10 IDEAS
PARA LA DE-CONSTRUCCION DEL ESPACIO RITUAL catacumbas del cementerio general San José, Costa rica.
“No es un futuro, es una realidad en el presente de cada individuo, la muerte me pre existe; no voy a hacia ella, sino que estoy instalado en ella desde el momento mismo de nacer� (Savater,1982).
Universidad Veritas Escuela de Arquitectura
“10 IDEAS PARA LA de- CONSTRUCCION DEL ESPACIO RITUAL”
Proyecto de Graduación para optar por el grado de Licenciatura en Arquitectura
Autoras: Daniella Fernández Alfaro (200610051) María José Jimenez Fernández (200610101)
Tutor: Cesar A. Carrascal Mercado
San José, Costa Rica 2013
imagen: fuente propia
La muerte estรก desnuda frente al hombre. Desnuda, simple, franca. No es ojo cerrado por la sombra: es una piedra blanca, una pared escueta, una muralla dura y definitiva. Morir es entregar la batalla a otras manos como una mano viva. La muerte estรก desnuda frente al hombre y es simple como el paso, el corazรณn, el labio, la silla y el abrazo. Simple como las mesas cotidianas, como la cena diaria. Viva como el amor y, como el cuerpo, concreta y necesaria. Jorge Debravo
Declaración Jurada:
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Daniella Fernández Alfaro (200610051)
María José Jimenez Fernández (200610101)
cédula # 113710657
cédula # 4197252
Dedicatoria: $
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Hoja de evaluaci贸n Aprobaci贸n del proyecto de graduaci贸n Tribunal examinador
Arquitecto Cesar A. Carrascal Mercado
Arquitecto Carlos Mata Quesada
Profesor Tutor
Profesor Lector
Arquitecto David Valverde Rodriguez
Arquitecto Max Ter谩n Gonzalez
Profesor Lector
Profesor Lector
índice
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tema
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deconstrucción
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problema
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objetivos y alcances
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metodología
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10 ideas la muerte de la muerte
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bibliograf铆a
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ubicaci贸n
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cementerio calvo
CATACUMBAS DEL CEMENTERIO GENERAL
av.10
cementerio de obreros
CEMENTERIO GENERAL
imagen: fuente propia
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tema
10 IDEAS PARA LA de-CONSTRUCCION
DEL ESPACIO RITUAL catacumbas del Cementerio General de San José
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deconstrucción
¿Qué es?
¿Cómo? - ¿De qué?
¿Para qué?
Deconstrucción es un término filosófico. Deconstrucción es desmontar y descentralizar las partes de un todo. Deconstrucción es destruir para re-construir, desensamblar para ensamblar. Deconstrucción es encontrar más de una posibilidad para ver las cosas. Deconstrucción es transgredir lo establecido, romper las reglas. Deconstrucción es cambiar el constructo.
Deconstrucción como estrategia. Deconstrucción como cuestionamiento del sentido del ser. Deconstrucción como desmaterialización. Deconstrucción del no programa. Deconstrucción a través del pensamiento congelado. Deconstrucción como abstracción. Deconstrucción del cofre, de lo cerrado. Deconstrucción de la vida y de la muerte. Deconstrucción como quiebre de la realidad. Deconstrucción como fisura en la estructura metafísica de la vida. Deconstrucción del dogma. Deconstrucción de la condición estereotómica del sitio, de la tierra. Deconstrucción del vacío, del concepto de habitar. Deconstrucción como disociación analítica, como dualidad. Deconstrucción es el acto de deconstruir.
Deconstruir para dislocar la estructura. Deconstruir para generar una apertura en la mentalidad. Deconstruir para renovar, crear algo nuevo. Deconstruir para generar una nueva imagen, un nuevo espacio y una nueva construcción.
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“¿Es posible distinguir en la experiencia de la arquitectura dos planos distintos, uno el de la experiencia cotidiana y otro el de una experiencia de orden superior o transcendental en la cual se intensifican al máximo las sensaciones y los significados que provee el espacio construido?” (Saldarriaga,2005,pág 49).
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problema
COMO DE-CONSTRUIR LAS CATACUMBAS DEL CEMENTERIO GENERAL MEDIANTE EL DISEテ前 DE UNA EXPERIENCIA ESPACIAL Y SENSORIAL, A PARTIR DE LA REPRESENTACION Y MATERIALIZACION DE LAS 10 IDEAS
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objetivos y alcances
OBJETIVO GENERAL
Deconstruir las catacumbas del Cementerio General de San Jos茅 mediante la implementaci贸n de la estrategia medotol贸gica.
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OBJETIVOS y ALCANCES
1. Entender los componentes que engloban el espacio ritual, mediante la representación escrita.
4. Materializar las 10 ideas mediante una intervención en las catacumbas tomando como enfoque principal la función estética y espacial más que la función arquitectónica.
2. Explorar las posibilidades espaciales de los componentes que conforman el espacio ritual mediante el graficar y el modelar.
5. Crear espacialidades sensibles y experiencias habitables a partir de las connotaciones poéticas de las catacumbas y el espacio ritual.
3. Establecer conceptualizaciones espaciales coherentes con los conceptos que representan y caracterizan un espacio ritual
6. Integrar el Cementerio General, como espacio público, a la ciudad para la valoración del espacio cementerio.
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introducción
Este trabajo desarrolla la temática del constructo de la muerte y la imagen del espacio ritual. La muerte como acción requiere de un espacio para habitar, la tierra, en su condición arquitectónica, es el lleno que alberga y contiene el espacio vacío, ese vacío que será moldeado y esculpido para ser vivido y contemplado por los seres vivos. El morir, siendo un acto tan natural, acontecimiento inherente que golpea a todo ser humano, ha sido asumido con escepticismos y negación. Paralelamente los espacios que envuelven este acontecimiento se han convertido en residuos urbanos, espacios segregados y ocultos, enclaves divisorios del territorio con un único uso, el albergar los cuerpos inertes. Mediante el desarrollo de 10 ideas, como metodología de trabajo, se busca una reconfiguración sustractiva de la estructura estereotómica del espacio, para la contención del vacío. El proyecto pretende generar vínculos entre el sistema de patrones actual y un sistema a insertar, donde este vacío actúe como el organizador, mediante el tejer y anudar del espacio y la materialización de las 10 ideas para su relectura y resemantización. Se prestará especial atención al estudio de la poética de la arquitectura ritual, en sus componentes más puros y sus connotaciones emotivas, para una experiencia sensorial dentro de las catacumbas del Cementerio General. La principal intención sería ver la muerte como un proceso natural del ser humano, y su espacio como un sitio para el recuerdo y la memoria, para dar cabida a la imaginación y a la meditación dejando atrás cualquier tabú que lo encasille. Se busca generar un nuevo espacio que permita una apertura en el campo de la arquitectura ritual y en el sitio directamente, un proyecto con propósitos culturales y sociales, que sea capaz de tocar profundidades, produzca y exalte sensaciones en quien lo visite.
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justificación
A través de los años la visualización del constructo de la muerte ha afrontado una serie de cambios, hasta llegar a la actualidad. Este hecho que, en tiempos pasados fue un acontecimiento natural del ser humano, hoy es visto como tema tabú dentro de la sociedad. No hay cultura que desconozca a sus muertos, todo asentamiento humano contempla un lugar para el depósito, acumulación y veneración de sus difuntos, sin embargo, al igual que el concepto de la muerte, estos espacios han perdido la esencia poética que los caracterizaba, convirtiéndolos en espacios monofuncionales. El proyecto se enfoca en las catacumbas del Cementerio General, un espacio que aparenta estar en abandono, sin embargo, este alberga un sinfín de historias, recuerdos y memorias, enterrados al sur, al fondo, abajo, es lo que en este caso llamamos “la tumba de la tumba”. Se intenta ampliar la mentalidad de las personas, si bien sabemos, la muerte es inevitable y no es flexible, entonces ¿por qué, si nos vemos amenazados y amarrados con esta situación, como proceso inherente del ser humano, le seguimos dando la espalda?. Aquí la búsqueda y logro primordial sería contrarrestar la imagen de cementerio que se ha concebido como socialmente aceptada, y evidenciar la problemática actual de negación y ocultamiento del espacio, con la intención de re-direccionar el sistema cerrado actual, por uno que interrelacione, articule y conviva con la vida urbana y cultural, es decir, resemantizar el espacio ritual de las catacumbas.
