RELATOS CAFEINADOS

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Editorial: Trillas Av. Río Churubusco 385, Col. General Pedro María Anaya. C.P. 03340


Presentación “Todas las historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida.” -Ricardo Piglia

En los tiempos modernos, los relatos siguen siendo parte fundamental de la vida; ¿A quién no le gusta escuchar o leer historias? La importancia de este libro radica en el gusto por contar y escuchar historias; que llevó a un grupo de estudiantes a escribir un relato, inspirado en una taza de café. Surgieron historias melancólicas, románticas y de suspenso, pero todas, anhelantes de ser conocidas por alguien más. Dividido en americano y latte; este libro clasifica las obras en: nostálgicas y románticas. El café americano tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial. Es un tipo de café que se creó añadiendo agua caliente a un espresso, su sabor es un tanto amargo, mientras que el Latte, bebida de café hecha con café expreso y leche al vapor, tiene un sabor dulce. Así que, los textos nostálgicos se podrán encontrar en la parte de “Café Americano”, mientras que los románticos en “Café Latte”. ¡Qué lo disfrutes!

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Índice Americano Presentación Un café para olvidar Un helado por la tarde Una tarde triste de septiembre La decisión El atardecer Tinieblas Sin título Un corazón roto El último mes de mi vida

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Latte Un nuevo día Afortunados La foto perfecta Adiós Abuelitos El primer día de mi vida El momento perfecto El cambio Relatos sin filtro

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Americano



Un café para olvidar Armando Zárate En México había muchos sitios culturales que ver, desde pueblitos mágico hasta zonas arqueológicas; pero definitivamente, ninguna se comparaba con Nalet. Un pueblito muy bonito que tenía casas muy antiguas, con piedras como fachada que te recordaban a la época colonial, adornadas con puertas de madera talladas con múltiples figuras que tenían distintos personajes, como ángeles y flores. La gran cantidad de parques y la tranquilidad de las personas hacían que fuera un lugar donde comenzar de nuevo, donde todas las preocupaciones podían quedar de lado e Ingrid lo sabía. Después de todo lo que le había ocurrido con Matías, ella sabía que en ese el lugar nadie la conocía ni sabía lo que había hecho en su pasado, era un nuevo y fresco comienzo. Había quedado de reunirse con Jaime, el chico con 25 años más que ella, que la ayudó a llegar Nalet cuando su automóvil se había quedado atorado en una fosa llena de lodo. Jaime le había recomendado un lugar donde reunirse llamado, “el café de German”, un lugar donde los turistas hacían parada obligada, debido a que el café de ahí era distinto a lo que cualquiera podía probar en las grandes civilizaciones del mundo. Era una mezcla de café de Oaxaca con la receta secreta generacional de Don German, que hacía que mucha gente se quedara un buen rato a disfrutar de una fría mañana de otoño en las cercanías de Guadalajara. Ingrid, se abotonó su gabardina del mismo color que se cabello, un marrón parecido al de un pedazo de caoba, y metiéndose las manos a

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las bolsas frontales de sus pantalones entró al “Café de German”. Pidió

un simple café negro y se lo sirvieron en una taza de porcelana color blanca, muy grande, casi caricaturesca en comparación de su pequeña y vendada mano. No le gustaron los interiores de la cafetería y mejor se sentó en una banca de madera con muchas líneas de color negro, afuera en una pequeña terracita. Pero lo que la enamoró en ese momento, no fue el increíble aroma del café, sino la vista, era una vista digna de fotografía. Se podría apreciar al fondo del alba de la mañana, junto el pueblito de Nalet, que empezaba su gente a desertar, las nubes entintadas en rosa, azul y naranja la hicieron relajarse. No había nadie más que ella en la terraza donde ella se sentó, sintió una paz que hace mucho no sentía, desde hacía 5 meses. Sacó su celular y decidió retratar el momento tomándole una fotografía, después dejó de lado su celular y decidió ver ese increíble amanecer con su taza de café entre sus manos mientras esperaba a Jaime, pero quería que ese amanecer durara eternamente. Durante un instante deseó que Jaime no llegara nunca.

