El aborto es sinónimo de irracionalidad, de oscuridad de la mente humana, que convierte un momento de lujuria en un derecho para elegir si se permite o no gestar una vida inocente. Lo más deprimente es ver cómo algunos galenos, psicólogos y juristas se consideran con la suficiente autoridad moral como para decidir el futuro de una vida.
Hay grupos feministas en todo el mundo que se alegran cuando en sus países se aprueba el aborto con la disculpa absurda que se trata de una situación de sanidad pública, cuando en realidad no es otra cosa que un crimen de lesa humanidad contra alguien que no se puede defender.
Es irónico ver mujeres que lloran de alegría por lograr el derecho a matar vidas, cuando en realidad lo que se está estimulando es la promiscuidad.
Si bien es cierto que hay casos graves de malformación u otras circunstancias que ponen en peligro la vida de la mujer, y que necesariamente deben ser asistidas adecuadamente , los (as) pro abortistas no se escudar en esos casos