3 minute read

NATURALEZA, TRADICIONES Y MISTERIOS

Cr Nica De Una Aventura

POR DANIA DÍAZ

Advertisement

Eran las 2 de la tarde cuando el motor del carro se apagó. Miró por la ventana y se percató de que a fuera se veía bastante iluminado. Concluyó que haría mucho calor como para llevar un suéter, al abrir la puerta y colocar un pie en la tierra, sintió esa paz y armonía que la naturaleza proporciona cada vez que tienes contacto con ella.

El aire que se respiraba era fresco y peculiar. Los árboles eran altos y tantos, que parecían una enorme serie de líneas cafés. Los caballos se paseaban de un lado a otro, cargando a niños de diversas edades que disfrutaban del recorrido. La aventura estaba por comenzar y la emoción de abordar aquella balsa típica de la región, crecía.

Caminó por todo el estacionamiento en dirección hacia el embarcadero que le habían recomendado. Preparó su cartera para comprar botanas y golosinas que disfrutaría durante el recorrido, pero en el trayecto escuchó un silbido característico de Los voladores de Papantla y se tomó un tiempo para admirar esa

El silbido se replicó y en lo alto del mástil, aquella pequeña plataforma cuadrada comenzó a girar cargando a cinco hombres pájaro. Llenos de valor, cuatro de ellos dejaron caer su cuerpo experimentando una sensación de libertad típica de ellos.

2:20 p.m. y el embarcadero se hallaba repleto de trajineras. Eran filas y filas de ellas, todas coloridas, adornadas con flores que dibujaban diversos nombres. Sintió entusiasmo en el aire que motivaba a abordar pronto aquel transporte, mismo que se disponía a recorrer los bellos canales de Xochimilco.

“ A lo lejos se observaban cabezas, cuerpos y extremidades de diferentes muñecos. Muñecos de aspecto tenebroso que te invitaban a acercarte a curiosear el lugar. “ uenta la leyenda que hace más de 60 años, Julián Santa Ana llegó a Xochimilco para habitar esa chinampa, después de pasar por una desilusión amorosa.

Durante el recorrido se disfrutaban los tradicionales mariachis mexicanos, los cuales complacían a los visitantes con canciones que amenizaban la tarde. Se endulzó el paladar con botanas que vendían en chalupas coloridas impulsadas por los vendedores y se dejó llevar por los sonidos y olores naturales que éste lugar mágico le regalaba.

Desde la trajinera observaba las chinampas y pueblitos que se encuentran a las orillas de los canales, pero hubo una que le causó mayor curiosidad que los demás.

A lo lejos se observaban cabezas, cuerpos y extremidades de diferentes muñecos. Muñecos de aspecto tenebroso que te invitaban a acercarte a curiosear el lugar.

Al preguntar a cerca del lugar al joven que manipula la trajinera, supo que se trataba de la isla de las muñecas, un sitio que cuenta con diversas muñecas recogidas de la basura con la finalidad de “espantar a los espantos”.

Tenía una vida ermitaña, se dedicaba a sembrar algunos cereales para después venderlos en los pueblos aledaños.

Llegó un día en el que comenzó a recoger muñecas de la basura y las usó para adornar los alrededores de su casa.

Tiempo después, su sobrino Anastasio Santa Ana reveló la historia verdadera.

Cuando Julián llegó a la chinampa, una mujer se ahogó en las orillas del lugar y desde ese día escuchaba voces y ruidos extraños.

El interés creció y el joven conductor al percibirlo se dispuso a platicar la historia de ésa misteriosa isla.

Con la finalidad de protegerse, colocó por toda la isla muñecas que le hicieran compañía y espantaran el alma de dicha mujer, pero fue inútil, Julián seguía escuchando aquella voz.

Un día, le contó a su sobrino que una sirena le hablaba y le decía que quería llevárselo, a lo cual su sobrino contestaba que eran sólo alucinaciones.

Hasta que un día encontraron muerto a Julián en el mismo lugar dónde la joven mujer había muerto hace algunos años.

Al escuchar esta pequeña historia, algunos oyentes sintieron escalofríos, otros curiosidad, pero todos pidieron regresar al embarcadero.

Eran las 4:20 p.m. y estaba concluido el recorrido. Caminó en dirección al carro, no sin antes pasar por unos acociles con limón para dar por concluida su aventura del día.

El día había sido increíble, pocos disfrutan del contacto con la naturaleza, pero cuando se tiene la oportunidad hay que detenerse por un momento, observar lo que está alrededor y valorar lo que se tiene.

Sonrió con satisfacción y abrió la puerta del auto para partir en busca de una nueva aventura, esperando de corazón que seas cómplice de ella.

FOTOGRAFÍA: DANIA DÍAZ / XOCHIMILCO

This article is from: