Cada loco con su cuento

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Dedico este libro a mi familia, compa単eros y profesores por estar conmigo, alo largo de este trabajo, ellos son quienes me dieron grandes ense単anzas y son los principales protagonistas de este trabajo, espero que este libro te traiga buenas reflexiones en tu vida .




Título original 360 Mini Cuentos Cuentos para pensar. Diseño e ilutracion (David Moreno Gonzalez) Diseñador Grafico, davidmorenozero@outlook.com 3214852438 , Impreso en Colombia Bogotá en el 2016, Tipografías utilizadas: Adobe Caslon Pro , Nickainley. Fuentes http://www.365microcuentos.com, http:// www.Cuentosparapensar.com. Todos los

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.


Vamos a plantearnos que estamos todos locos, eso explicarĂ­a como somos y resolverĂ­a muchos misterios.


¿ A M O R ?

Pág.

A M I S TA D Pág.


M U E R T E

Pรกg.

T I E M P O

Pรกg.

F E L I C I D A D Pรกg.



Tengo el enorme agrado de presentar estos cuentos cortos para pensar, aprecio todo el trabajo realizado por estos escritores considero importante la ayuda que nos pueden brindar con un simple relato o una historia verdadera, todas estas historias nos llenarán de reflexión y tocarán nuestros corazones para enfrentar todos los momentos duros de nuestras vidas, podemos reflejar todas estas historias en nuestro diario vivir y así nos llevamos un buen consejo para buscar las soluciones de nuestros conflictos. Es notable la sencillez y la claridad del los autores al narrarnos estos cuentos, así nos dan varias enseñanzas muy profundas para nuestras vidas.



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Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer ¨Plutarco¨


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El amor es ciego De la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: – ¿Jugamos al escondite? La Intriga se levantó con los ojos fruncidos, y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó: – ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso? Es un juego – explicó la Locura – en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El Entusiasmo se halló secundado por la Euroia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso la Apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar La Verdad prefirió no esconderse; ¿para qué? Si al final siempre le hallaban. La soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), y La Cobardía prefirió no arriesgarse. – Uno, dos, tres…. comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra de el Triunfo, que con su pripio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.


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La Generosidad, casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿qué si un lago cirstalino? ¡ Es ideal para la Belleza!; ¿Qué si la rendija de un árbol? ¿Perfecto para la Timidez; ¿qué si el vuelo de una mariposa? ¡ Lo mejor para la Voluptuosidad!; ¿qué si una ráfaga de viento? ¡ Magnífico para la Libertad! Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoismo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo… eso sí, sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris); y La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes, el Olvido …¡se me olvidó donde se escondió!… pero no es lo importante. Cuando la Locura contaba 999999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido, decidió esconderse entre sus flores. – ¡Un millón! – contó la Locura y comenzó a buscar La primera en aparecer fue la Pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; él solito salió desesperado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al algo descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en que lado esconderse. Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris… (¡Mentira, ella estaba en el fondo del océano!), y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.


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Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris… (¡Mentira, ella estaba en el fondo del océano!), y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero sólo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal y las rosas… Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor y la Locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo. El amor es ciego y la locura siempre, siempre le acompaña.

La lección sobre el amor Al anochecer, para explicarle como funciona el amor a su pequeño aprendiz, el maestro ninja lo llevó a una colina alejada de la ciudad. - Así es el amor - le dijo el maestro al pequeño, señalando el cielo nocturno sobre la ciudad, desde dónde empezaron a explotar fuegos artificiales de todos colores y formas. - ¡Guao! exclamó el pequeño, sorprendido con la belleza de los fuegos artificiales y los ¡Boom! Que estos producían al explotar - ¡Son bellos! - continuó diciendo, anonadado; al rato, cuando el show se hubo terminado, éste señaló el cielo y añadió - pero, mire, maestro, se están desvaneciendo poco a poco, y... Y ya se desaparecieron por completo, ¿Así es el amor?


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- Si, pero aún falta la mejor parte. - ¿Cuál? - preguntó el pequeño, mirando fijamente el oscuro cielo nocturno, luego, de la nada, el cartucho de uno de los fuegos artificiales que había explotado, le cayó en la cabeza, golpeándolo fuertemente¡Auch! ¡Duele! - gritó el aprendiz con lagrimas en el ojos; mientras que el maestro, quien había calculado la dirección y velocidad del viento exacta para enseñarle al pequeño la lección, sonreía picaramente

El pacto de amor Cuando descubrieron que iban a ser padres, la pareja de recien casados, quienes estaban muy enamorados, decidieron llamar al pequeño con un nombre muy especial, que ellos mismos habían inventado, como representación del pacto de amor que se habian jurado desde el primer día que se conocieron. Ocho meses después del nacimiento del pequeño, por los diferentes giros que da la vida, el hombre llamó a su mujer a la cocina del pequeño apartamento que habían comprado y le dijo, muy tristemente, que el amor se había acabado, que ya no la amaba, que quería divorciarse. La mujer palideció al escuchar estas palabras y, rompiendo en llanto, salió corriendo de la cocina, subió las escaleras y entró a la habitación del bebé cerrando la puerta tras de si. El hombre la siguió y al no poder entrar a la habitación, empezó a golpear la puerta y a arremeter contra ella para tumbarla. Dentro, la mujer se acercó a la cuna y agarrando, entre sus manos, una pequeñita almohada celeste, la presionó fuertemente contra la cara del bebé. Cuando el hombre, finalmente, pudo entrar en la habitación, le pegó un empujón tan fuerte a su esposa que la tiró al suelo y le gritó:


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Psicología inversa - Mi amor, ¿Cuando llamarás a tu abogado para que haga el acuerdo prenupcial para firmarlo? - le preguntó a su prometido. -¿Ah? ¿Qué? ¿Qué acuerdo prenupcial? - El acuerdo prenupcial, mi amor, quiero que hagas uno para firmarlo, porque no quiero que piensen que me estoy cansando contigo por tu dinero... - ¿Qué estás diciendo? Yo te amo y confío en ti, querida, no te voy hacer firmar ningún acuerdo prenupcial. - Pero, mi amor, yo... - No, no, ningún pero, ya dije que no quiero que firmes nada y así será, fin de la discusión. - Okey, ni amor, lo que tu digas, te amo - le dijo mientras besaba a su prometido en el cachete con una maliciosa sonrisa en su cara.

