estudio de la obra de José Hierro. El curso viene celebrándose cada año en el mes de julio y en él han participado casi la totalidad de los poetas españoles. En 2001, Hiperión edita Iluminación de los sentidos, una antología poética con un estudio de Manuel Rico y la editorial Cátedra, en su colección Letras Hispánicas, reedita, con introducción y notas a cargo de Juan José Lanz, Bajorrelieve e Itinerario para náufragos. En 2006 aparece una breve antología, Fugacidad inmóvil, prologada por Ángel Luis Luján; se reedita en Bartleby Fiesta en la oscuridad, con un epílogo de Pedro Luis Casanova y la Universidad de Castilla-La Mancha, en edición preparada por Juan Manuel Molina Damiani y Martín Muelas publica La poesía de Diego Jesús Jiménez, con una amplia antología de sus poemas; más de veinte estudios sobre la obra del autor y una completa biografía crítica para el estudio de su obra realizada por Molina Damiani. El 13 de septiembre de 2009 Diego Jesús Jiménez muere en su casa de Madrid. Al día siguiente es enterrado en el cementerio de Priego, su pueblo. En la primavera de 2010, el Consejo Escolar aprobó, y lo ratificó la administración educativa, el nuevo nombre del Instituto de Educación Secundaria de Priego (Cuenca): IES Diego Jesús Jiménez. GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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En julio de 2010, la UCLM llevó a cabo el curso de poesía monográfico para estudiar su obra en el formato que él ideó. Priego fue de nuevo el escenario en el que se escucharon sus versos, en el Centro Cultural que lleva su nombre y en el que ha dejado huella profunda, con la participación de los alumnos del instituto que lleva, igualmente, su nombre. Objetivo 3: Cantar de mio Cid Tema El Cantar de mio Cid trata el tema del complejo proceso de recuperación de la honra perdida por el héroe, cuya restauración supondrá una honra mayor a la de la situación de partida. La mesura del Cid es otro de los temas que aborda. Estructura Cantar del destierro; Cantar de las bodas; Cantar de la afrenta de Corpes. Métrica Cada verso está dividido en dos hemistiquios por una cesura. Esta forma, también típica de la épica francesa, refleja un recurso útil a la recitación o canto del poema. Sin embargo, mientras en los poemas franceses cada verso tiene una métrica regular de diez sílabas divididas en dos hemistiquios por una fuerte cesura, en el Cantar de mio Cid tanto el número de sílabas en cada verso como el de sílabas en cada hemistiquio varía considerablemente. A este rasgo se le denomina anisosilabismo. Aun cuando se encuentran versos de entre diez y veinte sílabas y hemistiquios de entre cuatro y catorce, más del 60% de los versos oscila entre 14 y 16 sílabas. Sin embargo hay que contar con que el elemento más importante de la prosodia de la épica medieval española son los apoyos acentuales y no el cómputo silábico. En principio, todos los versos riman en asonante, pero las asonancias no son tampoco totalmente regulares ni muy variadas (se usan once tipos de asonancia). Lo fundamental, en todo caso, es la asonancia de la última sílaba tónica y se debe tener en cuenta que a partir de esta última sílaba tónica no se considera a efectos de rima la vocal «e», fenómeno que está en relación con la «e» paragógica o añadida a las palabras terminadas en consonante de la poesía épica. Los versos se agrupan en tiradas de extensión variable. Su longitud varía entre 3 y 90 versos, cada una de las cuales tiene la misma rima y suele constituir una unidad de contenido, aunque el cambio de asonante no puede reducirse a reglas. El cambio de rima puede obedecer a una transición a otro lugar, al desarrollo más en detalle de algún episodio o a una variación en el estilo del discurso, la identificación del interlocutor en un diálogo, el cambio de la voz GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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emisora (del narrador a un personaje, por ejemplo) o la introducción de digresiones. Estilo Lo más característico del estilo del poema épico del Cid es un uso consciente de una lengua arcaizante, que se vinculaba con el los cantares de gesta y constituyó una lengua artificial identificada con este subgénero narrativo hasta el siglo XIV, como muestra el tardío Cantar de las mocedades de Rodrigo. Este código específico ha provocado dificultades en cuanto a la datación del poema a partir de sus rasgos lingüísticos. El tono arcaico daba a este verso heroico un tinte de antigüedad, de valor intrínseco por producirse en una edad mítica, en un tiempo heroico. Constituiría un registro propio del estilo sublime o grave medieval. Pero además de los arcaísmos, en esta modalidad lingüística aparecen los neologismos, cultismos latinos e incluso arabismos. En el plano fónico se aprecian aliteraciones, rimas internas y otros efectos eufónicos, muy relacionados con la naturaleza oral, recitada o semicantada que tenían estos poemas. Así, se ha propuesto como ejemplo de aliteración el verso 286 («Tañen las campanas en San Pero a clamor») con su recurrencia en las nasales, que evocan la peculiar acústica de las campanas. De rima interna, pueden destacarse los siguientes versos: ¡Merced, ya rey e señor, por amor de caridad! La rencura mayor non se me puede olvidar oídme toda la cort e pésevos de mio mal, los ifantes de Carrión, que m' desondraron tan mal. Cantar de mio Cid, ed. de Montaner Frutos, vv. 3253-3256.
