LETRAS DEL VALLE 1 . Año 2005 . Centro Municipal de Cultura Perito Moreno

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Antología de Poesía y Cuento Corto

I Certamen Literario Peritense Año 2005


Libro de Distribución Gratuita Prohibida su venta Edición realizada por Centro Municipal de Cultura Municipalidad de Perito Moreno C/ Sarmiento 1517 Perito Moreno Provincia de Santa Cruz Patagonia Argentina Diseño de Tapa y Logotipo “Letras del Valle”: Leandro Allochis Diciembre del Año 2005


Comunicarse y recrear la realidad es una necesidad fundamental de las personas. La literatura, como otras formas del arte, expresa estéticamente ideas y sentimientos, permitiendo mostrar, proyectar y modificar la realidad propia y del lugar donde se presenta. Escribir nos permite la construcción un mundo de imágenes que por un lado es un reflejo del universo real que nos rodea, y que permite la invención de nuevos universos posibles e imaginarios, que aportan características del momento individual y social en que han sido creados. Por esta posibilidad de generar lo nuevo sobre lo conocido, de modificar lo que parecía inamovible, la literatura es y será una herramienta de la libertad que nadie, ya sea leyendo, escribiendo o imaginando historias y versos, debe dejar de experimentar. ・Letras del Valle・ es el Primer Certamen Literario Peritense, creado para promover la producci・n literaria y la socializaci・n de obras que desarrollen y consoliden una identidad literaria local.

Leandro Allochis Asesor Municipal de Cultura Perito Moreno, Diciembre del 2005


I Certamen Literario Peritense Año 2005

POESÍA Categoría Mayores 1ºPremio 2ºPremio Categoría Menores 1ºPremio 2ºPremio

CUENTO CORTO Categoría Mayores 1ºPremio 2ºPremio Categoría Menores 1ºPremio 2ºPremio


A Modo de Introducción...

TREPANDO LOS ANDES de Clemente Onelli

¿El Primer Relato Peritense?


TREPANDO LOS ANDES Extracto ...Ahora dirigía mi rumbo casi al oeste, en busca del lago Buenos Aires, y al rato, desde la altísima meseta, lo divisé medio envuelto en neblinas que por el abra de la cordillera donde ese lago desagua al Pacífico, venían arrastrándose pesadamente, dejando cándidas y tersas las moles nevadas que lo encerraban por el occidente. Al empezar la bajada, el cálido sol de medio día había disipado ese velo; pero el viento encrespaba esa superficie enorme de agua que tomaba aspectos tristes y solemnes allá enfrente donde el farallón renegrido de basalto lo encerraba por el costado sur. Me dirigí al este, y, en un breve galope de ocho leguas, llegué a Pariaiken, sobre el río Fénix, donde en le año 1898, siguiendo instrucciones del perito doctor Moreno, desviamos el curso de ese río que desagua en el lago Buenos Aires, haciéndolo correr como afluente del río Deseado. Quedé un rato contemplándola obra que los años y las inundaciones habían contemplado abriendo más caudaloso lecho: recordé los once días de trabajo febril con las manos llagadas por la ímproba tarea: el uso de la pala; recordé que se debía terminar esa prueba de la teoría de Moreno para el día en que llegase a pasar por allí el perito chileno, y recordé el motín de algunos hombres que tuve que dominar, revolver en mano, acordados por durante una noche, se estancaron allá donde terminaba la cañadón del río Deseado.


Ahora el río entra tranquilo por ese canal y sus aguas se deslizan veloces como si siempre hubiesen hecho eso desde el principiar de los siglos. El día en que el gobierno corrija un tanto la entrada del Fénix al río Deseado, la obra imaginada por Moreno dará también riego y vida a unos cuantos millones de hectáreas de campos resecos, coronando así la obra de este sabio infatigable que ha conseguido para su patria miles de leguas discutidas por el vecino.

Clemente Onelli ( 1864-1924) Colaborador del Perito Moreno, eminente naturalista, escritor, familiarizado con las lenguas araucanas y tehuelches.


CUENTO CORTO Mayores


Visitante Nocturno Cuando asome en el filo del cañadón, como tantas veces sentí el impacto visual de aquel paisaje, por mas que conociese cada piedra del sendero, nunca pude evitar esa sensación. Corría el viento por el río como queriéndose llevar el silencio. Freno su paso mi caballo, dando el alerta de proximidad del puesto ,tras breve pausa lo obligue a continuar, inclinando mi cuerpo hacia atrás para equilibrarme en el empinado descenso. Desde hacia ya unos años, cada primavera llegaba a esa zona del Pintura, obligado un tanto por trabajo, como por la atracción adquirida por la primer visita. Hay algo allí. Tan difícil de explicar como fácil de entender, quizá la belleza del lugar, producto del abrupto cambio de altitud, el venir por una pampa semidesértica a encontrarse con el verde intenso de la flora, protegida por los doscientos metros de profundidad, que tienen en parte los farallones del cañadón, un pequeño paraíso, lo que luego llamarían los que saben microclima. Aunque para mi, algo le falta a esa palabra para explicar lo que se ve y se siente, esa paz sublime, esa dulzura con que alivia la soledad de estas regiones, el canto eterno que ahuyenta el silencio sin romper la armonía. No pude evitar que una alegre tonadita escapase entre mis labios, ya veía la puerta del puesto, que por un error de construcción parecía una carita sonriente. Si hasta el tiento que hacía a la vez de picaporte y cerradura, tenía el mismo intrincado nudo, si este hubiese cambiado, no hay que pisar rastros por si falta algo. Cosa rara en estos pagos, pero nunca se desprecia la prudencia. Luego de desencillar el caballo en el potrero, me dispuse a tender el mono, ha aprendido que la cama, es lo primero que


se hace cuando se llega, ya sea a un puesto o a un simple campamento, después que se oscurece parece que nunca encontramos una pilcha donde creíamos traerla, o luego de acostarnos nos damos cuenta que le falta Luego de acostarnos nos damos cuenta que le faltan tablas a el catre, que pusimos de traba en las ventanas y encontrarlas de noche... pucha que cuesta. Un asadito fiambre traído en las maletas, hace de temprana cena, teniendo en cuenta, dejar el garroncito para le compañero, un formidable canino de raza incierta pero pero de un carácter bonachón, siempre mas dispuesto a recibir una caricia, que ha ofrecer un mordisco, cuyo único trabajo consistía en avisar la llegada de algún visitante y con dos o tres ladridos, el daba por concluido el asunto. Algo cansado por la larga cabalgata me dispuse a acostarme, recuerdo que me hallaba con una bota puesta y la otra en la mano, sentado en el borde de la cama, cuando oí la espantada del caballo que dormía bajo los sauces cerca del puesto, acompañada por una ruidosa acometida del perro. Me pare de un salto tome la linterna y salí al patio, el perro ya más tranquilo, pero con los pelos del cuello erizados camino hacia mi, siempre mirando para el ya oscuro camino por el que habíamos bajado horas antes. No pude distinguir nada, solo se escuchó el resoplido del caballo más cerca de la casa que de costumbre. Uno se habitúa, con mayor razón cuando se encuentra solo, a buscar la explicación lógica del caso con rapidez, quizá por la experiencia que así no se da tiempo a asustarse. Tomando como referencia la espantada del caballo y el enojo del perro, llegue a la conclusión que algún puma, que durante el invierno hizo su guarida cerca del puesto, cachorro tal vez y con poca experiencia, olfateó el caballo al que creyó una oportuna cena, pues es sabido que estos animales, rara vez logran cazar un equino adulto, viéndolo luego quizá superior a


su capacidad como cazador, se fue a probar suerte a otro lado. Hay una población relativamente importante de pumas en la región, aunque es muy raro de verlos son de carácter esquivo, que con razón huyen a la presencia humana, pues son perseguidos por los estragos que ocasionan en los rebaños de ovejas, potrillos y aunque no tantos terneros.Sabiendo que de nada serviría preocuparme por esa noche, dormí tranquilo. A la mañana siguiente, para asegurarme de que nada le hubiera pasado a mis compañeros, ni bien me levante salí a verlos, uno que junto a la puerta dormía me saludo con un gran bostezo, y el otro, sin mas actitud que un leve movimiento de pescuezo, indicaba estar bien. Camine luego hasta el puente, teniendo como referencia este lugar realice un círculo alrededor de la casa, buscando con mucha atención el rastro del visitante nocturno. Intrigado, regrese luego de un par de horas sin ni un solo descubrimiento. Que raro, Me repetía una y otra vez, pero sin preocuparme realmente. Esa tarde, por precaución aseguré el caballo atandolo cerca de la casa y ya a última hora decidí dar por concluido el día. No recuerdo cuanto tiempo habré dormido, cuando me despertó, no sin un sobresalto el mismo alboroto de la noche anterior, a diferencia que este continuaba cuando abrí la puerta. Para mi asombro pude ver a unos cien pasos, mas allá del puente, un fogoncito a reparo de una roca y agachado sobre el, una persona que lo animaba echándole unas ramas. Intrigado por lo que veía, pero a la vez mas tranquilo me dirigí directamente al lugar, ya a corta distancia hice conocer mi presencia con un fuerte, buenas noches, el individuo que se hallaba en ese momento acuchillado frente al fuego se incorporó, respondiendo al saludo y disculpándose por haberme despertado, aunque con un fuerte acento el cual no pude distinguir, le entendí perfectamente era una persona de elevada estatura, amplio de frente y contextura poderosa, su edad, ya sea por la escasa luz, parecía indefinible, me explico


que no se había acercado de nuevo a la casa, para no asustar al perro, el cual en ese momento me di cuenta, no estaba a mi lado, cosa extraña. Me invito a acercarme al fuego, pidiéndome permiso para acampar allí, pues solo le quedaba esa noche para visitar el lugar, tras unos momentos, ya nos hallábamos conversando de cuanto hay para ver en el lugar. Daba a entender por sus preguntas, que ya lo conocía bien y se interesaba por todo lo que yo le contaba, en especial la antigüedad de las pinturas rupestres que se hallan pasmadas en la cueva y aleros circundantes, “ me parecía” repetía y demostraba conocer a fondo las técnicas de caza, que en forma muy anecdótica se encuentran Se encuentran pintadas en el sitio. No sabe - dijo- cuanto tiempo esperé para saber, que ellos han sido el origen de uno mismo. Se agachó junto al fuego nuevamente. Me despedí de el, prometiéndole acompañarlo el día siguiente. Aunque nunca me respondió, pude verle una sonrisa dibujada en el rostro. Se abrigo en su gran manto y así lo deje aquella noche. Al despertar, fui hasta el campamento, aunque las brazas estaban encendidas solamente hallé el rastro, me guió faldeo arriba hasta la cima de un cerro cercano. Aunque jamás me anime a tirar la punta quillango que asoma la pila de piedras.

