En un reino muy rico en minerales llamado Fanatilandia existía un grupo insurgente que aspiraba hacerse con el poder, e imponer sus leyes represivas.
Se trataba de fanáticos religiosos que resolvían los problemas por medio de la opresión a la población.
El principal cabecilla de la organización era un zorro conocido como Iván, con color de pelambre anaranjado.
Se trataba de alguien bastante astuto, que tenía una mirada penetrante y permanecía rodeado todo el tiempo por sus secuaces entre los que se encontraban lobos y chacales armados hasta los dientes.
Lanzaron un ataque demoledor para derrocar al líder de la nación que al verse asediado no puso mucha resistencia y huyó a otro reino.
En cuestión de días el zorro tomó las riendas de la nación y comenzó a promulgar leyes que afectaban especialmente a las hembras.
Impuso castigos severos por cualquier cosa y su crueldad costó la vida a muchos animales que se resistían a su dominación.