Memorias encuentro iberoamericano de afrodescendencia

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Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas

MEMORIAS Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas Cartagena de Indias, Octubre 16-18 de 2008


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Memorias Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas.

Índice

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Presentación……………………………………………………………………… Declaración de Cartagena……………………………………………..…… Objetivos Generales/Metodología…………………………………..… Temas Discutidos en las Mesas de Trabajo…………………………. Sesión de Apertura…..………………………………………………………..

3 5 8 9 12

Palabras de Bienvenida. Paula Marcela Moreno Z. Ministra de Cultura de Colombia Intervención Alvaro Marchesi. Director Organización Estados Iberoamericanos (OEI) Intervención Zulu Araujo. Director Fundación Palmares

Tendencias globales: diáspora africana y necesidad de inclusión…………………………………………………………………….

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Movimiento mundial de la diáspora africana: poder, solidaridad y encuentro…………………………………………..

16

Diáspora Africana. Nidore Ndiaye. Directora Adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Apoderamiento, descolonización, y democracia sustantiva: afinando principios éticopolíticos para las diásporas afroamericanas de cara a los desafíos del milenio. Agustín Lao Montes. Profesor Universidad de Massachusetts

Los desafíos del desarrollo para la población afrodescendiente en el mundo………………………………………………………………………..

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Mensaje de Luis Alberto Moreno. Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Mensaje de Enrique Iglesias. Secretario General Iberoamericano (SEGIB)

La cultura como base del reencuentro y recreación de la agenda global étnica……………………………………………………………………… 32


Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas Diversidad cultural y la diáspora africana en las Américas. Doudou Diene. Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. La UNESCO y el desarrollo cultural de las comunidades afro descendientes en América Latina y Caribe. Edouard Matoko. Director Oficina Regional de la UNESCO para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela. Fragmentos de la diáspora africana en Colombia frente a la reconstrucción del desarrollo. Alberto Abello. Director Maestría en Desarrollo y Cultura Universidad Tecnológica de Bolívar.

La fuerza de la expresión afrodescendiente: artes, literatura, música, cinematografía…Tendencias globales………………… 49 La danza como herramienta para el desarrollo de los derechos culturales del pueblo afrocolombiano. Rafael Palacios. Bailarín, coreógrafo.

Conclusiones - Discusión Plenaria sobre cultura, desarrollo y la diáspora africana…………………………………………………………….. 53 EJES TEMÁTICOS

La contribución de los afrodescendientes a la construcción de las Américas: re-escribir la historia……………………………………………… 60 Intervención Howard Dodson. Director Schomburg Center Intervención Alfonso Múnera. Historiador. Intervención Maguemati Wabgou. GEACES, Universidad Nacional de Colombia. Discusión y Conclusiones: Reescribir la historia

Intercambio de experiencias juventud y niñez………..………….

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Intervención Axel Rojas. Profesor Universidad del Cauca. Intervención Miguel Pereira. Fundación Every Child, Perú. Discusión y Conclusiones.

Migración y diversidad étnica y cultural……………………….

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Discusión y Conclusiones

Emprendimiento cultural afrodescendiente…………………… Discusión y Conclusiones

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Representatividad política………………………………………………

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Intervención Giancarlo Salazar. Historiador Discusión y conclusiones.

El poder de los medios y el posicionamiento de la diversidad …………..………………………………………………………. 137 Intervención Emma Kamau. Periodista Intervención Pedro Viveros. Comunicador Social y periodista Discusión y Conclusiones.

Imágenes del Encuentro…………………………………………………………. 154


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Presentación El I Encuentro Iberoamericano “Agenda Afrodescendiente en las Américas” ofreció una valiosa oportunidad para fijar una posición colectiva, desde los Estados, y particularmente desde los Ministerios de Cultura de la región, acerca de la indiscutible contribución afrodescendiente a la construcción de sociedades pan-americanas y de su avance. El logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la erradicación de la pobreza, enfrenta el desafío de construir sociedades inclusivas y diversas en términos culturales; la plena expresión y reconocimiento cultural constituye un importante objetivo del desarrollo. Estos compromisos quedaron plasmados en la Declaración de Cartagena, Agenda Afrodescendiente en las Américas, suscrita en San Basilio de Palenque el 18 de octubre de 2008, por los Ministros de Cultura de Colombia, Angola, Bahamas, Barbados, Brasil, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Jamaica, México, Panamá, Paraguay y República Dominicana, con el respaldo de la Organización de los Estados Iberoamericanos-OEI-. En el marco de un esquema de cooperación multilateral, los países iberoamericanos han definido la diversidad cultural como un eje de su proyecto común de integración, en donde uno de los pilares de las políticas culturales de la región es la plurietnicidad y multicullturalidad existente. Es en este marco donde el enfoque diferencial para una representativa comunidad afrodescendiente adquiere vital importancia. Entre los compromisos que adquirieron los gobiernos firmantes de la Declaración de Cartagena, está el promover la formulación de directrices específicas de política pública en cultura para las poblaciones étnicas de América Latina y el Caribe, y contribuir a estrechar lazos de cooperación entre las comunidades afrodescendientes y los pueblos originarios de las Américas. El proceso migratorio forzado de África hacia las Américas ha sido el mayor flujo masivo de personas en la historia de la humanidad. Más de 11 millones de hombres, mujeres, niños y niñas tuvieron que recrear su destino a pesar de la adversidad. Hoy en día, se estima que Latinoamérica y el Caribe tienen una población de 150 millones de afrodescendientes. La diáspora africana en la región representa alrededor de un 30% de la población total. La mayor concentración referente a su representatividad en la población se ubica especialmente en República Dominicana (90%), Brasil (50%), Cuba (30%), Colombia (20%) y Venezuela (10%) (CEPAL 2001). Para muchos, hoy es claro que por décadas la vieja y establecida lógica del “mestizaje”, como marca única de la “identidad” latinoamericana, ha impedido ver esta contundente realidad, obliterando la enormidad de las contribuciones de los afrodescendientes en todos los campos de la vida pública. Con algunas notables excepciones, varios siglos de aporte cultural material, inmaterial y simbólico afrodescendiente han sido y son omitidos o subvalorados en los mapas culturales de los diferentes Estados iberoamericanos, poniendo a esta población al margen de lo que se conoce como historia y cultura. De ahí la urgente necesidad de definir una agenda que rescate y circule el patrimonio histórico-cultural, determine una revisión crítica de la historia y su difusión masiva en los sistemas educativos, genere procesos de fortalecimiento de identidad y memoria viva a través de las nuevas tecnologías de


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la información e integre las manifestaciones culturales étnicas, por fuera del marco de lo exótico. De otro lado, la comunidad afrodescendiente de las Américas plenamente integrada a la construcción de sociedades inclusivas y diversas, deberá dar un paso hacia sí misma en perspectiva histórica, preparándose y formándose con excelencia para construir una reivindicación cultural en el marco de una globalización social cuyo denominador común es la riqueza y el encuentro de la diferencia. Esta construcción les da un rol fundamental a los niños y jóvenes de la región, quienes deberán formarse con una plena conciencia de su condición étnica como eje transversal de muchos campos del conocimiento. Así, la cultura puede funcionar como un vehículo potente de formación de liderazgo artístico, político, económico y social. Frente a una sociedad multicultural globalizada, el objetivo de este Encuentro fue definir una agenda que contribuya a la valoración y apropiación del patrimonio etnocultural, no con una mirada obsesiva y autocompasiva con el pasado, sino con una mirada crítica y propositiva en aras de construir una historia con futuro. Ahora, el reto político que supone cultivar las expresiones culturales ricas en cada país [Fomento de políticas culturales en un entorno de mundialización, 2002] está en construir caminos para consolidar la importancia de nuestra diversidad cultural, y la capacidad de cada país para asegurar que sus relatos y experiencias estén al alcance de sus propios ciudadanos y del resto del mundo para que se puedan desembocar acciones concertadas y, en última instancia, en diversas herramientas para tratar algunas de las cuestiones que corresponden al amplio ámbito de la diversidad cultural, entre las cuales se podrían abarcar medidas para fomentar la diversidad cultural como una fuente de valor para el desarrollo humano, para la cohesión social y para la prosperidad de las sociedades. Una segunda versión de este Encuentro se realizará en febrero de 2010 en Salvador de Bahía – Brasil y su Comité ad-hoc se reunirá en Washington DC en febrero de 2009.


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Declaración de Cartagena Agenda Afrodescendiente en las Américas Los Ministerios e Instituciones de Cultura de Angola, Bahamas, Barbados, Brasil, Colombia, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Jamaica, México, Panamá, Paraguay y República Dominicana y los representantes de la Organización de Estados Iberoamericanos -OEI-, la Organización Internacional para las Migraciones - OIM-, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO-, la Fundación Interamericana, el Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, la Secretaría General Iberoamericana –SEGIB-, la Alianza del Programa Regional de Apoyo a las Poblaciones Rurales de Ascendencia Africana de América Latina - ACUA - y Casa de las Américas de Cuba reunidos en Cartagena de Indias, Colombia, durante los días 16 y 17 octubre de 2008, con el fin de de examinar la situación de la población afrodescendiente en los distintos contextos nacionales, y compartir experiencias de gestión en el campo de la cultura para su reconocimiento hemos elaborado, de manera conjunta, la siguiente Declaración de Cartagena, Agenda Afrodescendiente en las Américas 2009 -2019; Considerando que: 1. La cultura y la diversidad de sus manifestaciones constituye un elemento fundamental de la identidad, el desarrollo y el bienestar de las naciones. 2. Existe en la población afrodescendiente de todos los países, una fuerza y un sentimiento común de unidad y solidaridad que se nutre de la memoria colectiva de la diáspora y de la rica herencia africana, que se expresa y recrea en la diversidad de sus manifestaciones culturales y espirituales. 3. La globalización económica y cultural, así como puede traer oportunidades para los países en el plano económico y en el acceso y circulación de los bienes de la cultura, puede también generar riesgos, amenazas y cambios no deseados que se pueden traducir en pérdidas culturales irreparables y en procesos de homogenización cultural. Es un deber de los gobiernos prevenir estos riesgos y valorar, apoyar y hacer visibles las manifestaciones culturales de los afrodescendientes como una fuerza vital en los procesos de desarrollo y el bienestar de nuestras naciones. 4. Situaciones de pobreza y exclusión social afectan amplios sectores de población afrodescendiente y que las políticas culturales deben contribuir, en el marco de las políticas públicas al cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio aprobadas por la Organización de Naciones Unidas. 5. El fenómeno migratorio en las Américas representa importantes cambios sociales, económicos, demográficos y culturales y que los afrodescendientes han desarrollado flujos culturales de doble vía, propiciando el diálogo intercultural y la multiculturalidad, así como han establecido lazos de solidaridad y cohesión social con otros pueblos del mundo. 6. En muchos países se tienen serios vacíos de información histórica, demográfica y socioeconómica sobre la población afrodescendiente, lo que dificulta su auto reconocimiento y la valoración por parte de la sociedad, así como la formulación de políticas culturales incluyentes.


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7. Es necesario avanzar en la consolidación de un entorno institucional favorable y en la adopción de medidas que contribuyan a fortalecer de manera permanente el diálogo intercultural para asegurar la implementación de políticas públicas de inclusión social. 8. Los medios de comunicación e información deben jugar un papel fundamental como vehículo y expresión de la diversidad cultural incluyendo los valores culturales de los afrodescendientes y contribuir a prevenir la discriminación y la exclusión social. 9. La riqueza de las expresiones artísticas y espirituales del patrimonio cultural afrodescendiente es factor de desarrollo que se debe salvaguardar, fomentar y aprovechar en función del bienestar de las comunidades. 10. La cooperación cultural entre los países de las Américas y los de África debe contribuir a la consolidación de lazos permanentes y sostenibles de unidad, integración y solidaridad. Nos comprometemos a integrar progresivamente en nuestras respectivas políticas de cultura las acciones conducentes a: l. Garantizar a la mayoría de la población afrodescendiente el acceso a bienes y servicios culturales pertinentes y de calidad, con especial énfasis en las nuevas tecnologías. 2. Apoyar y fortalecer la generación y divulgación de estudios y sistemas de información sobre la situación de las comunidades afrodescendientes, su patrimonio cultural y espiritual, así como sus creaciones artísticas e intelectuales para la formulación de políticas culturales. 3. Promover que los sistemas educativos revaloricen y restablezcan la memoria histórica del aporte de los afrodescendientes a la construcción de nuestras naciones. De igual manera, avanzar en la revisión de los textos y materiales educativos sobre la historia de los países para hacer visible la contribución de los afrodescendientes al desarrollo de las naciones. 4. Facilitar el acceso de los afrodescendientes e investigadores del tema, a todas las fuentes de documentos, como las Historias Generales de la UNESCO, y archivos históricos pertinentes, tales como el Archivo de Indias (Sevilla, España), procurando, mediante un proceso formativo y de asistencia técnica, que cada país tenga o fortalezca al menos un centro y una red de documentación. 5. Crear centros y programas para el estudio, documentación y fomento de las lenguas nativas y criollas, sus ricas variaciones dialectales y la tradición oral y literaria de los afrodescendientes. 6. Apoyar la visibilización del aporte de la población afrodescendiente a la construcción y desarrollo de los países, sus regiones y localidades a través de los museos nacionales y comunitarios. 7. Conmemorar oficialmente la abolición de la esclavización. 8. Promover, en el marco de la presente Declaración, una campaña de sensibilización en los diferentes países que propenda al auto reconocimiento y la afirmación de la población afrodescendiente en sus valores y su patrimonio cultural y espiritual. Y recomendar a los gobiernos, incluir la variable de pertenencia étnica, por auto reconocimiento, en los censos de población y encuestas de hogar y calidad de vida.


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9. Establecer un programa de becas, intercambios y pasantías de investigadores de la cultura, artistas, maestros y gestores culturales para el avance y conocimiento sobre las comunidades afrodescendientes. 10. Adoptar medidas de apoyo a las industrias y emprendimientos culturales afrodescendientes tales como la creación de portafolios de iniciativas culturales y esquemas de circulación, protegiendo sus derechos colectivos e individuales. 11. Estimular procesos de comunicación en diferentes medios para superar la exclusión social, a través de la producción de contenidos propios por las comunidades afrodescendientes e instando a los medios masivos de comunicación a adoptar formas de representación, apropiadas y coherentes con su cultura y aspiraciones. 12. Promover y contribuir desde las políticas culturales al desarrollo de programas orientados a los afrodescendientes más vulnerables que contribuyan a mejorar sus condiciones de vida. Aprobado en sesión plenaria, en el Encuentro Iberoamericano Afrodescendiente en las Américas, en Palenque de San Basilio, Colombia.

Firmado por: Charles Maynard, Ministro de Cultura de Bahamas; Juca Ferreira, Ministro de Cultura de Brasil; Paula Marcela Moreno Zapata, Ministra de Cultura de Colombia; Jerónimo Lancerio Chingo, Ministro de Cultura de Guatemala; Sidney Bartley, Director de Cultura de Jamaica; Julio Saldaña, Delegado del Ministerio de Cultura de Paraguay; Mateo Morrinson, Subsecretario de Estado de Desarrollo Institucional de República Dominicana; Ndioro Ndiaye, Directora Adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones; Edouard Matoko, Director de la Oficina Regional de la UNESCO en Quito; Larry Palmer, Director de la Fundación Interamericana; David Soto, Director Alianza ACUA; Ana Monteiro, Jefe de Gabinete de la Primera Dama de Angola; Roberto Zurbano, Casa de las Américas de Cuba.


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Objetivos Generales del Encuentro 1. Generar un espacio de reflexión en torno a la importancia de la cultura afrodescendiente en los países de América Latina y el Caribe, que arroje insumos para la construcción de políticas públicas tendientes al reconocimiento de la diversidad cultural. 2. Compartir experiencias vitales desde la Cultura, la Política, la Economía y la Historia de los pueblos de América, el Gran Caribe y de África, desarrollando estrategias y acciones para el reconocimiento mutuo de identidades, dignidad y sentidos de vida conjuntos. 3. Estimular el desarrollo de una agenda de cooperación cultural en el marco de la búsqueda de alternativas para el mejoramiento de la condición de vida de la población afrodescendiente.

Metodología El Primer Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas, estableció espacios de reflexión e intercambio de experiencias entre los diferentes países, con el fin de propiciar la formulación de recomendaciones para el desarrollo de una agenda de cooperación tendiente al reconocimiento de la diversidad cultural, en el marco de la búsqueda de alternativas para el mejoramiento de la condición de vida de la población afrodescendiente. Se desarrolló a través de una metodología participativa, propiciando un debate colectivo abierto a los diferentes participantes. Durante el Encuentro, se llevaron a cabo Foros y se organizaron diferentes mesas de trabajo, permitiendo a los asistentes exponer y expresar sus inquietudes, críticas y propuestas.


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Temas Discutidos en las Mesas de Trabajo Las mesas recogieron conclusiones, las cuales se exponen en la declaración final del evento como recomendaciones para los Ministros y para su posterior seguimiento.

Mesa 1: La Contribución de los Afrodescendientes a la construcción de las Américas: re-escribir la historia. Identificar estrategias de preservación y reproducción del aporte histórico de los afrodescendientes en la construcción de sociedades democráticas, en su desarrollo social y económico, a partir de sus raíces e identidad, valores, prácticas y símbolos como grupo étnico, generando cohesión social e identidad como expresión plena de libertad y desarrollo humano. Ejes de discusión: Mecanismos de preservación de la memoria Diferentes formas históricas de la esclavitud en las Américas Mecanismos de reproducción de la memoria Simplificación de la historia y el aporte afro Acceso a la tecnología por parte de pueblos afro

Mesa 2: Intercambio de experiencias juventud y niñez Fue un espacio de reflexión acerca de la inclusión y la participación de la población juvenil en los procesos sociales, políticos y culturales mediante la socialización y el intercambio de experiencias locales e identificar ideas y opiniones relacionadas con problemas y situaciones (avances, oportunidades y fortalezas) que se expresan en el campo cultural en los países Iberoamericanos. Ejes de discusión: Problemas y situaciones que requieren de una atención prioritaria en cuanto a la oferta de productos y servicios culturales en nuestros países. Proyectos y acciones relacionadas con el fomento de las capacidades y talentos en la población juvenil en: investigación sociocultural, formación artística, producción artesanal, creación artística, divulgación cultural, apropiación de las prácticas artísticas tradicionales, prácticas artísticas emergentes.


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Relación intercultural entre las Comunidades afrodescendientes y otros grupos étnicos. Desarrollos y los problemas que se identifican en el tema relacionado con el campo cultural.

productivo

Mesa 3: Migración y diversidad étnica y cultural En esta mesa, se permitió analizar el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe para definir posibles estrategias de cómo encausarle eficazmente para disminuir el impacto y afectación en la población afrodescendiente hacia la preservación de la identidad, diversidad y la cultura. Ejes de discusión: • Migración transnacional • Tendencias demográficas • Desigualdades económicas entre los países desarrollados y en desarrollo. • Internacionalización de la economía y globalización del comercio • Movilidad de la fuerza laboral • Redes de comunicación mundial

Mesa 4: Emprendimiento cultural afrodescendiente Se analizó y se propusieron algunos mecanismos y esquemas de cooperación entre los países, para el desarrollo de estrategias de promoción y acceso al emprendimiento cultural como renglón económico dinámico, generador de ingreso, empleo y fortalecimiento empresarial, en un mercado de libre comercio ampliado y diverso. Identificar acciones que potencien los vínculos y sinergias específicas de la economía con la cultura de los afro-descendientes. Ejes de discusión: • Opciones de la industria cultural (música, danza, literatura, producción audiovisual, culinaria, turismo y otras) • La cultura como instrumento de desarrollo de otros sectores de la economía • Acceso a la educación terciaria y la formación profesional con condiciones técnicas y éticas para el liderazgo efectivo y el emprendimiento entre los jóvenes.


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Mesa 5: Representatividad política Conocer los logros, oportunidades, retos y definir los elementos críticos de una agenda común para la representación y participación democrática y el liderazgo efectivo de la población afrodescendiente de las Américas en las esferas del poder político, económico y administrativo. Ejes de discusión: • El estado de la representación política afrodescendiente y su significado para la historia/memoria nacional. • Los aspectos normativos y los avances constitucionales y legales relacionados con la diversidad étnica y las culturas afrodescendientes. • La relación entre representatividad política, sistemas electorales, y creación de instituciones para la implementación de políticas de inclusión social de para la población afrodescendiente. • La participación y representación política afro en las instituciones y procesos del sector privado, la comunidad internacional y su relación con el apoyo al reconocimiento y ejercicio de la diversidad étnica y racial. • Aspectos críticos de un liderazgo político afrodescendiente.

Mesa 6: El poder de los medios y el posicionamiento de la diversidad. En esta mesa, se generaron recomendaciones para fortalecer el rol de los medios en la reafirmación de la identidad cultural e imaginarios colectivos de la población afrodescendiente en América Latina y el Caribe y la superación de la discriminación. Ejes de discusión: • La influencia de los medios de comunicación en la construcción del imaginario social sobre los afrodescendientes en Iberoamérica. • Necesidad de revisión de contenidos en los medios y replanteamiento de accesos. • Promoción de la diversidad cultural en los medios, incluyendo la publicidad. • Análisis de las aportaciones contradictorias de los medios de comunicación y revisión de formatos, géneros y estilos. • Legislación en medios (desarrollo sostenible de nuestras sociedades y protección de la diversidad cultural). • Los afrodescendientes como productores de contenidos en los medios.


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Sesión de Apertura Paula Marcela Moreno Zapata Ministra de Cultura de Colombia.

Perfil: Ha sido consultora en la Organización Panamericana para la Salud, de la Universidad del Pacífico (Buenaventura), de la Facultad de Administración de la Universidad de Los Andes. Consultora de la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y de Justicia de Colombia. Se ha desempeñado como docente en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Colombia, igualmente como Consultora en etno-desarrollo regional de la Asociación de Consejos Comunitarios de Timbiquí y ASOMANOSNEGRA. Gerente de proyectos/Coordinadora nacional del componente afrocolombiano de la Fundación Panamericana para el desarrollo FUPAD. En el 2005, fue la coordinadora regional para la preparación de las propuestas ADAM y MIDAS de USAID. Asistente de Investigación. Estudios de Innovación Global (University of Cambridge, University of Minnesota, University of Southern California).

Palabras de Bienvenida: El movimiento social de diáspora africana está pasando por un momento histórico que responde a los procesos de discusión y visibilización que muchos líderes en el mundo han generado. La cultura ha sido la base del encuentro de la diáspora hoy, precisamente porque a pesar de los grandes sufrimientos de nuestros antepasados esclavizados, su cultura permaneció. ¿Cuál es la fuerza de una cultura que permanece y se recrea a pesar de la negación de su esencia humana? Esa es la fuerza histórica de los descendientes africanos, que hoy recuerdan para dialogar y construir futuro, para generar conciencia, pero también para reconocer que el presente trae consigo desafíos diversos cuya reflexión profunda implica una prioridad para regiones y continentes en el mundo. Como lo expresó Manuel Zapata Olivella, América Latina es mestiza, todos somos una mezcla que está plasmada en la biografía cultural que marca nuestro proyecto de vida. Para América Latina y el Caribe se estima una población alrededor de 150 millones de descendientes de africanos cuya memoria histórica y acervo patrimonial está por identificar, documentar, sistematizar y preservar. Teniendo en cuenta los doscientos años que se conmemoran de nuestras independencias, es vital recordar que ese mestizaje es el valor que durante mucho tiempo negamos y que la plurietnicidad nos une en la diferencia. Por tanto, discutir la Agenda Afrodescendiente en las Américas significa pensar en una historia con futuro, reconociendo los avances que tantos movimientos sociales, académicos y los gobiernos han logrado, pero al mismo tiempo los grandes desafíos que en términos de desarrollo integral tenemos. Mucho más aún que esta discusión se amplíe en el marco de una agenda iberoamericana adquiere toda la relevancia de una reivindicación histórica. Los Ministerios de Cultura de Iberoamérica deben ser los Ministerios de la Memoria y la Diferencia que reconocen el pasado pero escriben el futuro en el consciente e


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inconsciente colectivo de los pueblos. La globalización social nos exige hoy transversalizar la cultura y enfatizar los elementos de comprensión de la diferencia que permiten construir sociedades más justas y en búsqueda de una mayor competitividad valorando lo propio. Agradezco a todas las personas que han creído en este encuentro, que han asistido con toda la convicción de una Iberoamérica diversa que reconoce en su diversidad su mayor riqueza y define caminos comunes para su penetración profunda en las bases sociales y sectoriales. Espero que este sea el primero de una serie de encuentros que nos permitan fijar una agenda para intercambiar experiencias y reducir brechas en nuestro espacio cultural iberoamericano. Finalmente, expreso mi profundo agradecimiento a los Gobiernos de España y Brasil quienes han sido co-gestores de este encuentro, a la OEI quien desde el primer momento le apostó a esta reflexión Iberoamericana sin dudar y facilitó todos los elementos técnicos y económicos para su desarrollo, a Colpatria y Seguros Bolívar que muestran un sector privado abierto a discutir la importancia del tema étnico en el mundo y en nuestra región hoy, a la OIM, quienes nos ayudaron a abrir el espectro y a la UNESCO quienes a través de su Programa de Participación 2008-2009 y la Oficina Regional en Quito que representa a los países andinos, han sido compañeros en esta tarea. No puede faltar el equipo del Ministerio de Cultura de Colombia y particularmente a la Coordinadora de este Encuentro, Mónica Fernández de Soto, quien desde el inicio comprendió y dedicó todo su esfuerzo a esta gran tarea. A todos gracias y bienvenidos siempre a Colombia.

Álvaro Marchesi. Director Organización de Estados Iberoamericanos OEI Perfil: Nacido en Madrid, España. Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Se ha desempeñado como Asesor ejecutivo del Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA) dependiente de la Fundación Santa María y Director Internacional del Instituto de Evaluación IDEA con sede en Brasil, Chile y México. Actualmente es el Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos -OEI. Intervención Existe una cultura escondida, sin reconocimiento. En los últimos años se manifiesta una fuerza creciente: hay necesidad de visibilizar las expresiones culturales. La sociedad Iberoamericana es profundamente desigual, la más desigual del mundo al registrar cerca de 213 millones de pobres. En esta situación, los colectivos afro son los que sufren más. Dentro de ellos, se destacan las mujeres y, de manera más acentuada, las mujeres en ambientes rurales. Es difícil ser ciudadano en pleno derecho si no existe el reconocimiento de la identidad cultural. La educación y la cultura pueden ayudarnos a transformar la situación. No es posible la libertad sin educación y cultura.


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La tarea de este Encuentro es histórica porque se trata de recuperar la ciudadanía y trabajar sobre injusticias históricas. Entre los proyectos de la OEI está vincular educación y cultura y estimular su oferta a través de: 1. Becas. 2. Educación artística, cultura y ciudadanía. Experiencias en donde las áreas artísticas se vinculen con la educación formal. 3. Apoyo a las asociaciones de mujeres afro, para lograr mayor fuerza en su tarea y en su representación.

Zulu Araujo Director Fundación Palmares. Perfil: Natural del Estado de Bahía, Edvaldo Mendes Araujo, más conocido como Zulu Araujo, es arquitecto de profesión, productor cultural y reconocido militante del Movimiento Negro Brasileño. Desde el 7 de marzo del 2007 es el Director de la Fundación Cultural Palamares, fundación pública con sede en Brasilia, Distrito Federal. Vinculada al Ministerio de Cultura, tiene la misión de formular, fomentar y ejecutar programas y proyectos a nivel nacional para reconocer, preservar y promover valores y prácticas que permiten la participación de las culturas africanas en la formación de la sociedad brasileña, favoreciendo la inclusión con igualdad de derechos y oportunidades de los y las afrobrasileños (as) en un ambiente de pluralidad cultural y asegurando la implantación de las demás políticas del Ministerio de Cultura. Intervención La Fundación Cultural Palmares, organización del Ministerio de Cultura de Brasil, fue creada en el centenario de la abolición de la esclavitud. Trabaja por la promoción y el intercambio cultural, el etnodesarrollo, la protección de bienes culturales afrobrasileños y el intercambio cultural con países africanos. Se ha realizado un trabajo intenso con la Unidad Africana desde el 2006, segunda conferencia de intelectuales de África y la diáspora. Es necesario destacar la presencia negra en Brasil, que corresponde a un 50% e identificar las razones por las cuales la contribución no ha sido reconocida, no sería absurdo afirmar que existe una historia de los negros en Brasil. Hay que establecer con claridad las consecuencias de la esclavización. Es preciso esclarecer con mayor precisión el papel de la folclorización de la cultura afro, que es una manera de relegar nuestros valores, e incluso lo negro y lo indio son considerados solo como parte del pasado. Nunca vi en los libros, algo que haga alusión al aporte y contribución de los negros brasileros. Es necesario reconocer que nuestra contribución también es fruto de un diálogo y encuentro con otras culturas y no solo la africana.


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La samba, por ejemplo, dialoga con un conjunto de ritmos que no son solo africanos, también del Caribe, estos contactos deben ser precisados para ser apropiados. No basta con reconocer e identificar las contribuciones afrodescendientes que aportamos a las diferentes naciones, sin embargo es importante que se adopten políticas públicas que permitan el reconocimiento de las manifestaciones y su proyección de manera que logren la inclusión plena de los afrodescendientes en cada uno de los países. Y así, construir un empoderamiento, una superación de la discriminación racial y de la segregación, que permita alcanzar la ciudadanía plena. Existe una distancia espiritual entre Brasil y América Latina. Somos el único país de habla portuguesa en América Latina, que aloja casi el 60% de la población afro de la región. Son pertinentes las nuevas propuestas para la ampliación del intercambio afrolatino. En ese contexto se inscribe el nuevo proyecto Laboratorio Afrolatino. Día nacional de la conciencia negra.


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TENDENCIAS GLOBALES: DIÁSPORA AFRICANA Y NECESIDAD DE INCLUSIÓN. Este capítulo parte de la reflexión sobre la situación actual de la diáspora africana y su interrelación con el desarrollo y la cultura, para orientar y prospectar agendas públicas nacionales y/o regionales.

Movimiento mundial de la diáspora africana: poder, solidaridad y encuentro

El papel de África en el mundo, cómo se ve y cómo se proyecta. En este espacio se reflexionó cómo la globalización ha afectado el estado socioeconómico y cultural de las poblaciones afrodescendientes en los países Iberoamericanos. Las posibilidades de colaboración y de intercambio de la diáspora africana con el continente originario, establecer puentes entre África y su diáspora y plantear las características, evaluar las acciones de los diferentes países acerca del tema de los afrodescendientes.

Ndioro Ndiaye Directora Adjunta de la OIM. Perfil: Nació en Bignona (Senegal) el 6 de noviembre de 1946. Realizó estudios de secundaria en Francia, y de medicina en las Universidades de Dakar (Senegal), Bordeaux y París VII Garancière (Francia). En 1988 fue nombrada por el Presidente de la República de Senegal como Ministra de Desarrollo Social. En 1990, UNICEF la invitó a ser parte de la organización de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia. Allí, propuso que los países ricos considerasen la reinversión de la deuda que tenían los países pobres en programas destinados a la infancia. Como Presidenta de la Quinta Conferencia Regional de Mujeres Africanas, contribuyó a la preparación de la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para la Mujer, celebrada en Beijing, China en 1995. En su calidad de miembro fundador del Comité Científico para las Mujeres y el Desarrollo, creó en la década de los noventa la ONG “Red de Mujeres Africanas Líderes a favor de la Paz y el Desarrollo”, de cuya coordinación se encargó hasta su elección en la OIM. DIÁSPORA AFRICANA En América Latina varias culturas se unieron como resultado de un proceso doloroso e inhumano. El comercio de esclavos ha sido la mayor tragedia en la historia de la humanidad, por el tamaño y por el tiempo que duró: alrededor de tres siglos. Fue un periodo muy largo y duro. Esto incluyó la migración forzada de contingentes de millones de africanos, principalmente de lo que ahora es el Congo, Liberia y la isla de Gorée en Senegal mi patria. Gorée fue uno de los centros a partir de la cual los africanos fueron traídos a las Américas. Hoy en día la isla de Gorée y la de Cartagena han


Encuentro Iberoamericano Agenda Afrodescendiente en las Américas sido seleccionados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y muchos lugares en ambos sitios recuerdan la vergüenza de la esclavitud en la historia universal. Cartagena fue el

principal puerto caribeño de la trata transatlántica de esclavos desde el siglo 16 hasta el comienzo del siglo 19, sin embargo, en su honor, la resistencia a la esclavitud en Cartagena fue permanente. Cartagena es un testimonio de lucha por la libertad. Los esclavos que lograron escapara de Cartagena fueron llamados cimarrones, como los indios que lucharon contra los colonialistas. La historia de estas rebeliones en Colombia se ha denominado la guerra de las galaxias cimarrón. Cuando los cimarrones escapaban, se agrupaban en los campamentos, en donde crearon vallas protectoras, estos asentamientos humanos se conoce como Palenques. Hoy quiero recordar y rendir homenaje a San Basilio de Palenque, una comunidad que aún conserva sus raíces, tradiciones y valores. San Basilio nos proporciona un sentido de la valentía y la fortaleza de sus antepasados. Esa lucha y otras más, dieron lugar a la definitiva abolición de la esclavitud en Colombia a mediados del siglo XIX. Hoy en día las tradiciones africanas continúan influyendo en la vida en las Américas. La diáspora es el recuerdo vivo. Aunque dispersos y dispersas, los afrodescendientes lograron conservar sus tradiciones en un mundo nuevo, a lo largo de las Américas, donde fueron llevados: los aspectos de su lengua, la religión, la sensibilidad artística, y otros elementos de la cultura sobrevivió. La influencia de África está siempre presente en el hacer cultural de América Latina y sin duda ha desempeñado un papel importante, vital, pero a menudo pasado por alto. Olvidando su rol. Se calcula que hay 150 millones de descendientes africanos en América Latina, según el Banco Mundial en 2006, pero la atención internacional para los descendientes de África es mucho más reciente, realmente sólo comenzó a despegar en la presente década, con los preparativos para la Conferencia Mundial contra el Racismo en 2001. Hay una fuerte necesidad de compromiso por parte de la comunidad internacional para hacer frente a las necesidades de desarrollo de los afro-descendientes. En las dos últimas décadas, América Latina ha realizado avances en términos de de crecimiento económico sostenido, en el aumento de renta media y la disminución de los niveles promedio de las tasas de mortalidad infantil, la región todavía enfrenta cierto nivel de desigualdad racial y la discriminación que afecta a los aspectos de la vida económica y social. Es necesario desarrollar proyectos dirigidos a la comunidad afrodescendiente para hacer frente a las desigualdades en la educación, la salud y la creación de empleos. En particular, las mujeres son cruelmente afectadas por las desigualdades. De hecho las mujeres afrodescendientes son discriminadas en el sector laboral debido a una suma de diferentes factores: el género, la etnia y la pobreza. También tienen poco acceso a la educación superior. Un buen punto de partida para hacer frente a la problemática de los afrodescendientes , son las necesidades de las zonas descritas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), creado en 2000 y aprobada por unanimidad por 189 líderes mundiales mediante la Declaración del Milenio. A pesar de la falta de información precisa sobre la población descendiente de africanos


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y sus necesidades, los gobiernos están cada vez más comprometidos con la recolección y análisis de datos sobre la situación de los afro-latinoamericanos. Países como Colombia han empezado a tomar medidas normativas y jurídicas para responder a estos desafíos. También en Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) incluye en el censo nacional un componente étnico basado en la auto-identificación, que ayuda a iniciar la cuantificación de los afrocolombianos y otros grupos étnicos. Es alentador que en Colombia, muchos afrodescendientes están accediendo a puestos públicos, con oportunidades para realizar proyectos de desarrollo. El caso del nombramiento de la Dra. Paula Moreno Zapata lo confirma. Confiamos en que la representación política creciente de los afros en general, y de las mujeres afro en particular, contribuya a impulsar la agenda de cooperación internacional. En América Latina, se debe ampliar el acceso de las mujeres afro a la tierra, al agua, a la salud, a la financiación y a las nuevas tecnologías. El acceso de los afros a los servicios debe mejorarse. Viven en condiciones socioeconómicas que impiden o limitan el acceso a la salud reproductiva y sexual. Se reconoce el esfuerzo de Colombia; reconocimiento político de la existencia de comunidades afro. En América Latina, Colombia ocupa el segundo lugar de población afro, después de Brasil. En Colombia los afrodescendientes viven principalmente en regiones como Urabá, la Costa Pacífica, la Atlántica, y los centros urbanos como Cali, Cartagena, Medellín y Bogotá. Por lo general, en las áreas habitadas por población afro hay poco desarrollo. Debe brindarse mucho apoyo por parte del gobierno nacional y la comunidad internacional. El tema de la migración es uno de los asuntos principales en la Agenda Internacional. La diversidad se reconoce como un activo en la globalización. Existen retos en sociedades multiétnicas. Hay que asumir el reto de la migración. Debe prestarse una atención especial a las mujeres. Para aprovechar los recursos, hay que lograr que estas personas salgan de la pobreza. La cultura debe estar ensalzada al esfuerzo económico. Es importante incluir la cultura en la solución de la pobreza. Agustín Lao Montes Profesor Universidad de Massachusetts. Perfil: Es profesor de sociología en la Universidad de Massachusetts en Amherst, donde está afiliado al postgrado en Estudios Afro americanos y además es investigador en el Centro de Estudios Latino/Americanos y del Caribe. Entre sus áreas principales de investigación y docencia se cuentan: la descolonización crítica, la sociología históricomundial, los estudios culturales, la sociología política (especialmente los temas de estado y movimientos sociales), los estudios críticos de raza y etnicidad, la crítica y política feminista, y los estudios urbanos. Ha publicado varios libros y una cantidad nutrida de artículos en estos campos. Es miembro de la Red-Instituto por la Democratización Global (NIGD), el Observatorio Control Interamericano por Derechos de Migrantes (OCIM), el Consejo Hemisférico del Foro Social Mundial, y del colectivo colonialidad / modernidad / decolonialidad. Actualmente trabaja en dos proyectos de libro, un volumen co-editado a titularse "Constelaciones Globales de Poder y Futuros


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Insurgentes" y un manuscrito "Diásporas Afro-Latinas: Movimientos Negros y Políticas Etno-Raciales en las Américas". APODERAMIENTO, DESCOLONIZACIÓN, Y DEMOCRACIA SUSTANTIVA: AFINANDO PRINCIPIOS ÉTICO-POLÍTICOS PARA LAS DIÁSPORAS AFROAMERICANAS DE CARA A LOS DESAFÍOS DEL MILENIO “El problema del siglo XX es el problema de la línea de color”, declaraba a principios del siglo pasado el eminente intelectual Afroamericano WEB DuBois. Dicha celebrada máxima probo ser profética y reveladora tanto de la centralidad de la cuestión racial y del problema del racismo en los dramas principales de la época, como de la importancia protagónica de la agencia histórica de los pueblos y poblaciones Africanas y Afrodescendientes en los desarrollos más importantes del mundo moderno sobre todo en las gestas fundamentales por la libertad y la igualdad que son los valores orientadores de cualquier proyecto de justicia y democracia. Hoy, en los umbrales del siglo XXI, luego de las luchas de independencia que lograron la descolonización formal de África y el Caribe, posteriormente al movimiento de los 1960s-70 por los derechos civiles y el poder negro cuyo eje fue en los Estados Unidos pero que tuvo envergadura e influencia histórico-mundial, y después de la conferencia mundial en contra del racismo y otras formas de discriminación celebrada en Durban, Suráfrica en el 2001; la cuestión étnica y el problema de la desigualdad y discriminación racial todavía se cuentan entre los retos principales para un proyecto de sociedad donde primen la equidad real y la democracia sustantiva. En esta presentación intentare abordar la pregunta principal que se me hace para este panel inicial que es; cual es el poder de la diáspora hoy en las Américas?; desde una óptica tanto histórica como global. Esto implica revisar nuestra memoria histórica colectiva y la definición misma de diáspora. Hay dos ángulos principales desde donde dirigir dicha mirada que juntas dibujan dos historias entrelazadas, una de dominación y opresión en relación a otra de apoderamiento y liberación. La palabra griega diáspora significa dispersión lo que evoca una larga historia de desarraigo, destierro, desplazamientos forzados, y sobre-explotación. En este sentido las historias que construyen y los hilos que atan a la diáspora Africana como una población transnacional están directamente relacionados a la institución de la esclavitud y la permanencia luego de la abolición de desigualdades en la distribución de riqueza, exclusión social y política, y desvalorización cultural de los sujetos Africanos y Afrodiasporicos. El duro drama del desplazamiento forzado que viven cotidianamente un porciento considerable de los Afrocolombianos es signo de continuidad con un largo proceso de dispersión y destierro que comenzó con la trata esclavizadora y que continua hasta hoy día como resultado de una pluralidad de procesos (guerras, genocidios, crisis económicas y ecológicas) que crearon una condición estructural en el sistema-mundo moderno que mantiene a África como un continente en perpetua pobreza a pesar de sus inmensas riquezas humanas y de recursos, y a la mayoría de los Afrodescendientes en una situación de desigualdad económica, discriminación racial y cultural, y falta de poder político. Considero importante el resaltar estas conexiones con África que no son simplemente culturales sino que más bien apuntan a la relación entre la inclusión subordinada (o dependiente) del continente Africano a los poderes imperiales occidentales que el intelectual Caribeño Walter Rodney analizo en su libro


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Como Europa Subdesarrollo a África, con el largo camino de sobre-explotación y desigualdad económica desde la esclavitud de plantación hasta hoy día en situaciones tales como la de los trabajadores de la caña que ahora están en huelga en el Valle del Cauca. En resumen, esto es lo que llamamos racismo estructural, el cual también tiene sus dimensiones institucionales y cotidianas como veremos luego. Pero la diáspora Africana también se puede visibilizar desde otro ángulo, de lo contrario solo nos veríamos como víctimas y no como creadores y hacedores de historia. En esta otra genealogía de la modernidad que hemos llamado de diferentes maneras desde contar historias desde abajo hasta la historiografía desde la perspectiva de los subalternos; la diáspora Africana es una de las fuentes mayores de creación cultural, y de democratización de la sociedad, la economía, y la política. En esta narrativa alterna que constituye la diáspora Africana como una “contracultura de la modernidad” (para usar la expresión del Afro-Británico Paul Gilroy) hay momentos claves como los fueron la revolución Haitiana de cambio de siglos 18 al 19, donde el accionar de las y los Afrodescendientes ocuparon el escenario central de cambio a nivel no solo local pero también a escala mundial. Las gestas libertarias de los cimarrones, de los esclavizados en las plantaciones, liderados por grandes figuras como Toussaint Loverture que el intelectual Afro-Caribeño CLR James denomino como “Jacobinos Negros”; encabezaron la revolución social más profunda de la época ya que abogo a la misma vez contra el colonialismo y la esclavitud, y a favor de la construcción de una nueva nación con ciudadanía plena para los Afrodescendientes. Esto implico una profundización del proyecto democrático de la revolución Francesa a la par con una visión y una práctica propia de libertad acunada al fragor de las luchas por la emancipación. Esta suerte de localizar las luchas y las creaciones culturales de los Afrodescendientes tanto en el centro de los escenarios nacionales y regionales como mundiales es una de las tareas principales de los que le llamamos la descolonización de nuestra memoria histórica desde un punto de vista Afrodiasporico. En este sentido la diáspora Africana es una formación de pueblos a partir de cómo decía DuBois una doble conciencia por un lado nacional y por el otro Afrodiasporica. Dicha descolonización requiere nada más y nada menos que revisar a fondo como vemos y entendemos los momentos críticos, quienes son los actores principales y las historias que cuentan y se deben contar, y cuáles son las fuerzas que mueven e l pasado y el presente, y por ende cuales son los horizontes posibles para el futuro. Dos hitos fundamentales para entender el significado histórico-mundial de África y la diáspora Africana en el periodo posterior a la segunda guerra mundial son los movimientos de liberación nacional de los 1950s-1960s en el continente Africano y el Caribe, y el movimiento por los derechos civiles y el poder negro de los 1960s-1970s cuyo eje de acción fue en los Estados Unidos. Los llamados movimientos por la liberación nacional de África y el Caribe le dieron fin al colonialismo político formal de los imperios europeos, y cultivaron ideales de independencia política y económica, junto con una búsqueda de unidad y orgullo cultural pan-Africano. En este contexto se forjo un nuevo pan-Africanismo del cual quiero resaltar sus voces y propuestas más críticas y lucidas que aun siguen vigentes, como la tesis de Amilkar Cabral sobre la necesidad de fomentar una cultura de la liberación, la distinción que estableció Franz Fanon entre mera independencia nacional y verdadera liberación nacional, y el análisis de Kuame Kruhmah sobre el peligro del neocolonialismo (tanto económico y político


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como cultural) luego de la descolonización formal. En el terreno de lo cultural cabe destacar los encuentros entre África y Afroamérica como los realizados en Senegal en 1963 y en Argelia en 1975 que fueron parte de una suerte de re-identificación entre el continente Africano y la diáspora cuyos frutos todavía los vemos en la reciente resolución de los países Africanos declarando la diáspora como quinta región de la unión Africana. Pero sin dejar de reconocer la enorme importancia de las independencias formales de África y el Caribe, es también importante señalar que los problemas de hambrunas, genocidios, y desigualdades crasas que vive el continente Africano hoy día son en gran medida resultado tanto de los legados coloniales como de elementos significativos de continuidad en la dependencia económica estructural en conjunto con la subordinación política a los poderes occidentales. Para añadir insulto a la injuria, esta situación alimenta que el imaginario racial occidental todavía considere África como un continente atrasado y primitivo en relación a los ideales desarrollistas que emergieron como criterios de modernidad desde final de los 1940s. Este patrón global de desigualdad económica, política, y cultural, que tuvo inicio alrededor de 500 años, y que en la región del Caribe luego de la independencia se convirtió en subordinación relativa al poder imperial del estado y el capital de los EE UU, lo denominamos junto con Aníbal Quijano como colonialidad del poder. Debido a la tenaz permanencia de dicho patrón de poder, a pesar de todas las luchas y todos los logros de los movimientos Africanos y Afrodiasporicos, hoy todavía buscamos realizar el proyecto inacabado de la descolonización. Otro gran hito histórico para analizar y evaluar el poder de la diáspora Afroamericana hoy día son los movimientos negros de los 1960s-1970s. Nos atrevemos decir con certeza que la constelación de movimientos sociales de los 1960s-1970s (feministas, ecológicos, indígenas, Afroamericanos, estudiantiles, obreros) constituyeron la mayor ola de cambio en la historia moderna. El movimiento negro en los Estados Unidos fue una de los pilares de aquel momento no solo de protestas sino también de propuestas vivas que todavía gozamos de sus efectos por ejemplo en la democratización de las relaciones de género, y el desmantelamiento de los regímenes de segregación racial legalizada primero en el sur de los Estados Unidos y luego en Suráfrica. Especialmente en la coyuntura de envergadura histórico-mundial entre finales de los 60 y principios de los 70 el movimiento negro de los EE UU elevo su liderato en la ola de cambio a nivel global y llego así a tener un papel principal en abrir caminos hacia la equidad racial y la ciudadanía plena de los Afrodescendientes en varios frentes incluyendo reformas legales y legislativas como las leyes contra la discriminación y medidas de justicia reparativa como los programas de Acción Afirmativa. También se abrieron surcos en el campo de la política electoral y esto junto al crecimiento de las capas medias de Afrodescendientes promovidas por las mejoras relativas en educación y empleo, tuvo como resultado un aumento significativo en la cantidad de legisladores, alcaldes, y comisionados negros. Para calibrar el estado de poder de la diáspora Afroamericana es necesario analizar esta nueva clase política Afro-estadounidense tarea que transciende los límites de esta presentación. Sin embargo, debemos decir que la candidatura presidencial de Barack Obama no hubiera sido posible sin la apertura política y cultural provocada por los movimientos negros de los 60 y 70. Por otro lado, el crecimiento de las capas medias y la clase política Afroestadounidense fue acompañado por un aumento en la brecha con las clases trabajadoras y sectores socialmente marginalizados de la población negra. Esta bifurcación de clase al interior


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de la población Afro se profundizo con las políticas neoliberales que desde el gobierno de Reagan insisten en achicar el gasto social en áreas como vivienda y educación y privatizar servicios básicos en su ofensiva contra el estado benefactor. Esto a su vez vino acompañado por una campana neoconservadora contra las políticas de equidad racial incluyendo las Acciones Afirmativas y las leyes y medidas contra la discriminación Dichas políticas son sustentadas por una ideología racial que declara el fin del racismo y la existencia de una sociedad inclusiva libre de color en los EU. Sin embargo, La persistencia de las desigualdades raciales no solo en lo económico pero también en lo político y en las experiencias de discriminación cotidiana es un hecho patente del cual dan testimonio tanto las mayorías Afrodescendientes, Latinas, Asiáticas, e Indígenas, como las estudios de las ciencias sociales. Pero lo que el sociólogo Bonilla-Silva irónicamente llama racismo ciego al color es legitimado por el ascenso relativo a la rama ejecutiva del estado imperial de un sector neoconservador Afro cuyas figuras más visibles son Colin Powell y Condolleza Rice. Aquí un tema clave que quiero presentar para la discusión es la relación entre el estado, la política electoral, y los movimientos sociales Afrodiasporicos. Mi argumento es que por un lado es necesario tener representación en el estado y participar en la arena electoral, a la vez que debemos mantener movimientos sociales con autonomía y poder propio para abrir espacios no-estatales de vida cultural y desarrollo económico mientras empujamos al estado y a nuestros representantes a realizar políticas de equidad racial y justicia social. Luego de la ola de cambio de los 60s y 70s, en los EU hubo un descenso relativo de la política de movimientos sociales en relación a la política de estado y partidos. En contraste, desde finales de los 1980 en América Latina hubo una emergencia notable de los movimientos sociales Afros e Indígenas. Caracterizamos esto como un giro hacia el Sur en el eje principal de los movimientos Afroamericanos que finalmente saca de la invisibilidad a los 150 millones de Afro-Latinos que permanecían fuera tanto de los mapas culturales y políticos de América Latina como de las representaciones AngloNorteñas de la Diáspora Africana. Hay una larga historia de organización de las diásporas Afro-latinoamericanas y cabe decir que este año en Cuba se conmemora el centenario de la fundación del primer partido político explícitamente Afro en las Américas, el Partido Independiente de Color del 1908. En el ámbito cultural e intelectual cabe destacar la revista Afroamérica publicada en México en el 1940 y que reunió intelectuales de Brasil, el Gran Caribe, América Latina, y los EU. Sin embargo, la efervescencia de movimientos sociales Afro autónomos en espacios locales y regionales que culminaron en el tejer redes nacionales y hemisféricas con capacidad de convocatoria y de influir en los escenarios de poder es un desarrollo nuevo que dio frutos a principios de los 1990s. No hay espacio para analizar los porque, pero queremos destacar tres momentos claves comenzando por la campana en 1992 contra la celebración de los 500 años de mal llamado descubrimiento de America la cual facilito la organización tanto de comunidades Indígenas como de Afrodescendientes. Ese mismo año se organizo en la RD la Red de Mujeres Afro-Latinoamericanas y Caribeñas, expresión dual tanto del surgimiento de una nueva ola de feminismo en la región como también de la agencia de las mujeres negras en levantar la cuestión racial en el ámbito feminista y más allá. El segundo momento es particularmente en Colombia entre la nueva constitución del 1991 que declara la nación plurietnica y multicultural, y la Ley 70 de 1993 que reconoce derechos colectivos de propiedad de la


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tierra con autogobierno de los consejos comunitarios, representación política y etnoeducación a la ciudadanía Afrocolombiana, siendo así una pieza legislativa sin precedentes y aun sin paralelos que luego influyo en el resto de la región. Lo otro es lo que le llamamos el proceso y la agenda de Durban, es decir las redes transnacionales como la Alianza Estratégica Afrodescendiente que se crearon organizando hacia la conferencia mundial contra el Racismo en Durban, Suráfrica en el 2001, la conferencia de Durban en sí, y sus consecuencias para las políticas de los gobiernos y los movimientos. Este es otro gran tema que vamos a discutir a fondo en este encuentro, pero quiero destacar dos cosas: primero que América Latina ha probado ser la única región del mundo donde la mayoría de los gobiernos se declaran a favor de la agenda de Durban y segundo que el programa de Durban también ha servido de plataforma parcial a las luchas contra el racismo y por la equidad racial de los movimientos negros de la región. El proceso de Durban abrió un continente histórico para la justicia racial en América Latina. Un producto importante es la institución de oficinas y ramas estatales a favor de la equidad racial en una serie de países, cuyo ejemplo más avanzado es el Ministerio de Equidad Racial de Brasil que ha elevado el asunto a nivel de gabinete ejecutivo y que trabaja el tema racial como eje transversal con otros ministerios como los de educación, salud, y cultura. Propongo para nuestra discusión que en este renglón Brasil debe servir de ejemplo para la región. Como resultado del accionar de los movimientos tenemos una serie de logros incluyendo haber elegido legisladores Afro en varios países y el organizar un Parlamento Negro en las Américas cuya presidenta Epsy Campbell esta aquí con nosotros. Otro ejemplo a seguir es el Observatorio contra la Discriminación Racial de la Universidad de los Andes y el Proceso de Comunidades Negras que acaban de ganar un histórico caso contra la exclusión racial en una discoteca en Bogotá. Sin embargo, nuestros logros no nos deben cegar a ver y analizar los graves problemas y grandes retos que aun confrontamos. Recordemos que el Banco Mundial aun muestra a las poblaciones Afrolatinoamericanas con los más altos niveles de pobreza, a lo cual le podemos añadir los más altos niveles de encarcelamiento y las tasas menores de educación superior. Este racismo estructural revelado por la tenacidad de la desigualdad socio-económica también se expresa en una experiencia cotidiana de violencia causada tanto por el deterioro del tejido social en los barrios urbanos como por la pérdida de tierras de los campesinos y sobre-explotación de los trabajadores rurales lo cual es exacerbado por las políticas neoliberales que promueven proyectos de mega-desarrollo y tratados de libre comercio. Si a esto sumamos el resto de muertes y desplazamientos forzados en situaciones de conflicto armado, completamos el cuadro de una condición de rediasporización en el sentido de destierro y dispersión violenta. En vista tanto de los logros como de las limitaciones, concluiré enumerando lo que entiendo son cinco de los retos y contradicciones mayores de hoy día, seguidos por cinco de las áreas y propuestas principales de trabajo para la agenda Afrodescendiente que hemos de discutir y definir en este encuentro. Presento estos con una visión crítica en el buen sentido de ver contradicciones, limitaciones, y posibilidades, de identificar tanto obstáculos como vías de transformación. Los cinco retos son los siguientes: 1. En vista de la crisis económica en el capitalismo mundial que efectivamente ha dado un golpe de gracia al modelo neoliberal de globalización, con las


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implicaciones en términos de desempleo masivo, presiones fiscales a los estados acompañados por disminución del salario social y aumentos en las desigualdades sociales; en este momento crítico de transición en el orden global, cuales son los proyectos de cambio histórico y los paradigmas de desarrollo que hemos de diseñar y realizar? La cuestión de los paradigmas de desarrollo también se relaciona a los proyectos de vida, lo que cosmovisiones indígenas le llaman el “buen vivir”, en vista de una crisis ecológica ejemplificada en el calentamiento global que pone en peligro la estabilidad del planeta, y de la crisis agrícola que apunta hacia el aumento del hambre. Aquí dos temas claves son las economías étnicas y populares de armonía ecológica y la soberanía alimenticia, ambos pilares del etnodesarrollo afrodescendiente e indígena. El tercer reto es en relación a la escalada de un entramado de formas de violencia (domestica, social, política, militar) a todo nivel desde los barrios hasta guerras y genocidios masivos como en Darfur y Rwanda, que también constituyen el racismo estructural en los que DuBois llamo las razas obscuras del mundo y que Fanon denomino como “los condenados de la tierra” son los que sufren más sus consecuencias Todo esto se relaciona a la persistencia del Racismo en sus tres dimensiones: estructural, institucional, cotidiano a la vez prima la ideología de su negación (el llamado racismo ciego al color) Esto a su vez apunta a una contradicción importante en el poder y la fuerza de la diáspora donde por un lado tenemos mayor representación política en los estados y mayor reconocimiento relativo de nuestra identidad y cultura, a la vez que hoy se profundiza la marginalidad económica, el desplazamiento, y la violencia en la experiencia de las mayorías Afrodescendientes.

