EL REINO DE MALGENIOLANDA
© 2005 Ediciones Dafra Apartado aéreo Nº 36792 Bogotá D.C. Colombia Calle 32 sur N. 24 B 69
Cubierta: David Francisco Camargo H. Primera edición: mayo de 2005
ISBN: 958-96227-3-9
E-mail: fundaescritor@ hotmail.com
Diagramación e impresión: Ediciones Dafra Tel: 5601884 Bogotá D.C. Calle 32 sur N. 24 B 69
Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia
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CONTENIDO
PERSONAJES INTRODUCCIÓN ACTO I Visita al reino de Malgeniolandia
11
ACTO II
El circo ACTO III
La estrategia
23 32
ACTO IV Regreso al reino de Buengeniolandia
38
ACTO V Las misivas
47
ACTO VI Emboscada y captura del rey de Malgeniolandia
53
ACTO VII El rey de Malgeniolandia y el significado de la alegría
62
ACTO VIII El retorno feliz , reflexiones sobre el mal genio y la boda real
71
PERSONAJES
REY DE MALGENIOLANDIA REY DE BUENGENIOLANDIA ERMITAÑO NANA GUARDIAN PRESENTADOR PAYASO TITIRITERO MALABARISTA HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA MUJER DEL REY DE MALGENIOLAN CONSEJERO REAL HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA HOMBRE MUJER CARCELERO
DIA
INTRODUCCIÓN
Existía
un
reino
llamado
Malgeniolandia,
donde
los
habitantes se caracterizaban por su agresividad y por todo discutían, incluso los niños jugaban solitarios, porque las pocas
veces que se reunían terminaban en trifulca.
Solamente
había
un
ermitaño
que
no
tenía
ese
comportamiento. La noticia de la existencia de ese pueblo belicoso llega a oídos del rey de Buengeniolandia, quien vive al otro lado del mar y se va a visitarlos para saber el porqué de
tal
comportamiento. Para no llamar la atención decide vestirse de payaso y unirse a un circo de su reino, emprendiendo el viaje a aquel lugar. Aquí comienza esta historia.
ACTO I VISITA AL REINO DE MALGENIOLANDIA
El rey de Buengeniolandia en compañía de los integrantes del circo pasa primero por la gruta donde se halla el ermitaño y disfrazado de payaso aborda al hombre.
ERMITAÑO.- ¿Quién eres?, ¿qué vienes a hacer aquí?,. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Me he enterado que tu eres la única persona que no es de mal genio en éste reino y deseo saber ¿por qué ?.
ERMITAÑO. – No tengo porqué contestarle a un desconocido y mucho menos a un payaso. REY DE BUENGENIOLANDIA. – Está bien, si no quieres contestarle a un payaso, entonces contéstale a un rey. Diciendo eso se despoja del disfraz mostrando al ermitaño su túnica púrpura y el anillo real. El ermitaño cae de hinojos ante el soberano y besando sus manos ofrece disculpas.
El ermitaño se sienta a los pies del rey y narra la historia de aquel pueblo.
ERMITAÑO.- Hace muchos años los habitantes del reino de Malgeniolandia para entonces llamado Villa Esperanza, éramos personas alegres y serviciales, hasta cuando nuestro soberano se vio en la disyuntiva de decidir si dejaba ir o no a nuestros hijos a la guerra contra un rey despiadado que tenía intenciones de conquistarnos, a sabiendas que nuestro pueblo no tenía experiencia en el campo militar ya que éramos pacíficos y nunca habíamos entrado en confrontación con nadie y la población masculina se ocupaba de actividades netamente agrícolas y pastoriles. El rey, un hombre entrado en años tenía un hijo varón en quien fincaba sus esperanzas para sucederlo y después de deliberar con sus consejeros optó porque el príncipe junto con los demás jóvenes fueran a la guerra sin recibir entrenamiento previo en el manejo de armas, por lo que perdimos la guerra siendo invadidos, muriendo la mayor parte de la población, tan solo logramos escapar con vida un puñado de hombres mayores y mujeres embarazadas, entre los que se hallaba el rey y algunos de sus súbditos. Tratamos de preservar el reino asentándonos en una comarca lejana
cuyo soberano nos brindó asilo,
mientras volvimos a emerger. Después de ese hecho se fue la alegría y crecieron nuevas generaciones, entre los que se encuentra el actual rey, sin conocer el significado de la alegría. Las leyes prohibían volver a reír, solo había lugar para el odio y el resentimiento y quienes conocíamos el secreto debimos permanecer callados so pena de ser ejecutados, lo que no fue difícil cumplir porque en nuestros corazones solo había amargura. Transcurrieron los años la población del reino creció y nos volvimos belicosos. Después de varios intentos fallido por recuperar nuestro antiguo reino por fin lo logramos y el soberano de aquella época cambio el nombre original, por el de Malgeniolandia.
Pasó el tiempo y las heridas sanaron, pero en el reino imperó la tristeza. Las mujeres se volvieron amargadas, entre ellas mi esposa, quien al perder a nuestros dos hijos me abandonó, por lo que me vine a esta cueva y aunque conservo la alegría de vivir, dialogo en raras oportunidades con algunas personas que me conocen y vienen a traerme alimento. El ermitaño una vez termina su narración, queda en silencio el tiempo suficiente como para que el rey de Buengeniolandia comprenda la tragedia sucedida a aquel pueblo. REY DE BUENGENIOLANDIA.-¿El actual rey de Malgeniolandia sabe de ésta historia?. ERMITAÑO.– Por supuesto que sí,
pero al igual que los
antiguos pobladores se encarga de ocultarlo. El es el único hombre joven al que por su investidura le fue revelada la verdad.
El soberano de Buengeniolandia se coloca nuevamente el disfraz de payaso y se apresta a ingresar al reino, no sin antes ser advertido por el ermitaño de lo peligroso que es ir a un lugar donde sus habitantes son hostiles. Las trompetas suenan y sus pobladores se ponen en alerta pensando que se trata del asalto de algún enemigo. El rey de Malgeniolandia con algunos de sus hombres sale al paso de la caravana montado en un hermoso corcel.
