Revista: CON-VIVIR EN LA ESCUELA
“SIN MIRAR ATRÁS”
U
na de las problemáticas que más parecen afectar socialmente a nuestro país es el tema de la educación. Desde hace varios años es común escuchar “la escuela ya no es la misma de antes”. Sería bueno plantearse en qué radica la diferencia. Por ello he investigado lo escrito por el autor Ignacio Lewkowiczen su apunte “Escuela y Ciudadanía” donde nos dice: “la escuela para el estado es la escuela de los próceres, la escuela de los hombres del mañana. Se presenta como forjadora de la subjetividad del ciudadano, produce un individuo orientado al bien, al progreso de la Nación y realización de los valores familiares de un contexto nacional.”1 En los estados nacionales prevalecía una existencia institucional. El paradigma de su funcionamiento son las instituciones disciplinarias, por lo tanto la vida individual y social transcurría en ése territorio. La familia y la escuela como, dispositivos disciplinarios, estaban organizadas entre sí, es decir tenían una relación conjunta ya que ambas asumían como principal objetivo la formación de ciudadanos. Pero… ¿Qué era ser ciudadano? Siguiendo al autor Lewkowich: “es el tipo de sujeto resultante del principio revolucionario que postula la igualdad ante la ley”. Por lo tanto la ley es la misma para todos, la ley es pareja: permite o prohíbe por igual.
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Ignacio Lewkowicz, libro Escuela y ciudadanía: “Una relación en cuestión”. Pág. 5
Esto se correspondería con la educación para la sociedad del siglo XIX, pero alcanzó su apogeo en el siglo XX. En la actualidad, el autor se refiere a la escuela como una entidad ligada al mercado. ¿Por qué? Porque “hoy las instituciones no normalizan, no forjan subjetividades sino que brindan un servicio. La subjetividad se forja en otro lado o no se forja. La institución no tiene carácter instituyente sino que es un lugar donde se reparte capacitación, comida, becas.” Consecuentemente el edificio sigue siendo el mismo de siempre o algunos, con ampliaciones en el espacio, incluso con el mismo escudo con el cual se la conoció, pero YA no sigue siendo el mismo dispositivo. Su objetivo no es el de producir subjetividades ciudadanas para el mañana, sino subjetividades capacitadas para insertarse en el mercado, en el éxito. Las demandas que se le hacen a la escuela no son las mismas de años atrás, hoy en día se sostiene la capacitación del personal para insertarse en el mercado laboral lo más rápido posible. Luego de este análisis se deduce que la diferencia entre la escuela de ayer y la de hoy, radica en la necesidad que origina la asistencia a la misma. Antes se asistía a la escuela para “formarnos” como ciudadanos capaces de hacer progresar a nuestra Nación. Hoy se asiste para adquirir la “capacitación” que le permitirá al ser humano conseguir “el” trabajo que desea. Reafirmando lo anteriormente dicho, Leandro Lajonquiér a través de una
experiencia propia relata que “los alumnos iban felices a la escuela” ya que era el único lugar donde la familia no estaba presente, en cambio, cuando el chico llegaba a su hogar la escuela seguía existiendo en el momento de hacer las tareas, de estudiar, etc.2 Si bien docentes y familia no tenían una estrecha relación, ambas trabajaban solidariamente hacia el cumplimiento de un objetivo común: formar un buen ciudadano, por lo tanto los valores enseñados en el hogar y la formación recibida en la escuela eran el combo perfecto, lo esperado por la sociedad. En cambio en la actualidad, familia y escuela están disociadas y ambas reclaman a la otra “esos valores perdidos” permitiendo así que el educando se convierta en un sujeto de bien capacitado para enfrentar a la sociedad competitiva de hoy. De este análisis se desprende el hecho de que si bien la educación ha evolucionado con el paso del tiempo, quizá esa evolución no ha ido de la mano con la sociedad que la requiere.
Psp. Stefanía Demichelis. 2
Leandro Lajonquiér. apunte “Entre pasarse unas otras de florero en el aula y ser mandado al psicólogo escolar, prefiero quedarme de florero”. Entrevista realizada por Inés Dussel y Nadia Poliak.
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“EL SECRETO DEL ÉXITO: LA CONFIANZA”
A
ctualmente se habla de la "escuela en crisis", y la misma es relacionada con palabras como desintegración, desamparo, colapso, las cuales intentan describir lo que pasa en este último tiempo dentro de la institución escolar. A. Birgin no de acuerdo con este concepto prefiere trabajar sobre la “escuela en la intemperie", la cual no indica desolación y vacío sino, por el contrario, al referirse a la intemperie, revela que antes hubo algo donde hoy no lo hay. No indica sólo ausencia sino la presencia de lo ausente.3 "Entre los muros" es una película que refleja la situación actual de la escuela de hoy. En la misma se observa el interior de un salón de clases, en donde entran en juego un grupo de adolescentes y jóvenes atravesados por diferentes culturas y religiones. Uno de los protagonistas es el profesor de francés, François Marín, el cual intenta retomar aquellos valores de la escuela tradicional, más específicamente, el respeto de tiempos, de espacios, pero ahora incluyendo y teniendo en cuenta la diversidad presente en el aula. Se puede observar que el rol del profesor se encuentra atrapado entre la intención de acercarse a sus alumnos y el respeto hacia el cumplimiento a las normas de la escuela. A diferencia de los demás docentes del curso, Marín, se destacaba porque confiaba en que sus alumnos podían 3
Lic. Alejandra Birgin, libro La escuela por la igualdad en la enseñanza: “La escuela en la intemperie. Pág. 1.
alcanzar un mejor rendimiento escolar, aunque ni ellos mismos lo pensaran. Pero, por el contrario, el grupo de alumnos no demostraba interés y predisposición ante las consignas dadas, peleaban entre las clases, se agredían verbal y físicamente, y en reiteradas ocasiones cuestionaban la palabra del docente.