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Un helado por la tarde Fernanda Orozco Todo comienza en Taxco, un pueblito lleno de color, tradiciones y cultura; ubicado al norte del estado de Guerrero. Las familias se reúnen como cada domingo para compartir un momento de alegría junto con sus seres queridos. Una de las familias más importantes eran los Guzmán, conformado por el papá, Don Porfirio, su esposa Consuelo y sus hijos, Renata y Santiago. Ellos eran una de las familias más influyentes ya que Don Porfirio era dueño de 1/3 de las platerías del lugar, sin mencionar que era el mejor amigo del gobernador en turno. Una tarde Renata decide salir a dar un paseo con su mamá y fueron por un helado al emblemático quiosco que deslumbraba en el centro de la catedral, pasaron las horas y comenzó a atardecer, mientras ellas seguían platicando y pasando un buen rato, a lo lejos un hombre se encontraba en una cafetería mirándolas, como si no hubiese mas que ellas dos en medio de toda la gente que las rodeaba; ese hombre era Simón, un hombre grande y viejo, un doctor que dedicó su vida a los estudios, muy apreciado por las personas Taxco. Él miraba, únicamente miraba a las dos con una melancolía infinita, Renata apenas sospechaba que alguien la observaba, pero pasaba de estar percibida. Simón no pudo contenerse, desesperado corrió hacia ellas y las abrazó como nunca antes, diciéndoles que las extrañaba más que a su vida, ellas corrieron despavoridas y Consuelo no dudó en llamar a la policía.

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Simón era un señor con una enfermedad parecida al alzheimer; los doctores nunca supieron definir la enfermedad, Simón había perdido a toda su familia en un accidente, y de vez en cuando confundía a su esposa e hija, creyendo que aún seguían vivas, cuando caía en lo que estaba haciendo, paraba, no decía nada y con la cabeza abajo se retiraba; como si nunca hubiera pasado nada.

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Una tarde triste de septiembre Leonardo López Se encontraba Francisco contemplando el atardecer, en una ciudad muy pequeña al norte de España tomando una taza de té, esperando a que su esposa llegar y lo saludara como acostumbraba a hacer todas las tardes que llegaba del trabajo; pero ese día fue muy diferente, pasaban las horas y ella no se encontraba en casa. Francisco preocupado y mortificado, salió a buscarla desesperado, no entendía lo que pasaba, no sabía cómo explicarlo, se encontraba solo. Salió corriendo de casa para saber algo de ella, de pronto volteó y se dio cuenta que estaban las noticias en el televisor, mencionaba que había ocurrido un accidente en la carretera, seguía observando preocupado, pues sabía que su esposa tomaba esa carretera de regreso a casa. De pronto, se dio cuenta que era su prometida la que había sufrido el accidente. Decidió irla a buscar, regresó a casa y fue por su carro para que fuera más rápida la búsqueda. Cuando llegó a la escena del crimen, vio que su esposa estaba muerta y el carro destrozado, él ya no pudo hacer nada, mas que acercarse a ella abrazarla y darle un beso de despedida.

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La decisión Karen Morales Estaba a punto de tomar la decisión más importante de su vida. Irse a Europa a cumplir su sueño de ser editora de la revista más importante en España y dejar a toda su familia y amigos atrás o quedarse en México, donde le acaban de ofrecer el puesto directivo en la empresa para la que ha trabajado más de 10 años. Camila no estaba segura de que la haría más feliz, no sabía si era momento de arriesgar para empezar una nueva vida o quedarse en el país que la vio crecer desde pequeña. Tenía dos horas para dar su decisión final, llevaba más de una semana sin poder dormir pensando en todas las posibilidades que tenía. No había dormido la noche anterior, se sentía cansada, nerviosa, fatigada. El sol empezaba a asomarse por su ventana y decidió prepararse un café, el último café antes de prepararse para ir al trabajo. Salió a su balcón, tomó un sorbo de café, vio el sol salir en el horizonte y dio un fuerte suspiro. Sabía que era lo que tenía que hacer, solo bastaba una taza de café y un nuevo amanecer.

