Vi単a del Mar y su patrimonio
Cultura Puzzle culturapuzzle.com Idea y desarrollo de contenidos Montserrat Madariaga Caro Edición general Carolina Cornejo Aravena Gestión y coordinación de proyecto Piero Castagneto Garviso Investigación y redacción de textos Álvaro Muñoz Hansen Diseño de mapas George Barrios Harrison Traducción al inglés Rubén Dalmazzo Peillard Corrección de textos Sonría - Comunicación visual sonriaimagen.com Raiza Vera Ugas Fotografías Ernesto Iturrieta Andrades Dirección de arte, diseño e ilustración Felipe Román Osorio Diagramación e ilustración Adriana Johannes Díaz Ilustración Imprenta Litografía Garín Yungay 2554, Valparaíso Chile
© Cultura Puzzle Registro de Propiedad Intelectual 215075
Ă?ndice
Index
Hans Soyka y sus “pollos” Hans Soyka and his “chicks” Carlos Hermosilla Carlos Hermosilla
HISTORIA, TRADICIONES Y EXPRESIONES ARTÍSTICAS HISTORY, TRADITIONS AND ARTISTIC EXPRESSIONS
15
Breve historia urbana de Viña del Mar A short urban history of Viña del Mar
17
Tradiciones Traditions
29
Música Music
31
El paseo a la playa A trip to the beach
32
Concurso de Ejecución Musical Musical Performance Contest
98
37
Los Jaivas The Jaivas
101
Costumbres Customs
Vida social en la estación Social life at the station
Los rituales de la avenida Valparaíso The rituals of Valparaíso avenue 41
La escultura en Viña del Mar Sculpture in Viña del Mar
El Festival de la Canción Songwriters Festival
84 87 91 93 94
Fotografía y cine Fotography and cinema 105 Aldo Francia y los festivales de cine Aldo Francia and the film festivals 106
Ciudad turística The city of tourism
45
49
El Sporting Club The Sporting Club
Los fotógrafos Opazo y Jones Photographers Opazo and Jones
109
50
El Club de Viña del Mar The Viña del Mar Club
Literatura Literature
113
55
Club de Deportes Everton Everton Sporting Club
59
El Casino The Casino
Letras viñamarinas Liberal arts from Viña del Mar María Luisa Bombal María Luisa Bombal
63
Club de Campo Granadilla Granadilla Country Club
67
Expresiones artísticas Artistic expressions
73
Plástica Plastic
75
Los que pintaron Viña del Mar Paintings Viña del Mar
76
Instituciones Institutions
Escuela y Museo de Bellas Artes Fine Arts School Museum
80
114 117
VIÑA DEL MAR POR ÁREAS VIÑA DEL MAR BY AREAS
121
Introducción Introduction
123
El Centro y entorno Downtown and surroundings
125
Caracterización Description 126
Patrimonio urbano Urban heritage
130
Plaza Vergara Plaza Vergara Teatro Municipal Municipal Theater Club de Viña del Mar Viña del Mar Club Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores The Church of Nuestra Señora de los Dolores Palacio Vergara The Vergara Palace Parque y anfiteatro Quinta Vergara Quinta Vergara Park and Amphitheater Palacios Valle y Ariztía Valle and Ariztía Palaces
130
Cerro Castillo y entorno Cerro Castillo and Sourroundings
151
Cementerio Santa Inés The Santa Inés Cemetery
177
131
Caracterización Description
152
Visitas Visits
178
132
157
Chorrillos y entorno Chorrillos and surrounding
183
Casas antiguas Vintage Houses
157
Caracterización Description
184
Palacio Presidencial The Presidential Palace
157
Castillo Brunet The Brunet Castle
159
132 134
Patrimonio urbano Urban heritage
Patrimonio urbano Urban heritage
188
160
Sporting Club The Sporting Club Barrio de Miraflores Bajo Lower Miraflores
160
Visitas Visits
190
162
Las Salinas y entorno Las Salinas and surroundings
195 196
188
136
Castillo Wulff The Wulff Castle Castillo Ross The Ross Castle Cap Ducal The Cap Ducal
139
Visitas Visits
163
Caracterización Description
140
Población Vergara y entorno Población Vergara and surroundings
167
Patrimonio urbano Urban heritage 144 Casas de Agua Santa Vintage houses on Agua Santa Street 144
Caracterización Description
168
173
Visitas Visits 201
Casa Dávila The Davila House 144 Parroquia de los Pasionistas y Gruta de Lourdes Lourdes Grotto and the Passionists Parish Church 145
Palacio Carrasco The Carrasco Palace Museo Fonck Fonck Museum Parroquia de la Virgen del Carmen The Virgen del Carmen Parish Palacio Rioja The Rioja Palace Casino Municipal The Municipal Casino
173
Bibliografía Bibliography 205
Visitas Visits Recreo y entorno Recreo and surroundings Caracterización Description
Cementerio de Caleta Abarca Caleta Abarca Cemetery
Visitas Visits
134 135
146 148
Patrimonio urbano Urban heritage
173 174 175 176
Patrimonio urbano Urban heritage Museo de Cañones Outdoor Artillery Museum
188
200 200
Viña del Mar: patrimonio de una región y un país Viña del Mar se yergue sinuosa frente al mar. Ciudad Jardín con bellos parques y jardines, da cuenta de una historia pródiga en hechos, personajes, castillos, palacios y casas señoriales del siglo pasado que hasta hoy perviven. Construcciones de antaño atesoran mobiliario y objetos de arte únicos que muestran el esplendor y estilo de vida de una época que hoy sólo es posible conocer de primera mano, visitando sus edificios patrimoniales que se distribuyen por toda la ciudad, tanto en el plan como en cerros y también junto al mar. Esta realidad tangible junto a la intensa gama de actividades artísticoculturales que Viña del Mar sostiene durante el año y fundamentalmente en época estival, hoy la posicionan como un atractivo polo turístico por su enorme riqueza patrimonial. En la actualidad, la ciudad cuenta con una ruta patrimonial compuesta por parques y palacios como el de la Quinta Vergara, otrora residencia de la familia fundadora; castillos como el Brunet y el centenario Wulff, que rápidamente se transformó en símbolo de la ciudad; palacios como el Carrasco, el Presidencial y el Rioja; y centros de gran actividad artística como el Teatro Municipal; llenan de vida y dinamismo estos inmuebles declarados Monu-
mento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales. Junto a estas edificaciones de interés histórico, Viña del Mar cuenta con un gran patrimonio natural como es el Santuario de la Naturaleza “Palmar El Salto” que suma a las distintas áreas verdes de esta urbe una colorida flora endémica a la también introducida por sus primeros habitantes. Todos estos antecedentes ponen de manifiesto que la Ciudad Jardín guarda en sí un importante y atractivo patrimonio, que es trascendental proteger por la región y el país. Por ello sellamos en las páginas de este libro el hecho que hoy Viña del Mar, además de ser reconocida como ciudad turística por excelencia y ciudad del deporte, se alza como ciudad cultural por su herencia y gestión patrimonial.
Virginia Reginato Bozzo Alcaldesa de Viña del Mar
Viña del Mar: heritage of the region and a country Viña del Mar rises sinuously along the sea. The Garden City of beautiful parks and gardens has a rich history of events, characters, castles, palaces and mansions from the last century that still remain today. Constructions from yesteryear house some of the most unique pieces of art and furniture, which show the splendor and lifestyle from an era that can only be known first hand by visiting our heritage buildings spread across the entire city, including the grid, the hills and coast. This tangible reality and the intense range of cultural-artistic activities held in Viña del Mar throughout the year and mostly during the summertime, make this city an attractive tourism destination due to its vast wealth in urban heritage. Currently, the city has one heritage trail, which covers parks and palaces, such as the Quinta Vergara, the once-residence of the founding family; castles like the Brunet and the one-hundred-year-old Wulff castle, which quickly became the symbol of the city; palaces such as the Carrasco, Presidential and the Rioja; and great centers of artistic activities like the Municipal Theater; all of which were declared Historic Monuments by the National Monument Council bring life and dynamism to the city.
To complement these historically interesting buildings, Viña del Mar has been endowed with the beautiful natural heritage of the “Palmar El Salto” Natural Sanctuary, which adds to the other green areas of the city with a colorful native diversity of flora as well as species introduced by its first inhabitants. The aforementioned features therefore attest that The Garden City offers an important and attractive heritage that must be protected for the region and the country. Thus, we seal in the pages of this book the fact that today Viña del Mar, is not only known as a world-class city for tourism and sports, but also as a cultural city because of its heritage and heritage management.
Virginia Reginato Bozzo Mayor of Viña del Mar
Prólogo Siguiendo la línea del trabajo realizado en el libro Valparaíso, Capital Cultural, nos propusimos investigar a su ciudad hermana, Viña del Mar; pues para nosotros todas las ciudades tienen algo que contar: una historia y una manera de vivir que les es propia. Esos relatos nos gusta plasmarlos en libros, pues son objetos atesorables, que no pierde vigencia con el tiempo, aunque, también, por un cierto romanticismo, actitud que acompaña nuestras investigaciones. Siendo Viña del Mar y Valparaíso ciudades continuas –más aún hermanadas por la historia y unidas por urbanización- son totalmente distintas. Sus diferencias más superficiales son fácilmente reconocidas. Viña del Mar es playas y Valparaíso es cerros (a pesar de que la primera tiene de lo segundo y la segunda de lo primero) o Viña del Mar es espectáculos y Valparaíso, bohemia artística. Sin embargo, existen otros rasgos, más profundos, de la ciudad jardín que la hacen única, éstos tienen que ver con la forma en que sus ciudadanos la habitan, sobre todo aquellos nacidos y criados en este punto del país: un viñamarino es un viñamarino donde se le ubique. Si se escarba un poco en la frase “Viña del Mar es playas” nos encontramos
con que para quienes la habitan, más que arena y sol, Viña es mar. Es una ciudad orientada hacia su horizonte marino, con la mitad de su Población Vergara nombrada “Poniente”, donde se pone el sol. En otras palabras, y robándole éstas a Ennio Moltedo, viñamarino de tomo y lomo, la verdadera ciudad se vive en una “Playa de invierno”, cuando el espectáculo no son las luces del Festival ni las del Casino, sino el azul grisáceo que va de cielo a mar en un día frío. Es entonces que los viñamarinos detienen por un segundo sus rutinas para contemplar la inmensidad que los alberga; porque el privilegio de vivir en una ciudad “playera”, estacionaria, los condiciona a ser retraídos y extrovertidos a la vez. En los meses fríos el mar los invita a reflexionar y la gente pasa la mayoría de su tiempo libre dentro de sus casas, y, en los meses cálidos, ya asomando la primavera, los habitantes de esta ciudad florecen al igual que sus jardines, visten colores y salen a la calle a disfrutar de la vida como si en realidad este lugar fuese su destino vacacional. Antes más que hoy, los viñamarinos hacían vida social en clubes, en la estación del tren y en la calle Valparaíso. Actualmente, estos espacios de convivencia se reubicaron en la Avenida San Martín y el comercio de 15 Norte.
No obstante, para entender el devenir de la ciudad no hay como volver a las galerías y calles del centro, allí ciertos puntos de encuentro del pasado y del presente, nos susurran la verdadera vocación de Viña del Mar: el ocio contemplativo; el disfrutar de la vida. Por eso, no es de extrañar que la ciudad genere sus propios artistas y que éstos tomen inspiración en el ritmo del Océano Pacífico. Para conocer y empatizar con la herencia cultural de Viña del Mar, hay que saber que es retraída a momentos, incluso celosa de sus propios tesoros, y extrovertida en otros, exhibiendo en gala sus mejores atributos. Lo más importante es que la invitación está hecha, ahora sólo falta recorrer estas páginas que pretenden interpretar las azules profundidades de Viña del Mar.
Carolina Cornejo Aravena Montserrat Madariaga Caro Cultura Puzzle
Prologue After working on the book Valparaíso, The Cultural Capital, we set off to research its sister city, Viña del Mar. All of the cities have a story to tell, a history and a life style that is its own. We like to capture these stories in books, because they are treasured objects, which are still relevant through the pass of time, and also because of romanticism, an attitude that is present in all of our research. Viña del Mar and Valparaíso are contiguous cities – more so through history and joined by the urbanization process-- they are after all, totally different. Their most superficial differences are easily recognized. Viña del Mar is all beaches and Valparaíso is all hills (despite the former has some of the latter and the latter has some of the former) or you could say Viña del Mar is all about shows and Valparaíso is all about its artistic bohemia. However, there are other features that make the garden city unique, such as its citizens, the Viñamarino, born and raised in the city; they are Viñamarino wherever they may be in the world. If you delve deeper into the phrase “Viña del Mar is all beaches,” you find out that for the city’s citizens, Viña is sea, more so than sand and sun. The city faces the sea and half of the Po-
blación Vergara has streets in the “Poniente” side, which is the western side where the sun sets. In other words, according to Ennio Moltedo, a tried and true Viñamarino, the city is truly experienced in a “winter beach,” a show that doesn’t come from the Festival’s lights nor from the Casino, but from the grey sky that meets the sea on a cold winter’s day. This is the moment when all the Viñamarinos take a pause in their daily routines to contemplate the immensity that surrounds them; because the privilege of living in a seasonal “beach-going” city conditions its citizens to be both shy and extroverted. During the cold months the sea inspires reflection and people spend most of their free time indoors, the warmer months of the year, when spring is just springing, the people begin to bloom, much like its gardens, they wear colorful clothing and go outdoors to enjoy life as if it were their own vacation destination. In the past, Viñamarinos used to live their social life in clubs, at the train station and on Valparaíso Street. Today, these common spaces have been relocated to San Martín Avenue and the mall on 15 Norte. However, to understand the evolution of the city you must return to the galleries and downtown streets, here you will find
yesteryear’s and today’s meeting places, they whisper Viña del Mar’s real calling: idle contemplation; the enjoyment of life. Thus, it is no surprise that the city has generated its own artists, who take inspiration from the rhythms of the Pacific Ocean. To really know and empathize with the cultural inheritance of Viña del Mar, you have to understand that it is a shy city at times, even jealous of its own treasures, but also extroverted, making a great show of some of its best attributes. The most important thing is that the invitation has been made, now all you need to do is flip through the pages that give our interpretation of the bluest depths of Viña del Mar.
Carolina Cornejo Aravena Montserrat Madariaga Caro Cultura Puzzle
Historia, Tradiciones y Expresiones ArtĂsticas History, Traditions and Artistic Expressions
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Breve historia urbana
Breve historia urbana de Viña del Mar La ciudad que hoy es uno de los balnearios más reconocidos de América y de Chile tuvo, desde un principio, una doble vocación: no sólo el turismo, sino también la industria. Incluso en sus remotos orígenes coloniales, sus terrenos eran ocupados por dos extensas haciendas, de pasado rural y agrícola. Su historia se ha ido entretejiendo de tal forma que ha sido una de las ciudades más importantes del país. Retrocediendo a sus inicios, el más antiguo de los topónimos aún vigentes, es el estero Marga Marga, de raíces prehispánicas, que aún divide a la urbe en dos y que, desde el siglo XVI, obró como límite para dichas haciendas. Una de ellas era Las Siete Hermanas, que aludía a las siete colinas que la jalonaban desde su límite sur, en Valparaíso. La otra hacienda limitaba entre la orilla norte del Marga Marga y Concón; se le nombró la Viña de la Mar, debido al cultivo vinícola del hacendado Alonso de Riberos (posterior a 1580), que en ese entonces se veía cercano al mar, pues la línea de costa llegaba más tierra adentro que hoy.
El camino de Valparaíso a Quillota, cuya existencia consta ya en el siglo XVII y cuya traza fue consolidada en 1792, es el hito urbano más antiguo cuyo rastro aún permanece, puesto que corresponde al trazado de la actual Avenida Valparaíso, hasta su empalme con la calle Quillota. Durante la época hispánica, las haciendas habían tenido propietarios distintos o, en ocasiones, habían estado bajo un dominio común. Pero cuando, en 1840, el comerciante portugués avecindado en Valparaíso, Francisco Alvares (1783-1843), unificó Las Siete Hermanas y la Viña de la Mar bajo su propiedad, se produjo un cambio decisivo, fue el preludio a la urbanización. Este proceso estuvo fuertemente incentivado por el tendido de una vía férrea entre Valparaíso y la hacienda de Viña del Mar, comenzada en 1852 y concluida en 1855, como parte del ferrocarril que uniría a dicho puerto con la capital, Santiago (1863).
A brief urban history
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Carta de Valparaíso, Oficina Hidrográfica de la Marina, 1877
Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar.
Mapa de Viña del Mar en 1877.
La Compañía Refinera de Azúcar de Viña del Mar, CRAV, ya desaparecida.
Por lo tanto, ya fallecido Francisco Alvares, su viuda, Dolores Pérez (17931873), recibió una presión cada vez mayor para vender con fines de urbanización. Mujer sencilla y modesta en apariencia, demostró, sin embargo, una gran fuerza de voluntad y claridad de ideas, al negarse a vender parcelas de la hacienda que había heredado, concediendo, en cambio, arriendos a largo plazo. Así se fue configurando el casco originario de la futura ciudad, en torno a dos calles paralelas a la vía férrea: Alvares y Viana, que también iban en el mismo sentido del camino a Quillota que, al ser urbanizado, se transformó en la calle del Comercio o de Valparaíso. Hasta el día de hoy, sigue siendo la calle principal de Viña del Mar. José Francisco Vergara (1833-89), ingeniero de las obras ferroviarias ya ci18
tadas, entró en el destino de Viña del Mar por su matrimonio con Mercedes Alvares, nieta de Francisco Alvares y Dolores Pérez. Por este hecho no sólo fue el jefe del clan con sede en la mansión de la ahora llamada Quinta Vergara, sino que también confirmó que la vocación de este territorio debía ser un balneario; por ende, solicitó y obtuvo la autorización para una población regularizada, con fecha 29 de diciembre de 1874. Transversales a las citadas calles de Alvares, Viana y Valparaíso, surgieron otras cortas arterias: Ecuador, Traslaviña, Villanelo, Echevers y Quinta; nombres singulares, distintos a los que se repiten una y otra vez en la mayoría de las ciudades del país. Finalmente, la municipalidad se creó el 31 de mayo de 1878. Viña del Mar se convirtió rápidamente en el principal balneario chileno, Breve historia urbana
cuya vida social giraba en torno al eje de la Estación (situada en el mismo lugar que la actual, subterránea), y el Gran Hotel, establecido en 1874 frente a esta. Por lo tanto, ambos estaban en calle Alvares. Junto a ellos, la Parroquia, establecida en 1882 y cuyo primer templo, caracterizado por dos torres, duró hasta el terremoto de 1906. La Plaza Sucre era, en la práctica, el paseo público central, y la Plaza de Armas (actual Plaza Vergara), si bien fue planificada como la principal, en la práctica fue sólo un gran basurero, hasta su reforma de acuerdo a conceptos de urbanismo y ornato más modernos, ya en el siglo XX. En cambio, el lugar favorito de recreación eran los amplios jardines traseros del Gran Hotel, que limitaban con el cerro y que desaparecieron ante el avance urbano.
De forma planificada, en lo que entonces eran extramuros, quedaban recintos como el Hospicio, futuro hospital (1878); el primer cementerio, establecido en el sector de Caleta Abarca (1879) y la fábrica o refinería de azúcar (1873). A la larga, por el crecimiento de la población, estos lugares inevitablemente se integraron al casco urbano. Lo mismo sucedió con la sede e hipódromo del Valparaíso Sporting Club, fundado en 1882.
década de 1880, en la ladera del Cerro Castillo. Por un tiempo, esta población coexistió con el Fuerte Callao, que existía desde 1866, y que fue un protagonista de la Guerra Civil de 1891. La llamada Población Vergara fue creada en 1892 por Salvador Vergara, hijo del fundador, José Francisco. Hasta entonces, el terreno plano de la orilla norte del estero Marga Marga no era más que un gran arenal. Su diseño era una cuadrícula de calles designadas con numerales y simples nombres de nortes, orientes o ponientes (Uno Norte, Uno Oriente, Uno Poniente, etc.), según su ubicación, con la Avenida de la Libertad a modo de amplio eje central.
La mencionada fábrica se convertiría en una industria emblemática, la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), cuya existencia se prolongó por más de un siglo, y representó la otra cara de esta ciudad, de plaza industrial de primera magnitud a nivel nacional. Además, cabe señalar que dicha firma dotó a sus trabajadores de viviendas dignas e higiénicas, en lo que fue una población obrera pionera en Chile, hacia 1885.
La vecina playa de Caleta Abarca, en un principio, no se asociaba al descanso sino al trabajo, ya que allí se instaló la Fundición Lever, Murphy & Cía, en 1883. Esta fue una firma líder en industria pesada, al construir puentes, locomotoras e incluso buques, y al igual que la refinería de azúcar, construyó una moderna población para sus operarios, que se levantó a fines de la
La construcción del Muelle Vergara (1895), para el embarque de los cargamentos de la Refinería de Azúcar, fue la avanzada de la importante cantidad de industrias que se instalaría en la Población Vergara, ya entrado el siglo XX. A lo largo de buena parte de esta centuria, esta vecindad se daría curiosa y atípica: un balneario que entre casonas y chalets residenciales tendría fábricas y bodegas.
Archivo personal de Piero Castagneto G.
El primer barrio fuera del centro histórico fue Recreo (1886), cuya creación obedeció a un loteo planificado, a partir de la sociedad conformada por José Francisco Vergara, Andrés Keating y Teodoro Lowey. Posteriormente, este siguió en solitario esta tarea, y el crecimiento del sector ameritó que se habilitara una estación del ferrocarril, en 1906.
En 1906, Viña del Mar se unió a Valparaíso por la parte baja con el llamado Camino Plano, remozado y rebautizado Avenida España en 1922.
Los años finales del siglo XIX y primeros del XX fueron de un paulatino avance de las construcciones en diversos sectores —Recreo, Agua Santa y Cerro Castillo—, donde el paisaje típico, en torno a 1900, era de unas cuantas casas y casonas aisladas, al lado de lotes sin edificar. En la nueva Población Vergara, la construcción también era a un ritmo más bien pausado, y aún no se alejaba del eje de la Avenida de la Libertad ni avanzaba demasiado hacia el norte.
Postal de la costa de Viña del Mar, aproximadamente en los años 70.
A brief urban history
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Archivo personal de Piero Castagneto G.
Panorámica, alrededor de 1930.
El terremoto del 16 de agosto de 1906, tan asociado al daño sufrido por Valparaíso, también afectó a Viña del Mar en una medida no menor; prácticamente no sobrevivieron ejemplos de su arquitectura decimonónica, incluyendo el primer Palacio Vergara, totalmente destruido. Pero fue paradojal que un hecho trágico, como este gran sismo, resultase beneficioso para Viña del Mar. Al margen de las víctimas —117— y de las abundantes pérdidas materiales, el impulso reconstructor proyectó la ciudad en un nuevo momento de esplendor. Si, antes de 1906, la imagen urbana de Viña del Mar era de sobrias casonas agradables en su conjunto antes que construcciones notables, después de esa fecha esta tuvo su máximo esplendor arquitectónico, justo en la época en que Chile celebraba su Centenario, en torno a 1910. Junto a casonas de familias como los Ariztía, Barazarte o Simpson, surgieron los llamados palacios, en rigor grandes mansiones, 20
como el Rioja (1907) y el Carrasco (1912), sin olvidar la nueva residencia de la familia fundadora, los Vergara, y el nuevo Club de Viña del Mar, ambos concluidos en 1910.
Sociedad Balneario de Recreo, en 1917, que renovaba el impulso al turismo de costa. Por la misma época surgían dos nuevos barrios hacia el interior: Chorrillos y Miraflores. La segunda y la tercera décadas del siglo XX se caracterizaron también por la proliferación de templos, comenzando por la nueva Parroquia de estilo neogótico, inaugurada en 1912, en reemplazo de la que se había destruido en el terremoto de 1906. Además, se fueron edificando nuevos templos católicos: la Parroquia de los Pasionistas de Agua Santa (1912), la iglesia y convento de los Capuchinos en Recreo (1915) y las parroquias de los Carmelitas de Avenida Libertad y de los Benedictinos de Chorrillos, ambas de 1926. Sin omitir templos de otras denominaciones, como la iglesia anglicana “St. Peter’s” de calle Lastarria (hacia 1910).
Entretanto, con los restos de las edificaciones destruidas en el terremoto, se hicieron trabajos de relleno en el sector de la Avenida Marina, que se transformó en el paseo de moda, reforzado por otras mansiones o “castillos”, el Wulff (1906, remodelado en 1920) y el Ross (1912); a pasos del primero se encontraba el salón de té Palacio Ducal.
La década de 1920 fue de un crecimiento más bien discreto, incluso de cierto estancamiento, hasta que, a fines de la misma, surgió un vigoroso impulso para Viña del Mar, iniciativa inédita por el agente de origen: el Estado. Ahora la ciudad era considerada dentro de un plan, traducido en la Ley Nº 4.283 de 1928, que liberó fondos administrados por la Junta Pro Balneario.
La urbanización del sector Poniente de la Población Vergara experimentó nuevos progresos con la constitución de la Sociedad Balneario de Viña del Mar, en 1912, que incluyó el trazado de nuevas avenidas: del Muelle de la Marina (actual Av. San Martín) y la costanera Avenida del Mar (actual Av. Perú). Poco a poco, el balneario se acercaba al mar, poco después se constituía la
Y así como este balneario ya tenía su fama de belleza, armonía y agrado en gran parte por sus residencias particulares, ahora comenzaron a aparecer edificios públicos relevantes. Además de numerosas obras de mejoramiento y ornato urbanos, en este período se levantaron edificios que son símbolos de la ciudad hasta hoy, como el Teatro Municipal (1925-30), el Palacio
Breve historia urbana
Esta época también se identifica por un fomento hasta ese entonces inédito a la infraestructura para el deporte y la recreación, con obras análogamente significativas: las instalaciones para el balneario de Las Salinas (1929); el Estadio de El Tranque, también en 1929, remodelado con ocasión del Mundial de 1962 y rebautizado Sausalito; las piscinas de Recreo y 8 Norte y el Coliseo Popular de Avenida Libertad. Estos tres últimos locales fueron inaugurados en 1930, y los tres ya no existen. También este año se consolida una importante población periférica, la Población Británica, de traza bien planificada, que sería el núcleo del barrio Santa Inés, junto al Cementerio que existía desde 1916. Durante los años venideros surgieron diversos hitos que se potenciaban en su conjunto para seguir incrementando el carácter de balneario costero. La desaparición de la fundición de Caleta Abarca, en 1936, implicó que esta playa fuese un nuevo espacio ganado al turismo, realzado por la construcción de un hotel cuya necesidad se hacía sentir: el Miramar (1946). No lejos de este, siguiendo por Avenida Marina, había surgido otro referente icónico: el hotel y restaurante Cap Ducal (1936), que evoca las líneas de un buque. Avanzando hacia la mitad del siglo, las arterias del borde costero se remozaban, con la reinauguración de la Avenida Perú, rebautizada así en 1946, y hacia el sector de Las Salinas, de la Avenida Jorge Montt (1951).
Archivo personal de Piero Castagneto G.
Presidencial de Cerro Castillo (1930), el Casino Municipal (1931) y el Hotel O’Higgins (1935), que vino a subsanar una necesidad acuciante de alojamientos para turistas.
Vista aérea del Casino y la Población Vergara, aproximadamente en la década de 1970.
Las Salinas se caracterizó por la presencia naval desde principios del siglo XX, acrecentada por la instalación de la Escuela de Comunicaciones en 1929. Asimismo, en 1943 se inauguraba la población naval “Almirante Allard”. En otro extremo, el sector de El Salto, en su origen una estación ferroviaria, comenzaba a consolidarse como barrio industrial, hasta nuestros días a partir de 1950. Las tres décadas comprendidas entre 1930 y 1960, fueron para Viña del Mar de un crecimiento sostenido, aunque sin alteraciones dramáticas: 52 mil habitantes en 1930; 70 mil en 1940; 91 mil en 1952. Los cambios urbanos también fueron graduales y así, por ejemplo, en la Población Vergara, las antiguas casonas del novecientos comenzaron a coexistir con chalets de factura más moderna, los que, a su vez, ganaban lentamente terreno a las áreas industriales del sector. Ello sin perder un sentido de la armonía, pese al surgimiento de la novedad de los
A brief urban history
edificios de oficinas y departamentos, como la Galería Couve de Avenida Valparaíso (1951). Este ritmo comenzó a cambiar a partir de los años sesenta, debido a la explosión demográfica que experimentó el país y la democratización del turismo hacia la clase media. La consecuencia más visible en los sectores céntricos, fue la proliferación de edificios de departamentos, en sectores como las avenidas Marina y Libertad, donde comenzaron ya no sólo a convivir con las residencias más antiguas, sino a sustituirlas, y de forma cada vez mayor en las décadas que siguieron. En las zonas periféricas proliferaban nuevas poblaciones a ritmo acelerado, a partir de 1950: Forestal, Achupallas, Villa Dulce y Gómez Carreño y, ya en la década de 1960, Miraflores Alto, Nueva Aurora y Reñaca Alto. Viña del Mar alcanzaba los 179 mil habitantes en 1970.
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Archivo personal de Piero Castagneto G.
Postal del paseo peatonal frente a Playa Miramar.
Antiguo fundo de la familia Vergara, Reñaca creció acentuadamente a partir de los años sesenta, al convertirse en balneario de moda. Un auge que se prolongó con la urbanización del vecino sector de Jardín del Mar, en los años ochenta, y del barrio de Bosques de Montemar, en las últimas décadas.
Archivo personal de Piero Castagneto G.
La llegada del siglo XXI se inauguraba con un Estero Marga Marga saneado,
Postal con Chalets de Avenida Marina, alrededor de los años 50.
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preocupación importante en los noventa, gracias a un colector que bajó drásticamente la contaminación del estero y de las playas aledañas. También trajo la esperada renovación del ferrocarril Metroval, realizada entre 2002 y 2005, mediante la cual la vía férrea, que había discurrido por un terraplén elevado por casi 150 años, se hizo subterránea, y las calles Alvares y Viana fueron ensanchadas y unidas por un bandejón central. Para entonces, la población de Viña del Mar había alcanzado los 286 mil habitantes, según el Censo de 2002. La infraestructura para el turismo se reforzó con dos nuevos hoteles, el del Casino (2003) y el Sheraton (2005), ex Miramar, al igual que una creciente construcción de edificios de departamentos, a menudo a costa de chalets y casonas antiguas, como por ejemplo, en calle Alvares y Población Vergara, Breve historia urbana
en ocasiones implicando una pérdida del patrimonio histórico-urbano. Complementaron la dimensión de balneario, las obras del nuevo Parque Costero del sector de Las Salinas, concluidas en 2008, precedidas del desalojo de las instalaciones petroleras de dicha área (2001), para realizar allí proyectos inmobiliarios. En cambio, entre las ideas de realización aún pendientes está la creación de un nuevo centro cívico y el proyecto de hacer navegable el Marga Marga, asociado a una marina.
A Short Urban History of Viña del Mar As one of the most renowned bays in America and in Chile, it served a double role since its beginning: these being tourism and industry. Even during its remote colonial origins, these lands were occupied by two extensive estates, with a rural and agricultural past. The history of Viña del Mar has been interwoven to such an extent that it has made it one of the most important cities in the country. Rewinding to its beginning, the oldest landmark still seen today is the Marga Marga river, with prehispanic roots, it still divides the city in half, and since the 16th century served as a border for the two estates. One of them was the Siete Hermanas, which alludes to the seven hills that formed its southern border with Valparaíso. The other estate ran its border on the northern shore of the Marga Marga to Concon; it was named Viña del Mar, because of the Alonso de Riveros vineyard (after 1580), which was closer to the sea than today’s shore that extends farther out to sea. The road from Valparaíso to Quillota was being used in the 17th century and was established in 1792, it is the oldest urban landmark that still remains. The
modern Valparaíso Avenue still runs along the original route until the intersection with Quillota Street. During the Hispanic era, the estates had passed on to different owners and were under a common owner on more than one occasion. But it wasn’t until 1840 when a Portuguese businessman Francisco Alvares (c.1783-1843), merged the Siete Hermanas and Viña del Mar, soon after a decisive change occurred and was the prelude to the urbanization of the city. This process was strongly aided by the railroad service between Valparaíso and the Viña del Mar estate, which was built in 1852 and finished in 1855, and later extended to the capital Santiago (1863). When Francisco Alvares passed away, his widow Dolores Pérez (1793-1873), was pressured to sell her estate in order to urbanize it. She was in fact a simple woman with a modest appearance, that showed great will and clarity in her ideas and she wouldn’t allow the sale of the estate she had inheri-
A brief urban history
ted. Instead, she conceded to the longterm rental of the property. The hub of the new city began along two parallel streets to the railroad: Alvares and Viana. These two also ran in the same direction as the road to Quillota, but once the city became urbanized they became commercial streets. Even today they still are considered to be Viña del Mar’s main streets. José Francisco Vergara (1833-89), the engineer behind the aforementioned railroad work, became part of Viña del Mar’s history through his marriage to Mercedes Alvares, granddaughter to Franciso Alvares and Dolores Pérez. This not only made him the chief of the clan in the mansion, which is now called the Quinta Vergara, but he also made sure that the territory be known as a bay; thus, he petitioned and obtained the authorization for a small regularized population, on December 29th of 1874. A series of shorter streets running perpendicular to the aforementioned Alvares, Viana and Valparaíso streets were established: Ecuador, Traslaviña, Villanelo, Eche23
Álbum de Viña del Mar, Darío Risopatrón, 1913.
Vista de Viña del Mar en 1884.
vers and Quinta; with one of a kind names, these were different to the names ubiquitously found in most of the cities in the country. Finally, the Municipality was founded on the 31st of May in 1878. Viña del Mar quickly became the main Chilean bay, whose social life revolved around the train station (located in the same place as its current underground station) and the Gran Hotel, established in 1874, directly in front of the train station. These two landmarks are both on Alvares street and next to this is the church, which was established in 1882 and its original temple that had two towers, lasted until the 1906 earthquake. Sucre Square was the main public promenade, and the Main Square (Plaza de Armas, which is now known as the Vergara Square) initially was to have this role but was in fact a great landfill, until it was reformed
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according to the more modern and ornate city planning concepts of the 20th century. A favored parks and recreational area were in the ample gardens located behind the Gran Hotel, which bordered the hill and then later disappeared in the urban sprawl. Among other areas of the city, along the outskirts of town, were the Hospice, which became the hospital (1878); the first Cemetery, located in the Abarca Cove area (1879) and the sugar refinery (1873). In time, and due to population growth, these places inevitably became part of the urban district. The Valparaíso Sporting Club, founded in 1882, was a clear example of this. The aforementioned refinery became an emblematic industry. The Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV), lasted for more than a century
Breve historia urbana
and represented the other face of the city, with its nationally recognized state of the art facility. Furthermore, the company also made sure their workers had decent and clean housing, becoming a pioneer blue-collar neighborhood in Chile around 1885. The first neighborhood outside the historic center was Recreo (1886), which was created with a planned partition, by José Francisco Vergara, Andrés Keating and Teodoro Lowey. Soon after, due to the growth in the area, a railroad station was built in 1906. The adjacent beach Abarca Cove was not a recreational beach and was the work site for the Lever, Murphy & Cía Foundry in 1883. This was one of the leading companies in the heavy machinery industry, building bridges, steam engines and even ships. Like the sugar refinery, the company built modern housing for their workers during the
atypical: the bay had large mansions and residential chalets among factories and warehouses.
decade of the 1880s, on the side of Cerro Castillo. For years this neighborhood coexisted with Callao Fort, which was in service since 1866 and had a major role in the Civil War of 1891.
The 1906 earthquake on the 16th of August, which is mostly remembered for the damage it caused in Valparaíso, also affected Viña del Mar. The earthquake destroyed practically all the 19th century architecture, including the first Palacio Vergara, which was completely destroyed. If there were any good things that resulted from the earthquake, despite the loss of life -117- and the abundant loss of material goods, a reconstructive movement projected the city into a new moment of splendor.
The Vergara neighborhood was created in 1892 by Salvador Vergara, son of the founder José Francisco. Until then the flat land on the northern shore of the Marga Marga river was no more than a giant sand pit. The design called for a grid with numerals and simple names like north, east and west (One North, One East, One West, etc.), according to their location on Libertad Avenue, which is the central axis for the grid.
Before 1906, the urban landscape of Viña del Mar was comprised of sober large houses that were among other notable constructions, however after this date the city saw its maximum architectural splendor, which occurred
In the last years of the 19th century through to the first years of the 20th saw the slow advance of constructions in the many neighborhoods such as Recreo, Agua Santa and Cerro Castillo. The typical landscape in the 1900s included a few small houses and some larger houses adjacent to plots of bare land. In the new Vergara neighborhood, new constructions were slow coming and did not stray far from the central axis on Libertad Avenue and never ventured farther north. Construction of the Vergara Pier (1895), which serviced the shipping activity for the sugar refinery, stimulated the increase of several important industries that moved into the Vergara neighborhood well into the 20th century. For most of the 20th century this neighborhood was somewhat odd and
Meanwhile, the rubble from the buildings destroyed in the earthquake were used to fill in a large section of Marina Avenue, thus becoming the new promenade which was dotted with mansions or “castles,” such as the Wulff Castle (1906, remodeled in 1920) and the Ross Castle (1912); which was just blocks from the Ducal Palace. The city planning for the western district of Vergara neighborhood saw progress through the constitution of the
Archivo personal de Piero Castagneto G.
In 1906, Viña del Mar became linked to Valparaíso through the shore road, known as Camino Plano. It was beautified and renamed España Avenue in 1922.
during Chile’s centennial celebrations in 1910. Among the large houses belonging to families such as the Ariztía, Barazarte and Simpson, many others opted to build palaces, which were large mansions, such as the Rioja (1907) and Carrasco (1912) palaces. Added to these was the new residence of the founding family, the Vergaras and the new Viña del Mar Club, both of which were finished in 1910.
Postal de la Plaza Parroquia, alrededor de los años 70.
A brief urban history
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Benedictine parish in Chorrillos were founded in 1926. Likewise, other denominations also founded their temples, such as the St. Peter’s Anglican Church on Lastarria (ca. 1910).
Bay Society of Viña del Mar in 1912, which included the construction of new avenues: from the Marina Pier (currently San Martín Avenue) and the shore road Avenida del Mar (currently Peru Avenue). Little by little the city got closer to the sea, while in the hills The Bay Society of Recreo came to be in 1917, stimulating tourism to the coast. Around this same time two new neighborhoods were founded in the interior: Chorrillos and Miraflores.
The 1920s witnessed a more discrete growth, even to the point of stagnation, until the end of the decade when a vigorous jolt for Viña del Mar was delivered by an unsuspecting agent: the State. Now the city was considered within a plan, decreed in the Statute Nº 4283 in 1912, thus freeing funds governed by the Junta Pro Balneario.
The second and third decades of the 20th century were characterized by the proliferation of temples, beginning with a new parish in neogothic style, inaugurated in 1912, replacing the one destroyed in the 1906 earthquake. Catholic temples were also built: The Parrish of the Passionistas in Agua Santa (1912); The Capuchin Church and convent in Recreo (1915); both the Carmelite parish on Libertad Avenue and the
During this period, an unforeseen support in infrastructure for the enjoyment of sports and recreation developed, with works equally as significant: among them were the facilities at Las Salinas beach (1920); El Tranque Stadium, also in 1929, which was remodeled for the World Cup in 1962 and renamed Sausalito; Public Pools in Recreo and 8 North St., and the Popular Coliseum on Libertad Avenue. These last three were all inaugurated in 1930, they also no longer exist. The same year brought on an important
Revista Zig-Zag N° 2862
Fotografía de Raiza Vera Ugas
Viña del Mar was already known for its beauty, harmony and welcoming atmosphere, due in great part to its private residences, but now relevant public buildings began appearing. In addition to the many public works and city wide embellishment projects, the city had several new buildings built in
this period, many of which are today’s emblems of the city, such as the Municipal Theater (1925-30), the Presidential Palace on Cerro Castillo (1930), the Municipal Casino (1931) and the O’Higgins Hotel (1935), which came to satiate the need for accommodations for tourists.
La Población Vergara en febrero de 1960.
Fachada del Palacio Vergara en junio 2011.