La poción de amor Llegó muy feliz a su casa, oliendo precavidamente el fuerte aroma que emitía la pequeña botellita de poción de amor que había conseguido comprar y que haría que su amada aceptara todas sus caricias, sus besos y su amor sin quejarse y sin decir ni una sola palabra sobre cuanto asco él le daba, ni sobre cuanto lo detestaba y ni mucho menos sobre cuanto deseaba que él estuviera muerto o encerrado en la cárcel.


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El bolígrafó del amor Cuando se volvieron novios le regaló un boligrafó de tinta roja en representación del amor que sentía por ella, y con él escribieron muchas historias sobre las citas que habían tenido, los besos que se habían dado, las peleas y las reconciliaciones que habían tenido, los regalos que habían compartido el uno con la otra... Hasta que de tantas historias que escribieron, el bolígrafo se quedó sin tinta y lo único que quedó del amor que se profesaban entre ellos fueron las historias que habían escrito con aquel bolígrafo de tinta roja; pero que al re-leerlas, parecía que estaban escritas con tinta negra.

Cuando encuentra a su amor verdadero - ¿Cómo así que terminaste con tu novo? - Sí, descubrí que yo no era su amor verdadero. - ¿Qué? ¿Cómo así? ¡Si ustedes dos se llevaban muy bien juntos! ¿Cómo puedes saber que no eres su amor verdadero si solo llevan saliendo un par de semanas? - Sí, yo no soy su amor verdadero, verás, el otro día cuando estabamos hablando por teléfono yo me tenía que ir y me despedí de él, y él me dijo “chao”; pero no colgó y yo tampoco colgué, y él me dijo “cuelga tú” y yo le dije: “no, cuelga tú” y así de la nada me colgó, así que lo llamé de nuevo y le dije: “Terminamos” y desde entonces me ha estado llamando y escribiendo pero yo no lo he contestado las llamadas ni escrito de vuelta, no quiero saber nada de él.


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- ¿QUÉ ESTAS HACIENDO? mientras tomaba al bebé entre sus brazos, pero ya era demasiado tarde -. ¡MIRA LO QUE HICISTE! ¡MATASTE A NUESTRO PEQUEÑO! - le gritó el hombre, rojo de ira, mientras agitaba el cuerpo sin vida del bebé en el aire, frente a la cara de su mujer. - El pacto está roto dijo la mujer muy lenta y friamente desde el piso -. Tú lo rompiste. No merecia vivir - y levantándose muy agilmente, salió corriendo de la habitación y más nunca fue vista por nadie.

Las últimas de Cupido En las calles de New York City me encontré un indigente muy peculiar que tenía un par de alas desplumadas, usaba pañales y en sus manos sostenía un arco con un cesto de flechas vacío y un aviso que decía: “EL amor se ha acabado, estoy desempleado” ante tal triste situación, me acerqué y tiré un par de de monedas en la tacita de peltre que reposaba a su lado, él levantó la mirada sorprendido por mi acto caritativo y dijo: - El amor pronto llegará a tu vida. - Muchas gracias por sus buenos deseos - le respondí - pero mi corazón me lo han roto tantas veces que ya no creo en la existencia de aquello que llamas amor. Y al terminar de decir tan horribles palabras, vi al pobre indigente morir ante mis ojos, víctima de un ataque al corazón.


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Amor verdadero Era una mañana agitada, eran las 8:30, cuando un señor de unos 80 años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar. El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am. Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo ví mirando su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen, comprobé que estaba curado, entonces le pedí a uno de los doctores, algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida. Mientras le realizaba las curaciones, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado. El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geríatrico para desayunar con su esposa. Le pregunté sobre la salud de ella. El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que pacedía de Alzheimer. Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde. Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo. Me sorprendió, y entonces le pregunté: – Y usted sigue llendo cada mañana, ¿aun cuando ella no sabe quien es usted? El sonrió y me acarició la mano y dijo: – Ella no sabe quien soy, pero yo aún se quien es ella. Se me erizó la piel, y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba.


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La dualidad del amor Los taoístas cuentan que en el principio del tiempo, el Espíritu y la Materia se encontraron en combate mortal. Finalmente, el espíritu triunfó y la materia fue condenada a vivir para siempre en el interior de la tierra. Antes de que esto sucediera, sin embargo, su cabeza golpeó en el firmamento y dejó el cielo estrellado reducido a pedazos.La diosa Niuka salió del mar, resplandeciente en su armadura de fuego; hirviendo los colores del arco iris en un caldero pudo colocar otra vez las estrellas en su lugar. Pero no consiguió encontrar dos pequeños pedazos y el firmamento quedó incompleto. Según los taoístas, ahí comienza la dualidad del amor: siempre existe un alma que recorre la tierra en busca de su otra parte para que ambas puedan colocarse en el pedacito vacío del cielo y, de esta manera, completar la creación.

El poder de las lágrimas. Quedó sorprendida cuando su amor le dijo que la odiaba y que no la quería ver más nunca en su vida, después de que le dio la bebida en la que le había puesto la poción de amor . La muy tonta se había equivocado al seguir la receta, porque en vez de agregarle tres lágrimas de tristeza, le agregó tres lagrimas de felicidad.


