Damir Galaz-Mandakovic & Eduardo Owen Palma
HERMANOS LATRILLE IMPRONTA EN EL DESIERTO
Pau (Francia) Tocopilla (Litoral boliviano-Norte de Chile)
HERMANOS LATRILLE: IMPRONTA EN EL DESIERTO © Retruécanos Ediciones 1° Edición 2015, Tocopilla-Chile. Email: retruecanosinversos@gmail.com © Damir Galaz-Mandakovic Fernández, 2015. © Eduardo Owen Palma, 2015. Contacto: damirgalaz@gmail.com owenmena@iinet.net.au Blog: www.tocopillaysuhistoria.cl Web: http://damirgalaz.bubok.es Facebook: www.facebook.com/tocopillaysuhistoria.cl Corrector: Mauro Gatica Salamanca ISBN: 978-956-358-482-0 Impresión: Publicidades Kazam Ltda. El Litio 41, Antofagasta Email: publicidadeskazam@gmail.com Diseño portada: José Luis Aguirre Hidalgo Contacto: jose_aguirre_h@yahoo.com.ar Fotografía portada: Rudolph, W. (1927) The Rio Loa of Northern Chile. Geographical Review Vol. 17, Nº 4.
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La impresión de este libro fue financiada por la Ilustre Municipalidad de Tocopilla durante la gestión del Alcalde Sr. Fernando San Román Bascuñán (Abril 2015).
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Dominique Latrille Loustauneau (1817-1891) Página 3 Página 3
Obra de Ricardo Díaz
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Dedicado a nuestras familias, en especial a nuestros padres: A Juan Valentín Owen Latrille (Q.E.P.D.) Un Domingo Latrille del Siglo XX. A Manuel Damir Galaz (Q.E.P.D.) Impulsor de memorias. A Myriam Ester Fernández Suárez. Por su apoyo incondicional.
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ÍNDICE
2.1. 2.2. 2.3. CAPÍTULO 3 3.1. 3.2. 3.3. 3.4. CAPÍTULO 4 4.1. 4.2. 4.3. 4.3.1. 4.4. 4.4.1. 4.4.2. 4.4.3.
9 14 19 20 24 28 29 34 37 41 42 45 47 49 55 56 60 69 79 83 100 105 109
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CAPÍTULO 1 1.2. 1.3. CAPÍTULO 2
PRÓLOGO Algunas consideraciones sobre la costa preindustrial LA TRAMA CONTINENTAL El escenario europeo La apertura americana LOS ANTECEDENTES FRANCESES Desde Pau El origen cultural de los Latrille Loustaunou Antecedentes lingüísticos de los Latrille LA FAMILIA La familia Latrille-Loustaunou Los apellidos: la raíz Las residencias de los Latrille Loustaunou Los hermanos Latrille Loustaunou LA AVENTURA Y SUS HUELLAS El viaje a Sudamérica El arribo Guaneros en Mejillones Los chinos y el guano Tocopilla: emergencia urbana e industrial bajo administración boliviana De Aduanilla a Puerto Menor El ambiente minero Tocopilla según los viajeros extranjeros
4.4.4 CAPÍTULO 5 5.1. 5.2. CAPÍTULO 6 6.1. 6.2. CAPÍTULO 7 7.1. 7.2. 7.3. 7.4. 7.5.
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CAPÍTULO 8 8.1. 8.2. CAPÍTULO 9
Terremoto y tensiones de preguerra en Tocopilla LOS VÍNCULOS Y DESCENDENCIA El matrimonio Latrille-Petisco La descendencia OTROS SONDEOS Exploradores en el desierto La exploración en la zona El Toco LAS MARCHAS Y EXPIRACIONES El ostracismo: camino a Huatacondo Juana Petisco se queda sola La muerte de Domingo Latrille en Huatacondo La muerte de Juana Petisco El regreso a Francia de Máximo Roque Latrille Loustauneau SUCESORES Descendientes activos en la vida social Ingeniero del Distrito IMPRONTA ANEXOS FUENTES
118 124 125 127 135 136 141 145 146 151 154 161 163 167 168 178 185 200 239
PRÓLOGO
Dos
investigadores de distintas generaciones se unen en torno a un proyecto historiográfico, generaciones distantes también por la geografía: Sydney y Tocopilla, las residencias respectivas de Owen Eduardo Owen Palma y Damir Galaz-Mandakovic Fernández. Presentados el uno al otro: Eduardo (nombre por el cual es más conocido, tataranieto de Domingo Latrille) es profesor jubilado y residente por más de cuatro décadas en Australia. Con Damir, también profesor e investigador de la historia tocopillana, se comunicaron por su interés y vinculación por la historia, curiosos por la misma trama de acontecimientos que juntos fueron descubriendo.
Gracias al blog que administra Damir Galaz-Mandakovic, “Tocopilla y su Historia” (www.tocopillaysuhistoria.cl), Eduardo Owen inició el contacto describiendo y compartiendo parte de sus hallazgos genealógicos. De este modo, se iba mezclando la historia del actual norte de Chile y la historia familiar de Eduardo.
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Enlazados los dos investigadores por la magia de los nuevos formatos comunicativos on line. Sin correo electrónico, sin Gmail.com o sin Hotmail.com, el diálogo, la fluidez y los plazos de este trabajo serían distintos. Pero el propósito estaba claro: poner en valor la historia de Tocopilla como forma de descolonizarla ante historias omitidas, confusas, erradas y por sobre todo dispersas. A su vez, reivindicar la figura de los forjadores de nuestra ciudad: Domingo Latrille y su hermano Máximo. Todo a través del diseño de un relato investigativo con autores que no se han visto en persona a la hora de publicar este libro, pero que aún en esas circunstancias, quisieron problematizar una tema de investigación con óptimos resultados. El puente ya estaba establecido mediante el mundo digital.
Entre ambos se empieza a entrelazar y articular el relato de esta presentación histórica. Datos iban y datos venían. Otros se desechaban y otros se consolidaban, pero por sobre todas las cosas surgían muchas preguntas. Los antecedentes de esta investigación nos remiten a la década de 1980 desde el momento en que la hija de Eduardo Owen, Lucy Grace, en ese entonces una adolescente, recibió una misiva de su abuelo Owen en la que, de una manera más bien breve, precisa y concisa le contestaba las preguntas que ella había realizado en una carta acerca del origen de la familia Owen Latrille. En ese momento el abuelo Juan Valentín Owen Latrille, hijo de un industrial minero de origen galés, Owen Edward Owen John, quien con sus padres y hermanas “llegaron a probar fortuna” en la joven y pionera ciudad de Tocopilla, hijo también de una de las nietas de Dominique Latrille Loustauneau, la Sra. Juana Isabel Latrille Almendares, se estaba recuperando de su primer infarto cerebral y según él explicaba estaba “aprendiendo a escribir de nuevo…”.
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La carta de su abuelo Owen siguió guardada junto a otros tesoros familiares por más de veinte años. Hasta que en el mes de julio de 2003, el cuñado de Eduardo, el Sr. Mario Vanetti Lara envió a Sydney un artículo acerca de los hermanos Latrille Loustauneau que había sido publicado por el diario El Mercurio de Antofagasta. Meses después, envió otro artículo muy corto acerca de Domingo Latrille escrito por el historiador Floreal Recabarren. A estas alturas Eduardo llevaba algunos años retirado de la vida laboral y después de haber jugado más golf del que su cuerpo era capaz de soportar, estaba buscando un proyecto que lo desafiara intelectualmente y se entregó totalmente a este desafío de investigación histórica y genealógica. Muy poco se sabía acerca de sus antecesores. Eduardo comenta que su padre ni hablaba acerca de sus recuerdos familiares. Quizás
esto se debía al hecho de que su padre falleció cuando él era muy pequeño, su madre se volvió a casar con un señor con quien su padre nunca se llevó bien y, consecuentemente, dice Eduardo: “mi viejo tuvo una infancia y adolescencia más bien difícil. Además, tuvo que salir a ‘ganarse los porotos’ a una edad relativamente temprana y sin haber terminado su educación formal, como a él, una persona de gran capacidad académica e intelectual, le hubiera gustado”. Pronto, después de decenas de cartas, emails y lecturas extensas de libros, la aventura historiográfica y genealógica de Eduardo se había transformado en una pasión por saber cada día más. Cada vez que levantaba una nueva piedra impregnada con una respuesta, aparecían bajo ella otras piedras llenas de signos de interrogación de los todos tamaños y en más de un idioma. Escribió varias cartas a los editores de diarios de las ciudades más grandes del norte de Chile1 las que fueron publicadas. En aquellas cartas Eduardo comentaba sus intereses y solicitaba colaboración. En su empeño, intentaba comunicarse con los vestigios diluidos en el tiempo de la familia Latrille pero, inusualmente varias personas no vinculadas con la familia respondieron al llamado. De pronto, fotocopias, datos, emails, libros, recortes de documentos, cartas, diarios y fotografías comenzaban a colmar el archivo familiar en Sydney.
Entre estos diarios figura La Prensa de Tocopilla, La Estrella de Arica, El Mercurio de Antofagasta y Las Últimas Noticias. 1
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Y así se fueron agregando las contribuciones, grandes y pequeñas, todas importantes pero, tal vez, las más significativas fueron las fotografías y documentos enviados por Patricio Espejo Leupin, Daniel Chirino Suñer y Branko Marinov Martinic, los libros acerca de la historia del salitre que le regalara un primo político, Pedro Pavlovic Zuvic. Las incontables visitas de su cuñado, Gregorio Mena Fica, a los archivos del Mercurio de Valparaíso para ubicar las cartas que, según Arce, Máximo Roque Latrille Petisco le escribiera a su director acerca de la minería en el Norte Grande.
Gregorio Mena Fica fotocopió varios libros sobre la historia del norte de Chile. Cooperaron también los libros regalados por Milan Vlahovic Tomicic y un amigo de la infancia de Eduardo: Héctor Luis García Aguirre, quien por el lado materno es descendiente de Isaac Arce Ramírez, el historiador antofagastino, autor de Narraciones Históricas de Antofagasta. Algunos Latrille acudieron en su ayuda con valiosas fotografías e información, entre ellos Alfredo Latrille Torres, bisnieto de Máximo Roque Latrille Petisco y Marco Antonio Latrille, descendiente de Máximo Roque (Jean Roch) Latrille Loustauneau. Finalmente, en el país de origen de Domingo Latrille, desde una ciudad no muy lejana de Pau (Bayonne), la señora Christiane Bidot-Naude lo ayudaba con sus investigaciones en los Archivos Municipales de Pau y Bordeaux. En base a todo lo descrito, Eduardo no se quedaría tranquilo. En su tesón de historiador genealógico, sumando el estudio del contexto histórico-social general desde mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX en Francia, especialmente en el sudoeste, y el norte de Chile, más la visita a Francia y Gales, han permitido completar gran parte de este inédito documento junto a su coautor.
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Una vez que se sumó Damir, la investigación se fue afinando desde Tocopilla y luego desde la misma Francia de los Latrille. Damir pudo conectar sus trabajos previos sobre Tocopilla, agregó un trabajo importante en archivos bolivianos y chilenos, siendo muy significativa su estancia en Université de Rennes 2 en el contexto de sus estudios de doctorado en historia. Como autores fuimos notando que en muchas investigaciones existen datos erróneos e incongruencias, entre fechas, nombres y hechos que varios historiadores proveen y que muchos,
ingenuamente, siguen reproduciendo. Pero, en nuestra visión, quizás, estos son errores comprensibles ya que son causados por los pocos antecedentes escritos que existían acerca de Domingo Latrille Loustauneau y sus descendientes al momento de editarse aquellos textos historiográficos. Mediante este libro, pretendemos profundizar, corregir, aclarar y extender lo ya conocido, pero en un relato nuevo. Del mismo modo caracterizar la figura de los hermanos Latrille en el devenir económico, político, social e imaginario regional. Además, caracterizar el proceso de conformación de Tocopilla en cuanto a comarca industrial. Este relato que incorpora la voz de Eduardo Owen, un autor que es a su vez fuente de información en base a los recuerdos de las cotidianidades familiares que durante décadas se fueron transmitiendo, se aúna con el impulso metodológico, con la adición de nuevos archivos y fuentes del siglo XIX y su respectiva contextualización elaborada por Damir Galaz-Mandakovic.
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Los autores
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA COSTA PREINDUSTRIAL Al comenzar queremos expresar algunas consideraciones que son pertinentes para comprender desde una nueva concepción historiográfica el hecho conocido como fundación de Tocopilla. Lo hacemos desde una visión crítica y revisionista. Buscamos una reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos y nuevos análisis más precisos o menos sesgados sobre informaciones difundidas en otros trabajos. Muchas ciudades latinoamericanas tienen prácticamente dividida su historia en cuanto al contacto con los inmigrantes europeos. Es decir, para muchas ciudades la historia oficial se “inicia” cuando llegó el español o cuando inmigró algún colono que venía a explotar sus riquezas naturales en el tenor de alguna empresa. Por tal razón, siempre se considera que la historia de Tocopilla se “inicia” en la década de 1840. No obstante, cabe indicar que el poblamiento en esta zona se remite a varios miles de años.
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Son muchísimos los trabajos arqueológicos, antropológicos e históricos que nos hablan de los Proanches, Camanchacas o Changos. Estos pescadores de la niebla2 deambularon por las costas septentrionales del actual Chile y de la actual ciudad, trasladando sus campamentos provisorios a través de pequeñas bandas. Entonces desde una visión local, el poblamiento de la actual zona tocopillana lo podríamos ubicar miles de años antes de nuestra era, existiendo numerosos antecedentes.3 2 Ver: Pescadores de la niebla. Los Changos y sus ancestros. (2009) Museo de Arte Precolombino. 3 Bird (1943) realizó el hallazgo de un conchal en caleta Abtao. Larraín (1963) emprende una serie de estudios consistentes en prospecciones y excavaciones en el área, entre caleta Abtao y Punta Tetas, contabilizando un total de 19 sitios
Por ejemplo, los antecedentes mineros en el distrito de Tocopilla nos hablan de sitios con evidencias minero-metalúrgicas que se emplazan en la desembocadura de la quebrada Mamilla.4
(conchales), encontrando en 4 de ellos cerámica regional de San Pedro de Atacama, Arica y Diaguita del Norte Chico. En la década del 1970, se desarrollan los hallazgos en la Quebrada Las Conchas (Llagostera 1979) a unos 9 km al norte de Antofagasta, corresponde a un conchal con valvas, instrumentos líticos y destacando el hallazgo de litos geométricos confeccionados en arenisca, morteros y facsímiles de puntas de proyectil. Interesante resulta en este sitio la obtención de dos dataciones absolutas por carbono 14 (no calibradas) de 9.400 y 9.680 años A.P., representando una de las ocupaciones humanas más antigua de la costa del norte grande de Chile, como también de la Región de Antofagasta. Los trabajos del Proyecto Cobija de Bente Bittmann (1980, 1984; con Juan Munizaga, 1984) logran definir una antigüedad de más de 6.000 años para los habitantes costeros, junto con registrar una serie de sitios que grafican la eficiente adaptación de grupos humanos a los hábitat litoraleños. Lautaro Núñez suma un nuevo antecedente arqueológico: el sitio caleta Huelén 42 en la desembocadura del Río Loa, recuperando estructuras habitacionales utilizadas también como espacios funerarios, restos de individuos con máscaras de arcilla, además de anzuelos confeccionados con espinas de cactáceas, obteniendo dos fechas radiocarbónicas (no calibradas) de 4.780 y 3.780 de antigüedad. 4 Esta quebrada se encuentra a unos 10 km al norte de la ciudad de Tocopilla.
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Según estudios arqueológicos y prospecciones sistemáticas en la quebrada se identificaron un total de 14 sitios arqueológicos, de los cuales nueve mostraron evidencias de ocupación indígena prehispánica y/o colonial. Cuatro de estos sitios presentaron restos de actividades minero-metalúrgicas en superficie y tres de ellos también en estratigrafía. Estos sitios se hallan desde Michilla hasta Paquica. Y en ellos se ha encontrado minerales de cobre, martillos líticos, gotas o prills de cobre metálico, láminas de cobre metálico, lingotes de cobre metálico, desechos metalúrgicos, fragmentos de metal y/o artefactos terminados de cobre metálico, tanto enteros como fragmentados, etc. Todo lo anterior expresa que en los sitios identificados están representadas varias de las fases de la cadena
operativa minero-metalúrgica.5
Representación de balsa de cuero con dos changos. Grabado extraído del libro de Alcides D’ Orbigny, [1930] (1945) Viaje a la América Meridional. Tomo III Ed. Futuro, Buenos Aires.
Todo este proceso de minería se extiende durante la colonia española hasta la conformación de los Estados nacionales en el siglo XIX. Este último proceso conllevó procesos de industrialización usualmente en manos de inmigrantes, quienes articularon esta actividad con el capitalismo europeo a contar de las décadas centrales del siglo XIX. Los inmigrantes se inscriben en una escena minera que no es nueva, que tiene miles de años de desarrollo. De hecho muchos indígenas fueron verdaderos guías para estos industriales.
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La conexión por parte de Tocopilla al modelo económico 5 Ver el trabajo sobre metalurgia prehispánica en las sociedades costeras del norte de Chile (quebrada Mamilla, Tocopilla) desarrollado por D. Salazar, V. Figueroa, B. Mille, D. Morata y H. Salinas. En Revista Estudios Atacameños Nº40, pp. 23-42, 2010.
imperante en ese momento, lo hizo desde un capitalismo mercantil. Las ciudades que conciben sus orígenes desde este punto de vista, lo hacen desde una mirada historiográfica eurocéntrica. Dando a entender que antes de los industriales europeos “nada” existía en estos territorios. Esa concepción de vacío, es una mirada envuelta en el positivismo del siglo XIX por tal razón es monocausal, sesgada, reduccionista y simplista. El siglo XIX atestiguó el surgimiento de otros poblados mineros que serían conectados con Europa a través de la proveeduría de las materias primas que en esas tierras eran industrializadas. Se conectan y se insertan en un nuevo contexto económico que determina a que estas tierras se establezcan como proveedoras infinitas de recursos minerales, diseñándose, de este modo, la estructura económica que rige a gran parte de Latinoamérica contemporánea. La articulación de estos poblados con el capitalismo europeo se realiza en base a una asimetría: el sistema europeo era, y es, industrializador, por su parte nuestros territorios son mercantiles, ya que sólo subsisten de la venta de las riquezas naturales, para que sea manufacturada en el mal llamado “viejo continente”.
Entonces, acusamos al término “fundación de Tocopilla” como ambiguo y confuso. Al mismo tiempo, hemos considerado que estas “fundaciones” no son hechos limitados, ni factualidades definidas, sino que son procesos abiertos y extensos cronológicamente hablando, no son más que un proceso colmado
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Esa relación nos exhibe dos tipos de capitalismo: el industrial que necesita del proveedor, y el capitalismo mercantil, ambos dependientes, en una relación estrecha. Pero que evidentemente el primero distribuye y obtiene mejores ganancias.
de articulaciones de hechos y sucesos. Una ciudad no se origina por algún hecho puntual, sino que se originan por procesos en donde participan diversos personajes. En otros términos, también debemos indicar que la ciudad de Tocopilla nunca ha sido “fundada”, en el sentido de existir documentación que explicitara el origen de la ciudad. No hemos hallado documentos de “fundación” ni en archivos bolivianos ni chilenos. Ni tampoco documentación que la refiera o la cite. El Estado boliviano no acusó una visión fundacional para estos territorios, salvo para el Puerto de Cobija: desde ahí hemos constatado sólo respuestas a solicitudes para instalaciones mineras. La Tocopilla del siglo XIX es resultado de iniciativas privadas.
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El nombre Tocopilla es documentado mucho antes que el siglo XIX por algunas crónicas, como así también el sector de Algodonales o Punta Algodonales. Los que la mencionan son Juan de la Cruz Cano y Olmedilla (1775), Antonio de Alcedo (1786), Andrés Baleato (1793), Alcides D’Orbigny (1830) y Robert Fitzroy (1835).
CAPร TULO 1
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LA TRAMA CONTINENTAL
1.1. EL ESCENARIO EUROPEO Iniciando el siglo XIX, Europa vivía los torbellinos del proceso denominado Revolución Industrial, transcurso caracterizado por las transformaciones técnicas y económicas que se caracterizaban por la sustitución de la energía física por la energía mecánica de las máquinas y aparatos. Este proceso revolucionario emprendió con la mecanización de las industrias y el desarrollo de los procesos del hierro y el acero. Se mejoraron las rutas y los medios de transporte, entre ellos el ferrocarril que favoreció sustancialmente la migración y el comercio. Las innovaciones más notables fueron también en el área de la textilería y las máquinas a vapor. Con ello el incremento de la producción fue evidente, repercutiendo en otras industrias. Pero, no sólo fue la cantidad, sino que la calidad de los productos manufacturados también se amplificó. No obstante, lo más significativo fue la reducción del tiempo en que estos productos se plasmaban, permitiendo lo que ha sido denominado como la producción en serie. En la mayoría de los casos, los obreros eran sólo intermediarios entre la máquina y el producto, poco a poco se fue prescindiendo de la mano de obra, surgiendo derechamente el reemplazo del hombre por las máquinas.
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Desde aquel tiempo, en el devenir del siglo XIX, las sociedades europeas, ciudades y pueblos, el mundo urbano y rural, experimentaron transformaciones sociales profundas, principalmente en el reordenamiento demográfico. Las transformaciones agrícolas e industriales fueron completamente notorias e impactantes, dicho escenario incitó a
que miles de mujeres y hombres abandonaran en masa las zonas rurales en donde estaba concentrada gran parte de las poblaciones nacionales en el continente europeo. Desde allí, en un proceso migratorio vertiginoso, se concentraron espaciosamente en las ciudades a medida que se iban industrializando. Esta movilidad era resultado además del rápido crecimiento de la población, que tuvo como efecto a que una de las principales actividades laborales como lo era la agricultura, fuese incapaz de absorber a toda la masa laboral, germinando una multitud de cesantes y pobres en el campo que enmarañaba y ennegrecía la situación socioeconómica. Este proceso migratorio tiene dos etapas. La primera es la migración campo-ciudad, básicamente impulsado por la creencia popular que mencionaba a la ciudad como territorio de emprendimiento, siendo no más que un mito del fin de la pobreza campesina. Quizá, en parte, las oportunidades laborales en la ciudad eran mayores, no obstante la narración superaba e idealizaba a la realidad. La vida en la ciudad no resultó como se proyectaba desde el campo. Las ciudades europeas crecían sin detenerse.6 Por ejemplo, en Francia la industrialización impulsó el origen de nuevas ciudades y el crecimiento de otras antiguas. Por su parte los colectivos, según su categoría, se iban desplazando territorialmente dentro de la misma urbe. Mientras la burguesía y la clase media se En donde se produjo un gran incremento de la población urbana fue en Gran Bretaña, en donde también se inició el desarrollo de la Revolución Industrial: el número de centros urbanos con más de 5.000 habitantes pasó de 106 en el año 1801 (el 25 % de la población), a 265 en 1851, y a 622 en 1891 (el 68 % de la población). Londres, de tener poco más de 200.000 habitantes en el siglo XVIII, pasó a ser una de las ciudades más grandes del mundo, con cerca de 1.000.000 de habitantes en 1801, más de 2.500.000 en 1851, y 4.500.000 a finales del XIX (Hobsbawm, 2001).
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concentraban en las zonas céntricas, el artesanado y la masa proletaria desarrolló la práctica de situarse en las periferias, lugares en donde la ciudad se extendía sin ninguna planificación ni control sanitario. Frente a esa situación de crecimiento inusitado, se optaron por políticas que intentaron corregir el entorno. Por ejemplo, algunas ciudades tuvieron que derrumbar las murallas y planificar el proceso de construcción de ensanches urbanos, como sucedió en París, en donde se construyeron los grandes bulevares. Los campesinos en la ciudad tuvieron que lidiar con paupérrimas condiciones de vida en esos sectores marginales habilitados con pocilgas, tugurios y cuchitriles que reproducían la pobreza. El hacinamiento y la insalubridad eran la naturalidad en estos márgenes urbanos. Construcciones de material ligero y sin servicios básicos como alcantarillado o canalizaciones de aguas servidas. La falta de higiene y la maléfica alimentación provocaron grandes epidemias y enfermedades contagiosas en la ciudad, mientras que la indigencia, el hacinamiento y la falta de expectativas fomentaron el alcoholismo, la prostitución y la violencia. Una vez en la ciudad, en la comprobación de una expectativa ficticia, surge un segundo momento de este proceso, consistente en otro gran movimiento de población europea hacia otros continentes. Todo en el contexto de la búsqueda de mejores oportunidades, de superar la pobreza y así comenzar una nueva subsistencia.
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El flujo hacia otros continentes tomó primacía para muchos hastiados por ese hostil y saturado ambiente urbano. En total fueron millones los europeos que dejaron su continente para enfilar nuevos rumbos.7 La mayor parte de estos emigrantes procedían del Reino Unido (2.400.000) y Alemania (1.130.000), mientras que en la segunda mitad a los emigrantes
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La Revolución Industrial facilitó estas transformaciones sociales porque impulsaron una ampliación considerable de las redes de comunicación que traspasaron continentes y océanos. Nuevas fuentes de energía, como el vapor y la electricidad, facilitaron que cada vez más gente y una mayor cantidad de mercancías y de informaciones, forjaran recorrer territorios y mares más lejanos en tiempos breves.
procedentes del Reino Unido (9.500.000 millones) y Alemania (5.000.000) se unieron los italianos (5.000.000), los escandinavos (1.000.000), belgas, españoles y balcánicos. Los británicos se establecieron en Estados Unidos y las distintas colonias británicas, mientras que los alemanes fueron a Estados Unidos y Latinoamérica, los franceses se asentaron mayoritariamente en Argelia, los italianos en Túnez y Argentina, y los rusos en Siberia (Hobsbawm, 2001)
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El impulso migratorio dentro de Francia repercutió en un fuerte hacinamiento y en pobreza extrema, redundando en una alta morbilidad y mortalidad. Era un proceso estimulado por la Revolución Industrial.
1.2. LA APERTURA AMERICANA La independencia de las colonias ante la corona española, promueve a que los nacientes Estados abran sus fronteras con el propósito de fortalecer el comercio. De este modo se pone fin al monopolio español y comienzan a configurarse nuevas alianzas entre países americanos con algunos países de Europa. La apertura política y comercial impulsó el arribo de distintos colectivos migrantes, quienes desarrollaban todo tipo de labores e intereses, entre ellos: aventureros, exiliados, refugiados, científicos, comerciantes, industriales, líderes religiosos, etc. Estos flujos de colectivos migrantes presionaron en tiempos de crisis económica en Europa para que los Estados los acogieran de mejor modo. Por su parte, los grandes consorcios marítimos facilitaron los extensos desplazamientos interoceánicos. Al iniciar la primera mitad del siglo XIX, la llegada de extranjeros se caracteriza por ser irregular y cuantitativamente reducida. No obstante, al finalizar esa primera mitad de siglo, los flujos se amplificaron significativamente, por sobre todo en los aciagos momentos de trance económico en Europa.
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Poco a poco, dentro de estos inmigrantes, comenzaron a figurar comerciantes y empleados de las grandes casas comerciales occidentales y gradualmente se fueron diversificando las nacionalidades. No quepa duda que estos inmigrantes occidentales, en base al imaginario de países recién independizados, procesaron lentamente una acogida favorable por parte de los Estados del sur de América. En el caso chileno, el Estado proyectaba expandirse al sur, hacia territorios ocupados por indígenas, los que violentamente fueron agredidos y sus terrenos usurpados.
Las elites económicas y políticas favorecieron aún más esta integración basados en la supuesta “superioridad racial” y fenotípica. Por causa de la presumida “superioridad” europea, estos inmigrantes fueron vistos como elementos de colonización positiva y “civilización” en sectores conflictivos, pero con potencial económico ya sea de carácter minero o por la fertilidad de los suelos. El Estado chileno, ávido de inmigrantes blancos, creó la Agencia de Colonización en Europa (1882) con un objetivo claro y simple: el reclutamiento de inmigrantes. Sin embargo, se ha considerado a Chile como un país con baja recepción de inmigrantes, quizá por la escasez de tierras agrícolas en comparación con Argentina. Del mismo modo se atribuyen problemáticas con los nativos o que las tierras no fueron gratis en muchas sectores del sur de Chile. Aún así, en proporción al territorio y población nativa, las cifras de extranjeros fueron significativas.
La llegada de los hermanos Latrille es temprana en comparación a los flujos de inmigrantes franceses, quienes incrementan su arribo iniciada la década de 1860. Los Latrille vendrían siendo precursores de los grandes arribos grupales vividos en Chile y en el
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En los nacientes Estados latinoamericanos la presencia francesa es reducida en comparación a otros colectivos como ingleses, eslavos o chinos. Muchos de los franceses avecindados en Sudamérica no eras más que civiles desterrados, políticos fugados e investigadores o científicos, llegando en microgrupos, en la mayoría de los casos en forma individual. Poco a poco la diversidad fue creciendo: arquitectos, músicos, ingenieros, comerciantes, litógrafos, enólogos, granjeros, impresores y también religiosos.
Distrito del Litoral boliviano.8 Valparaíso se configuraría como el puerto de entrada, incitando a que muchos se instalaran en dicho puerto o bien en Santiago de Chile. Se ha hablado en muchas ocasiones sobre el carácter profesional y liberal del colectivo francés, entre ellos comerciantes e investigadores, muchos contratados por el gobierno chileno. Asimismo, el “espíritu de empresa” que conllevó a otros tipos de movilidades, tal como en el caso de los Latrille, quienes desde Valparaíso se dirigieron a zonas que estaban bajo administración boliviana. Los comerciantes encontraron en Valparaíso un polo atractivo, era uno de los principales puertos del Pacífico y era el escenario propicio para celebrar negocios y alianzas comerciales. Gran parte del colectivo francés en Chile estaba afincado allí y se ha estimado en un 38% en 1860. Por su parte, Santiago, sede de Gobierno y capital política era otro escenario de gran circulación capitalista. Otros grupos comienzan a dirigirse al sur de Chile y los menos al norte, a la costa boliviana de entonces. Con el devenir de los años, surgieron empresas en manos de franceses, que en términos legales poseían un solo dueño. Muchas de ellas fueron concebidas gracias a préstamos con casas europeas, significando el riesgo de gran parte de sus capitales ahorrados en Europa. Desde la empresa surgida en Sudamérica, en Chile o Bolivia, se El Departamento del Litoral, comúnmente llamado Litoral boliviano, es la designación utilizada para referirse a la extensión de costa del desierto de Atacama que integró el territorio boliviano hasta 1879. En rigor, este territorio estuvo organizado como una provincia dentro del Departamento de Potosí – Atacama- entre 1825 y 1829; como Provincia Litoral, entre 1829 y 1839; como Distrito del Litoral, entre 1839 y 1867; y como Departamento del Litoral, entre 1867 y 1879.
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comienzan a configurar estrechas redes sociales y familiares que ajustan su comportamiento mutual y desenvuelve un cierto universo mental del negociante. Es evidente que las redes sociales facilitaron el despliegue comercial y marcaron la prosperidad de muchos proyectos. Se han corroborado varios casos sobre el surgimiento de sociedades por parte de pequeños grupos por efecto del emprendimiento empresarial, pero gran parte de los franceses comerciantes gracias a su condición de comisionados de otras casas comerciales, lanzaron sus propios comercios y empresas. A su vez, se ha evidenciado que gran parte de la prosperidad tiene que ver con los matrimonios surgidos por intereses económicos que se atestiguaron entre franceses que, gracias a los frutos de sus negocios y emprendimiento, comenzaron a vincularse con las elites. Desde ahí, la configuración de familias y grupos encapsulados, hizo que se reprodujeran aspectos ligados al patrimonio material, económico y capital, como así también la reproducción de actividades comerciales y las técnicas que conllevan aquellas. Se adiciona a lo anterior prácticas culturales que para las elites locales eran sinónimos de alta alcurnia, como las vestimentas e idioma.
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Grosso modo, hallamos una cultura del comercio fuertemente desarrollada gracias a redes familiares, sociales y económicas. Entonces comenzaron a transformarse en la clase alta nacional, en plutócratas. Muchos franceses practicaron una transnacionalidad con su lugar de origen, es decir, ciertas prácticas que permitieron una vinculación y comunicación fluida con sus lugares de orígenes.
