La bella Helenes
Cuando nació Helenes, Teucro se sintió orgulloso, era bella y sana ¿Qué más podría desear un padre? Se encargó de educarla, era humilde, generosa y hospitalaria. Durante su infancia, todo el mundo la quería, no necesitaba de nada, el mar la mantenía. Pasó tiempos difíciles en la adolescencia al aparecer la enfermedad, sus cicatrices son visibles. En la mayoría de edad algo ocurrió, dicen que un mal de amores, se había vuelto prepotente, miraba a la gente por encima del hombro, daba de beber a quien ella quería y no al que lo necesitaba, se relacionaba con los de su misma clase social. Se fue distanciando de sus vecinos, aunque no se olvidó de ellos. Vestía ropas que no se podía permitir y se creyó superior a su hermano aunque este era 35 años mayor. Pasaron los años y Helenes se fue quedando sola, ya nadie se preocupaba por ella, ya nadie la cuidaba. Un día sentada en su jardín llamó su atención una peregrina que iba haciendo el camino, se acercó a ella y juntas hablaron durante horas contándose sus vivencias, Helenes recordó quien había sido y entendió que la Bella aún habitaba en su interior.
Trabajo realizado en septiembre octubre del 2020 en curso de David Salcedo. Autores Lou Escandell Isi Torres Suso Trabazo Toni Vidal
La publicación va dedicada a todos los que soñaron, sueñan y soñaran con Pontevedra, pues ellos le han dado, le dan y le daran vida a su historia.