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Breve historia urbana
peripheral population, the British, with well-planned city layout, which became the nucleus of the Santa Inés neighborhood, adjacent to the cemetery, which existed since 1916. During the coming years a series of diverse landmarks bolstered character of the coastal bay city. The disappearance of the foundry at the Abarca Cove in 1936 allowed the city to regain this space for tourism, in turn a hotel was built: The Miramar (1946). Not far from this last landmark, along Marina Avenue, another iconic building took shape: The Cap Ducal Hotel and Restaurant (1936), which was designed to evoke the lines of a ship. Towards the middle of the century, the city’s coastal roadways were embellished, with the reinauguration of Peru Avenue, and in Las Salinas area Jorge Montt Avenue (1951). Las Salinas has had a naval presence since the beginning of the 20th century, starting with the installation of the Communications School in 1929. Likewise, in 1943 the naval base Admiral Allard was inaugurated. On the other side of the city, by the El Salto area, which was originally a railroad station, became an industrial neighborhood by 1950. The three decades from 1930 to 1960 was a period of sustained growth for Viña del Mar: 52 thousand people in 1930; 70 thousand in 1940; 91 thousand in 1952. Changes in the urban landscape were gradual, for example houses from the 1900s slowly began to coexist with more modern chalets in the Vergara neighborhood, which in turn were slowly gaining land back from the industrial district. Modern office and residential buildings began appearing, harmoniously incorporating into the urban landscape,
such as the Couve Gallery on Valparaíso Avenue (1951). The rhythm began to change in the 60s, due to the demographic explosion occurring in the country and also due to the democratization of tourism towards the middle class. The most visible consequence in central areas was the proliferation of apartment buildings, in areas such as Marina and Libertad avenues, where older buildings were substituted, increasingly so through each following decade. In the periphery, new neighborhoods were founded at a fast pace, starting in 1950: Forestal, Achupallas, Villa Dulce and Gómez Carreño and by the 1960s, Miraflores Alto, Nueva Aurora and Reñaca Alto. Viña del Mar had a population of 179 thousand in 1970. Originally the known as the Vergara family’s farm estate, Reñaca grew sharply in the 1960s after it became one of the favored vacationing bays in the country. Causing neighboring areas, such as Jardin del Mar in the 80s and Bosques de Montemar in recent decades, to prolong the urbanizing sprawl.
a central median. By then the population in Viña del Mar had reached 286 thousand according to the 2002 Census. Infrastructure for tourism was reinforced with the addition of two new hotels, The Casino (2003) and the Sheraton (2005), formerly the Miramar Hotel. Likewise, an increasing amount of apartment buildings have been built, most of which border with old mansions and chalets, such as on Alvares Street and in the Vergara neighborhood. This has led to the unfortunate loss in historical urban heritage. To complement the bay, works on the new Coastal Park in Las Salinas, concluded in 2008, were preceded by the closure of the oil distribution hub in the area (2001) and readied for new real estate projects. Among new ideas, which have yet to be approved, are the creation of a new civic center and a navigable Marga Marga riverfront and marina.
The come of the 21st century brought forth a clean Marga Marga River, which was an important issue in the 90s, thanks to a collector that drastically reduced contamination in the river and adjacent beaches. Also new to the city is the awaited railroad renovation of Metroval, carried out from 2002 to 2005, it buried the rails and built underground subway stations, which for last 150 years were all above ground. Alvares and Viana streets were widened and joined by
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Tradiciones
Traditions
Playa De Miramar, 1931. 30
Tradiciones
Costumbres Customs EL PASEO A LA PLAYA Prácticamente uno de los sinónimos de Viña del Mar es playas. Sin embargo, en un principio ello no fue siempre así; en aquel entonces, era un balneario chileno con algún aire europeizante.
Publicación Nuestra Ciudad, N° 5
Tampoco era muy distinto de otros lugares de descanso como Limache o cualquiera de los fundos de la aristocracia tradicional. En la época de los primeros y tímidos paseos a la playa, durante la temporada estival circulaba por las mañanas un ómnibus o “carro de sangre” recogiendo pasajeros, que iban a bañarse. En la década de 1870, uno de los personajes típicos era “Ña Miquita”, una anciana “bañadera”, encargada de un par de rústicas cabañas en Miramar. Esas rústicas casuchas dieron paso a las instalaciones para baños, apenas menos precarias, que el doctor Teodoro Von Schroeder instaló en Miramar, en 1884. De esos años recuerda Alberto Mackenna, propietario del salón de té Palacio Ducal, que los atuendos de baño eran horribles; parecían hábitos de monje en penitencia; cubrían a las mujeres de la cabeza hasta los pies, privándonos de la contemplación de las bellas líneas del cuerpo femenino. Ya en 1935, año en que anotaba esto, la tendencia era la contraria, y desde entonces has-
Traditions
ta nuestros días, los cronistas atienden más bien al tamaño cada vez más pequeño de los trajes de baño. Miramar fue la única playa que ofrecería Viña del Mar hasta 1900, por lo menos; de ahí que se convirtiera en uno de los centros de la vida social. Era una playa poco profunda y rodeada de roqueríos, pero no por ello protegida; los baños, en especial los de las damas, se hacían con la protección de cordones de seguridad, y se hizo habitual que las agitadas aguas cobrasen víctimas. En parte por esto, los veraneantes desconfiaban del mar. Con la llegada del siglo XX evolucionaron los códigos de la vida social, y las publicaciones ya no se limitaban a fotografiar bailes o banquetes: los reporteros bajaron a la playa. Fue predilecto tema de conversación veraniega ver quiénes habían sido retratados en las revistas Zig-Zag o Sucesos. La capacidad hotelera y playera de Viña del Mar se hacía insuficiente.
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Publicación Nuestra Ciudad, N° 5
Piscina Recreo, 1931.
El balneario de Recreo se habilitó en 1917 y en 1929 se consagraba el de Las Salinas; en tanto, Reñaca todavía era un fundo remoto, más bien para excursiones a caballo. En las guías de turismo de los años cuarenta y cincuenta, la playa reñaquina era considerada como un atractivo aún algo “distante”, y las preferidas seguían siendo Miramar, Las Salinas y Caleta Abarca, que inauguró instalaciones en 1957. De esta última escribía el periodista Guillermo Arrieta (revista En Viaje, 1964): Caleta Abarca, con sus instalaciones balnearias de cierto estilo moderno, es una playa hermosa y concurrida. A un paso de la estación ferroviaria de Miramar y de la Avenida España, principal vía entre Valparaíso y Viña del Mar (…). En uno de sus extremos se recorta la moderna silueta del Hotel Miramar y de una variedad de edificios de avanza32
das líneas arquitecturales. El balneario cuenta, además, con un cómodo casino, donde la gente se reúne día y noche para comer, bailar y charlar. Desaparecida la de Miramar, Las Salinas permaneció siempre en un discreto aislamiento; luego, Caleta Abarca tuvo un breve auge para perfilarse, ya a fines de los años setenta, como un balneario popular. La dirección de la moda apuntaba al norte, hacia la Playa Acapulco, central, pero por eso mismo considerada no exclusiva, y finalmente, Reñaca, de auge surgido en los años sesenta y vigente hasta hoy. Esta última sigue siendo considerada una playa para las elites, aunque es difícil conjugar la exclusividad con el turismo de masas, que conlleva toda una industria de productos y eventos asociados que se toman el verano, lo que hace de la playa una suerte de escaparate de la sociedad de consumo
Tradiciones
contemporánea. Sin olvidar que hay quienes prefieren playas más pequeñas y discretas. Actualmente, las playas con que cuenta Viña del Mar ascienden a un total de trece: Caleta Abarca, Los Artistas o Miramar, Casino (en la barra del Estero), Acapulco, El Sol, Playa Blanca, de 15 Norte, Los Marineros, Las Salinas, Las Cañitas, Reñaca, El Encanto y Cochoa.
Playa Las Salinas, 1931. Postal de Playa Miramar, años 50.
Traditions 33
Fotografía de Raiza Vera Ugas
Archivo personal de Piero Castegneto G.
Publicación Nuestra Ciudad, N° 5
Fotografía de Raiza Vera Ugas
A TRIP TO THE BEACH Viña del Mar is practically synonymous with beaches. However, it wasn’t always like this; back then it was a Chilean resort town with a European air about it.
At the same time it was no different than other leisurely place such as Limache or any of the traditional aristocracy estates. In the time of the first and shy outings to the beach, during the summer time, a horse drawn trolley would make its rounds in the morning picking up passangers that were headed to the beach. In the 1870s, one of the very typical characters was “Ña Miquita,” who was a “bath house lady,” in charge of a couple of rustic cabins in Miramar.
lly for women, and it was common for the sea to take lives. This made beach goers distrust the sea.
These rustic hovels became a bath house facility, although just as precarious, which were installed by the doctor Teodoro Von Schroeders in Miramar in 1884. From these years, Alberto Mackenna, owner of the Palacio Ducal, remembers that swimsuits from that time were horrible; they looked more like a monk’s habit in penitence; they covered women from head to toe, preventing the contemplation of the beautiful lines of the female body. By 1935, the year in which this was written, the trend was totally contrary, since then up to today, journalists have noted the ever shrinking size of swimsuits.
The hotel and beach capacity in Viña del Mar had reached its maximum. Thus, a resort was built in Recreo and Archivo personal de Piero Castagneto G.
By the 20th century, social codes evolved, and many newspapers and magazines were no longer limited to photographing balls or banquets: reporters were heading down to the beach. It became the main topic of conversation for the summer to talk about who was seen in the pages of magazines such as Zigzag or Sucesos.
Miramar was the only beach in Viña del Mar until 1900, when it later became one of the centers of the city’s social life. It was a shallow beach and it was surrounded by cliff rocks, but was not protected at all; swimming here was done with life line tethers, especia-
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opened to the public in 1917 while in 1929 another resort town was founded in Las Salinas. Meanwhile Reñaca, which was still a remote estate, became a favored place for horseback excursions. In tourism guides of the 40s and 50s, the Reñaca beach was still depicted as a more distant destination, and the preferred beaches continued to be at Miramar, Las Salinas and at the Abarca Cove, which inaugurated its facilities in 1957.
Postal de Playa Acapulco, alrededor de 1960.
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Fotografía de Raiza Vera Ugas
Fotografía de Raiza Vera Ugas /Revista Zig-Zag N° 2500 /Revista Zig-Zag N° 2500
Vida social en la playa, febrero de 1953.
Vida social en la playa, febrero de 1953.
On this last beach, journalist Guillermo Arrieta wrote (En Viaje magazine, 1964):
an exclusive beach, and finally, Reñaca which grew in the 60s and still remains popular today.
Abarca Cove, with its modern resort facilities, is a beautiful and popular beach. Just a block from the Miramar train station and España Avenue, which is the main road between Valparaíso and Viña del Mar(…). On one end you can see the modern silhoette of the Miramar Hotel and series of buildings with advanced architectural lines. The resort also has a comfortable casino, where people come together day and night to eat, dance and chat.
Reñaca is still seen by many as a beach for elites, although it is difficult to gauge exclusivity with massive tourism, that comes with an entire industry of products and events associated to the summer, turning the beach into an extension of contemporary consumerist society. You can also find smaller and more discrete beaches as well.
Eventually Miramar beach disappeared and Las Salinas remained in a discrete isolation; soon after, Abarca Cove had a brief period of growth, and by the end of the 70s, became a popular resort. The beach trend pointed north towards the Acapulco Beach, which was central, although not considered
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Currently, Viña del Mar has a total of 13 beaches: Abarca Cove, Los Artistas or Miramar, Casino (the sandbar at the river’s mouth), Acapulco, El Sol, Playa Blanca, 15 North, Los Marineros, Las Salinas, Las Cañitas, Reñaca, El Encanto and Cochoa.
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Archivo personal de Piero Castagneto G.
Antigua estación de Viña, década de 1880.
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Estación de Viña del Mar en los 70.
Tradiciones
Fotografía de Raiza Vera Ugas
Revista Archivum
Archivo El Mercurio de Valparaíso.
Postal del tren en movimiento visto desde el Club de Viña del Mar en 1958.
Vista actual de la estación Viña del Mar.
VIDA SOCIAL EN LA ESTACIÓN Viña del Mar fue ciudad gracias a la llegada del ferrocarril. No por nada el periodista, político y prolífico escritor, Benjamín Vicuña Mackenna, la bautizó la hija de los rieles.
En realidad, este apodo afectuoso le corresponde, incluso, hasta sus primeros tiempos, ya que el ritmo vital del entonces pequeño balneario, que no alcanzaba los dos mil habitantes hacia 1875, estaba dado por los itinerarios de los diversos trenes. El mismo Vicuña Mackenna describe en el diario El Ferrocarril, en 1878, cómo la vida apacible de tertulias y paseos se agitaba cada vez que arribaba un nuevo tren, en especial en los días festivos. Por ingenuo que parezca hoy, esta era la gran distracción y motivo de conversaciones. No por nada dos personajes típicos de aquella primera época, eran el jefe de estación, Enrique Bohn (en cuyo recuerdo fue bautizada una calle hoy desaparecida), y esa suerte de amo de las locomotoras, que describe el mencionado escritor, el conductor de apellido Arrate (o Arratia, según otras versiones). El tren de Arrate, proveniente de Quillota, era el más utilizado y esperado. Alberto Mackenna, sobrino de Vicuña Mackenna, recordaba que en esa época un simple paseo en tren a comer pasteles a alguna dulcería de Valparaíso podía ser toda una excursión. A su vez, el periodista y diplomático Carlos Silva Vildósola, en 1935, evocaba los siguientes recuerdos en la revista Zig-Zag: Todo el mundo elegante precipitándose
allí para ver pasar los trenes, ocupación favorita todavía en algunas ciudades de provincia, para recibir amigos o despedir a otros. Por la noche, los amantes se daban cita en la estación para el tren de las once. Ahí se murmuraba, se amaba, se hacían matrimonios, se iba y venía por el andén polvoroso y disparejo. Aunque como edificio nunca fue gran cosa, la Estación de Viña fue uno de los centros sociales del balneario en aquellas épocas fundacionales y en las que siguieron. Un punto focal sumamente concurrido en ocasiones; por ejemplo, los trenes atestados desde Valparaíso rumbo al Sporting, fueron una tradición cuando se corría el Derby. Su importancia se fue desdibujando con la proliferación de automóviles y buses, lo que no era sino un derivado del declive del ferrocarril chileno en la segunda mitad del siglo XX. La suspensión del servicio entre Valparaíso y la capital, después de la tragedia ferroviaria de Queronque del 17 de febrero de 1986, fue un duro golpe para la vitalidad de la Estación de Viña. En todo caso, nunca se ha interrumpido el servicio entre el puerto, Viña del Mar y puntos intermedios hasta Limache.
el centro de la ciudad. Este y aquellas fueron hechos subterráneos durante las obras de la Cuarta Etapa y renovación del Metro Regional de 2002-2005, y donde estaban los patios de maniobras traseros, se realizó un gran bandejón abierto. Donde sí se instaló el utilitarismo fue en el movimiento humano. La estación ya no es sinónimo de punto de llegada a las vacaciones o nostálgica partida, sino del cotidiano del habitante del Gran Valparaíso. Las horas de aglomeración ahora coinciden con las de inicio y término de las jornadas laborales, no con el ritmo de los veraneos. Más que turistas, lo que se ven son rostros aún somnolientos de quienes llegan a Viña del Mar o pasan en tránsito a Valparaíso, desde las ciudades satélites de Quilpué o Villa Alemana, rumbo a sus trabajos. En la tarde, nueva aglomeración y rostros cansados, de vuelta al hogar.
En la última década del siglo XX, las estaciones viñamarinas —Recreo, Miramar y Viña del Mar propiamente tal— siguieron siendo hitos urbanos, al igual que el terraplén elevado que dividía
Traditions
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SOCIAL LIFE AT THE STATION
Archivo Club de Viña
Viña del Mar became a city with the advent of the railroad. It is no wonder that journalist, politician and prolific writer, Benjamín Vicuña Mackenna called it the daughter of the rails.
Antigua estación de trenes de Viña del Mar, junto al Club de Viña, después de 1910.
In fact, this caring nickname was true even in the city’s hay days, when the vital rhythm of daily life in the small bay, with a population of less that two thousand in 1875, was closely synchronized with the itinerary of arriving and departing trains. Vicuña Mackenna himself describes in the newspaper The Railroad (El Ferrocarril) in 1878, how peaceful life of big hall parties and afternoon walks on the promenade were stirred with every arrival of the train, especially on holidays. However naive this may seem today, this was the great distraction and theme for conversations back then. Two of the most typical characters of this time were the chief of the station, Enrique Bohn (a street was named after him, but no longer exists), and the conductor, as described by the aforementioned writer, was named Arrate (or Arratia, according to other ver-
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sions). Arrate’s train came from Quillota and was the most used and awaited train. Alberto Mackenna, nephew of Vicuña Mackenna, reminisces to that era, when a simple train ride to eat pastry in some pastry shop in Valparaíso could become a great excursion. By other accounts, journalist and diplomat Carlos Siva Vildósola evoked the following memories in the magazine Zig-Zag in 1935: The entire world is there, gathered to see the trains go by, it’s still the most favorite occupation in some province cities, it’s where people go to greet friends and bid farewell to others. By night time, lovers would set up dates at the station on the eleven o’clock train. This is where one came to whisper, to love, to wed, to come and go by the dusty and uneven rails. Although the building was never great in of itself, the Viña station was one of the social centers of the bay in the founding years and through the following decades. This was a landmark that was well visited on many different occasions; for example, trains would leave full from Valparaíso en route to the Sporting, which was tradition when the Derby was run. The importance of the train faded with the proliferation of cars and bu-
Tradiciones
ses, leading to the decline of the of the Chilean railroad service in the second half of the 20th century. Service from Valparaíso to the capital was suspended after the tragedy which occured in Queronque on the 17th of February of 1986, thus hurting the vitality of the Viña station. In any case, service from the port, Viña del Mar and along the route to Limache has never been interrupted. In the last decade of the 20th century, stations Recreo, Miramar and Viña del Mar, continued to serve as urban landmarks, likewise for the elevated rail bed that divided the center of the city. All of which were put underground during the Forth Stage of the Regional Subway renovations in 2002-2005, the rail yard became a giant open median. The true utilitarianism that set in was in the movement of humans. The station is no longer synonimous with vacation destination or nostalgic farewells, but more of a daily happening in the Gran Valparaíso. Rush hour now coincides with the start and finish of work, not with the rhythm of the summer. Seldomly will tourists be seen, but of the faces that are seen most are sleepy and arrive in Viña del Mar or follow on to Valparaíso, coming from one of the satelite cities such as Quilpué or Villa Alemana, on their commute to work. In the evening, rush hour again and more tired faces, going back home.
Fotografía de Raiza Vera Ugas Archivo personal de Piero Castagneto G.
Vista actual del sector de Plaza Parroquia con el tren ahora subterráneo.
Postal que muestra las antiguas barreras de la línea del tren, principios de los 60.
Traditions
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Fotografía de Raiza Vera Ugas
El Café Samoiedo en 2011.
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Tradiciones
LOS RITUALES DE LA AVENIDA VALPARAÍSO La Avenida Valparaíso es uno de los íconos viñamarinos, en cuanto sinónimo de paseo principal, donde en algunas épocas se podía hacer una verdadera revista de la moda vigente.
En pleno siglo XIX, cuando la ciudad era una realidad, esta era la calle del Comercio, pero aún no el paseo de moda. Ubicada en el casco originario, es decir, entre la Estación, el Gran Hotel, la Parroquia, la Plaza Sucre y las calles Montaña y Alvares, la calle de Valparaíso tenía por aquellos años, anteriores a 1900, un comercio más bien utilitario, de almacenes, carnicerías, hojalaterías, bodegas, etc. En aquel entonces, ni esta ni ninguna calle viñamarina estaba pavimentada, y sus habitantes debían sufrir el polvo en el verano y los lodazales en invierno. Sólo en 1913 se pavimentó la primera arteria de la ciudad, precisamente, la calle Valparaíso. Este ya era el paseo de moda, lo que podía no siempre ser placentero, según señala el escritor Carlos Pezoa Véliz: La calle de Valparaíso, con su tránsito de mujeres aristocráticas, es terrible (…). El vestido raído del joven cesante es remendado por el ojo alegre de la señorita pudiente. Nada escapa a la inspección minuciosa que pasea desde el sombrero al calzado. Por ello, el agudo y mordaz autor reivindicaba la paralela y lateral calle de Viana como la protectora de los caídos.
(1974), pese a todos los progresos de la ciudad, el paseo seguía siendo el principal atractivo, como en los viejos tiempos de la Estación, el mirar y el ser mirado.
Conforme avanzaban las décadas, el comercio de la calle Valparaíso se iba transformando, hasta arrebatarle, en las décadas centrales del siglo XX, la etiqueta de comercio refinado a la calle Condell de Valparaíso. Surgieron los cines Rialto y Rex, Salón de té Virreina, tiendas de ropa elegante como Flaño y la Sastrería Inglesa, la Casa de Arte y otros establecimientos que aún subsisten, como la panadería Viale. Esta es la época que conoció el escritor Hernán Poblete Varas, quien recuerda un ritual de la época (Inmemoriales, 1940):
A partir de los años setenta fueron surgiendo nuevos espacios, como la Galería Florida y el edificio Carrusel (1978) y la Galería de Cristal (1980), con estéticas urbanas muy propias de la época. En los años de cambio de siglo surgió un nuevo eje comercial en torno a los malls o centros comerciales de Avenida 15 Norte. Esto significó un gran desafío para la calle Valparaíso, con ideas de renovación, como la posibilidad de convertir en peatonal parte de esta vía. Pero al mismo tiempo, los cafés tradicionales, como el Samoiedo, Anayak y Big Ben entre otros, siguen contando con la fidelidad de los viñamarinos “de toda la vida”.
Más abajo (o más arriba) estaba “La virreina”, histórico lugar para todo viñamarino, salón de té, bar, restaurante y punto de cita: “Encontrémonos en La virreina” era una especie de santo y seña. Desaparecido este salón, tarde tomaría su relevo el café Samoiedo. Llegando a los años cincuenta, había tertulias entre amigos como el poeta Ennio Moltedo, el arquitecto José Manuel Ríos y el dibujante Renzo Pecchenino, quien hacía sus primeras ilustraciones al calor de conversaciones y café. A partir de los años sesenta, la calle Valparaíso también pasó a ser sinónimo de un espacio para la juventud y sus cambiantes modas. Amistades y amores surgían no sólo en los locales en boga, sino en simples conversaciones armadas en la propia calle. Como lo afirmaba Renzo Pecchenino, “Lukas”, en sus Apuntes viñamarinos
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Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar
Esta avenida en su parte central es un paseo más bien corto, y en su época era sólo un pequeño tramo del camino de Valparaíso a Quillota, que data de tiempos coloniales.
El Café Samoiedo, en 1960.
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THE RITUALS OF VALPARAÍSO AVENUE Valparaíso Avenue is one of the icons of Viña del Mar, as well as the main promenade, when in decades past one could make a real magazine of contemporary fashion. This road is actually a short promenade in the middle and was a section of the original road from Valparaíso to Quillota, which dates back to colonial times.
Valparaíso street, with its aristocratic women walking about, it’s terrible (…). The young and unemployed man’s torn clothing is inspected by the joyful eye of a wealthy lady. Nothing escapes the meticulous inspection that goes from hat to shoe.
Towards the middle of the 19th century, when the city was already a reality, this road was main street, but not yet made into a popular promenade. Located in the historic quarter of the city, between the train station, the Gran Hotel, the Parrish, Sucre Square and Montaña and Alvares streets. Before the 1900s, Valparaíso Street was more of a utilitarian commerce street with markets, butchers, metal shops, warehouses, etc. Back then, none of city’s streets were paved, making its inhabitants suffer from the dust in the summer and the mud in the winter.
This witty and keen writer felt it needed to name the parallel side street Viana as the protector of the fallen. As the decades passed, businesses on Valparaíso street were changing, until taken over, in the middle decades of the 20th century, by the surge of refined commerce on Condell street in Valparaíso. By this time, Valparaíso street had two cinemas the Rialto and the Rex, the Virreina teahouse, elegant clothing shops like Flaño and the English Tailor, the Art House and other establishments that are still around today, like the Viale Bakery. This was the era that knew the writer Hernán Poblete Varas, who remembers a ritual of the times (Inmemoriales, 1940):
Álbum de Viña del Mar, 1913. Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar
In 1913 the first street to be paved was Valparaíso Street. It had also become a popular promenade, although it wasn’t always a pleasant experience, as writer Carlos Pezoa Véliz puts it:
Plaza Vergara, casa de Carlos Álvarez, hacia 1913.
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Up (or down) the street was “La virreina,” a historic place for inhabitants of Viña del Mar, teahouse, bar, restaurant and meeting place: “Let’s meet at La virreina,” was a popular saying. When this hall closed, late in taking its place was the Samoiedo cafe. In the 1950s, there were parties amongst friends such as the poet Ennio Moltedo, the architect José Manuel Rios and the artist Renzo Pecchenino, who
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made his first illustrations by the heat of the conversation and coffee. In the 60s, Valparaíso street became synonymous with young place and their changing fashion. Friendships were made and first loves came to meet at the popular shops, but also from simple conversations on the street. As Renzo Pecchenino, “Lukas,” pointed out in Apuntes Viñamarinos (1974), in spite of all the progress throughout the city, the promenade continued to be main attraction, like that feeling in the old time of the train station, to look and to be looked at. Starting in the 70s, new spaces were established, such as the Florida Gallery, the Carrusel building (1978) and the Cristal Gallery (1980), with urban aesthetics very appropriate for the era. At the turn of the century a new street was founded with commercial space for a mall on 15 North Avenue. This meant a big challenge for Valparaíso street, with renovating ideas such as making it a pedestrian promenade only. But at the same time the traditional cafes, like Samoiedo, Anayak and Big Ben among others, are still counting on the “life time” patronage of the inhabitants of Viña del Mar.
Publicación Nuestra Ciudad N° 5
Fotografía de Raiza Vera Ugas Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar
La Panadería Viale aún está vigente en la Calle Valparaíso (aviso de 1931).
El cine Rialto en 1960.
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CIUDAD TURISTICA
Revista Zig-Zag N° 2344
El primer y masivo paseo turístico se dio en los días previos al tendido férreo entre Valparaíso y Viña del Mar, en septiembre de 1855, cuando llegaron de visita unos cinco mil curiosos en un sólo día.
Guía del Veraneante FFCC 1946
Proclamación de las reinas en el Hotel O’Higgins, febrero de 1950.
Publicidad del Hotel Miramar en 1946.
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Los primeros turistas de Viña del Mar, forzando un poco la figura, fueron aquellos que recorrían a caballo las haciendas fundacionales de esta ciudad, en los años coloniales del siglo XIX, como Mary Graham, quien dejó su testimonio. Sin embargo, para las elites de Valparaíso de 1855, el lugar representaba la conquista de un nuevo ámbito, que ofrecía no sólo las bondades de su clima y paisaje, sino que solucionaba la estrechez cada vez más marcada de Valparaíso, donde, por su configuración geográfica, ya era imposible soñar con adquirir quintas de agrado, como las que existían en la avenida de las Delicias (actual Avenida Argentina) y de Las Zorras. Desde las primeras décadas de Viña del Mar, cronistas como Vicuña Mackenna y otros posteriores, la identificaban con el paradigma de los balnearios europeos, como Versalles, Trouville y Ostende. Asimismo, la aún pequeña ciudad también calzaba con el concepto de lugar de descanso, desarrollado sobre todo en los siglos XVIII y XIX, que sumaba la característica de poseer propiedades para el cuidado de la salud, era el caso de las termas como Bath, Vichy, Spa, y, en Chile, Panimávida, Chillán y Cauquenes. Viña del Mar no contaba con este tipo de aguas, pero ya se habían difundido las bondades de los baños de mar, recomendaciones “higiénicas”, al decir de la época, que daban paso una relación más natural
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con la costa, la playa y el mar. Un fenómeno similar se repitió en los balnearios de la costa central chilena, que por aquel entonces se consolidaban con la formación de sociedades y loteos de parcelas. Fue el caso de localidades como Papudo, Zapallar y Algarrobo, pequeños y discretos, a diferencia de Cartagena, que vivió un auge mayor, debido al ferrocarril, a partir de 1921, favorecido por la aristocracia santiaguina hasta competir con Viña del Mar. Desde la década de 1940, sin embargo, fue adquiriendo un carácter opuesto, popular y cada vez más masivo. Mientras este balneario vivía la apacible época de las quintas o casonas en el concepto de “ciudad jardín” (como algunas de la calle Alvares, de las que subsisten cada vez menos ejemplos), en Europa y Estados Unidos se construían ferrocarriles con carros de lujo y grandes cadenas de hoteles (Astor, Ritz, Hilton). También se vivió la época de oro de los transatlánticos, en el período de entreguerras. Y a nivel continental, surgían, en la época de cambio de siglo, balnearios de corte elegante, como Punta del Este, Uruguay, y Mar del Plata, Argentina. Ya en 1930, Viña del Mar respondió con un fuerte impulso del turismo, campañas de difusión y la construcción de nuevos atractivos, como el Casino y
Fotografía de Raiza Vera Ugas
A partir de 1960, comenzó a operar un cambio brusco, que si bien no rompió con la tradición que ya tenía la ciudad, significó el fin de Viña del Mar como balneario más bien pequeño y limitado a la aristocracia. Junto con el turismo de masas, que incluía a la clase media, se abría la veta del turismo proveniente de Argentina. Durante las últimas cuatro décadas, los turistas de ese país se pueden contar por decenas e, incluso, cientos de miles en cada temporada estival. Desde fines del siglo XX y principios del XXI, Viña del Mar ha debido enfrentar nuevos desafíos, como la competencia de La Serena y otros balnearios de la zona central, aunque, por otro lado, nadie le disputa su condición de centro turístico clásico; un reportaje de 1993 (revista Qué Pasa) destaca sus bondades como apacible destino turístico de invierno. Y por otro lado, también se ha beneficiado indirectamente del auge turístico ligado a lo cultural y patrimonial del vecino Valparaíso.
Archivo personal de Piero Castegneto G.
grandes hoteles, el O’Higgins y, ya en los años cuarenta, el Miramar. Para ese entonces el modelo europeo fue sustituido por el norteamericano, teniendo como referente ciudades como Miami, Palm Beach o Atlantic City.
Postal de Avenida Marina y el Cap Ducal, hacia 1939.
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THE CITY OF TOURISM The first massive visit occured in the days prior to the laying of the railroad between Valparaíso and Viña del Mar in September of 1855, a total of five thousand tourists poured into the city on one single day.
In the first decades of Viña del Mar, journalists such as Vicuña Mackenna and others after him, identified the city with the epitome of the European bay cities such as Versailles, Trouville and Ostende. Likewise, the city was small and also fit the description of a leisurely place, which was developed mostly in the 18th and 19th centuries, by the common characteristic of having places for health and wellness, such as the hot springs of Bath, Vichy, Spa, and in Chile their counterparts were at Panimávida, Chillán and Cauquenes. Viña del Mar may not have these kinds of waters, but the news quickly spread about the many benefits of sea baths, or “higenic” recommendations as it was said back then, which lead to a more natural apreciation for the coast,
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Guía del Veraneante FFCC 1946
The first tourist to Viña del Mar, streching the term a pit, were horseback riders that toured the estates in the city during the colonial era in the 19th century, one of them was Mary Graham, who wrote about her stay in the city. However, for the elite of Valparaíso around 1855, the city represented the conquest of a new place, offering not only good weather and a beautiful landscape, but also provided a solution to the ever growing Valparaíso. The city’s geographic configuration made it impossible to even dream of acquiring a summer home like the ones that were on Delicias (now Argentina Ave.) and Las Zorras.
El turismo en Viña del Mar también incluía la pesca en 1959.
the beach and the sea. A similar phenomenon occured in the many other bays of the central Chilean coast, which were consolidated with the creation of land parcels. Towns like Papudo, Zapallar and Algarrobo were small yet discrete, unlike Cartagena, that grew with the arrival of the railroad in 1921 and favored by the aristocracy of Santiago, it battled for bragging rights with Viña del Mar. However, since the 1940s it turned qui-
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te the opposite, popular and grossly massive. While the city lived in its golden age of leisurely large mansions and large houses following the concept of “the garden city” (such as some of the homes on Alvares, fewer examples are still seen today), Europe and the United States were building luxury train cars and large hotel chains (Astor, Ritz, Hilton). There was also a golden age for transatlantic ships, in the period
By 1930, Viña del Mar pushed to stimulte tourism in the area with ad campaigns and attractive new constructions, such as the Casino and grand hotels, the O’Higgins, and in the 40s the addition of the Miramar hotel. The times called for a European model styling, however this was substituted with the North American art deco style, from cities such as Miami, Palm Beach and Atlantic City.
Fotografía de Raiza Vera Ugas
between world wars. At the continental level, right at the turn of the century, other elegant bay cities were being developed, such as Punta del Este, Uruguay and Mar del Plata, Argentina.
Publicación Nuestra Ciudad, N° 5
Since the end of the 20th century to the beginning of the 21st, Viña del Mar has been challenged by competing cities such as La Serena and other bays in the central region, although no one disputes its condition as a classic tourist attraction. An article in 1993 (Qué Pasa magazine) highlighted the city for its features as a welcoming winter destination. On the other hand, the city has also benefited indirectly from the growth in cultural and heritage tourism in the neighboring city of Valparaíso.
Archivo personal de Piero Castegneto G.
In the 1960s wide changes were seen in the type of tourists that visited the region. The traditional visitors to the area had been limited to a small section of the aristocracy, and the mass number of tourists which included the middle class, also opened up to tourism from Argentina. During the last four decades, dozens and even hundreds of thousands of tourists from this country crowd the area in the summer time every year.
Postal ilustrada del Hotel O’Higgins, década del 30. Foto de portada en reportaje sobre las playas viñamarinas, 1931.
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Instituciones Institutions EL SPORTING CLUB Es uno de los más importantes reductos de la hípica nacional y fiel reflejo de la influencia británica. Sin duda, una de las antiguas tradiciones porteñas emigradas a Viña del Mar, cuando este balneario comenzó a cobrar importancia.
En sus orígenes, las carreras de caballos se corrían en Valparaíso, primero “a la chilena” y después, a partir de la década de 1860, “a la inglesa”, es decir, siguiendo las normas de la hípica vigentes hasta hoy. Se realizaban en Placilla y eran bastante concurridas, tanto así que en 1865 se formó el Valparaíso Spring Meeting.
Fotografía de Raiza Vera Ugas
Pero no tardaría en evidenciarse que, en la vecina población de Viña del Mar, había un espacio más adecuado, en el llamado potrero Las Rosas, que comenzó a ser utilizado a partir de 1881 y, en un principio, fue conocido simplemente como “la cancha”. El 1º de julio de 1882 se constituyó oficialmente el Valparaíso Sporting Club (VSC), ya con un espacio adecuado, según los estándares internacionales, y por eso mismo se resolvió crear una prueba de categoría acorde. Una comisión se abocó al estudio y adaptación del célebre Derby inglés de Epsom (iniciado en 1780), de forma tal que el 22 de octubre de 1885 se celebró su primera
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versión chilena. No sólo fue un éxito, sino que además tuvo el carácter dual de fiesta aristocrática y popular que, en su esencia, conserva hasta hoy. En su primera época —fines del siglo XIX y primeros años del XX—, las graderías del Sporting estaban construidas en un estilo único en el mundo de la hípica, que recordaba las “ramadas” o aleros provisorios, característicos de Fiestas Patrias. Esa costumbre de adornar con vegetación y flores se perdió y no quedan más que algunos testimonios fotográficos. En cambio, a partir de 1905 se construyeron un nuevo Paddock y aposentadurías, obra del arquitecto portugués Alfredo Azancot, el mismo que proyectó los palacios Carrasco y Rioja. Desde su debut, en 1885, el Derby nunca ha dejado de realizarse, a excepción del año 1909, pues a partir de 1910 comienza a realizarse en verano, en vez de en primavera. Desde entonces es una tradición consolidada para el primer domingo de febrero.
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Archivo personal de Piero Castagneto G Revista Zig-Zag, N° 1772
Postal de los años 30 aproximadamente.
Paralelamente, el Sporting acogía una variedad cada vez mayor de deportes, como el tenis y el cricket, ya desde su año fundacional de 1882; en 1893 fue ocupado por primera vez para jugar “football”. Figuras fundamentales en la expansión del deporte en Viña del Mar fueron los dirigentes del VSC, los hermanos Alfredo y Juan Stewart Jackson. Expansión que proseguía al brindar espacios al Valparaíso Paperchase Club, en 1909, y al Club de Tenis Unión (1921). Polo, golf, rugby y atletismo también se han practicado en sus recintos. Por otro lado, el Sporting tiene una identidad y ambientes propios que han sido tema de pintores como Alfredo Helsby y Juan Francisco González, en tanto que su vida social ha sido retratada por el ilustrador y caricaturista Edmundo Searle, “Mundo”. También ha sido llevado a las letras, destacando los escritos del abogado, periodista, profesor e hípico Agustín Squella, quien tiene recuerdos imborrables de cómo los jardineros de Las Salinas, donde vivió su infancia, le contagiaron su entusiasmo por las carreras. Mientras el Derby mantiene e incluso acrecienta su gran convocatoria, siendo una de las tradiciones viñamarinas más antiguas (con tradiciones anexas, como la elección de reina), el VSC está consolidado como espacio para la vida social. A la hípica y otros deportes, en los últimos años, se han sumado eventos, como Fiestas Patrias y año nuevo.
Vida social en el Sporting, 1939.
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Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar
Antiguas graderías del Sporting a principio del siglo XX.
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THE SPORTING CLUB
Fotografía de Raiza Vera Ugas
Fotografía de Raiza Vera Ugas
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It is one of the most important cornerstones for national horse racing and a clear reflection of British influence. Without a doubt, is one of the oldest port traditions emigrate to Viña del Mar, when it first started gaining importance.
In the beginning, horse racing took place in Valparaíso, first the “Chilean way” and later, starting in the 1860s, “the British way,” which meant following the horse racing norms that are still in force today. They used to take place in Placilla and were well attended, so much so that a Valparaíso Spring Meeting was formed in 1865. But it didn’t take long to figure out that neighboring Viña del Mar had an adequate place to have horse races, in the so-called Las Rosas pasture, which began being used in 1881, and was originally known as “la cancha” or the field. July 1st of 1882 constituted the official beginning of the Valparaíso Sporting Club (VSC), with adequate space, according to international standards, and allowed for a test of its facilities. A commission was formed to lead a study and adaptation of the famous Epsom Derby (started in 1780), and on the 22 of October of 1885 celebrated its first Chilean version. Not only was it a total success, but was also an aristocratic and popular party, which is still true today. In its first couple of years, towards the end of the 19th century and the beginning of the 20th century, the stands were built in a unique way for the horse racing world, these were more like “ramadas” or temporary constructions
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which were typically seen during the independence day celebrations. It was customary to decorate the stands with vegetation and flowers, sadly this custom has been lost, and there is only some remaining photographic evidence. However, in 1905 a new Paddock and rooms were built by the Portuguese architect Alfredo Azancot, who also designed the Carrasco and Rioja palaces. Since its debut in 1885, the Derby has always been carried out, with the exception of 1909, year in which it moved from spring to a summer event, starting in 1910. Since then it has been a tradition assigned to the first Sunday of February. Simultaneously, the Sporting began picking up an ever growing number of sports, such as tennis and cricket, which started in the founding year of 1882; in 1893 the field was first used to play a game of “football.” The founding fathers of the expansion of sports in Viña del Mar was carried out by the managers of the VSC, the Stewart Jackson brothers Alfred and Juan. The expansion provided space for the Valparaíso Paperchase Club in 1909 and the Union Tennis Club (1921). Polo, golf, rugby and track and field were some of the other sports also played at the VSC. Conversely, the Sporting has its own
identity and environment, which has been a theme for many painters such as Alfredo Helsby and Juan Francisco González, while its social scene has been depicted by the caricaturist and illustrator Edmundo Searle, “Mundo.” It has also been the subject for many writers, one who wrote prolifically about it was the lawyer, journalist, professor and horse race enthusiast Agustín Squella; he remembers how the gardeners in Las Salinas, where he lived through his childhood, got him interested in horse racing.