Pasando al ámbito léxico, destaca el uso de expresiones de la variedad lingüística clerical y jurídica, como «curiador» ('avalista'), «rencura» ('querella'), «entención» ('alegato') o «manfestar» ('confensar'). Destaca, asimismo, el empleo de pares de sinónimos, como «a rey e a señor», «grandes averes priso e mucho sobejanos», «a priessa vos guarnid e metedos en las armas» o «pensó e comidió»; caso especial es la pareja aparentemente antitética pero en realidad sinónima, ejemplos de ello son «venido es a moros, exido es de cristianos», «si a vos pluguiere, Minaya, e non vos caya en pesar», «antes perderé el cuerpo e dexaré el alma» o «passada es la noche, venida es la mañana». Paralelo es el uso de las parejas léxicas que incluyen la referencia a un todo mediante la conjunción de dos términos que se complementan, como es el caso de «grandes e chicos» (que equivale a 'todo el mundo'), «el oro e la plata» ('riquezas de todo tipo'), «de noch e de día» ('en todo momento') o «a caballeros e a peones» ('a toda la hueste'). En general se aprecia un recurso recurrente a las estructuras sintácticas bimembres, que en ocasiones suponen un oxímoron («e faziendo yo a él mal e él a mí grand pro»). En cuanto a la sintaxis, es notable el empleo de las llamadas «frases físicas», que realzan la gestualidad. Así sucede en las expresiones «llorar de los ojos» o
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«hablar de la boca». Abundan también los paralelismos sintácticos y semánticos, y es frecuente encontrar anáforas y enumeraciones: salveste a Jonás cuando cayó en la mar salvest a Daniel con los leones en la mala cárcel, salvest dentro en Roma al señor san Sabastián, salvest a Santa Susaña del falso criminal. vv. 339-343, ed. de Montaner Frutos.
Otro recurso notable es la gran cantidad de usos verbales perifrásticos, entre los que destacan los incoativos querer + infinitivo, tomarse a + infinitivo y compeçar de + infinitivo. El encabalgamiento es más raro, pero su uso es muy significativo en este tipo de género literario. Entre las figuras retóricas, cabe mencionar el uso de la interrogación y la exclamación. Son, en cambio, muy escasas las figuras de pensamiento. Solo caben mencionar algunas metáforas sencillas, con valor simbólico y una base asentada en la tradición y la lengua oral. Un símil ha sido habitualmente señalado, el que se usa para comparar la separación del Cid y su familia con la fórmula «commo la uña de la carne» (vv. 365 y 2642). Más extendida está la metonimia, sobre todo en su variedad de sinécdoque (expresar la parte para aludir al todo). En el verso 16 se dice que en la compañía del Cid se contaban «sessaenta pendones» (esto es, sesenta caballeros armados con lanza, que remataba en un estandarte o pendón). Caso notable es la expresión «fardida lança» donde la lanza es sinécdoque de caballero y el epíteto «fardida» (=ardida, 'fogosa', 'valiente') es en realidad una metáfora que personifica la virtud del que la enristra. De alcances líricos son los «ojos vellidos catan a todas partes», donde los ojos son metonimia sinecdótica de las mujeres del Cid, que acaban de subir al punto más alto de Valencia para contemplar la riqueza del paisaje que el héroe