Ricardo Vázquez

1-Tiento: cuerda fabricada en cuero crudo. 2- Quillango: manta confeccionada con pieles de guanaco. 3-Piedras: Alusión a tumba tehuelche.


Lealtad Eramos muy amigos con el patrón, nos conocíamos desde que empezó con la estancia El Frigorífico, asi que no era raro que me tuviera mucha confianza. Había venido una tropilla recién amanzada al dueño del establecimiento Río Capitán, asi que me llamó aparte y me habló: - “ Quiero que vayas a la estancia y que le lleves la tropilla a Don Secundino, él te tiene que pagar al llegar. También quiero que te lo lleves a Chávez con vos y cuando vuelvas le des las cuentas en Bajo Caracoles. Yo ya dije que no lo necesitaba mas y se va, según dijo, a Chile Chico por el paso de Los Antiguos. Pero tené cuidado porque es muy ladino y yo no le tengo confianza por eso me lo saco de encima. Ladino era poco, pensé tenía cara de zorrino y una mirada escurridiza. El paisano casi no hablaba pero siempre parecía estar escuchando. Era terco pero trabajador y bueno para la caña quemada y el vino. Esa misma tarde empecé con los preparativos del viaje. Lo primero fue afilar bien mi facón con paciencia y despacio para que no se queme, luego lo asenté con la chaira. Si tenía problemas can Chavez no me iba a temblar el pulso. Preparé también un pilchero con poco peso para ir rápido. Le dije a Chavez que juntara sus pocas que salíamos temprano, luego de churrasquear. Partimos clareando y le dimos todo el día. A pesar de mi desconfianza el peón se portó bien, por lo menos hacía su parte del trabajo. Cuando pasamos por Caracoles quiso pasar al boliche pero no lo dejé porque se me iba a mamar. Le dije que a la vuelta le iba a pagar y que después con su plata hiciera lo que quisiera. En tres días llegamos a la estancia Río Capitán. Mientras Chavez entraba los caballos en un potrero, Don Secundino me llevó a una oficina donde me hizo firmar un recibo y me pegó.Era buena plata y allí nomás me la puse entre la faja y la rastra. Me iban a tener que pelar si me querían robar.


Esa noche nos quedamos en la estancia y al otro día emprendimos regreso. En ese momento comprendí la responsabilidad y la confianza que había depositado en mi el patrón, sentía la plata en mi cintura y pensé que por ninguna causa la tenía que perder, no debía defraudar a mi amigo, y no lo haría. Cuando acomodaba el pilchero sentía la mirada de soslayo de Chavez, era como si me midiera, de tanto en tanto se ponía la mano en el lado izquierdo como si le dolieran las costillas o si tuviera algo allí. En el atardecer del segundo día alcanzamos el boliche del Olni. Don Paredes, el bolichero, no estaba el negocio estaba cerrado con tranca y candado; pero tenía dos habitaciones y matera atrás donde estaba el fogón de los asados. Así que decidí que nos quedaríamos allí. Atamos y maneamos los caballos en los álamos y nos hicimos un costillar con paleta en el fogón. Era lo único de la carne que nos había dado Don Secundino. Me retiré temprano y cerré mi pieza, puse unos troncos en la puerta por seguridad. Al otro día tendría que pagarle al peón, así que aparté esa plata. Dormí poco e intranquilo aferrado a mi facón. Estaba oscuro cuando me desperté, va desvelado me fuí a la matera y prendí el fogón, busqué agua del chorrillo y la puse a calentar. Estaba arrodillado limpiando el mate cuando cuando de pronto apareció Chavez, me miró con una sonrisa asesina y en la amno que ocultaba detrás de la puerta apareció un revolver 38 largo, ya amartillado me preguntó. Cuando me tiro el primer tiro sentí el golpe en el brazo como si me quemara. No pensé, le tiré el mate y al pararme saqué el facón y me le abalancé. Atiné a tomarle la muñeca que tenía el revolver que ya había amartillado nuevamente. El me tomó mi brazo armado, quedamos trabados haciendo fuerza por un momento, pero era fuerte y estaba decidido a matarme. Lentamente me fue venciendo el brazo herido que chorreaba sangre por el codo, el


cañón del 38 aproximaba su agujero en mi cara. Esa basura no me iba a matar, pensé, cuando me sorprendió el fogonazo en la cara. Furioso y enceguecido me eché para atrás y me jugué entero con el facón por delante para llevarlo al infierno. El facón se hundió hasta la cruz en el pecho. Por primera vez me miró a los ojos, había sorpresa. Boqueó como atorado, pataleó y por fin fue deslizándose por la pared hasta quedar semi sentado muerto. Yo era una regadera, media cara un solo boquete, mi brazo caía inmóvil, por el meñique goteaba sangre. El sueño me empezó a invadir, Me toqué la rastra y sentí la plata, no le había fallado a mi patrón. Lentamente el facón se escapó de mi mano y un manto blanco me nubló la vista.

Mario Eduardo Hita


Fue mi culpa Esa tarde me llamaron con urgencia del hospital para atender a un paciente traído de Lago Posadas, cuando entré a la sala de guardia la enfermera lo miraba con cara de asombro. Sus pies estaban negros y por los pulpejos desgarrados y secos asomaban los huesos de los metacarpianos, no tenía pulso pedio, el diagnóstico de cangrena seca era obvio. Mientras me disponía a retirar todo el tejido muerto me di cuenta que iba a quedar muy poco de ambos para apoyar, si teníamos suerte solo un muñón. Miré a mi paciente semi acostado en la camilla, cara curtida, barba blanca, ojos grises, pelo grasiento largo, y le dije: - Va a queda poco para caminar, mi amigo, creo que va a renguear siempre. -No se preocupe doctor, haga su trabajo nomás. Esto fue mi culpa. Mientras yo le iba amputando los dedos uno a uno, el buen hombre comenzó a contar su historia con voz firme y profunda. - “ Tenía muchas ganas de fumar pero no tenía tabaco para armar , estaba solo en la estancia Lomas Coloradas del otro lado del Lago Posadas. Todavía no había nevado pero ya era tiempo. Hacía mucho frío pero lo mesmo decidí ir al pueblo, total el trayecto no era tan largo. Ensillé mi alazán, puse la tranca y salí. Al atardecer estaba en el almacén del español. Lo primero que hice fue llenar la tabaquera y armar un cigarrillo. Mientras pitaba nos pusimos de acuerdo con el español por el precio de los cuero de zorro, le interesaba especialmente el colorado, un poco menos el gris. Al amanecer, luego de matear, decidí emprender el regreso. El viento había cambiado, pegaba del sur, y el cielo blanco plomizo amenazaba con descargar mucha nieve, pa’ colmo el suelo estaba lleno de gorriones que picoteaban algunos granos; no había dudas se venía la nieve nomás. Apuré el paso, pasé a saludar al español y como quien no quiere la cosa, le compré dos porrones de ginebra. Cuando monté acaricié mi caballo y le hablé como siempre para tranquilizarlo. Ahí nomás abrí la primera botella y le dí un largo beso. Al galope corto llegué al cruce con la cortada que va a Paso Roballos, los primeros capones empezaban a caer y como piso estaba escarchado iba a levantar rápido.


Seguí sin preocuparme y de tanto en tanto le daba a la ginebra para ahuyentar el frío. Cuando terminé la botella la nevada empeoraba, era viento blanco y yo estaba muy mareado. En un molle grande desmonté, hice el campamento, até el caballo, desensillé, puse puse mi encerado del toldo y me acosté debajo. Cuando desperté nevaba fino y seco, mi techo improvisado había desaparecido. La resaca me golpeaba la cabeza. Manoteé la otra botella de la maleta y la empiné para componer el cuerpo. Poco a poco la compostura fue empeorando hasta que me dormí. El despertar fue blanco, todo era blanco, estaba enterrado en nieve. Con trabajo me paré y me sacudí. Mi caballo no estaba, haría horas que me había dejado porque la nieve había borrado su rastro. Traté de ubicarme por los cerros y calculé estar más cerca de la estancia que de Lago Posadas. Al poco rato transpiraba ginebra y me sentía mojao, pero sabía que no podía aflojar si quería llegar vivo. Atardecía cuando me llegaron los ladrillos de los perros. Silvé y en pocos minutos estaban saltando a mi alrededor. Por fin llegué, estaba todo mojado y no sentía los pies, el frío, pensé. La cocina estaba helada, hice fuego pero tardaba en temblar. Tenía muchas ganas de orinar, asi que tomé una palangana y oriné allí, como era lo único caliente puse mis pies dentro y esperé a que la estufa calentara. Después me sequé con unos trapos, puse mas leña a la estufa y me acosté con mucha pilcha encima. Cuando desperté subí las matas porque no sentía los pies y al mirar los vi negros. Sabía que estaban muertos. Y no fue por desgracia o mala suerte, fue por culpa mía nomás.

Mario Eduardo Hita


La Luz Mala ( Cuentos del Mollar) Si algo tenía a mal traer a la gente del pago de “ Calafate molido” y sus alrededores del valle, era la maldita “ Luz Mala”. Su aparición volvía loco al desafortunado que la veía o le acarreaba un sin fin de mala suertes, gualichos y avatares - a él a su gente-. Tanto, que el pobre gaucho terminaba sus días durmiendo afuera, en plena meseta, en las noches de invierno patagónico: desnucado en un barranco o perdido en la bebida por siempre jamás. Cada luna llena aparecía y desaparecía en la “ Bajada del chapa”, en un concierto de resplandores, como si luciérnagas de un bosque lejano se hubieran dado cita entre molles y matorrales espinudos. Por supuesto, nadie quería que la noche lo sorprendiera en el lugar. Al llegar la oscuridad se escuchaba llorar un niño y se comentaba además que Doña Purificación había desenterrado una “ huesamenta” porque andaba en embrollos con Mandinga. El que se animó una cálida noche de Enero fue Indalecio Gauna, mozo que siempre hacía gala de coraje y falta de crédito a los relatos de fogón de los viejos del pueblo. - “ Yo vía desentrañar azas apariciones!... Ni Mandinga ni Ña Purificación juntos me van a hacer recular a mi, que zoy macho p’onde ze me mire!”Y todos dijeron: -” Capaz nomás que el Indalezio leh haga fruncir el upite. Ziempre fue capaz y liberal!”¡ Como para no tenerle fe, si el Indalecio había ultimado a un puma cebado en el “ Cerro overo” armado únicamente del poncho y de su facón! ¿ Y cuando corrió a los fantasmas del paraje “ El salitroso”? ¿O cuando se le subió al caballo del Diablo, un oscuro que había “ destungado” a mas de un jinete?... No, si alguien era suficientemente corajudo para terminar de una vez con la Luz Mala, ese era el Indelecio Gauna. No había andado mucho aquella vez, cuando le pareció divisar a lo lejos unos fogones encendidos, resplandecientes en el campo que- a medida que se acercaba- corrían y jugaban de un lado para el otro, entre duraznillos, cardos y coirones. La luna pasó