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imagenes: fuente propia
metodologĂa
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Escribir, modelar y graficar
para la materialización de una arquitectura ritual
El proyecto surge a partir del cuestionamiento de ¿qué es la arquitectura?, según Campo Baeza, la arquitectura es idea materializada, idea que se expresa en formas, esa idea que se haya en la mente y da lugar a los conceptos y a los componentes que se materializan mediante la expresión artística. Esa expresión que “no se nutre de encuentros casuales, sino de búsquedas laboriosas, en esos encuentros certeros de ingredientes y medidas”, (Campo Baeza, 2006, pág 10). La idea aparece como síntesis de los factores concretos que ocurren en el complejo hecho arquitectónico. Mediante un proceso previo de investigación e indagación acerca de los conceptos que engloban y definen los que es la arquitectura ritual se plantean 10 ensayos, 10 gráficos y 10 modelos como metodología de trabajo para la intervención de un espacio ritual permitiéndonos elaborar un constructo mental, una visión no
inductiva ni reduccionista de un proceso de retroalimentación, donde cada componente es un factor que responde a una intención, pasando por una etapa de reflexión y comprensión, para que a la hora de materializarlos formen una totalidad que pasaría a ser el objeto arquitectónico. La metodología, más allá de ser un método científico es una estructura dinámica que nos permite una visión periférica de los componentes para la construcción de la idea, los cuales son comprendidos y estudiados mediante procesos creativos como lel escribir, el graficar y el modelar. “La arquitectura es espacio, es materia sensibilizada”, como dice Saldarriaga (2005, los sentidos pag 126), proveen la información y permiten construir su imagen. Al hablar de arquitectura hablamos de lo
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material, lo concreto, lo real, lo que forma y da carácter al objeto. Es el material el que lleva la carga simbólica de la poética, es el que da sentido al todo, el que conmueve y presta las cualidades al espacio. Al hablar del material, en las catacumbas, hablamos de dos primordiales, la tierra y el concreto, tierra que ha sido removida, tierra excavada, tierra sembrada de memoria, polvo materializado, construido en el olvido. La tierra aquí soporta, en-tierra, es el elemento natural que no muta con el tiempo, solo se remueve, se coloca y se manipula. El concreto, por su parte almacena, forma, contiene y separa, es el elemento artificial, es el material que ha sido moldeado por el hombre para la facilitación y organización del acontecimiento.
Es el material el encargado de transmitir sensualidad, pureza, sentido y emoción. Es capaz de evocar cualidades poéticas en la arquitectura, y hacer que el objeto arquitectónico sea percibido de distintas maneras, dependiendo de la intención. “El papel simbólico de la arquitectura ritual no solo describe un escenario físico, sino implica todo un desarrollo espiritual en el plano psicológico”, (Thomas, 1996), y que involucra de manera imprescindible a la experiencia,“la arquitectura es una emoción que se habita” (Aparicio,2006, pág 16). A través de la emoción se busca manifestar, describir y mostrar una profundidad poética en la arquitectura ritual, mediante la experimentación y representación abstracta del sitio, formando parte de un proceso de entendimiento que permita la deseada
construcción del espacio y su imagen utilizando 3 herramientas primordiales las cuales serían, el escribir, el graficar y el modelar. El escribir posibilita de manera esencial transmitir un mensaje, verbalizar un espacio y ponerle palabras a la arquitectura. El graficar permite reflejar mediante sketches, papel y cartón, conceptos básicos del espacio, y el modelar nos concluye en una imagen real y tridimensional, una representación más cercana de las intenciones espaciales del proyecto. Escribir como herramienta, escribir como expresión, según Saldarriaga (2005), “no se trata únicamente de decir cosas bellas, sino de decir algo que tenga sentido o invoque la sensibilidad de quien escucha”. Del lápiz a la tinta, de la mente al papel, se escribe
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para transmitir, para comunicar, nada más expresivo que la palabra, nada más claro que la narración. Encontramos en ella la manera más acertada de relatar y explicar nuestras inquietudes, nuestra investigación y nuestro aporte, la manera más clara de hacer evidente una temática tan compleja y extensa como lo es el tema de la muerte. Se considera necesario el escribir las sensaciones mediante un lápiz para el entendimiento del espacio. Creemos que, así como el espacio se construye con planos, sketches y esquemas, se construye tambien con palabras, esas palabras que amarran el discurso mediante la emoción y su racionalización. La palabra texto proviene del mismo origen etimológico que la palabra tejer, por lo que al escribir textos estamos entretejiendo el discurso, hilando la
arquitectura, plasmando nuestras intenciones en un proyecto que toque profundidades en cada persona que lo lea y lo interprete. La utilización de papel, cartón, tijeras, tinta china y lápices nos da la posibilidad de explorar y combinar más a fondo, materiales que comúnmente se olvidan o no se utilizan en el proceso de exploración conceptual. El graficar nos ayuda a metaforizar el espacio, adquiriendo una connotación poética que nos posibilita ampliar la comunicación visual de las ideas, la espacialidad y los conceptos que empleamos en la investigación. El material así como el espacio se esculpe, se forma, se modela. El modelar el material es una reflexión concreta, explorar mediante el juego de la intuición, trasladar inquietudes al
volumen. La idea se convierte en lograr traducir esas emociones y sensaciones en el modelo, hacer del material masa sensible, grabar la superficie, crear relieves, sentir el yeso, su peso, su dureza, ensuciarse las manos, palparlo, sentirlo, moldearlo, plasmando pensamientos en cada espacio. El modelar nos permite transmitir en tres dimensiones la idea, nos permite hablar de texturas, manipular con nuestras manos el material, hablar del sentido del tacto, el cual conlleva la mayor importancia en la experiencia perceptiva del espacio, y permite además, la interacción entre el interior del cuerpo y el exterior del mundo, ya que “toda experiencia sensorial es un modo de tocar”, (Pallasma, 2012), ese tocar que despierta los sentidos y nos lleva a percibir, a sentir.
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El ser humano tiene la capacidad de provocar sentimientos y de crear espacios armoniosos, espacios que eleven el alma y generen efectos, a partir de esta exploración teórica y práctica se conjuga la inmensidad y la trascendencia en una intervención del vacío, ese vacío que nace y se forma del sólido, ese vacío puro que “satisface el espíritu” (Corbusier s.f citado en Arte y vacío 2011). “Es en la ausencia de materia donde nace la habitabilidad, es donde precisamente habita la emoción”,(Aparicio,2006). Se busca habitar ese vacío para cambiar la imagen que ha sido construida en torno al pensamiento humano, esa imagen que encasilla el concepto de la muerte y el espacio que lo envuelve, mediante el diseño de una arquitectura contundente y radical.
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FUNDAMENTOS Y REFLEXIONES
ORIGENES W4.$4',4.$G"*-)+'#N
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METODOLOGICO P+G1.+.,-"7)I,$4.$1'#$ 7',7.G-'#$.,$.1$4)#.Z' A"-.*)"1)5"7)I,$4.$1"#$ :=$)4."#
PROYECTO
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LA MUERTE DE LA MUERTE “La renuencia a pensar en la muerte es en sí misma una forma de muerte ya que la intensidad de la vida es inseparable de la certeza de su inevitable destrucción”. (Kubler-Ross, 1993) Cualquier reflexión, investigación o simple reseña acerca del tema de la muerte debería tomar en consideración, todas las hipótesis y suposiciones históricas surgidas en el interminable paradigma del tiempo. El observar la construcción de este concepto y cómo este ha sido afrontado y visualizado a lo largo de la historia, nos ayuda a descubrir más acerca del comportamiento del hombre y su relación con la fatalidad, tema que en algún tiempo pasado, le correspondía de manera más íntima y personal de lo que le acontece hoy.