CAPร TULO 2
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LOS ANTECEDENTES FRANCESES
2.1. DESDE PAU Originalmente Pau era sólo un castillo rodeado por una aldea situada sobre el promontorio rocoso situado entre el río Pau y uno de sus afluentes, el Hédas.
Pau en los finales del siglo XIX. Ciudad que se halla en los Pirineos Atlánticos franceses.
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El poblado, situado a 750 kilómetros al suroeste de París, es muy probable que fuese fundado antes del siglo XI. Su nombre tuvo su origen en el hecho de que en sus comienzos el castillo estaba defendido por una empalizada de madera. En el idioma de los habitantes de la zona en aquella época, Pau significa “empalizada de estacas”. Sus fortificaciones y el castillo comenzaron a ser extendidos en el siglo XV. El lugar adquirió cierta importancia debido a que el primer rey francés protestante, Enrique IV, nació en el Castillo de Pau. Esta ciudad también fue la residencia de los Reyes de Navarra en 1512.
En los inicios del siglo XIX, Napoleón, regresando desde Bayona, en donde había consumado la instalación de su hermano José en el trono de España, pasa por la ciudad de Pau en 1808, calificando a la ciudad como mediocre y al castillo de “estado lamentable” por encontrarse prácticamente en ruinas. No obstante, indicó que lo mejor de Pau era su vista panorámica sobre los Pirineos. Estas razones impulsaron la orden de extender la Place Bonaparte hacia el sur, abriéndola hacia las montañas. Esta intervención será clave en el inicio del embellecimiento de la ciudad y mejoramiento urbano. Prontamente, la ciudad adquirió popularidad entre los británicos cuando el médico escocés Alexander Taylor, promovió las cualidades curativas de su clima templado en un artículo médico titulado Acerca de la influencia curativa del clima de Pau que fue publicado en Gran Bretaña en 1842. Atraídos por esta promoción, muchos británicos se fueron a vivir allí, al punto que la aldea era conocida por muchos por el nombre de Ville Anglaise (Ciudad Inglesa). La influencia británica se pudo notar con el establecimiento del primer club de golf de Europa continental en Pau, la práctica de la caza de zorros, el tenis, la pesca de río con caña y carrete, el polo y las carreras de caballos con obstáculos, steeplechase.
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La preponderancia británica también es notoria en la construcción de casas en la zona de Pau: numerosas casas de esta ciudad utilizan tejas de pizarra como en Gran Bretaña y no de terracota como en las regiones vecinas. Muchas casas muestran perfiles arquitectónicos británicos y jardines que reflejan los estilos y preferencias propias de las culturas anglosajonas. Más tarde comenzaron a llegar los norteamericanos. En el año 1860 éstos formaron un grupo trascendente en la comunidad de habla inglesa de Pau. Los hermanos Wright, pioneros de la
Pau, la ciudad de los Latrille.
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aviación mundial nacidos en los Estados Unidos, establecieron la primera academia de aviación del mundo y fábrica de aviones en la ciudad de Pau. Fue la primera ciudad francesa en utilizar gas para iluminar las calles y en construir un sistema público de alcantarillado.
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Grabado del castillo de Enrique IV en Pau (1834)
Pau fue fundada en la Edad Media para controlar un paso del río que hoy se llama Le Gave de Pau, el cual servía a los pastores que practicaban la trashumancia entre los Pirineos y la llanura.
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Poblados y ciudades de Francia con importancia en la vida de Dominique y Jean Roch Latrille Loustaunou. Pau: ciudad en la que nacieron todos los hermanos Latrille Loustaunou. Bordeaux: ciudad a la que regresó y murió Máximo Latrille (Jean Roch, hermano menor de Domingo). Lacommande: pueblo agrícola en donde nació Marguerite Loustaunou, madre de los Latrille Loustaunou, y en donde se casó con François Latrille. Oloron: pueblo donde nació François y en donde su padre Dominique, abuelo de Domingo Latrille, tuvo su negocio de vidrios.
2.2. ORIGEN CULTURAL DE LOS LATRILLELOUSTAUNOU “El verdadero gascón, con los ojos relampagueantes de Los Pirineos, de tez morena, bajo de estatura, de rostro delgado como la tierra pegada a las rocas de sus campos, un personaje original, lleno de contradicciones, valiente como su espada, ruidoso como su tambor, molesto por los elogios, humilde frente al criticismo, aficionado a las aventuras, siempre listo para darse a una causa, cuidadoso con su dinero, liberal con sus promesas, parlanchín pero callado cuando es necesario, de carácter irritable pero capaz de auto-controlarse, ambicioso pero paciente, tan amable como cabeza loca, tan agradable como orgulloso, siempre amo de su corazón y su cabeza, aún en momentos de grandes emociones, así es el verdadero y autentico gascón.”
Los Bearneses
Los Gascones Charles Normand, 1892.
La región de Béarn pertenece a la región étnica conocida en Francia como Gascona o gascuña. En esa región se encuentra la ciudad de Pau, su capital, muy cerca de los Pirineos.
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Es en la ciudad de Oloron (Oloron-Sainte-Marie), donde nació François, el padre de los Latrille, como así también está el pueblo de Lacommande, lugar en donde nació Marguerite, la madre de Domingo y Máximo. Debido al estado deprimido de la economía de esa zona francesa, se forjó un gran grupo de jóvenes emigrantes durante la primera mitad del siglo XIX con rumbo a varias partes del mundo por ejemplo: hacia Argelia, América del Sur, especialmente Buenos Aires, Montevideo. Otros se fueron a México, California y La Luisiana en América del Norte. Muchos de los jóvenes que trabajaban en las áreas rurales inicialmente, emigraron dentro de Francia a ciudades como Oloron-Sainte-Marie, Pau, Bordeaux y París, usualmente en busca de trabajo.
Juzgando por los pasaportes concedidos por el gobierno francés entre 1846 y 1900, más de 30.000 bearneses emigraron al extranjero en esos 54 años. En la región de Béarn existían minas de cobre. Además, había minas de plomo en Ossau, mármol en Arudy y fierro en el valle del Ouzom, no muy lejos de Pau. En 1829, cuando Dominique Latrille tenía 11 años de edad, la ciudad de Pau poseía casi 11.000 habitantes y Oloron-Sainte-Marie 6.000. En 1848, ocho años después que Dominique Latrille había llegado a Sudamérica, Pau poseía 14.000 habitantes y OloronSainte-Marie 6.800. Oloron-Sainte-Marie poseía 11.141 habitantes y Pau 84.978, en 2007 (Archives Communautaires Pau-Pyrenees). Tanto la historia como la cultura de la antigua provincia de Béarn, es considerada muy “poco francesa”. El lenguaje de sus antecesores está relacionado con el Occitán y el Gascón y no tiene nada en común con el Vasco. Algunos lingüistas son de la opinión que el Bearnés es una variedad del Gascón el cual, a su vez, es una variedad del Occitán.
Sobre algunos antecedentes históricos de Béarn, remiten al año 820 AC con la conquista de la región por Carlomagno y el establecimiento de su capital en Lescar. Cuando Lescar fue atacada por los Moros en 841 AC, la capital fue trasladada a Marlaás.
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A los bearneses no les gusta que se les confunda con los vascos. Muchos hombres bearneses usan boinas como los vascos, especialmente cuando visten sus trajes típicos de la zona con motivo de algunas celebraciones. Algunos historiadores creen que la “boina vasca” tuvo su origen en la región de Béarn. En OloronSainte-Marie, se fabrica la mayoría de las boinas usadas por los vascos, tanto españoles como franceses. Es uno de los mayores productos de exportación de esa zona.
En el siglo XIII, Gastón VII de Moncada trasladó la capital a Orthez. Gastón Febus (El Cazador) finalmente trasladó la capital a Pau en el siglo XIV después de haber ampliado su castillo y fortificado la ciudad. Muchos bearneses han logrado fama y gloria tanto en Francia como en el extranjero, entre ellos: Guillaume Latrille de Lorencez y su hijo Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez, fueron destacados generales de las fuerzas armadas francesas. Poeyrédon (de Issor), contribuyó al establecimiento de la República Argentina; el hijo de J. de Fondeville, Marqués de la Torre, fue Gobernador de Cuba; Pierre de Laclède, fundó la ciudad norteamericana de San Luis, en Missouri; Joseph Laborde descubrió yacimientos de plata en México e hizo construir la iglesia de Taxco, y evidentemente Dominique Latrille que estuvo involucrado en los orígenes industriales de Tocopilla y contribuyó al establecimiento de Mejillones. Por lo demás, el valor de los hermanos Latrille radica en que descubrieron el salitre al sur del río Loa.9 Sin lugar a dudas, el personaje histórico más famoso producido por la región de Béarn, fue el Rey Enrique IV, primer rey protestante de Francia, quien nació en el Palacio de Pau y que tuviera como su primera cuna, según dice la leyenda, un caparazón de tortuga que aún se exhibe en el palacio de aquella hermosa ciudad.
Alejandro Dumas, conocido escritor francés, se inspiró en tres personajes históricos gascones cuando escribió Los Tres Mosqueteros: Phortos fue inspirado por Issac de Portau, nacido en Pau en 1617, Athos por Armand de Sillègue d’Autevielle, hijo de un rico mercader y Aramis por un monje laico de Aramits llamado Henri. D’Artagnan, como se mantiene con orgullo en la región Gascona, en donde se ha levantado un monumento (en la ciudad de Auch, capital del Distrito de Gers), fue inspirado por un joven gentil hombre de La Gascogne, Charles de Batz Castelmore.
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2.3. ANTECEDENTES LINGÜÍSTICOS DE LOS LATRILLE LOUSTAUNOU Occitán es un término genérico que agrupa a un número de lenguas y dialectos hablados en el sur de Francia. Usualmente son descritos con otro término genérico: patois. Este término es considerado por muchos como despectivo. Los hermanos Latrille Loustaunou crecieron hablando uno de los dialectos del Occitán usado en la zona donde se encuentra Pau, en los Pirineos Atlánticos: el Gascón Bearnés. Además del idioma universalmente conocido como el Francés.
El origen mismo del nombre de la lengua se puede encontrar en el hecho de que sus hablantes usaban el término “oc” (del Latín “hoc”) para decir “si” y su lengua era conocida en francés como “langue d’oc” (lengua de oc), u Occitán. Los que hablaban el Francien, precursor del francés que se hablaba en el norte del país, usaban la palabra “oil” (del Latín “hoc ille”) para decir “si” y su lengua era conocida como langue d’oil (lengua de oil). Con el tiempo, “oil” se transformó en “oui”, que es el término usado en Francés moderno para decir “si”.
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Todas las variaciones del Occitán forman parte de la familia lingüística Romance, que es el nombre dado a todas aquellas lenguas que tuvieron su origen en el Latín que fuera llevado a lo que hoy es Francia por los invasores romanos de Julio César, entre los años 58-52 A. de C. En ese entonces, mucho de lo que hoy es Francia, estaba habitado por muchos clanes celtas. Estos grupos celtas eran llamados galos por los romanos. El Latín usado por estos soldados, era considerado vulgar, del cual nacieran las lenguas Romances, o románicas, tales como el italiano, el portugués, el francés, el rumano, el sardo y el español.
El idioma francés, tal como nosotros lo conocemos, sólo llegó a ser el idioma oficial, dejando de lado al Latín, en 1539 cuando el Rey Francisco I decretó su uso oficial para todas las gestiones administrativas y judiciales de su corte. El uso de la lengua francesa comenzó a ser regulado con la creación de la Academia Francesa de la Lengua, fundada por el Cardenal Richelieu en 1634, la cual estaba constituida por 40 miembros vitalicios, llamados los inmortales. También es importante indicar que en el año 1790, 28 años antes que naciera Dominique Latrille Loustaunou en Pau, más de la mitad de los franceses no hablaban ni comprendían el idioma francés. En esa época, especialmente en el sur de Francia, se hablaban muchas lenguas regionales. Desde el siglo III, Europa Occidental fue invadida por distintos grupos germanos provenientes del Este y algunas de ellas se establecieron en la actual zona francesa. Los más importantes fueron los francos (en el norte de Francia), los alemanes (en la frontera de Francia y Alemania), los borgoñeses (en el valle del Rhone) y los visigodos (en la Región de Aquitaine y España). Los idiomas y dialectos hablados por los miembros de estos grupos también contribuyeron a la formación de las distintas lenguas regionales habladas en Francia. Aproximadamente el 15% de las palabras francesas son de origen germánico.10
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Entre las lenguas regionales históricas en Francia podemos indicar el franco-provenzal, el occitano, el gascón, el bretón, el corso, el catalán, el alsaciano, el vasco y el neerlandés (flamenco, cerca de Dunkerque, en el extremo norte de Francia).11
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Tucco-Chala, P., 2000. Cummins, J., 2002.
El idioma hablado por los Latrille, el Gascón Bearnés, remonta sus antecedentes a los siglos VI y VII, cuando los vascones cruzaron los Pirineos desde lo que hoy es España, y su presencia comenzó a tener influencia sobre la lengua Occitán hablada en esa región. Este dialecto del Occitán se llama gascón. Un sub-dialecto del gascón es el bearnés, hablado en Pau y sus alrededores.12 En base al contexto de origen descrito, podemos indicar que es muy posible que Dominique Latrille Loustaunou y su hermano Jean Roch (Máximo Roque) hablaban por lo menos dos o tres lenguas cuando llegaron a la zona del Desierto de Atacama y que además de eso, provenían de una parte del sudoeste de Francia donde la gran mayoría de sus habitantes estaban expuestos en sus vidas diarias a una variedad de lenguas y dialectos locales con muchas similitudes con el idioma español. Su bagaje idiomático pudo haber facilitado y acelerado el aprendizaje o la práctica del español, idioma colonial hablado por los habitantes de la zona del Desierto de Atacama cuando llegaron a lo que ahora es el norte de Chile. De todos modos, debido a su proximidad con España, siempre ha habido un constante flujo migratorio entre ambos poblados, facilitando a que muchos franceses de esa zona puedan hablar español y viceversa. No es extraño entonces, que desde su llegada, Dominique y Jean Roch (Máximo Roque) Latrille Loustaunou hayan comenzado a operar social y laboralmente con tanto éxito, en un contexto en donde predominaba una escena multinacional.
Es pertinente indicar que entre el Gascón Bearnés, el Francés y el idioma Español, existen muchísimas palabras similares en escritura y semántica. Ver: Petit Dictionnaire Français-Occitan (1984).
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Debemos recordar que después de haber llegado a Cobija, entre otras cosas, durante sus dos primeros años en esa zona minera
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(1841-42), descubrieron y explotaron covaderas de guano en Mejillones; y en 1843, Domingo Latrille, el joven francés que llevaba menos de tres años viviendo en su nuevo país, fue comisionado por la autoridad administrativa boliviana de Cobija, con la mensura de una nueva ciudad, Tocopilla. Es de imaginar que todas estas actividades no podrían haber sido llevadas a cabo con éxito, si el joven Domingo no hubiera poseído un nivel suficientemente elevado del idioma español.
CAPร TULO 3
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LA FAMILIA
3.1. LA FAMILIA LATRILLE LOUSTAUNOU El matrimonio compuesto por François Latrille Cazanave y Marguerite Loustaunou Berot tuvo como resultado siete hijos, todos nacidos en Pau. Según la documentación hallada, el padre de Domingo Latrille, François fue un peintre et vitrier, es decir un pintor y vidriero, también descrito como merchant vitrier o sea, comerciante vidriero. Este artesano y vendedor falleció a la edad de 70 años de edad el 2 de abril de 1854. Por su parte la esposa, Marguerite, nacida en Lacommande, pequeño pueblo cercano a Pau, de 240 habitantes, falleció el 15 de agosto de 1855, también en Pau. Tanto François como Marguerite, según las actas de defunción, nacieron en Oloron13 (hoy Oloron-Sainte-Marie), pueblo ubicado al sur de Pau, camino a Los Pirineos. François Latrille y Marguerite Loustaunou se casaron el 30 de junio de 1812, en la Comuna de Lacommande, Cantón de Lasseube, Distrito de Oloron, Departamento de los Bajos Pirineos, Francia. François, de 25 años de edad, vidriero, nacido en Oloron, hijo de Dominique Latrille, de 63 años, comerciante en vidrios y Marguerite Cazanave, de 57 años.
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Por su parte, Marguerite, de 25 años de edad, nacida en Ciudad famosa por sus fábricas de boinas tradicionales bearnesas. Además es conocida internacionalmente por tener una de las fábricas de chocolates más grandes de Europa.
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Lacommande, hija de Jean Loustaunou, agricultor, y Anne Berot, dueña de casa. Cinco años más tarde, la madre de Marguerite aparece en el Censo de 1817, casada con Silvestre Marcané y viviendo en Pau (Calle de La Halle). Los padres de Marguerite nunca se casaron. Según el Acta de Defunción, el 3 de abril de 1854, a las 9:00 am: “Frente a nosotros Jean-Louis Dufau, Oficial de la Legión de Honor, oficial de Estado civil de la Alcaldía de Pau departamento de los Bajos Pirineos, han comparecido los señores Pierre Clastre pintor vidriero, de treinta y siete años de edad y Jean Feugas empleado de la Alcaldía de sesenta y cinco años de edad, domiciliados en Pau, los cuales nos han declarado que el llamado François Latrille pintor vidriero nacido en Oloron de setenta años de edad, domiciliado en San Leu, esposo de Marguerite Loustaunou ha fallecido ayer a las tres de la tarde en la casa Batsalle de la calle Tran en esta ciudad, y los declarantes han firmado con nosotros la presente acta después de haberla leído. Firmas: Clastre, Feugas, Dufau”.14 Marguerite queda sola, y 16 meses después, el 15 de agosto de 1855, a las ocho de la mañana, fallece en Pau. Expira a la edad de 69 años, según consta en el registro, pero según el acta de matrimonio de François y Marguerite en 1812, ambos tenían 25 años cuando se casaron. De acuerdo a esto, habiendo tenido François 70 años cuando falleciera en 1854, Marguerite habría fallecido a la edad de 71 años en 1855.
Acta de defunción, 3 de abril de 1854. Archives Communautaires PauPyrenees. 14
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Un dato interesante nos señala que François también fallece en La Maison Batsalle, Rue Tran (la casa Batsalle de la calle Tran). Esto vendría a confirmar a esa casa como la residencia de los Latrille Loustaunou a esas alturas de sus vidas.
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Pau, Francia, Censo de 1817. Este censo fue tomado antes del nacimiento de Dominique Latrille. En él figuran sus hermanos Silvestre y Jean, además de sus padres, François y Marguerite © Archives Communautaires Pau-Pyrenees.
Pau, Francia, Censo de 1836 en el cual figuran Dominique (Domingo) Latrille y su hermano (Jean) Roch, quien fuera conocido en la zona del Desierto de Atacama como Máximo Roque Latrille Loustauneau. © Archives Communautaires Pau-Pyrenees.
3.2. LOS APELLIDOS: LA RAÍZ En el departamento de Landes, región de Aquitaine, a aproximadamente 42 kilómetros al noroeste de Pau, existe un pequeño pueblo llamado Latrille. Lugar que fácilmente podría indicar la posibilidad del origen patronímico de Latrille (pueblo pequeño que en el año 2005 poseía sólo 188 habitantes). La forma original del apellido, Latreille, es más usada en la región de Dordogne, mientras que el derivado Latrille es más usado en la región de Aquitaine. Otras variaciones de los apellidos Latreille y Latrille son Latreilhe y Latrilhe. En el idioma regional hablado en la época medieval, cuando el apellido se originó, La Treille significaba “el emparrado de enredadera o el emparrado trepado” o, como se diría en español, “la parra o el parrón”. También esta palabra se llegó a usar como término genérico para describir a “un huerto frutal”.
El apellido Loustaunou tuvo su origen en una de las lenguas occitanas habladas en la región de los Pirineos Atlánticos franceses, donde se encuentra la ciudad de Pau. Es derivado de los términos bearneses “l’oustau”, que significa “la casa” y “nou” que significa “nueva”. Por lo tanto, Loustaunou, en uno de los lenguajes regionales hablados en la zona de Pau, significa “La casa nueva”. Loustauneau (con eau final) es una adaptación al francés del apellido. Otra versión muy común de este apellido en la región gascona es Loustaunau.
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Actualmente el pueblo Latrille está formado por una iglesia rodeada por un cementerio, unas pocas calles y algunas casas. La gran mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura. Como dato curioso, debemos agregar que no hay ningún Latrille sepultado en su cementerio ni nadie que en la actualidad lleve ese apellido.
En el departamento de Landes, región de Aquitaine, aproximadamente a 42 kilómetros al noroeste de Pau, existe un pequeño pueblo llamado Latrille. En dicho pueblo nadie lleva ese apellido, tampoco se registra ese apellido en los archivos del cementerio. Fotografías de Eduardo Owen (2005).
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Fotografía E. Owen.
3.3. LAS RESIDENCIAS DE LOS LATRILLE LOUSTAUNOU Cuando el matrimonio Latrille-Loustaunou se fue a vivir a Pau, vivió en la casa de la madre de Marguerite, Anne Berot, quien se había casado con un vidriero 26 años mayor que ella, Silvestre Marcané, y era conocida por su nombre de casada como Anne Marcané. La casa quedaba en la calle De La Halle. Allí nacieron Jean Silvestre, Jean y Dominique. François Latrille y su esposa fallecieron en la casa Batsalle de Rue Tran (calle Tran), entre 1854 y 1855, dieciséis meses aparte. La calle Tran queda en el centro de la ciudad de Pau, cerca del Boulevard de los Pirineos y el Castillo de Enrique IV. Los Latrille vivieron en Rue Tran, teniendo un negocio de ventas de vidrios y pinturas. La calle Tran, desde el siglo XIX, está colmada de edificios de departamentos y negocios que dan a la calle.
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En el registro de nacimiento de uno de sus hijos, el de Jean Silvestre, François es descrito como un merchant vitrier, es decir: comerciante de vidrios. El padre de François, Dominique, también era comerciante en vidrios en Oloron, según el acta de matrimonio de los Latrille Loustaunou.
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Le Rue Tran (2007) la calle en donde la familia Latrille tuvo el negocio de venta de vidrios y pinturas.
3.4. LOS HERMANOS LATRILLE LOUSTAUNOU Los hijos del matrimonio entre François Latrille y Marguerite Loustaunou, todos nacidos en Pau entre 1813 y 1832, fueron: Jean Silvestre: nacido el 5 de Julio de 1813 y fallecido en su ciudad natal el 13 de septiembre de 1878, a la edad de 65 años. Ocupación peintre et vitrier (pintor y vidriero). Jean: nacido el 15 de julio de 1814 y fallecido el 5 de noviembre de 1845, a la edad de 31 años. Ocupación peintre (pintor). Dominique: nacido el 22 de febrero de 1817, “a las cinco horas de la tarde”. Falleció en Huatacondo, Chile, el 27 de abril de 1891, “a la una y media de la madrugada”, a la edad de 74 años. Jean Roch: (conocido como Máximo Roque en Chile), nacido el 29 de mayo de 1820. Acompañó a su hermano Dominique (Domingo) en su viaje a Chile y Bolivia, habiendo regresado después a fallecer en Bordeaux. Desconocemos su fecha de fallecimiento. Marie Antoinette Henriette: nacida el 2 de abril de 1824 y fallecida el 5 de septiembre de 1824, a la edad de cinco meses. Joseph Louis: nacido el 26 de julio de 1828. Desconocemos su fecha de fallecimiento.
15 Existen copias de los registros de nacimiento de todos los hermanos Latrille Loustaunou y sólo algunos de los registros de defunción. Todos estos documentos fueron obtenidos en el archivo que mantiene la Municipalidad de Pau, Francia (archives.agglo-pau.fr). Los archivos abarcan desde 1793 hasta 1900.
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Françoise Euphrasie: nacida el 1 de agosto de 1832. Desconocemos su fecha de fallecimiento.15
Sobre el Acta de Nacimiento de Domingo Latrille, se señala lo siguiente en base a la traducción: En el año 1817, “el vigésimo tercero día de febrero, a las nueve horas de la mañana, frente a nosotros Charles Marie de Perpigna, Caballero de la Orden Real de la Legión, Alcalde y oficial del Registro Civil de la ciudad de Pau, ha aparecido el Sr. François Latrille, cortador de vidrios de treinta años de edad residente de Pau, quien nos presentó a un niño de sexo masculino que naciera ayer a las cinco horas de la tarde, sobre quien él y su esposa Marguerite Loustaunou, declaran darle el nombre Dominique como primer nombre, estas declaraciones y presentaciones hechas con la presencia de los Señores Silvestre Marcané, cortador de vidrios de setenta y ocho años, y Jean Blanc, tapicero de cincuenta y siete años, residentes de Pau, testigos del padre firmaron con nosotros el presente certificado de nacimiento, después que se lo leyéramos. Firmas: Latrille, Silvestre Marcané, Blanc, Perpigna”.16 En el año 1817 en la ciudad de Pau se realiza un censo de viviendas y familias. En ese contexto es encuestada la casa de las familias Marcané Berot y Latrille Loustaunou.
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En base a los datos proporcionados por el censo, la familia Latrille Loustaunou estaba viviendo en la casa de los Marcané, en la calle De La Halle. Anne Marcané (Anne Berot), era la madre de Marguerite, que a esas alturas estaba casada con Silvestre Marcané, un vidriero de 76 años. A su vez se señala que la familia Latrille Loustaunou sólo tiene cuatro miembros, François, 28 años, Marguerite de 28 años, Silvestre de 3 años y Jean de 2 años. Como no aparece Domingo o Dominique, es evidente que el censo fue tomado antes del 22 de febrero de 1817, fecha de nacimiento de Domingo. Es muy probable que Marguerite hubiera estado en la última etapa de su embarazo de Dominique, y que éste hubiera nacido en esa casa. 16
Archives Communautaires Pau-Pyrenees.
En resumen, el censo constata en Pau una población de 10.438 habitantes en 1817. Posteriormente, en 183617, se realizaría otro censo y en aquel momento François tenía 45 años, Marguerite 45, Jean Silvestre 23, Jean 22, Dominique 18, Roch (Jean Roch) 16 y Euphrasie (Françoise Euphrasie) 3 años de edad. De acuerdo a las descripciones extraídas de los documentos, François, el padre, era un peintre, Marguerite, la madre, al no ser descrito su trabajo, especulamos que su labor era dueña de casa; Jean Silvestre, peintre; Jean, peintre; Dominique y Roch (Jean Roch) eran commis marchands, entendido como empleados vendedores. En base a lo contado por genealogistas franceses sobre lo conceptuado como commis marchand, no podemos evitar pensar que la familia poseía una mercería especializada en vidrios y pinturas, la cual, además, proveía mano de obra. En ese tenor, a la usanza francesa, salían a instalar los vidrios que vendían y a pintar casas, departamentos y edificios con las pinturas que el mismo negocio proveía. Sobre las labores y formación académica de Domingo Latrille, la historiografía tradicional chilena y también boliviana lo ha descrito, entre otras cosas, como un hombre de “preparación destacada y carácter emprendedor” por Bermúdez18 o como un “ingeniero” por Collao19. Otros autores, lo describen como “el industrial francés Domingo Latrille” como es el caso de Arce20 y reseñado como “pionero” por Enrique Agullo Bastías21. Antes que todas estas descripciones, en algunos documentos del Estado boliviano, se El censo de 1936 indicaba que Pau poseía una población de 12.607 habitantes. Bermúdez, 1963: Pág. 180 19 Collao, 2001: Pág. 30. 20 Arce, 1930: Pág. 35. 21 Agullo, 1979: Pág. 119. 17
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habla del “contratista Latrille”, tal como es el caso hallado en los documentos (compilados en 1871) que se emitieron entre el súbdito del Imperio de Brasil, el Sr. Pedro López Gama y el gobierno de Bolivia con sede en Cobija. López Gama también fue “contratista en la esplotación y esportación de guano del litoral de Bolivia”.22 No obstante en sus orígenes, a través de censos23 hemos advertido que Domingo Latrille era un empleado vendedor y pintor en el negocio de vidrios y pinturas de su padre. Sobre la distinción dada por Juan Collao, quien lo define como un “ingeniero”, definición que ha prevalecido durante décadas y décadas en la historia de Tocopilla, importante es considerar que, para dimensionar la educación formal de Dominique en su contexto histórico, tenemos que recordar que un gran porcentaje de la población europea de aquella época poseía limitados conocimientos de la lectura y la escritura de sus lenguas. Además, en la Francia del siglo XIX la educación formal existía primordialmente para niños de 6 a 13 años, y para aquellos cuya situación económica les permitiera educarse.
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En base a lo hallado y evidenciado, dudamos del carácter de “ingeniero” atribuido a Domingo Latrille por los historiadores chilenos, porque dudamos que una familia de pequeños comerciantes haya tenido la capacidad económica de enviar a uno de sus hijos a la universidad, institución sectariamente reservada a la elite y a la monarquía europea. Paralelamente, debemos mencionar que recién en el siglo XIX se logrará en toda Europa la normalización de las ciencias en las aulas universitarias. Sobre todo en los cuatro ejes educacionales restringidos: teología, cánones, leyes, y sólo medicina conectaba con el naciente mundo científico. López Gama, 1871. En base a los censos y las actas de defunción de los padres de Domingo Latrille, vemos que las casas no poseen numeración, sino que nombres por ejemplo: Maison Batsalle.
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Mientras, las matemáticas o la nueva física tenían que introducirse en cátedras sueltas o en las facultades consideradas menores, como artes o filosofía. Hasta fines del siglo XVIII no existía la profesión de ingeniero como la conocemos hoy. A su vez, entrando en el siglo XIX, el arquitecto y el ingeniero se confundían en el maestro constructor. Debido a las exigencias de la Revolución Industrial, y gracias a la aparición de las primeras escuelas de ingeniería en Francia, primero de carácter militar y luego civil, empieza a perfilarse la profesión como un arte. Un buen ejemplo es École Centrale des Arts et Manufactures, fundada en 1829 por Alphonse Lavallée, con la participación de sólo tres científicos: Jean-Baptiste Dumas, Eugène Péclet y Théodore Olivier.
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Recién en 1857, Alphonse Lavallée lega la escuela al Estado francés para garantizar su perpetuidad. Pero obviamente, destinado a la elite. A esas alturas, Domingo Latrille ya estaba en el litoral de Bolivia.
Copia original del Registro de Nacimiento de Dominique (Domingo) Latrille. © Archives Communautaires PauPyrenees.
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LA AVENTURA Y SUS HUELLAS
4.1. EL VIAJE A SUDAMÉRICA En 1840, Dominique Latrille Loustaunou llega a Valparaíso acompañado por su hermano menor, Jean Roch. Allí comienza a ser conocido como Domingo Latrille Loustauneau y su hermano como Máximo Roque Latrille Loustauneau. En aquel tiempo, a los inmigrantes en Chile, provenientes de países que no eran de habla hispana, se les “hispanizaba” el nombre.24 Según los antecedentes navieros franceses de la época además de algunos datos proporcionados por familiares, Dominique y Jean Roch Latrille partieron rumbo a Chile desde Bordeaux, que era el puerto más cercano a Pau, desde donde zarpaban muchos barcos a vela llamados packets. Estas embarcaciones se especializaban en el traslado de cargas, correos y pasajeros, gran parte de ellos migrantes dirigidos al continente americano a través del Océano Atlántico.
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Los packets eran barcos de flete que eran adaptados para llevar un número limitado de pasajeros. Estos navíos medían entre 30 y 50 metros, poseían tres mástiles y seis velas, la mayoría de ellos eran construidos en los Estados Unidos. 24 El caso de la hispanización de los nombres europeos fue una práctica muy usual en los funcionarios estatales. Un caso conocido le sucedió a William Wheelwright, norteamericano de origen, fundador de la Pacific Steam Navigation Company que cubría el centro y norte de Chile con sus barcos, quien fue llamado “Guillermo” Wheelwright. Otro caso toca a ascendientes del coautor de este libro, Owen Edward Owen John, hijo de galeses: era conocido como Eduardo Owen en Tocopilla. Además, Dominique comenzó a usar la versión francesa de su apellido materno (Loustauneau), que en gascón bearnés se escribe “Loustaunou”. Los inmigrantes chinos fueron los que mayormente sufrieron estos violentos cambios de nombres.