REY DE MALGENIOLANDIA. ¿Qué vienen a hacer aquí?. ¿Acaso no saben que en este pueblo está prohibido el ingreso de circos? PAYASO.- Perdone su majestad, (coloca su rodilla derecha en
tierra e inclina la cabeza al mismo tiempo que se despoja del gorro
que
lleva encima)
no
queremos
importunarlo,
solamente deseamos que su pueblo conozca nuestro acto. REY DE MALGENIOLANDIA-. Váyanse de aquí, no queremos que realicen ningún acto y si no se alejan pronto, me veré precisado a utilizar la fuerza. PAYASO. – Está bien, está bien, nos vamos pero por lo menos permítanos hacerle un obsequio a su excelencia.
El payaso saca de su ancho pantalón una medalla en oro con la figura de un personaje mitológico y se la entrega. El rey de Malgeniolandia la recibe con desconfianza de manos de uno de sus súbditos y luego de observarla por un momento se la coloca en el cuello a solicitud del payaso, luego se retira con su comitiva.
MALABARISTA.– Su majestad ¿y ahora que hacemos si no nos dejan entrar en el castillo?. REY DE BUENGENIOLANDIA. – Tengo un plan. Tan pronto como el rey de MALGENIOLANDIA
se encuentre a solas,
activaré el medallón que le acabo de regalar para que el gas de la risa que hay en su interior surta efecto y al ponerse a reír se contagien los demás habitantes del castillo. MALABARISTA.– Y ¿si la reina está con él?. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Ese es el riesgo que debemos asumir, por eso hay que activar el medallón calculando el momento apropiado.
Cae la noche, se apagan las luces del castillo y todos se van
a descansar, entrada la noche el rey de Buengeniolandia cree que ha llegado el momento de activar el medallón sin saber que la reina de Malgeniolandia aún permanece junto al soberano.
ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- (Se aproxima a donde
se encuentra el soberano). ¿Qué sucede?. ¿Qué sale de tu cuello querido esposo?. REY DE MALGENIOLANDIA.- (Sobresaltado). ¿Qué pasa?. ¿qué es esto?, Ja, ja,ja.
La esposa del rey de Malgeniolandia intenta quitarle el medallón y por hacerlo inhala el gas y también se pone a reír.
ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Ese trata de un gas causante de risa , Ja, ja, ,ja.
Todos en la Corte despiertan. AMA DE LLAVES.- El rey y la soberana están riendo. ¿por qué lo harán?. Eso nunca había sucedido.
Penetra en la alcoba real.
AMA DE LLAVES. -Su majestad ¿se siente bien?. REY DE MALGENIOLANDIA– Es este med... , ja,ja,ja.
Ingresa el consejero real.
CONSEJERO REAL.- Su majestad, si hay algún problema dígamelo enseguida y castigaré al culpable.
El rey y la reina no pueden hablar, se ríen sujetando sus estómagos. El consejero real sale de los aposentos del rey de Malgeniolandia y
se reúne
con el comandante del
ejército real.
CONSEJERO REAL.- Es necesario que sepamos que le ocurre al rey, se está comportando extrañamente. COMANDANTE DEL EJERCITO REAL.– Lo mejor que podemos hacer es esperar
a que el soberano nos explique su
comportamiento.
A las afueras del castillo el rey de Buengeniolandia se acerca junto con sus compañeros del circo para tratar de averiguar lo que está sucediendo y son aprendidos por algunos guardias del reino, como medida de prevención. Casi al amanecer pasa el efecto del gas, y el soberano se entera que han detenido a
todos los integrantes del circo
mandándolos llamar a su presencia.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Acusador). Ustedes se han burlado de mi y serán castigados por ello. EL PAYASO.– (Fingiendo que no sabe nada) Su majestad, ¿de
qué delito se nos acusa?.
REY DE MALGENIOLANDIA.– De haber atentado contra mi al obsequiarme un medallón que contenía un gas causante de risa. El
rey
de
Buengeniolandia
se
percata
que
han
sido
descubiertos y entonces decide hacer una proposición al rey de Malgeniolandia, como única alternativa para salvarse del castigo que les espera y que posiblemente es la ejecución. El PAYASO.– Propongo a su majestad que nos permita hacer la presentación de nuestro acto y si les agrada nos deja marchar,
de
lo
contrario
aceptamos
humildemente
su
decisión sea cual sea. REY DE MALGENIOLANDIA.- (furibundo). Ustedes no están en condiciones de exigir nada.
Si deseo en este momento los
puedo mandar a ejecutar. MUJER DEL REY.- (Susurrando al oído del rey).
Señor mío,
permítales hacer la demostración, estoy segura que no lograrán nada. Además de esa manera se enterarán en otros reinos que a aquellos intrusos que llegan a nuestro reino e infringen las leyes se les da una oportunidad antes de ser ajusticiados. REY DE MALGENIOLANDIA-. (Irritado). Está bien, está bien, hagan su presentación. TITIRITERO.- Voy a organizar el escenario. MALABARISTA.- Voy a preparar las cuerdas para el gran acto. REY DE BUENGENIOLANDIA– (Dirigiéndose al grupo) Tenemos que ser lo más graciosos que podamos.
ACTO II EL CIRCO
Salen al escenario los integrantes del circo mientras los espectadores con cara de ogros ocupan las gradas a la espera que de inicio la función.
PRESENTADOR.- ¡Señores y señoras¡ me complace presentar a ustedes el circo de los hermanos Chispita. Por favor recibámoslos con un fuerte aplauso.
Todos quedan en silencio, nadie mueve un dedo para hacer caso a la sugerencia. El payaso cuenta chistes pero nadie ríe. En seguida aparece el malabarista lanzando varias pelotas al aire al mismo tiempo, luego lanza fuego votando llamas por la boca, después le corresponde el turno al titiritero. Posteriormente aparece en escena el maromero dando vueltas sobre una pequeña rueda y a medida que lo hace le pega al payaso con un chipote. Saltan, ríen, cantan, se caen, pero nada de eso alegra al auditorio que los observa sin inmutarse y por mas monerías que hacen no causan ninguna gracia
al
público
Malgeniolandia
y
que
se
va
retirando.
su
esposa
observan
acompañados por su hija, una
El la
rey
de
función
hermosa joven a quien le
agrada la presentación pero no ríe por temor a disgustarlos. Los integrantes del circo son enviados a las mazmorras mientras llega la hora de su ejecución.
