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Tres arqueĂłlogos subacuĂĄticos gallegos participan en un ambicioso proyecto de investigaciĂłn sobre barcos hundidos en el archipiĂŠlago de las Azores. En el puerto de Angra do HeroĂsmo, la capital de la isla Terceira, se han catalogado mĂĄs de 80 pecios, la mayorĂa de los siglos XVI al XIX.
El cementerio de barcos de las Azores L TEXTO: J.A. OTERO RICART FOTOS: J. BETTENCOURT / P. NORONHA
Dos de las integrantes del equipo, Cristina Lima e Ines Pinto, trabajan en la planimetrĂa de uno de los pecios.
a bahĂa de Angra do HeroĂsmo es algo espectacular: un autĂŠntico cementerio de barcos, con mĂĄs de 80 pecios documentados, la mayorĂa de ellos pertenecientes a naves del siglo XVIâ€?. AsĂ se expresa David FernĂĄndez, uno de los tres arqueĂłlogos subacuĂĄticos gallegos que participan en un proyecto de investigaciĂłn sobre el papel de este puerto del archipiĂŠlago de las Azores en las navegaciones transoceĂĄnicas de los siglos XVI a XIX. Junto con David FernĂĄndez participan en las investigaciones sus compaĂąeros de la empresa Argos David Santos e Ignacio Crespo, integrados desde el pasado verano en un equipo formado ademĂĄs por seis arqueĂłlogos portugueses –tres mujeres y tres hombres–. Los trabajos Los trabajos arqueolĂłgicos, que se iniciaron en 2006, finalizarĂĄn el prĂłximo verano. “Trabajamos allĂ durante el pasado mes de agosto –relata el arqueĂłlogo gallego– y nos sorprendiĂł sobre todo la excelente visibilidad y la elevada temperatura del agua de las Azores, a casi 24 grados. Si en Galicia en las mejores condiciones de visibilidad no se superan los 5 metros, allĂ se alcanzan hasta 30 metrosâ€?. Pero no sĂłlo fueron estas circunstancias las que llamaron su atenciĂłn sino “la riqueza impresionanteâ€? del material arqueolĂłgico que hallaron en la bahĂa de Angra y el hecho de que se encuentre prĂĄcticamente “a ras de fondo, sin necesidad de excavar en la arenaâ€?. Entre el puerto y el denominado “cementerio de las anclasâ€? –donde fondeaban las naves– se encuentra una amplia zona “donde se ve muy claro y se encuentran numerosos pecios, asĂ como lastres que las embarcaciones tiraban allĂ junto con los materiales que llegaban rotos tras la navegaciĂłnâ€?.
Arriba, cuatro arqueĂłlogos subacuĂĄticos trabajan en la zona denominada Angra B. A la izquierda, la arqueĂłloga Patricia Carvalho muestra una de las pipas halladas en la bahĂa de Angra. Debajo, un mapa del puerto de la capital isleĂąa a finales del siglo XVI.
