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Marzo 2012 Nº 7 · 3€
La campaña de Polonia
La campa単a de Pol
El corredor de Danzig y la Batalla por la
lonia
as Fronteras
La ‘Blitzkrieg’ pronto iba a dar sus frutos. Las nuevas tácticas utilizadas por los alemanes lograron el sueño inalcanzable de la Gran Guerra, la ruptura del frente enemigo, ante un oponente que aún consideraba a la obsoleta caballería la elite del ejército.
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a campaña de Polonia, el Fall Weiss, comenzó a las 04:00 h de la madrugada del 1 de septiembre de 1939, con el bombardeo de las posiciones polacas en la pen ínsula Westerplatte, cerca de Danzig, por parte del acorazado alemán Schleswig-Holstein. Poco después, comenzarían los ataques aéreos selectivos, contra aeródromos, concentraciones de tropas y puentes, por parte de la Luftwaffe (fuerza aérea alemana). El ataque terrestre comenzó poco antes de las cinco de la madrugada. La batalla por Danzig pronto adquirió una intensidad dramática, siendo llevada a cabo, en su mayor parte, por fuerzas paramilitares de ambos bandos. Dentro de la ciudad, los polacos controlaban la Westerplatte, en la que se erigía un depósito cuyos edificios habían sido reforzados en las semanas previas, en vista de la creciente tensión. Varias ametralladoras cuidadosamente emplazadas cubrían los accesos posibles y la guarnición había alcanzado los dos centenares de soldados. Para el ataque, los alemanes
El viejo acorazado alemán ‘Schleswig-Holstein’ en el puerto de Danzig. Sus cañones hicieron los primeros disparos de la campaña de Polonia el 1 de septiembre de 1939.
disponían del 3er Batallón del regimiento SS-Totenkopf (denominado SS-Heimwehr Danzig) apoyado por 500 voluntarios de la propia Danzig. Para el ataque al depósito polaco, se les uniría una unidad de la marina. En los primeros minutos de bombardeo por parte del SchleswigHolstein, varios de los edificios fueron destrozados por la artillería del acorazado, que disparaba desde menos de 500 m de distancia. Poco después, embarcó un contingente alemán de refuerzo, que se topó con una inesperada resistencia y sus repetidos ataques fueron rechazados. A lo largo del día se sucedieron los bombardeos navales y por parte de la aviación, pero la resistencia se prolongaría a lo largo de una semana, ante la desesperación del propio Hitler, que había dado la orden expresa de que la Westerplatte debía ser tomada el mismo día 2. Para su captura, se emplearon incluso grandes piezas de artillería de 21 cm y se trajo, tras tres días de infructuosos combates, a un batallón de zapadores equipados con lanzallamas. Además, los alemanes sufrirían un considerable número de bajas, totalmente desproporcionadas, para capturar ese bastión que no sería reducido, como se ha mencionado, hasta la segunda semana del comienzo de la ofensiva.
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La barrera de la frontera germano-polaca es retirada por soldados alemanes el 1 de septiembre de 1939.
La batalla por las fronteras
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a ofensiva por el norte tenía como escenario el denominado corredor de Pomerania y los primeros intentos por capturar varios puentes intactos fracasaron, pues los polacos estaban alerta y consiguieron demolerlos. Los defensores contaban en ese sector con dos divisiones de infantería y una brigada de caballería, que pronto se vieron obligadas a replegarse ante el empuje alemán, aunque manteniendo la línea defensiva y ralentizando el avance enemigo. En la vanguardia del ataque se encontraba el 19º Cuerpo de Ejército de Heinz Guderian, desplegado a ambos lados del río Kamionka, en una zona boscosa que los polacos consideraban impenetrable. Tras el bombardeo de la Luftwaffe, la 3ª Panzerdivision atravesó la frontera y progre-
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só a lo largo del río, con el propio Guderian en cabeza, a bordo de un semioruga SdKfz 250 (acrónimo de Sonder Kraftfahrzeug, vehículo para usos especiales), que a punto estuvo de morir alcanzado por el fuego de su propia artillería, pues, contrariamente a las órdenes recibidas, la artillería divisionaria batió una zona en la que él se encontraba, cubierta de niebla y el vehículo, al intentar escapar de la barrera, se metió en una zanja de la que no pudo salir. Guderian buscó otro semioruga y prosiguió el avance. El primer combate serio de la división tuvo lugar en la población de Gross-Klonia, a una veintena de kilómetros de la frontera. Los carros avanzaron cubiertos por la niebla en orden abierto y, cuando ésta se levantó, las posiciones defensivas polacas quedaron pa-
tentes. Los cañones anticarro polacos abrieron un mortífero fuego, inutilizando varios carros de combate Panzer I y II y causando doce muertos entre las dotaciones. Pero el avance continuó y las defensas fueron arrolladas, de tal forma que, al mediodía, las vanguardias alemanas habían alcanzado el río Brahe, mientras el resto de la división se detenía, escalonada, entre las poblaciones de Pruszcz y Klein Klonia. Allí, Guderian contempló con estupor la inactividad de las tropas, detenidas mientras el comandante de la división había partido para hablar con von Bock. Guderian, furioso, ordenó que se pusieran en marcha y que atravesasen el río Brahe, como estaba previsto para el primer día de la ofensiva. Un joven subteniente se le acercó y le comunicó que los defen-
Artilleros de la ‘Luftwaffe’, recién iniciadas las hostilidades, se fotografían delante de su cañón antiaéreo Flak 18 de 88 mm, un arma que desempeñaría un papel destacado.