MAROMERO.– Su majestad, ¿ahora que hacemos?. Estamos en serias dificultades. ¿Por qué no tratamos de enviar un mensaje a nuestro reino para que vengan a rescatarnos?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- (Dirigiéndose al grupo)
No se
preocupen, ya se me ocurrirá algo para salir de este problema. Por lo pronto descansemos.
Todos se acomodan en un rincón de la celda sobre algunas esteras que había en aquel lugar húmedo y fangoso. Se hacen unos
cerca
de
otros
para
darse
calor.
El
rey
de
Buengeniolandia se queda pensando en la manera de escapar de aquel lugar, al rato se duerme. Al día siguiente el rey de Buengeniolandia sugiere al grupo que grite muy
fuerte
pidiendo ayuda con el ánimo de ser escuchados por alguien. La hija del rey de Malgeniolandia que pasea en ese momento por los jardines del castillo escucha las voces. Acompañada por su nana comienza a buscar el lugar de donde provienen. En un rincón del jardín encuentran una pequeña reja que comunica con algún lugar, la joven princesa se inclina para observar hacia adentro y descubre a los integrantes del circo. Pegando sus hermosas mejillas contra los gruesos barrotes pregunta...
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Qué puedo hacer para ayudarlos?.
La voz de el payaso se escucha desde abajo.
PAYASO.- Somos
los
integrantes
del circo,
el
rey de
Malgeniolandia nos hizo encerrar. HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.– Ya lo se, yo soy su hija y estuve en la presentación que hicieron.
El rey de Buengeniolandia al enterarse que se trata de la hija del rey de Malgeniolandia entera a la princesa de su verdadera identidad, puesto que
sabe que esa es su única
oportunidad para salir de aquel lugar. Le cuenta el motivo de su presencia en el reino y solicita su colaboración. La hija del rey de Malgeniolandia que es una joven alegre, pero que lo oculta para no disgustar a su padre, escucha atentamente todos los pormenores y decide ayudarlos, porque es consciente del error que su padre está cometiendo con ellos y con su pueblo.
El rey busca dentro de uno de sus enormes bolsillos del vestido de payaso que lleva puesto, saca un papel, una pluma y escribe algo, luego toma una vara que encuentra en el suelo y lo ata a uno de sus extremos, extiende su brazo con la vara para que lo pueda recibir la princesa. Una vez ella lo tiene en su poder
lee ansiosamente su contenido, luego se despide
prometiendo al rey de Buengeniolandia que seguirá al pie de la letra sus instrucciones.
NANA.- Mi señora, no creo prudente que los ayude, puede meterse en dificultades con su padre y sabemos lo drástico que es con quien lo desobedece.
HIJA DEL REY.- No te preocupes que no se dará cuenta, lo haremos con absoluta discreción. Mejor vamos rápido a
llevar esta misiva al ermitaño que menciona el rey para que haga lo que le corresponde y regresamos antes de que oscurezca, así no notarán mi ausencia.
Una vez llegan a la cueva…
ERMITAÑO.- ¿Quién se acerca?. HIJA DEL REY.-
Soy yo la hija del rey..., vengo a traer un
mensaje de alguien que lo conoce.
El ermitaño se inclina con respeto ante ella y toma el escrito leyendo su contenido en un rayo de luz que se filtra por un costado de la caverna, enseguida agradece con un ademán a la hija del rey y le pide que se marche porque puede ser peligrosa su presencia en un lugar tan solitario como ese que es frecuentado por
forajidos
que se ocultan de la
justicia.
El rey de Buengeniolandia solicita al ermitaño que
reúna
algunas lianas y palos de ciertas dimensiones y los lleve al jardín del castillo, haciéndose pasar por jardinero y que una vez allí, los arroje por una reja que hay al fondo del jardín donde se encuentran ellos, Pero antes le pide que silbe, para darles tiempo de retirarse cuando caigan los palos y no salir lastimarlos.
ERMITAÑO.- ¿Qué pretenderá el rey?. Es mejor ignorarlo, más bien voy a cumplir sus instrucciones.
Entre tanto en la mazmorra...
PAYASO.- A estas horas el ermitaño tuvo que haber recibido mi mensaje. TITIRITERO.- Pero, ¿cómo saldremos?. MALABARISTA.- Mi señor ¿está seguro de poder escapar de aquí?. De estas mazmorras no creo que salga nadie con vida, si no es por voluntad del rey. PAYASO.- No se preocupen, tan pronto como el ermitaño traiga lo que le pedí, les diré como hacerlo.
Al día siguiente y bien entrada la tarde...
GUARDIA.-Quien viene ahí,. ERMITAÑO.- Soy yo, el jardinero a quien encargaron traer algunos palos para cercar la huerta. GUARDÍAN.- Siga y déjelos. No tarde, éstas no son horas para entrar a palacio. ERMITAÑO.- Si señor, no tardo.
Se dirige
hacia el interior del castillo. Cae la noche, se
escucha un chiflido. Los jardines están iluminados por los rayos de la luna y los prisioneros al escuchar aquel sonido se apartan de la reja por donde empiezan a caer palos y lianas. Una vez el ermitaño termina de hacerlo, se aleja rápidamente.
ACTO III LA ESTRATEGIA
El rey de Buengeniolandia señala un lugar de la celda donde el techo es más bajo y explica el plan que tiene a sus compañeros de cautiverio. Sin entender muy bien, inician la tarea. Uno de ellos se queda haciendo guardia por si alguien se aproxima. Como no poseen herramientas, hacen hoyos en el piso con las manos, gracias a que está blando por la humedad y entierran los palos apretándolos contra el techo.
Una vez colocados, los
sujetan con las lianas entrelazándolos en una especie de telaraña, después de eso cada uno toma lodo del piso en la parte que va a quedar oculta para no dejar huellas y lo empiezan a pegar en la empalizada formando una pared. Una vez terminan, proceden a alisarla y a ocultarse detrás de ella sellando el orificio que han dejado para pasar al otro lado.
Se sientan a descansar en el estrecho espacio y
esperan el nuevo día. El rey de Buengeniolandia aspira hacer creer al guardia que los vigila, que han escapado cuando éste vaya a llevarles alimento y no los encuentre. Todos están untados de fango hasta la cabeza. A las pocas horas comienzan a filtrarse los primeros rayos de sol por los barrotes que comunican a los jardines reales. Se aproxima el carcelero llevando algunas viandas y al no ver a nadie abre la reja para cerciorarse por si mismo de lo que está sucediendo, enseguida sale corriendo dejando la puerta
abierta y gritando: ¡se fugaron los prisioneros!. Es tal el alboroto causado que despierta a los habitantes del castillo. CARCELERO.- ¡Su majestad!, ¡su majestad! los prisioneros han escapado. REY DE MALGENIOLANDIA.– Imposible.
