El TPK a El Periódico

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EL MUNDO. DIJOUS 17 DE GENER DE 2013

Desde el fondo marino

INDUSTRIA CULTURAL De un pequeño taller de barrio, en Pubilla Casas, a la fábrica Tecla Sala. El proyecto de TPK se ha consolidado a lo largo de 35 años con decenas de artistas.

Experimentos desde la periferia , VANESSA GRAELL Tras las paredes de ladrillo vista de estilo manchesteriano se extiende una factoría creativa. Lo que en el siglo XIX fuera el complejo textil Tecla Sala es hoy un centro cultural de primer orden, con biblioteca, centro de arte y la Fundación Arranz-Bravo (con esculturas y murales en rojo y negro que ponen rompen la monotonía del ladrillo en las antiguas calles fabriles). Pero antes, a principios de los 90, aterrizó TPK Creación y Pensamiento (el Taller Pubilla Kasas iniciado en 1977). Primero en el desvencijado edificio del molino papelero y después en la diáfana nave que hoy ocupa, el TPK lleva 35 años tomando el pulso artístico de L’Hospitalet, con escalas directas a Santiago de Chile, Kiev, Berlín o Londres. «Cuando empezamos, en el 77, había ayuntamientos que aún no eran democráticos, la inflación y el

paro estaban por las nubes... Hemos pasado por tres espacios diferentes hasta llegar aquí. Y el proyecto se ha consolidado. Pertenecemos a una red europea de centros de creación, la Kanibal’hopox, con la que hacemos intercambios. Y en unos días, 15 de nuestros artistas expondrán su obra, fotografías y vídeo, en Chile», explica Agustín Fructuoso, fundador de TPK junto a la artista Xaro Castillo. Si 15 chicos de la casa exponen en Chile, la planta baja del centro acoge la obra de varios artistas franceses, de Nimes (desde un homenaje a la desaparecida coreógrafa Pina Bausch a piezas de pintura fluorescente que se muestran en salas oscuras, con luz ultravioleta). ¿Qué es exactamente TPK? Un centro de formación, creación y difusión, con un programa de artistas residentes. O sea, una fábrica de creación –que sigue el modelo surgido en

, M. N. Conchas, algas, estrellas de mar... El estudio de la parisina Tatiana Maltaverne es como sumergirse en el fondo marino. Su obra une naturaleza, arte, belleza y una fuerte dosis de crítica (bajo una cuidada estética) a la destrucción del planeta. Maltaverne –que ha hecho buceo a pulmón abierto y recupera restos marinos de las playas– juega con la poesía del mar y la dañina acción del hombre, a través de plásticos y deshechos recuperados del Delta del Ebro que combina con sus piezas plásticas. Del otro lado del muro cuelgan las pinturas en blanco y negro de Diego Tampanelli, a las que luego estampa un brochazo de rosa, a lo Pollock. Un gesto absolutamente ‘performático’ que cambia el sentido de la obra. «Dejo que la pintura vaya cayendo y construyendo un nuevo estado. La ‘performance’ sería la definición que mejor se ajusta. Pinto pero no hay final de la obra», considera Tampanelli, que llegó de Argentina hace ocho años. Un caleidoscopio de colores saturados. El estudio del cubano Alejandro Hilarión es un ‘collage’ abstracto de colores, manchas y salpicaduras de pintura. Ahora, Hilarión pinta sobre muestrarios de tela rescatados de mercerías.

FOTOS: SANTI COGOLLUDO

‘MADE IN TPK’ ៑Explosión de color. Alejandro Hilarión (Cuba) recupera objetos, los mezcla, los llena de color y los compartimenta para crear sus ‘collages’. ៑Cruces de muerte. Paula Laverde (México) organiza la exposición ‘No nos cabe tanta muerte. Memorial a Ciudad Juárez’. ៑Cabezas colgadas. Un fotograma del corto ‘Relato circular’ de Rodolfo Green (México), que construyó un mosaico fotográfico y videográfico a partir de retratos boca abajo.


preso por Jaume Olea Sala. Prohibida su reproducción.

EL MUNDO. DIJOUS 17 DE GENER DE 2013

TENDèNCIES

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MÚSICA Estudiar música nunca fue tan fácil. Esa es la premisa que guía a Profesores de Música Online, una innovadora plataforma que permite la enseñanza a través de internet y en tiempo real.

‘Solfeando’ a través de la red

A la izquierda: el aula de formación de TPK. Arriba: el taller de Tatiana Maltaverde, un detalle de la edición digital de Rodolfo Green y Paula Laverde pintando.

