Identidad, madurez y personalizaciĂłn en el consagrado.
Hno. Darwing Alfonso GarcĂa Sandino
Introducción
Todo aquello que nos mueva a pensar en lo que realmente somos, es sumamente importante por ello el sintetizar los conceptos y definiciones sobre la persona, permite hacer una interpretación de la misma a través de algunas ideas que interpelen a pensar en todas aquellas dimensiones que integran a ésta. Así, tomando en cuenta todos estos presupuestas se pueda considerar de forma objetiva lo que significa la vida consagrada para la persona, o más bien, caracterizar a la persona en la vida consagrada, contemplando que para ésta es una opción de vida. Entonces este boletín informativo recoge los argumentos que, a partir de las definiciones, convenciones y leyes elaboradas en colectivo, y así formar una sola síntesis que permita tener una información básica y completa sobre los temas tratados en este módulo primero.
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Persona CapĂtulo I
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Raíces Como las raíces de un árbol, así es el ser humano que en esencia es un todo, y que a la vez se convierte en representación de algo que se va poco a poco descubriendo ante sus propios ojos y ante los demás. Es el Ser Humano entonces existencia de aquello que se sabe está pero que puede o no verse tal y como es. Ha sido a lo largo de la historia de la humanidad que muchos han querido dar una respuesta acertada de lo que podría decirse que es, sin embargo, no del todo ha quedado claro. Más allá de aquello que ha pretendido definirlo como tal, está lo que en esencia es, y es que esa la es la definición “teórica” más cercana. El Ser Humano “ES” y esta denominación se asemeja a aquel pasaje bíblico en donde se revela al hombre el nombre de Dios “Yo soy” y es que hemos poco a poco comprendido de que somos en Dios, principio de iconalidad1 el que nos define como tal “A imagen de Él lo creó” Gn. 1,27. Es en todo esto que podemos entender que el Ser Humano, no es simplemente raza o especie, sino que conlleva a pensar en algo más allá. Es decir, el Ser Humano ha encontrado una integralidad tan profunda que no solo puede ser especie humana2 sino también “persona” entendiendo que esta es un ser integrado que es capaz de amar y ser amado y en el amor encontrar su realización. A partir de esto ya no aludimos a enfocarnos simplemente en especie, sino en persona como principio de singularidad, lo que le da un nuevo color, pues ya no se piensa en un ser como cuerpo físico nada más, sino más bien en un ser integrado de libertad, dignidad y racionalidad, capaz de conjugar estos tres aspectos en un solo hacer. Así, es como entonces hay capacidad de interpelar y ser interpelado por el medio en el que se desenvuelve el individuo, tomando como principio de acción todo aquello que le permita ir más allá de su propia existencia. Es esto lo que le permite forjar una personalidad concreta, en tanto que, la persona se muestra ante los demás de acorde a los cuestionamientos y condicionamientos que hay en su contexto, pensando entonces que, la personalidad es una estructura dinámica que se configura con el día a día permeada por herencia, el ambiente y la experiencia de vida. Es decir, que hay muchos factores que influyen directamente sobre la persona, ya que somos protagonistas de un escenario que está en constante cambio. Así mismo, es como se puede ir adquiriendo una identidad concreta, ya que esta, se va construyendo a partir de manifestaciones simbólicas en relación consigo mismo, y con el otro, es decir, que la identidad se forja a partir de las convicciones personales y el roce con los demás. 3 1 2
Iconalidad: Principio teológico que justifica la creación del Ser Humano como imagen y semejanza de Dios. Homo Sapiens Sapiens: Categoría biológica que se le otorga a la especie humana según la taxonomía.
A partir de estos presupuestos, también se puede argumentar que la persona en sus procesos humanos, está movido por emociones que le hacen un ser sensitivo y sensible a su realidad, mismo que se transforma en motivaciones, que no simplemente le mueven a hacer simples acciones, sino más bien, descubre que es un impulso que le anima a buscar todo aquello que le ocasione goce, satisfacción y realización de su persona, aseverando que la persona, a partir de todo lo que realiza debería contemplar la posibilidad de obtener una satisfacción personal que propicie verdaderos cambios, a nivel personal, siendo esto lo ideal, más también tiene la capacidad de generar cambios estructurales con respecto a su entorno. En caso contrario ha no lograr satisfacción, sino más bien insatisfacción dependerá del grado de madurez (entiéndase por madurez por la capacidad de saber responder ante determinadas situaciones) que ésta tenga para asumir la responsabilidad de aquello que no resultó tal y como lo esperaba, desde este punto también serán posibles cambios, con mayor énfasis en el ámbito personal, lo cual no quiere decir que no infiera a nivel colectivo. Para esto último, es necesario de que la persona goce de plena conciencia de cuáles son sus motivaciones para tener un sano control de sus emociones que, seguidamente se vuelcan en acciones concretas y así no ir más allá de lo que podría ser una sana respuesta ante determinada situación. Es decir, que al final lo que todo individuo pretende auto conocerse, y a su vez auto aceptarse para que tal modo este sea capaz de proyectarse de forma “correcta” ante los demás.