Guardias síganme,
vamos a investigar.
Entre
tanto
el
rey
de
Buengeniolandia
que
estaba
observando por una pequeña fisura en la pared, da la instrucción para salir aprovechando que el guardia ha dejado abierta la reja de la celda. Tumban con pies y manos la pared
que aún está fresca y salen de las mazmorras
teniendo cuidado en no ser vistos. La hija del rey quien está enterada del plan va a su encuentro antes de que llegue el rey de Malgeniolandia y los lleva a su recámara para que se aseen, ordenando a la nana que vigile por si viene alguien. Acto seguido procede a entregarles pelucas y
túnicas de
mujer que les cubre hasta los pies, luego todos se dirigen a los jardines. El rey de Malgeniolandia al darse cuenta de la forma como han huido , procede a ordenar que encierren al carcelero por su ineptitud y que toquen las trompetas para detenerlos. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡Búsquenlos por todas partes y tráiganlos a mi presencia!, yo mismo me encargare de darles un buen escarmiento antes de ejecutarlos.
Entre tanto en los jardines... HIJA DEL REY.- Se acerca mi madre, guarden silencio. ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.– (Preocupado). Hija mía, ten cuidado, los prisioneros han escapado y pueden estar escondidos en cualquier parte..
HIJA DEL REY.– Tranquilízate madre, permaneceré aquí sentada con mi servidumbre.
Mientras dice eso, observa a sus acompañantes y le provoca reír al ver que como tapan sus rostros con abanicos para no ser reconocidos. En ese
momento irrumpe el rey de
Malgeniolandia, se halla visiblemente alterado. REY DE MALGENIOLANDIA.- (Dirigiéndose a las dos) es mejor que se refugien en sus aposentos, pero antes voy a enviar a varios
guardias
para
que
se
cercioren
que
no
están
escondidos en las habitaciones reales.
Se retiran el rey y la reina, luego de dar instrucciones a los guardias quienes van de inmediato a cumplir sus órdenes. HIJA DEL REY.– A las afueras del castillo y tras los arbustos los aguardan dos carruajes para que escapen,
también
encontrarán sus ropas.
El rey de Buengeniolandia se inclina y besa la mano de la princesa, en señal de agradecimiento. HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Espero algún día ir a su reino. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Espero recibirla con los honores que se merece.
Se alejan en los carruajes pasando primero por la cueva donde está el ermitaño quien decide acompañarlos porque desea ayudar en la búsqueda de una solución al problema del reino de Malgeniolandia.
ACTO IV REGRESO AL REINO DE BUENGENIOLANDIA
Una vez
fuera del alcance de los lacayos del rey de
Malgeniolandia,
el
rey
de
Buengeniolandia
cambia
su
indumentaria por la ropa de soberano y da instrucción a los integrantes del circo para que vistan los trajes militares con distintivos del reino de Buengeniolandia que también se hallan en los carruajes. Se le acaba de ocurrir que en lugar de regresar a su reino debe volver a Malgeniolandia pero esta vez en calidad de monarca. Para anunciar su llegada envía a uno de los súbditos con oro y joyas como obsequio con el propósito de ganar la voluntad de aquel rey. El rey de Buengeniolandia cree que puede cambiar la actitud de los pobladores de Malgeniolandia porque la hija del rey y el ermitaño son ejemplos de ello. El rey de Malgeniolandia les concede el acceso al reino con la condición de que descansen un rato y se marchen puesto que no le agradan las visitas. Enseguida les pregunta por el grupo de forajidos que ha escapado del castillo, a lo que todos responden negativamente, mientras son observados por la hija del rey quien disimuladamente esboza una sonrisa en sus hermosos labios. El rey de Buengeniolandia
aprovechando que el rey de
Malgeniolandia se ha marchado por un instante a atender un asunto del reino, entabla diálogo con la Malgeniolandia que se encuentra en el lugar.
hija del rey de
REY DE BUENGENIOLANDIA. - He vuelto bella princesa porque no me resigno a cambiar el comportamiento de su pueblo y así como su majestad me ayudo a escapar no importando los peligros que corría, de esa misma manera quiero hacer algo para ayudarlos. M e pregunto si alguna vez ¿a visto a alguien sonreír?. HIJA DEL REY.– Si su majestad. Aprendí a hacerlo un día que mi padre me permitió efectuar una corta visita a un reino cercano en compañía de varios
súbditos y tuve la
oportunidad de conocer y compartir con personas que eran alegres y divertidas, gracias a que me las ingenie para permanecer a solas con ellos. A partir de esa experiencia fue cuando comprendí el significado de la risa. Sin embargo los habitantes de mi reino no pueden hacerlo y quienes tienen oportunidad de viajar van únicamente a atender asuntos concernientes al reino, en cuyo caso deben limitarse a cumplir con su misión y retornar procurando tener el menor contacto posible con los demás.
En otros reinos conocen
nuestra historia y por eso cuando nos ven no se molestan en abordarnos porque saben que no vamos a entablar diálogo diferente al estrictamente necesario y cuando vienen a nuestro reino como el caso de ustedes, se les pone al tanto de las prohibiciones que rigen a nuestro pueblo. REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Tu padre te ha visto sonreír alguna vez?. HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- No. Me castigaría. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Te propongo que convenzas a tu padre para que vaya de visita a mi reino, allí trataré de hacerle ver la equivocación en que se encuentra. HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Imposible, mi padre no visita otros reinos, a menos de que se trate de una confrontación. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Se me ocurre una idea.
