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Daniel Buxton Núñez Segundo de Comunicación Audiovisual Trabajo de <<La Noche de los Muertos Vivientes>>, de George Andrew Romero.
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Índice General 1. Presentación..........................................................................3
II. George A. Romero..............................................................4
III. Night Of The Living Dead (La noche de los muertos vivientes): El terror antes de <<La Noche de los Muertos Vivientes>>, el origen de los zombis y la controversia de Ben (Duane Jones), la Guerra de Vietnam y la discriminación de género.......................................................................7
IV. Repercusión..........................................................................14
V. Conclusión................................................................................17
VI. Referencias..........................................................................19
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Presentación
El presente trabajo pretende analizar la obra de La noche de los muertos vivientes, atendiendo al desarrollo de George A. Romero como autor, previamente a la creación de la película, durante y después; a las innovaciones y renovaciones que introdujo la película, además de a sus fuentes de inspiración; la repercusión que tuvo tanto en la sociedad como en la industria cinematográfica; y una posterior conclusión que conjugue todo lo anterior y el estado actual del género (concretamente de esta rama impulsada por George A. Romero). La elección de esta película en concreto se debe a mi particular preferencia por los zombis dentro del género de terror, no tanto por su faceta aterradora, sino por lo que implican y la capacidad de las películas, como obras visuales que son, de mostrar estas implicaciones con mayor o menor habilidad. Allá donde hay zombis se intuye un mundo desolado, apocalíptico, donde todo lo construido fue para nada, donde hubo alegría solo queda miedo, donde la gente corre para sobrevivir. En definitiva: donde el ser humano se enfrenta a la soledad y a una intensa percepción de su entorno. En este ámbito en el que uno se siente solo, justo cuando todas las comodidades y banalidades han desaparecido, es cuando a uno no le queda más remedio que encarar el significado de su propia existencia; de distinguir quién soy yo, quiénes los otros y por qué hago esto. Si bien no todas las obras se sumergen en este aspecto desolador, no pueden evitar que alguien entre los espectadores se plantee esas cuestiones, sin importar lo que estén contando en pantalla porque, como ya se ha dicho, los zombis invocan estas particularidades con su mera presencia. También reflejan, mejor o peor: el devastador paso del tiempo; la putrefacción, inherente al anterior rasgo, que explicita cómo todo, por puro que sea, es susceptible a la corrupción, a la inexorable mutabilidad del universo; lo que lleva a otro rasgo distintivo del género: la constante presencia de la muerte, el miedo a morir, el desasosiego por descubrir qué hay después de la misma, qué se siente,...etc., un tema adherido a la condición de ser humano desde los albores de la humanidad hasta hoy. Quizá no sean temas de interés para todo el mundo, o quizá veo más de lo que hay en el género, pero mi cometido era, al fin y al cabo, justificar la elección de esta obra para el análisis que viene a continuación.
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George A. Romero
“The Godfather/Grandfather of Zombies” George Andrew Romero Director Nacido el 4 de Febrero de 1940 en Nueva York Estudió en la Universidad Carnegie Mellon
Considerado por algunos como <<El Padrino de los Zombis>> o <<El Abuelo de los Zombis>>, George A. Romero ya mostraba una inclinación por el cine, que más tarde se materializaría en la película de bajo presupuesto que causó tanto furor, y que es considerada hoy en día como una renovación que llevó al actual arquetipo de zombi. Hijo de un artista comercial, en su infancia George se vio influido por cineastas como Orson Welles o Michael Powell (de este último, Romero admite que en repetidas ocasiones vio The Tales Of Hoffman, una adaptación cinematográfica de una ópera francesa). Comenzó a grabar cortometrajes a los 14 años con una 8mm. Grababa películas sobre monstruos que venían del espacio. Cuando se marchó a la Universidad, en Pittsburgh, fue contratado para grabar cortos educativos para el