Aquí, resulta importante destacar, que como sostiene Birgin, en la relación pedagógica, la confianza es constitutiva, es decir, no hay relación posible si no hay confianza mutua. En lo que respecta al alumno, es imprescindible depositar la confianza en quien enseña para poder reconocer su autoridad, su posición como una voz autorizada y como una voz que autoriza a otros. Por otra parte, en cuanto al rol del docente, éste también debe confiar en sus alumnos, empezar por ver al otro como un ser capaz de aprender y de poder potenciar sus capacidades, en un clima de respeto mutuo. A través de lo observado en la película queda en evidencia que el objetivo del docente, no pudo ser llevado a cabo. Los grandes conflictos y obstáculos con los que se enfrentaba, fueron más fuertes y, pese a sus
esfuerzos, realidad.
no
logro
cambiar
dicha
Retomando a Birgin, pensar la escuela a la intemperie es pensar en un territorio devastado, material y simbólicamente. "Hoy la realidad entra sin pedir permiso a la escuela, entra por la ventana, por el pasillo, por lo techos". Lo que nosotros debemos hacer, frente a esta realidad que muchas veces suele ser desbordante, es repensar a la escuela como ese lugar que ofrecía una promesa de futuro, de inserción, de
respeto y educación. Y por otro lado, evitar transmitir la mayor violencia de este tiempo que es la pauperización de las expectativas, cuando abrumados por la urgencia, renunciamos y dejamos de educar. Para Birgin el desafío consiste en animarse a crear una nueva escuela, que reconozca las bases de la escuela que tuvimos y que proponga otras formas a partir de los desafíos que nos plantea este tiempo.
Psp. Daiana M. Ferreyra
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“PERSEVERA Y TRIUNFARÁS”
D
e Lajonquier en una entrevista que le realizaron expresó: “Hoy se acorta la distancia entre la familia y la escuela, entonces el chico esté donde esté, está siempre en el mismo lugar y por lo tanto se pierde la dialéctica entre escenarios de vida diferente, responsables resituar una y otra vez el deseo4.” En varias escenas de la película se observa qué los alumnos, a pesar de estar en la escuela, no pueden dejar de lado aquellas inquietudes provocadas por la vida que les toca vivir, lo que no les permite desprenderse de sus realidades, siendo casi nula la necesaria distancia entre la familia y la escuela de la cual habla De Lajonquier. El Prof. Marín en repetidas situaciones de la película, se encuentra frente a los alumnos dando su clase de francés, recibiendo por parte de los mismos una actitud provocadora y desafiante, cuestionando constantemente su quehacer, lo que conlleva a un clima tenso y negativo para el desarrollo de la clase. Aun así, Marín no se rinde frente a los obstáculos puestos por los alumnos, y cree en ellos, demostrando una actitud aún más exigente, dando cuenta de su seguridad y confianza y en que ellos podían hacer cualquier cosa que se propusieran. La imagen que se observa da cuenta de una situación que 4
Leandro Lajonquiér. apunte “Entre pasarse unas otras de florero en el aula y ser mandado al psicólogo escolar, prefiero quedarme de florero”. Entrevista realizada por Inés Dussel y Nadia Poliak.
Lewkowicz denomina, escuela como galpón, ya que en la misma solo hay una coincidencia material de los cuerpos, por ESCUELA COMO GALPÓN
lo que no están articulados sino que contrariamente hay un desacople en las prácticas. Como cualquier docente, Marín además de inculcar contenidos y normas, intenta acercarse a sus alumnos y que sus clases sean un poco más subjetivas. De Lajonquiere sostiene que en la educación siempre se transmiten muchas cosas, y que ésta transmisión puede ser tanto positiva como negativa. La positiva vendría a ser todos aquellos contenidos sobre el mundo humano que el profesor Marín les enseñaba a sus alumnos y que se podían plasmar en el pizarrón o en la hoja. La otra transmisión es la negativa, en el sentido de que no se ve, no se muestra, pero que igualmente el profesor no dejaba fuera de su vista, siendo ésta mucho más significativa que la positiva, siendo esta transmisión negativa, lo que llamamos y conocemos como deseo. Marín era visto como un profesor exigente y autoritario, pero que a lo hora de enseñar ponía en juego diferentes
herramientas para llevar a cabo su trabajo, teniendo aquí un claro ejemplo de que lo Lewkowicz llama, pasaje de escuela como galpón a escuela como situación reglada, donde se rompen las estrategias y disposiciones comunes, donde se trabaja lo grupal y a la ves la individualidad de cada uno, sin perder de vista su tarea primaria, enseñar. Dicho de este modo para concluir, el rol del profesor Marín debería ser tomado
como ejemplo por los docentes en la actualidad, ya que a pesar de no haber cumplido con las expectativas y objetivos propuestos para esa clase particular, siguió confiando en sus alumnos y creyendo en las capacidades que cada uno tenía, aunque ellos no las pudieran ver. Marín decidió revisitar su mirada, es decir, mirar desde otro lugar a aquellos alumnos que todos miraban del mismo modo.
Psp. Dalma M. Possetto