Responsabilidad y compromiso social de los profesionales de la información.

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Responsabilidad y compromiso social de los profesionales de la información (bibliotecarios, documentalistas, archivistas): una visión latinoamericana 1 Rita Candame, Tatiana Carsen, Oscar Maya y Martín Vera

Resumen: Se presentan las experiencias profesionales de dos colectivos bibliotecarios autónomos e independientes de México y Argentina en la creación de iniciativas conjuntas para el desarrollo de la bibliotecología con responsabilidad social en América Latina. Se analizan y sistematizan los logros obtenidos a partir de la revisión del rol del profesional de la información y se listan los retos y tareas pendientes, enfatizando la necesidad de actualizar el compromiso de participar en las transformaciones sociales y políticas desde la Ciencia de la Información.

1. Antecedentes. Los grupos de trabajo en América Latina La acción directa: identificación de necesidades Hasta el comienzo del siglo XXI, la bibliotecología con responsabilidad social ha sido inexistente en la investigación y educación bibliotecológica en los países de América Latina en tanto no ha logrado construir un sistema de ideas, teorías e instrumentos que puedan sistematizar los esfuerzos aislados o con intenciones de una presencia más amplia de colectivos o grupos de trabajo de la región. Las condiciones políticas, sociales, económicas de América Latina y el Caribe han sido tradicionalmente de una desigualdad y una inequidad manifiestas. La historia reciente ha demostrado que el desarrollo (entendido como una práctica general de la democracia y un acceso a niveles de bienestar considerados económicamente dignos y políticamente correctos) no es suficiente para mejorar las formas de organización estructural de los países de la región. Temas como el uso de la información y de la práctica profesional de la bibliotecología y la documentación forman parte de las discusiones cotidianas en no pocos espacios de intercambio profesional o encuentro académico de nuestras naciones.

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Publicado en: De volcanes llena: Biblioteca y Compromiso Social. J. Gimeno Perelló, P. López López, M. J. Morillo Calero (coords.) Asturias,Trea, 2007. p.49-70.

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En este contexto, aún en los países con amplia tradición en el desarrollo de servicios bibliotecarios tampoco se han logrado consolidar teorías para sustentar la necesidad de realizar cambios fundamentados con una orientación social en los paradigmas de la ciencia bibliotecológica. Se reconoce que las ideas prevalecientes que han dominado la construcción de la bibliotecología tienen un carácter eminentemente empírico, pero ha faltado la creación y aplicación de métodos de trabajo alternos que permitan cambiar la visión y el ejercicio práctico de la profesión. Los esfuerzos aislados que se han realizado en materia de responsabilidad social, en primera instancia aplicados solamente a los servicios bibliotecarios, han surgido históricamente como reacciones a actos de censura o restricciones a la acción política de los bibliotecarios. Por ejemplo, en Estados Unidos en la década de 1930 se editó por vez primera el Progressive Librarians’ Council Bulletin con el objetivo de poner en circulación artículos que no eran aceptados por las publicaciones oficiales de la ALA como la American Libraries o el ALA Bulletin. Aunque surgido en Estados Unidos, este movimiento evolucionó, cinco décadas después, en un movimiento internacional integrado por grupos de América Latina, Europa y África que han editado diversas publicaciones y abierto foros de discusión en Internet cuyo interés principal ha sido documentar y realizar aportaciones críticas a las actividades de las asociaciones nacionales. El movimiento de responsabilidad social es integrado por bibliotecólogos que toman diversos nombres: progresistas, activistas, radicales o anarquistas de acuerdo con la línea ideológica bajo la cual se agrupan y actúan. Todos ellos reconocen que las actividades bibliotecológicas son condicionadas por el entorno político y las relaciones de poder, aunque no sólo buscan descubrir las relaciones del poder sino combatirlo. La responsabilidad social busca que las bibliotecas tengan un sentido comunitario y mejoren el acceso a la información. En el plano internacional, la red de bibliotecólogos internacionales progresistas tuvo como antecedente la reunión de la IFLA de 1998 realizada en Amsterdam. En ésta se reunieron bibliotecólogos progresistas de Estados Unidos, Austria, Alemania, Sudáfrica, Reino Unido y Suecia “acordando trabajar en contra de los dictados unilaterales de las grandes compañías de la industria de la información”. 2 En el año 2000 se realizó la denominada Primera conferencia internacional de bibliotecólogos progresistas en Viena. Los asistentes consensuaron una agenda de trabajo que fue conocida como los Diez Puntos de la Conferencia de Viena la cual fue traducida a diversos idiomas y fue difundida a través de los portales web de los grupos participantes. 2

Al ser una reunión informal, nunca se documentó el formato y la agenda de trabajo de esta reunión. El objetivo señalado se deduce a partir del intercambio personal de correos con algunos de los participantes en dicha reunión. Los Diez Puntos de la Conferencia de Viena pueden consultarse en: http://libr.org/international/10-puntos.html.

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A pesar que en los años posteriores no hubo seguimiento o secuelas de la Conferencia de Viena, este movimiento trata de seguir existiendo mediante el uso de recursos electrónicos para afianzar de alguna forma de comunidad, o el sentido de pertenencia a un grupo de profesionales de diversas nacionalidades. Se afirma que la tecnología aplicada a la información ha potenciado múltiples formas de comunicación: una estructura de fácil uso y acceso ha mejorado la intercomunicación entre grupos, fortaleciendo a las organizaciones democráticas y mejorando el discurso y la práctica de la llamada bibliotecología progresista o activista. 3 El surgimiento de la sociedad de la información ha sido un escenario que le permite generar nuevas directrices de acción a la bibliotecología crítica del statu quo. Sin embargo, se menciona por Samek que aunque internet ha sido útil, “por sí solo no sostendrá el movimiento; es decir, la innovación tecnológica no repercutirá en una forma democrática de globalización. El movimiento progresista debe basarse en acciones y programas conjuntos”. 4

La acción directa: creación de discursos Entendiendo que los paradigmas de una ciencia no son ordenamientos fijos e inmutables, es posible pensar que las ideas y prácticas de la bibliotecología contemporánea son construcciones sociales que reflejan los valores y los intereses de grupos hegemónicos como pueden ser los grupos de investigación o redes de cooperación a nivel local, nacional, regional o internacional. Por lo tanto, las disposiciones prácticas para gestionar un sistema de información o el consenso para el uso de nuevas tecnologías y productos se convierte en un modelo que se acepta de manera acrítica por parte de los profesionales. Existe todo un sistema de difusión de las ideas que ayuda al reforzamiento de tales disposiciones, como los encuentros de profesionales y asociaciones, las publicaciones impresas y electrónicas, las listas electrónicas y el uso extendido de internet como un medio privilegiado de organización del conocimiento en donde las diferencias y las individualidades tienden a diluirse sin haberse solucionado los conflictos de clase o grupo.