programa Mister Rogers’ Neighborhood. Aquí delegaron la confianza en Romero, permitiéndole realizar los cortes pertinentes a los cortos, algo que más tarde emplearía en Night of the Living Dead, ya que al contar con un bajo presupuesto, no se podía permitir un equipo técnico de alto coste, y se basó en su habilidad para cortar para crear dinamismo entre las imágenes y no aburrir al espectador. Romero afirma que muchos de los estudiantes y profesionales de Pittsburgh que trabajaban en el sector audiovisual, muy probablemente habían pasado por el programa de Mister Rogers. Así pues, sus amigos y él, ávidos de nuevas experiencias, se juntaron y decidieron hacer una película que sería de bajo presupuesto –contaba mayoritariamente con fondos aportados por una pequeña
5 productora que había montado junto a sus amigos, llamada Image Ten–. Empezaron a rodar con apenas 6.000 dólares, ni siquiera una cuarta parte del total que emplearían para el rodaje, que fueron alrededor de 114.000 dólares. Gracias al material que grabaron con este presupuesto inicial, pudieron obtener algunas subvenciones de inversores que habían podido visualizar dicho material. El escaso presupuesto, lejos de ser una merma en la calidad, supuso ser una de sus mayores virtudes. La base sobre la que se desarrollaría la idea para la película, fue la novela de Richard Matheson, Soy leyenda, que trata sobre un mundo postapocalíptico, donde las personas han sido infectadas por una bacteria, cuyos síntomas son comparables a los rasgos del clásico vampiro, que los trae de vuelta a la vida. Sin embargo, las criaturas de Romero no serían vampiros y, para él, tampoco serían zombis. El título alternativo de la película Night of the Flesh Eaters, muestra esa visión particular que él tenía de sus monstruos. Los definía como demonios necrófagos, espíritus malignos, pero no zombis. Al menos no de puertas adentro, porque el público sí vio zombis y fue lo que se les vendió. Para Romero, la definición de zombi por excelencia era aquella que se correspondía con el arquetipo preponderante hasta el momento, esos zombis que Bela Lugosi crea en su laboratorio secreto a través de fórmulas científicas en Zombis on Broadway. En resumen: los zombis que no comen carne (humana), sino que son seres en trance. Ello origina una cuestión: el éxito de Romero, sin duda, ya se sabe que fue fortuito, pero la novedad reside en que lo consiguió aún teniendo en cuenta que su intención no era crear zombis, y fue eso lo que el mundo le reconoce <<la creación de un nuevo arquetipo de zombi>>. No obstante, lo que Romero pretendía y lo que el mundo le adjudica, no concuerdan. No es mi intención desacreditar a Romero y su equipo, pero a la vista de los hechos cabe preguntarme si su éxito y su fama están justificados. Consiguió aterrorizar a una generación, proyectando planos en blanco y negro que ofrecían un resultado grotesco a la vista; recreó el concepto de zombi y alcanzó una recaudación muchísimo mayor de lo que esperaba. Pero, tras aquella etapa brillante de su vida, lo cierto es que Romero no ha hecho nada que sea especialmente notable. Durante diez años se dedicó a realizar películas que nada o poco tenían que ver con zombis, hasta que en 1978, tras la presión de sus fans, estrenó la continuación de Night of the Living Dead, llamada Dawn of The Living Dead. Romero se dio cuenta que uno de los puntos fuertes de su anterior película fue el aspecto político, debido a que uno de los integrantes del elenco era afroamericano (cuestión en la que profundizaremos en el siguiente punto de este análisis). Por ello, en esta segunda parte, fue cuando decidió que en sus películas el tema de la política iría antes que el tema de los zombis, ellos pasarían a un segundo plano, simbólicamente hablando. Esto me remite a la cuestión que propuse anteriormente: el fortuito éxito de Romero. Un éxito al que, tras diez años <<en silencio>> (rodó cuatro películas, pero su público mayoritario lo que le pedía eran más zombis), supo aprovechar en una segunda parte, ya sí, de manera consciente. Si bien la primera película fue
6 rodada como si fuera una especie de boletín informativo, la segunda película, ambientada en un centro comercial en Pittsburgh, fue rodada como si se tratara de un anuncio, dada la experiencia previa de Romero y el resto del equipo. Además, a día de hoy, además de hacer películas sobre muertos vivientes (la última data de 2009), realiza proyectos en colaboración de historias de zombis en formato de cómic.
