Pollera, vestimenta de la identidad

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POLLERA Vestimenta de la identidad popular Por: Oswaldo Lema


Taller de graduaci贸n Dise帽o e investigaci贸n Octubre de 2009


Ensayo Fotogrรกfico


“artesanías la cuencanita, tradición y bordado” local de Inés Gordillo


In茅s Gordillo / artesana para la confecci贸n de polleras


maniquĂŹ modelando pollera a la entrada del local


muestra de una pollera terminada


polleras bordadas


polleras sin bordado


polleras bordadas en tela texland


polleras bordadas en tela de terciopelo


muestra de bordado


muñeca / simboliza a la tradicional “chola cuencana”


Ensayo Escrito


Antecedentes: En la tradición cuencana se encuentran múltiples identificadores, uno de ellos y tal vez el más importante es el de la chola cuencana. De ella han nacido canciones, poemas, graficas, objetos, bailes, diseños, y un sin número de aplicaciones, que en ocasiones podríamos pensar en una sobrexplotación y agotamiento de la figura “chola cuencana”, no obstante en la realidad con el discurso de la globalización, se han podido reinventar adaptaciones. Pero que seria de la chola cuencana sin su indumentaria, específicamente su pollera, prenda que simboliza por sí sola el concepto de chola, sin la necesidad de una personificación. Entonces la confección de polleras es un proceso artesanal muy importante del cual no podemos dejar de hablar. Justificación: La pollera es un elemento tradicional para el imaginario general de la sociedad cuencana, ya que todos en alguna ocasión hemos visto una pollera o una “chola cuencana”, por lo tanto la pollera lleva el mensaje de identidad popular, que encuentra en toda la sociedad a sus receptores, pero solo en las usuarias de polleras encuentra a las consumidoras del mensaje. En este caso la señora Inés Gordillo como artesa en la elaboración de polleras se convierte en la emisora del mensaje. Ubicación: Popularmente la elaboración de ciertos elementos o la práctica de algunos artes se delimitan por barrios o sectores, por ejemplo el barrio de las Herrerías es tradicional en la forja del hierro. Igual sucede con la confección de polleras, que las podemos encontrar principalmente en las calles Tarqui y General Torres entre las calles Larga y Presidente Córdova. En este sector se pudo establecer contacto con la señora Inés Gordillo, artesana de la elaboración de polleras. Sobre Inés Gordillo: La elaboración de polleras por mucho tiempo fue una actividad económica importante, en la actualidad encontramos todavía muchos locales de confección, unos más tradicionales que otros, pero todas ellas se encuentran amenazadas ante la aparición de bordadoras computarizadas. Inés Gordillo La señora Inés Gordillo ha realizado sus trabajos en varios lugares, por ejemplo en Miraflores, San Francisco, pero desde hace diez años la podemos encontrar en “artesanías


la cuencanita, tradición y bordados” ubicada en la calle Tarqui 6-105. Ella es una artesana de cincuenta y nueve años de edad, que trabaja en la elaboración de polleras desde hace cuarenta y cinco años, emprendiendo desde muy corta edad a cultivar este oficio, pero es a los catorce años cuando realmente empieza a trabajar en este arte, aprendiendo los conocimientos de la señora Rosario Pulla. Después de varios años de trabajar conjuntamente o para alguien más, decide emprender su propio negocio, y es desde allí que ella ha podido explotar su sabiduría, es más sus conocimientos ahora los pasa a sus hijas. La elaboración de polleras ha sido su sustento económico en estos cuarenta y cinco años de profesión, pero ella no realizaría su trabajo si no fuera porque desde muy pequeña le gusto este oficio. Inés ha podido llevar sus trabajos también a otros lugares fuera de la ciudad como por ejemplo Cañar, Azogues y Gualaceo. Aparte de las exposiciones en ferias artesanales en las que ha podido participar. Su trabajo se dirige a la clase media, específicamente a la capa campesina, que en la actualidad hacen uso de la pollera. Se establece una clase media porque una pollera puede llegar a costar desde 50 hasta 300 dólares esto dependiendo de materiales y acabados, aunque realiza trabajos por pagas simbólicas (el momento de la entrevista una mujer de edad avanzada llego al local para que le cambien la reata de su pollera, la señora Inés dejo lo que estaba haciendo para atenderla inmediatamente, el valor de este trabajo era de $2,50, la mujer anciana solo dió dos dólares, ante lo cual la señora Inés solo sonrió). Tiene como instrumentos de trabajo una máquina de coser de motor para costura recta y una máquina de coser a pedal para el bordado. Además de una gran variedad de insumos que van desde las telas hasta, los hilos y accesorios para acabados. Porque la elaboración de polleras necesita de técnicas de costura recta, bordado y terminados a mano. Todas ellas en conjunto hacen una pollera no se puede omitir ninguna. La calidad del trabajo de Inés Gordillo le ha hecho merecedora de reconocimientos en el círculo artesanal de la localidad, pero ella aún sigue esperando que las entidades gubernamentales apoyen a los artesanos mediante espacios para promocionar sus obras. En la actualidad ella dice que la técnica a diferenciarse es la artesanal de la industrial, esta última consiste en procesos de maquinas computarizadas capaces de realizar el trabajo de un mes en un solo día. Al trabajar artesanalmente hay varias etapas que le dan un plus a la pollera y que son omitidas en proceso industrial. Es así que va ha ser notoria la diferencia, la misma que servirá para distinguir un estilo de otro.