La amistad


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Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo. ¨Benjamin Franklin ¨


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El mono y la tortuga Se trataba de un mono muy compasivo que abría su corazón a todos los animales que encontraba.Un día conoció a una tortuga macho y trabó una buena amistad con ella. Tortuga y mono pasaban muchas horas al día hablando de sus cosas. Pero la tortuga hembra comenzó a sentirse molesta porque su marido estaba demasiadas horas fuera de casa. Pidió explicaciones y la tortuga macho le explicó que había trabado una gran amistad con un cariñoso mono con el que podía hablar de muchos temas y enriquecerse con su amistad y sus sentimientos siempre bondadosos. La esposa, entonces, quedó presa de los celos y se dijo: Debo hallar algún modo de acabar con ese maldito mono. Ideo un plan perverso y lo puso en acción. Comenzó a fingir que había adquirido una rara enfermedad muy peligrosa y que ponía en riesgo su vida. El marido estaba realmente preocupado. -¿Qué puedo hacer por ti, esposa? La tortuga hembra dijo: – Mis órganos están muy débiles. – En cualquier momento puedo morir. – He consultado a la tortuga curandero y me ha asegurado que sólo puedo salvarme si como hígado de mono. La angustia atenazó al marido. La esposa insistió: – Necesito hígado de mono o moriré; te lo aseguro. – Tú tienes amistad con ese compasivo mono. – Si es tan bondadoso, como siempre dices, no durará en ofrecerte su hígado para salvar mi vida.


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La tortuga macho fue a hablar con el mono y le mintió: – Ven a comer a nuestra casa. Las tortugas vivían en medio de un estanque y el mono no sabía nadar. Preguntó: – ¿Y cómo llegaré a vuestra casa? – Muy fácil, amigo; sólo tengo que llevarte sobre mi caparazón – Magnifico – dijo el mono satisfecho y anhelando conocer a la esposa de su buen amigo. Comenzaron a cruzar el estanque, el mono sobre el caparazón. A medio camino la tortuga dijo: – Tengo que decirte la verdad. – Necesitamos un hígado. – Mi mujer esta muy enferma y tiene que ingerir hígado de mono si quiere salvar la vida. El mono, que era intuitivo, enseguida captó las intenciones de la tortuga hembra. Aparentando la mayor naturalidad dijo: – ¿Cómo no me los has dicho antes? Resulta que he olvidado el hígado en mi cabaña, sobre el árbol, pero ya sabes cuánto te quiero, así que volvamos y lo cogeré, si tu esposa está enferma, yo la ayudaré encantado. Volvieron hasta el refugio del mono y éste trepó por el tronco del árbol. Desde allí le exclamo a la tortuga macho: – ¡Pobre tonto tu mujer te ha engañado! – No puedo seguir asociado a alguien tan necio. – Ella es perversa y tú, simplemente, bobo. – Te deseo todo lo mejor, créeme, pero no vuelvas por aquí.


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Compartir una luz Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada . Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña vela. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia vela y así compartiendo la llama con todos la caverna se iluminó. Uno de los discípulos preguntó a Hu-Song: – ¿Qué nos enseña este relato, maestro? Y Hu-Song contestó: - Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo, también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer. - El compartir nos enriquece en lugar de hacernos mas pobres, los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado. La verdadera amistad es flor que se siembra con honestidad, se riega con afecto y crece a la luz de la comprensión. - De igual modo si iluminas tu corazón con amor, puede que ilumines a otro corazón, así se pueden llegar iluminar a miles de corazones con amor.


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El amigo deshonesto Había conseguido, con no pocos esfuerzos, ahorrar un saquito lleno de polvo de oro. Tenía que hacer un viaje y prefería no llevarlo encima, pues había bandoleros que no dudarían en arrabatárselo. ¿Qué hacer? Pues nada mejor, pensó, que dejarlo depositado en la casa de su amigo . - Volveré en unos días explicó a su amigo - Te confio todos mis ahorros. Partío dejando su pequeña fortuna al amigo. Este era un vago y un borrachín, así que durante estos días cada vez que necesitó medios para su ligera forma de vida, no dudó en coger un puñado de polvo de oro. Y hasta tal punto no lo dudó, que agotó en esos días su contenido. Entonces se alarmó. ¿Qué hacer para no recibir la cólera del amigo a su regreso? Se le occurió una idea: llenar el saquito con harina. El viajero regresó a su casa y fue al día siguiente a visitar a su amigo. Le fue entregado el saquito pero, cuando lo abrió, comprobó que no era más que harina. – ¿Pero qué has hecho con el polvo de oro? – preguntó indignado.¿Con el polvo de oro? – preguntó a su vez disimulando el amigo deshonesto -. Yo te he dado el saquito tal como estaba, ni siquiera lo he abierto. No era cuestión de ponerse a disputar, el tiepo huye con lenta pero inexorable seguridad, transcurrieron los meses y no poca agua bajó por los ríos que serpenteaban entre los espléndidos valles. Un día el amigo desleal fue a visitar al amigo que había robado para rogarles:


Sir Helder Amos 31

Amigo mío, debo partir unos días. No quiero dejar a mi hijo solo en casa habiendo personas aviesas que podrían hacerle daño. ¿Te importaría que pasara unos días en tu casa? – Es lo menos que puedo hacer por ti. Deja tu hijo conmigo el tiempo que quieras. Partió el amigo deshonesto. No sabía lo que su karma le iba a deparar. El hombre que cuidaba al hijo del que se llamaba su amigo se hizo con un mono. Con paciencia le enseñó a decir: “Soy yo, tu hijo, papá”. Unos días después, volvió el ladronzillo y reclamó a su hijo. – Aquí lo tienes – dijo el amigo, mostrando al mono. – No me vas a decir – gritó el ladrón – que mi hijo se ha convertido en este miserable mono. Y entonces el mono dijo: – Soy yo, tú hijo, papá El ladronzillo estaba a punto de enloquecer. O sea que su hijo se había convertido en aquella criatura horrorosa y peluda. Comenzó a llorar, pero el amigo le dijo: – Del mismo modo que mi oro se convirtió en harina, tu hijo se ha convertido en esta criatura. Pero en seguida hizo venir al hijo del desconsolado padre. Antes, empero, le había pedido que le devolviera el oro robado. El ladronzuelo, así urgido, comenzó a trabajar, rehizo su vida, dejó de beber y recobró la amistad de su amigo. Maestro: a toda acción sigue su reacción, como la combra al cuerpo