Datos curiosos Romero siempre quiso hacer una adaptación de la historia de Tarzán, sin embargo nunca ha llegado a hacerla debido a las numerosas adaptaciones y remakes que han hecho. El copyright de la película se perdió, porque el título inicial fue Night of the Flesh Eaters, donde aparecía el copyright. Sin embargo, al cambiar el título por Night of the Living Dead, nadie se percató de que no había copyright, y la película pasó a formar parte del dominio público
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NIGHT OF THE LIVING DEAD “They’re coming”
Director: George A. Romero. Guión: John A. Russo. Fotografía: George A. Romero. Intérpretes: Judith O’Dea, Duane Jones, Karl Hardman, Keith Wayne, Judith Ridley, Marilyn Eastman, Russel Streiner, Kyra Schon. Productora: Imagen Ten. País: Estados Unidos. Año: 1968.
Bárbara y su hermano van al cementerio a visitar a su padre fallecido. La hermana se siente incómoda al estar en un cementerio (tal vez incluso la propia actriz, que tuvo que usar una tumba de verdad, ya que no había presupuesto para una falsa), porque de pequeña le daba miedo. Su hermano se burla de ella por el miedo que tiene, diciendo la mítica frase <<¡Vienen a por ti, Bárbara!>>. Pero un hombre desconocido ataca a su hermano, que cae al suelo y muere de un golpe en la cabeza. Entonces Bárbara huye del atacante y, posicionándose tras la lápida, lo ve aproximarse, mientras un relámpago ilumina las facciones de Bárbara, creando unos claroscuros muy pronunciados, que advierten de la noche terrorífica que le espera... El terror antes de <<La Noche de los Muertos Vivientes>> ...Y no solo a ella, sino además a los espectadores, quienes pasaron de un cosquilleo y unos nervios en el estómago al estar en presencia de una película de miedo, a sentir verdadero terror, un terror que no habían presenciado desde la mirada distante, fría y calculadora del Norman Bates de Hitchcock. En otras palabras: el terror psicológico que experimentaban con Psycho u otras películas de terror, había dado paso a un tipo de terror más brutal y cruel. Los zombis son criaturas que no piensan, no se esconden, no maquinan contra ti, no usan la oscuridad para sorprendente, no están locos. Los zombis no piensan, no se cansan y solo tienen un objetivo: comerte vivo, comerse tus entrañas. El shock que aquellas escenas de zombis devorando a personas provocó, marcó a toda una generación. Anteriormente, las personas eran mucho más inocentes, y el <<mero hecho de que un cadáver volviera a la vida y andara, era lo suficientemente siniestro>>, afirma Terrence Rafferty, del New York Times. Las imágenes les parecieron tan crudas a algunos exhibidores, que estos se negaron a proyectarla en sus salas de exhibición, de modo que la película terminó siendo proyectada, en su mayoría, al aire libre. Aunque incluso distribuidores como Columbia y American International Pictures se negaron a distribuir una cinta con tanta violencia. Las películas de terror hasta el momento,
8 no pretendían (o lograban) asustar con tanta ferocidad al espectador. Obviamente querían generar impacto, sin embargo lo que consiguió Night of the Living Dead fue demoledor. Para recalcar el impacto que tuvo esta película, me basaré en las palabras de Freud en Lo ominoso (1919): el miedo es un sentimiento de encogimiento y pánico frente a la realidad de ciertas cosas, tales como el miedo a la muerte. Sigmund estableció que a lo largo del desarrollo cognitivo de las personas, estas perciben el mundo y adquieren nuevos conocimientos. Con el paso del tiempo, es seguro que las personas hallan cosas indesesables en su camino, y las reprimen, desfamiliarizándose con el concepto de aquello que reprimen. Cuando esa experiencia regresa a la conciencia de nuevo, lo hace de un modo perturbador, produciendo el miedo. En nuestro caso, el miedo a la muerte, un concepto que las personas pudieron revivir al ver a los zombis en pantalla, con la mirada perdida y el corazón inerte, buscando seres vivos de los que alimentarse. El miedo a la muerte o tanatofobia, guarda una fuerte relación con el miedo a lo desconocido, ¿y qué representa eso mejor que un zombi? Aparte de la alegoría política que pueda representar, también guarda sentido con ciertas metáforas sobre los miedos, especialmente aquellos miedos más primitivos y viscerales del ser humano. Por ello, aunque quizá ahora no se sienta igual y La noche de los muertos vivientes sea la película de terror más suave que encontremos, debemos entender que en 1968 suponía una de los peores horrores que el público había presenciado jamás. Volviendo a la escena inicial, con esta, el público es invitado a ver La noche de los muertos vivientes, una pesadilla de principio a fin, que revolucionaría el género de terror de ahí en adelante, convirtiendo al consumidor de este género en uno más maduro y en proceso de preparación para el siguiente nivel de películas de terror, mucho más gráficas, físicas y viscerales. En el título reside la clave que perseguía George A. Romero, y que le hacían pensar que estaba creando algo nuevo: hasta ese momento los zombis no habían sido más que figuras nacidas en la cultura haitiana. Aunque Night of the Living Dead bebía de las películas sobre este tema que nacieron entre 1932 (White Zombie, de Victor Halperin) y 1966 (Plague of the Zombies, John Gilling). Hagamos un breve inciso para sumergirnos en la historia de este elemento cultural que tanta repercusión ha tenido en todo el globo.