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El atardecer Cristina Ramírez ¿Qué les digo? Este es el lugar donde suelo venir a escribir acompañada de un té negro. El atardecer suele ser inspirador para las personas, pero para mí es una distracción de los llantos de mi hermana que se escuchan desde la casa. Ha pasado del coraje a la tristeza desde que nos cambiamos a este pueblo. Extraña jugar con sus amigos de la escuela y aunque tiene 6 años, no le agrada la idea de hacer nuevos amigos. Lo peor de todo, es que su cumpleaños es esta semana y estaba bastante emocionada por su fiesta de cumpleaños, pero mi mamá decidió irnos lo más pronto posible. Dicen que usamos el futuro para escapar del presente. Mi mamá siempre está escapando de su realidad, llevándonos por detrás. Ha llegado su cumpleaños. Mi hermana se hizo amiga del vecino, Mateo de 7 años. Invitó a sus amigos para que celebren con ella. El atardecer nos acompaña y mi hermana, cubierta de pastel, dice que le encanta este “pueblucho”. La tristeza quedó atrás y su alegría regresó. Tomo un sorbo del té. Me hubiera gustado estar a su lado. Poder abrazar a mi mamá y decirle que al final, todo salió bien como lo dijo. Pero dejé de acompañarlas desde hace mucho, en el cumpleaños número 2 de mi hermana. Solo recuerdo salir de la pastelería, cruzar la calle y ver el pastel destrozado en el concreto. Espero mi hermana no me olvide, de todas formas, cada día le regalo un atardecer para que me recuerde.

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Tinieblas David Ventura Sentarte al final del día, después de la búsqueda interminable que llevamos a cabo durante la vuelta que le damos a una estrella, nos damos cuenta que existen sueños y vivencias donde seguimos sin entender a dónde vamos o de dónde venimos. Llegar a un lugar pacífico dentro de nuestro ser y sentir como aquella luz que nos guía se oculta abriendo paso a una oscuridad con la cual podríamos buscar un nuevo camino. Pensamos que la noche es donde se manifiestan aquellas criaturas de las tinieblas, esperando salir tras el crepúsculo vespertino, un minuto de silencio donde podemos apreciar como aquella tenebrosidad nos puede absorber y desquebrajar todo lo que tenemos en la mente, atormentándonos con nuestros peores miedos, sabemos que no hay manera de escapar de una taza infinita en la cual nos encontramos inmersos ya que nos ahogamos con nuestros propios miedos. Hay un lugar donde esperamos y creemos que estaremos bien, pero aquí es donde llega el alba de nuestro destino, y aparece todo aquello que nunca pensamos encontrar una sonrisa, sus ojos y aquellas cosas tontas que queríamos evitar, todo eso en lo que pensábamos tiene un inicio y un final con un nombre.

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Sin título David Medina Una taza, me encanta pasar desapercibido en la espesa niebla de la gente común, desde hace 4 años me encanta venir a sentarme, viendo el atardecer fingiendo ser uno más de ellos, fingiendo ser una persona que disfruta de los Atardeceres tomando una taza de lo que sea, ser una persona que gusta de ver el cine, pasear por las plazas, salir de noche, tener amigos, pero no. La taza es una excusa más el cine, las largas caminatas, los amigos son una buena pantalla para pasar invisible frente a los ojos de la generalidad, sin que la gente sepa que no pertenezco aquí, el mundo material.