3

Algunos de los grupos internacionales son: Bibliotek i Samhälle-BIS [Suecia, 1969] <http://www.foreningenbis.org/>; Arbeitskreis kritisher Bibliothekarinnen und Bibliothekare–KRIBIBI [Austria, 1983] <http://www.akribie.org>; Arbeitskreis kritischer BibliothekarInnen–AKRIBIE [Alemania, 1988] <http://www.akribie.org/enwir.htm>; Information for Social Change [Reino Unido, 1994] <http://libr.org/ISC>; Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social– CEBI [México, 2000]<http://www.cebi.org.mx>; Cuban Libraries Solidarity Group [Reino Unido, 2001] <http://www.cubanlibrariessolidaritygroup.org.uk>. La fecha corresponde a su fundación. 4 SAMEK, Toni. “Internet and intention”, p.14.

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Existe una larga tradición de uso y aplicación de la neutralidad en la bibliotecología anglosajona en cuanto a su posición valorativa de los servicios bibliotecarios y que es el mandato para ejercer un comportamiento neutral en la acción profesional. Este comportamiento “neutral” significa que un profesional no debe imponer su punto de vista personal —incluyendo el político o el religioso— porque se concibe a la biblioteca como un gran “mercado de ideas” donde debe prevalecer la pluralidad, la disociación aséptica entre el ser personal o colectivo, la acción y el deber ser social. El principal argumento que han utilizado los bibliotecólogos progresistas en contra de esta posición es que al proporcionar servicios bibliotecarios en forma neutral significa solamente cumplir con un cierto modelo de igualdad que justifica la hegemonía pero niega la existencia de las diferencias. De allí que el verdadero servicio igualitario se tendría que buscar, tomando como base la atención de las diferencias; además, suscribir una posición en los movimientos sociales “no se encuentra alejado de la esfera de acción del bibliotecario, puesto que se convierte en un imperativo garantizar la igualdad de los diferentes. La igualdad se debe lograr en la medida que todas las personas tengan derecho a organizarse, a adquirir educación relevante y de beneficiarse del desarrollo tecnológico”. 5 Por otra parte, en la literatura bibliotecológica internacional pueden observarse, entre 1960 y 1980, varios ejes discursivos, que Freitas sistematiza como sigue: •

Progresista humanista 6 : con el sentido del progreso continuo de una humanidad genérica, con las huellas de un discurso evolucionista y cientificista humanista

Desarrollista: más ligado que el anterior a propuestas de intervenciones políticas, planteamiento,

basados

en

análisis

de

procesos

económicos

internos

e

internacionales •

Reformista: ligado a preocupaciones sociales y políticas de democratización y socialización de los procesos informacionales y educativos, además de soluciones sociopolíticas por medios culturales.

Culturalista erudita: se trata de un discurso más elitista que el anterior, propone un salvacionismo cultural de corte autoritario.

Finalmente, hay un discurso de crítica socialista, proveniente de la izquierda, basado en el materialismo histórico. Es un discurso minoritario en el área. A mediados de los 80 y 90 emerge fuertemente la forma discursiva de Nuevos tiempos, agrupado en los discursos de Sociedad o Era de la Información y del Conocimiento. (Freitas, 2004).

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DURRANI, Shiraz. Returning a stare: people’s struggles for political and social inclusion.

Aquí el término progresista no está usado en el mismo sentido en que se emplea al hablar de bibliotecología progresista, la cual podríamos definir como aquella que procura el progreso social y admite ideas diversas con énfasis en la formación de ciudadanía, compromiso social para el desarrollo social.

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En las últimas décadas predominó, en la literatura internacional, una línea discursiva centrada en lo económico-gerencial, en detrimento de los temas históricos-sociológicos que contextualicen las prácticas de información, mucho menos frecuente Hasta el inicio de la década de 1990 se mantuvo la hegemonía discursiva del desarrollo (económico, político, social), algunos años antes fue común emplear conceptos como posmodernidad, sociedad de información, etcétera, conceptos tomados de la reflexión intelectual de los centros de decisión intelectual en Estados Unidos y Europa, que se aplican a otras disciplinas y sin embargo influyen la teorización en la bibliotecología y la documentación. Así, hay un desplazamiento del objeto de estudio desde el desarrollo social y las políticas públicas hacia el análisis de la información dentro de la empresa o los negocios (Freitas, 2004). 7 También está vigente el paradigma gerencial en la literatura bibliotecológica regional, cobrando cada vez más fuerza en los debates de la corriente DISCURSIVA principal (Carsen et al, 2004) 8 , tal como entre 1970 y 1980 prevalecieron los análisis enfocados a los procesos técnicos y las nuevas tecnologías y ahora abordan los retos que entrañan, por ejemplo, la información y las tecnologías digitales. Es en este contexto que empiezan a surgir visiones críticas a estos discursos en circulación desde la bibliotecología latinoamericana, dando paso lentamente

a la

conformación de una corriente de pensamiento que toma en cuenta el contexto sociopolítico y el compromiso social, en el momento de enfocar temas bibliotecológicos, documentales y de ciencias de la información. Integran el discurso de la bibliotecología progresista latinoamericana temas tales como: preservación de la memoria cultural y política de los pueblos –en especial ante situaciones de guerra y catástrofe natural-; bibliotecas y derechos humanos y libertad en el acceso a la información; responsabilidad social del bibliotecario en la comunidad, en especial en comunidades marginadas (desplazados, carenciados, población carcelaria, etcétera.), y responsabilidad del bibliotecario dentro del campo profesional; defensa del software libre en oposición a la mercantilización del conocimiento; el uso, con sentido crítico, de las tecnologías y problemas de accesibilidad en el acceso a la Web así como también se analiza la existencia de la brecha digital y la exclusión, entre otros muchos temas que se han incorporado a la agenda bibliotecaria progresista latinoamericana. Así, surge la necesidad de traducir en acciones ese compromiso o responsabilidad que se asume hacia la sociedad y hacia el interior de la profesión de la información documental. 7

FREITAS, LÍDIA SILVA DE (2004). A privatizaçao das temáticas e do discurso da área da informaçao. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (2004). 8 CARSEN, TATIANA; LENCINAS, VERÓNICA; BERTOLESI, MARCEL y FERREIRA, DIEGO. Aproximación a una crítica sobre los modelos de gestión bibliotecológica vigentes. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (2004).