acaba de conquistar. El epíteto épico Se trata de locuciones o perífrasis fijas usadas para adjetivar positivamente a un personaje protagonista que se define e individualiza con esta designación. Puede estar constituido por un adjetivo, oración adjetiva o una aposición al antropónimo con función especificativa y no únicamente explicativa. Es el Cid quien mayor número de epítetos épicos, que en última instancia forman parte del sistema de fórmulas y frases hechas. Los más utilizados para referirse al héroe son:
El Campeador El de la barba vellida (barba poblada, vellosa) El que en buen hora nasció El que en buen hora cinxo espada (ciñó su espada, es decir, fue armado caballero)
Pero también los afectos y allegados del Cid reciben epítetos. Así, el rey es «el buen rey don Alfonso», «rey ondrado» ('honrado'), «mi señor natural», «el GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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castellano», «el de León». Jimena, su esposa, es «mugier ondrada»; Martín Antolínez es el «burgalés de pro/complido/contado/leal/natural»; Álvar Fáñez (además de que el «Minaya» que lo suele anteceder como apelativo pudiera ser un epíteto), es «diestro braço». Incluso la legendaria montura del Cid, Babieca, es «el caballo que bien anda» y «el corredor»; o Valencia, que es «la clara» y «la mayor». Fragmentos del Cantar de Mio Cid y Molina de Aragón para su análisis métrico: 126 "Escucha sobrino mío, escucha Félez Muñoz, que descanséis en Molina una noche quiero yo por saludar a mi amigo el buen moro Abengalbón; que reciba a mis dos yernos como él sepa mejor; dile que envío a mis hijas allá a tierras de Carrión; en lo que ellas necesiten, que las sirva a su sabor, y que luego hasta Medina las acompañe a las dos. Por todo lo que él hiciere le daré buen galardón." Como la uña de la carne el Cid de allí se arrancó. Ya vuelve para Valencia el que en buenhora nació y siguen por su camino los infantes de Carrión. Al llegar a Albarracín todo el mundo descansó, al otro día de prisa cabalgan los de Carrión, ya llegaron a Molina, que es del moro Abengalbón. El moro cuando lo supo se alegra de corazón y con muchos alborozos a recibirlos salió. ¡Qué bien que los sirve en todo aquello que se ofreció: Al otro día con ellos el buen moro cabalgó y doscientos caballeros que a acompañarlos mandó. Ya atravesaron la sierra, la que llaman de Luzón, el valle del Arbujuelo pasan, y junto al Jalón en lo que Ansarera llaman el descanso se tomó. A las dos hijas del Cid regalos el moro dio y dos hermosos caballos ofrece a los de Carrión. Lo hace todo por cariño a Mío Cid Campeador. Cuando ven tantas riquezas como el buen moro sacó allí entre los dos hermanos urdieron una traición. "Cuando dejemos a las hijas del Campeador si pudiéramos matar a este moro Abengalbón esas riquezas que él tiene serían para los dos. Tan seguro lo tendremos como aquello de Carrión y no podrá exigirnos nada el Cid Campeador." Mientras que estaban urdiendo los infantes su traición un moro que el castellano sabía los entendió y sin guardar el secreto se lo dice a Abengalbón. "No te fíes de esos hombres, yo te lo digo, señor, que tu muerte están tramando los infantes de Carrión."
