apaGan MaGia de cueva de bacabchén CAMPECHE. bacabchén, poblado del Municipio de calkiní, lejos de presumir como atractivo turístico sus grutas recién descubiertas, las ha descuidado. algunos lugareños continúan ingresando a ellas para extraer cristales y buscar vestigios arqueológicos, pues violan los cercos colocados por el consejo de vigilancia de la comisaría ejidal. las grutas han sido incluso vandalizadas con grafiti. robin canul
reúnen arte de nishizawa
leñero, hoMbre de fe
Mercurio ancestral
El Antiguo Palacio del Arzobispado, sede del Museo de Arte de la SHCP, inauguró Luis Nishizawa: poeta del silencio, silencio muestra conformada por más de un centenar de piezas pertenecientes a diversos periodos del pintor, fallecido en 2014. staff
Ayer, Vicente Leñero fue evocado como un hombre de fe y una figura imprescindible de las letras nacionales. Fue en el homenaje que se le rindió en el Festival del Libro y la Rosa. Participaron Luis de Tavira, Ignacio Solares y Jesús Ochoa. silvia isabel Gámez
El arqueólogo Sergio Gómez descubrió en un túnel de Teotihuacán mercurio líquido. “Es la primera vez que se encuentra en la zona”, destacó. Son minúsculas canicas de uno o dos milímetros que se hallan mezcladas con tierra. Yanireth israde
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Hace cuatro años falleció el poeta Gonzalo Rojas, nacido en Lebú, centro de Chile.
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sábado 25 / abr. / 2015 Tel. 5628 7170
Una taquería en el mercado de La Merced alberga un centro de artes
Sirven tacos de cultura
Raúl Mejía dirige la galería Keren Tá; su local podría ser desalojado
reforma.com/lectura
z Max Rojas falleció la mañana de ayer a los 74 años.
Jorge ricardo
Desean buen viaje al poeta staff
Jorge ricardo
Sirve quesadillas y huaraches, corta pepinos, recoge las sobras y, cuando nota que es la hora de la entrevista, se limpia las manos con su delantal. “¿Raúl Mejía? Para servirle. Ando un poco apurado. Es que ya ve: aquí hacemos cultura, pero también trabajamos”. Es alto, flaco, con una sonrisa en la boca. Quienes llegan por primera vez a Tacos El Pollo, en la nave mayor del mercado de La Merced, local mil 585, nunca imaginan que este taquero de 56 años dirige un centro cultural arriba de su negocio. Mejía miraba a los niños de los “mercedarios” vendiendo chicles o perdiendo el tiempo, al alcance de la delincuencia. “Aquí los niños nacen gritando ‘¡pásele, pásele!’. Ya nacen con el oficio de ser comerciantes, pero también con el estigma de ser de La Merced y de estar rodeados de prostitución o delincuencia”, dice. ¿Qué hacer? Mejía, con una carrera trunca en derecho, pintó tres huacales de madera, los llenó de libros y los puso sobre un diablito con un anuncio: “¡Hoy sí fío! Te presto un libro”. Quedaba inaugurado el precedente de su centro cultural, el libro club rodante Al Diablo con los Libros. “Al principio me tiraban de a loco. Estamos hablando de antes de 2013”. La madrugada del 27 de febrero de ese año se incendió el
z Raúl Mejía recorre el mercado con un libro club rodante. Promueve la lectura e invita a los hijos de los locatarios a acudir a su centro cultural.