sores eran escasos y que había un puente practicable para los carros. Inmediatamente, un batallón de infantería cruzó el río en botes neumáticos, sorprendió a los defensores y los capturó, tras lo que los caparros del Panzer Regiment (regimiento de carros) franquearon el puente. Al anochecer, toda la división había cruzado y se encontraba a menos de 20 km del Vístula. A la izquierda de la división acorazada, la 2ª de Infantería, motorizada, tropezó con una resistencia más severa, ya en la misma frontera, y su avance fue mucho más lento. Los polacos se fueron replegando lentamente, cubiertos por una compañía de tanquetas y por el 18º Regimiento de
ulanos. En contra de lo asumido tradicionalmente, la caballería polaca, en 1939, actuaba como infantería montada, dotada de una gran movilidad y equipada con armamento moderno, como artillería de campaña de 75 mm, cañones anticarro de 37 mm, rifles anticarro, e incluso tanquetas. De hecho, desde 1937, la tradicional lanza se consideraba un elemento accesorio, como arma del lancero y se había olvidado la carga de caballería como táctica para romper las líneas enemigas. En el difícil terreno polaco, con pocas carreteras adecuadas, la caballería podía tener su papel frente a las unidades motorizadas; de hecho, en Rusia lo ten-
dría. A lo largo de la campaña, la caballería polaca cumplió con dignidad y eficacia su misión de cerrar brechas y cubrir al resto de las unidades y su espíritu de lucha se mantuvo hasta el final. A las 19:00 h, los exploradores de la caballería polaca descubrieron una unidad de artillería de la 20ª División alemana en campo abierto, descansando cerca de la localidad de Krojanty. El comandante del regimiento, el coronel Kazimierz Mastarlerz vio su oportunidad y, en la mejor tradición de los ulanos, dos escuadrones de lanceros formaron rápidamente en la llanura, en la linde de un bosque, mientras los alemanes permanecían ajenos a lo que se les avecinaba. Mastarlerz ordenó avanzar al paso y los dos escuadrones, desplegados uno tras otro, algo más de 200 jinetes, les siguieron. A los pocos metros, el coronel ordenó trote. La marcha se aceleró y, en ese momento, los alemanes comenzaron a percatarse de lo que sucedía. Era un anacronismo que no podían creer, pero no supieron reaccionar. Mastarlerz ordenó galope y los dos escuadrones se precipitaron hacia delante. Los ulanos aún mantenían las lanzas elevadas y los banderines de sus puntas ondeaban al viento. Los sorprendidos y bisoños soldados alemanes comenzaron a compartir el terror cerval que había sentido la infantería a lo largo de los siglos, ante una Carrista alemán: El uniforme negro se convirtió en un signo distintivo de la ‘Panzerwaffe’ (tropas acorazadas alemanas).
Ataque alemán a Polonia (operaciones del 1 al 11 de septiembre de 1939). La campaña de Polonia se inició a las 04:00 h de la madrugada del 1 de septiembre de 1939, con el bombardeo de las posiciones polacas en la península de Westerplatte, una pequeña fortificación sobre el mar Báltico, por el acorazado alemán ‘Schleswig-Holstein’..