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El Origen de los Zombies Es difícil hallar un origen concreto a estos seres, pero se dice que fue debido a los esclavos que fueron llevados a las islas del Caribe, quienes mezclaron su cultura junto con la haitiana, de donde surgieron los zombis: personas controladas por vudú, que se hallan en una especie de trance. Hasta tal punto llegó a calar en la cultura haitiana, que se promulgó una ley en el código penal que castigaba la zombificación. El término proviene de la palabra nzambi o nzúmbe, que significa <<espíritu de los difuntos>>, y viene del pueblo africano de los Kongo. Culturalmente, los zombis surgieron como esclavos de chamanes de tribus haitianas (nacidas de esclavos africanos), y realmente existieron como tal. Cuando al EE.UU. llegó la noticia de los zombis en Haití, concretamente a los oídos de un tal Wade Davis, etnobotánico de la Universidad de Harvard que, movido por la curiosidad, se lanzó en la búsqueda de la realidad de aquel mito. Tras algunos testimonios de personas que habían sido zombis, Wade Davis descubrió qué era lo que convertía a las personas en zombis: la tetraodotoxina, un veneno proveniente del pez globo, que lleva la víctima a un estado comatoso donde la respiración y las pulsaciones están tan bajas, que se da por muerto al afectado. Tras esto, normalmente eran enterrados, y aquel (chamán) que había envenenado a la persona, la exhumaba y le suministraba datura stramonium, un potente psicoativo que eliminaba cualquier recuerdo o capacidad de raciocinio en la persona, convirtiéndolos en nzambis. A pesar de esta explicación científica, la parte más explotada del mito es su origen mágico, y el uso de magia negra para conseguir zombificar a alguien. Y fue de aquí donde el imaginario colectivo se bañó, obteniendo películas como Yo anduve con un zombie, de Jacques Tourneur (1943), o la primera película de zombis de la historia del cine: La legión de los hombres sin almas (White Zombie), protagonizada por Bela Lugosi, dirigida por Victor Halperin y que data de 1932. En el ámbito literario, tenemos los cómics de los Pitufos. En 1963 se publicó un número en el que aparecieron por vez primera los Pitufos Negros, que era la denominación para
I walked with a zombie, Jacques Tourneur (1943).
aquellos Pitufos que eran infectados por una extraña enfermedad. La razón de mencionar esto es porque en esta publicación, la infección se propagaba a través del mordisco, un elemento que todavía no se había visto en el cine (hasta George A. Romero). Aún más antiguo, tenemos al monstruo de Mary Shelley, Frankenstein, que era, literalmente, un muerto andante, un ser formado por partes de otros seres humanos. Si
10 bien su rasgos, aparte de la resurrección, no concuerdan con los de un zombi, sí es cierto que este podría considerarse uno de los primeros atisbos al concepto del cuerpo que vuelve de la muerte para vagar por este mundo, aunque anteriormente se mencionó la existencia del zombi en El Zombi del Gran Perú (1697), de Pierre-Corneille de Blessebois. Al ser humano siempre le ha fascinado (más bien atemorizado) el concepto de la muerte: pasar de la existencia a la inexistencia en cuestión de segundos, por lo que encontramos referencias (desde la civilización de los griegos, e incluso antes) de almas que vagan por el mundo. En 1893, tras Frankenstein, Edgar Allan Poe escribió El hundimiento de la casa Usher, cuya protagonista sufría de una extraña enfermedad que la hacía parecer muerta, y luego <<volvía>> a la vida, sin un ápice de energía en su mirada. Parecía muerta. También en la época del imperialismo, con la expoliación de las tumbas en Egipto se encontraron las momias, extendiéndose de una cultura a otra el mito de las maldiciones de las momias que volvían de la vida. Poco después llegaría Drácula (1897), de Bram Stoker. La semilla que llevaba tiempo creciendo dio su fruto: el hecho de que después de la muerte, en lugar de no haber nada (en todo caso, una incógnita), existía el mismo o más sufrimiento que en vida.