Los arqueĂłlogos gallegos encontraron tambiĂŠn “una fauna marina excepcional, entre la que destacaban los llamados peixes porcos que te mordĂan las orejas y los dedos cuando te quedabas quieto en el fondo tomando medidas y dibujandoâ€?. Entre los materiales hallados se encuentran pipas de fumar tipo cachimbas, cerĂĄmica esmaltada portuguesa, ĂĄnforas modernas y lastres, asĂ como elementos de madera o metal de diversas embarcaciones. “Llama la atenciĂłn lo bien conservadas que se encuentran las pipas de caolĂn; nosotros sacamos un par de esas cachimbas enteras y en muy buen estadoâ€?, nos comenta
David FernĂĄndez. El objetivo de las intervenciones es catalogar ese colosal patrimonio subacuĂĄtico y proteger ese espacio. “Al igual que en Galicia –aĂąade David FernĂĄndez–, es muy difĂcil sacar del agua esos materiales para exponerlos en un museo porque los costes son altĂsimos. Salvo algunos objetos menores, los pecios se dejan en el lugar donde estĂĄn y se protegen para fijar luego posibles rutas de turismo subacuĂĄticoâ€?. Anteriormente se habĂan realizado en la zona pequeĂąas intervenciones, como la realizada en 1996 por un grupo de investigadores estadounidenses que localizaron dos o tres pecios, o la campaĂąa que dos aĂąos mĂĄs tarde llevaron a cabo arqueĂłlogos del Centro Nacional de ArqueologĂa SubacuĂĄtica de Portugal. El actual proyecto, denominado PIAS, ha sido impulsado por el Centro de Historia de AlĂŠm-Mar, dependiente de la Universidad Nova de Lisboa y de la Universi-
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Lugar estratégico en la navegación transoceánica
En la imagen superior, la bahía de Angra do Heroísmo, capital de la isla Terceira, en el archipiélago de las Azores. Sobre estas líneas, mimbros del equipo de investigadores se disponen a iniciar una de las intervenciones.
dad de las Azores. La investigación histórica está coordinada por el doctor José Damião Rodrigues y la arqueológica corre a cargo de José Bettencourt. En Azores contaron con la colaboración de Catarina García, responsable de la Dirección Regional de Cultura y arqueóloga subacuática. Los arqueólogos gallegos se han integrado perfectamente con sus colegas portugueses –Jose Antonio Bettencourt, Patricia Carvalho, Ines Pinto, Alexandre Brasaom Cristina Lima y Tiago Silva– por lo que no descartan seguir colaborando en el futuro. “La verdad es que el ambiente de trabajo ha sido fenomenal –apunta el responsable de la empresa Argos– y se están barajando otros proyectos similares, uno de ellos en Madeira”. En cuanto a la posibilidad de realizar intervenciones de este tipo en algún puerto gallego, David Fernández señala que en su práctica totalidad han sido dragados, lo que dificulta la labor de los arqueólogos, pero aun así no duda en destacar “la enorme riqueza de materiales que hay en las rías gallegas”. Por último, insiste en la dificultad de extraer los pecios a la superficie por el elevado coste, pero ve factible “hacer réplicas exactas de las antiguas embarcaciones para exponer en un museo, e incluso recrear su navegación”.
El archipiélago de las Azores fue durante siglos un punto estratégico de la navegación transoceánica. Los viajes de Cristóbal Colón y de Vasco da Gama consagraron estas islas como lugar de referencia, destacando por su importancia la isla Terceira y su puerto de Angra. Como señala el investigador portugués José Bettencourt, durante el siglo XVI las Azores constituían un referente esencial en términos de orientación, hasta el punto de que la pequeña isla do Corvo era conocida entre los navegantes como la “ilha do marco”, y la isla Tercera como “universal escala del mar de poniente”. Fue precisamente esa importancia estratégica la que movió a la Corona portuguesa a tomar una serie de medidas para controlar la zona. Así, durante el reinado de D. Manuel se creó la Armada das Ilhas, que tenía como misión proteger a las flotas que llegasen al archipiélago. Además, se publicó el “Regimiento para as naos da India nos Açores” y el de los “jueces del mar”, ambos en 1520. Años más tarde, ya con D. João III se estableció el oficio de proveedor de las Armadas, con sede de Angra. El proveedor de las Armadas, además de asegurar el abastecimiento de las flotas, se encargaba de garantizar un sistema de vigilancia que protegiese a las naves que llegaban de las Indias de un eventual ataque de los corsarios. En esta tarea jugaba un destacado papel la Armada das Ilhas, que, procedente de Los gallegos Lisboa, permanecía David Santos e durante meses en las Ignacio Crespo inmediaciones de la antes de una isla do Corvo. inmersión en la bahía de Angra.
Sobre estas líneas, estructura de un navío del siglo XIX (Angra A). Debajo, la proa del vapor brasileño “Lidador” (1878).