“La especie humana es la única para la que la muerte está presente durante toda su vida, la única que acompaña a la muerte de un ritual”. (Morin, 2007, pag 9). La visión de la muerte y su relación con ella depende del pensamiento de cada individuo, de la cultura y contexto social en el cual se desarrolle; es así que cada civilización ha creado, a través de los siglos, diferentes maneras para representar el acto de morir, ya sea mediante manifestaciones, ritos o celebraciones; según Macellari (2002), el hombre,
concepto de muerte - deconstrucción
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es la única criatura que llega a ser consciente de su propia desaparición, el único que posee de la muerte la concepción de un acontecimiento absolutamente natural, así como el cambio de la noche al día, el caer de la lluvia o la aparición de nuevas vidas en el vientre de sus mujeres. Se podría aseverar entonces, sin miedo a equivocarse, que en años pasados la muerte era asumida como un hecho de la vida cotidiana, y aceptada como un acto común. No obstante, este concepto varía conforme avanzan las décadas, donde se contradicen los pensamientos
y llega el momento en el que desesperadamente se comprende que la muerte es un mal inevitable y una condición de la cual no hay regreso. Al plantearse los cuestionamientos acerca de ella, y no encontrarse las respuestas, el hombre le adjudica a la muerte un misterio que antes no le pertenecía y es ahí donde pausadamente nace un profundo horror ante ella. “El hombre que ha olvidado demasiado la muerte, ha querido, igualmente demasiado, mirarla de frente, en lugar de intentar rodearla con su astucia…, no ha visto que el primer misterio era, no la muerte, sino su actitud ante ella”. (Morin, 2007, pag 17).
Macellari (2002), explica como con el nacimiento de la filosofía, la muerte se convierte en objeto de investigación, el hombre busca dar una explicación lógica a lo que antes era un misterio. Con estos
razonamientos, sumergidos en la existencia colectiva, se adentra en la certeza de un mundo más allá, de una vida después de la extinción. Con la llegada de la Edad Media nace la conciencia del proceso biológico del morir; destino al cual todos se enfrentan. Los signos de desgaste, la desintegración progresiva y el decaimiento del organismo, se empiezan a leer como señales de una vida que está a punto de llegar a su final, comenzándose así a diagnosticar la muerte como un acontecimiento biológico. El avance de los años se solapó con la introducción de la gran tecnología médica, y la puesta en funcionamiento de las unidades de cuidados intensivos, momento en el cual se transforma la relación humana con la muerte, forzada por el cambio de ambiente donde se muere, y la visión de la muerte como un evento natural del ser.
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Hoy, alrededor del 80% de las personas mueren en hospitales o lugares específicos para ello, “la muerte se ha convertido en un acto sanitario controlado por los hospitales y (Kubler-Ross, funerarias” 1998), llegándose a perder la intimidad del hecho. El calor del hogar y de los allegados se cambia por máquinas inertes, enfermeros entrenados y papeles de registro, demostrando así como hoy en día no estamos preparados para afrontar el acontecimiento de morir, no sabemos qué hacer, cómo actuar ni que decir, y simplemente lo tramitamos como cualquier otro servicio comercial y lucrativo. Estamos de frente ante una muerte robotizada. La sociedad prefiere renegarla porque la considera exorbitante: “la muerte que en un tiempo fue la clausura grandiosa de la epopeya existencial, ahora se oculta
a los ojos, se convierte en algo de lo que no está bien hablar, se transforma en tabú colectivo” (Macellari,2002,pag 64), es así que se convierte la muerte en una enfermedad, un mal innombrable, lapidando el siglo XX como el siglo en el que se decreta una muerte de la muerte. Paradoja contradictoria, la muerte se mata a sí misma, dejando así solo vida, la vida protagonista de la vida, lo único que existe, el único refugio para la negación, el único escudo para la no aceptación. Las emociones se reprimen, se guardan y aunque el sufrimiento es el mismo no se expresa ni se manifiesta de manera abierta. La experiencia social de la muerte ha cambiado profundamente en nuestra conciencia colectiva. Su imagen desaparece contradiciendo lo que por años fue parte de la existencia natural del ser
humano. Hoy maquillamos los sustantivos con los que la asociamos: la salida, el deceso, el sueño eterno, el último viaje, el descanso perpetuo. Son estos los días donde el término muerte suena demasiado grave para ser pronunciado sin perturbación, mientras que se busca exhaustivamente el alargamiento de nuestras vidas, como instinto de supervivencia, práctica que además de alejar nuestra muerte, llega para llevar nuestra vida a su máxima potencialidad biológica mediante la medicina, sin dejar que su curso natural tome protagonismo.
Entre la incertidumbre. nace la interrogante: ¿Por qué y para qué deconstruir el concepto de la muerte?
concepto de muerte - deconstrucción
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“Nada ha cambiado en los últimos 100 años de la humanidad y cualquier pensamiento, hipótesis o convicción sobre la muerte se coagula en la única certeza del vertiginoso sentido de la Nada…. De la nada no nos da miedo el vacío que debería caracterizarla, sino el hecho de no poder pensarla: tememos la nada porque alrededor de ella no conseguimos construir ningún pensamiento decente”. (Macellari,2002,pag 97).
Es así que de pie, al borde del vacío del entendimiento racional, el ser humano solo puede concluir que ninguna idea o reflexión hecha sobre la muerte, a través de la historia, ha logrado satisfacer la incertidumbre hambrienta de no poder explicar el fenómeno del morir, y la verdad oculta del por qué sucede esta inevitable y necesaria realidad.
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“Temer a la muerte, no es más que pensar que se es sabio cuando no lo es porque es creer que se sabe lo que se desconoce. Ningún hombre sabe si la muerte no es, quizá, la mayor bendición de la humanidad, y sin embargo temen a la muerte como si supieran, con certeza, que es el mayor de los males”. (Sócrates, s.f, citado en El Libro de los tibetanos de la vida y la muerte,1994).
La única respuesta, evidente y asequible para el hombre, es entonces, que la muerte es un hecho inherente a su existir, súbita e inescapable. Es por esto que se inquiere una deconstrucción del concepto de muerte, es decir, una sacudida en la estructura metafísica del constructo, la transgresión del sentido de la muerte, para generar una fisura en la cual insertar una nueva realidad para su re-semantización, y para la apertura de nuevas posibilidades de pensamiento.
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LA IMAGEN POETICA DEL ESPACIO RITUAL 024
“Para quien moría, el monumento fúnebre representaba un escudo contra el olvido”
humana y el reconocimiento del enorme poder de la muerte empieza a ser respetado.
(Macellari,2002,pag 51).
Desde hace setenta y cinco mil años aproximadamente, podemos observar: como ese espacio de sepultura se enriquecía con la presencia de objetos y ofrendas depositadas junto al difunto, para que lo acompañaran en su incierta travesía, “no existe prácticamente ningún grupo arcáico, por primitivo que sea, que abandone a sus muertos o que los abandone sin ritos” (Morin,2007,pag 23). El conocimiento de estos ritos y la utilización de ornamentos funerarios, nos proporcionan el inequívoco testimonio de la aparición de nuevos y profundos lazos con la muerte, al creer que, en vez de la desaparición material del cuerpo, este fuera hacia una insólita nueva forma de vida, naciendo así una necesidad de agrietar la barrera que hasta entonces lo había mantenido lejos de lo desconocido.
El espacio ritual (entiéndase cementerio) ha formado parte del ser humano desde el primer momento en que este fue consciente de la muerte, mostrando así un comportamiento inusual que no es observado en ninguna otra especie: sepultar a sus muertos. Esta práctica se aclara mediante su capacidad mental y su adquirida espiritualidad, a su inteligencia racional y la experiencia que acumula a lo largo de muchos años de presenciar este acontecimiento. La sepultura surge entonces como un reflejo fugaz de la inquietud por la muerte, no tratándose solo de una cuestión de instinto, sino de la aurora incesante del pensamiento humano: “el primer testimonio fundamental, universal de la muerte humana, lo da la sepultura” (Morin, 2007, pag 23).
