Les aconsejo seĂąores que si requieren de endeudamiento, acudan a amigos, primos, tĂos, y abuelos, o vĂĄlganse hasta de sus enemigos, pero nunca se les ocurra ir al sistema financiero, porque, para otorgarles un prĂŠstamo, deben llevar como fiadoras a las viudas de sus tatarabuelos.