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LA NUEVA ESPAÑA
Occidente
La ría del Eo presume de su buen fondo El último proyecto planteado para difundir la riqueza del estuario es la creación de un parque arqueológico subacuático en la ensenada de Arnao
Domingo, 14 de febrero de 2021
El primer paso es documentar bien las piezas –entre catorce y diecisiete según los buzos locales– y confirmar su origen. Aunque se especuló con que pudieran pertenecer a las fragatas “La Galga de Andalucía” y el “San Francisco”, hundidas en 1719, López cree que los cañones son posteriores, al menos de 1729, y que no están ligados a un pecio, sino que fueron arrojados al mar. Sin embargo, es todavía una hipótesis que deben confirmar. Esperan presentar su plan este año y dejar la decisión en manos del Principado, que debe crear una figura de protección que dé cabida al parque. “La idea es que sea visitable de forma ordenada por personal formado. El objetivo es difundir esta riqueza y concienciar sobre la importancia de este patrimonio que no se ve”, precisa el experto.
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1. Chema Sanjurjo, fotografiando un resto en la ría. 2. Un azulejo alicatado que podría pertenecer a la cocina de un barco. 3. Resto de cerámica. 4. El buzo Javier Gallego posa sobre algunos de los cañones hundidos en la ensenada de Arnao. 5. Una antigua vasija. Archivo de Javier Gallego
1 Castropol, T. CASCUDO Son muchas las historias que se ocultan en el fondo de la ría del Eo y cada vez más las voces empeñadas en dar a conocer un patrimonio que no se ve a simple vista, pero que es igual de valioso que el que se conserva en la superficie. El último proyecto es la creación de un parque arqueológico subacuático en la ensenada de Arnao, en Castropol, que podría convertirse en el primero del Cantábrico. Con esta iniciativa se busca poner en valor los antiguos cañones hundidos en la orilla asturiana del estuario, pero la gallega alberga otro buen puñado de secretos: desde un galeón del siglo XVI –el “San Giacomo di Galizia”– que no deja de sorprender a los investigadores, a los más variados objetos, como vasijas o bolas de cañón. “El valor submarino de la ría es incalculable, tanto biológico como arqueológico”, defiende el buzo ovetense, aunque afincado en Ribadeo, Javier Gallego. Cuenta que siendo un niño se inició en la pesca submarina y, muchos años después, cambió el fusil por la cá-
mara y ahora disfruta dejándose sorprender por la riqueza del estuario. “Lógicamente, hay que saber y controlar las corrientes, pero la ría es un lugar seguro para el buceo”, añade este experimentado submarinista, además presidente del club de vela de Castropol.
“El valor submarino es incalculable, tanto biológico como arqueológico”, dice Javier Gallego Conoce bien los cañones de Arnao y apoya el proyecto que lidera la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas), junto con la Federación asturiana (Faspa), para convertir esta zona en un museo. “Es el sitio perfecto para un parque arqueológico: los cañones están a poca profundidad,
en aguas claras, resguardados por la ensenada que hace de cortavientos y encima están en un roquedo, por lo que no se cubren con arena y están siempre a la vista”, razona el arqueólogo subacuático lucense Antón López. Es el responsable del equipo de patrimonio sumergido para el Norte de la Fedas y tiene grandes esperanzas puestas en este proyecto, que espera que pueda ser realidad en 2022. Los cañones fueron descubiertos hace más de una década, pero fue en 2019 cuando la Fedas se interesó por este patrimonio. En esa fecha se firmó un convenio entre el Principado y la Armada para poner en marcha la carta arqueológica subacuática de la costa asturiana, y la primera actividad fue la visita a los restos de Arnao. López se sumó a aquella prospección y ahí nació este proyecto.
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“Los cañones de Arnao están a poca profundidad y en aguas claras”, explica Antón López El arqueólogo asturiano Miguel Busto no puede estar más de acuerdo con López: “En la ría hay un patrimonio arqueológico muy importante, que es digno de conocerse y protegerse, y eso se hace a través del conocimiento. Debe cuidarse como si estuviera en tierra”. Busto está enrolado en el proyecto “Argos” que lidera el club de buceo ribadense “Illa Pancha” y que busca documentar toda la riqueza subacuática de la margen gallega de la ría. En 2019 presentaron la exposición “Lo que la ría esconde”, con fotos de infinidad de objetos hundidos, y ahora trabajan con la meta de crear un parque arqueológico subacuático enfrente de Arnao. Se ubicaría en la zona de costa lucense comprendida entre el puerto de Ribadeo y el faro de Isla Pancha. El presidente del club lucense, Chema Sanjurjo, tiene claro que estos parques son fundamentales para preservar el patrimonio y evitar su expolio: “Están proliferando grupos de buceadores sin control y hay piezas que desaparecen y queremos evitarlo”. Es un enamorado de los fondos de la ría y quiere concienciar sobre su valor. “Es mucho mejor ver las piezas “in situ” que en una urna; por eso queremos que se protejan los restos para evitar su pérdida y también para enseñar a los críos este valor”, señala este experimentado buzo, que defiende que una de la virtudes de este estuario es que se puede bucear todo el año. Unos y otros, además, están convencidos de que estos parques pueden ser un recurso turístico singular para la zona.