Volviendo a la película... La imagen que George pretendía imprimir sobre las retinas de sus espectadores, era la de un mundo donde todo era normal, hasta que de repente los muertos comenzaron a andar y a atacar a los vivos. En la película no pretendía dar explicación a este suceso, era algo <<enorme>>, según afirmó George en una entrevista de Grolsch FilmWorks, pero lo que importaba eran las personas que seguían vivas y cómo iban a enfrentarse a ese inesperado giro de los acontecimientos. La idea que George tenía en mente respecto al desencadenante, juguetea con el castigo divino como estimulante del levantamiento de los muertos, aunque nunca llega a decirlo en la pantalla. Junto a esa tenía otras dos ideas, y la única que sobrevivió fue la de la onda del satélite que estaba trabajando en Venus, que pertenece a la escena donde se ve el boletín informativo. Independientemente del causante, el corto presupuesto de la película influyó mucho en su estética, algo que George agradece hoy en día. Creó una atmósfera claustrofóbica, gracias al número reducido de localizaciones que, además, pasaron de ser en lugares exóticos o lejanos a ser en el propio terreno americano: eran zombis más cercanos y, por si no fuera poco, estos eran monstruos. El uso de una cámara estática lo obligó a realizar cortes diestros y a dotar de algo de dinamismo a la ya de por sí escasa narración –con esto me refiero a que la película peca de no prestar demasiada atención al aspecto narrativo, se aprecia una falta de pulso narrativo–; la falta de presupuesto también lo llevó a tener que grabar la película en blanco y
11 negro, lo cual funcionó perfectamente para aumentar esa sensación claustrofóbica, y aportar ese aire neorrealista y, a la vez, ese tono expresionista (dado por la textura imperfecta de ese film rodado en blanco y negro) a las imágenes, gracias a los fuertes contrastes de luces y sombras, y el uso de planos aberrantes para crear una sensación de malestar y de incomodidad, culminando en un final donde todos los personajes mueren. Incluso cuando parece que el heroico Ben ha sido el único superviviente, Romero arranca la perspectiva de la salvación de la esperanza de los espectadores, y acaba con el personaje de un tiro en la cabeza. El film funciona como crítica social, quiera o no Romero. Se encontraban muchas similitudes con la realidad del momento y, como afirma Ramón Monedero, redactor de la revista Miradas de Cine, en su artículo Romero y los muertos: <<Se ha dicho una y mil veces que un artista debe ser un cronista de su tiempo, y por eso creo que La noche de los muertos vivientes es una película redonda>>. Tanto es así, que un claro reflejo de la sociedad era el propio zombi: personas deformadas, una realidad degradada a un nivel inferior y putrefacto que, de un modo u otro, reflejaba el malestar de la época. Dicha imagen funciona muy bien como espejo, y es por eso que el cine ha sido el máximo propulsor de la figura del zombi como metáfora, puesto que resultaba difícil sacarle punta a través de la prosa de la literatura. George A. Romero aún así, aduce, que los videojuegos también han tenido una clara capacidad de propulsión del fenómeno, sin duda, todo gracias a Night of the Living Dead, que incluyó un nuevo capítulo en la historia de la narrativa universal (es decir, ya fuera en literatura, películas, videojuegos,...etc.).