La inhumación (sepultura dentro de la tierra) era y sigue siendo la práctica funeraria mas común. Esta elección se impone por evidentes características de higiene, aunque esconde, sin embargo, sentimientos conflictivos entre sí: por un lado la voluntad de proteger el cadáver del ataque de animales, por otro lado la necesidad de impedir al muerto salir de su tumba, para violar la ley de la
Según Macellari (2002), el testimonio más antiguo de sepultura se remonta hace más de cien mil años, y representa la más lejana prueba del cambio que se produce en la realidad entre el hombre y la muerte. Se fija así en el tiempo el momento en que el mundo de los muertos aflora en la conciencia
imagen poética - espacio ritual
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escudo en contra del olvido, y la fijación de esa separación entre el mundo de los muertos y el de los vivos.
sociedad y aterrorizar la existencia de los vivos. Al igual que en la actualidad, los lugares de entierro a menudo eran construidos en las cercanías de los poblados, siendo objeto de visitas frecuentes, sumado al hallazgo de ofrendas en la entrada de los sepulcros, como un símbolo de recuerdo, igual que las flores depositadas hoy día en nuestros cementerios.
En el siglo XVIII el espacio ritual se traslada a las afueras de la ciudad justificado de nuevo por criterios de higiene y salud, pero representa claramente el alejamiento y segregación de los espacios entre lo vivo y lo muerto, definiendo así fronteras entre la relación de los dos mundos.
Años más tarde, en el antiguo Egipto, nace la época de solemnes construcciones fúnebres que se elevan majestuosas sobre los pisos del desierto, traspasando los límites del ingenio, ofreciendo una tangible comunicación visual entre el mundo humano y el del más allá. Las dimensiones de estas edificaciones nos dan testimonio de la adquisición de consciencia sobre la inmensidad de la muerte, por parte del humano pensante; su misterio es tan grande que el hombre debe dedicarle monumentos enormes y ostentosos.
Casi inmóvil en el tiempo, la relación del hombre con la muerte se continua viendo como limitada y distante, utilizando los espacios de entierro como una especie de muralla divisoria que oculta la imagen de la muerte y nuestra relación con la misma. Nuestra ciudad ha interpretado el cementerio como un recinto limitado, acotado y cerrado: que tiene un adentro y un afuera, ese afuera en el cual preferimos permanecer para no entrarnos en los límites del mundo de los muertos.
Con el tiempo esta práctica se extiende a cada persona en particular, la muerte llega a ser domesticada para hacer de ella algo palpable y perceptible y volverla soportable para quien quiera sobrevivir el peso del dolor, de la angustia y de la soledad. La tumba y su inscripción representan entonces para el fallecido un
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“Desde aquí arriba, no se ve nada; hay quien dice: Está allá abajo, y no queda sino creerlo” (Calvino, 2012, pag 54)
El Cementerio General de San José fue construido en el año 1862, y ubicado, desde ese momento, en el lugar que ocupa actualmente. Constituye un hito urbano de la ciudad, y ha representado desde entonces la imagen del país, en cuanto a arquitectura mortuoria por su historia, trascendentalidad y escultoridad. En él encontramos mausoleos y construcciones de alto valor histórico y arquitectónico, además de gran cantidad de obras escultóricas en bronce, piedra y mármol, de autores costarricenses y extranjeros representativas de la historia plástica del país de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX.
lográndose así en el año 1862 el traslado del cementerio, al lugar que ocupa hoy en día. En el año 1879 se adhiere, por falta de capacidad, un nuevo terreno al cementerio, llamado Panteón Bonnefill, en honor a la familia que donó el espacio. Este sitio, (el cual representa un pilar indiscutible para nuestra cultura en cuanto a manifestación ritual), involucra también una manifestación afectiva, sicológica y emotiva de la sociedad; es por esto, sumado a la visión actual de la muerte y su creciente escepticismo, que este espacio se ve reflejado como un vacío dentro de la trama urbana de San José, algo parecido a un enclave: el cementerio como un territorio incluido en otro de mayor extensión, con características y estructuras distintas, una ciudad dentro de otra, a la que simplemente recurrimos cuando llega su momento, un lugar con una temporalidad definida, un lugar mono funcional, un lugar que se busca por interés y que por interés se olvida.
Alrededor del siglo XIX, se acostumbraba enterrar a los difuntos en los alrededores de las iglesias, lo que a lo largo de los años llegó a provocar condiciones insalubres en las aguas, y saturación del aire por los gases emitidos, razones por las cuales se emite una orden de ser retirados fuera de las poblaciones, en el año 1814. Años después, en 1830, se hace evidente y necesaria la creación de un campo santo dentro de la ciudad de San José, ya que las cenizas de los difuntos eran desechadas en el lago de La Sabana al no existir un espacio para el depósito de los muertos del hospital San Juan de Dios,
Al adentrarnos en la estructura del cementerio, encontramos patrones que evidencian una estrategia de segregación espacial, así como social y cultural. Los cambios tipológicos, las separaciones entre los volúmenes y las formas nos muestran una
imagen poética- contexto
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LA TUMBA DE LA TUMBA
manera de obviar la realidad y evidenciar un desequilibrio: la fachada principal nos antepone una estructura majestuosa, privilegiada y estéticamente hermosa, pero va mutando conforme avanza y se adentra, hasta evidenciar que esta primera impresión de exaltación no es más que un maquillaje ante la cruda realidad.
muestra las grietas, la vejez, las arrugas que han sufrido intentos de ser borradas pero que aún conservan y evidencian su dolor y su pasado. Este espacio es una imagen que refleja lo sucedido en la cultura josefina, en torno al tema de la defunción, llevando consigo una carga socio-económica, además de la carga de fatalidad que conlleva.
El proyecto se enfoca directamente en el área de las catacumbas, un pasillo subterráneo de aproximadamente 90 metros de largo que, alberga unos 700 nichos y es iluminado y ventilado, únicamente por diez monitores que sobresalen de una extensa área verde. Estas puntuales entradas de luz evidencian la oscuridad dentro del sitio manifestando la visión de Louis Kahn que dice que “incluso un espacio concebido para ser oscuro debe tener luz proveniente de alguna misteriosa abertura que nos muestre cuan oscuro es en realidad”, esa luz que
Estas variables empleadas juntas, erróneamente nos dan como resultado este recipiente colectivo que es doblemente escondido, atrás y abajo, una “tumba de la tumba” que representa un fenómeno de invisibilización, de contraste y de marginalización del sitio, no sólo espacial, sino también espiritual, el cual contrariamente debería ser reflejo de lo positivo de la ciudad, de su historia y su devenir.
imagen: fuente propia
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planta arq. catacumbas
N.P 0.00m
corte arq. catacumbas
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texto complementario
Experiencia en el Cementerio General
Respiro formalina, es un olor que me persigue donde quiera que vaya. Esculturas invaden mi vista, blanco, blanco y negro por todos lados como si teñir el paisaje quisieran de una gama de grises, una pequeña ciudad dentro de la masa que la rodea. Lleno de misterio este espacio amurallado, lleno de silencios y suspiros. Edificios, como torres me reciben al ingresar, grandes, como si alguien muy importante residiera en ellos, esa presencia majestuosa que me invita a adentrarme en el lugar. Formas, cubos de concreto, cerámica, piedra invaden el terreno que una vez fue zacate y ahora son viviendas. Pasillos bañados con la sombra de enormes pinos que refrescan el ambiente. Pasillos rodeados de casas, matas y caminos cual barrio josefino. Aquí los habitantes viven en silencio, escuchando los pasos de la vida, el sonido del viento, los pitos bulliciosos de un bus que pasa la avenida sin siquiera observar. Estando aquí adentro olvido que hay un afuera, el espacio me consume y me invita a vivirlo, a investigarlo, a conocerlo. La repetición y la desubicación se convierten en mis compañeras, todo se vuelve confuso, hasta un poco monótono sin embargo, siempre hay un elemento, un color, una flor, una esquela que logra romper con la secuencia. Mientras camino observo a lo lejos algo que cautiva mi mirada, láminas de zinc que me informan que hay algo más, se evidencia un abajo, un enterramiento. Unas gradas aluden al descenso, me invitan a bajar y de repente se abre ante mi ese espacio, denso, pesado, frío. Lo que vemos acá es un cuerpo sobre otro cuerpo, un sitio de almacenamiento. Apellidos, nombres y apodos hacen de portada, enmarcan el ingreso de las miles de moradas. Es un espacio muerto en donde la vida se abre camino, se habita, se recorre. Una linealidad conductora, un principio y un fin. La luz ilumina la oscuridad, evidencia sus grietas, su vejez, sus arrugas y su llanto. Acá observo concreto, por todos lados, es un lugar para el asombro, una suma de olvidos, un lugar con historia, una historia para contar. Esa historia que me hace recordar, porque aquí, eso es lo único que vive, el recuerdo....