Fotografía de Raiza Vera Ugas
While the Derby preserves and even grows in popularity, as one of the oldest traditions in Viña del Mar (including the annexed traditions, such as the crowning of a queen for the event), the VSC has always been reserved as a place for social events. Adding to its repertoire of events, the VSC has included independence day celebrations and New Year’s Eve.
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EL CLUB DE VIÑA DEL MAR Durante gran parte del siglo XX, toda la llamada high life viñamarina se citaba en este club. La membrecía era extremadamente exclusiva, pero adentro el ambiente era cálido, la vida social y familiar se hacía entre sus paredes.
Como algunos lugares e instituciones más características de la ciudad, este club nació en época de pleno auge, a inicios del siglo XX. Entonces, ya podía hablarse de una sociedad propiamente viñamarina, que iba más allá de los meses estivales.
Su primera y pequeña sede de calle Álvares (actual Álvarez), frente a la Estación, fue destruida por el terremoto de 1906 y, al igual que el resto de la ciudad, el club aprovechó el desastre como una oportunidad para crecer. Ello se concretó en una nueva sede, proyectada por el arquitecto italiano Ettore Petri Santini (el mismo
que diseñó el nuevo Palacio Vergara). Las obras del nuevo edificio, que subsiste hasta hoy, frente a la Plaza Sucre, se entregaron en 1910. El nuevo espacio poseía las condiciones para convertirse de forma natural en el nuevo centro de la vida social viñamarina, estableciendo lazos con otros clubes similares del país, por ejemplo, con el Club La Unión de Santiago, por medio de los campeonatos de billa. En 1927 se inauguró una pérgola, amplia y sombreada, en la esquina de la calle Valparaíso y enfrentando la Plaza Sucre, que también se consolidaría como un espacio clásico para la vida social viñamarina en las décadas centrales del siglo XX. La mejor época fue la de la pérgola. Ahí se hacían grandes Club de Viña. Un siglo 1901-2001. Archivo Club de Viña
Los componentes de la nueva elite local eran un derivado netamente porteño, principalmente comerciantes o empresarios enriquecidos, a menudo de ascendencia extranjera. Lo natural era sociabilizar en los centros de colectividades extranjeras que existían en Valparaíso, como los ya antiguos clubes alemán e inglés. Pero la joven ciudad reclamaba mayor autonomía para su vida social, por lo que nace un club donde los caballeros ya no se asocian por nacionalidad: el Club de Viña del Mar.
Fundado el 19 de junio de 1901, tanto su primer presidente, Jorge Borrowman, como muchos de sus primeros socios tenían apellidos de origen anglosajón, por lo tanto —no podía ser de otra manera—, el modelo y estilo de este nuevo centro social fue el inglés, siguiendo una tradición que se remontaba a varios siglos, a las tabernas y pubs europeos. Ese espíritu, aunque con menor brío, se mantiene hasta hoy.
Vida social en el antiguo Club de calle Álvares (actual Álvarez), fundado en 1901.
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Al valor de su arquitectura exterior e interior y sus diversas instalaciones (biblioteca, salones, bar, etc.) debe agregarse una importante colección pictórica, formada gradualmente. Esta incluye artistas nacionales, como Alberto Valenzuela Llanos, Álvaro Casanova Zenteno, Alberto Orrego Luco, Benito Rebolledo Correa, Benito Ramos Catalán y Camilo Mori, entre otros. Además de una porción no menor de telas de autores europeos de fines del siglo XIX y principios del XX. Aunque pudiera pensarse que instituciones de este tipo peligran de caer en la obsolescencia, la gestión del Club de Viña del Mar en la época contemporánea ha buscado prevenir esto, a través de una renovación que conserve las tradiciones. Esto a pesar de constantes desafíos, como los daños causados por el terremoto del 27 de febrero de 2010.
Archivo Club de Viña
Fachada del Club hacia finales de 1970. Archivo Club de Viña
reuniones, para la pascua, para el año nuevo, cuando se terminaban las carreras del Derby. Todos íbamos a parar al Club de Viña, comenta Ana Hinojosa. Ella, junto a su marido, Carlos Schmidt, socio accionista del Club, frecuentaron el lugar desde 1952. Ana lo recuerda como su segunda casa. Iba a cualquier hora, a tomar once con la familia, un trago con las amigas, a sociabilizar en la pérgola o en el hall, mientras los maridos jugaban cacho en el bar exclusivo para caballeros.
Hoy en día, el club ha intensificado las actividades abiertas a la comunidad, acentuando, al mismo tiempo, el cuidado y puesta en valor de un acervo patrimonial que le es único.
Banda de músicos entreteniendo a los socios del club (sin año).
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Archivo Club de Viña
Club de Viña. Un siglo 1901-2001. Archivo Club de Viña
Archivo Club de Viña
Antigua sede en calle Alvares (actual Álvarez), hacia 1901.
Club de Viña. Un siglo 1901-2001. Archivo Club de Viña
Hall Central del Club.
Vida social en el antiguo Club de calle Alvarez, fundado en 1901.
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La barbería en 2001.
THE VIÑA DEL MAR CLUB
Like most institutions, this club was born at the beginning of the 20th century, a period of economic growth for the city. It was the beginning of a proper social life that went beyond the summer months. Members of this new local elite came mainly from merchants and entrepreneurs of foreign descent from Valparaíso. They commonly socialized in several of Valparaíso's old foreign community centers, such as the German or British Clubs. But the newly formed city demanded its own place for social life. This is when the Club de Viña del Mar welcomed gentlemen members not only based on their nationality. It was founded on June 19th 1901. Its first president was Jorge Borrowman. Many of their new members had British family names, so the club followed the style and British tradition that dated back to the taverns and pubs of European origins. This spirit is still alive today, but it is not so strict. The original small headquarters on Alvares Street, right across the railroad station, was destroyed by the 1906 earthquake together with most of the city. The club took advantage of this disaster as an opportunity to grow. The same Italian architect Ettore Petri Santini who designed the Vergara Palace, was in charge of designing the new building in 1910. Today, the structure is still standing in front of Plaza Sucre.
The new facilities had all the conditions to naturally become the new center for Viña del Mar socialites. Billiard contests served as an excuse to link and correspond with other important social clubs like the Santiago's Club de la Union. On the corner of Valparaíso Street right in front of Plaza Sucre a garden pergola was built in 1927. This was agreeable and roomy and soon became the ideal meeting place for viñamarino´s social life that continued through the following decades. The pergola's time was the best of times. This was where the grand gatherings took place, for Christmas, New Year's, or after the Derby horse races. We all landed at the Club de Viña, Ana Hinojosa said. She, and her husband, Carlos Schmidt, a prominent club member, frequented this place since 1952. Ana reminiscences and said that the Club was like her second home. She would drop by for cocktails or tea with other ladies, while their husbands played cards in the “only for gentlemen” bar. The library, reading rooms, bar and halls were the facilities that enhanced the Club's architecture. It has an important art collection with paintings from major Chilean painters such as Alberto Valenzuela Llanos, Álvaro Casanova Zenteno, Alberto Orrego Luco, Benito Rebolledo Correa, Benito Ramos Catalán y Camilo Mori, among
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Archivo Club de Viña
During most of the 20th century, the so-called high society of Viña del Mar would meet at this club. Membership was extremely exclusive, but inside, the social and familiar atmosphere was warm and friendly.
Tradicional charla dominical en las Gradas del Club, dibujo de Edmundo Searl de 1930.
others. Also, a few artworks by European artists from the late 19th and early 20th centuries are included. Though one tends to think that institutions such as this one could be obsolete today, the Club de Viña del Mar has overcome this through a renovation that preserves traditions, This is, in spite of the challenging destruction caused by the late February 2010 earthquake. Today, the Club has increased its activities open to all the community, and at the same time, preserving their unique heritage values.
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CLUB DE DEPORTES EVERTON
Gentileza de la Corporación Deportiva Everton
En sus orígenes se le identificaba con los “gringos” del Cerro Alegre de Valparaíso, pues allí fue fundado, pero a partir de 1943, el Everton pasó a ser viñamarino, y muy viñamarino.
Sus seguidores se hacen llamar los “guata amarilla”, por el color de la camiseta del equipo, que mezcla el oro y el cielo, como suelen decir. Su fidelidad se debe a que el Everton es una de las instituciones viñamarinas más antiguas, con un siglo a cuestas, y constituye uno de los dos pilares del fútbol en la región, siendo el otro su tradicional rival de clásicos y vecino Santiago Wanderers de Valparaíso. Las diferencias entre el Everton y el Wanderers se remontan a los comienzos; el primero, desde su fundación, el 24 de junio de 1909, tuvo entre sus filas a socios y jugadores de sonoros nombres británicos, como su primer presidente David Foxley. En cambio, el cuadro porteño se identificó desde un principio con los chilenos criollos. De cierta forma, estos equipos se complementan en una suerte de resumen de la vida social-deportiva local.
Fundador del Club Everton, David Foxley.
Aún hay dudas sobre los orígenes de su nombre: la tesis más lógica es el deseo de emular el equipo homónimo inglés; la más anecdótica, que el nombre sería tomado de una marca de caramelo o tofee. En sus primeras décadas, Everton jugaba en los campeonatos de la Liga Valparaíso, con resultados dispares, incluso viviendo un par de recesos, en 1935 y 1937. Everton se trasladó a Viña del Mar en 1943, tal y como sucedía con muchos miembros de la sociedad
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porteña que emigraban al vecino balneario. Dos años más tarde, se incorporaba al fútbol profesional. Uno de sus períodos de máximo auge fue a comienzos de los cincuenta, cuando fue campeón del Torneo Oficial en 1950, repitiendo la hazaña en 1952. Pese a que en los años siguientes tuvo períodos irregulares e, incluso, fue al descenso, en 1976 ganó su tercera estrella. Nuevos altibajos económicos y de desempeño deportivo y mucha paciencia de los hinchas mediaron hasta la obtención de un cuarto campeonato, en 2008. Numerosas son las figuras destacadas del fútbol nacional que han pertenecido a las filas de Everton; merece recordarse la figura de René Meléndez (1928-2002), a quien se le deben goles de los partidos decisivos de los campeonatos de 1950 y 1952. De carácter modesto, terminada su carrera futbolística activa, volvió a Viña del Mar donde trabajó conduciendo un taxi a la vez que volvía a Everton, para trabajar descubriendo talentos en las divisiones menores. Acercándose a las siete décadas en Viña del Mar, con base en el Estadio Sausalito, contiguo a la laguna homónima, su arraigo con la ciudad es fuerte, y así lo evidencia el testimonio de un hincha y habitante, Héctor Aguilera: Me hice evertoniano, pues toda mi familia anidaba en Santa Inés, a pocas
Gentileza de la Corporación Deportiva Everton
cuadras de la laguna. Crecí evertoniano tras cada almuerzo del domingo en la mesa de los abuelos, cuando el postre era, obligadamente, la caminata hacia el estadio, en un paisaje de ensueño, entre eucaliptus, sauces y misteriosas aguas. He visto cientos de partidos, decenas de derrotas, incontables alegrías. Lloré las dos veces que vi a mi equipo ser campeón chileno —el mejor de los mejores— gracias a los botines sagrados de Ahumada y Miralles. Nunca lloré un descenso porque la esperanza del retorno Oro y Cielo siempre existió en mi corazón.
Gentileza de la Corporación Deportiva Everton
Gentileza de la Corporación Deportiva Everton
Equipo campeón de 1950.
El jugador estrella René Meléndez con el balón en mano.
Traditions
Parte del equipo ganador de la década del ’50.
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EVERTON SPORTING CLUB In the beginning they were known as the “gringos” of Cerro Alegre in Valparaíso, where it was founded, but in 1943 it was transferred to Viña del Mar, and here it has stayed for good.
The difference between Everton and Wanderers goes back to the beginning, since its founding on June 24th in 1909, it has had British descendant players and patrons, such as their first president David Foxley. On the other hand, the Wanderers identified themselves with the Creole Chileans. Nevertheless, these two teams compliment one another by representing the local social and sporting life in the region. There are still doubts about the origin of the team’s name: the most logical proposition is that it emulates its English homonym; the most anecdotal of stories is that it had been taken from a candy or “toffee” brand. In the first couple decades, Everton played in the Valparaíso League championships, with uneven results, including a couple of recessions in 1935 and 1937. Everton moved to Viña del Mar in 1943, after many of its members who resettled in the neighboring resort
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town. Two years later it was incorporated into professional soccer.
cape, among eucalyptus trees, weeping willows and mysterious waters. I have seen hundreds of games, tons of defeats, and countless happiness. I cried the two times I saw my team become the Chilean champion – the best of the best- thanks to the sacred shoes of Ahumada and Miralles. I never cried when we lost because the hope of the return of the Gold and Sky never left my heart.
The team’s golden age was in the ‘50s, when it became the champion in the Official Tournament of 1950, and then repeating their success in 1952. Even though the following years had ups and downs, in 1976 they won their third star. After a period of economic and sportsmanship turmoil, and the patience of their fans, they succeeded in claiming a fourth title in 2008. Among the renowned national soccer figures that have honored Everton’s line-up, is René Meléndez (1928-2008), who took credit for two of the goals scored in the decisive championships of 1950 and 1952. He had a modest character and after ending his career as an active soccer player, he returned to Viña del Mar where he drove a taxi; he later came back to Everton to work as a new talent seeker. With almost seven decades in Viña del Mar and headquartered at the Sausalito Stadium, the club’s presence in the city is strong. Héctor Aguilera, a local fan, describes how this has affected his own life: I grew up loving Everton, and it was also the case that my entire family lived in Santa Inés, just blocks from the Sausalito Lake. After every Sunday lunch at my grandparent’s, our dessert was, without a doubt, the walk to the stadium, through a dreamy lands-
Tradiciones
Foto Raiza Vera Ugas
The team’s followers are generally called the “yellow bellies”, due to the colors in their jerseys, which is a mix of gold and sky, as they often say. Their fidelity is based on the fact that Everton is one of the oldest institutions in Viña del Mar, with a century in the making; it is also one of the main soccer teams in the region, along with its traditional neighboring rival: The Santiago Wanderers of Valparaíso.
Detalle trofeo del Club Everton.
FotografĂa de Nelson keru Arancibia
La hinchada de Everton en pleno partido.
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EL CASINO Inaugurado la noche de año nuevo de 1931, con una histórica fiesta, el casino ha mantenido por décadas su protagonismo en la vida social viñamarina, como también en el desarrollo turístico de la ciudad.
El nuevo Casino Municipal fue uno de los hitos urbanos emblemáticos de la década del treinta. Sin embargo, los propósitos de instalar una sala de juegos en esta ciudad eran bastante más antiguos y no ausentes de obstáculos. Al edificarse el sector poniente de la Población Vergara por acción de la Sociedad Balneario de Viña del Mar, se contemplaba, ya en 1912, espacio para un casino. Las razones por las cuales la iniciativa demoró casi dos décadas no fueron sólo de recursos, también influyó una controversia, muy candente en aquel entonces, en torno al juego.
El recinto fue proyectado por los arquitectos Alberto Risopatrón y Ramón Acuña, y construido en el plazo récord de sólo nueve meses. Al dar cuenta de su inauguración, la revista Nuestra Ciudad lo describía así: El edificio, sin pertenecer a una arquitectura determinada, es una mezcla feliz de estilos consagrados, entre los que domina el griego de líneas sobrias, el romano de fino dibujo, y el asirio de maciza robustez; el
conjunto, de modernísima estructura, produce un efecto de solidez y elegancia que impresiona gratamente. Esta publicación también se explayaba en la belleza de sus jardines, de diseño y extensión hasta entonces inéditos en Viña. Lo cierto es que el casino se convirtió en un nuevo eje que revitalizó el sector. Los sitios eriazos o industriales dieron paso a chalets y, más tarde, a edificios de departamentos, en tanto que paulatinamente las avenidas aledañas, Perú y San Martín, se ponían de moda. El mayor cambio arquitectónico experimentado por el casino fue la construcción adosada del Hotel del Mar, entrado en servicio en 2003, acción Publicación Nuestra Ciudad Nº 4
Se pensaba que el tener un recinto así equivalía a fomentar el vicio, la ilusión de ganar dinero fácil, con el riesgo de
caer en la ruina. Por el contrario, los defensores del casino afirmaban que sus atacantes sólo esgrimían un falso moralismo, y aseguraban que la clave era regular el juego, además de destacar que sería una fuente de importantes ingresos para el balneario, como efectivamente sucedió.
Casino en su día de inauguración, 1 de enero 1931.
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Tradiciones
Publicación Nuestra Ciudad, N° 4, 1931
discutida por alterar un edificio que ya era tradicional y emblemático y, además, hacerlo a costa de las áreas verdes del entorno. El ambiente en su interior, al contrario, sigue siendo el mismo, de gran magnetismo y adrenalina. Así lo describe el periodista Guillermo Yunge de revista En Viaje, en 1971: Emoción es la palabra para el ambiente que reina en las salas de juego. Galería de emociones humanas es lo que Ud. siente allí, si es jugador, o que ve, si no lo es. Un escritor me dijo una vez: “Vengo a Viña porque aquí no puedo aburrirme. Cuando no me “sale” una carilla y enfrento este peligro me voy al Casino a ver a los demás matando su tedio jugando y me entretengo. Es un espectáculo que como nunca se gasta, no cansa nunca. Por otra parte, el casino siempre ha sido mucho más que un recinto de ruleta y otros juegos de azar. Desde un principio funcionó una orquesta en su cabaret, el que sigue siendo espacio para la presentación de espectáculos y, además, también es de larga data su tradición de acoger expresiones culturales, en especial concursos y exposiciones de plástica.
Gentileza de Enjoy Casino Viña del Mar
Ilustración del Casino para su inauguración.
El Casino de noche en la década del treinta.
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64 Tradiciones Gentileza de Enjoy Casino Vi単a del Mar
THE CASINO The Casino was inaugurated on New Year’s Eve in 1931 with a historic party, and since then it has played a major role in the social life of Viña del Mar, while also aiding in the development of tourism in the city.
It was generally assumed that gambling was addictive, the illusion of winning easy money was shadowed by the risk of losing everything and even bankruptcy. On the other hand, proponents of the Casino defended their case by accusing the opposition of having false morals, they assured that the key was to regulate gambling, and pointed out the increase in revenue for the city, which indeed happened. The facility was commissioned to the architects Alberto Risopatrón and Ramón Acuña, who built the project in a record nine months. On its inauguration, the magazine Nuestra Ciudad covered the event and described the building as: This building, of no set architecture, is a joyous mixture of prominent styles, such as the Greek sober lines, fine Roman drawing and massive
see other people satiating their need for gambling and I enjoy it. It’s a spectacle that never gets old.”
The magazine also raved about the beauty of its gardens, with a design and expanse unseen in Viña at the time. The Casino immediately became the new center, which drastically revitalized the area. The industrial lands gave way to chalets, and much later, to apartment buildings, while Perú and San Martín Avenues became fashionable promenades.
The Casino has always been much more than just a rulette and gambling parlour. In the beginning it had a full orchestra in its cabaret; the space, however, is still being used for performances and has a long history of housing cultural expressions, such as visual art contests and shows.
The biggest architectural change experienced at the Casino was the contiguous construction of the Gran Hotel del Mar, which opened in 2003. Its construction was fiercely debated due to the fact that the building was already emblematic and traditional, and would lose valuable green areas. Inside the Casino, the atmosphere is the same; it still has the magnetism and incites the flow of adrenaline. Journalist Guillermo Yunge, from the magazine En Viaje in 1971, writes: Excitement is the word for what is felt on the casino floor. You can feel the gamma of human emotions, if you’re playing, or just looking around, you feel it either way. A writer once told me: “I come to Viña because I don’t get bored here. When I’m feeling down and I confront this problem, I go to the Casino to
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Guía del Veraneante FFCC 1946
By 1912, when the western side of the Vergara Neighborhood was built, by order of the Bay Society of Viña del Mar, there were plans to portion out land for a casino. The project was delayed for two decades due to lack of funds and a heated debate on gambling.
Assyrian robustness, all of which produce a solid and elegant building that is pleasing to the eye.
Publicidad turística de Viña del Mar en la Guía del Veraneante de Ferrocarriles de Chile, 1959. Publicación Nuestra Ciudad, N° 4, 1931
The new Municipal Casino was one of the most emblematic urban landmarks in the 1930s. However, the purpose behind putting a gambling parlor in this city was much older and riddled with obstacles.
Llegada a la fiesta inaugural del año nuevo de 1931.
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CLUB DE CAMPO GRANADILLA
Gentileza del Club de Campo Granadilla
Es una de las instituciones deportivas más tradicionales de la ciudad, y el momento y circunstancias de su instalación en su sede actual reflejan bien cuán influyente seguía siendo el estilo de vida británico en la zona, ya entrado el siglo XX.
Insignia del Club.
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La adquisición de la actual sede y terrenos se remonta a 1922, aunque en realidad, su antecesor inmediato, el Valparaíso Golf Club, había sido creado en 1897. En un principio, funcionó dentro de los terrenos del Sporting Club, y al igual que éste, la composición de sus socios tenía un fuerte componente de integrantes de colectividades extranjeras, en especial la británica. En 1910 se arrendó, por un breve tiempo, una cancha en el sector de El Salto, que dos años más tarde debió ser devuelta, y se volvió al Sporting, donde el número de hoyos se aumentó de 10 a 18. Pero el aumento de socios, unido a la falta de espacio y las restricciones que tenía el Sporting, donde se practicaba la hípica y varios otros deportes, hicieron surgir en los golfistas viñamarinos, la necesidad de buscar un terreno más amplio y, además, propio. Se encontró uno en el sector de Granadilla, contiguo al Tranque (hoy conocido como Laguna Sausalito), y se adquirió en condiciones muy favorables; en seguida, se contrató en Nueva York al arquitecto especializado en golf Leonard Macomber, quien confeccionó el plano para la construcción de la cancha, de 18 hoyos y 120 hectáreas, cuyos trabajos se iniciaron en 1920. La nueva sede fue inaugurada el 15 de agosto de 1922, y en su momento se dijo que pocos clubes de este deporte tenían mejores canchas que ésta, con-
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siderando su terreno, ubicación y vista panorámica. Marca esta fase en la vida del Club, la presidencia de Alfredo L. S. Jackson, destacado comerciante de la plaza y entusiasta promotor del deporte en Viña del Mar, quien ocupó dicho cargo hasta 1942. Un hito de esta época es una visita ilustre, la del Príncipe de Gales, futuro rey Eduardo VIII de Inglaterra, en 1925. Aunque sin perderse del todo, el sello netamente británico del Club fue cediendo gradualmente a una mayor presencia de socios chilenos, a partir de la década de 1940, sin perjuicio de la permanencia de usos, vocabulario y costumbres de dicho origen. Aquellos años son considerados de consolidación, a partir de hechos como el establecimiento del Campeonato Abierto de Verano, en 1946, que alcanzaría gran importancia, y el cambio de razón social: A partir de 1947, el Valparaíso Golf Club pasó a llamarse Granadilla Country Club S. A., que era el nombre que en la práctica lo identificaba. Constantes mejoras a la infraestructura, cancha y mantenimiento de la misma, contrastan con un hecho adverso: el incendio del club house, el 22 de enero de 1968. Esta desgracia incluso llevó a considerar un cambio de sede, pero la opción final fue perma-
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Foto Raiza Vera Ugas
Gentileza del Club de Campo Granadilla
necer en Granadilla, y una nueva sede estuvo lista en 1971. Ya en los años ’80, el Club estaba consolidado a nivel nacional en este deporte, gracias a la calidad de sus jugadores, y además, por el hecho de celebrarse allí dos prestigiosos torneos: el citado Abierto de Verano y la Copa St. Andrew, que viene jugándose desde 1923. Las mejoras materiales son continuas, e incluyen una ventajosa permuta de terrenos con la Municipalidad, en 1984. De los jugadores y dirigentes de este club han salido nombres destacados del golf local y nacional, tales como Ernesto O’Higgins Wilson Nagel, Luciano Calderón, Jenaro Prieto Vial, Carlos Prieto Bustos, Álvaro Montt De Ferrari, Jaime Vergara Délano y Pedro Massai, entre otros.
Empleados del club en el año 1936.
Gentileza del Club de Campo Granadilla
Parte del perfil contemporáneo del Club Granadilla es su apertura a otros deportes, como el tenis, eventos y actividades afines, complementado con el estrechamiento de lazos con otras instituciones similares.
Año 1940. Green del hoyo 8.
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Tradiciones
Gentileza del Club de Campo Granadilla
Vida social en Granadilla.
Miembros del club en otros tiempos.
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Gentileza del Club de Campo Granadilla
GRANADILLA COUNTRY CLUB This is one of the most traditional sporting institutions in the city, and the moment and circumstances of its founding, reflects how influential the British life style still was in the area in the 20th century.
The club’s growing numbers and the limited space offered by the restrictions of the Sporting Club, which was also the field used for horseracing and other sports, prompted the members to look for a more ample and proprietary golf course. The area chosen for the green was in Granadilla, contiguous to the Tranque (which is known today as the Sausalito Pond), and it was acquired under very favorable conditions. Immediately after, Leonard Macomber was hired, who was a golf course architect from New York. He designed the course with 18 holes over an area of 120 hectares and began construction in 1920. The new club was inaugurated on August 15th in 1922, and it was said that few clubs in this sport had a course as good as this one, when it came to the terrain, location and panoramic view. One of the most enthusiastic promoters of the sport was Alfredo L. S.
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Jackson, who was president of the club until 1942, as well as an outstanding businessman at the main square. A noteworthy event in the club’s history was the illustrious visit of the Prince of Wales, future King Edward VIII of England in 1925. By the 1940s, the club’s predominately British influence slowly gave way to a greater Chilean presence amongst its members, although not entirely absent through the use of English vocabulary and customs. These were considered the years of consolidation, starting with events such as the founding of the Summer Open Championship in 1946, which attained great importance, and also the club’s legal name changed to the Granadilla Country Club S. A., which was the common name used in 1947. There was a series of improvements made to the infrastructure, the course and its maintenance, but all of that was overshadowed by the unfortunate fire that destroyed the clubhouse on the 22nd of January of 1968. The fire prompted the club to relocate, but ultimately decided to stay in Granadilla and a new clubhouse was built by 1971. By the 80s the Club was ranked nationally, due in great part to the superior quality of its players and the hosting of two prestigious tournaments: the
Tradiciones
aforementioned Summer Open and the St. Andrew’s Cup, which started in 1923. There were many material improvements, but a noteworthy one was the advantageous land exchange with the Municipality in 1984. Among the players and board members of the club, who have been ranked locally and nationally, are Ernesto O’Higgins Wilson Nagel, Luciano Calderón, Jenaro Prieto Vial, Carlos Prieto Bustos, Álvaro Montt De Ferrari, Jaime Vergara Délano and Pedro Massai, among others. As part of its contemporary profile, the Granadilla Club’s has chosen to embrace other sports, such as tennis, special events and related activities, as well as expanding its networking with other similar institutions.
Gentileza del Club de Campo Granadilla
The current golf club and course dates back to 1922, although its immediate predecessor was the Valparaíso Golf Club, founded in 1897. The club first started on the grounds of the Sporting Club and was similarly made up of foreign members, especially British. A field in El Salto was first rented out for a short period of time, but was returned two years later. The club returned to the Sporting and the course increased from 10 to 18 holes.
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Foto Raiza Vera Ugas
Expresiones ArĂsticas Artistic Expressions
Paisaje viĂąamarino, Thomas Sommerscales, hacia 1890. 74
Expresiones artĂsticas
Plástica Plastic LOS QUE PINTARON VIÑA DEL MAR Se dice que Valparaíso es la ciudad chilena que más ha sido pintada. Pero su hermana menor, Viña del Mar, no se queda atrás; incluso, comparte autores con ella, los que de igual forma recrearon paisajes de la joven ciudad jardín.
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
Es innegable el embrujo literario y visual del puerto, del que también se beneficiaría el vecino balneario en su temprana época. Pero, con el pasar de los años, Viña del Mar construyó su propia y distintiva imagen pictórica, basada en sus barrios, playas, principales hitos urbanos y vida social. En lo que ambas ciudades comparten elementos comunes, es en la época de la pintura realista, de importante valor no sólo plástico, sino también de registro histórico y documental. El primer ejemplo es el del gran marinista y paisajista británico Thomas Somerscales (1842-1927), quien retratara una panorámica de la cuenca del Estero Marga Marga, fundamental para saber cómo era el aspecto de Viña del Mar en su época de incipiente urbanización. Algo posterior, el artista francés Desiré Chassin Trubert (1860-1920) comparte con Somerscales el haber pintado la playa de Miramar en los comienzos del balneario, en un evocador
Artistic expressions
nocturno, además de un óleo que nos permite saber cómo era el aspecto original del Castillo Wulff. Alfredo Helsby (1862-1933), el mismo pintor considerado más bien porteño, como lo es su cuadro más famoso, de la niña del aro en el Paseo Atkinson, también tiene una faceta viñamarina. Entre otras obras, dejó varias vistas del barrio de Recreo, incluyendo un nocturno, junto a una panorámica de las carreras en el Valparaíso Sporting Club, tema que también abordó Juan Francisco González (1853-1933). Este último, a su vez, pintó una vista de Caleta Abarca, con el Cerro Castillo al fondo. Avanzando en las generaciones, siguen las contribuciones a la iconografía viñamarina de artistas como Ramón Subercaseaux (1854-1936), quien pintó Reñaca en los tiempos en que era una lejana y poco visitada playa, tema que asimismo abordó Benito Rebolledo Correa (1880-1964). 75
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
Dentro de los pintores figurativos de generaciones posteriores, cabe mencionar al polifacético Camilo Mori (1896-1973) con su vista del casino, y al artista húngaro Ladislao Cheney (1905-1983), quien contribuyó a retratar una ciudad en su época de pleno crecimiento, a mediados del siglo XX, en sus telas sobre el Hotel Miramar, el balneario de Las Salinas y una colorida impresión de la Feria de Santa Inés. Esta ciudad también ha inspirado a subjetividades tan distintas como el característico estilo primitivista de Luis Herrera Guevara (1891-1945), con su visión personal del balneario de Recreo, o Reinaldo Villaseñor (19251994), visitante frecuente de Viña del Mar y autor de una vista del Puente Casino. Los pintores figurativos contemporáneos, cuyas temáticas recorren la geografía nacional, también se han detenido en aspectos diversos de esta ciudad, como Hardy Wistuba (Puente Libertad) y Fernando Morales Jordán (Playas de Las Salinas y Reñaca), sin omitir a los pintores locales. Es el caso, entre otros, de Gustavo Alvarado, una de cuyas temáticas favoritas es el barrio de Recreo.
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
Feria viñamarina, Ladislao Cheney (1950).
Playa de Reñaca, de Fernando Morales Jordán, hacia 1960.
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Expresiones artísticas
PAINTINGS VIÑA DEL MAR It is said that Valparaíso is the Chilean city that has been painted the most. But its younger sister, Viña del Mar, is not left behind, sharing many artists, who have depicted the landscapes of the budding Garden City.
Both cities share common elements from the realist era, with important visual art works that not only are valuable as art, but are historical and documentary records as well. One of the first examples is from the British landscape and marine painter Thomas Somerscales (1842-1927), who painted a panoramic view of the Marga Marga River valley, thus providing a view of Viña del Mar in its era of incipient urbanization. In later years, the French artist Desiré Chassin Truber (1860-1920), painted the Miramar Beach, which was also painted by Somerscales. His evoking nocturnal painting of the resort in its first years and an oil painting of the original Wulff Castle were among his best pieces. Alfredo Helsby (1862-1933), a renowned artist from Valparaíso, who was mostly known for his piece of a girl with a hoop running down the Atkinson Promenade, also had a phase in Viña del Mar. Among his works are views of Recreo, including a nocturnal
piece, along with panoramics of horse racing at the Valparaíso Sporting Club, which was also painted by Juan Francisco González (1853-1933). Among González’s works is a view of Abarca Cove, with Cerro Castillo in the background. In later generations, many contribution to the iconography of Viña del Mar were made by artists such as Ramón Subercaseaux (1854-1936), some of his works are of Reñaca in a time when it still was a far away and seldom visited beach. This theme was also adopted by Benito Rebolledo Correa (18801964). Among the artists of later generations, it is worth mentioning the multifaceted Camilo Mori (1896-1973), with his view of the Casino, and the Hungarian artist Ladislao Cheney (19051983), who depicted the city in an era of full-blown growth in the middle of the 20th century, including works of the Hotel Miramar, Las Salinas resort and a colorful impression of the Santa Inés market. This city has also inspired a much more different subjectivity, such as the primitive style of Luis Herrera Guevara (1891-1945), who has a personal view of the Recreo resort, and Reinaldo Villaseñor (1925-1994), a frequent visitor to Viña del Mar and author to a view of the Casino Bridge. Some of the contemporary artists
Artistic expressions
who have interests in the national geography have focused in many diverse aspects of this city, such as Hardy Wistuba (Libertad Bridge), Fernando Morales Jordán (Las Salinas and Reñaca Beaches) and local artist, Gustavo Alvarado, whose favorite theme is the Recreo neighborhood.
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
The undeniable literary and visual enchantment of the port also benefited its neighboring resort town in the early years. But, with the pass of time, Viña del Mar built up its own and distinctive pictorial image, which came from its many neighborhoods, beaches, urban landmarks and social life.
Interior de la Quinta Vergara, de Ramón Subercaseaux, hacia 1900.
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78 Gentileza Municipalidad de Viña del Mar
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
Grúa y Muelle Vergara, de Alberto Ludwig (2005).
Iglesia de Los Carmelitas, Avenida Libertad, de Raúl Ulloa Burgos, hacia 1940.
Veraneantes en Reñaca, de Ramón Subercaseaux, hacia 1900.
Expresiones artísticas
Catálogo Exposición Viña del Mar en la pintura, Casino Viña 2005. Curador Jorge Salomó
ESCUELA Y MUSEO DE BELLAS ARTES Durante los años treinta del siglo XX, Viña del Mar era una urbe más que consolidada y un balneario de fama continental, pero aún le faltaba un componente de crecimiento: el artístico.
La ciudad ya había servido de tema para una cantidad no menor de pintores; sólo faltaba que surgieran creadores locales con estilos propios. Al asumir este nuevo desafío, las municipalidades de Valparaíso y Viña del Mar jugaron un rol clave, creando una Escuela de Bellas Artes, en un principio establecida en el Puerto, en 1934. Al año siguiente se trasladó al vecino balneario por iniciativa del alcalde de la época, Sergio Prieto Nieto.
La escuela, en un principio, funcionó en dependencias del casino y su primer director fue el escultor Guillermo Mosella. El cuerpo de profesores incluía figuras tan destacadas como el pintor Arturo Gordon. Con el tiempo se agregarían otros artistas, como los pinto-
res Agustín Abarca y Roko Matjasic, el grabador Carlos Hermosilla, el diseñador y grabador Sergio Rojas, el escultor Ricardo Santander y la esmaltista Adriana Ruiz. Junto a ellos, ejercieron una especial influencia tres artistas extranjeros: Hans Soyka, Margarita Bahn y Lilo Salberg. Así destaca a estos artistas Carlos Lastarria: Portadores del expresionismo abstracto, rasgos del cubismo, algo del informalismo y la denominada nueva figuración conducen un vuelco en la enseñanza y en la gestión cultural y con
Foto de José Riquelme C. Gentileza Escuela y Museo de BBAA Viña del Mar
En la década del treinta, afirma el crítico de arte viñamarino Carlos Lastarria,
el ambiente artístico viñamarino adquirió un auge que aún no ha sido superado. Parte de este impulso, destaca, se debió a un concurso que no tardaría en prestigiarse: el Salón de Verano, que se realizó entre 1933 y 1970, y que volvió a convocarse en 1996.
El Palacio Vergara que albergaba a la Escuela y el Museo de Bellas Artes, antes del terremoto de 2010.
Artistic expressions
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Foto de José Riquelme C. Gentileza Escuela y Museo de BBAA Viña del Mar
Gentileza Municipalidad de Viña del Mar Gentileza Municipalidad de Viña del Mar
Pasillo del Museo de Bellas Artes, previo al terremoto de 2010.
Gentileza Municipalidad de Viña del Mar
Salón Dorado del Museo de Bellas Artes, antes del terremoto de 2010.
La Generación del ’40 en el Museo de Bellas Artes, previo al terremoto de 2010.
su presencia llevan al arte desde la tradición a la innovación, desde cierto costumbrismo a la modernidad. Así escribieron uno de los capítulos más notables del arte pictórico en Viña del Mar. Entretanto, la Quinta Vergara entró en el plan de fomento cultural, siendo alcalde Eduardo Grove Vallejo. Se adquirieron la Quinta y el Palacio a doña Blanca Vergara, hija del fundador de la ciudad, a principios de 1941, y ese mismo año la escuela se traslada al Palacio y se inaugura el Museo de Bellas Artes, con la pinacoteca donada por los Vergara. El museo contiene una de las colecciones más relevantes de pintura chilena, con una larga lista de autores —Alfredo Helsby, Ramón Subercaseaux, Alberto Orrego Luco, Benito Rebolledo, Juan Francisco González, Pedro Luna, Camilo Mori, Arturo Gordon y Roko Matjasic, profesores de la escuela, entre otros—, a los que se fue añadiendo las obras premiadas en los salones. Un aspecto que revela la visión de la
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Expresiones artísticas
familia Vergara para invertir en arte, es la importante sección de pintura europea: más de ochenta obras de autores de los siglos XV al XIX, donde predominan las de los siglos XVI y XVII. Abundan los retratos y los óleos de temática religiosa, muchos de ellos anónimos, pero también hay otros de autores tan relevantes como Tintoretto, Veronese, Guido Reni, Peter Paul Rubens y Nicolas Poussin. En suma, con el tiempo Viña del Mar llegó a ser un foco iluminado dentro del panorama del arte nacional. Y volviendo a la escuela, de ella también han salido nombres destacados pertenecientes a generaciones más jóvenes, como los pintores José Basso y Giancarlo Bertini.
FINE ARTS SCHOOL MUSEUM During the 1930s, Viña del Mar was at its strongest and became a world renowned resort, however its artistic component was still lacking.
In the 30s, according to Carlos Lastarria an art critic from Viña del Mar, the artistic scene grew to a point that has not yet been superseded. Part of this impulse, he points out, was due to an art competition which rapidly became a prestigious event, the Summer Exhibit, took place every summer from 1933 to 1970 and started again in 1996. The School was first operated on the Casino grounds and its first director was the sculptor Guillermo Mosella. The faculty included renowned artists, such as the painter Arturo Gordon. In later years, new artists joined the faculty at the school, among them were painters Agustín Abarca and Roko Matjasic, the engraver Carlos Hermosilla, the designer and engraver Sergio Rojas, the sculptor Ricardo Santander and the enameller Adriana Ruiz. The
faculty also included three foreign artists: Hans Soyka, Margarita Bahn and Lilo Salberg. Carlos Lastarria describes these artists as: Bearers of the abstract expressionism, traits of cubism, some informalism and the so called new figurative art. This led to a change in teaching and also a change in cultural managment. Their influence helped to bring traditional art of the innovational; from regionalism to modernity. This is how pictorial art in Viña del Mar became one of its outstanding chapters. Moreover, Mayor Eduardo Grove Vallejo included the Quinta Vergara as part of their cultural fostering program. In 1941, both the Quinta and the Palace were bought from Mrs. Blanca Vergara, daughter of the city’s founder, in that same year, the School moved to the Palace and the Fine Arts Museum was inaugurated with the Vergara’s private art collection. The Museum contains one of the most relevant Chilean art collections, with a long list of artists Alfredo Helsby, Ramón Subercaseaux, Alberto Orrego Luco, Benito Rebolledo, Juan Francisco González, Pedro Luna, Camilo Mori, Arturo Gordon and Roko Matjasic, as well as professors of the School, who have added their prized works to the museum.
Artistic expressions
One aspect that reveals the Vergara family’s vision to invest in art, is an important collection of European paintings: there are over eighty works from the 15th to the 19th century and most of which are from the 16th to the 17th century. Among the works are portraits and religious themed oil paintings, many of them by anonymous artists, although some noted artists as well, such as Tintoretto, Veronese, Guido Reni, Peter Paul Rubens and Nicolas Poussin. In more recent years, Viña del Mar has become a central focus in the national art scene. The School has also had great success with renowned contemporary artists among its alumni, such as painters José Basso and Giancarlo Bertini. Foto de José Riquelme C. Gentileza Escuela y Museo de BBAA Viña del Mar
Several artists had already used the city as a base for their work; the only thing that was needed were for local artists to emerge with their own style. The municipalities of Valparaíso and Viña del Mar took on this challenge and played a key role in the development of a Fine Arts School, which was originally founded in Valparaíso in 1934. In the following year it moved to Viña del Mar, a move initiated by the mayor at that time, Sergio Prieto Nieto.