La controversia de Ben (Duane Jones), la Guerra de Vietnam y la discriminación de género. Un hecho que dio fama a esta película, fue la presencia de este afroamericano, uno de los amigos de Romero que contribuyeron a la creación de la película. El más preocupado por este hecho, probablemente era el propio actor, quien sentía cierta incomodidad dados los últimos acontecimientos en la historia estadounidense –aunque no fue el primer afroamericano protagonista de una película, pues también tenemos a Sidney Poitier en The Bedford Incident–. No obstante, Romero y sus amigos le alentaron a hacer la película, puesto que ya eran otros tiempos y no tenía nada de lo que preocuparse. Irónicamente, tras realizar la primera copia de la película e ir en busca de potenciales distribuidores, Romero y sus compañeros se enteraron por las noticias del asesinato de Martin Luther King. Ello destacó, aún más, la escena final de la película, una de las más comentadas por críticos a lo largo de todo el mundo. Es aquella en la que, al final de la película, todo parece que ha acabado, y por
12 fin llega un grupo a la casa para ver si hay supervivientes. Al ver a Ben (Duane Jones) lo confunden con un zombi y le disparan en la cabeza. El asesinato de Martin Luther King era algo reciente, y esta escena pareció, a priori, una protesta en contra del racismo. ¿Un grupo de hombres blancos que ven a un afroamericano y, sin tratar de verificar si es zombi o no, le disparan? Decididamente tenía que ser una crítica. No obstante, el propio Romero admitió, tiempo después, que fue solo mera casualidad. Lo que pretendía mostrar en esta escena era el punto álgido del deterioro de las relaciones sociales a lo largo de la película, de cómo el tejido se había ido degradando hasta que el caos se había apoderado de las personas que estaban dentro de la casa y, cómo aquellos que estaban fuera, estaban también en un estado tan deshumanizado que no dudan en disparar a otra persona sin plantearse en ningún momento si podía o no resultar una amenaza. Así pues, la película finaliza con el cuerpo de Ben ardiendo, convirtiéndose de este modo en la desaparición del último resquicio de humanidad que quedaba. Era esa la verdadera intención de Romero al escribir esta escena junto a John A. Russo.
Esta escena, tal vez accidentalmente, representa la filosofía de Hobbes, dentro de la que afirma que <<el hombre es un lobo para el hombre>>. Da igual si hay zombis fuera de la casa, los humanos discuten entre sí. Por otro lado, los propios zombis, quienes antes fueran personas, ahora atacan a sus semejantes...Aunque no solo ellos, los humanos también los atacan (se defienden), sin importar cómo lo hagan. Una manera muy cruel de mostrarlo es en este final que ya se ha comentado, donde el cuerpo de Ben es lanzado a una pira de cadáveres, al haberlo matado indiscriminadamente: los propios hombres atacando a los hombres. Esta es una idea que recupera Danny Boyle en 28 Días Después (2002), pero de manera claramente intencionada. Ni siquiera tenían planteado que este personaje fuera negro, lo habían imaginado como una persona de raza blanca, pero Duane se prestó a realizar dicho papel. Este fue otro golpe fortuito que ayudó a convertir a esta película en una película de culto. Otros críticos y colectivos, dieron a la película otro tipo de interpretaciones: la figura de Bárbara era vista
13 como la proyección de la figura femenina, lo cual levantó asperezas entre los colectivos feministas, puesto que este personaje en concreto muestra ser el más vulnerable y emocional durante toda la película. Los zombis y su invasión a la casa donde estaban los vivos, fueron vistos como una representación de la Guerra de Vietnam. En realidad, todo dependía de la persona a la que le preguntaras sobre la película.
Datos curiosos Los planos cerrados son más usuales en la película Night of the Living Dead, porque el presupuesto no permitía un gran despliegue técnico de iluminación, por lo que les costaba iluminar sets grandes y, por tanto, evitaban en la medida de lo posible los planos muy abiertos. Bill Heinzman, el primer zombi que se acerca a Bárbara, tuvo dificultades para saber cómo moverse, puesto que Romero y Russo tuvieron que inventar los movimientos de estos nuevos zombis come-carne. Todos los actores eran amigos o conocidos que participaron en la película. Mucho material se perdió en una inundación que hubo en Pittsburgh. A Romero le dolió especialmente la pérdida de una escena donde salían docenas de zombis y que duraba 6 minutos.