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Sin que le corresponda el mérito en exclusividad, esto es el resultado de la progresiva visibilidad de esa corriente de pensamiento, gracias al empleo, con mayor o menor suerte, de las tecnologías de información y comunicación, para vincular a diferentes actores (profesionales, técnicos, académicos) en esta línea de reflexión. Factores objetivos han colaborado también para favorecer la emergencia del pensamiento crítico en el campo bibliotecológico: un clima sociopolítico en algunas naciones latinoamericanas que es propicio para el surgimiento de acciones y discursos “progresistas”; las crisis institucionales generalizadas que hacen decaer el monopolio de los discursos detentados por los órganos corporativos profesionales y favorecen la aparición de colectivos autónomos; la manifiesta exclusión de una ingente masa de bibliotecarios, documentalistas y trabajadores de la información de grandes eventos concebidos como “vidrieras” institucionales y no como espacios de construcción colectiva y una creciente realidad de la precariedad laboral en el campo bibliotecológico en proporciones antes desconocidas. Es en este contexto que surgen colectivos bibliotecarios progresistas como el Círculo de Estudios en Bibliotecología Política y Social (CEBI), de México; el Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación (GESBI) de Argentina; la Comunidad de Estudios Sociales Alternativos en Bibliotecología(CESABI) de Uruguay, conformada por estudiantes; la Comisión de Homenaje Permanente a Bibliotecarios y Trabajadores Víctimas del Terrorismo de Estado, de Argentina, o la acción colectiva de Estudiantes de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de Antioquia, Colombia; entre otros. Todos ellos se formaron o se expresan a través de listas de correo electrónico, sitios en internet o el uso de bitácoras (blogs), y convergen ocasionalmente en actividades comunes, de manera azarosa la más de las veces y respetando la autonomía de cada grupo. Cabe señalar que hay iniciativas de profesionales, inclusive de algunas instancias institucionales que sin identificarse o asumirse abiertamente como progresistas se solidarizan, aceptan, difunden o simplemente dialogan en sus propios espacios —blogs, revistas electrónicas— manifestando posiciones críticas o que conceden poco crédito a la opinión general mantenida por las instituciones o las entidades oficiales. Como puede deducirse, el uso de las tecnologías de información y comunicación ha sido fundamental en la creación de los espacios y las posibles redes en el continente latinoamericano, a ello dedicaremos el siguiente apartado.

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2. El uso de tecnologías de información en la construcción de comunidades Internet y los grupos de trabajo Las tecnologías de información y comunicación permitieron el empleo de diferentes herramientas que facilitaron la articulación de los vínculos y el trabajo conjunto de personas y colectivos en el ámbito de la bibliotecología y documentación con enfoque “progresista”. La economía de recursos que permiten estas herramientas para establecer puentes entre individuos y grupos de lugares geográficos y aún idiomáticos diferentes, favorecieron el empleo de estos espacios como puntos virtuales de encuentro, volviéndolos especialmente aptos para el trabajo en red. Posibilitan, así, la creación de comunidades virtuales y la circulación de información aún por fuera de los canales académicos o institucionales más establecidos, favoreciendo el surgimiento de temáticas nuevas y nuevos esquemas de trabajo cooperativo. De este modo, son muy útiles como medios de expresión alternativos ante situaciones de censura que puedan producirse en los espacios institucionales muy establecidos. Es así como estos espacios virtuales se constituyen en los espacios naturales del un buen número de iniciativas del activismo altermundialista que hacen uso de la información alternativa a los grandes medios de difusión posibilitando acciones globales de alto impacto que devienen en acciones conjuntas, colectivas o grupales contra los embates del nuevo poder imperial o las hegemonías supremacistas locales o nacionales. En el caso de la comunidad bibliotecológica latinoamericana, el espacio virtual ofrece la oportunidad a quienes son parte de ésta, conocerse y reconocerse en torno a intereses comunes. Ante la invisibilidad que en listas de correo de idioma español 9 institucionales o pertenecientes a asociaciones tradicionales, tienen los temas que vinculan problemas sociopolíticos con las bibliotecas. Surgen así sitios de internet o páginas web (personales generalmente), listas de correo electrónico, cadenas de mensajes electrónicos, pizarras y bitácoras (weblogs o blogs) como medios de comunicación alternativa que promueven la libertad de expresión y el ejercicio de la autonomía de pensamiento. En ellas se enfocan temas que vinculan el quehacer bibliotecológico con el contexto sociopolítico en que se sitúan las bibliotecas y difunden noticias, novedades o se tratan temáticas que no tienen cabida en las listas especializadas “oficiales” o que se adhieren a la corriente principal, generalmente conservadora, de la bibliotecología. Éstas “han sido una herramienta vital para la cooperación sea a nivel institucional o personal. Las listas poseen tanta diversidad como actividades 9

Usamos el término idioma español en consonancia con el código ISO que designa al idioma español o castellano como español, pero no debe entenderse que esto está asociado a España como estado. Hacemos la advertencia en razón de la siempre viva e intensa discusión respecto con la denominación que se le da a este idioma.