Ahora quiero señalar cinco principios y áreas de trabajo para nuestra agenda colectiva: 1. El primer principio es que hay una relación fundamental entre la equidad racial y la democracia sustantiva. En contraste a democracia en el sentido meramente formal (es decir solo como una cuestión de discurso y procedimiento), la democracia sustantiva implica identificar las desigualdades sociales y sus raíces, elaborar políticas públicas a favor de la equidad, y facilitar el proceso de apoderamiento de los sujetos y sectores subalternizados y excluidos. Esto supone una correspondencia entre la democracia económica, cultural, racial, sexual y política, y en políticas públicas implica una coordinación entre las políticas económicas, culturales, raciales, y educativas. 2. Esto me lleva al segundo punto que es en relación al área de las políticas culturales. Es interesante observar que hasta hace poco tuvimos tres ministros de cultura Afro en la AL (Paula Moreno en Colombia, Gilberto Gil en Brasil, y Antonio Preciado en Ecuador). Los más escépticos dirían que son ministerios menores sin mucho poder y presupuesto pero el asumir la cultura como recurso (para usar la expresión de George Yudice) para el desarrollo económico, para la redefinición del espacio nacional como un escenario inter-cultural, para la democratización de la ciudadanía misma y de todas la instituciones en aras de una verdadera democracia intercultural donde la identidad este basada en la diferencia es un


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pilar fundamental de cualquier horizonte de justicia social y democracia sustantiva. Aquí una tarea prioritaria es dilucidar y negociar la relación entre las políticas culturales de las comunidades y movimientos sociales con las de los estados. 3. La tercera área que propongo para la discusión es en relación a los paradigmas de desarrollo, tema que ya mencione pero que quiero recalcar que hay cosmovisiones y prácticas de desarrollo en nuestras comunidades que han sido conceptualizadas y convertidas en paradigmas explícitos de etnodesarrollo auto-sostenible, ecológicamente armónico, y basado en nuestras formas de convivencia, re-distribución, y autogobierno. En este momento de crisis se abren posibilidades de cambio que realzan la importancia y viabilidad de dichas prácticas y propuestas de desarrollo. 4. El cuarto punto es la necesidad de combinar políticas universales como el derecho a un salario justo y a la educación pública con políticas etno-raciales como las Afroreparaciones y Acciones Afirmativas. Existe un falso debate entre las políticas de igualdad universal y las políticas de reconocimiento de la diferencia étnico-racial y cultural. Pero por un lado la equidad étnico-racial requiere de políticas sociales y económicas a favor de la distribución de bienes y recursos, y por otro lado la realización de los ideales democráticos de igualdad y ciudadanía plena requieren del reconocimiento, la valorización y el apoderamiento de las diferencias excluidas. 5. La quinta área es el frente legal y político. Reunidos en Colombia, pionera del cambio legal con la constitución del 1991 que declaro el país pluriétnico y multicultural, y con la ley de derechos de los Afrodescendientes en el 1993, es preciso reflexionar sobre los avances y limitaciones de los cambios legislativos. Como efectuar la democracia inter-cultural que se declara constitucionalmente? Como defender los logros, realizar el potencial, y extender la cobertura de la ley 70 a pesar de la continuidad del destierro y la rediasporizacion? También, como realizar y extender el programa de Durban contra el racismo. Sugiero que todo esto supone una estrategia multifacética de apoderamiento colectivo donde por un lado se promuevan los niveles de organización y autonomía de los movimientos negros y las comunidades Afrodescendientes, y por otro lado aumenten las influencias y las formas de representación en los estados. Es decir, un camino de la visibilidad al apoderamiento y de la representación al poder colectivo. Para concluir quiero recordar que en el 1977 en Cali se celebro una reunión histórica, el Encuentro de Culturas Negras de las Américas en los albores de una gran ola de movimientos de Afrodescendientes en América Latina. Espero que aquí siguiendo esta tradición podamos continuar abriendo surcos para el apoderamiento de la diáspora Afroamericana y la descolonización del poder y el saber. En este sentido entendemos la integración como un quehacer de articular la diáspora de reunir sus múltiples fragmentos a partir y en aras de un proyecto de descolonización en el sentido amplio de descolonizar la memoria, el imaginario, la educación, la economía y la cultura, lo que significa reinventar la nación y redefinir el estado, es decir para la construcción de una democracia sustantiva y una sociedad equitativa. Estos son los principios éticopolíticos que sugiero y que son fruto de un largo proceso de agencia histórica y


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apoderamiento de las personas y los movimientos de África y su diáspora. Esta era la visión de DuBois su espíritu está inscrito en el plan de Durban contra el racismo. Termino diciendo que la mayor fuerza de la diáspora radica en el apoderamiento, es decir en asumir el poder propio y construir nuevas formas de poder colectivo. En este sentido, descolonizar el poder significa crear formaciones de poder sin dominación, por que como postula el filosofo Enrique Dussel, el fundamento del poder es la afirmación misma de la vida. Por eso el poder principal de la diáspora siempre ha sido su visión y su práctica de alegría y esperanza a pesar de los pesares, re-naciendo aun desde las cenizas como el ave Fénix para re-existir y re-vivir más allá del reino de la supervivencia y la resistencia, en el Palenque Cósmico de la libertad, el deseo, y la rumba. Ashe

Los desafíos del desarrollo para la población afrodescendiente en el mundo Se necesita fomentar la cooperación entre países en el marco de la cultura como medio o instrumento de desarrollo. Por lo tanto, se analiza la interacción entre cultura y desarrollo. El objetivo fundamental es proponer mecanismos y esquemas de cooperación sobre acciones que potencien vínculos y sinergias específicas, en el marco de una agenda de etnodesarrollo. Mensaje del Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Sr. Luis Alberto Moreno, leído por la Gerente del Sector Social del BID, Sra. Kei Kawabata. Buenos días a todos. Lamento mucho no poder estar presente hoy en la ciudad de Cartagena en este importante evento, pero sé que estaré bien representado con la Gerente del Sector Social, Kei Kawabata y por Claire Nelson de su equipo, y con ellas he querido aprovechar la oportunidad y enviarles un mensaje para que lo compartan con Ustedes durante este Encuentro Iberoamericano de Afrodescendientes de las Américas. Quiero enviarle un saludo muy especial a la Ministra de Cultura, Paula Marcela Moreno, y comenzar felicitando a la comunidad afrocolombiana por sus esfuerzos hacia una mejor organización y coordinación interna, y por haber iniciado en esta misma ciudad de Cartagena de Indias, hace 5 años (una serie de conferencias institucionales en pro del progreso de las comunidades afrocolombianas. La comunidad ha asumido una actitud proactiva y constructiva en pro de su inclusión, de la que he sido testigo desde que estaba de embajador en Washington; a estas iniciativas - motivadas principalmente por el llamado de las Naciones Unidas durante la conferencia mundial contra el racismo en agosto del 2001, en Durban - se deben muchos de los avances de los últimos años, tales como el CONPES 3310, las alianzas con el Black Caucus del Congreso de Estados Unidos, las partidas especiales dentro del


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Plan Colombia y la movilización de otros recursos a través de la cooperación internacional. La importancia de la inclusión social de las comunidades afrodescendientes radica en que estos grupos representan entre el 25 y el 30% de la población colombiana, y entre el 30 y el 40% de toda la población de la región (siendo Brasil y Colombia los países con los asentamientos más grandes). Estoy convencido que su inclusión social es un catalizador del crecimiento y la cohesión social para nuestros países. He dicho varias veces que no existen fórmulas mágicas ni atajos hacia el desarrollo. Si bien promover inclusión social no es la excepción, creo que es importante capitalizar sobre los puntos en los que hay consenso, ponerlos sobre la mesa y utilizarlos como brújula y continuar con esfuerzos organizativos locales, y la construcción de alianzas con países de la región y la comunidad donante. Asimismo, debemos identificar oportunidades estratégicas y coyunturas para promover enfoques inclusivos. Es necesario fortalecer a los gobiernos locales de las zonas donde se concentran las comunidades más pobres y mejorar la focalización de los programas sociales; y por último, identificar barreras adicionales que enfrentan los afrodescendientes que deben ser abordadas mediante acciones afirmativas. Como lo dije en noviembre de 2006 para la IV Conferencia Institucional de Afrocolombianos en Medellín, los avances en términos organizativos de la comunidad afro colombiana son enormes. Han aplicado la mentalidad promovida por el Presidente Kennedy de reciprocidad en la ciudadanía: en donde de la mano de los derechos vienen las responsabilidades. Es importante continuar estos esfuerzos de cara a una mayor construcción de consensos que maximicen el impacto de las iniciativas de cabildeo, rendición de cuentas y construcción de alianzas. Así pues, abordar la exclusión social no sólo requiere de acciones afirmativas, de carácter temporal y compensatorio, sino de un cambio cultural que vea la diversidad como un activo y no como una amenaza. Por eso quisiera que pensemos hacia adelante, con una visión estratégica, realista, pero sobretodo, orientada hacia resultados. Si bien el BID busca ser un gran aliado de los países en la promoción de la inclusión social, no hay que desconocer que tiene sus limitaciones para actuar. Como muchos de Ustedes saben, el Banco responde a las solicitudes de préstamo de los países, y los acompaña en la implementación de proyectos de desarrollo. De esta manera, la iniciativa y demanda viene siempre de los países. El desafío es enorme pero no mayor que el compromiso de todos los que sabemos que la exclusión social no da espera, y que promover el ejercicio de derechos de los grupos excluidos de la región más que un tema de crecimiento económico, es un imperativo ético. Antes de terminar, les reitero mi compromiso personal e institucional con la búsqueda de oportunidades para todos los afrodescendientes. El Banco está listo para apoyar a los gobiernos, y a oír de las organizaciones interesadas propuestas constructivas, sólidas, enfocadas en los resultados y en la rendición de cuentas.


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Mis mejores deseos para un gran encuentro y estaré muy pendiente de estar bien informado de los resultados del evento. Muchas Gracias. Mensaje del Secretario General Iberoamericano, Sr. Enrique Iglesias, introducido por la Consultora de la Secretaría General Iberoamericana, Sra. Silvia Beatriz García Savino. (Enviado a través de video) Buenos días. Quiero empezar por agradecer de un modo muy especial al Gobierno de Colombia y a su ministra de Cultura su amable invitación para participar en este importante evento. Lamento sinceramente no estar hoy aquí presente, porque el tema que nos ocupa ha estado siempre muy cerca de mi interés personal. Un interés que, debo decirlo, viene de lejos, puesto que durante mi paso por el Banco Interamericano de Desarrollo ya tuvimos la oportunidad de convertir la situación de la población afrodescendiente en un asunto de preocupación. Incluso aquí, en esta hermosa ciudad de Cartagena, celebramos un encuentro particular con ocasión de la Asamblea de Gobernadores del Banco, en el que debatimos -seguramente hay algunas personas en la audiencia que lo recuerden- la materia que hoy nos ocupa. Creo que hay que felicitar, además, al Gobierno de Colombia por el título de este seminario, que se centra en el desarrollo del colectivo afrodescendiente. Es muy importante que este tema se trate, se discuta, no para crear categorías especiales porque todos somos, en definitiva, colombianos, brasileros o mexicanos-, sino para identificar dentro de la sociedad dónde están los grupos más afectados por los déficit sociales. Y cuando miramos a la población afrodescendiente, particularmente en los países donde constituyen minorías, observamos que son objeto de una clara discriminación que, de alguna manera, debe ser abordada mediante intervenciones políticas de los Gobiernos y actuaciones del sector privado. No sabemos todavía con exactitud cuántas personas sufren esa discriminación, porque carecemos de estadísticas uniformes sobre el número de habitantes calificados como afrodescendientes. Pero, si nos basamos en los datos de la CEPAL, que habla de ciento cuarenta y seis millones, o del Banco Mundial, que señala más que de cien millones, podríamos establecer que en torno al veinticinco por ciento de la población de América Latina es afrodescendiente. Y en aquellos lugares donde son minoría, encontramos los peores índices de discriminación. Discriminación con respecto a la salud: un elevadísimo porcentaje de la población afrodescendiente no tiene acceso a los servicios sanitarios básicos, y eso se refleja en aspectos tan graves como la desatención de la población infantil o la mayor vulnerabilidad a las enfermedades. En materia de educación, que es el gran factor de igualación social, el elemento fundamental de apertura de oportunidades, a mí me ha tocado observar enormes discriminaciones. El ochenta por ciento de los niños llegan a la escuela, pero en la población afrodescendiente ese porcentaje es bastante menor. Y ni hablar de la


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enseñanza secundaria, la enseñanza superior… Recuerdo muy bien ciertos programas, por ejemplo, en Brasil, orientados a facilitar mediante políticas activas la llegada de la población afrodescendiente al ciclo universitario. Una educación deficiente significa también una deficiente capacidad de insertarse dinámicamente en el mercado de trabajo. Cuando uno examina las estadísticas, comprueba que las oportunidades que se abren a los afrodesecendientes son menores que las que se presentan al resto de la sociedad. Este grupo sufre, pues, una clara desventaja en las posibilidades de igualación social como consecuencia de su menor acceso a la educación. En este año que estamos, el año de la lucha contra la discriminación en todas sus manifestaciones, considero de la máxima importancia discutir sobre este tema en un sentido amplio, integral, como pretende ese seminario, no para crear categorías particulares, sino, simplemente, para determinar que existen grupos en la sociedad que padecen déficit sociales agudos. Debo decirles que, para nosotros, el tema tiene una importancia particular, y es la siguiente: nos encontramos en estos momentos tratando de profundizar en la construcción de la sociedad iberoamericana. Iberoamérica es, en el fondo, el gran mestizaje, la confluencia de tres grandes vertientes dominantes que formaron lo que es hoy nuestra sociedad. Una son las etnias originarias, las civilizaciones que vivían ya en América cuando llegó la otra gran vertiente, la europea, particularmente la ibérica. A ellas se añadió, posteriormente, la importante presencia africana, cuyo influjo se mantiene hasta el día de hoy. Estas tres grandes vertientes formaron el gran crisol de mezclas que dio lugar a este magnífico mestizaje que hoy tenemos en América Latina. Si estamos comprometidos con Iberoamérica, tenemos que estarlo con las tres vertientes. Y si una de ellas se nos queda retrasada en cuanto a su mejoramiento en los indicadores sociales, algo hay que hacer. Cada país actuará a su manera, buscará sus mecanismos particulares para afrontar el problema, pero en conjunto tenemos que potenciar la sensibilidad política y social como un todo para lograr el avance de la vertiente africana, que ha contribuido de manera muy intensa a la formación de Iberoamérica, no sólo con la aportación de su trabajo -muchas veces en situaciones dramáticas, como recuerda el periodo de la esclavitud en América-, sino también con su vitalidad y sus ricos valores culturales. En la formación de ese crisol que es Iberoamérica resulta fácil apreciar la enorme contribución cultural de la comunidad afrodescendiente; por tanto, la sociedad en su conjunto tiene la obligación de atacar las formas discriminatorias, para lo cual debe identificar primero dónde están las discriminaciones y cuántos son los discriminados. Es por eso que yo felicito a la ministra de Cultura, porque el hecho de haber convocado este seminario, con una fuerte presencia institucional, me parece un acontecimiento importante. Yo habría querido estar hoy aquí con ustedes. Lamentablemente, no he podido asistir, aunque por supuesto está representada la Secretaría en el evento. Quiero decirles que los felicito por esta linda oportunidad. Nos sumamos con gran entusiasmo a este esfuerzo, porque estamos tratando con uno de los desafíos que debemos enfrentar para crear una sociedad


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iberoamericana más justa, más equitativa y con igualdad de oportunidades para todos. Mucho éxito y muchas gracias.

Silvia Beatriz García Savino . Consultora Secretaria General Iberoamericana. SEGIB Intervención Ante todo, mi agradecimiento al gobierno de Colombia por esta iniciativa y por la invitación que cursara a la SEGIB. Estamos, como siempre, muy complacidos de estar en estas tierras. La SEGIB fue invitada a participar en este Encuentro en la persona de su Secretario General, el señor Enrique Iglesias, quien lamenta muchísimo no poder estar hoy con nosotros. Muchos de ustedes saben que los temas de discriminación y situación de los pueblos afro-descendientes de América Latina han estado entre las preocupaciones del Sr. Iglesias hace ya mucho tiempo. Por esa razón, grabó y envió con nosotros un video de salutación que incluye algunas reflexiones sobre el tema que hoy nos ocupa. Estamos aquí para presentar ese video y agregar sólo un par de comentarios. En primer lugar, quisiera mencionar que los Jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en la última Cumbre Iberoamericana que tuvo lugar en Santiago de Chile (8-10/11/2007), dieron mandato a la SEGIB para realizar “un compendio de la información sobre la situación de la población afro-descendiente de Iberoamérica”. Ese mandato se ha cumplido mediante tres actividades: 1. Se realizó una investigación sobre la cooperación bilateral y multilateral que reciben los países de Iberoamérica y cuyas beneficiarias últimas son las poblaciones afro-descendientes de esos países. 2. Gracias a la colaboración de la Comisión Europea, se elaboraron 3 documentos que están a disposición de quien los requiera: “Visibilidad estadística de la población afro-descendiente de América Latina: aspectos conceptuales y metodológicos” escrito por Fabiana del Popolo y Jhon Anton; “Estado actual del cumplimiento de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la población afro-descendiente en América Latina” de Álvaro Bello y Marcelo Paixao; y “Organizaciones y articulaciones de los afro-descendientes de América Latina y el Caribe” de Marta Rangel. 3. Con la colaboración de la Comisión Europea y del Bureau Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la SEGIB organizó un seminario sobre esta temática en Panamá en el mes de marzo de este año, al cual concurrieron líderes afro-descendientes de la región para discutir, analizar y anotar los documentos mencionados en el punto anterior. En segundo lugar y muy brevemente, quisiera referirme a algo de absoluta actualidad: la crisis financiera actual afectará, de manera más dura y pertinaz, a las poblaciones


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más vulnerables de América Latina y el Caribe, entre las que se encuentran las poblaciones afro-descendientes. Lamento ser portadora de esta mala noticia. Como sabemos, ha habido mejoras en nuestra región especialmente desde 2003 y 2004; en efecto, a las mejoras de las últimas décadas en el acceso a la salud y, en especial, a la educación primaria y secundaria se le debe agregar, en los últimos años, una fuerte reducción de la pobreza y particularmente de la indigencia o pobreza extrema. Sin embargo, ello no nos debe hacer olvidar que el número de personas pobres (190 millones) y de indigentes (69 millones) en la región es mayor que en 1980. Además, los avances en términos de equidad, incluyendo la distribución del ingreso, han sido escasos, cuando no nulos, durante las últimas décadas. Un caso paradigmático es el de la población afro-descendiente que está entre aquellos sectores más empobrecidos, a los que en menor medida han llegado las mejoras de los últimos años, y el que sigue sufriendo la inequidad más dura de la región. Sólo para dar un par de ejemplos: actualmente más del 80% de los niños y adolescentes latinoamericanos de entre 5 y 18 años están escolarizados; sin embargo, con excepción de Costa Rica, esta cifra se reduce fuertemente cuando se miran los indicadores de la población afro y, especialmente, de aquella que vive en el ámbito rural. Cuando se analizan las cifras de inserción laboral y, especialmente, las de calidad y tipo de empleo, los afros aparecen en las peores categorías de empleo con excepción de los garífunas de Honduras. Ahora bien, las mejoras conseguidas fueron insuficientes pero, lo que es aún peor, se pueden revertir más o menos rápidamente como consecuencia de la crisis internacional, producto del manejo irresponsable del sistema financiero en la mayoría de los países desarrollados y, muy especialmente, en los Estados Unidos. Esta crisis, que producirá un aumento del desempleo y muy probablemente de la pobreza, se agrega al aumento de los precios de los alimentos y de la energía; si bien estos precios han disminuido en las últimas semanas, el incremento acumulado sigue siendo elevadísimo. Sólo para dar una idea para el caso de los alimentos, su precio comenzó a subir en el año 2006 pero tuvo una aceleración muy fuerte a comienzos de 2008. Si se compara junio de 2008 con junio de 2007, en muchos países esos precios duplicaron el aumento del nivel general de precios. Y, como se sabe, cuanto más pobre es una familia, más intensiva en alimentos es su canasta. Tanto el aumento de los precios de los alimentos y de la energía como el menor ritmo de crecimiento económico previsible para los países de nuestra región para lo que resta de 2008 y 2009, afectarán, como siempre ocurre, en mayor medida a los sectores más vulnerables, es decir, aquellos que no tienen ahorros ni activos para hacer frente a la crisis. Nos tenemos que preguntar quiénes son esos sectores; bien, son las clases medias con menores ingresos y los pobres, entre los que se cuentan las poblaciones afrodescendientes de nuestra región.


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De esta manera, si no se toman medidas compensatorias a favor de estos sectores más desprotegidos, no es de descartar que la crisis elimine en poco tiempo las mejoras conseguidas en los últimos 5 o 6 años. Como leí hace unos días, las crisis financieras en el norte causan crisis humanitarias en el sur. Ésta es la mala noticia que tenía para ustedes; es un llamado de atención, respetuoso pero urgente, a nuestros gobernantes y a los países desarrollados. Un niño que pasa hambre por unos meses sufrirá pérdidas irreparables. Es el momento de actuar. Muchas gracias.

LA CULTURA COMO LA BASE DEL REENCUENTRO Y RECREACIÓN DE LA AGENDA GLOBAL ÉTNICA Los parámetros culturales son determinantes del desarrollo para los países Iberoamericanos y para el avance de su población afrodescendiente. En esta sección se discute el papel de la integración étnica en el reconocimiento de la diversidad cultural de las naciones.

Doudou Diene. Abogado. Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. Perfil: (Senegal, 1941). Fue el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Racismo, Discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia desde el 2002-2008. Diène posee una Licenciatura en Derecho de la Universidad de Caen (Francia), un doctorado en derecho público de la Universidad de París, y un diploma en Ciencias Políticas por el Institut d'Études Politiques de París. Entre 1972 y 1977 se desempeñó como representante adjunto de la UNESCO. En 1977, se incorporó a la secretaría de la UNESCO, donde ocupó varios cargos incluyendo Director de la División Interamericana de proyectos culturales. Fue nombrado Relator Especial para el racismo y temas relacionados con la Comisión de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en agosto de 2002, en sustitución de Maurice GleleAhanhanzo de Benin.

DIVERSIDAD CULTURAL Y LA DIÁSPORA AFRICANA EN LAS AMÉRICAS Me gustaría empezar por decir que estoy muy complacido por haber sido invitado a este evento. Uno de los primeros países que investigué fue Colombia. Hace seis años visité el país. En ese momento no había afrodescendientes en el gobierno. De manera que es un placer verla a Usted señora Ministra, ocupando esta posición. Después de muchos años caminando en la región, no sólo en la Ruta del Esclavo, sino también como Reportero de Naciones Unidas y trabajando en asuntos del Diálogo Intercultural, creo que la cultura es un elemento clave en este hemisferio.


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No podemos continuar nuestra discusión sin contextualizar nuestra reunión. Debemos tener presente el contexto de esta reunión en Cartagena. Hay dos factores clave que tienen un impacto en esta discusión. Uno es la crisis financiera. Para algunos puede parecer lejana a nuestra discusión, pero la considero cercana porque la crisis financiera que estamos presenciando ahora esa una de las peores consecuencias de la globalización actual. Tengan en mente que la primera forma de globalización histórica fue el Comercio de Esclavos del Atlántico, globalización organizada estructuralmente porque vinculó continentes y regiones. El principal propósito fue la explotación de las así llamadas, “nuevas tierras” (ellas no eran nuevas). Los medios de explotación movilizaron poderes financieros, invirtiendo en embarcaciones de esclavos, en el triángulo del comercio y el uso de población desplazada como fuerza de trabajo, como hoy en día son usados los migrantes. De manera que la primera globalización fue el comercio de esclavos. Quiero recordárselo porque, desde mi punto de vista, una de las más importantes fuerzas que ha realmente limitado el impacto negativo del comercio de esclavo, fue la cultura. Todos sabemos que el Comercio de Esclavos del Atlántico ha sido una historia de resistencia permanente. Los africanos esclavos, siempre resistentes, lucharon desde las poblaciones donde fueron tomados en el transcurso de las rutas de la fuerza de los cuerpos de África, en los barcos durante el viaje y en las Américas y el Caribe, ellos siguen luchando. Una dimensión de la resistencia que ha sido ignorada, incluso por muchos afrodescendientes, es la resistencia cultural. Estoy convencido que una de las armas más poderosas utilizadas por los esclavos ha sido la cultura. ¿Por qué? Porque el pilar ideológico del esclavismo ha sido el racismo, esa teorización de la inferioridad cultural y humana. Los amos solo vieron a los esclavos y a la esclavitud como una fuerza de trabajo. Las mujeres, niños y hombres capturados y vendidos por algunos regímenes africanos, fueron vistos sólo como fuerza de trabajo porque por el prejuicio que existía, había creencias muy profundas que aquellos que estaban vendiendo y llevando a través del Atlántico no eran humanos, carecían de civilización e incluso de capacidad para pensar su propia situación. Su propio sufrimiento era algo que ellos no podían entender. Era parte de la construcción intelectual del racismo en la persona negra. Y este es probablemente el punto más débil del Comercio de Esclavos del Atlántico, pero los esclavos muy pronto se dieron cuenta que los amos, los así llamados amos, eran completamente ignorantes, no estaban teniendo en cuenta la otra dimensión de la esclavitud: su cultura, sus rituales y valores, todos muy humanos. Es desde esta observación inicial que los africanos esclavizados, como saben, observaron a los amos. Durante los cuatro siglos de esclavitud, ellos miraron a los amos por quienes eran, lo que encontraban extraño, lo que les gustaba, lo que no les gustaba. Y usaron el único factor que los amos no vieron para organizar la resistencia cultural, lo que llamó la Cultura Marrona. Esa cultura se basaba en la capacidad de creatividad inteligente de los esclavos, que por siglos de literalmente sincretizar y transformar lo que los amos querían imponerles sin verlo.


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El poder cultural e ideológico de la época, la Iglesia Cristiana, la Santa Iglesia, dio su bendición al Comercio de Esclavos del Atlántico. Lo único que la Santa Iglesia hizo fue solicitar a los amos convertir a los esclavos en cristianos y a los esclavos se les solicitó, en virtud cristiana, obedecer al amo. Al obedecer al maestro podían llegar al paraíso. Cuando los amos demandaban a los esclavos retirarse de la inteligente resistencia de la esclavitud, para tomar a Cristo y la Virgen María como sus nuevos dioses, los esclavos no tuvieron posibilidad de negarse, porque si lo hacían serían asesinados. Lo que hicieron fue transformar a Cristo y la Virgen María en dioses africanos, literalmente los integraron a sus dioses. Les dieron nuevos nombres, nuevas identidades, sin decírselo a los amos. Este es un ejemplo, incluso en un aspecto más trivial. En un país como Brasil, los domingos, el amo le solicitaba al esclavo matar un cerdo y preparar la cena para el amo y su familia. Dejaba para el esclavo los huesos y las partes inferiores. Lo que hizo el esclavo fue tomar esos huesos y mezclarlos con hierbas, frutas, frutos del mar, creando la Feijoada brasilera, la cual es en la actualidad el plato nacional. Ellos mezclaron, integraron, transformaron y una de las formas más importantes de resistencia cultural fue la resistencia ética. Es aquí donde el rol de las mujeres esclavas en la lucha contra la esclavitud, quienes mantuvieron la institución de la familia como último lugar en la noche, después del regreso de los campos de algodón o las minas, para encontrar en la familia más fuerza, para ganar humanidad. Y son las mujeres quienes están caminando en el terreno como los hombres, quienes crearon esta estrategia. Es por ello que la institución de la familia es tan fuerte e importante en todo el hemisferio. El punto que quiero resaltar es que la resistencia cultural ha sido la fuerza más profunda para literalmente ganar, destruir esta primera forma de globalización que fue la esclavitud. Permítanme darles un ejemplo: la Revuelta de Santo Domingo es una revolución de esclavos que literalmente sacudió los cimientos de los sistemas esclavistas en agosto de 1791. La Revolución de Santo Domingo sucedió sin que los amos se percataran porque en las noches, después del trabajo en las minas y campos, los esclavos se encontraban en los bosques a practicar el vudú y para tocar los tambores. Los amos dejaron que los “salvajes” fueran a hacerlo entendiendo que al otro día estarían en mejores condiciones para trabajar. Los esclavos utilizaron esa posibilidad, esa ventana, esa ignorancia y prejuicio y organizaron la Revolución de Santo Domingo, que sucedió en la Isla La Española, de un extremo al otro. Durante esa época no existía el teléfono móvil, pero la revolución comenzó al mismo tiempo en toda la isla porque se valieron de todo: los rituales de tambores, las canciones, todo para organizar la revolución. Estamos presenciando ahora una de las peores consecuencias de la globalización actual, el aspecto financiero. Como sabemos, quienes van a sufrir el impacto de esta crisis financiera son las comunidades pobres, aquellos que ya están marginalizados social y económicamente.


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Los así llamados poderes del mundo se están reuniendo en sus trajes oscuros y camisas blancos tratando llegar a soluciones sin preguntar cuáles son sus visiones. Como sabemos, una de las bases más importantes de la crisis no es financiera per se, no es la manera como la gente se está comportando en los bancos e instituciones financieras, es la falta de ética desde la perspectiva humana, la dimensión humana del desarrollo. Es esa dimensión ética, la moral, la parte humana que ha estado ausente. No hay duda que la dimensión humana tendrá que ser incluida en el cálculo para una solución final de la crisis. El otro factor que quería mencionar es Obama. No podemos seguir hablando de diversidad ignorando lo que el factor Obama significa. Regresé de Estados Unidos hace dos meses de mi última misión como Reportero, para investigar el estado del racismo en ese país. Mi informe deberá estar listo a principios de 2009 y Howard Dodson fue el anfitrión de mi reunión en Harlem con las comunidades para oír sus experiencias de racismo. El punto que quiero señalar es que como resultado del comercio de esclavos, estamos viendo la posibilidad de que el país más poderoso del mundo tenga como su próximo líder a un miembro de la comunidad afrodescendiente, lo cual es muy importante. Sabemos que es el producto del combate de los afroamericanos por los derechos civiles contra el racismo. Pero nos preguntamos por qué en los Estados Unidos, donde las comunidades afrodescendientes no son tan grandes, existe este fenómeno mientras no se presenta en esta parte del hemisferio, en Sur América. Quiero decirles que nunca utilizo el término América Latina. La noción de Latino implica ignorar la otra raíz de este hemisferio. Hay tres raíces: primero la indígena, pueblos originarios que fueron asesinados; los africanos trajeron fuerza de trabajo; y los europeos. El europeo es un latino que usado en este contexto significa ignorar las otras dos raíces. Este fue un paréntesis, porque la empresa del racismo, la construcción intelectual del racismo ha sido tan profundo en este hemisferio, que lo toca todo, incluso los nombres geográficos, el lenguaje, no sólo el color, impregnó la cultura muy profundamente. Tiene una deuda histórica y cultura que la gente no entiende al utilizar ciertos conceptos. Con Obama se plantea un nuevo comienzo, no hay duda. Debemos preguntarnos por qué esa oportunidad no existe en esta latitud del hemisferio. Un país como Brasil, que ha recibido 14% de los africanos esclavizados; 14% en el Caribe; 10% en Estados Unidos y 10% en otros países Suramericanos. Esto me lleva a otro punto. Cuando nos encontramos en un evento como este, el cual es una iniciativa fantástica del gobierno colombiano que espero sea el inicio de algo más profundo, tenemos que revisar el concepto, porque en el programa el concepto central es diversidad. Revisemos lo que significa diversidad. Recordemos dos puntos centrales. Primero, durante los siglos XVIII y XIX, cuando las primeras investigaciones se realizaron sobre la


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noción de diversidad de las especies y el racismo comenzó con filósofos, pensadores, científicos y la llamada “Iluminación”. Fue en este contexto intelectual, como recuerdan, que la jerarquía del racismo fue definida. Una de las primeras consecuencias de la reflexión intelectual sobre diversidad es la jerarquía del racismo. Durante aquella época de investigación sobre diversidad se hicieron dos puntos: uno, que las especies humanas están divididas en diferentes piezas, hay diversidad; pero, dos, esta diversidad no es igual, algunas razas eran superiores que otras por su sangre, su cultura, y por su civilización. Fue en este contexto que toda la dinámica de salir de Europa y conquistar otras tierras comenzó. Este punto es importante. La diversidad ha tenido históricamente connotaciones; la diversidad usada sólo como un concepto involucra la noción de racismo. En segundo término, sabemos que la diversidad ha sido instrumentalizada ideológicamente incluso por Europa en la actualidad. Si va a partes extremas, las partes racistas que tienen agendas racistas, aceptan la diversidad pero ponen una jerarquía entre las diferentes razas y comunidades. Es por ello que tenemos que revisar la noción de diversidad y tratar de movernos desde la diversidad hacia la que tenga mayor contenido moral, como pluralismo. El pluralismo es una cosa diferente de diversidad, es un valor, es el reconocimiento de la aceptación, la promoción de la diversidad pero dado como valor. Si toma la diversidad sola, será instrumentalizada por cualquier fuerza política. En este hemisferio todos los gobiernos, que han fundamentado sus políticas en los últimos tres siglos sobre esta profunda ideología racista de la inferioridad de los indígenas y los esclavos africanos, reconocen la diversidad. Pero la diversidad significa que todo el mando permanece en su propio color. Pero en lo que yo creo, señora Ministra, aquello en lo que usted anima a todos los participantes, es ir más allá de simplemente reconocer que hay diferencias entre las distintas comunidades. Ir más allá significa un segundo punto que quiero compartir con ustedes. El reconocimiento de la diversidad como un valor, no sólo como un simple hecho, ha sido una conquista violentamente dolorosa de los esclavos, de los descendientes africanos. Porque como dije inicialmente, su humanidad ha sido negada desde el principio; su capacidad de reflexionar sobre su propia situación fue negada; no fueron reconocidos como humanos. Fue sobre esta base que fueron explotados en diferentes formas durante estos tres o cuatro siglos. Entonces tengan presente que la diversidad no es un simple hecho que puede ser instrumentalizado, sino un valor alrededor del pluralismo, que significa reconocer la otra comunidad y su humanidad, reconocer y promover sus derechos. Esto es el resultado de una conquista de tres siglos de luchas de los esclavos.


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Edouard Firmin Matoko. Director Oficina de la UNESCO en Quito y Representación para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela Perfil: Nació en la República del Congo y es Doctor en Economía y Políticas de Desarrollo en la Universidad La Sapienza en Roma, Italia; Postdoctorado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, en la Universidad de Florencia Cesare Alfieri. En su trayectoria en la UNESCO se ha desempeñado, desde 1984, en distintos cargos importantes y ha obtenido una experiencia considerable en identificación, diseño e implementación de proyectos de desarrollo de programas en las áreas de educación, alguna de las cuales manejó conjuntamente con otras agencias de Naciones Unidas. Ha contribuido al desarrollo de políticas educacionales en Derechos Humanos y Democracia en África, Asia y la región de Latinoamérica y el Caribe, y representó a la Organización en varios foros y encuentros internacionales. Estuvo encargado de poner en marcha el Plan de Acción de la Organización en la década del Derecho a la Educación en Naciones Unidas y de la implementación de las convenciones internacionales, que incluyó el asesoramiento técnico y experiencias a los Estados Miembros en Latinoamérica, África y Asia, y la elaboración y evaluación de políticas, programas y currículo en esa área. Asimismo, jugó un rol significativo en el desarrollo del Programa de Cultura de Paz de la UNESCO. A través de la supervisión del lanzamiento de esta iniciativa en Latinoamérica y África, especialmente en El Salvador y Guatemala, se contribuyó a reforzar las relaciones entre los distintos actores involucrados en el proceso de reconstrucción nacional y consolidación de la paz.

LA UNESCO Y EL DESARROLLO CULTURAL DE LAS COMUNIDADES AFRO DESCENDIENTES EN AMÉRICA LATINA Y CARIBE. En nombre del Director general de la UNESCO, deseo agradecer sinceramente a los organizadores de este encuentro la gentil invitación, y en particular a la Dra. Paula Marcela Moreno Zapata, Ministra de Cultura de la República de Colombia, pues el tema que nos convoca forma parte de la agenda de la UNESCO hace más de un decenio, cuando en 1994 se aprobó el Programa La Ruta del Esclavo, destinado tanto a resaltar y dignificar el legado cultural de África en las Américas, El Caribe y Europa, así como a facilitar el diálogo entre las comunidades herederas de ese legado, con el propósito de un mayor reforzamiento en sus actividades enfocadas a la eliminación de las iniquidades y acciones discriminatorias, así como para conquistar el acceso al desarrollo. La ciudad de Cartagena de Indias, declarada por la UNESCO en 1984, Patrimonio Cultural de la Humanidad, llegó a ser desde el siglo XVI uno de los más importantes centros de redistribución de africanos esclavizados hacia el Caribe hispano e inauguró además uno de los tópicos más apasionantes que marca el conocimiento profundo de los intercambios culturales en el área y que permite hoy interpretar la diversidad cultural de la región a partir de continuos procesos de transformación. Me refiero a la trata transamericana y caribeña, continuadora de la trata transatlántica, pero en una nueva e inédita red de complejidad, aun por estudiar y divulgar en todos sus matices.


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Esta ciudad es hoy un espacio pertinente para colocar la Agenda Afrodescendiente en las Américas en el centro de atención de los gobiernos, y de la toda la comunidad internacional, para encaminar la ejecución de programas y políticas sociales y económicos que deben estar destinadas a los pueblos marginados tomando en cuento sus características culturales; es decir, mediante el respeto a la diversidad cultural. El trabajo de la UNESCO, basado en las recomendaciones de los Estados miembros, se encuentran en correspondencia con el objetivo fundamental de este encuentro. En los años más recientes han sido aprobadas dos importantes convenciones que también poseen un alto grado de complementariedad y que por derecho propio forman parte de los intereses de las comunidades aquí representadas. La CONVENCIÓN PARA LA SALVAGUARDIA DEL PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE, aprobada en el 2003, ha definido sus finalidades encaminadas a la protección de una peculiaridad del patrimonio cultural relacionado con los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con el manejo de los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes, que las propias comunidades, grupos e individuos reconocen como parte de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural vivo, transmitido de generación en generación, es un recurso permanente de las comunidades y grupos en función de su entorno, de su interacción con la naturaleza y su historia, lo que contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. También promueve la sensibilización, en el ámbito local, nacional e internacional, acerca de la importancia de este patrimonio cultural y de su reconocimiento; así como la cooperación y asistencia internacionales. Esta Convención ya cuenta con la ratificación de 95 estados, según datos de mayo del presente año, una parte de ellos depositarios de una profunda herencia africana, enriquecida y transformada durante múltiples generaciones en las Américas y el Caribe. Por su función vinculante, el cumplimiento del mandato de la referida Convención implica salvaguardar estas expresiones culturales en su más amplia acepción. Conjuntamente, la CONVENCIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA DIVERSIDAD DE LAS EXPRESIONES CULTURALES, aprobada en el 2005, tiene por objetivos la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales; crear las condiciones para que las culturas puedan prosperar y mantener interacciones libres de forma mutuamente provechosa; fomentar el diálogo entre culturas para garantizar intercambios más amplios y equilibrados en el mundo en pro del respeto intercultural y de una cultura de paz; fomentar la interculturalidad con el fin de desarrollar su interacción; promover el respeto de la diversidad de las expresiones culturales y tomar cada vez más conciencia de su valor en el plano local, nacional e internacional; reafirmar la importancia del vínculo indisoluble entre la cultura y el desarrollo para todos los países y apoyar las actividades realizadas en el plano nacional e internacional para que se reconozca el auténtico valor de ese vínculo; reconocer la índole específica de las actividades y los bienes y servicios culturales en su calidad de portadores de identidad, valores y significado; reiterar los derechos soberanos de los Estados a conservar, adoptar y aplicar las políticas y medidas que estimen necesarias para proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales en sus respectivos territorios; fortalecer la cooperación y solidaridad internacionales en un espíritu de


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colaboración, a fin de reforzar, en particular, las capacidades de los países en desarrollo con el objeto de proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales. Ambas convenciones han generado de diversas medidas para emprender acciones de continuidad y seguimiento. Entre los años 2001, 2003 y 2005 han sido proclamadas 90 obras maestras, de las cuales 17 corresponden a América Latina y el Caribe. Una parte importante de ellas pone en evidencia las huellas culturales de África en América, tales como La lengua, la danza y la música de los Garifunas (2001) en Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua; La samba de Roda de Recôncavo de Bahía (2005) en Brasil; El Carnaval de Barranquilla (2003) y El espacio cultural del Palenque de San Basilio (2005) en Colombia; La tumba francesa (2003) en Cuba; El espacio cultural de la Cofradía del Espíritu Santo de los congos de Villa Mella (2001) y La tradición del teatro bailado Cocolo (2005) en República Dominicana; y Las tradiciones de los cimarrones de Moore Town (2003) en Jamaica. Estas expresiones de la diversidad cultural trascienden el orgullo nacional y se transforman en orgullo mundial, en tesoros de la obra humana. Tal como se ha señalado durante el primer proceso de identificación, nominación, evaluación y proclamación de las primeras noventa obras: Un componente esencial del programa de la Proclamación era la asistencia preparatoria que aportaba una ayuda financiera a los Estados Miembros en desarrollo para la elaboración de sus expedientes de candidatura. Esta ayuda podía utilizarse para diferentes tipos de actividades: trabajo de campo, investigación, inventarios, labores de identificación, seminarios y talleres con las comunidades e instituciones concernidas, realización de una documentación audiovisual. Al instituir este apoyo financiero, la UNESCO pretendía incitar a las comunidades concernidas a desempeñar un papel directo en la elaboración de los planes de acción. Esta asistencia preparatoria permitió a algunos países emprender la realización de inventarios nacionales, crear comités encargados de coordinar las actividades de salvaguardia y lanzar campañas de sensibilización. Gracias al presupuesto ordinario de la UNESCO y al Fondo en Fideicomiso UNESCO/Japón para la preservación y la promoción del patrimonio cultural inmaterial, 120 instituciones de países en desarrollo recibieron una ayuda en el marco del programa de la Proclamación.1 De igual manera, en la Nueva estrategia para el Proyecto Ruta del Esclavo2, la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe con sede en La Habana, ha concluido una primera etapa mediante la elaboración de una multimedia de los Sitios de Memoria de la Ruta del Esclavo en el Caribe Latino, que por vez primera combina el patrimonio natural con el construido y el vivo. Esta experiencia aporta una interesante metodología de trabajo y acciones multipaís para visibilizar no sólo el legado africano en el Caribe, sino muy especialmente la diversidad de sus expresiones culturales a 1

Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Proclamaciones 2001, 2003 y 2005, UNESCO, p. 5.

2

Véase Nueva estrategia para el Proyecto Ruta del Esclavo, CLT/CPD/HIS, UNESCO, 3 de febrero de 2006.