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Repercusión e Influencia “La oleada de zombis”
Tras su primera película, La noche de los muertes vivientes, George A. Romero se lanzó, años después, a realizar una segunda parte, ya más consciente del poder de la metafórico de la figura del zombi. En este punto es importante destacar que George A. Romero trataba de evitar, dentro de lo posible, los clichés. Por ello, en su primera película su protagonista y el héroe de la película, era un hombre afroamericano –aunque esto fue más una cuestión fortuita que intencionada, pero se le puede atribuir la evasión de repetir la fórmula del héroe americano–, además del hecho de que todos los personajes mueran al final. Pero, como se ha dicho previamente, hay algo que se le recriminó, y fue construir el personaje de Bárbara como el personaje femenino emocional, inestable y vulnerable. Hay que recordar la escena en la que Bárbara se vuelve histérica y trata de ir en busca de su hermano quien, en una especie de justicia poética, es quien acaba con la vida de su hermana, explotando los lazos de parentesco y perturbando a la audiencia. George A. Romero se percató, inevitablemente, de esto y en su tercera película de zombis: Dawn Of The Dead (1985), la protagonista, Lori Cardille, aparte de ser una mujer, distaba de ser parecida al personaje de Bárbara. Este personaje era más duro y, en palabras de la propia Lori, <<cada vez que intentaba imprimir algo de emoción al personaje, George A. Romero me lo negaba>>. Indiscutiblemente, Night of the Living Dead no solo influyó en sus siguientes secuelas, remakes, spin-offs y demás, sino que dio paso a una gran cantidad de material basada en la figura del zombie. A partir de esta película, los zombis eran una plaga, cuya enfermedad se transmitía a través del mordisco y que lo único que buscaban eran carne humana. A partir de ahí, la figura ha ido variando, surgiendo zombis que corren (en 28 días después, de Danny Boyle, por ejemplo), zombis que piensan, zombis con una fuerza sobrehumana...etc. El zombi recreado por George A. Romero era, originalmente, lento, y era uno de sus puntos fuertes: el inexorable paso de la muerte, que aporta esa falsa seguridad característica de la propia muerte: “De aquí a que me muera, falta mucho”, diría cualquiera. Los zombis de Romero son un acercamiento visceral a ese concepto. Como ejemplo de la gran influencia generada por Night of the Living Dead (aparte de todos los cómics, libros, películas, imágenes, series, videojuegos, artículos, y seguro que se me escapan elementos por citar), destacamos a Sam Raimi, quien en 1978 dirigió Within the Woods, que tenía como protagonista a Bruce Campbell. En esta película, unos amigos van a pasar un fin de semana a una cabaña en el bosque y allí desatan una maldición india que
15 traería a los muertos de vuelta. Es característicamente sangrienta y brutal, considerada perteneciente al género gore. De este cortometraje, surgiría la famosa saga conocida como Evil Dead, y que tendría millones de fans alrededor de todo el mundo. Recientemente, la primera parte de esta trilogía tuvo un remake, que tuvo una respuesta modesta por parte del público. Es interesante destacar que en este film los efectos especiales se basaron en trucos e ilusiones, lo cual sirve de reminiscencia para todo el bagaje artesanal que trajo consigo la producción de los efectos especiales para Night of the Living Dead donde la sangre era, por ejemplo, sirope de chocolate (lo cual no se distinguía gracias al uso del blanco y negro). La primera película en marcar un hito en recaudación fue Zombieland (2009), de Ruben Fleischer, que hace comedia con el género de los zombis. Otras películas de zombis destacadas pueden ser: 28 días después (2002), de Danny Boyle, que tendría su segunda parte (28 semanas después, 2007, de Juan Carlos Fresnadillo); la saga de Resident Evil, basada en la saga homónima de videojuegos; Rec (2007), de Jaume Balaguero y Paco Plaza. En esta película se puede observar la técnica empleada por Romero, al hacer que su película pareciera parte de una emisión informativa, el estilo de falso documental que seguirían otras películas de terror (como Paranormal Activity o El Proyecto de la Bruja de Blair); Shaun of the Dead (2004), una divertida sátira de zombis dirigida por Edgar Wright; Dead Set (2008), una mini serie que critica duramente los realities, de la mano de Charlie Brooker y Yann Demange; The Walking Dead (2010), varios directores, entre los que destacan Frank Darabont y Greg Nicotero, y es una serie de crítica social, basada en los cómics homónimos de Robert Kirkman, que pretende ir más allá tratando de relatar qué es lo que siempre ocurre después (de todas las situaciones posibles en este mundo postapocalíptico)...Y así hasta una interminable lista de películas del género, donde los zombis son usados como metáforas, como espectáculo o como personificación del terror. A estas alturas resulta complicado provocar terror o perturbar al espectador con imágenes crueles. El segundo encuentro que tuvo el público con un cine así de crudo, fue con La matanza de Texas (1974), de Tobe Hooper (la cual tendría continuaciones y reinicios que llegan hasta el siglo XXI). Se inició así un proceso escalar: cada vez las películas de este estilo buscan ser más y más retorcidas, inmunizando al público dado el alto nivel de violencia y brutalidad que abunda en las producciones audiovisuales hoy en día, lo que ha provocado un público casi inmune y, por decirlo de algún modo, idiotizado: ya no buscan sensaciones o experiencias, se lanzan en una
16 desesperada bĂşsqueda del puro morbo: se han convertido en los zombis de los que George A. Romero hablaba).