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relacionadas con el tratamiento y la difusión de la información para una comunidad” (Torres Rivera, 2004). 10

Economía de recursos En el campo de la bibliotecología progresista un recurso de fácil administración son los foros o listas de distribución. Al inicio de este siglo son varias las listas existentes, mismas que tienen mayor o menor intensidad en su uso, y se diferencian en el tipo de contenidos y número de usuarios. Todas tienen el idioma español como lengua común y son, entre otras: biblio-progresistas (2000); biblio-info-sociedad (2004) o info_trabajadores (2004). Las dos primeras son mexicanas, la tercera es argentina, aunque la temática de discusión es abierta, todas estas listas tienen la particularidad que la moderación es mínima, admiten prácticamente cualquier tema que sus integrantes consideren interesante y/o que sea por lo menos trascendente para la comunidad bibliotecaria, se relacione con las bibliotecas y la sociedad, o las políticas culturales locales, etcétera, y que no suele circular por las listas de las asociaciones profesionales de los países de la región. Sus suscriptores son de diferentes procedencias y disciplinas y en ellas no sólo se transmiten ideas o informaciones sino que también se originan comunidades, colectivos y acciones comunes 11 . Es casi imposible mencionar la cantidad de páginas de Internet y bitácoras administradas por bibliotecarios y trabajadores de la información de pensamiento crítico o progresista, pero sí queremos destacar que la existencia de las listas antes citadas bien pudieron darle una relativa certidumbre a esos bloggers de que había una audiencia para sus reflexiones. Esto ha permitido no sólo generar espacios promotores de acciones virtuales con una mirada más comprometida con el contexto socio-político sino que también ha fortalecido el la labor de colectivos o grupos de trabajo o proyectos preexistentes que no se tienen cabida en las entidades formales (grupos institucionales o académicos de profesionales), y cumplen la función de intercambiar experiencias comunes y buscar una bibliotecología más comprometida socialmente.

Creación de comunidades virtuales y redes solidarias La ausencia de espacios públicos presenciales de acceso libre donde se incluyan en las agendas de discusión temas propios de la bibliotecología “progresista” llevó a pensar a varios de los miembros de esas comunidades virtuales, que no sólo era posible, sino 10

TORRES RIVERA, LORENA ISABEL. Creando comunidades alternativas en bibliotecología: el caso de la lista electrónica Biblio-progresistas. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (2004). 11 Por ejemplo, el GESBI surgió del contacto entre varios suscriptores de la lista info_trabajadores y biblio_progresistas.

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deseable, producir una reunión que convocara a los bibliotecarios, documentalistas, archivistas y otros trabajadores de la información para compartir experiencias de trabajo locales y diera visibilidad a la producción intelectual generada fuera de los sistemas convencionales en el ámbito de la bibliotecología en América Latina. Para posibilitar la realización de ese evento, se vincularon el Círculo de Estudios en Bibliotecología Política y Social (CEBI), de México, y el germen de lo que posteriormente sería el Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación (GESBI), de Argentina. De la acción conjunta de ambos colectivos surgió el 1er. Foro Social de Información, Bibliotecas y Documentación (FSIDyB). Éste se desarrolló durante la primera mitad del 2004 y culminó en agosto de ese año en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dos años más tarde, en 2006, se realizó una segunda edición del FSIDyB de mayo a agosto del 2006 culminando en el evento presencial en septiembre de ese año, en la ciudad de México. En líneas generales en ambos Foros: 1.

En su organización convergieron colectivos de diferentes países (Argentina y México);

2.

Se presentaron

temas de importancia en la región, usualmente ignorados por la

agenda bibliotecaria y documental internacional, favoreciendo la emergencia, desde América Latina, de un corpus teórico crítico y comprometido social y políticamente; 3.

Se hizo visible la producción de ideas, proyectos y experiencias de la región;

4.

Se ha hecho posible, aún con lentitud, la articulación de una red de colectivos e individuos latinoamericana involucrados con esta problemática y, finalmente,

5.

Implicó en la realización de sus ediciones presenciales y en el montaje de su sitio permanente en Internet, el empleo de herramientas tecnológicas como el software libre, la creación de comunidades virtuales y el ensayo de técnicas de participación que intentan, al menos, poner en acción nuevas prácticas sociales al interior de la comunidad de los profesionales y trabajadores de la información. En un comienzo, surgió como una forma de integración inicial para elaborar un conjunto

de actividades profesionales, desarrollar y ofertar productos, e impulsar iniciativas concebidas como mecanismos de transformación social y mejora política. La metodología del FSIDyB en ambas ediciones ha tenido varias características que difieren de los encuentros y reuniones a los que está habituada la comunidad bibliotecológica regional: 1.

La convocatoria de trabajos fue completamente abierta, con el único requisito de que debían atenerse a los ejes temáticos propuestos;

2.

Los trabajos presentados no fueron sometidos ante un comité de evaluación, para posibilitar la participación de toda persona interesada en la temática y que quisiera expresarse, desde profesionales con una larga trayectoria, a gente joven con propuestas creativas e innovadoras lo que incluye a estudiantes. El planteamiento fue que los propios

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participantes seleccionarían o se interesarían en los trabajos que revistieran mayor trascendencia —de hecho, como es sabido, E-LIS (E-prints for Library and Information Science) tiene la misma filosofía en su base de datos de texto completo—; 3.

Los trabajos así presentados están disponibles en texto completo, para su consulta, en el sitio web del foro permanente —http://www.inforosocial.org—. El acceso es gratuito. Esto, en cuanto a la etapa virtual, que precedió a la etapa presencial en ambos Foros

Sociales. La función de ésta fue, principalmente, servir de espacio de encuentro y debate público de los principales temas discutidos en las ponencias, el debate estuvo organizado por ejes temáticos. Esta síntesis, a modo de documento de base, permitió la redacción del documento final 12 . El debate de los participantes del FSIDyB en 2004 fue continuo y muy activo, no así en 2006, con lo cual se fue enriqueciendo notablemente la redacción de cada documento, asegurando que el documento base final fuera realmente representativo de lo expresado por los foristas. En paralelo a los debates virtuales, se propuso la formación de nodos regionales ubicados en diversos puntos geográficos de la región, con el objeto de facilitar, en reuniones locales, el acceso a las deliberaciones de quienes no tenían acceso a internet ni podrían asistir a la sede del encuentro presencial. En Argentina los nodos se establecieron en: Mar del Plata, Misiones, Rosario y Córdoba; hay también uno en Cuba Los documentos resultantes de esas reuniones también fueron debatidos en la etapa virtual del FSIDyB. Del primer FSIDYB 2004 y durante la plenaria surgieron diversas comisiones de trabajo, que habrían de vincularse y desarrollar su trabajo en línea, en el sitio permanente del FSIDyB, con líneas temáticas como: bibliotecas carcelarias; software libre; un embrión que propone la creación de una escuela latinoamericana de pensamiento en ciencias de la información, o bien, la educación sobre bibliotecología social y política en América Latina y la que intenta articular una red latinoamericana de trabajadores de la información; la recuperación y preservación del patrimonio documental; los archivos orales; la formación de usuarios; el contexto de los bienes y servicios culturales ante el OMC/ALCA. Estas comisiones han adoptado distintas modalidades de trabajo en línea: listas de correo electrónico, bitácoras (blogs), pizarras electrónicas o contactos personales