Por la aguada antes de esconderse tras las nubes, en el momento que el llanto de un niño y el aullido lastimero de un perro cimarrón sacudieron la noche. El pingo de Gauna tocó el cielo con las manos asustado y unas figuras negras se perfilaron contra las matas, riendo satánicamente en la tenebrosidad del espanto. Indalecio acarició su cuchillo; un poco para sentir la seguridad que siempre le transmitía el “ fierro”. Su mala cara estaba cada vez más asustado y el paisano hacía enormes esfuerzos por sujetarlo de las riendas. Las sombras con ojos como brazas se acercaron amenazantes, y una de ellas graznó: - “¿ Qué buscás Gauna?... ¿ No sabés que este sitio está maldito pa’ los cristianos? “- El mozo reconoció enseguida la voz cascada de Doña Purificación, la bruja de “ Calafate molido”. El mozo reconoció enseguida la voz cascada de Doña Purificación, la bruja de “ Calafate molido”. - “ La gran siete, carajo!”- Como costaba mirar a la vieja por el resplandor cada vez más grande, y para colmo de males un sudor helado le impedía manejar el caballo, a esta altura desbocado de terror. Fue entonces que el noble animal arremetió contra las matas espinudas en una loca carrera, arrojando y abandonando al valiente contra los huesos de un animal muerto; huyendo a través de la pampa sureña... Y Gauna se despertó: empapado de sudor y helado de espanto. Se había caído del catre, de cara al cielo raso de bolsa del rancho. -”¡ Ánima bendita! ¡ Era solo una pesadilla!...¡ Que los remil parió!” Desde lejos le llegó el aullido de un perro cimarrón, a la luz de la luna patagónica... Y todo pareció repetirse.-

Rudy Veloso


El Sur... Historias de Vida

- ¡ Buen día Doña Josefa! ¿Como anda hoy?- Me anuncio con mucho ánimo como ya es habitual desde hace un tiempo. Inyecciones, controles de presión arterial y otras dolencias me traían todos los días hasta la casa de Doña Josefa, que personaje, mujer alta, de tez morena curtida por el tedioso trabajo de campo, horas bajo el sol, cabellera abundante; la cual peinaba con una larga trenza en la que las canas jugaban un gran papel; delgada y de mirada mansa, esa que se logra después de horas de soledad, esta era Doña Josefa. Mujer admirable pero ya decuerpo cansado por el paso de sus 82 años. Todos los días, camino al hospital, el cual me fue asignado por razones de la vida y no por título universitario, y al cual hoy agradezco,me tomo unos minutos para ver a esta mujer, la cual se encuentra viviendo sola y esta muy enferma; así que mientras me seba unos buenos mates amargos acompañados por tortas fritas controlo que todo se encuentre en orden; y es entonces cuando ella comienza a recordar.. .- Si, jodida la vida de campo, pero lindo el amanecer en la cordillera, el sol entre las montañas, y el ruido del agua del río, en el cual uno se refrescaba a la mañana, y si, después de eso ya comenzaba el trabajo, entre las gallinas, los corrales, los chanchos y las vacas, la mañana no rendía naá, así que antes que llegara el patrón había que tener el rancho limpio y algo pá comer porque por andar Tanto a caballo lo primero que pedía era comida. ¿Otro matesito? - Bueno, pero siga contándome Josefa, y... ¿Alguna vez tuvo hijos?-. - Usté sabe que si, y hoy y hoy estoy sola... Tuve dos hijos, al primero se lo llevó el patrón, porque su mujer no podía tener hijos y a mi me necesitaba pá trabajar, no iba a tener tiempo pá cuidarlo y mejor


porque iba a ser aducao y no le iba a faltar naá; así que se lo llevó nomá, y después tuve otro al que cuidé mucho hasta que empezó a trabajar en el campo, como yo. Un día se me fué a la meseta, un tiempo, como peón del cuidador, usté sabe la paga es buena, y no supe mas de el hasta hace un tiempo, me dijeron que una nevada lo había agarrado mal herido y solo, asi que había muerto... Y es así que me tocó estar sola, trabajando en mi rancho, cuidando a mis gallinas y plantas, y recordando nomás, es lo único que tengo.- Otro matecito, sírvase tortas, las hice tempranito nomás. Entretenida con el relato olvide mirar la hora, ya debía irme, sin ganas claro, relatos como la vida de esta mujer no se escuchan todos los días. Así que me despedí : - Ya tengo que irme, a díos Doña Josefa, cuídese, nos vemos mañana para seguir mateando.Camino al trabajo, voy recordando todo lo que hoy me había contado, luchadora por elección del destino y fuerte como pocas. Pensar que en esos tiempos no contaba con la ayuda y practicidad de cosas como medicamento, supermercados y medios de movilidad como automóviles, no, todo casero y para conseguir algo que se necesitaba con urgencia había que salir a caballo y recorre bastante hasta llegar al centro, el cual se limitaba a uno o dos mercados, los cuales se suministraban de mercadería cuando podían, y quedaba la escuelita como parte final del pueblo, el resto eran todas calles vacías, de tierra claro, en las que se visualizaba una casa allá, a lo lejos... Que increíble me resulta; hoy estar caminando disfrutando de las vidrieras, viendo pasar auto, motos y chicos en bicicletas, pensando en cual de los negocios voy a comprar las cosas


para hacer el almuerzo, y pensar que hace solo unos minutos antes me imaginaba parada en estas mismas calles hace 30 años atrás. Hasta que llego a la conclusión de que está hermoso éste lugar, mi pueblo, y que nada disfruto más que recorrer sus calles saludando gente amiga al pasar, y disfruto del aroma fresco de las flores de los jardines vecinos... ¿Cómo hubiera sido la vida de Doña Josefa si hubiera tenido todo esto? Como todos los días, y con maletín al hombro, me encuentro camino a la casa de esta adorable mujer, va su “rancho” como ella dice; pero para mi sorpresa me encuentro con mucha gente llegando en autos y al acercarme más, veo que sacan cosas de adentro de la casa, es entonces cuando se me ocurre preguntar, presintiendo que después me arrepentiría de ello, es entonces que me dicen.... -Doña Josefa ha muerto anoche de un paro cardíaco-. Esa fue la respuesta cargada de frialdad que obtuve. Estática por la fuerza de la devastadora noticia y sin reaccionar de lo que sucedía salgo e la casa pensando en lo injusto de todo esto. Mi querida viejita, ya no estaría para cargarme de historias, su historia, contada con tanta emoción. Llegó la hora de su partida, de la misma manera en la que había pasado su vida, sola...en la gloriosa inmensidad del Sur.-

Maria Cecilia Serpa


La hora del abandono Dibujo en el polvillo de la ventana una cara con sonrisa. Afuera la tarde se desvanece en olas de viento intenso, que a veces intentan separarme de la ventana. Mis ojos que apenas llegan al borde se tiñen de rojo naranja, mañana será igual, más viento, pero para entonces yo espero estar en casa. Los olores son repetidamente distintos. Hay leche pero la taza es vieja, hay muñecas pero se les cae el pelo, y el baño….quiero hacer pis pero temo que abran la puerta, así que no me muevo de la ventana. Es la hora del abandono y ellos no vuelven. Enfrente las casas se repiten, una pegada a la otra, nadie corre las cortinas, una mata seca golpea contra un galpón sin terminar y entonces, mi estomago se estruja, la tierra ya no me permite divisar nada, es un eructo del viento, si ellos están cerca yo no podré verlos y entonces, quizás, me olviden, o peor aún, ya se fueron. No debería haberme separado. Si tengo que pasar la noche en Perito me muero. Dibujo una cara con la boca hacia abajo. Las nenas da la casa quieren jugar pero yo solo puedo esperar, si me alejo de la ventana estaría a infinitos pasos del reencuentro. Una voz poco tranquilizadora me dice: -¿Tenés miedo? Ya sos grande, deberías ser valiente. Y remata con: - Si querés te podés quedar a vivir con nosotros. Sé que intentan hacerme reír, pero en cambio la pena sube desde el vientre hasta el borde de mis ojos y se desborda en lágrimas consistentes y reprimidas. El motor de un auto enciende mis esperanzas, pego el oído a la ventana y percibo que en lugar de acercarse, dobla en la esquina. Estoy enojada, abro la puerta y salgo a la vereda, la tierra se pega a mi llanto y éste a mi piel,


El motor de un auto enciende mis esperanzas, pego el oído a la ventana y percibo que en lugar de acercarse, dobla en la esquina. Estoy enojada, abro la puerta y salgo a la vereda, la tierra se pega a mi llanto y éste a mi piel, surcando cicatrices eternas, finitas, arrugas que cargaré en un recuerdo infantil.

Ana Aluhén Seguel


Un hogar Al despertar se veía por una rendija de la cortina que el cielo estaba caliente, era julio se acercaba el cumpleaños de su madre y eso le traía recuerdos de su niñez, mientras decidía levantarse pensaba en el largo viaje, en los niños que dormían después de tanto andar, pero las voces de la cocina la hicieron reaccionar y saltó de la cama. Había viajado muchos kilómetros para llegar a Perito Moreno y no había sido agradable sino muy agotador. Carla venia en busca de un futuro, tenia esperanzas; pero esa voz en la cocina siempre la hacía sobresaltar. Ya completamente lista, tomo unos mates, sus padres llenos de felicidad no hacían más que hablar de Perito Moreno, pero los escuchaba sin oír. En su cabeza solo retumbaba la voz de Juan, su esposo, que no dejaba de parlotear que como de costumbre sólo asentía con la cabeza las pavadas que salían de aquella boca. Conforme fueron pasando los días, se percató de que nada cambiaría, que el cambio de lugar no iba a modificar su vida. A pesar de eso era una rutina de la cual no podía escapar; siempre estaba la excusa de lo niños y un casi amor que ella creía solucionaría todo. Así transcurrieron un par de meses, Juan consiguió trabajo, el cual le consumía prácticamente todo el día. Ella se esmeraba para que a su llegada estuviera todo listo, pensaba “seré la mejor esposa y todo cambiará “. Durante las horas en que el no se encontraba sus padres se dedicaban a mostrarle el lugar. Carla estaba agobiada de pensamientos y no veía nada, todo pasaba frente a sus ojos, pero ella realmente nunca veía, ni escuchaba, sólo despertaba al timbre de voz de Juan.