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Mi mejor amiga, la piedra en mi camino Había una vez un grupo de niños que siempre jugaban soccer junto al borde del bosque, hasta que, un día, uno de esos niños pateó la pelota tan fuerte que ésta se salió de la cancha y se metió en el bosque; el niño, antes de que sus amigos se enojaran o empezaran a quejarse, salió corriendo detrás de ella para buscarla y se adentró al bosque. Tras seguir el rastro de la pelota por un par de minutos y de adentrarse más en el bosque, el niño se encontró con que el balón había rodado hasta un pequeño claro un poco más allá de los árboles. Cuando el niño llegó al claro para recoger la pelota, quedó petrificado porque justo en el medio del claro había un pequeño unicornio tan blanco como la nieve acostado en la grama; quién se percató del niño porque este lo veía absorto con su belleza. El niño, tras notar que el unicornio se había percatado de su presencia, intento dar un paso para acercársele, pero el bello animal mitológico se puso de pie de un salto al verlo moverse; entonces, el niño haciendo señas con las manos y mirando al animal y a la pelota intercaladamente le hizo entender al unicornio que sólo estaba allí para recoger el balón. El unicornio, al entender las señas del pequeño, se acercó a la pelota e intento golpearla con sus cascos, muy torpemente, en dirección al niño para pasársela, sin embargo, al no obtener resultados intentó golpearla con su cabeza; pero tan pronto el afilado y brillante cuerno del unicornio tocó la bola, ésta se explotó haciendo un ruidoso ¡Boom! que asustó al animal e hizo que éste saliera corriendo rápidamente y se perdiera de vista entre los árboles del bosque.


Sir Helder Amos 33

El niño, después de salir de su asombro por todo lo que había presenciado, recogió la pelota espichada y regresó a donde estaban sus amigos esperándolo, quienes, cuando lo vieron regresar con el balón desinflado, le preguntaron, consternados:”¡¿Qué le pasó a la pelota?!”, a lo que el niño solo respondió: “Un puercoespín, malvado, la explotó.” Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

La leyenda del verdadero amigo Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse, el que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo, alrecuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA. Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.



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¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte! ¨Almafuerte¨


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Cita con la Muerte Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quien apreciaba mucho. Un día, mientras Ahmed paseaba por el mercado de tenderete en tenderete, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor lo ocurrido y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra, donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la Muerte. Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco la montura podría llegar a Samarra esa misma noche. Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la muerte paseando por los bazares. – ¿Por qué has asustado a mi sirviente? preguntó a la Muerte. – Tarde o temprano te lo vas a llevar, déjalo tranquilo mientras tanto. No era mi intención asustarlo -se excusó ella Pero no pude ocultar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra; En el desierto, el moribundo buey alzó la vista al cielo antes de morir buscando algo que lo guíara a través de la muerte; peró lo único que vió allí arriba fueron los círculos de la muerte que dibujaban los buitres mientras esperaban, con ansias, su partida para poder devorar su carne.


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¿Hay vida antes de la muerte? Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte. El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta. Cuando, más tarde. Los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replico: – ¿no habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente? – Pero ¿hay vida después de la muerte o no la hay?, insistió un discípulo. ¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión! – replico enigmáticamente el Maestro.

Miedo a la muerte No le tenía miedo a la muerte; pero el solo hecho de que le tocaran ese tema, hacía que su corazón latiera más rápido, que se le creara un nudo en el estómago y que se le pusiera la piel de gallina. No le tenía miedo a la muerte; pero sabía que al morir uno de sus dos más grandes miedos iba a seguirla hasta la tumba, no le tenía miedo a la muerte: pero le tenía miedo a los insectos, y si al morir la enterraban y su carne era devorada por ellos, desde el más allá se iba a sentir asqueada.


Sir Helder Amos

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No le tenía miedo a la muerte; pero le tenía miedo al fuego, y si al morir la cremaban, igual se sentiría aterrada. No le tenía miedo a la muerte; pero de todas formas, quería vivir por siempre

La muerte de Satanás Esta es una historia real, no le pasó a ningún amigo, me pasó a mi hace un par de semanas y todavía me tiene muy asustado. En frente de mi departamento viven tres gatos, a los cuales llamé Satanás, Lucifer y Mefistófeles tras agarrarles cariño después de tanto alimentarlos y lidiar con ellos cada vez que salía del departamento. Un día, hace un par de semanas, cuando salí, me encontré, horrorizado, a Satanás envenenado justo en la entrada del departamento. El pobre gato estaba estirado, tieso y, todavía, tenía rastros de una espuma blancuzca en su boca. Asqueado y dolido por la muerte del animal, lo tomé, tieso como estaba, en mis manos, lo metí en una caja y lo enterré en el parque que está en frente del edificio. Los dos días siguientes a la muerte de Satanás fueron muy tristes, era la primera vez que se me moría una mascota. y hasta los otros dos gatitos, Lucifer y Mefistófeles, lucían afectados por la perdida de su amigo, porque no querían comer, jugar y casi ni maullaban cuando me veían.