y han

tenido desigual fortuna en su desarrollo, aunque en general no han prosperado más allá de las buenas intenciones que les dieron nacimiento. Para facilitar la vinculación de potenciales participantes con esas comisiones, se dispuso en línea el Foro Permanente de Información

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En 2004 dio lugar a la Declaración de Buenos Aires (Buenos Aires-México, 2004).

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Documentación y Bibliotecas, donde también están disponibles las ponencias presentadas en los dos FSIDyB realizados y se informa de las actividades de los nodos regionales. El FSIDyB ha mostrado que existe un vacío en el campo bibliotecológico que es necesario llenar tanto con reuniones de este tipo, así como con publicaciones y acciones organizadas en conjunto por los bibliotecarios que comparten los mismos objetivos de responsabilidad y buscan una transformación social desde la documentación y la bibliotecología.

3. Responsabilidad y compromiso La responsabilidad es un tema que no resulta ajeno para la puesta en marcha del ejercicio de la profesión. De hecho, ensayos ya clásicos como La misión del bibliotecario, de Ortega y Gasset 13 , se emplean de nuevo como referentes indispensables para justificar la actuación de no pocos bibliotecarios en la región. Sin embargo, la noción de responsabilidad que impera se refiere a una interpretación ontológica que parte de un uso ético, tal como se pondera y estima en los códigos (de ética) de no pocas asociaciones que tienen como modelo al suscrito por la ALA. Es decir, cualquier acto o respuesta en el ámbito profesional tiene como punto de partida premisas “neutrales” donde el bibliotecario como sujeto social o actor político es remplazado por el texto del código; además se espera que aplique la norma como única forma de solución a los conflictos cotidianos que tienen lugar en un ámbito laboral o en la interacción con los usuarios de servicios de información o con otros profesionales. Más allá de minimizar la actividad bibliotecaria, se intenta participar desde una posición intermedia en donde no haya conflictos de intereses personales o colectivos como parte de la construcción de la actividad profesional. Cabe preguntarse ¿es la consecuencia de no haber resuelto la forma de enfrentar a la profesión que se presenta como una técnica o como parte de las disciplinas sociales y humanísticas? Sin embargo, en la práctica hay una evidente indiferencia, inducida o asumida, porque se espera que la respuesta de cada bibliotecario latinoamericano no rebase los límites de la responsabilidad institucional o gremial. Quien los sobrepasa puede ser identificado como parte de la disidencia de opinión, de la inconformidad ideológica, o quizá de la rebeldía inherente a la práctica política, categorías poco aceptadas por el común de los profesionales. Un paso más allá de la responsabilidad aceptada y aceptable coloca al infractor en no pocas ocasiones en una posición de marginalidad, lo que permite al aparato administrativo mantener un efectivo control sobre una comunidad dócil.

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Vid. ORTEGA Y GASSET. Misión del bibliotecario : ed. conmemorativa de 50 aniversario luctuoso del autor… México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2005.

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La responsabilidad se relaciona también con un sentido de identidad bibliotecaria en América Latina, históricamente asociada con aspectos como mejora social y económica, o equidad política, categorías emparejadas con nociones como progreso y desarrollo nacionales. Los programas educativos de no pocos países han destacado la trascendencia de las bibliotecas en el avance educativo y cultural. Ya desde el siglo XIX se prestaba particular atención a la fundación y sostenimiento de establecimientos bibliotecarios bajo modelos importados de Europa o Estados Unidos, tendencia que se consolida en el siglo pasado. La responsabilidad forma entonces parte de una relación inherente al ejercicio de la bibliotecología, pocas veces discutido formalmente porque se asume como algo justo, ¿quién se atrevería a poner en entredicho a la responsabilidad de los bibliotecarios y su aporte al engrandecimiento de cada nación latinoamericana? Así el debate y la discusión quedan generalmente clausurados antes de poder dar inicio, o simplemente ser esbozados para su aparición en público. Aún así, la responsabilidad es aceptada, incluso encomiada no sólo por los bibliotecarios progresistas o disidentes sino por los grupos articulados institucionalmente en asociaciones reconocidas gremialmente o en redes de dominio corporativo. Si la responsabilidad es una cualidad reconocible, inclusive medible gremialmente, exista o no, el compromiso de los bibliotecarios con el entorno político y social se convierte en un asunto de conciencia. Es decir, si la responsabilidad se acepta como una respuesta grupal o colectiva ante la sociedad, el compromiso se interpreta y asume como una decisión personal ante la sociedad o la colectividad, lo que no deja de ser una contradicción dado que el compromiso no representa un estadio distinto en relación con la responsabilidad en donde pueda anteponerse las determinantes de lo privado (decisión, conciencia, opinión, etcétera) en un ámbito público (negociación, respeto, diálogo, etcétera). Sin embargo, con la aparición de las correcciones políticas en el mundo de las acciones académicas y profesionales se estima que la forma de enfrentar organizada, estructuradamente las decisiones personales puede tomar como premisa al compromiso. Se supone y espera que con el compromiso vengan aparejadas obligaciones (no así con la responsabilidad), inspiradas en los postulados ilustrados que propone, por ejemplo, Voltaire en El contrato social. Si la responsabilidad no cumplida es castigada con el descrédito y la humillación moral-personal, el compromiso no cumplido es punible inclusive legalmente (o con sus equivalentes morales y sociales). Es en este panorama que el compromiso de los bibliotecarios de América Latina con la participación política y la acción social suele ser muy reducido, inclusive inexistente. En las condiciones que imperan, el compromiso puede alcanzar grados de radicalización, bien sea en los espacios cívicos, civiles o quizá en el ámbito de la participación violenta. El paso de las dictaduras por buena parte del continente latinoamericano ha dejado ejemplos de bibliotecarios

