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Jamón jamón

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Condenar la mirada

Condenar la mirada

JAMÓN JAMÓN

“Dame tetita”, dice el muchacho tomando el joven seno de su novia. Y una novísima Penélope Cruz, casi adolescente, se saca la teta turgente: una mama de dieciocho años de edad hecha y derecha: una teta colmada y nutricia de la que el muchacho en ascuas se alimenta. “Cuánto tiempo ha pasado desde que vi, por primera vez, esta película”, me digo, mentalmente, “qué joven y guapa me parece, ahora, esta actriz”. No puedo dejar de pensar en que el guion de esta película fue escrito por Cuca Canals, la misma autora de La teta y la luna (1994). Comparte en público tu obsesión y te diré quién eres. Muchas gracias, Dr. Freud.

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GFRIEND @ WATERPARK

Los poemas existen —también— para lo bello: por ejemplo, describir a un grupo de cantantes —jovencísimas— que visten blusa blanca y minifalda escolar —bajo la lluvia— mientras cantan y bailan —para sus fans— sobre un escenario al aire libre —que las moja— porque el productor de aquel evento no notó las condiciones climáticas —de aquel día— y comprometió un concierto a cielo libre —para ellas— el mismo cielo que —ahora— se cae como una cortina náutica —sobre ellas— aplastando sus peinados transparentando sus blusas chorreando sus cabelleras esas tristes siluetas que —ahora— miro en un video de youtube con fecha 160702 —hace tres años— cuando aún no las conocía Kim Ye-won (Umji) Jung Eun-bi (Eunha) Jung Ye-rin (Yerin) Kim So-jung (Sowon) Choi Yu-na (Yuju) Hwang Eun-bi (SinB) YEO-JA CHIN-GU ♡

LOLITAS’ PARADE (2015)

Porque siempre habrá una niña lívida en bosque secreto de sus erecciones.

—Margo Glantz

LOLITAS’ PARADE

I

En mi habitación, tengo un listado de «lolitas», niñas prepubescentes, jovencitas, mujeres castas de las que me enamoré antes de tiempo: Cristina (mi primer amor), Susana (la niña de la que me enamoré en la primaria), Alida (de quien me enamoré en la secundaria), y Viridiana (la niña con la que me obsesioné por algún tiempo). Luego vienen todas las teens con quienes intenté acostarme (sin resultado): André —catorce años—, Dinorah —dieciséis—, Sonia —quince años cumplidos—, Valeria —dieciséis—. En medio de ellas, cientos de amores platónicos fulgurantes iluminaron mi vida cuando más necesité: Serena de Sailor Moon, Sakura de Card Captor Sakura…

II

Fuera de mi habitación, no tengo techo: soy inmaduro, emocional, con sobrepeso, divorciado, sin hijos y sin familia.

Idaly y yo íbamos a tener una niña llamada Karine Sophie, pero abortamos. Nuestra relación tóxica llegó a un final y la promesa de esa vida no pudo constituirse (para ninguno de los dos). Luego, escribí sobre ello y el testimonio de mi pérdida se convirtió en un best seller. Pese a los éxitos, el vacío dejado por aquella promesa seguía aún latente en mí. Después de un tiempo, entendí que escribir más sobre ello no me iba a traer ninguna cura. Por eso, me casé e intenté formar una familia, pero las cosas no sucedieron tal y como yo lo había previsto. Por un tiempo, me alejé de todas las niñas. Me recluí. Medité mi vida y mis errores. En soledad, aprendí que no soy una buena persona. Muchas gracias, Pichon-Rivière.

III

Antes de Lolita, estuvo Pepita, y antes de ella, Beatriz, Laura, Lesbia y Mirra: mujeres prepubescentes, ninfetas, nínfulas: criaturas míticas que embrujan a los viajeros, y que, emulando a las hijas de Lot, les dan de beber hasta embriagarlos.

Por la noche, los súcubos vienen hasta mí —hasta mi cama—: buscando mi pecho, mi calor, mis manos, los cuerpos desnudos, las miradas tristes, los sexos abiertos, la ansiedad al límite. Y yo las recibo/ las cuido/ las amo:

curo sus heridas, sus promesas rotas, escucho sus penas/ les doy esperanza. Pero, al amanecer, ya no hay demonios. Sólo queda la falta de placer y la resaca.

Antes de Lolita, estuvo Pepita. Pero, ¿y después?, ¿quién vendrá a llenarnos el sexo/ el cuerpo/ y las manos?

No soy un psicópata sexual y criminal que se toma libertades indecentes con niñita[s].

—Vladimir Nabokov

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