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Serenatas y Lamborghini
José Alejandro Delgado Limón
Como he referido en anteriores años en esta nuestra Revista de Feria, una de las señas de identidad de nuestro pueblo, al menos en el plano musical, es el pasodoble Barquerito de Lora.
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La partitura fue recuperada e interpretada en multitud de ocasiones por la Banda de Música del Maestro Tejera aunque, anteriormente, en los años cincuenta, la pequeña Banda del Relojero Béjar (que tenía una relojería cerca del Ayuntamiento de Lora) la interpretaba con su acordeón.
La Banda del Relojero Béjar estaba compuesta por 3 o 4 personas y amenizaban verbenas, bodas, bautizos y todo tipo de celebraciones. Una de sus especialidades era “la serenata” y mis recuerdos se remontan a la niñez porque solía esta banda acercarse durante la madrugada del día 13 de junio, San Antonio, a la ventana de mi casa. Yo nunca la llegué a ver pero, en más de una ocasión, sobre las dos de la madrugada, oía la música desde mi cama. Quien sí la disfrutaba era mi padre, “Antonio el del Toro”, que salía al balcón y escuchaba las dos o tres piezas que la banda tocaba.
Al parecer, en fechas señaladas del santoral (San José, San Antonio, San Francisco…) la Banda de Béjar salía a hacer serenatas y a cantar frente a las casas de los que celebraban su santo. En alguna ocasión, los homenajeados les entregaban algún que otro presente a los músicos en señal de agradecimiento. El hijo del Relojero Béjar, Antonio Béjar, continuó la tradición musical y se convirtió en músico saxofonista. Solía tocar en Sevilla y en alguna ocasión también actuó junto a su banda en Lora. Según me contaron, la banda siguió tocando durante mucho tiempo y los compases de nuestro Barquerito de Lora se escucharon en transatlánticos turísticos surcando los mares. También puedo dar noticia de que el maestro Béjar murió en el asilo de Lora.
Aquí estaba la relojería de Béjar, en la llamada antiguamente Callejillla del Hospital.
A estas alturas del artículo, se preguntarán el porqué del título y qué relevancia tiene el nombre Lamborghini en esta historia. Pues he de decirles que Lamborghini también tiene vinculación con Lora del Río. Voy a comenzar diciendo que en este 2021 se cumplen 55 años del lanzamiento de uno de los Lamborghini más emblemáticos de la firma italiana: Lamborghini Miura.
Permítanme que añada aquí algo de la biografía de Ferruccio Lamborghini porque lo veo necesario:
Ferruccio Lamborghini era conocido en Italia por fabricar maquinaria agrícola, sobre todo, muy buenos
tractores. Lamborghini tenía, entre sus aficiones, la tauromaquia y ser coleccionista de vehículos, por eso admiraba mucho los deportivos de su compatriota Ferrari. Entre sus muchos coches, Ferruccio poseía un Ferrari al que empezó a modificar para que resultara menos ruidoso y más fácil de conducir. Cuando estaba desmontándolo, se dio cuenta de que había varias piezas importantes en el Ferrari que él mismo utilizaba en sus tractores. Así mismo, vio que, haciendo algunas modificaciones, podía mejorar el coche. Tras este descubrimiento, decidió visitar a Enzo Ferrari y compartir sus ideas pero Enzo, en vez de ser modesto y escuchar las buenas ideas de Ferruccio, lo trató con desprecio y llegó a decirle que no podía tomar en serio a una persona que construía tractores. Herido en su orgullo, Ferruccio decidió construir su primer deportivo, solo cuatro meses después de la conversación con Enzo. El primer deportivo Lamborghini fue el Lamborghini 350 GTV que, si bien no superaba a Ferrari, hacía que su nombre fuera tenido en cuenta. Dos años más tarde, en 1966, se presentaba el deportivo que superaba a cualquier Ferrari de la época, el LamborghiniMiura. Desde entonces, Ferrari y Lamborghini han competido por ser la marca deportiva por excelencia, siendo el LamborghiniMiura la primera de las victorias del constructor de tractores. Tomó su nombre en honor a la ganadería de su amigo, Eduardo Miura, y en la foto adjunta se muestra a Ferruccio Lamborghini y a Eduardo Miura junto al emblemático vehículo a las puertas de Zahariche.
El Lamborghini Miura fue un modelo tan revolucionario para su época que dio nombre a un nuevo tipo de coche: “el superdeportivo”. En el mundo no llegan a las 800 unidades de este vehículo y se fabricaron entre 1966 y 1972. Si alguno de los lectores quisiera hacerse con uno de ellos tengo que darle dos noticias: que solo lo encontrará de segunda mano y que su precio es a partir de un millón de euros, llegando a alcanzar cifras mucho mayores según su estado de conservación, mucho más de lo que podría haber costado contratar a la Banda de Béjar para que nos tocara una serenata.