Pronto se mudaron, Carla estaba convencida de que era mejor, que sus padres no debían manejarle la vida, a pesar de que ellos solo querían que ella despertara a una verdadera vida. Entonces se volvió mas ciega, mas muda y más sorda, vivía para atender a Darío, a Carlitos y se esmeraba irracionalmente en tener todas las atenciones con Juan para no oír sus reclamos. Nada cambiaba, las cosas empeoraban, Juan ya no quería estar en la casa y salía constantemente. Carla desesperadamente hacia más y más silencio. Cuando más quiso enceguecerse, Juan casi como un vomito, le declaro abiertamente que había otra mujer, y así sin más llego a casa de sus padres con el corazón en las manos. Pobre muchacha, pensó la gente, algo habrá hecho dijeron otros. Ella solo pensó en irse y así otro viaje, otro lugar, pero Juan siempre aparecía para atormentarla, ella estaba confundida, sola y llena de responsabilidades. Pasó un año y medio de luchas muy pesadas, de lugares desconocidos, que nunca llegaba a conocer; cuando una noche, cansada de su trabajo recordó la imagen de rostros alegres, de árboles verdes que nunca había sabido ver. Al cabo de unos días Carla volvió a Perito Moreno, para esa época Darío debía comenzar el jardín. Al inscribirlo la gente la recordó y se sintió menos sola. Sabía que como en todo lugar debía respirar profundo y salir en búsqueda de trabajo. Al volver a casa se sintió feliz de que la búsqueda no había sido ni tan dura, ni tan fría y se durmió plácidamente recordando lo bien que la habían recibido. La mañana del lunes era brillante, era el verano de 1.999, se vestía para la jornada y alistaba los niños para la guardería. Al salir se percató de la tranquilidad que le


inspiraban esas calles, durante el trayecto, el saludo amable de las personas la hicieron sentir más viva. Luego se encamino a su trabajo. Mirando al cielo, pensó que Díos le sonreía ¡que locura se dijo! …ese día Carla se sintió parte de Perito. Al transcurrir unos meses Juan ya no los maltrataba y comenzaba a olvidarse de ellos. Se sintió mas libre, aunque sabía que él no entendía razones. La vida se le hacia, cada vez mas cómoda, comenzó a disfrutar de la belleza del pueblo, la gente ya la hacia parte de él, la habían ayudo a superar pesares que prefería no recordar. Todo parecía tener su propio tiempo. Solía escuchar a la gente quejarse y protestar, ella solo pensaba en los árboles que se mecían con el viento cantando una melodía. En sus verdes pastos que permitían a los niños correr libremente. En como las noches transcurrían silenciosas, en las mañanas no se escuchaban espeluznantes noticias,-¡Que maravilloso! Suspiraba. Carla deseaba en lo más profundo de su corazón ser de Perito Moreno. Los niños fueron creciendo, todo era sistemáticamente armonioso. Carla conoció el verdadero amor, en el corazón de un peritense y con él lo que había sido criarse prácticamente en el campo. Lo que era vivir pausadamente sin dejar que se le pase el vuelo de un ave, de caminatas en busca de flechas y calafate. Un día de campamento, la espera cuando se pesca, de unos mates a la orilla del Lago Buenos Aires. Rodearse de indescriptibles creaciones de la naturaleza, obras de arte en manos de Dios. Alberto supo ser su esposo, supo ser padre y su voz no sobresaltaba a Carla, La abrazaba con brazos protectores y amorosos. Hoy ya es primavera del 2.005 y Carla es hija de Perito


Moreno, duerme en su propia casa, disfruta de su trabajo, lleva un anillo en su mano izquierda y sus hijos descansan de un día lleno de amor y aventuras. En sus pensamientos agradece a Perito Moreno por haberla acogido. Sueña que cuando sus años ya sean muchos tenga bellos recuerdos de este pueblo tranquilo. Sabe que a su lecho de muerte llevará la foto de este paraíso PERITO MORENO.

Sara Alejandra Negron


El destino de Goluén En los primeros tiempos, cuando las comunicaciones tehuelches deambulaban por la patagonia, aquí, en las inmediaciones, se estableció mi gente, que traía las intenciones de quedarse a vivir de manera permanente y de no partir con la llegada de la “época del frío “, porque este lugar que ellos llamaron Pari-Aike, lugar de juncos, los proveería de todo lo que necesitaban para subsistir. Pari-aike era un extenso valle, donde todo abundaba, guanacos, choiques, pumas, todo. Habían muchas lagunas y en ellas casi todas las aves. Mis antepasados, Ke-u-k`unk, “gente de los tiempos antiguos”, como decimos nosotros, así contaban de cómo habían sido los comienzos. Yo, Goluén, “muchos pumas”, en nuestra lengua, observaba feliz como vivía mi gente; ellos parecían no tener problemas, nada los inquietaba. Mi padre, el gran jefe Lukaché, tenía reservado para mi la conducción del pueblo Mecharnué, “masticadores de resina de Molle”, como nos decían los otros pueblos, dado que era ese uno de nuestros pasatiempos. Yo, para ese tiempo era sólo un Koná, “un muchacho joven” que sólo pensaba en convertirse en un gran cazador y ser un hombre de bien. Mi padre, quería prepararme para lo que luego sería mi gran misión, dado que él en algún momento debería partir hacia IKeu-Kenk, “lugar de ancianos”, a encontrarse con Wendeunk, “espíritu bueno que lleva la cuenta de todas las acciones buenas de los Chónek y que después de muertos los conduce a Elal”. Una noche soñé cosas extrañas y al llegar la mañana, mi cabeza daba vueltas aún, estaba bastante confundido,


Salí del kaú chocándome todo y pisando a mis hermanos y al abuelo Sintalk´n, que al sentir el pisotón se sentó, me miro, volvió a tomar su Eegüe, “manta tejida” con algo de enojo y se tapo hasta la cabeza. Xáleshen, “el sol” ya asomaba sus puntas y parecía que iba a ser un buen DIA, como lo habían sido casi todos los de esa Ariskaikén, “primavera”. Solo algunos guardias estaban afuera, algo dormidos, dado que habían estado en vigilia toda la noche. Ya tome mi Cochel, “bincha” y me dirigí a la gran laguna para mojar mi rostro y tratar así de aclarar mi mente. Al llegar, unos Kaikenes, “avutardas”, oyeron mi torpe paso y se largaron unos cuantos metros más. Hundí mi cabeza en esas aguas cristalinas y su frescura me trajo nuevamente al mundo real, bueno! eso creí. Sentado ya en una roca oí una voz que sonó algo extraña; me levante asustado y mire a mí alrededor. No había nadie; pensé que era locura o que algún espíritu malo se estuviera burlando de mí. Pensé, ¡debo estar volviéndome loco!, o será que anoche comí mucho Charkikan, “carne ahumada y salada”, que yo devoraba cuando me daban la oportunidad. Nuevamente la voz me sorprendió y esta vez si supe el origen, era el Koókne “el cisne”, en la laguna que me estaba hablando. Con mucha elegancia, se acerco lentamente a la orilla, yo caí casi de espaldas, cuando mis codos frenaron la caída pude mirarlo a los ojos y fue en ese momento cuando el me dijo: -¡solo óyeme!, tengo un mensaje de Elal, el dice… otra raza superior llegara y ocupara estas latitudes, no será gente buena para los Chónek….Yo, aún sin poder cerrar la boca frente a aquello que me


estaba pasando solo atine a decir, ¡Ytomkés!, “¡no comprendo!”. Koókne me dijo, - debes comprender, el gran jefe Lukaché ya no estará para ese tiempo, tú serás quien ocupara su lugar y debes estar preparado-. -¿Cómo son ellos? - , Pregunte - Su piel es mas clara que la tuya, sus armas serán superiores y pueden quitarte la vida desde allí-, me dijo, y me señalo una lomada que casi no alcanzaba a distinguir. - ¿A que vienen esos hombres blancos Koókne?, pregunte. - Quieren ocupar tus dominios y traer su gente, sus costumbres, todo-. - Koókne, mí pueblo no es guerrero, somos gente de paz, ¿Qué nos sucederá?- pregunte. - El gran Chónek, no podrá contra ellos, por eso Elal dice:… ¡no te resistas!, cuando ellos lleguen y quieran conocerte, acércateles y maestrales como es tu pueblo-. - Casi nada puede hacer él con todos sus poderes de Dios para evitar la desaparición de tu cultura-, me dijo. -Recuerda bien estas palabras de Elal Golluén y guarda silencio hasta que tú seas el conductor de tu gente.- Tu padre no debe saber esto, no lo comprendería, y quizás intente enfrentarlos en batalla, pero eso acercara a tu pueblo a una desaparición rápida y violenta-. -Por eso debes cumplir con lo encomendado por Elal, ¡ahora ve!, y actúa como que nada ocurre, deja que las cosas continúen, tu eres un elegido-. Más confundido aún, corrí ladera arriba hasta llegar a la toldería, atrás había quedado el cisne mensajero y la laguna.


Toda la tribu ya se perdía en sus actividades y nadie noto mí abrupta llegada, solo el viejo Shoikn, “ el hechicero”, cruzo su oscura mirada con la mía me hizo saber que el también sabía. Por momentos parecía que yo flotaba en el aire y encontrarme ajeno a todo. Sentía un mal presentimiento, algo más estaba por ocurrir; me dirigí al kaú de mi familia entre y ahí estaba mi padre, esperándome en silencio. ¡Tú muchos pumas! Ven y siéntate a mi lado, debo hablarte de hombre a hombre-. Mí madre y mis hermanos salieron casi sin hacer ruido. ¡Hijo mío!, ¡mí gran Golluén!, mi hora ha llegado y debo partir a I-Keu-kenk, debo acudir al encuentro de Wendeúnk y que el juzgue mis acciones-. - Creo que fui un gran padre para ti y todo lo bueno te lo he enseñado, serás un buen conductor sabrás guiar con sabiduría a tu pueblo-. El ignoraba totalmente que el final de su cultura se estaba yendo junto a él y que yo iba a ser testigo de ese final. Ese mediodía se mando a reunir a toda la tribu en el centro de la toldería, luego, mi padre hablo: Yo, Lukche, debo partir, él Karrontken, “el paraíso”, me espera, y dejo mi lugar a mí amado hijo mayor Golluén la conducción de mi pueblo, su pueblo; el sabrá guiarlos en buenas cacerías. Todo será bueno con él, es un gran Chónek. Esa tarde partía solo rumbo al poniente, donde sería su última morada. Yo, el gran jefe Golluén, quien debía mostrar fortaleza frente a su pueblo, no podía derramar una lagrima a la vista de todos; sin que nadie se diera cuenta, corrí hacía la laguna y entre los juncos me eche a llorar como un niño, en eso una suave mano levanta mi rostro y lo veo, era Elal que me dijo:


-No esta mal que llores Golluén, te entiendo, yo también lloré cuando quede solo, cuando mi madre Teo, “la nube”, fue muerta por el gigante Noshtex. -Tus tiempos no serán fáciles, pero yo siempre estaré a tu lado, cuando te sientas mal o confundido, ven a este lugar, a Pari-Aike, como lo llamaron tus antepasados y habla con Koókne, el me llamara. Recuerda, siempre habrá un cisne en estas lagunas para lo que necesites… . Solo, sobre la loma más alta de Pari-Aike, Gollúen contempla el atardecer y espera amargamente la llegada del ocaso… la raza.