En los packets sólo existían dos clases para los pasajeros: en cabin, correspondiente a la primera clase, quienes eran atendidos con todas las comidas preparadas y servidas por el personal de servicio del barco, además de no tener que compartir su privacidad con personas extrañas; o en steerage dignos de la segunda clase, ubicados bajo cubierta, donde por más de veinte días, hasta llegar a Nueva York por ejemplo, tendrían que olvidarse de su privacidad y debían preparar sus propias comidas. Las cabins eran normalmente de madera sin cepillar, rústicas e improvisadas, construidas a última hora por el carpintero de a bordo en la cubierta del barco, en el espacio que no habían logrado llenar con carga. La diferencia en el valor del pasaje entre cabins y steerage, era más de ochenta dólares norteamericanos de aquella época. Lo otro que es importante recordar respecto al viaje de Dominique y Jean Roch a Valparaíso, es que en aquel entonces el viaje se hacía a través del Cabo de Hornos, pues el Canal de Panamá no existía y era un viaje que dependiendo de las siempre cambiantes circunstancias climáticas, alcanzaba casi dos meses, gran parte de ellos con una panorámica o vista que no era más que mar y cielo.
Gentileza de Christiane Bidot-Naude, experta en genealogía originaria de Bayonne, Francia.
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En la revisión de la visa de viaje25 de Dominique Latrille, se puede ver que fue otorgada en Bordeaux el 8 de marzo de 1838, visa conferida para viajar a Valparaíso. En este documento abundan los detalles, por ello Dominique es descrito como un joven de sólo 19 años de edad, midiendo un metro 60 centímetros, “tiene ojos grises, pelo castaño, pelo sobre la frente (no es calvo), una cicatriz debajo del ojo derecho”. Se indica que había nacido en Pau y que era residente en Calle Santa Catherine en Bordeaux. Sobre esta última dirección de residencia, tiene que ver con la cuasi obligatoriedad de residir en
esa ciudad para poder obtener la visa. En la aproximación a la cotidianidad llevada por los migrantes, hemos hallado una serie de normas aplicadas en el viaje. Por ejemplo, los horarios de la cocina y la disposición del fuego. Como así también los horarios de sueño. La distribución de las labores rutinarias también estaba regulada, entre ellas la cubierta del barco y la sección bajo la cubierta debían ser barridas todas las mañanas antes de tomar desayuno. Estas labores eran realizadas en forma rotativa entre los hombres. A su vez, la supervisión de la limpieza general del resto de los pasajeros. Una vez a la semana, la cubierta del barco y el piso de la sección bajo cubierta debían ser lavadas y trapeadas.
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Evidentemente, era fuerte el racionamiento de agua, fuego y el aceite para las lámparas. Como así también la prohibición de fumar o prender fuego bajo cubierta o almacenar pajas. Control férreo sobre bebidas alcohólicas, generalmente entregadas antes de partir al capitán. La experiencia de estos viajes, hizo meritoria la prohibición de juegos de azar, naipes y dados, debido a las complicaciones que generaban las discordias propias del juego, que en muchos casos culminaban con asesinatos en pleno viaje. Indubitablemente, los espacios eran restringidos en el barco y no se podía circular por cualquier lugar.
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Visa con la cual Domingo Latrille pudo llegar a Chile, específicamente a Valparaíso. Documento otorgado en Bordeaux el 8 de marzo de 1838. ©Archives Communautaires Pau-Pyrenees.
4.2. EL ARRIBO Seguidamente después de haber llegado a Valparaíso, Dominique y su hermano Jean Roch Latrille Loustaunou, ahora oficialmente presentados como Domingo y Máximo Roque Latrille Loustauneau, se trasladarían al puerto boliviano de Cobija. Este asentamiento, llamado originalmente como Santa María Magdalena de Cobija fue fundado como puerto por un grupo de españoles procedentes del Perú en 1680. Antes de esa fecha, éste era un asentamiento indígena conocido como Tacama por los changos, sus primeros habitantes. Bajo administración boliviana, Simón Bolívar, después de independizarse aquel país, dicta el 28 de diciembre de 1825, un decreto que establece este puerto minero en los siguientes términos: “Quedará habitado, desde el primero de enero entrante por, puerto mayor de estas provincias, con el nombre Puerto Lamar, el de Cobija. Se arreglarán allí las oficinas pertenecientes a la hacienda pública”. 26 En ese tiempo, en la década de 1840, Guillermo Wheelwright era propietario de dos veleros: El Cuatro de Julio y La Veloz Manuela, los que periódicamente cubrían esa ruta y es muy viable que Domingo haya viajado en una de esas naves a vela. El viaje entre Valparaíso y Cobija tomaba entre seis y ocho días. Estos buques dieron origen a una de las más importantes compañías de transportes marítimos: The Pacific Steam Navigatíon Company.
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La población del puerto de Cobija era multinacional, con una alta predominancia de franceses e ingleses.27
Decreto Supremo Nº 28-12-1825 Archivo Gaceta Oficial de Bolivia. Bajo el nombre genérico de “ingleses”, se encontraban registrados los escoceses, ingleses, irlandeses y galeses. 26 27
Cobija en pleno auge, periodo previo a los grandes maremotos ocurridos en 1868 y 1877.
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Puerto Lamar en 1868.
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Representación en grabado del poblado de Cobija según el artista alemán Mauricio Rugendas (1842).
Demarcación del puerto de Cobija de 1786. “A) El muelle. B) El almacén. C) La capilla. D) Manantial. E) Quebrada de las Cañas con agua, dista dos millas del muelle. F) Huerta que tiene tres palmas. G) Quebrada y cuesta por donde sale el camino tierra adentro. H) Zanja labrada por el agua que cuando llueve viene de las Cañas al muelle. J) Lomas altas que, fecundizadas con la corta lluvia que hay desde marzo hasta octubre se cubren de pasto y alguna leña”. Archivo General de Indias.
El puerto boliviano en las décadas del 1840 y 1850 se hallaba en sus mejores momentos. Ya en el año 1832, la población era estimada en 560 habitantes, de los cuales 104 eran chilenos. Luego, con los descubrimientos de guano en algunos sectores aledaños, como en las islas de Paquita y Lagarto, la isla del Cobre, Valk y Gualaguala, los flujos migratorios aumentaron considerablemente, impulsado fuertemente por las concesiones que comienzan a entramarse y las redes migrantes que comienzan a articularse. Entre los años 1840 y 1850, se cursaron 280 pasaportes para chilenos con destino a las guaneras de Bolivia.28 El naturista William Samuel Waithman Ruschenberger, dijo en 1835: “para los extranjeros es difícil dar con el puerto de Cobija. A unas cinco millas hacia el sur se encuentran con dos piedras blancas y bajas, que son la única señal (…) cuando el perfil de las montañas costeras está casi completamente vestido de neblina o de nubes”.29 Luego, agrega que cuando se divisa una nave a la distancia, se izaban banderas. Al describir su arribo, William Samuel Waithman Ruschenberger menciona la existencia de la única calle en el puerto que poseía una distancia de un cuarto de millas, pero que no estaba densamente construida. Destaca la construcción en madera y adobe en las casas de “solo un piso” y muchas de ellas sin patios. Gran parte de las casas eran destinadas a tiendas en donde se exponían productos importados desde Europa. Gradualmente se iban implementando las instalaciones que favorecieran el intercambio mercantil: muelles, aduanas, oficinas públicas del Estado boliviano, policías, escuelas, chinganas, etc.
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González Pizarro, 2010. Ruschenberger, 1835.
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Según el historiador boliviano Fernando Cajías (1975) existieron
tres momentos claves en la historia de Cobija. El primero que va desde los años 1827 hasta 1835, visto como periodo de progreso. Desde 1835 a 1839 lo establece como un periodo de decadencia y desde 1839 a 1842, como un momento de reconstrucción. En este último momento, es donde el puerto amplifica su recepción de inmigrantes europeos: cateadores, mercaderes, empresarios. Se ha afirmado que su población, al menos en 1855, alcanzó los 5.273 habitantes.30 Óscar Bermúdez ha indicado que su población nunca superó los 5.000 habitantes. Añadiendo que, el movimiento portuario estuvo limitado por la escasa capacidad de consumo de la población boliviana con una amenguada explotación de productos exportables. Al mismo tiempo, las grandes distancias que tuvieron que sortear los productos importados por Cobija y desde allí trasladarlos hacia las zonas interiores de Bolivia, hicieron que los costos se encarecieran demasiado, repercutiendo fuertemente en las arcas fiscales bolivianas. Por consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879-1883) la victoria chilena hizo que estos territorios finiquitaran su pertenencia al Estado boliviano en Atacama.
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Con el tiempo y debido, entre otras cosas, a la Guerra del Pacífico, al desarrollo de puertos vecinos como Tocopilla y Antofagasta, y a la construcción de los ferrocarriles de Antofagasta y Oruro, además del auge de Caracoles como mina de plata, Cobija dejó de tener importancia como centro portuario regional. Sumase a los anteriores factores mencionados, las pestes y los maremotos (1868 y 1877). Hoy en día sólo quedan los vestigios de lo que fuera un puerto minero de gran importancia. 30
González Pizarro, 2010.
Desde la óptica del inmigrante, la diferencia visual en el paisaje, se tornaba curiosa para el forastero, en este caso proveniente de paisajes frondosos, con una diferencia climática evidente entre las planicies costeras desérticas en contraste con los picos nevados y la vegetación de los Pirineos franceses. En muchos relatos de viajeros, sumidos en su etno-eurocentrismo, se habla constantemente del “emprendimiento innato” de los migrantes, mucho más en contextos geográficos y climáticos disimiles a sus orígenes, esfuerzo que sería virtualmente mucho mayor al provenir de ciudades con “prestancias arquitectónicas”, con “urbanismos racionales” y “tramas espaciales definidas”. Más adelante relataremos algunos ejemplos de estas miradas extranjeras hacia los parajes de Atacama, en especial sobre Tocopilla, operando constantemente relatos comparativos indirectos.
Mapa siguiente: Carta topográfica y mineralógica del Desierto de Atacama elaborada por André Bresson en los años 1871-1872, con énfasis en los yacimientos de salitre, plata y cobre conocidos hasta ese momento. Fue publicado como Bolivia Sept années d’explorations, devoyages et de sejeursdans L’Amerique Australe en París, 1886.
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Por otra parte, las dificultades que enfrentaron los inmigrantes europeos en el siglo XIX, tuvieron que ver básicamente con el idioma, con el conocimiento de la idiosincrasia, la generación de la confianza para construir alianzas y sociedades y así poder celebrar negocios.
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Mapa de Atacama publicado por Harding en 1877.
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Mapa político del litoral y Atacama bajo administración boliviana en 1878.
4.3. GUANEROS EN MEJILLONES En el año 1841 Domingo Latrille declaró los depósitos de guano en el lado norte de la península de Mejillones. El gobierno boliviano otorgó una concesión para explotar las covaderas llamadas Angamos y Orejas de Mar hasta el año 1842. Así lo hemos corroborado según la infinidad de documentación emanada desde el Estado boliviano.31 Para citar un ejemplo sobre el rol de los Latrille en la costa mejillonina, en 1858 en correspondencia dirigida a José Santos Ossa, avecindado en Cobija, quien había solicitado concesiones para extraer guano, los bolivianos responden: “dirijo ante V.E. una propuesta para esplotación y esportación de guano en toda la costa de esta república, mejorando, en cuanto sea posible la contrata de compra que hoy tiene el señor don Domingo Latrille sobre el mismo negocio…”.32 Pero detrás de estos documentos y sugerencias expresadas por los bolivianos en Cobija, notamos que las intenciones iban por otro lado, en el sentido de notar una oportunidad que tuvo Bolivia para mejorar sus arcas fiscales ante la tributación que ofrecería la explotación de guano. O bien, como una forma de marcar soberanía en terrenos con fronteras en tensión diplomática. La carta en su desarrollo llega hasta el punto que menciona lo siguiente: “al dirigir mi propuesta sobre un negocio de que se ocupa actualmente otro empresario –Latrille-, no es mi ánimo causarle daño, ni embarazarle en manera alguna el lleno de la que tiene celebrada con el Entre ellas, ver: Memoria Ministerios de Relaciones Exteriores de Bolivia (1871) Sobre la cuestión de Mejillones. Presentada a la Asamblea Extraordinaria, reunida en Oruro en mayo de 1863. Imprenta del Siglo, Cochabamba. Ver también: Copias de Documentaciones de López Gama y el gobierno boliviano (1871) Espediente de reclamación hacia el gobierno de Bolivia. 32 Ibídem. Pág. 19
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gobierno”.33 La idea era ampliar la explotación explicitando que Latrille no poseía exclusividad sobre la actividad en cuanto a concesión. Dentro del negocio que ofrecían los bolivianos a Latrille, en el punto nueve de la propuesta se menciona que: “se esceptúa de la prohibición en el contrato de don Domingo Latrille para esplotar de ocho a diez mil toneladas de guano, aceptado por el gobierno en treinta y uno de julio de mil ochocientos cincuenta y siete, concediéndole a dicho contratista que señale un depósito o lugar de donde deba esplotar y cargar el número de toneladas que le faltan para llenar dicha contrata, lo cual, fenecido, será obligación del gobierno hacer que suspendan sus trabajos y quedará dicho depósito a favor y disposición del proponente”.34 Las investigaciones de Óscar Bermúdez35 nos reseñan que “la primera actividad -de explotación del guano- en Mejillones, la inició don Domingo Latrille…”. Del mismo modo Isaac Arce36, refiriéndose a la fundación y desarrollo del puerto de Mejillones, sugiere que este puerto “permaneció completamente deshabitado hasta 1840…” A continuación menciona a Domingo Latrille como el descubridor de los yacimientos de guano en 1841 y el hecho de que los explotara hasta 1842. También se ha mencionado el cargamento de más de 2.000 toneladas que remitiera Latrille hacia Europa en el buque inglés Horsburg.37 Mejillones, o Mexillones en el Castellano antiguo, adquirió su nombre de los primeros exploradores españoles, debido a la abundancia de estos moluscos hallados en sus costas. Sus litorales Ibídem. Pág. 19. Ibídem. Pág. 21. 35 Bermúdez, 1963: Pág. 179. 36 Arce, 1930: Pág. 35. 37 Santivañez, 1863.
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fueron recorridos por los pescadores y mariscadores changos, pero sólo comenzó a establecerse una población más numerosa en esa caleta pesquera después de la apertura de la explotación de las covaderas de guano en el lado norte de la península, descubiertas en 1841 por Domingo Latrille.38 Tal descubrimiento del guano, además de la incipiente explotación de minas de cobre, fue constituyendo la formación de un caserío, estableciendo las bases de una futura ciudad. Estos sectores constituían una de las bahías más amplias y seguras del litoral del Pacífico sur. El incremento en la extracción de guano fue impulsando no sólo la llegada de una población flotante, sino que también fue abriendo el apetito de los capitales chilenos que respaldados por el gobierno de Chile, comenzaron a disputar en cuanto a soberanía la posesión de estos territorios. Un hecho crucial es cuando el Presidente de Chile, Manuel Bulnes 1841-1851) plantea la necesidad de explorar la zona a través de una comisión con el propósito de descubrir si en el territorio de la república existían algunas guaneras que cuyo beneficios pudiese proporcionar un nuevo ingreso al Estado. Para ello se inspeccionaría desde Coquimbo hasta el Morro de Mejillones en 1842. Después de ser declarada la Ley del Guano39 en 1842, Mejillones profundizó el flujo migrante destinado a explotar los yacimientos Santivañez, 1863. La conocida como Ley del Guano, fue promulgada por el gobierno chileno el 31 de octubre de 1842. Aquella ley mencionaba en su artículo 1º que, “Se declara de propiedad nacional las huaneras que ecsisten en las costa de la provincia de Coquimbo, en el litoral del desierto de Atacama i en las islas i islotes adyacentes”. Para los bolivianos este ley significaba el despojo total, totalmente arbitrario, turbando la posesión en que se hallaban las islas e islotes. Las reclamaciones del Estado boliviano no se dejaron esperar. Desde ahí los conflictos sobre la soberanía de Mejillones no cesarían, incluyendo conflictos entre empresarios, políticos y militares.
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excrementicios. En 1845 la bahía es ocupada por la Armada chilena, momento en que establecieron un fortín a modo de punto de control y de posesión de los territorios. Se ha establecido que este impulso en la explotación del fertilizante natural, conllevó a que en el lapso que va desde 1842 a 1857, se cargaran 116 barcos autorizados por Chile.40 En las actas y memorias de la Cancillería de Chile publicadas en 1862, notamos que el tema de los límites ya entraba en discusión con el vecino país. Bolivia presentaba informes con antecedentes históricos defendiendo sus posesiones en la costa del actual norte de Chile. El Estado chileno buscaba, supuestamente, reivindicar antiguos territorios señalados por los tiempos finales de la Colonia. En uno de esos informes surgido en 1858, se exponía que la costa de Atacama desde Cobija hasta Paposo estaba inhabitada y solamente algunos buques peruanos que arribaban a Cobija con frutos, pasaban con licencia de autoridad boliviana -residente en dicho puerto- a cargar guano en Angamos, en la isla de Lagartos y la isla Santa María para llevar al puerto de Islay donde los agricultores de Arequipa se proveían para beneficiar sus tierras.
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El documento afirma: “El uso de este poderoso abono se introdujo en Europa donde se abrió un vasto mercado que aumentó considerablemente la demanda i por consiguiente el interés de la explotación. Uno de los primeros especuladores de este artículo en Bolivia fué el ciudadano francés don Domingo Latrille quien se hizo adjudicar con la autoridad de Cobija en el año de 1841 las guaneras de Angamos i Orejas de Mar i cargó de guano un buque inglés Horsburg”.41 Santivañez, 1863. Memoria Departamento de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Nacional 1862. Pág. 55. Cita de informe de 1858, firmado por Manuel Macedonio Salinas.
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Luego se cita un importante documento emanado desde la Jefatura Política del Distrito Litoral Caja de Gobierno en el puerto Lamar, con fecha 29 de julio de 1858, en él se busca identificar el carácter del puerto de Mejillones, en cuanto a puerto boliviano que sobrellevó intromisiones chilenas, provocando la tensión entre los gobiernos. “Al Señor Presidente Unipersonal del Distrito Señor sírvase Ud. levantar a la brevedad posible una sumaria información con arreglo a la lei sobre los puntos siguientes: Si la bahía de Mejillones fuera siempre poseída por la República sin que ni remotamente se pretendiera por otro Estado derecho sobre ella hasta el 20 de agosto del año pasado -1857- en que el Comandante Goñi de la corbeta de guerra Esmeralda ocupó dicha bahía declarándola contra todo derecho justicia i práctica de la propiedad de Chile. Si por consecuencia seguramente de las guaneras que se descubrían en la costa del sur de este puerto es notorio que el Gobierno chileno se apoderó hacia el año de 1842 a 1843 de la primera guanera situada al sur de Mejillones i sucesivamente fué introduciéndose hasta la bahía antes insinuada a pesar de las protestas i reclamaciones hechas por el Gobierno i otras autoridades de Bolivia”.42 Para esta moción sería pertinente y preciso el interrogatorio a empresarios claves que, gracias a las concesiones otorgadas por el Estado boliviano, podrían corroborar la pertenencia de Mejillones a Bolivia. Nos dice el documento: “Los testigos que deberán llamarse para organizar la sumaría pedida expondrán además cuánto supieren referentemente al contenido de los dos anteriores puntos. Francisco Buitrago Tribunal del Partido Lamar 2 de agosto de 1858.”
Memoria Departamento de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Nacional 1862. Pág. 55. Cita de informe de 1858, firmado por Manuel Macedonio Salinas.
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La respuesta fue la siguiente: “Recíbase la sumaria información que se solicita al efecto el alguacil presentará a los señores Domingo Latrille, Francisco Zirisa, Juan Gardaix i Eduardo Quijano.” El interrogatorio
no debía esperar, por ello: “En esta capital del puerto Lamar horas dos de la tarde del día dos de agosto de mil ochocientos cincuenta i ocho, el alguacil presentó ante el señor Juez de primera instancia a don Domingo Latrille natural del Imperio francés i avecindado en este puerto hace diez i nueve años mayor de edad casado i minero”. El testimonio de Latrille fue considerado en primera instancia por ser un actor clave en los orígenes de la explotación de las covaderas de Mejillones. En esa situación Latrille, “… quien prestó juramento en legal forma i habiendo sido interrogado sobre el tenor de los dos puntos qué contiene la nota antecedente, contestando al primero de ellos dijo que le consta que Bolivia ha poseído siempre la bahía de Mejillones i los demás terrenos de su territorio al sur de esta hasta el Hueso Parado”.43 Frente al suceso de la intromisión de la corbeta Esmeralda, Latrille afirma: “sólo el año 1847 -a través de -la fragata de guerra chilena, Chile tomó posesión de la referida bahía en vista de la superioridad de su fuerza sobre las fuerzas bolivianas i que desde aquella fecha hasta el 20 de agosto del año pasado, Bolivia los ha poseído de nuevo en pleno dominio i sin ser perturbada por nadie hasta el 20 de agosto mencionado en que la corbeta chilena Esmeralda arribó nuevamente a Mejillones con las mismas pretensiones que -tuvo- Chile el año cuarenta i siete”.44
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Latrille comienza a entregar detalles relevantes, como aquel que indicaba que, durante el intervalo de la venida del uno al otro buque de origen chileno que quebrantaron los límites, se descubrieron las minas de Ñaguayan, las del Cerro Gordo y las de Santa María (ésta última al sur de Mejillones) minas que fueron adjudicadas por las autoridades bolivianas y según las leyes de ese país. En ese escenario, Chile no realizó reclamo alguno, ni dio algún paso en apoyo de lo que reclamó después. Memoria Departamento de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Nacional 1862. Pág. 57. Cita de informe de 1858, firmado por Manuel Macedonio Salinas. 44 Ibídem. 43
La zona de Atacama, destacando Salar del Carmen y Cerro Gordo. Carte Topographique et Minéralogique du Désert d´Atacama A. Breson 1871-1872.
El relato se torna más interesante cuando Domingo Latrille 45
Ibídem. Pág. 65
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Domingo Latrille atestigua que: “es mui cierto que las guaneras fueron la causa de la ocupación de parte del territorio boliviano que esta principió después de la venta del guarda costas boliviano jeneral Sucre el año 1843 o 1844. Mientras existió dicho buque hizo respetar íntegro el territorio boliviano desde el Hueso Parado al sur hasta el río Loa al norte. Después de dicha venta furtivamente principiaron los buques chilenos a cargar guano al sur de la Chimba adelantaron sucesivamente hasta Orejas del Mar i Angamos sobre todo después que la compañía inglesa que trabajaba por cuenta de Bolivia en estos últimos puntos suspendió sus trabajos”.45
expresa su condición de testigo ante hechos que involucraban trasgresiones de soberanía, dijo Latrille: “Se animaron los chilenos a pasar a Mejillones i llegado a noticia de esta Prefectura –se- mandó apresar a la peonada i traerla acá al poco tiempo (año 1847) vino la fragata Chile de 44 cañones recibió a su bordo los peones i valida de su fuerza los restableció en Mejillones a pesar de las protestas de esta autoridad quien después de la marcha de la referida fragata mandó derribar del morro de Mejillones la bandera chilena”.46 La visita de la fragata fue el primer paso oficial del Gobierno de Chile desde que ha nacido la cuestión y problemática sobre los límites. Sobre el interrogatorio a Latrille se dijo: “que es cuanto tiene que esponer, leída que le fué esta declaración persistió i se ratificó en ella firmándola el señor Juez de que doi fé, Sr. Berdecio, Domingo Latrille, Luis Indaburo”.
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Sobres estas problemáticas, las relaciones de Bolivia y Chile, eran confusas y tensas. Bolivia acusaba a Chile de violar su soberanía al entrometerse sin aviso en Mejillones. La investigación con raíces históricas y jurídicas llevada a cabo por los bolivianos fue extensa. Las circulares internas hablaban de confirmar la participación de Latrille en la explotación de guano en Mejillones. Por ejemplo, la Jefatura Política del Distrito Litoral, Caja de Gobierno en el puerto Lamar a 24 de setiembre de 1858 enviaba solicitud de información indicando al señor Presidente del Tribunal unipersonal del Distrito con la orden de levantar información legal sobre si las guaneras de Angamos y Oreja del Mar fueron explotadas antes del año 1842 por Domingo Latrille “…a quien sucedió en el negocio expresado la casa de Myers Bland en sociedad con el Gobierno. La Jefatura deja al arbitrio de Ud. la elección de los testigos que deban llamarse a declarar en aquel hecho de notoriedad tan absoluta. Dios guarde a Ud. Firmado Francisco Buitrago Tribunal de 1º 46
Ibídem. Pág. 66.
Instancia de Lamar a 27 de setiembre de 1858”. 47 Vista la situación de interrogatorio realizado a Latrille, interrogaron a un mayordomo de Latrille, llamado Francisco Pérez. El documento menciona: “en este puerto Lamar, horas nueve de la mañana del día cuatro de octubre de mil ochocientos cincuenta i ocho, el portero alguacil presentó ante el Juez de primera instancia de este Tribunal a don Francisco Pérez, de cincuenta i nueve años de edad, casado, comerciante, natural de Perú i residente en este puerto hace el tiempo de veintisiete años…”. Identificado el interrogado, éste señaló que: “con motivo de haber sido mayordomo de don Domingo Latrille, sabe i le consta que las guaneras de Angamos i Oreja de Mar fueron esplotadas por este señor antes del año cuarenta i dos, que asimismo sabe i le consta que a dicho Domingo Latrille sucedió en el trabajo de las guaneras expresadas las casa de Myers Bland i Compañía”.48
47 Memoria Departamento de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Nacional 1862. Pág. 55. Cita de informe de 1858, copias de documentación del Estado boliviano. 48 Memoria Departamento de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Nacional 1862. Pág. 74. Cita de informe de 1858, firmado por Manuel Macedonio Salinas.
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Evidenciamos que en virtud de las adjudicaciones a Latrille para la explotación del guano en Mejillones, trabajó todo el año 1841 cargando un buque inglés llamado Malcolm. No estaba precavido Latrille que el gobierno boliviano celebró un contrato con Myers Bland & Compañía, afectando a todas las guaneras de la costa boliviana, por dicha razón, Latrille fue despojado quedándose con gran cantidad de guano explotado, pero que el gobierno, reconociendo “su buena fé i el justo título con que había hecho la explotación” se comprometió con una indemnización.
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El pequeño poblado de Mejillones según los grabados de André Bresson en su visita efectuada entre 1871 y 1872. Publicado como: Bolivia: Sept années d'éxplorations de voyages dans L'ámerique australe. Challamel Ainé, París.
4.3.1. LOS CHINOS Y EL GUANO La extracción de guano no se podría entender invisibilizando el rol de los esclavos chinos. Esta inmigración estuvo promovida por los Coolies49, quienes llegaron sometidos al trabajo en grandes oleadas a través de barcos mercaderes, en el tránsito de la segunda mitad del siglo XIX. La extracción del guano los conglomeraría en las actuales costas del norte chileno y sur peruano. En el sector de Tocopilla, especialmente en la caleta Paquica50, ha sido posible encontrar verdaderos cementerios de chinos, cerros con ataúdes miserables que manifiestan sus vidas y sus muertes, ubicados en los alrededores de las guaneras.
49 Coolies es una denominación peyorativa de inmigrante chino en el siglo XIX, considerados como obreros de clase baja. Es también un término expansivo de asiático o mano de obra. En la esfera pública, el coolie era de hecho presentado como un estereotipo sensacionalista de la mano de obra asiática. Las campañas moralistas y anticoolies, junto con los escritos abolicionistas en contra de la mano de obra coolie, contribuyeron a las connotaciones negativas asociadas con el término. Una versión indica que es una palabra que proviene del chino, zuo kuli, que significaría “el que trabaja duro”. Kuli sería amargo, duro, y Li, sería fuerza, trabajo. Son los ingleses quienes expanden el vocablo coolie, del cual deriva su castellanización culí. También se ha dicho que el termino podría ser derivado de “Koli”, que era una secta Gujarati de la India caracterizada por trabajos sacrificados. Asimismo se ha dicho que provendría del Urdu (India) quli o de la palabra turca para esclavo, qul. 50 Situada a 25 kilómetros al norte de Tocopilla.
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En las zonas ribereñas al Pacífico, el trabajo de los chinos sería masificado, siendo el principal impulso del gobierno peruano en 1849, el cual autorizó la inmigración de chinos Coolies embarcados en Cantón y también en Macao, a través de la llamada Política de Consignaciones. Muchos de ellos murieron en altamar por las insalubres condiciones de su viaje.
Una vez llegados a Perú, este horrendo tráfico humano terminaba su viaje en las guaneras más frondosas, tales como Paquica, Patillos, Guanillos del Norte, Pabellón de Pica y caleta Lobos, todas ubicadas en el camino costeño que une Iquique con Tocopilla, desde allí hasta Mejillones. Lo que era un buen negocio para algunos, para miles de chinos las guaneras fueron su devastación; allí, tendidos con cables y cordeles sobre andamios desmejorados, puentes colgantes, trabajaban todo el día, de sol a sol. Cada chino cargaba un capacho en su espalda. Luego, los cerros con sus cuevas e improvisadas pocilgas los esperaban como dormitorios, sufriendo el hambre, el frio y el cansancio por el exceso de trabajo.51 Según Segall52 desde la década de 1830 hasta 1870, la provincia de Antofagasta tuvo varios centros de esclavos de distintas razas y de diferentes propietarios, indicando lo siguiente: “En Mejillones trabajaron covaderas: los hermanos Latrille (descubridores del salitre antofagastino): José Santos Ossa (organizador de la Compañía de Salitres de Antofagasta): José María Artola; Pedro López Gama (pariente del Emperador del Brasil); la Sociedad Matías Torres, Juan Garday y Juan López (llamado el primer habitante de La Chimba, ciudad de Antofagasta): el Barón Arnoux de la Riviere (finalizó su vida arrepentido, como monje trapense), el Conde Augusto Nolleont (primero orleanista y después republicano en 1848), y Luciano Armand, un naviero y comerciante de Bordeaux, diputado bajo Napoleón III”. En este escenario, Latrille operó con algunos pares en un escenario empresarial de Posteriormente los chinos fueron utilizados como avanzadas del ejército chileno en la Guerra del Pacífico, En ese contexto Patricio Lynch “conquistó” a los chinos y los hizo participar en las batallas. Cuando los coolies fueron liberados de la tuición de sus amos, los hacendados peruanos, se produjo su adhesión a la causa chilena, a través del batallón de chinos Vulcano. Ver: Diego Lin Chou, (2004) en Chile y China, inmigración y relaciones bilaterales 1845-1970. 1º Edic. Centro de investigación Diego Barros Arana. Santiago de Chile. 52 Segall (1967)
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explotación también hacia otros humanos. Los chinos habían desarrollado la forzosa experticia de extracción guanera. Irremediablemente, se recurría a ellos. 53
En Tocopilla muchos chinos fueron utilizados en la construcción del ferrocarril salitrero, inaugurado en 1890, obra titánica en donde los chinos realizaron los trabajos más riesgosos y pesados, tales como la colocación de dinamitas, cargas, elaboración de zanjas, entre otras labores que resultaron mortales.
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53
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Fotografía correspondiente a Chinchas de Perú, a modo de ilustración del esforzado trabajo que realizaban los chinos en la extracción de guano en los islotes.
4.5. TOCOPILLA: SU EMERGENCIA URBANA E BAJO ADMINISTRACIÓN INDUSTRIAL BOLIVIANA Algunos datos sobre establecimientos mineros de la costa tocopillana nos remiten a la década de 1830, periodo que atestigua los inicios de la explotación de un conglomerado de minas cupríferas: Ballena, Rosario, San Carlos, Argentina, Percance y Feliciana, entre otras minas pequeñas.54 Según Bello: “al frente de las firmas explotadoras estuvieron sucesivamente los industriales señores Pedro Alessandri, Guillermo Billinghurst y posteriormente Diego de Alcántara y Gana”. 55 Desde entonces, el sector que comenzó a forjar la emergencia de Tocopilla como centro urbano fue el tramo de caleta Duendes, pequeño campamento minero implementado con pocilgas y barracas. Desde 1830 a la mitad de la década de 1840, la extracción de cobre adquirió tal volumen que “determinó el levantamiento de algunas casas para el personal, tendido de líneas férreas y cesión de terrenos para la ampliación de las plantas”.56 Los que tuvieron a cargo dichas gestiones fueron los señores Naylor Oxley y Cía., dueños de Establecimientos Mineros Duendes. Paralelamente, según Bello, se había emplazado otra pequeña empresa denominada Fundición de los Hermanos Dorados que desde 1842 estaba instalada en caleta Duendes.