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imagenes: fuente propia
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LA IMAGEN POETICA
DE LA TUMBA 035
“En el cofrecillo se encuentran las cosas inolvidables, inolvidables para nosotros y también para aquellos a quienes legaremos nuestros tesoros. El pasado, el presente y un porvenir se hallan condensados allí. Y así, el cofrecillo es la memoria de lo inmemorial”. (Bachelard,1965,pag 88).
En su connotación de cofre, la tumba, como espacio cerrado representa una dialéctica del adentro y el afuera, los cuales al estar separados por medio de un umbral, una barrera o un límite, nos impiden ver que sucede del otro lado. Según Macellari(2002), “el hombre manifiesta no un desinterés pasivo hacia algo que fastidia, sino un hacer tan activo, que hace que el problema que se quiere negar permanezca relegado fuera del ámbito de lo consciente, sepultado en oscuras y profundas regiones de la
consciencia que la misma mente hace de todo para mantener inaccesibles”, por lo tanto observa la tumba como un elemento que le permite guardar el prejuicio de esa incertidumbre, el secreto de la muerte, el misterio de lo desconocido, el cajón que contiene y alberga el cuerpo, y es por esta razón, sin más, que le confiere el valor de espacio oscuro, pequeño y pesado, negándose el adentro para alejar la realidad que no se quiere aceptar, y dar ese paso a la imaginación, las memorias, los valores y los recuerdos. “Algo cerrado debe guardar a los recuerdos dejándoles sus valores de imágenes”, (Bachelard,1965,pag 89).
La tumba actúa como ese cofre que nos abre las posibilidades de pensamientos y constructos mentales, imagenes e imaginarios, explicaciones permisivas y personales que involucran un mundo de
imagen poética - tumba
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experiencias y simbolismos. Esa inmensidad de las variables hace aun más grande el misterio que nos permite representar, imaginando subjetivamente ese adentro, y transformando la realidad de lo corpóreo y lo etéreo, de lo inerte y lo vivo, de la carne trémula y el polvo. La muerte es, a primera vista una especie de vida que prolonga de una forma u otra la vida individual. Según esta perspectiva, la muerte no es una idea sino una “imagen”, como diría Bachelard, y una metáfora de que la vida es un mito, y que efectivamente el dolor, terror y obsesión hacia ella, tienen un denominador común: la pérdida de individualidad. Es evidente que la obsesión por la supervivencia, a menudo revela en el hombre el quejumbroso afán de salvar su individualidad más allá de la muerte. La imagen de la tumba es algo
que espanta la mirada, y aunque no existan razones coherentes y justificadas, es algo que el ser humano se resiste a pensar, es aquello que le causa dolor, que le provoca un derrumbe existencial al tratar de entender y aceptar, pero que a la vez, desesperadamente, desnuda su sensibilidad. La idea de la muerte es la idea traumática por excelencia, así pues es suficiente afirmar, como Bachelard, que “la muerte empieza siendo una imagen y en imagen se queda”, (citada en El Hombre y La Muerte,2007,pag 24). Esta imagen habla de negación y ocultamiento, así como también de lo evidente y perceptible, en el momento en el que se abre el cofre y descubrimos lo que adentro yacía. Es aquí cuando se rompe el sentido del ocultamiento, se acaba la dialéctica, se percibe y se visualiza como una infracción propulsora de evidenciar lo no evidenciado anteriormente, lo que ha sido, por muchas razones, escondido dentro de los muros del enigma, y que con solo una apertura se puede desenmascarar. Se trata así, de quitarle ese muro de maquillaje, para que tome aire y reciba luz, conocer de manera más profunda el interior, para adentrarse en el umbral del misterio y descubrir otro mundo. Es poder saber que es lo que hay adentro, desempolvar lo guardado y sacarlo a la luz, después de estar sumergido en la tiniebla. Transgredir su interioridad para convertir un adentro y un afuera infinitos, romper el silencio de lo racional y atraer el deseo conceptual de la realidad. “Lo de fuera queda borrado de una vez y todo es novedad sorpresa, desconocido”. (Bachelard,1965).
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TUMBA
CASA
imagen: fuente propia
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La tumba en su connotación espacial, se refiere al hueco y a la excavación, la cámara de depósito y el sitio definido con medidas y proporciones establecidas. Es la tumba, por lo tanto, el espacio rígido con límites y perímetros, y a su vez, el hogar de sepultura y de enterramiento del cadáver. En el artículo “El útero y la tumba”, el autor Joseph Rykwert, le adjunta a la tumba una connotación femenina, por lo tanto, adheriéndole la connotación de maternidad, del regreso al útero que gesta y que alberga, en el cual todos los hombres están en las mismas condiciones y todos son iguales. El hombre nace del vientre materno y debe regresar a él, a la materia de la que proviene, y así regresar a su origen, como un ciclo, del útero a la tumba.
El vacío, según Manuel de Prada en su ensayo, actúa como un material continuo que se forma por una condición estereotómica, en donde la contraposición de figura y fondo llegan a interactuar de manera melódica, el éter envuelve y se apropia de las acciones del hombre, se habita. La configuración del vacío tiene como objeto la protección física del hombre, su cobijo, como la satisfacción de sus necesidades espirituales, el habitarlo. Habitar es el modo de estar en el mundo, es decir, el modo de encontrarnos abrigados por el sentido. Se ve también como una defensa interna ante la inmensidad, como un recinto de identidad para residir durante la muerte, el cual aloja y contiene el cuerpo, volviéndose su sitio de descanso para la eternidad.
“... un vacío cualitativo, sellado y puro a la vez, sombra de la faz de la belleza cuando parte. Más la belleza que crea ese si vacío, lo hace suyo luego, pues le pertenece, es su aureola, su espacio sacro donde queda intangible. Un espacio donde al ser terrestre no le es posible instalarse, mas que le invita a salir de sí, que mueve a salir de sí al ser escondido, alma acompañada de los sentidos...”,
“Todo espacio habitado lleva como esencia la noción de casa” (Bachelard, 1965, pag 28). Tomando en cuenta esta función de habitabilidad, hablamos de la tumba en su condición de vacío, el cual se convierte en un acontecimiento significativo al administrarle un sentido, al insertar en ella una nueva condición, "un agujero puede tener en sí mismo tanto significado de contorno como una masa sólida", (Moore, 1981), refiriéndose a como ese pequeño hueco, ese nicho, puede tener
(Prada,2009).
vacío - tumba
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mayor peso y valor que el espacio que lo contiene. La función de casa y refugio que presenta la tumba como espacio contenido y contenedor, deriva el cuestionamiento de ¿por qué si la tumba es un espacio habitable para el muerto, no puede serlo también para el vivo?. La tumba es el elemento organizador del espacio, son sus intersticios los que ordenan la estructura del sitio, sus vacíos actúan como recintos habitables, como habitaciones de hotel, a lo largo y ancho del callejón. Al racionalizar el concepto
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espacial de la tumba se obtiene un espacio vacío, el cual, al ser intervenido y conectado con otros, genera mayores aperturas y mayores conexiones, para que sea recorrido y contemplado en movimiento por los vivos. Es así como se abre una nueva posibilidad de intervención en el sitio, que logre cambiar la idea y prejuicio del cementerio que ha sido construida en el imaginario de la sociedad actual, logrando también que el espacio ritual se convierta en un refugio espiritual para los vivos y no una exclusividad del mundo de los muertos.