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Sin embargo, al tercer día después de la muerte de Satanás pasó algo mágico o tenebroso, depende de desde el punto de vista con el que se vea, porque cuando salí, me encontré, sorprendido, a Satanás maullando junto a Lucifer y Mefistófeles en la entrada del departamento. Sin poder creer lo que veía, lo llamé “¡Satanás!” y, al escucharme, el gato voltio, me miró a los ojos y maulló como solía hacerlo antes de su muerte; al ver esto, incrédulo, lo llamé dos, tres y hasta cuatro veces más para ver si realmente era él y, cada vez que lo llamaba, el gato volteaba y me maullaba con su manera muy peculiar. Desde entonces, Satanás sigue viviendo, cómo si nada hubiera pasado, junto a los otros dos mininos en frente de mi departamento. Y yo, a pesar de que cada vez que cuento la historia me dicen que lo desentierre para ver si el cuerpo sigue allí, prefiero aplicar la de Schrödinger y dejar al gato en su caja.

¡Solo hasta la muerte! Justo antes de su muerte, le susurró a su esposa en el oído: “Te amo. Este no es más que un hasta luego. Te espero en el cielo, donde podremos estar juntos por siempre.” Sin embargo, su mujer, tan pronto lo hubo enterrado, se convirtió en la mujer más pecaminosa con el único propósito de ganarse un lugar en el infierno; porque, según ella, el acuerdo, al que habían llegado cuando se casaron, era hasta que la muerte los separara.


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El misterioso caso de la muerte de los Anderson El caso de la muerte de los Anderson, es un caso muy misterioso, porque el único sobreviente, el más joven de los Anderson, quien, al despertarse, en un frio día de febrero, encontró a sus padres, a su hermana y a su hermano mayor, muertos, cada uno, en su cama; y que asegura haberse salvado porque esa noche durmió con la puerta de su habitación cerrada. Los informes del forense determinaron que todos habían muerto, apuñalados, mientras dormían; pero lo misterioso del caso, es que ni la policia, ni todos los dectetives que contrató el más joven de los Anderson, pudieron encontrar al culpable, porque en la escena del crimen no había rastros ni huellas del asesino, esa noche la puerta de la casa y todas las ventanas estaban cerradas y no tenían rastros de que hubieran sido forzadas. La policia y los dectectives, llegaron a pesar, acertadamente, que el asesino había sido el más joven de los Anderson; pero luego de interrogarlo conectado a un detector de mentiras y de ver el sufrimiento y la sed de venganza del muchacho, descartaban la idea. Pero lo que ellos, ni el más jovén de los Anderson sabian, era que el muchacho era un sonámbulo y la noche del asesinato, él se había levantado muy silenciosamente de su cama, había abierto la puerta de su habitación, había apuñalado a muerte a toda su familia, y tras haber lavado el cuchillo, se había vuelto a encerrar en su habitación, a seguir durmiendo sin tener conciencia de todo lo que había pasado.



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Pocas personas somos conscientes del inmenso valor que tiene el tiempo,como consecuencia desperdiciamos nuestro tiempo en cosas sin importancia real. ¨Juan Benet¨


Sir Helder Amos

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La bruja más mala Nadie cree que detrás de la bruja más mala del bosque, se encuentra escondida un hada madrina, pero no un hada madrina cualquiera, no, si no, la hada madrina más buena que ha existido en el mundo fantástico; pero que, con el tiempo toda su luz y bondad se fue convirtiendo en maldad y oscuridad. Su historia es la siguiente: hace mucho, mucho, tiempo, el hada madrina más buena, decidió construir un castillo en un bosque encantado, para que todas las personas, animales o seres mitológicos pudieran acudir a ella cuando necesitaran ayuda. De tal manera, mostrando su bondad, el hada madrina, empezó a ayudar y a conceder los más profundos deseos de todos aquellos que la visitaban en su castillo; al principio, esto alegró mucho al hada, porque todas aquellas personas, animales y seres que ella ayudaba, le agradecían mucho y la vanagloriaban. Pero con el tiempo, los rumores del hada madrina que cumplía deseos, se corrió por todo el mundo, y todas las personas, animales y seres mitológicos se presentaron en el castillo, para aprovecharse de la bondad del hada madrina. De esa forma, una larga fila interminable se formó en las afueras del castillo, y el hada madrina pasaba todo el día cumpliendo deseos: humano, tras humano, tras caballo, tras elfo, tras dragón, tras gato, tras ganso, tras humano, tras fauno... Pronto, todo el mundo empezó a creer que tenían derechos sobre el hada madrina, y que ésta estaba obligada a cumplir sus deseos, y empezaron a maltratar a la humilde hada madrina, sin ni siquiera agradecerle por los deseos que ésta les cumplía


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Así, poco a poco, el bondadoso corazón del hada madrina se fue marchitando; y a pesar de que por mucho tiempo, ella trató de mantener la esperanza, porque, realmente, ella cumplía los deseos de los demás como un acto de nobleza, sin esperar nada a cambio, el continuo maltrato y desagradecimiento de todos aquellos a quienes bendecía, hicieron que, tal como la rosa que nunca se riega, el corazón del hada madrina se marchitara y se convirtiera en una pasa arrugada y sin vida. Al ver, cómo, poco a poco, toda su esperanza se convertía en desesperación, y al sentirse usada y abusada por aquellos a los que quería ayudar, el hada madrina se convirtió en una terrible bruja, y, en cambio, empezó a maldecir a todos aquellos que osasen visitarla en su castillo.