Bello, 1965; Collao, 2001. Bello, 1965: Pág. 45. 56 Ibídem. Pág. 45. 54 55
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Duendes, conocida como caleta o como bahía, comienza a tomar renombre junto al sector de Algodonales.
En 1869 G. Urquhart publica un extenso informe llamado Dues and charges on shipping in foreign ports,57 dejando dos interesantes apuntes sobre los citados lugares: “La Bahía de Algodonales es pequeña, con aguas profundas; posee un anclaje en 11 brazas, arena y conchas rotas, más de un fondo rocoso, cerca de un cuarto de milla de la orilla. Hay lugar en la bahía a partir de mineral de donde se envían, Bella Vista, Tocopilla, y Duendes. El agua tiene que ser destilada, y es más bien escasa y cara.” 58 Sobre Duendes, indica que está a: “aproximadamente una milla y media al norte de Tocopilla, tiene un molo que se extiende hasta una profundidad de 12 pies en el agua baja, y aunque un fuerte oleaje (…) de vez en cuando en otras ocasiones, el aterrizaje y desembarcar carga en general puede verse afectada.” 59 El 17 de febrero de 1842, el Estado boliviano celebró con empresas contratistas un convenio de sociedad para la explotación y exportación del guano. Posteriormente, el 23 de junio de 1842, se firma en ciudad de La Paz, la modificación al contrato. Carlos Barroilhet, ciudadano francés avecindado en Valparaíso, participa en esta ceremonia representando a la empresa Gibbs, Crawley y Cía.60
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En su regreso a Chile, Barroilhet pasa por Cobija, lugar en donde le es endosado un pedimento minero. En esta solicitud, se demandaba la propiedad de tres minas ubicadas en el cerro Tocopilla, el cual estaba emplazado en la quebrada de Duendes, 18 leguas al norte de Cobija.
Traducido como: Las cuotas y cargas en la navegación en puertos extranjeros. Urquhart, 1869: Pág. 522. 59 Ibídem: Pág. 522. 60 Santiváñez, 1863. 57 58
Una vez en Valparaíso, Barroilhet se asocia con Zenón Urbistondo y Pedro Alessandri: estos empresarios por escrituras públicas de fecha 14 de febrero de 1843, constituyen la Sociedad Mineralójica de Tocopilla.61 En esta sociedad, Barroilhet aportó las minas ubicadas en el cerro Tocopilla, Pedro Alessandri dispuso del capital de explotación y Zenón Urbistondo debió vivir en Tocopilla para administrar el mineral. Los mineros requeridos para iniciar la explotación en el naciente mineral fueron reclutados en las vecindades de Valparaíso. Urbistondo, el administrador, no sólo proyectaba, organizaba y controlaba la labor de sus trabajadores, sino que también por su condición de habitantes mineros, debieron dedicar tiempo e inversión para construir las casas que los albergarían.62 Así fue que la creciente actividad minera, sumada a la explotación de las guaneras de Paquica, generó una ocupación espacial que bordeaba la costa. Pequeños caseríos desde Punta Algodonales, en el sector sur, hasta caleta Duendes, en el norte, pasando por el caserío donde estaría ubicado el ulterior Pueblo Bajo, sector de la actual avenida Barros Arana. Fue en ese contexto cuando surgió la necesidad de la Sociedad Mineralójica de poseer una línea férrea para vincular sectores extractivos y de procesamientos. Además, en la pequeña planicie costera local se constituyeron otros pequeños caseríos y micro aldeas.63 En ese tenor, corriendo el año 1843, el Prefecto de Cobija, Andrés María Torrícos, habilitó a Domingo Latrille64 y Mariano Gallardo, 1991. Santiváñez, 1863. 63 Bello, 1965, Gallardo, 1991; Collao, 2001. 64 Latrille y Benavides figurarían en el año 1842 como suscriptores de la revista El Museo de Ambas Américas Volumen 2, Pág. 493. Editada por Juan García del 61
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62
Benavides65 para que ejecutaran las mensuras del terreno en la zona costera que llegaría a ser la ciudad de Tocopilla.66 Esta agencia tuvo como objetivo ordenar y racionalizar los procesos de ocupación espacial e industrial para poder establecer algún control sobre las actividades económicas que se estaban desarrollando por más de 15 años. El jueves 28 de septiembre se procedió a la mensura del terreno de la futura población, proyectado desde Punta Algodonales hacia el sector norte, lugar en donde se levantó el barrio La Manchuria, actual sector del Hospital de Tocopilla. El 29 de septiembre67 se adjudican los terrenos a la Sociedad Mineralójica de Tocopilla. No sin antes autorizar el uso de leña en la quebrada hallada en la quebrada Duendes.68 Acorde a esta autorización, la ubicación exacta fue fijada en la Bahía Algodonales, en 22 grados, 5 minutos y 47 segundos de latitud sur y 70 grados, 13 minutos y 50 segundos de longitud oeste. El emplazamiento contuvo la representación en un plano de 30 cuadras de largo por 20 de ancho. Por causa de la estrecha planicie costera, el plano y la representación quedaron sólo en el deseo frente a las dificultades topográficas.69
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Finalmente, el 4 de octubre de 1843, Francisco Buitrago, Prefecto en Cobija, decreta la aprobación de todo este proceso de formalizaciones y legalizaciones de cesiones de terrenos.
Río de nacionalidad colombiana, colaborador de Andrés Bello en la Biblioteca y el Repertorio londinenses. Radicado en Valparaíso fundó esta publicación semanal, cuyos treinta y seis números aparecieron desde abril a diciembre de 1842. 65 Benavides ostentaba el cargo de Secretario de la Prefectura en Cobija. 66 Bello, 1965. 67 No día domingo como se ha escrito siempre. 68 Gallardo, 1993. 69 Bello, 1965.
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Plano concerniente a la península de Algodonales, zona desde donde Domingo Latrille proyectó el poblamiento de Tocopilla. Con el correr de los años, dicho sector sería altamente cotizado por consorcios ingleses y norteamericanos, tales como The Chile Exploration Company y la Compañía Salitrera Anglo Chilean Nitrate & Railway, que después pasó a ser denominada como Chilean Consolidated Nitrate Corporation. Archivo Gobernación de Tocopilla, 1912.
Según Gallardo: “Los Prefectos que tuvieron directa participación en los actos considerados trascendentales, en el nacimiento de Tocopilla, fueron don José Iriondo, quien concedió las autorizaciones y comisionó al encargado de ejecutarlas y el Prefecto Buitrago, quien promulgó el 4 de octubre de 1843, los decretos que aprobaron las diligencias realizadas por el comisionado Mariano Benavides”.70 Después de este proceso de trazados y formalizaciones, en el año 1845, Pedro Alessandri se desprendió de algunos de sus negocios de minas que tenía en Tocopilla. “República de Bolivia: por escritura de 6 de agosto de 1845 vendió por sí, como apoderado de don Carlos Barroilhet y en compañía de don Zenón Urbistondo, en la suma de 26,000 pesos, a la firma Naylor, Boardman, Oxley y Gemenll Harker y Cía., parte de la mina, y dos meses más tarde traspasó en 13.000 pesos, a la firma Agustín Hemenway y Cía., la parte que había conservado de la misma. Escrituras de 28 de julio, 6 de agosto y 18 de octubre de 1845.” 71 Por otra parte, las explotaciones guaneras comenzaron a acrecentarse, a la vez que las minas de cobre menudeaban en distintas partes de la costa, alcanzando al norte de Cobija hasta caleta Duendes, cerca del paralelo 22. Apunta Bermúdez que: “La Prefectura de Cobija otorgó a esa empresa una concesión de terrenos para levantar una población y Don Domingo Latrille recibió el encargo de practicar las mensuras del terreno”. 72
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Caleta Duendes siendo vecina de Tocopilla, atestiguó en base a las medidas adoptadas en 1843 por la Prefectura Departamental, que poco a poco se iba favoreciendo el gradual poblamiento de Gallardo, 1991: Pág. 17. Acta de fé del gobierno boliviano (1845) Citado por Donoso, 1952. 72 Bermúdez, 1963: Págs. 187-188. 70 71
Tocopilla. Influiría en este proceso el movimiento generado en el sector llamado como Desembarcadero, ubicado a la altura de la península de Algodonales. El poblamiento en torno a ese sector sería crucial dada la cercanía con este micropuerto y el favorecimiento al embarque y desembarque que ofrecían las condiciones topográficas del sector de Algodonales. Posterior a este suceso, Domingo Latrille agenció la compra de una fundición de cobre en caleta Duendes, en los 22 grados, 3 minutos de latitud sur y 70 grados 11 minutos de longitud oeste. Los dueños originales y constructores de esta fundición fueron ingleses pertenecientes a la compañía Naylor, Oxley y Cía.73 En el año 1849 el poblamiento recibe el nombre de Cantón de Tocopilla en reemplazo de la denominación Campamento minero, en ese contexto, Domingo Latrille es nombrado como Corregidor del naciente Cantón.74 Gallardo75 indica: “El establecimiento Duendes de propiedad de don Domingo Latrille (…) su éxito fue de tal magnitud que en 1859 contaba con 5 hornos de fundición y 3 máquinas de torno, constituyéndose en el principal establecimiento de fundición del Departamento Litoral.” Luego afirma que el establecimiento Tocopilla propiedad de Dickson Harker y Cía., contaba en 1859 con 3 hornos de fundición y 1 máquina de torno. En esa fecha, este establecimiento era dirigido por la sociedad Samuel Lean, John José y Cía. según contrato de arriendo celebrado en Valparaíso el 30 de mayo de 1856. Posteriormente, la sociedad Lean, José y Cía., compraría el establecimiento Bellavista.76 Bello nos indica que la mensura de terrenos en los cuales estuvo Bello, 1965, Gallardo, 1991 Gallardo, 1993. 75 Gallardo, 1991. 76 Boonen, 1902. 74
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involucrado Latrille es sustancial: “este hecho va tener una importancia trascendental para el futuro caserío, en primer lugar la cesión de terrenos y el consiguiente levantamiento de una población significaron un progreso material”.77 Todas estas mensuras nuevas significaron un mejor ordenamiento en cuanto a la cesión de terrenos. Permitió una gravitación migracional y una planificación óptima para que, de este modo, otros pequeños industriales pudieran instalar trapiches y fundiciones. Proceso trascendental para nombrar a Tocopilla como Cantón. Bello apostilla que el progreso material local fue más allá de caleta Duendes, ya que se desplazó en importancia a este último caserío. “Los antiguos nombres bolivianos de Algodonales y Duendes, empiezan a ser desplazados por el de Tocopilla…”.78 Sobre la acción de Latrille, notamos que desde este hecho valioso en el cual estuvo envuelto, Tocopilla adquiriría un proceso de apogeo de establecimientos mineros. Por ejemplo, se instala la firma Dickson-Harker en 1850 en el sector llamado Pueblo Bajo. Allí se instalan hornos de ladrillos ingleses con importantes chimeneas. Instalan pequeñas líneas férreas para el transporte de metales desde el Cerro Tocopilla en donde estaban las minas Percance, Feliciana y San Carlos. Sobre los habitantes de Pueblo Bajo79, podemos nombrar a:
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Clotilde Oliva Guillermo Lawson Guillermo Wilson
María González Juan de Dios Ramírez Rudecindo Muñoz
Valentina Mamani Pedro Pablo Romero Pedro Altamirano
Bello, 1965: 46. Ibídem. Pág. 46. 79Documentación dispersa (s/n) en Archivo Gobernación de Tocopilla, correspondientes a 1853. 77 78
Jorge Jones José Belloso Juan Sepúlveda Manuela Figueroa María Quispe Mercedes de Russ Valentina Parra80
Manuel Latorre Julián Farías Silvestre Subelsa Mercedes Gallo María Veragua Nieves de Wilson José Almendares
Carmelo Zamudio Leonardo Jurado Rosalino Díaz Margarita Albornoz Matea Sánchez Peta González Manuel Barrau
Otras personalidades bolivianas que se harían cargo del Cantón81 de Tocopilla después de Latrille fueron: Francisco Palma Andrés Sarachú Narciso Avilés Federico Matos Nicolás Marcó
1859 1861 1861 1862 1866
Ocho años más tarde Jorge Odgers y Cía. instalan la fundición Bellavista. Esta última compañía era la mayor inversión realizada hasta entonces, pues junto con sus tres hornos disponía de veleros tanto para la exportación de sus productos como para la internación de mercaderías surtidas y carbón. Otras compañías que se instalan son la perteneciente a Carne-Knuckey que, a través de la fundición Buenavista instalada en 1860, se apropiaron de gran parte de las minas costeras tocopillanas.82
De nacionalidad boliviana, tuvo dos hijos con Máximo Latrille sin haberse casado con ella. Luego, Máximo se casó con una dama chilena, Rosalía González Rojas, con quien también tuvo dos hijos: Julia Beatriz y Valentín Gilberto. 81 Gallardo, 1993. 82 Anuario hidrográfico de la Marina de Chile, Volumen 9, 1884: Pág. 14.
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Mapa siguiente: Detalle del mapa de Michels Erwin Semper publicado en el año 1908, proyectando la zona de Tocopilla, destacándose Punta Algodonales -indicada en el mapa como Pta. Algodones- caleta Duende(s), Desembarcadero y el conglomerado de minas en la Cordillera de la Costa: Carmen, San Roque, Socorro, Bella-Vista, entre otras.
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Como era natural, alrededor de las instalaciones de procesamiento de mineral se emplazaron casas y barriadas habitacionales, diseñando poco a poco las primigenias calles.
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Documento original que nos muestra una Letra de Pago otorgada por los Establecimientos Duendes en 1861. Domingo Latrille y su hermano Máximo, adquirieron una fundición de cobre en caleta Duendes a 22 grados, 3 minutos de latitud sur y 70 grados 11 minutos de longitud oeste. Los dueños originales de esta fundición fueron los industriales ingleses Naylor, Oxley y Cía.
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Tocopilla en 1876, según libro La ilustración Española y Americana. Año XX. Nº XXXIII
Las actividades extractivas, tanto de guano como de cobre, daban un inusitado impulso económico, existiendo interesantes flujos de navíos norteamericanos que merodeaban entre Cobija, Paquica y Tocopilla. Tráfico de embarcaciones norteamericanas entre Cobija, Tocopilla y Paquica (1858-1866). 83 Año
Barco
Puerto origen
Procedencia
Destino inmediato
Destino final
Carga que trae
1858
Leonesa (230 t)
New York
-
-
-
Mercadería
1858
Bold Hunter Evader (492 t) Eliza (279 t)
Boston
-
-
-
-
Boston
-
-
-
-
Baltimore
-
-
-
1858
Hugh Birckhead (447 t)
Baltimore
-
-
-
1859
Tubal Caine (950 t) Chris Hale Canadá (277 t) Geo Raynes (1000 t) R. Standish (939 t) J. M. Mayo (656 t)
Baltimore
-
-
-
12 casas prefabricadas Manteca Harina Harina Tocuyo Zapatos Carbón Varios Carbón Varios
Boston
-
-
-
-
Guano
Baltimore
-
-
-
-
Boston
-
-
-
Vapor desarmado Varios
Boston
Callao
Paquica
-
Balasto
Guano
-
-
-
Varios
Guano
1858 1858
1859 1860 1860 1861
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1861
Carga que lleva Cobre Lana Cobre Guano Guano
-
Guano
Guano
83 Datos proporcionados por los despachos consulares de Lewis Joel desde 1858 a 1866 a través del consulado norteamericano en Cobija (citado por Lofstrom, 1991)
1861 1865 1866 1866 1866 1866 1866 1866 1866 1866 1866 1866 1866
Anawan (756 t) Revere (734 t) Crockett (1546 t) A. Varas (484 t) Undine (648 t) Narcisa (305 t) Valparaíso (1355 t) H. E. Tapley (947 t) African (295 t) Premier (1116 t) M. R. Ludwig (1199 t) Pepa (262 t) Narcisa (305 t) H. Harris (1706 t)
New York Boston
-
Paquica
Liverpool
Balasto
Guano
-
Paquica
Liverpool
Balasto
Guano
New York -
-
Paquica
Liverpool
Balasto
Guano
Callao
Tocopilla
Lota
Balasto
Cobre
Baltimore
S Francisco
Paquica
Virginia
Varios
Guano
-
-
Paquica
-
Comestible
Cobre
New York Bangor
-
Paquica
-
Balasto
Guano
-
Paquica
-
Balasto
Guano
-
-
Tocopilla
-
Comestible
Cobre
Bangor
Paquica
-
Balasto
Guano
Warren
San Francisco Callao
Paquica
-
Balasto
Guano
-
-
Tocopilla
Lota
Comestible
Cobre
-
-
Tocopilla
Lota
Comestible
Cobre
Boston
San Francisco
Paquica
-
Balasto
Guano
A través de estos datos, que sólo exhiben los flujos de navíos norteamericanos, se expone un periodo dinámico dado entre Cobija, Tocopilla y Paquica. Usualmente Cobija representaba un lugar de control, Tocopilla como el lugar en donde se embarcaba cobre y Paquica en donde se embarcaba el guano. Además, son notorias las actividades de intercambio de productos y la importación desde ultramar de enseres necesarios para la subsistencia. Por ejemplo, el carbón destinado a los hornos de las fundiciones de cobre. Usualmente la harina provenía desde los graneros de Pensilvania y Ohio. Como es evidente entre los puertos de origen de las naves norteamericanas figura en primer lugar Boston, seguido de Baltimore.
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1861
En toda la zona costera que abarca Tocopilla, Gatico y Cobija, en el verano del año 1869 se vivió una horrenda fiebre amarilla. Los muertos fueron por decenas y decenas. El cronista Gallardo (1993) destaca la figura de Domingo Latrille como un altruista que tuvo una importante labor en este proceso, el cronista cita un homenaje por parte del Corregidor: “El señor Latrille que dos veces por día y cuantas se le llama acude con la mayor presteza y buena voluntad, con medicamentos y recetas que tiene en su establecimiento Duendes, a socorrer a los infelices enfermos y sin remuneración de ningún género. Acciones tan nobles y generosas, no necesitan comentarios, pero debiese inscribirse en los anales de nuestra historia con letras de oro para el respeto y veneración…”. 84
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De todos modos, la figura de Latrille ya era reconocida a nivel internacional. Al menos así quedó en claro en el año 1857 cuando en París se publica Annales des mines, ou recueil de mémoires sur l'exploitation des mines85 indicado que, “En 1847 un francés, D. Latrille, dedicó algunos fondos para reconocer las picos en los cerros de Duendes”.86 Agregando: “una industria que se extiende con alguna posibilidad de un futuro feliz para los cerros en el sur hasta el norte de Tocopilla.”
Documento en homenaje a Latrille de 1869, citado por Gallardo (1993). Traducido como Anales de las minas, o colección de documentos sobre la minería y las artes y las ciencias asociadas a ella. 86 Óp. cit. Pág. 696 84 85
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Sector de caleta Duendes -en el círculo- lugar de fundiciones cupríferas y de pequeños muelles de difícil acceso por efecto de los roqueríos y el fuerte oleaje, también fue la zona de embarque de las primeras producciones de salitre en la zona de El Toco. Sus instalaciones fueron desapareciendo por el desuso, los maremotos de 1867 y 1877, por los saqueos en la época de la Guerra del Pacífico y finalmente por la preponderancia que fue tomando la zona de Algodonales. La fotografía fue tomada en 1928.
4.4.1. DE ADUANILLA A PUERTO MENOR Las labores portuarias en Tocopilla fueron presionando su mayor reconocimiento oficial en la estatalidad boliviana. Otra de las legitimaciones como ciudad-puerto, surgió el 25 de junio de 1863, día en que el Estado de Bolivia decreta la creación de una Aduanilla en Tocopilla. José María de Achá, Presidente boliviano indicó frente a la Asamblea Nacional boliviana las siguientes consideraciones: “Se crea una Aduanilla en la caleta de Tocopilla dependiente de la Aduana principal del puerto Lamar, y con los siguientes funcionarios: Un Teniente Administrador encargado de la Capitanía con el sueldo de 1,800 pesos anuales, y 200 pesos para gastos de pabellón y escritorio. Dos guarda-playas con el sueldo de 500 pesos cada uno, cuatro marineros para la capitanía con el sueldo de 240ps, cada uno. Diez soldados con su respectivo oficial”.87 El segundo artículo indicaba que el derecho de estadía que pagasen los buques que atracaban en Tocopilla, se consideraría como fondos de la Aduanilla. A su vez se explicitaba las atribuciones del Teniente Administrador:
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“Velar el contrabando por mar y tierra desde Paquica hasta Güanillo: observar el desembarco estricto de la carga que se hubiese registrado en Cobija; la que viene sin registro caerá en comiso; pasar un estado quincenal del movimiento marítimo y de la carga de desembarco a la administración principal de Cobija para su confrontación. Vigilar por el orden y cumplimiento de los deberes de sus subalternos, como autoridad principal en la demarcación designada”.88
Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. Sala de Sesiones en Oruro, a 25 de junio de 1863. 88 Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. Sala de Sesiones, en Oruro, a 23 de junio de 1863. 87
El impulso portuario acelerado tomado por Tocopilla, procesa un escenario que determina al Estado boliviano a declararlo como Puerto Menor el 8 de mayo de 1871. Era el periodo de Agustín Morales, Presidente Provisorio de Bolivia. El Presidente había considerado en base a sus informantes en el litoral que: “el desarrollo del comercio en las costas del Pacífico, ha tomado un incremento considerable; que es necesario habilitar otros puertos además del de Cobija; para que todas las banderas del mundo puedan ensanchar sus negocios mercantiles en el Litoral de Bolivia; que es manifiesta esta necesidad, en razón da las riquezas minerales y depósitos de guano descubiertos en dicho Litoral, que han aumentado las transacciones con las plazas de Chile y el Perú” 89 Ante tales circunstancias, el decreto estipuló: “Art. 1.° Son declarados puertos menores de comercio, el de Tocopilla y la caleta de la Chimba, quedando habilitados y abiertos al tráfico de todo el mundo. Podrán desembarcar en ellos toda clase de mercaderías, que vengan del exterior y los artículos que se dirijan al asiento mineral de Caracoles y sus adyacentes. Art. 2.° Para el desembarque y descargue en los puertos habilitados, se solicitará permiso de la aduana de Mejillones para el de la Chimba, y de la de Cobija para el de Tocopilla.
Art. 4.° Los derechos que adeuden las mercaderías que desembarquen en Tocopilla o la Chimba, y los productos nacionales, cuya exportación es Decreto Supremo 8 de mayo de 1871. Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.
89
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Art. 3.° Para el aforo de las mercaderías que adeudan derechos, se constituirán respectivamente a bordo de los buques, que conduzcan el cargamento, uno de los vistas, depositarios de la aduana de Cobija o el vista de la de Mejillones, concurriendo constantemente a este acto los capitanes de puerto y los administradores respectivos cuantas veces puedan.
permitida, y que se dirijan para su embarque a los puertos habilitados; satisfarán respectivamente en las aduanas de Cobija o Mejillones los derechos que adeudaren. Es dado en la ciudad de Cochabamba, a 8 de mayo de 1871. Agustín Morales, Presidente; El Secretario Jeneral de Estado, Pedro García.” 90 Para el servicio que establece el decreto citado, se crean los siguientes cargos en Tocopilla: Inversión
Costos
Capitán de Puerto Dos guardas de playa Cuatro marineros Gastos de escritorio Por alquiler de casa Alumbrado Total
Bs. 1.200 Bs. 1.000 Bs. 768 Bs. 120 Bs. 100 Bs. 80 Bs. 3.268
La remuneración de las franquicias que se concedieron al comercio de cabotaje, establecido por el mencionado decreto, se impuso el derecho del 1% sobre el valor de las mercaderías aforadas, y que solicitaran permiso para descargar en Tocopilla o en la Chimba.
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Estas agencias del Estado se explican en una discusión latente sobre la posesión de estos territorios en donde estaba inserta la emergente ciudad de Tocopilla. Era una forma de seguir marcando presencia estatal en un terreno que de hecho había sido poblado por muchos chilenos. Eran los espacios y situaciones en el cual se movían los hermanos Latrille.
Decreto Supremo 8 de mayo de 1871. Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.
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Detalle de Carte du territorio entre Antofagasta y Pisagua. Exécutée par Máximo Latrille. Ingenieur. Ancien élève de l’Ecole des Mines de París a Tocopilla (Chili) Avril 1892.
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Mapa sobre el Distrito de Tocopilla en la Industria del Salitre publicado en 1908 por Michels Erwin Semper.
4.4.2. EL AMBIENTE MINERO La trama que se iba tejiendo en los cerros costeros del litoral boliviano no distaba mucho de lo que pasaba en el norte de Chile, es decir al sur de Taltal. El sistema, los explotadores y las sociedades mineras eran prácticamente las mismas, en una zona que de pronto presentaba ambigüedades en la soberanía y posesión tensionada de territorios entre Chile y Bolivia, derivando en tensiones jurídicas, administrativas y de autorizaciones o concesiones. Pero en el terreno mismo, la propulsión en la actividad minera estuvo dada por los llamados buscones y pirquineros, que vendría siendo un peonaje itinerante probando suerte en distintas faenas mineras. En los inicios del siglo XIX la percepción hacia la actividad minera era un tanto desdeñada o mirada a menos por el empresariado de Chile o las familias ricas, básicamente por considerarla como un rubro de “baja monta” –socialmente poco rentable- y por lo riesgoso y azaroso que implicaba invertir en ella, además de considerarla como una actividad vil.91 Por ello, los grandes capitales decidieron intervenir en la minería sólo como mercaderes más que mineros en sí. El que se metería, definitivamente, a la mina, sería el llamado roto, el rotaje. Para ello facilitarían la explotación, pero por ningún motivo se meterían en los cerros.
91 Ver: Villalobos, S.(2009) Pedro León Gallo, Minería y Política. Editorial Fundación Tierra Amarilla. Ver: Salazar, G. (2002) Labradores, Peones y Proletarios. Formación y crisis de la sociedad popular chilena del siglo XIX. LOM Ediciones, Santiago de Chile.
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Los mercaderes levantaron trapiches, buitrones y hornos de fundición, para beneficiar metales. Lo que en realidad muchos buscaban era acaparar la explotación realizada por los mineros
pobres y así poder comprar, prácticamente, desde la boca de la mina todo lo extraído y luego transportarlo a algún puerto, tal como se indicaba en el diario El Mercurio el 3 de mayo de 1871. Con el correr de los años éstas prácticas mineras hicieron que los costos de producción interno se fuesen elevando. Y así, de mediero, o de pequeño empresario, el poder de los mercaderes de minerales transformaba a los mineros en verdaderos peones de minas, corrientemente empobrecidos después de haber poseído un capital y excedente necesario para sobrevivir. En muchos casos estos pirquineros fueron transformándose en masa marginal y lumpen. De buscones feroces, usando como puente el alcohol, pasaron a ser considerados como delincuentes, o el “rotaje” en su expresión, tal como señalaba el lenguaje estatal boliviano. Los campamentos mineros de la costa boliviana estaban poblados por diversos integrantes del llamado bajo pueblo chileno, los peones mineros no llegaban en soledad, sino que también con grupos familiares quebrantados y fragmentarios. Delincuentes en fuga, niños huachos, viudas, solteras con muchos hijos, considerables cantidades de personajes provenientes de malsanos conventillos de la zona central de Chile.
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Desde estos pequeños caseríos, se iniciaban recorridos por otros campamentos, deviniendo en un cierto vagabundeo minero entre Duendes, Algodonales, Desembarcadero, minas de Gatico y de Tocopilla. Los oficios en la mina se podían dividir en barreteros, encargados de la excavación; y del apir quien estaba a cargo de sacar las rocas desprendidas y transportarlas en capachos hasta las canchas de la superficie.
El apir facilitaba el camino del barretero, corriendo piedras y removiendo despojos del cerro. Afuera de la mina, otros apires se ocupaban en el chancado de los trozos de rocas. Pero el más codiciado era el cateador, un verdadero técnico de minas. Sagrados eran sus martillos de punta y el mazo que empleaban para romper los minerales que habían de estudiar. El sistema en el cual operaron los hermanos Latrille en el rubro de la minería, es el de sociedad minera, consistente en la asociación con otros mineros quienes hacían el trabajo físico. El movimiento migratorio hacia el actual norte de Chile por parte de peones mineros con experiencias cateadoras y barreteras fue evidente. No olvidemos que desde la época de la Colonia gran parte del norte de Chile contaba con actividad minera que fue empobreciendo a los mineros, estos mismos comenzaban a deambular por diversos territorios, minas y campamentos. El otro formato de explotación, claro que el menos usual, era el de mineroempresario. Cuando existían sociedades, existían contratos de palabras que basaban su duración en base al rendimiento de las minas.92
92 El diario El Mercurio de Valparaíso, en sus ediciones de las década del 1840 y 1850, retrata una serie de actividades mineras, sus organizaciones, prácticas y sociedades capitalistas.
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Los campamentos mineros, como los surgidos en Tocopilla, eran pequeñas tolderías en donde vivían los mineros y sus familias, rodeados de bodegones, galpones de lata, ranchos de comidas y corrales para crianza de animales finalmente destinados al consumo. En variada documentación se apela también al vocablo de placillas mineras. Entre campamentos y trapiches, existían tráficos de piedras ricas, actos que eran castigados fuertemente por los señores de la mina.
Sobre el comercio de los minerales, en los puertos mineros se embarcaban los productos, con barcos colmados, pero generalmente los precios se ponían en Valparaíso o bien los navieros manejaban los precios, y también los tiempos a su antojo; a veces la demora manipulaba los valores del mineral. En ese sentido, nunca los comerciantes, ni menos los mineros pudieron establecer precios o aranceles porque todo estaba controlado por la red de mercantilización del metal. Cuando los navieros colocaban precios, influían en ellos, los fletes, los seguros, las tasas de interés y el precio de venta en el mercado de consumo. Por ello, poco a poco las cuotas de ganancias se fueron minimizando. Los dividendos eran limitados en referencia a la ganancia potencial. Cuando algún europeo decidía venir al desierto a explotar minas, los llamados rotos chilenos los seguían, por la fama de correctos, de señores, no dispuestos a los contubernios93, por lo general pagaban en efectivos. Eran los tenores de una época victoriana. El rotaje fue visto como traidor en Chile.94
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Usualmente los europeos fueron tildados como trasparentes en el comercio, al menos los ingleses. Fueron ellos los que manejaron completamente el comercio exterior, sin contar con la oposición de las oligarquías nacionales, tanto bolivianas como chilenas. Porque fueron esas mismas oligarquías que se disfrazaron, se vistieron y se uniformaron al estilo europeo.
Salazar, 2000. Henry Meigg, el famoso empresario estadounidense que tuvo éxito en la construcción de ferrocarriles en Chile, al construirlos en Perú, contó con la mano de obra de miles de chilenos.
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4.4.3. TOCOPILLA SEGÚN LOS VIAJEROS EXTRANJEROS En 1854 el científico alemán Freiherrn Ernst Von Bibra publica el libro Reise in Südamerika consistiendo en un extenso informe sobre sus viajes. En su paso por Tocopilla y Algodonales, da cuenta de lo siguiente: “Allí, las montañas parecen más y más pronunciadas, y el negro cono volcánico, que se menciona en varias ocasiones fundan pintorescas formaciones rocosas en la costa, salvaje y vistoso, a menudo muy superiores en los acantilados del mar. Que la tierra en la bahía en Tocopilla, construido en sabores chilenos, por lo general de los edificios de madera, que habitaban un norteamericano que tiene la superintendencia de una parte de las minas. Alrededor de mil pasos más lejos de aquí hacia el sur está Bella-Vista, el propietario de la mina es Thomas Helsby, un inglés.”95
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Von Bibra, 1854: Pág. 164. Ibídem. Pág. 165.