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Un corazón roto Ana Muñoz Era una tarde un poco nublada pero muy hermosa, se podían apreciar varios tonos de rojizo y anaranjado, Paloma, una joven quien había tenido una semana bastante pesada, decidió prepararse una taza de café para poder apreciar la maravillosa tarde y relajarse un poco de lo que la semana le había dejado… un corazón roto. De fondo sonaba una de sus canciones favoritas, le gustaba imaginarse cómo hubieran sido las cosas si no se hubiera enamorado de aquel muchacho que le sonrió aquel 19 de octubre, quien ella no sabía, sería su perdición. Las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos y el dolor se sentía cada vez más real y cada vez más insoportable. Lo único que la consolaba era aquel atardecer tan bello y aquella taza de café donde inundaba todas las lágrimas que se resbalaban por sus mejillas. No era fácil para Paloma aceptar el hecho de que ya no estaría más con la persona que ella quería, sin embargo, no le quedaba más que aceptar las cosas, levantar la cara, seguir su vida adelante y disfrutar de esa taza de café y el bello atardecer de aquel día.

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El último mes de mi vida Andrés Rangel Tras un mes de arduo trabajo, Anastasio tomó un fin de semana de vacaciones en Tamaulipas para despejarse un poco del ajetreo cotidiano. Pasados dos días de gran diversión y relajación, Anastasio se encontraba un domingo contemplando el alba mientras bebía una dulce taza de café, cuando, súbitamente, su teléfono empieza a vibrar. Al ver el identificador de llamadas, Anastasio descubre que era su esposa quien llamaba. Al colgar, Anastasio toma las llaves de su carro, coge su maleta y sube a su automóvil para emprender su regreso a la Ciudad de México. Transcurridas cinco horas y media de camino, Anastasio empezó a sufrir los estragos de no haber descansado correctamente, por lo que decidió estacionarse momentáneamente para tomar una siesta. Después de haber dormido tres horas, Anastasio retoma su comino, pero ahora se sentía un tanto somnoliento por haber dormido tanto. Anastasio subió la velocidad de su carro de una manera exorbitante, debido al tiempo que había gastado en aquella siesta. Ya en las cercanías de la ciudad, Anastasio atropelló a varios peatones entre ellos su esposa. Finalmente, Anastasio colisionó contra un muro perdiendo su vida y culminando varias otras. Acabando así, con el último mes de su vida.

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Latte



Un nuevo día Sandra Gómez Teniendo tantos problemas en tu día a día y pasar 10 horas sentado en frente de un escritorio. La vida de un diseñador es bastante tediosa. Los lentes se vuelven parte de tu ser, la vista se cansa, los colores se tornan y se vuelven opacos. Tus bocetos se vuelven rutinarios, tus comidas te saben a lo mismo. Entras con nuevas propuestas, ilusiones nuevas, pero no eres tomado en cuenta. Recibir por correo la noticia de tu despido y no tener algo planeado. Sentado en mi terraza, se acerca mi hermana y me deja una pequeña taza de café en frente. El cansancio es perceptible. La duda del mañana, el miedo a lo impreciso me aterra pero sigo sentado frente a esta taza de café. Una taza blanca, sin relieve ni textura colocada sobre un pequeño plato a juego. El sol comienza a salir, tomó por fin la tasa y le doy un pequeño sorbo a su contenido. Café hecho en casa, no de máquina, como en la niñez. Costumbre de la familia, cariño y calidez en un solo sorbo. Sonreí, ya no atemorizado, un nuevo día estaba por venir.

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Afortunados Nuria Gómez Eran las 6 de la mañana y Julia ponía agua en la cafetera, trataba de encontrar los filtros que había comprado la semana pasada, de pronto se acordó que nunca los sacó de la bolsa de la compra porque tuvo que salir con sus amigas. Caminó hasta el comedor, con sus pies descalzos sentía el piso frío y pensaba “creo que no fue tan buena idea poner mármol en el piso”. Tomó los filtros del café y regresó a la cocina, vació en la cafetera un poco de café molido. Mientras, fue caminando a su cuarto por su computadora, quería ver si había recibido algún correo electrónico, estaba esperando una noticia importante. Sin hacer ruido entró de puntitas a su cuarto, no quería despertar a su esposo, sin embargo, la casa se llenaba de olor a café recién hecho, esto hizo que Tomás se despertara. Ella le dijo – buenos días. Él, sólo sonrió, mientras movía la mano saludándola. Julia le dijo que lo esperaba en la terraza, que iba a preparar el desayuno, él se metió al baño. En la cocina, ella prendió la estufa y colocó un sartén con un poco aceite, mientras el aceite calentaba, batió 3 huevos en un recipiente, después agregó un poco de albahaca y sal. Tomás, se incorporó a esta escena calentando un poco de pan en el tostador. La mesa estaba puesta, se consideraban suertudos por tener una terraza con una vista tan bonita de la ciudad. Los dos se sentaron y comenzaron a desayunar, él le preguntó a ella: – ¿te han mandado algo?