mercado. Mil 200 locales fueron afectados. El fuego se detuvo en el límite de Tacos El Pollo. Hay quien dice que fue por un montón de jugos que estaban en la bodega. Otro saldo negativo fueron más niños buscando en qué ocuparse. Fue entonces cuando Mejía le propuso algo a su mamá, Eva Rivera, de 78 años, fundadora de la taquería. “Me dijo que tenía una gran idea, y yo pensé
que me iba a decir que abriéramos una cantina en el piso de arriba”, recuerda ella. Pero no fue eso, sino el Centro Cultural Keren Tá Merced (“Niños de La Merced” en tzeltal), inaugurado el 27 de marzo de ese año en 90 metros cuadrados de piso, donde unos 40 niños acuden a talleres de radio, danza, fotografía y motorlab y a ver películas. Los niños cuentan que antes vendían chicles o veían
televisión y que ahora, en su taller de radio, graban con sus celulares comerciales como éste: “¡Pásele, pásele! ¡Lectura al 2 x 1¡ ¡Bara, bara, bara, bara¡ !Cultura para mejorar la raza..!” Pero nada dura: el GDF comunicó a los locatarios del área que la estructura del mercado está dañada desde el incendio de 2013 y que serán desalojados, pero se resisten. Mejía se pregunta qué será de Keren Tá.
“Enseñamos a los niños que la cultura es opción. Ahora necesitamos que el Gobierno garantice que seguiremos existiendo”, dice, y luego mira por una ventana hacia la sección quemada del mercado que, a dos años, no ha sido reabierta. Junto hay un letrero que parafrasea a Ratatouille: “No cualquiera puede convertirse en un gran artista... Pero un artista puede venir de cualquier lado”.
Afectan mapoteca con ayuda del INAH Personal del INAH intervino en la remodelación de la mapoteca Orozco y Berra de la Sagarpa y recibió un pago por sus servicios, asegura la directora del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Patricia Ornelas. La obra fue criticada por la titular del Icomos, Olga Orive, quien señaló acciones que alteraron el edificio, sede del acervo. Parte de las pilastras de cantera
Noche y Día
Sergio gonzález rodríguez serglezr@mac.com /
@serglezr
La gran novela mexicana Si un escritor mexicano representa el cosmopolitismo de la diferencia, esa voluntad firme de comprender la cultura propia en intercambio con las gravitaciones cosmopolitas, donde la inteligencia del pasado se impone contra la frivolidad de lo ultracontemporáneo, fe obligatoria en la literatura sin atributos (un mero gesto estético carente de sustancia al uso del supermercado global),
es Edson Lechuga (1970). Mientras otros escritores mexicanos entran tarde y mal a la tendencia de la narrativa globalizada, en ímpetu hueco, decorativo, trivial, Edson Lechuga con su nueva y magnífica novela Anoche me soñé muerta (Axial, 2015) asume retos de mayor importancia, por ejemplo, la reinvención del tiempo rural en una localidad de Puebla que vive en la premoderni-
que recibió un millón 557 mil pesos por las adecuaciones. La remodelación transcurrió en el último trimestre de 2014 sin permiso oficial del INAH. Tras la conclusión de las obras, el SIAP solicitó autorización el 27 de febrero, y en marzo la regularizó. No hubo sanción por emprender los trabajos sin aval. ¿Para qué una autorización si ya habían acabado la obra? “Teníamos que regularizar el trámite”, responde Ornelas.
z Rivas se involucró con las obras tras restaurar la fachada a solicitud de Conagua, dependencia que comparte el edificio con la mapoteca.