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En su recorrido por la costa, Freiherrn Ernst Von Bibra llega hasta los dominios mineros de los Latrille: “A una hora de ambos asentamientos -Algodonales y Bella Vista- surge el dominio convertido por un francés, Maximien Latrille, se llama su finca minera de Duendes (…) a excepción de las minas, sólo tiene un lugar para dormir en una casa residencial y con varios cobertizos, en la que los trabajadores, y probablemente también las mulas y caballos descansan”. 96
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Dibujo de la embarcación de Freiherrn Ernst Von Bibra que visitó Tocopilla en los inicios de la década de 1850, aparecido en Reise in Südamerika, 1854.
El científico concluye: “Tocopilla y Bella Vista son similares a Cobija, en un área plana de la playa, que se extiende desde el agua a las montañas cerca de un centenar de pasos. A continuación, se eleva rápidamente ascendiendo las montañas, y en muchos lugares tan empinada que subir es imposible. Así que la vista es contra el país, delimitada por las paredes crecientes rocas por todas partes, y aparece la esterilidad. Pero si tomamos la posición a los pies de la montaña, o sube probablemente un poco más arriba, y luego mira hacia el mar, veremos un pueblo como un salvaje-agradable, la imagen que se despliega
es peculiar”.97 Henry Willis Baxley fue un médico cirujano de Baltimore y en 1860 el Presidente de EE.UU. James Buchanan lo nombró como Comisionado especial del Gobierno de los Estados Unidos a la cabeza de una misión para diagnosticar las condiciones hospitalarias en varios distritos consulares norteamericanos en el Pacífico. Fue entonces en los finales de 1860 que inició un viaje hacia el sur del continente. Al pasar por Paquica, habla de un “promontorio de un cuarto de milla de longitud de una altura de 1.200 pies, que forma un ángulo de noventa grados con un escarpado que se levanta abruptamente”. 98 Al llegar a Tocopilla, interesante resulta conocer sus apreciaciones de la intensa actividad minera de este sector. De este modo, anotó en su diario de viaje: “…Tocopilla, que está formado por una cantidad de pequeñas casas y varios hornos de fundición de cobre situados en la playa directamente al pie de un escarpado alto de rocas metamórficas, donde, en varios puntos, por largas distancias hacia el norte y el sur, se encuentran yacimientos ricos de metal de cobre, dando al lugar aspecto de un inmenso contrafuerte metálico que resguarda el continente del sur. Hay tres barcos anclados cerca de la orilla, y al pasar tan cerca de este majestuoso escarpado que casi se puede vocear, podemos ver catorce hornos encendidos en este sector de la costa boliviana”.99
Ibídem. Pág. 166. Baxley, 1865: Pág. 181. 99 Ibídem. Pág. 181. 97 98
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En 1871 se publica en la ciudad de Sucre el informe Cuestiones del Litoral Boliviano ante la opinión pública, siendo este un informe crítico sobre la gestión del Estado boliviano en el territorio. En él se indica: “Tocopilla, 54, ó 60 millas al Norte de Cobija, se aleja también
demasiado tanto de Calama, como de Caracoles, ofreciendo el grandísimo inconveniente de una larga quebrada de más de 10 leguas, con una gradiente fuerte y rápida, que exige inmensos desembolsos para adaptarla á un camino carretero ó ferrocarril y sobre todo” 100 La critica de Lucero sería aún mas lapidaria: “ Tocopilla, es el más horrible y pésimo desembarcadero, carece de agua absolutamente y tampoco tiene el Estado, ningún edificio que valga algo, en esta miserable caleta despoblada y sin recursos.” 101 En el mismo año -1871- surge el informe proporcionado por el Delegado del Departamento del Litoral Justino Daza, quien recorre sus dominios administrativos reseñando las características generales.
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El informe sobre Tocopilla, indica lo que sigue: “Conociendo mucho el camino que conduce al interior por la quebrada de Gatico, resolví hacer mi viaje por la ruta de Tocopilla, que desde el descubrimiento de Caracoles es bastante frecuentada, i por esta razón exijía un estudio de ella. Me embarqué el 21 de Marzo, i en la misma noche arribé al puerto indicado. Las condiciones de la bahía no son de las mejores, pero ofrecen alguna comodidad para el servicio de playa á merced de dos muelles de propiedad particular que allí se encuentran, i que se construyeron cuando las minas de cobre de aquel asiento estaban en auge. Hay una población regularmente ordenada, con tres a cuatro cientos habitantes, fuera de los establecimientos de Punta Blanca, situado á cinco millas al Sud, i Duendes á dos millas al Norte, que cuentan con un número de cien trabajadores. La administración local está encargada a un Capitán de Puerto que desempeña á la vez las funciones de intendente de Policía i un Teniente Administrador con un oficial auciliar que desempeña las funciones fiscales con dependencia de la Aduana mayor de Cobija. Hai además, un alcalde parroquial, dos ajentes municipales, una escuela de varones costeada por el Estado.”102 Lucero, 1871: Pág. 9. Ibídem. Pág. 9. 102 Daza, 1871: Pág. 2. 100 101
El francés André Bresson indicó que dada la inhospitalidad de la costa boliviana, además de la ausencia de recursos, el conjunto de pequeños poblados y caletas quedaron prácticamente en el olvido, no presentaban interés algunos en capitales privados y tampoco el respaldo del Estado boliviano. En su libro publicado en 1886, que retrata una mirada francesa sobre el litoral boliviano nos dice sobre Tocopilla: “Está situado en una posición muy mala, al pie de acantilados tan oprimidos por el mar, que apenas hay lugar para las pocas casas de madera que existen. Su relativa importancia se debe únicamente a una compañía comercial que eligió este punto, porque contantemente tiene un gran número de mulas en los caminos del desierto de Atacama y sus caravanas necesitan agua para poder continuar el viaje. Mantener depósitos de agua dulce en el desierto resulta muy caro; ahora bien, utilizando el mal puerto de Tocopilla, se puede recorrer una ruta larga, es cierto, pero que en un cierto lugar, está provista de agua más o menos potable para las mulas.” 103 La negativa visión de Bresson sobre Tocopilla, “puerto que no permitió mayor estudio” contrastaría con lo que el Estado boliviano venía proyectando en este puerto anclado al pie de acantilados oprimidos por el mar, en cuanto a ir elevando su categoría: Cantón, luego Aduanilla y finalmente Puerto Menor.
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Bresson, 1886: Pág. 154. Boyd, 1881: Pág. 179.
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En ese mismo tenor, el viajero de origen inglés Nelson Boyd, en 1881 ya había descrito a Tocopilla como un lugar en donde “las bocaminas están esparcidas por las colinas que se levantan abruptamente de la costa. Pequeños senderos como líneas delgadas serpentean de mina en mina hasta llegar a la playa. Los minerales de cobre son muy ricos aquí, lo que explica la presencia de moradores en un lugar tan inhóspito y desolado”. 104
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Fundiciones en la zona de Algodonales. Grabado y detalle inserto en Nouvelle Geographie Universelle La Terre et les Hommes XVIII Amerique du Sud. Su autor es Jacques Elisee Reclus, publicado en París por Hachette & Cie., 1895.
Segundo detalle del grabado sobre Algodonales publicado por Nouvelle Geographie Universelle La Terre et les Hommes XVIII Amerique du Sud en 1895.
Posteriormente, en 1896, Francisco San Román105 afirma que esta zona costera de Bolivia ofreció escondite y refugio para insurgentes de las guerras de la Independencia, siendo ocupada temporalmente por una u otra de las partes de la guerra. Con la independencia de la puna de Atacama, apropiada por Bolivia, evidentemente la concentración territorial y demográfica se orientó hacia la pre cordillera, hacia la zona andina. Todo lo anterior era el efecto de una costa considerada inhóspita. “Sus pésimas condiciones de habitabilidad, -subraya San Román- ya que en ella escaseaba hasta el agua, habían ahuyentado al hombre, y apenas si existían al norte caletas miserables como Cobija y Tocopilla, habitadas por pobres pescadores de lobos…moraban allí como en Cobija, grupos indígenas de ese mismo tipo rácico (changos)”.106 Esta mala fama del sector tocopillano, estaba fundada además en la carencia de agua. A saber que en el tramo de la costa comprendido entre la boca del río Loa y caleta Duendes, se hallaban cerca de la playa, dos vertientes de agua potable de regular calidad. “Cerca de Cobija hay también en la misma orilla del mar, un pozo de agua potable” apuntaba Billinghurst en 1886. La gravitación que proyectó el sector de Algodonales, también es advertida por Francisco San Román, quien da cuenta de la decadencia ya casi total del sector de caleta Duendes. “Tomando datos y verificando trechos en lo pertinente a los intereses del fisco, se llegaba a saber que en la caleta Duendes, inmediata a Tocopilla, existían los restos abandonados de un gran establecimiento que alcanzó a vivir algún tiempo como centro de administración de las oficinas del interior”
Francisco Javier San Román y Navarro, fue explorador, ingeniero en minas y topógrafo chileno. Nació en Copiapó en 1838 y murió en Santiago en 1902. 106 San Román, 1896. 105
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La notoriedad del saqueo y la destrucción son anotadas por el
explorador chileno: “Junto con saberlo se constataba la depredación de que era presa y el aspecto de ruina que ofrecía todo aquel depósito de maquinaria y útiles, muelles, galpones, edificios y cuánto elemento de trabajo requiere un gran negocio industrial, revelándose en todo el sello del libre aprovechamiento y vandalaje que cayó como azote de la guerra y del desgobierno sobre bienes y obras del trabajo que pudieron haber sido protegidos y salvados oportunamente”.107 Como es evidente en estos apuntes, la visión de los viajeros en su paso por Tocopilla del siglo XIX es sencillamente negativa hacia el poblado en conformación. Con o sin razón en lo que afirman, cabe indicar que como buenos hijos de su época, estos viajeros están mirando, describiendo, analizando o evaluando desde sus propios prismas y concepciones de verdad. Operando un etnocentrismo, es decir: una actitud o punto de vista por el que se analiza el mundo de acuerdo con los parámetros de sus propias culturas. Por ello no pueden comprender el cómo es posible que se desarrolle vida en el desierto, sin vegetación, con escasez de agua o equipamientos. Para muchos de ellos, desarrollar un poblamiento en lugares con ausencia vergel era insólito.
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Confluyen en estas miradas críticas la idea de inferioridad, de atraso, salvajismo, de lento progreso, incluso de brutalidad en el poblado naciente. De una fuerte sensación de inexplicación de procesos sociales, económicos e industriales en “geografías tan abruptas”, en plenos escarpados. Apelando constantemente a la desolación de los parajes y sus condiciones de inhospitalidad. Una fijación recurrente en la exotización del paisaje, tanto natural pero también cultural. Prevaleciendo, sin duda, una mirada desde lo urbano. Esta idea de superioridad supuesta del observador, permite el poco interés como acusó Bresson en su paso. O bien, directamente, 107
San Román, 1896:142
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miradas racistas sobre los habitantes nativos y también criminalización con los habitantes migrados hacia los sectores de Duendes y Algodonales. Por su parte los bolivianos encargados de informar a la sede de gobierno, dan cuenta de una mirada más crítica en cuando a la gestión deficiente en estos territorios acusados como abandonados, con ausencia de recursos y de personal.
4.4.4. TERREMOTO Y TENSIONES PREGUERRA EN TOCOPILLA
DE
Este transcurrir de puerto minero boliviano sería azotado por dos terremotos con sus respectivos maremotos. El primero de ellos ocurre el 13 de agosto de 1868; el segundo, el 9 de mayo de 1877.
Cobija y los estragos del maremoto del 9 de mayo de 1877.
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Según un artículo escrito en el diario El Deber de Valparaíso108, redactado por un corresponsal enviado a Tocopilla el 28 de mayo de 1877, se describen parcialmente las consecuencias del maremoto en las instalaciones mineras. “Los principales edificios que había en Tocopilla y que fueron destruidos son los siguientes: Establecimiento de minerales de Bellavista, de los señores José Odgers y Cía; Establecimiento de Tocopilla. Edificio de la compañía de Chacance. Establecimiento de Punta Blanca, de Dorado hermanos. Lavadero de cobre y ferrocarril aéreo. La mina Buena Esperanza se sentó, aplastando a 108
Diario El Deber de Valparaíso. Nº 566, edición del 7 junio 1877.
su administrador Mr. Guillermo Higgins, junto con diecinueve trabajadores. Lo mismo sucedió a la mina Carmelita”.109 La descripción del panorama post maremoto refleja la calamidad vivida. Tocopilla y su trama minera quedaba aislada. “Los caminos que comunicaban a Tocopilla con los establecimientos mineros vecinos quedaron completamente destruidos, a causa de la tierra que se desprendió de los cerros con el temblor. (…) seis son los edificios que tuvieron la fortuna de salvarse de la inundación. El resto de la ciudad, compuesto de doscientas a trescientas construcciones, fue barrido por el mar. Una ola inmensa arrancó los edificios y fue a amontonarlos hecho pedazos en un rincón de la costa, por el lado del norte. Allí se ven todavía las ruinas en la más indescriptible confusión.” La expansión de barrios construidos en material ligero, además del uso de fogatas interiores para cocinar, estimulaba incendios en una constante tragedia. Justamente ocurría un incendio a la hora que el mar se abalanzó sobre Tocopilla. “La gente se ocupaba en apagar el incendio que en ocho o diez partes se había declarado, cuando el mar se hinchó, es la expresión de los que le vieron, pero no produjo daño de ninguna especie. Se recogió en seguida y subió después a una altura como de cuatro metros, rompiendo algunas murallas. Luego se echó sobre la ciudad, que es hoy desolación y tristeza solamente”.110
“En un extremo de la población arruinada estaba el cementerio y lo mismo que en todas partes tenía una división que separaba las tumbas de los católicos de los protestantes. Siempre estas separaciones odiosas que han inventado los vivos sin provecho alguno para los muertos. Una oleada del mar bastó para 109 110
Diario El Deber de Valparaíso. Nº 566, edición del 7 junio 1877. Ibídem.
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La división social y religiosa de Tocopilla, en una ciudad incipiente, ya estaba clara. Así lo deja establecido el corresponsal del diario El Deber de Valparaíso.
romper la separación, obra de la intemperancia católica, y las modestas cruces y los mausoleos desaparecieron. No se sabe hasta ahora en qué sitio duermen el sueño de la muerte los creyentes o los librepensadores, porque una capa de arena cubre el cementerio”. 111 La escena de campamento minero de Tocopilla, no estaba ajena a los conflictos entre chilenos y bolivianos. No olvidemos que en estas tierras la población chilena superaba cuantitativamente a la boliviana. El corresponsal indica que: “Usted no comprende, señor editor, cuánto se quejan nuestros compatriotas de los atropellos cometidos por las autoridades bolivianas. Dicen que después del terremoto los trataron como a moros, que les negaron toda clase de recursos y que la noche siguiente a la del temblor ordenaron hacer fuego sobre ellos, resultando varios muertos y heridos. Las autoridades aseveran lo contrario y juran que si ordenaron hacer fuego a los chilenos fue porque uno de ellos asesinó de un balazo a un soldado boliviano, que con sus compañeros trataba de impedir las fechorías de los mineros, que habían bajado de sus faenas y se llevaron cuánto había en la ciudad”.
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Entonces la cotidianidad local estaba marcada por la conflictividad que se acentúa al nivel de caos post maremoto. “Yo no sé cuál de las dos partes está en la verdad, pero creo que los bolivianos no son tan piadosos ni tan mansos, ni los peones chilenos tan santos que digamos. El peón chileno fuera de su país, se siente orgulloso de su nacionalidad y quiere dominar a los demás como si él fuera su señor. Los bolivianos, que no se creen menos, sobre todo en su tierra, les salen al frente y de ahí las continuas disidencias, casi siempre de fatales resultados”. 112 A los pocos días de la salida de mar, Tocopilla recibió la visita del buque Abtao, buque chileno que llevaba ayuda y militares para socorrer a los chilenos. No obstante, la presencia del buque acrecentó las rivalidades entre chilenos y bolivianos en Tocopilla. Los chilenos se sentían protegidos. “A los bolivianos subióseles la 111 112
Diario El Deber de Valparaíso. Nº 566, edición del 7 junio 1877. Ibídem.
mostaza a las narices y se asegura que a un chileno le calentaron el cuerpo, cosa muy poco agradable, porque aquí reina más calor que en el infierno, si es que el infierno es caliente.”113
El buque Abtao fue enviado con ayuda y recursos para los damnificados del terremoto y maremoto del 9 de mayo de 1877 que afectó a los puertos de Caldera, Chañaral, Antofagasta, Mejillones, Cobija, Tocopilla y Pabellón de Pica.
El Abtao, además de proporcionar ayuda a los damnificados, se transforma en el buque para los lamentos: “Al otro día el Abtao se vio lleno de chilenos que iban a quejarse al señor Lynch, acompañado del agente consular de nuestro país. El señor Lynch les contestó que dirigieran sus reclamos al representante de Chile: pidió a éste que investigara con toda imparcialidad los hechos y enviara todos los antecedentes al consulado general de Chile en Antofagasta”. 114
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Ibídem. Diario El Deber de Valparaíso. Nº 566, edición del 7 junio 1877.
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Todo este tenso ambiente, sería la antesala de una guerra. Una conflictividad que propició una sangrienta reyerta minera auspiciada por capitalistas chilenos y europeos.
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Viviendas construidas en las laderas de los cerros de Tocopilla en los finales del siglo XIX.
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Tocopilla y su panorámica en el año 1881, a sólo dos años de la invasión chilena. Se aprecia la iglesia Nuestra Señora del Carmen, lugar en donde alojaron las tropas chilenas.
CAPÍTULO 5
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LOS VÍNCULOS Y DESCENDENCIA
5.1. EL MATRIMONIO LATRILLE PETISCO En el año 1844, Domingo Latrille contrae matrimonio con doña Juana Petisco Ramírez. El matrimonio es realizado en el puerto de Cobija, lugar en donde se conocieron. Juana Petisco Ramírez era de origen peruano, nacida en la ciudad de Lima. Ella era hija de un militar español retirado, el señor José María Petisco e hija de la dama limeña, doña María Teresa Ramírez.
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La familia Petisco Ramírez residía en Cobija desde que se consumó la Independencia del Perú.
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Iglesia Santa María Magdalena de Cobija (1868) lugar del casamiento entre Domingo Latrille y Juana Petisco.
5.2. LA DESCENDENCIA Domingo Latrille Loustauneau y Juana Petisco Ramírez, tuvieron cuatro hijos, todos nacidos en Cobija, ellos fueron: Francisco, Juan Valentín, Máximo Roque y Domingo Bernardo. Sobre ellos, podemos apuntar lo siguiente: Francisco Bernardo Latrille Petisco Nacido en 1845, llamado así de acuerdo a una tradición bearnesa, en honor al padre de Domingo Latrille, François (Francisco) Latrille. Francisco Latrille fue enviado a Francia por su padre, a cursar sus estudios de Ingeniería de Minas y Geología en París. Francisco Latrille tuvo una destacada participación en el desarrollo de Antofagasta. El historiador antofagastino Isaac Arce Ramírez se refiere a él como un activo participante “en la segunda época de la fundación de Antofagasta”, junto a un selecto grupo de ingenieros, abogados, médicos y hombres de negocios.
Fue jefe del Laboratorio Químico Mineralógico que el gobierno de Bolivia tuvo en los primeros años en Antofagasta. Fue químico de la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta, administrador de las minas y establecimientos mineros de Sagasca y Yabricoya en Tarapacá, administrador de la Oficina Salitrera Sacramento del Sur, de propiedad del Banco Mobiliario, de las minas San Cristóbal y Jefe del Laboratorio de análisis de la planta beneficiadora de Playa Blanca, en Antofagasta, que en su tiempo fue el establecimiento
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Francisco ocupó muchos puestos de alta responsabilidad en el mundo minero y el servicio público antofagastino. Además, fue Cónsul de Francia y Bélgica en esa misma ciudad. Por sus servicios a la Corona Belga fue condecorado con el título de Caballero de la Corona por el Rey Alberto de Bélgica.
metalúrgico más tecnológico de Sudamérica. En el año 1897, recorrió el norte de Chile el escritor Francés André Bellesort, quien publicó un libro llamado Le Jeune Amerique, Chili et Bolivie divulgado en 1897. Dentro de su largo relato nos llama la atención una anécdota cruel ocurrida a Francisco.
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Cabe indicar que el ingeniero vivió un cuarto de siglo investigando temas relativos a la minería del desierto, emanando de ello sesudos estudios. El autor francés nos cuenta que Latrille: “conoce todos los yacimientos, todo los secretos que encierra; levantó de él un plano que me parece una obra maestra de paciencia, (…) ha escrito su historia en revistas científicas, sin otra recompensa que el placer de hacerlo; ha enumerado las riquezas sin otra finalidad que la de prestar servicios a la ciencia; es un laborioso, probo, sin ninguna vanidad, pero orgulloso… y pobre”.115 De esta manera, iba generando un cúmulo de conocimientos construido en un arduo trabajo en terreno: disponía de una obra sobre Atacama y había aglutinado para ello una gran colección de todos los minerales de la provincia. El fruto de años, se atesoraba. Sin embargo, gran parte de su obra tendría un trágico destino, producto de la irracionalidad y la ignorancia de los contrarrevolucionarios chilenos de 1891. Compuso un primer informe que fue exhibido en una exposición de Santiago y que le valió un diploma de “primer premio y una medalla de oro”. Se le envió el diploma pero, curiosamente, la medalla no llegó. Le escribió al gobierno de José Manuel Balmaceda (1886-91) que le respondió autorizándolo a acuñar él mismo la medalla de oro, la que tendría que pagar con sus propias economías. Poco tiempo después de este desacierto, el parlamento chileno presentó serías desavenencias con el poder ejecutivo y la contrarrevolución hacia Balmaceda detonó. Se enfrentaban la Marina y el Ejército en una guerra fratricida por encargo de la elite. 115
Bellesort, 1897: Pág. 91.
Nos cuenta el francés: “en los períodos insurreccionales los americanos no respetan nada, ni siquiera las residencias de los extranjeros, sobre todo cuando éstos no están cubiertos por la protección inmediata de sus plenipotenciarios. Entraron donde Latrille y el primer objeto que llamó la atención de los revolucionarios fue su diploma firmado del puño mismo de Balmaceda.” He aquí cuando surgió una terrible confusión en cuanto al trabajo del hijo mayor del precursor de Tocopilla: “Los imbéciles creyeron estar en presencia de un balmacedista, destruyeron su colección, hicieron añicos sus papeles y partieron felices con su hazaña. Habían despachado hacia la nada el resultado de diez años de labor y de inteligencia...”.116 Francisco Latrille pagaba los platos rotos de un conflicto lejano, al cual estaba ajeno, totalmente ajeno. El hecho no sólo destruía su trabajo sino que también lo destruía a él como persona. Pero “…Latrille se puso de nuevo al trabajo, pero cuando cuenta este acto de vandalismo, su voz tiembla levemente. No podrá comprender nunca que esos hombres hayan podido ensañarse con su obra inofensiva”.117 Una obra destruida por la rabia, la impetuosidad y el paroxismo. Todo producto de lejanas luchas de poder en Chile. Aquella era una obra en la cual había puesto en ella sus observaciones de investigador y su alma de viajero romántico de las grandes soledades, se destruía y quedaba en la nada. Favorablemente su memoria no fue destruida y se hizo letra en los años ulteriores a través de sus publicaciones en El Mercurio de Valparaíso.
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Ibídem. Pág. 92. Ibídem. Pág. 92.
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Fue casado con la señora Isabel María Fraga, tuvieron nueve hijas y dos hijos. Francisco falleció el 8 de diciembre de 1927 y sus restos se encuentran sepultados en Antofagasta.
Juan Valentín Latrille Petisco En 1850 nace Juan Valentín Latrille Petisco quien fue ingeniero como su hermano mayor. Juan Valentín desgraciadamente falleció muy joven ahogado en un accidente marítimo en Antofagasta, sin haberse casado, no dejando ninguna descendencia. Máximo Roque Latrille Petisco En 1851 nace Máximo Roque. Al igual que su hermano Francisco, Máximo fue enviado a Francia a cursar estudios de Ingeniería de Minas. Máximo Roque tuvo dos hijos con la boliviana Valentina Parra: Luis H. y Federico. En 1890, un año antes de la muerte de su padre en Huatacondo, se casa con la chilena residente en Tocopilla, Rosalía González Rojas. De este matrimonio nacen dos hijos: Julia Beatríz y Valentín Gilberto.
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Máximo Roque tuvo una destacada actuación en el campo industrial minero en la zona del Desierto de Atacama. Isaac Arce nos cuenta que Máximo Latrille “no dejó rincón de El Toco que no exploró…”, muchas veces junto a su padre. Además, a nivel nacional fue un gran defensor de la causa minera del Norte Grande, contribuyendo con artículos al respecto, los que fueron publicados en El Mercurio de Valparaíso. También ocupó varios puestos administrativos en la zona en su calidad de ingeniero. Este descendiente no sólo fue un defensor de la causa minera, sino que también de Tocopilla. Así lo demostró en El Mercurio de Valparaíso.118 El 22 de mayo de 1877, en una carta se afirmaba que, “El capitán Camplit del vapor Bolivia, ha informado a un caballero de ésta 118
10 de agosto de 1877
No obstante, el 10 de Agosto de 1877, el mismo diario publicó una carta de Máximo Roque Latrille Petisco en la que éste se refuta lo dicho por el capitán Camplit acerca de Tocopilla. “Recién acabo de ver en uno de los números pasados de su mui estimable diario, un artículo en que se dice que el señor capitán Clampit, a su paso por Tocopilla, ha oído de varias personas que las minas de este asiento mineral se iban a abandonar, por haber quedado su temperatura interior de tal modo subida que no se podrá trabajar. Ignoro quién haya dado semejante informe al señor Clampit, pero de seguro ha sorprendido su religión. Bastantes han sido los estragos de la catástrofe del 9 de mayo, sin que haya necesidad de exajerarlos, con grave perjuicio de intereses respetables. Respecto de las minas de Tocopilla, sólo aquellas que un largo despueble había entregado al descuido, han sufrido algo. Las demás se trabajan ahora mismo con mayor actividad acaso que antes, sin que se haya notado en lo más mínimo aquel calor interno al que alude. El pueblo de Tocopilla compuesto de pobladores industriosos, pasado el primer momento de estupor, ha hecho frente a la desgracia con denuedo, y relegando al pasado la ruina que no tiene reparación, ha considerado animoso el porvenir. De allí esa actividad febril que ha enjendrado de improviso en tres meses una población nueva, bien delineada y acaso fuera del alcance de cataclismos venideros. La misma fiebre emprendedora se nota en las minas, a donde se persigue con ardor el laboreo, y en el puerto la fundición de metales. Importa, señor editor, rectificar desde su orijen infundados rumores, llamados tal vez a sembrar el pánico en el comercio exterior. Jamás Tocopilla presentó espectáculo más grandioso que el que se nota en sus faenas, de consiguiente, preciso es que se sepa que en su lugar de desaliento, hai fé y entusiasmo, y que la noticia sujerida al señor Clampit no tiene ninguna especie de fundamento. Agradeceré a Ud., señor editor, tenga la amabilidad de insertar esta rectificación a una nueva que ha provocado aquí alguna sorpresa y cuyas consecuencias se hace necesario prevenir con tiempo. De usted, señor editor, mui
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que al pasar por Tocopilla habló con varios mineros quienes le dijeron que todos iban a abandonar sus minas porque era muy fuerte el calor que se sentía dentro de ellas y además las labores estaban rajadas y resentidas y no querían esponerse ni esponer a su gente". Todo en el contexto posterior al terremoto y maremoto del 9 de mayo de 1877.
atento y S.S. Máximo Latrille, injeniero de minas”.119 Domingo Bernardo Latrille Petisco De acuerdo a otras fuentes de información, Domingo Bernardo podría haber nacido en 1855. Oficialmente, según FamilySearch.org, “en el año 1857 es bautizado en Gatico”. Domingo Bernardo Latrille vendría siendo el único Latrille Petisco que no logró obtener un título universitario. Cabe indicar que él era un adolescente cuando su padre se marchó a vivir a Huatacondo en 1871. Domingo Bernardo se casa con Gregoria del Carmen Almendares Aros, con quien tiene 13 hijos: 6 hombres y 7 mujeres. Casi todos los Latrille tocopillanos, la segunda y tercera generación de la familia que se quedó a vivir en el puerto minero, eran descendientes de Domingo Bernardo y Gregoria del Carmen. Familia Latrille-Alvarado Por su parte el hermano de Domingo, Máximo, también genera una descendencia.
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Después de haber ubicado el Registro de Matrimonio de Emilio Máximo Latrille Alvarado con su esposa Mariana Cruz Quispe, que se llevara a efecto en Gatico el 4 de Noviembre de 1867, donde Máximo Roque Latrille figura como el padre del novio y Juana Alvarado como su madre y de haber recibido la copia del Certificado de Matrimonio del Obispado de Antofagasta que nos remitiera Marco Antonio Latrille, chozno de Máximo Roque Latrille Loustauneau. Su hijo, Emilio Máximo Latrille Alvarado llegó a tener nueve hijos 119
El Mercurio de Valparaíso, 10 de agosto de 1877.
con su esposa Mariana Cruz Quispe. La Familia Latrille Cruz Emilio Máximo Latrille Alvarado (hijo de Máximo Roque Latrille Loustauneau y Juana Alvarado) con su esposa Mariana Cruz Quispe tuvieron nueve hijos, acerca de los cuales, hemos logrado obtener antecedentes sólo de cinco hijos. Emilio Valentín Latrille Cruz: nacido en Tocopilla el 21 de Julio de 1878 y bautizado en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Tocopilla el 4 de Septiembre de 1878. Juana Ysaura Latrille Cruz: bautizada en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Tocopilla el 1 de Octubre de 1881. Juan Manuel Latrille Cruz: nacido el 24 de Mayo de 1883 y bautizado en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Tocopilla el 10 de Noviembre de 1883. Matilde del Carmen Latrille Cruz: nacida el 26 de Agosto de 1885, bautizada en Gatico el 6 de Septiembre de 1885.
Marco Antonio Latrille, bisnieto de Guillermo Latrille Cruz, nos cuenta acerca de Custodia, Luisa y Francisco Latrille Cruz, además de su bisabuelo, cuyos Registros de Nacimiento y/o Matrimonio
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Además figura una quinta hija en un Registro de Matrimonio entre Carlos Candía Villanueva, nacido en Santiago en 1857, y Viryinia Latrille Cruz, hija de Emilio Latrille y Mariana Cruz, nacida en Tocopilla. El matrimonio se efectuó el 1 de Septiembre de 1885, en Tocopilla, 18 años después del matrimonio de Emilio Latrille y Mariana Cruz. Esto nos indicaría que Viryinia habría nacido el mismo año en que se efectuó el matrimonio de sus padres, en 1867.
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no han sido hallados. Esto elevaría el número de hermanos Latrille Cruz a nueve, todos descendientes de Emilio Máximo Latrille Alvarado, hijo de Máximo Roque Latrille Loustauneau y Juana Alvarado.