HIJA DEL REY.- ¿Cuál?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- En el breve tiempo que he permanecido en este reino, me he dado cuenta que hay mucha gente joven que no tiene expectativas futuras y por eso son tan hostiles, sin embargo estoy seguro que se trata de una conducta aprendida que puede ser superada en la medida que se despierten las ilusiones para vivir. HIJA DEL REY.- ¿Cómo lograrlo?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- La clave está en que conozcan otras costumbres y se interrelacionen con
habitantes de
otros reinos. HIJA DEL REY.- Eso está bien, pero ¿cómo hacerlo?. REY DE BUENGENIOLANDIA.– En vista de que la única forma para que tu padre salga del reino es a combatir, hay que convencerlo para que vaya a mi reino con el ánimo de que comparta estrategias de guerra. HIJA DEL REY.– Imposible, mi padre no confía en nadie y lo más seguro es que diga que no necesita ayuda porque tiene sus propias tácticas. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Entonces una vez regrese a mi reino enviaré a un mensajero para que informe a tu padre que va en camino a su reino un rey muy poderoso que tiene intenciones de usurpar su trono y le ofreceré mi apoyo para derrotarlo, invitándolo a venir. HIJA DEL REY.– No creo que de resultado, sin embargo no se pierde nada con intentarlo.
En eso aparece el rey de Malgeniolandia. REY
DE
MALGENIOLANDIA.–
(Dirigiéndose
al
rey
de
Buengeniolandia). Ya es tiempo de que se marche, no acostumbro a tener visitas prolongadas. REY DE BUEN GENIOLANDA.– Así lo haré.
Hace la venia de despedida, sale del castillo y procede a dar
la orden de partida. Una vez en el reino de Buengeniolandia, el soberano redacta un escrito siguiendo el plan acordado con la hija del rey de Malgeniolandia y lo envía con un emisario. HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- Padre, creo que lo mejor es dejarlos que hagan su vida, al fin y al cabo han permanecido aislados por mucho tiempo. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Es cierto, pero si no hubiera conocido a aquellos jóvenes que ignoran
lo que ocurre
fuera de esos muros y en especial a la hija del rey de Malgeniolandia con ese rostro tan expresivo y lleno de dulzura, no lo intentaría. HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Es muy hermosa?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Mas que un amanecer. HIJO
DEL
REY
DE
BUENGENIOLANDIA.–
Me
gustaría
conocerla. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Todo a su tiempo, todo a su tiempo.
Haciendo una seña manda llamar al ermitaño, que había ido con él al reino. ERMITAÑO.- ¿Su majestad me mandó llamar?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Si, deseo que lleves éste escrito al rey de Malgeniolandia, tú que conoces bien el camino puedes hacerlo llegar más rápidamente y para que nadie te reconozca te colocas ropas alusivas a nuestro reino. ERMITAÑO.- Como diga su majestad, estoy dispuesto a hacer lo que sea para el bien de mi pueblo.
En el momento que se retira el ermitaño ingresa un bufón haciendo malabares y todos se sientan a observar aquella
presentación. Una vez termina, extiende sus brazos en forma de “V” inclinando su cabeza hacia delante mientras se retira caminando hacia atrás. Todos aplauden.
ACTO V LAS MISIVAS
El ermitaño llega al reino de Malgeniolandia y apeándose de su caballo entrega el mensaje al Consejero real. ERMITAÑO.-
Señor,
traigo
noticias
del
rey
de
Buengeniolandia. (Entrega la misiva). CONSEJERO DEL REY.– Aguarde un momento.
Se dirige donde el
rey, no sin antes enterarse de su
contenido. REY DE MALGENIOLANDIA.- (Leyendo). Lo que dice éste mensaje son habladurías.
Entrega el mensaje al Consejero quien lo destruye. REY DE MALGENIOLANDIA.- Dígale al emisario que regrese por donde vino y que diga a su rey que no preciso ayuda de nadie. CONSEJERO DEL REY.– Estoy de acuerdo con usted mi señor. (Sale del recinto).
El ermitaño se entera de la respuesta y monta nuevamente en su alazán
alejándose presurosamente.
Apenas se ve una
nube de polvo en la lejanía. Al llegar a BUENGENIOLANDIA, es recibido de inmediato por el rey, quien le pregunta cómo le ha ido en su misión.
ERMITAÑO.- No soy portador de buenas noticias su majestad, el rey de Malgeniolandia rehusó
su
ayuda y tildó de
infundadas sus afirmaciones. REY DE BUENGENIOLANDIA.- (Cavilando). Por lo visto la hija del rey tenía razón. Será mejor pensar en otra estrategia para convencerlo.
Ingresa el hijo del rey. HIJO DEL REY.- Padre ¿lograste convencer al rey de Malgeniolandia para que viniera?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- No, pero ya se me ocurrirá algo.
Pasados algunos días... HIJO DEL REY.– Padre, tengo una idea. REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Cuál?. HIJO DEL REY.- Envíale un nuevo mensaje en el que le dices que te has enterado del lugar donde están los forajidos que escaparon del castillo y para convencerlo que vaya con sus tropas en su búsqueda, le indicas que están bajo la protección de un rey que se burló de él una vez se enteró de la forma tan ingenua como lograron escapar. Estoy seguro que irá a defender su honor y es ese momento el que debemos aprovechar para tenderles una emboscada haciéndolos prisioneros. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Me parece buena idea, pero para no crear sospechas, debemos ofrecerle disculpas por el supuesto ataque de aquel rey que mencionamos en la anterior misiva,
aclarándole
que
se
trataba
de
información
equivocada que habíamos recibido.
Así lo hicieron enviando nuevamente al ermitaño, quien entregó el mensaje a uno de los guardias del rey de Malgeniolandia.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Lo expresado en éste escrito debe ser cierto porque nadie fuera del reino sabía de ese infortunado suceso.
Creo que en ésta oportunidad ese
reycito está diciendo la verdad. Además me ofrece disculpas por la información errática que me envió anteriormente, sin embargo
me
inquieta
saber
¿cuál
es
su
interés
por
ayudarnos?. LA HIJA DEL REY.– (Que se encontraba a su lado). Creo que él desea ser amigo de nuestro pueblo. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡Pamplinas!, no creo en su buena voluntad, algo se trae entre manos.
Manda llamar al Consejero y el guardia sale presuroso en su búsqueda no sin antes hacer la venia para retirarse. CONSEJERO DEL REINO..- ¿Me mandó llamar su majestad?. REY DE MALGENIOLANDIA.- Sí, deseo escuchar tu opinión frente a esta misiva. (Le entrega el escrito). CONSEJERO DEL REINO.- Puede ser verídico, pero sugiero investigar primero. REY DE MALGENIOLANDIA.- No. Lo mejor es ir a enseñarle a ese rey y a los bellacos del circo que de mi nadie se burla sin recibir el castigo que se merece. CONSEJERO DEL REINO.–(Con desconfianza). Preferiría que fuera alguien primero a indagar. REY DE MALGENIOLANDIA.– (Ansioso). Se podrían poner en alerta. Prepara las tropas, vamos a ir en su búsqueda.