Ramón Alberto Suárez Pitoiset


La Pampa de la Yegua Muerta Acá en la Patagonia existió una historia de asentamientos muy dura y difícil de sobrellevar para aquellos que decidieron poblarla instalándose en una tierra indómita y bravía. Con un clima riguroso donde los inviernos eran verdaderos inviernos y el frío calaba muy hondo, el viento y la nieve delineaba cada sueño y cada proyecto por concretar, aunque no resultaron obstáculos determinantes para poblar . Corría un crudo invierno del año 1930 cuando Severino García trabajaba a fuerza de orgullo y de pulmón el ganado consistente en tres mil lanares que representaban todo el patrimonio de la estancia llamada “La Sureña”. Este hombre, como tantos otros había llegado en barco desde España al puerto de Buenos Aires. Después de haber cruzado el océano Atlántico, traía en su equipaje un cúmulo de expectativas que apretaban su corazón y despertaban energías para enfrentar el gran desafío de construirse un porvenir. Ya en Buenos Aires se contactó con otros coterráneos que le comentaron que la Patagonia era un lugar propicio para ganarse la vida... mientras tanto Severino pensaba en la mujer, Elena, que había dejado tras el Atlántico a punto de dar a luz a su primogénito, a la espera de un futuro alentador para la nueva familia que había formado en el otro continente. Después de realizar diversas tratativas durante varios meses en Buenos Aires, logró concretar el negocio anhelado. El dinero heredado de su tío Julián García, sirvió para pagar el precio de las tierras que lo esperaban en la árida e inhóspita Patagonia. Con algunos papeles en mano y con toda su voluntad emprendió el viaje hacia esas regiones para él desconocidas. Aprovechó un viaje en vehículo hasta la zona de La Pampa, los interminables caminos promediaron su aventura continuando el mismo con un arreo que salía desde ese lugar rumbo a la Patagonia, a la zona del Lago Buenos Aires...


Una tarde ventosa y fría del mes de octubre lo encontró sorprendido y excitado en el pueblo Nacimiento, unas pocas casas, un valle apenas verde y gente muy serena representaron la escenografía tímida del lugar. Esa misma noche se alojó en el Hotel Fénix perteneciente a la familia de Esteban Prieto, donde recibieron con gran amabilidad al coterráneo que había cruzado el océano. Allí, en animada conversación, entusiasmó a dos forasteros para que trabajaran en las tierras que con orgullo había comprado. Ambos emprendieron el viaje con él hacia ese lugar. De allí en más la historia es conocida, el trabajo de sol a sol enfrentando las adversidades del riguroso clima y las vastas distancias hicieron de “La sureña” un lugar próspero y con perspectivas. Tres años pasaron hasta que Severino juntó el dinero suficiente para buscar a Elena y a Justo, el hijo que había nacido, en su España natal. La llegada de Elena al lugar transformó la fisonomía porque rápidamente se adaptó a las tareas del campo y se convirtió en la mano derecha de su esposo, apuntalando el duro trabajo que día a día debía enfrentar. Justo, por su parte, llenó de alegría el hogar; y con sus ocurrencias y descubrimientos creció en un ambiente muy diferente al de sus padres... Severino siempre le contaba por carta a Elena que los paisajes de la Patagonia tenían su encanto y especialmente algunos lugares que además de encanto encarnaban una anécdota tejiendo la historia de los que aceptaron el desafío de asentarse en estas tierras áridas moldeadas por el viento al que siempre se termina odiando o amando. Una anécdota interesante es la que los carreros construyeron con sus largos viajes hacia otros poblados de la región cuando inmensas chatas tiradas por bueyes, una especie de carretones gigantes, trasladaban los fardos de la preciada lana para comercializar en los puertos del Atlántico de la región Patagónica.


Saliendo del pueblo Nacimiento comenzaba una ruta interminable con varias curvas que amenizaban el itinerario hasta llegar a una zona denominada por muchos “El Botello”, lugar de difícil acceso a través de sus lomas que vislumbraban una especie de forma embotellada o cuello de botella donde el viento remolineaba y agitaba la ríspida flora de forma diferente y amenazante. Pasando esa curvatura las chatas cargadas llegaban a una pampa, llanura sumamente extensa, sin vegetación arbórea donde con mayor fuerza aparecía la aridez del lugar... Cuenta la gente, que a esa pampa los carreros la llamaron “La Pampa de la Yegua muerta”, nombre que llega hasta nuestros días y tiene una extensión de quince kilómetros aproximadamente. Muchos se preguntaban porqué y hasta el día de hoy el interrogante persiste. Aparentemente tal denominación se relaciona con una anécdota donde Severino García fue protagonista junto a otros pobladores de la zona del Lago Buenos Aires. Un día de Mayo del año 1934, Severino emprendió un viaje con unos carreros que se dirigían hacia Colonia Las Heras en busca de provisiones para abastecerse durante el invierno. El viaje fue placentero y distendido hasta “El Botello”, aunque pudieron observar que el cielo empalidecía y se cerraba con espesos nubarrones. Todos ellos pensaron que se trataba de una tormenta, pero pasando ese lugar los sorprendió un paisaje estremecedor... la nieve tenía más de un metro y medio de altura, su color blanco intenso enceguecía las miradas y confundía el andar. Aunque la decisión estaba tomada. Continuarían el viaje porque el objetivo era prioritario, es así que avanzaron varios metros, quizás doscientos o trescientos cuando divisaron a la orilla del sendero varios montículos oscuros que hicieron parar la marcha de los viajeros. Decidieron acercarse y se encontraron con un escenario desgarrador: varios animales yegüerizos yacían muertos entre la espesa nieve.


Las miradas atónitas se cruzaron entre ellos porque no entendían el suceso, en primer lugar porque no esperaban encontrarse con esa nevada tan intensa y en segundo lugar, por el triste escenario representado por varios caballos que no habían logrado sobrevivir aquella tempestad. Estos hombres de carácter fuerte se vieron sorprendidos también por las lágrimas que brotaron se sus ojos, sin proponérselo. Quizá aparecieron porque la escena reeditaba todos aquellos sufrimientos y luchas batidas como un duelo en las tierras que habitaban. Sólo ellos sabían lo vivido... de pronto una petaca de caña quemada comenzó a circular entre ellos e hizo entibiar sus cuerpos estremecidos por el frío y por lo ocurrido. Impotentes ante las inclemencias del tiempo, siguieron el viaje donde no pudieron dejar de recordar lo que habían encontrado en esa pampa infinita del noroeste del Territorio Nacional de Santa Cruz. Ya en la zona de “El Pluma” la nieve había desaparecido y con cielo despejado continuaron el viaje hasta destino. Los trámites en Colonia Las Heras fueron rápidos y nadie comentó el episodio. Sólo a la vuelta la ansiedad creció cuando esperaban volver a transitar el lugar clave de su viaje de ida. Fue en ese momento cuando uno de los carreros tuvo la ocurrencia de decir: “estamos llegando a la “Pampa de las yeguas muertas” aludiendo al lugar donde yacían los caballos abatidos por el frío. Los demás lo miraron con atención y en silencio todos pensaron a qué hacía referencia. Lo llamativo fue cuando llegaron al lugar ya que no pudieron divisar los montículos oscuros que sobresalían entre la nieve, a pesar de esforzarse por encontrarlos no lograron repetir la imagen. Siguieron el regreso también sin dejar de recordar lo vivido... no hubo demasiados interrogantes y sólo quedó la anécdota de aquel viaje de Mayo, preludio de uno de los inviernos más crudos de la zona.


Severino García contó el episodio a su mujer, ella lo escuchaba con mucha atención y entendía la desazón de su marido, también pensaba como él: enfrentar ese invierno sería una dura batalla más, a las tantas disputadas desde que habitaban la Patagonia. El clima tenso de esa conversación pudo convertirse cuando Justo llegó a la cocina de la casa del campo con un gran huevo de avestruz , aludiendo a que se trataba de un huevo gigante de donde nacería una gallina gigante también. Las risas no pararon por un buen rato e hicieron de esa tarde un momento para recordar. Los viajes de las chatas, carros y sulkis se sucedieron en los años venideros y por tradición oral la denominación de esa pampa traspasó el tiempo y las distancias. Sólo el plural de la frase se modificó al singular nombrando “La Pampa de la Yegua Muerta” a esa pampa interminable para los viajeros de ayer, de hoy y mañana. Adriana Margoth Sanhueza


Hijos Perdidos Rosalía estaba embarazada y hoy era su primer día de clases. 1982, 4º Año de la Secundaria, mejor promedio todos los años, ninguna amonestación y posiblemente la nueva abanderada del colegio Corno decir este secreto que la quemaba por dentro? A quien contarle que tenía casi dos meses de embarazo? A sus amigas del cuadro cuadro de honor? A su familia, la más respetada, puritana y antigua del pueblo? Su madre no lo hubiera soportarlo. No estaba en sus planes tener una hija embarazada a los 16 años. No quería defraudarla, porque tampoco ella quería defraudarse. Este hijo no buscado venía a desbaratarle todos sus planes. Y todo por una era, por una aburrida tarde del verano pasado. Hacía calor y estaba sentada en la entrada de su casa cuando vio pasar a Pablo Corte en su ruidosa moto. Corte, como le decían todos, estudiaba con Rosalía. Era un vago, un atorrante, un repitente empedernido tremendamente popular. Un chico atractivo, pensó Rosalía, al ver su cuerpo fornido perfectamente encastrado en esa ruidosa moto. Miro sus piernas fuertes, encerradas en unos jeans demasiado calurosos para ese día. Le, miro desde sus botas con tierra hasta, su camisa sin mangas. Si, realmente su imagen despreocupada y casi desafiante le hacía atractivo. Pero no era el tipo de chico que Rosalía debía buscar para si.