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Catálogo exposición Hans Soyka Una pasión por la forma
Taller de Hans Soyka en Escuela de Bellas Artes de Viña, hacia 1958.
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Expresiones artísticas
HANS SOYKA Y SUS “POLLOS” Arquetipo del artista excéntrico, llegó desde Europa a la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar a enseñar las novedades del vanguardismo. No tardó en tener un círculo cercano de alumnos, los llamados “pollos de Soyka”.
Hans Soyka (1909-1972) nació en Berlín y era de origen checo. Dejó la tierra germana en 1939, tras la llegada del nazismo; primero arribó a Santiago y poco después, en 1950, se hizo cargo de la cátedra de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar. En el aula de clases desplegó su bagaje cultural y experiencia cosmopolita. Con un estilo cercano al surrealismo, sus óleos incluyen paisajes oníricos con elementos simbólicos, los que también se ven en sus obras donde está presente la figura humana, como retratos y desnudos. Tenía un depurado oficio en aspectos como el dibujo y la ejecución de los detalles. Precisamente, el respeto por la perfección técnica fue una enseñanza fundamental para sus alumnos, en especial para sus “pollos”. Una fuerte relación maestro-discípulos se desarrolló entre 1957 y el retorno de este artista a Alemania, en 1965. En este grupo de “pollos” se incluían
viajes y travesías, junto a sus propias versiones, reelaboradas, del paisaje porteño, principalmente en óleos y acuarelas. Parte fundamental de su carrera la desarrolló en Estados Unidos.
creadores destacados como Jorge Osorio, Hans Scholtbach, Álvaro Donoso, Marco Hughes, Federico Assler, Edgardo Catalán, Sergio Rojas y Carlos González, entre otros. Este último evocó el certero manejo de su maestro de la ecuación arte-vida así: Soyka tanto pintaba como jardineaba, leía y escuchaba música. Su casa de calle Los Ligustros, en Miraflores, era centro de reuniones donde se comentaba a Rilke y se exploraba en las fugas de Bach y en el misterio de La flauta mágica de Mozart. También mucho se parrandeaba por los duros bares del puerto (El Mercurio de Valparaíso, 8 de noviembre de 2000). Esta amistad iba aparejada a un respeto mutuo por los mundos creativos de cada cual; sus discípulos siguieron estilos muy distintos a los de su maestro. Y mientras este retornaba a Alemania y recibía un reconocimiento un tanto tardío, aquellos alzaban el vuelo. De sus “pollos”, Álvaro Donoso (19352010) es quizá quien haya sido más claramente influenciado por Soyka en aspectos de refinamiento técnico, por ejemplo, en el depurado dibujo y la utilización del collage. Estas técnicas las usó en obras donde lo simbólico y onírico, se entremezclan con lo irónico y lo erótico. Edgardo Catalán (1937), en cambio, se diferencia de su maestro creando obras con temáticas relacionadas a
Artistic expressions
El caso de Federico Assler (1929) es especial, puesto que, tras una etapa como pintor, derivó a la escultura, disciplina con que se hizo conocido gracias a obras de grandes dimensiones, a menudo monumentales, caracterizadas también por la utilización del hormigón armado. Destinadas a espacios urbanos, se hallan tanto en Chile como en el extranjero. Archivo fotográfico de Edgardo Catalán
Era huraño, de pocos amigos, y lucía un aspecto juzgado extravagante. Sin embargo, sus años en Viña del Mar fueron fructíferos en obra y discípulos, dejando un legado excepcional para la época: la transmisión directa de las tendencias vanguardistas del arte europeo a este balneario del fin del mundo, que recién comenzaba a articular su vida artístico-intelectual.
Hans Soyka por Edgardo Catalán, 1970.
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HANS SOYKA AND HIS “CHICKS”
He was unsociable person, with few friends and he would sport extravagant clothing. Nevertheless, his years spent in Viña del Mar were fruitful in works and disciples, leaving behind an exceptional legacy for the era: this was the direct transmission of avantguard tendencies of European art to this resort town out at the edge of the world, which was just beginning its budding artistical and intellectual phase. Hans Soyka (1909-1972) was born in Berlin but of Czech descent. He left his Germanic lands in 1939, after the Nazi invasion. He first arrived to Santiago and in 1950 he was made head of the painting department at the Fine Arts School in Viña del Mar. In the classroom he displayed his cultural baggage and cosmopolitan experience.
Archivo fotográfico de Edgardo Catalán
La Virgen Necia (1967).
Sin título ni fecha.
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His oil paintings depict dreamy landscapes in a surrealist-like style with symbolic elements, which are also seen in his works of the human figure, including portraits and nudes. He had a refined hand in drawing and a keen eye for details. It was precisely his respect for the perfect technique that was a fundamental teaching for his students, especially for his “chicks.” Soyka developed a strong masterdisciple relationship between 1957 and his return to Germany in 1965. This group of “chicks” included renowned Expresiones artísticas
artists such as Jorge Osorio, Hans Scholtbach, Álvaro Donoso, Marco Hughes, Federico Assler, Edgardo Catalán, Sergio Rojas and Carlos González, among others. This last one described his teacher’s handling of art and life in the following words: Soyka loved to paint as much as he loved to garden, he read and listened to music. His house on Los Ligustros Street, in Miraflores, was a meetinghouse where people would discuss Rilke, listen to fugues by Bach and the mystery of “The Magic Flute” by Mozart. He was also into partying at some of the harshest bars in the port (El Mercurio de Valparaíso, Nov. 8, 2000). Their friendship developed a mutual respect for each other and their creative worlds; his disciples, however, followed very different styles than their Catálogo Exposición en Sala Viña del Mar, 2004.
Catálogo exposición Hans Soyka Una pasión por la forma
He was the archetype of the excentric artist when he came from Europe to the Fine Arts School in Viña del Mar to teach the latest ideas in avantguardism. It was not long before he developed a close circle of students, the so-called “Soyka’s chicks.”
Recordando a Verne, obra de Edgardo Catalán, uno de sus discípulos.
Another of his students, Federico Assler (1929), first started painting and then went into sculpture; his large format pieces, often monumental in size, have made him a renowned artist, using reinforced concrete as his medium of choice. His works are usually found in urban spaces, both in Chile and abroad.
De izquierda a derecha: Jorge Osorio, Marco Hughes, Edgardo Catalán, Alvaro Donoso. En el espejo Hans Scholtbach. Escuela de Bellas Artes, 1962. Archivo fotográfico de Edgardo Catalán
Edgardo Catalán (1937), on the other hand, juxtaposed his teacher by creating works with themes such as traveling and long crossings, as well as his own versions of Valparaíso’s landscape, most of which were oil and water color paintings. He later developed more of his career in the United States.
Catálogo Exposición Retrospectiva de Álvaro Donoso 1964-1998
Among his “chicks”, Álvaro Donoso (1910-2010) was perhaps the most influenced by Soyka in aspects of technical refinement, for example, his refined drawings and the use of the “collage”. This technique was used where the symbolic and oneiric images, intermingled with irony and the erotic.
Archivo fotográfico de Edgardo Catalán
teacher’s. While Soyka returned to Germany and received his long awaited recognition, his “chicks” were ready to take flight.
Sin título ni fecha. Geborstene Maske (1957).
Artistic expressions
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CARLOS HERMOSILLA
Centenario Carlos Hermosilla 1905-2005. Universidad de Playa Ancha.
De dominio público es la maestría de sus grabados y su vocación social, pero no todos saben que fue en la ciudad de Viña del Mar donde dejó su mayor huella: sus enseñanzas.
Centenario Carlos Hermosilla 1905-2005. UPLA.
Carlos Hermosilla Álvarez.
Hermosilla con sus alumnos.
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Aunque nació en Valparaíso, el legado de Carlos Hermosilla (1905–1991) también pertenece al patrimonio cultural viñamarino. Fue uno de los primeros maestros de la Escuela de Bellas Artes y vivió en esta ciudad la mayor parte de su vida. Aquí desarrolló su carrera de creador y de maestro. De cuna modesta, vio a su padre practicar la litografía. En su niñez desarrolló una enfermedad por malnutrición, que obligó a la amputación de su pierna derecha y su mano izquierda. Sin embargo, asumió esta discapacidad como un desafío para desarrollarse como grabador, oficio que exige un esfuerzo físico al lidiar con las prensas, lo que él debió hacer con una sola mano. Comenzó a hacerse conocido al publicar sus grabados en la revista porteña Litoral (1927) y, tras una estadía en Santiago, donde se perfeccionó con la artista Ana Cortés, volvió a la zona y fue consagrado por premios importantes, incluyendo el del Salón de Viña del Mar de 1940. Pero su mayor legado se fue formando entre cuatro paredes, en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, de la que fue profesor durante treinta y cuatro años, a partir de 1939. Su discípulo, el poeta, cantautor y artista plástico Osvaldo “Gitano” Rodríguez (1943-1996), escribiría más tarde: El taller era pequeño, comparado con Expresiones artísticas
los de modelado o las grandes salas de dibujo. Pero acaso fuese, precisamente, esa cualidad especial y espacial lo que le daba un carácter íntimo, un calor que contrastaba con la frialdad del resto del edificio. Por sus orígenes proletarios y por convicción, Hermosilla se identificaba con ideales de izquierda. Esto se reflejó en sus temáticas, donde aborda desde vistas de los amontonamientos de casas pobres de Valparaíso hasta oficios como los de pescadores, campesinos y obreros. Su obra incluye abundancia de retratos, abarcando personajes de la historia política nacional (Manuel Rodríguez, Luis Emilio Recabarren, Pedro Aguirre Cerda, Salvador Allende); artistas como Mistral, Neruda, Huidobro y Violeta Parra, hasta figuras de las izquierdas internacionales y retratos de gente de pueblo. Se expresó a través de diversas técnicas de grabado —litografía, linografía, xilografía, zincografía, aguafuerte, puntaseca— y en concordancia con sus ideas, no requería de materiales costosos para sus obras, y no desdeñaba el más simple papel para realizar su arte. Su estilo era de trazos fuertes y vigorosos, dibujo expresivo y utilización, a veces, de alegorías. Sobre su manera de trabajar y enseñar, Rodríguez puntualiza: No quisiera
Gentileza de Dino Samoiedo
decir que mi maestro tiene una voluntad de hierro. Más bien tiene voluntad de mar, persistencia de viento Norte, insistencia de arena o de ola, paciencia de minero, visión de cosmonauta, pero más que nada alegría de niño. Fue prolífico y ampliamente conocido en el extranjero, además de cultivar la poesía, pero nunca alcanzó la holgura material. Durante sus años viñamarinos vivió con modestia en el barrio de Forestal, y trabajó en la Escuela de Bellas Artes hasta que fue jubilado, tras los sucesos de septiembre de 1973. No obstante, siguió produciendo y era habitual verlo asistir al Cine Arte, siempre acompañado de su mujer, Marina Pinto.
Gentileza de Dino Samoiedo
Pese a lo reclamado por diversos artistas e intelectuales de la zona, le llegó la muerte sin que se le concediera el Premio Nacional de Arte.
El ciego y su mujer.
Vuelta de la pesca.
Artistic expressions
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CARLOS HERMOSILLA His social vocation and the mastery of his engravings have been integrated into the public domain, but what most don’t know is that it was in the city of Viña del Mar where he left his greatest legacy: his teachings.
He first watched his father work with a lithograph in his humble home. During childhood he developed a malnutrition sickness, which resulted in the amputation of his right leg and left hand. Nevertheless, he assumed his handicap as a challenge in becoming an engraver, learning to use the press with only one hand. He began getting exposure when his works were published in the Valparaíso magazine Litoral (1927) and after residing in Santiago, where he perfected his talent with the artist Ana Cortés, he came back to the area and was awarded important prizes, including the Viña del Mar Art Show in 1940. His greatest legacy was his teachings at the Fine Arts School of Viña del Mar, where he was a professor for 34 years, since 1939. His disciple, the poet, songwriter and artist Osvaldo “Gitano” Rodríguez (1943-1996), wrote about his master’s workspace: His studio was small, compared to the larger drafting rooms. But 88
it was exactly this special and spacing quality that gave it a cozy feeling and this warmth was greatly contrasted with the coolness of the rest of the building.
ce of the sand and wave, he had the patience of a miner, the vision of a cosmonaut, but most of all a boy’s happiness. He was prolific and a widely known artist abroad, he cultivated poetry, and never coveted material things. During his years in Viña del Mar he lived quite modestly in the neighborhood of Forestal, working at the Fine Arts School until he retired, after the events that took place in September of 1973. Nevertheless, he continued to produce and he was often seen at the Arthouse Cinema, always accompanied by his wife, Marina Pinto.
Due to his proletariat origins and by personal conviction, Hermosilla identified his own views with the leftist ideology. This was greatly reflected in his themes, which depicted the stacks upon stacks of impoverished homes in Valparaíso and the work done by fishermen, farmers and construction workers. Many of his works include portraits of historical political figures (Manuel Rodríguez, Luis Emilio Recabarren, Pedro Aguirre Cerda, Salvador Allende); artists such as Mistral, Neruda, Huidobro and Violeta Parra, and even international leftist figures and portraits of local people. He used diverse engraving techniques –lithograph, linocut, xylograph, zincograph, etching, burin engraving—and in concordance with his ideals, were inexpensive materials and simple paper was used to make his art. His style was comprised of strong and vigorous strokes, with expressive drawings that sometimes would include allegories. On his creative process and teachings Rodríguez points out: I wouldn’t say that my teacher had an iron resolve. It was more like a resolve of the sea, a persistent northerly wind, the insistenExpresiones artísticas
Despite the complaints by many artists and intellectuals in the area, he died without ever having been awarded the National Art Prize. Gentileza de Dino Samoiedo
Although he was born in Valparaíso, Carlos Hermosilla’s (1905-1991) legacy also belongs to cultural heritage of Viña del Mar. He was one of the first teachers at the Fine Arts School and lived in this city most of his life. It was here where he developed his career as a maker and master of his art.
Ciego cantor.
Joven mapuche.
Violeta Parra.
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Gentileza de Dino Samoiedo
Gentileza de Dino Samoiedo
LA ESCULTURA EN VIÑA DEL MAR El desarrollo del arte escultórico en una ciudad joven como ésta es una historia necesariamente breve, pero no falta de talento. Sus inicios están ligados al surgimiento de la Escuela de Bellas Artes.
Sus obras son de un estilo realista con presencia preponderante de la figura humana, de trazo claro y realizadas en diversos formatos, desde bustos hasta estatuas monumentales. Ejemplos destacados en la ciudad son la estatua de Bernardo O’Higgins situada en Avenida Libertad, entre 13 y 14 Norte, y el busto al poeta libanés Gibran Khalil Gibran, ubicada en la Avenida Marina, frente al Club Unión Árabe, además de piezas instaladas en diversas reparticiones navales. Junto a esta figura representativa, el desarrollo de la escultura contemporánea en Viña del Mar tiene un rasgo a destacar: la presencia de mujeres creadoras. Es el caso de nombres como Lucy Lafuente, fundadora de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha, cuya obra, desarrollada tanto en piedras como en metales, busca inspiraciones que van desde la 90
de épocas recientes también puede exhibir varios ejemplos. Entre ellos cabe mencionar la estatua al fundador José Francisco Vergara (1996), obra de Juan Guzmán Reynolds e instalada en la plaza homónima; el monumento a San Alberto Hurtado (1999) de Plaza Parroquia, a un costado de donde se hallaba el templo donde fuera bautizado, en 1901, obra de la artista Francisca Cerda y el conjunto monumental en homenaje al jinete récord mundial de salto alto, Alberto Larraguibel (2007), realizado por Francisco Javier Torres.
mitología griega hasta las raíces americanas prehispánicas. Entre los alumnos del Bellas Artes, cabe mencionar a Carmen Rosa Areco, de constante presencia en el medio artístico local, y entre las féminas escultoras que, si bien no son viñamarinas, han desarrollado parte importante de sus carreras en esta ciudad, en épocas recientes, se incluyen nombres como Mónica Vergara, Hilda Rochna, Norma Selamé y Francisca Núñez. En cuanto a la estatuaria pública, necesariamente, esta expresión de arte urbano, ciudadano, no podía ser de data tan antigua como en Valparaíso, por ejemplo. Si en dicho puerto los primeros monumentos se habían erigido en fecha tan temprana como 1873 (Lord Cochrane), en Viña del Mar habría que esperar al remozamiento de la Plaza Vergara, en 1930. En esa fecha se instalaron, como parte del ornato de la misma, réplicas de dos esculturas clásicas nacionales: “El Eco”, de Rebeca Matte, y “La Quimera”, de Nicanor Plaza. En fecha posterior se instaló, frente al Centro Cultural del Palacio Carrasco, la escultura “La Defensa”, del genio francés Auguste Rodin, que había participado sin éxito en el concurso convocado por el gobierno chileno para un monumento a las Glorias Navales. La escultórica pública viñamarina Expresiones artísticas
Archivo de la Unidad de Patrimonio de la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar.
Cuando la Escuela de Bellas Artes comenzó a funcionar en Viña del Mar, en 1935, su primer director fue precisamente un escultor, Guillermo Mosella, perteneciente a una generación clave en la conformación de una expresión artística local, tanto en cuanto creador como en cuanto formador. Una solución de continuidad se da con su colega de la generación siguiente, Ricardo Santander Batalla (1920-2010), quien fue alumno y después también director de dicho establecimiento, además de ocupar diversos cargos de índole cultural.
Escultora Norma Selamé, obra sin título.
SCULPTURE IN VIÑA DEL MAR The development of sculpture in such a young city such as this one is a necessarily brief story, but not without talent. Its beginning is closely linked to the start of the School of Fine Arts.
His work is mostly in the realist style with the human figure as a predominant theme, with clear and fulfilled strokes in many formats, ranging from busts to monumental statues. Some of his work across the city include a statue of Bernardo O’Higgins located on Libertad Avenue, between 13 and 14 Norte, and the bust of the Lebanese poet Khalil Gibran, located on Marina Avenue, in front of the Club Unión Árabe, as well as several works installed on naval grounds. Alongside this representative figure, the development of contemporary sculpture in Viña del Mar is also known due to the presence of women sculptors: such is the case of Lucy Lafuente. She was the founder of the Art Department at the Universidad de Playa Ancha, whose work developed in stone and metal, with Greek mythological and Pre-Columbian roots as themes. Among the alumni at the School of Fine Arts, we must mention Carmen Rosa Areco, who has become a
In the realm of public statues, this urban expression, of the people by the people, lacks antiquity when compared to those found in Valparaíso, for example. Whereas Valparaíso had a statue of Lord Cochrane by 1873, Viña del Mar would have to wait until the refurbishment of Vergara Square in 1930 for its first public statue. Part of the works done to the square included the installation of two replicas of classic national sculptures: “El Eco”, by Rebeca Matte and “La Quimera”, by Nicanor Plaza. In later years, “La Defensa” was placed in front of the Cultural Center of the Carrasco Palace, which was made by the French genius Auguste Rodin, who was runner-up in the contest held by the Chilean government for a monument for the Glorias Navales (Naval Victories). Some of the more recent public sculptures are also on exhibit throughout the city. Among these is the statue of the founder José Francisco Vergara (1996) by Juan Guzmán Reynolds, located in the Vergara Square. There is also a monument to San Alberto Hurtado (1999) at the Plaza Parroquia, contiguous to the church where he was baptized in 1901, which was done by Francisca Cerda. Finally, there is a Artistic expressions
tribute to the high jump record holder, Alberto Larrguibel (2007), by Francisco Javier Torres. Foto Raiza Vera Ugas
household name in the local art scene. Although they are not from Viña del Mar, these women have developed an important part of their career here in the city in recent years: Mónica Vergara, Hilda Rochna, Norma Selamé y Francisca Núñez.
La Defensa, Auguste Rodin. Archivo de la Unidad de Patrimonio de la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar.
When the School of Fine Arts was founded in 1935 in Viña del Mar, its firs director was precisely a sculptor, Guillermo Mosella, who belonged to a key generation in the establishment of the local artistic expression, both as a creator and an educator. There are no gaps with the following generation, which began with his collegue Ricardo Santander Batalla (1920-2010). He graduated from the school and then later became the school’s director, as well as having worked on other jobs of the cultural type.
Conexión, Carmen Rosa Areco.
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El escenario del Festival en su versi贸n 2003. 92
Expresiones art铆sticas
Archivo de El Mercurio de Valparaíso.
Música Music EL FESTIVAL DE LA CANCIÓN Es uno de los espectáculos más masivos de Chile, superado sólo por algunos grandes partidos de fútbol. En el gran anfiteatro, situado en medio de un bosque, quince mil personas cantan, ríen, aplauden o abuchean a los artistas del escenario.
El Festival representa la máxima expresión de la proyección de Viña del Mar, dentro y fuera del país, sobre todo gracias a su intensa exposición a través de la televisión nacional. A ratos, más que un encuentro musical, es una gran fiesta, con momentos culminantes cuando los favorecidos por el público reciben los galardones emblemáticos: la gaviota o la antorcha. Y es tradición que, cuando hay méritos, esta última se multiplique por miles, sobre todo en las galerías. Surgió y se consolidó en la época en que este balneario dejaba de ser pequeño y apacible, para insertarse en el circuito del turismo de masas. Por ello, olvida que sus orígenes fueron modestos, apenas un atractivo más de un amplio programa de actividades veraniegas con que se pretendía dar un nuevo impulso a esta plaza turística. Eso sí, desde un principio su sede fue la Quinta Vergara, en su entorno de vegetación y no lejos de la mansión donde había vivido la familia fundadora. A
Artistic expressions
poca distancia se levantó un escenario improvisado para la primera versión, de 1959, básicamente, una competencia de canciones que fue tomando un vuelo inesperado, con la adición de una cantidad cada vez mayor de números musicales de artistas de moda. A partir de 1963 contó con el escenario conocido como la “concha acústica”, complementado con corridas de graderías en constante aumento, que sirvió entre 1963 y 2001. En la música chilena de la época, los años sesenta eran sinónimos de movimientos como la Nueva Ola o el Neofolclor, a los que se sumarían, hacia el final de la década, fenómenos como el de los cantautores o el Canto Nuevo, de inspiración latinoamericana y comprometida social y políticamente. Todo ello, representado en este certamen. Estas tendencias fueron conviviendo con expresiones musicales extranjeras, como las oleadas de cantantes italianos y españoles, a medida que el Festival aumentaba su proyección
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Almanaque, 1976. Almanaque, 1976.
Escenario de la Quinta Vergara, hacia 1976.
Ganadores del Festival en su versión de 1975.
internacional, hacia fines de los años sesenta y principios de los setenta. Ejemplo representativo fue la primera visita del joven cantante Julio Iglesias, en 1969, y no por nada, ese mismo año surgió el principal emblema festivalero: la gaviota, diseño del artista italiano Claudio Di Girolamo, realizado por el escultor Francisco Gazitúa. Este gran encuentro musical también ha tenido ecos inevitables de períodos de turbulencia política en el país (con polémicas que han involucrado a grupos tan dispares como Quilapayún o Los Prisioneros), mientras que en otros momentos ha predominado el espectáculo de evasión, como en los setenta y los ochenta. Comenzaba tradicionalmente a mediados de febrero (¿qué diría don José Francisco Vergara, que murió precisamente el 15 de febrero de 1889?), y en los últimos años se trasladó a la pos-
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Expresiones artísticas
trera semana de este mes, con lo que su realización es una suerte de gran fin de fiesta de la temporada veraniega. Con más de medio siglo de existencia, el Festival de la Canción es un elemento indisoluble de la ciudad, aun cuando existen críticas, por ejemplo, respecto a la pérdida de relevancia de la competencia internacional y de la folclórica. Con todo, no se puede dudar de que es un escenario importante para la música popular de las más diversas tendencias que se produce en el circuito latino.
SONGWRITERS FESTIVAL It is one of the biggest shows in Chile, superseded only by some of the big soccer games. In its amphitheater, located deep in the woods, fifteen thousand people sing, laugh, applaude or boo the artists on stage.
The Festival began, when this resort town was no longer small and quaint, in order to fit into the mass tourism circuit. In the beginning it was a modest event, just one more attraction in an ample program of summer activities, which was intended to broaden the outreach of this tourism destination. The Quinta Vergara has housed the event since the beginning, with its surrounding vegetation and close proxi-
mity to the mansion of Viña del Mar’s founding family. An improvised stage was built not to far away for the first version of the event in 1959, which was basically a songwriters contest and it quickly took flight with the constant addition of popular musical acts. Starting in 1963, the Festival had a new stage, known as the “Acustic Shell”, it was complemented with rows of covered stands, which seated the audience between 1963 and 2003.
Libro La Gaviota de Viña del Mar, 1975.
The Festival represents the maximum expression of Viña del Mar’s projection, both in and out of the country, aided by the intense exposure through national television. At times, more than just a musical show, it is a great party, with culminating moments when the favored artists receive their emblematic awards: the seagull or the torch. The tradition is that when an artist definitely deserves it, this last prize is multiplied by thousands, especially in the gallery.
Julio Iglesias en 1969.
Artistic expressions
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Chilean music at that time, during the 60’s was synonymous with movements such as the New Wave and the Neo-folklore, adding at the end of this decade the songwriters phenomena known as the New Song, which was inspired in Latin America and had social and political themes. All of these movements were played out at this event.
Libro La Gaviota de Viña del Mar, 1975.
Almanaque, 1976.
These musical tendencies shared the stage with foreign musical expressions, most of which were Italian and Spanish singers, who competed during the Festival’s international outreach, towards the end of the 60’s and the beginning of the 70’s. One of the most noted examples of this was a visit from a young Julio Iglesias, in 1969, which led to the unveiling of the emblematic award given at the event: the seagull, designed by the Italian artist Claudio
Julio Zégers, quién estuvo presente en varias versiones setenteras.
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Escenario de la Quinta Vergara, hacia 1976.
Expresiones artísticas
Di Girolamo and made by the sculptor Franciso Gazitúa. This great musical event has also had inevitable echoes of political turmoil in the country (with polemic appearances of groups such as Quilapayún and Los Prisioneros), while some artists chose to boycott the event in the 70’s and 80’s. The Festival traditionally began in the middle of February (what would José Francisco Vergara say, who died precisely on the 15th of February of 1889?), but in recent years it has been held in the last week of the month to end the summer with a bang and big party. With more than a half a century of existence, the Songwriters Festival is a permanent element of the city, despite the many critisims, for example, with respect to the lack of relevance in the international and folklore competitions. All in all, it is an important stage for popular music in many genres produced in the Latin American music scene.
CONCURSO DE EJECUCIÓN MUSICAL Paralelo a los acontecimientos más representativos del quehacer de esta ciudad, hay otros eventos que se mueven en discretos circuitos, pero que son tan viñamarinos como aquellos otros conocidos.
Es que el público del Concurso de Ejecución Musical también puede juzgar y votar por un premio especial, a parejas con el jurado de expertos que evalúa con oído atento a los intérpretes veinteañeros, o algunos incluso aún en la adolescencia, muchos venidos de lejanas latitudes. Estos jóvenes artistas deben demostrar su talento en partituras de creciente importancia y dificultad, entre las que siempre se cuenta, según reglamento, una obra de compositor chileno. Sus especialidades se van alternando año a año en la siguiente secuencia: canto, piano, violín, guitarra y violonchelo, al cabo de la cual se reinicia la serie. Este encuentro musical se originó gracias a la iniciativa de dos músicos polacos residentes en Viña del Mar, el violinista Witold Malcucynski y el director de orquesta Izidor Handler, quienes recibieron un decidido apoyo del médico Luis Sigall Morrison, quien había sido regidor (hoy sería concejal). Por
su intérprete favorito para el premio especial y comenta o especula sobre quién podría ser el ganador, pronto a ser enunciado por el jurado.
ello, tras su fallecimiento, en 1982, el concurso fue rebautizado con su nombre. La primera versión se realizó con gran esfuerzo y condiciones no muy favorables, en 1974; y a una cierta precariedad inicial siguió la consolidación de la seriedad y prestigio de este certamen. Tal mayoría de edad se alcanzó al ser admitido en la Federación Internacional de Concursos de Música, en 1981. Dentro del circuito de concursos para intérpretes de música selecta, este conserva un perfil no masivo, sino más bien pequeño, pero de un muy buen nivel, dado por una selección previa, que no es la regla en otros certámenes. Además, los miembros del jurado son siempre de gran prestigio y su organización impecable por parte de la Corporación Cultural Viña del Mar, que también ofrece una temporada anual de música clásica en el mismo lugar. Asimismo, el no tener parangón en el continente le ha dado su identidad propia.
Tras despejarse el misterio, al primer lugar le esperan reconocimientos que incluyen conciertos en escenarios como el de las Semanas Musicales de Frutillar, acaso la antesala de una importante carrera de proyección internacional. De hecho, por el Concurso Sigall han pasado figuras de relevancia, como la soprano Renée Fleming y el pianista John Kimura Parker, o artistas chilenos de proyección internacional, como el pianista Alfredo Perl y la soprano Ángela Marambio. Archivo El Mercurio de Valparaíso
Es el caso del certamen que se celebra en primavera, a principios de noviembre, cuando durante una semana en el Teatro Municipal se forma una especial atmósfera, donde los conocedores locales de la música llamada clásica se congregan para darse un lujo poco común: escuchar y evaluar a jóvenes músicos extranjeros, que en un futuro próximo pueden contarse entre los mejores de su especialidad.
A la jornada final de estos concursos, realizada siempre un día sábado, llegan tres finalistas, que deben cantar o ejecutar su respectivo instrumento en una obra orquestal. Esta prueba de fuego es también un concierto de gran nivel, tras el cual se genera una atmósfera expectante y tensa en los pasillos, mientras adentro el público vota por
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Gentileza de la Corporación Municipal de Viña del Mar.
La orquesta a cargo del señor Álvaro Gómez.
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Expresiones artísticas
MUSICAL PERFORMANCE CONTEST Parallel to the most representative musical happenings in this city, there are other events that move within discrete circuits, although they are just as traditional as the other well known musical performances.
The audience at the Musical Performance Contest can also judge and vote simultaneously with the expert jury that evaluates the young performers with an attentive ear, some of the performers are only teenagers coming from far away places. These young musicians must showcase their talent by playing musical scores of growing importance and difficulty, which usually includes, according to the rules, a piece by a Chilean composer. The instrumental focus varies year after year in the following sequence: voice, piano, violin, guitar and cello; once the cycle is complete, the series restarts with the same sequence. This musical event originated through the initiative of two Polish musicians residing in Viña del Mar, the violinist Witold Malcucynski and the orchestral director Izidor Handler, both of who received the wholehearted support from the doctor and town councilman Luis Sigall Morrison. Thus, after his death in 1982, the competition was renamed after him.
Weeks, which is perhaps the prelude to an important career with international outreach. In fact, many renowned figures have passed through the Sigall Contest, such as the soprano Renée Fleming and the pianist John Kimura Parker, as well as Chilean artists, pianist Alfredo Perl and the soprano Ángela Marambio.
The first version of the competition was carried out in 1974, with a lot of effort and in unfavorable conditions, along with an uncertain beginning, however, the event strengthened in seriousness and prestige; to the point where it was admitted into the International Music Contest Federation in 1981. Within the circuit of classical music contests, this event has a much smaller profile, but of great quality, which is due to its pre-selection process, which is not the case in other contests. Furthermore, it’s impeccably organized by the Viña del Mar Cultural Corporation and the jury is selected from a prestigious group.The fact that no other contest of its kind exists on the continent, has allowed it to gain its own identity.
Archivo El Mercurio de Valparaíso
This is the case for the competition that is celebrated in the spring, in the beginning of November, and a special atmosphere revolves around the Municipal Theater. Classical music lovers congregate here to listen and judge young, foreign musicians, who may in the near future, count themselves among the best in their field.
Three finalists make it to the final day of the event, which is always on a Saturday, on this day they must sing or play their respective instrument with an orchestra. This final test is also a high level concert, where an expectant and tense atmosphere surrounds the main hallway, while the audience votes for their favorite performer for the special prize and coments or speculates about who could be the winner, which is soon announced by the jury. After the mysterious air is cleared, the first place winner is awarded important recognitions such as concerts on the stages of the Frutillar Musical
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LOS JAIVAS Con un estilo original e irrepetible de trabajar, crear y vivir, no es exagerado afirmar que el grupo Los Jaivas es uno de los productos más universales que han salido de Viña del Mar.
No sólo por haber tocado en los más diversos escenarios del mundo, sino además por la síntesis musical que forma parte de su fórmula, Los Jaivas son patrimonio mundial. Nacidos como conjunto en plena era del rock, debían necesariamente nutrirse de él, aunque también han tomado elementos del jazz y, posteriormente, de la música tradicional chilena y latinoamericana, sin dejar de lado el mundo clásico. De hecho, en no pocas ocasiones han tocado y grabado junto a orquestas sinfónicas.
Archivo de Coleccionistas Jaivamigos, gentileza de Carlos Guerra.
Su carácter cosmopolita contrasta con su modesto origen: un grupo de adolescentes del Liceo Guillermo Rivera de Viña del Mar, aficionados especialmente al jazz. Los hermanos Claudio,
Su primer LP, El Volantín de 1971. Carátula realizada en Viña por José Miguel Reyes.
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Eduardo y Gabriel Parra se unieron a Eduardo “Gato” Alquinta y Mario Mutis, primeros integrantes del grupo, creado en 1963, y que se llamó originalmente “High-Bass”. Título “provisorio”, según evoca uno de sus integrantes, Eduardo Parra: Viñamarinos como éramos y nos sentíamos, forjamos toda nuestra visión de la existencia en ese ámbito. Fue así como nos encuentra el momento de formar el grupo. Fue en calle Viana 223, y habíamos decidido que el subterráneo se convirtiera en una boîte, la Boîte Chichón. Debía su nombre a que una de las vigas centrales, que quedaba un tanto baja, era motivo de grandes cabezazos, nadie se salvaba. En un principio se limitaron a ser intérpretes, animando la vida viñamarina con un repertorio fundamentalmente tropical. Prosigue recordando Eduardo Parra: Esto lo tomamos en serio, y esta situación iba a durar casi diez años donde felizmente alcanzamos la fama y el éxito. Las mejores y más grandes fiestas de la región fueron animadas por HighBass. La Scuola Italiana, el Club Italiano, las famosas y grandiosas kermeses de la Universidad Santa María, las noches de Halloween en el Instituto Norteamericano; toda fiesta que se preciara contó con la presencia de nuestra animación. Paso decisivo para la profesionalización del joven grupo, fue la contratación para animar temporadas estivales completas en la desaparecida Boîte Neptuno Expresiones artísticas
de Caleta Abarca: Fueron seguramente nuestros años más felices, rememora este músico. Durante los inquietos años entre fines de los sesenta y comienzos de los setenta, la agrupación, ya rebautizada como “Los Jaivas”, comienza su proceso de rescate y fusión de elementos latinoamericanos en su música, en tanto su fama crece y también colaboran con el cineasta Raúl Ruiz, con la banda sonora de Palomita Blanca (1973), que permanecería inédita hasta 1992. Tras el golpe de Estado de 1973, Los Jaivas emigran a Argentina, donde siguen profundizando su trabajo de fusión, para luego trasladarse a Francia. En 1981 realizan uno de sus discos más célebres, Alturas de Machu Picchu, con textos de Pablo Neruda. 1982 fue sinónimo de un regreso triunfal, de un redescubrimiento del grupo por parte del público chileno. Desde entonces, los lazos con el país han sido más permanentes, sin perjuicio de internacionalizar cada vez más su carrera; asimismo, varios han sido los reencuentros con su Viña del Mar natal. Y no sólo en el escenario de la Quinta Vergara: todavía se recuerda la multitudinaria despedida —más de 100 mil personas— tributada a Gabriel Parra, fallecido en un accidente en Perú, en 1988.
Gastón Alejandro Bonizzoni Alvayay
Su hermano Eduardo sigue atesorando los comienzos de la época escolar en el pequeño balneario. Hablar de Los Jaivas y su relación con Viña del Mar es uno de nuestros más grandes placeres, concluye.
Los Jaivas en Machu Picchu.
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THE JAIVAS Upon seeing their original and unique style of their work, creativity and life, it is safe to say that the group Los Jaivas is one of the most universal products to have come out of Viña del Mar.
Their cosmopolitan character juxtaposes their humble origins: as a group of teenagers from the Guillermo Rivera High School in Viña del Mar, who were big fans of jazz music. The Parra brothers, Claudio, Eduardo and Gabriel teamed up with Eduardo “Gato” Alquinta and Mario Mutis, they were the first members of the band created in 1963 and was originally named “High-bass”. This was a “temporary” spelling of the name, evokes one of members, Eduardo Parra: We were the real viñamarinos and we shaped our vision of life in this way. This was how we came together to form the band. It was on 223 Viana Street and we had just decided that the basement be turned into a night club, La Boite Chichón, which got its name from one of the central support beams, one that was a bit lower than the others, and was a real head banger, everyone would bump into it. 102
In the beginning they were mostly a cover band, providing entertainment for the local crowds with a predominantly tropical repertoire. Carrying on, Eduardo Parra reminisces: We took this seriously, this situation lasted nearly ten years until we happily reached fame and great success. Some of the best and biggest parties in the region were performed by High Bass. The Scuola Italiana, The Italian Club, the famous and grandiose kermises at the Santa Maria University, Halloween at the North American Institute; all of the parties that were worthy of attending were headlined by us. The career defining moment for the band came when they were hired to headline for the entire summer at the now extinct Boite Neptuno at Caleta Abarca: Those surely were our happiest years together, Parra reminisces. During the restless years at the end of the 60’s and the beginning of the 70’s the band, renamed “Los Jaivas”, began a process of fusing and rescuing Latin American elements in their music. As their fame grew they also collaborated with the film maker Raúl Ruiz, creating the soundtrack to Palomita Blanca (1973), which remained unpublished until 1992. After the Coup d’Etat in 1973, Los Jaivas immigrated to Argentina, where they continued deepening their fusion work, until they moved to France. In 1981, they recorded one of their most
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notable albums, Alturas de Machu Picchu, using Pablo Neruda’s texts. 1982 was synonymous with the triumphal return and rediscovery of the band to Chilean audiences. Since then, the ties with the homeland have become permanent, without prejudices of internationalizing their musical career; while also reuniting with their native Viña del Mar. The band appeared many times at the Quinta Vergara, however their most memorable performance on this stage, with 100 thousand people in attendance, came after a tribute to Gabriel Parra, who died in a car accident in Peru in 1988. His brother Eduardo, still treasures the beginning of the school year in the small resort town. To talk about Los Jaivas and its relationship with Viña del Mar is one of our greatest pleasures, he concludes.
Los Jaivas en sus inicios, cuando eran los High Bass.
Archivo de Colec. Jaivamigos, gentileza de Carlos Guerra
The Jaivas are part of the world’s musical heritage, not only because they played on stages all over the world, but also because of their musical synthesis that is part of their formula. The group came together in the midst of the rock and roll era, which greatly influenced their style, although they also took elements from jazz and, in later years, from traditional Chilean and Latin American music, as well as delving into the classical world. In fact, they have had their fair share of playing and recording along with symphonic orchestras.
Los High Bass en la casona de Viana 233, ya inexistente. Archivo de Coleccionistas Jaivamigos, gentileza de Carlos Guerra.
Archivo de Coleccionistas Jaivamigos, gentileza de Carlos Guerra
Los Jaivas en el evento “Chilenazo”, 1982. Los jaivas en los Pirineos 1980.
Devuelta a Viña en 1981.
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Archivo de Coleccionistas Jaivamigos, gentileza de Dominique Strabach
Archivo de Coleccionistas Jaivamigos, gentileza de Carlos Guerra.
Fiesta mechona en la Escuela de Cine de Aldo Francia, aĂąo 1967.
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Fotografía y Cine Fotography and Cinema ALDO FRANCIA Y LOS FESTIVALES DE CINE Viña del Mar deja atrás su fama conservadora cuando se recuerda que fue aquí donde se vivieron momentos de pura vanguardia cinéfila a nivel continental, gracias a la pasión de uno de sus más creativos habitantes.