CAPร TULO 6
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OTROS SONDEOS
6.1. EXPLORADORES EN EL DESIERTO Domingo y Máximo vendrían siendo los reales adelantados en hallar depósitos extensos de salitre, no obstante el título ostentando como pionero durante décadas lo ha poseído, quizá erróneamente, José Santos Ossa. Según Carlos Botacci Latrille, bisnieto de Domingo Latrille, el salitre no fue descubierto en 1860, en un lugar llamado al parecer Cuevitas, sino que fue en la hoyada denominada El Salar más tarde mencionado como Salar del Carmen, esto sería en 1857. Según lo dicho, a José Santos Ossa se le atribuyó el mérito porque los hermanos Latrille “no tuvieron éxito en sus gestiones ante el gobierno de La Paz para obtener la concesión de los terrenos correspondientes” nos sigue reafirmando su bisnieto, que, entre otras cosas, se asentó en lo publicado por Guillermo Billinghurst en Estudio Geográfico de Tarapacá de 1886. En 1926, el boliviano Jaime Mendoza escribía en su libro Mar del Sur que: “En 1857 habían hecho diversos encuentros de este producto los franceses Máximo y Domingo Latrille, que obtuvieron concesiones de la Prefectura de Cobija en Salar del Carmen. En 1858 descubrieron también algunos yacimientos ...”.120
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Cuatro años más tarde, en 1930, Roberto Hernández Cornejo, periodista, historiador y bibliófilo chileno, escribió en su libro El Salitre que corriendo el año 1857, “…salía de Cobija, a mediados de diciembre, una caravana que organizaban los señores Domingo y Máximo Latrille y don L. Meunier, franceses, los primeros, dueños entonces de la mina de Santo Domingo o Toldos; y el segundo de la mina Meunier, ambas en Gatico. La caravana compuesta de baqueanos, cateadores y servidumbre,
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Mendoza, 1926: Pág. 171.
llevaba 27 mulas para su servicio, entre silloneras y de carga”.121 En el año 1920, en la llamada Revista Chilena se menciona la hipótesis de que era Latrille el que había informado a Santos Ossa sobre las calicheras hallados en el Salar del Carmen: “tal es el caso de un ingeniero francés don Domingo Latrille, que, ya en 1857, señalaba la presencia de caliche en el Salar del Carmen y transmitía el dato a don José Santos Ossa, fundador de la industria salitrera en Antofagasta”. 122 Sin duda que esta visión de “descubridores” es desde un punto de vista eurocéntrico, cuando en realidad las bondades del salitre fueron descubiertos por los nativos. El mérito de los Latrille es el inicio de actividades extractivas con fines comerciales hacia Europa, en el contexto de mercantilización de materias primas explotadas en América. Los relatos autóctonos remiten al sobresalto de los indígenas al ver cómo la tierra se encendía con tan sólo una fogata. Y que desde allí, estas “rocas” con la cualidad de alimentar el fuego dio paso a magras creencias, en cuanto a espíritus malignos. Los curas la arrojaron al jardín, que al poco tiempo floreció.123 En ese contexto, un rol importante le cupo a Hermenegildo Coca124, el baqueano que llevó a Domingo Latrille, hermano y socio a descubrir el salitre al sur del río Loa para, años más tarde, volver a llevar a José Santos Ossa, hijo y equipo humano, a su “redescubrimiento”. Eduardo Owen nos afirma que: “la historia de Tocopilla le debe mucho Hernández, 1930: Pág. 56. Revista chilena, 1920: Pág. 162. 123 Ver: Leyenda de Tarapacá: una versión sobre el descubrimiento del salitre. En Almanaque Regional (1951). 124 Ver: Peñaloza, Luis (1981) Nueva Historia Económica de Bolivia. Tomo III. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. 121
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al salitre (…) Hermenegildo Coca, actuando como nexo entre su cultura y Europa (…) su cultura que ya había ‘descubierto’ el salitre décadas, tal vez siglos antes, es el ‘verdadero héroe’ en la historia del salitre al sur del río Loa, sin embargo, que yo sepa, sólo es homenajeado con el nombre de una calle pequeña en una población de Antofagasta”. Esto último en la expresión de la asimetría entre lo realizado, y el peso histórico que posee, contra lo representando en la actualidad. De los autores que citan su nombre, Agullo es el único que brevemente lo describe cuando menciona a José Santos Ossa. Éste nos dice: “Toma contacto (José Santos Ossa) con Hermenegildo Coca, su protegido, de ascendencia indígena, pero digno hombre del pueblo, cuyo nombre hasta figuraba en la lista de propietarios de bienes raíces en la Oficina de Almoneda. Baqueano de todo el litoral, tan bueno que no podía oler antes que ver algún atajo o algún mineral, Coca sintió satisfacción y orgullo al verse solicitado nuevamente por don José, a quien admiraba tanto por su hombría como por su bondad”. 125 Andrés Sabella, a través de El Almanaque126 de 1963, indicaba que “A don Domingo Latrille y su hermano don Máximo, debémosle una tregua de justicia, antes que los Ossa, ellos pisaron las riqueza calichosas del Salar de Atacama en 1857”.
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Sin duda que el relato más interesante es un folleto escrito por Francisco Latrille inserto en el Informe sobre el estudio minero i agrícola de la rejión comprendida entre el paralelo 23 i la laguna de Ascotán presentado al Ministerio de lo interior, en él se nos narra la hazaña realizada y que a la postre significó el descubrimiento del Salar de Atacama: “Fue el año 1857 que salió de Cobija, hacia mediados de diciembre, la primera y más grande expedición que se aventurara en el desierto de este radio. Y qué desierto en aquella época! (…) La caravana, bajo la dirección inmediata de don Domingo y de don Máximo Latrille y don M. 125 126
Agullo, 1979: Pág. 41. Citando la obra de A. Sabella Semblanzas del Norte Chileno (1955).
Meunier, franceses; los primeros, dueños entonces de la mina Santo Domingo o Toldo; el segundo dueño de la mina Meunier, ambas de Gatico, se componía, a más de los baqueanos, cateadores y servidumbre”. El interesante relato prosigue detallando cada parte del itinerario: “Siguió la costa litoral hasta Chacaya y Mejillones, buscando la dirección del Cerro del Plomo, principal objetivo y punto términus de ella. Se debía investigar si convenía o no trabajar aquellas galenas argentíferas, que resultaron muy pobres en plata. El abandono de aquellas minas debe ser bien justificado, cuando hoy mismo sus actuales poseedores, los señores Barnett y Co., no las trabajan”.127 Seguidamente, la expedición se internó y cruzó el Salar distante a tres leguas de Antofagasta por la quebrada del mismo nombre hasta llegar al Cerro del Plomo, conocido posteriormente con la denominación de Palestina.
Francisco Latrille contaba que Máximo Latrille viajó a la ciudad de La Paz para realizar las gestiones y obtener los permisos para explotar dichos territorios. Era Presidente de Bolivia Jorge Córdova. Frente a lo indocumentado del material hallado, “sea que dicha substancia salina, hasta ese entonces desconocida por estos barrios, y de cuya existencia no trataban los códigos, o sea que se ignorara por completo la 127
Valdés y Latrille, 1886.
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Desencantados los exploradores por la baja ley de la vetas, retornaron transitando el similar recorrido hasta llegar otra vez al salar, los expedicionarios iban desmejorados, sin recursos, sobre todo por la falta de agua para tanto animal. Francisco continúa con el relato: “Por ello el regreso se efectuó precipitadamente y por secciones; en el mismo salar se dejaron los barriles vacíos, y se enterró las herramientas y otros enseres, aparejos, etc., para aliviar las cargas y activar la marcha con animales sueltos, se puede decir: sólo se llevaron las muestras necesarias de caliche, agregadas a las galenas del Plomo.”
formación de las materias salinas, el hecho es que se hizo una concesión ambigua y de todas maneras inaceptable, que equivalía a no acceder a la solicitud”.128
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Frente al desdén historiográfico sufrido por los consanguíneos Latrille, José Santos Ossa se configuró como el descubridor y pionero ante los ojos de los capitales europeos y por sobre a todo a la historia oficial de Chile. Por aquella circunstancia Isaac Arce arremete y dijo: “Parece que la gente del señor Ossa siguió el mismo derrotero de los Latrille, pues llegó también, como ellos, hasta el Cerro de Plomo, con el objeto de reconocerlo y extraer muestras, a la vez que cateaba el Salar, cerca de la actual estación de Portezuelo, kilómetro 29 del F.C. a Bolivia. Esto se explica fácilmente pues el baqueano que los guiaba fue el mismo que guió la expedición de los hermanos Latrille. Este era un indio boliviano llamado Hermenegildo Coca”.129
128 129
Valdés y Latrille, 1886. Arce, 1930: Pág. 60.
6.2. LA EXPLORACIÓN EN LA ZONA TOCO
EL
El ahínco de estos franceses sería imparable y sus miradas se orientarían hacia la zona denominada El Toco. Según Collao130: “Hasta 1870 las pampas de Tocopilla no habían sido exploradas por los cateadores, porque hasta entonces el salitre no cobraba vigencia y por tratarse de las zonas más inhóspitas de todo el despoblado”. Apostilla a que las costas habían sido examinadas por Santos Ossa cuando encontró las guaneras de Paquica y el interior había sido recorrido por los Latrille en busca de minerales, sin preocuparse, al parecer, de explotar el nitrato de sodio.
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Collao, 2001: Pág. 47.
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Dado este impulso por los franceses, las ansias por la zona descrita vendrían de la mano de explotadores de otras nacionalidades: ingleses y también chilenos. Quienes organizaron algunas caravanas adentrándose en la Quebrada de Barriles hasta alcanzar un sector denominado como Chino Muerto en las cercanías de Tamaya. En ese contexto, gran parte de las caravanas tuvieron sus rutas determinadas por el cauce del río Loa, torrente que generó referencia geográfica y de abastecimiento.
Mapa sobre el Distrito de Tocopilla en la Industria del Salitre publicado en 1908 por Michel Erwin Semper. Se aprecia el camino de Tamaya, el sector del Chino Muerto, Indio Muerto, Ojo de Agua y variadas serranías.
Avanzado el calendario, en el verano de 1873, Leonardo Dolhabaratz, Federico James, Francisco Manterola y otros cateadores, descubrieron yacimientos de caliches que denominaron Lealtad. En ese mismo año, Dolhabaratz descubrió los terrenos donde más tarde se iba a construir la oficina Bellavista. A partir del mismo lapso, las propiedades de Lealtad figuraría a nombre de la Sociedad de Pedro López Gama y Cía. A contar de 1875 pasa a nombre de Juan G. Meiggs. Y desde 1881 bajo la tutela de Eduardo Squire131, el constructor del Ferrocarril Tocopilla al Toco.132 Para la explotación proyectaba de estos yacimientos y de otros descubiertos en la misma época, se formó en agosto de ese año la Sociedad Unión del Toco.
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En el año 1875, Francisco de la Riva, comerciante y funcionario boliviano, descubrió cerca del sector Lealtad otro depósito de salitre que denominó La Demócrata, para cuyo reconocimiento fue nombrado Máximo Latrille. 131 132
Galaz-Mandakovic, 2013. Galaz-Mandakovic, 2011.
Volviendo un poco, Bermúdez insiste en que aquella zona de Atacama, El Toco, no había sido explorada. “Esta parte del Desierto de Atacama situada frente a Tocopilla, al Norte y Sur del paralelo 22, no había sido recorrida por cateadores de salitre hasta el año 1870 (…) La zona llamada El Toco se atraviesa de Poniente a Naciente, ya antes de cruzar la quebrada del río Loa, que por ese lado sube hacia el Norte, se entra en una vasta llanura que es la continuación de la Pampa del Tamarugal. En el lado occidental de la llanura, a la izquierda del Loa, se extiende una línea continua de ricos depósitos de nitrato”. 133 Por su parte el historiador antofagastino Isaac Arce (1930) alude que este empeño estuvo de la mano de esforzados cateadores y exploradores de la zona del Toco, y “…entre ellos fueron: don Juan Palma, chileno, y el recordado don Máximo Latrille (Petisco), que no dejó rincón del Toco que no exploró, escribiendo continuamente en El Mercurio de Valparaíso sobre esta importante región, desde 1876, hasta que vio coronados sus esfuerzos con la construcción del ferrocarril que unió al puerto (Tocopilla) con el desierto, por medio de una compañía organizada en Londres en la cual él tuvo participación.”134
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Bermúdez, 1963: Págs. 233-234. Arce, 1930: Págs. 388-389.
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Entonces, la zona El Toco que geográficamente comprendía el Llano de la Paciencia por el sur, la Pampa del Miraje al centro, y la Pampa Negra por el norte, resultando limitante al oriente por el río Loa, constituyó la parte más importante del área salitrera de la actual Región de Antofagasta, ya que contuvo las oficinas Iberia, Gruta, Prosperidad, Empresa, Rica Aventura, Buena Esperanza, Toco, entre otras. Pero sin duda que aquellos impulsos industriales fueron precursados por los hermanos Latrille.
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Detalle del mapa sobre el Distrito de Tocopilla en la Industria del Salitre publicado en 1908 por Semper.
CAPร TULO 7
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LAS MARCHAS Y EXPIRACIONES
7.1. EL OSTRACISMO: CAMINO A HUATACONDO Aparentemente desilusionado por los malos resultados de varias empresas y proyectos que habría fundado o “siguiendo a una mujer” como dijeron algunos familiares, o desterrado como escribiera Benjamín Vicuña Mackenna en 1888, en el año 1871 Domingo Latrille se traslada desde caleta Duendes, donde vivía y en donde tuvo a cargo una fundición de cobre, a Huatacondo, un poblado pre-cordillerano ubicado a 230 kilómetros al sureste de Iquique. Se traslada sin su familia. La ruta, quizá un tanto magra, lo debe haber llevado a reposar en el oasis de Quillagua135, punto clave para el abastecimiento de agua y comida para los animales. En el año 1890, Huatacondo136 es descrito por el ingeniero Francisco Riso Patrón en su Diccionario Geográfico de las Provincias de Tacna y Tarapacá como “un pueblo en la quebrada de su nombre, a 2.286 metros de altitud, con cerca de 500 habitantes”.137 Asimismo agrega: “indudablemente la quebrada más importante de esta región, tanto por sus cultivos, cuanto porque es el asiento de un grupo de trabajadores industriosos y tenaces para el trabajo; nace en las alturas de Huinquintipa y termina en frente del costado sur del cerro de Challacollo. Corre de oriente a poniente, al sur de Pica, departamento y provincia de Tarapacá. Tiene en su seno los sembríos de Copaquire, Igua, Cautenicsa, Guatacondo, El Molino, Tiquima, y Tamentica; en éstos se cultiva Quillagua es un oasis ubicado en el lecho del río Loa a aproximadamente 250 kilómetros en línea recta y al Noreste de Tocopilla, y aproximadamente a 70 kilómetros de la desembocadura del mismo río. 136 El año 2003, la población de Huatacondo era de aproximadamente 50 personas, 450 personas menos que la población que tenía en 1890. 137 Una versión digitalizada de este libro publicado en 1890, pueden hallarla en: http://www.crear.cl/diccionario/009.html
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únicamente la alfalfa, y aunque pequeños, son de importancia por su proximidad al mineral de Challacollo, que dista sólo 17 kilómetros y se surte de allí de agua y forraje.” El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, que retrató detalladamente la Campaña de Tarapacá como evento crucial en la Guerra del Pacífico, hace mención a Domingo Latrille como un personaje que tramaba algunos planes contra los invasores chilenos, arguyendo que Latrille todo lo hacía en ayuda de los peruanos. En ese contexto nos relata que el ejército peruano había implementado un plan de traslado de armas por tierra hasta los márgenes del río Loa, y con ello Vicuña Mackenna señala que, “llegándose hasta dibujarse en el mapa de las futuras operaciones la marcha gradual de las fuerzas en dirección al Loa, por Pica y Huatacondo (…) Por mera curiosidad agregaremos que en ese mismo día el conocido industrial francés Latrille, fundador de Tocopilla y desterrado a Huatacondo por sospechas, escribía un plan análogo para el uso de los peruanos, si bien con mucho menor juicio y discernimiento militar…”. 138 Estas acusaciones no tomaron mayor relevancia ni en los vecinos de Huatacondo ni en el propio Latrille que siguió residiendo en el poblado precordillerano.
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Vicuña Mackenna, 1888: Pág. 301.
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Por su parte, la estadía en Huatacondo es muy bien reseñada por Francisco Riso Patrón en 1890. Sobre el pueblo que acogió a Domingo nos decía que era un pueblo notable, debido a sus cultivos, además “por cuanto es asiento de un grupo de trabajadores (…) es, puede decirse, un pueblo feliz; allí la primera autoridad es el venerable anciano señor Latrille, quien atiende a los habitantes como a sus hijos, estimulándoles al trabajo con sus consejos y con su ejemplo; es en ese punto el médico, el boticario, el confesor, en una palabra, un verdadero padre, de donde nace el amor, el cariño y respeto que le profesan. Es un patriarca moderno, al servicio de su
tribu...”. 139 Otra versión sobre el destino de Latrille es la que nos otorga el investigador francés André Bellesort, en 1897, lo describe como un “viejo pampino de Atacama” ya que para él, Latrille “descubrió salitreras y minas. Fue rico, pero se vio indignamente despojado de su fortuna y de sus descubrimientos. Los Latrille no fueron capaces de luchar contra el fraude y la mala fe”. Según este investigador había dejado Tocopilla un poco “asqueado por los hombres” por lo desfavorable de las relaciones comerciales y personales. Frente a ello: “Se refugió en un pequeño valle de las mesetas bolivianas y juró que nunca más bajaría a orillas del mar. Cumplió su palabra y murió en las alturas. Pero había consagrado su exilio a una obra soberanamente noble y pura: evangelizó el humilde pueblo primitivo en medio del cual había decidido morir. Lo edificó con sus virtudes y lo enriqueció con su experiencia. Les enseño a cultivar los campos y también la manera de estar en paz con su conciencia. Su recuerdo permanece como el de un patriarca bíblico vestido de probidad cándida y de lino blanco”.140
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En cuanto al fracaso de sus negocios, debemos considerar que a contar de los inicios de la década de 1870, lapso en que Latrille abandona el puerto tocopillano, se inicia la crisis del peso chileno (basado en la plata) crisis que se hace más evidente en el año 1873. Este trance económico, repercutiría en todas las zonas mineras del norte y también en los intercambios comerciales conllevados en la costa boliviana. La relación cambiara se modificó radicalmente: la plata se devaluó ante la arremetida del oro, aquello desestabilizó los flujos monetarios y los flujos comerciales. La producción mundial de plata era mayor que la del oro. El ejemplo de ello también era local con el caso de la mina Caracoles y toda la sobreproducción argentífera que provocó. 139 140
Riso Patrón, 1990: Pág. 120. Bellesort, 1897: Pág. 91-92.
En el año 1876, la crisis ya fue total: no era más que el resultado de un proceso iniciado hace, por lo menos, 5 ó 6 años. La plata seguía bajando y el circulante metálico era escasísimo. Se ha atribuido como factor la baja del precio del cobre y del trigo, además de la masiva exportación de las monedas de oro y plata. Método al que tuvieron que recurrir los empresarios para cumplir con los compromisos comerciales con Europa. La reacción del Estado chileno fue decretar la inconvertibilidad de los billetes en oro ahondando más en la crisis, la que pudo ser superada a través del triunfo chileno sobre Perú y Bolivia en la Guerra del Pacífico.
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Como investigadores nos hemos visto limitados en definir los motivos precisos por los cuales Latrille emigra de Tocopilla. En ese tenor identificamos tres tipos de variables: la primera de corte personal, la transmitida entre sus descendientes mencionando los líos de faldas. La segunda opción tiene que ver con el fracaso de sus negocios, por efecto de la crisis monetaria. Adicionando una tercera hipótesis que está fijada en la tensión que existía en Tocopilla en el escenario de la pre Guerra del Pacífico. Capítulos atrás dimos cuenta de los pleitos entre bolivianos y chilenos, generando asesinatos, asaltos, peleas, conflictos que de una u otra forma repercutía en los negocios. Latrille era visto como un boliviano.
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El poblado de Huatacondo en la escena tarapaqueña, lugar al cual se dirigió Domingo Latrille.
7.2. JUANA PETISCO SE QUEDA SOLA Latrille se había ido a Huatacondo. Juana Petisco, su esposa, se queda sola en el puerto salitrero tocopillano. Para desgracia de ella un gran terremoto sacude a Tocopilla conllevando en cosa de minutos un gran maremoto, era el 9 de mayo de 1877. Resultado: su casa completamente destruida. Juana Petisco, al ser damnificada junto a sus hijos, la Junta Municipal regida por el coronel boliviano Napoleón Tejada141, les adjudica un nuevo terreno “en propiedad” en la calle San Martín, manzana D, lote C, fracción Nº 2, de 20 metros de frente al sur y 33 1/3 metros al norte.142 Latrille, al irse a Huatacondo iniciando la década de 1870, dejó a su esposa en Tocopilla, quedado ella en una precaria situación económica. La casa está ubicada en la actual calle San Martin #1257 y en ella residió posteriormente Domingo Bernardo Latrille Petisco quien fue hijo menor de Juana Petisco Ramírez. Su data se remonta a 1877, según los datos proporcionados por sus descendientes. Por esa razón es uno de los pocos vestigios de la época boliviana existente en el puerto. Asimismo, es un exponente tipológico que transita entre el periodo cuprífero, cuando surgen los primeros campamentos mineros, y el periodo de impulso salitrero finisecular de la posguerra.
141 Según Juan Isidoro Quezada (2006) Napoleón Tejada era natural de Cochabamba. Ver: Paseo Genealógico de la Argentina y Bolivia. Buenos Aires. 142 Collao, 2001.
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Esta casa fue habitada por variados descendientes de los Latrille, siendo la señora Alicia Latrille de Antequera la última en hacerlo.
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La vetusta casona de la esposa de Domingo Latrille (Fotografía del año 2011). En cuanto a su diseño, corresponde a la típica casona decimonónica montada con pino oregón, material que permitió una estructura económica, liviana y semirefinada para la época.
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7.3. LA MUERTE DE DOMINGO LATRILLE EN HUATACONDO Después de configurarse como un personaje relevante en el acontecer del poblado de Huatacondo, Domingo Latrille fallece el 27 de abril de 1891. Su estampa social ya estaba consolidada como verdadero patriarca en el pequeño pueblo. Quizá al estilo de un auténtico cacique local. A la usanza de jefe pueblerino, posiblemente sin grandes posesiones de tierra, pero que de igual manera generó un liderazgo basado en una citada sabiduría, consejería, carisma y cierto moralismo. Al poco tiempo de haber fenecido Latrille, el diario La Patria de Iquique publicó un pequeño artículo referido al acontecimiento. Gracias a los archivos familiares, fue posible hallar una reproducción de este renglón en el diario Los Tiempos el 4 de febrero de 1906. Dicho diario poseía circulación en Tocopilla. “Guatacondo, Mayo 5 de 1891. Señor Don Carlos N.N., Administrador de la Oficina Santa Elena:
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Muy Señor Mío: Me tomo la libertad de dirigir a usted la presente que le será entregada por el señor don Pedro Barrios. Incluyéndolo los documentos adjuntos y que como usted verá son concernientes al fallecimiento del señor Domingo Latrille acaecido el 26 de abril del mes pasado. Al comunicar a usted esta triste noticia y permitirme incluir estos documentos es con el objeto que usted tenga a bien, valiéndose de sus influencias, el hacerlas publicar en el diario La Patria de Iquique. El pueblo todo de Huatacondo señor, vivirá agradecido por este servicio, justo homenaje al hombre que hizo el bien a sus moradores. Esperando se sirva tomar a su cargo estas diligencias suplico a usted a su tiempo, indicarme el valor de su publicación para abonar a usted dicha suma.
Agregaré que una vez publicado se moleste usted en conseguirnos de 8 a 10 números de dicho diario que serán destinados a este pueblo. Con sentimientos de consideración, me es grato suscribirme de usted atento y S.S. Mauricio Paniagua, Inspector del Distrito.” Los artículos enviados eran en el siguiente ímpetu: “Sr. Redactor de La Patria de Iquique: Mucho estimaremos a usted se sirva dar cabida en las columnas de su acreditado periódico las siguientes líneas: Un deber de gratitud, deber imprescindible sin duda, nos impele a ellos: se trata del fallecimiento de un distinguido huésped que durante largos años lo fue de Huatacondo, de un hombre cuya abnegación y probidad ejemplares alcanzaron a infiltrar en este pueblo los principios de la más sana democracia; de Don Domingo Latrille. El 26 del presente y en hora matutina se apagó su espíritu fuerte, pues ni las amenazas de la muerte pudieron subyugarlo: murió y hasta en el último momento y cuando el cuerpo ya sucumbía, ante la ley inexorable del destino conservó la luz del entendimiento, la plenitud de su razón”. En el artículo se da espacio a una pequeña reseña biográfica: “sucesivamente residió en Cobija, Tocopilla, Calama (¿?) etc., y en cuanto a sus excursiones por el desierto de Atacama todo el mundo sabe cuántos afanes desplegó y cuantos sacrificios hiciera por arrancar de su seno lo que su soledad y avidez mezquinaban. En Bolivia como en las demás repúblicas circunvecinas fue bien conocido su nombre: la industria más de algo le debe”.
“El pueblo de Huatacondo, que fue su última residencia patriarcal si se quiere, adecuada para borrar de su mente las decepciones del mundo social; el
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El prestigio de Latrille era una situación consumada, su cercanía a las jerarquías bolivianas, contribuyó a una consolidación de su imagen pública e industrial.
pueblo de Huatacondo decimos sorprendidos por su muerte, pues no podía acostumbrarse a su ausencia eterna, decidió llegada la hora fatal, el manifestar unánime y espontáneamente su sentimiento al borde de la tumba que abría su loza. Así es como su entierro y sepultación han sido rodeados de todos los testimonios del dolor y de la condolencia; así es como esta despedida solemne, a la vez que triste, tomó desde luego la forma de una manifestación de cariño popular; hombres, mujeres y niños se hacían una obligación honrosa acudiendo presurosos al lugar del duelo…al lugar del último descanso. Ah! si aquél que mereció en este momento despedida tan filial como súbita, hubiera podido presenciar en vida tanto llanto a su memoria; tanto anhelo por su bienestar Celestial; a buen seguro que habría llegado al convencimiento de que hai pueblos que saben querer; que hai pueblos que saben ser gratos. Hubiérase confirmado de que sus servicios, siempre desinteresados habíase gravado indelebles en cada pecho. Esto fue, lo que el joven J. Saavedra, en nombre del pueblo honrado y laborioso de Huatacondo, supo tan bien interpretar pronunciando la oración fúnebre al pie mismo de la tumba del que fué, el distinguido señor Domingo Latrille, en términos sencillos pero harto sinceros.
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Héla aquí: Habitantes del valle; cábeme la honra de desempeñar en este momento la expresión del dolor que experimentáis al borde de esta tumba tan querida y tan rica de recuerdos; al acercarme a los restos mortales del caballero que aquí yace no cuento con la suficiente elocuencia ni tampoco con la suficiente fuerza de espíritu ya que como a vosotros la emoción me invade. Bien sé la oración que merece nuestro ilustre viajero; más mi propósito en este acto es manifestar humilde pero cordial despedida a nuestro noble y leal amigo; a nuestro asiduo y humanitario compañero de largos veinte años. Al enumerar acá sus cualidades y virtudes, nada os digo de nuevo; y aquellas están vivas en todos vosotros, ya que nadie en esta asistencia dejó de recibir algún consejo, algún apoyo y ya que sus conocimientos médicos salvaron a más de un doliente. Cuál de entre vosotros podrá decir que no os servía con desinterés al acudir afligidos en su busca? Ah! señores, cuando una tumba se cierra todos tenemos
el deber, el derecho de cantar las proezas de la víctima de la muerte; el silencio del que fue a todos nos autoriza, y ya no existen las trabas que en la vida podrían ofender su modestia. El viaje a la tumba al olvido los odios y las pasiones se descubren dando paso al Juicio Imparcial. Haceros ver más de cerca su filantropía recalcar con más vehemencia sus méritos; es repetir lo que todos saben y lo que no podréis olvidar jamás y esto me permite usar el laconismo. Haceros recuerdo sobre su carácter jovial y alegre, es haceros una pintura que vosotros tenéis impresa a lo vivo. Es haceros la historia de la historia de aquella sangre franco gala, que tanto caracteriza la grande y generosa Francia, su patria. Adiós dijo a estas breñas, adiós a este valle y se alejó solitario, envuelto en el negro manto de la noche eterna…preludios del gran viaje, misterios inconcebibles!… Que vuestra peregrinación sea pronta y vertiginosa a la mansión de los Justos; he aquí mi anhelo; he aquí mi última expresión: Adiós! En nombre de este pueblo señor Latrille.” Al día siguiente, el miércoles 6 de mayo de 1891, el mismo periódico reseñaba brevemente la trayectoria de Domingo Latrille en el norte y algunos rasgos de su desprendida personalidad.
“Domingo Latrille. El 27 del mes próximo pasado, a la una y media de la madrugada, dejó de existir, en el pueblo de Huatacondo, subdelegación de Pica, el caballero cuyo nombre aparece al frente de estas líneas. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de la aldea, en medio del llanto y de la consternación de todo el pueblo. Domingo Latrille era un hombre superior, cuyo carácter y levantado espíritu, lo llamaban a otra esfera de acción. Hombre de talento y vasta erudición, de energía inquebrantable y de gran corazón, apenas se concibe que se dejara abatir por el injustificable escepticismo que lo ha acompañado hasta la tumba.
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Transcribimos el artículo.
El señor Latrille vino a América, joven aún, lleno de ilusiones por esta tierra de libertad y trabajo. Era francés de nacimiento y nunca desmintió sus orígenes ni el culto que profesaba en su país. La costa boliviana, y especialmente Tocopilla y Cobija fueron el teatro de las empresas industriales de don Domingo, siendo uno de los más audaces pioneros de la minería de esa rejión. Fue Domingo Latrille quien personalmente descubrió la existencia de caliche en su litoral de Bolivia, en el punto denominado Salar del Carmen. Con talento y perseverancia logró Latrille, a llegar una fortuna que en aquellos años es considerada considerable (sic) lo cual le permitió mandar a Francia a sus hijos Francisco y Máximo, para que recibieran la brillante educación, que ha hecho del primero un gran químico y del segundo un distinguido ingeniero civil. Cansado de los negocios y más que todo decepcionado con el mal resultado de varias empresas industriales que había emprendido, abandonó Latrille la costa de Bolivia, y buscó un rincón donde vegetar, dedicándose al estudio y al bien de sus semejantes.
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Huatacondo fue el lugar elegido por el señor Latrille para pasar sus últimos años. Qué le indujo a vivir allí, lejos de su familia a quien tanto quería. Quizás el mismo no pudo nunca explicárselo satisfactoriamente. Allí vivió cerca de veinte años, rodeado del cariño y respeto de los sencillos moradores de esa quebrada, quienes hoy lo lloran, como llorarían la pérdida de un miembro querido de su familia. Como Lutero, sin dinero y tesoro de ninguna especie, Latrille siempre encontró medio de ser útil a la humanidad y de servirla filantrópicamente. Médico, maestro de escuela, consejero íntimo, todo fue Domingo para los moradores de esa apacible aldea. Sus hijos que viven diseminados en el desierto, luchando por la existencia, con el brío de los que han nacido en estas regiones, no han alcanzado a acompañar
al señor Latrille en sus últimos momentos. Consuelo grande será, sin embargo, para ellos saber que todos los habitantes del lugar donde residía han honrado con la manifestación sincera de su cariño, los restos del venerable anciano, cuya memoria será siempre respetada y querida de los que tuvimos ocasión de estrechar su mano de amigo.” Sus restos fueron sepultados en el cementerio local, donde se cree que aún descansan. En el año 2004, el Alcalde de Pozo Almonte, señor Augusto Smith Marín, en respuesta a una carta escrita por Eduardo Owen, respondió con algunas fotografías indicando el lugar en donde, supuestamente, reposarían los restos. Algunos habitantes del pueblo señalaron al tocopillano Daniel Chirino, quien visitó el poblado en el año 2006, que los restos de Latrille “fueron sacados de allí por uno de sus descendientes décadas atrás”, siento este un dato que no hemos podido corroborar.
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Eduardo Owen, como descendiente, es partidario de no remover los restos, en respeto a la decisión que tomó su tatarabuelo de abandonar el Puerto Salitrero.
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Por mucho tiempo se desconocía la ubicación exacta de la tumba. Respondiendo al pedido de Eduardo Owen, la tumba de Latrille fue ubicada por el Alcalde de Pozo Almonte, el Sr. Augusto Smith Marín en agosto del año 2004.
7.4. LA MUERTE DE JUANA PETISCO Una vez que Latrille partió a Huatacondo, Juana Petisco experimentó una especie de postergación social, distinguiéndose con una vida mucho más austera a la referenciada en tiempos en los que estuvo acompañada de Domingo. El cronista Collao ha dicho que ella vivió alejada del mundo social, porque se dedicó por entero a sus hijos, transformándose en una verdadera institutriz para su familia. Esa modestia y su espíritu religioso no le impidieron ser benefactora de los desamparados. Llegaría el día 30 de octubre de 1894, día en que falleció Juana. Ella era muy conocida en la pequeña ciudad, como fue de esperar su expiración causó conmoción. Citando al antiguo diario El Industrial de Tocopilla, el funeral se realizó el día 31 de octubre, fecha en que el féretro se instaló en las afueras de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen: “la marcha se emprendió por la calle Tocopilla143, tomando después por la de Caracoles144 y en seguida por la Nueve de Mayo145, seguido el carro mortuorio por numeroso y escogido acompañamiento y la banda de músicos que hacía oír sus mejores piezas fúnebres…”. El funeral culminaría su marcha a las 9:45 Hrs. cuando llegaba el carro mortuorio a la explanada del cementerio e inmediatamente fue descendido el féretro en brazos de amigos y su familia, conduciéndolo a la fosa que guardaría “para siempre los restos queridos de la filántropa y abnegada difunta”. Fue despedida en la puerta del cementerio por Máximo y Domingo Segundo Latrille.