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Ataque alemán a Polonia (operaciones del 12 al 14 de septiembre de 1939). Ante el imparable avance de la infantería alemana y el incesante bombardeo de la ‘Luftwaffe’, el mariscal RydzSmigly intentó sin éxito reorganizar sus fuerzas al este del río Vistula. En el centro, la situación se deterioraba igualmente de forma alarmante para los polacos. El día 14, la 10ª Panzer penetraba en la ciudad fortaleza de Brest-Litovsk, secundada por la 3ª Panzer y la 20ª Brigada motorizada.
Soldados polacos del 18º de lanceros (la característica gorra ‘rogatiwka’ fue introducida en 1939). El arma del cabo del 12º de Lanceros es un rifle automático Wz 28.
carga de caballería. A unos doscientos metros, Mastarlerz ordenó carga, los ulanos pusieron sus lanzas en ristre y los dos escuadrones se abalanzaron sobre los alemanes. La hasta entonces perfecta formación comenzó a romperse, pues era muy difícil controlar ya a los caballos y los más rápidos se adelantaron. El suelo retemblaba y esa sensación, unida a la visión de los doscientos jinetes cargando sobre ellos, fue demasiado para los alemanes, que comenzaron a huir precipitadamente. Los lanceros cayeron sobre ellos y sembraron el caos y el terror. Afortunadamente para los alemanes, una unidad de reconocimiento acudió en su ayuda y las autoametralladoras
(SdKfz 231 y SdKfz 222) frenaron en seco a la caballería polaca. El propio comandante del regimiento polaco, el coronel Mastarlerz, murió al frente de sus hombres, junto con una veintena de lanceros antes de que los ulanos pudieran ponerse a cubierto tras una colina cercana. Al final del día, el 18º de lanceros perdería al 40 % de sus efectivos. Este episodio dio lugar a la leyenda de los lanceros polacos cargando contra los carros alemanes, pero nunca ocurrió algo así, salvo en la imaginación de un corresponsal de guerra italiano que visitó el campo de batalla el día siguiente. También Heinz Guderian, en sus memorias, habla de cargas de caballería con-
tra los carros, pero está claro que nunca tuvieron lugar. Lo que sí es cierto es que se realizaron varias cargas, muchas de ellas con éxito, a lo largo de los primeros días de la campaña. El mismo día 1 de septiembre, tuvieron lugar dos de ellas. La primera de las cargas de la caballería tuvo lugar en Mokra, a cargo del 19º de ulanos, que también sorprendieron, en una carga con lanza, a elementos de infantería de la 4ª Panzer, que huyeron. La otra tuvo lugar en Janów, donde un escuadrón del 11º de ulanos se topó con una unidad de caballería alemana y se lanzaron a la carga, pero los alemanes rehusaron el enfrentamiento y escaparon. Una situación similar se repetiría
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Artilleros alemanes descansando en una pausa en los combates, al lado de su pieza de campaña de 15 cm.
el día 2. Varias unidades de caballería consiguieron romper un cerco lanzando cargas con sable y lanza y, en una ocasión, el día 12, el 4º escuadrón del 11º de ulanos cargó, de noche, sobre las posiciones alemanas en la localidad de Kaluszyn, tras malinterpretar una orden, pero consiguió, sorprendentemente, reconquistar la población, haciendo huir a los alemanes. Una carga particularmente exitosa tendría lugar el día 23, cuando un escuadrón reconquistó la localidad de Krasnobrod, rechazó una unidad de caballería alemana que contraatacó y capturó al estado mayor de la 8ª División de infantería alemana. Pero volvamos al 1 de septiembre. Al anochecer, los polacos se retiraron, dejando abierto el corredor a los alemanes. Por la mañana del día 2, la 3ª Panzerdivision y las dos de infantería progresaron con rapidez, llegando muy cerca del Vístula. A lo largo de la mañana, rechazaron varios contraataques polacos sobre sus flancos, que apenas les