Gentileza de Marianela Astudillo
Eran los años sesenta, y todavía estaban vivas las influencias de ciertas cinematografías europeas surgidas en la segunda postguerra, como el Neorrealismo italiano y la Nueva Ola francesa, que proponían nuevos tipos de lenguaje. Acceder a estas películas no era fácil, ya que su distribución competía con las producciones de la industria de Hollywood. Los realmente interesados en verlas y comentarlas debieron agruparse, y así nació el Cine Club de Viña del Mar. En ese ambiente, se perfiló la figura de un gran animador cultural: el médico pediatra Aldo Francia Boido (1923-1996). Pronto surgió el germen de la creación, que llevó a realizar los primeros festivales de cine aficionado, con cortometrajes realizados con medios modestísimos; de allí se evolucionó a los festivales de 1967 y 1969, que ya tuvieron carácter latinoamericano. El cambio político de 1973 impuso un largo paréntesis en los festivales, que se reanudaron en 1990.
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Estos encuentros coincidían con un momento clave en el cine chileno, con directores que buscaban una expresión auténtica a la vez que reflejar los conflictos sociales de la época. En la tribuna cinematográfica viñamarina exhibieron sus obras realizadores como Raúl Ruiz (Tres tristes tigres, 1968), Miguel Littin (El Chacal de Nahueltoro, 1969) y, cómo no, el propio Aldo Francia, con dos cintas rodadas en Valparaíso que hoy son clásicos: Valparaíso, mi amor (1969) y Ya no basta con rezar (1972). Simultáneamente, se daban a conocer cineastas de otros países de América, como el boliviano Jorge Sanjinés, el brasileño Glauber Rocha, los argentinos Fernando Solanas y Eliseo Subiela y los cubanos Tomás Gutiérrez Alea y Humberto Solás, entre otros. Marianela Astudillo, ex alumna de la Escuela de Cine y asistente de Aldo Francia, recuerda que a mediados de los años sesenta no había una comunicación entre los cineastas latinoamericanos y que, luego, en los primeros festivales cuando unos y otros comen-
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Gentileza de Marianela Astudillo
zaron a ver sus películas se veían cosas circunscritas a su propia realidad, pero a la vez, los diversos realizadores se dieron cuenta de que había un denominador común, y Viña fue el punto de partida de un nuevo movimiento. Junto con el Festival y el Cine Arte (1967), la Escuela de Cine, que funcionó entre 1967 y 1972, fue un primer paso para este nuevo movimiento de gente que tenía inquietud por hacer cine, pese a su constante precariedad. Por ejemplo, cuenta Marianela Astudillo, se hacía cine en base a fotos o recortes, es decir, fotomontajes, pero se hacía con la misma exigencia que si se estuviera haciendo una producción de cine en regla.
La Escuela de Cine, pese a no haber tenido permanencia por problemas financieros y administrativos, motivó y encauzó a muchos en la senda del cine, como Valeria Sarmiento, Angelina Vásquez y Claudio Sapiaín. Y en eso, Viña también fue pionera.
Aldo Francia en el rodaje de Ya no basta con rezar (1971).
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Gentileza de Marianela Astudillo
Del propio Aldo Francia, Marianela rememora: Sabía trabajar, tanto en sus películas como en los festivales, con gente muy entusiasta, pero que en su mayoría no era profesional del cine, salvo excepciones; también sabía delegar, formar equipos y dirigirlos. Era algo contradictorio el que no fuese de palabra muy fácil, y a la vez, de un impresionante poder de convocar, era realmente un motor.
Afiche del 1° Festival de Cine de Viña, que fue el 5° festival amateur (1967).
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ALDO FRANCIA AND THE FILM FESTIVALS Viña del Mar leaves its conservative fame behind when compared to the greatest moments in avant-guard film loving on a continentally renowned level, thanks to the passion of one of its most creative residents.
The seed for this film loving festival started with a few low budget shorts. Soon after, in 1967 and 1969, the festival evolved to a more Latin American character. The political changes of 1973 imposed a long parenthesis in the festivals, which restarted in 1990. The festivals coincided with a key moment in Chilean filmmaking; directors were in search of an authentic expression, yet reflecting the social conflicts of the era. The festival played films by Raúl Ruiz (Tres tristes tigres, 1968), Miguel Littin (El Chacal de Nahueltoro, 1969) and, of course, Aldo Francia, with two films that were shot in Valparaíso and have become classics: Valparaíso, mi amor (1969) and Ya no basta con rezar (1972). Simultaneously, filmmakers from other Latin American countries were making themselves known, such as the Bolivian Jorge Sanjinés, the
Brazilian Glauber Rocha, the Argentineans Fernando Solanas and Eliseo Subiela, and the Cubans Tomás Gutiérrez Alea and Humberto Solás, among others. Marianela Astudillo, a former student at the Film School and assistant to Aldo Francia, remembers that in the mid 60s there was no communication among the Latin American filmmakers and that during the first couple of festivals, when they started seeing each other’s films they realized that there were seeing things embedded in their own reality, however, they came to the realization that there was a common denominator, and Viña was the starting point for a new movement. Along with the Festival and the Art Films (1967), the Film School, which was around from 1967 to 1972, was the first step towards the new movement of people who were eager to make films, despite its constant uncertainty. For example, Marianela Astudillo recounts, films were made using photographs and clippings, in other words they were photomontages, but they were done with the same level of thoroughness, as if it were a proper film production. Marianela reminisces on Aldo Francia himself: He knew how to work, both in his own films and at the festivals, with very enthusiastic people but most of who were not professional film makers,
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although there were a few exceptions; he also knew how to delegate, create teams and direct them. It was somewhat of a contradictory fact that it was hard for him to express himself, but also had an impressive ability to convoke, he was a real engine. The Film School, despite not having lasted long due to financial and administrative problems, motivated and captivated many people in film making, such as Valeria Sarmiento, Angelina Vásquez and Claudio Sapiaín. Therefore, making Viña a pioneer in this respect too. Gentileza de FICVM
It was the decade of the 60s and the influence of certain postwar European cinematography was still alive, such as the Italian Neo-realism and the French New Wave, which proposed new types of language. Getting access to these movies was not easy; their distribution competed with Hollywood productions. Those who were really interested in seeing and critiquing them had to form a group, and thus the Viña del Mar Film Club was born. It was among this group which saw the rise of a great cultural figure: the pediatritian Aldo Francia Boido (1923-1996).
Afiche del 23° Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (2011).
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Gentileza de Michael Jones
Una ola estĂĄ a punto de cubrirlo. Pero a usted no le importa. Proceda a describir el ahora. Obra de Michael Jones.
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LOS FOTÓGRAFOS OPAZO Y JONES Viña del Mar ha tenido a grandes fotógrafos como Natalio Pellerano o Rolando Rojas (también pintor). En esta oportunidad destacamos dos nombres plenamente vigentes, que se caracterizan por sus trabajos de búsqueda y su apertura a otras disciplinas.
imágenes captadas inicialmente por el autor con agentes que ahora las destruyen y degradan.
obras, motivada por una efervescencia propia de un momento en que la fotografía estaba empezando a competir fuertemente con la pintura; la idea era crear en un estudio sobre una mesa de luz, tal como un pintor crea en un lienzo en blanco.
Por su parte, Allan Browne destaca que con este proceso se ha producido una metamorfosis extraordinaria, donde se dan, curiosamente, todas las búsquedas de los pintores del siglo veinte: impresionismo, puntillismo, surrealismo, informalismo.
En lo que a la creación artística respecta, Manuel Opazo manifiesta que, más que un solo estilo, ha ido pasando por diversas etapas, a menudo condicionadas por la utilización de diversas técnicas (blanco y negro, alto contraste, fotomontajes, fotocolor, diapositivas, digital, etc.). Su trabajo ha sido ampliamente reconocido en diversos concursos, al obtener más de una treintena de primeros premios.
Michael Jones también es autodidacta y, pese a criarse en un entorno tradicional y conservador, como lo era también el ambiente en la carrera de ingeniería que cursó sin terminar, tuvo tempranos estímulos. Mi padre siempre tenía cámaras fotográficas, y tuve un cuarto oscuro en mi casa desde adolescente, recuerda, siendo el siguiente paso el realizar cursos como los de la desaparecida Casa de la Cultura de calle Montaña, complementados con estudios de dibujo en el Bellas Artes viñamarino.
Su versatilidad, incluso, le permitió dar un vuelco creativo a un hecho adverso y destructivo: el soporte físico de parte de su obra fue afectado por la acción de hongos y otros agentes. El resultado, según cuenta, fue la generación de fortuitas texturas de gran valor visual, nuevas e insospechadas composiciones, donde conviven la vida y la muerte, al coexistir simultáneamente
También se aproximó al cine en un curso complementario mientras estudiaba en la Universidad Católica, donde le hizo clases un joven Raúl Ruiz. Conoció nuevos mundos creativos y se aproximó a la fotografía experimental. Aunque reacio a definir su trabajo, sí reconoce elementos como la búsqueda que acometió en los años noventa, con una etapa de intervención de sus
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De aquella época recuerda el intercambio de opiniones en la prensa con críticos de arte que aún no consideraban a la fotografía, hasta que esta pudo legitimarse a nivel local, por ejemplo, al entrar en el concurso Arte Joven. Entre los proyectos actuales de Michael Jones, se incluye uno basado en el libro La Nueva Novela, de su amigo Juan Luis Martínez, donde aparecen elementos casi surrealistas, y con un texto que tiene que ver con lo no obvio y también con las personas que allí aparecen.
Gentileza de Manuel Opazo
Manuel Opazo pertenece, por razones cronológicas, a una de las generaciones que tuvo que ser autodidacta, sin perjuicio de haber obtenido posteriormente su título de cineasta con mención en dirección de fotografía, y haber ejercido la docencia universitaria desde los años setenta. Por ello, es un conocido formador, además de desarrollar su trabajo fotográfico en campos que van desde la publicidad hasta la colaboración con su amigo, el arquitecto y diseñador Allan Browne, en la realización de libros.
Reflejo 23, de Opazo (diapositiva color, 1978).
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PHOTOGRAPHERS OPAZO AND JONES
Gentileza de Michael Jones
There have been great photographers in Viña del Mar, such as Natalio Pellegrano and Rolando Rojas (also a painter). In this instance we will highlight two names that are fully current. Their work is notable for their pursuit of excellence and their openness to other disciplines.
Trasluce verde, de Michael Jones.
has been awarded with more than 30 first prizes. His versatility allowed him to turn destructive fungi and bacteria that had affected most of his stored slides into “fortuitous textures of great artistic value”. The result, according to Opazo “allowed him to create unsuspected compositions, where life and death coexisted simultaneously with images previously taken by the author. According to Allan Browne, this process produced an extraordinary metamorphosis where the pursuit of 20th century painters had curiously come together in the form of impressionism, pointillism, surrealism and informalism.
Manuel Opazo belongs, for chronological reasons, to a generation that had to be self-taught. Nonetheless, he later got his degree in filmmaking with a minor in photography direction. Since the 70's he has been teaching at several universities and he is recognized as a formative influence on younger generations. His photographic work ranges from advertising to book illustration in collaboration with his friend the designer and architect Allan Browne.
Michael Jones is also a self-taught photographer. He was raised in a very traditional and conservative environment that led him to study engineering without getting his degree. Nevertheless he did have early encouragement since my father always had several cameras and as a teenager I had a darkroom at home Later, he enrolled in photography instruction at the Casa de la Cultura on Montaña Street which he complemented with drawing classes at the School of Fine Arts in Viña del Mar.
As far as artistic creation, Manuel Opazo declares that he has gone through several stages or styles often conditioned by the use of different techniques (black and white, high contrast, photomontages, color photography, slides, digital, etc.). His work
At the Universidad Catolica he studied a complementary filmmaking course under a very young Raul Ruiz. He explored new creative realms and became very fond of experimental photography. Jones resists being categorized in a specific work style, but he recognizes
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that in the 90's he was motivated by a high point in which photography was in competition with painting. The idea was to create a work of art over a light table in a studio situation, in the same way a painter would do over an empty canvas. He remembers a time via the newspapers when he exchanged opinions with art critics that would not considered photography an art form. The discussion came to an end when Jones was finally admitted to a Young Artists competition. Michael Jones latest project is the book La nueva Novela (The New Novel) he collaborated with his writer friend Juan Luis Martinez, where surrealist elements are attached to the text. These elements are related to the non-obvious and also to the people appearing in it.
Gentileza de Manuel Opazo
Regreso de pesca, de la exposici贸n Redivir a帽o 2011, de Manuel Opazo (diapositiva color, 1979).
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La poesía chilena, de Juan Luis Martínez. 1978. 112
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Literatura Literature LETRAS VIÑAMARINAS Ya sea en prosa o en poesía, esta ciudad también ha impregnado las experiencias vitales de una cantidad no menor de mujeres y hombres de letras, siendo también, por lo tanto, el marco escénico de sus textos.
Al igual que en las artes visuales, Viña del Mar está indudablemente entrelazada a su hermano mayor, Valparaíso, y sus precedentes están en los cronistas descriptivos, que nos han dejado registros de valor histórico sobre cómo era el balneario de los primeros años. Descuella, sin duda alguna, el fecundo Benjamín Vicuña Mackenna (18311886) quien, de paso, fue el que difundió en sus artículos el gentilicio viñamarino; junto a él, algunos de los escritores que nos hablan de esos primeros tiempos son de la misma familia: su hijo, Benjamín Vicuña Subercaseaux, y su sobrino, Alberto Mackenna.
Esta ciudad de nombre femenino ha presenciado las vidas intensas a la vez que dramáticas de varias escritoras. Así irrumpió la rebeldía inédita de Teresa Wilms Montt (1893-1921), quien por propia mano partió de este mundo, dejando una obra poética olvidada y tardíamente recuperada. María Luisa Bombal (1910-1980), nacida en Viña del Mar, a la que retornó en sus últimos años, fue también una personalidad fuerte y voluntariosa. Caracterizada por una prosa extremadamente depurada, plasmada en sus novelas La última niebla y La amortajada, también evocó su ciudad en sus escritos.
De una generación posterior, la de principios del siglo XX, destaca Carlos Pezoa Véliz (1879-1907), cuyo oficio poético también se advierte en su prosa áspera e irónica, con la que retrata rincones como la calle de Viana y la antigua Estación. Y aunque en un registro distinto, el sarcasmo tampoco está ausente en el cronista Joaquín Edwards Bello (1887-1968).
Otra pluma de estilo refinado y nostálgico, como la de María Luisa, aunque distinta, fue la del novelista Adolfo Couve (1940-1998) autor de El picadero y La lección de pintura.
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Junto a ellos, el tejido literario se entrelaza con nuevas crónicas, como las de Hernán Poblete Varas (1919-2010), quien dejó en su libro Inmemoriales, un valioso retrato de la ciudad de su infan-
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cia y juventud, entre los años treinta y cuarenta. También cabe mencionar al novelista Carlos Ruiz-Tagle, aunque en su faceta de recopilador (Antología de Viña del Mar, 1982). Avanzado el siglo XX, aparecen nuevas letras femeninas: Sara Vial, poeta y cronista que ha oscilado entre su Cerro Alegre natal y su Viña del Mar adoptiva, y Patricia Tejeda, quien compartió el oficio literario con su marido, Armando Solari. Lenguajes más contemporáneos aparecen en las entregas poéticas de Hugo Zambelli (1926-2003), tributario de las vanguardias europeas, con títulos como Temporal y De la mano del tiempo, antologado en Europa; Juan Luis Martínez (1942-1993), experimentador de artefactos poéticos (La nueva novela, La poesía chilena), que cruzan textos, elementos gráficos y objetos, con los que Martínez oscila entre lo lúdico y lo absurdo, siendo considerado hoy un poeta de culto. Amigo de los anteriores, Ennio Moltedo ha tenido una experiencia vital caracterizada por un fuerte arraigo al terruño que lo autoriza a reinterpretar el paisaje. Aunque abundante en títulos (Concreto azul, Regreso al mar, La noche, Las cosas nuevas), su poesía sin rima es sobria y seca, además de contener una crítica social y ciudadana que la hacen lectura recomendable para ediles, planificadores y urbanistas.
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1. Inmemoriales, de Hernán Poblete Varas. RIL Editores. 2001. 2. Crónicas viñamarinas, de Benjamín Vicuña Mackenna, 1931. 3. Emporio Noziglia, de Ennio Moltedo. Ediciones Altazor, 2010. 4. De la mano del tiempo, de Hugo Zambelli. Ediciones Universitarias de Valparaíso. 1978. 5. Al oído del viento, Sara Vial. Ediciones Universitarias de Valparaíso. 1977. 6. Joaquín Edwards Bello. Crónicas Reunidas (I). 1921-1925, por Roberto Merino. Ediciones UDP, 2008.
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LIBERAL ARTS FROM VIÑA DEL MAR Whether it’s prose or poetry, this city has influenced vital experiences of many literary men and women, while also being the central theme for their texts.
Like its visual arts, Viña del Mar is undoubtedly linked to its older brother, Valparaíso, and its precedents is in the descriptive journalists, who have left records of great historic value, about how this resort town was in its first years. One of the most prolific writers was Benjamin Vicuña Mackenna (1831-1886), who wrote a great deal about the inhabitants of Viña del Mar; among other authors who wrote about these first years were from his same family, his son Benjamín Vicuña Subercaseaux and his nephew, Alberto Mackenna. Carlos Pezoa Véliz (1879-1907) was another writer who stood out in a later generation, towards the beginning of the 20th century. His poetry was harsh and ironic, depicting places such as Viana Street and the former Station. Although just as sarcastic was Joaquín Edwards Bello (1887-1968). This city with a female name has witnessed the intense and dramatic life of several female writers. The unlikely and rebellious Teresa Wilms Montt (1893-1921), who took her own life, left behind poetry that has long been forgotten and belatedly found again. María Luisa Bombal (1910-1980), who was born in Viña del Mar, and later came to live here in her final years, had a strong and willing personality. She was mostly known for her extremely refined prose, captured in her novels
La última niebla and La amortajada, also evoking her city in her writings. Another nostalgic and refined penmanship, like that of María Luisa’s, although different, was that of the novelist Adolfo Couve (1940-1998), author of El picadero and La lección de pintura. Adding new works to the literary web were Hernán Poblete Varas (19192010), who left us with a valuable portrait of the city in its infancy and youth of the 30s and 40s in his book Inmemoriales. Also worth mentioning is the novelist Carlos Ruiz-Tagle, who did a lot of his own research (Antología de Viña del Mar, 1982).
phic elements and objects, oscillating between playful and the absurd, he is now considered a cult poet. A close friend of the aforementioned writers is Ennio Moltedo, he has had a vital experience that is deeply rooted with his homeland, allowing him to reinterpret the landscape. A prolific writer (Concreto azul, Regreso al mar, La noche, Las cosas nuevas), his poetry doesn’t rhyme, its sober and dry, with social criticism that has made it a recommended reading for town officials and urban planners.
New female writers emerged well into the 20th century: Sara Vial, poet and journalist, has lived back and forth from her native Cerro Alegre and Viña del Mar; and Patricia Tejeda, who has worked in tandem with her husband, Armando Solari. A more contemporary language appeared in the poetic works of Hugo Zambelli (1926-2003), branching off the European vanguards, with titles such as Temporal and De la mano del tiempo, which were introduced into an anthology in Europe; Juan Luis Martínez (1942-1993), experimented with poetic artifacts (La nueva novela, La poesía chilena) that utilized texts, gra-
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Antología de Carlos Pezoa Véliz, por Nicomedes Guzmán. Ed. Zigzag, 1957.
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MARIA LUISA BOMBAL Su caso da plena razón a quienes no concuerdan con la imagen de Viña del Mar como una ciudad hermosa pero frívola. Este lugar fue inspirador y germen de creatividad para una escritora reconocida mundialmente por su talento.
María Luisa Bombal, cuyo refinado estilo ocupa, según algunos, un lugar preponderante en la literatura de lengua española del siglo XX, nació en Viña del Mar el año 1910, en uno de los momentos en que el balneario florecía y se hacía cada vez más bello, sin dejar de ser todavía un lugar tranquilo y recoleto.
en París, a partir de 1923; matrimonio y amistades literarias en Buenos Aires y regreso a Chile. Ello, entrelazado con amores desdichados —uno incluso con escándalo, tras balear a su ex novio, Eulogio Sánchez Errázuriz, en 1941—, y una nueva y más prolongada emigración, esta vez a los Estados Unidos, en 1942.
Descendiente de una típica estirpe de porteños inmigrantes y dedicados al alto comercio, la casa familiar estaba en el entonces nuevo barrio de Agua Santa, en el paseo Monterrey Nº 56, a pasos de la bajada a la calle del Cerro (Von Schroeders), y un poco más debajo de donde se construiría el templo de los Pasionistas y gruta de Lourdes.
Para entonces ya era una escritora reconocida, lo suficiente como para trabajar en el proyecto truncado de adaptación de su novela La última niebla (1935) al cine hollywoodense. A este libro siguieron La amortajada (1938), El árbol (1939) y La historia de María Griselda (1946), entre otros.
Ese barrio era su paraíso, con una playa de Miramar no lejana, que le inspiraba múltiples sentimientos, y el aún más cercano colegio de las Monjas Francesas de calle Alvares, donde principió a revelar su agudeza y talento. En el futuro desarrollo de este se advierte la influencia de esa armonía entre el verdor natural y la belleza urbana creada por el hombre, mezclada con los aromas vegetales y salinos, matizados con la experiencia campestre de las vacaciones familiares en un fundo del sur.
Vuelve a Chile, y a Viña del Mar, en un momento de tormenta: en agosto de 1973, a dos semanas del golpe de Estado y, por lo tanto, a un mes de la muerte de Pablo Neruda, uno de sus mejores amigos. Se instala en una casa del clan familiar, en calle 5 Poniente Nº 77, en una época en que este aún era un barrio residencial. María Luisa recorre los lugares de su infancia, camina por avenida Marina y visita nuevamente el paseo Monterrey de su casa natal; no le gusta cómo está su ciudad, que halla más masiva y vulgarizada.
Tras la muerte del padre, seguirían cambios radicales en la vida de María Luisa: estadía y estudios superiores
Quizá por eso mismo, accede a escribir, a petición especial, sus recuerdos del paraíso perdido de la infancia:
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Expresiones artísticas
Nadie que haya nacido y vivido sus primeros años en Viña del Mar dejaría de reconocer ese aire oloroso, mezcla de jardines recién regados y de cálidas neblinas, más la fragancia amarga de los pinos en los cerros de la Quinta Vergara, unida al aliento azul y frío del mar. Además, el editor Roberto Silva Bijit le publica, por primera vez en Chile, su novela corta La historia de María Griselda, y al mismo tiempo, ella recompone sus contactos literarios locales, con Sara Vial, por ejemplo, y apoya y aconseja a un escritor debutante, Manuel Peña Muñoz. Vuelve a ser reconocida y entrevistada, pero debe lidiar con un mal avanzado: el alcoholismo. Esto, unido a una difícil convivencia con sus parientes de Viña, la hace emigrar a Santiago, donde muere el 6 de mayo de 1980, en una sala común del Hospital del Salvador. Pese a los reclamos de sus colegas escritores, se le fue la vida sin que se le diera el Premio Nacional de Literatura.
Gentileza de Manuel Peña Muñoz
La escritora en Estados Unidos haciendo doblaje de voz para las películas de Hollywood.
Artistic expressions
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MARIA LUISA BOMBAL Her case is a clear example to those who agree that Viña del Mar’s image is not beautiful but frivolous. This place was the inspiration and the seed of creativity for this internationally renowned writer.
María Luisa Bombal, whose refined style, according to some, belongs in a predominant place among 20th century Spanish literature, was born in Viña del Mar in 1910, in a time when the resort town was flourishing, ever so beautiful, calm and peaceful.
to Chile. Her love life was somewhat broken, including a scandalous event in which she shot her ex-boyfriend, Eulogio Sánchez Errázuriz in 1941, and then went through a newer and more prolonged emigration to the United States in 1942.
Her family was of a typical immigrant lineage from Valparaíso and was dedicated to high commerce; the family’s house was in the newly created Agua Santa neighborhood, on Monterrey number 56, just a few doors down from Von Schroeders Street, and not far from the Pasionistas Church and the Lourdes Shrine.
By then she was a renowned author, which was enough to work on a Hollywood film adaptation of her novel La última niebla (1935), although it never came to fruition. She consequently published La amortajada (1938), El árbol (1939) and La historia de María Griselda (1946), among others.
This neighborhood was her own little paradise, with the Miramar Beach just blocks away that would inspire her in many ways, and even closer was the French Nun School on Alvares Street, where she began displaying her keen talent. As she developed this talent, there was evidence of the influence of the harmony between the lush natural greenery and the urban beauty built by man, mixed in with the vegetable and marine aromas, and her country experiences on family vacations in a farm down south.
She returned to Chile, to Viña del Mar, in a time of great unrest: in August of 1973, two weeks before the Coup d’Etat, and a month after Pablo Neruda’s death, who was one of her best friends. She took residence at a relative’s house, number 77 on 5th West Street, when it was still a residential neighborhood. María Luisa visited her childhood places, she walked along Marina Avenue and went to see her birthplace on Monterrey Street; she did not like what had happened to her city, she found it to be massive and vulgarized.
After her father’s death, radical changes swept through María Luisa’s life: a study abroad trip in Paris in 1923; her wedding and literary friendships in Buenos Aires and then her final return
Thus, she proceeded to write, by special request, her memories of the lost paradise of her childhood: Anybody who was born and lived their first years in Viña del Mar could never forget the
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Expresiones artísticas
smell in the air, a mix of freshly watered gardens and warm fog, and the bitter smell of the pine trees in the hills of the Quinta Vergara, flowing with the blue and cold breath of the sea. Editor Roberto Silva Bijit published, for the first time in Chile, her short novel La historia de María Griselda, while also rekindling contact with local writers, such as Sara Vial, and she supported and advised Manuel Peña Muñoz, an emerging writer. She returned to being renowned and interviewed, but she never overcame a horrible problem: alcoholism. She was disgruntled living with her relatives in Viña, so she moved to Santiago, where she died on May 6th, 1980, in a common room at the Hospital del Salvador. Despite the many complaints from her collegues, she was never awarded the National Prize in Literature.
Gentileza de Manuel Peña Muñoz
Gentileza de Manuel Peña Muñoz Gentileza de Manuel Peña Muñoz
“Yayo y yo, en un momento feliz que espero se repetirá. Viña del Mar. Agosto 1977”.
Carta a Manuel Peña Muñoz fechada Viña del Mar, 1977.
La Bombal con Jorge Luis Borges en el Club Naval de Valparaíso en 1977, para la presentación de su libro La Historia de María Griselda.
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Viña del Mar por áreas Viña del Mar by areas
1. El Centro y entorno / Downtown and surroundings 2. Recreo y entorno / Recreo and surroundings 3. Cerro Castillo y entorno / Cerro Castillo and surroundings 4. Poblaci贸n Vergara y entorno / Poblaci贸n Vergara and surroundings 5. Chorrillos y entorno / Chorrillos and surroundings 6. Las Salinas y entorno / Las Salinas and surroundings
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Introducción Introduction De forma similar a su hermano, el libro Valparaíso, Capital Cultural, la segunda parte de la presente obra realiza una descripción de Viña del Mar dividida por áreas, mostrando las características e identidades propias de cada una de ellas. De estos sectores, bien diferenciados, que se indican en los mapas, nos detendremos en sus principales barrios, a saber: Centro, Viña del Mar Alto, Recreo, Cerro Castillo, Población Vergara, Santa Inés, Chorrillos, Miraflores, Las Salinas y Reñaca.
Like its closely related book, Valparaíso, The Cultural Capital, the second part of this book is a description of Viña del Mar, divided in to areas and showing its own characteristics and identities for each of them. These areas, all of which are different in their own ways, are shown on the maps and we will explore their main neighborhoods: Downtown and surrounding area, Recreo and surrounding area, Cerro Castillo, Población Vergara and Santa Inés, Chorrillos and Miraflores, and Las Salinas and Reñaca.
La presentación de cada uno de ellos está pensada como una breve caracterización, que se apoya en mapas e imágenes, incluyendo hitos urbanos como construcciones, monumentos y espacios públicos de interés, destacando edificios, casas tradicionales y algunas áreas verdes. Para facilitar su conocimiento al visitante, también se contemplan descripciones en forma de recorridos. En algunos casos, cuando ello es posible, se puede hacer un empalme entre recorridos, de modo tal que al finalizar uno se puede comenzar el siguiente desde un mismo punto.
Each of the areas includes a brief description, which is aided by maps and images, including urban landmarks such as constructions, monuments and public areas, noteworthy buildings, traditional houses and green areas. To make it easier for visitors to tour the area we have also included descriptions in a guided tour format. Some of the routes are interconnected, where one route ends another may start.
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1. El Centro y entorno Downtown and surroundings a. Centro b. Vi単a del Mar Alto
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El Centro y entorno
El Centro y Viña del Mar Alto Caracterización Por ser la cuna y sector más antiguo de Viña del Mar ha cambiado muchas veces su carácter, desde los tiempos coloniales en que solo había un sendero que unía Valparaíso con Quillota. Un accidente geográfico, el curso del estero Marga Marga, condicionó su forma, primero en la traza de dicho camino y mucho después, en la década de 1850, en el trazado de la vía férrea, que también seguía un curso paralelo. Por ello, fue natural que las primeras calles, las de Álvares, Viana y del Comercio o de Valparaíso, formaran una serie de líneas paralelas, cruzadas por cortas calles transversales. Estas últimas, al igual que la calle Valparaíso, albergaban funciones más bien utilitarias, de abastos, ferreterías o verdulerías al iniciarse el proceso urbanizador, en el tercio final del siglo XIX. En cambio, las casonas y mansiones de sectores pudientes comenzaron a concentrarse, hacia 1870, en torno al primer centro, entre la Estación, el Gran Hotel, la Parroquia y la Plaza Sucre. Sector residencial que se prolongaba hasta las calles Montaña y Quillota. Con la llegada del siglo XX, el carácter del sector céntrico tuvo un nuevo cambio. La avenida Valparaíso, o al menos sus dos cuadras más cercanas a la Plaza de Armas (Plaza Vergara), se convirtió en el paseo de moda, y paulatinamente comenzaron a instalarse locales comerciales elegantes. En tan-
to, la calle Arlegui había surgido desde fines de la centuria anterior, aparejada a las obras de enderezamiento del curso del estero. De ser un sector sin edificios notables, el centro pasó a ostentar hitos urbanos como el Club de Viña del Mar (1910), el Teatro Municipal (1930) y el Hotel O’Higgins (1935). Y hacia la mitad del siglo aparecían los primeros edificios de departamentos, como el de la esquina de Quinta con Arlegui y, sobre todo, la Galería Couve, ambos en 1951. Desde un principio, calle Álvares fue sinónimo de grandes casonas con antejardines, representativas de la tipología de ciudad jardín. Muchas de ellas, que formaban una línea casi continua a lo largo de varias manzanas, han desaparecido; de las que aún quedan merecen mención la casa Moustakis, después Casa d’Italia, o la casa Ariztía (actual escuela Culinary) y la antigua residencia del general Salvador Vergara, hoy parte del Colegio Hebreo. Entre 2002 y 2005 este sector tuvo su mayor transformación en ciento cincuenta años, al hacerse subterránea la vía férrea que hasta entonces iba sobre un terraplén. En tanto, desde principios del siglo XX se fue poblando el sector de Las Colinas, es decir, las alturas que se hallan sobre el centro, al este de avenida Agua Santa. Además de algunas casas de cierta antigüedad, destaca allí el con-
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junto de bloques de departamentos construidos en los años sesenta en Villanelo y Echevers Alto. La zona al oriente de la Plaza Vergara, urbanizada desde fines de la década de 1880, fue en un principio industrial o destinada a poblaciones obreras, con una presencia protagónica de la CRAV hasta 1981; en las partes altas, destaca el conjunto de bloques de departamentos “Las Siete Hermanas”, construidos en los años setenta. Zona de comercio más modesto, en la actualidad, experimenta cambios por el auge en la construcción. Volviendo a la Avenida Valparaíso, a fines de los setenta y comienzos de los ochenta llegó la época de las galerías —Florida, Somar, de Cristal, edificio Carrusel, Saleh, Fontana, Arcadia— que optimizan espacios públicos y contribuyeron a la “cultura de café”. Desde los años finales del siglo XX, el comercio céntrico ha enfrentado la competencia de los centros comerciales de 15 Norte, lo que ha generado preocupación y diversas ideas para mantenerse vigente. La Municipalidad de Viña del Mar, que se encuentra en este sector, en la calle Arlegui 615, ha contribuido en el mantenimiento y construcción del patrimonio cultural de la ciudad promoviendo tradiciones como La Navidad Cristiana, el Concurso Familiar de Castillos de Arena y el Ajedrez en Vivo. Esta última
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actividad es organizada por su Unidad de Patrimonio y se realiza en inmuebles de interĂŠs patrimonial como los palacios de la ciudad y el Castillo Wulff.
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Carro de frutas del centro. Entrada Galeria Cristal. El Cine Arte. Libreria Altazor. Vitrina. Café Big Ben. Pintor de calle Valparaíso. Edificio Las 7 Hermanas. Interior café Anayack. Plaza Sucre. Edificio Etchevers. Lustrabotas en plaza de Viña. Ascensor Villanelo.
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Downtown and Viña del Mar Alto Description Viña del Mar’s historic downtown has gone through many phases since the colonial times, when there was only a footpath that linked Valparaíso to Quillota. The Marga Marga River has changed the geography as well. First, the river ran parallel to the Quillota road, and later, in 1850, it changed again with the building of the railroad, which also ran parallel to it.
straightened.
Hence, it made sense to build streets such as Álvares, Viana and del Comercio (or Valparaíso) to form a series of parallel lines, crossed by short perpendicular streets. These streets were mostly used for utilitarian zoning such as wholesale food markets, hardware stores and vegetable stands, which began the urbanizing process during the later third of the 19th century. Meanwhile, the area directly downtown began to see an increase in mansions and houses by 1870, which was mostly contained in the area between the Railroad Station, the Gran Hotel, the Church and Sucre Square. This residential area expanded up to Montaña and Quillota Streets.
Since the very beginning, Álvares Street was synonymous with mansions and large front yards, which was why the city was called “The Garden City.” Many of them, which lined the streets for several blocks, have disappeared; those which have remained, are the Moustakis House, Casa d’Italia, the Ariztía House (currently the Culinary School) and the former residence of the general Salvador Vergara that was turned into the Hebrew School. The area had its most drastic change in landscape in 150 years, between 2002 and 2005, when the raised railroad was put underground.
Downtown Viña changed again with the arrival of the 20th century. Valparaiso Avenue’s two closest blocks to the Plaza de Armas (Vergara Square) became a popular promenade and slowly began building elegant shops. On the other side, Arlegui Street, which was built towards the end of the 19th century, was re-routed when the river was 128
The city’s center boasts many urban landmarks, such as the Viña del Mar Club (1910), the Municipal Theater (1930) and the O’Higgins Hotel (1935). Apartment buildings like the one on the corner of Arlegui and Quinta, and the Couve Gallery, both built in 1951, were among the first of many.
Meanwhile, the area above the downtown, known as Las Colinas, began growing in and around Agua Santa Avenue in the beginning of the 20th century. Among the noteworthy buildings, are the apartment block buildings built in the 60s on Villanelo and Echevers Alto. The area to the east of the Vergara Square was urbanized towards the end
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of the 1880s. It was initially zoned for industrial land use and working class families. A heavy presence in the area was the CRAV refinery until 1981; notable structures such as “Las Siete Hermanas” apartment buildings were built in the 70s. The area is abundant in more modest businesses, but is undergoing changes due to the increase in new constructions. By the end of the 70s and the beginning of the 80s, Valparaíso Avenue became engulfed by galleries: Florida, Somar, Cristal, the Carrusel Building, Saleh, Fontana and Arcadia were among the galleries that were built to optimize public space and contributed to the “coffee culture” in Viña. Towards the end of the 20th century, businesses here saw fierce competition with the mall on 15 Norte, causing unrest and a lot of brainstorming to keep the area competitive. The Municipality of Viña del Mar, which is located in this area on Arlegui Street Nº 615 has contributed in the conservation and construction of the city’s cultural heritage promoting traditions like the Christian Christmas, the Sand Castle Family Contest and the Alive Chez. This last activity is organized by its Heritage Unit and it takes place in places of cultural interest like palaces and the Wulff Castle.
Plaza Vergara La plaza principal de la ciudad es uno de los varios topónimos locales que lleva el apellido de la familia fundadora, pero ello no fue siempre así. Aparece en el primer plano de Viña del Mar, de 1874, con el nombre de Plaza Sucre, pero en la práctica, la plaza central de los primeros tiempos fue el espacio que vendría siendo la actual Plaza Parroquia. Por quedar en una posición aún secundaria, los terrenos de la actual Plaza Vergara fueron, en los primeros tiempos, un mero sitio baldío y, aún peor, un muladar lleno de basuras. De hecho, era también conocida irónicamente como “la plaza de las basuras”, aunque la situación comenzó a cambiar con la llegada del siglo XX y el surgimiento de construcciones de relevancia a su alrededor. Pero su verdadera transformación, que le dio el sello que aún conserva, data de 1930, en el marco del gran plan de reformas de la época. Para ese entonces se realizaron obras de ornato que incluyeron nueva pavimentación, escaños, jardines, espejos de agua y la instalación de réplicas de las esculturas El Eco de Rebeca Matte, y La Quimera, de Nicanor Plaza. Aún sigue siendo un eje urbano principal y lugar de paseo, tránsito y pausa,
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Patrimonio urbano Urban heritage
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además de ser uno de los estacionamientos de las tradicionales victorias, por su costado de Avenida Valparaíso. Su último cambio importante fue la inauguración, en 1996, del monumento al fundador José Francisco Vergara, obra del escultor Juan Guzmán Reynolds.
but this was not always the case. The square that first appeared in Viña del Mar in 1874 was called Plaza Sucre, but in practice, the central square in the city’s founding years was the Plaza Parroquia. The actual Plaza Vergara land was somewhat removed from the city and was a barren land and, worse yet, full of trash.
Plaza Vergara
In fact, it was ironically called “the trash square,” although that quickly changed at the turn of the 20th century with an increase in construction in the surrounding area. The square’s real
As the main square in the city, it is one of the many things in this city that carries the founding family name, Downtown and surroundings
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transformation, which dates back to 1930, occurred during the city’s reformatory period. The city was embellished with newly paved streets, benches, gardens, reflection pools and replicas of sculptures El Eco by Rebeca Matte, and La Quimera by Nicanor Plaza.
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The Plaza Vergara is still the main axis in the city and a popular space for walking around, or to take a ride in a traditional horse and carriage called “victorias”, which are parked on Valparaiso Avenue. The last important change to the square was in 1996, for the inauguration of a monument to the founder José Francisco Vergara, by the sculptor Juan Guzmán Reynolds.
Teatro Municipal Es uno de los edificios cuyo origen estuvo en las necesidades de una ciudad que crecía aceleradamente. La idea se remonta a 1912, cuando se hizo efectiva la donación de los terrenos donde se emplazaría, frente a la plaza, por parte de doña Blanca Vergara de Errázuriz. Sin embargo, el proyecto tardaría en concretarse y, además, el recinto sería un poco más pequeño que lo contemplado originalmente. Lo proyectaron arquitectos de reconocido aporte a la zona, como lo fueron Aquiles Landoff (coautor del Hotel Miramar), Renato Schiavon (coautor del Palacio Baburizza y la Biblioteca Severín de Valparaíso, y el Teatro Pompeya de Villa Alemana) y Arnaldo Barison. Los trabajos se iniciaron en 1925 y, tras alguna demora por insuficiencia de fondos, el nuevo Teatro tuvo su función inaugural el 11 de octubre de 1930, con la asistencia del gobernante de la época, Carlos Ibáñez Del Campo. 130
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Realzado por su atrio y escalinata de acceso, este edificio tiene elementos neoclásicos de estilo y ornamentación de inspiración greco-romana, destacando en su interior su foyer y escalinatas hacia el segundo piso. En más de ocho décadas de funcionamiento, han actuado en el municipal viñamarino destacados artistas nacionales e internacionales de diversos géneros. Además, año a año ofrece una temporada oficial, y es sede del Concurso de Ejecución Musical “Dr. Luis Sigall” y el Festival de Cine. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2009.