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Religioso Consagrado
CapĂtulo II
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Opción de Vida Desde la realidad, en la que hoy por hoy la persona se desenvuelve, hay múltiples opciones de las cuales se procura pueda tomar, sin embargo, ha de aclararse que no todas las opciones son las más idóneas, debido a que pende mucho de sus motivaciones para querer y decidir hacer, pues no todo conlleva a un resultado exitoso para la misma. Concretamente se hablará de la opción de vida consagrada, como posible dimensión por la que decidiese apostar la persona, aludiendo que, solamente ésta tiene la capacidad de decidir optar para vivir un estilo de vida en particular, en este caso, la vida religiosa. Para llegar a tan serias decisiones tiene que haberse contemplado las implicaciones a lo que esto conlleva, considerando que: 1. La persona consagrada, imagen y semejanza de Dios y fuente fecunda de la creación, tiene por motivación a Dios en su vida que, como impulso interior, le inspira a llevar a cabo sus ideales. A partir de esto podemos inferir que ella tiene su principio de acción en la manifestación de Dios. 2. La identidad del religioso va construyéndose de manera continua y específica en cada uno, generando cambios funcionales y estructurales y a consecuencia de esta experiencia surgen otros impulsos como la fidelidad que le capacita a vivir coherentemente su opción de consagrado. La motivación por esta opción es verdaderamente efectiva cuando se da con conciencia. 3. La personalidad del religioso consagrado se integra desde el conocimiento de sí mismo en el seguimiento de Cristo a través de la consagración. Esto lo invita a hacer un proceso de personalización que implica mejorar en los aspectos psíquicos presentes en las relaciones humanas y con el medio. Con estas tres consideraciones antes mencionadas, ha de recalcarse que el religioso consagrado necesita tener claridad de sí mismo en principio para decidir por esta opción concreta, ya que es sabiendo quien es, como definirá su identidad y personalidad como tal, siendo esto el paso y apertura a un proceso de identificación y personalización de un carisma y misión específicos que le ayuden a alcanzar sus ideales, desde su esencia misma. Es decir, que la persona, para llegar a ser un religioso consagrado tiene que tener plena conciencia de lo que realmente le motiva a apostar por un estilo de vida particularmente esquematizado en una dimensión espiritual a la que pudiese adherir su espiritualidad como tal y hacerla una con la opción elegida. 6
¿Qué debería hacer un Religioso Consagrado? Un religioso consagrado debería de vivir su opción desde una vida coherentemente acorde a sus principios y valores, que le permitan establecer un desenvolvimiento sano en relación con los otros, por ello, es indispensable que la persona que opta por la vida religiosa conozca las siguientes normas: El religioso consagrado debe tener salud mental que le permita el autocontrol de sus emociones y acciones para establecer relaciones sanas con el otro. Es imprescindible que el consagrado goce de plena conciencia de sus motivaciones para que asuma su identidad y desde allí responda a la realidad. En el religioso consagrado es imperativo que la honestidad sea fundamento en sus relaciones interpersonales humanas y religiosas. Todo religioso consagrado tiene la obligación de ser el principal promotor de su formación intelectual y espiritual y de cualificar dicho proceso y ponerlo al servicio de los demás según como lo profese su carisma. Todo religioso debe profundizar en su historia para que sus motivaciones y acciones sean conscientes y coherentes con su opción de vida. Todo esto, antes mencionado, dará lugar a que la persona en primer lugar no solo asegure que su opción es acertada, sino que le lleve ciertamente al cumplimiento de sus ideales, ya que hemos de recordar que en el inicio del capítulo se mencioné que quien opta por un estilo de vida consagrada, tiene que tener claras sus motivaciones para elegirla,
es
decir,
que
como
personas
sencillamente hemos de vivir dignamente y libertad nuestras decisiones y que solo así podremos alcanzar una verdadera realización personal, y que a su vez se conjuga como una realización común, con todos aquellos que han decidido elegir la misma opción, aunque esto sea desde sus propias motivaciones, pues no se puede obviar que cada quien, elige según sus motivaciones y claro debe de quedar que en la vida consagrada, la persona tiene puntos de encuentros que le hacen tener algo en común con los otros que apuestan por lo mismo, sin embargo, siempre la motivación, las acciones, los ideales serán distintos en la medida en como ésta asuma su realidad. 7
Observa, contempla y razona
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