Nunca había tenido novio y cuando lo tuviera sería un empresario o un abogado. Correcto, de buena posición, con el que casaría de blanco. Corno te divertís, he?- La voz de Pablo Corte la trajo de vuelta a la realidad. Venite al río con nosotros... - su invitación fue directa, despreocupada. Rosalía no pudo pensar ninguna excusa lógica para negarse. Sin saber porqué, se encontró subida a la moto, aferrada a la cintura de Pablo Corte, cerca de la camisa sin mangas, cerca de las botas sucias, pero contenta, inusualmente contenta. En el río había varios de los chicos y chicas más populares de la secundaria. Rosalía pensó que no tenía nada que hacer ahí, pero para su sorpresa, se sintió cómoda como nunca. Eran simpáticos y graciosos. Pasaron la tarde tomando mate y escuchando radio. Mientras anochecía se metieron al agua, aprovechando los últimos rastros del calor y del día. Mojados y llenos de barro terminaron el día con un asado improvisado al que Rosalía se quedó, convencida por Pablo. Accedió primero a quedarse como accedería luego al beso de Pablo. Su primer beso. Rosalía se olvidó de quién era quién y no quiso negarse. No hubo mandatos, no hubo culpables. Eso había sido todo, pensó Rosalía, la consecuencia de una noche de verano.Desde entonces no había vuelto a ver a Pablo hasta hoy, en la galería de la secundaria. Pero tenía algún sentido contarle que esperaba un hijo suyo. Que tipo de padre podría ser Pablo Corte para su hijo. Rosalía estaba en una encrucijada.


Pasaban los días y algo que crecía dentro la quemaba por dentro. Pasaban los días y una idea rondaba en su mente. Tomo coraje y una noche a la salida de clases busco Nora, una chíca de 5º año que sus propias amigas despreciaban y calificaban de “rápida”. Las malas lenguas decían que había estado embarazada una vez. Todo lo demás pasó demasiado rápido o por lo menos así le pareció a Rosalía. Nora accedió a ayudarla y un sábado, tarde, la llevó a un rancho oscuro, a la salida del pueblo, cerca del puente. Entre olor a grasa y caras que el tiempo borró, Rosalía se deshizo de su problema. Salió corriendo por los baldíos, con unos trapos llenos de sangre que tiró al río. No quiso mirar si se hundía o no, solo esperaba que la corriente fuera lo bastante fuerte como para llevarse muy lejos esa parte de su vida. Esperaba que el tiempo, la universidad y su marido abogado, le hicieran olvidar todo este dolor. Pasados los días, Rosalía buscó formas de reconfortarse, pero los recuerdos siempre volvían a aparecer. Al domingo siguiente, en la iglesia, mientras armaba encomiendas con chocolates y cartas para Malvinas, tratando de no pensar, descubrió aterrada una sarcástica coincidencia. De pronto recordó, entre un torbellino de imágenes, que el lugar donde había tirado esa parte de su cuerpo, ese lugar cerca del puente; era el mismo donde cuatro meses atrás se había entregado por primera y única vez, a Pablo Corte. Rosalía comprendió entonces que ni todos los chocolates de la mesa, ni todas las buenas acciones que hiciera en su vida, le alcanzarían para perdonarse a sí misma por sus hijos perdidos. Aluhén Seguel y Leandro Allochis


CUENTO CORTO Menores


Naturaleza o Circunstancia ... Cuenta la historia que en un pueblo muy alejado a las grandes ciudades, vivió un joven apodado Papo. Se dice que era una muy buena persona, querido por mucha gente, quien no le hacia mal a nadie, pero por cosas de naturaleza o circunstancias de la vida, tubo un cambio y nunca volvió a ser lo mismo... Papo nació en Perito Moreno, un pequeño pueblo, el 18 de noviembre de 1897, siendo uno de los 6 hijos que tenia la familia Kanter. Papo creció junto a sus padres, una familia muy humilde, pero lo que la gente no sabia era que en esa familia habían muchos problemas, y que él no tenia tiempo para decirle a su madre cuanto la quería; ya que su padre se ponía celoso de él y lo golpeaba, lo golpeaba tanto, que él no podía hacer nada, ya que se había acobardado y con solo una mirada de su padre, él agachaba la cabeza. Y así paso toda su niñez y preadolescencia, encerrado en su cuarto, sin reír y sin ni siquiera ver el sol. Pasaron los años y cuando Papo tuvo la edad suficiente, se decidió a salir del pozo en el que vivía, conocer gente, descubrir nuevos horizontes ( algo que el no hacia). Al poco tiempo Papo hizo muy buenos amigos con los que compartía momentos únicos, como lo eran los bailes, las fiestas y por supuesto hablar de intimidades, habían denominado a su grupo los “ x “. Ellos pasaban mucho tiempo juntos y nunca pensaron, que algún día se podían separar; pero poco a poco comenzaron los conflictos, lo que Papo veía era que el grupo necesitaba demostrarse mas cariño, él sabía que sus compañeros lo tenían, pero él quería ver que ellos se lo demostraran, y como no veía resultado alguno, busco otros rumbos dejando de lado lo que para él habían sido los “ x “.


En medio de la búsqueda. Papo comenzó a sentir un gran deseo por las cosas góticas y oscuras le gustaban las cruces, la sangre y hasta salir de noche sólo porque él quería conocer como era el infierno de vivir y estar en un cementerio. En su búsqueda encontró algo que el siempre quiso y dijo: “ la familia que nunca tuvo”. Han una señora respetable del pueblo y sus hijos Sedra, Alejo, Postina y Dali, Papo fue acogido muy bien por la familia, lo hicieron sentir uno más en sus vidas. Ellos pasaban mucho tiempo juntos, cada vez que jugaban, reían, cada vez que hablaban lloraban. Pasaban los días, los meses y ellos inseparables, cada día se quería mas, una noche Papo escucho algo que el siempre quiso escuchar un “ te quiero”, eso le hizo recordar a su familia, y se puso muy triste por no tener a su madre junto a él. Esa misma noche Papo prometió que el día que el se pelee o se separe de ellos se quitaría la vida, para mantener su promesa en pie salió a caminar y se acerco al cementerio, camino hasta la cruz mayor y allí juro que lo iba a hacer. Al paso de los días se comenzó a sentir muy solo, pero el sabia que no lo estaba y se puso a llorar, cuando de pronto llego Sedra quien le pregunto: -¿ Qué es lo que te pasa Papo? Y él le respondió: -es que me siento muy triste porque me siento solo y me siento despreciado..... -¿ Pero por qué? Si nos tenes a nosotros que te queremos mucho... -Si, ya lo se, pero siento algo como un deseo, algo que no puedo explicar y que me atormenta cada vez que cierro los ojos... -No te pongas así, vos sabes que podes confiar en mi...


-Sí, pero bueno mejor no hablemos más del tema, sigamos con la conversación otro día. Y pasaron los días y Papo seguía con el mismo pensamiento que no lo dejaba de atormentar, hasta un día se dio pie y empezó la búsqueda de ese sentimiento; hasta que lo encontró en el lugar menos pensado, el cementerio, lo que sentía era la llamada y el deseo de estar allí, permanecer en la oscuridad era el sentimiento que el más osaba esperar “La muerte”. Le contó a Sedra lo que había descubierto, su gran deseo hacia la muerte, su amiga se enojo mucho con él, por que ella no podía entender, por qué él necesitaba eso si los tenia a ellos. Los días pasaban y Papo cambiaba poco a poco su forma de ser, de hacerse querer paso a dejarse odiar por todos, su vestimenta comenzó a ser negra y la gente que lo conocía decía que él veía espíritus y hacia pactos con el diablo. Un 26 de agosto de 1915 Papo vio algo que el nunca quiso que pasara. Por tantas cosas que se hablaron de él y por las cosas que el hacia, los que el pensaba que eran sus amigos o mejor dicho quienes para el eran su familia lo dejaron de lado en el momento en el que mas los necesita. Horas y horas pasaban desde que se había alejado de sus amigos, recordó las promesas que había hecho, algo le hacia sentir que debía hacerlo...; se acerco hasta la casa de su tío y le saco el arma que allí tenia, comenzó a caminar sobre la Av. San Martín y se arribo hacia la ruta y antes de quitarse la vida, escribió una carta que decía algo como: “ Gracias a todos por haberme querido, cada uno en su momento, pero creo que nadie me quiere ni me comprende, los quiero a todos si hago lo que hago es porque cumplo a mi promesa”...( y entre rayones decía) ....” Eso me pasa por haber querido tanto”...” lo que yo buscaba era solo cariño”...


Papo se quito la vida la madrugada del 27 de agosto del mismo año, con un balazo en la cabeza, en el trayecto de la rotonda al cementerio. Muchos dicen que se mato porque hizo un pacto con el diablo, y otros que solo cumplió su palabra. La gente que vive en lugar comenta que el alma de Papo se ve vagando hacia el cementerio, pidiendo ayuda, que habla de cuanto quería a sus amigos y que le dice a la gente que nadie le niegue un “ Te quiero”, a nadie siempre y cuando corresponda. Esta es la leyenda del poblado Perito Moreno, Papo un chico que muy querido por la gente, ¿ Por qué tuvo que hacer lo que hizo?, habrá sido para que los pobladores se den cuenta que a el realmente lo querían y que realmente él podía querer... Pablo Andrés Cohen Nonque.


POESÍA Mayores


La casita de mis viejos Muchos años han pasado, Mucho tiempo ha transcurrido Pero esto no ha logrado Que seas motivo de olvido. El santuario de mis viejos, Casita que fuiste mía, Te recuerdo día a día, Allí mis ojos abrí, Allí a querer aprendí, Cobija de mi alegría, Refugio de mis pesares, Consuelo de aquellos males, Cuando en silencio llore. Fue por la orden del tiempo, Que un día te abandoné, Pero nunca te olvidé, Y hoy que yo sola me encuentro He vuelto a hojear ese álbum Ese libro de la vida, Y cuando paso a tu lado, Y veo que te han dejado, Tan sola abandonada, Se me nubla la mirada, Y muy serena y callada, Dejo frente a ti un suspiro, Pa que estes acompañada. Maria Luisa Garcia


Miguelito Pequeña flor silvestre del baldío, Marchita por el helado Sentimiento del asqueo. Mocoso, cholito, cabrito O simplemente pequeño. Muchachito de mendrugo En el bolsillo, y a veces Polenta y pajaritos. Inocencia como palo de leñero. Corres por el filo del abismo, Y pasan sin verte compañero! Llega la noche y la luna, Juntas cartones y paja Que te servirán de cuna Hasta que desprenda el alba. Que desafío pequeño, Cuando se valla la luna...! Ha llovido esta mañana, Y tu cuerpo esta temblando. Y se ha mojado tu pan Entre los cartones blandos. Sientes un dolor punzante Y se sonríe tu cara. ¡ Ay! Como duele tu espalda cuando te crecen las alas. Myriam Rojas


Labriego (de la estepa) Mirar... Cuando nadie te mira. Registrar ... Solamente la ternura De unos ojos tristes. Despedirte...en silencio, Sabiendo que nunca Te veré. Cansado y viejo, Triste y melancólico. Sabio de historias pasadas Lagrimas, abrazos; Y a veces carcajadas De anécdotas, encerradas En un costal de arpillera Vieja, con olor a tiempo. Una noche de invierno partiste Con un arreo de nubes, Y un caballo con alas; A pastorear el cielo.