El trébol de la suerte Ese día había empezado muy mal, se había quedado dormido e iba tarde para el trabajo; pero camino a la estación de bus, vio, lo que parecía, un trébol de cuatro hojas crecer en el asfalto, y sin tener tiempo para examinarlo mejor porque el bus se acercaba, lo arrancó y se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Milagrosamente, logró llegar justo a tiempo al trabajo, y trás haber recibido una nota de felicitación por su último proyecto, creyó que gracias al trébol que había encontrado esa mañana, su suerte había cambiado. Ese día, dándose golpesitos sobre el bolsillo de la camisa y confiando en el amuleto que tenía allí dentro, se arriesgó a pedir un aumento de sueldo, el cual le otorgaron sin chistar, consiguió una cita con la persona que le gustaba, y lo llamaron del banco para avisarle que el crédito que había solicitado ya estaba aprobado.


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Más tarde, cuando regresaba a casa, quizo abusar del trébol de la suerte y compró un boleto de lotería. Lo empezó a raspar y cuando solo le faltaba un solo número por raspar, notó que todos coincidían y si acertaba el último sería millonario; pero se emocionó tanto al darse cuenta de eso que dejó caer la moneda con la que estaba raspando el boleto sobre la alcantarilla en la que estaba parado, y cuando sacó otra moneda, que tenía en el bolsillo de su camisa, sacó también su trébol de la suerte, y quedó horrorizado, porque al verlo de cerca, notó que el trébol solo tenía tres hojas, como cualquier otro trébol común, corriente y sin suerte. Después de su hallazgo, trató de pensar que la suerte era cuestión de aptitud, y que si había logrado todas las cosas que hizo ese día, pensando que era porque tenía suerte, iba a seguir pensando lo mismo, para raspar el último número y ganar la lotería; pero cuando lo hizo, deseó no haber dejado caer la éstupida moneda por la éstupida alcantarilla.

Siguiendo consejos

Cuando era niño, el creador de la primera maquina del tiempo recibió una visita de su versión adulta, quien le advirtió que en vez gastar su tiempo en crear una maquina del tiempo, debería inventar una forma de huir del planeta, porque el futuro era un desastre donde los humanos se cazaban y comían unos a los otros, donde el agua potable se había acabado, donde todos los bosques se habían deforestado y donde... Pero no había terminado de dar su advertencia, cuando la versión adulta del creador de la maquina del tiempo cayó muerta en suelo, desvaneciéndose segundos después en un haz de luz cegadora.


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El tiempo es relativo Vamos, preciosa, solo será una horita, y la vamos a pasar tan rico, que te apuesto se va ir volando -le susurró el gordo, sudado y grasiento, al oído, mientras sacaba un fajo de billetes de su bolsillo. - Está bien, mi gordo; pero solo una horita, porque ando ocupadita. -respondió la prostituta, tomando el fajo de billetes y guardándoselo entre los senos, mientras pensaba que se le avecinaba la hora más larga de su vida.

El pescador y la mina de oro Había una vez un pescador que dentro de su propiedad tenía un pequeño lago donde todos los días pescaba un par de peces, los cuales vendía en el mercado del pueblo y con el dinero que hacía diariamente se podía mantener a él y a su pequeña familia sin dificultades. Un día cuando el pescador regresó a su casa del lago luego de pescar, se encontró con que allí lo esperaba un hombre misterioso vestido con un traje negro y con un maletín del mismo color que le ofreció comprarle el lago por una suma de dinero multimillonaria, ya que, según el hombre misterioso, debajo del lago se encontraba una mina de oro que los haría al él y al pescador los hombres más ricos del planeta. El pesacador, luego de escuchar la propuesta, pidió un tiempo para pensarlo antes de dar su respuesta, y durante ese tiempo, pensó como ese lago había permanecido en la familia por generaciones, en lo cómodo que estaba con su vida diaria y lo felíz que era pescando y vendiendo su par de pescados todos los días en el mercado del pueblo.


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Pero también considero que si vendía el lago, su vida cambiaría drásticamente, tendría dinero suficiente para irse a vivir en una gran ciudad, no tendría que trabajar más nunca y podría llevar una vida llena de lujos. ¿Qué debería hacer el pescador? No vender el lago y seguir con su vida como la conocía,vender el lago y cambiar drásticamente su vida.

La gran pirámide. En mi viaje de autodescubrimiento, cuando llegue a Egipto, los habitantes de una pequeña locación, me dijeron que aquello que buscaba se encontraba en la gran pirámide que estaba en el medio del desierto, “¿Aquella?” les pregunté, señalando la triangular estructura que se veía a lo lejos, y tras obtener una respuesta afirmativa, preparé todo para emprender mi viaje hacía ella. Al amanecer, me monté en un camello y me adentré en el desierto, usando la gran pirámide que se levantaba a mi horizonte cómo guía, al principio, a medida que marchaba hacía ella, sentí que me acercaba a mi destino con cada paso que daba mi animal, pero luego, sin importar cuantas horas marchara, la gran pirámide se veía más lejos que nunca. Después de varias semanas de viaje, mi camello se murió deshidratado, y yo tuve que seguir mi viaje solo, más lento, porque ahora en vez de avanzar sobre cuatro patas, marchaba sobre mis dos pies; aunque habían dias en los que no me detenía, podía caminar todo el día sin sentir sed, ni hambre; pero a veces el sol y el calor me jugaban bromas pesadas, porque me hacían alucinar y ver, como en la gran pirámide que se levantaba a mi horizante, se abria un gran ojo para verme y mantenerme vigilado todo el tiempo.


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Ahora que han pasado años desde que me perdí en el desierto, sigo marchando hacía la gran pirámide que todavía se ve a lo lejos; pero cada día con más ansias de llegar a ella, porque ahora, entre tantas aluciones, quiero comprobar yo mismo, si ese gran ojo que, a veces, veo, está, o no, fijado en las rocas amarillas de esa gran estructura que guia mis pasos

Vivir el presente Cada mañana, ese banco abona en tu cuenta personal 86.400 segundos. Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como perdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso. Ese banco no arrastra saldos de un día a otro; no permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tu saldo durante el día, tu eres el que pierdes. No puedes dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy. Por tanto, un buen consejo es que debes invertir tu tiempo de tal manera, que consigas lo mejor en salud, felicidad y éxito. El reloj sigue su marcha… consigue lo máximo en el día. Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que repitió curso… Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbro a un bebe prematuro… Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario… Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse…


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Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren… Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de tener un accidente… Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale al deportista que ganó una medalla de plata en las olimpiadas…. Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo… y recuerda que el tiempo no espera por nadie.