El ermitaño toma un poco de agua y da de beber a su caballo partiendo a dar la buena nueva al rey de Buengeniolandia.
ACTO VI EMBOSCADA Y CAPTURA DEL REY DE MALGENIOLANDIA
El ermitaño llega corriendo, está tan agitado que el rey de Buengeniolandia hace un ademán para que tome un segundo aire antes de contar lo sucedido. ERMITAÑO.-
¡Su
majestad!,
¡su
majestad!,
el
rey
de
Malgeniolandia cayó en la trampa y va en camino al lugar señalado. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Magnífico, partamos enseguida.
Sale el rey de Buengeniolandia, su hijo y el ermitaño con caras sonrientes. Entretanto el rey de Malgeniolandia y sus tropas llegan al lugar indicado y al no encontrar a nadie se dirige al reino de Buengeniolandia para escarmentarlos por aquella burla. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Tal y como supusimos vienen directo a nuestro reino. Prepárense para atacar.
Tan pronto como las tropas del rey de Malgeniolandia cruzan por un estrecho, son atacados desde diferentes flancos por los soldados del rey de Buengeniolandia, quienes lanzan diminutos dardos en cuyas puntas han aplicado un somnífero para lastimarlos lo menos posible. A
pesar de que los soldados del rey de Malgeniolandia intentan retroceder al poco tiempo son reducidos. Todos quedan dormidos sobre la hierba, siendo despojados de sus armaduras
y
llevados
Buengeniolandia. Malgeniolandia
Una y
sus
amarrados vez
al
despiertan
principales,
reino
de
el
rey
de
observan
que
se
encuentran rodeado por los integrantes del circo que los miran con caras sonrientes. PAYASO.– Rey de Malgeniolandia ha caído ingenuamente en la trampa. (Con tono burlesco). REY DE MALGENIOLANDIA (Furioso). Me imagino que fueron ayudados por ese maldito rey que nos engañó. PAYASO.- Es cierto él nos ayudó. (mientras dice eso, se quita
el disfraz). REY DE MALGENIOLANDIA.- (Sorprendido). Miserable, todo el tiempo se ha estado burlado de nosotros, pero pagará por ello. REY DE BUENGENIOLANDIA.- Guarde sus amenazas, no está en condiciones de hacerlo y la única forma para que puedan salir bien librados es haciendo lo que se les indique. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Qué pretende?. REY DE BUENGENIOLANDIA.- La condición es muy simple, para que puedan abandonar el reino deben reír y hacernos reír. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿ Qué?, ¿Usted está loco?. ¡Eso nunca!, prefiero ser ejecutado antes que hacerlo (lo mismo
afirman sus súbditos). En vista de que se rehúsan el rey de Buengeniolandia ordena
sacar a uno de ellos y simula su ejecución. Se escucha el sonar de las espadas
y gemidos de dolor. El rey de
Malgeniolandia y los demás súbditos quedan impresionados al ver que las amenazas van en serio, lo que no saben es que todo es una farsa y que el soldado tan pronto como sale de aquel lugar es confinado en una prisión y un súbdito del rey
de
Buengeniolandia
finge
ser
ejecutado
dando
gritos
desgarradores. Al otro lado de la puerta se escucha: que pase el siguiente. Al oír eso el rey de Malgeniolandia, enmudece y accede a la petición presionado por sus hombres que están horrorizados. REY DE MALGENIOLANDIA.- (Inquieto). ¿Cómo reír si no lo hemos hecho nunca?. Además soy un rey joven y solo hago cumplir la prohibición que pesa sobre mi pueblo. REY DE BUEMGENIOLANDA.- No se preocupe nosotros nos encargaremos
de
eso.
Vamos
a
llevar
a
cabo
una
presentación teatral muy especial diferente a la que realizamos en su reino, lo único que tienen
que hacer es
observar y luego realizar su propia actuación sobre lo que se les ocurra para hacer reír al público. REY DE MALGENIOLANDIA.- Para nosotros no es fácil porque nunca hemos actuado y no sabemos cómo hacerlo. REY DE BUENGENIOLANDIA.– Hay que intentarlo.
Antes
de
comenzar
Buengeniolandia
manda
su
presentación,
llamar
a
la
hija
el del
rey rey
de de
Malgeniolandia, sin permitir que su padre la vea con el fin de enterarla de lo sucedido y contar su plan. Ella se angustia un poco pero comprende que es en beneficio de su reino y se acomoda en un lugar estratégico para observar. En ese momento se aproxima el hijo del rey de Buengeniolandia, que queda prendado ante su belleza . Los dos comienzan a dialogar en voz baja, la atracción es mutua. Se da inició a la función. El rey de Buengeniolandia propone a los integrantes del grupo de teatro que representen la problemática del reino de Malgeniolandia, con lo que todos están de acuerdo, repartiéndose los libretos y el
rey de
Buengeniolandia asume el papel del rey de Malgeniolandia.
En el público se halla súbditos
de
mayor
el
rey de Malgeniolandia y los
confianza
fuertemente
custodiados,
ocultos permanecen la hija del rey de Malgeniolandia y el hijo del rey de Buengeniolandia, quienes desde el lugar donde se encuentran pueden observar tanto a los actores como al público que se congrega para el espectáculo. HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- (Con cierto pesar). Pobre padre mío, tiene una cara de apesadumbrado, no me imagino que hará para cumplir. HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- No te preocupes princesa, todo lo que hace mi padre es en beneficio de tu reino. (Mientras dice eso, toma una de las manos de la joven y
la acaricia con suavidad, mirándola fijamente a los ojos). Sube el telón y aparece en escena el presentador: ¡señoras! y ¡señores!, tengo el gusto de presentar la obra: LOS HIJOS DE LA TRISTEZA.