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127 Ese buen de Abengalbón, moro valiente y leal, con doscientos caballeros jugando las armas va; delante de los infantes por fin se viene a parar, esto que les dice el moro mucho gusto no les da: "Si no fuera por respeto a Mío Cid de Vivar, haría yo con vosotros algo que diese que hablar: devolvería sus hijas al Campeador leal y vosotros a Carrión no tornaríais jamás." 128 "Decidme: ¿qué os he hecho, infantes de Carrión? Yo sin malicia os sirvo, vos tramáis mi perdición. De vosotros me separo, gente mala y de traición. Con vuestro permiso marcho, doña Elvira y doña Sol, poco me importa la fama de infantes de Carrión. Quiera Dios, y así lo mande, Él que de todo es Señor, que de estas bodas resulte contento el Campeador." Esto les ha dicho el moro y para atrás se tornó. Iban jugando las armas cuando pasan el Jalón, como hombre de buen seso a Molina se volvió. 132 En Medina se pararon esa noche a reposar y a otro día hasta Molina en una jornada van. El buen moro Abengalbón alégrase de verdad y a recibirlos salía de muy buena voluntad. Por amor de Mío Cid una gran cena les da. Y de aquí para Valencia en derechura se van. http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/esp/cid/cid03.htm
Poética de Diego Jesús Jiménez Galindo Impone, desde sus inicios poéticos, un giro renovador en la poesía española, despegándose de los planteamientos precedentes y adelantando algunos de los rasgos que continuará la estética novísima. Para él la poesía no es un modo de conocimiento ni una forma de participación, es una investigación en el misterio, que, sin embargo, “al intentar penetrarlo se difumina”. Bajorrelieve (1990) centra uno de sus ejes de reflexión sobre la concepción de la obra de arte y de la creación poética, sobre la necesidad y utilidad del arte, al mismo tiempo que integra la creación artística en el devenir de la Historia, como testigo y testimonio, reflejo y negación, de la época en que surgió. Poesía de anticipación, visionaria, surrealista… Es el suyo un culturalismo rehumanizador arraigado en lo sensitivo y concebido desde la imaginación a lo emocional y al asimiento más íntimo de la existencia. Lo más relevante de su aportación culturalista es la potente capacidad de emoción que demuestra su lírica y el enarbolamiento de lo visual hasta encumbrar cualquier vivencia sobre lo misterioso y sombrío
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de la muerte, al conceder a su resultado estético el clarividente fulgor de la historia que aún podemos recrear en los lugares más comunes, donde vemos reflejada su conciencia. Miguel Galanes, “El colorido de lo visionario: Bajorrelieve, de Diego Jesús Jiménez”, en Los Libros de El Sol, suplemento de El Sol, 5-X-1990, pág. 10.
La magia, la escritura como “alquimia”; la imaginación que toma elementos de la realidad sensible para elevarlos a categoría poética en un mundo cuya realidad sólo existe en el lenguaje; la concepción de la escritura como un avance en el misterio hacia lo desconocido, el sentido revelador del sueño; el planteamiento de la escritura desde una radical inocencia, etc., son elementos que definen la poética de Diego Jesús Jiménez. Un lenguaje fundamentalmente connotativo, basado en la expresión emocional, se presta a la polisemia, a la multiplicidad significativa como eje de construcción, y a la sugerencia como su manifestación, en una forma más de que el poema habite en el misterio del que surge, “de captarlo y mostrarlo”. Verso libre y versículo: La poesía clásica se apoya en cuatro ritmos: intensidad, tono, timbre y cantidad. La definición de verso libre más amplia haría referencia a un tipo de composición que se libera del corsé de la métrica clásica e intenta construir el ritmo poético a base de la repetición de otro tipo de elementos, aunque esto no excluye el uso ocasional de elementos rítmicos clásicos a lo largo del poema. En la poesía moderna a veces se ha intentado distinguir entre verso libre y versículos, aunque con el tiempo, ambos términos han venido a confundirse. El término verso libre se empleó bien pronto de un modo amplio para caracterizar la métrica de un poema
moderno
de
aspecto
“poco
convencional”
desde
el
punto
de
vista
métrico.
A veces también se llama verso libre, erróneamente al verso que queda sin rimar en una composición donde los demás versos (o la mayoría) sí que riman: eso es un verso suelto, no un verso libre. Por último, habría que diferenciar también al verso blanco, un poema cuyos versos tienen ritmo de cantidad, pero no tienen rima (ritmo de timbre). En un poema en verso blanco todos los versos carecen de rima. Pero generalmente, se llama también (impropiamente, para algunos) verso libre a los versículos. Otros distinguen entre verso libre con predominio de combinaciones de versos de arte menor y de arte mayor hasta el endecasílabo, y versículos, cuando predominan los versos de arte mayor. El caso es, como decimos, que se ha generalizado la costumbre de llamar verso libre tanto a una cosa como a la otra. Los versículos -según la acepción más purista- o el verso libre en general, en su acepción más corriente, construyen el ritmo, principalmente (pero no exclusivamente) mediante la repetición de otro tipo de elementos: fonemas, sílabas, palabras, estructuras sintácticas… En general, a este otro tipo de ritmo se une el uso aleatorio o parcial en los poemas de algunos rasgos de alguno(s) de los cuatro ritmos clásicos (rimas ocasionales, ritmo de cantidad ocasional, etc.). Es decir, un poema en versículos no necesariamente renuncia a los cuatro ritmos clásicos y, en especial, suele apoyarse bastante en la distribución de los acentos (ritmo de intensidad) para completar el efecto rítmico de las otras repeticiones que atraviesan este tipo de composiciones.