La historia de la Pollera Basada en la entrevista a la señora Inés Gordillo: La elaboración de la pollera esta en estrecha relación con el uso de la misma, debido a ello es que hace varios años atrás o tal vez no muchos, usar la pollera, era algo muy normal. Cabe indicar que la pollera ha sido de exclusiva moda de las capas campesinas (otras capas de clase media también la utilizaban y utilizan actualmente pero no tienen mayor representación como en el sector campesino). Es más la pollera era indicador de status, de allí las diversas calidades y combinaciones que denotaban distinción y clase. Por ejemplo usar polleras anchas con paño blanco peruano y blusas bordadas de mangas largas, era una vestimenta elegante digna de usarse solo en reuniones. De allí que cada vez que se acercaba una fiesta, se debía acudir a las artesanas inmediatamente para confeccionarse una pollera a la medida. Han existido distintas telas para la confección de polleras, como: franela, baetilla, poliéster, terciopelo, texland, muchas de las cuales se han descontinuado, algunas telas se producían aquí mismas y otras venían de fuera. Lo mismo ocurre con los hilos para coser; en la actualidad se usa el hilo sedal antes el hilo Singer el cual ha sido descontinuado. De la misma manera los acabados requieren mucha técnica e insumos, los cuales pueden ser perlas (imitadas), mullos, lentejuelas, etc. Según los requerimientos del cliente o de la habilidad de quien elabora la pollera. Con el pasar del tiempo la estética de la pollera a cambiado, por ejemplo las más antiguas eran largas y muy anchas, actualmente son medianas y no tan anchas (obviamente existen variables). Asimismo existen polleras que son bordadas y otras que simplemente no lo son, unas con muchos pliegues, distintas con pocas y escasas sin nada de pliegues. No se puede olvidar de la cromática empleada, la pollera utiliza colores muy atrayentes, directos y fuertes, con el fin de llamar la atención y ser punto de interés, pero también las hay mucho más frías y conservadoras, tal vez se utilizan en ocasiones altamente solemnes. Otra característica de la pollera es el uso que se le da. Aquellas que sirven para el diario vivir contraponen de las que son para situaciones especificas, o ya mas asentados en el día de hoy, las polleras son instrumento del alquiler cultural, basta con ver la Pasada del Niño Viajero en Cuenca, y notar que aquellos niños “disfrazados de cholitos” recibirán o esperan recibir como regalo de navidad zapatos de marca, o ropa que les envían sus familiares del extranjero. O aquellos grupos que enarbolan la palabra “folklor” se revisten de la indumentaria TRADICIONAL, para sus presentaciones artísticas.


La elaboración de polleras tiene un auge en épocas navideñas por el tema del Pase del Niño, ya que es una costumbre “disfrazar” a los niños, esto se realiza tanto en sectores públicos y privados, urbanos y rurales. Sin embargo la mala situación económica de la mayoría de las capas sociales inventa la figura de alquiler de ropa. Alterando por completo la producción de polleras porque lo que se hizo este año, funciona para el próximo, así hasta un tiempo indeterminado o hasta que la ropa no sirva. La ruptura de la tradición por culpa de la alienación cultural, hace que las nuevas generaciones no usen polleras, es decir: antes si las madres usaban polleras las hijas también lo hacían (algo así como tradición generacional), en la actualidad las madres usan polleras las hijas también lo hacen, pero solo hasta cierta edad, o simplemente nunca la usan, por asumir la moda transnacional, restringiendo a la pollera solo al modo bajo pedido, que se usa para los acciones de rescate cultural. Ya para finalizar este contexto es fundamental resaltar la parte técnica, el desarrollo tecnológico está poniendo en riesgo a las confecciones artesanales, ya que aparecen las bordadoras computarizadas que están desplazando la mano de obra, superando el tiempo de elaboración e inclusive ofertando mejores precios. Pero no podrán marginar el plus de un producto artesanal. Conclusión: La política de creación de los nuevos espacios identitarios, son complejos y exclusivos, además son víctimas de la industria de la cultura, enfocados a la imagen y al estilo. Es por esta situación que la reinvención del uso de la pollera solo es doctrina hablada, utilizada en aplicaciones temáticas momentáneas, por lo que pierden el carácter de reales. La “pollera” como tal debe crearse y utilizarse en medio de una práctica sustentable, que su mensaje de identidad popular, pueda fortalecer en uso y contenido a los nuevos espacios de identidad. Los diseñadores debemos dejar por momento a un lado la facundia mercantil y el aspecto comercial para asumir un rol social, tomar elementos cotidianos y hasta a veces comunes y potenciarlos en beneficio de la cultura popular y de las grandes masas que ella mueve.




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