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Ella sólo negó con la cabeza, tomó una taza blanca y bebió un sorbo de café. Después de comerse un pan tostado con mermelada se escuchó un sonido en la computadora de Julia, Tomás corrió a ver si era el correo que tanto estaban esperando. Pasaron cinco minutos y Julia no dijo nada, sólo se quedó sentada en su terraza pensando para sí. Tomás apareció por el marco de la puerta corrediza y con una gran sonrisa le dijo -¿en qué piensas? Julia le dijo, -dime qué decía en el correo. – la agencia de adopción tiene un bebé para nosotros. Ella, con un brillo en los ojos le contestó, -justo estaba pensando en lo afortunados que somos.

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La foto perfecta Esteisy Párraga Era un día donde estaba una pareja sentada afuera en su terraza observando el hermoso atardecer y la ciudad de donde son, el hombre estaba tomando una taza de café o té y la puso en la mesa, y como es fotógrafo vio que sería una toma perfecta con el paisaje que se encontraba, y más que vive en los más alto de la ciudad y así poder apreciar más la vista. El hombre le digo a su pareja que sería buena idea para tomar una foto a lo que ella dijo: “Sí, estaría bien, la vista es muy preciosa para una foto”. Entonces agarró la cámara y empezó a tomar fotos de todos los ángulos posibles, para sacar una buena foto del lugar y que se viera la taza, el sol y la ciudad. Y listo tomó la foto “perfecta” para él que es enfocar la taza y detrás de ella se encontraba la ciudad, y sol ocultándose. Él se puso muy feliz por la foto que había tomado y le mostró a su pareja y cuando se la mostraba igual se emocionó por la foto “perfecta” que había tomado, después de eso los dos se relajaron y empezaron a ver como el sol se iba ocultándose y veían a las personas que estaban por ahí caminando mientras platicaban. Después de estar un rato la pareja disfrutando el atardecer, el hombre subió la foto que tomo para que todos amigos vieran lo precioso que era ese momento. No importa donde estés, si estas en el peor lugar si te gusta como se ve toma la foto “perfecta” para ti, ese día nunca se olvidará y tampoco si estas con la persona correcta o no, si el lugar es el indicado aprovecha el

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momento *para una foto para que siempre cuando la veas te acuerdes de ese dĂ­a y lugar.

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Adiós Daniela Pliego Valentina estaba acostumbrada a él, a su presencia e incluso a su indiferencia. A pesar de su mal humor, ella lo amaba, llevaban algunos años juntos y la costumbre se había apoderado de su relación. Preocupada, hacía todo por recuperar el amor de José, por lo que planeo aquel fin de semana en Guanajuato, donde podrían pasar tiempo a solas y salvar su relación. Mientras, José pensaba cómo pondría fin a ese noviazgo. Finalmente, se lo dijo claro y sin rodeos: ¨Se terminó Valentina, esto no va hacia ningún lado y conocí a alguien más¨. Ella permaneció en silencio, sentada, con la mirada ausente; él se disculpó, tomó sus cosas y se fue. Valentina no podía creer que estuviera sucediendo, no sabía cómo se acostumbraría a estar sin él. Después de unas horas, salió a caminar por los bellos callejones de Guanajuato; absorta en sus pensamientos. No quería regresar, extendió su estancia y días después; tomando un café a solas en la terraza, decidió estudiar Artes Escénicas en la Universidad de Guanajuato, comenzar de nuevo y hacer todo por alcanzar su felicidad.