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través de los actuales pobladores, muchos de ellos descendientes por varias generaciones de africanos esclavizados o de inmigrantes de otras latitudes. De proponerse y proclamarse los nuevos SITIOS DE MEMORIA como parte del patrimonio cultural de la humanidad, tal como es el propósito de este proyecto, generaría una importante fuente de empleo para las comunidades asentadas en estos lugares y sería una de las vías para combatir la inequidad, la pobreza y ganar nuevos espacios de participación social. Por otra parte y en coordinación con la referida Oficina Regional de La Habana, la Oficina UNESCO Quito, con representación para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela ha auspiciado el PROYECTO LA RUTA DEL CACAO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE que tiene como antecedentes la Segunda Reunión de Expertos del Centro Afroindoamericano para la Diversidad Cultural y el Desarrollo Humano, organizada en Esmeraldas, Ecuador, del 1 al 5 de agosto de 2005; y el segundo: «La Ruta del Cacao en América Latina como Proyecto de Investigación Histórica», durante el Taller Internacional sobre «La ruta del cacao en América Latina: hacia un Desarrollo Endógeno», organizado por la Comisión Nacional Venezolana de Cooperación con la UNESCO, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Venezuela y la oficina de la UNESCO para países andinos, en Higuerote, Barlovento, Estado Miranda, Venezuela, del 26 al 30 de marzo de 2007. Este proyecto tiene como objetivo general: «Identificar, promover y divulgar las Rutas Culturales relacionadas con el cacao en América Latina y el Caribe para fomentar el conocimiento y valoración de la diversidad cultural en los lugares de memoria vinculados con su recolección, cultivo, producción y consumo, resultado de un proceso histórico compartido y dinámico». 3 Este es un proyecto no limitado a las poblaciones originarias y sus descendientes, sino que por razones históricas y actuales también abarca a comunidades identificadas como «afrodescendientes», aunque su composición humana y sociocultural sea mucho más compleja que el limitado alcance de uno u otro término. Tales son los casos evidentes de Venezuela y Cuba o los casos más sutiles y menos evidentes de Bolivia, México y Perú, donde las poblaciones originarias han coexistido desde el siglo XVI con africanos y descendientes y han generado múltiples vínculos interculturales con muy variados matices, que desdibujan cualquier tipo de exclusión o autoexclusión denominativa.4 Por su alcance, este proyecto es muy abarcador e incluye el ciclo completo del cacao/chocolate, por ello también resulta significativo darlo a conocer en diversos espacios regionales como el ALBA, ATPA, CARICOM, MERCOSUR, TLC, y otros, para que llegue a formar parte de agendas regionales, así como por el trabajo interagencial de las organizaciones de las Naciones Unidas vinculadas con la alimentación (FAO), la

3

Véase el DOCUMENTO BASE, del PROYECTO LA RUTA DEL CACAO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: DIVERSIDAD CULTURAL PARA UN DESARROLLO ENDÓGENO aprobado en la SEGUNDA REUNIÓN DE ESPECIALISTAS, Esmeraldas, 24-26 de agosto de 2008:10. 4

Véase Arteaga Muñoz, Sonia y Luís Rocca Torres (Editores). Africanos y pueblos originarios (Relaciones interculturales en el área andina). Memorias. Museo Afroperuano y UNESCO-Quito, Ecuador, Lima, 2007.


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infancia (UNICEF), el desarrollo y el comercio (UNCTAD y PNUD) y el trabajo (OIT), por ejemplo. Esto permitiría un enfoque complejo de las culturas del cacao/chocolate en América Latina y El Caribe para facilitar desde la diversidad cultural procesos de desarrollo que impliquen empleo adecuadamente retribuido, alimentación sana, atención a niños y jóvenes, es decir, que sean sostenibles y auto dependientes. El consenso académico que logremos alcanzar, muy por encima de cualquier tipo de exclusión o de autoexclusión, heredada del colonialismo cultural, debe facilitar el intercambio de experiencias en la región para lograr la integralidad de enfoques sobre los problemas del desarrollo y colocar de manera coherente nuestras preocupaciones y acciones en la agenda interinstitucional. La UNESCO apoya programas de acción que promueven el respeto a la diversidad cultural sin distinciones ni exclusividades, es decir con visión inclusiva a nivel regional y mundial. Alberto Abello Director Maestría en Desarrollo y Cultura Universidad Tecnológica de Bolívar Perfil: Economista, magíster en Estudios del Caribe. Actualmente es director de la maestría en Desarrollo y Cultura de la Universidad Tecnológica de Bolívar en Cartagena de Indias. Cofundador y ex director del Observatorio del Caribe Colombiano. Ha publicado y compilado libros entre los que se encuentran El Caribe en la Nación Colombiana y Un Caribe sin Plantación y dirigido la revista Aguaita. Ha sido asesor del ministerio de Cultura de Colombia y coordina el proyecto de la Red Internacional sobre Desarrollo y Cultura auspiciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). FRAGMENTOS DE LA DIÁSPORA AFRICANA EN COLOMBIA FRENTE A LA RECONSTRUCCIÓN DEL DESARROLLO En Estocolmo en 1982, en el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez (GGM) en su bello texto conocido como La soledad de América Latina reclamaba a la cooperación internacional para el desarrollo: La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo, y más adelante preguntaba ¿por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social?5 ¿Acaso, me pregunto, si en este reclamo GGM no nos está invitando a pensar en modelos propios para el desarrollo de las naciones y estos modelos construidos y afianzados desde las características mismas de la vida en sociedad, de las identidades, de las culturas que le son propias? Pienso que su idea, aun vigente, de aceptar la originalidad de los pueblos latinoamericanos para sus procesos de cambio social, para la vida propia en el reparto del mundo, sugiere – en este espacio de construcción de una Agenda Afodescendiente en las Américas- la necesidad de retomar lo que el 5

García Márquez, Gabriel. La soledad de América Latina. Discurso de aceptación del Premio Nobel. Estocolmo, Suecia. 1982


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antropólogo colombiano Arturo Escobar llama la “cuestión del desarrollo, continúa sin ser resuelta por ningún modelo social o epistemológico moderno”6

que

Tres casos representativos de comunidades colombianas afro descendientes -la población nativa del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, la población del departamento del Chocó y la población de San Basilio de Palenque- son ejemplos –desde el caso colombiano- que contribuyen a explicar la importancia de una Agenda para la diáspora africana en el continente americano y a pensar en la cultura a la hora de retomar la reconstrucción de las ideas sobre el desarrollo. El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina: En el pequeño archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, localizado a casi 800 km de Cartagena y a un poco más de 200 km de la costa nicaragüense, se inició su poblamiento definitivo a partir del siglo XVIII con la llegada de afrodescendientes provenientes de Jamaica y de otros puntos del Caribe. Este poblamiento amplió la riqueza cultural colombiana, siendo diferente al poblamiento continental colombiano derivado de la conquista y colonización hispánicas. Descendientes de esclavizados africanos parlantes de inglés y de una lengua criolla de base inglesa, creyentes de una religión distinta a la católica y con expresiones culturales disímiles a las del resto del país y del propio Caribe continental, conformaron la mayoría de la población isleña hasta mediar el siglo XX, cuando el gobierno colombiano decretó el Puerto Libre de San Andrés en 1953. Ya desde principios de ese siglo fueron conocidas las misiones religiosas que tenían como fin asegurar la uniformidad nacional y para ello estimularon la enseñanza del español, la conversión al catolicismo y la adopción de prácticas culturales importadas del continente. Con el Puerto Libre la isla fue ocupada, durante la segunda mitad del siglo XX, por colombianos del continente y extranjeros provenientes de otras culturas que impulsaron el comercio, el turismo y actividades ilícitas que terminaron desalojando a los nativos de los principales recursos de la isla: la tierra, el mar y el paisaje, lo que ha ocasionado que hoy los nativos no sean la población mayoritaria de las islas si no también el deterioro de sus condiciones de vida y se ponga en riesgo la supervivencia de su cultura, que -como lo anota June Marie Mow- para la mentalidad empresarial predominante resulta un obstáculo para el crecimiento económico7. En un artículo reciente escrito a cuatro manos con Mow anotábamos cómo la réplica de modelos continentales sin tener en cuenta las condiciones particulares de estas pequeñas islas, ni los procesos ecológicos marino-costeros que las caracterizan y, mucho menos, sin tener en cuenta el conocimiento tradicional acumulado, han alterado las capacidades socio-culturales locales, la estructura de sus ecosistemas y la habilidad de éstos para adaptarse a los cambios ambientales y climáticos globales. Este modo de crecimiento económico deja profundas secuelas en el medio ambiente y 6

Arturo Escobar (aescobar@anthro.umass.edu). Antropología y Desarrollo. Texto encontrado en Internet (sin fecha). 7

June Marie Mow. Las potencialidades de la cultura nativa de San Andrés, Providencia y Santa Catalina para contribuir al desarrollo de la sociedad insular y colombiana. Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena de Indias, 2008.


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produce conflictos interculturales que aun no han sido superados en este archipiélago que fue declarada Reserva de la Biosfera en el año 2000.8 Frente a esta situación recuerdo cómo me sorprendió el caso de una comunidad de pescadores en Tailandia que sobrevivió al tsunami precisamente por su forma de construir su hábitat, de entender lo desconocido, de conocer el mar. Ahora, esa comunidad que antes había sido subvalorada, menospreciada y hasta criticada por sus prácticas de pesca, ha sido declarada patrimonio cultural nacional y el gobierno recomienda su protección y aprender su cosmovisión. En nuestro archipiélago, ante la falta de oportunidades, los jóvenes descendientes de los hogares de los nativos, amantes del mar y diestros navegantes, son empujados a prestar sus servicios en el tráfico de drogas como capitanes y ayudantes de las go fast que surca el Caribe occidental buscando romper las restricciones de la interdicción norteamericana para llegar lo más lejos posible. Mientras tanto los isleños lloran en silencio su drama.9 El departamento del Chocó: El segundo caso, es el del departamento del Chocó, que limita con Panamá y tiene costas sobre el Pacífico y el mar Caribe. En el último censo realizado en Colombia, en 2005, 87% de su población se identifica como afrodescendiente y es el departamento más pobre de Colombia. La situación de esta población, estudiada por el economista Jaime Bonet, es lamentable: El ingreso promedio entre los chocoanos es la octava parte del ingreso promedio de los habitantes de la capital de la República; el 79% de los habitantes de este departamento se encuentra en condiciones de pobreza si esta se mide por la satisfacción de las necesidades básicas; la tasa de analfabetismo es allí el doble de la tasa colombiana y el 97% de las instituciones educativas presentan bajo desempeño académico. Según el autor si se examina la tasa de crecimiento promedio de la economía departamental entre 1990 y 2004 (0,85% anual), “el PIB se duplicaría cada 82 años. De mantenerse la tendencia actual, pasarían varias generaciones de chocoanos antes de lograr un nivel de desarrollo medio”. 10 El autor descarta que sea la corrupción, a pesar de sus altos índices, la causante de la pobreza en este departamento como rezan con frecuencia las lecturas que se hacen del caso chocoano. Demuestra cómo si se llevara la corrupción a cero casos, las condiciones de vida de la población mejorarían pero no serían suficientes siquiera para alcanzar el producto per cápita promedio de los colombianos. Por el contrario factores como el legado colonial y las instituciones heredadas, así como la desintegración del departamento de la economía nacional, inciden con mayor fuerza en las condiciones sociales de esta población. Todo esto con el agravante de que 15% de la población chocoana es víctima del desplazamiento forzado. El Chocó colombiano ha sido en las últimas décadas oscuro escenario de atrocidades cometidas contra su población por las distintas fuerzas vinculadas a los conflictos colombianos. Es la violencia con sus distintas 8

Alberto Abello y June Marie Mow. San Andrés, ciudad insular. Revista Credencial, 2008. Alberto Abello. La nieve sobre el mar: una frontera caribe cruzada por el tráfico de drogas. El caso de Colombia y Nicaragua. Revista Aguaita No 13-14, Observatorio del Caribe Colombiano, Cartagena de Indias, 2006. 10 Jaime Bonet. ¿Por qué es pobre el Chocó? En Joaquín Viloria de la Hoz (editor), Economías del Pacífico colombiano. Banco de la República, 2008. 9


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manifestaciones, incluido el montaje de enclaves productivos aplaudidos por mentalidades desarrollistas, la que ha ocasionado el desplazamiento forzado de las poblaciones afrocolombianas. San Basilio de Palenque El tercer caso que aquí se presenta es San Basilio de Palenque, ese lugar simbólico, localizado muy cerca de Cartagena de Indias, a sólo 45 km y con 4.000 habitantes, declarado por la Unesco Obra Maestra y Patrimonio Oral de la Humanidad, que lo convierte en un referente universal para la memoria colectiva de la diáspora africana. Con su lengua criolla –el palenquero- que pasó en relativo poco tiempo de ser una lengua escondida, de la que se avergonzaba la población, a una lengua hablada con orgullo, como lo anotó el lingüista Armin Schwegler luego de su reciente visita a Palenque; sus formas de organización social y política, sus ritos y músicas, San Basilio es como esa ceiba de la memoria con raíces que llegan al otro lado del Atlántico, alimentada por la savia del contacto con el nuevo Mundo, con su fronda libre de la emancipación, que le recuerda al mundo cada día que pasa, el horror de la sociedad colonial sobre la que se levantó la era capitalista. Las condiciones materiales de vida de la población palenquera, sobre las que no me detendré, puesto que este Encuentro Iberoamericano ha incluido en su programa una visita que permitirá apreciarlas directamente, revelan, ya entrado el siglo XXI, la existencia por falta de una verdadera voluntad de Estado, de una inmensa deuda social con los descendientes de los esclavizados por la trata negrera.11 Si el Palenque es un referente universal de la memoria, lo es también de la subvaloración de las culturas afrocolombianas por parte de las capas sociales que han ostentado el poder y han impuesto sus visiones en las distintas estrategias de desarrollo. El desarrollo y la cultura Estos tres escenarios de la afrocolombianidad son, como decía atrás, una invitación a aprender de sus lecciones a la hora de reflexionar sobre las visiones que deben acompañar las agendas que promuevan la construcción de sociedades incluyentes, democráticas y culturalmente diversas. Como diría Néstor García Canclini, “el imaginario de un futuro económico próspero que suelen suscitar los procesos de globalización e integración regional es demasiado frágil si no toma en cuenta la unidad o diversidad de lenguas, comportamientos y bienes culturales que dan significado a la continuidad de las relaciones sociales”. Amartya Sen, premio Nobel de Economía, escribió recientemente, “el mundo *de hoy+ es espectacularmente rico, pero está penosamente empobrecido” (Sen, 2007; p.165). Con esto, el economista indio quiere introducir no sólo esta gran paradoja contemporánea, una de las más apremiantes del mundo globalizado, sino también alguno de los tantos usos que se le ha dado a las llamadas ‘teorías culturales’: *el de+ la

11

Ver Claudia Mosquera Rosero-Labbé. La memoria del cimarronaje como patrimonio: reparación simbólica para los afrocolombianos habitantes de San Basilio de Palenque. Revista Anaconda. Fundación BAT. Bogotá, 2006.


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tiranía política, que “busca las causas de los desastres no en los malos gobiernos sino en la cultura de los ciudadanos”. Aunque Sen expone sus ideas en el contexto de las costosas políticas que el gobierno británico usó para neutralizar las hambrunas en algunas regiones de la India, en especial la de Bengala, incrédulos, observamos cómo hoy, casi un siglo después, se sigue aplicando este mismo discurso a nuestra realidad. Según Kliksberg “con frecuencia la marginalidad y la pobreza económicas son acompañadas por desvalorizaciones culturales. La cultura de los pobres es estigmatizada por sectores de la sociedad como inferior, precaria, atrasada”. Los pobres sienten, dice Kliksberg, “que, además de sus dificultades materiales, hay un proceso silencioso de “desprecio” cultural hacia sus valores, tradiciones, saberes, formas de relación”. 12 Afortunadamente, luego de los aun precarios resultados de la globalización económica, que se manifiestan en el rezago social y económico de buena parte del globo terráqueo, incluidas en ellas, como en el caso de Colombia, poblaciones afrodescendientes; que se manifiestan también en el deterioro del medio ambiente y en la escalada de la inequidad, se ha presentado un nuevamente el debate alrededor del concepto tradicional de desarrollo en distintos ámbitos como el académico, el político y el social. 13. Cuando con la crisis financiera mundial, que sirve de contexto global a este Encuentroconfirmamos una vez más que la locomotora que jalona la economía mundial avanzaba ciegamente hacia el despeñadero sin otra preocupación que la elevación de los márgenes de ganancia en franca caída por los excesos de liquidez y no atendía las señales para desviarse hacia la estación de los Objetivos del Milenio, la superación del hambre y la pobreza en el mundo y la atención al cambio climático que ya anuncia una docena mortal de enfermedades que afectarán mucho más a los más pobres del planeta, es buen tiempo para volver a preguntarnos por lo que Arturo Escobar llama la “cuestión del desarrollo, (Escobar, sf )14 No cabe duda que la visión del desarrollo en el campo de la teoría económica que mantuvo su hegemonía entre las ciencias sociales en las discusiones sobre el desarrollo y el diseño de las políticas económicas ha cambiado en estos últimos años15. 12

Bernardo Kliksberg. Capital social y cultura, claves olvidadas del desarrollo.2000 Amartya Sen, premio Nobel de Economía 1998, cuestiona la vía usualmente pregonada para el desarrollo, que describe como “de sangre, sudor y lágrimas”, calificándola como una “política cruel de desarrollo”, que al mismo tiempo es altamente ineficiente (Sen, 1997). Joseph Stiglitz aboga por un consenso post Washington que revise las metas y los instrumentos de dicho consenso, y resalta que “la experiencia latinoamericana sugiere que deberíamos reexaminar, rehacer y ampliar los conocimientos acerca de la economía de desarrollo, que se toman como verdad” (Stiglitz, 1998). James Wolfensohn, plantea que “sin desarrollo social paralelo no habrá desarrollo económico satisfactorio” (Wolfensohn, 1996). Enrique V. Iglesias, presidente del BID, señala que “el desarrollo sólo puede encararse en forma integral; los enfoques monistas sencillamente no funcionan” (Kliksberg, 1999). 13

14

Arturo Escobar ( aescobar@anthro.umass.edu ). Antropología y Desarrollo. Texto encontrado en Internet (sin fecha). 15 Una ampliación de este análisis puede verse en Aarón Espinosa, Augusto Aleán y Alberto Abello, Desarrollo y Cultura: orígenes y tendencias de una relación indispensable. Cuaderno de Trabajo No 7, Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena, 2008.


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Pero también desde otras esquinas de las ciencias sociales se han hecho aportes sustanciales al debate; se ha roto el pensamiento uniformador de la ortodoxia económica. Un elemento fundamental de estos cambios tiene que ver con la cultura en su relación con el desarrollo: el desarrollo, a la manera de Sen se concibe como un proceso de ampliación de las capacidades de los individuos; proceso que gira sobre un eje básico, la libertad cultural, en el que la cultura se piensa como conformadora en sí misma de capacidades del ser humano. Justamente, desde estas nuevas visiones, el Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas de 2004, dedicado precisamente a La libertad cultural en el mundo diverso de hoy, anota que “La libertad cultural constituye una parte fundamental del desarrollo humano, puesto que, para vivir una vida plena, es importante poder elegir la identidad propia –lo que uno es– sin perder el respeto por los demás o verse excluido de otras alternativas”. En esta línea interpretativa, una serie de autores ha esbozado las importantes relaciones entre cultura y desarrollo. Kliksberg (1999) considera que la cultura es un decisivo factor de cohesión social, por lo que el capital social y la cultura pueden ser palancas formidables de desarrollo si se crean las condiciones adecuadas. En la cultura las personas pueden reconocerse mutuamente, crecer en conjunto y desarrollar la autoestima colectiva. Como señala este autor, la cultura traspasa todas las dimensiones del capital social de una sociedad, y subyace tras los componentes básicos de éste como la confianza, el comportamiento cívico, el grado de asociatividad. En este contexto, plantea Kliksberg, y a pesar del asombro que produce la escasa atención que se les ha prestado, aparecen potenciadas las relaciones entre cultura y desarrollo al revalorizarse todos estos elementos silenciosos e invisibles, pero claramente operantes, involucrados en la idea de capital social. Esto porque, entre otros aspectos, los valores de que es portadora una sociedad inciden fuertemente sobre los esfuerzos de desarrollo. Germán Rey ha señalado que por lo menos existen seis perspectivas de análisis a tener en cuenta en las relaciones entre desarrollo y cultura.16 Como señalan otros autores como Stiglitz (1998), preservar los valores culturales tiene gran importancia para el desarrollo, por cuanto ellos sirven como una fuerza cohesiva en una época en que muchas otras se están debilitando. Estas nuevas visiones construidas sobre la reconstrucción de la idea del desarrollo, así como de las ideas de cultura, reivindicando además el papel de esta última, van por el sendero contrario a las visiones que desprecian la cultura y la ven como un obstáculo para el desarrollo.

16

Germán Rey. Cultura y Desarrollo, seis perspectivas de análisis. Contraste. Universidad Tecnológica de Bolívar. 2008.


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La cultura en la agenda global étnica Si trabajamos guiados por esta visión, no cabe duda que se requieren entonces al interior de las naciones políticas públicas culturales en función del desarrollo. La cultura, en el campo de la política, no puede ser vista como un sector más. Y las políticas públicas culturales no pueden ser exclusivas de un ministerio o de un organismo público, deberían de incorporarse a los más amplios ámbitos de la vida política de las naciones. Se esperaría que una Agenda Afrodescendiente en las Américas contenga los desafíos en múltiples campos, que no sólo se preocupe por la reivindicación social, cultural y política de los herederos de la diáspora, si no que pueda plantear estrategias de incorporación de sus culturas, en condiciones de igualdad con otras, a los distintos campos de la vida social. Que no sólo se preocupe por la irrigación de los beneficios del desarrollo a las comunidades afrodescendientes si no que también se preocupe por los aportes de los afrodescendientes a las estrategias integrales de desarrollo de las naciones. Cómo promover un desarrollo humano sostenible sin que las políticas públicas llamadas a proteger el medio ambiente no incorporen prácticas culturales de conservación de la naturaleza? ¿Cómo seguir diseñando programas de vivienda, en sus distintas modalidades, sin incorporar las condiciones climáticas, el uso de materiales y las costumbres de los pueblos? ¿Pero cuánto sabemos de esas formas de organización popular propia como los kuagro de San Basilio de Palenque que les ha ayudado a la superación de las dificultades, al ejercicio de la solidaridad, a la supervivencia material y de sus culturas que pueden dar la clave para procesos de participación social que tanto se reclaman en los más variados ámbitos de la vida social y la política pública? ¿Qué decir de la recursividad de nuestros pueblos? ¿Es que acaso esa recursividad o la originalidad que recordaba García Márquez en la búsqueda de soluciones propias no nos han de servir para los programas de erradicación de la pobreza en nuestros países? En esta dirección adquiere singular importancia el replanteamiento de las relaciones entre el sistema educativo y las culturas para hacer que sean ellas las que conduzcan los procesos formativos y no para que desde el sistema educativo se instauren visiones y culturas hegemónicas. En el caso de las poblaciones afrodescendientes los nuevos conocimientos que la academia y las comunidades han construido podrán enriquecer una formación educativa intercultural: su historia y sus prácticas culturales dejarían así de incorporarse al sistema educativo exclusivamente para los niños y jóvenes afrodescendientes para entrar a beneficiar una educación más universal para todos. Pienso que son muchos, los momentos, los espacios, las áreas en las que una mayor interacción entre educación y cultura ha de hacer su contribución al desarrollo humano. Esa podría ser una fórmula para que la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura no se nos niegue en nuestras tentativas de cambio social. Cartagena de Indias, Colombia, 16 de octubre de 2008.


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La fuerza de la expresión afrodescendiente: artes, literatura, música, cinematografía…Tendencias globales. En este foro se dio una interesante discusión sobre el aporte de los pueblos africanos a las diferentes manifestaciones artísticas de los países Iberoamericanos. Planteó el tema de tendencias globales, fusiones e intercambios entre la diáspora africana, destacando la contribución africana al patrimonio cultural en general, enfocando en las áreas de la música, la tradición oral y la literatura. Rafael Palacios. Bailarín. Coreógrafo y director de danza. Perfil: Estudió danza afro contemporánea danza en Toulousse y en París con la maestra Irene Tasambedo y danza clásica, jazz y contemporánea en la Academia Nacional de Danza de París.Estuvo vinculado a la compañía de danza internacional Ebene. Ha tomado talleres de danza tradicional en Burkina Faso y Senegal. Cuando regresa a Colombia en 1997, funda en Medellín la compañía de Danza Sankofa con la cual realiza un trabajo que busca tener puentes entre la cultura africana y la de nuestro país, recurriendo a la memoria ancestral como respaldo para la creación de obras que, a partir de la raíz de la danza africana, se desarrollen en contextos cotidianos y contemporáneos. LA DANZA COMO HERRAMIENTA PARA EL DESARROLLO DE LOS DERECHOS CULTURALES DEL PUEBLO AFROCOLOMBIANO Como afrocolombiano, me suscita preguntas el hecho de observar con frecuencia los niños, nuestros niños que asumen su afrodescendencia como una carga a sus espaldas. Es inadmisible que aún en el siglo XXI, en una ciudad como Medellín, un niño negro Colombia no sienta deseos de no serlo, como producto de las burlas que le hacen sus compañeros mestizos. Este ejemplo puntual se replica desde siempre a escalas distintas y en ámbitos diferentes por todo el territorio nacional. Las políticas culturales del Estado colombiano constitucionalmente se sostienen sobre los derechos de la diversidad; no obstante, las comunidades afrodescendientes colombianas han sido víctimas constantes del olvido estatal, del orden público producto del conflicto armado. Y, aunque el discurso de la multiculturalidad irrigue los espacios vitales como, la cotidianidad, la academia, sin embargo, el hombre y la mujer afrocolombiana son muchas veces reconocidos sólo como exotismos del trópico e ignorados y violentados en sus derechos fundamentales. A través de la experiencia que he ido decantando como coreógrafo, bailarín y docente en la danza encuentro de forma ineludible la necesidad de potenciar los mecanismos estatales y ordinarios que visibilicen la identidad del pueblo afrocolombiano. La riqueza de sus diversas culturas se encuentra en su posibilidad de expresarse desde sus raíces participando de un mundo global, que avanza sin fosilizarse y, que por el contrario, se retroalimenta, se recrea y se integra, compartiendo su esencia.


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Al finalizar mi participación en el proceso de Formación a Formadores en la ciudad de Pasto, me preguntaba por qué estos procesos se focalizan solamente en regiones estratégicas, por qué no se propagan en regiones con población afrocolombiana. El país desde la Constitución de1991 avanzó en temas de diversidad y derechos culturales. No obstante hoy en día los programas de Estado siguen permeados por una visión centralista que hace que las poblaciones afrodescendientes e indígenas sean las últimas en beneficiarse de ellos. Es importante decir que esta óptica centralista no solamente descuida el compromiso constitucional con las comunidades negras e indígenas. El país entero sufre hoy una desproporción social indiscriminada. Muchas regiones del país están siendo abatidas por la pobreza, el desplazamiento forzado, etcétera. Y en ellas, lo cultural se ve igualmente desterrado y desplazado. En este sentido, la política cultural necesita partir de los escenarios reales donde acontece lo cultural. Éste es un escenario que se convierte en un terreno paradójico y complejo pues sus actores celebran la vida en medio de la presencia de la muerte. En medio de la tensa cotidianidad de los habitantes del Pacífico sur, por ejemplo, se sostienen los arraigos culturales y artísticos de la población. Es necesario reconocer el valor de la equidad y el derecho común de oportunidades. Por ello, urge formular estrategias de visibilidad donde los valores artísticos y culturales de las diversas regiones logren reconocerse y dignificarse. Una simple mirada hacia las poblaciones afrocolombianas o a los programas a los cuales logran tener acceso, permite identificar rápidamente la gran cantidad de creadores y protectores de la tradición, que están ávidos por contar con las herramientas que les posibiliten potenciar sus habilidades y talentos, en beneficio de las comunidades por las cuales trabajan. Con grandes esfuerzos y una impresionante capacidad de persistencia, aprovechan los pequeños espacios, físicos e intelectuales, a los que pueden tener acceso, para mantener viva su cultura. Y es esa constancia la que debería ser compensada o estimulada a partir de herramientas como las que puede brindar un Ministerio de Cultura, a partir de, por ejemplo, el programa de Formación de Formadores. Como siempre, ni las limitaciones ni lo acostumbrado, puede coartar la voluntad de crear. Desde nuestras posibilidades, los jóvenes que integramos la Compañía de Danza Afrocontemporánea Sankofa, hemos buscado la forma de compartir lo que tenemos a nuestro haber con los colegas de otras regiones, en procesos que indiscutiblemente nos enriquecen mutuamente. Actualmente la Corporación Sankofa emprende un proceso de formación en tres municipios del Pacífico sur: Tumaco, Puerto Tejada y Buenaventura. La propuesta parte del reconocimiento del cuerpo social multicultural colombiano en general, y de la cultura corporal de la etnia negra en particular, como lugar del conocimiento que alberga otros conocimientos sobre el cuerpo y sobre la danza, vinculados en forma vital con el entorno biocultural y con un sentido de pertenencia a un todo dinámico e interrelacionado. En el convencimiento de que la tradición, la ritualidad y la creación,


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son sólo posibles desde una relación trascendente entre el ser social que representa cada individuo y su contexto sociocultural, la Corporación Sankofa ha conducido sus esfuerzos a lo largo de diez años hacia la actualización del vínculo originario de la población negra colombiana con la cultura africana, desde la perspectiva del redimensionamiento del cuerpo como lugar de identidad en el que acontece permanentemente el diálogo entre el pasado como condición del presente y éste último como expectativa hacia lo futuro. Por esta razón, la reivindicación profesional de la danza como expresión de la temporalidad, de la poética y corporeidad de la cultura negra, ha constituido el eje de nuestro proceso. Nuestro empeño por llevar Pasos en la tierra, nombre del proyecto descrito anteriormente, obedece especialmente a que consideramos que es el momento, tardío pero necesario y justo, para comenzar un camino de profesionalización de la danza en Colombia como una labor seria y oportuna que permita a los que nos dedicamos a este oficio trabajar bajo unos parámetros formales y obtener las herramientas pedagógicas y educativas necesarias para el buen desarrollo y crecimiento profesional, como cualquier otra disciplina en los diferentes campos del conocimiento. Paralelamente, estos procesos requieren también de un componente cultural, para que la labor formativa no implique un distanciamiento de las raíces afro y logre, al mismo tiempo, desarrollar nuevas propuestas que partan de la identidad, no como una camisa de fuerza, sino como un camino para expresar nuestras inquietudes y soluciones desde la comunidad que somos, como un pueblo que debe ser tomado en cuenta desde sus orígenes en África, y no sólo desde la llegada en la situación de esclavos al continente americano. La técnica de danza afrocontemporánea, creada en la Escuela Mudra en Senegal a petición del presidente Leopold Sengar, y dirigida por Maurice Bejart y Germaine Acogny, es una forma de expresión corporal que parte de la riqueza y las formas de la danza tradicional africana y se complementa con técnicas contemporáneas, para crear nuevos lenguajes acordes a una cultura que cuenta con múltiples maneras de manifestarse. A partir de esa experiencia, considero válido acercarnos a esta técnica como una manera de valorar las raíces culturales afrocolombianas, para poder entendernos mejor como país afro, sin importar el tipo de danza que se desarrolle. Para mí es imposible pensar en la danza sin hacerlo desde mi condición de hombre afro, ya que esta circunstancia ha sido mi principal alimento como bailarín y coreógrafo, mi fortaleza como respuesta a las limitaciones y barreras impuestas por esta sociedad, en donde una persona negra no puede pensar en la danza como proyecto de vida profesional, ya que su deseo es descartado con la suposición trivial de que lo llevamos en la sangre, que nos surge fácil y de manera espontánea, lo cual nos priva de un estatus serio, real y profesional en el ámbito laboral colombiano. Por tal motivo considero importante ocuparse del reconocimiento de los afrocolombianos, de sus conocimientos ancestrales, ya que ello implica también abrir la perspectiva de quienes desean hacer de la danza un proyecto de vida.


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En nuestras poblaciones, sólo existe la oportunidad de hacer danza tradicional, lo cual está muy bien, pero es algo con lo que contamos y que sobrevive gracias a la misma comunidad. Si un artista de este tipo se desplaza luego hacia una gran ciudad donde las oportunidades de trabajo son limitadas, se encuentra con que su perfil tiene aceptación únicamente cuando se adapte a las representaciones que se tienen de su cultura, muy probablemente en contra de su tradición, viéndose obligado a reproducir estereotipos inadecuados de lo que es la cultura afrocolombiana, una cultura que aporta de manera política, social, económica y artística a la construcción del país. El carácter pluriétnico y multicultural de Colombia está fuera de discusión. Sin embargo, históricamente el país ha desconocido esta condición, reduciendo la identidad de las etnias indígenas y afrocolombianas a territorios claramente demarcados como pertenecientes a minorías específicas, y negando los vínculos que comparten todos sus pobladores, los cuales los convierten en una nación. De ahí que sea éste el momento de comenzar a cambiar la incapacidad no superada del sistema educativo colombiano, en el cual hay una ausencia total de respeto hacia los pueblos indígenas y afrodescendientes. Es peor aún la situación para los hombres afrocolombianos que nacen en los centros urbanos de Colombia, pues los referentes que obtienen de su propia cultura son muchas veces distorsionados por una mirada de burla, desprecio y subestimación de las fortalezas que tiene culturalmente. Es por ello que el trabajo de reparación social que el país debe enfrentar con sus orígenes es una tarea difícil de empezar, pero no por ello imposible. Es una lástima que fórmulas obsoletas que tergiversan la tradición de la danza sigan vigentes sin una reflexión que permita revisar la manera como se representan las regiones del país de manera irrespetuosa, sin ninguna vergüenza, al mostrar visiones de una etnia sin el rigor prudente de una investigación cabal. Estamos cansados de ver danzas indígenas o negras en las cuales el vestuario o las técnicas empleadas contradicen fundamentalmente los sucesos históricos que han enfrentado estas comunidades. Con qué derecho se nombra una danza del currulao, por ejemplo, cuando ni siquiera se ha visitado la zona con el debido respeto a los grandes maestros que han trabajado toda la vida por conservar sus tradiciones. La mayoría de las veces, en estos trabajos de campo el becario cuenta con dinero para adelantar su proyecto, pero no ve necesario remunerar económicamente la fuente de conocimiento, aunque se convierta luego en un gran gestor que cobra por sus investigaciones o puestas en escena. Vemos también danzas indígenas utilizando movimientos de ballet clásico con bajo argumento de estar estilizando o exaltando la tradición. Es desalentador trabajar en la danza cuando, por ejemplo, encontramos en grandes restaurantes del país, meseros disfrazados con los vestuarios de danza que representan una determinada zona cultural. Me sorprende la lectura de orgullo patrio que supuestamente debería darse a esta situación, cuando veo allí una sociedad que pone sus raíces en estado de servidumbre, y no en el lugar de protector y conocedor de los conocimientos ancestrales, que son el pilar de la sociedad. Es errado pensar que una técnica de danza está aislada de la filosofía del pueblo que la crea. La técnica habla sobre una cultura específica que por supuesto, luego puede


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trascender o no sus propias fronteras. Pero creer que el hecho de tomar un taller o participar en un montaje, convierte al bailarín en maestro o conocedor de la técnica, es pensar que ésta se limita a los movimientos corporales que identifican una cultura, olvidando que ellos son tan sólo una característica y que la verdadera esencia es la filosofía que está detrás. En ese contexto, es importante preocuparnos por procesos de formación, pero también por los procesos de deconstrucción, para desarmar así aquellos conceptos en los que se piensa que la danza afro es una técnica que se limita a movimientos de cadera, sudor, brillo en la piel y sabor que se lleva en la sangre, despreciando la ritualidad y espiritualidad del pueblo afrocolombiano con estereotipos racistas que no permiten ver la integridad y verdaderas sapiencias de la diversidad étnica colombiana. Ha sido y sigue siendo una costumbre colombiana minimizar el esfuerzo del trabajo de los pueblos, y es así como se vuelve una costumbre institucional invitar a las comunidades a mesas de trabajo para procesos de reflexión o para hacer trabajos de campo en los cuales las personas, objeto de investigación, no son remuneradas y en ocasiones ni siquiera mencionadas en los créditos del trabajo final. La danza tradicional nos brinda un punto de partida para pensar y elaborar una danza contemporánea colombiana, con la capacidad de interpretar nuestra cultura desde las inquietudes sociales que nos conciernen, que nos permita vernos valiosamente diferentes, representándonos desde lo que somos, haciendo legítimas expresiones auténticas y, sobre todo, construyendo, desde la marginalidad a la que somos sometidos, un motor de fortaleza que haga comprender a otros lo importante de la especificidad.

Conclusiones - Discusión Plenaria sobre cultura, desarrollo y la diáspora africana El movimiento social de la diáspora africana ha crecido y se ha hecho fuerte. Sin embargo, persisten condiciones de inequidad y exclusión que se expresan en los índices más bajos de acceso a la educación, a la salud y a la oferta de bienes y servicios culturales de la población afrodescendiente entre otros. En la población juvenil afrodescendiente, especialmente entre los más pobres se concentran problemas de exclusión, falta de oportunidades, reproducción de la pobreza, altos índices de muertes violentas, marginamiento de la ciencia y la tecnología, así como de las opciones de trabajo, participación política, recreación y posibilidades de expresión. Estos aspectos la convierten en una población vulnerable. Otro elemento estructural que se identifica para el análisis relacionado con los desafíos del desarrollo de la población afrodescendiente, es la profunda desigualdad presente en las estructuras de poder que limitan el desarrollo de relaciones equitativas entre pueblos, personas y culturas a nivel simbólico y de condiciones materiales que se requieren para que las culturas tradicionales se desarrollen.


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El mínimo acceso de los afrodescendientes a los cargos de elección popular agudiza más las posibilidades de ser visibilizados. Esto es una expresión de exclusión del sistema político en el cual prevalece la democracia representativa frente a las oportunidades y retos que ofrece una democracia cultural participativa, en donde los grupos étnicos y otras minorías tendrían una mayor incidencia en las decisiones políticas y programas que les afectan. En el contexto de la crisis del capitalismo que se muestra como global, el papel del Estado como ente regulador frente a un modelo de desarrollo hegemónico y dominante ha sido nefasto y regresivo frente a las prácticas productivas tradicionales, en consecuencia se plantea una alerta, dado que las poblaciones que históricamente han sido excluidas y marginadas sufrirán con mayor rigor la crisis actual de la economía. A pesar de la larga historia de exclusión y marginalidad de las comunidades afrodescendientes, la Diáspora es el “recuerdo vivo” de las tradiciones culturales. La influencia de África está presente en la conformación cultural de América Latina; su rol en el desarrollo, sin embargo, se olvida. Existen dos lecturas del concepto de diáspora. Por un lado, se entiende bajo una lógica de dominación y opresión que retrata a los afrodescendientes como víctimas de la historia. Por otro lado, la Diáspora se interpreta como un proceso en donde los movimientos sociales son agentes de cambio y transformación. La Diáspora, desde esta perspectiva, es “una contracultura de la modernidad” en la medida en que hay una búsqueda de ciudadanía plena que se expresa en una doble conciencia nacional y afrodiaspórica. La formulación de proyectos de desarrollo debe dar una amplia importancia a la cultura y a la educación como ámbitos que contribuyen a consolidar una ciudadanía plena. Debe incluir el reconocimiento de las y los afrodescendientes en sus saberes ancestrales como estrategia.

Retos Los ponentes y participantes del encuentro señalaron algunos desafíos y posibles obstáculos que se deben enfrentar y superar para la elaboración de una agenda a nivel nacional y/o regional que busque ligar la cultura con el desarrollo con un enfoque en los afrodescendientes en Iberoamérica. Hay que reconocer que el racismo y la discriminación racial todavía existe y se manifiesta a varios niveles: cotidiano, estructural y institucional – Es importante que recordemos este hecho en la formación de políticas públicas hacia la población afrodescendiente. Hay grandes debilidades en cuanto a la identificación cuantitativa y cualitativa de las comunidades afrodescendientes que están presentes en la región.


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Los procesos migratorios imponen retos para las sociedades multiétnicas en la medida en que se enfatizan las desigualdades sociales. La diversidad debe reconocerse como un activo en la globalización. En vista de la crisis del capitalismo. Asimismo, la crisis ambiental, producto del calentamiento global, impone retos en términos de la seguridad alimenticia de las comunidades afrodescendientes. ¿Cuáles son los proyectos de cambio histórico y los paradigmas de desarrollo? Hay un notable incremento de las formas de violencia que afectan a las comunidades afrodescendientes a distintos niveles domésticos y políticos. El racismo persiste bajo tres formas: racismo estructural, racismo institucional y racismo cotidiano. La mayor representación política adquirida por los afrodescendientes contrasta con la profundización de la violencia y la marginalidad. Las comunidades afrodescendientes tienen ahora más líderes. No obstante, hay una generación de jóvenes rezagados que están expuestos a diversas formas de violencia. ¿Cómo utilizar la cultura como una herramienta de transformación e inclusión? Indagar en las alternativas que ofrecen herramientas como las TICs y la cultura digital. Los retos de la inclusión y valoración de indicadores de bienestar que se utilizan desde el estado y las agencias multilaterales de desarrollo. El rezago histórico como obstáculo a resolver, cuestionar e identificar los paradigmas y las trampas de la pobreza en donde por ejemplo los sistemas extractivos y explotación petrolera, carbonífera, aurífera sólo han generado miseria, empobrecimiento cultural y devastación ecológica. Implementar los avances de la conferencia de Durban de lucha contra el racismo, como un instrumento eficaz que debe llevarse a la agenda publica de la institucionalidad de los estados latinoamericanos. Representatividad Política Falta mucho para lograr la representatividad política afrodescendiente. Además de fomentarla, se necesita asegurar que el Estado y la política electoral permita que los movimientos sociales afrodescendientes puedan mantener su autonomía y que tengan incidencia en la definición de políticas públicas. Hay que reflexionar y revisar los mecanismos existentes legislativos para examinar si son eficientes y/o suficientes. Autoreconocimiento Hay que reconocer y trabajar más en el problema del auto-reconocimiento como causa y consecuencia de otros problemas que enfrentan las poblaciones afrodescendientes como la valoración de su cultura y la falta de estadísticas confiables sobre su situación. Es importante que la recolección de datos vayan acompañadas con campañas de


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concientización y valorización cultural con la activa participación de movimientos sociales afrodescendientes. Migración La migración impone retos para las sociedades multiétnicas en la medida en que se enfatizan las desigualdades sociales pero también es una posible fuerza vital de desarrollo económico social y presenta una oportunidad de impulsar la interculturalidad. Factores Económicos En general, los afrodescendientes se concentran en los sectores más pobres de la sociedad. Hay que considerar seriamente cómo el mercado global y los problemas macroeconómicos, especialmente la reciente crisis económica global, perjudica aún más, a situación de marginalización e inequidad que enfrentan la población afro. Es necesario cuestionar e identificar los paradigmas y las trampas de la pobreza en donde por ejemplo los sistemas extractivos y explotación petrolera, carbonífera, aurífera sólo han generado miseria, empobrecimiento cultural y devastación ecológica. La actual crisis del neoliberalismo ofrece posibilidades para formular nuevos paradigmas de desarrollo. Dicha formulación debe vincular los conocimientos y las prácticas locales de las comunidades afrodescendientes con los recursos estatales. Violencia Hay un notable incremento de las formas de violencia que afectan a las comunidades afrodescendientes a distintos niveles: domésticos, en los centros urbanos, pero también el destierro y el desplazamiento. Folclorización de la cultura Hay una tendencia de folklorizar y exotizar la cultura afrodescendiente. Se debe pensar en la cultura como una riqueza, pero también como un recurso del desarrollo.

Propuestas Democracia sustantiva: Hay que identificar las desigualdades sociales y sus raíces. Apoderamiento de sectores subalternos. Coordinación entre políticas económicas y políticas. Políticas culturales. Hasta hace poco solamente se tienen Ministros de Cultura de origen afrodescendiente. Hay que Asumir la cultura como un recurso para el desarrollo económico y definir el espacio nacional como espacio intercultural, es un pilar fundamental de justicia social. Dilucidar la relación entre movimientos sociales y políticas estatales. Establecer prácticas de desarrollo armónico, basado en el autogobierno. Las crisis generan viabilidad de dichas prácticas.


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La equidad étnica requiere redistribución. La igualdad de los derechos requiere la valorización de la diversidad. Hay que reflexionar sobre los avances y limitaciones de la legislación. Organización y autonomía; también debe aumentar la representatividad en los Estados. Hay que reinventar las naciones apuntando hacia sociedades equitativas. Crear poder sin dominación: poder es afirmación de vida. Diáspora: alegría y esperanza. “Palenque cósmico de la libertad, el deseo y la rumba”. A pesar de la larga historia de exclusión y marginalidad de las comunidades afrodescendientes, la Diáspora es el “recuerdo vivo” de las tradiciones culturales. La influencia de África está presente en la conformación cultural de América Latina; su rol en el desarrollo, sin embargo, se olvida. Es necesario desarrollar proyectos que presten especial atención a las mujeres afrodescendientes. En este grupo poblacional se concentran y se profundizan las discriminaciones por género y por etnia. A pesar de esta situación, se destaca su potencial organizativo en la trayectoria de los movimientos afrodescendientes. En Colombia, gran parte de la población afrodescendiente se encuentra ubicada en zonas que poseen una amplia riqueza de recursos naturales. Sin embargo, dichas comunidades no se han visto beneficiadas con la explotación de los mismos. El creciente acceso de muchos afrodescendientes a puestos públicos puede interpretarse como oportunidades para nuevos proyectos de desarrollo que contribuyan a solucionar problemas de desigualdad social y a impulsar la agenda de cooperación internacional. El aumento de representatividad política, sin embargo, contrasta con la profundización de las desigualdades sociales. La formulación de proyectos de desarrollo debe dar una amplia importancia a la cultura y a la educación como ámbitos que contribuyen a consolidar una ciudadanía plena. Existen dos lecturas del concepto de diáspora. Por un lado, se entiende bajo una lógica de dominación y opresión que retrata a los afrodescendientes como víctimas de la historia. Por otro lado, la Diáspora se interpreta como un proceso en donde los movimientos sociales son agentes de cambio y transformación. La Diáspora, desde esta perspectiva, es “una contracultura de la modernidad” en la medida en que hay una búsqueda de ciudadanía plena que se expresa en una doble conciencia nacional y afrodiaspórica. Recolectar estadísticas desagregadas por grupo étnico-racial para poder mejor analizar la situación actual que enfrenta la población afrodescendiente. Invertir en programas de formación y acceso a tecnología para jóvenes afrodescendientes así que en la población juvenil afrodescendiente, especialmente entre los más pobres que es en donde se concentran problemas de exclusión, falta de oportunidades, reproducción de la pobreza, altos índices de muertes violentas, marginalización de la ciencia y la tecnología así como de las opciones de trabajo,


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participación política, recreación y posibilidades de expresión. Estos aspectos la convierten en una población vulnerable. La versión oficial de la historia en muchos de los países Iberoamericanos es excluyente y la incorporación y representación de los aportes de los afrodescendientes no ha sido adecuada. Hay una necesidad grave de reconstruir el conocimiento. Los Ministerios de cultura conjuntamente con los sistemas de educación para ejecutar una revisión de la historia y materiales educativos para toda la población, no solo en comunidades afrodescendientes. Desarrollar proyectos que presten especial atención a las mujeres afrodescendientes ya que en este grupo poblacional se concentran y se profundizan la marginalización social y la discriminación en tales áreas como el mercado laboral, el acceso a servicios médicos, y la formación.

Propuestas que se podrían replicar: Utilizar experiencia y ejemplos ya existentes como buenas prácticas que podrían ser replicados en otros países tales como: La Secretaría para la Promoción de la Igualdad Racial (SEPPIR) en Brasil, los programas que apoyan la formación cultural de jóvenes como en el programa de orquestras y teatros del BID, las transferencias monetarias condicionales que el BID viene apoyando, el Centro Cultural en Esmeraldas como una experiencia a ser replicada, como un espacio donde se puede desarrollar acciones de cooperación. En América Latina, debe replicarse como ejemplo el proyecto sobre la Historia de África que fue realizado por UNESCO. A pesar de que falta información precisa de las poblaciones afro, los gobiernos están compilando los datos necesarios. En el caso de Colombia, el DANE incluyó el componente étnico. La comunidad internacional debe apoyar este tipo de esfuerzos. En materia legislativa para las comunidades afrodescendientes, se destacan los avances que se han dado en Colombia, particularmente la Constitución de 1991 y la Ley 70 de 1993. Se resalta el trabajo que ha adelantado el Observatorio contra la Discriminación Racial de la Universidad de los Andes de Colombia. La creación del Ministerio de Equidad Racial en Brasil, que concentra sus esfuerzos en abordar las problemáticas de desigualdad racial, puede servir como punto de referencia para la agenda afrodescendiente de otros países.

Propuestas de mecanismos y esquemas de cooperación entre países Es necesario asumir la cultura como recurso para el desarrollo económico, la definición del espacio nacional como espacio intercultural, y el fortalecimiento de la ciudadanía.


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La relación entre el Estado, la política electoral y los movimientos sociales afrodescendientes debe permitir que estos últimos puedan ser autónomos y que tengan incidencia la definición de políticas públicas. La actual crisis del neoliberalismo ofrece posibilidades para formular nuevos paradigmas de desarrollo. Dicha formulación debe vincular los conocimientos y las prácticas locales de las comunidades afrodescendientes con los recursos estatales. Es posible que la contradicción entre la mayor representación política y el incremento de las desigualdades socioeconómicas y el racismo estructural, se profundice. Hay que avanzar en la construcción de lazos de solidaridad no solo a nivel cultural sino en el campo económico y social. Es necesario reflexionar sobre los avances y limitaciones de la legislación para las comunidades afrodescendientes. Incorporar el tema étnico en los objetivos de desarrollo del milenio y utilizar los mecanismos ya existentes para poder impulsar la diversidad cultural y el mejoramiento de las condiciones y acceso a oportunidades de la población afrodescendiente. Implementar los avances de la conferencia de Durban (que para muchos ponentes fue el evento referente en la visibilización del tema afrodescendiente en muchos espacios) como un instrumento eficaz que debe llevarse a la agenda pública de la institucionalidad de los estados latinoamericanos.