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CONCLUSIÓN
“La muerte nunca fue tan dulce”
Después de todo lo dicho, solo me queda aclarar un tema: Anteriormente se cuestionaba si la fama y el éxito de Romero y su equipo estaban justificados. Bien. Pues la película en sí misma (nunca se ha dudado de si el éxito de esta era razonable) es la propia justificación por una serie de factores: la muestra de un tipo de horror inesperado que quitó el sueño a miles de personas; el precario presupuesto, que les brindó la oportunidad de darle a la película esa estética característica que ya se comentó anteriormente; el momento en el que Duane Jones se prestó a actuar, el hecho de que cuando hicieron su primera copia, Martin Luther King hubiera sido asesinado, convirtiendo la película en una <<película negra>> (refiriéndose a esta etnia); la convulsa Guerra de Vietnam que estaba sucediendo en aquellos momentos; y el hecho de que a los personajes se les diera un papel en el que la sociedad se veía reflejada, tanto a los personajes vivos como a los personajes muertos. De hecho, estos últimos son, quizá, el mejor reflejo: una sociedad en estado decadente, que no siente empatía, que no siente nada, que acaba con el otro para alimentarse a sí mismo. Mientras, en el interior de la casa, a pesar de los problemas existentes en el exterior, los supervivientes discuten entre sí para ver quién está al mando de la situación. El perfecto reflejo de una sociedad capitalista o, por qué engañarnos, de una sociedad a secas donde están: los que quieren ser líderes, los que reciben órdenes y aquellos que sustentan a estos dos últimos (no sin cierto sacrificio). También es cierto que el pesimismo social de la América de los setenta pudo imprimir la película de este aire sombrío y crítico que muchos le atribuyen. Realmente Romero únicamente quería hacer una película de zombis y, en mi humilde opinión, fue porque era más barato y sencillo dirigir a un grupo de actores que avanzaran con la mirada abandonada, en un espacio de grabación muy limitado. Además, en varias entrevistas afirma de manera categórica que, una vez se dio cuenta del poder metafórico de los zombis y el trasfondo político que podían aportar, en su segunda película se centró en este aspecto. Eso saca a relucir que en ningún momento fue consciente de la profundidad de la que podían impregnar a la historia. Al parecer, lo único de lo que sí fue consciente fue de cómo tendrían que funcionar los miembros vivos del interior de la casa y cómo avanzarían sus relaciones. Algo similar pasó con el Tiburón de Spielberg, al que nadie más que él pareció verlo sencillamente como lo que era: un tiburón con un apetito voraz. De hecho, George A. Romero declara en una entrevista para Vanity Fair, parafraseando a Freud: <<Para mí los zombis siempre han sido zombis. Siempre han sido un cigarro>>*.
*La cita original es: A veces las cosas tienen simbolismo y a veces un cigarro es solo un cigarro.
18 Regresando a lo anterior, son estos factores: las alegorías políticas, el horror que causó, el modo en que estaba grabada (que, en mis palabras, la calificaría de <<cruda>>), los que automáticamente convirtieron a esta película en una película de culto y una de las mayores obras cinematográficas del cine terror.
Night Of The Living Dead 1968 Vinieron para quedarse.
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21 Las 100 mejores pelĂculas: La noche de los muertos vivientes, de John Kobal, Alianza Editorial.
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