la Alemania de los 80– en la que se han dinamitado las fronteras. «Aquí predomina la contaminación artística», señala Agustín. Arriba, en los talleres separados por ladrillos de cemento, huele a óleo, aceite de linaza, aguarrás y demás líquidos de artista. El suelo de varios estudios se ha teñido de colores y gotas de pintura. Un microcosmos en el que viven 12 artistas, la mayoría extranjeros, desde la japonesa Atsuko Arai al brasileño Sandro Solsona. «Este espacio te permite abstraerte y, sobre todo, intercambiar experiencias con los demás creadores, enriqueciendo tu propio trabajo. Un día, un compañero estaba trabajando con una capa muy fina de pan de oro. Lo vi y quise incorporarlo a mi obra», explica Paula Laverde, que abandonó México hace 10 años, como tantos otros jóvenes de su generación, «huyendo de un díficil contexto sociopolítico». Tiene en las manos una pequeña escultura de uno de los tradicionales esqueletos mexicanos: es La muerta chiquina, una versión sexy y erótica de la calavera (con taconazos y sujetador rosa fucsia) que remite al concepto francés de petite mort, referido al punto álgido del orgasmo. «Me gusta trabajar mis raíces desde distintos ángulos y perspectivas. Me duele

profundamente lo que está pasando en México, toda la situación de violencia...», dice Laverde, que está preparando una exposición colectiva –No nos cabe tanta muerte– sobre los crímenes de Ciudad Juárez, que se podrá ver en la Casa Elizalde. En el taller contiguo, su compatriota Rodolfo Green está editando un vídeo mientras, a su lado, la granadina Reme Domingo da los últimos toques a un grabado que formará parte de su libro-objeto Las bellas durmientos. «Descubrí el TPK en un

TPK ha convertido una antigua industria téxtil del XIX en un centro creativo Conviven exposiciones, talleres de formación y residencias de artistas programa de televisión de México que hablaba de distintos centros artísticos de Europa», recuerda Rodolfo, que aterrizó en Barcelona hace seis años. En el TPK coincidió con Reme Domingo (una de las veteranas, que lleva 13 años vinculada al centro: primero en los talleres formativos y después como residente), con la que ha formado un ecléctico tándem que toca todos los soportes: fotografía, vídeo, instalación, pintura, papel, etc. Pura contaminación artística, marca L’Hospitalet.

, ANA MARÍA DÁVILA Estudiar música sin moverse de casa, a la hora que se quiera y con el profesor que se quiera. Esto es lo que ofrece Profesores de Música Online, una plataforma que hace posible la enseñanza musical a través de internet, gracias a una especializada tecnología que permite la interacción entre profesor y alumno –el talón de Aquiles de este tipo de proyectos– en tiempo real. Detrás de esta propuesta se encuentra el talento y la experiencia del batería Salvador Niebla (Ceuta, 1960), un artista tan bregado en los escenarios como en las aulas de enseñanza; en particular las virtuales. Niebla, un apasionado de las nuevas tecnologías, lleva ya tiempo desarrollando proyectos que faciliten el aprendizaje músical a distancia; de la batería en un principio y ahora, con esta nueva plataforma, de cualquier instrumento y estilo. «La idea principal es que la gente que no tiene acceso al aprendizaje musical por razones geográficas o económicas, pueda hacerlo», sintetiza Salvador Niebla, que lleva en este empeño desde que colgar un vídeo en la red era aún una utopía. De hecho, fue a mediados de los 90, cuando el músico dio sus primeros pasos en este sentido, lanzando al mercado un innovador método de enseñanza de batería en CD-Rom, al que dio el nombre de Virtual Drummer. Pero internet evolucionó rápidamente e hizo posible que en 2001 echara a andar la Virtual Drummer School (VDS), una web que, desde entonces, ha venido ofreciendo a los internautas la posibilidad de adentrarse en los secretos de la batería de la mano de algunos de los mejores instrumentistas del mundo. «Éste es un proyecto muy importante, pero no tiene nada que

ver con lo que estamos ofreciendo ahora. En la VDS, el alumno recibe lecciones on-line, pero no interactúa con el maestro. Y, ahora, esto ya es posible», explica Niebla. Gracias a una tecnología propia, desarrollada por la empresa Invertred, Profesores de Música Online permite por fin –y en tiempo real– el diálogo entre profesor y alumno, incluso entre varios alumnos a la vez, así como el intercambio inmediato de archivos. «La metodología, en sí, no es nada complica-

La oferta incluye la posibilidad de realizar clases particulares con cada uno de ellos o bien apuntarse a clases abiertas, con un máximo de diez estudiantes por sesión y con un coste más reducido. Además, el propio Niebla realiza también lo que él llama clases escaparate, en las que abre a los interesados sus propias sesiones de estudio. La web ofrece información a los usuarios registrados sobre las clases que se están realizando

DOMÈNEC UMBERT

El batería Salvador Niebla es el impulsor de la iniciativa Profesores de Música Online: un aula virtual con instrumentos.

da», aclara el músico. «El alumno sólo necesita un ordenador con dos gigas de memoria RAM, una conexión ADSL y una webcam». Lanzada a finales de 2012, la nueva propuesta está abierta a todos los niveles de formación y a todos los instrumentos. Jorge Pardo, Max Sunyer, Víctor de Diego, Tino di Geraldo, Matthew Simon, Toni Xuclà y Angel Pereira figuran entre los primeros nombres de un plantel docente que se irá ampliando en el futuro.

en cada momento y los horarios disponibles de cada maestro. Además, y esto también es novedad, los alumnos pagan por el minutaje exacto de las lecciones que reciben. Para Salvador Niebla, las posibilidades de su recién estrenado proyecto son enormes y pueden ir desde «permitir a una persona que está en cualquier parte del mundo estudiar con un profesor concreto a realizar master class on line para escuelas, presentaciones de discos, incluso ensayos a distancia entre miembros de un grupo que no puedan reunirse físicamente». La cuestión es llevar la música a todas partes.


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