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que decidieron traspasar el tenue límite entre responsabilidad y compromiso, y en muchos casos sus nombres han pasado a formar parte de las listas de asesinados, desaparecidos o torturados. Lo que en una comunidad tradicionalmente indiferente tiene un impacto y una carga moral y anímica altamente significativas. Si se espera que los bibliotecarios actúen y se desempeñen con responsabilidad, no siempre se justifica que lo hagan con compromiso. En la mayoría de los países del continente se admite lo primero, lo segundo suele ser puesto en tela de juicio con frecuencia. Así, se estima que el compromiso lleva a discusiones politizadas lo que equivale a introducir temas considerados “poco serios” o “inadecuados” de acuerdo con la tónica imperante en los códigos de ética o de regulación profesional para el gremio, bien sea en espacios físicos o en ámbitos virtuales. El rechazo implícito a la más pálida posibilidad de crítica que nazca del compromiso se ve rápidamente neutralizado con la descalificación o el etiquetado categórico que impide o clausura cualquier posibilidad de argumentación. La comunidad entonces puede permanecer tranquila eliminada la amenaza de desorden. Esto puede explicar por qué el compromiso es una especie rara en el desempeño de las actividades bibliotecarias latinoamericanas. Cuando se le busca y se le encuentra no siempre es con buenos resultados. Existe anotado en no pocos documentos, o expectativas discursivas, pero más allá de la retórica y las buenas intenciones, difícilmente se le localiza en la palestra de las acciones y de los resultados concretos. Pero ciertamente quienes se han declarado en la práctica y en la reflexión como comprometidos, no han hecho aportes que abran espacios permanentes de enriquecimiento y crecimiento; suelen ser decisiones aisladas no exentas de una relativa amargura y frustración ante la incomprensión general, que pueden perdurar si así lo determina el talante personal de su poseedor. Generalmente languidecen y se pierden en el olvido y la desmemoria, como remedio temporal a lo anterior es que se redacta la Declaración de Buenos Aires, texto que se incluye al final de este trabajo. Hay pues una urgencia de encontrar los cauces para la animación al compromiso social, al compromiso político, al compromiso ético, que no sea asumido sólo como una misión o un magisterio sino exactamente en su total y enorme extensión sintáctica y ontológica. Esto determinaría, evidentemente, una reorientación de la educación y formación bibliotecológica y documental en escuelas y universidades. Es de esperarse que también influya en la forma como los sindicatos entienden la práctica comprometida de sus agremiados bibliotecarios. Además, seguramente redundaría en la percepción pública que se tiene sobre el quehacer y el ser de los bibliotecarios, y permitiría romper la gratuidad que tolera y estima a la responsabilidad pero abomina del compromiso.

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A futuro: hacia la articulación de la bibliotecología como una disciplina social en América Latina De acuerdo con la experiencia de ambos colectivos (CEBI y GESBI), recuperando lo que se ha construido desde hace cuatro años se puede adelantar que no ha resultado sencillo armonizar el trabajo entre grupos de distintos países, con idiosincrasias diferentes aunque se compartan objetivos coincidentes como: propiciar un pensamiento crítico: o generar nuevas prácticas sociales en la comunidad bibliotecológica. Se pueden anotar algunos rasgos que han caracterizado el trabajo conjunto: •

Pluralidad en cuanto a las posiciones políticas, o aplicada a la profesión (en Argentina no se limita únicamente a la participación de bibliotecarios).

Horizontalidad u organización plana: Esto ha permitido una comunicación fluida sin niveles jerárquicos que obstaculizan la toma de decisiones.

Responsabilidad y compromiso. Desde la diversidad de opiniones, cada cual se compromete, desde sus particulares capacidades, en la construcción de un espacio plural.

Equilibrio de género: Como dato curioso, reuniendo a ambos colectivos se observó que se creaba un grupo en donde había la misma proporción de hombres y mujeres, en el que las labores ejecutivas y de coordinación eran compartidas, decisión asumida intuitivamente dado que no fue un punto de acuerdo, un equilibrio de género; a lo que se suma la representatividad por países de procedencia.

Complementariedad: Cada colectivo tiene determinantes en el modo de encarar los temas que los ocupan, los cuales han sido en no pocos momentos complementarios entre sí. El CEBI se orienta hacia la reflexión teórica sobre temas de ética profesional y aquellos relacionados con la vinculación entre bibliotecas y Estado; en tanto que el GESBI, sin descuidar la reflexión teórica, se orienta a acciones hacia el interior de la comunidad profesional local, buscando movilizarla en pos de encarar situaciones de desigualdades y de invisibilidad que padecen determinados sectores de trabajadores de la información. De este modo, cada grupo ha podido aportar su mayor experiencia para crear un punto de encuentro con las características que ha tenido el FSIDyB, en que se cruzaron importantes discusiones teóricas con el trazado de líneas de acción futuras. El desafío ha sido grande y la respuesta superó las expectativas iniciales de los

organizadores en 2004, queda pendiente el análisis de 2006. Cada colectivo ha crecido con la experiencia realizada, ha confrontado con las dificultades del trabajo en equipo de manera remota y ha demostrado que es posible transitar por el camino seleccionado.