En seguida los actores escenifican la
problemática de Malgeniolandia. El rey de Buengeniolandia hace
bromas
sobre
el
temperamento
del
rey
del
Malgeniolandia y el público se carcajea. La hija del rey se sonroja sin embargo, considera que se trata de una sana crítica. El rey de Malgeniolandia y sus súbditos observan sin inmutarse. Una vez terminan... REY DE BUENGENIOLANDIA.-
Ahora les corresponde a
ustedes (dirigiéndose al rey de Malgeniolandia). REY DE MALGENIOLANDIA.- (Con determinación). No puedo hacerlo,
En vista que el rey de Malgeniolandia se rehúsa a cumplir con lo solicitado, el rey de Buengeniolandia, decide enviarlo a
prisión junto con sus súbditos. Transcurren algunos días y el rey de Buengeniolandia emplea otra estrategia para que el rey de Malgeniolandia modifique su actitud hostil, por lo que le permite deambular libremente por el reino de tal manera que pueda observar la armonía en que viven los pobladores de aquel reino. La hija del rey de Malgeniolandia para no ser descubierta por su padre regresa al reino para que la soberana no note su ausencia y solicita al joven príncipe que la mantenga al tanto de lo que suceda.
ACTO VII EL REY DE MALGENIOLANDIA Y EL SIGNIFICADO DE LA ALEGRIA
El rey de Malgeniolandia recorre el reino y va asimilando las costumbres de aquellas gentes amables. Por donde anda lo saludan y le ofrecen hospitalidad. En cierta oportunidad se le acerca un niño llorando y arrojándose a sus pies le pide que lo ayude porque ha cometido una travesura y va a ser castigado
severamente
por
sus
padres.
El
rey
de
Malgeniolandia se conmueve ante el llanto de aquel pequeño y lo acompaña donde sus padres quienes lo aguardan para reprenderlo. El rey observa aquellos rostros y se da cuenta que esa actitud agresiva es la misma que
asumen los
habitantes de su reino. REY DE MALGENIOLANDIA.- (Cortésmente). Permítanme seguir a su morada.
Dice el rey a aquella pareja, quienes al saber de quien se trata, transforman sus facciones desencajadas, esbozando una fingida sonrisa. MUJER.- ¡Siga su majestad!, nos honra con su presencia. HOMBRE.- Permítanos atenderlo.
Dice eso mientras toma de la mano al niño e intenta retirarlo del lugar, mirándolo con soberbia. NIÑO.- (Asustado). ¡No!, ¡No!… me va a castigar.
Forcejea para no ir con él aferrándose a la capa del rey. REY
DE
MALGENIOLANDIA.-
cabeza del infante).
(Acariciando suavemente la
Permítanle quedarse a mi lado.
Precisamente vengo a platicar sobre el pequeño. MUJER.- Disculpe mi impertinencia pero el niño cometió una falta y debe ser reprendido por ello. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Puedo saber qué hizo? HOMBRE.- Este bribonzuelo se atrevió a tomar unos huevos del gallinero sin autorización nuestra y se los comió y no es la primera vez que lo hace.
Trata de sujetarlo por un brazo, pero el pequeño se esconde tras el rey de Malgeniolandia quien solicita que lo perdonen por aquella travesura y sugiere a la pareja que dialogue con él. Acto seguido introduce la mano en uno de sus bolsillos y saca algunas joyas que entrega a la mujer para compensar los huevos sustraídos por el chiquillo, haciéndoles jurar que no lo van a castigar. Acto seguido hace prometer al pequeño que no volverá a cometer mas diabluras. MUJER.- (Abriendo tamaños ojos). ¡Es toda una fortuna!. HOMBRE Y MUJER.- (Observando las joyas) ¡Lo juramos!,, ¡ lo juramos!.
El rey de Malgeniolandia se despide de los tres, en su rostro se ve la alegría. Prosigue su camino y al poco rato escucha gritos de alguien pidiendo auxilio. Al aproximarse a un río que está crecido ve a una mujer que está a punto de ahogarse y sin pensarlo dos veces se despoja de su túnica y toma una liana de un árbol sujetándola al tronco y luego a su cintura. Luego se arroja a las aguas nadando hacia ella hasta lograr sujetar uno de sus brazos, llevándola desfallecida hacia la orilla. Una vez allí se da cuenta que no respira y comienza a
darle respiración boca a boca, pero todo parece inútil, no reacciona. Cuando el rey se dispone a ir a contar lo sucedido escucha unos tosidos de la mujer y procede a reanimarla. Es tal el impacto que le causa el verla con vida que sin darse cuenta del cambio en su comportamiento, salta de la alegría. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡La salvé!, ¡la salvé!.
La conduce a su morada y luego se dirige al castillo, donde todos ya están enterados de su acto de valor Una vez llega salen a su paso varios jóvenes que danzan a su alrededor y entran en escena los músicos del
reino entonando una
canción en sus laúd. I Que sensible es el rey, que tierno su corazón, en forma heroica ha salvado a una doncella de morir ahogada en un río traidor. II Rey malgeniado, tu problema es falta de comunicación, el reino de Buengeniolandia te quiere y respeta y espera que cambies tu forma de actuar, ofrécenos una sonrisa que por cada una que nos brindes te daremos dos o más. Que sensible es el rey que tierno su corazón, en forma heroica ha salvado a una doncella de morir ahogada en un río traidor. Rey de Malgeniolandia, bríndanos tu amistad
para que nuestros pueblos vivan por siempre en paz, Tralalalalalí, tralalalalá. Así terminó ese día, en el que el rey de Malgeniolandia empezó a comprender el significado de una sonrisa. Pasaron varias semanas y el rey asistió en compañía de su Consejero real y demás hombres de confianza a cuanto evento se desarrollaba en el reino de Buengeniolandia, entablando amistad con su homólogo. Para entonces todos los súbditos del reino de Malgeniolandia recorrían el reino con entera libertad. El rey de Buengeniolandia ofreció disculpas por haberlos retenido y El rey de Malgeniolandia escuchando las razones aceptó
las
excusas
y
de
paso
solicitó
al
rey
de
Buengeniolandia hacer la presentación teatral que quedó pendiente, para marchar a su reino con dignidad. La
obra
que
presentaron
fue
tan
jocosa
que
los
concurrentes casi no paraban de reír. Entre los asistentes se hallaba de incógnito la hija del rey de Malgeniolandia que había regresado sin que la
reina madre, quien para
entonces se halla preocupada por la tardanza de su esposo el rey de Malgeniolandia de quien no tenía noticia alguna, se enterara. La hija del rey de Malgeniolandia quien andaba en compañía del hijo del rey de Buengeniolandia casi no podía dar crédito a lo que veían sus ojos ya que su padre estaba totalmente transformado. REY DE MALGENIOLANDIA.-
(Despidiéndose
del
reino de
Buengeniolandia). Agradezco a todos los habitantes de éste reino por habernos brindado su hospitalidad y en especial al
rey de Buengeniolandia por abrir mis ojos a la realidad. Ademรกs
quiero que sepan que a partir de este momento mi
pueblo cambiarรก de actitud. Y estrecharemos lazos de amistad. EL PUEBLO.- ยกViva el rey de Malgeniolandia!, ยกviva el rey de Buengeniolandia!.