dad y, sin embargo, implica una visión urgente sobre el presente. El tema del declive, de la catástrofe de lo conocido a causa de una determinación insalvable: una sequía vasta. En Anoche me soñé muerta, Edson Lechuga recupera la fuerza de la literatura trágica que consigna la profundidad de una cultura que mantiene vivo el legado indígena, lo colonial y el atisbo a lo moderno, esa materia espesa y compleja que supieron recuperar los grandes escritores de la novela de la Revolución, la novela cristera o la novela rural, y que alcanzó buena parte de sus mejores expresiones en Agustín Yáñez y Juan Rulfo. A diferencia de Yáñez en Al filo del agua (1947), o de Rulfo en Pedro Páramo (1955), que se distinguen por su perspectiva integradora que evoca
lo perdido, en el primer caso, trance a la desaparición; en el segundo, montaje de fantasmas, Edson Lechuga elige un enfoque fragmentario y vívido en el que cada parte conlleva la totalidad: a partir de retratos de personajes comunitarios de los años treinta del siglo anterior, los cuales se disgregan y terminan por desintegrarse ante la sequía, la novela reconstruye, ajena a cualquier nostalgia, el peso individual y colectivo de una situación tan extrema que linda en el exterminio. Aparte del vértigo globalizador, en México acontecieron tres fenómenos que han colaborado a destruir la cultura mexicana: a) la ideología anglosajona y protestante; b) los dogmas neo y ultraliberales con su mito, entre otros, acerca de la libertad indivi-
héctor garcía
original, por ejemplo, fueron indebidamente renovadas. La asesoría sobre cómo proceder la proporcionó, aunque no oficialmente, el INAH, mediante el arquitecto Vicente Luis Rivas, adscrito a la Coordinación de Monumentos Históricos. “Nos dijo que teníamos que reparar las columnas de cantera, y que la cantera sólo podía tocarla alguien certificado por el INAH”, cuenta Ornelas. Los trabajadores, dice, fueron contratados por Fonatur,
Yanireth israde
dual (casi siempre sólo asequible al poder privilegiado, o el dinero) y en el que el imperativo de confluir en el mercado abierto y unánime, desprovisto de particularidades y diferencias, soslaya las asimetrías de origen y destino; c) la entronización del individualismo profano y secularizado que excluye el sentido de misterio, comunidad, tradición, memoria, nacionalidad (algo distinto, hay que subrayar, al nacionalismo). Edson Lechuga ofrece una novela contraria a los prestigios que ahora se premian, celebran y divulgan. Apunta Mardonio Carballo en el prólogo: “Nada es más universal que aquello que tiene en su forma, fondo. Y hablar de fondo en un país como el nuestro es hablar de algo serio. Nos bastó voltear al mundo
La voz de Max Rojas le habló a diversas generaciones. Nacido en el DF en 1940, el poeta dejó de existir ayer a los 74 años, pero no su poesía, que queda entre sus lectores a través de Cuerpos, proyecto monumental que engloba más de 4 mil cuartillas en un sólo poema, en una suerte de versos sin fin. “El poema es también una batalla incesante con el tiempo”, decía. El Secretario de Cultura del DF, Eduardo Vázquez, recordó el verso ayer en Twitter, para después agregar: “Tu ciudad te despide con gratitud infinita...” Se trataba de uno de los mejores poetas del DF, y deja un gran hueco, advirtió la poeta Jocelyn Pantoja. El fallecimiento de Jorge Juan Máximo Rojas Proenza, según comunicó su familia, ocurrió por la mañana en su domicilio, y fue despedido en un velatorio del ISSSTE de la Delegación Tlalpan. Realizó estudios de Filosofía en la UNAM y dirigió el Instituto del Derecho de Asilo-Museo Casa de León Trotsky de 1994 a 1998. Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores y Premio de Poesía Carlos Pellicer en 2009. Entre sus libros también destacan El turno del aullante y Ser en la sombra. “Leamos su poesía”, pidió el también poeta Héctor Carreto en Twitter. “Nos deja su voz y sus ‘cuerpos’. ¡Buen viaje Max!”, le desearía Julio Trujillo.
para querer serlo. Y nada grave hay en eso salvo el olvido de lo propio y sus consecuencias. La novela de Edson Lechuga es un recordatorio de ello. Látigo y memoria”. Si el mundo editorial en lengua inglesa ha moldeado la categoría de “gran novela americana” para describir una novela que muestra la cultura estadounidense en una época específica, Anoche me soñé muerta encarnaría algo equivalente respecto de la narrativa mexicana. El momento climático en el que un escritor logra descifrar algunos de los signos determinantes de nuestra cultura en toda su espléndida universalidad. El mundo anterior, atroz, conmovedor, entrañable, que ronda nuestros sueños y pesadillas. La literatura imperecedera y su fervor más humano.
héctor garcía
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