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The Wizard of Oz

Hacia finales de 1930, cuando comenzaron a aparecer los las películas a color, varios títulos resultaron ser muy exitosos ante un público ansioso por ver las novedades que la industria ofrecía. En este contexto es que se estrena la película The Wizard of Oz (1939), o El Mago de Oz, en español. Una producción de MetroGoldwyn-Mayer, dirigida por Victor Fleming.

La película no tuvo malas críticas, pero definitivamente no triunfó en taquilla cuando fue estrenada. Sin embargo, hoy en día es considerada un clásico. La banda sonora original de esta película fue compuesta por Harold Arlen y E.Y.

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"Yip" Harburg, y fueron ganadores de los premios Oscar en las categorías mejor música original, y mejor canción, por «Over the Rainbow». Basada en la novela de L. Frank Baum, esta película cuenta la historia de Dorothy Gale, una niña que, reside con sus tíos en Kansas, pero que sueña con ir a cualquier otro lugar, cosa que se hace realidad tras ser arrastrada por un tornado, llegando a las tierras de Oz. Es bienvenida por Glinda, la Bruja Buena del Norte, quien aprovecha de agradecerle por haber acabado con la Bruja Mala del Este que acechaba las tierras, al aterrizar con la casa sobre ella.

Así comienza la aventura de Dorothy, intentando llegar donde el Mago de Oz para pedirle que la lleve de regreso a casa, mientras la Bruja Mala del Oeste la

acecha para robar los zapatos de rubí de la bruja Mala del Este, ahora pertenecientes a Dorothy. En el camino otros tres personajes deciden hacerle compañía para poder ir a pedir sus respectivos deseos al Mago de Oz. El primero fue el Espantapájaros, su primer amigo, que desea pedir un cerebro, luego se les une el Hombre de Hojalata, quien desea pedir un corazón, y por último se les une el León Cobarde, que desea pedir coraje.

Finalmente, Dorothy consigue regresar a casa, pero no por obra del mago, sino que golpeando los zapatos de rubí tres veces. Al despertar todo parece haber sido un sueño, y que Dorothy solo había sido lastimada por el tornado pero de todas formas aprende una valiosa lección de esta experiencia: No hay lugar como el hogar.

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