Municipal Theater This building was built to satisfy one of the city’s growing necessities. It was first thought of in 1912, when Mrs. Blanca Vergara de Errázuriz made a generous donation of land. However,
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the project was delayed and the land donated was smaller than what was anticipated. The building was designed by renowned architects in the region, Aquiles Landoff (codesigner of the Hotel Miramar), Renato Schiavon (codesigner of the Baburizza Palace, the Severin Library in Valparaíso and the Pompeya Theater in Villa Alemana) and Arnaldo Barison. Building began in 1925 and after delays due to insufficient funds, the new theater was inaugurated on October 11, 1930, in the presence of the governor at the time: Carlos Ibáñez Del Campo. Enhanced by its atrium and entrance staircase, the theater has neo-classic elements with Greco-roman inspiration in its style and ornamentation, especially in its interior foyer and staircase to the second floor. The theater has
been open for performances for more than eight decades, with renowned national and international artists in many genres. It also offers an official seasonal program and is the location of the Musical Performance Contest “Dr. Luis Sigall” and the Film Festival. It was declared National Historic Monument in 2009.
Club de Viña del Mar Este es uno de los ejemplos más representativos del impulso reconstructor de que se benefició la ciudad después de los grandes daños provocados por el terremoto de 1906. Hasta entonces este club, fundado en 1901, tenía su sede en el segundo piso de un inmueble ubicado en calle Álvares, frente a la estación, y es probable que, aunque no hubiese sido destruido por el sismo, a la larga se hubiese impuesto de todas formas la necesidad de una nueva sede. Tras la obtención de recursos, se hizo el encargo al arquitecto italiano Ettore Petri Santini, que por ese entonces desarrollaba varios proyectos en la ciudad. Su estilo es de sobrias líneas neoclásicas, destacando elementos como su escalinata de acceso y las columnas de su fachada. Sus obras se iniciaron en 1907 y se entregaron en 1910. De su arquitectura interior, merecen mención su salón principal, su doble escalinata, su gran biblioteca, su sala de juegos y la larga barra de su bar, entre otros detalles. Además del patrimonio pictórico chileno y europeo, al que se hace referencia en otra parte de este libro.
Su pérgola, inaugurada en 1927, ya no existe por haberse enajenado sus terrenos (esquina de calle Valparaíso y Plaza Sucre), pero en cambio este club ha ampliado su sede y creado otras dependencias. Y por más de medio siglo ha sido uno de los centros principales de la vida social local.
Viña del Mar Club This is one of the better examples of the reconstructive push that took effect in the city after immense damage caused by the 1906 earthquake. Before the earthquake, the club, which was founded in 1901, was located on the second floor of a building on Alvares Street, in front of the Railroad Station. Although the earthquake did severe damage to this building, a new head office for the club would have been necessary by any means. After funding was obtained, the new building was commissioned to the Italian architect Ettore Petri Santini, who was then developing many projects in the city. The style is sober neo-classic lines, with notable elements such as its access staircase and columns in the façade. Building began in 1907 and was finished by 1910. Its interior architecture is noted for its main hall, the double staircase, library, game room and bar, among other details. It also houses an important collection of Chilean and European art, which is also discussed in another part of this book.
their head offices by building other departments. The Club has been one of the main local social centers in the city for over half a century.
Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores Conocida familiarmente como “la Parroquia de Viña”, ocupa el mismo lugar del primer templo, edificado entre 1871 y 1879, y destruido en el terremoto de 1906. Allí fue bautizado, en 1901, Alberto Hurtado Cruchaga, sacerdote jesuita, fundador del Hogar de Cristo y canonizado en 2005. La nueva parroquia se comenzó a construir en 1908 y se inauguró en 1912, siendo su arquitecto Emilio Jecquier, cuya obra no está tan presente en Viña del Mar como en Santiago, con realizaciones tan importantes como el Museo de Bellas Arte, la Estación Mapocho y los Tribunales, es decir, obras emblemáticas de la época del Centenario de 1910. Siguiendo la tendencia de la época, de apoyarse en estilos de tiempos pasados, este edificio sacro hace referencias a los períodos románico y gótico. Su advocación es un homenaje a Dolores Pérez, mujer de Francisco Álvares, hacendados y precursores del proceso urbanizador viñamarino. Asimismo, parte importante del acervo de este templo está constituido por valiosos vitrales confeccionados en Munich, y adquiridos gracias al aporte de diversos benefactores de la época.
The pergola, inaugurated in 1927, no longer exists due to a transfer of land (corner of Valparaíso Street and Plaza Sucre), but the Club has expanded
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The Church of Nuestra Señora de los Dolores It is commonly known as “la Parroquia de Viña,” and occupies the same location as its former temple, built between 1879 and 1879, which was destroyed in the 1906 earthquake. Alberto Hurtado Cruchaga, a Jesuit priest, founder of the Hogar de Cristo and canonized in 2005, was baptized here in 1901. The new church broke ground in 1908 and was inaugurated in 1912, under the direction of the architect Emilio Jecquier, whose work is found mostly in Santiago rather than Viña del Mar. Jecquier designed Santiago’s most emblematic buildings built for the country’s centenary landmark year of 1910, such as the Fine Arts Museum, Mapocho Station and the Courthouse. The church’s architecture reflects Roman and gothic periods, which was a popular trend at the time.
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The parish makes homage to Dolores Pérez, wife of Francisco Álvares, who was a landowner and precursor to the urbanizing process in Viña del Mar. An important part of the church’s architectural heritage is comprised of a valuable set of stained glass panels made in Munich, Germany, and acquired with generous donations from diverse benefactors.
5 1. 2.
Plaza Vergara. Teatro Municipal.
5. Palacio Vergara.
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El Centro y entorno
Palacio Vergara Por estar emplazado en el interior de la quinta del mismo nombre, es uno de los lugares con mayores antecedentes históricos y componente fundamental de la ciudad. Allí se instaló la familia de Francisco Álvares, unificador de las haciendas, cuya nieta, Mercedes, se casó con el futuro fundador, José Francisco Vergara. En la segunda mitad del siglo XIX, aunque en fecha no determinada, se construyó un primer “palacio”, o más bien, mansión familiar, donde vivió don José Francisco y después su hija, Blanca. Esta residencia, de sencilla elegancia, resultó destruida tras el terremoto de 1906. Doña Blanca no tardó en decidirse a construir un segundo palacete en el mismo lugar, y las obras empezaron en 1908. Le fueron encargadas al arquitecto italiano Ettore Petri Santini (el mismo que proyectó el Club de Viña del Mar), quien supo dar a esta obra el sello propio de la arquitectura de su país. Imitó, a pequeña escala, los exteriores del Palacio Ducal de Venecia, aunque utilizando materiales más ligeros. Su dueña lo hizo un centro de tertulias y reuniones con intelectuales, artistas y visitantes ilustres, quienes sin duda se inspiraban por su atmósfera, a la que contribuía la colección de pintura chilena y europea adquirida por los Vergara. En 1941, doña Blanca decidió vender la quinta y el palacio, los que fueron adquiridos por la municipalidad. Desde entonces, el llamado Palacio Vergara albergó a la Escuela y Museo de Bellas Artes. En 2000 fue declarado
edificio de interés histórico y/o arquitectónico por el municipio, y en 2008, junto con el Parque Quinta Vergara fue declarado Monumento Histórico Nacional.
The Vergara Palace The entire Vergara Estate is a historically rich location and a fundamental component of the city. This is where the family of Francisco Álvares came to live. He was responsible for unifying all of the different estates in the area. His granddaughter would go on to marry the future founder of the city, José Francisco Vergara. The first version of the palace “or family mansion,” was built in the second half of the 19th century, no date is given. This was the residence of José Francisco and later his daughter’s, Blanca. This first mansion, of simple elegance, was completely destroyed after the 1906 earthquake. Blanca was quick to begin building a second palace in its place, which broke ground in 1908. The palace was designed by the Italian architect Ettore Petri Santini (Viña del Mar Club), who knew very well how to emulate the architecture of his native Italy. He built the palace to represent a scaled version of the Ducal Palace in Venice, although using light building materials instead. The owners regularly used it to host social receptions and gatherings with intellectuals, artists and illustrious visitors, who were no doubt inspired by its atmosphere, which included an important collection of Chilean and European artwork acquired by the Vergaras. In 1941, Blanca sold the estate and the palace, which was bought by the Municipality.
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Since then, the Vergara Palace has been used to house the Fine Arts School and Museum. The Municipality declared it a historic and architectural building of interest in 2000, and in 2008 it was declared National Historic Monument along with its surrounding park.
Parque y anfiteatro Quinta Vergara Su importancia viene, incluso, de los tiempos pre-urbanos de Viña del Mar, cuando era el corazón de la hacienda y lugar donde estaba ubicada la residencia patronal. También de ese entonces —mediados del siglo XIX— se impuso parte de su sello a causa de una pasión de Francisco Salvador Álvares, hijo de Francisco Álvares y padre de Mercedes, la futura mujer de José Francisco Vergara. Viajero empedernido, Francisco Salvador acostumbraba traer especies vegetales exóticas que iba plantando en la quinta, y que con el tiempo pasaron a ser parte de su acervo y diversidad natural. El sitio ha albergado al primer y segundo (y actual) palacio Vergara, y concentra una importante riqueza de especies vegetales, como el té de la China, la piña del Ecuador y la yerba mate del Paraguay, junto a especies autóctonas como el copihue, la araucaria y el peumo. Además, a partir de la década de 1960, la Quinta Vergara pasó a ser sinónimo de tribuna para la música popular, al consolidarse el Festival de la Canción. Tanto así que se hizo ineludible construir un nuevo escenario, en 1963, obra del arquitecto Hernando López; esta fue la famosa “concha acústica”, con un gran alero que evocaba una ola. 133
De inmediato, el Festival fue un icono de la ciudad y, más aún, fue considerado el escenario más importante del país. La fatiga de materiales, los nuevos requerimientos de la tecnología del espectáculo y su tamaño, hicieron imperativo renovarlo, por lo cual fue demolido y reemplazado por un gran escenario, que debutó en el Festival de 2002.
Quinta Vergara Park and Amphitheater The Quinta Vergara Park was already an important space in pre-urban Viña del Mar, when it was the heart of the estate and the location of its main residence. During the middle of the 19th century the park’s botanical diversity grew as a result of Francisco Salvador Álvares’ passion for exotic species. Francisco Salvador was son of Francisco Álvares and father to Mercedes, who was José Francisco Vergara’s wife. His constant traveling inspired him to bring home exotic trees and bushes that would get planted in the park, thus adding to the estate’s natural heritage. The park has been the location of the first and second (current) Vergara Palace, but it is also a treasure trove of botanical diversity, such as tea plants from China, Ecuadorian pineapples, yerba mate from Paraguay, and native species such as copihue, araucaria and peumo. Starting in the 1960s, the Quinta Vergara became the main stage for popular music with the creation of the Song Festival. Soon after, a new stage was built in 1963 by the architect Hernando López, knicknamed the “acoustic shell,” which had great big wave sha-
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ped eaves. The Festival immediately became an icon for the city; moreover, it was considered one of the most important music events in the country. The natural corrosion of the stage, along with the new technological requirements for show business, made it imperative to renovate the stage. The amphitheater was demolished and replaced with its current stage, which opened the 2002 Festival.
Palacios Valle y Ariztía Ubicados ambos en el sector de calle Álvares, son parte de la huella que dejaron los arquitectos italianos que trabajaron en Viña del Mar, quienes, una vez más, imprimieron a sus realizaciones estilos mediterráneos, propios de su país de origen. El llamado Palacio Valle se originó en un encargo del comerciante Juan Valle a los profesionales venecianos Renato Schiavon y Arnaldo Barison. Data de 1916 y se halla en un plano elevado, al final del pasaje situado entre las calles Traslaviña y Villanelo, que también fue bautizado Paseo Valle. A lo largo de este hay una serie de casas construidas en torno a 1900, que dan un adecuado marco a esta mansión con características de villa, con referencias neogóticas, donde funciona el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Valparaíso. Tan solo unas decenas de metros hacia el oriente, entre calle Villanelo y pasaje Jofré, se construyó el llamado Palacio Ariztía, en una fecha no precisada, durante la primera década del siglo XX, y con seguridad poco después El Centro y entorno
del terremoto de 1906. Obra del arquitecto Ettore Petri Santini por encargo de la familia de dicho apellido, también se caracteriza por sus alusiones neogóticas, y el uso de la flor de lis como motivo ornamental. Actualmente es sede de la escuela de cocina Culinary.
Valle and Ariztía Palaces Both are located on Alvares Street, and represent the legacy left behind by Italian architects who worked in Viña del Mar and imprinted their Mediterranean style from their native Italy. The so-called Valle Palace was built for Juan Valle, a businessman, who commissioned the design to the Venetian architects Renato Schiavon and Arnaldo Barison. Built in 1916, it is located on an elevated plane at the end of the narrow street between Traslaviña and Villanelo, also called Paseo Valle. The street is also lined with other houses built in and around 1900, although this mansion looks like a typical villa with neo-Gothic references, and currently houses the History Department of the Universidad Católica de Valparaíso. Only a few yards east, between Villanelo Street and Jofré Street, is the location of the so-called Ariztía Palace, built in the first decade of the 20th century, and reinforced after the 1906 earthquake. Commissioned to the Italian architect Ettore Petri Santini by the Ariztía family, it too uses neo-Gothic references. Also noted is the ornamental motif of the fleur-de-lis. It currently houses the Culinary School.
Una buena forma de iniciar el recorrido por el centro de Viña del Mar es empezar por la Quinta Vergara, donde antaño vivió la familia fundadora que dio su nombre al lugar, y que ahora alberga diversos atractivos. Primero, el Museo de Bellas Artes, con sus colecciones de las que se habla en otro apartado de este libro; en seguida, el recorrido por el parque, con su variedad de especies vegetales, y finalmente, el gran escenario donde se realiza el Festival de la Canción y otros espectáculos masivos. Por una vía dentro de la misma Quinta se puede acceder al Museo Artequín, ubicado en el Parque Potrerillos, y que también tiene un acceso por la calle Alcalde Prieto Nieto. Inaugurado en 2008, contiene reproducciones de grandes obras del arte universal y, además, ofrece una amplia gama de actividades formativas y para estimular la creatividad, dirigidas sobre todo a niños y jóvenes. Sugerimos volver al acceso principal de la Quinta Vergara, para desembocar en la Plaza Parroquia, llamada así por su vecindad al templo de Nuestra Señora de los Dolores, inaugurado en 1912. Dicha plaza está en eje con la plaza Sucre, la más antigua de la ciudad, a cuya derecha está el Club de Viña del Mar, y la Plaza Vergara, que hoy es la principal. Este último es un buen punto para recorrer la tradicional Avenida Valparaíso, arteria comercial principal, jalonada por diversas galerías.
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Se recomienda tomar una de ellas, la Galería Florida y su continuación, la Escorial (sector donde se concentran varios cafés), para desembocar en calle Arlegui y visitar la Sala Viña del Mar. Administrada por una corporación cultural, es el principal espacio público para exhibiciones de arte con que cuenta la ciudad. Volviendo a la Avenida Valparaíso, el recorrido prosigue en línea recta, deteniéndose en alguna de sus galerías comerciales, hasta llegar a la zona bohemia, en la intersección con calle Von Schröders; una atmósfera especial la dan las edificaciones antiguas del sector, algunas de ellas de las primeras tres décadas del siglo XX. A partir de allí, la Avenida Valparaíso da una corta Downtown and surroundings
curva, que la conecta con la subida Vista Hermosa al cerro Castillo (comienzo de un recorrido aparte), y la enfrenta al Café Journal, en la vereda opuesta de la doble calle Álvares-Viana. Restaurante, café y pub, el Journal está situado en un antiguo edificio reciclado y en las últimas décadas se ha convertido en un reducto de la bohemia estudiantil, especialmente visitado por estudiantes extranjeros de intercambio. En este punto finaliza el itinerario por el sector céntrico viñamarino, aunque al mismo tiempo, es punto de partida para otros recorridos.
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Gentileza Municipalidad de Viña del Mar.
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Esquina de Avenida Agua Santa con Álvarez. Sala Viña del Mar. Museo Artequín. Quinta Vergara.
We suggest returning to the Quinta Vergara’s main entrance that opens to Parroquia Square, which is adjacent to the Nuestra Señora de los Dolores Church, inaugurated in 1912. This square is adjacent to Plaza Sucre, the oldest in the city, to the right is the Viña del Mar Club and the Plaza Vergara, which is currently the main square in the city. The Vergara Square is a good starting point to walk down the traditional Valparaíso Avenue, lined with shops and shopping centers.
Back on Valparaíso Avenue, the route continues straight towards Cerro Castillo, and is lined with more shops up to the bohemian zone, which is at the intersection with Von Schröders Street. The area has a special atmosphere that is complemented with the abundance of vintage buildings, some of which were built in the first three decades of the 20th century. Valparaíso Avenue curves sharply to the left and connects with Vista Hermosa on Cerro Castillo (the start of the Cerro Castillo tour), Alvares and Viana Streets, with the Café Journal directly in front. The cafe and pub Journal is located in a vintage building that was revamped in the last decade by the frequented visits of students, especially foreign. This concludes the downtown tour but is also a departing point for other landmark trails.
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The Arlequín Museum in the Potrerillos Park, which can also be accessed on Alcalde Prieto Nieto Street, is adjacent to the Quinta Vergara. Inaugurated in 2008, it contains reproduction of universal artwork, and has an ample gamma of interactive activities that stimulate creativity in children and young adults alike.
We recommend going through the Galería Florida and its extension, Escorial (an area with a large concentration of coffee shops), to Arlegui Street and the Viña del Mar Hall. This space is managed by a cultural corporation and offers the space to art exhibits.
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A good way to start the tour of Viña del Mar’s downtown is to start at the Quinta Vergara, which was where the founding family lived, and now has diverse attractions. The first of which is the Fine Arts Museum, with collections that are reviewed in another chapter of this book; second is the park, with a variety of exotic and native plant species; lastly is the great stage that is the center of the Song Festival and other massive performances.
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2. Recreo y entorno Recreo and surroundings a. Recreo b. Avenida Agua Santa.
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Recreo y Avenida Agua Santa Caracterización Recreo es el barrio más antiguo de Viña del Mar, fuera de su casco histórico originario, y se creó de una forma análogamente planificada, mediante el trazado de sus calles y una progresiva venta de las diversas parcelas en que se subdividió. Este proceso comenzó en 1886 y lo realizó una sociedad conformada por José Francisco Vergara, el fundador de la ciudad, Andrés Keating y el ingeniero alemán Teodoro Lowey. Posteriormente (1888), la sociedad se disolvió y la tarea la siguió solo este último, quien se considera el artífice del barrio, con el que siguió comprometido toda su vida. Los límites originarios se habían definido entre Caleta Abarca y el Matadero; en la práctica, por Valparaíso llega hasta la subida El Sauce, límite entre ambas comunas. Un incipiente referente urbano recreíno fue su cementerio, el primero de la ciudad, habilitado en 1883. Conforme se iban vendiendo los diversos lotes, comenzaron a surgir las casonas, pero de forma aislada, lo que fue característico hasta principios del siglo XX, como lo muestran evidencias fotográficas y las pinturas de Alfredo Helsby. Aceleró el crecimiento de Recreo el que se habilitase, en 1906, una estación del ferrocarril; esta iba aparejada a las obras del Camino Plano que unió Valparaíso y Viña del Mar por la parte baja. Con todo ello, se abrieron las po-
sibilidades de este lugar como balneario. El auge urbano que experimentó la ciudad después del terremoto del 16 de agosto de dicho año, también fue notorio en Recreo, donde se aceleró la construcción, y en Agua Santa, vía a cuyos costados comenzaron a edificarse una serie de airosas casonas.
Mar como hacia Valparaíso, siendo por lo tanto una suerte de bisagra o factor clave en el proceso de conurbación de ambas ciudades. Sinónimo de barrio apacible, en él no está ausente, sin embargo, el movimiento de sus arterias principales, como las avenidas Diego Portales y Central.
En cuanto a su composición social, desde sus orígenes y hasta nuestros días, Recreo es un barrio por excelencia de la clase media en sus diversos matices, desde sectores relativamente pudientes con otros más modestos. Su identidad se fortalecía por el surgimiento de un comercio autónomo y de templos y conventos como los Capuchinos (1915) y los Pasionistas (1916).
A su sello de sector residencial, de vecinos fuertemente identificados con él, se agrega una dimensión de prácticas deportivas, con diversos clubes amateurs y los estadios Italiano (1981) y Español (1991). Rasgos a los que se ha añadido, en las últimas décadas, un cierto perfil como lugar de establecimientos de educación superior, en lo que fue pionera la Escuela de Negocios (después universidad) Adolfo Ibáñez, en 1953.
Este barrio reforzó las causas de su nombre al constituirse, en 1917, la Sociedad Balneario de Recreo, en cuyas instalaciones, junto a la estación, funcionó el primer casino viñamarino, en 1924. Poco después se habilitó la popular piscina, que funcionó entre 1930 y 1980, y cuyo recuerdo aún pervive en varias generaciones. Un poco antes se había consolidado la ruta baja al inaugurarse la pavimentación del Camino Plano, en 1922, ahora rebautizado Avenida España. Durante las décadas que siguieron, el crecimiento de Recreo —sin perder nunca su carácter de barrio de clase media—, prosiguió tanto hacia Viña del
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Recreo and Agua Santa Avenue Description by the founder of Viña del Mar, José Francisco Vergara, together with Andres Keating and the German engineer Teodoro Lowey. After 1888, the corporation ended and Mr. Lowey continued the task alone. He is considered the true creator of this neighborhood. He dedicated his life to the project. The original boundary line was first established from Caleta Abarca to the slaughterhouse (today Pelle Street) but later was set at the Subida El Sauce, which is the boundary with Valparaiso. The cemetery was a very early landmark created in 1883, the first one in the city. As soon as the lots were being sold, big houses emerged sporadically, which was the case until the beginning of the 20th Century as shown in many photographs and paintings by Alfredo Helsby. 9
Recreo is the oldest neighborhood in Viña del Mar and the first planned area created outside Viña's original boundaries. The selling process of the lots started in 1886 by a corporation set up 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
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Vista desde Caleta Abarca. Comercio en Av. Agua Santa. Comercio de barrio. Vista desde estación de metro Recreo. Av. Portales. Almacén de barrio. Vista a casonas de Avenida Agua Santa. Estudiantes a la entrada de casa de estudios. Plaza de Recreo.
By 1906 a train station was built and a main road (Camino Plano) between Valparaíso and Viña del Mar were built at the same time, helping this community grow faster. All of this helped Recreo become a seaside resort. After the earthquake of August 1906, Viña del Mar (especially Recreo) experienced a boom in urban development and construction and new graceful and elegant houses were built along Agua Santa. From the beginning Recreo has been and still is a large middle class neighRecreo y entorno
borhood, a blend of the upper and lower middle classes. Its identity was forged by the emergence of autonomous commerce, churches and monasteries such as the Capuchinos in 1915 and the Pasionistas in 1916. This neighborhood reinforced its name when in 1917 the Sociedad Balneario de Recreo was formed. In 1924 the first gambling Casino was established right next to the train station. Soon after a popular swimming pool was built which was operative from 1930 until 1980 and is long remembered. At that time (1922) the Camino Plano was finished and is known now as Avenida España. During the following decades, and in spite of its growth, the area never lost its middle class character. Its growth extended in both directions, towards Viña del Mar and Valparaíso, playing a key role in the merging process of both cities. Although it is a quiet neighborhood, streets like Avenida Diego Portales and Central are always full of activity. Besides being a residential area, one can find social foreign colony clubs such as the Estadio Italiano (1981) and the Estadio Espanol (1991) and several small amateur sporting clubs. Lately, it has become a college town, with Adolfo Ibanez University being the pioneer in 1952.
Patrimonio urbano Urban Heritage
Debido a aquel sismo, Agua Santa vivió un fenómeno análogo al de Playa Ancha en Valparaíso, que floreció por la misma época, y de hecho, el aspecto urbano de esta subida guarda cierta semejanza al de la porteña avenida Gran Bretaña. Los estilos son también similares, ya que las residencias de Agua Santa destacan por una inspiración en la arquitectura del norte de Europa, con un uso preponderante de la madera y ornamentaciones que, en algunos casos, tienen rasgos neogóticos. Sus arquitectos fueron algunos de los que, a su vez, proyectaron edificios emblemáticos de la ciudad, como Alfredo Azancot y, sobre todo, Manuel Valenzuela. Estas casonas y chalets, en su mayoría, se construyeron entre 1906 y 1915, concentrándose sobre todo en torno al
Casa Dávila
Houses on Agua Santa Street What today is the main access road to Viña del Mar, began by being settled by the first decade of the 20th Century with beautiful chalets and mansions. The main reason for this urban phenomenon was the natural expansion of downtown Viña del Mar and Recreo and also because of the emigration of people from Valparaíso after the big earthquake of 1906. Around the same time on and around Gran Bretaña Avenue, the neighborhood of Playa Ancha in Valparaíso was formed and one can find similar styles of construction in houses built in both places; the same architectural tendencies from Northern Europe where wood was the main material, many of them with neo-gothic ornaments. The architects Alfredo Azancot and Manuel Valenzuela are among the most prominent ones in these areas.
En el paisaje urbano de las primeras cuadras de avenida Agua Santa, de personalidad marcada por casonas centenarias (o casi), destaca, por contraste, una construcción de líneas mucho más modernas y audaces. Es la Raiza Vera Ugas
La que hoy es una de las principales vías de acceso a Viña del Mar comenzó a poblarse, durante la primera década del siglo XX, de una serie de hermosas casonas y chalets. Este fenómeno tenía varias explicaciones, siendo la primera la natural pulsión del avance de la urbanización, que convergía desde Recreo y desde el centro; en segundo término, estaba la emigración desde Valparaíso, con el consiguiente auge viñamarino, posterior al terremoto de 1906.
veral have unfortunately already been demolished, but chalet Sarmiento (1913) at 195 Agua Santa; casa Sanchez (1908) at 398 Agua Santa and casa Ayub Talese (circa 1910) at 10 Merced Street are still standing.
paseo Monterrey y las calles San José y Merced. Varias han sido, por desgracia, demolidas, pero otras se conservan, como el chalet Sarmiento (1913, Agua Santa 195); la casa Sánchez (1908, Agua Santa 398) o la casa Ayub Talese (anterior a 1910, Merced 10).
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Casas de Agua Santa
Most of these mansions were built between 1906 and 1915 primarily around Paseo Monterrey, San Jose and Merced Streets. Of these houses, se2
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llamada “Casa Dávila”, por ser creación del arquitecto y Premio Nacional de esta especialidad, Roberto Dávila Carson (1899-1971), quien estudió en Europa, entre 1930 y 1933, y trabajó en la oficina de Le Corbusier.
Cap Ducal building which was an immediate success and gave him much prestige. This landed him the assignment for building a house for Miguel Flores Aguilar in 1938. The place is also known as Casa Flores.
La influencia del racionalismo en su obra ya se había evidenciado en su proyecto del Cap Ducal, que sin duda provocó un impacto y le dio un prestigio. Lo que seguramente influyó en que dos años más tarde, es decir, a fines de 1938, recibiese el encargo del comerciante Miguel Flores Aguilar de edificar su residencia, razón por la cual esta es también conocida como la Casa Flores.
It is located on the corner of Agua Santa and Bellavista Street. Its mainly curved design is unique and in clear opposition to the more rectilinear and maritime design of the Cap Ducal. Its ornamental elements are varied and go from traditional roof tiles to classic columns in the facade and they work as a solution of continuity between the first and second floor. Today the building is owned by Viña del Mar University.
Ubicada en la esquina de Agua Santa con Diego Portales, es única por su planta curva, como lo son también las líneas de sus diversas alas, en clara oposición con las formas rectilíneas y “marítimas” del Cap Ducal. Sus elementos ornamentales son tan variados como tejas al estilo tradicional, hasta columnas ornamentales en la fachada, que operan como solución de continuidad entre el primer y el segundo piso. Actualmente pertenece a la Universidad de Viña del Mar.
The Davila House
Parroquia de los Pasionistas y Gruta de Lourdes El establecimiento de esta congregación en Viña del Mar se remonta a 1890, con una primera sede en terrenos donados, gestión de Blanca Vergara, en el sector de Las Colinas, mirando hacia el centro de la ciudad. La iglesia y convento sufrieron graves daños en el terremoto de 1906, lo que motivó el impulso para el traslado, aunque a un sector cercano, en Agua Santa.
Among the centenarian urban landscapes on the first block of Agua Santa, one of the houses that stands out due to its more modern lines and design is the Casa Davila, by the architect Roberto Davila Carson (1899-1971) who studied in Europe between 1930 and 1933 and worked at the Le Corbussier studio.
El nuevo terreno estaba ubicado en la intersección de San José Oriente y San Pablo de la Cruz (nombre que recordaba al fundador de la congregación Pasionista en Italia), a pasos de la avenida principal del barrio, entonces en plena expansión. Las obras para el nuevo templo se iniciaron en 1910 y fueron inauguradas en 1916, ocupando el templo y su torre un lugar preeminente en ese sector de la ciudad.
Evidence of rationalism influence was present in Davila’s main design of the
En tanto, el convento se había habilitado en 1912, fecha en que también se
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traslada junto a la parroquia y convento de los Pasionistas, una imagen de la Virgen de Lourdes desde su ubicación original en la ladera norte del Cerro Castillo. Este culto, que se remontaba a 1888, ha continuado hasta nuestros días en Agua Santa, y se vio realzado por la construcción a cargo del arquitecto Tomás Eastman, en 1963, de una nueva estructura para la gruta, de una arcada central y dos laterales, espacio que une la modernidad con una atmósfera de recogimiento, y que además tiene una fluida solución de continuidad con el vecino templo pasionista. Cada 11 de febrero se celebra la devoción a la que está consagrada.
Lourdes Grotto and the Passionists Parish Church This congregation was first established in Viña del Mar in 1890 in a lot donated by Mrs. Blanca Vergara in an area known as Las Colinas overlooking the city. The church and convent buildings were severely damaged by the 1906 earthquake, so it was moved to a nearby area in Agua Santa. This new lot was located at the intersection of San José Oriente and San Pablo de la Cruz Streets (in memory of San Pablo de la Cruz, the congregation founder in Italy), just around the corner from the main avenue or road of this newly expanding neighborhood. The construction of the new church started in 1910 and was finished in 1916. The temple and the steeple stand in a prominent place in the city. The convent building next door was finished by 1912. At that time it was decided to move the statue of the Virgin of Lourdes to this new location from its original on the northern slope of Cerro Castillo. This worshiping that started
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in 1888 is still observed every 11th of February. In 1963 a new and modern structure was built around the grotto designed by Tomás Eastman. A large central arcade along with two lateral ones gives a sense of modernity and helps to create a place for placid devotion as well as a bridge to the neighboring Passionist temple.
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Cementerio de Caleta Abarca Es el más antiguo de Viña del Mar y su establecimiento respondió a la planificación de la época, en que la ciudad iniciaba su existencia como tal; por ello, se situó en un lugar apartado de la población original, siendo después absorbido por el crecimiento urbano. Se estableció en 1879, es decir, el mismo año en que empezó a funcionar la primera municipalidad, y comenzó a ser utilizado en 1883.
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Por tales razones, allí se pueden encontrar tumbas y mausoleos de interés histórico, como las del político y periodista Isidoro Errázuriz; la del industrial escocés Richard Lever, uno de los fundadores de la Fundición Lever, Murphy y Cía. de Caleta Abarca y la del pintor Guillermo Walton, gran retratista de la sociedad porteña de fines del siglo XIX. Junto a las anteriores, también se hallan mausoleos de familias e instituciones como el Cuerpo de Bomberos. Además, en uno de sus costados se concentra un rincón de sepulturas no católicas (por lo general de inmigrantes británicos o alemanes), que conforman una suerte de “cementerio de disidentes” en miniatura, emulando su símil porteño.
partment Brigade mausoleums, there is a dissidents section of non Catholics, especially German and British immigrants, just like in the cemetery of Valparaíso.
Caleta Abarca Cemetery It is the oldest in town. It was created in 1879, the same year the Municipality was established and although at the beginning it was in a remote area of Viña del Mar and by 1883 was surrounded by houses and fully operative.
The urban expansion made it necessary to build another cemetery in Santa Ines in 1916, but the one in Caleta Abarca is still in use and has been partially modernized.
Many tombs, graves and mausoleums of historical value can be found there. The politician and journalist Isidoro Errázuriz; the scottish industrialist Richard Lever (of Lever, Murphy & Co a foundry on Caleta Abarca); and a well known socialite portrait painter named Guillermo Walton are buried there.
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At the side of well-known families and institutions such as the Fire De-
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Casonas de Agua Santa. Casa Dávila. Parroquia de los Pasionistas y Gruta de Lourdes. Cementerio Caleta Abarca. Raiza Vera Ugas
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El crecimiento de la ciudad hizo necesario establecer otro cementerio en Santa Inés, en 1916, pero el de Caleta
Abarca ha seguido funcionando y ampliándose, y en años recientes ha sido parcialmente modernizado.
Un primer tramo se cumple al llegar a la Gruta de Lourdes, que tiene a su costado la Parroquia de los Pasionistas, a la altura de calle San José Oriente. Un breve recorrido por su interior ofrece un remanso de tranquilidad, aun con el movimiento intenso de la vecina Agua Santa. Los interesados en seguir apreciando las residencias tradicionales pueden proseguir por esta última vía hacia arriba, hasta la altura de calle Tamaya. Un itinerario alternativo parte también de la Gruta de Lourdes, pero esta vez hacia el oeste, por calle San José Poniente, para internarse por el barrio de Recreo. Se puede apreciar su carácter residencial y diversidad social, pasando por el llamado “Castillo de Recreo”, mansión construida en 1920, hasta llegar al Cementerio, ubicado poco antes de llegar a calle Habana. Esta es una visita recomendable no solo como uno de los lugares más antiguos de la ciu-
dad, sino asimismo en cuanto paseo. El recorrido por Recreo continúa por Diego Portales, principal vía de su parte baja, caracterizada por su gran longitud, que permite apreciar la personalidad de este barrio residencial y de establecimientos educacionales. A la altura de la corta calle Covadonga se puede bajar a la estación Recreo del Metro Regional, situada en el mismo lugar de la original de 1906. No lejos se halla el Club de Yates, nombre oficial, Yatch Club de Chile, fundado en Valparaíso en 1941, y ubicado en la Avenida Escuadra Libertadora 1800. Para retornar a Recreo se debe retroceder un trecho corto para realizar el último tramo, lo que se puede hacer por Subida Olga, de grato entorno por sus áreas verdes y casonas. Al tomar calle Amunátegui nos acercamos al límite con Valparaíso y, siguiendo por dicha calle, llegamos a la Plaza de Recreo, uno de los más importantes espacios públicos de este barrio, de apacible entorno. Si su interés son las artes visuales no puede dejar de pasar por la galería Casa Verde, ubicada en calle Camino Real Nº 1783, una acogedora casona que a través de su colección, donde destaca el grabado, da cuenta de las últimas tendencias artísticas en Chile.
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Tomando como punto de partida la intersección de las avenidas Agua Santa y Álvares, un comienzo natural del recorrido por este barrio es un paseo por Avenida Agua Santa, sintiendo su atmósfera particular dada por casas y casonas de diversa antigüedad. La variedad de construcciones que se puede apreciar oscila entre estilos de principios del siglo XX y las líneas vanguardistas de la Casa Dávila, en la intersección de Agua Santa y Bellavista.
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Visits Street and you can go down to the Recreo Metro Train Station, located in the same 1906 original site. Not far from here, at 1800 Escuadra Libertadora Avenue you can find the Yatch Club de Chile founded in Valparaíso in 1941.
A starting point could be Álvares and Agua Santa Avenues. Going up on Agua Santa Avenue you will feel this particular atmosphere of being surrounded by old houses and mansions. A great variety of constructions of different styles that date from the beginning of the 20th Century to the vanguardist Casa Dávila at the corner of Bellavista.
In order to return to Recreo go back to Subida Olga a pleasant environment of houses and green areas. Take a right on Amunategui Street, it will take you to the border with Valparaíso and also to one of the most placid and tranquil public place of this entire neighborhood, the beautiful Plaza Recreo.
The first stretch could end at the grotto of the Virgin of Lourdes, and the Passionist Parish Church at its side by San José Oriente Street. A short tour inside offers a moment of stillness and tranquility in spite of the intense traffic of Agua Santa. People interested in appreciating more traditional houses could proceed up Agua Santa Avenue to Tamaya Street.
The circuit through Recreo continues on Diego Portales Avenue a main thoroughfare that takes you all along the lower part of this residential neighborhood with several educational establishments. Take a right at Covadonga
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An alternative itinerary could start at the Lourdes Grotto going west on San Jose Poniente Street towards Recreo. It's residencial character and social diversity could be noticed as you pass by “Castillo de Recreo” built in 1920 and getting to the cemetery just before La Habana Street. This is an advisable tour and stroll through one of the oldest places in town.
If you’re interested in visual arts you must visit Casa Verde Gallery in Camino Real Street Nº 1783. In a cozy atmosphere you’ll find a great collection that reflects the lastest tendencies in local art, especially in engraving techniques. Casona de Agua Santa. Castillo de Recreo. Club de Yates. Sendero del Cementerio Caleta Abarca. Plaza Recreo. Estadio Español.
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3. Cerro Castillo y entorno Cerro Castillo and surroundings a. Cerro Castillo b. Avenida Marina
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Cerro Castillo y Avenida Marina Caracterización Clara unidad entre cerro y barrio, este sector tiene una personalidad propia y marcada, desde el relativo aislamiento en que quedó al ser separado de la cadena de cerros que une Valparaíso y Viña del Mar por las obras de tendido ferroviario, hacia 1854. Su carácter netamente residencial ha sido producto de una larga evolución, puesto que en un principio tuvo una importancia estratégica, por la construcción del fuerte o castillo Callao, extremo norte de la cadena de baluartes costeros de defensa de Valparaíso, después del bombardeo de la escuadra española de 1866. De allí deriva, por lo tanto, el nombre que ha conservado hasta hoy. En los años siguientes fue sinónimo de un obstáculo que debían atravesar los primeros veraneantes, que iban desde el centro del balneario hasta la playa de Miramar, al no existir aún una ruta habilitada por la parte baja. Por ser un sector aún relativamente alejado del centro, en la vecina Caleta Abarca se instaló, en 1883, un establecimiento de industria pesada, la firma Lever, Murphy & Cía., que edificó para sus operarios, a fines de dicha década, una población en la ladera occidental del cerro; estos obreros fueron, por lo tanto, sus primeros habitantes. Además de la guarnición del fuerte, que tuvo un rol protagónico en la guerra civil de 1891, como factor disuasivo
para que no se librase una batalla en Viña del Mar. Los nombres de las calles del Cerro Castillo, como Callao, Lever y Murphy, rememoran el pasado de este sector.
propió el sector y completó el trazado de la Avenida Marina al dinamitar los roqueríos que prolongaban el cerro del Castillo hasta la costa; así, esta arteria configuró su trazado actual.
Hacia 1900, comienzan a surgir las primeras casas y mansiones, algunas de las cuales han desaparecido, como el llamado castillo San Jorge, y otras que se mantienen, adquiriendo un valor patrimonial. Por la misma época el entorno también se vitalizó, al remodelarse la Avenida de la Marina, que conectaba el centro de la ciudad con la playa Miramar, y construirse a su vera residencias como los castillos Wulff (1906) y Ross (1912). Así, este sector pasó a ser el paseo principal de las primeras décadas del siglo XX.
Por ello, también se descubría el potencial turístico de dicha playa; por ello, en el roquerío que la encierra por el norte se levantó el Hotel Miramar, inaugurado en 1946. Medio siglo después se inició un largo proceso de reconstrucción, que culminó en su reinauguración, en 2005.