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En la ruta para edificar una bibliotecología como disciplina social el Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación (GESBI) —http://www.gesbi.com.ar— que surgió ante las carencias de información y conocimientos sobre las problemáticas sociales implícitas en la bibliotecología, las ciencias de la información y lo documentación, ha orientado sus objetivos hacia la autonomía social, horizontalidad, pluralismo y solidaridad, los que se expresan en la práctica social que el grupo desarrolla y promueve. El GESBI ejerce una labor de alerta e información ante acontecimientos que afectan a la comunidad bibliotecológica y pasan suelen ser inadvertidas para la comunidad local, y los difunde y pone en discusión pública. Promueve principalmente el debate en espacios colectivos abiertos, la reflexión sobre temáticas poco difundidas o tratadas parcialmente en el medio bibliotecológico argentino. Como medio principal para instalarlas en ese medio, el GESBI realiza periódicamente “encuentros de trabajadores de la información”. hasta el momento ha convocado cuatro, en los que se han puesto a debate temas como: legislación de bibliotecas y para bibliotecarios, la problemática del trabajador de bibliotecas no titulado, la regulación profesional a través de matriculación o colegiación; el grado en que son contempladas las bibliotecas de instituciones educativas de todos los niveles de enseñanza por la legislación educativa; el compromiso de los bibliotecarios por la paz y difusión de actividades de colectivos de otros países. Además de estas actividades, el GESBI asesora a organizaciones sociales cuando éstas lo solicitan. Participa en la organización de los Foros Sociales de Información, Documentación y Bibliotecas (FSIDyB) y en el mantenimiento del sitio web permanente de éste. El Círculo sobre Bibliotecología, Política y Social (CEBI) —http://www.cebi.org.mx— es un colectivo autónomo de profesionales de la bibliotecología, con sede en la ciudad de México DF, que trabaja sobre bases teóricas y prácticas para promover la praxis (pensamiento y acción) de la bibliotecología enfocada con la ciencia política y la sociología. El CEBI es una organización que estudia una serie de problemas políticos y sociales en el marco de la disciplina. En este sentido, el colectivo intenta asociar la acción y la reflexión sociopolítica que apunte hacia esquemas más democráticos y libertarios en materia de bibliotecas, libros e información. También procura ejercitar en el propio grupo una nueva práctica social, la que se busca también aplicar en el desarrollo de sus actividades y en los espacios colectivos que busca generar. Las tareas emprendidas por ambos grupos permiten suponer que el futuro es ahora más cierto que hace algunos años. La bibliotecología como una disciplina social es un tema urgente para la realidad latinoamericana. Compromiso y responsabilidad son dos factores nodales que bien pueden articular los pasos siguientes: reflexión teórica; análisis cualitativo del estado del arte de la disciplina; establecimiento del cuerpo teórico para la región;

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consolidación de las redes de trabajo, conocimiento y aprendizaje; fortalecimiento de los espacios de discusión y encuentro virtual; promoción de las tareas emprendidas; vinculación con otros actores que no son parte de nuestras comunidades con el objetivo de participar en el diseño de las agendas públicas y sociales de cada país; incluir a más profesionales en los esfuerzos que se han emprendido… y aún hay más. Basten estos enunciados para comprender el tamaño de los retos que se tienen a la puerta. Hay casi una certeza, y sin duda una confianza de aliento grande, que permite suponer que esto no es mera ambición sino una necesidad vital de explicar la disciplina y de explicarnos como profesionales.

ANEXOS DECLARACIÓN DE BUENOS AIRES sobre información, documentación, bibliotecas y archivos Las y los asistentes al 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas: programas de acción alternativa desde Latinoamérica para la sociedad del conocimiento, celebrado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del 26 al 28 de agosto de 2004, convocado por el Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación (Argentina) y el Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (México), Reconocemos que: La información, el conocimiento, la documentación, los archivos y las bibliotecas son bienes y recursos culturales procomunales para fundamentar y promover los valores de la democracia, tales como: la libertad, la igualdad y la justicia social, así como la tolerancia, el respeto, la equidad, la solidaridad, la dignidad de los individuos, las comunidades y la sociedad. Todo recinto de información documental contribuye a impulsar la práctica democrática en las esferas social y política. Conscientes de esta dimensión, la fundación y organización de estos bienes y recursos deben construirse bajo el principio del acceso al conocimiento y la información de forma libre, abierta, igualitaria y gratuita para todas y todos. Asimismo, se presentan como elementos sociales y políticos que las y los bibliotecaria/os, documentalistas y archivistas deben aprovechar para contribuir a la formación de identidades culturales y ciudadanas sustentadas en valores cívicos y responsabilidades sociales. Consideramos que: Las y los bibliotecarios, documentalistas y archivistas deben participar en los procesos sociales y políticos que se relacionan con su quehacer cultural, ámbito laboral y ejercicio profesional.

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Estos trabajadores de la cultura son facilitadores del cambio social, formadores de opinión, promotores de la democratización de la información y el conocimiento, gestores educativos y actores comprometidos con los procesos sociales y políticos, por lo tanto, el trabajo que desempeñan es de fundamental relevancia para la sociedad y el Estado, por lo que debe otorgárseles pleno reconocimiento social, así como un salario digno y justo regulado por la legislación de cada país. La cooperación y solidaridad profesionales así como la integración en redes, son mecanismos valiosos para fomentar el intercambio de experiencias exitosas y potenciar el alcance de los objetivos y retos en nuestro quehacer cotidiano. Las bibliotecas, los archivos y centros de documentación deben ser espacios para contribuir al desarrollo de los derechos humanos y coadyuvar con la preservación de la memoria

y

recuperación

de

las

tradiciones

orales

y

escritas

para

asegurar

la

autodeterminación y soberanía de los pueblos. Los servicios bibliotecarios y de información, vinculados al libre desarrollo de colecciones, deben planificarse, construirse y ofrecerse mediante la colaboración conjunta entre las personas, comunidades y organizaciones —principalmente entre las menos favorecidas social y políticamente— con las y los bibliotecarios, documentalistas y archivistas. Tanto la teoría como la práctica de la bibliotecología, la documentación y la archivonomía están determinadas por las necesidades que se generan en la estructura social; por ende, la creación y el ejercicio de estas disciplinas y profesiones deben cumplir la misión de fomentar la opinión pública, el juicio crítico, la libre toma de decisiones y contribuir activamente en el combate contra el analfabetismo en todas sus variantes entre la comunidad de sus usuarios con el fin de mejorar la vida y el entorno colectivo o personal de los mismos. Las y los bibliotecarios, documentalistas y archivistas deben construir espacios de intercambio público de información al interior de sus comunidades, para incentivar la discusión sobre temas políticos, sociales, ideológicos y culturales inherentes a los problemas de la sociedad y el gobierno, estimando el ejercicio neutral o no neutral de su pensamiento individual, acción laboral y participación ciudadana. La información, el conocimiento, la documentación y las bibliotecas son un bien común público que no deben estar regidos ni determinados por las dinámicas de los mercados, sino instrumentados por las políticas públicas de desarrollo, bienestar y defensa de la riqueza cultural de la sociedad, en aras de garantizar el dominio público, la diversidad, la pluralidad y la identidad de todos los sectores de la población. La construcción de discursos, desde la realidad de América Latina y el Caribe, implica el uso de las lenguas nacionales como un medio de comunicación, reconocimiento y posicionamiento en el ámbito profesional mundial. Asimismo, conscientes que las lenguas indígenas son una realidad social y política en varias naciones latinoamericanas y del Caribe, es necesario reconocerlas como generadoras de discursos, orales y escritos, para

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la información, la documentación, las bibliotecas y los archivos, a grado tal que se contribuya a evitar la extinción de esas lenguas. La paz es garante y condición necesaria para la preservación y el crecimiento de los repositorios

de

información

y

conocimiento.