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entretejer
la arquitectura
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“Tejer nos continuidad en
habla de la materia”
lleno espacio habitable y construir relaciones que ensamblen, conjuguen y enlacen la materia, generando coincidencias y transiciones en el volumen.
(Aparicio, 2006, pag 23).
El tejer es la trama organizada que cumple la determinada función de unir y aglomerar un material, es una urdimbre horizontal y vertical que se cruza generando un tejido o una malla, mediante el anudamiento y la imbricación de la materia. El tejer es construir e hilar para la creación de una totalidad, de una estructura espacial que sea concebida y visualizada como un todo.
Dentro de las catacumbas del Cementerio General encontramos un sistema establecido, una cuadrícula irregular, un patrón longitudinal de vacíos segregados y desligados entre ellos: el vacío, en el espacio, actúa más bien como elemento discontinuo que como una estructura unificadora. Es un pasillo subterráneo, una galería de imágenes rodeadas de tierra, ese material que inunda la vieja e inmóvil gruta. Es la tierra esa condición estereotómica que da forma a la idea arquitectónica, es esta masa que lleva la carga poética y contiene los nichos, siendo el sólido plástico del cual se sustrae para crear un nuevo sistema de ensamble que una y
“La idea estereotómica es un todo en el que luego se sustraen las ausencias murarias”, (Aparicio, 2006). Entretejer en la arquitectura, nos habla de anudar el vacío a partir de la continuidad de la materia, nos habla de abrir el espacio y perforar para conectar, esculpir para entrelazar. Es sustraer del
tejer - esteterotomía - sustracción
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articule la arquitectura para crear un nuevo sistema que reorganice y vincule esos recintos. Es así, como se intenta amalgamar lo existente con lo nuevo para la creación de espacios puros, penetrantes e íntimos. Tejer esa configuración existente creando un conjunto arquitectónico que se encuentre integrado en su totalidad, y logre además, diálogo y transición entre el basamento estereotómico y la estructura tectónica. Es el tejer de la tumba que nos habla de esa continuidad entre la vida y la muerte, ese paso cíclico de una condición a otra. Es esta la intención que se quiere lograr para poder entender el elemento colectivo, y transmitir mediante, el juego de aperturas, pasillos, accesos y ventanas, una emoción al visitante, que sea alimentada por el constante y progresivo descubrimiento espacial, y por el recorrido continuo e intrínseco del proyecto.
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texto complementario
Ciudad de Laudomia
Italo Calvino -Ciudades Invisibles-
“Cada ciudad tiene a su lado, como Laudomia, otra ciudad cuyos habitantes se llaman con los mismos nombres: es la Laudomia de los muertos, el cementerio. [...] Las propiedades de la ciudad doble son conocidas. Cuanto más se hacina y se dilata la Laudomia de los vivos, más crece la extensión de las tumbas fuera de los muros. Las calles de la Laudomia de los muertos son apenas lo bastante anchas para dejar paso al carro del sepultero, y se asoman a ellas edificios sin ventanas; pero el trazado de las calles y el orden de las moradas repite el de la Laudomia viva, y como en ésta, las familias están cada vez más hacinadas en apretados nichos superpuestos. En las tardes de buen tiempo la población viva visita a los muertos y descifra los propios nombres en sus losas de piedra; a semejanza de la ciudad de los vivos ésta transmite una historia de esfuerzos, cóleras, ilusiones, sentimientos; sólo que aquí todo se ha vuelto necesario, ajeno al azar, encasillado, en orden. Y para sentirse segura la Laudomia viva necesita buscar en la Laudomia de los muertos la explicación de sí misma, aun a riesgo de encontrar allí algo más o algo menos. [...] es un lugar vacío, circuncidado por una arquitectura de nichos y concavidades y acanaladuras. [...]
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imagen: fuente propia
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Luz
como material escultor
del espacio “Es fácil comprender de cuanta utilidad es esta luz metálica invisible, misteriosa, y con qué cuidado debemos tratar de conocerla y distinguirla por sus cualidades especificas, esenciales y ocultas”. (Fulcanelli,2003)
El simbolismo de la luz ha alimentado las tradiciones más remotas de las culturas, desde la antigüedad, los conceptos de luz y de tinieblas asumieron, un importante sentido en el ser humano, quien le adjuntó además un peso poético y un valor metafórico. Podemos decir
que existen dos maneras de observar y hablar de la luz, la primera, la luz material y esa condición tangible, visible y funcional que presenta, y la segunda, la luz espiritual, que habita dentro de nosotros como cuerpos radiantes y resplandecientes, llenos de vida. Desde Huggens hasta Einstein, se intentó dar una definición precisa de lo que era la luz, se crearon teorías que con el tiempo se fueron descartando ya que se encontraban extremos contradictorios entre ellas. Así sucedió hasta que se
luz - sustracción - estereotomía
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llegó a concluir que “hasta ahora no se sabe lo que es la luz. Se conocen sus efectos, pero la luz en sí ofrece tantos enigmas que obliga a todos a ceder y a darse por vencidos ante su ignorancia” (Revista Rosacruz,1933).
Lo que todos sabemos es que puede ser captada por el ojo humano, lo que la hace un material concreto, preciso, métrico, medible y cuantificable, que permite ser controlado y manejado en el espacio. La luz, natural o artificial, produce un estímulo en la persona y genera una ilusión, cuando
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este fenómeno sucede es el momento en el que el individuo es capaz de distinguirla, separarla, definirla, moldearla, direccionarla y acentuarla mediante sus propiedades más características, la difracción, la reflexión y la refracción.
rugosa y los rayos se reflejan en todas direcciones. Y cuando ese cambio de dirección que sufre la luz pasa de un medio a otro diferente, por ejemplo, del aire al agua, estamos hablando de refracción.
Al cambiar la dirección que experimenta este rayo de luz, al chocar contra la superficie, estamos hablando de reflexión, que da cabida a la iluminación indirecta, la cual se define por la colocación del plano, la inclinación y el ángulo de incidencia de la fuente, permitiendo ser controlada mediante el juego volumétrico del espacio.
La arquitectura no sería posible sin luz, este es el componente esencial para toda comprensión del espacio, es el material básico e imprescindible que modela y da forma al volumen, al que, para permitirle entrar en el espacio, se debe sustraer la tierra, lo pétreo, lo pesado. Se esculpe para generar este vacío capaz de permitir que la luz se incorpore en el espacio; es aquí cuando descubrimos que existe una intención en cada una de las perforaciones, regulares o irregulares, pequeñas o grandes, superficiales o profundas. Cada abertura tiene su importancia, su significado y su razón de estar allí, siendo capaz de remover los sentimientos del hombre generándole diferentes estados e intensidades de emoción los cuales solo pueden ser descritos por quien vive y disfruta del espacio.
Existen dos tipos de reflexión de la luz: la reflexión especular, que se da cuando la luz es reflejada en una superficie lisa, por lo que los rayos salen en una misma dirección, así como actúa el espejo y el agua, y reflexión difusa que, por el contrario, se da cuando la superficie es
"La elección de la estructura es sinónimo de la elección de la luz que da forma a ese espacio. La luz artificial es sólo un breve momento estático de la luz, es la luz de la noche y nunca puede igualar a los matices creados por las horas del día y la maravilla de las estaciones". (Kahn)
La difracción hace referencia a que la luz se propaga en línea recta, evidenciando la creación de las sombras, la umbra y penumbra. Este fenómeno hace que la luz penetre la materia de manera precisa y tajante, para mezclarse con las superficies, otorgando así la posibilidad de crear y controlar juegos de matices y sombras en el espacio.