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EJES TEMÁTICOS LA CONTRIBUCIÓN DE LOS AFRODESCENDIENTES A LA CONSTRUCCIÓN DE LAS AMÉRICAS: RE-ESCRIBIR LA HISTORIA Un espacio para identificar estrategias de preservación y reproducción del aporte histórico de los afrodescendientes en la construcción de sociedades democráticas, en su desarrollo social y económico, a partir de sus raíces e identidad, valores, prácticas y símbolos como grupo étnico, generando cohesión social e identidad como expresión plena de libertad y desarrollo humano.

Howard Dodson Director Schomburg Center Perfil Director del Centro para la Investigación de la Cultura Negra de Estados Unidos. Es especialista en historia afroamericana, educador y consultor graduado de West Sheet Said Collage. Ha sido docente en varias universidades de Estados Unidos y bajo su dirección el Centro Schomburg ha desarrollado una biblioteca pública especializada en historia afroamericana y está desarrollando una labor de apoyo a la Dirección de Etnocultura del Ministerio de Cultura de Colombia y la Universidad Tecnológica de Chocó, para el desarrollo del Centro Nacional de Estudios y Documentación de las Culturas Afrocolombianas. Intervención A principios del siglo XX, se tenía la idea de que los negros no tenían historia, fueron estos mitos los que condujeron a la creación del Centro para la Investigación de la Cultura Negra de Estados Unidos. Hoy las colecciones son de más de diez millones de artículos que dan cuenta de los aportes de los afrodescendientes. Se dice que las y los afrodescendientes no contribuyeron a la construcción de la nacionalidad, eso implica asumir que otros la crearon y que las y los afrodescendientes solo ayudaron a determinada elite. El gran grueso de la contribución de los afrodescendientes siguen siendo ignorada, invisibilizada. La historiografia tradicional comete constantemente estas imprecisiones, por ejemplo al considerar a Egipto como parte del Medio Oriente y no del continente africano. Los esclavos africanos en las Américas fueron activos y creativos, con acciones sociales, políticas y culturales que condujeron a que el nuevo mundo se convirtiera realmente en un nuevo mundo, ellos como agentes activos que impactaron. La historia de la colonia es una historia sobre colonización, escrita por los colonialistas, la cual es simplemente una extensión del este dominio. Estos historiadores no han


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tenido en cuenta el hecho e importancia de que la gran mayoría de quienes están construyendo esta historia eran africanos. Con lo que se deja de lado buena parte de la realidad de los países. La restauración y conservación de las ciudades coloniales como Cartagena deben servir para mostrar el aporte de los afrodescendientes, que fueron sus verdaderos maestros y constructores y no para honrar la memoria de la elite colonial como pareciera suceder por momentos.

Los pueblos se reinventaron a sí mismos, la población africana esclava no era una extensión de la mentalidad esclavista eran mucho más que eso, de hecho crearon un nuevo mundo, El Jubileo, El surgimiento de la cultura africana. El triunfo sobre la esclavitud: Los símbolos en medio de los cuales nos encontramos son parte de la reafirmación de ese poder colonia que niegan nuestra presencia y aportes. En New York, se encontró un cementerio que obligó a reescribir la historia de la colonia en el territorio norteamericano.

Alfonso Múnera. Historiador Perfil : Nació en Cartagena. Ha escrito artículos sobre historia del Caribe colombiano en diversas revistas nacionales y extranjeras, y es el editor de una selección de ensayos de autores costeños de los siglos XVIII y XIX. Entre sus obras principales se encuentra El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717 1821), publicada en 1998. Obtuvo un doctorado en historia de América Latina y del Caribe en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, en 1995, y fue decano de la facultad de ciencias humanas de la Universidad de Cartagena, donde enseña historia desde 1981. Actualmente es el director del Instituto Internacional de Estudios del Caribe, que forma parte de dicho centro académico. Intervención Las grandes contradicciones en la enseñanza de la historia. Como historiador suelo experimentar cierta frustración ante las tergiversaciones cotidianas de la historia, ante eso lo que hago es rememorar los hechos de mis propias vivencias en la que en la educación no se enseñaba nada de los afrodescendientes. Seguimos inmersos en un país que no abandona sus prácticas racistas, millones de niños siguen condenados por las prácticas racistas desde temprana edad escolar, donde se instruye una historia hegemónica y de carácter excluyente. Pero ahora contamos con un ejército de jóvenes provenientes de las comunidades negras estudiando su propia historia y pensando en una solución a sus problemáticas Vale la pena recordar cómo trataban el tema de los negros en nuestra historia José María Henao y Gerardo Arubla. En el texto que fue seleccionado como historia de Colombia solo en la página 223, los historiadores consideraron importante referirse a la esclavitud para estudiar el fenómeno de la lepra, en algo menos de una página de las casi mil que tiene el libro. Nada de sus aportes. Nada de sus luchas


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Todo esto en un país que a lo largo del siglo XVIII no poseía una sola actividad económica y social que no descansara sobre los hombros de las y los esclavizados. Tuvimos que esperar hasta 1963 para que Jaime Jaramillo Uribe señalara algo tan obvio como que el transporte y gran parte de la economía colonial dependió de los esclavizados. Hoy tenemos significativos estudios, estamos avanzando en la dirección correcta. Los afrodescendiente en Cartagena habían sido el factor decisivo en los hechos de la independencia en Cartagena en 1911, e incluso el primer dirigente de la independencia en Cartagena fue un negro de origen cubano. La lucha por la ciudadanía fue liderada por los afrodescendientes y aun hoy siguen dando esa lucha. Es muy poco o nada lo que se ha dicho de la innegable vocación de paz de los afrocolombianas. Es necesario adentrarse en un proceso en el que las investigaciones que dan cuenta de esta historia lleguen a las y los estudiantes.

Maguemati Wabgou. GEACES, Universidad Nacional de Colombia Perfil: Sociólogo de nacionalidad togolesa (Togo), licenciado de la Université du Bénin (Lomé-Togo). Doctor en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, realizó una estancia posdoctoral en el Centre d’Études Ethniques des Universités Montréalaises (CEETUM) con énfasis en estudios étnicos y de migraciones. Actualmente, se desempeña como profesor asociado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogotá: Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales). Es integrante del Grupo de Estudios Afrocolombianos (GEA), categoría A de Conciencias, del Centro de Estudios Sociales -CES- y responsable del Grupo de Estudios sobre Migraciones y Desplazamientos del Instituto Unidad De Investigaciones Socio-Jurídicas Y Políticas “Gerardo Molina” -UNIJUS-. Entre sus publicaciones recientes, se destacan Migraciones subsaharianas. África entre el orden mundial y las redes sociales (libro, 2006); Sistemas políticos africanos. Debates Contemporáneos en Colombia desde la Ciencia Política (libro, comp. & ed., 2007); “Poder y sociedad en África subsahariana: los pueblos entre las tradiciones y el Estado” (capítulo de libro, 2007); “Governance of Migration in Senegal: the Role of Government in Formulating Migration Policies” (capítulo de libro, 2008); “Transnationalism and Dominican Women: Intersections between Gender, Migration and Development” (artículo de revista, co-autor, 2008); “Africa: a bridge between Latin America and Asia”, (Impreso Universitario, 2008); “Estudios Africanos en Colombia desde Ciencias Políticas y Sociales” (capítulo de libro, 2008). Intervención: Analizar las realidades vividas por la población negra en Colombia implica la interpretación de la situación histórica, política, cultural y educativa de estas comunidades afrodescendientes, teniendo en cuenta su pasado, presente y futuro. Por este camino, el África, lo africano y la africanidad se han convertido en temas de interés académico junto con las culturas afrocaribeñas, afrocolombianas y negras. En este sentido, es necesario sentir y escuchar a Colombia negra en relación con las pautas


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culturales africanas: para ello, un recorrido histórico permite aprehender las memorias de África17 en Colombia en distintas esferas sociales. Esto implica mostrar diferentes formas de entrelazamiento de las culturas e identidades africanas con las de las poblaciones negras en Colombia. En la presente ponencia se indaga, en primer lugar, la esclavización como proceso histórico y práctica social/económica, maquinada y ejecutada por los europeos a lo largo de los siglos XVI y XIX (I). En segundo lugar, se analiza cómo, tras la trata negrera, las prácticas culturales africanas fueron trasladadas desde el continente africano hasta el latinoamericano en general, y Colombia en particular con énfasis en algunos focos de resistencia del africanismo como el Palenque de San Basilio (II). Asimismo, se hace un examen del impacto de estas pautas culturales africanas en Colombia con la música, la tradición oral, el arte, la religión y el pensamiento africano (filosofía), entre otras. Esta actitud permite resaltar las interacciones y las relaciones culturales que constituyen la base de la construcción de semejanzas identitarias y de formas de organización socio-políticas en las comunidades afrodescendientes; lo que justifica la necesidad de proyectar la consolidación de iniciativas y acciones a favor de una mayor integración entre países africanos y Colombia puesto que, sin duda, contribuye a consolidar la construcción identitaria de hombres y mujeres negros de este país y a ampliar luchas colectivas para transformar sus condiciones de vida generalmente marcadas por falta de oportunidades, poca participación política, crecientes conflictos raciales, aculturación, mito del mestizaje, discriminación étnica y racial, entre otros. Afroamérica: una perspectiva histórico-política La historia de África, llena de sombras, penumbras y luces, nos llama la atención a la hora de reflexionar sobre los elementos antropológicos, sociológicos y humanos que fueron trasladados desde el viejo continente hasta el Caribe y las Américas. Estos elementos se constituyen en componentes identitarios de los pueblos africanos que han sobrevivido al tiempo y al espacio tras una de las prácticas más odiosas de la historia humana: la trata negrera. En África, como en otros continentes, la esclavización no era desconocida antes de la llegada de los europeos18, aunque se observe que entre algunos grupos étnicos como 17

El uso que hacemos del concepto “África” se inserta dentro del marco de estudios anteriores en los que “la noción de «África» está en mayor o menor medida relacionada con el florecimiento público de la negritud o a las «comunidades negras» *…+ la noción de «África» constituye un referente crucial para comprender la cultura afrocolombiana *…+” (Wade, 2002: 246-247). 18 Es cierto que “La práctica de la esclavitud data de épocas prehistóricas, aunque su institucionalización probablemente se produjo cuando los avances agrícolas hicieron posible sociedades más organizadas que requerían de esclavos para determinadas funciones. Para obtenerlos se conquistaban otros pueblos; sin embargo, algunos individuos se vendían a sí mismos o vendían a miembros de su familia para pagar deudas pendientes; la esclavitud era también el castigo para aquellas personas que cometían algún delito“. (Disponible en: http://html.rincondelvago.com/historia-de-colombia_1.html). A continuación, nos parece relevante la observación según la cual, “A diferencia de Grecia antigua, por ejemplo, donde el esclavo era asimilado a la categoría de "cosa", en este continente [África] el esclavo poseía derechos cívicos y derechos de propiedad, existiendo además, múltiples procedimientos de emancipación. Se distinguía generalmente entre esclavos de casa y esclavos de guerra, aunque estos últimos terminaban por formar parte de la primera categoría después de cierto tiempo. En general, en África, el esclavo se integraba rápidamente en la familia que lo poseía. En Kongo, por ejemplo, un padre de familia llamaba a su esclavo mwana (el hijo, el niño). En otros lugares de África, la situación no era tan favorable, pero la estructura patriarcal y comunitaria impedía que el esclavo negro fuese un bien en el sentido griego del término” (“Pasado y presente de la esclavitud”. Disponile en: http://www.monografias.com/trabajos10/trini/trini.shtml).


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los Fang (en general en África Ecuatorial y precisamente en Guinea Ecuatorial) el concepto y la práctica esclavista eran inexistentes (Ki-Zherbo, 1980: 302-304 & 306). La combinación de hechos históricos, políticos y económicos (exploración de las costas de África, el descubrimiento de América en el siglo XV y su colonización en los tres siglos siguientes, entre otros), estimuló considerablemente la trata negrera. A partir de un giro en la historia, la concepción de la esclavización en/desde África con las expresiones de trata negrera transatlántica, por su naturaleza capitalista, su carácter sofisticado, transoceánico, internacional o trasnacional y sus implicaciones de comercio a gran escala con la consiguiente reducción del ser humano a mercancía, y por ser originado, materializado y protagonizado por los europeos, se mantiene imborrable de la memoria: “Los circuitos de la trata transatlántica son múltiples. Los barcos negreros pasan por la costa africana, desde Senegal a Angola para cargar a los esclavos. Después de la travesía que a veces duraba más de dos meses, llegaban a los puertos de Brasil, Guyana, Caribe y Estados Unidos19”. A diferencia de la práctica esclavista en el África previa a la llegada de lo exploradores, la trata negrera se volvió un negocio recurrente entre los europeos para sostener sus intereses en América. Millones de nativos de las colonias americanas morían por la rudeza de trabajos que demandaban una mano de obra duradera y barata. Como se creía que los esclavos africanos podrían soportar mejor el trabajo forzado, la importación de negros africanos desde las colonias españolas y portuguesas fue la alternativa más oportuna. Para cubrir la necesidad en mano de obra en colonias americanas y caribeñas, los europeos intensificaron, entre el siglo XVI y el siglo XIX, el desarraigo y la deportación de millones de cautivos africanos hacia las Américas y el Caribe. Este comercio inhumano en el siglo XV, más concretamente en el año 1441, con el tráfico de los primeros esclavos africanos es llevado a cabo por los portugueses desde sus colonias africanas. Poco tiempo después, España siguió los pasos de Portugal aunque durante más de un siglo Portugal siguió monopolizando el comercio20. Los negros considerados como mercancía humana por el Estado alcanzaban un valor económico y social en el mercado esclavista. Generalmente, los futuros esclavos eran capturados por otros africanos y transportados a la costa occidental de África donde se encontraban mostradores de compra y venta de los esclavos. Se calcula que durante cuatro siglos (desde mediados del siglo XV hasta la década de 1870), entre 15 y 18 millones de africanos fueron exportados hacia las Américas sin contar el sinnúmero de quienes murieron en África mientras se realizaban sus capturas seguidas de su hacinamiento en lugares específicos de las zonas costeras, y durante las largas 19

Traducción propia. Véase "La traite négrière, l’esclavage et les abolitions Quelques points de repère". Disponible en : http://www.comite-memoire-esclavage.fr/inventaire/historique.html: "Les circuits de la traite transatlantique sont multiples. Les navires négriers longent la côte africaine, du Sénégal à l’Angola, pour y charger leur cargaison d’esclaves. Au terme d’une traversée longue parfois de plus de deux mois, ils accostent aux ports du Brésil, des Guyanes, des Caraïbes et des États-Unis" 20 A finales del siglo XVI, el Reino Unido empezó a competir con Portugal, Francia, Holanda y Dinamarca que, hasta entonces, detenían el derecho a proveer esclavos a las colonias ultramarinas. Francia, por ejemplo, recurría a canales comerciales que, partiendo de las Costas orientales del África y de Madagascar terminan en las islas Bourbon (La Reunión) o de Francia (Mauricio) y en América del Sur. Otros se dirigían hacia el África del Norte transitando por el Sahara.


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travesías en los barcos negreros. En el último caso, los cautivos yacían en condiciones infrahumanas por la suciedad, la pestilencia, el calor sofocante, la tortura, el dolor, la frustración, la depresión, la sed, el hambre y el pánico; condiciones que por cierto causaban la muerte de parte de los esclavos. Es más, los enfermos o heridos, que corrían el riesgo de no poder venderse, eran lanzados al mar, según reporta (Ki-Zerbo, 1980: 314). Esta sentencia se aplicaba igualmente a quienes ya no podrían reaccionar al sonido de músicas de sus pueblos que los negreros tocaban con el fin de medir su estado psicológico o de ánimo. Se vive una realidad dramática: las músicas y danzas tradicionales africanas se usaron como instrumento de selectividad de cautivos durante los viajes. Los procesos de selección de mano de obra cautiva eran frecuentes en los barcos para asegurar la llegada al destino con los “mejores productos”. El hecho de que el negro no bailara era sinónimo de desaliento, debilidad y depresión mental; quedaba condenado a muerte, se le separaba del resto y era arrojado al océano. Pero si reaccionaba y bailaba enérgicamente, se interpretaba que todavía conservaba sus energías, su aliento e intrepidez; quedaba haciendo parte del contingente, reservado y mantenido hasta arribar al destino final. El Caribe y América fueron destinos geocomerciales frecuentes. En algo menos de treinta años (entre 1611 y 1640), Cartagena (Colombia) se convirtió en el principal puerto negrero de toda América Hispánica ya que aproximadamente 95.000 esclavos transitaron por allí durante esta época. De Cartagena, los africanos cautivos eran trasladados al Caribe, a Panamá y al interior de la de la Nueva Granada. Y de Panamá, a bordo de pequeñas embarcaciones, iban con destino a Perú desde donde eran entregados a otros mercaderes que les llevaban a distintos países centroamericanos como Nicaragua y Costa Rica; también a países suramericanos como Chile y Ecuador. Panamá se volvió un punto de destino y de tránsito importante en la historia de la esclavización ya que los esclavos, almacenados en condiciones inhumanas y deplorables, esperaban durante meses en las casas llamadas los depósitos antes de ser despachados y redirigidos hacia otros destinos (El Callao, por ejemplo), por comerciantes que combinaban sus actividades negreras con el suministro de otras mercancías. La importancia de la posición de Panamá en la plataforma negrera (circuitos y redes negreros) y la provisión de otras mercancías se destacan en lo siguiente: “Durante el periodo colonial, el istmo de Panamá fue el sitio de paso para el abastecimiento de lo que sería una de las principales colonias españolas en el continente: Perú. La posición estratégica del istmo lo colocó en el vértice entre Jamaica y Cartagena, y en ruta hacia África; desde entonces la región ha demostrado su condición de canal de comunicación, vocación que conserva hasta hoy en día. Esta posición la hizo ser escenario de la confluencia de personas de diversos orígenes y culturas, en particular de origen africano *…+ Panamá no fue una economía de plantación pero su rol como corredor para el oro procedente de Perú y las mercancías de España la convirtieron pronto en un abigarrado mundo donde confluían personas de diferentes orígenes y credos religiosos *…+” (Cáceres: 2002: 145 & 154). La población negra esclava en Colombia estaba localizada especialmente en los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Chocó, el norte del departamento de Antioquia, Bolívar y la Costa atlántica (con su centro en Cartagena). Varios de sus


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integrantes procedían de zonas que hoy corresponden a países africanos como Benín (antiguo Dahomey), Togo, Ghana (antiguo Gold Coast), Nigeria, Sierra Leona, Mozambique21, Angola, Cabo Verde, Senegal, Guinea (Arocha, 1999: 34) y pertenecen a distintos pueblos africanos tales como los wolofs, mandingas, fulos, cazangas, biáfaras, monicongos, anzicos, engolas, entre otros. A pesar de las resistencias por parte de los futuros esclavos, es evidente que integrantes de esto grupos étnicos africanos fueron traídos por la fuerza a Panamá y Colombia, amontonados en los barcos negreros: “*…+ en el bajo Senegal se podían distinguir tres pueblos principales: los wolofs, los lebu y los sereer, y tres reinos: Waalo, Kajoo y Bawol, los dos primeros islamizados y una gran parte del tercero animista, y visto por ello como bárbaro. Sobre esta última región se llevaron a cabo diferentes razzias cuyo fin era obtener esclavos, por lo que pronto sus amplias zonas boscosas la convirtieron en una zona de refugio para cimarrones. Los sereer, organizados en pequeñas unidades políticas menos complejas que las islamizadas, sin aristocracias ni esclavos, reaccionaron violentamente contra la esclavitud, llegando a cerrar sus comunidades a cualquier injerencia externa, lo que les valió en la tradición oral la reputación de fieros y crueles”22. Pronto, parte de los esclavos africanos que fueron transportados forzosamente hacia plantaciones y minas de América fueron organizando resistencias para romper con las cadenas de la esclavización. De allí, surgieron varios movimientos cimarrones: los esclavos empezaron a luchar23 por la libertad, mediante la insumisión, la elaboración y la ejecución de estrategias de resistencia, a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Se registraban fugas de esclavos en las colonias: huían para esconderse en territorios inaccesibles donde se reagrupaban a veces para organizarse en grupos de defensa contra cazadores enviados por sus dueños, o para refugiarse en territorios ocupados por indígenas a quienes terminaban enseñando métodos de insubordinación frente al colono español o portugués. Se señalan revueltas de esclavos para conseguir la libertad en el istmo de Panamá24, la costa del Pacífico, Cartagena, Venezuela, Cuba, Brasil (los Quilombos), Puerto Rico, entre otros: “*…+ en 1532 en Venezuela; en 1533 en Cuba y Panamá. En 1547 la prolongada rebelión de Sebastián Lemba en La Española; en 1550 la rebelión de Juan Criollo que duró varios años. En 1579, la sublevación de los negros rebeldes en Portobelo (Panamá) que llevó a la firma de un tratado de paz con los colonos españoles mediante el cual, los esclavos consiguieron la libertad colectiva. En 1635 se destacan, las 21

A partir de 1645, Mozambique comenzó a estar afectado por el tráfico de esclavos (captura y exportación de esclavos), protagonizado por comerciantes portugueses ya que los holandeses controlaban Angola y Benguela que, cuatro años antes (agosto de 1641), estaban bajo el dominio portugués. A partir de 1830, muchas embarcaciones árabes, desde diferentes puertos de Mozambique llevaron gran número de esclavos a las islas Comores y Madagascar, entre otras regiones. Y a partir de 1839, la ciudad de Zanzíbar se convirtió en un verdadero centro del tráfico de esclavos en la costa oriental de África donde los árabes fueron los principales traficantes de esclavos. 22 James Searing (1987), citado por Cáceres (2002: 163). 23 Espinosa y Friedmann (1993: 105) resaltan la participación de las mujeres en las luchas por la liberación de esclavos: “en la lucha de los cimarrones, las mujeres habían combatido aguerridamente con dardos, macanas y lanzas, enfrentándose a los españoles *…+”. En el mismo sentido, Mena García (1993: 88) reitera la magnitud del apoyo de la mujer negra durante la época colonial, lamenta la escasez de documentos históricos al respecto y la necesidad de reconocer su presencia activa en las luchas antiesclavistas colombianas. 24 Durante la época colonial en Panamá, la colaboración de los cimarrones con los piratas y filibusteros fue remarcable; aludimos al papel de guías de los piratas que jugaron en contra de la colonia.


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rebeliones de los esclavos negros de Jamaica que llegaron a tal extremo que la Asamblea de Jamaica se vio en la necesidad de enviar una petición de ayuda a la metrópoli. La lista no se agota: la rebelión de los esclavos de Haití en 1791 que constituyó el núcleo del proceso haitiano de independencia y las rebeliones de Puerto Rico y Cuba en 1812 que fueron fuertemente sofocadas por miedo a que se duplicaran los sucesos de Haití. Estas rebeliones, se suman a la larga lista de resistencias personales, sublevaciones y rebeliones llevadas a cabo en la misma África, en el Caribe, en América, y en aquellos sitios donde se conoció la esclavitud *…+”25 En esta misma línea, cabe resaltar las insurrecciones de los esclavos en la colonia francesa de Saint-Domingue (actual Haití) que, iniciándose en la noche del 22 al 23 de agosto de 1791, culminó con la proclamación de la abolición de la esclavización en 1793 y la adopción del decreto para la emancipación el 4 de febrero de 1794. La resistencia de los pueblos de Saint-Domingue al reestablecimiento de la esclavización por parte de Napoléon Bonaparte, mediante el decreto del 20 de mayo de 1802, dio lugar a una sangrienta represión. Aunque la esclavización fue instaurada de nuevo en las demás colonias francesas, Saint-Domingue consiguió su independencia el 1 de enero de 1804 con un nuevo nombre (Haití), tras un año de guerra cruenta contra los ejércitos de Bonaparte (1802-1803), la captura y la muerte del líder de la resistencia Toussaint Louverture. La situación en Haití dio paso a varios movimientos de insurrección de esclavos africanos establecidos forzosamente en distintos países del Caribe y América; movimientos liderados por esclavos originarios de las zonas costeras del África occidental y central (Cabo Verde, Congo, Costa de Oro -actual Ghana-, Dahoney -actual Benin-, Nigeria). Antes de la independencia de Haití, hay que resaltar el carácter excepcional y notable del liderazgo de Benkos Bioho, esclavo de origen africano, en la organización de resistencias y de ofensivas contra los españoles esclavistas, establecidos en las costas de Cartagena. Su papel fue tan sobresaliente que está considerado hoy en día como el “Bolívar negro” de los palenqueros. Fundó el pueblo de los negros cimarrones, conocido como el primer “pueblo libre de América”26 que se mantuvo aislado del resto de Colombia desde 1713, conservando sus identidades de origen africano. Hoy día la lengua palenquera es una mezcla de palabras bantú (lengua del África central) y criollo. Con esta herencia, se muestra que a pesar de que hombres y mujeres 27 fueron trasladados forzosamente desde África hasta América y quedaron despojados de bienes y territorios, trajeron consigo su bagaje cultural que vino a marcar las vidas de

25

Véase “Pasado y presente de la esclavitud”. Disponible en http://www.monografias.com/trabajos10/trini/trini.shtml 26 “*…+ al palenque de San Basilio lo hace diferente, en primera instancia, en ser el único palenque que llevó a la corona española a ser un pacto de paz, lo que llamaron en ese entonces "entente cordial". Ese pacto permitió que Palenque de San Basilio fuera autónomo en su lengua, en su organización, en su ritualidad, en su economía y en todos sus aspectos internos, a diferencia de otros palenques, que estaban regidos por las directrices de la corona y por las de la iglesia. El Palenque de San Basilio firmó el pacto de paz con la corona en 1713. Ningún otro palenque, ni en América ni, particularmente, en nuestro territorio colombiano, obtuvo ese carácter; de allí que al Palenque de San Basilio se le llame "el primer pueblo libre de América” (Peréz Palomino, Jesús Natividad, 2006: 2). 27 Hacemos énfasis en la presencia de las mujeres en la esclavización ya que “por muchos años os estudios sobre la mujer negra esclava estuvieron limitados por la profundización de aspectos económicos de la esclavitud *…+” (Castaño Zapata, 1993: 77).


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las poblaciones afro descendientes de América Latina y el Caribe. En este contexto, es importante adentrarnos en la reflexión sobre la presencia africana en Colombia. II. Presencia africana en Colombia: una perspectiva socio-cultural Este párrafo se inicia con mis experiencias personales cuando empecé a conocer el continente latinoamericano, en 2004, tras un viaje turístico a Bogotá y Cartagena. Ya conocía la existencia de negros descendientes de africanos, pero verlo era otra realidad. En las calles de Bogotá casi no me encontré con ninguna persona negra (por lo menos no tengo memoria de ello) pero en Cartagena encontré personas negras (incluso en zonas turísticas) que vendían objetos de arte o se dedicaban al rebusque. Esto me impresionó tanto que me sentí en África; sin embargo, no me di cuenta de todas las formas de discriminación y racismos que padecen los negros de Cartagena, formas y realidades ocultas por las representaciones y atracciones turísticas de esta ciudad. Me fui muy contento diciéndome a mí mismo que he encontrado a África en Colombia. Es más, en 2005, estuve en Caracas y las Islas Margarita (Venezuela) de nuevo como turista. Una de mis curiosidades era encontrarme con poblaciones negras. Por ello, estuve en barrios populares de Caracas pobladas por gente de clase baja, de todas culturas y razas, con un predominio de las personas negras. Una tarde asistí a una velada de músicas y danzas organizada en un centro cultural por un comité popular de jóvenes venezolanos del barrio donde ejecutaron aires musicales al ritmo de los tambores. Fue allí donde más sentí, a flor de piel, las semejanzas culturales compartidas con la gente negra venezolana. Me dejé llevar por la emoción que se reflejó en mi entusiasmo desbordante para bailar al ritmo de los tambores; aires y melodías que eran muy familiares a mis oídos ya que sonaban muy parecidos al moba sièk (melodías rítmicas que hacen mover frenéticamente la cadera -por los pueblos moba-gurma del norte de Togo, en África occidental-), blékété (ritmos frenéticos acompañados de bailes y trances místicos –por los poblaciones ewé-mina del sur de Togo-), apkèssè y tuméwé (melodías tradicionales de alegría, relajamiento y divertimientos -entre los pueblos ewé-mina-). Me descubrí diciéndome discretamente lo siguiente: «Ésta es África; ésta es África!»28. En 2006 y 2007, estuve respectivamente en Palenque de San Basilio y Quibdó donde mis observaciones previas han sido corroboradas por las experiencias vividas: más allá de las pautas culturales destacan las formas de ser de la gente, su manera de interactuarse con uno, sus miradas, su anhelo y orgullo para autoafirmarse como gente negra con referencias a África, entre otras; reflejando y evocando asimismo identidades compartidas con África. Esta parte de la ponencia corresponde al avance de resultados de investigación, fruto de mis observaciones, lecturas comparadas, conversaciones con hombres y mujeres negros o afrocolombianos/as, andanzas en los foros y tertulias afrocolombianos, después de un 28

¡Qué feliz coincidencia encontrarme con el testimonio del eminente escritor originario de Congo-Brazaville Tchicaya U’Tamsi con respecto a una experiencia vivida que se parece a la mía, mientras estoy revisando archivos sobre las huellas africanas en América Latina! Según reporta Denise Mendez (2002), el escritor cuenta que estuvo de visitó en Cartagena que le dejó con tanta admiración y emoción que no paraba de decir: «Je me croyais en Afrique, j’aurais voulu parler comme chez moi»; “me creía en África, me hubiera gustado hablar como si fuese en casa” (refiriéndose así a la barrera lingüística que le separaba de sus hermanos/as negros cartageneses -distancia lingüística entre Colombia y África-). Véase el testimonio de Denise Mendez (2002) sobre el encuentro de Tchicaya U’Tamsi y Manuel Zapata Olivella en 1988 en París: “La Présence Africaine en Colombie”. Disponible en: http://www.africultures.com/index.asp?menu=affiche_article&no=565 ).


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año y medio de residencia en Colombia: se adentra en las formas de organización socio-políticas de afros en Colombia, en relación con las africanas (2.1) y las expresiones de culturas negroafricanas en sus esferas sociales (2.2). 2.1 Comunidades negras en Colombia: lenguas, pensamientos, formas organizativas y tradiciones Nos inscribimos en el contexto de los estudios afrolatinoamericanos con el fin de explorar las contribuciones socio-culturales, filosóficas y políticas de África en Colombia. Los años de esclavización consiguieron traer a hombres y mujeres “arrancados al África” para trabajar en plantaciones de café, tabaco, algodón arroz; las factorías de producción de azúcar y las minerías en distintos países de América Latina y el Caribe de los cuales destacan México, Perú, Gran Colombia (Colombia–Nueva Granada- y Panamá), Venezuela, Cuba, Santiago de Chile, Costa Rica y Brasil. De este modo, se produjo una formación de la diáspora negra en América Latina que ha ido consolidándose a lo largo del tiempo (historia) en espacios latinoamericanos; Brasil y Colombia representan los territorios latinoamericanos con mayor población negra de América Latina. En Colombia viven actualmente más de 12 millones de Afrocolombianos y de ellos cerca de 1 millón están en Bogotá; representen algo más del 26% de la población colombiana y convierten a Colombia en el tercer país con mayor población negra en América, después de Brasil y Estados Unidos. Entre las poblaciones afrocolombianas, existen y persisten valores y expresiones derivadas de la concepción africana de familia extensa junto con el sentido agudo de la solidaridad. En referencia con el África tradicional, tener descendencia es fundamental: es la respuesta a su deber de contribuir a la continuidad de la vida en la tierra. Así mismo, se asegura la perpetuidad de la cadena ancestral; por ello las familias extensas son el medio más apropiado para garantizar la emergencia y consolidación del clan: tener un/a hijo/a (la fertilidad) implica una ganancia de capital o valor social. Como lo explica el investigador chocoano Perea Chalá Alumá (2004), en el Chocó, existen marcas de africanidad relacionadas con la importancia de los herederos: “En el Chocó, Colombia, donde la presencia bantú es ostensible, las voces Muntú29 y Kulonda no las hemos escuchado, pero los conceptos de amor a la naturaleza y a lo humano (el Muntú) y la filosofía antiabortiva, según la cual todo hijo es el producto del acuerdo de las dos líneas ancestrales tanto paternas como maternas se concluye que – todo hijo trae su pan bajo el brazo- (kulonda), por tanto el derecho a la vida no es discutible siquiera” (Perea Chalá Alumá, 2004: 20). En relación con el aporte proveniente de pensamientos africanos, Mina Aragón (2006) destaca algunos aspectos determinantes: “el antropos africano, el homo sapiens/sapiens moderno, empezaría a fantasear con su psique para inventar la «filosofía más antigua en este planeta»: la filosofía del Muntú, y a partir de este pensamiento de fraternidad entre los seres y los entes de la creación, construyó toda su cosmovisión del mundo en mitos, estética, derecho, técnica, medicina, organización social, etc. Todos estos son imaginarios socialmente construidos por los africanos y sus 29

Según explica el mismo Perea Chalá Alumá (2004: 13), la filosofía Muntú consiste en la concepción del ser humano como producto de la naturaleza y no como su dueño. En consecuencia, destruir la naturaleza equivale a desconocer principios y reglas del derecho consuetudinario.


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descendientes en la diáspora mundial de diversidad étnica y polifonía cultural, lo que el elemento imaginario afro con su creatividad desbordante en voces y en lenguajes, el referente paradigmático a través del cual se ha enriquecido el mestizaje del globo” (Ibíd., 2006: 63-64)30. De igual manera, la poligamia, la forma de matrimonio por excelencia para asegurar un mayor número de hijos/as, es una herencia de las prácticas culturales en torno a la familia africana: “Con la ley de abolición jurídica de la esclavización, se disparó y consolidó un tipo e familia extensa poligámica, estrategia eficaz para el dominio territorial de la llanura selvática, consistente en que un varón tomaba varias esposas, siendo todas principales. Se iban ubicando cada una en un río y se especializaban en determinados cultivos, el esposo iba visitándolas periódicamente, proveyéndolas de aquello que no producían” (Chalá Alumá, 2004: 15). La educación de los niños/as se realiza dentro de un contexto tradicional muy marcado por la enseñanza de la importancia del sentido y ejercicio de la solidaridad horizontal entre los miembros de la familia extensa: “Para los hijos lo más importante es la consaguinidad uterina; siendo la calidad de la madre la que determina socialmente el linaje. El concepto de familia en el Chocó Biogeográfico es de tal fortaleza que los primos se asumen hermanos. En grados de consanguinidad tan lejanos, para occidente, como un séptimo u octavo grado es aún la parentela, con obligatoriedad de solidaridad. Religiosidad y parentesco se reúnen, cuando muere un pater o mater familia, no se le da sepultura hasta cuando aparece el último pariente” (Ibíd., 2004: 15). De este modo, los recursos humanos negros, legados por la esclavización en Colombia, adoptan formas de organizaciones políticas muy similares a las de sus ascendientes africanos. Por ello, su carácter combativo y reivindicativo se acerca al de los africanos frente a la agresividad de la naturaleza, esclavización y el colonialismo. “Se cree que el afro fue sumiso y pasivo, pero Chango y Elegba estuvieron siempre animando el espíritu combativo de los héroes *…+ en el Caribe (Mackandal, Toussaint Louvertuere, Dessalines), en el Brasil (Gunga Zumbi) y, por supuesto, en Colombia, con el gran Benkos Biojó, el rey africano que inicio la «guerra de los palenques» en este hemisferio, y con quien debería empezarse a hacer una nueva pedagogía política, etnohistórica y etnoeducativa de Colombia y América, pues fue el primer «revolucionario» americano que le dijo no a la corona española. Es con él con quien empieza el «derecho humanitario», ya que hizo una negociación política con el gobernador De Suazo, que obraba a nombre del rey español para el intercambio de unos prisioneros de guerra (1605). Es con Benkos Biojó desde donde se debería empezar a valorar la identidad y el aporte político afros a las luchas por la 30

Para más detalles sobre el pensamiento Muntú véase Mina Aragón (2006: 64-69). Este autor (2006a: 19) define la capacidad creadora afro como “toda obra de arte, de ideas, pensamientos, valores e inventos técnicos, materiales que el hombre africano y sus descendientes, valiéndose de su imaginación radical individual y de su imaginario colectivo, han hecho en aras del mestizaje cultural, biológico y social-histórico del orbe, para hacer de la autoconstitución de nuestra compleja civilización, algo más que odios, guerras y conflictos”.


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independencia y la autonomía, que luego van a hacer los comuneros (1781), criollos frente a la negligencia y arbitrariedades de la corona” (Mina Aragón, 2006: 78-79). Las formas de resistencias políticas suelen ser sustentadas por pautas culturales muy marcadas por la lengua. Aquí, observamos muchos aportes lingüísticos de origen africano en la elaboración de estrategias para romper las cadenas de la esclavización. En el llamado rincón de África en Colombia, la invención de la lengua palenquera ayudó a elaborar un vehículo para la comunicación interna y propia del pueblo que se vuelve ininteligible para el negrero. Así mismo, constituyó la posibilidad de erigir palenques en y desde donde los fugitivos reorganizaban sus proyectos de vida, trastocados por la esclavización. Eran núcleos sociales de resistencias con los que crearon verdaderas «repúblicas independientes» y se consolidaron focos de acción belicosa para ocultarse y escapar de sus perseguidores y defenderse de ellos. De este modo, los cimarrones afrodescendientes lucharon por su libertad: Palenque (Colombia) se volvió el primer pueblo libre de América. Este elemento (libertad e independencia) ha sido determinante para el mantenido, tanto en el tiempo como en el espacio, de una identidad y unas expresiones culturales como la lengua palenquera. “La invención del palenquero como lengua franca es el intento de buscar un punto de convergencia para buscar la libertad y afirmar la identidad; sin comunicación común hubiese resultado casi imposible unificar el proyecto del fin de la servidumbre de los afros aquí en América *…+ El espíritu de la resistencia solo adquirió unidad y cohesión por la invención de una lengua afrocolombiana que rememoraba la lejana, pero siempre presente riqueza lingüística-cultural africana de infinidad de lenguas y de un sinfín de tradiciones” (Ibíd., 2006: 71-72). Para destacar la importancia de la africanidad en la configuración lingüística entre los pueblos afros de Colombia, nos remitimos a las observaciones de Perea Chalá Alumá (2004) y Mina Aragón (2006) que coinciden en que han sobrevivido vocablos y términos africanos tanto en las formas de hispanismo como del arte culinario dominantes en las comunidades negras. “No es casual que en la actualidad se mantengan como apellidos Madagascar, *Angola+ y Mozambique por ejemplo. Aunque claro está que mucho esclavizado llegó a nuestras playas no con su gentilicio original sino con el del puerto donde fue obligado a embarcar. No obstante, la presencia de prácticas culturales (danzas, música, religiosidad, etc.) le hablan al etnógrafo de estos supérsites y en algunos casos, continuos culturales *…+ recogemos este listado suficientemente representativo: Acué, Angola, Beté, Biáfara, Biohó, Coco, Congo31, Chalá, Chamba32, Chocó33, Egba, Fanti, Ludango, Mandiga34, Maní, Matamba, Nagó *…+” (Perea Chalá Alumá, 2004: 18)35.

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En su versión original significa los del país de la pantera: K’ongo; sus habitantes son kikongos (Perea Chalá Alumá, 2004: 31). 32 En moba (lengua de los pueblos moba-gurma del norte de Togo), chamba, escrito câmba, significa el jefe de la familia o del clan. 33 Según el mismo investigador, “el Chocó es un territorio y un grupo étnico, dotado de lengua propia de la gran familia bantú, que, en efecto, hizo su ingreso al departamento en las primeras décadas del siglo XVI” (Perea Chalá Alumá, 2004: 31-32). 34 Los mandingas corresponden a un grupo étnico en el África del oeste, originario del territorio actual de Malí que también se reparten entre partes de los territorios de Senegal y Níger.


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“Celebramos el aporte afro al castellano, que lo han convertido en una lengua mestiza que tomó expresiones amerindias (tabaco, maíz, batata, sabana, hamaca, jaiba, canoa…) y africanas (mondongo, manguala, catanga, salar, tanga, tunda, chiripa, tula, bitute, bemba, cumbia, banana, chimba, guineo…), para enriquecer su polifonía y su poder de significación” (Mina Aragón, 2006: 71-72). “Platos como la carimañola, voces como cucayo, cocolón, para referirse al arroz tostado adherido al fondo de los sartenes; la presencia constante del ají, o la acidulación, etc., revela un fuerte influjo africano, aparte del cotidiano mondongo. *…+ La culinaria es también u fortín de resistencia étnica, así mondongo, se niega a ceder su lugar al hispanismo callos, o al quechuismo guata (barriga), mofongo, mangú, fufú, ñame, yautía, etc., gozan de plena vitalidad” (Perea Chalá Alumá, 2004: 14 & 21) “Las posibles huellas africanas aparecen en los nombres de los alimentos, en ciertas mezclas o combinaciones y en diversas formas de preparación. Inclusive, el café con leche se atribuye a un holandés que vivió en África; y se supone también africana la costumbre de freír los plátanos” (Villapoll, 1977: 325). Igual que en las tradiciones africanas, la muerte ocupa un lugar muy importante en las ritualidades practicadas por integrantes de comunidades negras en América Latina. La muerte es el nacimiento a otra vida. En este sentido observamos en los poblados palenqueros las ceremonias fúnebres denominadas "lumbalú", un ritual que se realiza en los funerales y durante los nueve días y noches después del sepelio. En este contexto, el lumbalú es un reflejo de la religiosidad anclada en la creencia en lo invisible ya que al difunto le cantan junto al ataúd y le tocan tamboras porque se cree que cantando y tocando tambores se hace más fácil el tránsito del muerto a la otra vida. Junto con la música tradicional, este ritual es una forma organizativa y expresiva de su visión del mundo: esta cosmovisión palenquera es una grafía tradicional que, día a día, se practica y acompaña al ser palenquero. Aquí, pensamos que el lumbalú es la forma más auténtica, religiosa y ancestral que expresa la africanidad y profesan las creencias y religiones tradicionales africanas (RTA), Los muertos nunca mueren. Trasladados forzosamente a Colombia, los esclavos trajeron consigo sus valores culturales (bagaje cultural) y rituales en su alma ya que estaban desposeídos de todos sus bienes materiales. Por esto, en su destino pudieron resistir a la imposición total del catolicismo: “Los muertos nunca mueren, porque su aliento (el espíritu), la parte inmortal que los orischas colocará en él para que se vinculara con Dios, está más allá del espaciotiempo; es una sombra inmarcesible la que liga y anima las acciones indistintas de los hombres en su vida cotidiana. El yugo del catolicismo no pudo matar los orichas de los afros; a pesar «de la cruz y de la espada» ellos enriquecieron las religiones occidentales con el mestizaje sincrético que se irá a conformar entre los orichas africanos y los dioses católicos para la emergencia del sincretismo religioso afroamerindio-católico” (Mina Aragón, 2006: 74, citando a Zapata Olivella -En Chimá nace un Santo-).

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En relación con los aportes de las lenguas africanas al español hablado entre las poblaciones afroamericanas véase Perea Chalá Alumá (2004: 16-32).


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En resumen, “la configuración de las comunidades afro colombianas se hace inicialmente en el marco de la esclavización, bajo los parámetros de los dominadores, y es a partir de los procesos de resistencia, sincretismo, cimarronaje y configuración de palenques, compra de la libertad y finalización de la esclavización que los afrocolombianos logran ir estructurando sus comunidades, sus familias y creando sus formas organizativas. Los palenques constituyen una de estas formas organizativas. Como señala Aquiles Escalante, el palenque sintetiza la insurgencia anticolonial, desde los palenques el afrocolombiano empezó a crear condiciones para arraigarse en un territorio y desde ellos empieza a organizar su nueva manera de vivir, a crear sus propias formas de gobierno y de organización social. Éstos constituyeron espacios para la construcción de identidad y según Jaime Jaramillo fueron «la célula social en la que el negro trató de dar cauce a su tendencia a la vida libre y necesidades de sociabilidad, en el palenque elegían sus autoridades, realizaban sus fiestas, organizaban el culto religioso y tenían sus cabildos. De hecho no hay que olvidar que el palenque tiene un carácter militar, sitio de atrincheramientos estratégicos, protegidos con trampas, fosas, empalizadas, lugares de entrenamiento, provisión y descanso y refugio de los cimarrones»”36. 2.2 Expresiones de las culturas africanas en Colombia: literaturas, tradición oral, religiosidad, artes, músicas y danzas Abordamos los aportes culturales de África a América Latina mediante los procesos de deculturación37 y aculturación38 que implican la recepción o la incorporación por un pueblo o un grupo social con culturas propias (lenguas, religiones, formas de pensar, literaturas, artes, músicas y danzas etc.) de pautas culturales procedentes de otro hasta tal punto que, a veces, sustituyen de un modo más o menos completo a las propias. En esta línea, mencionamos que, desde el siglo XVI, el cimarronismo y el establecimiento de palenques (quilombos en el Brasil) en regiones de América del sur y central, constituyeron la mayor estrategia de sobreviviencia cultural y de lucha por la libertad. Tras la abolición de la esclavización en Hispanoamérica, las expresiones 36

Véase, "Cimarrones y Palenques". Disponible en: http://html.rincondelvago.com/historia-de-colombia_1.html Para ampliar este concepto véase, Manuel Moreno Fraginals (1977: 14-27). 38 Procesos que, con las transformaciones socioculturales, se perciben hoy en día como procesos de transculturación. Este término, tomado de la antropología contemporánea, “se refiere al proceso por el cual el contacto continuo o intermitente entre dos o más grupos de culturas diferentes afecta mutuamente las respuestas culturales de cada uno de éstos *…+ En su análisis, *el antropólogo y pensador cubano Fernando+ Ortiz mismo provee las herramientas para disentir de su justificación para el uso de un neologismo cuando explica, «por aculturación se quiere significar el proceso de tránsito de una cultura a otra y sus repercusiones sociales de todo género. Pero transculturación es vocablo más apropiado. Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque este no consiste en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz inglesa aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una desculturación, y, además significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación» *…+”. Véase Sonia Ruiz, “¿Aculturación o Transculturación?”. Disponible en: http://ceci.uprm.edu/~sruiz/ciso3121/id12.htm 37


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culturales de los descendientes africanos se mantuvieron desde varias perspectivas favoreciendo la consolidación de la herencia cultural africana en los territorios latinoamericanos. De allí, los descendientes de esclavos africanos se empeñaron en actividades de creatividad artística y literaria, siguiendo las huellas de la africana: “El africano, desde su constitución como hombre, es un sujeto de imaginación y pensamiento que no tuvo nada que envidiarle a esta o aquella cultura. El africano, desde el pensamiento mágico y desde el asombro visualizó el cosmos, la naturaleza y todas las cosas, y empezó a interrogarlo; acumuló una sabiduría, un acervo, y es justamente la creatividad afro, diseminada en la minería, en la agricultura, en las artes, en la medicina, en la tradición oral de esas familias y reinos africanos, los cuales el colonizador subyugará. Fue o que de una u otra forma aportaran con su imaginación radical y su imaginario colectivo, para enriquecer la cultura histórica y social colombiana *…+ de todos los imaginarios que hemos plasmado en la economía, en la política, en la música, en la religión, entonces, el Muntú creador es el gran legado de los afros a esta «singular humana terrícola»” (Mina Aragón, 2006: 44). Literatura oral (oralitura; tradición oral) y escrita. Pueden existir expresiones orales sin la presencia de la escritura; pero esta última puede difícilmente existir sin la oralidad (o el lenguaje). De hecho, globalmente, las sociedades tradicionales africanas e indígenas son caracterizadas por una cultura oral o una oralidad primaria, es decir, sociedades que desconocían todo y cualquier tipo de escritura. Según, Friedemann, (1999: 25), “el término oralitura es un neologismo africano y al mismo tiempo es un calco de la palabra literatura, según dice Yoro Fall (1992) que tiene como objetivo encontrar un concepto que de algún modo se yerga en el mismo nivel de la literatura. Porque se trata de reconocer la estética de la palabra plasmada en la historia oral, en las leyendas, mitos, cuentos, epopeyas, o cantos que son géneros creativos que han llegado hasta nuestros días de boca en boca. Y que en la globalización de la crítica cultural también constituyen poéticas sujeto de estudio por parte de sociedades letradas”. Entonces, es oportuno mencionar que hay otras formas de escritura que, basándose en la oralitura, fuentes documentales, historia oral y etnografía producen un nuevo tipo de texto. Se trata de señalar la existencia de literaturas orales que conviven con otras formas de literatura (la convencional o la “culta”) en distintas sociedades contemporáneas: existe una literatura o de formas de literatura asociada(s) a una cultura popular que se trasmite oralmente. En esta perspectiva, se vuelve una reivindicación política para el reconocimiento de formas narrativas a modo de tránsito del discurso hacia la literaria ya que en África por ejemplo, los colonos blancos condicionaban la posibilidad de tener su historia propia (como pueblo) por la escritura. El hecho de creer que la palabra tiene distintos poderes (de creación, encantamiento) participa en la consolidación de la oralidad en África: “la característica más palmaria del africano es y ha sido el lenguaje oral, pero la oralidad no ha sido simplemente un símbolo mental que figura algo, sino el equivalente a una memoria, a una tradición, a una cultura específica. La oralidad, la invención de una lengua es, de cierta manera una forma de salir del mundo natural para advenir al de la cultura humana, social e histórica” (Mina Aragón, 2006: 71). Y el poder de nombrar da la posibilidad de aprehender distintos fenómenos empíricos y espirituales que se constituyen en el universo de los conocimientos. Aunque rodean permanentemente al ser humano, sólo


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quienes hayan podido dominar el secreto de la palabra consiguen este poder. Por esto los ancianos son más susceptibles de poseer estos conocimientos mediante el uso de la palabra. La transmisión del conocimiento mediante la educación informal se realiza oralmente; por ello cuando un anciano se muere sin compartir buena parte de sus conocimientos y sabiduría, se vuelve una pérdida para su pueblo. En el Pacífico colombiano, la formación de una oralidad específica se distingue en particularidades fonéticas, morfosintácticas, gramaticales y léxico-morfológicas del habla cotidiano. “*…+ En las culturas afrolatinas *del Pacífico Colombiano+ la oralidad ha enfatizado el movimiento más que la escritura *…+ El alto peso de la oralidad y la dinámica corporal en la supervivencia cultural probablemente han estado asociados al bajo nivel de estratificación social de sus comunidades. *…+ A pesar de que la actitud religiosa está presente en la estructura de la oralidad, *…+ las culturas afrolatinas del Pacífico Colombiano tienen vigente una vocación literaria, expresada en una variedad de artes gráficas y textuales populares de reciente tradición en la región” (Pedrosa, 1994: 33) Esta oralidad prevalece en la comunicación de conocimientos entre poblaciones chocoanas tal como lo apunta Perea Chalá Alumá (2004: 20-21 & 29): “La transmisión de la cultura por vía boca-oreja, fundamentalmente por las madres, ayas y abuelas, fueron un vehículo expedito para su preservación y difusión, esta es una de las razones de la fortaleza de la oralidad, en particular en la oralitura, la cultura material, y ante todo los lenguajes profesionales facilitaron la preservación de muchos vocablos, verbigracia: en las lavanderas se conservaron los del instrumento para machacar la ropa y el jabón, el manduco” *…+ Así pues, por los múltiples caminos de la tradición oral, un amplio vocabulario africano, no solo no naufragó en la travesía, sino que ha venido a enriquecer el español de América”. La educación formal prevaleciente en las naciones de los/as afros/as ha permitido que varios descendientes de los esclavos en Colombia obtengan un título al fin de su carrera como antropólogos/as, sociólogos/as, matemáticos/as, médicos/as, maestros/as. Entre las poblaciones con educación formal, se cuentan escritores, novelistas, ensayistas y poetas muy talentosos cuyas obras, desgraciadamente, no son conocidas por el gran público. De los pioneros de la literatura afrocolombiana, mencionamos a Aquiles Escalante, Manuel Zapata, Arnaldo Palacios, quienes, atraídos por los temas tratados en obras literarias y poéticas de escritores africanos -la negritud, por ejemplo-, han abierto el camino para la investigación sociológica, histórica, antropológica, a favor del reconocimiento de los valores humanos, culturales y filosóficos de los afrocolombianos: “Otra emergencia significativa del arte afro fue lo que se conoció como la Negritud, movimiento literario poético-filosófico surgido en la París de los años treinta, con Damas, Senghor, Césaire, donde se exaltaban los valores, la capacidad creadora y el imaginario social afro, para desde la palabra, tener conciencia de pertenencia a una civilización netamente creadora de una cosmovisión, de una filosofía, de una estética. *…+ La búsqueda de las raíces afro y de la identidad mestiza no se detiene, tenemos nuevos referentes en las voces de los poetas Alfredo Vanin, Edelma Zapata, Héctor León Mina, en el ensayo de Hugo Hidrovo [o de Arnoldo Palacios], en la prosa de Fernando Maclanil, en la música de los pianistas Edison


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Valencia y Sody Brayde, en la escultura de Abou Sidibe, en la novela de Ben Okri” (Mina Aragón, 2006: 77). Artes y Religiosidad39. En el Pacífico y el Caribe colombianos, los departamentos del Cauca, Antioquia, Chocó, Bolívar y toda la costa atlántica constituyen las regiones colombianas por excelencia donde la población negra esclava fue localizada en territorios bien determinados. Estas provincias forman los núcleos sociales donde quedan plasmadas profundas huellas de las artes africanos que se fusionan con ritualidades, mitos y religiosidades en la sociedad colombiana. “La religiosidad preside, virtualmente, casi todos los actos del afrochocoano *…+ Debajo de un aparente cristianismo, o cristianismo popular, como prefieren llamarlo los teólogos de los «viejos católicos», se encuentran subyacentes un conjunto de filosofías religiosas de origen africano” (Perea Chalá Alumá, 2004, pp. 13 & 12). “El arte africano siempre tuvo la finalidad que ha tenido el gran arte en todas las civilizaciones: expresar lo divino, rendirle culto a los antepasados, inmortalizar a los vivos, cantarle a la libertad y al heroísmo de sus personajes más significativos. El arte ha sido eso, una manera de búsqueda de sí, de sentido de la existencia colecita. Los africanos, en esta realización, tampoco fueron inferiores a las exigencias de la creatividad del Muntú” (Mina Aragón, 2006: 75-76). Músicas y Danzas. La dimensión africana de las creaciones musicales y de danzas atraviesa las formas de músicas, danzas y recitales entre las comunidades afrocolombianas. Desde el Pacífico al Caribe colombiano, los djembés (tambores) no dejan de sonar en los aires musicales populares: currulao, mbasú, calipso, saporondó y bullerengue por ejemplo son pura herencia africana (de hombres y mujeres traídos de Guinea, Camerún, Angola o Congo). Los antepasados africanos utilizaban el tambor para comunicarse y danzar en los días de fiestas; los tambores suenan a la hora de venir al mundo y a la hora de despedirse de la vida: convocan a la unidad. De las músicas modernas destaca la champeta que, nacida en los barrios pobres y populares de Cartagena a finales de los setenta, emigró hacia Palenque de San Basilio. En la actualidad, de los reyes de la música champeta destacan figuras como Viviano Torres. Es una mezcla de soukous (Congo -África central-) y highlife (Ghana y Nigeria África occidental-) que se fusiona con los ritmos caribeños (compa haitiano, rapreggae-ragga, soca, calipso, entre otros). La gente marginalizada de los barrios populares -vendedores de pescados, emboladores de zapatos, y músicos autodidactas-

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Con respecto al imaginario religioso (religiosidad), se menciona que “los africanos siempre tuvieron muy cerca de sus orichas, a quienes consideraban las supremas divinidades creadoras y organizadoras de la existencia en general *…+ los rituales se hacen utilizando la sensualidad del cuerpo con el sonido del bambam, del «tambor brujo», para que los dioses vengan del olimpo yoruba, o bajen del «árbol brujo» para auxiliar a los vivos en sus epopeyas y empresas *…+, todo el cosmos estaba lleno de dioses; todas las religiones eran politeístas con una deidad en cada grupo humano” (Mina Aragón, 2006: 73-74).