Sola se quedo tu huerta, Sola tu alfalfa Y tu tierra herida. Esperando la semilla Que pronto nacerá, Reencarnado tu alma De gorrión.

Myriam Rojas


Perito Moreno Te conocí niña y tu vestías de blanco Parecías una novia que al altar estaba entrando Yo estaba de vacaciones en tu mundo me instale Confundidas sensaciones entre el frío y la niñez. Encantada del paseo en tus brazos me entregué Y de los juegos con nieve satisfecha me quedé. Llego la hora de irme en silencio me alejé Para volver en silencio e ilusionada después El transcurrir de los años había cambiado mis tez Y volví siendo una joven mirando con interés; Ideas que van creciendo dentro de la madurez. De todos modos me dije, así no regresaré Me quedaré trabajando lo demás vendrá después, Quiso el destino más tarde interponer el amor Quizá solo por probarme la fuerza del corazón. Así, llego un mediodía como un capullo de flor El retoño que a mi vida vino a ofrendar el error. De nuevo tu...generoso me llenaste de emoción De recibir a mi niño como si fuese una flor Axial vestido de gala en traje blanco el te encontró. Con el transité tus calles cabizbaja con pesar Pero siempre ilusionada viéndote a ti progresar. Te miraba con tristeza me observabas caminar Siempre luchando en silencio vista baja y soledad. Tu... me ofreciste trabajo y también tuve un hogar Donde mi hijo pudiera dulcemente descansar. Fueron pasando los años aumentando mi ansiedad Deje de nuevo tu seno para otro rumbo tomar Y fue transcurriendo el tiempo regresé de la ciudad Contenta de haber vivido lo que pude experimentar.


Hoy me encuentro nuevamente disfrutando tu bondad He venido quedarme tal vez capricho nomás De todos modos contenta por lo que tu me brindas Un trabajo que asegura, la vida con dignidad Un descanso prolongado en este precioso hogar, Eso quiero agradecerte por toda la eternidad El tenerme en tu remezo y darme la oportunidad De abrazarte con el alma a medida que avanzas.

Delmira Asiadin


Colmada de años Me estoy llenando de años He pasado los cincuenta Ya me siento diferente Aunque no caiga en la cuenta. Estoy colmada de años Con una vida muy plena Es una alforja cargada Pero, lo admito, no pesa. La vejez me está alcanzando, Discretamente me abraza, Lo que antes molestaba Ahora es indiferencia. Si me quieren que me quieran Y si no todo se arregla, Si reconocen mis obras Bienvenida recompensa Y si no, ya están resueltas. El amor sin inquietudes Las amistades sin quiebra, Ya prefiero la verdad A las falsas apariencias. Los sentimientos me invaden Mi corazón siempre atento, Mis hijos llenan mi vida Y mi hombre mis momentos. Los sueños siguen latentes De ellos no me despego Si se cumplen satisfecha Y si no valió el esfuerzo. Tengo una vos distinta Para gritar mis molestias Mas moderada y sencilla Pero segura y completa.


Ya tengo noción del tiempo Pasa y se precipita Su velocidad me aterra Y me mantiene perpleja. En mis juicios soy benigna En mis principios severa, Me reconozco los logros Y critico mis falencias. Reclamo momentos propios Y un tiempo para mis gustos, Estoy menos tolerante Y ya expreso mis disgustos. Me cuido y coqueteo Soy mujer, y con eso basta Si gusto ya poco importa Halagos ya no hacen falta. Estoy colmada de años Soy sincera, me molesta Pero los años son vida Allí está la recompensa.

Maria Cristina Vazquez


No impidas que sueñe Cállame si quieres Silencia mis gritos Tapa mis oídos Ciega mi mirada. Pero no impidas que sueñe Que moje mis manos En el mar sereno Que toque la frente De un niño pequeño Que pise en otoño Las hojas crujientes. Córtame las alas, si quieres Modera mis pasos No dejes que clame Por los miserables. Pero no impidas que sueñe Que vuele sin alas Que acaricie el viente Con dedos de seda Que siga latente Que la vida es mía Si vivo soñando. María Cristina Vázquez


Lluvia de cenizas Año mil novecientos noventa y uno, Agosto terror de abuelos, Martes trece día fatal, Una tibia madrugada, Un tranquilo despertar, Y a través de la ventana, Una triste realidad. ¿Qué paso? ¿de donde vino? ¿Que es esta gran novedad? Bajo lluvia de cenizas, Nos tuvimos que encontrar, ¿Fue un misterio? No señor, Fue un volcán en erupción, Que en la agreste cordillera, Su cráter enorme abrió, Y como un toro salvaje, Que de pronto enfureció, Lanzo al abismo un bramido, Y con gran fuerza arrojo La rabia que desde siglos, Contenía en su interior. Así pasaron los días, Con gran desesperación, Pero llegado el momento, En que la calma reino, Empezaron los trabajos De la recuperación, Y hoy que se ha pasado el tiempo Y todo normal quedo, Solo nos quedo el recuerdo, De aquello que ya paso


Y hoy que se ha pasado el tiempo Y todo normal quedo, Solo nos quedo el recuerdo, De aquello que ya paso Maria Luisa García


Corazón resquebrajado Sueño eterno de un corazón herido, Escucho la voz de un ángel llamándome, Veo al señor vestido de negro esperándome, Sonrío sabiendo que no volveré a despertar. Fallido resultado en busca de una respuesta, Buscando la mejor manera de no perderte, Jugando con palabras sin ningún sentido, Mintiendo a cada paso, lastimándome de muerte. Sigue mirando el frente sin mirar hacia atrás, Nunca se podrá ganar en un enredado juego, Verdad oculta por sentimientos confundidos, Amor traicionero provocando dolor y llanto. Negación al verse a un espejo sin reflejo, Ocultamiento de tristeza fijada por un sello, Hechizo de ojos bélicos intentando no perder, Relajado me encuentro al saber que no te amo. Javier Alejandro Silva


Pelota de juncos Juega y feliz se siente En el aike elegido ¡ Pari-aike!, grita su gente Él, corta aquello desconocido Cochel para mamá Trenzan manitos tiernas Piensa que eso la animara Cansada de transitar lejanas tierras Ella se emociona y lo besa Pelota de juncos le da Goluen feliz, muestra destreza ¡ Que bien se siente acá! Los kaú ya se yerguen Sobre el inmenso valle en primavera Elal, ayuda también Y ríe feliz desde la rivera La noche cae, el gualicho acecha Goluen duerme con su pelota de juncos Ríe en sueños, ¿serán sus hazañas hechas? Papá toma su mano y sueñan juntos Un nuevo día los espera Jugarán todos en el aike Es todo lindo en primavera Es todo bueno en Pari-aike.

Ramón Alberto Suárez Pitoiset


Aike: lugar, sitio Pari-aike: lugar de juncos Cochel: bincha Goluen: nombre de persona, significa “muchos pumas” Kaú: toldo Elal: Dios tehuelche Gualicho: ser maligno.


Debió ser así A las dos… Por ese sabor… Amargo …por qué? De silencios tendidos Por suspiros caídos Que solo así, No supieron Escuchar y pensamientos, Ilusiones quedaron allá… Me equivoqué Pensando tener todo, Pero no fue así Si tan solo era ese Peldaño. Unión de dos desconocidos Que solo pase a ser Un extraño y lejano… Anhelando tu llegada espero, Queriendo estar Tendido en ese cariño Y la soledad busca Abrazarme, estar a mi lado, Se irá en tu presencia Si tomas algún día Mi mano y solo a Ti Definitivamente amaré…


Para ser dichoso de tu Llegada que solo un ser Unirá mis sentimientos Y volver a encontrarlos, Escondidos aquí adentro, Deseando un cielo Que cobije y una Nuestros sueños Así las quise una vez… Y aún las quiero. Serás mi sueño”real” Si llegas tal vez… Y las encontraré En esta vida Cruzando sin ver nuestras Almas: al aire, al viento Y sin esperanzas, marcaron Un destino, solo por ellas Lágrimas derramé Por ese tiempo perdido Crecí… Calladas “no juraron nada” Por eso aquello jamás llego, Solo en existencias, princesas, De mi historia, de mi lado Las perdí. Luis Alberto Alarcón


Mi suelo Estás aquí, en presencia De todos, tu lugar es nido, Nada contiene tu belleza Eres inmodificable para siempre Dios así lo quiso Por tiempo indefinido. No sabes hasta cuando Crecerás, pero Llegaras ese día allá… Y algunas esperanzas Se buscarán encontrar, Cada uno de tus hijos, Anhelos, recuerdos Perduraran por siempre Y sueños renacerá. Cada paso tiene su huella Y de ellos necesitas… Si para siempre Tus días caminan Sus calles andantes, Por ser gente y pueblo Inherentes, amantes… Eres único con sueños, Y hogares No te hacen falta mares, Ni construcciones Asombrosas, deslumbrantes, Este mito, pionero Tiene su propia alma de bohemio Y se llama Perito Moreno…


Y con una sonrisa… Algún día pasaré Resurgiendo recuerdos La misma impresión Me llevaré. Y aquel andar Delante de altas cumbres Te observaré pintado En fondo, naturaleza única Y depresión oculta Atentos mis ojos detendré. Observare tus progresos Que tardarán el crecimiento, Con sus calles y su gente, Su aroma de árboles Que guardan testigos Tu vida y su luz por qué… Cerraré mis ojos Buscando recuerdos Que jamás repetiré Pero están aquí En el fondo mío Del ser, Y al abrirlos de nuevo Mi alma reclamara Un tesoro atrás deje… Luis Alberto Alarcón


POESÍA Menores


Mis Palomas sin vuelo Mis palomas emprenden su vuelo, La resolución de problemas crea esperanzas, Y recaen en mí. Entonces tu llamado llega - ¿Estas bien? ¿Querés verme? ¿Sos feliz? Un te quiero a la distancia -te amo-te extraño-te deseo-siglos de los siglos-juntosMisiones imposibles resueltas de sorpresa, triste llanto de paloma ingenua que escapa a la realidad -angustia-melancolía-llanto-problemas-distanciaEcos mortales de voces que parecen proclamar mi nombre. ¡Ya estoy aquí! ¿no pueden verme? Borremos la línea que los separa de lo divino, Inúndenme de ese dulce sonido que produce la angustia, Lloren sentidas lágrimas de dolor, Proclamen mi ayuda, Y será dada. Yo no me alimento del dolor vivo de el Soy la gloria divina de lo que no se puede, De lo que no se ve, De lo que se oculta. Soy el dolor que se esconde bajo tu almohada mientras esperas el nuevo día, el remedio a tu enfermedad, quien lleva en su hombro


Tus lágrimas de sangre, Tu dolor. Soy aquello que no puedes ver, Que no puedes sentir, Que no se puede tocar ni oler, Pero que está a tu lado, cuando lo necesitas. Por momentos siento pedirte que abras los ojos, Pero no me escuchas, Tu mente se bloquea y cierra todas las entradas, Sin embargo lo siento, Y no soy yo, Sos vos intentando escapar a vos mismo, Sos vos tratando de llamarme, de pedirme auxilio. Es raro, no te reconozco, Tu voz me suena a melancolía… Pero tu cuerpo dice calma, Intento ayudarte, pero no me dejas, Intento liberarte, Pero esos grilletes ya los llevas en las venas. No entiendo que quieres, No entiendo por que llamas, No se por que quiero ayudarte, Pero he venido por ti, Y no pienso dejarte. Enzo Delón Pérez


Yo elijo la vida… Vos no sé Durante las próximas doce horas Quedare expuesto a las exigencias del día Ahora es el momento en que debo tomar Una decisión y elegir lo mejor para mi Elijo el amor porque en ninguna ocasión Justifica el odio, Ninguna la injusticia autoriza La amargura. Elijo el amor porque hoy amare Mi kyrios y todo lo que ama.Elijo la alegría porque rehusare La tentación de ser cínico… La herramienta del pensador perezoso, Rehusare considerar a las personas Como menos que seres humanos. Rehusare ver en los problemas Algo menos que una oportunidad Para seguir intentándolo. Elijo la paz porque viviré Habiendo sido perdonado Y perdonare para que pueda vivir. Elijo la paciencia porque Pasare por alto los inconvenientes Del mundo.