Suenan las trompetas a medida que se aleja el rey de Malgeniolandia y sus huestes.
ACTO VIII EL RETORNO FELIZ, REFLEXIONES SOBRE EL MAL GENIO Y LA BODA REAL
Por el camino de regreso a Malgeniolandia, el rey hace las siguientes reflexiones. REY DE MALGENIOLANDIA.– Mi estimado Consejero, durante el tiempo que permanecimos en el reino de Buengeniolandia aprendí que el mal genio es algo que va deteriorando a las personas, tanto física como espiritualmente. Anteriormente no me había dado cuenta de ese hecho y el sonreír ha sido la mejor terapia para rejuvenecer.
La actitud que teníamos no nos estaba dando la oportunidad para tener amigos
porque permanecíamos siempre a la
defensiva y discutiendo por cosas sin importancia. El pueblo de
Buengeniolandia
nos
enseñó
que
debemos
ser
más
tolerantes y dialogar hasta con nuestros detractores. Reconozco que debido al comportamiento asumido durante tantos años hemos sido un pueblo de solitarios, que se dejó llevar por
instintos primarios y no por lo que dicta el
corazón. En este reino he aprendido que aunque todos tenemos dificultades y defectos, debemos aprender a vivir la vida con menos prevenciones. Observé en los jóvenes del reino de Buengeniolandia, una alegría que contrasta con la mirada triste de nuestros pobladores. Debido a la prohibición que pesa en nuestro reino hemos sido
poco sociables y nuestra congregación, aunque cuenta con personas jóvenes tienen aspectos de viejos porque en todo momento nos hallamos apesadumbrados pensando únicamente en las confrontaciones. Las experiencias vividas en Buengeniolandia me hicieron abrir los ojos dándole la importancia que merecen aquellos comportamientos espontáneos en los cuales se expresan libremente los sentimientos. Tenemos que aprender a ser menos hostiles y si nuestros antepasados vivieron una existencia tormentosa, la mejor forma de guardarles tributo no
es
precisamente
manteniendo
una
actitud
adversa,
debemos olvidar el pasado e iniciar una nueva vida, por eso una vez lleguemos a nuestro reino levantaré el veto, permitiendo que se conozca la verdad. CONSEJERO REAL.- Así sea.
A su llegada le salen al encuentro su hija y la reina quien desea saber que ha ocurrido en aquellas semanas de ausencia. Lo propio hacen los demás notables que han estado dirigiendo el reino. REY DE MALGENIOLANDIA.- Vengo con buenas nuevas que haré conocer a todos y más que trofeos de guerra traigo conmigo algo muy valioso.
El rey se dirige al interior del castillo con toda su comitiva, las tropas se retiran a descansar. HIJA DEL REY.- (Fingiendo ignorar la verdad).Padre mío, ardo en deseos por saber que sucedió en tu viaje. MUJER DEL REY.- Yo también.
Las dos se toman de Malgeniolandia
relata
la mano mientras el lo
sucedido
en
el
rey de reino
de
Buengeniolandia, lo mismo que el secreto que pesa sobre sus hombros. MUJER DEL REY.– Si mi señor sabía el secreto ¿por
qué lo
ocultó tanto tiempo?. REY DE MALGENIOLANDIA.- Porque no había comprendido la importancia
de
una
sonrisa
y
gracias
al
rey
de
Buengeniolandia lo he comprendido. HIJA DEL REY.- Padre mío ¿podrías permitirle al hijo del rey de Buengeniolandia que frecuente nuestro reino?. REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Acaso ya se cono cían?. HIJA DEL REY.- Si padre.
Le cuenta toda la verdad, desde el momento en que ayuda al rey de Buengeniolandia a huir y la manera como conoce al hijo de éste. REY DE MALGENIOLANDIA.-(Fingiendo estar enojado).
¿De
manera que te burlaste de mí?.
HIJA DEL REY.- (Asustada). No padre, juro que no fue mi intención.
El rey la tranquiliza, las abraza con fuerza y luego se retira a descansar, se encuentra exhausto por aquel viaje. En los días siguientes el Rey de Malgeniolandia presenta al pueblo una declaración que es leía por el Consejero real y que dice lo siguiente:
“ Hombres y mujeres de Malgeniolandia: a partir de hoy se autoriza a los antiguos pobladores del reino a rebelar el secreto que existe sobre nuestro pueblo, con el ánimo de que retorne la alegría y la convivencia pacífica. Volvemos a retomar el nombre original de
Villa Esperanza, ya que el haber vivido durante tantos años aislados nos ha traído muchas dificultades y no hemos tenido la oportunidad de expresar nuestros verdaderos sentimientos. El mal genio en realidad no es otra cosa que la falta de comunicación y sin ella nada funciona bien".
Que no se vuelva a escuchar la palabra Malgeniolandia, porque debemos olvidar esa etapa amarga de nuestra vida.
CONSEJERO REAL..– ¡Larga vida al rey!. EL PUEBLO.- ¡Larga vida!.
Una vez conocida la verdad por todos los habitantes del reino, levantan un monumento en honor a aquellos jóvenes que sacrificaron sus vidas por proteger el reino y hacen una celebración donde participan los pobladores de ambos reinos. La esposa del ermitaño se reconcilia con éste y se vuelven a escuchar las risas de los niños en sus
juegos
infantiles. Al poco tiempo se lleva a cabo la boda de los príncipes. FIN
Éste libro se terminó de imprimir en los talleres de Ediciones Dafra. División gráfica. Con el apoyo de: La Fundación Sueños de Escritor Tel: 5601884 E-mail: fundaescritor@hotmail.com Bogotá, Colombia.