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Por ello, dentro de su métrica y estilo predomina el verso libre y el versículo, con abundancia de encabalgamientos y metáforas que nos llevan a otra realidad imaginada, transformada por sus propios sentidos y por su tremenda sensibilidad hacia lo que nos rodea, pero que, esa materia prima una vez elaborada en ese proceso de traducción de lo que el poeta siente y de lo que plasma en su escritura, hace y eleva la realidad hacia un mundo de artificio en el que su maestría poética prevalece en nuestro siglo XXI. Poema de Diego Jesús Jiménez para su análisis métrico: Color solo ¿Cómo, entonces, salir de aquí, intentar la aventura de salir de este tiempo de desolación? El verde claro que nos trae la alegría y la esperanza, no como el del musgo o el de las botellas, llenos de incertidumbre y de sollozos, o el verde ya oxidado del tiempo; ni tan siquiera el de la manzana o el del oleaje porque no tienen ojos ni cintura. Ni los verdes del puerto, porque están en silencio; ni aquellos que nos dicen adiós desde las estaciones o desde la ventana. Ni el de los cuarteles o el de las casullas porque jamás dan flor. Yo digo el verde de la infancia que no nos deja solos nunca, y vive y sueña y morirá con nosotros; o el de ese vestido que lo levanta el aire a nuestro paso, y nos mira y acepta desde su inocencia infantil; no el de ese otro que anda desde la amanecida en bata y nos ve con recelo; ni ese que está siempre con los ojos en blanco; ni el que se santigua porque no tiene fe. Yo hablo del verde que está solo y que es aventura, del verde de los mares porque no tiene rumbo, del que nace en los sueños porque no nos olvida. Hablo del verde que nos mira a los ojos y jamás siente miedo. Zurbarán lo pintaba con racimos de uvas y en mesas florecientes. Yo lo recojo ahora del juego de esos niños que están ahí, en las sombras, cerca de casa. Toco ese verde que se encoge de hombros GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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IES DIEGO JESÚS JIMÉNEZ – PRIEGO (CUENCA)
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porque es inocente, y sus pechos me miran ligeros como gestos, tiemblan de amor bajo las estrellas. (De Bajorrelieve) Diego Jesús Jiménez Galindo (1942 – 2009) Evaluación de la actividad El alumnado realizará el análisis métrico de los fragmentos de las tiradas del Cantar de mio Cid propuestas y analizará, igualmente, el poema de Diego Jesús Jiménez, “Color solo”. También comentará los aspectos de ambas composiciones en cuanto al estilo o recursos encontrados en los poemas. Finalmente, el alumnado comparará la temática tan dispar de la obra y el autor presentado para llegar a la conclusión de que obras literarias tan diferentes en la temática y tan alejadas en el tiempo, pueden crear lazos y nexos de unión a través de una simple actividad de enseñanza y aprendizaje de un grupo de trabajo cualquiera, en torno a la creación literaria del cantar de gesta y de la poética o poesía actual. Bibliografía CANTAR DE MIO CID, Texto antiguo Ramón Menéndez Pidal, Prosificación moderna Alfonso Reyes, Introducción Martín de Riquer, Colección Austral, Espasa Calpe, Madrid, 1995 (XV edición). JIMÉNEZ GALINDO, Diego Jesús, Bajorrelieve / Itinerario para náufragos, Edición de Juan José Lanz, Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 2001. http://www.raco.cat/index.php/Scriptura/article/view/94871/142727, PIÑERO VALVERDE, Mª Concepción, “Vida fronteriza en el Poema de mio Cid: Medina y Molina”, Universidad de Sao Paulo (Brasil), 1997. http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/esp/cid/cid03.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Cantar_de_mio_Cid http://www.comentariodetexto.com/verso-libre-y-versiculos/
Ricardo López Jaén. GRUPO DE TRABAJO ALTO TAJO
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