En el cerro mismo también fueron surgiendo mansiones emblemáticas, como el castillo Brunet, después Yarur (1923), y el Palacio Presidencial, construido en los terrenos del fuerte Callao (1930). En los años que siguieron también hubo cambios en el entorno de Avenida Marina, con la construcción del hotel y restaurante Cap Ducal (1936), en el mismo lugar donde había funcionado el salón de té Palacio Ducal, en las primeras décadas del siglo. Al mismo tiempo, la fundición de playa Caleta Abarca dejaba de funcionar y, al año siguiente, la municipalidad ex-
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Con parroquia y escuela propias, el Cerro Castillo es ya un barrio antiguo de esta joven ciudad, e incluso cuenta con tradiciones como la quema de Judas en Semana Santa, promovida hace más de medio siglo por un vecino destacado, Aldo Caimi. Este es un sector apacible, para recorrer a pie, con el incentivo de disfrutar un conjunto armónico, bellas vistas del resto de la ciudad y casonas antiguas con estilo. Por lo tanto, tampoco carece de interés para el visitante, aunque de un turismo de tipo selectivo.
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Cerro Castillo and Marina Avenue Description There is a clear unity between the hill and its neighborhood; it has its own unique personality, ever since it was separated from the chain of hills that link Valparaíso and Viña del Mar when the railroad works began in 1854. The hill’s residential landscape was formed after a long process of evolution, which started with the hill’s important strategic vantage point. The first structure to be built was Fort Callao, as a northern extension of the coastal defense fortresses of Valparaíso, which were put in place after the 1866 bombardment by the Spanish Squadron. The hill’s name is thus derived from the castle or fortress that was built on its top. In later years, it was synonymous with an obstacle that had to be crossed by summer visitors, who would walk from the center of town to the Miramar Beach, in a time when there was no route along the bottom of the hill. While the area was still far removed from the center of town, it was chosen as a heavy industrial site for the company Lever, Murphy & Cía., which built their foundry at the Caleta Abarca in 1883. Houses for the foundry workers were built on the western face of the hill; they also became the first residents in the area. Besides the garrison at the fort, which had a leading role in the Civil War of 1891 as a deterring factor against the outbreak of a battle in Viña del Mar, the
names of the streets on Cerro Castillo, such as Callao, Lever and Murphy, reminisce of the area’s important past. By the 1900’s, the first houses and mansions started appearing, although some have disappeared, such as the so-called Castle San Jorge, others however have remained and have greatly added to the urban heritage. The surrounding area was also revitalized, with a complete overhaul of Marina Avenue, which connected the city with Miramar Beach, which in turn facilitated the construction of the Wulff Castle (1906) and the Ross Castle (1912). The area became the main promenade during the first decades of the 20th century. The hilltop also has its fair share of emblematic mansions, such as the Brunet Castle, later named Yarur (1923) and the Presidential Palace, built on the grounds of the former Fort Callao (1930). Several changes also occurred in the surrounding area on Marina Avenue, starting with the building of the Cap Ducal Hotel and Restaurant (1936), which was built over the former Palacio Ducal teashop. Moreover, the Municipality expropriated the defunct foundry on the Caleta Abarca Beach and finished building part of Marina Avenue by blasting the rock overhang of Cerro Castillo all the way down to
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the water’s edge; thus, giving the road its current route. The beach’s potential for tourism was just being discovered in 1946, which was the year the Hotel Miramar was built atop the northern rock ledge in Caleta Abarca. Half a century later, the hotel was completely revamped and re-inaugurated in 2005. With their own church and schools, Cerro Castillo is already an old neighborhood in this young city; they even have their own traditions, such as the Burning of Judas during Easter, which is organized by a well-known resident, Aldo Caimi. The area is tranquil and can be explored by foot to enjoy in style the harmonious combination of beautiful views of the city and its historic mansions. Although most visitors overlook the area, its tourism is somewhat selective in this case.
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Panorámica Cerro Castillo. Una de las entradas al cerro. Liceo José Cortés Brown. Plaza de Cerro Castillo.
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Patrimonio urbano Urban heritage Casas antiguas El Cerro Castillo mantiene un sentido de unidad dado por una cantidad importante de construcciones de las primeras décadas del siglo XX, que aún se conservan en buen estado. Estas, además, se ven beneficiadas por la escasa construcción de edificios, salvo en la cara que da hacia el mar. En varios casos, lamentablemente, no se ha podido determinar sino una antigüedad aproximada. Por ejemplo, la Casa Prat (calle Balmaceda esquina de Prat) puede remontarse a fines del siglo XIX. Originalmente era una maestranza que después fue subdividida para fines habitacionales. En época similar se levantó la casa Álvarez (Vista Hermosa Nº 121), obra del prolífico arquitecto Manuel Valenzuela, donde resalta el uso del fierro e influencias art nouveau. Aproximadamente de los años del cambio de siglo son las casas Crovetto y Edwards Sutil. La primera (Vista Hermosa Nº 102), de arquitecto desconocido, destaca por sus volúmenes y el uso de la madera; actualmente es el hostal Hoffenbacher-Hof. Bajando por la misma arteria, en el Nº 27, está la casa Edwards Sutil, obra de Aquiles Landoff, otro arquitecto clave para la ciudad, resalta por sus volúmenes y la utilización de ladrillos. La Casa Mackay (República Nº 728) 156
fue encargada, en 1920, al arquitecto Carlos Monck, y se caracteriza por un estilo germano con un refinado trabajo de ornamentación en madera. En Iberia 222 se encuentra la Casa Consigliere, diseñada por el arquitecto Arnaldo Barison, que representa la arquitectura de los años cuarenta, de líneas más simples, aunque destacan las dos columnas dóricas de su acceso.
Vintage Houses Cerro Castillo maintains a sense of unity with an important number of homes that were built in the first few decades of the 20th century, which have been kept in good condition. The houses in this area benefit from the lack of tall buildings, except for houses on the seaward face of the hill. Unfortunately, only an approximate age has been determined for many of the houses.
architect, is noted for its large proportion and woodwork; it currently houses the “Hoffenbacher-Hof” hostel. Further down the street, at number 27, is the Edwards Sutil House, built by Aquiles Landoff, who was another key architect in the city. It is a note-worthy building because of its magnitude and brick masonry. The Mackay House (728 República) was commissioned in 1920 to the architect Carlos Monck, it is noted for its German style architecture with refined ornamental woodwork. At 222 Iberia Street is the Consigliere House, designed by Arnaldo Barison, representative of the architecture of the 40s, with simple lines and Doric columns around its entrance.
Palacio Presidencial
For example, the Prat House (on Balmaceda Street and Prat corner) dates back to the end of the 19th century. Originally it was an armory and was later subdivided as a residential project. At that time, the Álvarez House (121 Vista Hermosa) was built by the prolific architect Manuel Valenzuela, using iron and Art Nouveau influences.
Su origen se enmarca en la política de fomento al balneario de Viña del Mar impulsada desde el Estado, durante la primera administración de Carlos Ibáñez Del Campo (1927-1931). El lugar elegido ya tenía valor histórico, puesto que era el emplazamiento del obsoleto Fuerte Callao, cuyos terrenos fueron cedidos por la Marina, y cuya ubicación estratégica ahora estaba al servicio de una privilegiada vista panorámica.
The houses Crovetto and Edwards Sutil were both built approximately at the turn of the 20th century. The former (102 Vista Hermosa), of unknown
Su estilo neocolonial es un reflejo tardío de las modas historicistas, con reminiscencias de las casonas tradicionales chilenas. Sus arquitectos fue-
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ron Luis Browne y Manuel Valenzuela, quienes también diseñaron el escudo de la ciudad en función de esta residencia; las obras fueron dirigidas por el ingeniero Carlos Barroilhet, conocido por su participación en la construcción del edificio de El Mercurio de Valparaíso. Los trabajos se ejecutaron en un tiempo excepcionalmente breve, comenzando en mayo de 1929 para ser entregadas en febrero de 1930. Desde entonces ha sido el lugar de descanso (y también de trabajo) para los gobernantes y otras altas autoridades, además de haber alojado a visitas ilustres, como la reina Isabel II de Inglaterra (1968). Desde 1990, momento en que los traspasos de mando presidenciales se realizan en el vecino Congreso de Valparaíso, ha adquirido nuevo protagonismo. El 26 de mayo de 2005 fue declarado monumento nacional.
The Presidential Palace This building is a product of the politics of development for Viña del Mar that was carried out by the Republic government, during the first term of President Carlos Ibáñez Del Campo (1927-1931). The place chosen for its construction already had a historic past, as it was the location of the former Fort Callao on land that once belonged to the Navy, as well as a privileged panoramic view of the bay. The palace’s neocolonial style is a late reflection of revivalist tendencies combined with a reminiscent style of traditional Chilean mansions. Architects Luis Browne and Manuel Valenzuela designed the palace and the city’s shield, which was modeled after the residence. Construction of the palace was carried out by Carlos Barroilhet, who was known for his participation 158
in the construction of the El Mercurio de Valparaíso building. The entire project was carried out in an exceptionally short time frame, starting in May of 1929 and finishing in February of 1930. Since then it has been a place for pleasure (and for business) for leaders and other high authority figures, as well as hosting illustrious visitors, such as Queen Elizabeth II (1968). After 1990 the palace acquired a new role, hosting the presidential inauguration after it is officially carried out in the neighboring Congress in Valparaíso. It was declared a national monument on May 26th, 2005.
Castillo Brunet Es una de las mansiones más destacadas de este cerro-barrio y podría darse la equivocación de pensar que su nombre deriva de este castillo. Se origina, como otras residencias de la ciudad, en el encargo de una familia acaudalada, en este caso la de Rafael Brunet. Lo proyectó el arquitecto portugués Alfredo Azancot Levy, quien ya tenía un nombre más que consolidado en Viña del Mar, puesto que había sido autor de las graderías del Sporting Club y los palacios Rioja y Carrasco, además de obras realizadas en Valparaíso, como la Escuela Ramón Barros Luco, el Centro Español y el Arco Británico. Se comenzó en 1923 y su estilo evoca claramente un castillo medieval, con sus torres y torreones con profusión de almenas, donde la piedra es protagónica. La familia Brunet no lo pudo terminar y el inmueble fue adquirido en obra gruesa por el empresario Juan Yarur, quien encomendó su terminación al arquitecto Jorge Schroeder, de Cerro Castillo y entorno
varias obras conocidas en Valparaíso, como la fachada de la municipalidad. En esta etapa final, se incluyeron detalles arabescos en la ornamentación. En 1974, el castillo Brunet o Yarur fue adquirido por Carabineros de Chile, institución que lo ha destinado a actividades sociales y recepción de visitas ilustres. El 26 de mayo de 2005 fue declarado monumento nacional.
The Brunet Castle This mansion is one of the most well known castles on the hill and people are often mislead to believe that the hill got its name from this castle. However, much like the other houses in the city, it was built for a wealthy family, in this case it was built for Rafael Brunet. Built by the Portuguese architect Alfredo Azancot Levy, who was already well established in his field in Viña del Mar, after having built the bleacher stands at the Sporting Club and the Carrasco and Rioja palaces, as well as other buildings in Valparaíso, such as the Ramón Barros Luco School, the Spanish Center and the British Arch. Building began in 1923 and it evokes a clear medieval style castle, with stone towers and turrets with an abundance of merlons. The Brunet family was unable to finish the project and was bought while in the bulk stage of its construction by the businessman Juan Yarur. Yarur commissioned the completion of the building to the architect Jorge Schroeder, who was known for various works in Valparaíso, such as the façade of the Municipal building. Many Arabian ornamental details were added in its final stages of construction.
In 1974, the Brunet or Yarur Castle was acquired by the Carabineros de Chile (Chilean Police), which was used for social activities and receptions for illustrious visitors. The building was declared a national monument on May
Castillo Wulff Su construcción bien puede simbolizar el surgimiento de la Avenida Marina, habilitada después del terremoto de 1906, en conjunción con la época de oro de la Playa Miramar. Su nombre se debe a su primer propietario, el empresario salitrero alemán Gustavo Wulff Möwle, quien lo concibió para su residencia, encargándolo al arquitecto Alberto Cruz Montt. Su estilo evoca claramente los orígenes europeos de Wulff. Años más tarde, en 1920, fue objeto de diversas ampliaciones, donde destacó la construcción de un grueso torreón adelantado a su cuerpo principal y unido a este por una suerte de puente cubierto, que terminó por dar a este castillo su silueta característica. En 1948 se le realizaron nuevas modificaciones. En 1959, el inmueble, que ya era un icono viñamarino, fue adquirido por la municipalidad, lo que significó salvarlo de la destrucción, ya que existía el proyecto de comprar el castillo sólo para demolerlo y levantar en el lugar un edificio de altura. Entre 1960 y 1988 funcionó allí el Museo Naval, y después del traslado de este a Valparaíso se instaló el Museo de la Cultura Marítima “Salvador Reyes”, entre 1990 y 1996. En 1999, el municipio recuperó el Wulff, lo sometió a una completa restauración y lo utilizó como centro de eventos y exposiciones. Fin que sigue cumpliendo, aunque además, desde
2005, también funciona allí la Unidad de Patrimonio. En 1995 fue declarado monumento nacional. 26th, 2005.
The Wulff Castle The Wulff Castle had its first tenants after the 1906 earthquake, but its construction symbolized the rapid growth on Marina Avenue and Miramar Beach’s golden years. The castle’s name is credited to its first owner, a German businessman in the saltpeter boom by the name of Gustavo Wulff Möwle, who commissioned the residence to the architect Alberto Cruz Montt. The style of the castle lends itself to Wulff’s European origins. Years later, in 1920, the castle had several diverse add-ons, including the construction of a thick tower built in front of the property and linked to the main building by a covered bridge, giving this castle its unique silhouette. In 1948, more modifications were made. The Municipality bought the property in 1959, although the castle was a well-known landmark, it had to be saved from demolition for a high-rise building. So from 1960 to 1988 it housed the Naval Museum, which then moved to Valparaíso, and then housing the “Salvador Reyes” Museum of Maritime Culture, from 1990 to 1996. In 1999, the Municipality recovered the “Wulff” and it underwent a complete restoration for the use of special events and exhibits. The castle is still used for these purposes, although with the addition of the Heritage Headquar-
Castillo Ross Casi enfrentado al castillo Wulff, en la Cerro Castillo and surroundings
vereda opuesta de la Avenida Marina, el castillo Ross constituye, junto con este un complemento, un binomio que ejemplifica la arquitectura historicista que se impuso en este balneario a principios del siglo XX. Lo proyectó un profesional conocedor de estas tendencias, el arquitecto Alberto Cruz Montt, el mismo que realizó el Wulff, aunque con la diferencia que el Castillo Ross tiene un estilo de inspiración no germana, sino neotudor inglés. Data de 1912 y su exterior da una apariencia de gran solidez, dada por la utilización profusa de la piedra; en cuanto a su interior, destacan las maderas, importadas de Francia, y el mármol de Carrara para los baños. En su origen respondió a un encargo de la familia del político, ministro de hacienda de Arturo Alessandri y candidato presidencial, Gustavo Ross Santa María, de donde deriva su nombre. En 1922 fue adquirido por el empresario textil, Luis Guevara Nelson. Desde 1967 pertenece al Club Unión Árabe, y en 2000 fue declarada edificación de interés histórico y/o arquitectónico por el municipio. ters in 2005. It was declared a national monument in 1995.
The Ross Castle Just behind the Wulff Castle, on the opposite side of Marina Avenue, is the Ross Castle. Both landmarks complement each other and provide joint evidence of revivalist architecture that was widely used in the city at the beginning of the 20th century. The castle was designed by the same architect who designed the Wulff Castle, Alberto Cruz Montt, a real connoisseur of this particular architectural style. The 159
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The castle dates back to 1912 and has a solid exterior look, due to the ubiquitous use of stonework; indoors however, it is decorated with fine woodwork, imported from France, and Carrara marble in the bathrooms. Originally it was commissioned by the family of Arturo Alessandri’s secretary of state and presidential candidate, Gustavo Ross Santa María, hence the name. In 1922, textile businessman Luis Guevara Nelson bought the property.
Cap Ducal Aun antes de que se construyese este hotel y restaurante de formas únicas, el lugar era un sitio de referencia y no solo por su estratégica ubicación, en la desembocadura del Marga Marga y en plena Avenida Marina. Además, en 1912, el vecino Alberto Mackenna había instalado allí su residencia, que sus descendientes convirtieron en el salón de té Palacio Ducal, añadiéndole un nuevo incentivo a los veraneantes que se dirigían hacia playa Miramar. Este referente de la “belle époque” viñamarina fue sustituido por una contrastante estructura que evocaba un buque, siguiendo las últimas tendencias de los años treinta. El nuevo Cap Ducal data de 1936; respondió a un encargo de Domingo Tocornal Matte, heredero de la viuda de Alberto Mackenna, y fue obra del destacado arquitecto y premio nacional, Roberto Dávila Carson. Su nombre combina la sigla de CAP, una naviera de la época, y Ducal como reminiscencia del antiguo Palacio Ducal.
Since 1967 it has belonged to the Arab Union Club and in 2000 it was declared a historical and architecturally valuable building.
The Cap Ducal
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Desde un principio fue pensado para fines tanto residenciales como para destinarlo a restaurante, incluso en una época funcionaron allí dos restaurantes. En 1941, el inmueble fue adquirido por la familia Rementería Durand, tras lo cual se realizaron ampliaciones para habilitarlo también como hotel. Actualmente, sigue cumpliendo ambas funciones.
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difference between the two is in the neo-Tudor British inspiration used in this castle.
Before this unique looking hotel and restaurant was built, it was a reference point not only because of its strategic location, right at the mouth of the Marga Marga on Marina Avenue. But it was also Alberto Mackenna’s residence, which was later turned into a teashop by his relatives, and called the Palacio Ducal, making it a delightful stop for summer beachgoers en route to Miramar. This fine example of the “belle époque” of Viña del Mar was substituted for a contrasting structure that evokes a ship, following the latest styles of the 30’s. The new Cap Ducal was built in 1936, as commissioned by Domingo Tocornal Matte, who was heir to the widow of Alberto Mackenna. The outstanding architect and national prizewinner, Roberto Dávila Carson, designed the building. The name is a combination of the acronym CAP, a local shipping company at the time, and Ducal, which reminisces the former Ducal Palace. Since the beginning it was simultaneously used as a residence and a restaurant, in fact two restaurants occupied the building at one time. In 1941, the building was bought by the RemenCerro Castillo and surroundings
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Casa Álvares. Castillo Ross. Castillo Yarur. Casa Prat. Casa Mackay. Casa Consigliere. Casa Crovetto. Casa Eduards Sutil. Castillo Wulff. Palacio Presidencial. Casa Zavala.
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Además, ellas están jalonadas con casonas aún más antiguas, como las casas Edwards Sutil y Crovetto, que datan de principios del siglo XX, o la casa Álvarez, de fines del siglo XIX. Al desembocar en calle Iberia, se sale también al encuentro de la fachada del Castillo Brunet que da al interior del cerro, siendo esta arteria una de las que tiene atmósferas más evocadoras del sector; al llegar a la intersección con Callao, se halla la entrada al Palacio Presidencial, de acceso habitualmente restringido, pero uno de los mayores atractivos viñamarinos cuando se abre al público para el Día del Patrimonio, último domingo del mes de mayo.
Siguiendo por Balmaceda se llega a la Casa Prat, antiguo edificio industrial, ubicado, precisamente, en la intersección con calle Prat. Si se busca la cercana calle Álamos, se encuentra el Paseo Lídice, mirador que a la vez recuerda un hecho lejano: la masacre del pueblo checo de este nombre perpetrada por los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial. Bajando por Álamos se llega al Reloj de Flores (1962), realizado como parte de un plan para renovar los atractivos turísticos de la ciudad, y luego se continúa por Avenida Marina, quedando a
Siguiendo por Iberia se dobla por calle República, donde en una corta manzana se hallan el Liceo José Cortés Brown (1960), la Parroquia de la Inmaculada Concepción y la excepcional Casa Mackay. 1
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pocos pasos de Caleta Abarca y el Hotel Sheraton Miramar. Tras cortos minutos de caminata por dicha vía costera, aparecen el Castillo Ross, el Castillo Wulff y el hotel y restaurante Cap Ducal, conjunto que en sí es un muestrario arquitectónico viñamarino de sus épocas de esplendor, que va desde los estilos de raíces europeas del cambio de siglo del XIX al XX, en los dos primeros casos, hasta las vanguardias de la década de 1930, hasta las influencias del modernismo europeo y la estética de los transatlánticos, en el caso del Cap Ducal. Raiza Vera Ugas
Varios son los accesos al Cerro Castillo, pero partiendo de un punto focal, como es el eje Agua Santa-AlvaresViana y comienzo de la Avenida Valparaíso, la mejor alternativa es iniciar el recorrido por la subida Vista Hermosa, de forma curva. Se puede caminar lentamente, apreciando las diversas construcciones del sector, varias de ellas de la década de 1920, que forman un conjunto armónico y de atmósfera evocadora.
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Calle Vista Hermosa. Avenida Marina. Avenida Marina y Restaurant Cap Ducal. Reloj de Flores.
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Visits tería Durand family, who added to the structure to fit hotel rooms. Currently, the Cap Ducal is both a hotel and a restaurant. There are many entrances to Cerro Castillo, but fore and foremost, it is the central axis of Agua Santa – Álvares – Viana and the start of Valparaíso Avenue, the best choice is to start the tour by going up Vista Hermosa, which is a curved road. By walking slowly you can really appreciate the architecture in the area, much of it dating back to the 1920s, together they form a harmonious and evocative atmosphere. Further up the road you will find even older mansions, such as the Edwards Sutil mansion and the Crovetto mansion, both from the beginning of the 20th century, or even the Álvarez house built at the end of the 19th century. As you round up to Iberia Street, you will see the front yard of the Brunet Castle which faces the hill, making this road the most evocative in the area; at the intersection of Callao Street, is the Presidential Palace, usually off-limits to visitors, except on Heritage Day, the last Sunday in May, when it opens its doors to the public for the day’s celebration.
ceptional Mackay house. Along Balmaceda Street you arrive at the Prat house, an old industrial building, located right on the corner of Prat Street. Close by is Álmos Street, which leads to the Lídice Promenade, dedicated to the rememberance of a faraway crime: the massacre of the Czech people by the Nazis, during World War II. Going down Álamos Street you will arrive at the Flower Clock (1962), which was built as part of a beautifying plan for the city’s attractions, as you walk down Marina Avenue you will be a short distance from the Caleta Abarca and the Sheraton Miramar Hotel. Walking along Marina Avenue, you will find the Ross Castle, the Wulff Castle and the Cap Ducal Hotel and Restaurant, all together they represent the golden years of Viña del Mar’s architectural past. The architectural styles range from the European styles of the turn of the 20th century to the avant-garde style of the 1930’s and the influences of European modernism and in the case of Cap Ducal, the aesthetics of large ships is very prominent.
Follow Iberia to República Street. This short block includes the Luis Cortés Brown School (1960), the Church of the Immaculate Conception and the ex-
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4. Población Vergara y entorno / Población Vergara and surroundings a. Gómez Carreño b. Santa Inés c. Población Vergara
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Población Vergara y Santa Inés Caracterización Las extensiones de terreno al norte del estero Marga Marga entran en la historia local en una época temprana, puesto que allí, hacia 1580 o poco después, el hacendado Alonso de Riberos planta su viña, aproximadamente donde se halla el actual Palacio Rioja. Por estar el borde costero más cerca de lo que está en la actualidad, el plantío se nombró la Viña de la Mar, nombre que se traspasó a la hacienda y, siglos después, a la ciudad. Sin embargo, por muchos años este sector tendría escasos cambios e igualmente pocos visitantes, salvo quienes tomaban el camino a Quillota, que seguía el trazo aproximado de la actual calle de ese nombre, o excursionistas a caballo. Tras la gradual decadencia de la viña, finalmente inutilizada, tras un temporal, en 1827, hubo que esperar aún más años, hasta fines del siglo XIX, para que hubiese una transformación relevante. Ella vino con la creación de la Sociedad Población Vergara, en 1892, obra de Salvador Vergara, hijo del fundador, que continuaría así la obra de su progenitor. Salvador había sido coronel del triunfante ejército congresista en la guerra civil del año anterior, y en alusión a ello, bautizó la vía principal y eje del nuevo barrio como Avenida de la Libertad. Efectuado el loteo, gradualmente co-
menzaron a edificarse casas y mansiones en torno a aquella y a las calles trazadas en cuadrícula, y numeradas y bautizadas según su ubicación, como nortes, orientes y ponientes. El terremoto de 1906, si bien afectó al sector, no fue sino una suerte de pausa, tras la cual la construcción adquirió nuevos bríos. Sin embargo, por muchos años la ciudad no llegó en este sector más allá de 8 Norte, ni el sector residencial avanzó demasiado hacia el oriente o el poniente. Hicieron falta impulsos especiales, como la construcción del Casino (1930), el remozamiento de las avenidas Perú y San Martín, y el impulso fabril anunciado por la construcción del Muelle Vergara. Por años hubo una curiosa convivencia de chalets y casonas con las instalaciones de diversas industrias, establecidas en la periferia de la Población Vergara. En tanto, la ciudad también avanzaba en los sectores que circundan dicha población por el noreste. Primero fue la creación del Cementerio de Santa Inés (1916), al que siguió el barrio del mismo nombre, surgido en torno al núcleo de la llamada Población Británica (1930).
convivencia de lo industrial con lo residencial, este último rol pasó a coexistir con lo turístico, anunciado ya por la instalación del Hotel San Martín (1958). A este siguieron, en dicha avenida, los restaurantes, del que fue precursor el San Marco, al que seguirían muchos otros; asimismo, comenzarían a surgir los edificios de departamentos, lo mismo que en avenida Libertad, a partir de los años sesenta. Eso sí, estas nuevas edificaciones se hicieron en gran parte a costa de demoler las antiguas casonas de principios del siglo XX, de las que casi no quedan ejemplos, salvo los emblemáticos palacios Rioja y Carrasco. En los últimos años en el sector poniente —ya no sólo en San Martín— han proliferado restaurantes, pubs y pequeños hoteles, mientras que el sector oriente, y más cercano a Libertad, ha conservado su carácter residencial. Proceso paralelo al que vivió el sector de 15 Norte a partir de los años noventa, con la instalación de grandes centros comerciales (malls), con los que surgió un nuevo polo, reforzado por la prolongación de Libertad, en la Avenida Nueva Libertad, que empalma con el sector de Las Salinas.
En contraste con este Viña del Mar modesto y con fuerte identidad de barrio, en el plan de este sector la evolución seguía un curso propio: de la
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Avenida Libertad. La Defensa, de Rodin. Jardines del Casino. Avenida Los Castaños. Avenida San Martín. Calle 15 Norte. Calle Quillota. Avenida Libertad.
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Población Vergara and Santa Inés Description The territory north of the Marga Marga River became engraved in local history at a very early time, as this was land used by Alonso de Riberos to plant his vineyard circa 1580, approximately near the location of the Rioja Palace. Due to the vineyard’s proximity to the coast, which was considerably closer than today’s coast, the crops were named Viña de la Mar, and this name was transferred to the city centuries later. For many years, the area did not incur any changes and lacked visitors, most of whom were using the road to Quillota on horseback, which is more or less the same route of the street with this name. After the gradual decay of the vineyard, it was finally left unused after a storm in 1827. With the vineyard gone, it was still a matter of many years, almost to the end of the 19th century, before any significant transformation in the area occurred. Change finally came to the area with the creation of the Sociedad Población Vergara, in 1892, which was created by the founder’s son, Salvador Vergara, who continued his progenitor’s work. Salvador had been a colonel in the triumphant congressional army in the Civil War of 1891; hence he named the main avenue in the neighborhood Avenida de la Libertad. After the land sale, houses and mansions gradually began building and
streets were plotted like a grid, named and numbered according to their cardinal location. The 1906 earthquake affected the area and paused construction for a while, but was later met with new fervor. However, the city never grew much past 8 Norte and its residential area did not grow west nor east. The city was lacking certain special structures, such as the construction of the Casino (1930), the embellishment of Peru and San Martin Avenues, and a push in manufacturing that was announced with the construction of the Vergara Pier. For many years there was a curious coexistance of chalets and mansions with various industrial installations, built along the periphery of the Población Vergara. Meanwhile, the northeast part of the city was seeing considerable development. First in the area was the Santa Inés Cemetery (1916), then the neighborhood was given the same name, which developed alongside the so called Población Británica (1930).
construction, on the same avenue, were a multitude of restaurants, starting with the San Marco Restaurant. By the 60s, there were many apartment buildings under construction, which were similar to the buildings on Libertad Avenue. The new buildings, however, were responsible for the disappearance of many of the mansions from the beginning of the 20th century. The only remaining mansions are the emblematic Rioja and Carrasco palaces. In recent years, the western quarter of the city has seen a proliferation of restaurants, pubs and small hotels, off San Martin Avenue, while the eastern quarter closest to Libertad has remained purely residential. Similarly, the mall in the northern quarter of the city near 15 Norte has been a great addition to the city, which in turn has created a new center and lengthened Libertad on to Nueva Libertad Avenue connecting to Las Salinas.
In contrast with the modest and strongly entrenched identity of this Viña del Mar, the downtown area continued on its own path of evolution: the coexistence of industrial and residential structures, and the addition of tourism that came with the building of the San Martín Hotel (1958). Following this
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Patrimonio urbano Urban heritage Palacio Carrasco
The Carrasco Palace
Es uno de los vestigios que subsisten en esta ciudad de la época de esplendor del salitre chileno, puesto que fue encargado por el empresario Emilio Carrasco, quien había hecho su fortuna con este producto. Fue realizado por el arquitecto Alfredo Azancot, y acaso su estilo sea una de las razones por las que se ha dicho que este profesional era francés, en circunstancias que su nacionalidad era portuguesa; en efecto, las líneas y volúmenes de esta mansión reinterpretan el renacimiento que se dio en Francia, destacando también los amplios jardines de su entorno. Data de 1912, y su dueño falleció sin alcanzar a habitarlo.
It is one of the few remaining vestiges of the city’s golden age saltpeter boom. The palace was commissioned by the businessman Emilio Carrasco, who had made his fortune from the saltpeter boom. It was built by the architect Alfredo Azancot, who was said to be French because of this building’s architectural style, although in reality he was of Portuguese descent. The lines and volume of the mansion reinterprets the renaissance era in France and has ample gardens around the property. It dates back to 1912 and was never inhabited by its owner, who died before he had a chance to do so.
Fue adquirido por la municipalidad y fue su sede entre 1930 y 1970; a continuación y hasta nuestros días, ha funcionado allí el centro cultural de la ciudad, que incluye la Biblioteca “Benjamín Vicuña Mackenna”, el Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar (AHPVM, desde 1996), así como salas de conferencias y espacios para exposiciones. En los terremotos de 1985 y 2010 sufrió importantes daños, siendo objeto de restauración en consideración a su valor patrimonial como Monumento Histórico Nacional desde 1986.
It was acquired by the Municipality and was the city hall between 1930 and 1970; the city’s Cultural Center currently uses the building for many purposes such as the “Benjamín Vicuña Mackenna” Library, the Viña del Mar Historic Heritage Archive (AHPVM, since 1996), as well as conference rooms and exhibit rooms. The building suffered damages due to the 1985 and 2010 earthquakes, but is currently undergoing a restoration to preserve its heritage value (it was named National Historic Monument in 1986).
Museo Fonck Ubicado en la misma manzana donde se halla el Palacio Carrasco y jardines
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circundantes, se emplaza en la Casa Délano (1910), llamada así por ser su primer propietario Jorge Délano Ross, que fue adquirida en 1973 por la municipalidad. Desde 1986 es sede del Museo de la Sociedad Francisco Fonck, fundada en 1937, que debe su nombre al médico alemán Francisco Fonck (1830-1912), entusiasta y precursor de la historia natural y la arqueología a nivel local. Su labor, al igual que la de sucesores de generaciones posteriores, como el también médico Roberto Gajardo Tobar, se centró en las culturas prehispánicas de la zona, como la Aconcagua. Naturalmente, ello se encuentra bien representado en este museo, aunque también deben mencionarse las muestras de platería mapuche, de la zona austral, y una de las colecciones más importantes que existen de la cultura Rapa Nui, cuyo artífice fue Federico Felbermayer (1907-1979). A modo de complemento de la sección pascuense, destaca un moai a un costado del acceso al Fonck. Junto a lo anterior, este también alberga una colección de historia natural chilena. La sede de este museo fue declarada por el municipio edificio de interés histórico y/o arquitectónico, el 9 de mayo de 2000.
Fonck Museum The Fonck Museum is located on the
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same block as the Carrasco Palace and surrounding gardens. This was formerly the Délano House (1910), which was owned by Jorge Délano Ross. It was bought by the Municipality in 1973 and in 1986 opened as the Museo de la Sociedad Francisco Fonck, founded in 1937. Fonck (1830-1912) was a German doctor and an ethusiast of natural history and local archeology. His work and the work of his successors, such as the doctor Roberto Gajardo Tobar, focused on pre-Hispanic cultures in the area, like the Aconcagua. The museum has many artifacts, many of which are from local cultures, although there is also an important collection of Mapuche silver pieces from the southern parts of the country. There is also a major collection of Rapa Nui pieces, including an Easter Island moai, all of which was donated by Federico Felbermayer (1907-1979).
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The museum also houses a collection of Chilean natural history. The main office of the museum was declared a historic and architectural place of interes by the Municipality on May 9th, 2000.
Parroquia de la Virgen del Carmen
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Conocido comúnmente como Parroquia de los Carmelitas, es uno de los templos católicos más tradicionales de la ciudad, tanto por su ubicación central como por su antigüedad. Fue construida en 1926 y proyectada por el arquitecto Rufo De la Cruz, hermano integrante de la orden, siendo una de las manifestaciones más tardías de las tendencias historicistas que abundaron en la Viña del Mar de las primeras décadas del siglo XX.
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En efecto, su estilo es neogótico, y resaltan sus detalles de ornamentación y, sobre todo, la aguja de su torre, que en su momento destacaba como el punto más alto entre las casonas y chalets de la Población Vergara, hasta la proliferación de edificios de este barrio y, especialmente, en su entorno inmediato. Su arquitectura refinada y plena en detalles le han significado tener que pagar tributo a los periódicos terremotos, como el de 2010 y, sobre todo, el de 1985, a consecuencias del cual se cayó su característica torre. Tras largos años y dificultades para reunir recursos, esta fue objeto de una reconstrucción, terminada en 2005.
The Virgen del Carmen Parish Commonly known as the Parroquia de los Carmelitas, it one of the most traditional Catholic temples in the city, due to its central location and antiquity. It was built in 1926 and designed by the architect Rufo De la Cruz, who was also a priest in the order. The church is an example of late revivalism, which was ubiquitous in the first decades of the 20th century. Its style is clearly neo-gothic and has outstanding ornamental details, especially seen in its spire, which was at one point the highest point among the mansions and chalets in the Población Vergara, until the proliferation of apartment buildings in the surrounding area. It has a refined architecture, but this has also been met with the occurrence of earthquakes, such as the 2010 and the 1985 earthquake, which brought down its unique spire. After many years and lack of funding, it was reconstructed and finished in 2005. 174
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Es otro vestigio del auge de Viña del Mar asociado al ascenso de una plutocracia, en este caso no ligada al salitre, como Emilio Carrasco y su mansión de Avenida Libertad, sino a la fortuna de un inmigrante español ligado a la banca y a la industria tabacalera: Fernando Rioja Medel (1860-1922). Encargó su residencia en 1907, en terrenos situados en el lugar aproximado donde se plantó la viña que dio su nombre a la ciudad. Su arquitecto fue el prolífico Alfredo Azancot, quien se inspiró en el neoclasicismo francés, con elementos sobresalientes como su doble escalinata de acceso, que confluye hacia una semi rotonda con columnata, así como sus columnatas interiores, y grandes salones. Azancot, con la experiencia fresca del terremoto de 1906, se preocupó de introducir técnicas antisísmicas, recurriendo en parte a materiales ligeros. El Palacio Rioja fue escenario principal de la vida social viñamarina, siendo escenario también de recepciones a visitantes ilustres. Fue adquirido por la municipalidad a la familia Rioja en 1956, y transformado en 1979 en el Museo de Artes Decorativas, dado el valor patrimonial de su mobiliario, siendo el más importante del país en la materia.
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Palacio Rioja
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linked to the saltpeter boom like Emilio Carrasco and his mansion on Libertad Avenue. This palace is a product of the fortunes of Fernando Rioja Medel (1860-1922), who was a Spanish immigrant linked to banking and the tobacco industry. Built in 1907, its property is the approximate location of the vineyard that gave the city its name.
The Rioja Palace
The architect was the prolific Alfredo Azancot, who was inspired by the neoclassic French style. The palace has exceptional elements such as its double entrance staircase that leads to a semicircle with columns, as well as interior columns and large rooms. Azancot, who had fresh experience with the 1906 earthquake, made sure to include antiseismic elements with the use of light building materials.
This is another vestige of the growth of Viña del Mar associated with the ascent of a plutocracy, in this case, not
The Rioja Palace was the main stage for Viña del Mar’s social life and the favored place for receptions for illus-
El edificio, que también alberga al Conservatorio de Música Izidor Handler, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1985.
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trious visitors. It was bought by the Municipality from the Rioja family in 1956 and was turned into the Decorative Art Museum in 1979, which is the country’s main collection and known for its great historic value. The building that also houses the Izidor Handler Music Conservatory was declared a National Historic Monument in 1985.
Casino Municipal Tuvo su precedente en el pequeño casino que funcionó en el balneario de Recreo, en 1924. La construcción del actual edificio se autorizó en 1928, en el marco de una política de fomento de la ciudad y su turismo apoyada por el Estado. Se realizó en base a un proyecto de los arquitectos Alberto Risopatrón y Manuel Acuña, quienes concibieron un amplio edificio de líneas neoclásicas, con elementos de ornato como columnas y escalinatas de inspiración 175
En su exterior se veía realzado por los amplios parques y jardines que lo rodearon, complementados por terrazas; y en su interior, variadas dependencias además de las salas de juego, como un cabaret para espectáculos y un restaurante y cocinas con las máximas comodidades de la época. Su inauguración se hizo coincidir con el año nuevo de 1930-1931. Es un punto focal no solo para los aficionados al juego, sino también un espacio para el espectáculo, la cultura y eventos diversos. En 2000 fue declarado edificación de interés histórico y/o arquitectónico por la municipalidad. Su transformación más radical y discutida, la sufrió con la construcción del Hotel del Mar, inaugurado en 2003.
The Municipal Casino The first municipal casino was significantly smaller and was built in Recreo in 1924. The current building was erected in 1928, as part of the city’s government-backed efforts to promote tourism in the area. The architects involved were Alberto Risopatrón and Manuel Acuña. The design incorporates neo-classic lines with ornate elements such as columns and staircases with Greco-roman inspirations, and some secondary ornaments with ancient Assyrian accents. The grounds are noted for the ample parks and gardens, complemented by terraces; in the interior there are a various rooms and gambling floors, as well as a cabaret for shows and performances, and a restaurant. The casino’s inauguration coincided with the New Year’s celebration of 1931. It is a focal point not only for gamblers, but also a space for performances and
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cultural events. In 2000 the Municipality declared it a place of historic and architectural interest. Its most radical and debated transformation was the construction of the Hotel del Mar, inaugurated in 2003.
Cementerio Santa Inés Se originó en una necesidad natural, derivada del crecimiento demográfico de la ciudad, que hacía insuficiente el cementerio de Recreo, lo que se vio subrayado al enfrentar un evento inesperado como el terremoto de 1906, que le provocó graves daños. Como resultado, muy poco después, la Sociedad Población Vergara cedió, en 1908, un paño de terreno, contiguo a una nueva población que se estaba loteando, bautizada Santa Inés en recuerdo de la hija de Salvador Vergara. Por lo tanto, el cementerio también se llamó de Santa Inés, que desde un principio fue laico. Si bien el nuevo camposanto solo entró oficialmente en servicio en 1916, figurando entre los primeros adquirentes de tumbas, familias conocidas en la sociedad de la época, como Astoreca, von Schroeders y Lewin. Sus tumbas o mausoleos pasarían a contarse entre los más interesantes de esta necrópolis, donde también entidades representativas de la ciudad como la Compañía Refinería de Azúcar (CRAV), los Padres Carmelitas y la sociedad Unión Protectora de Cocheros, compraron lotes para mausoleos, en aquella época. Mucho después, en septiembre 1973, este cementerio fue parte de un episodio histórico, al sepultarse, provisoriamente, los restos del depuesto Presidente Salvador Allende Gossens, en la tumba de la familia del ex alcalde Eduardo Grove, pariente político suyo. Permanecieron allí hasta 1990, cuando fueron trasladados a una nueva tumba, en Santiago.
