Es posible que “corra bastante agua por debajo del puente” antes de ver que el negocio de la prostitución en todas sus modalidades e identidad de género, desaparezcan.
La persona que ejerce la prostitución es víctima de un proceso en el que su decisión está restringida por condiciones sociales, llámense falta de oportunidades, pobreza, abuso sexual, o marginación.
Puede suceder que con medidas radicales como la abolición se reproduzca en la clandestinidad, o por medio de las redes sociales y, con la legalización se arraigue como ha sucedido en algunos países.
La abolición o legalización y regularización es una decisión que corresponde a los Estados mediante acciones jurídicas para proteger a quienes ejercen la prostitución y desmantelar organizaciones criminales que se lucran del sexo, aplicando al mismo tiempo medidas que permitan la rehabilitación de las víctimas del tráfico y de la prostitución.