Tiempo Una vez Nasrudin le dijo a su hijo: – Pídeme lo que quieras y te lo daré. El niño muy emocionado, pues conocía la pobreza de su padre, le contestó: – Te lo agradezco de todo corazón. – ¿Puedes darme tiempo hasta mañana? Tengo que pensar. – Muy bien – dijo Nasrudín – Hasta mañana. Al día siguiente, el hijo fue a ver a su padre y le pidió un burrito. – Ah no le contestó Nasrudín no tendrás el burrito.¡Pero me habías prometido darme lo que quisiese!¿Y no he mantenido mi palabra? ¡Me pediste tiempo y te lo he dado!


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Una joya única Cruzando el desierto, un viajero inglés vio a un árabe muy pensativo, sentado al pie de una palmera. A poca distancia reposaban sus camellos, pesadamente cargados, por lo que el viajero comprendió que se trataba de un mercader de objetos de valor, que iba a vender sus joyas, perfumes y tapices, a alguna ciudad vecina. Como hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien, se aproximó al pensativo mercader, diciéndole: – Buen amigo, ¡salud!… pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo? – ¡Ay! – respondió el árabe con tristez Estoy muy afligido porque acabo de perder la más preciosa de las joyas. – ¡Bah! – respondió el inglés La pérdida de una joya no debe ser gran cosa para ti, que llevas tesoros sobre tus camellos, y te será fácil reponerla. – ¡¿Reponerla?!… ¡¿Reponerla?! exclamó el árabe, bien se ve que no conoces el valor de mi pérdida. – ¿Qué joya es, pues? – preguntó el viajero. Era una joya, como no volverá a hacerse otra, estaba tallada en un pedazo de piedra de la Vida y había sido hecha en el taller del Tiempo.


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Adornada con veinticuatro brillantes, alrededor de los cuales se agrupaban sesenta más pequeños. Ya ves que tengo razón al decir que joya igual no podrá reproducirse jamás. – Tu joya debía ser preciosa – dijo el inglés – Pero, ¿no crees que con mucho dinero pueda hacerse otra igual? – La joya perdida – dijo el árabe volviendo a quedar pensativo Y un día que se pierde… no vuelve a encontrarse.

Mañana será otro día 20 de julio: Querido diario, que díficil es no perder las esperanzas, aunque parezca increible, mi día de hoy estuvo peor que el de ayer, pero bueno, mañana será otro día. 21 de julio: Querido diario, ¡¿Cómo pueden pasarle tantas cosas malas a una sola persona?! ¡Y al mismo tiempo! Por momentos, siento que ya no puedo más; pero en esos momentos respiro profundo, pienso que mañana será otro día y sigo adelante. 22 de julio: Querido diario, gracias por haberme acompañado en este viaje, y por haber estado siempre conmigo, fuiste mi único y mejor amigo; pero ya he perdido las esperanzas, cada día que pasa es peor que el anterior, y en vez de que las cosas mejoren, empeoran, es por eso que me despido, porque mañana, ya no habrá más mañana..



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Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.

¨Sigmund Freud¨


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Eres feliz?... En cierta ocasión, durante una elegante recepción de bienvenida al nuevo Director de Marketing de una importante compañía londinense, algunas de las esposas de los otros directores, que querían conocer a la esposa del festejado, le preguntaron con cierto morbo: Te hace feliz tu esposo, verdaderamente te hace feliz? El esposo, quien estaba en ese momento no estaba su lado, pero sí lo suficientemente cerca para escuchar la pregunta, prestó atención a la conversación e incorporó ligeramente su postura, en señal de seguridad, y hasta hinchó un poco elpecho, orgullosamente, pues sabía que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado durante su matrimonio. Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la esposa respondió con un rotundo - No, no me hace feliz. En la sala se hizo un incómodo silencio como si todos los presentes hubieran escuchado la respuesta de la mujer. -El marido estaba petrificado. No podía dar crédito a lo que su esposa decía, y menos en un momento tan importante para él. Ante el asombro del marido y de todos, ella simplemente se acomodó enigmáticamente sobre su cabeza su elegante chalina de seda negra y continuó: - No, él no me hace feliz... Yo soy feliz....! El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí.


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- Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues si mi felicidad dependiera de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de la tierra, estaría en serios problemas. - Todo lo que existe en esta vida cambia continuamente: el ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, los placeres, etc. Y así podrían decir una lista interminable, a través de toda mi vida, he aprendido algo: - Yo decido ser feliz y lo demás son “experiencias o circunstancias”, lo amo y el me ama, muy a pesar de sus circunstancias y de las mías. Él cambia, yo cambio, el entorno cambia, todo cambia; habiendo amor y perdón verdadero, y observando esos cambios, (los cuales tal vez puedan ser fuertes o no, pero existen), hay que enfrentarlos con el amor que hay en cada uno de nosotros, si los dos nos amamos y nos perdonamos; los cambios serán sólo “experiencias o circunstancias” que nos enriquece y que nos darán fortaleza, de lo contrario, solo habremos sido parejas de “paso”. Para algunos divorciarse es la única solución; en realidad es la más fácil... El amar verdaderamente, es difícil, es dar amor y perdonar incondicionalmente, vivir, tomar las “experiencias o circunstancias” como son, enfrentarlas juntos y ser feliz por convencimiento.