Actual calle Prat. Actual calle Baquedano. 145 Actual calle 21 de Mayo. 143 144
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En el mismo periódico aparece la inserción de pésame por parte
del Director y propietario, expresando lo siguiente: “Fallecimiento en Tocopilla. El 30 de octubre recién pasado falleció en Tocopilla la apreciable señora Juana P. Vda. de Latrille, vecina antigua, querida y respetada de este puerto. Los actos de sus honras fúnebres y de su sepultación fueron muy concurridos por lo más caracterizado de la localidad. Enviamos a los miembros de su familia nuestro más sentido pésame por la irreparable pérdida que los aflige.” La dama peruana Juana Petisco, fallecía a sólo tres años después que Latrille. Según el recuerdo de familiares, fue una mujer respetada por su vinculación con Domingo y por ser parte de los orígenes de la ciudad. Esa misma connotación comunal llevó a que fuese una de las primeras víctimas del maremoto en ser auxiliada.
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Lamentablemente, no sabemos en dónde descansan sus restos en el Cementerio de Tocopilla.
Iglesia Nuestra Señora del Carmen, lugar de velatorio de Juana Petisco en los días 30 y 31 de octubre de 1894.
7.5. EL REGRESO A FRANCIA DE MÁXIMO ROQUE LATRILLE Máximo Roque Latrille Loustauneau, quien naciera con el nombre de Jean Roch Latrille Loustaunou en Pau en 1820, como hemos indicado, llegó a Valparaíso con su hermano mayor Dominique. En un hecho interesante, por lo demás curioso, Máximo Roque Latrille Loustauneau, regresó a su país natal, específicamente a la ciudad de Bordeaux. Es allí en donde fallece en una fecha que no ha podido hasta el momento ser determinada. Su ex compañera Juana Alvarado, la madre de su hijo, ya había fallecido al momento de regresar. En 1876, su hijo, Emilio Máximo Latrille Alvarado se casó con Mariana Cruz Quispe. Los hermanos Latrille Cruz, hijos de Emilio Máximo y Mariana, fueron nueve. Indudablemente que nos surgen muchas preguntas sobre la decisión de emprender regreso a sus tierras originales. En esa trama, guiados por documentos obtenidos en correspondencia con uno de los choznos de Máximo Roque Latrille Loustauneau, Marco Antonio Latrille, podemos inferir algunas respuestas.
En el caso de Máximo Latrille, tres años menor que Domingo, es muy probable que haya regresado por la soledad experimentada una vez que su esposa Juana Alvarado, con la cual tuviera un hijo, Emilio Máximo, falleciera.
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En primer lugar, era un hecho inusual que inmigrantes del siglo XIX regresaran a sus tierras de origen, porque era considerado como signo de vencimiento ante las empresas, de no perseverancia o bien de fracaso, además los costos del viaje eran onerosos.
Por otra parte, los negocios y las empresas de los hermanos Latrille no estaban marchando bien. Su hermano Domingo tuvo que vender su fundición de caleta Duendes, poco tiempo antes de marcharse a Huatacondo en 1871. En ese escenario, es posible que, antes de marcharse Domingo a Huatacondo, los hermanos hayan tenido serias desavenencias motivadas por sus problemas de negocios. Estas situaciones, además de lo alejado del poblado precordillerano, las comunicaciones no fueron las mejores y poco a poco se fueron desaviniendo los contactos familiares.
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Debemos mencionar lo turbulento del contexto político, social, económico vivido en tiempos de la Guerra del Pacífico. El ambiente minero de la región estaba sufriendo profundas transformaciones debido a los cambios políticos y financieros, además de las paralizaciones casi totales por el desarrollo de la misma conflagración. Posterior a la guerra, llegarían nuevos propietarios y nuevos consorcios a explotar las riquezas minerales. Las ciudades pasaban a ser parte del Estado chileno, entre ellas Tocopilla, Antofagasta, Mejillones, Calama, Iquique, Arica y Tacna, además de todos los poblados de la pre cordillera. Estos poblados y centros urbanos tuvieron que convivir con un violento proceso de transculturización conocido como chilenización.146 146 Campaña de fomento de una identidad nacional impulsada por el Estado chileno tras la Guerra del Pacífico vista la anexión de Tarapacá y Atacama a Chile, que significó a la postre un proceso de transculturación de las zonas ocupadas. El foco estuvo centrado en Arica, Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Mejillones, Calama y todos los poblados precordilleranos. Los ejes con los cuales el Estado chileno buscaba consolidar una identidad nacional homogeneizadora y así inculcar el sentimiento nacional y borrar deliberadamente todo rasgo cultural peruano y boliviano, fue la educación pública, el servicio militar obligatorio y el cambio de nombre de las calles. A lo anterior debemos adicionar el establecimiento de puestos fronterizos para controlar el tráfico y comercio hacia Bolivia y Perú, promoviendo a su vez la llegada de misioneros que “civilizaran” a la población aimara. Las políticas de chilenización en la población se mantuvieron durante gran parte del siglo XX y se enfatizaron durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Esta situación alteraba el statu quo que antes beneficiaba a los hermanos Latrille y sus proyectos mineros. Acrecentando este escenario hostil, debemos recordar una serie de acusaciones infundadas contra los Latrille, siendo la más severa las imputaciones de Benjamín Vicuña Mackenna que, en su libro Historia de la Campaña de Tarapacá, publicado en 1888, se refería a los dos hermanos Latrille como “sospechosos”, aumentando la hostilidad en las consideraciones de los nuevos líderes políticos y financieros de la zona, por haber hecho su fortuna bajo la bandera boliviana. Esta nueva y muy incómoda situación xenófoba tal vez pesó en su decisión de abandonar el país. Otro dato interesante lo obtenemos a través de una fotografía que hace algunos años enviara el primo de Eduardo Owen, el Sr. Alfredo Latrille Torres, abogado residente en Santiago. Es una imagen de Hilarión Daza, quien fue Presidente de Bolivia entre 1876 y 1879, es una fotografía especialmente dedicada a Máximo Latrille fechada el 30 de julio de 1879. En el reverso de la fotografía se menciona: “A mi querido amigo Máximo Latrille i recuerde su afmo. (afectísimo) i S.S. (su servidor) H. Daza. Iquique, julio 30. 1879.”
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Al revisar esta fotografía, y la connotación que de ella extraemos, podemos deducir que Máximo Roque (Jean Roch) regresó a Francia después de 1879 y que probablemente, el comienzo de la Guerra del Pacífico tuvo algo que ver con su decisión a abandonar el desierto de Atacama. A su vez, podemos interpretar, a la luz de todos los datos que los hermanos Latrille poseían muy buenas relaciones con el gobierno boliviano de aquella época y, por lo tanto, hubieran preferido que se mantuviera el statu quo, cosa que desde luego no sucedió.
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Anverso y reverso de la fotografía obsequiada por Hilarión Daza a Máximo Latrille en 1879: “A mi querido amigo Máximo Latrille i recuerde su afmo. (afectísimo) i S.S. (su servidor) H. Daza. Iquique, julio 30. 1879.” (Archivo de Alfredo Latrille Torres).
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CAPร TULO 8 SUCESORES
8.1. DESCENDIENTES ACTIVOS EN LA VIDA SOCIAL TOCOPILLANA La huella de los Latrille quedó impresa en distintas actividades sociales, políticas y económicas que realizaron sus descendientes en el periodo de transición en que Tocopilla, bajo administración boliviana, se transformaría en componente del territorio chileno.
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Una vez que el terremoto azotó con todo su poder en 1877, se hizo necesaria la reposición de una serie de propiedades mineras destruidas. Fueron inexcusables las ordenanzas de nuevas mensuras ante dos factores: la nueva geografía post catástrofe y la pérdida total de los archivos que contenían los dictámenes y decretos de concesión. Collao147 nos cuenta: “para recuperar estos dictámenes desaparecidos con el maremoto, era necesario que Pedro Ross, SubPrefecto de Cobija, ordenara la mensura, amojonamiento y posesión de las minas en referencia”. En el desarrollo de este proceso, además de regularizar legalmente los trámites, los propietarios designaron a don Guillermo J. Enmings como perito tasador, mientras que por parte del fisco boliviano fue nombrado Máximo Latrille Petisco. Un año después del horrendo maremoto en 1877, Máximo Latrille Petisco elabora un nuevo plano para la ciudad. Que, además de replantear y resituar los predios y propiedades afectadas por el tren de olas, surge un hecho que determinaría la historia urbana del puerto. La actual calle de Tocopilla se llama 21 de Mayo, pero post maremoto, poseía el nombre 9 de Mayo, en recuerdo a tan infausta tragedia de 1877. Por su parte, la actual calle Prat, en tiempos bolivianos (1843-1879) se llamó calle Tocopilla. Fue ésta última la principal arteria en el transcurso del siglo XIX. Pero por la destrucción que generaron los dos grandes terremotos y tsunamis, en 1868 y 1877, la población y los comerciantes fueron reacios a invertir y seguir funcionando en dicha calle. Era un riesgo 147
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tremendo y generó un recuerdo de terror latente por muchos años. Una cuadra más arriba, en forma paralela se encontraba la calle 9 de Mayo, una vez que Tocopilla fue anexada a Chile la calle cambió de nombre en homenaje al combate que aconteció en Iquique: 21 de Mayo. Cabe señalar que las calles del centro comercial de Tocopilla, y de equipamiento público, está determinado por las modificaciones que generó este maremoto, impulsado después por el nuevo plano que diseñó Máximo Latrille Petisco. Es decir, por este fenómeno se modeló lo que hoy conocemos. De hecho, en calle Tocopilla estaba el Municipio, la Gobernación, la gran Iglesia Nuestra Señora del Carmen, la Policía, grandes casas comerciales como Grace Line, además de la Iglesia Anglicana. Cerca estuvo el Correo y Telégrafos, el Viceconsulado Peruano, la Logia Masónica, el Club de la Unión e influyentes familias construirían sus pomposas residencias. Todo se trasladó una cuadra más hacia el Este, una cuadra más arriba.148 Máximo Latrille Petisco igualmente tuvo participación relevante en el área de la educación local. La Escuela Mixta Fiscal, instaurada por el Estado chileno, organizó sistemas de evaluaciones a los alumnos. De ello emanó un Informe de la Comisión Examinadora de la Escuela Mixta Fiscal.149 Lo significativo de este informe está en que resultaba ser el primero producido por la institución fechado el 10 de enero de 1884 y estaba firmado por Máximo Latrille, Juan C. Flores y el presbítero José Agustín Maldonado. El Estado chileno, como nuevo sostenedor de estos territorios constitutivos del actual Región de Antofagasta, requirió de Se ha podido establecer que el gran murallón existente en calle Barros Arana, desde Bolívar al norte, abarcando sectores de la actual Costanera Norte – Teniente Merino- fue modelado por el gran oleaje de dichos maremotos, los cuales en la actualidad se constituyen como un gran malecón que detendría la violencia de las aguas. 149 Collao, 2001: Pág. 84
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autoridades y funcionarios que estuviesen vinculados con los territorios y conocieran la zona. Por ello, en el cuadro de Autoridades y Funcionarios que servían en Tocopilla en 1885, figura como Director de Obras Públicas el ingeniero Máximo Latrille Petisco.150 Este nombramiento no estaría ausente de polémica, debido al reclamo de dos poderosos empresarios mineros, tales como los señores Carne y Knuckey, enviando oficios a la ciudad de Santiago argumentando tenazmente la impertinencia de Máximo Latrille Petisco en el nombramiento, en base a su procedencia boliviana, cuestionando además su título facultativo. 151 Las hostilidades hacia la familia Latrille no eran menores según el recuerdo de sus descendientes. Las autoridades en la ciudad de Santiago, en muchas ocasiones, quizás, se desentendían de las variadas acusaciones. Prueba de aquello es el ascenso que tuvo Máximo al asumir como Ingeniero del Distrito. Al poco tiempo renuncia al cargo, en su reemplazo asumió el señor Toribio Zobarzo.
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En ese escenario, en 1885, el Estado de Chile realiza un censo poblacional. Los preparativos del censo no fueron sencillos, porque los residentes tocopillanos, que figuraban como bolivianos, pasaban a ser extranjeros una vez que Tocopilla pasó a ser una ciudad chilena. Era curioso y complicado cambiar de nacionalidad aún sin moverse del poblado. Finalmente, el censo se realiza el 31 de agosto de 1885. En Tocopilla, colaboraron distintos miembros prominentes por encargo del gobierno nacional, para tales tareas, primó el nivel de alfabetización de los elegidos. Saber leer y escribir era una herramienta poderosa. Para cada uno de los “cooperantes” se asignaron áreas específicas para censar, en ese sentido para caleta Duendes, les tocó a los hermanos Domingo 150 151
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Bernardo Latrille y Juan Valentín Latrille. Pero la participación de Máximo Latrille no quedaría solamente allí. Sus óptimos desempeños hicieron que se le considerara a la hora de realizar la tasación del patrimonio de la ciudad en base a los requerimientos de la ley152. Collao nos cuenta: “En la sesión municipal del 27 de septiembre de 1892, el gobernador Pedro Pablo Benavides, explicaba a la sala que debía ir al nombramiento de la Comisión Tasadora de los bienes muebles e inmuebles del Departamento, en conformidad a la ley del 22 de diciembre de 1892”153. Para esos menesteres, se propuso el nombre de Máximo Latrille, como ingeniero, a Octavio Ceballos en representación de los comerciantes y a Domingo Chacón como procurador municipal. No obstante, por razones no identificadas surgieron las renuncias indeclinables de Latrille y Ceballos. Las polémicas no quedarían inanimadas. Porque estas mismas tasaciones, además de las sentencias del juzgado sobre las contribuciones de propiedad generarían malestar, quizá en la expresión de actos hostiles hacia los “bolivianos” Latrille. En diciembre de 1893, Máximo Latrille Petisco elevó a la Municipalidad una solicitud para que se rebajara la tasación de su pertenencia salitrera de Rica Aventura del Toco, porque a juicio de Latrille era exagerada. Después de un estudio se convino avaluarla en doscientos veinticinco mil pesos, facultando al tesorero para que hiciera la rectificación correspondiente en el Rol de Avalúos.
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La participación de los parientes de Latrille, asimismo abarcó el origen de entidades benéficas y de socorro recíproco. El 28 de octubre de 1894 se funda la Sociedad de Socorros Mutuos de Tocopilla que además del socorro recíproco buscaba proporcionar ilustración y bienestar. En los documentos fundacionales quedaba explicitado
lo siguiente: “cada uno de sus miembros debían ser personas de buena conducta y antecedentes honorables”. Del mismo modo, “para mantener relaciones fraternales en el seno de la institución, estaba prohibido a sus socios toda discusión sobre materias políticas y religiosas”. El primer presidente de la colectividad fue el Sr. Vicente Gallardo y secretario Antonio Ceballos, conjuntamente figuran como socios fundadores Domingo B. Latrille, Salomón. A. Márquez, Antonio Segundo Ceballos, Juan A. Barraza, entre otros.154 Una de las primeras labores fue la publicación de un periódico, el cual tuvo por nombre El Socorro Mutuo siendo su primera publicación el 18 de junio de 1898.155 En ese entusiasmo por pertenecer a distintas colectividades, Luis H. Latrille es nombrado presidente del Club de Gimnasia y Recreo de Tocopilla, fundado el 10 de octubre de 1894, considerado como el primer club atlético de la ciudad. El Club de la Unión de Tocopilla es fundado el 18 de septiembre de 1897. Este círculo social lo integraba la elite tocopillana de ese entonces: agentes salitreros y empresarios ingleses, alemanes, españoles y norteamericanos. Su primera directiva la compuso el salitrero Henry B. Sloman; el Gobernador, Eduardo Orrego; Francisco Basterrica y Mariano Cofré. Fue un club exclusivo pero, con el paso del tiempo, se irían integrando algunos comerciantes y personalidades públicas locales.
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La inauguración del Club, estuvo antecedida por una reunión de lineamientos a la cual asistieron, además del Gobernador, Henry Sloman, Joaquín Elizalde, Mariano Cofré, Adolfo Aránguiz, Max Índice departamental de las sociedades establecidas en Chile con autorización suprema o sea de aquellas que han obtenido personalidad jurídica (1904) Imprenta Cervantes, Santiago. 155 Collao, 2001. Pág. 124 154
Adelsdorfer, Carlos Carne, Manuel Fraile, Luis Lacalle, Francisco Basterrica y el señor Máximo Latrille. La comisión socios, compuesta por Luis Lacalle, Max Adelsdorfer y Máximo Latrille, quedó encomendada no sólo de la selección e invitación de los futuros miembros, sino también a cargo de la venta de acciones para el local del club. Por su parte, Máximo Latrille y Carlos Werner, quedaron encargados de redactar un reglamento interno.156 Estas actividades sociales correspondían a la pequeña elite local que, en el caso de los Latrille, era sustentada por sus actividades mineras. Iniciando el siglo XX, entre otros mineros, el nombre de los Latrille marcaba fuerte presencia y tradición con las minas Santo Domingo, La Africana, la mina Pedro León Gallo y la mina Sara. De la vida social, altruista y minera, Luis H. Latrille da un salto a la política, por ello decide postularse a la municipalidad en la elección del 23 de febrero de 1900. En la consulta de elección de representantes, obtuvo 128 votos, siendo elegido como 3º Regidor de la Municipalidad de Tocopilla. Nuevamente surgirían hostilidades xenófobas hacia la familia Latrille por su denominado “origen boliviano”. Latrille, al ser acusado como “boliviano” no estaría inscrito acorde a la ley en los Registros Electorales. Sus principales acusadores fueron Ignacio López y Carlos Cordil, ellos usaron como principal argumento que el edil Latrille era hijo de Valentina Parra, boliviana.
Estatutos del Club de la Unión de Tocopilla. Impr. Universitaria, 1939, Santiago.
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Para aclarar la situación, Luis H. Latrille González era hijo de Máximo Roque Latrille Petisco y de Rosalía González Rojas, de nacionalidad chilena. Su padre era el hijo de Domingo Latrille Loustauneau y de Juana Petisco Ramírez. Su madre era hija de José del Carmen González y de Nieves Rojas. Frente a estos
antecedentes, además de la connotación social de la familia, el regidor no fue depuesto, y fue nombrado seguidamente como 2º Regidor, por la muerte repentina de otro regidor. Éste interés por la política local, conllevó a que los vínculos familiares y políticos se fuesen estrechando. En julio de 1902157, se realizó otra elección para cargos municipales, y en ellos resultó electo Eduardo Owen con 170 votos. Owen había contraído matrimonio con Juana Isabel Latrille Almendares, el 6 de abril de 1903. Ella era nieta de Domingo Latrille. Owen fue elegido como 1º Regidor de Tocopilla. Como 5º Regidor fue elegido Luis H. Latrille. Prontamente algunos integrantes de la familia Latrille se harían parte del principal voluntario de la ciudad: la Compañía de Bomberos. En 1910, en la Cuarta Compañía de Bomberos España, que empuñaba el lema Patria y Trabajo tenía como Teniente 1º a José Latrille. En el Consejo de Disciplina figuraba Domingo Latrille.
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En la Sociedad Filarmónica de Obreros, José D. Latrille ostentaba dos cargos: Tesorero y encargado del Consejo de Disciplina. En la fundación del antiguo club Tocopilla Sporting, también entró en participación un Latrille: Abel. Quien fue destacado atleta. La agrupación fue originada el 20 de agosto de 1917 por efecto de la expectación de jóvenes y algunos profesionales que necesitaban encauzar sus vocaciones deportivas. La principal motivación estuvo ligada al desarrollo del futbol. En la primera reunión estuvieron presentes Abel Latrille, Eduardo Morales, Primo Canaletti, Manuel Vergara, Tito Steffoni, Hernán Cortés, Alejandro Valdivieso, Custodio Gómez, Armando Cruz, Segundo Assis, Raúl Zilleruelo, Guillermo Knuckey y Alberto Valdivieso. 157
Collao, 2001. Pág. 203.
De este grupo de hombres derivó la primera directiva, liderada por Knuckey. 158 El Club de Tiro Carlos Condell fue fundado el 3 de febrero de 1918, en el conglomerado de casas que existía en calle Prat, frente al Club de la Unión. Hallando posteriormente en el sector de la Piedra del Casamiento sus primeros lugares para la competición. Su primera directiva estuvo conformada por Honorindo Vásquez Santander como Presidente Director; Rosamel Ramos, vicepresidente; Julio Veas, como Secretario; Juan Jaña, como Secretario de Actas. Entre los otros directores estaban otras connotadas personalidades vinculadas al empresariado y a los servicios públicos, entre ellos Máximo Venegas, Alfredo Saavedra, Ismael Valenzuela, Pedro Muñoz, Ricardo González, Juan Muller y José Latrille Almendares.
Un caso que escapa al territorio tocopillano, pero aún así el vínculo se presenta, está referido a Mario Latrille Soto, nacido en Antofagasta el 8 de abril de 1910, voluntario de la 4º Compañía de bomberos. Ingresa a la Compañía el 2 de Junio de 1941, pero ante al llamado de De Gaulle parte a enrolarse en las filas de la Francia Libre, ingresando a la aviación. Fue en ese contexto en donde encuentra la muerte en el campo de batalla, el 28 de Diciembre de 1943. 158
Galaz-Mandakovic, 2012.
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Juan Owen, fue el Jefe de la oficina local de la Línea Aérea Nacional (LAN) ubicada en calle Bolívar. Estuvo a cargo de terminar de construir e implementar el aeródromo de Barriles por aquella aerolínea. Él era bisnieto de Domingo Latrille Loustauneau y nieto de Domingo Bernard Latrille Petisco. Eduardo Owen, el coautor de este libro nos dice: “la madre de mi padre, Juana Isabel Latrille Almendares, era nieta de Domingo Latrille Loustauneau”.
El cable de la Agencia Reuter señalaba lo siguiente: “El aviador chileno Héctor Mario Latrille, de una conocida familia, ha muerto en acción, combatiendo junto a la RAF,159 según informó el Embajador Sr. Bianchi. Llegó a unirse a las fuerzas francesa combatientes hace dos años y posteriormente transferido a la RAF, con la cual tomó parte en numerosas operaciones áreas”.160
La Real Fuerza Aérea (en inglés: Royal Air Force, abreviada como RAF) es la rama aérea de las Fuerzas Armadas Británicas y la fuerza aérea independiente más antigua del mundo. Sus orígenes nos remiten al 1 de abril de 1918 al fusionarse el Real Cuerpo Aéreo y el Real Servicio Aéreo Naval. Desde ahí la RAF ha tomado una parte importante en la historia militar británica jugando un elemental rol en la Segunda Guerra Mundial. 160 Archivo familia Owen.
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Héctor Mario Latrille, 1943. Bisnieto de Domingo Latrille
8.2. INGENIERO DEL DISTRITO En el año 1968 surgió el Comando Costero Tocopilla al Loa, agrupación de voluntarios que tenía como propósito la articulación de Tocopilla con Iquique a través de un camino que bordeara la fachada occidental de la Cordillera de la Costa. Se tomaba como referente la osadía de un Gobernador del Departamento de Tocopilla, el señor Juan Bautista Fuenzalida, quien en su deseo de informar sobre los duros parajes de la costa, sobre el recorrido y los potenciales beneficios, realizó en el año 1929 un viaje en caballo por la costa hasta el propio Iquique. Proeza que logró despertar el interés en todos los círculos sociales de la comuna. Ese tesón tomó mayor vigor en la década de 1970, constituyéndose como sueño colectivo. El 25 de marzo de 1942, en La Prensa de Tocopilla se recordaba la hazaña de Fuenzalida y nuevamente se explicitaba el sueño de articulación caminera. “Nosotros aferrados también al sentir de un gran sector de mineros, agricultores y en último términos hasta de los changos, esos humildes pescadores costeros, no hemos descuidado este asunto y cada vez que se presenta la ocasión damos alguna noticia sobre lo que ha se ha hecho y sobre las gestiones que de tiempo en tiempo continúan haciéndose.”161
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Recién en 1971, el Comando Costero lograba atravesar el río Loa, gracias a las gestiones realizadas por sus voluntarios que partiendo con palas y picotas, lograron unir Tocopilla con el coloso Iquique. Sin embargo, existe un antecedente sorprendente que nos despacha hacia el 31 de diciembre de 1888, cuando el llamado Ingeniero del Distrito, Sr. Máximo Latrille Petisco envía a la Gobernación del Departamento un documento expresando un proyecto vial que repercutiría en el enlace entre los citados puertos. Cincuentaicuatro años después, La Prensa de Tocopilla, frente al 161
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hallazgo de este proyecto, señalaba: “el ingeniero de memorable recuerdo en esta zona, hace resaltar la importancia de esa necesaria vía caminera, en una época en que no había automóviles y eran las reinas de los caminos las acémilas que sus nobles patas contribuían a ir formando la ruta del progreso”.162
La Prensa de Tocopilla, 25 de marzo de 1942
En la exposición de la idea vial propuesta por Latrille, llama la atención la critica que realiza éste hacia el Estado, en cuanto al descuido y dejadez en la apertura y mantención de caminos: “Sobre caminos y vías públicas (…) en todo tiempo han sido completamente descuidada a tal extremo que puede aseverarse de que todas la vías de comunicación que surcan el Departamento, han sido abiertas y costeadas, única y exclusivamente por la iniciativa privada”.163 La acción de los intereses privados que habían asumido las obligaciones del Estado es valorada por Latrille. “Por más que la actividad de los empresarios de minas hayan ejecutado verdaderas proezas abriendo caminos para el fácil transporte de sus productos, esa actividad ha debido circunscribirse especialmente a las faenas que se trataba de poner en contacto con los embarcadores de la costas, quedando zonas enteras privadas de comunicación y por consiguiente, vírgenes…”. 164
La Prensa de Tocopilla, 25 de marzo de 1942. Pág. 5. Citado por La Prensa de Tocopilla, 25 de marzo de 1942. Pág. 5. 164 Ibídem. 162 163
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La incomunicación con muchos villorrios de pescadores que existían al norte de Tocopilla, era de pronto mejorada por senderos que penetraban al interior del Departamento. Muchos de
ellos fueron abiertos en épocas indeterminadas por el tráfico paciente y rutinario de la arriería.
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Para realizar esa propuesta, Latrille tuvo que consumar una exploración in situ de los territorios desconectados. En ese sentido descubrió caminos troperos hasta la desembocadura del río Loa, caminos marcados por las mulas y burros que merodeaban el sector. Máximo señalaba: “han sido abiertos muchos caminos por el tráfico de acémilas y algunas porciones de su trayecto han sido objeto de mejoras por los empresarios que han trabajado las estinguidas huaneras de Paquica, las aguada de Mamiña o las mina de oro de Huaichan”. El resto, eran territorios camineramente vírgenes. Contribuía en ello el abrupto farellón costero que tornaba totalmente inaccesible vastos sectores del litoral.
Quebrada de Mamilla y la presencia de una importante aguada que permitió el tránsito, ayudó a la minería y también fue importante para el abastecimiento de Tocopilla. Fotografía de 1917.
Latrille, hasta antes de la desembocadura del río Loa, identificó los puntos más complejos: el mal Paso de Año, paso Mamiña, el de la Aguada y el paso Paquica. En ese escenario, le preguntaba al Gobernador: “¿Convendrá hacer algún sacrifico pecuniario para mejorar el camino? ¿La región que recorre tiene, acaso, bastante importancia para demandar ese gasto? No vacilo en contestar afirmativamente ambas preguntas”. 165 Latrille urdía una advertencia llamativa, referida a que muchos hombres, exploradores, buscones, entre otros, se lanzaban hacia estos territorios: los de Tocopilla hacia el norte y los de Iquique hacia al sur a través del costa. “Consecuencia de esta imprevisión funesta, es el sin número de desgraciados que perecen de necesidad, y cuyos cadáveres insepultos, sirven como de lúgubres linderos a los que siguen sus huellas para alcanzar así el mismo triste fin”. 166 Era evidente que el llamado se refería a evitar muertes, las que no eran exiguas. El camino expedito, asegurado, evitaría luctuosos hallazgos de cadáveres. Del mismo modo, el llamado a usufructuar de las aguas del río Loa y de aguadas intermediarias era un punto clave. Latrille continuaba afirmando que: “independiente de esta poderosa razón de humanidad, concurre para habilitar esos caminos otra no menos importante y es la de abrir toda una inmensa región a la investigación de la ciencia.”.
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Además de cobre, las minas de oro en especial de la mina Huainchan, no quitaba la posibilidad de existir otras minas de oro, por ello el llamado del ingeniero era abrir el espacio para la exploración de científicos que pudiesen realizar dichos hallazgos. En estas consideraciones viales, además de buscar un impacto económico que redundara en proyectos de progreso, redundaría en la vinculación con puertos altamente emergentes como Iquique y
Antofagasta.
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Latrille también realizó exploraciones hacia el sur de Tocopilla y hacia el sector de Quebrada de Barriles para así identificar los puntos críticos, para mensurar tramos inaccesibles y elaborar propuestas de habilitación y reparación como así también para identificar aguadas. Todas sus propuestas culminaban con cotizaciones.
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Expediciรณn a Mamilla realizada en 1917 siguiendo los pasos indicados por Latrille.
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La comitiva en la vertiente de Mamilla, 1917.
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CAPร TULO 9 IMPRONTA
En esta investigación se ha entrelazado una historia genealógica y el devenir de los principales antiguos puertos bajo bandera boliviana y que hoy corresponden al actual norte chileno por efecto de una guerra capitalista minera. Por sobre todo, es la historia de los orígenes de Tocopilla en cuanto a centro urbano e industrial, emergente poblado gravitante para una diversidad de colectivos migrantes. Es en cierta medida la inscripción del contexto europeo en la historia sudamericana de la costa del Pacífico. Del mismo modo, ésta historia de la costa del Pacífico sur, se inscribe en la historia europea. Fueron las migraciones de otros continentes que a modo de colonización, dejaron una impronta y de una u otra forma, por una diversidad de sentidos y escenarios, marcaron los derroteros para las actuales ciudades chilenas.
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El impulso dado por los inmigrantes al comercio de minerales fue a la postre el moldeamiento que vivieron los puertos en cuanto al inicio de procesos de industrialización y mecanización. Proceso paralelo también a la mercantilización y exteriorización de una riqueza natural fruto de la defecación de aves en los roqueríos e islotes por la zona de Mejillones, vitales para la agricultura europea. El rol de los jóvenes hermanos Latrille es relevante en cada uno de los sitios, caletas, puertos y ciudades que visitaron. Es por ello que los movimientos atestiguados tanto en Mejillones, Cobija, Tocopilla, en el sector El Toco y los vastos tramos del desierto de Atacama, configuran la imagen de una impronta, de una propulsión comercial, minera, exploratoria, industrial que no sería superada. No sólo en lo económico e industrial destacaron los hermanos Latrille, porque como demostramos la figura de Domingo en el poblado de Huatacondo es distinguida dentro de la sociabilidad como una autoridad marcada por cierta moralidad profesada por un senil liderazgo. Existiendo antecedentes que involucran a Latrille con estrategias de soplo militar en un
contexto bélico. Lo señalado por estos inmigrantes franceses en Tocopilla, fue la antesala para un escenario económico pujante y migracionalmente centrípeta: un puerto de confluencia de colectivos migrantes tanto de capitalistas, comerciantes y mano de obra que allegaría desde los finales del siglo XIX. Porque desde estos señalados períodos la economía tocopillana adquiriría su florecimiento gracias a los flujos económicos generados por la explotación del cobre y salitre y el porteo consumado en Tocopilla. Por efecto de estas actividades, se inicia un proceso significativo: las grandes compañías internacionales recalarían en pomposidad en Tocopilla. Entre ellas Folsch & Martin, Anglo Chilean y Nitrate Agencies, todos ellos capitales de origen inglés. Ésta era una ciudad de un viviente impulso económico, en la conexión vigorizada con el capitalismo mundial a través de la mercantilización de las riquezas naturales. Se advertía un rasgo multinacional, tanto por la diversidad de sus habitantes y el múltiple arribo de decenas de veleros ansiosos por el salitre.