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ha sido importante para dar a conocer la champeta40 en Colombia. Ahora, aún siendo una música popular, también es una de las más discriminadas en Colombia y el Caribe. Esta ponencia está inscrita dentro del contexto de los estudios afrolatinoamericanos con el fin de explorar las contribuciones socio-culturales, filosóficas y políticas de África en América Latina en general, y en Colombia, con énfasis en lugares específicos como el Palenque de San Basilio. Como lo mencionamos, la población negra esclava en Colombia estaba localizada especialmente en los departamentos del Cauca, Antioquia, Chocó, Bolívar, Popayán, Cali, el norte del departamento de Antioquia y la Costa atlántica (con su centro en Cartagena). Varios de sus integrantes procedían de zonas que hoy corresponden a países africanos como Benín (antiguo Dahomey), Nigeria, Sierra Leona, Mozambique, Angola, Cabo Verde, Senegal, Guinea y pertenecen a distintos pueblos africanos tales como los wolofs, mandingas, fulos, cazangas, biáfaras, monicongos, anzicos, engolas, entre otros. La configuración de las comunidades afro colombianas se hace inicialmente en el marco de la esclavización, bajo los parámetros de los dominadores, y es a partir de los procesos de resistencia, sincretismo, cimarronaje y configuración de palenques, compra de la libertad y finalización de la esclavización que los afrocolombianos logran ir estructurando sus comunidades, sus familias y creando sus formas organizativas. Se produjo una formación de la diáspora negra en América Latina que ha ido consolidándose a lo largo del tiempo (historia) en espacios latinoamericanos; Brasil y Colombia representan los territorios latinoamericanos con mayor población negra de América Latina. Colombia es el tercer país de América, luego de los Estados Unidos y Brasil con mayor cantidad de población negra. La principal concentración en Colombia se encuentra en el Pacífico representando el 82.7% del total de la población de esta región. Sin embargo esta población negra del Pacífico no representa sino el 12.7% del total de la población negra del país. El 69.4% de las poblaciones negras habita en concentraciones urbanas. Los principales núcleos urbanos en donde encontramos la población afrodescendiente son Cartagena, Barranquilla, San Andrés Islas, Sucre, Buenaventura, Tumaco, Quibdo, Cali, Medellín y Bogotá. A la luz del análisis que se presenta en este trabajo, se da cuenta de cómo la esclavización operó para traer a hombres y mujeres africanos al “nuevo” continente de América central y del sur, obligándoles a convivir con realidades socioculturales totalmente distintas de las suyas en cultivos (de café, algodón), minerías y factorías. Se explora cómo la trata negrera, una de las actividades más repugnantes y detestables de la historia humana, llevaba sistemáticamente a la separación de padres de hijos, de hermanos, esposos, amigos, parientes o vecinos, de acuerdo con la elección que llevara a cabo el comerciante. Uno de los objetivos era conseguir la alienación total de estas personas. Sin embargo, se observa que parte de la población esclava había ido 40

Wade se refiere a este estilo musical (2002: 273) mientras explora distintos géneros musicales costeños como expresión de la negritud y africanidad en Colombia (Ibíd.: 268-274).


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desarrollando mecanismos de producción y reproducción socio-culturales como formas de resistencia al orden establecido (opresión cultural, política y económica) y con el fin de acceder a la libertad. En distintos países, a las luchas se agregan iniciativas de abolición de la esclavización que finalizaron en una serie de proclamaciones de corte político; los últimos países de América Latina y el Caribe en registrarla fueron Cuba en 1886 y Brasil en 1888. Pues, suscribimos la idea según la cual “*…+ la abolición no implicó la supresión definitiva de la esclavización sino su ilegalidad. De hecho, la servidumbre forzosa, la trata clandestina, la explotación y los prejuicios no se extinguieron con la abolición. La mayoría de los antiguos esclavos continuaron viviendo en condiciones de miseria, muchos de ellos incluso bajo el mismo amo y sometidos a la misma explotación -física y mental- que antes de la abolición. Por otro lado, abandonar al amo implicaba dejar el único reducto conocido en un país extranjero y someterse a la deriva total en cuanto a trabajo, techo, comida, etc. Legalmente ya eran libres, pero de hecho eran esclavos con pocas posibilidades de llegar a ser libres: la dominación, el sometimiento, la discriminación y la explotación seguían formando parte de su realidad41”. En Colombia por ejemplo, el tema de la Afrocolombianidad es uno de aquellos aspectos que preocupan a la sociedad civil en general y a las comunidades negras; en su mayoría, son marginadas y excluidas de las políticas regionales y nacionales, por ello el tratamiento reservado a estas personas en esferas políticas colombianas plantea desafíos. Pronto, parte de los esclavos africanos que fueron transportados forzosamente hacia plantaciones y minas de América fueron organizando resistencias para romper con las cadenas de la esclavización. Se observan importantes movimientos de rebelión de esclavos desde el siglo XVI, que contribuyeron a crear el clima independentista posterior y una clara participación de los esclavos en los procesos de independencia de los siglos XVIII y XIX, hasta la declaración de la libertad oficial durante el siglo XIX. Antes de la independencia de Haití (entre 1791 y 1804), hay que resaltar el carácter excepcional y notable del liderazgo de Benkos Bioho, esclavo de origen africano, en la organización de resistencias y de ofensivas contra los españoles esclavistas, establecidos en las costas de Cartagena. Su papel fue tan sobresaliente que está considerado hoy en día como el “Bolívar negro” de los palenqueros. Fundó el pueblo de los negros cimarrones, conocido como el primer “pueblo libre de América” que se mantuvo aislado del resto de Colombia desde 1713, conservando sus identidades de origen africano. Hoy día la lengua palenquera es una mezcla de palabras bantú (lengua del África central) y criollo. Lo cierto es que el presente análisis nos ha permitido explicar las costumbres y tradiciones africanas en torno a pautas culturales, sociales y políticas como la familia extensa; lo que nos ha conducido a aprehender la manera en que parte de estos 41

Véase “Pasado y presente de la esclavitud”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/trini/trini.shtml


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componentes han sobrevivido al tiempo y espacio para resurgir en territorios colombianos. Con esta herencia, se muestra que a pesar de que hombres y mujeres fueron trasladados forzosamente desde África hasta América y quedaron despojados de bienes y territorios, trajeron consigo su bagaje cultural que vino a marcar las vidas de las poblaciones afro descendientes de América Latina y el Caribe. Por todas estas razones, las poblaciones de ancestro africano han necesitado producir mecanismos de resistencia cultural y adelantar movimientos de defensa de sus derechos civiles. Entre las manifestaciones más importantes de su especificidad y resistencia cultural se encuentran la religión, la música y los movimientos negristas o de negritudes. Así mismo, percibimos cómo la filosofía del Muntú nos acerca a la inclinación por la fraternidad entre los seres y los entes de la creación tal como se concibe en las tradiciones africanas. Nos damos cuenta de que la concepción que tienen los afrodescendientes de la familia (principalmente tras la abolición de la esclavización), sustentada por la práctica de la poligamia es muy similar al estilo africano. Dentro del marco de la educación familiar entre afrodescendientes, encontramos referentes tradicionales africanas tales como la enseñanza del carácter esencial o primordial de las solidaridades. Entre las poblaciones afrocolombianas, en general, y palenqueras en particular, existen y persisten valores y expresiones derivadas de la concepción africana de familia extensa junto con el sentido agudo de la solidaridad. Respecto a las formas de resistencias de los afrodescendientes en Colombia, se encuentra que son muy similares a sus ascendientes africanos en la medida en que creencias e idiomas de origen africano, jugaron un papel importante en estos procesos políticos para la liberación de los pueblos esclavizados. De allí, mencionamos el aporte lingüístico de las lenguas africanas al español hablado entre poblaciones afrodescendientes. Es más, el estudio manifiesta que los ritos, las ceremonias religiosas, los entierros, la tradición oral, la literatura (escritura) y distintas formas artísticas como el arte culinario, las músicas y danzas, entre otras, son prácticas socioculturales y religiosas de las comunidades negras de Colombia que conllevan la africanidad.

Discusión y Conclusiones: Reescribir la Historia Ideas Fuerza Denunciar la idea de que los pueblos afrodescendientes son pueblos sin historia. Resaltar mediante la recuperación y organización documental las contribuciones de los pueblos negros a las diferentes civilizaciones que permita reforzar la idea de los aportes a las naciones. Destacar la creatividad, las acciones sociales, políticas y culturales de los afrodescendientes, que condujeron a que el Nuevo Mundo se convirtiera


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realmente en un Nuevo Mundo, como agentes activos que impactaron sus sociedades. Destacar la ruptura epistemológica entre las categorías esclavitud y esclavización como una herramienta indispensable en la construcción de nuevo paradigmas. Explorar las contribuciones socio-culturales, filosóficas y políticas de África en América Latina en general, y en Colombia, con énfasis en lugares específicos como el Palenque de San Basilio. Obstáculos Superar los vacíos y combatir los prejuicios de la historiografía tradicional, que entre otras cosas ha afectado la enseñanza de la historia, desconociendo los grandes aportes de los afrodescendientes en la construcción de la nacionalidad. Destacar en este proceso las estructuras lingüísticas propias de cada grupo y un acto formal de reescritura de la historia. Estimular el ejercicio pleno de la ciudadanía por parte de la población afrodescendiente, ejercida parcialmente en la actualidad por fenómenos de desplazamiento, exclusión y discriminación racial. Evitar se sigan folclorizando y enajenando las prácticas culturales del pueblo afrodescendiente. Propuestas de Políticas Destacar la reacción colectiva del pueblo afrodescendiente en la formación académica, los que han empezado a asumir sus propios retos en la enseñanza de los procesos históricos a sus comunidades. Proponer un nuevo esquema de educación que reconozca e integre plenamente al conjunto de la nacionalidad al pueblo afrodescendiente. Coordinar entre los diferentes países y gobiernos del continente la construcción colectiva de una historia de los afrodescendientes en las Américas. Propuestas de Cooperación entre países Destacar y multiplicar experiencias como las de la Fundación Palmares en Brasil. Compartir la experiencia del Centro Schomburg para la investigación, que le concede a los hallazgos arqueológicos, como cementerios y otras formas de preservación de la memoria una importancia fundamental. Las construcciones coloniales debieran igualmente servir para mostrar el aporte de los afrodescendientes, que fueron sus verdaderos maestros y constructores y no para honrar la memoria de la elite colonial como pareciera suceder por momentos.


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INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS JUVENTUD Y NIÑEZ Objetivo: Generar un espacio de reflexión acerca de la inclusión y la participación de la población juvenil en los procesos sociales, políticos y culturales mediante la socialización y el intercambio de experiencias locales e identificar ideas y opiniones relacionadas con problemas y situaciones (avances, oportunidades y fortalezas) que se expresan en el campo cultural en los países Iberoamericanos. Axel Rojas Profesor Universidad del Cauca Perfil: Docente de la Universidad del Cauca, Departamento de Estudios Interculturales. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Sus intereses de investigación giran en torno a la interculturalidad, el multiculturalismo y la etnoeducación en Colombia; así como a la investigación sobre poblaciones afrodescendientes en el país. Entre sus publicaciones recientes están: (Coordinador) Cátedra de Estudios Afrocolombianos. Aportes para maestros. Editorial Universidad del Cauca. 2008; Afrodescendientes en Colombia. Compilación bibliográfica. Editorial Universidad del Cauca. 2008 (Coautor con Eduardo Restrepo). Intervención La Cátedra de Estudios Afrocolombianos es una propuesta educativa cuyo propósito es la inclusión en el sistema educativo de estrategias pedagógicas para la visibilización de las trayectorias afrodescendientes en el país y la erradicación del racismo y demás formas de discriminación. Por ser una propuesta dirigida a los niveles de educación básica y media, ofrece una posibilidad invaluable para la formación de la niñez y la juventud en una ética de respeto y reconocimiento de la multiculturalidad de la sociedad y la promoción de un tipo de relaciones distinta, sustentada en la posibilidad de construir una sociedad intercultural, con especial atención a la presencia y aportes de los afrodescendientes en la historia del país, la región y el planeta. Dado que uno de nuestros propósitos es compartir experiencias significativas que contribuyan a la visibilización de los aportes de la diáspora africana en las sociedades americanas, desarrollaré mi presentación reflexionando a partir de un conjunto de experiencias educativas cuyos propósitos coinciden estrechamente con los que se trazaron para este evento. Inicialmente abordaré la reflexión en términos pedagógicos, posteriormente presentaré una discusión general acerca del significado de la diáspora, sus expresiones actuales en la sociedad colombiana y el sentido que su estudio y dignificación tiene para la educación; posteriormente reflexionaré sobre estas experiencias educativas que se han desarrollado en el país en la última década, identificando algunos de los avances y dificultades encontrados en el proceso de su aplicación en diversas regiones del país. Al finalizar propongo algunas posibles líneas de acción para la construcción de una Agenda Afrodescendiente, relacionadas con el campo de las políticas culturales, que podrían nutrir directa o indirectamente a experiencias como éstas.


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Los lineamientos curriculares de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, es decir, el documento de orientaciones generales para su aplicación en el sistema educativo colombiano, fueron presentados formalmente en 2001, en el momento en que se conmemoraron los 150 años de promulgación de la ley de abolición de la esclavitud en Colombia (MEN 2001). Sin embargo, sus antecedentes se remontan a un proceso de más largo aliento en el que Colombia vivió diversos procesos de transformación institucional, entre los que cabe destacar el cambio constitucional de 1991 y la promulgación de la Ley 70 de 1993, conocida como ley de comunidades negras. Esta ley es la primera norma jurídica que da un tratamiento específico a las poblaciones negras en tanto sujetos de derechos colectivos y es a partir de su promulgación que adquieren el estatus de grupo étnico en el nivel institucional.3 Es en este contexto político y jurídico, en el que se promulga una serie de derechos en diferentes ámbitos de la vida social, incluyendo el de la educación, orientados a la protección de este grupo poblacional. Limitaré la exposición a la Cátedra, sin hacer mención a otros mecanismo consagrados en la legislación producto de la época; manteniendo este contexto histórico como marco de referencia. Es pertinente precisar que a lo largo de la exposición me referiré a las poblaciones negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales, para nombrar al conjunto de la población afrodescendiente del país. Esta forma de nombrar al conjunto de la población obedece al propósito de respetar la diversidad de formas de autoreconocimiento presentes entre ella y resaltar la diversidad de expresiones identitarias a las que ha dado lugar el proceso de la diáspora en Colombia. Dimensiones pedagógicas del problema Si las instituciones educativas tienen la misión de formar a las nuevas generaciones de acuerdo a los conocimientos que una sociedad considera pertinentes y acordes a su proyecto político, ¿por qué es importante incluir la diáspora africana en los currículos escolares?, ¿Por qué es importante este conocimiento para la sociedad colombiana? ¿Qué debería ser lo que allí se enseñe en relación con la diáspora?, ¿Cómo es posible alcanzar el reconocimiento de la presencia histórica de los afrodescendientes en la sociedad colombiana?, ¿De qué manera transformar prácticas, conocimientos y valores que han legitimado históricamente el racismo? Estas son algunas de las preguntas que es necesario formularse en el campo pedagógico y sobre las cuales se sustentan buena parte de las experiencias de implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos. Si bien es cierto parece ser relativamente fácil alcanzar un acuerdo acerca del valor de la ‘diversidad cultural’ y de algunas de sus expresiones como la diáspora, también es cierto que no existe un consenso generalizado acerca de lo que ello significa. Si de lo que se trata es de transformar el currículo, lo que está en juego es la ruta de formación de los educandos en su integridad; es decir, se trata de afectar el conjunto de los procesos de formación, revisando todos los elementos que lo configuran, lo que trasciende la labor de las instituciones educativas e involucra al sistema educativo en


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su dimensión más amplia. Implica transformar críticamente los lineamientos curriculares del conjunto de áreas de formación, los sistemas de evaluación, las políticas editoriales en relación con los textos escolares, así como fortalecer las prácticas de investigación educativa, redefiniendo incluso los programas de formación de los maestros. De ahí que sea necesario precisar los puntos de partida de este proyecto curricular. Es decir, el problema o conjunto de problemas que han llevado a los educadores, las organizaciones sociales y otros expertos, a llamar la atención sobre la necesidad de incorporar en los proyectos educativos del país una referencia directa a las trayectorias afrodescendientes, tanto en cuanto a sus aportes a la constitución de la sociedad nacional, como en cuanto las condiciones de desigualdad a las que han estado sometidas y que han dado píe a diversas prácticas de discriminación. En última instancia, el por qué de la enseñanza de la diáspora. Transformar los currículos requiere de una intervención pedagógica en los planos de los conocimientos, valores y prácticas que hacen parte del proceso formativo por construir. En este sentido, el problema curricular no es uno que se resuelva exclusivamente en el plano de nuevos contenidos o con la introducción de un mayor número de ellos. Así como es necesario que el problema se conozca más y con mayor claridad, para intervenirlo de manera efectiva, también es necesario que dicha intervención esté orientada desde un claro proyecto ético-político. No basta con conocer el problema, las soluciones que se le den deben corresponder a un claro proyecto de realidad deseada; un modelo de sociedad al que se aspira. El conocimiento no es un fin en sí mismo, como sí lo es la transformación de las prácticas, conocimientos y actitudes de los educandos y de la sociedad en sentido amplio, en perspectiva de construir un tipo distinto de realidad social y política, marcada por estos nuevos conocimientos, prácticas y actitudes. Dicho proyecto de sociedad es lo que cada vez con mayor frecuencia se ha dado en llamar sociedad intercultural. Si la educación en una sociedad como la colombiana ofreciera un conocimiento equilibrado acerca de la presencia histórica, aportes y expresiones actuales de la diáspora, y si además en sus prácticas y orientaciones hubiera una clara inclusión de estrategias de promoción de la interculturalidad, con una clara postura de oposición a las múltiples formas de discriminación de ciertos sectores de la población, seguramente no tendríamos que pensar hoy en la diáspora desde el campo de la pedagogía. El problema estaría resuelto. Lastimosamente, el sistema educativo ha sido más un campo en el que circulan y se legitiman diversas expresiones de invisibilización y discriminación, que uno de promoción de relaciones en igualdad, por lo que se hace necesario develar las expresiones concretas de estas formas de discriminación e invisibilización, con el propósito de tramitarlas pedagógicamente. Los mecanismos concretos para alcanzar este objetivo y las razones mismas para hacerlo, no son objeto de consenso. La Cátedra de Estudios Afrocolombianos podría ser parte del cómo, es decir de las estrategias de acción; no obstante, las soluciones a


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problemas complejos no dependen de intervenciones en un único plano de la vida social. Es decir, se requiere una comprensión integral del problema y de acciones igualmente integrales para afrontarlo. En esta dirección apunta el presente apartado, en el que, centraremos el análisis en la dimensión y sentido pedagógico de un proyecto educativo que podría ser adelantado desde la Cátedra de Estudios Afrocolombianos u otros proyectos similares. La Cátedra para qué Uno de los primeros asuntos que debe clarificarse en una propuesta curricular es el para qué. De manera esquemática se podría plantear que la Cátedra obedece a tres propósitos centrales: • Contribuir a la superación de las diversas formas de invisibilización de la presencia histórica de los afrodescendientes en el país, particularmente aquellas que son promovidas y/o legitimadas por el sistema educativo. • Avanzar en la erradicación de todas las formas de discriminación y racismo que han afectado a estas poblaciones. • Consolidar el papel del sistema educativo colombiano, y por ende de maestros, padres de familia y estudiantes, en la construcción de relaciones interculturales y de una sociedad más democrática. Teniendo en cuenta estos fines, surgen una serie de interrogantes acerca de la manera de llevarlos a la práctica educativa; es decir, acerca de las consideraciones básicas para materializar estos objetivos y cómo hacerlo. Entre ellos tenemos: ¿Qué es lo que se debe enseñar/aprender en el sistema educativo acerca de la presencia histórica y contemporánea de los afrodescendientes? ¿Este aprendizaje, sus propósitos, contenidos y métodos son los mismos para toda la población? ¿Cuáles los materiales educativos pertinentes para hacerlo? ¿Cuáles han sido los aportes de los afrodescendientes a la sociedad colombiana? ¿Contamos con el conocimiento suficiente para dar cuenta de ello? ¿Cuál debe ser el papel de las diferentes disciplinas en este proyecto? ¿Cómo formar en su conocimiento? ¿Cuál puede ser el aporte de la educación a la eliminación de todas las formas de discriminación y racismo en Colombia? ¿Cómo formar en valores, conocimientos y prácticas que promuevan la eliminación de todas las formas de discriminación, incluida el racismo? ¿Cómo formar a los niños y los jóvenes en prácticas y valores que promuevan la construcción de relaciones interculturales? ¿De qué manera fortalecer relaciones de tipo horizontal y respeto de la diferencia cultural? Tanto los objetivos como la necesidad de definir las estrategias pedagógicas para llevarlos a la práctica educativa hacen necesario definir cuáles son los problemas que constituyen el eje de la formación. Es decir, se hace necesario considerar el conjunto de situaciones que se quiere superar en el proceso de formación.


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Los problemas o puntos de partida: por qué la Cátedra A manera de ilustración señalaré, de manera muy resumida, algunas de las prácticas y representaciones que circulan con bastante frecuencia en los espacios educativos y que considero de mayor relevancia para comprender la dimensión del problema que estamos abordando; ellas se refieren a aspectos frecuentemente encontrados en las orientaciones curriculares, los libros de texto y las prácticas de los maestros. Al final mencionaré lo que llamamos el pensamiento racializado, una dimensión que, aunque está presente en las diversas expresiones del racismo no es exclusiva de las prácticas discriminatorias, encontrándose incluso en algunos discursos académicos y políticos que buscan aportar a la solución del problema. Veamos: Una historia que comienza con la esclavitud: el borramiento de la historia de los hombres y mujeres libres (África antes de la colonización europea). Este es quizá uno de los puntos de mayor debate entre académicos y pedagogos vinculados al debate de la Cátedra. En la enseñanza de la historia de los afrodescendientes encontramos que comúnmente se argumenta su presencia en América como un hecho casi natural, que obedece a las necesidades de mano de obra en la economía colonial, afectada por la muerte de los indígenas sometidos a trabajo forzado. Asociado a este discurso y como un hecho natural, la presencia de los africanos y la de sus descendientes, aparece indisolublemente ligada a la esclavitud. Es decir, desligados de sus historias previas en el continente africano, de su libertad y de sus sociedades y culturas particulares. No se cuestiona este tipo de relato ni las causas de la esclavización, ni la injusticia de la misma, y mucho menos sus efectos. La ‘naturalización’ de la esclavitud: una historia que muestra el sometimiento de grupos humanos como un hecho ‘normal’ y hasta ‘necesario’. Como expresión y correlato del punto anterior, se produce un efecto de naturalización de la esclavitud en particular y del proceso de colonización en general. Al ‘ignorar’ las motivaciones históricas que dieron lugar a la esclavitud y presentar el sometimiento de poblaciones como un hecho obvio en el proceso de colonización, se produce un efecto de obviedad sobre lo que fueron procesos de orden social y político marcados por la imposición del poder de unas sociedades colonizadoras sobre el conjunto de poblaciones colonizadas y esclavizadas. Tanto indígenas como africanos son presentados como poblaciones inferiores, que debían cumplir una misión de reproducción del sistema colonial en el cual además serían evangelizadas y civilizadas. Este tipo de imaginarios producen efectos muy profundos que perduran hasta hoy, en los que se legitima un sistema social de desigualdades ancladas en jerarquías de tipo racial, que se reflejan en los diversos ámbitos de la vida como el trabajo, la sexualidad y la subjetivididad. Como consecuencia, se naturaliza la idea de que ciertas formas de trabajo, erotismo y conocimiento, son propias o ‘naturales’ de ciertas poblaciones y que, cuando corresponden a las de los sujetos y poblaciones afrodescendientes e indígenas, son además inferiores (Quijano 2000a).


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La invisibilización de saberes y prácticas: la esclavitud como mera servidumbre y condición pasiva (oficios y saberes). Otra consecuencia de la naturalización de la esclavitud es la negación de las capacidades intelectivas de los africanos y sus descendientes. Al ser presentados como seres reducidos a esta condición de sometimiento, se los concibe como carentes de iniciativa y conocimientos propios, se los ubica en el lugar de seres cuya actividad carece de voluntad y responde únicamente a los designios del esclavista y las necesidades del sistema colonial. La presentación de los afrodescendientes como seres sin agencia: la negación de las prácticas políticas (rebeliones, negociaciones, adaptaciones, etc.). Otro ámbito en el que la historia suele borrar la participación de los afrodescendientes, es el de la política. Al reducir sus expresiones políticas al cimarronaje y los palenques, se dejan de lado un sinnúmero de otras expresiones como la organización de rebeliones y procesos de negociación con las élites coloniales e independentistas, en procura de transformar sus condiciones de vida. La participación en las guerras de independencia, por ejemplo, fue una de las tantas expresiones políticas de los afrodescendientes, y en ellas se expresaron diversos proyectos políticos de estas poblaciones. En épocas más recientes los procesos organizativos que luchan contra el racismo y promueven los derechos colectivos, son otra expresión de lo dicho. El desconocimiento de los aportes de los afrodescendientes en diferentes ámbitos sociales a lo largo de la historia: economía, política, arte. Además de los ya mencionados, un mecanismo bastante común en la invisibilización de las trayectorias históricas y aportes afrodescendientes, ha sido el de negar su producción en diversos sectores de la vida económica, política y artística, entre otros. Ello se expresa de distintas maneras, entre las que se encuentra el ‘blanqueamiento’ de personajes notables que conduce a su invisibilización como afrodescendientes, la subvaloración de sus producciones artísticas o la inferiorización de sus aportes en los diferentes planos. En consecuencia, aun hoy en día se hace difícil reconocer los aportes de políticos destacados en las historias regionales o nacionales, así como el conocimiento de la obra de artistas e intelectuales afrodescendientes. La negación de los legados culturales afrodescendientes compartidos por gran parte de la sociedad colombiana. Unos ‘más visibles’: música, baile, gastronomía, deportes. Otros menos: literatura, política, academia. Una sociedad discriminadora difícilmente reconocerá el legado que comparte cuando éste proviene de las poblaciones a las que ha subordinado. No obstante algunos de estos legados han sido vitales en las historias de sociedades como la colombiana y en ocasiones al logrado cierto nivel de ‘reconocimiento’. Un riesgo de este reconocimiento ha sido el de estar ligado a diversas expresiones de estereotipia; es decir, reconocimientos marcados por asociación a imaginarios subordinantes como el folclor o la gastronomía que sólo se visibilizan en tanto no hacen parte de los valores que se consideran más elevados para la sociedad; se visibilizan estos planos, pero se mantienen ocultos los de mayor valoración.


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Pensamiento racializado: aunque las razas ‘no existen’, seguimos pensando en términos raciales. Aun cuando es ampliamente reconocido que las razas son construcciones sociales sin ningún sustento moral ni biológico, ellas siguen operando de manera cotidiana en las relaciones sociales y no sólo en las prácticas discriminatorias. Esto es, que aunque raza es un concepto ampliamente cuestionado y que ha sido fuertemente excluido del lenguaje común, las relaciones sociales siguen marcadas por un pensamiento racializado. Este pensamiento racializado opera en diferentes formas, siendo la más evidente aquella que discrimina a personas por sus rasgos fenotípicos, pero no la única. La asociación de las personas a ciertos oficios, prácticas artísticas o deportivas, o la subvaloración de su conocimiento según el color de su piel, son otras muestras de ello. Uno de los riesgos de este hecho es que pervive incluso en algunos discursos de tipo reivindicativo. Además de pensar racializadamente, establecemos jerarquías entre ‘razas’ y le asignamos a esas ‘razas’ unas supuestas condiciones físicas, intelectuales y morales que contribuyen a afianzar esas ideas. Tanto en el sentido común como en muchos discursos expertos de la academia y de las instituciones, es frecuente que se reproduzcan imaginarios estereotipados de las personas y poblaciones afrodescendientes, que les asigna una supuesta ‘naturaleza’ física, moral, emocional o cognitiva, que sustenta su subordinación. Por ejemplo: “La esclavización de los africanos se dio porque ellos son más fuertes y están ‘naturalmente’ más preparados para las inclemencias climáticas”; “los negros llevan el baile ‘en la sangre’”; “las mujeres negras son más ‘calientes’” El mito de la democracia racial: “aquí no hay racismo”. Además de pensar racialmente, la sociedad niega con vehemencia su racismo. Este parece ser un rasgo que lastimosamente tiende a acentuarse frente a ciertos logros de los afrodescendientes en términos de reconocimiento de sus derechos. Es decir, una mayor formalización de derechos termina por servir al argumento que niega la existencia del problema. La expresión más perversa de esta lógica conduce a la elaboración de una especie de contraargumento que señala que el racismo es un problema que generan quienes han sido discriminados; su expresión se hace evidente en frases como: “es que ellos mismos se marginan, los negros son muy racistas”. El racismo no sólo se da ‘desde afuera’, también existen prácticas de racismo ‘desde adentro’: el endoracismo. Una de las dimensiones más complejas del racismo se expresa en su incorporaciónpor parte de quienes han sido afectados por él, de tal forma que ya no proviene de personas distintas a los mismo afrodescendientes, sino que se produce en la relaciones entre personas que pertenecen al mismo grupo de población. No todas las formas de discriminación se refieren a condiciones raciales. Algunas formas de discriminación no son vividas sólo por los afrodescendientes (sexismo, clasismo, discriminación religiosa). Este punto llama la atención acerca de la


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complejidad de las expresiones de subordinación en la sociedad. Si bien es cierto que las poblaciones negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras han soportado formas inhumanas de discriminación, ésta no es una condición que sólo afecte a este grupo de población. En consecuencia, una de las posibilidades de proyectos educativos como éste, es la de abrir nuevos espacios para la reflexión sobre las múltiples y diversas expresiones de injusticia social que deberían ser resueltas en el proceso de construcción de sociedades interculturales; es decir, más democráticas. Para concluir; he señalado sólo algunas de las dimensiones del problema y de manera superficial, para llamar la atención sobre la multiplicidad de frentes en los que éste se expresa. Ellos definen a su vez algunos de los ámbitos que deberían ser abordados en los procesos pedagógicos. Aun hace falta elaborar una mirada más integral, tanto de los problemas como de las alternativas pedagógicas para tramitarlos en las prácticas educativas. Al final del documento se hace una presentación sobre algunas de las limitaciones que han obstruido el desarrollo de las experiencias educativas de Cátedra de Estudios afrocolombianos; se mencionan las políticas públicas educativas, la pertinencia del racismo, las culturas institucionales reacias al cambio y otro conjunto de factores que igualmente inciden en las posibilidades de llevar a la práctica una transformación curricular como la que requiere la Cátedra. Dicho análisis hace visible la manera como las dimensiones aquí mencionadas perviven incluso luego de que las instituciones han dado inicio a las experiencias y llama la atención sobre los alcances y límites de las iniciativas. Para finalizar, es necesario llamar la atención sobre dimensiones no incluidas aquí, cuyo papel ha sido considerado por algunos analistas como decisivo. Me refiero a los textos escolares, las relaciones entre la Cátedra y la enseñanza de las áreas disciplinares del conocimiento, los procesos de formación de docentes, la investigación pedagógica y la producción académica en el campo de los estudios afrocolombianos, entre otros apenas indicados en esta reflexión. Todos ellos deberán ser considerados en análisis más exhaustivos sobre el tema. Teniendo en cuenta las limitaciones de espacio, avanzaré en dirección al tema de la diáspora, su significado y expresiones actuales. Diáspora africana: presencias demográficas contemporáneas La diáspora es un hecho histórico de larga duración con profundas implicaciones en el presente. Más que un hecho que sucedió en el pasado es necesario entender la diáspora como una dimensión constitutiva del momento actual, cuyas expresiones abarcan los más diversos ámbitos de la vida cotidiana en las sociedades americanas y de otras regiones del planeta. Una de estas expresiones es la presencia de las poblaciones afrodescendientes en las sociedades de la región; no obstante no es la única evidencia de este proceso histórico


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cuyos orígenes se remontan a los inicios de las dinámicas de colonización europeas a finales del siglo XV. En este proceso la esclavización de africanos fue un factor determinante para el establecimiento del sistema de economía capitalista, que a partir de entonces comenzó su expansión a escala mundial (Quijano 2000a, 2000b; Wallerstein). A pesar de que la información disponible acerca del número de personas esclavizadas que llegó a América no es del todo confiable, las estimaciones existentes son suficientes para ilustrar la magnitud del fenómeno en términos demográficos. En el periodo que va del siglo XVI al XIX la presencia de africanos y sus descendientes en las colonias americanas llegó a adquirir un gran peso poblacional; los lugares de mayor asentamiento fueron las costas del Caribe en América Central, Colombia y Venezuela, y la costa Pacífica en algunos países de América del Sur. Así mismo un importante número de esclavizados ingresó al Brasil, en donde desde entonces han significado un porcentaje importante de su población. Segú las estimaciones de William Dubois, más de veintidós millones de personas fueron esclavizadas entre los siglos XVI y XIX; Caio Prado Junior estima el número de esclavizados conducidos a Brasil, sólo en el siglo XIX, en casi siete millones de personas (Rodríguez, 2006:25). Como ya se mencionó el análisis del factor demográfico nos permite mostrar una de las dimensiones de la diáspora: su presencia poblacional; tanto en términos históricos como contemporáneos. No obstante, este no es un mero ‘dato’ estadístico: la visibilización de la presencia demográfica de las poblaciones negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, nos permite cuestionar algunos de los estereotipos que perviven arraigados en los imaginarios teóricos y políticos de sociedades como la colombiana. Además, el valor o la importancia de estas trayectorias y presencias no es sólo de índole numérica o cuantitativa; sus aportes y el valor de la multiculturalidad no dependen del número de personas o de su peso porcentual en una sociedad, sino del sentido que se le asigne colectivamente a dichas presencias. El continente americano es heredero de múltiples legados de la diáspora africana, que se expresan incluso en aquellas sociedades o grupos humanos donde su presencia puede parecer menos significativa. Si no, basta con revisar las tradiciones y expresiones artísticas, intelectuales, lingüísticas, gastronómicas o políticas en una sociedad como la colombiana, y de seguro en muchas otras de la región, en las que estos legados permanecen vivos y se expresan de diversas formas, tanto entre quienes se reconocen como afrodescendientes, como entre quienes construyen sus identidades y formas de vida desde otros referentes. Aunque hoy en día es innegable el peso demográfico que representan los afrodescendientes en los países de la región, estimado recientemente en cerca del 30% de la población total (Hopenhayn, 2003:9; Bello y Rangel, 2000:38), su cuantificación ha dado lugar a múltiples debates y propuestas. En los últimos años se han elaborado censos y estimativos poblacionales, pero no ha sido fácil llegar a consensos en cuanto a los criterios a emplear a la hora de definir quiénes son


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catalogados como afrodescendientes y qué estrategias emplear en el proceso de cuantificación. Como se puede observar en la Tabla 1, las formas de entender lo étnico/racial son muy diversas y varían de acuerdo a cada país y sus particulares circunstancias históricas (Antón y Del Popolo, 2008; Rangel 2005; Flórez, Medina y Urrea, 2001). Tabla 1. Población afrodescendiente según censos de la ronda del 2000 Población Afrodescendiente según censos de la ronda de 2000 % Población Población Población País afrodescendiente afrodescendiente total Brasil (1) 45,0 75.872.428 168.666.180 Colombia (2) 10,6 4.311.757 40.607.408 Costa Rica (3) 2,0 72.784 3.713.004 Cuba (4) 34,9 3.905.817 11.177.743 Ecuador (5) 5,0 604.009 12.156.608 Guatemala (6) 0,04 5.040 11.237.196 Honduras (7) 1,0 58.818 6.076.885 Nicaragua (8) 0,5 23.161 5.122.638 TOTAL 32,8 84.853.814 258.757.662 (1) Preto + Pardo, (2) Raizal + Palenquero + Negro (3) Afrocostarricense o negro, (4) Negro + Mulato/Mestizo, (5) Negro + mulato (6) Garífuna, (7) Garífuna + Negro inglés, (8) Creole + Garífuna (*) Nota: Excluye la categoría "ignorado". Fuente: Procesamiento de los microdatos censales en Redatam (Tomado de Antón y Del Popolo 2008:27)

Uno de los procesos de medición censal más reciente es el colombiano, realizado en 2005, en el que se incluyó una pregunta sobre autopercepción étnico-racial con múltiples opciones de respuesta (negro, mulato, afrocolombiano, raizal, palenquero), lo cual fue posible gracias a la presión de las organizaciones sociales y sectores de académicos en la etapa de preparación del censo; proceso no exento de conflictos. Una vez obtenidos los resultados y aun cuando estos arrojaron datos significativamente superiores a los obtenidos en el censo anterior (realizado en 1993), diversas organizaciones llamaron la atención sobre posibles ‘errores’ cometidos por la entidad encargada de la producción de estadísticas en el país (DANE), a la que se acusa de reproducir formas de racismo e invisibilización demográfica. Aun así, vale resaltar que uno de los aportes más significativos que ofrece este tipo de información es la posibilidad de romper con la imagen de una población minoritaria con escasa presencia en la sociedad nacional. Además, nos permite cuestionar otro de los estereotipos de mayor arraigo en la sociedad colombiana: el de su ubicación geográfica. En Colombia ha tenido un uso extendido la idea de que las poblaciones negras habitan principalmente en la región del Pacífico, en áreas rurales y mayoritariamente en las riberas de los ríos (Restrepo 2004a). Sin embargo, el censo es una evidencia de que su


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presencia geográfica no corresponde con este estereotipo ruralizante. Más del 70% de esta población habita en contextos urbanos, de cabeceras municipales, ciudades intermedias y grandes capitales como Cali, Medellín y Cartagena; es decir, no se trata de una población predominantemente rural. El otro estereotipo, que liga a estas poblaciones a la región del Pacífico también queda ampliamente controvertido según los datos censales. La presencia de población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal se extiende por las diferentes regiones del país, incluso en departamentos que no han sido reconocidos históricamente como asentamientos de población negra. Tres departamentos (Valle del Cauca, Antioquia y Bolívar) reúnen el 51% de toda la población afrocolombiana del país (Ver Tabla 2). En cuanto a las ciudades, tan sólo Cali y su área metropolitana contienen más población negra que los cuatro departamentos que componen el litoral Pacífico; es decir más de la cuarta parte del total nacional. Después de Cali, otros centros urbanos con una alta concentración de población negra son: el área metropolitana de Cartagena y luego en orden descendente, las áreas metropolitanas de Medellín, Barranquilla, Bogotá, Santa Marta y Pereira (Urrea 2007: 18). Tabla 2 Distribución porcentual de la población afrocolombiana por departamento, respecto del total de afrocolombianos a nivel nacional, 2005 Departamentos % Valle del Cauca 25,63 Antioquia 13,87 Bolívar 11,66 Chocó 6,72 Nariño 6,35 Cauca 6,01 Atlántico 5,33 Córdoba 4,51 Sucre 2,86 Magdalena 2,59 Otros 14,49 Fuente: DANE 2006 Como podemos observar, la información demográfica no sólo permite saber de cuántas personas estamos hablando, lo cual constituye en sí mismo un dato de vital importancia, sino que permite comprender mejor cuál es la geografía concreta de las presencias afrodescendiente. Y esto último es esencial si se quiere visibilizar realmente las expresiones de la diáspora y avanzar en la comprensión de las dinámicas concretas que han tenido las trayectorias afrodescendientes en el país. En consecuencia, se hace necesario superar un conjunto de ideas que se expresan en el sentido común, los medios de comunicación y en no pocas publicaciones académicas y textos escolares, en las que se continúa promoviendo la imagen de una geografía


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racial que liga poblaciones y lugares como si fueran hechos naturales (Wade 1997). Esta misma idea es la que considera inconcebible las presencias afrodescendientes en países y regiones concretas que no corresponden con su imaginario (como pensar en la presencia de población afrodescendiente en Bolivia, en las cordilleras de Colombia, o en contextos urbanos como los de Bogotá e incluso Cartagena). También es necesario revisar las prácticas académicas predominantes, que en ocasiones contribuyen a reducir la complejidad del fenómeno a sus expresiones locales. La mayoría de los estudios académicos sobre el tema se reducen a un país y/o región dentro de un país, lo que dificulta la construcción de miradas más integrales acerca de los procesos a nivel del continente, o en perspectiva de la diáspora africana de manera amplia.5 Ello no quiere decir que estos estudios sean irrelevantes, sino que aun es necesario enriquecer sus aportes con miradas de perspectiva más amplia en términos de tiempo y espacio (larga duración y cobertura regional). En este sentido, la historia de la diáspora nos debe permitir hacer evidente el fenómeno en dos direcciones complementarias. Por un lado, reconocer que las trayectorias afrodescendientes han estado marcadas por circunstancias comunes y, por otro, que dichas trayectorias han tenido manifestaciones diferenciadas al interior de cada país y de sus regiones. De esta manera podremos entender la pluralidad de experiencias históricas que ha significado la diáspora en la región, así como sus articulaciones globales. En Colombia, por ejemplo, los procesos de asentamiento de los afrodescendiente en el periodo republicano y luego de la abolición jurídica de la esclavitud, se dieron según diversos patrones. Y de manera más reciente las poblaciones negras han sido participes de los procesos de urbanización que se presentaron en la región a partir de la década del cuarenta, razón por la cual un importante porcentaje de ellas se encuentra hoy en las ciudades. Si cruzamos los factores de orden histórico, referidos a los patrones de colonización y el tipo de dinámicas socioraciales que ellos promovieron, con las dinámicas intraregionales de cada país, el asunto se hace aun más revelador. Para continuar sólo con el caso colombiano, se debe considerar que las formas en que se constituyeron las economías regionales no fueron homogéneas y la participación de mano de obra esclavizada varió en cada una de ellas; de tal manera que hoy las presencias demográficas afrodescendientes son bastante heterogéneas, encontrándose patrones particulares para regiones como el Caribe, el Pacífico o los valles interandinos. Además, las dinámicas de urbanización y el conflicto armado, entre otros factores, han transformado aun más dicho panorama. Es el caso de México, Bolivia y Uruguay, por citar solo tres ejemplos, en donde es común ignorar la presencia afrodescendiente (ver Hoffmann 2006, Angola 2007, Bucheli y Cabella. S.f., respectivamente). De igual forma, podemos encontrar situaciones similares en países como Argentina, Costa Rica o Perú. Sobre esta situación diversos autores han llamado la atención y realizado esfuerzos por revertirla. En cuanto a las presencias afrodescendientes en los Andes, rrecientemente el Journal of Latin American and Caribbean Anthropology, publicó un Dossier especial sobre el


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tema: Lo Afro en América andina (Noviembre 2007, Vol. 12, No. 1); así mismo, la UNESCO publicó en 2004 un libro colectivo titulado Los Afroandinos (Finocchietti 2004). Aun así, existen interesantes excepciones. Los recientes trabajos de Reid Andrews (2007) y Wade (2006b), son ejemplo de ello. Por su parte Unicef publicó en 2006 el Manual de los Afrodescendientes de América Latina y el Caribe, una herramienta especialmente útil para legos y expertos en el tema (Ver Rodríguez 2006). Sobre aspectos lingüísticos de las lenguas criollas ‘afroibéricas’, ver Lipski (s.f); sobre diferentes dimensiones de la diáspora en América Latina y el Caribe, Yelvington (2001); para una revisión parcial de la bibliografía disponible sobre la presencia afrodescendiente en América Latina, ver Barrenechea (s.f); sobre la historia de los afrodescendientes en América, Martínez (1992). Todo ello hace evidente la necesidad de análisis más integrales, que incluyan historizaciones juiciosas y la posibilidad de profundizar en el análisis de las articulaciones de estos fenómenos en sus distintas escalas (local/regional/global). De esta manera, comprender que la diáspora no se dio aislada en cada país o sociedad de la región, sino que hace parte de un proceso de alcance global muchas de cuyas manifestaciones actuales son compartidas, aunque con efectos y expresiones locales en cada caso. Aun más, se debe insistir en que para comprender el significado de la diáspora no es suficiente mirar al pasado sino que se la debe mirar en perspectiva de larga duración, incluyendo sus expresiones contemporáneas, que encontramos hoy bajo distintas formas en la vida cotidiana en todos los países de América Latina y el Caribe. Incluso, se trata de pensar África tal como ella es hoy en América, tal como ella es en el presente; o como lo dice el intelectual negro jamaiquino, Stuart Hall, reflexionando sobre la diáspora en el Caribe: África está viva, sana y salva en la diáspora. Pero no es el África de los territorios oscurecidos por el cartógrafo colonial, de los cuales fueron arrebatados tantos esclavos, ni el África de hoy en día, que es por lo menos cuatro o cinco continentes plegados en uno, con sus formas de subsistencia destruidas y sus gentes ajustadas estructuralmente en una devastadora pobreza moderna. El África viva, sana y salva en esta parte del mundo es lo que África ha venido a ser en el Nuevo Mundo (Hall 2003:491). La complejidad de la tarea que debería asumir el sistema educativo al comprometerse con la visibilización de las trayectorias de la diáspora en las sociedades de la región requiere seguir pensando y construyendo alternativas frente a lo que significa asumir este objetivo en su integralidad desde el ámbito pedagógico. Cátedra de Estudios Afrocolombianos: antecedentes y marco jurídico Con frecuencia se ha señalado que una de las debilidades del sistema educativo colombiano es la de haber desconocido la presencia histórica y aportes de los distintos grupos de población y tradiciones culturales que conforman la sociedad, a lo que se suma el hecho de haber sido uno de los principales ámbitos en que se reprodujo el racismo y otras formas de discriminación. Este argumento ha sido un punto de partida


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importante para hacer evidente y resaltar la urgencia de proyectos educativos orientados desde éticas distintas a las que hasta hace poco, y tal vez hasta hoy, han sido imperantes en el sistema educativo nacional. En este sentido emerge la Cátedra, como resultado de un proceso político en el que el Estado y representantes de las poblaciones afrocolombianas, con acompañamiento de algunos académicos, lograron unos acuerdos básicos para el diseño e implementación de una política educativa. Y si bien es cierto dicho proceso no estuvo exento de conflictos y no todos los actores involucrados tuvieron las mismas posibilidades de incidir en el resultado final, aun hoy en día se reconoce que este proyecto educativo representa una oportunidad importante para incidir en el tipo de educación que se imparta en la sociedad colombiana. Sin embargo todavía hay quienes ven en ella una norma impuesta en el sistema educativo, un capricho de las organizaciones sociales o un ‘invento’ de los académicos; lo cual refleja algunas de las tensiones de las que ha sido y sigue siendo objeto. Como política educativa, la Cátedra tiene entre sus antecedentes algunas políticas similares ya existentes en el país, en particular las políticas de educación para indígenas, cuya historia es anterior a la constitución de 1991 y que en la política pública era conocida entonces, y aun hoy, como política de etnoeducación.6 No obstante, y como veremos más adelante, la nueva política educativa para poblaciones negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, contiene una serie de aspectos novedosos, que no tienen antecedente en las políticas existentes antes del cambio constitucional. La etnoeducación había sido entendida hasta principios de los noventa como una política educativa de y para los grupos étnicos; algo que hasta hoy no ha cambiado sustancialmente. Por esta razón, la Cátedra de Estudios Afrocolombianos introduce un elemento inédito en este campo: el de buscar afectar al sistema educativo nacional en su conjunto; es decir, el de ser una política para la sociedad nacional en su conjunto y no sólo una política para el grupo étnico. En este sentido, responde a la demanda de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales de transformar la educación, de tal forma que la sociedad colombiana, y sobre todo sus nuevas generaciones, tengan una versión equilibrada de sus aportes a la historia y realidad actuales del país. Este es tal vez uno de los aportes más significativos de los procesos de reconocimiento de la multiculturalidad y en particular de las demandas de las organizaciones afrodescendientes del país en el campo educativo. La publicación de unas orientaciones generales (lineamientos curriculares), con carácter de documento institucional del Ministerio de Educación (MEN 2001), fue posible luego de un ejercicio de concertación y producción colectiva en el que participaron diversos expertos, la Comisión Pedagógica Nacional de Comunidades Negras y el Ministerio de Educación Nacional. En el campo de las prácticas educativas, los lineamiento retomaron la riqueza de un conjunto de experiencias agenciadas por organizaciones sociales, maestros y organizaciones no gubernamentales, desde por lo menos la década de los ochenta.