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CIUDAD DE LOS MUERTOS
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ubicación: Egipto, El Cairo año: siglo XII
La ciudad de los muertos es una necrópolis ubicada en el sureste de la capital egipcia, es el cementerio más extenso del orbe, una densa grilla de tumbas y mausoleos construidos en la época de los mamelucos. Esta ciudad de 4 millas de largo (6.4 km) se ha convertido en el hogar y lugar de trabajo de más de un millón de personas de las periferias, que llegaron a la capital en busca de trabajo y una mejor calidad de vida. Este fenómeno surge debido a las renovaciones urbanas en el Cairo, demoliciones y construcción de urbanizaciones que crecen en la capital. Las personas y el gobierno encuentran como solución habitar el cementerio en chozas o dentro de las tumbas y panteones.
noche a través de las ventanas, se observa como la gente vive, como si la tumba fuera una casa “normal”, televisión, antenas, cocina y todas las facilidades necesarias. Ausencia de vida es ausencia de actividad, y en este lugar la vida convive con la muerte como algo natural, es una ciudad como cualquier otra, con calles y avenidas. El sitio habla de intersticios, de habitar el espacio vacío y desocupado, de pasillos y laberintos que conectan los distintos barrios de la ciudad, de patios y jardines adornados con grandes esculturas. La vivencia de una configuración establecida desde hace miles de años, adaptada a las necesidades y complacencias de la sociedad actual. El arraigo cultural de un sitio que vive apegado a sus antiguas creencias. Es un sitio que habla de respeto, que habla de la más pura deconstrucción del espacio de muerte, cementerio – vivienda, cambiando por completo la concepción de ciudad que imaginamos.
El paisaje lúgubre del sitio se ha convertido en algo normal para quien ha nacido y vivido en un cementerio toda su vida, no se les hace extraño salir a caminar o ir de compras entre tumbas, ya que es una ciudad completa, se puede encontrar desde supermercados hasta restaurantes. De
deconstrucción - espacio ritual - concepto de muerte
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imagenes: fuentehttp://edurnearbeloa.blogspot.com/2011/12/el-voto-en-laciudad-de-los-muertos.html
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cementerio de finisterra
imagen: http://blogs.revistaad.es/queridos-adictos/2012/01
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ubicación: España, Galicia año: 1998 Arquitecto: Cesar Portela
El cementerio se encuentra en el Cabo de Finisterra, el cual constituía en la antigüedad el sitio donde acababa el mundo. Finis- terrae, fin de la tierra, límite donde acaba tierra firme y concluye también la vida, límite entre lo conocido y lo incierto.
alternativa que aquí se contempla viene de la mano de un cementerio libre en cuanto a su estructuración, procurando al máximo la adaptación a la topografía existente, y minimizando así el impacto arquitectónico que un cementerio tradicional y compacto provocaría en el paisaje.
En la sociedad actual se tiende a definir el cementerio como un camposanto, un sitio con límites físicos bien definidos que encierran y contienen el programa en su totalidad, protegiendo las actividades y los elementos físicos en su interior. Se ha llegado a visualizar o incluso a interpretar como un recinto, un espacio acotado, cerrado, donde la
El conjunto arquitectónico del proyecto se compone de tres elementos prismáticos que están destinados a los usos de apoyo de un cementerio, mas una sucesión de piezas en un nivel inferior que albergan los nichos, orientando una de sus caras menores hacia el mar, ofreciendo un pequeño espacio de cobijo y acogimiento. Todos los objetos quedan atados por
deconstrucción- espacio ritual
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una red de senderos, que se conectan mediante mobiliario y plazoletas para la contemplación y el descanso. La imagen final del conjunto tiene una enorme fuerza visual por la pureza, y abstracción de la secuencia de elementos, colocados como rocas artificiales sobre el terreno orgánico inclinado, un cementerio cuyos muros son la colina, la montaña, el río y el mar, cuyo techo es el cielo. El cambio de conceptualización, de visualización y de imagen de espacio ritual vienen a tomar partido en este proyecto, el cual modifica por completo la idea de cementerio que se ha tenido por muchos años, y la transforma en arquitectura pura y sencilla, la materializa en un espacio para todos, espacio de descanso para los muertos y de admiración para los vivos.
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CEMENTERIO DE
SAN CATALDO imagen: fuente http://www.plataformaarquitectura.cl/2011/02/01/clasicos-dela-arquitectura-cementerio-de-san-cataldo-aldo-rosi/1292007832-sancat2/
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ubicación: Italia, Modena año: 1971 Arquitecto: Aldo Rossi
El cementerio de San Cataldo es una ampliación que realiza el arquitecto Aldo Rossi de un cementerio antiguo. El centro del proyecto y el área en la que nos iremos a enfocar es un cubo, un gran bloque creado para albergar los osarios, un monolito con una serie de perforaciones aparentando ventanas, huecos en el muro que asemejan nichos abiertos, expuestos, cargados de simbolismo y pureza. El proyecto, así como está desprovisto de ventanas, tampoco presenta techos ni cerramientos, los ingresos son simples aperturas que adquieren su uso, alejándolo de toda idea racional, cambiando y desmaterializando toda representación y concepción de espacio arquitectónico. El arquitecto logra crear arquitectura metafísica y abstracta materializando una contradicción conceptual, tomando la deconstrucción del nicho como intención primordial. La utilización del color rojo aporta un simbolismo imponente en el recorrido al contraponerse el color vivo y vibrante con la idea de la muerte como algo oscuro, generando un contraste de sentimientos y emociones permitiendo al visitante entrar en un estado de catarsis y enfrentarse ante la idea que tenía construida en su mente.
deconstrucción - espacio ritual - concepto de muerte
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texto complementario
Ciudad de Argia
Italo Calvino -Ciudades Invisibles-
“Lo que hace a Argia diferente de las otras ciudades es que en vez de aire tiene tierra. La tierra cubre completamente las calles, las habitaciones están repletas de arcilla hasta el techo, sobre las escaleras se posa en negativo otra escalera, encima de los tejados de las casas descansan estratos de terreno rocoso como cielos con nubes. Si los habitantes pueden andar por la ciudad ensanchando las galerías de los gusanos y las fisuras por las que se insinúan las raíces, no lo sabemos: la humedad demuele los cuerpos y les deja pocas fuerzas; les conviene quedarse quietos y tendidos, de todos modos está tan oscuro. De Argia, desde aquí arriba, no se ve nada; hay quien dice <está allá abajo> y no quede sino creerlo; los lugares están desiertos. De noche, pegando el oído al suelo, se oye a veces golpear una puerta.”
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materializaci贸n 10 ideas
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El proyecto no presenta un programa arquitectónico definido, sino más bien una reflexividad no programática, la no función como manera de deconstrucción del espacio, espacio en blanco escrito y re-escrito, libre a la interpretación de quien lo ve, lo vive y lo recorre. Actúa con un concepto muy similar al jardín zen, trabaja con lo que es aquietar la mente, lo inmóvil, la deconstrucción a través del pensamiento congelado en el tiempo en donde el subconsciente es capaz de percibir la sutil manera en como están colocadas y puestas las cosas, dando un efecto tranquilizante para admirar la belleza del vacío y el valor del silencio como instrumento para conseguir la correcta percepción de la realidad. El no programa inspira la apropiación y posibilidad de observar las cosas de repente de manera aleatoria, que alente al recorrido intuitivo del sitio para la experiencia personal.
EL NO PROGRAMA 076
de la estereotomía a la tectónica El proyecto trata con la dualidad y el contraste del lleno y el vacío, la analogía de lo tectónico como desmaterialización de lo estereotómico, así como la muerte es la desmaterialización del cuerpo, de la vida. El ser humano vive en materia, somos materia que se desvanece hasta perder su corporeidad, de esta manera se realiza el proyecto, llevando la tierra de manera sutil a su descomposición. Liberación del alma como liberación espacial, el juego del contraste e integración de ambos.
“Del polvo venimos y al polvo volveremos”, tierra somos y tierra seremos, evidencia una condición estereotómica del ser humano. Esa condición arquitectónica que nace del barro, que irrumpe en el sistema natural, estereotómico como atemporal, como si no nos enfrentáramos a el destructor más grande de nuestra existencia, la muerte. Sin recaer que estamos aquí y ahora, solamente por un rato, tenemos una condición de impermanencia, un tiempo determinado, una estructura tectónica. Hombre como tiempo, el tiempo que arruga, que entiende, que agota, que acaba.