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retrasaron. Aunque los carros ligeros alemanes tenían muchas dificultades frente a los anticarros polacos, incluidos los rifles anticarro, los Panzer III y IV no tenían rival y, con frecuencia, la aparición de unos pocos de ellos desequilibraba un escenario. En la mañana del día 3, con la entrada en liza de las reservas alemanas, tanto la brigada de caballería Pomorska como la 9ª División polacas estaban casi cercadas y sólo algunos elementos consiguieron escapar, a costa de graves pérdidas. Ese día tuvo lugar un dramático incidente en la localidad de Bydgoszcz (Bromberg para los alemanes), donde la población, mayoritariamente germana, se levantó contra los soldados polacos y les causaron más de 250 bajas. Los polacos tomaron represalias y ejecutaron a unos 200 vecinos. Cuando, dos días después, las tropas alemanas liberaron la población y descubrieron lo que había pasado, tomaron a su vez unas desmedidas represalias contra los polacos que causaron
3.000 víctimas mortales. El día 5, la base del corredor de Danzig estaba cortada, a un precio de 150 muertos y 700 heridos entre las cuatro divisiones alemanas. El propio Hitler acudió a felicitarlos y quedó sorprendido por el bajo coste de la operación, al compararlo con las carnicerías de la Primera Guerra Mundial. Era una demostración clara del potencial de la Blitzkrieg (la guerra relámpago). El día 6, las vanguardias alemanas franqueaban el Vístula. Paralelamente, tuvo lugar una reestructuración de las unidades, en la que Guderian perdió una división de infantería, pero recibió la nueva 10ª Panzerdivision. Desde Prusia Oriental, el 3er Ejército comenzó su avance hacia el sur, dirigiéndose hacia Varsovia, con dos Cuerpos de Ejército encabezando el asalto. Su principal obstáculo lo constituiría la línea defensiva de Miawa. El 3er Ejército carecía de grandes unidades acorazadas, pero una de ellas, la Panzerdivision Kempf, junto con dos divisiones de infantería, atacaron la posición fortificada de Miawa, defendida por una división de infantería polaca. No consiguieron un éxito decisivo el primer día, pero el segundo, la creciente presión alemana obligó a los polacos a ceder terreno en los flancos. Sin embargo, la propia posición fortificada, defendida por la 20ª División polaca, resistió repe-
tidos asaltos. Ese mismo día, la brigada de caballería Podolska realizó una incursión en Prusia Oriental, la única del ejército polaco en territorio alemán, con más afán propagandístico que otra cosa. En ese sector se produjo el único enfrentamiento entre dos unidades de caballería, al entrar en contacto la 1ª División de caballería alemana con la brigada Mazowiecka, aunque la mayor parte de los combates tendría lugar con los soldados desmontados. Durante los dos días siguientes, los sucesivos ataques alemanes, que incrementaban las bajas de los defensores y, sobre todo, el avance del 4º Ejército hacia el Vístula, obligó a los polacos a replegarse por fin. Las vanguardias motorizadas alemanas habían penetrado, el día 4, hasta unos 60 km de Varsovia. El día 6, la Panzerdivision Kempf alcanzaba el río Narew, tomando varios puentes vitales en ataques temerarios que sorprendieron a los polacos. Éstos se replegaron a la línea del río San, más al este. La buena evolución de las operaciones animó a los alemanes a alterar el plan previsto, para realizar una gran maniobra de cerco,
entre el Vístula y el Bug, dejando Varsovia para más adelante. Esta posibilidad, que el alto mando alemán había desechado en agosto por considerarla demasiado arriesgada, fue ahora apoyada por Guderian con entusiasmo y comenzó a tomar forma. El día 2, continuaron los intentos de ruptura a lo largo del corredor de Pomerania, mientras los polacos se replegaban en orden,
aunque dejando a su suerte a las tropas situadas en la costa. La fortaleza de Tuchola consiguió ralentizar el avance alemán momentáneamente, pero, al final del día, casi tres divisiones polacas corrían el riesgo de resultar cercadas. Sólo una de ellas conseguiría romper el contacto al día siguiente, las otras dos serían aniquiladas y hubo una pérdida de unos 10.000 hombres.
Las unidades alemanas de caballería, en contra de lo que aseguraba la propaganda antes y durante la guerra, conformaban el grueso de las unidades de la ‘Wehrmacht’.
Unidades alemanas motorizadas adelantan un carro tirado por un caballo, en una carretera polaca. Comparada con la alemana la red viaria de Polonia estaba obsoleta.
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La Westerplatte resistiĂł hasta el 7 de septiembre la ofensiva alemana, convirtiĂŠndose en todo un sĂmbolo de la resistencia polaca.