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Además, se nutrieron de los desarrollos de campos académicos como el de la pedagogía y los estudios afrocolombianos. La Cátedra surgió en ese particular momento histórico en el que en el país se buscaban los mecanismos más apropiados para darle concreción a los principios constitucionales relacionados con la multiculturalidad. En ellos se definió su sentido, los mecanismos para su aplicación en los procesos de diseño curricular y sus dimensiones orientadoras. Y si bien es cierto todo esto ya significa un avance importante, su puesta en práctica no está garantizada, tal como lo muestran las experiencias que veremos más adelante. En términos generales, la etnoeducación es la política de educación para grupos étnicos, que luego del cambio constitucional fue reglamentada por la Ley 115 de 1994 y el decreto reglamentario 804 de 1995. Sin embargo, antes de ser incluida en la Ley 115, ya había sido incorporada en la política pública de educación desde los años ochenta; luego de la Constitución de 1991, y en particular al darse el reconocimiento de un estatus como grupo étnico a las poblaciones afrodescendientes, la etnoeducación también aplica para estas poblaciones. Sin embargo, en aspectos particulares, las normas jurídicas existentes establecen diferencias entre ambos grupos de población. La Comisión Pedagógica es una instancia asesora de la política educativa para comunidades negras, en la que tienen participación representantes del gobierno y de las poblaciones. Fue creada mediante Decreto 2249 de 1995. Si de lo que se trata es de trazar elementos para una agenda de políticas institucionales, es necesario tener presente que la aplicación de la Cátedra no sólo se resuelve en el campo educativo. En tanto política pública, debe ser pensada en su complejidad; requiere de mecanismos que garanticen el cumplimiento del marco legal, voluntad política, capacidad técnica de la institucionalidad para su desarrollo, trabajo continuo y decidido de y con los maestros del país, las demandas de las organizaciones sociales frente al cumplimiento de sus derechos y desarrollos académicos en los campos pedagógico y de los estudios afrocolombianos, entre otros. A lo largo de este documento insistiré en la necesidad de considerar los múltiples planos del problema, los actores involucrados y los propósitos que están en juego, con el fin de no perder de vista que enfrentamos un problema complejo, que no se resuelve de manera simple o sólo con buenas intenciones. Las expresiones históricas y manifestaciones presentes de la invisibilización de la diáspora, del racismo y de otras formas de discriminación, así como la ponderación de los legados afrodescendientes en la sociedad y la construcción de nuevas prácticas y proyectos éticos, son tareas para las que el sistema educativo y la sociedad colombiana no parecen estar dispuestos todavía, o no suficientemente; el objeto de esta reflexión es continuar indagando acerca de esta posibilidad. Antecedentes normativos: La Cátedra de estudios afrocolombianos es una propuesta educativa orientada al reconocimiento de las presencias y aportes de los afrodescendientes en la sociedad colombiana a través de la educación, con énfasis en los niveles de básica y media. Resumo sus propósitos de la siguiente manera:


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- Contribuir a la superación de las diversas formas de invisibilización de la presencia histórica de los afrodescendientes en el país, particularmente aquellas que son promovidasy/o legitimadas por el sistema educativo. - Avanzar en la erradicación de todas las formas de eliminación y racismo que han afectadoa estas poblaciones - Consolidar el papel del sistema educativo colombiano, y por ende de maestros, padres de familia y estudiantes, en la construcción de relaciones interculturales y de una sociedad más democrática. Inicialmente la Cátedra fue concebida como una materia o asignatura que debería ser incluida en los planes de estudio de las instituciones educativas del país como parte del área de ciencias sociales. Esa fue la manera como quedó establecido en el Artículo 39 de la Ley 70 de 1993, donde se establece: El Estado velará para que en el sistema nacional educativo se conozca y se difunda el conocimiento de las prácticas culturales propias de las comunidades negras aportes a la historia y a la cultura colombiana, a fin de que ofrezcan una información equitativa y formativa de las sociedades y culturas de estas comunidades. En las áreas de sociales de los diferentes niveles educativos se incluirá la cátedra de estudios afrocolombianos conforme con los currículos correspondientes. Tal como fueron planteados en los lineamientos curriculares (MEN 2001), el número de objetivos es mayor y plantean aspectos específicos que aquí no se recogen. Si los planteo de esta forma es con el propósito de enfocar la reflexión en unas líneas gruesas que considero centrales. En consonancia con la Ley, el decreto reglamentario 1122 de 1998 establece algunas precisiones de orden temático, metodológico y didáctico: Artículo 2º. La Cátedra de Estudios Afrocolombianos comprenderá un conjunto de temas, problemas y actividades pedagógicas relativos a la cultura propia de las comunidades negras, y se desarrollarán como parte integral de los procesos curriculares del segundo grupo de áreas obligatorias y fundamentales establecidas en el artículo 23 de la Ley 115 de 1994, correspondiente a ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia. También podrá efectuarse mediante proyectos pedagógicos que permitan correlacionar e integrar procesos culturales propios de las comunidades negras con experiencias, conocimientos y actitudes generados en las áreas y asignaturas del plan de estudios del respectivo establecimiento educativo. Parágrafo. En armonía con lo dispuesto por el artículo 43 del Decreto 1860 de 1994, las instituciones educativas estatales deberán tener en cuenta lo establecido en este artículo, en el momento de seleccionar los textos y materiales, para uso de los estudiantes. (Énfasis agregado). Lo que quiero resaltar es que la Cátedra fue concebida originalmente como una asignatura dentro del área de ciencias sociales y en el proceso de reglamentación se abrió la posibilidad de desarrollarla además mediante proyectos pedagógicos correlacionados e integrados con las áreas y asignatura del plan de estudio. Es decir, se


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intentó darles un mayor margen de maniobra a los maestros para que su implementación no se restringiera a una sola asignatura (la Cátedra) y se pudiera así afectar de manera más integral el currículo. En la misma dirección, al llevar la propuesta del campo normativo al curricular, se buscó que adquiriera una dimensión transversal en los planes de estudio, librándola así de su condición de asignatura, tal como se expresa en el capítulo 6 de los Lineamientos curriculares: La Cátedra de Estudios Afrocolombianos es una propuesta educativa de amplio espectro para ubicar no sólo en el plan de estudios, sino en el Proyecto Educativo Institucional y en todas las actividades curriculares, para impregnar toda la vida escolar (MEN 2001:31). Otro aspecto que caracteriza a la Cátedra y que mencioné anteriormente, es el de ser un proyecto concebido para ser implementado en el conjunto del sistema educativo nacional y no ser un proyecto de educación para las poblaciones afrodescendientes exclusivamente: su intención es afectar los procesos de formación de la sociedad en su totalidad. En este sentido, es un proyecto de gran potencialidad en la construcción de relaciones interculturales. Estos cambios parecen obedecer a varios factores, entre los que se encuentra la experiencia acumulada a nivel nacional con experiencias similares que buscaron visibilizar aspectos de la formación de los educandos a través de cátedras. En el sistema educativo colombiano ha habido varias experiencias de cátedras (entendidas como asignaturas), que no obtenido los mejores resultados; un ejemplo de ello fue la Cátedra de Constitución política, cuya existencia fue efímera. Mientras la etnoeducación se entiende como educación para grupos étnicos, la Cátedra es un proyecto dirigido al sistema educativo en su conjunto que involucra a toda la sociedad. Aunque ambos proyectos son complementarios, cada uno de ellos tiene una orientación pedagógica específica y está dirigido a distintos sectores de la población. No obstante la población afrodescendiente tiene la opción de orientar sus proyectos educativos desde cualquiera de las dos propuestas; puede hacer etnoeducación o puede hacer Cátedra de Estudios Afrocolombianos. El artículo 34 de la Ley 70 de 1993 nos permite observar el enfoque de los proyectos etnoeducativos: Artículo 34.- La educación para las comunidades negras debe tener en cuenta el medio ambiente, el proceso productivo y toda la vida social y cultural de estas comunidades. En consecuencia, los programas curriculares asegurarán y reflejarán el respeto y el fomento de su patrimonio económico, natural, cultural y social, sus valores artísticos, sus medios de expresión y sus creencias religiosas. Los currículos deben partir de la cultura de las comunidades negras para desarrollar las diferentes actividades y destrezas en los individuos y en el grupo, necesarios para desenvolverse en su medio social.


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Más que centrar la discusión en el plano jurídico o técnico, se trata de mostrar que, de acuerdo con la legislación vigente, es posible entender los derechos educativos de las poblaciones afrodescendientes en los dos planos mencionados, cada uno de los cuales tiene distintos alcances y limitaciones. De hecho, las experiencias educativas que se han desarrollado en el país y que se amparan en esta legislación, no establecen una distinción tajante entre Cátedra de Estudios Afrocolombianos y etnoeducación, pues la confluencia de intereses en uno y otro proyecto las lleva a traslaparse en la práctica con bastante frecuencia. Para terminar, es necesario dejar planteado que la formalización de un conjunto de derechos en la legislación significa un avance trascendental pero no constituye una respuesta suficiente. La experiencia colombiana ha demostrado que muchas de las experiencias educativas existentes del país surgieron antes del cambio constitucional y de las legislaciones que de allí se derivan, lo que significa entre otras cosas que los marcos normativos no crean las experiencias educativas ni los procesos sociales en general. No obstante, ello no quiere decir que la legislación sea inoficiosa, pues ella ha sido un factor clave para que muchos maestros sustenten su decisión de innovar en las instituciones educativas, además de haber sido un mecanismo para promover experiencias en diferentes lugares. Una definición más precisa de lo que se entiende por etnoeducación en el marco normativo se encuentra en la Ley 115 de 1994, en su Artículo 55: “Definición de etnoeducación. Se entiende por educación para grupos étnicos la que se ofrece a grupos o comunidades que integran la nacionalidad y que poseen una cultura, una lengua, unas tradiciones y unos fueros propios y autóctonos. Esta educación debe estar ligada al ambiente, al proceso productivo, al proceso social y cultural, con el debido respeto de sus creencias y tradiciones”. Lo que habría que analizar son las posibilidades concretas de mantener la vigencia de este proyecto en el país, no tanto en términos jurídicos sino en cuanto a las políticas educativas y sus prácticas institucionales. Mientras no haya una clara correspondencia entre los ‘derechos especiales’ y la política educativa nacional, éste seguirá siendo un asunto marginal cuyas posibilidades de existencia serán correspondientes al esfuerzo de unos pocos maestros decididos a llevarlo a la práctica. Hasta ahora, ésta es una tarea pendiente. Más aun si se tiene en cuenta que la actual política educativa nacional no ha incorporado la Cátedra dentro de sus directrices y programas. Experiencias educativas de Cátedra de Estudios Afrocolombianos Al observar las leyes y decretos que definen el campo de los derechos educativos de los afrodescendientes, observamos una legislación que parece contener las posibilidades para una transformación radical del sistema educativo nacional. Tanto en cuanto a la posibilidad de las poblaciones negras de diseñar e implementar proyectos educativos regidos desde concepciones pedagógicas elegidas por ellos, como en cuanto a la transformación de prácticas que reproducen el racismo y otras formas de discriminación en las instituciones educativas, ya sea por acción o por omisión. Sin


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embargo, y a pesar del respaldo jurídico existente, los proyectos educativos en marcha deben enfrentar cotidianamente las exigencias que supone innovar en el campo educativo, las limitaciones que oponen con frecuencia las culturas institucionales, la carencia de medios materiales para el trabajo, y las innumerables contradicciones del sistema educativo nacional en su normatividad. En esta parte de la presentación mostraremos de manera general algunas de las tendencias más comunes en la aplicación de la Cátedra en el país, con el propósito de resaltar aspectos novedosos de las experiencias estudiadas y de señalar su potencialidad para la construcción de proyectos educativos en los que se haga efectiva la visibilización de las trayectorias afrodescendientes. La Cátedra como asignatura Tal como se señaló al hacer referencia al marco jurídico, el término ‘Cátedra’ evoca con bastante frecuencia la idea de asignatura o ‘materia’. Es por ello que con frecuencia la desconfianza en el impacto y sostenibilidad de la Cátedra de Estudios afrocolombianos se centra en lo efímero de otras iniciativas del mismo tipo, que demostraron ser pasajeras y de las que hoy ya nadie suele acordarse. Alegan quienes hacen la crítica, que asumir este tipo de proyectos como cátedras implica una serie de dificultades para el planeamiento académico en las instituciones, pues supone abrirle espacio a una ‘nueva’ materia, asignarle un docente, pero sobre todo, ‘quitarle’ tiempo a otras áreas muchas veces consideradas más importantes. Con el tiempo, y ante la inexistencia de mecanismos que garanticen su obligatoriedad o que demuestren su pertinencia, las cátedras suelen desaparecer sin pena ni gloria. Uno de los motivos para no darles importancia, es que las competencias que allí se promueven no son incorporadas en los sistemas de evaluación o pruebas de Estado, o lo hacen de manera marginal, lo cual redunda en que los maestros no encuentren razón para continuar realizando un trabajo que no se encuentra entre las prioridades institucionales. La caracterización que se presenta a continuación resulta del proyecto de investigación mencionado al principio de la presentación. Se basa en una serie de talleres realizados en diferentes lugares del país, a los que asistieron maestros, estudiantes y padres de familia, así como algunos funcionarios de entidades territoriales y otros expertos en el tema. Además de los talleres, se realizaron visitas a instituciones educativas que trabajan la Cátedra. Los talleres y visitas se realizaron en las ciudades de Cali, Buenaventura, Quibdó, Popayán, Cartagena, Medellín, Bogotá, San Andrés y Guapi. Participaron 74 experiencias y más de 400 personas. Al observar las experiencias de Cátedra en el país, encontramos que algunas de ellas desarrollan su propuesta como una asignatura. La mayoría como parte del área de Ciencias sociales y en algunos casos, acompañada de proyectos pedagógicos complementarios. Trabajar la Cátedra de esta manera garantiza la existencia de un espacio formal para trabajar temas que de otra forma no serían incluidos en el trabajo


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pedagógico. Así, la Cátedra se hace visible y debe ser incluida en el planeamiento académico, asignándole labor a un docente y destinándole una intensidad horaria. En la mayoría de las ocasiones la asignación de tiempo de docencia semanal es de una o dos horas. Las experiencias incluidas en la investigación mostraron que se trabaja básicamente de dos formas: como asignatura en el área de ciencias sociales y como asignatura ‘independiente’ en el plan de estudios, por fuera de las áreas obligatorias y fundamentales. En ambos casos, es posible que se organice en unidades temáticas, con contenidos, objetivos, fines, actividades, logros e indicadores de logro, o temáticas propuestas con objetivos y criterios de evaluación. En ocasiones se trabaja en los niveles de básica y media, en otras sólo en uno de ellos; hay intentos de trabajar en el nivel de transición. Probablemente por su vínculo con el área de Ciencias sociales, la mayoría de las experiencias trabajan sobre temáticas relacionadas con la historia; aunque en ocasiones se trabaja sobre saberes ancestrales, expresiones artísticas (música, literatura), o gastronomía, entre otras. Para terminar, debe destacarse la potencialidad de este tipo de experiencias. Al estudiar la obra de un intelectual afrocolombiano como Manuel Zapata Olivella, o de literatos como Candelario Obeso, no se trata de estudiar sólo a ‘personajes afrocolombianos’, que podría entenderse como un tema que solo interesa a los afrocolombianos, como algo ‘nuevo’ o adicional. La potencialidad está, más bien, en la manera como se construyen nuevas miradas sobre la historia de la literatura y la producción intelectual en el país y el planeta, en la que los afrodescendientes han hecho aportes fundamentales, aunque son escasamente conocidos. Igual para otras áreas del conocimiento como las Ciencias Naturales o las Matemáticas. Experiencia: Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media y Profesional – IEFEM El museo En la Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media y Profesional en el municipio de Quibdo, departamento del Chocó, los maestros del área de Ciencias Sociales lideran la cátedra de Estudios Afrocolombianos, siendo el museo uno de los proyectos claves para su implementación. El museo posibilita el estudio de la historia de las poblaciones afrodescendientes, con participación de la comunidad educativa. Se trata de un espacio en donde están expuestos objetos que dan cuenta de la historia afrocolombiana, especialmente del Chocó. Se encuentran fotografías de personajes destacados en la literatura, el conocimiento científico y tecnológico, las luchas por la defensa y dignificación de las poblaciones negras, el deporte y la música; así mismo biografías, archivo de prensa, manuscritos, fósiles de plantas y animales marinos, artesanías, vestuario típico, indumentaria, herramientas y utensilios de trabajo ancestrales, colección de monedas y billetes, pinturas con escritos sobre historia afrocolombiana y una sección de objetos representativos de diferentes grupos socioculturales. Además han elaborado con los estudiantes un texto donde se encuentra registrada la información sobre el museo.


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El museo es considerado un laboratorio etnoeducativo alrededor del cual los estudiantes, padres de familia y personas de la comunidad trabajan por su fortalecimiento, con aportes desde las investigaciones adelantadas sobre historia y cultura afrocolombiana hasta la consecución de objetos representativos y portadores de conocimiento y ancestralidad. Esta experiencia por la característica que hemos descrito permite visibilizar aportes de los afrodescendientes a la conformación del país, en la ciencia, la economía, la transformación de los ecosistemas, la cultura y la política, en esta medida se constituye en una experiencia pedagógica que permite trabajar los fenómenos de la diáspora. Como señalamos anteriormente, la Cátedra de estudios afrocolombianos ha sido entendida como proyecto pedagógico que puede trabajar en dos direcciones complementarias. Por un lado, en la visibilización de las trayectorias afrodescendientes como estrategia dirigida a cualquier tipo de población y, por otro, en un sentido de redignificación de esta experiencia histórica, dirigido a las propias poblaciones negras, afrocolombianas y raizales. Los diferentes proyectos estudiados revelan la coexistencia de ambos propósitos. Experiencia: Institución Educativa Santa Rosa. Cali – Valle Esta institución cuenta con una población estudiantil identificada por sus profesores, como diversa (coexistencia de afrocolombianos y población blanco-mestiza), en la que se trabaja en la implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos con un eje fuerte en la identidad. La experiencia se adelanta en varias áreas de los grados de básica primaria, haciendo énfasis las capacidades de la gente negra en el campo de lo artístico, la academia y la política. El proyecto que ha sido llamado “Aguablanca cuna de raíces”, y su propósito es el de generar en los estudiantes una actitud de reconocimiento y respeto a la diversidad en el caso de la población blanco-mestiza, y un autoreconocimiento y valoración de sí mismo en el caso de los afrocolombianos. Como parte del proceso se tiene en cuenta la celebración o conmemoración de fechas significativas como el día de la afrocolombianidad, donde se exaltan diversas expresiones culturales afrodescendientes.

La Cátedra como proyecto transversal Un grupo importante de las experiencias analizadas desarrolla la Cátedra de una manera bastante similar a la que indican la legislación y los lineamientos curriculares. Se trata de proyectos de Cátedra que se ubican de manera transversal en el grupo de materias del área de ciencias sociales. Las instituciones al iniciar el año escolar incluyen en la planeación académica un proyecto de Cátedra que se desarrolla desde todas las asignaturas del área.


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En la planeación se incluyen temáticas relacionadas con las culturas afrodescendientes y en el diseño curricular se articulan por ejes y unidades temáticas con sus respectivos contenidos, objetivos y formas de evaluación. En la mayoría de las experiencias se observó un nivel de integración importante, que se expresa en la facilidad para el encuentro de las temáticas y su desarrollo. Algunas otras propuestas de transversalización han sido diseñadas para afectar varias áreas, además de Ciencias Sociales. Encontramos propuestas en áreas tan disimiles como las matemáticas, las ciencias naturales o la informática. En estos casos se trabaja sobre proyectos como las etnomatemáticas, la investigación sobre plantas de uso medicinal y la creación de páginas web para la promoción y socialización de proyectos pedagógicos, además de actividades de clase ligadas a las tradiciones organizativas de los afrodescendientes, como los cabildos (propios de la Región Caribe), la memoria colectiva y/o los personajes destacados de la localidad. También se encuentran experiencias en las que se trabaja sobre un proyecto macro, en ocasiones enmarcado en el proyecto Etnoeducativo o Institucional (PEI), y se desarrolla desde diferentes áreas del conocimiento con temáticas articuladas que posibilitan la integración de las áreas a través de diferentes estrategias. Por ejemplo, articulando el trabajo de la historia a partir de cuentos africanos, que se relaciona con el área de Lenguaje en la producción de textos, con Geografía en cuanto a ubicación espacial, etc. Otra forma de trabajo es el proyecto eje movilizador que permea todas las áreas del conocimiento, pero las actividades pedagógicas y de investigación se realizan en cada una de manera independiente. Dentro de las múltiples estrategias también se encontró que algunas instituciones trabajan de manera simultánea con una asignatura en primaria y de manera transversal en secundaria. Encontramos también la opción de Cátedra como asignatura y como estrategia transversal en todos los grados, lo que representaría la opción de mayor presencia en un proyecto educativo, aunque no es la más frecuente. Experiencia: Institución Educativa Manuela Vergara de Curi La Institución Educativa Manuela Vergara de Curi, de Cartagena, desarrolla una propuesta de Cátedra como estrategia transversal. Las actividades que se desarrollan están incluidas en el plan de estudios y se trabaja de manera transversal a partir de las orientaciones del proyecto global de vida llamado: autorreconocimiento de la comunidad afrodescendiente, que trabaja alrededor de ejes integradores y ejes temáticos que están diseñados de acuerdo a las necesidades, intereses y aficiones que se identifican en la población estudiantil. En la experiencia, se propone a los estudiantes realizar actividades de visibilización y reconocimiento de quienes se han destacado en las luchas por la libertad y


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dignificación de los afrodescendientes. Este trabajo se desarrolla a partir de la elaboración de carteleras dirigidas a exaltar las acciones de Benkos Biohó, la participación de la gente negra en la insurrección de los comuneros, y la organización de actos culturales para celebrar o conmemorar la declaratoria del Patrimonio Histórico y Cultural de Cartagena, el día Nacional de la afrocolombianidad, de la cultura, de la democracia, el día de San Pedro Claver, el festival folclórico, día de la raza, día de la juventud colombiana y día de ‘ángeles somos’. En algunos casos, las instituciones elaboran su malla curricular indicando las temáticas por grados, objetivos, logros, indicadores de logros. De manea general podría decirse que la transversalidad se observó con mayor frecuencia en el nivel de básica secundaria, mientras en el nivel de primaria predominó el trabajo por asignatura. Aunque en términos generales se encontraron fuertes niveles de coordinación en las acciones, no siempre hay integración. Los maestros expresan que el trabajo requiere de planeación conjunta, coordinación y constante concertación, lo que no siempre es fácil. Experiencia: Centro Educativo Antonio Villavicencio. Trabajo sobre narrativas e historia oral En el Centro Educativo Antonio Villavicencio se lleva a cabo una experiencia transversal en la que participan todos los docentes de primaria y tiene como finalidad implementar la Cátedra de estudios afrocolombianos mediante el proyecto ‘el lenguaje como concreción de experiencias y realidades’. La propuesta permite trabajar con los estudiantes el autoreconocimiento y la afirmación histórica. El proyecto se desarrolla a través de historias de vida, vinculando a los padres y madres de familia al proceso de reconocimiento y autoafirmación de los niños desde preguntas sobre su origen y su identidad cultural. Los padres además de compartir sus historias de vida en el contexto escolar, enseñan a los niños y niñas los juegos tradicionales, canciones y rondas. Así se promueve la realización de actividades formativas conjuntas y el intercambio de saberes en los cuales participan personas de la comunidad educativa. La identidad cultural de los niños se plantea como el eje pedagógico de este proyecto. La información que se recoge en las actividades sirve para desarrollar la temática de diversidad en relación con las regiones, costumbres, lenguaje, lugares turísticos, arqueológicos, ecológicos, etc., se establecen comparaciones y valoraciones sobre la economía de cada contexto y los motivos del desplazamiento de las familias a la ciudad. En las clases los niños describen su región apoyándose en materiales como carteleras, fotografías, mapas y cuadros estadísticos. En este sentido, la Cátedra ha servido para estudiar diferentes culturas y regiones del país, como también para analizar las causas del desplazamiento forzado, no sólo en relación con la gente negra, sino con todas las personas que se encuentran en situaciones similares en el país. Para finalizar vale anotar que el trabajo de la Cátedra, en contextos donde se presenta diversidad cultural entre la población estudiantil, ha sido una factor importante en la


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construcción de relaciones interculturales. Se promueve el respeto mutuo, así como el reconocimiento de herencias compartidas. La Cátedra por proyectos y actividades Tal vez la forma más incipiente de hacer Cátedra es ésta. En algunas instituciones, donde no se logra que la Cátedra tenga un lugar formal en el plan de estudios, la Cátedra es trabajada como un conjunto de actividades que se desarrollan con el propósito de dar a conocer manifestaciones culturales de las poblaciones negras, tanto a nivel local como regional o nacional. Se pueden encontrar proyectos acerca de las expresiones artísticas o gastronómicas, festivales musicales, trabajos sobre la historia local a través de la memoria colectiva, entre otros. Estos proyectos promueven la investigación y buscan fortalecer los sentimientos de dignidad de los estudiantes afrocolombianos. En algunos casos se genera una participación activa de los padres de familia quienes se incorporan en la realización de estas actividades. Algunas instituciones presentaron como forma de hacer Cátedra actividades puntuales que hacen parte de su calendario institucional. Tenemos entre ellas: celebraciones de fechas especiales, día de la afrocolombianidad y conmemoración de hechos importantes en reconocimiento a personajes destacados dentro de las poblaciones negras, afrodescendientes, palenqueras y raizales. Incluye la realización de actos artísticos, semanas culturales, muestras gastronómicas, ferias artesanales, etc. Experiencia: Institución educativa Asnazú En la Institución Educativa Asnazú, en el municipio de Suárez al norte del departamento del Cauca, los docentes, estudiantes, los padres de familia y demás pobladores de la localidad adelantan desde hace varios años jornadas de reflexión sobre la historia de los derechos de las poblaciones afrocolombianas, destacando de forma importante el papel de las organizaciones sociales y del movimiento social afrocolombiano en el logro de estos reconocimientos. Estas jornadas se realizan en el marco del día de la afrocolombianidad durante el mes de mayo. Los estudiantes realizan carteleras y pancartas en las cuales se difunde esta información, y participan con estos materiales en desfiles que se realizan por el casco urbano del municipio. Igualmente se vinculan lideres y liderezas de la región quienes comparten sus experiencias de los proceso organizativos y le ofrecen a la comunidad educativa ideas para seguir adelante con este tipo de dinámicas. Reflexiones a partir de las experiencias educativas Como ya hemos señalado, en su concepción inicial la Cátedra no fue pensada como un proyecto educativo dirigido a las poblaciones afrodescendientes principalmente es un proyecto que ellas pueden desarrollar pero que pretendía afectar prioritariamente al sistema educativo nacional en su conjunto. Es decir, los destinatarios de los proyectos


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de Cátedra deberían ser todos los estudiantes colombianos. A pesar de ello, la mayor parte de la población estudiantil que se está formando en los proyectos de Cátedra es población negra, afrocolombiana, palenquera y/o raizal. Esta situación puede estar indicando varias cosas. Por un lado, es posible que quienes históricamente han padecido diferentes formas de discriminación sean los más interesados en resolverlas, y quizá sea por ello que la mayor parte de los maestros comprometidos con proyectos de Cátedra sean afrocolombianos. Es probable también que la Cátedra siga siendo vista como un proyecto para la gente negra, que ellos deben agenciar, lo que es empleado a manera de ‘justificación’ por parte de quienes no la incluyen en sus proyectos educativos. Adicionalmente, es sorprendente que no pocos docentes del país desconozcan la Cátedra. En muchos lugares, al preguntar a los maestros sobre el tema, nos dijeron no saber de qué se trataba. Algunos dijeron saber que existía pero no que era algo obligatorio. Surge entonces la pregunta acerca de cómo promover su implementación de una manera tan efectiva como la de otras políticas curriculares; la mayoría de los maestros que hacen Cátedra han apropiado los estándares, pero solo una minoría de los que trabaja con estándares hace Cátedra. La caracterización realizada nos permite observar los avances de las experiencias, que bajo diferentes esquemas han logrado llevar la Cátedra a la práctica, innovando en cuanto a contenidos, esquemas de planeación, propuestas metodológicas y formas de evaluación. También encontramos que todavía se presentan dificultades en cuanto a la disponibilidad de materiales didácticos, ausencia de textos educativos que incorporen contenidos acerca de la historia y realidades actuales de las poblaciones afrocolombianas y sus aportes a la construcción de la nación, así como propuestas pedagógicas para la construcción de relaciones interculturales y la eliminación de todas las formas de discriminación y racismo, o programas de formación docente que contribuyan a orientar este tipo de proyectos educativos. De otra parte, muchos maestros siguen entendiendo la Cátedra como asignatura, lo que genera la idea de que los problemas que se quiere abordar pueden ser tratados por fuera de las dinámicas de enseñanza de las diferentes áreas fundamentales y obligatorias. Es decir, para poner un ejemplo, pareciera que la historia de los afrocolombianos no es un problema del área de historia, sino más bien un problema adicional que debe sumársele al plan de estudios. Y así para cada uno de los temas o problemas que se abordan; al asumir la Cátedra como asignatura, se ‘libera’ o se desobliga a los profesores de las diferentes áreas a pensar en posibilidades distintas en la orientación de sus cursos. En última instancia, no podemos olvidar que no se trata de unos contenidos adicionales a los que debe buscarse un espacio en el plan de estudios o, más aun, en el currículo. Al contrario, lo que la Cátedra debería posibilitar son nuevas miradas al conjunto de la propuesta formativa de cada institución. En este sentido, la Cátedra debe cuidarse de promover la idea de ser un añadido al proceso de aprendizaje escolar y mostrarse como una oportunidad para construir


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procesos de aprendizaje enriquecidos en la pluralidad de matrices culturales que conforman la nación. Eso sí, es necesario hacer una salvedad sobre aquellas experiencias que trabajan la Cátedra como asignatura: no se trata de descalificar su trabajo, al contrario, muchas de ellas muestran un potencial transformador importante en las formas de entender la multiculturalidad en las escuelas y colegios, y en particular en la posibilidad de conocer y reconocer las trayectorias afrodescendientes en el país. Es evidente que la Cátedra es un proyecto en construcción que requiere de los educadores nuevas formas de ser maestros y de hacer escuela, y ello no se logra de la noche a la mañana. Reconocer el valor de la multiculturalidad en las prácticas educativas supone que se transforme al interior de los proyectos educativos muchas de las concepciones y prácticas pedagógicas, lo que hasta el día de hoy no ha sido fácil y ha hecho que su aplicación se enfrente a diversos obstáculos y resistencias en el orden institucional. No podemos olvidar tampoco que ésta es una sociedad que históricamente configuró su identidad en torno a la idea de una identidad nacional homogénea. Un aspecto nodal para el funcionamiento de la Cátedra se refiere a la formación de los maestros. Dada su novedad y también las resistencias propias de los miembros del magisterio, la Cátedra cuenta con pocos expertos y no siempre encuentra en los maestros a sus mayores impulsores. Además, es frecuente que los maestros argumenten su inadecuada o inexistente formación para el desarrollo de la Cátedra, la cual ven como una tarea de los maestros de ciencias sociales o de quienes se reconocen como afrocolombianos. La Cátedra todavía enfrenta serias limitaciones para transformar las formas de entender y tramitar pedagógica y socialmente la diferencia cultural y en particular en relación con las poblaciones afrodescendientes. El reconocimiento de la presencia histórica y actual de los afrodescendientes debe ser una apuesta de orden político, en tanto compromete una reflexión crítica acerca de las razones por las cuales históricamente este re-conocimiento estuvo ausente de los procesos educativos y de los conflictos que deben ser abordados y tramitados pedagógicamente para resolver los problemas de fondo que han dado lugar a diversas formas de exclusión, tanto dentro como fuera de la escuela. Un factor adicional que es fundamental, tiene que ver con las trayectorias históricas de los campos disciplinares que corresponden a las áreas obligatorias de formación que hacen parte del sistema educativo nacional. Si bien es cierto todavía no se resuelve el problema de la enseñanza en todas ellas, también es cierto que las exigencias de la Cátedra son aún mayores, dada su reciente trayectoria y la novedad que supone en cuanto a las perspectivas convencionales para abordar temas como la historia de las poblaciones negras, afrocolombianas y raizales, y sus aportes a las artes, las ciencias o la política. En este sentido, su concreción implica nuevas miradas y renovadas estrategias para pensar y hacer los proyectos curriculares y las prácticas de los maestros.


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A pesar de lo significativo de estos avances, los desarrollos en este campo aun son insuficientes, más aun si tenemos en cuenta que la legislación prevé su implementación en todas las instituciones educativas del país. Lo que sí parecen mostrar estas experiencias es algunos de los caminos posibles en el caso de que se quiera fortalecer la posibilidad de visibilizar los aportes y trayectorias de la diáspora desde la educación. Factores que limitan el desarrollo de la experiencia Varios factores inciden en el avance de las experiencias. Uno de ellos aparece como especialmente determinante: la acción institucional de las entidades territoriales para la promoción de la Cátedra, que se expresa de diversas formas. Tal vez la de mayor incidencia es la promoción de programas de formación de docentes. No obstante los esquemas de acción institucional son diversos e incluyen programas de formación de docentes, diseño de materiales didácticos, publicación de orientaciones curriculares, acompañamiento pedagógico a las experiencias, realización de encuentros de intercambio y acciones de política territorial para el cumplimiento de los mandatos normativos. La existencia de estas acciones en las entidades territoriales se ha dado en asocio con instituciones de educación técnica y universitaria, cuya labor formativa ha sido decisiva; también se ha realizado en asocio con organizaciones sociales que promueven los desarrollos de la Cátedra. A pesar de estos avances, han transcurrido más de seis años luego de la publicación de los Lineamientos Curriculares para la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y sus desarrollos son bastante dispares. De un lado, encontramos significativos avances liderados por un conjunto de experiencias localizadas en distintos lugares del país, que han logrado importantes desarrollos en cuanto a política pública, diseño curricular, materiales didácticos y formación de maestros. De otro, perviven múltiples factores que dificultan el consolidar estos avances o están pendientes las acciones para apuntalar nuevos desarrollos. Aunque el funcionamiento o no de una política pública está estrechamente ligado a la existencia de un marco jurídico afín a sus objetivos, está demostrado que ello no garantiza su cumplimiento. Las limitaciones para el avance de algunas de las iniciativas analizadas en el nivel institucional de las entidades territoriales están relacionados con la carencia de recursos y por ende poco personal responsable de su desarrollo, lo que incide a su vez en la imposibilidad de institucionalizar las acciones y darles continuidad. Con frecuencia, las iniciativas dependen más de la voluntad de funcionarios aislados que de decisiones institucionales de carácter permanente. De otra parte, el esquema de descentralización del Estado parece incidir de manera negativa en la posibilidad de garantizar que las políticas trazadas en el nivel central se apliquen en las entidades territoriales. La incidencia del Ministerio de educación en el funcionamiento de las secretarías de educación de las entidades territoriales es escasa y sólo se logra de


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manera transitoria durante periodos de gobierno o frente acciones puntuales, más no de manera sostenida como política institucional. El problema parece mayor cuando se trata de afectar a aquellos sectores de la sociedad donde la presencia de la población negra es minoritaria y no existe quién demande la aplicación de la política. Si se considera importante afectar el sistema educativo en su conjunto, la política educativa debe orientarse hacia el conjunto de la población, y no asumirse solo como una política del o para el grupo étnico. Es decir, si la política ha sido concebida y reglamentada como una política para incidir en el sistema educativo de aquellos sectores que históricamente discriminaron e invisibilizaron a las poblaciones afrodescendientes, al tiempo que como una política específica para los sectores de población históricamente discriminados e invisibilizados, ambos rasgos deberían reflejarse con decisión en las acciones institucionales. La implementación de esta política requiere para su funcionamiento de la inversión de recursos en investigación, diseño de estrategias de adecuación curricular, formación de maestros y funcionarios, y producción de materiales educativos que ofrezcan herramientas efectivas de aplicación. Todo ello acompañado de las acciones institucionales necesarias para su reglamentación, divulgación y seguimiento. En la investigación realizada se encontró escasez de procesos de formación de funcionarios, producción de materiales didácticos, fomento a la investigación educativa, programas de formación docente, y otras acciones que permitirían profundizar en el cumplimiento de los propósitos de la política de educación para grupos étnicos. A pesar de que se han elaborado múltiples propuestas para la implementación de la Cátedra, aun se requiere de mayores desarrollos en el campo de la investigación, tanto en el campo de los estudios afrocolombianos, como en campos específicos del ámbito educativo, tales como el diseño curricular o los materiales didácticos. La carencia de investigaciones, hace que nuestro conocimiento de las prácticas educativas y de los desarrollos pedagógicos sea todavía limitado. Hasta el presente, la Cátedra cuenta con escasos insumos para su trabajo en las instituciones escolares; las investigaciones en el campo de los estudios afrocolombianos aun son escasas y en algunos casos solo dan cuenta de un conjunto de problemas y poblaciones pero no de otros. Con frecuencia los esfuerzos de visibilización de las poblaciones negras en el sistema educativo han privilegiado una mirada hacia lo rural tradicional, y hacia región del Pacífico. Ello de por sí es un avance significativo que ha permitido el re-conocimiento de las expresiones culturales, territorios, formas de organización y aportes de este sector de las poblaciones negras. No obstante, se requiere de perspectivas de mayor integralidad y horizontes más amplios, que permitan que poblaciones hasta ahora escasamente consideradas en los proyectos educativos en general, como las poblaciones afrodescendientes del Caribe continental, las poblaciones raizales de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las poblaciones urbanas, tanto de las grandes capitales como de pequeñas y medianas poblaciones, así como las poblaciones negras de regiones rurales del interior andino, sean claramente incluidas en ellos.


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Finalmente, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad donde perviven diferentes formas de discriminación y racismo, que se expresan cotidianamente tanto al interior como por fuera de la escuela, lo que hace pensar que las posibilidades de desarrollo de la Cátedra se enfrentan a muy diversas circunstancias y contextos, todo lo cual debe ser considerado a la hora de evaluar los avances y proponer nuevas alternativas. Mirando el futuro: elementos para una agenda Para finalizar, señalaré de manera esquemática algunos elementos que considero podrían ser relevantes en la construcción de una agenda afrodescendiente, algunos de los cuales existen dentro de las políticas institucionales vigentes. Mencionaré cuatro campos de acción: 1) Investigación: Fortalecer políticas de investigación, priorizando líneas temáticas y problemas orientados a la visibilización de las trayectorias afrodescendientes en el país y el contexto regional. En este sentido podrían incluirse líneas orientadas en las siguientes direcciones: - Análisis de expresiones de la diáspora africana en su dimensión regional (América Latina y el Caribe), incluyendo análisis comparados e investigaciones conjuntas de equipos de diversos países. - Expresiones contemporáneas de la diáspora - Relaciones interculturales en la diáspora africana - Participación afrodescendiente en la construcción de la nacionalidad. A propósito del bicentenario - Pensadores y pensamiento afrocolombiano 2) Acciones de fortalecimiento y coordinación interinstitucional - Fortalecimiento de instituciones existentes (Icanh, Centro de Estudios y Documentación de las Culturas Afrocolombianas) y estrategias de acción interinstitucional - Alianzas estratégicas para la definición y apoyo a líneas de investigación (Colciencias, Cooperación internacional) - Becas de investigación que incluyan las líneas de investigación que sean priorizadas (Expresiones de la diáspora, análisis regional, pensadores y pensamiento afrodescendiente) - Líneas de acción educativa en coordinación con el Ministerio de Educación, incluyendo el fortalecimiento de comunidades académicas a través de eventos y redes de investigación. Así mismo, creación y fortalecimiento de programas de bibliotecas y centros de documentación con énfasis en la socialización de producciones académicas relacionadas con la diáspora - Fortalecimiento de alianzas con universidades para la promoción de líneas de investigación y políticas editoriales. 3) Publicaciones. Estrategias de promoción de publicaciones, tanto de trabajos inéditos como de nuevas investigaciones. Estrategias de sensibilización en medios de comunicación masiva, tanto públicos como privados, incluyendo problemas como el racismo y la discriminación racial, tanto como divulgación de producciones


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audiovisuales relativas a la visibilización de las múltiples experiencias históricas y manifestaciones contemporáneas diáspora. Bibliografía Angola Maconde, Juan. 2007. “Los afrodescendientes bolivianos”. Journal of Latin American and Caribbean Anthropology. Dossier Actualidades: Lo Afro en América andina. Vol. 12, No. 1. Ver: http://www.anthrosource.net/doi/abs/10.1525/jlat.2007.12.1.toc Antón, Jhon y Fabiana Del Popolo. 2008. Visibilidad estadística de la población afrodescendiente de América Latina: aspectos conceptuales y metodológicos. Versión preliminar (Pendiente de revisión final por el autor). Santiago de Chile: Proyecto CEPAL-Comisión Europea: “Valorización de los programas regionales de cooperación de la Unión Europea, dirigidos a fortalecer la cohesión social”. Febrero 2008. EN: http://www.segib.org/upload/File/doc_dis_1.pdf Barrenechea, Paulina. sf. Bibliografía comentada para iniciar el estudio de la presencia negra en hispanoamérica y Chile. Guía práctica. Santiago de Chile: Universidad de Concepción EN: www2.udec.cl/~docliter/mecesup/articulos/biblionegro.pdf Bello, Álvaro y Marta Rangel. 2000. Etnicidad, "raza" y equidad en América Latina y el Caribe. CEPAL.EN: http://www.cepal.org/publicaciones/xml/4/6714/Lcr_1967_rev.21.pdf. (LC/R.1967/Rev.1. 7 de agosto de 2000) Bucheli, Marisa y Wanda Cabella. S.f. El perfil demográfico y socioeconómico de la población uruguaya según su ascendencia racial. Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006. Montevideo: UNFA, PNUD, INE. En: http://www.ine.gub.uy/enha2006/informes%20tematicos.asp Finocchietti, Susana (Coordinación y edición). 2004. Los afroandinos de los siglos XVI al XX. Lima: UNESCO. Ver: http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001412/141269s.pdf Flórez, Carmen Elisa, Carlos Medina y Fernando Urrea. 2001. «Understanding the cost of social exclusion due to race or ethnic background in Latin America and Caribbean countries. Washington: Banco Interamericano de Desarrollo». EN: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/colombia/cidse/art5.pdf Hall, Stuart. 2003. “Pensando en la diáspora: en casa, desde el extranjero” (pp. 477500). En: Heterotropías: narrativas de identidad y alteridad latinoamericana. Carlos Jauregui, Juan Pablo Dabove (editores). Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Hoffmann, Odile. 2006. Negros y afromestizos en México: viejas y nuevas lecturas de un mundo olvidado. Revista Mexicana de Sociología 68, núm. 1 (enero-marzo): 103135. México, D. F: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales. En: http://www.ejournal.unam.mx/contenido.html?r=24&v=2006&n=001 Hopenhayn, Martín. 2003. La pobreza en conceptos, realidades y políticas: una perspectiva regional con énfasis en minorías étnicas. División de Desarrollo Social CEPAL.EN:http://www.iidh.ed.cr/comunidades/diversidades/docs/div_enlinea/Pobrez a%20afros.pdf Lipski, John M. (s.f) Las lenguas criollas (afro) ibéricas: estado de la cuestión. Universidad del Estado de Pennsylvania. En: www.csub.edu/~tfernandez_ulloa/HLE/LIPSKILENGUAS% 20CRIOLLAS%20AFROIBERICAS.pdf


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Miguel Pereira Director Cooperación Internacional. Fundación Every Child, Perú Perfil: Miembro del Grupo Consultivo Permanente de Lideres Afro descendientes de UNICEF Regional-TACRO, en las Políticas y Acciones focalizadas a los Niños, Niñas y Adolescentes Afro descendientes de América Latina y el Caribe e Integrante del Grupo Asesor de Jóvenes del Programa “Fondo de Juventud” impulsado por el BID, Microsoft y la Fundación SES. Actualmente se desempeña como Gerente de Patrocinio y Cooperación Internacional de la Organización Internacional de Infancia EveryChild en Perú.

Intervención En América Latina el 10% de las personas más ricas recibe entre el 40% y el 47% de los ingresos totales generados por la región, mientras que al 20% más pobre sólo le toca entre el 2% y el 4%. Es decir, la riqueza está concentrada en muy pocas manos. Estos indicadores la transforman en la región más desigual del Mundo.

Para los jóvenes afrodescendientes esta no es una novedad, con simplemente mirar un poco a su alrededor y sin hacer mucho esfuerzo hace tiempo que saben que la diferencia entre los que tienen mucho y los que no tienen nada es grande. En algunos países con más fuerza, en otros países con menos, pero en todos son víctimas de una desigualdad pronunciada.