En lugar de quejarme porque La espera es demasiado larga Agradeceré al creador por un Momento de reflexión, En lugar de cerrar mi puño Ante nuevas tareas asignadas, Elijo la amabilidad porque Seré amable con los pobres pues, Están solos, Amable con los ricos Pues tienen terror. Elijo la bondad porque prefiero Estar sin un peso antes de aceptar Uno de manera deshonesta. Prefiero ser ignorado, antes de jactarme Prefiero confesar, antes de acusar. Elijo la fidelidad, porque hoy Guardare mis promesas. Elijo la mansedumbre porque Nada se gana con la fuerza Elijo ser manso, si levanto mi voz Que solo sea para cantar Si cierro mi puño Que solo sea Para rezar Y si planteo exigencias Que solo sean a mi mismo. Elijo el dominio propio Porque soy un ser espiritual. David Josué Hermosilla


Realidad Una leve brisa corría, Con ojos cerrados de dolor, Reía con labios de pasión Y mentía con ideas de pájaros. Bailaba como una respiración De bandoneones pasados. Mientras cruzaba calles de piedras Y se asomaba en cada ventana Desgastadas por historias de amor. Se deslizaba frente a miradas Perdidas en sueños filosóficos, Tratando de encontrar la respuesta Mágica a toda civilización. Acaricio hojas añejas de vida, Y empujo miles de almas Hasta dar con su abrigo de realidad, Realidad? Real? Vida?... Tanya Ayelén Veloso


Gotas de plantación Salta y muere para no deslizarse En aquel armonioso latido del ser Crece sin la esencia del existir, Para bajar contra la espuma de su mundo. No gime la tierra frente al sol, Frota sin caricias a la cometa y a su luna, Con un poderoso aroma a vivir. Reluciente en el estado de deslizarse Sin un riesgo limitado, Correo desangrándose en flores Con pétalos de mar. Quedándose en llamas opacantes, Desvía su mirada en dirección De una estela de mariposa. Corre, corre desasiéndose En blancos algodones, Que rajando su traje de negro Lo llevan a lo indefinido.

Tanya Ayelén Veloso


ANEXO Poemas de Autores Locales SALÓN MUNICIPAL ANUAL DEL POEMA ILUSTRADO Este Certamen, creado en 1981 representa un Evento que le ha otorgado a Perito Moreno un lugar destacado en el ・mbito art・stico Patag・nico, ya que durante 20 a・os a posibilitado el desarrollo de la producci・n pl・stico literaria en toda la regi・n. A su vez este Certamen a creado para toda la Comunidad de Perito Moreno una Colecci・n con m・s de 60 obras que en cantidad y relevancia logran concentrar una mirada ・nica de la identidad creativa Patagónica a lo largo de dos d・cadas.


ADOPCIÓN A tu ribera he llegado de la mano de la vida y sembré bajo tu cielo mil sueños y alegrías. Penetraron en mi alma tus mesetas recortadas y tus grandes esperanzas tantas veces postergadas. De tu suelo no fui fruto pero aquí eche raíces, y de tu tierra he querido que nacieran mis retoños para convertir en primaveras tus tan cansados otoños. Provincia de Santa Cruz ya soy gaviota eterna de tus mares solitarios, soy mensajera constante de tus vientos errantes y llevo la nieve en mis manos para mostrar que tu frío es calidez en mi alma, ya que soy santacruceña porque tu me adoptaste MARÍA CRISTINA VAZQUEZ DE HITA 1º PREMIO INICIACIÓN AÑO 1985


MOMENTOS Es verano estoy sola y pienso en ti vaga tu recuerdo en mi melancolía. La llovizna golpea contra los cristales, Y suena cada gota como un mensaje l Estoy sola. Siento que el verano se escapa, el paísaje va cambiando y tú no estás. Hasta los árboles parecen coincidir con mi desalentada soledad. Pienso en ti, oyendo esa llovizna perdida en el horizonte y mi corazón aún conserva su esperanza en el amor: porque tú eres como el agua sonora y siento que me acompañas

ÇAMANDA PAULINA TREFFINGER 1º PREMIO INICIACION AÑO 1986


CULTIVANDO VIDA Hace once años, ni un día más, ni uno menos Quedó sola , quebrada en piezas de dolor Sola con sus tres pimpollos que apenas mostraban color. Se fue recuperando de a poco, gracias a la fuerza Inmensa que dormía en su interior. Logró empezar a armar ese rompecabezas imaginario, Que es la vida, con un único y sólo objetivo, sus pimpollos... Ellos estaban ahí, apretaditos, silenciosos, pero necesitaban Crecer, necesitaban brillar sobre la luz del sol. Su estrategia fue el amor, su táctica, el valor. Pasó el tiempo casi sin darse cuenta, Su plan se iba cumpliendo, los tres pimpollos, Estaban fuertes, salían ya de blanca palidez. Hubo obstáculos, sin ellos sería imposible vivir, Pero su garra hizo que siguieran adelante, Abriendo pétalos a la vida. Cuando sus pimpollos decaían les daba ánimo, Simulaba, aunque en realidad sentía que las fuerzas no alcanzaban, Mas sabía que tenía que llegar a la meta. Una noche cualquiera cerró los ojos, Al amanecer los abrió suavemente y sintió Como cada imagen de la vida corría tras la otra, Pasaron y quedó reflejada sólo una, la del amanecer La de los pimpollos florecidos, grandes, maravillosos..... Ya cumplió, ya crecieron, ya aprendieron A valorar la vida... Ella no quiere que ningún pétalo caiga, Ni siquiera se marchite.


Los mira de los cristales, los ayuda, los ama, Porque son obra suya, porque les pertenecen... Sabe que algún día sus pimpollos se desprenderán, Y estará felíz de haber cumplido con su objetivo, De haber llegado a la meta, de sentir ese amor tan profundo Que sólo un hijo puede dar a su madre. Simplemente porque su estrategia fue el amor, Y su táctica, el valor. ADRIANA M. SANHUEZA 2º PREMIO INICIACIÓN AÑO 1994


OSCURIDAD El hombre ha pintado de negro su alma, la llena de odio, no la quiere blanca sus labios no dicen las palabras hermano tiene presos sus soles y sueltos los torbellinos de oscuros rencores. El hombre ha pintado de negro su alma, la llena de penas, no la quiere blanca sus manos no brindan calidez humana tiene palmas frías y sus dedos tiesos empuñan un arma. El hombre ha pintado de negro su alma, la llena de angustia, no la quiere blanca no canta canciones de amor y de celos hoy solo proclama un odio profundo a la especie humana. Me quieren pintar de negro mi alma, yo...la quiero blanca.

CRISTINA VÁZQUEZ DE HITA 1º PREMIO INICIACIÓN AÑO 1996


SOY Soy mariposa de alas inquietas, viento que sopla siempre con fuerza, huracán que levanta y pronto se aquieta ímpetu, coraje, temor y tibieza. Soy cristal que a veces por nada se quiebra, leona enjaulada cuando me hieren, un tibio regazo que e todos protege tumultuosa ola que siempre arremete. Tengo mis días poblado de sueños, mis manos colmadas de dulces caricias, un corazón que guarda escasos rencores un alma escondida que pocos conocen. Si quieres hallarme búscame en otoño pisando hojarasca crujiente e inquieta o en una amplia playa de tibias arenas con mi mirada perdida en solitaria marea. No me hables de muerte, de años perdidos de esa vejez que llega sin pedir permiso. Muéstrame siempre un futuro pleno una llave que abra una puerta nueva. Si quieres hallarme, búscame de noche bajo un cielo claro poblado de estrellas o en la mirada de aquellos que amo por los que derramo mi buena existencia. CRISTINA VÁZQUEZ DE HITA 2º PREMIO INICIACIÓN AÑO 1996


EL TIEMPO... MI TESTIGO En este día, uno mas de mis días estoy aquí viviendo cada minuto como algo cósmico, solo me dejo llevar por las emociones que fluye en mi sangre, como torrentes interminables sin fin, solo me transmite una sensación inexplicable que cubre cada poro, como las arenas del desierto, que van y vienen sin rumbo alguno... esperando, esperando... uno mas de mis días, en este día, solo dejemos transcurrir el tiempo sideral quien es el... el propio testigo de mi vida. JUAN E. PALMA 2º PREMIO INICIACIÓN AÑO 1997


INDICE Introducción Ganadores Año 2005 Trepando los Andes CUENTO CORTO MAYORES Visitante Nocturno Lealtad Fue mi Culpa La Luz Mala El Sur... Historias de Vida La Hora del Abandono Un Hogar El Destino de Goluén La Pampa de la Yegua Muerta Hijos Perdidos CUENTO CORTO MENORES Naturaleza o Circunstancia... POESÍA MAYORES La Casita de mis Viejos Miguelito Labriego (de la estepa) Perito Moreno Colmada de Años No me impidas que sueñe Lluvia de Cenizas Corazón Resquebrajado Pelota de Juncos Debió Ser Así Mi Suelo POESÍA MENORES Mis Palomas sin Vuelo Yo Elijo la Vida... Vos No sé Realidad Gotas de Plantación ANEXO POEMA ILUSTRADO Adopción Momentos Cultivando Vida Oscuridad Soy El Tiempo... Mi testigo




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