Del charango al kultrún. La riqueza de la música chilena
Ana Elena Buitrón Romero (México-Chile)
México, mi país natal, que se encuentra en el hemisferio norte, comparte el mismo idioma con países muy lejanos, como Chile, que se encuentra en el hemisferio sur. Ambos países son tan lejanos que incluso, cuando en uno de ellos es pleno invierno, en el otro se disfruta de un caluroso verano. El interés en la música propia en Chile se ve reflejado en los planes y programas de estudio elaborados por el Ministerio de Educación de Chile para la asignatura de Música en todos sus niveles, donde se propone gran cantidad de repertorio chileno. Los chilenos consideran que su propia música posee valor educativo incluyendo la que es creada por los pueblos nativos como resultado de una fusión cultural debido a la emigración. Existen muchas orquestas típicas y andinas, además de muchas comparsas que son conformadas por músicos y bailarines realizando una coreografía específica. Las comparsas son particularmente activas en los carnavales y generalmente cada grupo viste un traje especial para ser identificados por los espectadores.
La música mapuche tiene un carácter rítmico hipnotizante, cuyos elementos bien pueden ser desglosados para abordarlos desde la rítmica Jaques-Dalcroze. El primero de ellos es su pulsación firme, acompañado de diversos ostinati, los cuales pueden ser escuchados en percusiones y otros en instrumentos de aliento que juegan con sonidos agudos y graves. El pulso firme y los ostinati permiten trabajar con ellos de diferentes maneras: por ejemplo, caminar el pulso al sonido de tamborines en conjunto con el sonido del kultrún (instrumento mapuche tradicional) (ver figura 1). Además, se pueden mover pañuelos asociados a las melodías de los alientos.
Como mexicana, ha sido un enorme reto laborar en planteles educativos chilenos, pero al mismo tiempo ha resultado muy enriquecedor, pues he abordado repertorio completamente nuevo para mí de una forma completamente nueva (dalcroziana) para los estudiantes. Un ejemplo de ello han sido diversos trabajos realizados a partir de la música de los mapuches, pueblo originario de Chile y que se localiza en la región de la Araucanía. Esta música se escapa totalmente a los parámetros de la música occidental. No hay una forma musical clara, los instrumentos de aliento que se escuchan tienen una afinación imprecisa y el canto, que se ejecuta en su lengua originara por el o la guía espiritual, quien recibe el nombre de “machi”, es potente, cambiante y enérgico. El machi improvisa canciones utilizando sonidos graves y agudos a tempo, hablando o gritando invitando algunas veces al grupo a cantar a manera de pregunta y respuesta. Para esta cultura la música es una forma de expresión con la cual pueden comunicar emociones a los espíritus y los instrumentos tienen la finalidad de decir lo que con palabras no se alcanza a expresar (Museo chileno de arte precolombino, s.f.)
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DALCROZE CONNECTIONS • PRIMAVERA 2022 VOL. 6 NO. 2
Museo chileno de arte precolombino (s.f.) http://chileprecolombino.cl/arte/musica-y-danza/mapuche/ En alguna ocasión trabajé una canción mapuche con niños entre cinco y seis años de edad. Como eran muy pequeños y recién empezábamos nuestras clases de música, no estaba muy segura de cómo abordar la canción. Di pañuelos a ellos y les pedí que escucharan la música y que encontraran en los sonidos alguno que les llamara la atención. Después pedí que observásemos el movimiento de alguno de ellos para después, imitarlo. De esta manera creamos una coreografía donde estaban representados el pulso, el ostinato del kultrún, las melodías de las flautas y el canto.
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