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Aunque esta desigualdad pueda resultar evidente, es necesario analizar las razones históricas, que tan profunda es la brecha, y buscar soluciones para reducirla. Como se expresara anteriormente la desigualdad en América Latina tiene orígenes históricos y se remonta al pasado colonial de la región, donde la esclavitud dejó sus huellas en lo que fuera a priori la relación entre colonos europeos y los africanos esclavizados (hoy blancos y afrodescendientes). El mayor peso de la trata recayó en los jóvenes por su capacidad de producción, pero una vez decretada la ley de vientres en varios países, aquellos nacidos libres se veían privados de sus derechos hasta cumplir la mayoría de edad (en algunos países como Paraguay 25 años). Esta práctica luego se transformó en padrinazgos, patronatos o cualquier figura jurídica o acción que encubría un sometimiento obligado hacia otros. Así, los nuevos estados se forman con un sector de la población que forma parte de la mano de obra “negra y joven”, con el ingreso temprano de las mujeres en el servicio doméstico y trabajos menores, y los jóvenes en tareas no calificadas, ambos con escasas posibilidades de formación dado el contexto crítico en el que se desarrollaban. La ausencia de los estados en tomar medidas para revertir esta situación se traduce en un solo hecho “la ausencia de políticas es una política”. No existieron acciones dirigidas hacia este sector de la sociedad porque tenían un rol asignado. Por lo tanto debemos de reconocer, que estamos ante unas poblaciones y estados que se han desarrollado bajo estos principios y que han considerado "natural" la situación de estos jóvenes. Esta privación de derechos culturales, sociales y económicos se transformó en una exclusión estructural que perdura hasta nuestros días. Por lo tanto el análisis de la exclusión de los jóvenes afrodescendientes requiere contemplar múltiples factores. En los últimos años se han registrado muchos avances en la región, tanto políticos como económicos, sin embargo, las bases de aquellas instituciones han perdurado. Los países con mayor población indígena y/o descendientes de africanos, son hoy en día los más desiguales. La situación en algunos casos es crítica, como en Colombia a causa del conflicto interno, en Brasil por la criminalización de los jóvenes negros, o en Centroamérica y El Caribe donde además se suma la problemática del HIV/SIDA . La atención de la problemática de los jóvenes afrodescendientes requiere de medidas específicas ya que son víctimas de una discriminación múltiple (agravada en el caso de las mujeres jóvenes). Estas medidas deben abarcar desde facilitar el acceso a la educación, los TIC’s, programas de empleo, prevención del delito, prevención del consumos de drogas, SIDA, entre otras. La Declaración y Plan de Acción de Durban, Santiago de Chile, Cumbre de Jóvenes, Taller de Acciones Afirmativas entre otros, establecen un marco para accionar en ese sentido.


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Generalidades Tal como se expresa en la introducción, múltiples factores tienen su rol en la exclusión de los jóvenes afrodescendientes. En América Latina se han producido cambios de orientación, donde las políticas sociales juegan un rol destacado, sin embargo a la hora de analizar sus efectos vemos que poco inciden en las comunidades afrodescendientes. Esta realidad reafirma la necesidad de generar políticas focalizadas o acciones afirmativas que atiendan específicamente la situación de los afrodescendientes y especialmente a los jóvenes. En el caso de las comunidades rurales, los jóvenes se ven forzados a migrar hacia las ciudades e incluso fuera del país. El hacinamiento en sectores marginados de las ciudades es una constante, los morros, favelas, villas miseria, o asentamientos tienen como denominador común la significativa presencia de los afrodescendientes. Las dificultades de acceso a la educación generan pocas perspectivas de desarrollo, lo que se traduce en falta de incentivos para la inserción en otros niveles educativos por encima de los obligatorios (cuando es posible llegar a estos). La globalización y los medios de comunicación contribuyen a la construcción de una imagen negativa de los jóvenes afrodescendientes, ya que difunden permanentemente imágenes de jóvenes negros en situaciones marginales. Dentro de un contexto hostil que los margina sistemáticamente, los jóvenes ven socavada su autoestima, esto genera una reacción en detrimento de la inserción social. Datos reveladores: La ausencia de referencias que resultan excluyentes a la hora del diseño de estrategias focalizadas hacia juventud afrodescendiente de América Latina y el Caribe constituye una limitante, esto no es una casualidad. Debe entenderse como consecuencia directa de la invisibilidad que, en muchos aspectos, padecen las comunidades afrodescendientes en general, y los jóvenes de las mismas en particular. En esta situación los jóvenes conforman sectores particularmente vulnerables, por la trasversalización múltiple de problemáticas. (Discriminación racial, pobreza, género, aculturación, VIH-Sida, violencia, migraciones forzadas, etc.) El Documento “Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y El Caribe” refleja claramente las desigualdades de la región: “En América Latina, los pueblos indígenas —que en Bolivia, Ecuador, Guatemala y Perú representan más del 25% de la población— y afrodescendientes —que constituyen más de un cuarto de la población en Brasil, Nicaragua y Panamá— son, en gran medida, los más pobres de la región, presentan los peores indicadores socioeconómicos y tienen escaso reconocimiento cultural y acceso a instancias decisorias”.


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Este documento continúa con el análisis y detalla que “Entre los factores de su situación de pobreza destacan la pérdida progresiva de tierras, el quiebre de las economías comunitarias, el menor acceso a los servicios educativos y de salud, y la estructura y dinámica de la inserción laboral. Los indígenas y afrodescendientes —que suelen ser víctimas de prejuicios étnico-raciales— reciben menores remuneraciones por trabajos comparables a los del resto de la población y tienen más probabilidades de trabajar en el sector primario de la economía, insertándose en pequeñas empresas o en el sector informal. Influyen, asimismo, las dificultades de acceso al crédito y a nuevas tecnologías que podrían permitirles aumentar y mejorar su producción”.

“Como se observa en el gráfico, la incidencia de la extrema pobreza entre indígenas yafrodescendientes supera entre 1,6 (Colombia) y 7,9 veces (Paraguay) la incidencia en el resto de la población, excluidos los casos de Costa Rica y Haití, en los cuales la condición étnica no parece implicar diferencias en los niveles de indigencia”. Mientras los indicadores macroeconómicos dan resultados positivos, los afrodescendientes siguen marginados de los programas de desarrollo que contemplen efectivamente sus derechos económicos, sociales y culturales. Particularidades del MERCOSUR: Brasil Datos de la Infancia y la Juventud Los/las niños/as y jóvenes negros/as representan el 23,6% de la población del país, o sea, 40,1 millones de personas. La mayor parte viven en áreas urbanas, 77%. A continuación se expondrán datos sobre la infancia y la juventud brasileña, de acuerdo con el censo demográfico del 200 – IBGE y el Ministerio de Salud.


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Exclusión en la enseñanza: Durante las últimas décadas en Brasil hubo un crecimiento acentudo de alfabetizados, sin embargo, aún hoy 24 millones de brasileños, cerca del 16%, no poseen una de las condiciones básicas para el ejercicio de la ciudadanía plena, la alfabetización. Dentro de los no alfabetizados los negros conforman un porcentaje de 22%, en tanto los blancos son apenas un 11%. Del total de blancos de 7 a 14 años, 7,36% no concurren a la escuela, o sea, 507.603 mil. Del total de negros de 7 a 14 años, 17,22% no concurren a la escuela, o sea, 926.353 mil. Educación Básica: La educación básica exige un tiempo de permanencia en la escuela de por lo menos 11 años. En Brasil apenas 18% de la población total tiene o tuvo los años de estudio necesarios para una formación básica. Si el corte para analizar fuese el racial, encontramos una gran desigualdad entre blancos y negros. Enseñanza Superior: acceso de jóvenes a las Universidades: Observando el gráfico podemos percibir que entre los negros apenas 5,7% están en las universidades. En la población blanca este índice sube al 21,9%. De los jóvenes de 15 a 24 años que ingresan en las universidades del país 81% son blancos. Enseñanza Superior: En cursos como medicina y odontología, el índice de 19% de negros en las universidades, cae, respectivamente, para 0,7 y 1%. En una iniciativa de la sociedad civil organizada se creó el PVNC, Pré-Vestibular para Negros e Carentes, curso preparatorio administrado por voluntarios e profesores de la red pública que forma alumnos provenientes de comunidades pobres para el examen de ingreso en las universidades. En 5 años esta iniciativa innovadora e se propagó a todo Brasil. En 2000, en Rio de Janeiro, se aprobó la Ley 3524 que establece a creación de cuotas de 20% para el ingreso de estudiantes negros en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ). La polémica no consiguió suplantar las reivindicaciones del movimiento negro y sectores progresistas, estableciéndose cuotas para negros en otras 16 universidades del país. Uruguay De acuerdo al diagnóstico de la Mujer Negra (1998), la alta participación en la PEA, de las mujeres más jóvenes (15 a 20 años) hace suponer que las mujeres negras ingresan


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al mercado de trabajo en edades muy tempranas, es decir aún antes de cumplir los 15 años. El mismo diagnóstico demuestra que mientras el 8% de las mujeres con edades entre 15 y 19 años declaraba haber obtenido su primer empleo antes de cumplir 15 años, en el caso de las mujeres afrodescendientes el 16% es decir el doble. El 41.5% de las mujeres negras cursó exclusivamente primaria (completa o incompleta). A esto se suma un 6.9% que no realizó ningún tipo de estudios. De modo que casi la mitad de la población no accedió a la enseñanza secundaria o superior. Mientras que en la población total el 12.1% realizó estudios superiores (docencia o universidad), entre las mujeres incluidas en este estudio solo el 4.1% accedió a esos niveles de enseñanza. DATOS COMPARATIVOS: COMPARATIVO URUGUAY – BRASIL PROMEDIO DE INGRESOS DE AFROS RESPECTO A RAZA BLANCA BRASIL

URUGUAY

HOMBRES:

63%

68%

MUJERES:

6 8%

66%

MUJERES AFRO CON EMPLEO DE SERVICIO DOMESTICO BRASIL 40 %

URUGUAY 42.4 %

PROBABILIDAD NIÑOS AFRO DE ALCANZAR SEGUNDO CICLO DE ENSEÑANZA BRASIL 15 %

URUGUAY 15 %

Estos indicadores reflejan una realidad de contexto regional. Ausencia de una Política de Estado La invisibilización de los afrodescendientes en América Latina, fue una constante en varios países. Conceptos de “igualdad”, en lo extenso de la región escondieron el problema de la discriminación que recién en el año 2000 (Santiago de Chile), se comienza a reconocer en su verdadera dimensión regional. La ausencia de políticas fue en sí mismo una política de exclusión en el desarrollo social. Hasta el proceso hacia la III CMCR (Durban 2001), no existían estrategias regionales por parte de los Estados ni de los organismos internacionales, salvo algunos ejemplos muy


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puntuales. Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo tenían hasta el año 1999, 29 proyectos en carpeta para los afrodescendientes contra más de 300 de indígenas (aprobados y en trámite). En el caso de los jóvenes afrodescendientes, aún hoy existen escasas medidas que fomenten su desarrollo, promuevan su participación en ámbitos de decisión, etc. En el Cono Sur, la situación se agrava. Si tomamos en cuenta a todos los países involucrados en el MERCOSUR, con la excepción de Brasil no existen datos desagregados que contemplen la particularidad de los afrodescendientes. Esto conlleva a no contar con marcos referenciales apropiados para la implementación de políticas focalizadas. Tal vez se pretenda argumentar que la existencia de políticas dirigidas hacia los jóvenes involucra por su carácter a los afrodescendientes. Los hechos demuestran que las políticas masivas, perpetúan situaciones diferenciadas que trascienden la pertenencia a un grupo etario. Salvo en el proceso que hoy se está dando en Brasil con la cuantificación en universidades, los jóvenes afrodescendientes no cuentan con programas educacionales, de inserción laboral, y participación activa que los involucre. Como corolario de lo expuesto citamos a la Diputada Epsy Cambell de Costa Rica “Los programas de ajuste estructural o de reforma del Estado que se vienen ejecutando en América Latina desde hace casi dos décadas tienen un impacto mayor sobre las poblaciones y las mujeres afrodescendientes; porque limita o elimina la escasa inserción del Estado en las políticas públicas que tienen o tenían acceso los y las afrodescendientes”. Raza juventud Hasta ahora hemos demostrado que la situación económica de los jóvenes afro descendientes está caracterizada por la exclusión y la marginación. La pobreza es la norma y la característica más común en que viven y tiene causas históricas y explicaciones contemporáneas debido a la pésima distribución de la riqueza en América Latina y el Caribe y a que los Estados no han cumplido su responsabilidad de garantizar su bienestar. La construcción de sociedades fragmentadas por la pertenencia a determinado grupo étnico (indígena o afrodescendiente), ha llevado a la creación de desventajas sociales, agudizadas por la ausencia de políticas de estado que intervengan en apoyo de los sectores más desfavorecidos y, en particular, de los hombres y mujeres afrodescendientes jóvenes. Sus principales consecuencias son la existencia de un amplio sector de estas poblaciones desempleadas y expulsadas del mercado de trabajo, la deserción del ciclo educativo, y la reproducción del ciclo de pobreza. Esta realidad está dada por prácticas racistas muchas veces solapadas que afectan en circunstancias como la inserción en el mercado laboral. La práctica más conocida es la famosa leyenda “Buena presencia”, que tiene evidentes connotaciones discriminatorias y su práctica constante ha llevado a muchos jóvenes a auto excluirse en postulaciones para un puesto laboral. A esto debemos agregar los estereotipos conformados por la sexualidad de las mujeres jóvenes afrodescendientes, la


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criminalidad de los varones (Brasil: Si ves a un negro conduciendo un auto importado, o es futbolista o es narcotraficante), y un sin fin de prácticas sociales que condicionan la inserción de estos jóvenes en un plano de igualdad frente a sus comentarios y el resto de la sociedad. Esta exclusión en la participación plena en la inversión en capital humano y empleo productivo de sus respectivos países, así como sus limitaciones estructurales de acceder a los recursos productivos los convierte en agentes reproductores de pobreza, El racismo hacia los jóvenes afrodescendientes también se transforma en violencia, y existen muchos testimonios de ello, transcribimos el relato de Denis Oñate Torres, de 19 años de edad, ciudadano afro-ecuatoriano “escuche una voz que me estaba amenazando con una arma de fuego y que al parecer me confundía con un ladrón, (por mi color de piel ya que soy de raza negra). Esa voz me dijo: “ALTO AHÍ O SI NO TE DISPARO”, como yo no había cometido ningún delito en contra de personas o de propiedad privada, le respondí a esa persona: YO NO HE HECHO NADA MALO Y SI USTED QUIERE, DISPÁREME !!!, en contados segundos escuche una detonación y me desplome con mucho dolor” Pero si nos fijamos en la región, de acuerdo al mapeo de violencia realizado por UNESCO, 7 de cada 10 jóvenes asesinados en Brasil son afrodescendientes. Problema exterior: Los modelos económicos preponderantes que caracterizan al mundo actual, salpicados de fuertes ideologías basadas en la competencia de los individuos, la flexibilización laboral (en el caso de los jóvenes podemos citar los acontecimientos de Francia), el consumo galopante y una constante inserción tecnológica relativamente homogénea, no constituyen procesos que conducen a que el maravilloso desarrollo instrumental redunde en mejorías manifiestas para la población. Al contrario, entre los procesos sociales y culturales que caracterizan a esta época es importante señalar a las conflictividades nacionales y étnicas, el recrudecimiento de las violencias y la exclusión y la difusión de posturas “esencialistas” basadas en supuestos idearios identitatarios unívocos que valoran negativamente, separan y condicionan la convivencia común a los “otros”, los “indeseables”, los diferentes. Es un tiempo donde han reaparecido viejos modos de estigmatización contra determinadas identidades colectivas a la par de la difusión de nuevas desacreditaciones culturales sustentadas en estereotipos de distinta índole. Ante este nuevo capítulo histórico, las comunidades negras están analizando la dinámica que generan esta realidad, viendo las consecuencias del nuevo ordenamiento político del mundo, reflexionando en sus principales componentes que han posibilitado estos cambios:  Ruptura de la bipolaridad y la formación de regiones económicas hegemónicas (USA, Canadá, México, Europa, Japón, etc.)  Las profundas contradicciones que generan las diferencias económicas, sociales y tecnológicas entre el Norte y el Sur.  El terrorismo, el narcotráfico y la corrupción.  Las tensiones entre los países de la región.


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 Bloques regionales (MERCOSUR, Región Andina, etc). Analizar estos cambios y sacar experiencia de estos hechos, es el eje esencial donde se cruzan estos debates, ya que estas nuevas formas introducen aspectos del racismo aplicados a este nuevo ordenamiento. Ante estos nuevos desafíos, que por un lado cuentan con países desarrollados que despliegan la reconversión económica, la revolución tecnológica y la interdependencia económica, nuestros países se debaten en la opción de convertirse en áreas marginales y atrasadas, o en encontrar modalidades de integración regional para insertarse en formas dinámicas en la economía global. Dentro de estas opciones planteadas para América Latina, las comunidades afrodecendientes están en procura de una respuesta teórica, programática; cuyo objetivo sea el combate al racismo consagrando la equidad y el desarrollo económico. Esta imperiosa necesidad está basada en nuestro acervo histórico, su riqueza cultural y su vivencia, lo que le da autoridad para ofertar, desde nuestra óptica, programas de acción que se ensamblen con el conjunto del movimiento social cultural y económico. Los modelos hegemónicos están en franca ofensiva política y económica y los pueblos con culturas diferenciadas en nuestra región (indios y negros) son sus principales víctimas. Para detener esto se hace necesario conformar estrategias que puedan superar este modelo y detener esta ofensiva. Esto, claro está, en la medida de identificar bien sus componentes, ya que responde a una lógica histórica. Hay que determinar correctamente los efectos ambiguos de los sistemas imperantes: por un lado, el crecimiento económico y por otro, la cristalización de bolsas de desempleo, trabajo informal, precario y reproducción de nuevas formas de racismo. Esta ambivalencia entre progreso y retroceso obliga a la comunidad afro a elaborar planes de acción propios determinando claramente que estas políticas nos posicionan en los lugares más degradantes que él desarrolla. Nuestra meta es lograr la implantación de políticas democráticas, donde los elementos sociales y económicos cuenten con una fuerte presencia de mecanismos innovadores del control democrático que nos permita acabar con el racismo y esto pasa por la inclusión de la promoción de la equidad racial. Por lo tanto, este proyecto está sustentado en promover la pluralidad étnica y resaltar el multiculturalismo de nuestras regiones. Recomendaciones: • • • • • •

Articular políticas sociales sobre la niñez, adolescencia y juventud afrodescendientes. Apoyo del sector privado a la acciones y medidas afirmativas para el empleo juvenil afro-descendiente. Regulación del sistema penal de justicia para adolescentes, particularmente afro-descendientes. Ampliar el concepto en los Ministerios de la Educación de los países para la dimensión de educación multicultural y etno-educación. Hacer una base sobre información de juventud, niñez y mujeres desagregada en los censos, incluir la perspectiva étnica afro-descendiente. Incluir en los censos la dimensión étnica-racial de los afro-descendientes.


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• • • •

Promover instancias de participación política y democrática de los jóvenes afrodescendientes. Reafirmar la identidad afro en la niñez, la adolescencia y la juventud, de las poblaciones afro-descendientes. Introducir en los organismos para la juventud regionales y locales unidades específicas que atiendan a los jóvenes afrodescendientes Instar a los Estados a efectivizar los compromisos asumidos en diferentes ámbitos internacionales como: III CMCR, Taller de Acciones Afirmativas, Cumbre de las Américas, DESC, etc. Haciendo hincapié en los jóvenes afrodescendientes. Implementar Planes de Acción en el marco de los compromisos asumidos.

Preámbulo: 1- Reconociendo que en la declaración del caucus de jóvenes de las Américas se demanda una selección equitativa de los/las representantes jóvenes particularmente de los pueblos afrodescendientes, indígenas, etnias y grupos discriminados para la participación en el Foro mundial de Jóvenes y la Conferencia Mundial Contra el Racismo 2- Considerando que la juventud es una determinante en el futuro de la sociedad. Y esta se coloca de manera permanente como víctima de la discriminación. Sabiendo que es una edad intermedia entre la niñez y la adultez la cual no tiene programas específicos dirigidos. Y que los jóvenes son constantemente excluidos en las formas de acceso al entramado social. 3-Consideramos que la situación de los jóvenes se agrava más cuando hablamos de pueblos afrodescendientes en América Latina y el Caribe, donde nos encontramos en situaciones de extrema pobreza y de violación constante de nuestros derechos humanos. Nuestra exclusión se vincula también al acceso de la educación, salud y empleo, y con respecto a la situación con las autoridades que nos identifican como delincuentes potenciales, sujetos a todas formas de violencia dentro del sistema carcelario. 4- Reconociendo que en la declaración del caucus de jóvenes de las Américas se exige a los gobiernos de los países desarrollados miembros de las Naciones Unidas que provean de recursos financieros para la participación en el foro Mundial de Jóvenes y la Conferencia Mundial Contra el Racismo. 5- Considerando que las/los jóvenes afrodescendientes de América del Sur no han sido participantes activos dentro de las demandas y propuestas planteadas por el pueblo afrodescendiente en el proceso de la Tercera Conferencia Mundial.


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6-Sabemos que como pueblo afrodescendiente carecemos de una política de salud digna. Observamos que existen enfermedades de propensión étnica como ser la anemia falciforme. Así como también vemos la ausencia de prevención y asistencia de la sexualidad juvenil al ser víctimas de la rápida propagación de enfermedades venéreas; como ser VIH/SIDA. 7-Afirmamos que los jóvenes afrodescendientes se encuentran en situación desigual en el sistema educacional. Los programas educativos son ineficaces; excluyen a la población afrodescendiente del acenso social. Reafirmando las demandas y planes de acción de la Declaración del Pueblo Afrodescendiente de las Américas hacia la III Conferencia mundial contra el racismo. Declaración: Exigimos que Comité Internacional de Juventud y la Alta Comisionada de las Naciones Unidas garanticen la participación equitativa de las/los jóvenes afrodescendientes de América del Sur en el proceso de selección de becas y apoyo financiero para la participación en el Foro de Jóvenes y la III Conferencia Mundial contra el racismo. Demandamos la introducción del tema jóvenes afrodescendientes y otras víctimas del racismo, como ejes centrales sobre los cuales se plantee el desarrollo del Foro Mundial de Jóvenes. Exigimos que el Comité Internacional de Jóvenes y la Alta Comisionada garanticen la presencia de jóvenes afrodescendientes de América del Sur en la Red Internacional de jóvenes contra el racismo que se instale luego del Foro Mundial de Jóvenes. Demandamos el reconocimiento e inclusión del término Jóvenes Afrodescendientes en las demandas y planes de acción planteados por el Pueblo Afrodescendientes en el proceso de la III Conferencia Mundial contra el racismo, discriminación racial. Xenofobia y formas conexas de intolerancia. Recomendamos que se realice un Foro Mundial de la Juventud dentro de 5 años como seguimiento al Foro Mundial de Jóvenes y a la III Conferencia y que esta consulta esté apoyada y financiada por la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos y que además sea parte de las instancias y programas oficiales de las Naciones Unidas. Recomendamos que los Estados miembros de las Naciones Unidas y en especial de los países desarrollados provean de apoyo y financiamiento a los jóvenes afrodescendientes organizados y con escasos recursos económicos de los países del sur para que asistan a las instancias previas y a dicha consulta mundial Instamos a que los Estados miembros de las Naciones Unidas integren en sus sistemas jurídicos leyes que protejan la integridad física y moral de los jóvenes afrodescendientes y los reconozcan los mecanismos internacionales de protección de derechos humanos.


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Instamos que la Organización Mundial de la Salud integre una concepción de salud integral y multinétnica en todos sus niveles de complejización que establezcan políticas de atención específicas en el área de juventud. Demandamos que los estados revisen y reelaboren los programas educativos incluyendo la historia de los afrodescendientes en las Américas y su aporte en el desarrollo de la sociedad. Además demandamos la formación de profesores que implementen dichos programas. Demandamos a los Estados que difundan y promuevan la creación de espacios propios de difusión e información político cultural de lo/as afrodescendientes, apoyando con los recursos necesarios para su puesta en marcha. Exigimos que los Estados reconozcan y valoricen todas las manifestaciones etnoculturales, especialmente artísticas de lo/as jóvenes afrodescendientes. La sociedad y el estado discriminan a los/las jóvenes afrodescendientes por ser migrantes, inmigrantes, de naciones oprimidas por los estados, personas con capacidades diferentes, lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, y personas con VIH/SIDA. Por lo tanto, demandamos que los estados promuevan el dialogo y acciones de sensibilización en instancias públicas y privadas. Demandamos que los Estados adopten medidas efectivas para detener el tráfico sexual y las prácticas laborales de explotación de los y las jóvenes sufridos particularmente por niña/os y jóvenes afrodescendientes. Además investigar sobre el papel y el avance de la globalización en el crecimiento de la economía basado en el tráfico sexual y las prácticas laborales de explotación de los y las jóvenes Demandamos a los Estados miembros de las Naciones Unidas a ratificar la existencia de jóvenes indigentes afrodescendientes y a crear políticas especificas y efectivas para eliminar las causas y consecuencias de la indigencia juvenil afrodescendientes. Proponemos la promoción de la constitución de redes de jóvenes afrodescendientes en América del Sur que ejerzan una vigilancia social de las acciones de los Estados y a la sociedad en su conjunto en relación de los acuerdos de la III Conferencia Mundial contra el racismo. Demandamos el apoyo de los Estados, de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas y de las organizaciones de afrodescendientes de América del Sur para el fortalecimiento de dichas redes. Declaración de jóvenes afroamericanos: La juventud, más que una etapa de la vida de las personas, se convierte en un determinante muy importante en el futuro de la sociedad, pero en la práctica esto no sucede de esta manera, por el contrario somos víctimas permanentes de discriminación por la edad. Para quienes estamos en esta etapa de la vida, no vemos identificadas nuestras necesidades en ninguno de los programas dirigidos hacia otros grupos étnicos , al dejar de ser niños perdernos la protección de la familia y el estado, por otro lado tampoco se nos considera adultos, ya que supuestamente no contamos con experiencia en la vida.


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Esto hace que seamos excluidos permanentemente; por ejemplo en lo que tiene que ver con el acceso al empleo y a una buena remuneración. Esta situación es mucho más grave del pueblo afrodescendiente en Latinoamérica y el Caribe que vivimos en condiciones de extrema pobreza en todas las ciudades del continente, situación por la cual somos más vulnerables que el resto de la población, constantemente somos víctimas de violaciones de nuestros derechos humanos especialmente lo que tiene que ver con el acceso a la educación, a la salud, al empleo, y a la toma de decisiones, al igual que permanentemente somos víctimas de violaciones de nuestros derechos humanos por parte de las autoridades, las cuales nos consideran delincuentes potenciales a los y las jóvenes de ascendencia africana, esto hace que en ocasiones seamos encarcelados y maltratados de manera injusta. En cuanto a la educación el pueblo Afrodescendiente presenta los peores niveles de escolaridad, lo que está relacionado con la falta de programas de educación pública que sea acorde a las condiciones sociales, económicas y culturales de esta población. De igual manera encontramos que la población joven Afrolatinoamericana está siendo excluida de las distintas instancias públicas nacionales e internacionales de poder, por lo cual vemos negada la posibilidad de incidir en la toma de decisiones de nuestros países. En la mayor parte de los países del continente los y las jóvenes somos obligados a ser parte de los conflictos armados internos. Primero, a través de las fuerzas armadas ya que el servicio militar es obligatorio. Segundo, porque los grupos al margen de la ley reclutan principalmente a jóvenes de sectores populares que en su mayor parte somos Afrodescendientes, esto nos convierte en las principales víctimas de este tipo de violencia. De igual manera en los centros urbanos de alta concentración de población Afrolatinoamericana es donde se presenta la mayor cantidad de las muertes violentas. Recomendaciones: Efectuar acciones conjuntas entre los organismos nacionales e internacionales, para mejorar las condiciones de vida de la población Afroamericana y erradicar la discriminación hacia los y las jóvenes de estas comunidades. Implementar en todos los estados, políticas de acceso a la educación de los y las jóvenes Afrodescendientes de América Latina y el Caribe Teniendo en cuenta sus aportes a la construcción social del continente, al igual que sus particularidades culturales, sociales y políticas. Para lo cual es necesario efectuar cambios curriculares que permitan lograr este objetivo. Es necesario que los estados prioricen y adelanten programas de desarrollo social hacia los y las jóvenes Afrodescendientes, lo cual nos permita generar condiciones de equidad, especialmente en lo que tiene que ver con la generación de ingreso, la salud, el fortalecimiento educativo entre otros.


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Obtener una participación permanente de los y las jóvenes Afrodescendientes en los cargos públicos de los respectivos Estados. Impulsar acciones tendientes a consolidar la propuesta de desarrollo social de los y las jóvenes Afrodescendientes con la participación de los diversos organismos Internacionales. Formar una comisión juvenil de ayuda humanitaria para los Afrodescendientes que presentan situaciones de extrema pobreza y/o condiciones de riesgo, lo cual debe ser apoyado por las Naciones Unidas. Constituir una comisión internacional, encargada de diseñar un tratado que promueva la participación de los y las jóvenes Afrodescendientes en la vida social, política y cultural de sus países, al igual que se nos brinde garantías con las cuales la juventud pueda tener mejores posibilidades de desarrollo. Las Naciones Unidas deben instar a los estados para que se encarguen de garantizar la seguridad de los niños, niñas jóvenes que estén en medio del conflicto interno armado. Solicitamos que los organismos internacionales como la ONU y la OEA creen un organismo que se encarguen exclusivamente del tema de los derechos y desarrollo de los y las jóvenes Afrodescendientes con la facultad de vigilar sancionar a los países por el no cumplimiento de los acuerdos. Excluir totalmente a la juventud Afrodescendiente del conflicto armado, tomando medidas como la abolición del servicio militar obligatorio. Nosotros los y las Jóvenes, solicitamos a los Organismos Internacionales, otorguen el apoyo correspondiente para que los Gobiernos de cada país, nos den el derecho que nos corresponde en cuanto a la participación activa en la vida social, política, económica y cultural de nuestros países. Cuando hayan caído las barreras de la hipocresía y la ignorancia, existirán los derechos de igualdad en todos los seres humanos. El tema más duro del momento, es el más duro de la historia, por todo lo que significa como cuestión injusta y cruel, es sin duda el que tiene relación con el racismo. Y este no es un problema de los Afrodescendientes, acaso somos nada más que una copia del racismo sangriento de otras partes del Latinoamérica, pero tenemos lo nuestro, y cuando hablamos de racismo singular, nos referimos al verdadero peligro de poseer un sentimiento de racismo, aberración y odio contra otros. El racismo cuándo se esconde y fortifica contra algo natural y conocido, y su terminología no preocupa a los que enseñan y a quienes deben aprender, se convierte en sentimiento, un sentimiento hay que sufrirlo, y no es tan fácil eliminarlo, de la impunidad que lo rodea.


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Discusión y Conclusiones Ideas fuerza ¿Es posible visibilizar los aportes de la diáspora desde la educación? Las estrategias deben modificar los tradicionales esquemas de etnoeducación. El modelo etnoeducativo tradicional era dirigido por y para las comunidades étnicas lo cual permitió recuperar prácticas tradicionales y lingüisticas. No obstante, se propone que las propuestas educativas estén dirigidas también a la sociedad en su conjunto, pues es allí en donde se reproducen prácticas de discriminación. Las estrategias deben y transformar el sistema educativo en su conjunto. Si no se transforma el sistema en su conjunto, se corre el riesgo de que sean experiencias aisladas a otras políticas y sectores distintos al educativo. La escuela es un escenario estratégico para la transformación de los estereotipos y las imágenes que folcklorizan la cultura afrodescendiente. Ha habido un trabajo fuerte de organizaciones sociales e instituciones educativas. Las iniciativas, en buena parte, no son resultado de políticas públicas. Son el resultado de esfuerzos de organizaciones sociales. Obstáculos En la educación se reproducen imágenes y viejos estereotipos en donde prevalecen expresiones de racismo. Estas imágenes distorsionan la cultura afro, crean y reproducen estereotipos mediante la “Folcklorización” de la cultura. ¿Qué imágenes reciben los jóvenes? Hay una ausencia de políticas estatales dirigidas específicamente a la población juvenil. Esto, en gran medida, es lo que genera la invisibilidad de las comunidades afrodescendientes. La exclusión de la participación plena convierte a los adolescentes afro en agentes de pobreza. La educación puede ser una oportunidad o un espacio de reproducción de la exclusión. Vulnerabilidad de los jóvenes afro, agravamiento en mujeres jóvenes. Se requieren de medidas específicas. Hay un escaso acceso de los jóvenes afrodecendientes al sistema educativo formal en la educación básica, media y superior, con prevalencia de los índices más bajos de acceso y deserción. No se cuenta con cifras apropiadas para la generación de políticas focalizadas. Es preocupante la escalada de violencia que recae sobre los jóvenes afrodescendientes. Estos, y en especial las mujeres jóvenes, son muy vulnerables ante las situaciones de conflicto y todas las formas de violencia. Propuestas de políticas y experiencias que se podrían replicar


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Implementar los avances de la conferencia de Durban de lucha contra el racismo como un instrumento eficaz que debe llevarse a la agenda pública en la institucionalidad de los estados americanos. Propuestas de mecanismos y esquemas de cooperación Fomentar políticas sociales que promuevan el desarrollo de los niños(as), adolescentes y jóvenes, Adelantar desde los Ministerios de Cultura campañas masivas para reafirmar la identidad afro y crear unidades especializadas en prevención promoción y a dicha población. Apoyar el empleo de los jóvenes desde el sector privado. Reformar el sistema penal para la atención de jóvenes. Se propone reemplazar la justicia penal punitiva por una justicia penal restaurativa. Incluir las dimensiones multicultural y etnoeducativa en los instrumentos censales institucionales para 2010. Verificar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en congresos internacionales anteriores (Conferencia de Durban). Ante la vulnerabilidad de los jóvenes, expresada en la introyección de la violencia y su victimización, se propone que, con base en la noción de la “audacia de la esperanza”, se formulen y fortalezcan procesos locales de formación artística y cultural. Estas áreas estimulan la formación identidad y el emprendimiento de los niños(as), adolescentes y jóvenes afrodescendientes. El arte y la cultura cumplen una función preventiva y terapéutica y permiten promover los derechos humanos, los valores y el respeto al cuerpo como territorio de paz. Diseñar y desarrollar estrategias educativas de comunicación. Se propone generar intercambios de experiencias educativas con población infantil. Fortalecer redes sociales y programas que impliquen la generación de condiciones materiales para superar las desigualdades socio-económicas.

MIGRACIÓN Y DIVERSIDAD ÉTNICA Y CULTURAL Objetivo: Analizar el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe para definir posibles estrategias de cómo encausarle eficazmente para disminuir el impacto y la afectación de la población afrodescendiente hacia la preservación de la identidad y la diversidad y la cultura. Ideas fuerza Los procesos migratorios favorecen positivamente la diseminación de la cultura afro. Se identifican tres procesos migratorios que afectan a las poblaciones afro: migración interna, migración regional y migración fuera de la región. La migración interna ha generado procesos positivos de diálogos e intercambios culturales; la población desplazada se comunica con las comunidades


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receptoras y resiste a través de sus expresiones culturales, construyendo “interculturalidad desde abajo”. La población desplazada inicia procesos de prácticas de ciudadanización forzada, lo que implica adopción de nuevos patrones de comportamiento. Asociaciones de nuevos migrantes afro están contribuyendo a la visibilización y organización de poblaciones afro provenientes de oleadas migratorias anteriores. Los procesos migratorios han contribuido a la creación de nuevas formas de expresión cultural, fusiones artísticas e integración de saberes. Algunos proyectos artísticos desarrollan fenómenos culturales que integran a los afros de África, de América Latina y el Caribe. Retos Se reconoce la existencia de discriminación de la población afro en el extranjero, y algunos visos de xenofobia. Se encuentran ciudades donde hay migraciones de mujeres afro en las cuales se ha desvalorizado su cultura. La industria cultural en ocasiones mercantiliza y reduce la cultura a lo exótico, estereotipando. Propuestas de políticas y experiencias que se podrían replicar Promover el cumplimiento de los derechos de los migrantes trabajadores afro. Desarrollar políticas públicas para la inserción de nuevos migrantes afro y para darles visibilidad a su cultura. Incluir el enfoque de género en el abordaje de las políticas migratorias orientadas a la población afro. Realizar acciones afirmativas en beneficio de los migrantes afro, como sucedió en Brasil con los migrantes Japoneses, donde a través de servicios como la educación y la entrega de tierras se facilitó su exitosa inserción económica y la preservación de su identidad. Prevenir la estigmatización en las manifestaciones culturales de la población afrodescendiente que exacerban el racismo y la xenofobia. Desarrollar políticas públicas que apoyen y promuevan los procesos de integración y fusión de expresiones artísticas e intercambio de saberes. Propuestas de esquemas y mecanismos de cooperación Iniciar un movimiento internacional para apoyar la expansión de los movimientos artísticos afro, en el marco del proceso de globalización. Abogar por el desarrollo de políticas públicas trasnacionales, que contribuyan a facilitar la movilidad entre países, la ciudadanía múltiple y el trabajo con la diáspora afro-latina. Minimizar las barreras de movilidad impuestas a los pueblos afro transfronterizos que comparten una misma cultura.


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Realizar un estudio regional sobre migración y cultura que brinde elementos para el desarrollo de política pública en los diferentes países. Desarrollar comités internacionales para proteger los derechos culturales de los migrantes afro. Dinamizar la coordinación internacional para la prevención de la trata y tráfico de población afro. Promover acuerdos que contribuyan al desarrollo de una industria cultural que conserve la esencia de la cultura de las comunidades afro y proteja los derechos patrimoniales de los artistas.

EMPRENDIMIENTO CULTURAL AFRODESCENDIENTE Objetivo: Analizar y proponer mecanismos y esquemas de cooperación entre los países, para el desarrollo de estrategias de promoción y acceso al emprendimiento cultural como renglón económico dinámico, generador de ingreso, empleo y fortalecimiento empresarial, en un mercado de libre comercio ampliado y diverso. Identificar acciones que potencien los vínculos y sinergias específicas de la economía con la cultura de los afro-descendientes. Ideas fuerza Las manifestaciones culturales son la vía más expedita en los procesos de inclusión. No se puede hablar de emprendimiento sin un proceso sustentado. Cuál es el papel de la cultura como mecanismo para superar la pobreza? Cómo los afrodescendientes van a conseguir visibilidad y reconocimiento de sus productos como el arte? La cultura es fuente inagotable de recursos y hay que pensar en que pueden hacer los países con los talentos desde la escuela. La cultura, la ciencia y la educación deben estar relacionados para construir proyectos importantes destinados a la población afro y para su desarrollo. La consolidación de la competitividad es mucho más que vender, es anticiparse, adaptarse y prepararse para los cambios. Propuestas de Políticas y experiencias que se podrían replicar. El Estado debe crear políticas orientadas al emprendimiento cultural. Crear mesas de diálogos entre los artistas y las personas interesadas. Se debe tomar la autodeterminación de lo nuestro, ser autónomos. La incorporación del relato afro es la forma más expedita de tocar el cuerpo del país. Realizar un portafolio que nos permita conocer la oferta. Cuáles son las oportunidades de Mercado bienes y servicios que puedan circular y cuáles son los canales de circulación. Propuestas de esquemas y mecanismos de cooperación


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Se deben fomentar alianzas estratégicas entre afrodescendientes. Las convocatorias en el marco de la cooperación deben ser simples metodológicamente hablando. Realizar una investigación sobre el Mercado afro. Construir indicadores más holísticos para evaluar proyectos que sean más adecuados en mostrar el impacto de dichos programas en comunidades afrodescendientes. Obstáculos La cultura ha sido economizada cuando la idea era, culturizar la economía. Folclorización de las manifestaciones culturales afro. Se debe tener en cuenta que existen sectores, que como los medios de comunicación, invisibilizan a la población afro.

REPRESENTATIVIDAD POLÍTICA Objetivo: Conocer los logros, oportunidades, retos y definir los elementos críticos de una agenda común para la representación y participación democrática y el liderazgo efectivo de la población afrodescendiente de las Américas en las esferas del poder político, económico y administrativo. Giancarlo Salazar Caicedo. Historiador Perfil: Historiador Universidad Javeriana. Candidato a Magíster en Estudios Políticos IEPRI Universidad Nacional de Colombia. Subdirector de Análisis Histórico y Desarrollo del Centro de Estudios y Documentación de las Culturas Afrocolombianas, Ministerio de Cultura - Universidad Tecnológica del Chocó. Ha sido profesor de Política Internacional Africana en el programa de Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Intervención La visibilidad nacional de las identidades étnicas puede depender de su relevancia en términos electorales. Comunidades específicas han logrado visibilidad en tanto logran importancia para los políticos y gobernantes. Entender que a los gobernantes les interesan las comunidades que aportan votos a sus ambiciones políticas. Doblar la votación del negro en Colombia puede representar una estrategia clave para la nivelación en derechos sociales y económicos. Esta ponencia discute la posibilidad de establecer voto doble para los afros en los marcos de la filosofía política y la teoría del estado de John Rawls.


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No necesitamos demostrar las condiciones de marginalidad histórica de las comunidades negras. Baste con asumir algunas realidades sociales, económicas y políticas como inobjetables: 1. los índices de calidad de vida ubican en las últimas posiciones a los municipios con población negra predominante; 2. En los índices de empresarismo y desarrollo productivo está en el fondo de la tabla; 3. La representación política de los afrocolombianos en el sistema político se reduce a tres curules y una oficina en el Ministerio del Interior. Si se acepta que la participación política de los afrocolombianos continúa siendo marginal, y que el sistema de representación por circunscripción especial no ha logrado un empoderamiento real de la población, entonces, podremos entrar a discutir una propuesta que debe ser debatida con los argumentos de la teoría política contemporánea. El objetivo exclusivo de este trabajo es argumentar que desde el concepto de justicia rawlsiano es posible instituir una libertad desigual en el voto por elector, sin violar los dos principios fundamentales de la justicia. Es decir instituir un mayor valor del voto del ciudadano negro: un negro dos voto. Institucionalización de un empoderamiento real de una comunidad menos aventajada. Así entonces es menester demostrar coherencia con los argumentos rawlsianos. De esta manera los argumentos de favorabilidad política étnica deberán demostrar que parten del deber natural más importante: fomentar instituciones justas. Ello para sostener que dicha desigualdad resulta ser una institución justa ante circunstancias históricas definidas. En este sentido la obligación del argumento debe conducir al reconocimiento de la necesidad de modificar las reglas del sistema de elección popular, y apuntalar un sistema en el que la cooperación política entre etnias alcance ventajas comunes. Es decir que es necesario hacer evidente la utilidad social de la norma mediante la identificación de intereses compartidos. Así, para sostenerse, la propuesta debe identificar algunas dificultades. La dificultad mayor para la favorabilidad podría presentarse en la reflexión que de esta se pueda hacer en la posición original. Varios condicionantes de la posición original atajarían la aprobación de un tipo de norma de este tipo en la situación original. Por ejemplo: el velo de ignorancia, la igualdad, la utilidad, la elección racional. Ante esta dificultad la propuesta de favorabilidad deberá ubicar mejor su pertinencia en el proceso de aplicación de los principios a las instituciones. Aquellas cuatro etapas señaladas por Rawls (Posición original, Congreso constituyente, legislación, aplicación de reglas particulares) en las que gradualmente se levanta el velo de ignorancia y de la misma manera se toman en cuenta factores históricos o de sociología política. Otra gran dificultad se afronta en el límite de igualdad que exige el esquema de libertades. Recuérdese que estas últimas no ceden ante beneficios económicos o sociales. Sin embargo existe una posibilidad en cuanto que podría ceder si se encuentra que la normatividad actual entra en conflicto con las normas de libertades básicas para las negritudes. En ese sentido el argumento buscará demostrar que es posible limitar las libertades básicas del resto de la población colombina sólo para que la misma libertad –la de voto por elector- ayude a ajustar el sistema de una mejor manera, como lo sugiere Rawls.


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Aquí entonces las pretensiones políticas se ajustan a los principios de justicia Rawlsianos, fundamentalmente desde el acople teórico a la propuesta al principio de participación. Este último es una importante veta de argumentos a favor de la favorabilidad política planteada. En este sentido las limitaciones al principio de participación ayudan en parte a sostener la desigualdad del voto, dado que una constitución “puede permitir desigualdades políticas”, sobre todo ante diferencias económicas que atentan contra el principio de participación. Así, entonces, es posible renunciar a algunas libertades “para transformar una sociedad menos afortunada en otra en la que todas las libertades básicas puedan ser plenamente ejercidas”, y ejercidas adicionalmente por todas las etnias que participan en un contrato social. De esta manera, se puede considerar la posibilidad de estructurar argumentos rawlsianos a favor de una desigualdad política. Todo en el contexto de una sociedad democrática que considera inmutable el precepto básico del principio de participación: un elector por voto. Cooperación social y política: El neo contractualismo de Rawls considera una permisa que usaremos aquí: existen ciertas circunstancias que nos obligan a vivir juntos y cooperar. Firmamos acuerdos en la medida en que consideramos que la prosperidad deviene de un esfuerzo cooperado. Quizá en los aspectos económicos sea más nítida la resolución del problema. Mientras que en lo político, visualizar un nivel cooperación –política- que trascienda lo que sería un sistema de justicia procesal perfecta, en la que se garantiza igualdad en los derechos y las libertades-igual voto para todos-, no es menos fácil. Para hacerlo más legible los términos de cooperación política deben asimilar varios principios de la cooperación económica: redistribución, eficiencia, diferencia y extensión. Cooperar políticamente supone el derecho al voto no solo como una libertad básica, sino como un bien primario. Un bien primario en el sentido en que la sociedad en su conjunto considera el sufragio ciudadano como un beneficio resultado de la cooperación social y política a través de la historia. Y una libertad básica en tanto que garantiza el derecho a participar en las decisiones públicas. Si se reconoce que los negros han hecho aportes a la consolidación de la democracia, entonces es posible reconocer que la sociedad debe garantizar un mayor equilibrio en los beneficios resultado de la cooperación social. Sí el derecho al voto se alcanzó o se consolidó con participación de los negros, entonces puede plantearse una redistribución del beneficio alcanzado a favor de los menos aventajados. No se trata de un procedimiento que intenta compensar y redistribuir el beneficio al voto restando o limitando el mismo derecho a otro tipo de ciudadano. Se trata de encontrar un sistema en el que se encuentren instituciones justas. Un sistema en el que el principio de diferencia unido al de eficiencia conduce a una distribución justa de la participación política. Entonces la redistribución del beneficio del voto en condiciones de marginalidad política buscaría equilibrar la participación política de la población menos aventajada políticamente. Todo sin restar participación a los demás. Sería una configuración de participación política eficiente en la medida en que es posible que se beneficie al menos una persona con el cambio, “sin que al mismo


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tiempo dañe a otras personas (al menos una)”. En el mismo sentido, hasta el momento no se ha encontrado una configuración tal que mejore efectivamente las condiciones políticas de las comunidades negras, así el costo de oportunidad del cambio es bajo y entonces susceptible de instituirse. Por otra parte, escribir del voto es tratar el tema de la participación política. Ello en Rawls se traduce en una exigencia que se expresa de la siguiente manera: “este principio exige que todos los ciudadanos tengan un mismo derecho a tomar parte y determinar el resultado del proceso constitucional que establecen las leyes que ellos han de obedecer”, lo que significa, elector por voto y acceso por igual al poder político según capacidades y aptitudes. En periodos históricos estas condiciones no se han cumplido para las comunidades negras. Como ya mencionamos la ley 70 ha intentado desde 1993 -y en general desde la constitución de 1991- garantizar acceso equitativo al poder político. Esta situación es la que enfrentamos principalmente con el principio de participación que acabamos de enunciar en Rawls. La ventana para enfrentar nuestros propósitos se abre desde las consideraciones a las diferencias económicas, la extensión del principio de participación y los limites a la libertad. Las diferencias económicas: Las situaciones hipotéticas y abstracciones teóricas del autor parecieran negar en su propuesta algunas consideraciones de tipo histórico o situaciones de sociología política. Sin embargo John Rawls no siempre cierra la ventana a consideraciones de este tipo. Es el caso primero de las desigualdades económicas en relación con la participación política. El autor en su texto es plenamente conciente de que el principio de libertad igual puede verse afectado por circunstancias que atentan contra el principio de participación. Su respuesta es que, ante estos vicios, “los partidos políticos han de ser independientes de los intereses privados, asignándoles ingresos suficientes para tomar parte en el esquema constitucional”. En su formulación taxativa la solución de Rawls no logra especificar una situación especial de desventaja política, lo hace exclusivamente en lo económico. Nuestra adecuación de la excepción que hace Rawls en la participación política toma dos elementos: primero, la advertencia a la posibilidad de instituir excepciones a la igualdad política; segundo, la excepción a la igualdad política por razones económicas. En las dos circunstancias la propuesta de favorabilidad política es compatible. Extensión del principio de participación Otro filtro por donde la propuesta puede hacerse compatible con la teoría Rawlsiana es por la extensión del principio de participación. Este último refiere “el grado en que se restringe el procedimiento de gobierno de la mayoría por los mecanismos constitucionales”+. En sociedades particularmente multiculturales la idea de unidad social no basta para garantizar los excesos de las políticas de la mayoría. “Una constitución que restringe el gobierno mayoritario por diferentes medios tradicionales supone un “cuerpo legislativo más justo”. Así, incrementar el valor de la participación de las minorías étnicas, en este caso las negritudes, equivale a instituir un procedimiento lento y meditado de las acciones de las mayorías mestizas en Colombia.


