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textos sugeridos para audición El alma buena de Sezuán (sinopsis)
Inspirada en la cultura china, El alma buena de Sezuán es una obra que nos cuenta la historia de una joven mujer que al dar asilo a tres dioses es beneficiada con un obsequio. Este obsequio le permite hacerse de un negocio con el objetivo de prosperar, pero poco a poco la historia nos deja ver lo difícil que es ejercer la bondad en un mundo que gira en torno al dinero.
Texto para Mujeres
Texto para Hombres
ISHEN-TE (al público): Nunca había visto todavía la ciudad al amanecer. A esa hora estaba generalmente acostada, con la cabeza escondida bajo una manta sucia, temblando sólo de pensar que debía abrir los ojos.
IWANG: Soy el aguador de esta ciudad, de Se-Chuan. Mi oficio es agotador. Cuando hay sequía, debo recorrer kilómetros para conseguir un poco de agua. Y cuando abunda, no gano un céntimo.
Hoy, en cambio, me crucé en el camino con los chicuelos que reparten los diarios, con los obreros que lavan a baldazos el asfalto, con los carros tirados por bueyes que traen del campo la verdura fresca.
Cla que en nuestra provincia, la miseria es Claro cosa de todos los días, y ya nadie pone en duda que no hay ayuda posible para nosotros, como no venga de los dioses.
Desde el e barrio de Sun hasta aquí el trecho es largo, y sin embargo, a cada paso, mi dicha era mayor. Dicen que los enamorados flotan sobre las nubes; yo creo que no puede haber nada más hermoso que andar por la tierra y pisar firme sobre el asfalto. Creedme, al amanecer, las casas parecen montones de ruinas encendidas por un cielo sonrosado y puro, que ninguna partícula de polvo ha empañado todavía. Creedme, aquel que no esté enamorado, aquel que no contemple a nuestra Se-Chuan a la hora en que ésta emerge del sueño, no sabe lo que pierde. Diríase un viejo artesano que, antes de tomar sus herramientas, se llena los pulmones con el aire fresco de la mañana, como diría un poeta, (A los que están esperando.) ¡Buenos días!. ¡Aquí traigo el arroz! (Lo reparte y, de pronto, ve a Wang.) Buenos días, Wang. Hoy me siento muy frívola. Mientras venía por el camino, me miraba en las vidrieras y me dieron ganas de comprarme un chal. ¡Cómo me gustaría ser hermosa!
A propósito, un tratante de ganado que suele pasar por estas comarcas me ha asegurado que varios dioses, de los más importantes, se acercan a estas tierras. ¡Pueden imaginarse ustedes mi alegría! Pensar que en cualquier momento pueden aparecer aquí, en Se-Chuan. Sin duda las incesantes quejas que se elevan desde la tierra habrán inquietado al cielo. Hace ya tres días que espero en este sitio, a las puertas de la ciudad, cuando llega la hora ho del crepúsculo, para ser el primero en darles la bienvenida. Después, quién sabe si se me presentará la ocasión. Vendrán los señorones y los acapararán... ¡Con tal de que acierte a reconocerlos! Tal vez llegue cada uno por separado, para no llamar la atención. sepa (Pasan tres obreros.) Ésos no pueden ser, vienen del trabajo. (Los observa atentamente.) No, andan con las espaldas encorvadas, de tanto cargar con fardos. (Pasa un empleado.) Ese otro... es imposible que sea un dios, con esos dedos manchados de tinta. A lo sumo, será un empleado de la fábrica de cemento.
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