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Abuelitos Paula Argandoña Un día en la residencia de ancianos, en la que vivían doscientas personas sin recursos y sin familia, estaba a punto de cerrar por falta de fondos. Los vecinos del pueblo, apreciaban a la gente que vivía allí, decidieron hacer algo para ayudar a aquellos ancianos que se quedarían en la calle si la residencia cerraba, y se organizaron para hacer una colecta en el pueblo, para que los ancianos pudieran seguir disfrutando de las increíbles mañanas que se podían observar desde ahí. La residencia tenía muchos gastos y no veía forma de salir de ese problema. Un día apareció por el pueblo un señor muy bien vestido, ofreciendo una gran suma de dinero por ella a su propietario. El director de la residencia le pidió unos días para valorar su oferta. Cuando los vecinos se enteraron convocaron a una reunión. Era necesario salvar la residencia para conservar el hogar de aquellas doscientas personas. Pero entre todos no juntaban el dinero suficiente. Días después, la señora Aurora tuvo una idea increíble. Abrir una cafetería dentro de la residencia para que todos pudieran observar esa increíble vista que tenían privilegio los ancianos de presenciar en la mañana. A los vecinos del pueblo les pareció buena idea y se pusieron manos a la obra. Incluso, los niños se ofrecieron a apoyar esta gran causa. Algunos ancianos de la residencia enseñaron a los jóvenes como preparar el café perfecto para tomar en las mañanas. Obtuvieron gran éxito y llamaron la atención de los medios de comunicación. Muchos se desplazaron hasta allí para dar la noticia, lo que atrajo a personas

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de todo el país. El tiempo se agotaba y la recaudación de fondos no era suficiente. Hasta que sucedió algo sorprendente. Gracias a las notas generadas por los medios de comunicación se volvió posible la idea de salvar la residencia de los ancianos. Dos días después, los vecinos del pueblo obtuvieron demasiadas visitas, tanto que era imposible atender a todos los que asistían. Recaudaron el doble de lo que había ofrecido aquel tipo por la residencia y el propietario accedió a venderla a la gente del pueblo. Y así fue como aquella residencia de ancianos siguió en pie, la cafetería se volvió la más famosa del pueblo y los ancianos podían seguir disfrutando del lugar que se volvió un hogar para ellos.

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El primer día de mi vida Diana Velasco

El sol empezaba a salir, mostrando sus primeros rayos de luz,

entraban por la ventana de una habitación, llenando hasta el último rincón con buena iluminación. Poco a poco se iba acercando a la cama que se encontraba en el centro del cuarto, los destellos de luz se posaron sobre el rostro adormilado de Mariana, haciendo que esta despertara de inmediato.

Mariana se levantó de la cama con pesadez, se puso un

pantalón negro y una blusa blanca, se miro al espejo y vio que su rostro lucía demacrado, la razón tenía nombre, se llamaba Daniel. Recordó el día anterior, el día en que lo conoció.

Ayer, Mariana empezó el día como de costumbre; se levantó

de cama, se metió a bañar, luego se vistió, después desayuno, y finalmente se fue a trabajar. Su vida era una rutina llena de aburrimiento y frustración; iba de la casa al trabajo y al revés, y su jefe le dejaba todo el trabajo para poder salir de fiesta todos los días. Mariana pensaba que tenía la mejor vida del mundo; una vida independiente, con trabajo, con grandes libertades, amigos y un novio que supuestamente se desvivía por ella. Pero ayer su vida cambió, mientras iba conduciendo hacia el trabajo, pensaba en una presentación que tenía que dar hoy a un cliente importante, sin darse cuenta soltó el freno y alcanzó a darle un pequeño golpe a un chico en bicicleta, el chico se bajó de la bicicleta, se puso al lado de Mariana y empezó a decirle que tuviera cuidado, pero dejó de regañarla cuando vio en ella un semblante de soledad.