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El proyecto arquitectónico nace de la infraestructura existente de las catacumbas, ese espacio oculto en la zona sur del Cementerio General que escapa a muchas miradas que lo visitan, un pasillo con un recorrido extenso y lineal que de repente quiebra con pequeños accesos transversales de nichos. La intervención arquitectónica nace con la idea de romper con esa linealidad monótona y tajante por medio de una diagonal intencionada que ordena y estructura el proyecto, que además es alimentada por aperturas e intersticios espaciales que conforman un todo laberíntico y caótico controlado para generar la sensación del divagar intuitivamente los pasillos, de experimentar siempre de manera distinta el espacio y encontrar una amplia variedad de posibilidades en un mismo sitio.
Zumthor (citado en el libro Arte y Vacio, 2009) "los espacios intersticiales entre la masiva anatomía de los cubos y la pantalla forman un vacío específico en el que tienen lugar las circulaciones, en el que las plataformas y galerías abier- tas proporcionan áreas de recreo, encuentro, exposición y vida social. Este espacio proporciona sentido de orientación y comunidad. Hace que te sientas parte de la vida interior del edificio sin que importe el lugar en que te encuentres. Funciona como un espacio continuo que fluye alrededor de los sólidos".
EL RECORRIDO justificación de la diagonal y los intersticios 078
el número 10 ¿Porqué los espacios del proyecto están contabilizados y conectados?,
Es un número de suma importancia en el mundo espiritual y religioso ya que presenta muchas connotaciones y simbolismos míticos a lo largo de la historia. Encontramos que este número tiene un peso poético muy fuerte en el cual encontramos una clara manera de fundamentar y basar nuestro proyecto.
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PLANTA ARQUITECTONICA NPT 0.00m PLANTA DE CONJUNTO SIN ESCALA
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PLANTA ARQUITECTONICA NPT -3.78m PLANTA DE CONJUNTO SIN ESCALA
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PLANTA ARQUITECTONICA NPT -7.56m PLANTA DE CONJUNTO SIN ESCALA
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PLANTA ARQUITECTONICA NPT -11.34m PLANTA DE CONJUNTO SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO A SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO A’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO B SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO B’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO C SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO C’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO D SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO F SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 1 SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 1’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 2 SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 2’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 2 SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 2’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 4 SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 4’ SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTONICO 5 SIN ESCALA
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CORTE ARQUITECTNICO 5’ SIN ESCALA
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Relatos espaciales “Un lugar sagrado se sólo, es un espacio que demás en materia, sin simbólico cambia
manifiesta por sí resulta igual a los embargo su sentido de realidad”.
(Eliade, 1981)
Descenso bañado por entradas breves y puntuales de luz que expresan y evidencian la deconstrucción del nicho, aberturas que exponen el momento en que la luz baña el interior del espacio y hace visible algo que antes se mantenía cerrado. Se realiza una descomposición del espacio cerrado, la dialéctica se torna confusa al abrir el cofre el cual abre sus misterios hacia el exterior dejando expuesto su interior, su esencia, desmaterialización del cofre a la hora de iluminarlo y perder los límites de la oscuridad. La tumba es habitada, se ingresa para ver que es lo que sucede atrás y dejar al descubierto el misterio que la encierra para lograr romper con la monotonía espacial y mental que existe en esta sociedad actual.
Accesos estrechos, angostos y oscuros hacen permisivo el acercamiento y se asimilan a el espacio de enterramiento, el cajón, el cofre en el cual guardamos nuestros recuerdos más preciados. La vida se enmarca por altos muros inertes desde el pasillo revelando que detrás del nicho hay una esperanza de vida. Desfiladeros de sensaciones, emociones y preguntas. El tiempo domina al espacio mediante la apertura, la luz denomina el interior y la lluvia baña el pasillo, el espacio se apropia de las condiciones del tiempo. La escalera como protagonista de la verticalidad con un heroísmo impotente rompe con la monotonía espacial del acceso y flota transmitiendo la sensación de liviandad, generando dramatismo en el espacio.
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Deja en exposición un muro de cuerpos como galería y un descenso claro y tajante, un recibimiento cargado de simbolismo para comenzar a adentrarnos en el espacio de la muerte permitiendo una ruptura del nivel que hace posible el paso de una realidad a otra y permite adentrarse poco a poco en la entraña del subterráneo, en el espacio profundo. Ese que se asociaba con oscuro, en la pila de cuerpos que atemorizan el subconsciente para entrar a descubrir un sitio de paz, de conexión espiritual y de intimidad. “La escalera que va al sótano se baja siempre, es el descenso lo que se conserva en los recuerdos, el descenso lo que caracteriza (Bachelard, su onirismo”, 1965).
El agua actúa como un espejo para la muerte, para crear un reflejo de luz en la oscuridad. Además conlleva una connotación de purificación, de limpieza del alma, catarsis espiritual. El constante juego de luces genera distintas sensaciones a lo largo del recorrido. La luz es observaba como un símbolo de vida, es la encargada de brindar corporeidad al aire, a la no materia e iluminar de manera sensible cada uno de los rincones del proyecto para producir al visitante distintos grados de emoción. La relación entre lo existente y lo nuevo es constante a lo largo del proyecto, ya que de esta manera es donde se refleja la
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historia y la vejez que aún conserva el espacio, sus arrugas y sus grietas.
Se crean espacios que sean libres ante la interpretación de quien los visite, espacios para el recuerdo, catárticos, que permitan la confrontación de la realidad etérea e impalpable que es la muerte.
El pasillo que se conserva actúa como conector que da continuidad y es el encargado de brindar una totalidad espacial mediante la unión y el tejer de los espacios conteniendo entre sus muros la vida, denotando una clara linealidad con aperturas y puentes que conectan y ventanas que me indican que existe algo más, intervenciones transversales que alimentan el hilo longitudinal, ese hilo que es la vida que se rompe en cualquier momento, ese hilo que parece infinito pero de repente llega el momento en el que se desvanece su futuro.
Los conceptos de vida y muerte se confrontan constantemente, la vida rodeada de la muerte hace conciencia del sitio donde se está, que de la tierra venimos así como el árbol que da fruto, del vientre materno que nos acoge y que hacia ella volvemos en diferentes condiciones. El agua actúa como espejo reflejando el cielo convirtiendo el espacio en un constante juego visual,
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que invita al visitante a vivir una experiencia de purificación y reflexión mediante una caminata ritual. La diagonal nos permite accesar al espacio de mayor peso del proyecto, se intenciona el acceso mediante la forma para introducirnos al mundo espiritual, actuando como un pequeño umbral de transición hacia ese espacio simbólico cargado de misticismo y poesía, ese espacio sagrado cargado de simbolismo que encontramos aquí sumergido e inundado de tierra, transmitiendo la sensación del entierro, la sustracción de los cimientos imaginarios, esos que actúan de manera tan susceptible en nuestros adentros del arraigo sentimental.
La configuración irregular que se traza crea una volumetría simple y pura, contiene inmersa complejidad pura en el pensamiento, un bloque que a la vista resulta pesado parece flotar en la ligereza de la luz que entra de los muros que se elevan. La gradación del proyecto permite crear diferentes grados de intimidad en el espacio para visualizar la profundidad, la pureza y el misterio que lo inunda. El contemplar la muerte se torna en la “función” primordial, acá la imagen que ha sido negada y ocultada ante nuestros ojos se rompe para ser penetrada, vivida y recorrida.
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conclusiones
El principal aporte que genera este proyecto sería la creación de una estrategia metodológica de deconstrucción, un proceso de experimentación que concluye en su materialización, la cual es aplicada en un sitio en particular, en este caso, las catacumbas del cementerio general con todos sus rasgos y características. Se logra diseñar experiencias sensibles y habitables mediante la materialización de las 10 ideas en sus componentes poéticos y connotaciones emotivas, estas permitieron la exploración de posibilidades y representaciones espaciales, por lo que cada una cumple un papel fundamental en cada intención específica del diseño.
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ANEXOS
Maqueta de capas MATERIALIZACION DE LAS 10 IDEAS
MATERIALIZACION DE LAS 10 IDEAS
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MATERIALIZACION DE LAS 10 IDEAS
MATERIALIZACION DE LAS 10 IDEAS