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La propuesta llevada a acuerdo constitucional lo que ha de reflejar es una demora en el ejercicio de la voluntad de las mayorías. Limites a la libertad Aunque la libertad sea prioritaria en todo sentido, ello no significa que sea absoluta. Los argumentos de Rawls ceden a posibilidades históricas definidas, y pueden ser modificadas según las circunstancias no favorables. Abiertamente en Teoría de la Justicia Rawls nos confirma la posibilidad de una libertad política desigual: “si algunos tienen más votos que otros, la libertad política es desigual; y lo mismo ocurre si los votos de algunos se valoran mucho más que los de otros; o si una parte de la sociedad no tiene derechos políticos. En muchas situaciones históricas podría justificarse una libertad política menor”. Rawls ha sentado esta propuesta desde el inicio de su obra Teoría de la Justicia. No es incoherente pues ha dicho antes que las libertades pueden ser limitadas para trasformar una sociedad no muy afortunada, de manera que en un momento dado se puedan gozar plenamente las libertades. Lo anterior indica dos formas o requisitos al límite: primero, la relativa desigualdad a la libertad de participación sujeta a condiciones históricas defensables, y segundo, temporalidad. En lo primero los argumentos rawlsianos dejan a las circunstancias históricas la posibilidad de limitar la participación. Suponemos que a partir de unos argumentos históricas validados desde una posición constitucional y consensuada. En lo segundo se especifica que una libertad desigual es solo tolerable en dos sentidos. Como lo propone Rawls explícitamente: una injusticia es tolerable solo para evitar una injusticia mayor. Y como lo inferimos nosotros de sus argumentos implícitos: debe ser constituirse como una medida de orden temporal y transitoria, que garantice infeliz término. En esas condiciones lo libertad de participación podría aumentarse a favor de una minoría étnica. La norma Las más de las veces John Rawls asume la libertad en relación con las “restricciones constitucionales y jurídicas”. Y más específicamente: “la libertad consiste en una determinada estructura de instituciones, un sistema de reglas públicas que definen derechos y deberes”. Así nuestra discusión debe abordar el problema que afrontan las leyes y su institucionalización. Rawls entiende por institución “un sistema público de reglas que definen cargos y posiciones con sus derechos y deberes, poderes e inmunidades, etc. Estas reglas especifican ciertas formas de acción como permisibles, otras como prohibidas; y establecen ciertas sanciones y garantías para cuando ocurren violaciones a las reglas”+. Nuestra propuesta haría parte de un conjunto de normas que constituyen una institución democrática y pluralista, insertas en un sistema adoptado por constitución que reconoce en su artículo séptimo la diversidad étnica. Se ubica en el seno mismo de la idea de Consenso Traslapado, pues al hundir las raíces en la Constitución, la propuesta instituiría un procedimiento electoral para tramitar rivalidades políticas. A partir de allí se abre el camino para una reformulación normativa de la participación de los negros en el poder y la política. En consecuencia una norma de favorabilidad política para etnias debe reflejar unos requisitos, un procedimiento y una institucionalización.


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Condiciones del acuerdo Lo primero que ha de reflejar la propuesta es que es el resultado de un acuerdo político entre facciones multiculturales. En ese supuesto, el entendido que subyace al acuerdo de derechos diferenciados se sostiene no solamente a partir de situaciones históricas determinadas, sino como aspira este texto a sostenerlo: teóricamente. “Esto indica que, si queremos defender los derechos diferenciados en función de grupo, no deberíamos basarnos exclusivamente en acuerdos históricos. Puesto que los acuerdos históricos siempre deben ser interpretados y es inevitable actualizarlos y revisarlos, hemos de ser capaces de basar los acuerdos históricos en una teoría de la justicia más profunda”. Además de presentar argumentos históricos y otros teóricos, las condiciones de un acuerdo de favorabilidad política deben cumplir con requisitos normales del concepto de lo justo. La restricción principal que señala Rawls es que la norma debe estar guiada por un criterio general y debe evitar lo particular. Después el carácter público refrendado por todos quienes participan en el acuerdo. Definitivo en tanto se instituye. Universal y ordenación impuesta en su cumplimiento. Procedimiento La garantía de aplicación justa de una desigualdad en el principio de igual libertad reside tanto en el resultado como en el procedimiento de su formulación institucional. Aun cuando no se pueda garantizar un resultado totalmente justo, el proceso en la formulación del acuerdo de favorabilidad política debe ofrecer un mínimo de garantías consagradas en los procesos constitucionales. Ahora bien, no se puede escapar la consideración a la oposición del acuerdo. Habrá quienes señalen los argumentos y los califiquen como injustos. En principio podría afirmarse que a partir de las dos fuentes de injusticia no es correcto calificar como injusto el acuerdo. Recordemos que en Rawls existen dos fuentes por las cuales se produce injusticia: 1. los acuerdos difieren de las normas públicas y 2. Aunque se ajuste a las normas el acuerdo resulta irracional. Así, el procedimiento ajustaría la propuesta a la norma y los argumentos no resultarían irracionales, en tanto se demuestran eficientes, consensuados y cooperadores. De esta manera “en un Estado casi justo, tenemos normalmente el deber de obedecer leyes injustas en virtud de nuestro deber de apoyar una constitución justa”. Finalmente, antes que una ley injusta, la propuesta puede verse como una acción supererogatoria. Todo porque se trata de ceder en una concesión de disparidad política en beneficio de otra persona o de un grupo de personas. Principales conclusiones Una de las principales conclusiones es que la negociación por una libertad desigual no es un juego de suma cero. Es esa condición la que posibilita en gran parte la desigualdad. Nótese que el término refiere desigualdad y diferencia antes que menor o mayor libertad. Lo que quiere decir que no por sumarle valor al voto del ciudadano negro se le resta participación política al resto de los ciudadanos aptos para votar. La propuesta alcanza un grado óptimo de eficiencia con el que Pareto estaría de acuerdo.


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De tal suerte que no se reduce la posibilidad en la participación política de nadie, pero si se avanza en el reconocimiento y empoderamiento de una comunidad menos aventajada política y económicamente. Como se hizo evidente la resolución y la viabilidad de la propuesta tienen una estrecha relación con él cuando y donde se debe asumir una institución. En este caso, las recurrentes referencias al proceso constitucional obligan a pensar en que el espacio y el tiempo para acordar la desigualdad política es el Congreso Constituyente. Más arriba no es posible su asunción. Dentro de las cuatro etapas planteadas por Rawls, la más pertinente es la mencionada, dadas las restricciones que presenta la Posición Original. En ese sentido es posible concluir que en condiciones de Velo de Ignorancia total no tiene lugar una explicación de desigualdad política, ya que los argumentos sociopolíticos e históricos resultan relevantes en la discusión. Si el objetivo de toda propuesta contractual, y en particular la rawlsiana, es alcanzar condiciones mínimas de una sociedad bien ordenada, entonces la favorabilidad política estaría de acuerdo con la estructura básica de dicha sociedad. Si una sociedad bien ordenada busca incrementar al bien en sus miembros y el índice de bienestar -en una teoría tenue del bien- está relacionado con las libertades, las oportunidades, las riquezas, el ingreso, la confianza y el respeto, entonces la propuesta, basada en argumentos históricos y teóricos constractualistas, apuntalaría un norte de una sociedad pluralista bien ordenada. Por otra parte la tendencia a la estabilidad de esta misma sociedad sería reforzada por nuestra propuesta. Tal como la idea de un consenso traslapado lo instrumentaliza ante los inminentes peligros surtidos de eventuales y peligrosos conflictos étnicos. En ese sentido la propuesta acordaría con Rawls que “una concepción de justicia es más estable que otra si el sentido de la justicia que tiende a generar es más fuerte y capaz de vencer las inclinaciones destructoras” como puede ser un radicalismo étnico separatista.

Discusión y Conclusiones Ideas fuerza Se plantea una tensión entre el enfoque de la Representatividad Política y el concepto de participación política, ya que ésta integra en su concepción diversos elementos relacionados con el empoderamiento, organización, recursos y representatividad en distintos ámbitos y en distintos niveles. En este tema se enfatiza el reconocimiento de nuestros derechos como pueblos y comunidades afrodescendientes, cuestión esta que debe deslindarse de los partidos políticos que ostentan el poder, para generar y profundizar espacios como pueblos y comunidades para el logro de una incidencia política en la formulación y puesta en marcha de las políticas públicas y del quehacer institucional.


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El tema está relacionado más a la política como instrumento de incidencia y movilización social, que de representatividad exclusivamente, se trata de la puesta en marcha de las políticas. Por lo tanto hablar de participación política implica hablar de democracia representativa y democracia participativa. El desafío es incluir en la agenda programa de los partidos políticos, los temas relacionados al desarrollo de los afrodescendientes, así como el fortalecimiento de las políticas de alianzas con los grupos excluidos y las minorías. La representación política afecta nuestras vidas de muchas formas, la descentralización por ejemplo tiene implícitas oportunidades de incidencia pero sin una participación y representatividad política de nuestras comunidades no afectará en los proceso de toma de decisiones, es una oportunidad que deben aprovechar los afrodescendientes. El gran reto del es cómo desde los líderes afrodescendientes construir una agenda política de trabajo y accionar conjunto para poder establecer relaciones políticas con los países iberoamericanos, con Europa y el África. En consecuencia se trata de cambiar la forma de ver las cosas y especialmente la práctica y ejercicio de la política, para así entender holísticamente los procesos de reivindicación étnica y racial a nivel global. La participación política y su representatividad son determinantes para el logro de la incidencia por tanto es necesario tener una representación y avanzar en un empoderamiento de los afrodescendientes como movimiento social. Lo anterior se sustenta en el mínimo acceso de los afrodescendientes a los cargos de elección popular y decisión esto limita las posibilidades de ser visibilizados y es una expresión de exclusión del sistema político en el cual prevalece la democracia representativa frente a las oportunidades y retos que ofrece una democracia cultural participativa, en donde los grupos étnicos y otras minorías tendrían una mayor incidencia en las decisiones políticas y programas que les afectan. Obstáculos Fortalecimiento organizativo de las organizaciones y asociaciones afrodescendientes para el ejercicio pleno de los derechos y la incidencia en el diseño, implementación y proceso de decisión de las políticas públicas. Empoderamiento de las comunidades y pueblos afrodescendientes para la participación efectiva en los procesos de toma de decisión a nivel local, regional, nacional e internacional. En este escenario el empoderamiento aparece como una necesidad imprescindible, para tener presencia en instancias, espacios y cargos de decisión política. Propuestas de Políticas y experiencias que se podrían replicar Avanzar en la construcción de una agenda política programática como mecanismo y acción de trabajo que surja del movimiento afrodescendientes en las Américas.


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Elaborar un estudio con la finalidad de obtener información, sobre el comportamiento electoral de los afrodescendientes en los distintos países de la región. La rendición de cuentas como una exigencia que debe hacerse a los representantes políticos dado que estos no siempre responden a intereses colectivos sino a intereses de los partidos políticos, estos no asumen la representatividad de quienes los eligió. Generar estrategias desde el movimiento afrodescendiente para la aplicación e implementación de cuotas a nivel de los distintos espacios donde los afrodescendientes están en desventaja. Preservar y fortalecer la política de alianzas del movimiento afrodescendiente con los movimientos sociales de derechos humanos (indígenas, migrantes, mujeres, etc.) viendo como necesidad la conformación de una plataforma de acción de combate al racismo y la discriminación racial en las Américas.

Propuestas de esquemas y mecanismos de cooperación Crear programas de desarrollo en los respectivos Ministerios y carteras gubernamentales para los pueblos y comunidades afrodescendientes con un carácter de acción afirmativa o discriminación positiva. Compartir experiencias de inciden incidencia política, representatividad política y representación con los países del Caribe ingles.

EL PODER DE LOS MEDIOS Y EL POSICIONAMIENTO DE LA DIVERSIDAD. Objetivo: Generar recomendaciones para fortalecer el rol de los medios en la reafirmación de la identidad cultural e imaginarios colectivos de la población afrodescendiente en América Latina y el Caribe y la superación de la discriminación. Emma Kamau. Periodista Perfil: Esta keniana, licenciada en Periodismo y con una Maestría en Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra, (Pamplona, España), ha desarrollado su experiencia laboral en Organismos Internacionales, el Sector Privado y diversos medios de comunicación. Radicada en Colombia desde finales de 2005. En noviembre, 2005, comenzó a trabajar en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), como Especialista de Minorías Étnicas y Oficial de Reportes hasta el mes de marzo, 2008. Intervención


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Cultura y Diversidad Cultural Es necesario seguir revisando y profundizando en la interpretación del concepto de diversidad cultural, desde una perspectiva pedagógica y democrática, en el marco de las coyunturas política y económica globales, y enfrentando los conflictos que presentan las sociedades actuales. De lo contrario, el debate sobre la diversidad cultural podría convertirse en una forma de enmascarar la realidad. La defensa y promoción de la diversidad cultural pasa por analizar las realidades tanto globales como locales. Por una parte la diversidad, es una cuestión de carácter global que implica la coexistencia de expresiones culturales diferentes que deben aprender a enfrentar sus diferencias y conflictos desde el diálogo y la participación democrática. Por otra parte, es un asunto de carácter local que tiende a reproducir esos mismos desequilibrios y exclusiones, pero desde el interior de los Estados-Nación. Sin embargo, la capacidad de gestionar las diferencias en el interior de los Estados, regiones o localidades requiere evitar que los patrones culturales globales anulen las expresiones culturales minoritarias o locales, de por sí más vulnerables. Asimismo, es esencial distinguir entre la percepción de los gobiernos y la realidad cotidiana de la ciudadanía. La adopción de políticas de promoción de una diversidad cultural es esencialmente un asunto de gobernabilidad, pero de gran trascendencia para los ciudadanos; por ello, la adopción de políticas públicas adecuadas en la materia implica necesariamente una participación activa previa de la ciudadanía. La diversidad cultural debe interpretarse como la expresión última del patrimonio social, material e inmaterial, de los pueblos. Las sociedades necesitan este patrimonio para recrear su pasado, interpretar su presente y proyectar su futuro hacia un mundo con una mayor interrelación y tolerancia hacia el ‘otro’. Por ello, es fundamental fomentar y adoptar políticas y acciones necesarias para preservar las culturas, pero también para fomentar su ‘evolución en diferencia’, esto es, en un marco global que requiere el respeto y la tolerancia de la diversidad existente. Así, se pone de manifiesto la necesidad de restituir la credibilidad y la legitimidad – en definitiva, el prestigio - de las políticas culturales requeridas para regular el equilibrio entre las diferentes culturas. Para ello es imperativo fortalecer el debate público, la promoción activa de la participación ciudadana y la crítica a los desequilibrios existentes, incluyendo los medios de comunicación. Comunicación y Diversidad Cultural El vínculo entre comunicación y diversidad cultural se destacó en la Declaración de Sociedad Civil en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información celebrada por las Naciones Unidas en 2003: "La diversidad cultural y lingüística constituye una faceta fundamental de las sociedades de la información y la comunicación centradas en las personas. Cada cultura tiene una dignidad y un valor que han de respetarse y protegerse. La diversidad cultural y lingüística se basa, entre otras cosas, en la libertad de información y expresión, y en la libertad que tiene todo el mundo de participar libremente en la vida cultural de la comunidad, en los ámbitos local, nacional e internacional. Esta


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participación abarca actividades realizadas tanto en calidad de usuarios como de productores de contenido cultural. A las tecnologías de la información y la comunicación, incluidos los medios de comunicación tradicionales, les corresponde un cometido especialmente importante en el mantenimiento y el fomento de las culturas e idiomas del mundo". Es indispensable considerar la comunicación como un ámbito clave en las políticas culturales. Hoy en día los medios de comunicación operan como instrumentos globales. Por esta razón, resulta imprescindible realizar una revisión profunda de la misión de los medios públicos de comunicación, especialmente considerando su ingreso a la era digital. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de trabajar activamente en la supresión de las barreras existentes que impiden la promoción de la diversidad cultural, más aún en un mundo cada vez más interconectado. Los actuales cambios en los medios y tecnologías de comunicación constituyen una oportunidad de transformación que debe ser potenciada. Así, se crean oportunidades para desarrollar nuevas formas de comunicar por parte de los medios, la aplicación de nuevas prácticas de gestión, de participación y representación desde la pluralidad. En definitiva, se requiere que los medios de comunicación, en sus procesos de producción, afronten el reto de abordar la complejidad que implica la diversidad, condición indispensable para tratar la información de manera adecuada, evitando así trivializar o banalizar la diversidad cultural. Esta solicitud constituye también un reto para legisladores, profesionales y académicos que contribuyan al debate para la reformulación de políticas públicas al respecto, desde la responsabilidad que implica abordar las necesidades sociales a partir de un enfoque diferencial. Ante el riesgo que supone el pensamiento único, que tiende a asociar discrepancia con amenaza, este espacio debe promover un debate que constituya una contribución activa a la adopción de políticas democráticas de comunicación y una cultura que favorezcan la eliminación de las barreras y multipliquen los accesos de la diversidad cultural a los medios de comunicación. Diversidad Cultural: Educación y Comunicación La eliminación de las barreras a la diversidad cultural es, en sí mismo, un reto para las políticas de educación. En este sentido, se requiere la implicación de académicos y profesionales de la comunicación en programas educativos conjuntos, tales como la inclusión de contenidos educativos en los medios, así como en iniciativas orientadas a analizar críticamente el papel y el desempeño de los medios de comunicación. Las universidades y centros de investigación tienen el deber de fomentar la investigación crítica sobre la diversidad cultural y las cuestiones relacionadas con ésta. Disponer de información fiable, rigurosa y contrastada, y realizar diagnósticos contribuye a mitigar prejuicios y estereotipos con los que se asocia la diferencia y la diversidad; al mismo tiempo, permite construir alternativas para un mundo plural que incluya y respete las diferencias. Es necesario que las instituciones académicas actúen decididamente en la actualización y promoción de los estudios relacionados con las Ciencias de la


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Información y Comunicación, promoviendo enfoques de carácter sociocultural e interdisciplinario, superando la fase actual esencialmente descriptiva e insuficientemente sensible a la diversidad en los usos de la comunicación. Asimismo, se recomienda impulsar estudios comparativos entre países Iberoamericanos, comunidades, y grupos de investigación que permitan contrastar las distintas realidades existentes y apoyarse mutuamente en el aprendizaje de procesos que puedan constituirse en modelos para la promoción de la diversidad en los medios de comunicación e, incluso, influir en política pública. En este sentido, es indispensable contar con el compromiso de las autoridades para favorecer y apoyar iniciativas que permitan el desarrollo de investigaciones y la difusión del análisis crítico de los investigadores en espacios de opinión pública. Ello en en el marco de un diálogo continuado entre gobiernos, industrias culturales, profesionales de los medios de comunicación y el mundo académico. Acceso y gestión de medios de comunicación por las comunidades Uno de los mayores desafíos para la promoción de la interculturalidad es la comunicación. La primera, e irrenunciable, condición de la diversidad cultural en los medios de comunicación es la libertad de expresión. Como ya mencioné anteriormente, el auge de la información y comunicación global representa un peligro para la expresión de la diversidad por su tendencia a homogeneizar. En contraposición, los medios de comunicación en las comunidades son fundamentales para promocionar el diálogo intercultural. El reconocimiento de la diversidad cultural exige la existencia de medios de comunicación “propios” de las diferentes comunidades y grupos. Se debe evitar la tendencia generalizada de reglamentar en exceso y de dificultar la existencia de medios más pequeños, favoreciendo la expansión de los más grandes. Las políticas de comunicación deben dar respuesta a estas necesidades. En este sentido, se considera necesario establecer marcos jurídicos que hagan posible el uso de los medios de comunicación por las comunidades de creadores culturales, incluyendo las comunidades afrodescendientes y otras minorías étnicas. Los Estados deben ejercer su papel regulador de los medios de comunicación y el uso de los tiempos oficiales de los medios públicos para promover expresiones de la diversidad cultural. Asimismo, es responsabilidad de los Estados promover y diseminar la educación para el uso de las nuevas tecnologías con el objeto de desarrollar y fortalecer capacidades de comunicación, la gestión del conocimiento, la organización y la participación social. Las nuevas tecnologías de la comunicación requieren ser adaptadas y orientadas a facilitar nuevos esquemas de participación y atender las necesidades de expresión de la enorme diversidad cultural de nuestras sociedades. La brecha digital es una manifestación más del subdesarrollo que dificulta la apreciación de la diversidad existente. Esta brecha se observa en el hecho de que las


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tecnologías requeridas están fuertemente concentradas en las grandes zonas urbanas, mientras que éstas son escasamente disponibles en medios rurales para el servicio de comunidades locales. Medios Comunitarios Los medios de comunicación comunitarios están orientados a desempeñar una labor democratizadora de la sociedad; en general, están comprometidos con la defensa de los derechos de la ciudadanía, comenzando por el derecho a pensar y expresarse libremente. La comunicación es un elemento fundamental en los procesos sociales y la construcción de paz. La diseminación de propuestas surgidas de los diversos sectores sociales de base es esencial para crear escenarios reales de resolución pacífica de conflictos. En este sentido, la comunicación tomada como mecanismo de relación social y expresión de las ideas y del sentir humano, se constituye en una herramienta de gran utilidad. Con ella se transmiten conocimientos adquiridos de experiencias individuales y colectivas que pueden servir a otros como referencia a la hora de tomar decisiones. Los medios de comunicación comunitarios se convierten en canales de expresión de los sujetos sociales y políticos de las comunidades. Éstos pueden resultar de gran valor en la medida que propicien espacios para el ejercicio de las libertades de opinión y de expresión y generen nuevas opciones de organización comunitaria. Estos medios surgen de las comunidades cuando éstas sienten la necesidad de dejar de ser consumidores pasivos de información para convertirse en protagonistas, generadores y portadores de sus culturas. En muchas comunidades, estos medios son las únicas voces con las que cuentan para solicitar mejores condiciones de vida. Con la tendencia creciente a la conformación de redes internacionales, estas voces pueden ampliarse de forma significativa. Los medios de comunicación, al igual que otros sectores sociales y económicos, se han ido concentrando gradualmente en manos de unos pocos. Esta tendencia incide negativamente en su oportunidad de actuar como herramientas de desarrollo social y cultural para convertirse en estructuras funcionales sujetas al consumismo y a la promoción de una visión única del mundo. En este sentido, los medios de comunicación comunitarios representan una alternativa a las imposiciones del mercado global, por su marcada vocación de justicia social y defensa de la diversidad. Los medios de comunicación comunitarios brindan un servicio esencial para la sociedad. No obstante, el desarrollo de éstos (en particular, la radio y la televisión comunitarias) depende del acceso a ciertos recursos que no les están asegurados. La capacidad de acceder a frecuencias radiales, así como la apropiación de estándares técnicos son fundamentales para la evolución de estos medios. Por esta razón, tanto los gobiernos como los organismos intergubernamentales deben facilitar el acceso a y la distribución de frecuencias, así como el desarrollo de estándares técnicos adecuados.


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Desafortunadamente, el panorama al respecto dista de ser alentador. Si bien existen normativas internacionales que promueven el desarrollo de los medios comunitarios, a menudo las legislaciones y políticas nacionales en los diferentes países tienden a dificultar este desarrollo. Aunque la situación puede cambiar significativamente de un país a otro, en general las trabas que sufren los medios comunitarios van desde concesiones restringidas o inadecuadas frecuencias radiales, a favor de empresas de comunicación privadas, hasta limitaciones legales para acceder a recursos financieros e, incluso, amenazas y persecución a comunicadores comunitarios. Afrocolombianos y Comunicación Históricamente, las comunidades afrocolombianas han padecido los rigores de la exclusión y la marginalidad. A pesar de su amplio potencial humano, este colectivo no ha encontrado los espacios necesarios para contribuir de manera significativo al desarrollo de la nación. Esta situación de marginalidad ha permeado tanto la mentalidad de las comunidades afrocolombianas que buena parte de éstas asumen como normal su miseria y mira el futuro con resignación. La población de descendencia africana en Colombia ha sufrido un racismo expresado en el desprecio extremo hacia sus tradiciones y realidades. La sutilidad con la que se ejerce esta discriminación hacia los afrodescendientes hace que esta sea, en algunos casos, imperceptible, sobre todo, para aquellos que no quieren ver que el racismo es una realidad en el país, un problema social, económico y cultural que demanda una solución inmediata. Los afrocolombianos siguen padeciendo condiciones de atraso con respecto al resto de la población en Colombia, con cifras que superan el 80% de necesidades básicas insatisfechas y el 76% de pobreza extrema, frente al promedio nacional que no alcanza el 38%. Uno de los mayores obstáculos en los procesos de desarrollo de las comunidades afrocolombianas está directamente relacionado con la invisibilidad general que se aplica a las minorías en el país. Esta falta de reconocimiento impide que se conozca su aporte al progreso de Colombia, las riquezas, su acervo cultural y las potencialidades del entorno de los afrocolombianos. Los medios de comunicación masivos juegan un papel determinante en proporcionar esta situación. Los asuntos relativos a la población afrocolombiana son obviados sistemáticamente, pese a las posibilidades establecidas por la Constitución Política de 1991. Esta falta de reconocimiento y visibilización se agrava aún más cuando por diversas razones los afrocolombianos desconocen su verdadera historia, sus derechos, llegando incluso a avergonzarse de sus valores, tradiciones y hasta su condición racial. Los medios de comunicación transmiten mensajes en los cuales los afro-descendientes aparecen en situaciones denigrantes, nunca como modelos de comportamiento, ó referentes positivos que desarrollen una imagen distinta a la ya tradicionalmente peyorativa que buena parte de la población tiene con respecto a esta población.


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En los medios de comunicación falta información que enorgullezca a los afrocolombianos, que construya modelos para las nuevas generaciones, desvinculándola de conceptos preconcebidos que actúen en detrimento de sus posibilidades. Observando la dinámica de los medios de comunicación (escritos, radiales, televisivos, electrónicos), se puede afirmar que los periodistas afrocolombianos también han sentido el rigor que este coyuntura genera al excluirles e invisibilizarles. Contrasta con lo anteriormente expuesto la tendencia creciente de personas afrocolombianas matriculadas en las facultades de comunicación social y periodismo en diferentes universidades del país. Este fenómeno se convierte en una verdadera oportunidad para hacerse más visibles, para que el país conozca su realidad y para que su propia gente conozca su realidad. En relación con los medios de comunicación propios en las zonas geográficas de asentamiento afrocolombianos, si bien existen unos pocos, estos son utilizados como trampolín político, sin rigor periodístico y carente de compromiso con el desarrollo de su comunidad. Además, son esfuerzos aislados en su propósito de hacer empresa periodística propia que generalmente mueren antes de su primer año de creación. Los afrocolombianos necesitan desarrollar medios propios (masivos, comunitarios, cívicos, alternativos) que se ocupen de difundir la otra visión de su realidad, de su historia, para contribuir conjuntamente a la iniciativa de múltiples organizaciones de construir un nuevo liderazgo afrocolombiano. Este colectivo necesita potenciar todas las estrategias de comunicación de las organizaciones afrocolombianas, cuyos esfuerzos a pesar de haber incrementado, siguen desarrollándose de manera aislada, impidiendo logros significativos. Sin embargo, diferentes esfuerzos se vienen realizando en el país desde las comunidades, en las regiones mayoritariamente afrocolombianas, para lograr una comunicación adecuada y efectiva para los afrocolombianos, que permita enfrentar los graves problemas por los que atraviesan y buscar soluciones necesarias para mostrar un país multiétnico y pluricultural. En este sentido, se han ido desarrollando medios de comunicación propios o se ha participado en medios de comunicación masivos y comerciales, pero visibilizando las particularidades de las identidades afrocolombianas en las diferentes zonas. A su manera y en su contexto, profesionales del periodismo y organizaciones han desarrollado formatos, programas y temáticas para acceder a la información misma, como ejercicio de un derecho consignado por la constitución de 1991 y, explícitamente, en la Ley 70 de 1993, entre otras normas. Diferentes experiencias de comunicación afrocolombiana se han concretado en revistas, periódicos, boletines, programas radiales, páginas web y programas de televisión para los canales regionales en donde se visibiliza lo propio desde otro enfoque. Se muestran sus valores, aportes e iniciativas y se intenta cambiar la imagen negativa reforzada durante años por los medios masivos en el imaginario e ideario colectivos.


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Aunque estos esfuerzos son importantes, se requiere un salto cualitativo que permita un mayor impacto en la generación de opinión tanto en las regiones como a nivel nacional e internacional. Bogotá, como ciudad capital, ha dado ejemplo al país expidiendo la Política Pública Afrobogotana como un espacio de acción afirmativa en donde se incluye el derecho a la comunicación diferenciada. Avances: Asociación de Periodistas Afrocolombianos, (APA) La Asociación de Periodistas Afrocolombianos, APA, inicia sus primeros pasos en el año 2000, como un espacio de diálogo permanente entre los periodistas de la comunidad negra para definir estrategias orientadas a impulsar, desde el periodismo, la construcción de democracia y desarrollo. La APA, se constituyó legalmente el 12 de julio de 2007, busca además, consolidarse como un foro de reflexión con capacidad de incidir en los medios de comunicación y lograr espacios de decisión en los mismos. Así mismo, trabaja en sensibilizar a las Facultades de Comunicación de las universidades para que incluyan la perspectiva étnica en sus contenidos y busca espacios de capacitación permanente y de reflexión con el objeto de encontrar caminos de incidencia en la realidad nacional. La APA es una organización social que propende por el ejercicio digno y eficaz del periodismo, al tiempo que estrecha los lazos de unión entre sus miembros y entre estos y otras organizaciones con fines similares. Como centro de pensamiento e investigación busca, además, aportar a la consolidación de la democracia, la equidad y la inclusión; al fortalecimiento de la población afrocolombiana y al desarrollo del país. Una de sus principales acciones ha sido la organización del Primer Encuentro Nacional de Periodistas Afrocolombianos, realizado en Cali, Valle del Cauca, los días 4 y 5 de octubre de 2007, durante el cual más de 120 periodistas afrocolombianos, con invitados internacionales y representantes de gremios, la academia y el Gobierno Nacional se reunieron para discutir la realidad del ejercicio del periodismo afrocolombiano y la comunicación intercultural. Este encuentro, que contó con la presencia, entre otros, de la Ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra, fue apoyada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con recursos de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), el Ministerio del Interior, Comfenalco Valle y la Universidad Santiago de Cali. Propuesta sobre estrategias de comunicación para la diáspora africana en las Américas: Durante el “Primer Encuentro Nacional de Periodistas Afrocolombianos”, organizado por la Asociación de Periodistas Afrocolombianos (APA) en Octubre 2007, se organizaron diversas mesas de trabajo para discutir sobre la temática “Afrocolombianos y Comunicación.” Entre otros, se trataron los siguientes temas de interés:


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Etnicidad y comunicación en las universidades. Afrocolombianos y medios de comunicación masivos. Afrocolombianos y medios de comunicación propios. Periodistas y comunicadores Afrocolombianos. Las recomendaciones generadas sobre estos temas que pueden ser aplicadas a la propuesta de comunicación para la diáspora africana en las Americas son los siguientes: Etnicidad y comunicación en las universidades. Realizar un estado del arte sobre la legislación existente y las políticas de comunicación de los afro descendientes en los distintos países iberoamericanos. Establecer alianzas con diferentes universidades en cada uno de los países para realizar un estudio sobre la forma en que los medios de comunicación proyectan a los afro descendientes y otras minorías étnicas a través por ejemplo, de los observatorios de los medios de las Facultades de periodismo. Producir un manual sobre el cubrimiento periodístico responsable del tema étnico en los medios de comunicación masivo. Desarrollar temas de Comunicación Intercultural. Promover estudios de comunicación intercultural con el apoyo de universidades que cuenten con facultades de periodismo y estudios étnicos. Realizar convenios con universidades para diplomados en investigación y comunicación de los afro descendientes. En Colombia, los indígenas cuenta con el aval de la Universidad Pontificia Javeriana de la Ciudad de Cali para la entrega del título del “Diplomado en Investigación y Comunicación Indígena.”

Afro descendientes y Medios de Comunicación Masivos Promover el acceso de los afro descendientes y otros grupos étnicos a medios de comunicación masivos. Promover el papel social de los medios de comunicación masivos en el tema étnico. Desarrollar estrategias de formación y capacitación a periodistas y comunicadores de medios de comunicación masivos sobre los derechos de los afro descendientes y otros grupos étnicos. Realizar convenios con los medios de comunicación masivos que permitan la capacitación de comunicadores y periodistas de la diáspora africana y otros minorías étnicas. Promover que los medios de comunicación masivos ofrezcan pasantias a estudiantes de la diáspora africana y otros grupos étnicos cursando estudios de comunicación dentro de su estrategia de responsabilidad social. Promover acciones afirmativas de los medios de comunicación masivos para ofrecer oportunidades de empleo a periodistas afro descendientes y de otros grupos étnicos.


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Afro descendientes y medios de comunicación propios Realizar una documentación sobre los avances y retos en las legislaciones existentes y las políticas de comunicación de afro descendientes y otras minorías étnicas en los diferentes países de las Américas. Establecer los avances y retos de la creación de medios propios para los afro descendientes y otros grupos étnicos y el rol del sector público y privado, incluyendo un enfoque rural y urbano. Promover y apoyar la creación y sostenibilidad de redes de medios de comunicación de afros descendientes y otros grupos étnicos (Periodismo alternativo, periodismo independiente y periodismo comunitario, entre otros). Promover la creación de redes de radios comunitarias y ciudadanas de afro descendientes y otras minorías étnicas, con el objetivo de definir propuestas conjuntas, intercambiar y replicar las experiencias exitosas. Fortalecer el uso, manejo y control de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías de información por parte de los periodistas y comunicadores afro descendientes y otros grupos étnicos. Realización por parte de los Ministerios de Cultura de los países Iberoamericanos, una sistematización de las diferentes experiencias realizadas en radio, cine, televisión o Internet sobre los afro descendientes y otros minorías étnicas, para disponer de un inventario de materiales que puedan ser reutilizados o utilizados en producciones y programas propios para ser comercializados e emitidos por los medios de comunicación. Apoyar la producción, difusión y comercialización de productos de comunicación realizados por los afro descendientes y otros grupos étnicos. Estrategia con Periodistas y Comunicadores Analizar y redefinir el papel de los comunicadores afro descendientes en el cambio y el progreso social que contribuya al fortalecimiento de la defensa de la vida y de sus comunidades. Promover espacios y mecanismos de comunicación y coordinación entre los propios comunicadores y corresponsales locales que les permitan realizar un trabajo eficaz y articulado. Identificar las áreas de formación periodística especializada que necesitan periodistas afro descendientes y otras minorías étnicas y ofrecer capacitación permanente para el óptimo desarrollo de la labor periodística. Promover mecanismos de protección para el libre ejercicio del periodismo. Promover y apoyar la constitución y estructuración de redes de periodistas y comunicadores afro-descendientes en los diferentes países Iberoamericanos. Promover y apoyar la creación de alianzas con comunicadores de otros grupos étnicos y asociaciones de periodistas y medios de comunicación africanos y de otros partes del mundo.


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Finalmente, apoyar la creación de un Premio para los medios de comunicación masivo y periodistas que promueven políticas que respetan la diversidad cultural. La propuesta de la Asociación de Periodistas Afrocolombiana (APA) consiste en crear un Premio con el nombre de Manuel Zapata Olivella. Recomendaciones Finales Es necesario adoptar una estrategia clara y definida para promocionar la diversidad y para ayudar a los medios a acometer el reto de mejorar sus niveles de diversidad, tanto en contenidos como en instituciones mediáticas y en la empresa audiovisual;

Considerando los análisis críticos presentados por varios comunicadores y periodistas afro descendientes y de otros grupos étnicos sobre el tratamiento del “otro” en los medios de comunicación masivos, se solicita las instituciones académicas, organizaciones profesionales y entes reguladores de la comunicación que mantengan una actitud crítica y de denuncia con respecto a todos los tratos discriminatorios, excluyentes, deformadores o simplemente simplificadores de aquellas imágenes; Se requiere reforzar el diálogo intercultural a través de nuevas iniciativas que aumenten la concienciación acerca de la existencia de minorías y diferentes identidades culturales entre los profesionales de los medios de comunicación. Asimismo se requiere promover el diálogo entre los medios de comunicación y los representantes de esas comunidades; Reconocer la necesidad de una alfabetización mediática y promover el desarrollo de programas que puedan mejorar el entendimiento entre la gente, como ciudadanos, y enseñar cómo la información, puede influenciar sus propias vidas; Apoyar la investigación científica y el monitoreo en asuntos mediáticos, tales como la concentración y el pluralismo de los medios, y extender el debate público sobre estos asuntos, incluyendo la contribución de los medios de comunicación a los derechos humanos, la libertad, la tolerancia y el diálogo intercultural; Se propone a los Ministerios de Cultura que creen y difundan, una fuente de recursos que recoja las experiencias más exitosas de medios y tecnologías de la comunicación en materia de diversidad cultural. Con dicha iniciativa se pretende fomentar la difusión de estas experiencias y constituir una red internacional de intercambios destinada a facilitar la colaboración; Hacer de la igualdad entre hombres y mujeres sin importar raza y credo una realidad en los medios de comunicación de países iberoamericanos, y renovar los esfuerzos para terminar todas las formas de discriminación.

Pedro Viveros. Comunicador Social Perfil:Tiene estudios de maestría en Análisis de Políticas Públicas de la Université Laval, Canadá. Comunicador Social y Periodista. Universidad de La Sabana. Actualmente es asesor de Dattis Consultores en Comunicaciones y socio de la firma Agenda, Gestión Institucional. Profesor en las Universidades Javeriana, Rosario y Central.


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Intervención ¿Autenticidad: Políticamente Correcta? Para analizar la cultura de una sociedad se hace necesario tener en consideración algunos aspectos: los símbolos, el lenguaje, los valores, las normas y objetos materiales. Podríamos añadir a esta gama de elementos el idioma verbal, no verbal, patrones comerciales, religión, valores y actitudes, modales, estética e instituciones sociales. Para otros, lo esencial de la cultura es conocer lo que se denomina como el alma nacional, o como dirían en Italia, el Genius Loci de una población, al tener claridad sobre ello, ¡abracadabra he ahí la cultura! No quiero ser simplista, pero tampoco posar de erudito en un tema de tanta importancia y valía para las sociedades modernas, por ello pretendo rescatar algunas palabras, de las anteriores mencionadas, que harán de esta ponencia una aproximación, bastante personal, a la comunicación y la diversidad. Empiezo por decir que en un libro sobre Interculturalidad y Negociación escrito por un buen amigo*, del cual saqué vasta información para esta ponencia, encontré el siguiente dato histórico que me causó curiosidad: en 2004 murió la última mujer que sabía hablar mushu la única lengua, de la gran variedad que aún existen en China, utilizada por las mujeres por más de 400 años para comunicarse entre ellas de manera que los hombres no pudieran enterarse de sus conversaciones. A principios de los años noventa por cada persona que hablaba inglés, dos lo hacían en mandarín. En el año 2050 el español lo hablarán el 6% de la población mundial, mientras que el inglés caerá del 9% actual al 5%. Pero, lamento informales a los hispanoparlantes que asisten a este encuentro que el castellano será superado por el árabe, el hindi y el urdu- los dos anteriores idiomas de la India-. El lenguaje es una de las palabras que más invita a comunicar. Es la esencia de la interrelación entre los seres vivos que habitamos la tierra. Con la palabra, fundamento del lenguaje, los hombres y mujeres de Shanghai pueden expresar que si no hablan mandarín no serán modernos. Países como Canadá, Perú y Paraguay no podrían demostrar el respeto a la diversidad de lenguas que perviven en estas naciones. Filipinas, a pesar de la fuerte influencia norteamericana, no subsistiría el tagalo o el chabacano. La lengua permite expresar las ideas sin fronteras ideológicas, raza o religión. El lenguaje verbal o el de los gestos invitan a conocer sociedades enteras. Los dedos índice y pulgar cerrados en forma de círculo es la representación de éxito para los norteamericanos, mientras que en Brasil es identificado con una vulgaridad. Llegar tarde en Inglaterra puede echar por la borda un negocio mientras que en algunos países de Suramérica es apenas el inicio de una buena amistad… y tal vez de un negocio. La necesidad de comunicarse hace que cada generación transmita a la otra sus valores esenciales. Islamismo, individualismo, clases sociales, estado-nación, igualdad, éxito personal, libertad, confort, democracia, capitalismo (tan aturdido por esta época), racismo, en fin muchos otros principios tutelares de las sociedades que las lleva a


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develar qué es bueno, malo, bello o feo para sus intereses colectivos. Esto también comunica. Cada país tiene su marca especial incrustada en su cultura y nacida de sus valores. Esto los hace diferentes y únicos. Hacen que sea a través de su lenguaje como puedan transmitir sus valores. El paso siguiente para potenciar la comunicación de una sociedad es simbolizar lo que tiene como esencia. En Singapur el color verde es significado de muerte. En México, cada año se celebra el día de los muertos, época en la que los mexicanos adornan sus hogares para poder compartir alimentos, música e incluso tequila con sus seres queridos fallecidos. En Bolivia la hoja de coca originó movimientos indígenas que tienen por objeto central la defensa de este vegetal. Llevar la estrella de David en un país musulmán puede ser ofensivo. Todos los distintivos sociales permiten la representación de una cultura regional o nacional. En Colombia, por ejemplo, convivimos muchas culturas bajo el mismo ropaje de una bandera tricolor. Cada departamento, de los 32 que tenemos, tiene un mundo. Somos la suma de lenguajes, valores y símbolos que nos permiten, gracias a esta muestra de multiculturalidad, decirle al mundo que existimos. Todas las personas son iguales, sus costumbres son las diferentes, afirmó Confucio el gran filósofo Chino. “In un palacete de La Mancha of wich nombre no quiero rememberarme, vivía not so long ago uno de esos gentleman who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para la chase” fue la forma como el mexicano Ilán Stavans tradujo su Quijote. Es esto ¿un culto a la obra de Cervantes? ¿Una burla? Ninguna de las anteriores. A mi modo de ver es la intención natural de un hombre originario de un país con ancestros españoles pero muy cerca de los Estados Unidos de apropiar El Quijote y ello le permitió comunicar la forma como él cultiva a Cervantes, con su herramienta única y feliz: el spanglish. Imaginar es una de las cosas que nos hace seres diferentes. Pensar diferente nos hace únicos en una sociedad mundial cada vez más globalizada y paradigmática. A esta altura aparece otra de las palabras que quería compartir con ustedes: la diversidad. Si tenemos un lenguaje, unos valores, unos símbolos y somos diferentes (auténticos me gusta más) podemos ingresar al club de lo diverso. Busqué sinónimos en el diccionario de mi computadora para la palabra diversidad y encontré, para mi satisfacción, las siguientes: inconmensurable, ilimitado, inmenso, incomparable, infinito, diverso. Ser infinito significa tener múltiples opciones. Ser diverso entonces se traduce en ser infinito en posibilidades de elección. En otros términos, la diversidad trae en si misma inconmensurables oportunidades de transmitir lo que es o lo que se quiere llegar ser como parte integral de cada ciudad, Estado, departamento o nación. No tiene límites. Ser auténtico no es ser diferente. Ser único es encarnar un lenguaje y unos valores que amalgamen con certeza el alma de una sociedad. La evolución de la palabra en una sociedad no es otra cosa que el ingreso de nuevos elementos que enriquecen la misma, no la retrasan, la hacen avanzar porque hay nuevos hechos que ingresan a la


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convivencia diaria siempre para desarrollar las naciones y nunca para detener la convivencia evolutiva de los seres humanos. En la actualidad las expresiones de diversidad que difunden su autenticidad en los medios de comunicación lo hacen, además de merecerlo por derechos legales genuinamente ganados y otorgados, porque se han ganado el derecho a entrar en una relación bidireccional entre aquel que en una sociedad tiene las características de sentirse parte de la comunidad por medio de la diversidad social a la que pertenece y quienes aspiran conocer, o reafirmar, sobre esa riqueza cultural que representa uno u otro sector social. En la mayoría de los países democráticos modernos el Estado otorga parte de su espacio electromagnético para que las minorías étnicas, políticas y religiosas, entre otras, tengan la oportunidad de exponer sus ideas a través de la televisión y la radio públicas. El anterior avance democrático reconocido y valorado por todos, le abrió paso al moderno calificador cualitativo desde donde la composición más heterogénea de una colectividad califica o descalifica una buena o mala opción mediática: el rating. Este elemento tecnológico, en unión a la Internet y a los aparatos de telecomunicaciones modernos, hace que cada día aquellos que desean aumentar adeptos religiosos, políticos o raciales, tengan en cuenta que su expresión está siendo valorada y evaluada permanentemente por unas audiencias que buscan lo autentico, dentro de lo diverso, que genere una empatía que es, en últimas, una afirmación de su individualidad, garantizando así su permanencia en los medios electrónicos modernos. En otras palabras, sin el valor que implica ser autentico habría sido imposible el éxito de un proyecto tan audaz como Black Entertainement Television (BET) el cual agrupa las más valiosas expresiones de la cultura afroamericana en los Estados Unidos de América. En el Chocó, departamento del pacífico colombiano, donde los índices de pobreza son los más elevados del país, dónde ingresar por vía terrestres es una de las odiseas más grandes de la historia del transporte mundial, nació hace unos años un grupo musical que mezcló ritmos rurales de esta región con hip hop alcanzando una mezcla perfecta de lo que conocemos como música fusión: Chocquibtown. Este hecho, auténticamente chocoano, generó una epidemia de nuevos intérpretes, compositores y músicos en toda la región del litoral pacífico colombiano provocando una relación directa entre un nuevo género artístico y la consecuente recuperación de la autoestima de un pueblo afrocolombiano. Hoy en día sus canciones no solamente están en los primeros puestos de las listas musicales de Colombia y el mundo, sino que sus integrantes son ejemplo de vida que tienen tras de si miles de seguidores. Los chinos ubican el futuro en la parte de atrás porque es lo desconocido, lo que no ven; en cambio el pasado y el presente lo miran de frente porque es lo que pueden analizar, lo que ya pasó. Para los occidentales el pasado está a nuestras espaldas, como si las experiencias de lo ocurrido se fueran al olvido, y el mañana lo instalamos


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delante de nuestros ojos porque, según nosotros, es lo que viene. Como si lo incierto lo pudiéramos controlar con tan solo imaginarlo. Pero el hecho simple y llano de ser afroamericano, indígena, homosexual, ambientalista, enólogo, deportista, o de tener intereses diversos en las sociedades no es garantía para reclamar un espacio presencial en los medios de comunicación. Dadme lo hechos que yo os daré el derecho reza un axioma jurídico. Para estar en la agenda de medios es importante ir más allá del derecho. En inglés news significa nuevo. Todo lo novedoso es noticia. Lo que permite ser distinto en el amplio universo de expresiones que conforman el espectro de la diversidad, como la entendemos hoy, es la autenticidad. Por esta razón, me atrevo a decir que es el derecho a ser auténticos lo que le permite a las diversas expresiones culturales, raciales o religiosas hacer presencia en los medios. Ayer, lo que convocaba la reflexión de medios y diversidad, fue la lucha por el derecho democrático a tener acceso a los medios de comunicación. Hoy, esta lucha se concretó. Tenemos frente a nosotros una autentica oportunidad de ganar audiencia en los medios siendo únicos e irrepetibles. Aprender de esto es lo políticamente correcto. * Interculturalidad y Negociación. Ricardo Eastman de la Cuesta. Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, D.C, Colombia, 2008

Discusión y Conclusiones

Ideas principales Lógicas de incidencia, se reconoce el poder de los medios. Es necesario trabajar con ellos sin renunciar a los propósitos de la agenda afro, según el tipo de medios. Los medios caricaturizan la imagen. Una manera más activa de abordar el problema es trabajar con la población para generar auto-representaciones, ampliar la participación de las bases sociales. Redes, redes afrodescendientes por todo el continente y con África Propuestas de Políticas y experiencias que se podrían replicar Diseñar estrategias para requerimientos diferentes: hay distintos niveles de la comunicación: medios masivos y necesidades intracomunitarias. Difusión de políticas públicas y sus resultados. a. para comunidad afro, hacia la sociedad, y difusión de los resultados de las políticas. Fortalecer la investigación en el tema El uso de los medios de comunicación podría servir para develar el racismo subliminal. Hay que enfatizar el vinculo entre la escuela (interpretada como un adentro que reproduce discriminación, pero también la transforma) y los medios masivos


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(interpretados como un afuera también transformador). Escuela es sitio estratégico de cambio. Es fundamental que la escuela cambie. Hay que generar empoderamiento, que los agentes sociales hagan su propia comunicación. Potenciar la agencia. Hay que normalizar la comunicación y ante todo definir los alcances que tienen los Ministerios de Cultura, ¿Hasta dónde pueden llegar en la definición de políticas comunicativas? Es necesario considerar diferencias entre países: retos y elementos comunes. Formar ciudadanos con derecho a la comunicación y, sobre todo, productores de contenidos culturales. Incidir sobre los imaginarios que los medios promueven. Las campañas de sensibilización (persuasión) deben tener una alta calidad. El diseño de las mismas debe ser precavido en el lenguaje: es necesario diseñar estrategias creativas. El trabajo debe ser intersectorial. Alcance ministerios de cultura. La metodología de la ONG le da al maestro herramientas para comprender la situación y empezar a transformar. En la estrategia se busco que la comunicación no fuera agresiva; uso del humor y la ironía. Estrategias de sensibilización. Es fundamental que tengan alta calidad.

Obstáculos Estrategias operativas, concretar acciones. Actitud ante los medios masivos. Diferenciar los medios y los tipos de medios. Definir el papel de los Ministerios. Regulación coercitiva de los medios.


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Im谩genes del Encuentro

Firma Declaraci贸n en San Basilio de Palenque.

Kei Kawabata(Jap贸n), Maguemati Wabgou(Kenia), Doudou Diene(Senegal)


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Edouard Matoko(Congo), Paula Marcela Moreno Z.(Colombia), Dudou Diene, Juca Ferreira(Brasil)

Antonio Monteiro(Angola),Paula Marcela Moreno ,Simao Sounindola, Ana Monteiro(Angola)


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Silvia Olveira(MĂŠxico),Paula Marcela Moreno, Edouard Matoko, Yuri Buenaventura (Colombia)

Larry Palmer (Estados Unidos), Tianna Paschel (Estados Unidos) con algunos relatores del Encuentro


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