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Hay gente que dice: No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor, porque me insultaron, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró! Pero lo que no sabes es que puedes ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor, tengas o no dinero, aunque alguien te haya insultado, o alguien no te amó o no te haya valorado. Ser feliz es una actitud ante la vida y cada uno decide!...

Las llaves de la felicidad En una oscura y oculta dimensión del Universo se encontraban reunidos todos los grandes dioses de la antigüedad dispuestos a gastarle una gran broma al ser humano. En realidad, era la broma más importante de la vida sobre la Tierra. Para llevar a cabo la gran broma, antes que nada, determinaron cuál sería el lugar que a los seres humanos les costaría más llegar. Una vez averiguado, depositarían allí las llaves de la felicidad. -Las esconderemos en las profundidades de los océanos -decía uno de ellos -Ni hablar -advirtió otro. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin problema..


60 Podríamos esconderlas en el más profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes. No replicó otro Igual que sería capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las montañas. Un gran silencio se hizo en aquella reunión de dioses. Uno de los que destacaba por ser el más ingenioso, dijo con alegría y solemnidad: -Esconderemos las llaves de la Felicidad en un lugar en que el hombre, por más que busque, tardará mucho, mucho tiempo de suponer o imaginar... ¿Y por qué no bajo las rocas más profundas y sólidas de la tierra? De ninguna manera -replicó un compañero-. No pasarán unos cuantos miles de años que el hombre podrá sondear los subsuelos y extraer todas las piedras y metales preciosos que desee. ¡Ya lo tengo! Dijo uno que hasta entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas del cielo. -Tonterías -replicó otro de los presentes-. Todos sabemos que los humanos no tardarán mucho en volar. Al poco tiempo encontrarían las llaves de la Felicidad. ¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde? Preguntaban con insistencia y ansiosa curiosidad los que conocían la brillantez y lucidez de aquel dios, el lugar del Universo que el hombre tardará más en mirar y en consecuencia tardará más en encontrar es: en el interior de su corazón. Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó la reunión de dioses. Las llaves de la Felicidad se esconderían dentro del corazón de cada hombre.


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La cigüeña Esperó a que cayera la noche y salió vistiendo una capa obscura que la camuflaría en la obscuridad para que nadie se diera cuenta de lo que estaba por hacer, y con pasos sigilosos recorrió el pueblo, buscando la casa de aquella adorable pareja que había conocido esa mañana mientras pedía limosnas en el centro del pueblo. Aquella pareja eran los candidatos perfectos, tenían una casa, dinero y lo más importante, no tenían ni podían tener hijos por aquella cosa que le dijeron esa mañana y que ella ya no recordaba. Cuando finalmente encontró la casa de la pareja, se percató de que no hubieran moros en la costa y de dentro de la gran capa obscura sacó a su bebé recién nacido, lo miró con sus ojos llenos de lagrimas de tristeza y de felicidad, le dio un ultimo beso y lo dejó en la puerta de aquella adorable pareja. Nadie más nunca supo de ella.

El regreso Estiré mi mano, ya casi alcanzaba la cálida luz que cegaba mis ojos y me llenaba de felicidad; pero cuando me faltaban un par de centímetros para llegar a ella, sentí como una fuerza invisible me jalaba por los píes de regreso a la oscuridad y mi mente empezó a recordar súbitamente todos mis problemas, mis tristezas, mis intentos fallidos... Abrí los ojos. - ¡LO TENEMOS! - gritó el doctor.


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La felicdad Es posible evaluar la importancia que le asignamos a algo considerando el tiempo que estamos dispuestos a dedicarle. Cuanto más tiempo le dedicamos a algo, más evidente resulta la relevancia y el valor que tiene para nosotros. Si quieres conocer las prioridades de una persona, fíjate en cómo usa el tiempo. El tiempo es el regalo más preciado que tenemos porque es limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar. Nuestro tiempo es nuestra vida.El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo. No es suficiente decir que las relaciones son importantes: debemos demostrarlo en nuestras acciones, invirtiendo tiempo en ellas. Las palabras por sí solas nada valen: “No solamente debemos decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio de lo que hacemos”. Las relaciones exigen tiempo y esfuerzo. Amor se deletrea así: La esencia del amor no es lo que pensamos o hacemos o aportamos a los demás; antes bien, es cuánto entregamos de nosotros mismos. A los hombres, en particular, les cuesta entender esto. Muchos dicen: !Te Quieren a Tí!. Quieren tu ojos, tus oídos, tu tiempo, tu atención, tu presencia, tu interés: Tú Tiempo. El mejor regalo de amor no son los diamantes ni las rosas ni los dulces. Es brindar tu concentración. El amor se concentra tanto en otra persona que por un instante uno se olvida quien es. La atención dice: Siempre que dediques de tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio, y el sacrificio es la esencia del amor.


Sir Helder Amos 63

Diario de Navegación Día 1:

Día 2:

Día 3:

Día 4:

Día 5: Día 6:

Día 7:

Me han separado de mi mundo, ya no estoy con mis compañeros y estoy solo, a disposición del capitán. El capitán me asignó una tarea especial, al parecer, yo voy a ser el barco, creo que con eso significa que voy a estar a cargo de todo. Tan pronto desperté, el capitán empezó a vestirme con mi nuevo uniforme, es muy colorido para mi gusto debo decir. ¿Qué está pasando? El capitán me ha tomado por sorpresa y me está doblando y transfigurando, ¡Au, Duele! Zarpo en mi primer viaje, estoy emocionado. ¿Qué está pasando? ¡Me estoy hundiendo y desmoronando! ¡Ayuda! Estas son mis últimas palabras, las hojas de papel no nacimos para ser barquitos, pero me marcho de este mundo alegre porque nunca olvidaré la sonrisa y felicidad que le proporcioné al capitán desde el momento que me arrancó de mi cuaderno.



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