Acorde

con

esta

idea,

condenamos

firmemente las guerras y toda forma de violencia que devaste la especie humana y sus culturas documentales. La promoción permanente de la paz y los procesos que conducen a ella son y deben ser un compromiso social de los bibliotecarios, documentalistas y archivistas en sus espacios de trabajo y en las esferas culturales, sociales y políticas que les atañen en su condición de ciudadanos. Es necesario eliminar toda forma de discriminación: por sexo, edad, raza, etnia, ideología, condición económica, clase social, discapacidades, migración, orientación sexual, religión, lengua o cualquier otra en los sistemas de información, documentales y bibliotecarios para ofrecer servicios a los grupos minoritarios y socialmente vulnerables. El grave deterioro ecológico de nuestro planeta afecta la vida en general y, en consecuencia, el bienestar y la calidad de vida de la especie humana. De tal manera, comprendemos que es fundamental que los profesionales de las bibliotecas y de la información vinculen los problemas del medio ambiente con la importancia que tiene el desarrollo, la organización, la circulación y la difusión de información de corte ambiental. Declaramos como esencial el cumplimiento de los derechos que apelan a las libertades de acceso a la información, así como la justa distribución de los bienes y recursos documentales públicos. Invitamos a todas y todos a la suma de esfuerzos y voluntades para la consecución de los enunciados y propósitos de esta Declaración. Desde América Latina y el Caribe para la sociedad del conocimiento. Buenos Aires, Argentina, 28 de agosto de 2004

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TEMAS TRATADOS EN EL FSIDyB (Buenos Aires, 2004; México, 2006) Ejes temáticos abordados Registro documental, producción y difusión del saber (*) Información, bilbiotecas y archivos en la sociedad y el Estado (*) Formación del bibliotecario y del profesional de la información (*) Responsabilidad social y política del profesional de la información (*) Servicios documentales y de información (**) Derechos humanos y libertad de acceso a la información (2004) (**) Marcos legislativos en las Ciencias de la Información (***) Patrimonio cultural: documentos, información y bibliotecas (***) Tecnologías de la información y de las comunicaciones en la era del conocimiento (***) Total de trabajos presentados en ambos foros

AR BR CL CO CU EC ES US IT

MX PE PT UK UY

Sin Total país

7

0

0

1

6

0

1

0

1

2

0

0

0

0

1

18

5

1

1

1

1

0

1

0

0

3

1

0

0

1

0

15

2

1

0

0

4

0

1

0

0

2

0

0

0

0

1

10

6

1

0

3

3

0

0

2

0

8

0

0

0

1

0

24

4

1

3

2

9 8

1

1

1

4

1

1 1

20 1

17

4

5

1

1

4

43

1

4

2

5 18

1

5

1

2

2 26

6

3

1

1

3

2

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Nomenclatura: AR=Argentina; BR=Brasil; CL=Chile; CO=Colombia; CU=Cuba; EC=Ecuador; ES=España; US=Estados Unidos; IT=Italia;MX=México; PE=Perú; PT=Portugal; UK=Reino Unido; UY=Uruguay

Algunos ejes se reiteraron en ambas ediciones y otros cambiaron, lo cual se detalla a continuación: (*) Tratados en FSIDyB 2004 y 2006; (**) Tratados en FSIDyB 2004; (***) Tratados en FSIDyB 2006

REFERENCIAS

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REFERENCIAS CARSEN, TATIANA; LENCINAS, VERÓNICA; BERTOLESI, MARCEL y FERREIRA, DIEGO (2004). Aproximación a una crítica sobre los modelos de gestión bibliotecológica vigentes. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (Buenos Aires, 26-28 2004) CASTORIADIS, CORNELIUS (1990). Poder, política, autonomía. En: Castoriadis, Cornelius. El mundo fragmentado. Montevideo: Alhambra; Caronte, 1990. pp. 69-90. DURRANI, SHIRAZ (2000) Returning a stare: people's struggles for political and social inclusion (Social exclusion: an international perspective part 1). En: Muddiman, Dave, Eds. Open to all? : the public library and social exclusion, chapter 6, Vol.3, pp. 87-110. London: Resource: The Council for Museums, Archives and Libraries. FREITAS, LÍDIA SILVA DE (2004). A privatizaçao das temáticas e do discurso da área da informaçao. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (Buenos Aires: 26-28 agosto 2004) GRUPO DE ESTUDIOS SOCIALES EN BIBLIOTECOLOGÍA Y DOCUMENTACIÓN - GESBI (2006). Generación de espacios de debate no tradicionales: la experiencia de los Encuentros de Trabajadores de la Información. Presentado en: 2o Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (México DF: 7-8 septiembre 2006) ORTEGA Y GASSET. Misión del bibliotecario : edición conmemorativa del 50 aniversario luctuoso del autor y de la celebración del Día Nacional del Bibliotecario. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Fundación José Ortega y Gasset, 2005. 92 p. SAMEK, TONI.

Internet and intention: an infrastructure for progressive librarianship. En:

International Journal of Information Ethics, vol. 2, 11. 2004. 18 p. TORRES RIVERA, LORENA ISABEL (2004). Creando comunidades alternativas en bibliotecología: el caso de la lista electrónica Biblio-progresistas. Presentado en: 1er Foro Social de Información, Documentación y Bibliotecas (Buenos Aires: 26-27 agosto 2004)

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