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grecorromana, y ornamentaciones secundarias con citas a la arquitectura de la antigua Asiria.
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The Santa Inés Cemetery The cemetery was a natural response to the growing demographic in the city, which was lacking in space at the Recreo cemetery and underwent inevitable damage from the 1906 earthquake. As a result, the Sociedad Población Vergara assigned a piece of land in 1908 that was contiguous to the new village that was plotted for sale, and was named Santa Inés in memory of Salvador Vergara’s daughter. Likewise, the cemetery acquired the same name and was initially a secular cemetery. The cemetery was officially in service in 1916, after well-known families of the time, such as Astoreca, von Schroeders and Lewin, had purchased their tombs. These mausoleums and tombs make up some of the most interesting exhibits among other representative entities of the city such as the Compañía Refinería de Azúcar (CRAV), the Carmelite Order and the Coachmen’s Union. Much later, in September of 1973, the cemetery took part in the historic event of President Salvador Allende Gossens provisory burial, in the family tomb of the former mayor Eduardo Grove, who was a relative of his. The remains were kept here until 1990, when it was transferred to a new tomb in Santiago. 1. 2. 3. 4 y 5. 6. 7.
Museo Fonck. Palacio Carrasco. Casino Municipal. Parroquia de la Virgen del Carmen. Palacio Rioja. Cementerio Santa Inés.
Visitas
Siempre por Libertad, un breve desvío lleva al Palacio Rioja, situado en calle Quillota, entre 3 y 4 Norte, donde se puede visitar el Museo de Artes Decorativas. Enseguida, se retorna a Libertad para llegar al Palacio Carrasco, que alberga al Archivo Histórico de la ciudad y jardines circundantes (entre 3 y 4 Norte), frente a cuya fachada se halla la escultura “La Defensa”, del escultor francés Auguste Rodin, realizada en 1878 y presentada en un concurso convocado por Chile para un monumento conmemorativo de sus glorias navales. Si visita Viña en el mes de enero no olvide pasar por la Feria del Libro que se instala cada año en esta área. Por 4 Norte y a pasos de Libertad, se encuentra la llamada Casa Délano que aloja al Museo Fonck de arqueología e historia, y volviendo a la avenida principal, Libertad, se aprecia la Parroquia de los Carmelitas. Luego, encaminándose hacia el poniente por calle 5 Norte, casi al llegar a la Avenida San Martín, se encuentra la Galería de Artes Visuales Modigliani, un lugar arraigado en la cultura viñamarina. Ya en la Avenida San Martín se puede disfrutar de su oferta gastronómica, como también de
los juegos de azar del Casino o de los jardines de la Plaza Colombia. Cruzando este punto verde se recomienda un paseo costero por la Avenida Perú hasta llegar a calle 8 Norte, donde doblamos en dirección obligada al oriente, hasta la esquina con Avenida San Martín, en la que se encuentra el Hotel San Martín que tiene una interesante colección de pintura contemporánea nacional en su restaurant, bar y lobby. Siguiendo por 8 Norte se puede hacer una parada en el tradicional y concurrido bar-restaurante La Flor de Chile, establecido originalmente como un almacén, en 1930, ubicado en 8 Norte con Uno Poniente. Bajando a la vecina 7 Norte podemos dirigirnos hasta el oriente, que desemboca en la Subida Sausalito, para dirigirnos al estadio y laguna de este nombre. Esta se halla rodeada de una bella vegetación, y circundada por vías que la hacen apta para el recorrido en vehículo o a pie, para paseantes o deportistas. Siguiendo por la Avenida Parque Sausalito, se llega al Club de Campo Granadilla (Camino a Granadilla s/n), fundado originalmente como Valparaíso Golf Club, en 1897, al alero del Sporting Club, e instalado en sus actuales terrenos a partir de 1922. Siempre en el sector Oriente, puede seguirse un recorrido alternativo por calle Quillota, para luego subir por la misma vía hasta el Cementerio Santa Inés, cuya parte antigua ofrece aspectos de interés histórico y urbanístico. Se puede retornar al sector Poniente por Avenida 15 Norte (también llamada
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Benidorm, por el hermanamiento entre los festivales musicales de Viña del Mar y dicha localidad española), y pasar por los centros comerciales del sector, para luego dirigirse hacia Avenida San Martín, tomándola con rumbo sur. Allí el visitante encontrará una extensa playa y un paseo costero, donde destaca el hito del Muelle Vergara, a la altura de 10-11 Norte. A partir de 8 Norte, se halla en San Martín y aledaños, el sector más concentrado de restaurantes y pubs de la ciudad. Junto a este sector está el casino, jardines aledaños y, a sus espaldas, la Plaza Colombia. Áreas verdes que se complementan con un recorrido paralelo: la Avenida Perú, uno de los principales paseos costeros viñamarinos. Y a pasos del Casino se halla la Plaza México, de forma triangular (entre 1 y 2 Norte y San Martín y 6 Poniente), con sus características fuentes, que data de 1962, época de remozamiento urbano de la ciudad, por haber sido subsede del Mundial de Fútbol. Naturalmente, la visita por Avenida San Martín se puede hacer de forma inversa, de Uno a 15 Norte, en cuyo caso se empalma con otro recorrido, el de Las Salinas y Reñaca. Raiza Vera Ugas
El inicio más natural y lógico de un recorrido por la Población Vergara es partir de la plaza del mismo nombre, cruzando en seguida el Puente Libertad, y deteniéndose brevemente en la intersección de avenidas Uno Norte y Libertad. Allí se contempla la perspectiva de las hileras de altos y frondosos plátanos orientales que caracterizan a esta última.
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Playa Acapulco. Paseo por Avenida Perú. Laguna Sausalito. Jardín del Palacio Carrasco. Bar Restaurant La Flor de Chile. Plaza México. Laguna Sausalito. Café en Avenida San Martín. Hilera de palmeras Avenida Uno Norte.
Visits The most natural and logical start is at the Plaza Vergara, then crossing over the Libertad Bridge and briefly stopping at the intersection of Uno Norte and Libertad. Here you can contemplate the rows of tall and lush oriental plane trees that line either side of Libertad Avenue. Stay on Libertad and a brief detour will take you to the Rioja Palace on Quillota Street, between 3 and 4 Norte, where you can visit the Decorative Arts Museum. Walk back to Libertad to get to the Carrasco Palace, which houses the Historic Heritage Archive of the city, and its surrounding gardens (between 3 and 4 Norte), in front you will find the sculpture “La Defensa”, by the French sculptor Auguste Rodin, who in 1878 won the art contest for the commemorative monument to the country’s naval victories. If you are visiting Viña during January, don’t forget to visit the Book Fair that takes place in this area. On 4 Norte Street and just a short distance from Libertad, is the so-called Délano House, which houses the Archaeology and History Fonck Museum, and further down the main avenue is the Carmelitas Parrish. The trail continues by foot going west through 5 Norte in order to get to the Modigliani Visual Arts Gallery. Addressed on the same street N° 168 it’s a place for the local art. Then you can enjoy the gastronomic offer of San Martin Avenue, or the Casino’s games, or Plaza Colombia’s gardens, and later walk to Perú Avenue to have a stroll near the sea. Once you get to 8 Norte, you can take a turn east
and just around the corner you’ll see the Hotel San Martín that has a very interesting contemporary Chilean art collection of paintings in its restaurant, bar and lobby. Afterwards you can direct yourself to the traditional and very frequented restaurant La Flor de Chile (in 8 Norte with 1 Poniente) originally established as a corner store in 1930. On 4 Norte and just a short distance from Libertad, is the so-called Délano House, which houses the Fonck Museum, and further down the main avenue is the Carmelitas Parrish. The trail continues, by foot, to 8 North and Uno Poniente, where you will find the very frequented and traditional restaurant La Flor de Chile, originally established as a corner store in 1930. Go south to 7 Norte and take this street due east, which will lead to the Subida Sausalito and the Sausalito Stadium and pond. The area is surrounded by lush vegetation and roads suitable for vehicular or pedestrian transportation. Follow the Parque Sausalito Avenue and continue to the Campo Granadilla (Camino a Granadilla), which was originally founded as the Valparaíso Golf Club in 1897, built contiguously to the Sporting Club, but later moved to its current location in 1922.
To return take 15 Norte due west (also called Benidorm, due to the similarities between the Spanish coastal town and Viña del Mar’s music festivals), pass the mall and make your way down to San Martín Avenue and bear south. Here you will find an extensive beach and coastal promenade, as well as the Vergara Pier between 10 and 11 Norte. Starting at 8 Norte on San Martin you will find the largest concentration of restaurants and pubs in the city. The area also includes the Casino, adjacent gardens and the Colombia Square behind the casino. A parallel route complements these green spaces: Peru Avenue, which is one of the main promenades in the city. Not far from the casino is Mexico Square, shaped like a triangle (between 1 and 2 Norte and San Martín and 6 Poniente), it has a fountain that dates back to 1962, which was a year for embellishment in the city before hosting the World Cup. Naturally, San Martin Avenue can be visited in reverse order, from Uno Norte to 15 Norte, which leads to the route to Las Salinas and Reñaca.
Still in the eastern quarter, you can take an alternative route on Quillota Street, which will ascend the hill to the Santa Inés Cemetery and has antique points of interest that are historic and related to urban development.
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5. Chorrillos y entorno Chorrillos and surroundings
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a. Glorias Navales b. Achupallas c. Miraflores d. Chorrillos e. Forestal
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Chorrillos y Miraflores Caracterización De ser sectores periféricos a residenciales, ambos barrios son mellizos, ya que nacieron de forma paralela, se sitúan enfrentados y separados por el curso del estero, y sus nombres, una vez más, evocan a la familia fundadora. Ambos corresponden a batallas de la decisiva Campaña de Lima, durante la Guerra de Pacífico de 1879-1883, durante la cual José Francisco Vergara fue Ministro de Guerra. Aun antes de ello, en 1855, comenzó a funcionar el tendido ferroviario que llegó momentáneamente hasta El Salto, sector agreste y de palmares que fue pronto frecuentado por excursionistas. Años después, los terrenos amplios del Potrero Las Rosas comenzaron a ser ocupados por los aficionados a las carreras de caballos y otros deportes de Valparaíso, hasta que, en 1882, se formalizó la creación del Valparaíso Sporting Club, en cuyo lugar se sigue practicando la hípica hasta nuestros días. El barrio de Miraflores surgió de una manera planificada, similar a lo que había ocurrido con otros sectores de la ciudad, como Recreo, la Población Vergara o Reñaca. Al igual que estas, se constituyó una sociedad de origen británico, Duncan Fox y Cía., que comenzó con el loteo de un terreno que había adquirido a la Sociedad Población Vergara, en 1912, previo trazado de calles de una población constituida en torno a una plaza de forma semicircular (la plaza Miraflores). Sus calles fueron
numeradas y designadas como nortes, orientes y ponientes, lo que después se reemplazó por nombres de árboles, sin duda para evitar confusiones con la Población Vergara. En la ribera norte del estero, entretanto, Chorrillos había experimentado un crecimiento más gradual, en torno a casonas aisladas, como la del empresario Federico Claude. Habla de una paulatina densificación urbana, por ejemplo, el que en 1894 se habilitara una estación de ferrocarril y que, a partir de 1906, llegase hasta este barrio una línea de tranvías, y en otro plano, la instalación de la Parroquia de San Benito (1925). La cercanía con el Sporting se refleja al menos en un par de topónimos de Chorrillos: el Puente Cancha y la calle Jackson, en recuerdo de Alfredo Jackson, gran promotor local del deporte. La urbanización de los sectores altos de Miraflores fue precedida por la edificación de la Parroquia de Santo Cristo (1933), conocida comúnmente como la “Iglesia de piedra” de Avenida Lusitania, que pasó a ser un fuerte signo de identidad barrial. El sector de Miraflores Alto acentuó su crecimiento desde la segunda mitad del siglo XX, con una población de diversos estratos sociales.
recuerdan las excursiones campestres de antaño. En cuanto a Chorrillos propiamente tal, comenzó a mezclar su carácter residencial con el de barrio estudiantil, en las décadas finales del siglo XX y primeros años del XXI; en la actualidad allí se hallan establecimientos tradicionales, como el Colegio Alemán y el Seminario San Rafael, junto a entidades de educación superior, como el Instituto Duoc UC. En cambio, Miraflores sigue siendo un barrio preponderantemente para habitar, conservando sus calles sombreadas por arboledas y algunas casonas de los años treinta a cincuenta, e incluso alguna que otra más antigua,. Por ello, su junta de vecinos busca que se declare a este barrio zona típica. Alejándonos de estos barrios pero siempre dentro del área, vale la pena mencionar que en Viña del Mar Alto, por los barrios Forestal y El Salto, se encuentra el palmar; un bosque protegido por la Ley de Monumentos Nacionales como Santuario de la Naturaleza debido a su diversidad de especies vegetales y animales. Dentro de ésta destaca la Palma Chilena, endémica de la zona central del país, que siendo abundante antes de la civilización hoy es escasa y vulnerable, por lo que se encuentra protegida.
Paralelamente, en las vecindades de Chorrillos se consolidaba un nuevo barrio industrial, El Salto, hacia 1950; en la actualidad, solo algunas palmas
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Chorrillos and Miraflores Description Chorrillos and Miraflores are two periphery residential neighborhoods, like twins, they were founded simultaneously, both face and border the Marga Marga River, and their names evoke the founding family. Both places were involved in deciding battles of the Lima Campaign, during the Pacific War of 1879-83, when José Francisco Vergara was the secretary of war. Before the war, in 1855, the railroad ran through these lands up to El Salto, which was rugged and full of palm trees and was frequently visited by hikers. In later years, the vast lands of the Potrero Las Rosas were being used for horse racing and other sports from Valparaíso, until 1882, when the Valparaíso Sporting Club was founded. The horse track is still used today. The Miraflores neighborhood was developed with city planning, which also happened in other areas of the city, such as Recreo, Población Vergara and Reñaca. Likewise, a British company was founded, Duncan Fox y Cía., that started buying plots of land from the Sociedad Población Vergara in 1912. The land had a small village built around a semicircle plaza (the Miraflores Plaza). The street names were numbered and assigned cardinal directions such as north, west and east, however they were later changed to tree names to avoid confusion with streets in the Población Vergara.
Meanwhile, on the northern bank of the river, Chorillos was growing gradually, most of which took place around isolated mansions, such as businessman Federico Claude’s mansion. Urban densification was slowly growing in the area and the first big change for the town was the railroad station in 1894, then a tramline in 1906, as well as the San Benito Parish (1925). The town’s close proximity to the “Sporting” (horse track) is clearly evident in many of the names found in Chorrillos: the “Cancha” (field) bridge and Jackson Street, reminiscent of Alfredo Jackson, who was a great promoter of the sport. Urbanization in the higher elevations of Miraflores was preceded by the construction of the Santo Cristo Parish (1933), also known as the “Stone Church” on Lusitania Avenue, which is seen as a strong symbol of identity among its residents. The area of Upper Miraflores strengthened during the second half of the 20th century, with a diverse population and social strata.
German School and the San Rafael Seminary School, along with higher learning institutions such as the Duoc UC. Conversely, Miraflores continues to be a predominantly residential neighborhood, preserving most of its tree lined streets and mansions from the 30s and 50s, and the occasional few older houses. Therefore, its community league is seeking status for its historic neighborhood. Far from this neighborhoods but still in this area, it must be mentioned that in the top of Viña del Mar, round Forestal and El Salto, there is a palm grove; a wood protected by the National Monument Law, named a Natural Sanctuary place because of its diversity of flora and fauna species. Among them the Palma Chilena stands out because of its endemic origin in the central area of the country. The Palma Chilena used to be common but with the civilization it became limited and vulnerable, the reason of its protection.
Meanwhile, in Chorrillos a new industrial area was developing in El Salto in the 1950s; currently, only a few palm trees that survived reminisce of the areas rural past. However, other parts of Chorrillos began mixing residential areas with student housing, towards the later part of the 20th and early 21st century; currently the area has the
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8 1 y 2. Plaza Miraflores. 3. Sede universitaria en Miraflores. 4 Casa de estudios en Chorrillos. 5. Paseo por bandejón central de las Avenidas Limache y Álvarez. 6. Frutería de Chorrillos. 7. Casona de Chorrillos. 8. Vista del Estero Marga Marga. 9. Avenida Los Plátanos.
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Patrimonio urbano Urban heritage Sporting Club Su origen está en los aficionados a las carreras de caballos del Valparaíso Spring Meeting (1865), quienes comenzaron a practicar estas competencias en el llamado Potrero Las Rosas, a partir de 1881. El Valparaíso Sporting Club (VSC) se fundó en 1882, y siguió funcionando en el mismo recinto, conocido simplemente como “la cancha”. En el VSC se celebra el Derby desde el 22 de octubre de 1885. Desde un principio esta carrera tuvo un carácter de fiesta, tanto aristocrática como popular, que conserva hasta hoy. Además, se ha realizado cada año sin interrupciones, salvo en 1909, y sólo debido al cambio estacional de la primavera al verano, fijándose en definitiva el primer domingo de febrero. Hasta principios del siglo XX, las graderías del “Sporting” tenían un carácter único, por ser construidas y adornadas al estilo de las ramadas de fiestas patrias chilenas, lo que dio paso a otro más europeo, al proyectarse un nuevo paddock y aposentadurías, a cargo del arquitecto Alfredo Azancot. Las tribunas de primera clase fueron construidas entre 1903 y 1905; las de segunda clase lo fueron entre 1908 y 1910, conjunto que el año 2000 fue declarado de interés histórico y/o arquitectónico por la municipalidad. Asimismo, el VSC ha sido sinónimo no solo de hípica, sino
de variados deportes que ha acogido en sus espacios, como el fútbol y el tenis, prácticamente desde sus inicios.
The Sporting Club The origin of this landmark started with horse racing fans of the Valparaíso Spring Meeting (1865), which later was moved to the so-called Potrero Las Rosas in 1881. The Valparaíso Sporting Club (VSC) was founded in 1882 and has continued to operate in the same place, known simply as “la cancha” (the field). The Derby has been an annual celebration at the VSC since October 22nd, 1885. The celebration has always had a very aristocratic and popular attendance. It has also been carried out every year, with only exception of 1909 when it was permanently re-scheduled for the summer instead of the spring, on the first Sunday in February. The bleachers at the “Sporting” had a unique style, built and decorated to look like the typical Chilean Independence Day stand. By the beginning of the 20th century it changed to a more European looking stand, with the addition of a new paddock and pavilion, built by the architect Alfredo Azancot. The first-class stands were built between 1903 and 1905; second-class stands were built between 1908 and 1910; the Municipality declared it a historic and architectural place of interest in 2000. Chorrillos and surroundings
The VSC has been synonymous with horse racing, but it has also housed many other types of sporting events, such as soccer and tennis, since the beginning.
Barrio de Miraflores Bajo Esta es una población concebida con carácter plenamente residencial, y cuyo interés, tanto urbano como patrimonial, es conservar su carácter originario. Como otros barrios de la ciudad, surgió de forma planeada, por medio de un loteo de sus terrenos (sesenta hectáreas), realizado, en 1913, por la Sociedad Duncan Fox, que los había adquirido el año anterior. Posteriormente, dicha sociedad vendió los loteos a la Sociedad Población Nueva Miraflores. Sus límites están comprendidos entre la Avenida Sporting por el oeste; la Avenida Uno Norte, por el sur; Los Acacios, por el norte y Los Algarrobos por el oriente. En torno a la década de 1940, este barrio se consolidó en sus características de barrio habitado por familias y de una arquitectura que, antes de ostentar casos individuales sobresalientes, destaca por la armonía de su entorno. Sin perjuicio de algunos ejemplos más antiguos, parte importante de la arquitectura que confiere su personalidad al barrio data de los años treinta al cincuenta, con influencias inglesas, 187
italianas y también algunos ejemplos de influencias neoclásicas y de las tendencias modernas predominantes en aquel entonces. También resaltan el aprovechamiento de la ladera en construcciones realizadas posteriormente, y la armonía de estas con las áreas verdes, especialmente en el límite oriental de este barrio.
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The village was first conceived as a purely residential area, although it has strived to preserve its original urban landmarks. Like other neighborhoods in the city, it was developed with city planning, spread out over a 60-hectare land plot sale by the Sociedad Duncan Fox in 1913. However, in later years, the company sold its plots to the Sociedad Población Nueva Miraflores.
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Although some older buildings do exist in the area, an important part of the architecture that gives the neighborhood its characteristic personality dates back to the 30s and 50s, with English and Italian influences, as well as neo-classic and modern styles that were predominant at the time. There is also efficient use of the hillside in later constructions, in harmony with the surrounding green space, which is especially evident on the eastern border of the neighborhood.
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The village limits are the Sporting Avenue on its west; Uno Norte towards the south, Los Acacios to the north and Los Algarrobos to the east. By the 1940s, the neighborhood was mostly known for its beautiful surroundings and mainstream architecture, rather than individual outstanding families with mansions.
1 y 2. Sporting Club. 3 y 4. Casas de Miraflores.
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Visitas El límite claro del plan de la Población Vergara por su sector oriente, es la Avenida Los Castaños, llamada así por los árboles de esta clase que la delinean, y que invitan a un tranquilo paseo. Este se puede iniciar en Uno Norte hasta llegar a la entrada principal del Sporting Club, a la altura de 5 Norte (Avenida Los Castaños 404). El recorrido por el VSC no está limitado a los aficionados a la hípica, sino a deportistas, ciclistas, practicantes de trote o simplemente caminantes, que pueden recorrer su camino interior, teniendo a un costado la pista de carreras y canchas para otros deportes, y al otro costado una ladera de cerro con abundante vegetación. Dicho camino, que también está pavimentado para el paso de automóviles, desemboca en Avenida Sporting, y por lo tanto, Miraflores Bajo. El eje de este barrio es la Avenida Los Plátanos, que destaca, en su conjunto, por su amplitud y sus arboledas que la hacen una vía apta para el paseo. Si se elige un vistazo por la paralela Uno Norte, se puede ver un muestrario de casas relativamente antiguas en el contexto de este sector, destacando la casona en estilo de villa en la intersección con Los Aceres (Los Aceres 14). Otros ejemplos de residencias interesantes, son la actual sede de la Scuola Italiana (Los Aceres esquina de Los
Acacios), de arquitectura de los años cuarenta con ornamentación neoclásica, o bien, varias casonas de época anterior y estilo inglés, como el Instituto de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, de Lusitania 140. Vale la pena subir, precisamente, por Avenida Lusitania para visitar la Capilla de Santo Cristo o “Iglesia de Piedra” (Las Rejas 810), para luego retornar, por la misma vía, hasta la Plaza Miraflores, de peculiar forma semicircular, y hacia donde convergen, de forma radial, las calles Los Olmos y Las Encinas y, en el centro, Lusitania. Al cruzar el puente sobre el Marga Marga que enfrenta a esta plaza, también llamado Lusitania, se llega a la parte central de Chorrillos, que actualmente gira bastante en torno a la actividad estudiantil, y donde destacan la parroquia de San Benito (o Benedictinos, Limache 2525), y algunas casonas antiguas como la de reminiscencias neotudor tardío y macizos volúmenes de Limache 2247, esquina Pasaje Walbaum. Estando en este sector se puede tomar calle Limache para dirigirse a una atracción que, si bien no pertenece estrictamente a este sector, su atractivo para visitantes es indudable por ser uno de los pulmones de la ciudad y lugar que contiene parte de su patrimonio natural más valioso:
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el Jardín Botánico Nacional, ubicado cerca del límite de la comuna. También conocido como Parque Salitre, debe este nombre a que se originó en una donación testamentaria del empresario salitrero de origen croata, Pascual Baburizza Soletic, fallecido en 1941. La beneficiaria original fue la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo (COVENSA), que la traspasó, en 1951, al Estado de Chile, pasando a ser oficialmente Jardín Botánico, administrado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Con una extensión de 404,5 hectáreas, su acceso está ubicado en Camino El Olivar 305, El Salto, y contiene una amplia variedad de especies vegetales nativas y exóticas.
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Visits The western border of the Población Vergara is clearly Los Castaños Avenue, which got its name from the chestnut trees that lined the streets, in what is a quiet stroll through town. By starting on Uno Norte you can get to the main entrance of the Sporting Club near 5 Norte (404 Los Castaños Avenue). The trail through the VSC is not only for horse racing fans, but a common space for athletes, cyclists, joggers and walkers alike. The trail has the track and field on one side and a lush hillside on the other. The trail has been paved for vehicular use and ends on Sporting Avenue in Lower Miraflores. The main axis in this neighborhood is Los Plátanos Avenue, known for its ample space and big trees, making it a favorite place to stroll. Looking down the parallel street Uno Norte, you will see various relatively old houses for this area, one that definitely stands out is the villa style mansion at the intersection of Los Aceres (14 Los Aceres). Other interesting houses are the current head office of the Scuola Italiana (corner of Los Aceres and Los Acacios), with a 40s architecture and neoclassic decoration, and several earlier mansions with English styles, such as the Art Institute of the Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, on 140 Lusitania.
It is worth walking up Lusitania Avenue, to visit the Santo Cristo Chapel or commonly named the “Iglesia de Piedra” (Stone Church) (810 Las Rejas). To return, follow the same street down to the Plaza Miraflores, with its peculiar semicircular shape, and also the location of the convergence of Los Olmos and Las Encinas Streets, with Lusitania in the center.
paración de Ventas de Salitre y Yodo (COVENSA), which was transferred to the Chilean Government, and then officially becoming the Botanical Gardens and managed by the Corporación Nacional Forestal (CONAF). The grounds cover 404.5 hectares and the entrance is located on 305 Camino El Olivar, in El Salto. The gardens have an ample variety of native and exotic plants.
By crossing the bridge spanning the Marga Marga in front of this plaza, also called the Lusitania Bridge, you will arrive at the center of Chorrillos, which is greatly involved in the scholastic scene and also noted for the San Benito Parish (also known as Benedictinos, 2525 Limache). There are also some old mansions, such as the late neo-Tudor style and large size of 2247 Limache, on the corner of Pasaje Walbaum. While on Limache Street you can venture into an attraction, although not strictly part of this area, it is a mustsee place, the lungs of the city and the city’s most valuable natural heritage: The National Botanical Gardens, located near the city’s border. It has also been called the Parque Salitre, because of a testamentary donation from the Croatian saltpeter businessman, Pascual Baburizza Soletic, who passed away in 1941. The original donation came from the Cor-
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JardĂn BotĂĄnico. Camino al interior del Sporting Club.
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6. Las Salinas y entorno Las Salinas and surroundings a. Las Salinas b. Re単aca
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Las Salinas y Reñaca Caracterización Ambos sectores integraban los extensos terrenos de la parte norte de la hacienda de la Viña de la Mar, y hasta los años de cambio de los siglos XIX al XX, se mantuvieron como parajes apartados y casi despoblados. Por ello, fueron en su momento aptos para la instalación de obras de defensa costera, las baterías Sirena y Reñaca (1897-1899), y el Departamento de Municiones y Polígono de Tiro de Las Salinas, en 1902. Esta última área debe su nombre al frustrado proyecto de construir una fábrica para extraer sal de la orilla, a principios del siglo XX; poco después, a partir de 1915, comenzaron a instalarse las petroleras, que sí dieron al sector un perfil industrial. También desde comienzos de la pasada centuria, la Armada se hizo presente, destacando la construcción de sus escuelas de especialidades, a partir de 1929, y la Población Naval “Almirante Allard”, de 1943. En las últimas décadas de dicho siglo, gradualmente se fue formando un museo de antiguas piezas de artillería navales. Junto a la presencia castrense, otro rasgo que marca a este sector es su playa, en la que se fijaron los veraneantes de las primeras décadas del siglo XX, quienes buscaban nuevos espacios para disfrutar del mar. Las instalaciones del balneario fueron habilitadas en
1929, y la avenida Jorge Montt fue inaugurada en 1947. Un poco más al norte, Salvador Vergara había realizado en Reñaca una parcelación con venta de lotes semejante a las realizadas en Recreo y la Población Vergara, para lo cual creó la Sociedad Balneario de Montemar, en 1905. En todo caso, el carácter del nuevo loteo fue distinto, con casas quinta como la casona del ex alcalde Gastón Hamel De Souza; allí se instalaría el Colegio Mackay, a partir de 1963. Esta época también marca el comienzo del auge de Reñaca como balneario de moda y principal playa de Viña del Mar, carácter que, con matices, mantiene hasta hoy. Frente a esta, fue surgiendo una fila de edificios de característica silueta escalonada, que respeta el paisaje natural a su alrededor, y abrieron locales recordados por varias generaciones, como el Long Beach y la discoteca Topsy.
Esta época no ha estado ajena a transformaciones importantes, especialmente en el primer tramo del sector de Las Salinas, donde las petroleras fueron desmanteladas para ocupar sus terrenos en proyectos inmobiliarios. En la vereda opuesta, el borde costero ha sido remozado, y se ha creado un paseo que se extiende desde el tramo final de Avenida San Martín, entregado por etapas. Un hito reciente de esta área pública es el monumento al récord mundial de salto alto ecuestre, Alberto Larraguibel, inaugurado en diciembre de 2007.
A partir de la segunda mitad de los años ochenta, se hace evidente el brío que cobró un nuevo barrio residencial, Jardín del Mar, repitiéndose en la década siguiente un fenómeno análogo con el sector de Montemar. Y en los primeros años del siglo XXI se percibe el aumento de la construcción en torno al eje de la Avenida Edmundo Eluchans.
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Playa Re単aca. Gente paseando. Casa camino a Re単aca. Parroquia de Re単aca. Paseo Costero Las Salinas.
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Las Salinas and Reñaca Description Las Salinas and Reñaca make up part of the extensive northern territory of Viña del Mar, remaining mostly isolated and almost unpopulated until the end of the 19th and the beginning of the 20th century. Conversely, the area was more suited for the installation of coastal defense works, these being the Sirena and Reñaca artilleries (18971899), the Munitions Department and Las Salinas Firing Range in 1902. The coastal area of Las Salinas got its name from the unsuccessful attempt of building a salt extraction plant at the beginning of the 20th century; years later, starting in 1915, the oil companies came to the area, giving it a more industrial landscape. Also at the beginning of the last century was the development of the Navy in the area, starting with the construction of their school in 1929 and the Naval Village “Almirante Allard” in 1943. In the final decades of the 20th century, a gradual gathering of antique naval artillery was put in place as an outdoor naval museum. The military presence in the area is contrasted by another important trait: its beach, which became favored among the summer tourists in the first decades of the 20th century, most of whom were exploring new places where to enjoy the sea. The beach resort facilities were installed in 1929 and
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Jorge Montt Avenue was inaugurated in 1947. A little further north, Salvador Vergara had parceled out land in Reñaca, with plots of land similar to the ones he sold in Recreo and the Población Vergara, for which he created the Sociedad Balneario de Montemar in 1905. Evidently, the new parceling out was somewhat more lavish, with big summer mansions such as the former mayor Gastón Hamel De Souza’s house, which would later become the Mackay School in 1963. This era also marked the beginning of development in Reñaca as a trendy beach resort and as Viña del Mar’s main beach, a nuance that is still true today. A series of apartment buildings were built in front of the beach, all with the same stepped silhouette that respects the natural landscape around it, along with long remembered pubs like the Long Beach and Topsy. Starting in the middle of the 80s, a new found spirit was captured by the Jardín del Mar residential suburb, a phenomenon that was also seen in the area of Montemar. During the first years of the 21st century construction increased in the surrounding area of Edmundo Eluchans Avenue. This era has also seen its fair share of
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important transformations, especially in the first part of Las Salinas, where recent dismanteling of the oil tanks has opened up to real estate projects. The coastal promenade in front has been embellished and extended in stages to its end at San Martín Avenue. A recent landmark in this public area is a monument to the world record long jump holder, Alberto Larraguibel, which was inaugurated in December of 2007.
Patrimonio urbano Urban heritage Museo de Cañones Fue surgiendo gradualmente, a partir de piezas de artillería naval en desuso, que se instalaban con fines ornamentales, en el frontis de la Escuela de Armamentos o en el paseo de la acera opuesta de la Avenida Jorge Montt, frente a la Playa Los Marineros. En la década de 1970, ya estaba consolidado como virtual museo al aire libre, experimentando grandes cambios en sus componentes, que han incluido desde cañones de la Guerra del Pacífico hasta los primeros misiles.
the promenade in Las Salinas, which was inaugurated in 2008, thus making the Outdoor Artillery Museum a part of the promenade.
Outdoor Artillery Museum
Among the oldest pieces currently on exhibition is an 1880-4.7 inch Armstrong canon, which belonged to the ironclad “Blanco Encalada” which carried out campaigns in 1879 and 1891; along it is a 3 inch Vickers Armstrong canon from the cruiser “O’Higgins” (1898) and a 6 inch Vickers secondary artillery piece from the famed ironclad “Almirante Latorre” (1921-1958). World War II artillery includes a Bofors 40mm., which served on the cruisers “Brooklyn”, “O’Higgins” and “Prat”. Furthermore, the Armament Academy has installed various types of turrets, such as “Serrano” (1928), “Almirante” (1962) and “Sumner” (1974).
The museum started with two artillery pieces that had been decommissioned by the Navy to be ornamental pieces for the Armament Academy grounds and on the opposite side of Jorge Montt Avenue, in front of Los Marineros Beach. As it gradually acquired new pieces, the museum was thoroughly consolidated by the 1970s, with a wide variety of artillery armament, such as canons from the Pacific War and the first missile types.
Por ello, el tamaño de la exhibición también ha variado, y sufrió algunas reducciones por las obras del borde costero de Las Salinas, inauguradas en 2008. Finalmente, el Museo de Cañones fue integrado a este paseo.
The size of the exhibit has changed in recent years, including a reduction of the collection due to the works done on Raiza Vera Ugas
Entre las piezas actualmente exhibidas, la más antigua es un montaje Armstrong de 4.7 pulgadas, modelo 1880, que perteneció a los acorazados clase “Blanco Encalada” que hicieron las campañas de 1879 y 1891; junto a este destacan un montaje Vickers Armstrong de 3 pulgadas, del crucero acorazado “O’Higgins” (1898), y una pieza de 6 pulgadas Vickers, artillería secundaria del recordado acorazado “Almirante Latorre” (1921-1958). Representativas de la II Guerra Mundial son los montajes antiaéreos Bofors de 40 mm., que sirvieron en los cruceros clase “Brooklyn”, “O’Higgins” y “Prat”. Asimismo, en la Escuela de Armamen-
tos se hallan instaladas diversas torretas de destructores, incluyendo de las clases “Serrano” (1928), “Almirante” (1962) y “Sumner” (1974).
Museo de Cañones.
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Visitas El paseo del borde costero a la altura de San Martín con 15 Norte es el inicio lógico de un itinerario por Las Salinas y Reñaca. En el mencionado punto, San Martín termina y su continuidad es la Avenida Jorge Montt, columna vertebral del sector de Las Salinas, flanqueado por instalaciones de la Armada a su derecha y a su izquierda, hacia el mar, por el extenso paseo costero y la playa Los Marineros. Este sector también cuenta con una ciclovía, aunque también es recomendable utilizar el recorrido peatonal —incluyendo el paso por el Museo de Cañones— hasta llegar a la Playa Las Salinas. Este es uno de los más antiguos balnearios viñamarinos, habilitado como tal en 1929, y caracterizado por su arco o pórtico de acceso.
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La ruta entre Las Salinas y Reñaca es fundamentalmente vehicular, aunque también es frecuentada por ciclistas y practicantes de trote y caminatas. Puntos de interés en este tramo son la Virgen Negra, imagen que despierta devoción y también conjeturas por su color, y la pequeña playa Las Cañitas. Al arribar a Reñaca, el visitante tiene a sus espaldas el barrio Jardín del Mar y delante de sí al puente sobre el pequeño estero, traspasado el cual se desemboca en calle Borgoño, eje del breve centro, que luego se convierte en la costanera. Por allí se accede hacia la extensa playa reñaquina, la más famosa e identificada con Viña del Mar desde hace unas cuatro décadas. Al costado del cerro de la misma avenida, se aprecian los edificios de departaLas Salinas y entorno
mentos, que caracterizan a este lugar por su forma escalonada. El recorrido, que al igual que otros tramos de este sector se puede hacer a pie, continúa hasta llegar a la Estación de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso en la playa de Montemar, construida entre 1941 y 1945. Obra del arquitecto Enrique Gebhard e inspirado en las vanguardias de la época, destaca también por su integración con la caleta de pescadores vecina. Paralelo al camino costero entre Reñaca y la vecina comuna de Concón se halla un atractivo paseo que, a la vez, es un valioso patrimonio natural: el Campo Dunar, declarado Santuario de la Naturaleza en 1993. El sector de Cochoa, que marca el límite comunal por la costa, tiene el atractivo de su playa asociada a un comercio gastronómico de locales típicos, especializados en productos del mar. En su recorrido por la costa puede tomar atención a la gran cantidad de aves marinas que conviven con los viñamarinos. Sin ir más lejos, la Región de Valparaíso cuenta con la mayor diversidad de aves en el país, con más de 230 especies, y solo la ciudad de Viña del Mar posee alrededor de 140. Por eso es que la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad realiza año a año, durante el mes de noviembre, el Festival de las Aves, con el fin de generar conciencia sobre nuestro patrimonio natural y aportar a la oferta del turismo de intereses especiales de la región y el país.
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This area also has a bicycle trail, although the pedestrian path through the Artillery Museum is the recommended way to get to Las Salinas Beach. This beach is one of the oldest in the city, which was opened in 1929 and has an arched entrance. The trail from Las Salinas to Reñaca is fundamentally vehicular, although it is also often used by cyclists and joggers. Some of the landmarks on the trail are the Virgen Negra, which is an image that inspires devotion and speculation over its color, and the small beach of Las Cañitas. Upon arriving in Reñaca, visitors will have the Jardín del Mar suburb behind and the small bridge over the Estero, directly in front of them, which leads to Borgoño Street, the brief downtown, and then returns to the coastal route. This is the main access point to the large Reñaca Beach, which is the most famous of the beaches and has been
The trail in this area can be walked through its entirety, continuing on to the Marine Biology Station of the Universidad de Valparaíso on Montemar Beach, which was built between 1941 and 1945. Designed by the architect Enrique Gebhard and inspired in the vanguard style of the era, it has also integrated the neighboring fisherman’s wharf.
interests tourism offer in the region and in Chile. Raiza Vera Ugas
associated to Viña del Mar for forty years. Opposite the beach are several congruent apartment buildings with stepped architecture.
Parallel to the street between Reñaca and the adjacent town of Concón there is a promenade with a valuable natural heritage: The Dunar Field, which was declared a natural sanctuary in 1993. The Cochoa area, which marks the township line border on the coast, boasts a beach with the same name and a variety of restaurants featuring local seafood. On your route round the coast you can pay attention to the great number of sea birds that coexist with the “viñamarinos”. The fact is that Region of Valparaíso has the greatest diversity of birds in the country, with more than 230 species, and Viña del Mar has around 140. This is why the Municipality’s Heritage Unit celebrates the Birds Festival every year in the month of November, aiming to create conciousness about our natural heritage and to increase the special Las Salinas and sorroundings
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The logical beginning for the trail through Las Salinas and Reñaca is at the border of the Población Vergara, the coastal promenade at the intersection with 15 Norte Street. At this intersection San Martin continues as Jorge Montt Avenue, which is the main route through Las Salinas. The road is flanked by Naval facilities on the right, and on the left, the seaside, a prolonged coastal promenade and Los Marineros Beach.
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Parque Costero Las Salinas. Edificios escalonados de Reñaca. Entrada playa Las Salinas. Restaurant frente a playa Cochoa. Vista de las dunas de Concón.
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Agradecimientos Se agradece su aporte e interés en la realización del presente libro a las empresas Hellmans, Clínica Reñaca y Natural Response.
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Diario El Mercurio de Valparaíso. Revista Archivum, Viña del Mar. Revista En Viaje, Santiago. Revista Nuestra Ciudad, Viña del Mar. Revista Pacífico Magazine, Santiago. Revista Selecta, Santiago. Revista Sucesos, Valparaíso. Revista Zig-Zag, Santiago.
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3. ARCHIVOS
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