En aquel entonces, en principios del siglo XX, existían alrededor
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Esta conexión comercial con Europa colaboró con la llegada de muchos otros europeos conformando una ciudad diversa. Los inmigrantes establecieron grandes colonias: italianos, griegos, alemanes, norteamericanos, eslavos y españoles. No sólo dominaban las actividades mercantiles, sino que también dominaban la vida social. La antigua caleta Duendes además de los sectores del Pueblo Bajo y Algodonales, se transformaron en escenario de una serie de organizaciones sociales, Mutuales de Socorros, sociedades benéficas, Compañías de Bomberos y una variedad no menor de clubes deportivos, políticos, religiosos y artísticos.
de 5.000 habitantes167 168, pero se presentaban dos segmentos fuertemente distanciados en la localidad: uno marcado por la elite, constituida inicialmente por europeos salitreros, dueños y mercaderes de minas de cobre y comerciantes -dando paso en la posterioridad al enlace con chilenos que se conectaron con esa elite a través de las actividades productivas- y otro grupo al opuesto: el sector obrero. Este último compuesto por pirquineros, gañanes, pescadores, lancheros, estibadores, cargadores, empleados particulares, etc. Ambos grupos estaban distanciados por un gran abismo social y cultural. La elite de Tocopilla admiraba “lo europeo”. Usualmente, gesticulaban, vestían y hablaban a la usanza inglesa o francesa. Ellos formarían encapsulados conjuntos de tertulias y asambleas sociales, en donde el linaje determinaba todo en conjunto con la riqueza y posesiones mineras acuñadas en el transcurso de los años. Sin embargo, en el otro sector, el obrero se ungía con el analfabetismo y la embriaguez, en la estigmatización unida a la violencia que conllevaba supuestamente la pobreza. Varios de estos arribaban desde el sur “enganchados” para ocuparse en las minas de cobre u oficinas salitreras, sus hogares al pie de los cerros tocopillanos169 eran verdaderas pocilgas y cuchitriles insalubres, sin agua potable y con pozos negros sin cegar. Lugares con altas tasas Cifra hallada en los Arch. Gobernación de Tocopilla, expresada en múltiples apreciaciones del gobernador Víctor Gutiérrez, quien ejerció el cargo desde 1901 hasta 1917. A modo de ejemplo, en un oficio Nº 2, del 23 de marzo de 1908, dirigido al Intendente de Antofagasta, menciona en reiteradas ocasiones la cifra aproximada de 5.000 personas. Pero a su vez, cuestionaba los censos debido que “no median la vasta población flotante.” y no consideraba a los ilegales o “no registrados”. 168 El primer censo realizado en Tocopilla en el año 1885, la ciudad contaba con 1.816 habitantes. Una cifra que era doblada por la suma de las poblaciones de Cobija, Gatico y “algunas minas”, llegando al guarismo de 2.382 personas. 169 Entre estos sectores podemos citar Pampa Este, Ciudad Perdida, El Salto, Huelles Tres Puntas, Villa Esmeralda, los llamados barrios obreros, caracterizados por la insalubridad y pestilencia.
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de infección y de alta muerte infantil. Eran dos ciudades en una. De pronto la nacionalidad de los habitantes, traía como efecto la segregación urbana.
Fotografías siguientes: muestras del florecimiento urbano, mecánico, comercial, migracional y económico en la primera y segunda década del siglo XX.
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Con el descubrimiento de los salitrales en el sector llamado El Toco, en donde los hermanos Latrille tuvieron destacada participación en la segunda mitad del siglo XIX, el puerto tocopillano consagraría su vocación en la exportación de salitre. Fue declarado por Bolivia como Puerto Menor en 1871 y luego, como efecto de la Guerra del Pacífico, pasa a integrar el territorio chileno: el 22 de mayo de 1879. Debido al impulso dado por la explotación de salitre y la industrialización de su extracción, traslado y embarque, el Estado chileno la declara como Puerto Mayor en 1880.
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En la primera década del siglo XX, Chile se disponía a celebrar su primer centenario y para ello se ordenaron diversas actividades deportivas, sociales y culturales, de las cuales la ciudad de Tocopilla también participó a modo de consolidar el proceso de chilenización en los llamados nuevos territorios. Entonces, este pequeño puerto otrora boliviano, se transformaba en un polo bullente, con una fuerza de atracción o gravitación para diversos grupos sociales y étnicos interesados en prosperar monetariamente, como así también en grupos interesados en huir de sus hostiles contextos de origen marcados por la guerra, especialmente desde Europa. Ese proceso de gravitación que ejerció Tocopilla no fue más que el resultado de lo que, de una u otra manera, nos remite a los hermanos Latrille y sus actividades mineras. He allí su consideración como fundador de la ciudad, quizás en la consideración consuetudinaria de “un” hecho. Aunque insistimos en que por fundación debemos entender el proceso, más que un hecho concreto. Por ello, la familia Latrille es un eslabón dentro de un transcurso originado hace miles de años. Son los actores relevantes en los cuales se suman otros personajes relevantes también en la historia de la minería como Zenón Urbistondo y sus socios, del mismo modo tantos otros mineros, pirquineros y changos, que entre todos son los actores del proceso “fundacional” de la conexión comercial con Europa a través de la explotación minera. Interesante es apuntar que Institution of Engineers and Shipbuilders in Scotland, publica un libro en el año 1893 denominado Transacciones, en donde indica un interesante dato:
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“Los depósitos de caliche de Toco fueron descubiertos en el año 1856 por un francés llamado Domingo Latrille, el dueño de las minas de cobre importantes
en la costa de Bolivia y uno de los fundadores de la ahora floreciente puerto de Tocopilla”.170 La anterior cita da cuenta que siete años antes que acabara el siglo XIX, la imagen fundacional e industrial asumida por los tocopillanos e investigadores extranjeros del siglo IXX, estaba consolidada. Expresión de una connotación social que fue paralela a sus actividades económicas. He allí un elemento clave: la percepción social generada en vida. El re-conocimiento de sus pares industriales en cuanto a sus labores realizadas en Cobija, Mejillones, Tocopilla, El Toco, en el Salar del Carmen, son los ejes medulares en la construcción social de una imagen latrillana. Actividades que por lo general fueron exitosas, demostrando un notorio nivel de emprendimiento. Ya hemos demostrado, por ejemplo, el rol que tuvo Latrille en la mensura inicial, primigenia, considerada fundacional para estos territorios, además de ser el primer corregidor de la ciudad. El encargado de formalizar y controlar los usos espaciales. Desde allí ha resultado una memoria y un estructural homenaje a través de un liceo en su nombre, una población, un gran complejo deportivo y la consolidación en la década 1950 de una fecha conmemorativa: considerar el 29 de septiembre como la fecha fundacional del puerto.
Institution of Engineers and Shipbuilders in Scotland (1893). Nº 36. Pág. 54. La citada ley detallaba que en el transcurso de este feriado: “Los empleadores y patrones pagarán a sus dependientes el suelo o salario correspondiente al día que se declara feriado por la presente Ley.” 170 171
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Sobre este último punto conmemorativo, un antecedente importante nos remite al 1943, año en que se celebró el Centenario de Tocopilla, implicando que gracias a la ley Nº 7.709 se decretara feriado legal para el 29 de septiembre de dicho año.171 A su vez, se autorizaba al Presidente de la República Juan Antonio Ríos a destinar cuantiosas sumas de dinero destinado a la construcción de
significativas obras públicas. Construcción de un edificio para oficinas públicas Construcción de un edificio en que funcionarán la Cárcel y el Juzgado, y de otro para el Cuerpo de Carabineros Habitaciones para obreros a través de la Caja de la Habitación Popular
$ 1.500,000 $ 2.000,000 $ 3.000,000
A saber de todas estas medidas, curiosamente nueve años después, recién en la sesión municipal del 24 de septiembre de 1952, siendo alcalde Leopoldo Barrientos, (22 de mayo de 1950 al 16 de mayo de 1953) el ex regidor y ex primera autoridad comunal Iván Merino (20 de Septiembre de 1947 al 23 de Julio de 1949) se propuso celebrar anualmente el día de la fundación de la ciudad. Se acordó en esa reunión el embanderamiento de la población, una retreta extraordinaria en la Plaza Condell y nombrar una comisión que estudiará las bases para un concurso sobre el escudo de Tocopilla.
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A pesar de algunas inexactitudes de la fecha (el 29 de septiembre de 1843 fue día viernes, no domingo) desde 1952 se conmemora cada año con desfiles, discursos, homenajes, festividades sociales, artísticas, deportivas y recreacionales. En aquellas celebraciones, la figura de Domingo Latrille adquiere la centralidad absoluta. Como icono de confluencia ciudadana, como icono de un proceso sociológico que hace que toda la ciudad necesite remitirse a sus orígenes para, supuestamente, definirse en el presente y proyectarse hacia el futuro. Es la expresión de la tocopillaneidad elemento de arraigo y melancolía para el tocopillano residente y también para el emigrante. Quizás la fiesta, el ritual comunal y la necesidad de una fecha para celebrar, es el intento de utilizar el presente como prueba de nuestro pasado. Esto quiere decir que cuando se realiza un ritual local toda la sociedad está orientada hacia el acontecimiento centralizador de esa ocasión, con la colectividad que detiene o cambia radicalmente
sus actividades. Un indicio típico de esa centralización y consecuente sincronía de actividades es que los rituales implican siempre un abandono u “olvido” del trabajo, porque sus días son prácticamente feriado local de facto. Surge cierta la mitología basada en una estructura psicoanalítica, la ciudad de Tocopilla se ha configurado como la Madre, como la madre del viento. Así lo ha asumido la ciudadanía contribuyendo en ello el himno de la ciudad creado por Jorge Mella y Alberto Carrizo. Tocopilla, madre del viento, Terruño tallado en la pampa. Tus mujeres, el pique y los muelles fecundarán tu nombre hasta siempre Es indudable esta percepción de maternidad frente a los usuales vientos y terrales de la zona costera local, es una expresión de identidad geográfica y eológica. Igualmente en la consideración de femineidad atribuida a la comuna. La ciudad como una trama retórica de protección y fecundidad.
Al hablar de esta estructura de “familia” –tradicional o conservadora, sin duda- es parte de un mito con características edípicas. Ha sido esta figura de padre, la que estuvo ausente por décadas. No obstante, su reivindicación en tanto icono comunal, supuestamente, ha venido a rescatar lo que Latrille vino a decirnos, qué es lo que había que hacer en un contexto de colonialismo
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Ésta estructura quedaría incompleta sin considerar a los hijos e hijas, a los habitantes de la ciudad que requieren y precisan a modo de confirmación y arraigo local, la exaltación de la figura del patriarca. La triada estaría completa asumiendo a Latrille como el padre. Siendo este reconocimiento oficial tardío, como resultado de la perspectiva historiada de un personaje.
económico, cultural, religioso y político del siglo XIX. Este padre, en una mirada eurocéntrica, capitalista y colonialista hasta con atisbos raciales, ha sido considerado comunalmente como el que vino a instruir, a dar modelos de conducta y celebrar “progresos del hijo”. Latrille, que nunca fue ingeniero, representa la figura paterna, la idea de esfuerzo, de hazaña, de tesón, la centralización de autoridad, del iniciador, del líder comunal, tal como lo representó también para Huatacondo. Todas estas percepciones simbólicas se palpan en los discursos, canciones, poemas, artículos de opinión en revistas locales, etc. Cruzándose lo mítico y lo histórico. Ya hemos indicado lo que escribió Francisco Riso Patrón en 1890 cuando reseña la estampa de Latrille en Huatacondo: “allí la primera autoridad es el venerable anciano señor Latrille, quien atiende a los habitantes como a sus hijos, estimulándoles al trabajo con sus consejos y con su ejemplo; es en ese punto el médico, el boticario, el confesor, en una palabra, un verdadero padre, de donde nace el amor, el cariño y respeto que le profesan. Es un patriarca moderno, al servicio de su tribu...”. Mostramos también el paternalismo sanitario de Latrille a la hora de la peste en 1869.
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Entonces, evidenciamos un poder omnímodo, la supervigilancia simbólica, en una especie de figura panteísta, porque los fundadores están en todas las cosas que nos remite al pasado, al origen de la ciudad. Pero también cabría preguntarnos en qué medida operó el fenotipo o la apariencia física de un hombre blanco que llegó a lugares de gente distinta, de otro color de piel, en una época de racismo científico y darwinismo social. O bien, qué tipo de acciones permitieron a Latrille utilizando el imaginario de su época, aquel que hablaba de la supuesta superioridad europea para adjudicarse un liderazgo local. La consagración de Latrille como figura histórica, está dada. Por ello, su vigencia y memoria se imprime infinitamente en el devenir de una ciudad costera llamada Tocopilla que año a año renace en
un 29 de septiembre, evocando la figura ritual de un joven francés acompañado de su hermano menor que allegó a tierras bolivianas, que por efecto de una guerra capitalista minera, se transformaron en chilena el 22 de marzo de 1879. Franceses acusados de bolivianos en territorios ahora chilenos. Una memoria trinacional, una historia transfronteriza que nos remite necesariamente a la re-unión y diálogo de los pueblos vecinos para superar las ajenas rencillas capitalistas del egoísmo y despojo de los recursos naturales.
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Damir Galaz-Mandakovic, Tocopilla- Rennes. Eduardo Owen Palma, Sydney.
ANEXOS 1. UNA CARTA Carta escrita por Juan Valentín Owen Latrille desde Antofagasta a su nieta Lucy Grace Owen Mena que reside en Sydney, Australia. En ella contesta algunas preguntas sobre el origen de las familias Owen y Latrille.172 “Recordada nieta: ¡Qué alegría ha sido para mí tu carta con el inconfundible sabor a lo extranjero! Me imagino que has necesitado pensar con un idioma para escribir con otro, cuyo resultado conlleva la gracia en el contenido de lo que te escriba, máximo, si en tu caso hay sangre de habla inglesa, francesa y española, que debe haber causado problemas cuando tuvieron que desarrollar los lenguajes distintos que debieron practicar. Los Latrille, por ejemplo, llegaron de Pau, de los Bajos Pirineos de Francia, debieron tener dificultades cuando se instalaron en Cobija desde donde desarrollaron todas sus actividades, entre muchas: Descubrieron el salitre, el guano rojo en Mejillones, variadas e importantes minas de cobre. Fundaron el puerto de Tocopilla. Construyeron el Ferrocarril de Tocopilla al Toco, obra de ingeniería considerada una de las más difíciles de Sud América.
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Don Domingo, el jefe de cuatro hermanos, contrajo matrimonio con la dama de la nobleza vasca residente en Lima, Doña Juanita Petisco y entre varios hijos tuvieron a Domingo Bernardo, quien se casó con Doña Gregoria Almendares, de origen vasco, dando a luz, entre otros hijos, a Juana Isabel Latrille Almendares, tu bisabuela. Los Owen, galeses de sepa, llegaron a Chile compuestos por una familia formada por John Owen Price y Doña Anita John Bates. Se ubicaron en 172
Carta escrita en 1980.
Concepción y después en Guayacán, en la Provincia de Coquimbo, dedicándose al tratamiento de minerales. En Tocopilla se conocieron Owen Edward Owen John y Juana Isabel Latrille Almendares uniéndose en matrimonio del cual nacieron Eduardo, Ana, Kenneth (fallecido a los 4 años), Juan y Olga. Eduardo no ha tenido hijos y Juan, casado con doña Digna Palma González, ha continuado el apellido Owen con Juan, Owen Eduardo y Lilyan, que son los únicos Owen de toda la generación. De ellos vienen los Owen Larraín, Owen Mena y Vanetti Owen. Las características de los Owen, blancos, rubios, colorines, ojos azules, mientras que los Latrille, trigueños, ojos café, regular estatura, salvo algunos similares a las abuelitas Juanita y Gregoria que eran altas, blancas y Gregoria colorina, de tal suerte que no sería novedad que en algún ciclo generativo en la línea Owen puedan aparecer estos rasgos. Te abraza tu abuelo. Juan Valentín Owen Latrille. Perdona la letra, estoy practicando de nuevo.173
173 Juan Valentín Owen Latrille había sufrido su primer infarto cerebral del cual se estaba empezando a recuperar al momento de escribir la carta. 174 Eduardo Owen Palma ubicó los registros de nacimiento de Owen Eduardo Owen John (padre de su padre, Juan Valentín Owen Latrille, y su abuelo) y sus cinco hermanos y estos demuestran que los nombres de los padres de Owen Eduardo Owen John eran John (Juan) Owen Davis y Anne (Ana) John Price, y que ambos eran “ingleses”, término genérico usado en aquella época para describir a todos los que provenían del Reino Unido, y que a su vez, Owen Eduardo Owen John nació en Guayacán (Coquimbo) el 21 de marzo de 1870.
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A continuación la abuelita Digna agregó lo siguiente: Tu bisabuela Juana Latrille era bajita, delgada, ojos grandes negros, facciones finas. Cuando vengas a Chile, verás las fotos, son gruesas y pesadas para mandarte. Tu papi salió tan alto porque mi papá fue muy alto, el bisabuelo Owen era bajo”.174
2. ¿TUVO DESCENDENCIA DOMINGO LATRILLE EN HUATACONDO?
Doña Beatríz Latrille González, hija de Máximo Roch Latrille Petisco, nieta de Domingo Latrille Loustauneau.
Doña Máxima Chávez, matriarca de una antigua familia huatacondina.
Doña Julia Beatríz y doña Máxima tenían aproximadamente 90 años al momento que fueron tomadas estas fotografías.
El cambio de residencia hacia Huatacondo por parte de Domingo Latrille, siguiendo quizás a una mujer originaria de ese pueblo precordillerano, es muy posible también que, adicionalmente y como lo han indicado algunas fuentes documentales, bibliográficas y familiares, haya tenido problemas con sus negocios y esto también haya contribuido a su motivación para partir.
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Igualmente es posible que Domingo Latrille, quién tenía alrededor de 53 años de edad cuando llegó a Huatacondo, haya vuelto a ser padre en aquel pueblo, a pesar de que ninguno de los descendientes de las familias más antiguas de ese lugar lleva el apellido Latrille. En agosto de 2006 nuestro amigo tocopillano Daniel Chirino Suñer visitó el pueblo de Huatacondo, conversó con muchos de los residentes, obtuvo un sinnúmero de fotografías del lugar y de
algunos de sus habitantes. Entre los habitantes estaba doña Máxima Chávez, quien, según el relato de Chirino, parecía no estar muy dispuesta a conversar acerca de sus ancestros, todos huatacondinos. Una vez que las fotografías se difundieron entre los descendientes, al menos las que correspondían a doña Máxima, el primo de Eduardo Owen, Alfredo Latrille Torres (tataranieto de Domingo Latrille, bisnieto de Máximo Roque Latrille Petisco) nos comentó que varios familiares quedaron impresionados por la similitud de muchos de los rasgos faciales de su tía-abuela, doña Julia Beatríz Latrille González, con los de doña Máxima. Desde luego que el rostro de doña Máxima ha estado expuesto al sol y las brisas precordilleranas por ello se ve más curtido. No obstante la similitud fenotípica sigue llamando la atención en los descendientes. Otro dato curioso está referido a su nombre: Máxima. Denominación de mujer que no es muy común en Chile, a su vez el nombre Máximo era un nombre muy querido para Domingo Latrille. Su hermano menor, Jean Roch, que llegara con él a Valparaíso, había adoptado Máximo como su primer nombre de pila en español. También, Domingo le dio ese nombre al tercer hijo que tuvo con Juana Petisco Ramírez.
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¿Es doña Máxima una de las descendientes de Domingo Latrille?
3. EL BUSTO ERRADO
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Cada 29 de septiembre en la Plaza Condell se rinde homenaje al fundador de Tocopilla. Es allí en donde, a los pies del odeón neoclásico, se ubica un monumento en consideración a Domingo Latrille Loustauneau. No obstante, esta obra manual no tendría relación con la imagen del rostro que se ha manejado respecto al homenajeado. En palabras de su descendiente Eduardo “…no se parece en nada al agasajado”. Juzgando por las fotografías a nuestro alcance, el parecido va más por Máximo Roque Latrille Petisco, tercer hijo de Domingo Latrille y Juana Petisco. Evidencia de aquello es la forma de la cara, la nariz, el bigote y, especialmente el pelo partido al centro, hacen patente el error. Eduardo señala que el otro monumento de Domingo Latrille que existe en Tocopilla, el cual queda frente al Liceo que lleva su
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nombre, se parece mucho más a su tatarabuelo. El equívoco del escultor es evidente y lo atribuimos a la desinformación en cuanto al uso de una fotografía errada.
Las imágenes son elocuentes y el error es patente. Gana en cercanía la imagen de Máximo, el hijo. Contribuye en ello los bigotes y el peinado tan particular. En la placa podemos leer: “Domingo Latrille Fundó Tocopilla el domingo175 29 de septiembre de 1843 a las 11 horas. Norgener S.A. entrega este monumento con ocasión de la inauguración de la central termoeléctrica Nueva Tocopilla. Este acto se realiza siendo Gobernador Provincial el Sr. Pedro Valdés Fernández y Alcalde de Tocopilla el Sr. Aleksander Kurtovic Ruíz. A la Comunidad de Tocopilla. Julio – 1995”
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Coincidimos con la apreciación en cuanto a que el busto que está frente al Liceo es más parecido: la frente es la misma, claro que un poco más arrugada. Y es probable que posea la imagen de un Latrille ya anciano, por la escasez de pelo. De todas maneras, este último busto es al cual se le rinde homenaje el día 29 de septiembre, justo antes del desfile comunal.
En los inicios de este trabajo, ya hemos señalado que en realidad el 29 de septiembre de 1843 fue viernes y no domingo. 175
4. UBICACIÓN DE TUMBA DE DOMINGO LATRILLE EN HUATACONDO, 2004. El 11 de agosto el Alcalde de Pozo Almonte, señor Augusto Smith Marín, le comunica a Eduardo Owen, respondiendo a una consulta, que ha ubicado la tumba de Domingo Latrille en el Cementerio de Huatacondo. Por muchos años la tumba del Fundador de Tocopilla no había podido ser ubicada.
A comienzos de agosto de 2006, después de repetidos intentos, Daniel Chirino Suñer, Relacionador Público de CODELCO y miembro de una antigua familia tocopillana, quien a través de los años ha demostrado un gran interés en Domingo Latrille, su vida y su obra, logra ponerse en contacto con el Relacionador Público de la Alcaldía de Pozo Almonte quien le informa, entre otras cosas que ellos pudieron ubicar la tumba de Domingo Latrille
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Vista lateral de la tumba de Domingo Latrille.
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Loustauneau en el Cementerio de Huatacondo gracias a la información proporcionada por los más antiguos habitantes de la comunidad huatacondina. Sin embargo, otros habitantes afirmaron que los restos de Domingo Latrille Loustauneau fueron “sacados de la tumba por un miembro de la familia, y fueron llevados a Tocopilla en donde fueron sepultados hace 30 ó 40 años” Este hecho, según los lugareños, fue realizado en completo secreto.
En 1846, es decir, tres años después que Latrille realizara los trabajos de geomensura, el Estado de Bolivia instaura el Cantón de
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5. LA CASA DE PIEDRA
Tocopilla dependiente de Cobija. Para ese objetivo se construyó una casa completamente de piedra canteada, con muros trapezoidales citando a la arquitectura inca, (condición que permitió resistir dos fuertes maremotos y media docena de terremotos). El último boliviano que tuvo a su cargo la subprefectura fue Manuel María Abastos, quien tuvo que firmar su sometimiento a los invasores chilenos al mando de Juan Williams Rebolledo el 22 de marzo de 1879. El oficio de Manuel María Abastos, como respuesta a la toma de Tocopilla, indicó lo siguiente: “Señor: He recibido su oficio fecha de hoy, en que me comunica Ud. que por orden de su Gobierno debe ocupar transitoriamente este puerto hasta su frontera Norte, pudiendo quedar en el ejercicio de sus funciones los empleados de los diferentes ramos de la administración pública. Cábeme decir que no teniendo más fuerza armada que cuatro policiales de sable, no puedo poner resistencia alguna a la determinación consignada en la nota que contesto, apoyada en la fuerza de cuatro vapores, dos de ellos de poder. Y me limito, a este respecto, a protestar enérgicamente del ataque tan violento, arriando el pabellón de la república en el momento de entregar este oficio al comisionado por Ud. Por lo que toca a los funcionarios públicos del ramo civil, ellos han manifestado su coacción desde este momento, adhiriéndose a la protesta que dejo hecha. Dios guarde a Ud. Manuel María Abastos al señor Comandante de la Escuadra de Chile.176
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Tras los años fue ocupada como una cárcel, porque en su interior había dos celdas, las que fueron visitadas por delincuentes considerados como de baja condición, quienes le denominaron como piojera. Citado por Vicuña Mackenna. Estos documentos militares están disponibles en la web www.laguerradelpacifico1879.cl 176
Vicuña Mackenna177, cita al diario El Ferrocarril del 28 de enero de 1879, en donde se señala la existencia de esta cárcel o mazmorra en que se encerraba en Tocopilla a los chilenos y que éstos conocían con el nombre de “el pulguero de Tocopilla”.
177 Vicuña Mackenna, 1880. Campaña de Tarapacá. Tomo I. Rafael Jover, editor. Santiago de Chile 178 Vicuña, 1880: Pág. 47.
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Vicuña Mackenna apunta: “…uno de nuestros amigos del Blanco Encalada nos ha relatado algo sobre el pulguero boliviano de Tocopilla. Es éste una especie o verdaderamente una cueva en uno de los cerros, en que apenas cabe un hombre desahogadamente, cerrada por una puerta de hierro de media pulgada de espesor. Nuestros trabajadores en ese puerto lo conocen bien por desgracia, pues que se cuentan casos en que algunos de esos infelices han encontrado su tumba en esa asquerosa cueva. El día que fondeó el Blanco Encalada en ese puerto, se abrieron las puertas del pulguero y por primera vez desde su existencia, se le vio recibir un rayo de sol pues que se mantuvo todo el día en ventilación. Sin duda el temor de una visita les obligó a tomar tal partido…”.178
ANEXO FOTOGRテ:ICO
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Familiares Latrille
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Francisco Latrille Petisco (Nacido en Cobija en 1845)
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Juan Valentín Latrille Petisco (Nacido en Cobija en 1850)
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Mรกximo Roque (Jean Roch) Latrille Petisco (Nacido en Cobija en 1851)
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Domingo Bernardo Latrille Petisco (Nacido en Cobija en 1857, bautizado en Gatico) junto a su nieto Juan Valentín Owen Latrille.
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Emilio Mรกximo Latrille Alvarado (21 de julio de 1878 - 16 de agosto de 1906), hijo de Mรกximo Roque Latrille Loustauneau y Juana Alvarado.
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Héctor Mario Latrille Soto, nacido el 9 de abril de 1910.
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Doña Juana Petisco Ramírez de Latrille con su hijo Máximo Roque.
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Francisco Latrille Cruz, hijo de Emilio Máximo Latrille Alvarado y Doña Mariana Cruz Quispe, nieto de Máximo Roque Latrille Loustauneau y Doña Juana Alvarado.
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テ]gela Latrille Cruz (sentada).
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Silvestre Guillermo Latrille Cruz.
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Juan Manuel Latrille Fernรกndez, bisnieto de Mรกximo Roque Latrille Loustauneau. Fue presidente del Sindicato de Trabajadores en Humberstone. En Antofagasta, fue presidente del Sindicato de Trabajadores de la mina de cobre Mantos Blancos.
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Violeta Ramona Latrille Fernández, bisnieta de Máximo Roque Latrille Loustauneau. Fue concesionaria de las pulperías de las oficinas salitreras Aguada, en 1953, y en Santa Rosa de Huara, en 1955. En 1958 se establece con un negocio conocido como El Almacén frente a la piscina de la oficina salitrera Humberstone. Posteriormente se establece con un negocio en Iquique.
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Eleazar Valentín Latrille Opazo, (hijo de Emilio Valentín Latrille Cruz, bisnieto de Máximo Roque Latrille Loustauneau) quien como miembro de la Fuerza Aérea de Chile tuvo que visitar la Antártica varias ocasiones.
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Nilsa Latrille Díaz, tataranieta de Máximo Roque (Jean Roch) Latrille Loustauneau, profesora primaria, madre de Marco Antonio Latrille.
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L.H. Latrille Parra, Francisco Latrille Petisco, Rosalía González de Latrille, Máximo Roque Latrille Petisco, y los dos pequeños hijos del matrimonio Latrille González, Valentín Gilberto y Julia Beatriz.
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Eduardo Owen (primero de izquierda a derecha) bombero tocopillano y padre de Juan ValentĂn Owen Latrille.
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Profesorado del Liceo de Tocopilla (hoy llamado Liceo Domingo Latrille) en los comienzos de la década de 1950. De pie, el séptimo de izquierda a derecha, es Segundo Latrille Cornejo, bisnieto de Domingo Latrille y primo de J.V. Owen Latrille.
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Juana Isabel Latrille Almendares, nieta de Domingo Latrille Loustauneau, y Eduardo Owen (Owen Edward Owen), padres de J.V. Owen Latrille.
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Juan Valentín Owen Latrille, hijo de Juana Isabel Latrille Almendares, nieto de Domingo Bernardo Latrille Petisco, bisnieto de Domingo Latrille Loustauneau. Esta fotografía fue tomada en 1910, cuando tenía dos años de edad.
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J.V. Owen Latrille con su madre, Juana Isabel Latrille Almendares y su hermana menor, Olga Owen Latrille.
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Luis H. Latrille Parra y su esposa Elvira Soto. Dedicado a los negocios mineros entre Antofagasta y Tocopilla. Fue electo Diputado por Antofagasta en 1924, por un período de tres años. Sin embargo, no pudo terminar su período como parlamentario, debido a que el Congreso Nacional fue disuelto el 11 de septiembre de ese mismo año, por decreto de la Junta de Gobierno. Se casó en 1900 y tuvo tres hijos.
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Fotografía aparecida en La Prensa de Tocopilla del 21 de marzo de 1942, anunciando el matrimonio de la señorita Josefina Osorio Guzmán con Segundo Latrille Cornejo, profesor del Liceo de Tocopilla, bisnieto de Domingo Latrille Loustauneau.
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Federico Latrille Parra, hijo de Mรกximo Roque Latrille Petisco y Valentina Parra.
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Juan Valentín Owen Latrille, bisnieto de Dominique Latrille Loustaunou.
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Mausoleo en el cementerio de Iquique donde está sepultado Emilio Máximo Latrille Alvarado, hijo único de Máximo Roque (Jean Roch) Latrille Loustauneau y Juana Alvarado, junto a otros miembros de la familia.
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En el Cementerio de Antofagasta se hallan los restos de Francisco Latrille, fallecido el 8 de diciembre de 1927. Francisco Latrille ocupó varios puestos de alta responsabilidad en el mundo minero y el servicio público antofagastino. Fue Cónsul de Francia y Bélgica en esa misma ciudad. Fue condecorado con el título de Caballero de la Corona por el Rey Alberto de Bélgica.
FUENTES ARCHIVOS
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AGRADECIMIENTOS A lo largo de casi una década, las siguientes personas contribuyeron con su trabajo profesional, con su interés, conocimiento, información, opinión y fotografías en el desarrollo de esta investigación histórica. En Chile:
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Juan Valentín Owen Latrille (Q.E.P.D.) Digna Palma de Owen (Q.E.P.D.) Alfredo Latrille Torres Marco Antonio Latrille Mario Vanetti Lara Gregorio Mena Fica Lilyan Owen Palma Pedro Pavlovic Zuvic Patricio Espejo Leupin Daniel Chirino Suñer Branko Marinov Martinic Iván Marinov Martinic
Floreal Recabarren Rojas Antonio Obilinovic Arrate Milan Vlahovic Tomicic María Alicia Terrel Troncoso Héctor Luis García Aguirre Augusto Smith Marín José Luis Aguirre Hidalgo Mauro Gatica Salamanca Myriam Fernández Suárez Fernando San Román Bascuñán Ilustre Municipalidad de Tocopilla
En Australia: Cécile Owen Lucy Grace Owen-Partasis Lucy Owen Owen Edward Owen En Francia: Annie Bonneau Isabelle Louradour Liliane Vivier Chistiane Bidot-Naude
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