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El chico empezó a quejarse de un dolor falso, haciendo que Mariana bajara del carro para ayudarlo, él le propuso no levantar acta e ir al hospital con una condición, que lo acompañara en una caminata en un parque cerca de ahí. Mariana no tuvo otra alternativa que aceptar su condición. Ambos empezaron a caminar por el inmenso parque, en un inicio ninguno de los dos sabía que decir, hasta que el chico le preguntó: “eres feliz con la vida que has llevado hasta ahora?”, Mariana lo miro por unos minutos, confundida y dudosa de lo que iba a responder, se decidió y dijo:” si, mi vida es perfecta, tengo todo lo que cualquier persona quisiera.”, miro en el rostro de su acompañante desaprobación a su respuesta, Mariana entendió que él no le creía, entonces volvió a pensar en su respuesta, reflexiono y entendió que realmente no era feliz, paro su andar, se puso enfrente del chico y dijo: “Tienes razón. Realmente no soy feliz; estoy en un trabajo que no me gusta, estudié algo que no quise, mi novio es un controlador y veo a mis amigos solo dos veces al año, es una vida que nunca deseé tener”. Mariana bajo la mirada y comenzó a llorar, el chico al ver su estado, la abrazo, temiendo que lo golpeara por ser un desconocido para ella. Mariana sin pensarlo dos veces correspondió el abrazo. Se quedaron así por dos minutos, se separaron y él le empezó a enseñar una nueva forma de mirar el mundo, haciendo que Mariana se sintiera viva nuevamente, se despidieron y el chico le dijo su nombre, se llamaba Daniel. Mariana llegó a su trabajo muy tarde, su jefe la empezó a regañar,Mariana sólo le sonrió y le dijo que renunciaba. Salió del edificio y emprendió su destino al departamento de su novio, cortó con él.

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El momento perfecto Braulio Contreras Después de un largo día laboral Carlos espera esta hora del día en la cual sale de la oficina, y pasando el tráfico que se le hace eterno pero ese momento especial en esta época del año vale cada vez la pena para poder llegar a su casa después de subir tantos metros en un acantilado y poder esperar el momento en el que se quita su traje apretado y se pone ropa cómoda, acaricia a su perro pulgas le da su comida y su premio después de hacer unos trucos, le pone agua a la cafetera y en lo que espera que esté listo, va a su extensa biblioteca en busca de un buen libro. La cafetera suena advirtiendo que el café está preparado, Carlos ya encontró el libro que quería y camina a una ventana que da a su balcón, se sienta en su silla de madera y pone el café en una mesa que tiene y se pone a leer mientras ve el atardecer que solo se ve en días de otoño, naranja como las hojas que caen al suelo, lo cual lo llena de mucha relajación. Ese es el momento del día que para Carlos es de los más importantes y hermosos.

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El cambio Andrea López

A la mañana siguiente de haber tomado esa decisión, desperté como nunca lo había hecho, con la tranquilidad que buscaba en la ciudad que deseaba estar, con la misma imagen que aparecía en todos mis sueños, los mismos colores y la misma sensación de tranquilidad. El paisaje que tenía frente a mí me hizo darme cuenta que todo había valido la pena, esas tazas de café consumidas por la preocupación y el cansancio pasaron a ser disfrutadas por completo, todo a mi alrededor era exactamente como esa persona extraña me lo había dicho. El sol estaba justo al centro de mí, de mi habitación y de mi vida, parecía que nunca se iba a mover de esa posición. Sabía que todas las personas a las que dejé en el camino estaban buscando una vez más a quien creían que seguía ahí, nadie notaba que esa persona. se estaba alejando más que nunca, alejándose para nunca volver y para siempre transformarse. Así comenzó el cambio más grande de esta historia, con el cambio menos esperado, pero más anhelado.

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Relatos sin filtro Cadáver exquisito

En una tacita de recuerdos que está muy cargado y frío pero estoy tostado, suspiro y la espuma de la cafeína me hace sentir cargado, entonces colapso pensando en los relatos que tengo contigo al día de hoy son sólo memorias y secuelas de un café que siempre sirve para memorias en hermosos rascacielos que se sienten como traiciones que han estado presentes en todas nuestras historias.

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