El terrorismo de los “lobos solitarios” es más difícil de predecir que el terrorismo grupal, y no se trata de un fenómeno nuevo porque se remonta a siglos pasados.
La manera y el momento en que actúa el “lobo solitario” genera incertidumbre por lo que el rastreo se obstaculiza lo mismo que el proceso de auto radicalización y ataque.
El problema que representa su detección y vigilancia hace necesario crear nuevas estrategias en procura de identificar los recursos operativos con los que cuenta.
Es importante determinar si los ataques son suicidas o tiene la intención de ser capturado una vez alcance su objetivo.
Es preciso establecer los conocimientos tácticos, recursos logísticos y contactos para preparar y ejecutar una acción terrorista por cuenta propia.
La virtualidad es una fuente de información abierta y disponible para los “lobos solitarios”.
Cuando el “lobo solitario” actúa, lo hace por su propia iniciativa sin recibir apoyo logístico, y si su acción criminal es exitosa