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LOS COLORES DEL OTOÑO por IVANA GIOVE
Siempre he sentido que los colores del otoño tienen un impacto principalmente emocional. No es solo cuestión de estética; hay algo más profundo. Cuando incorporo estos tonos a mi entorno, ya sea en la ropa o en la decoración de mi casa, siento una especie de calma reconfortante. Son colores que te dan calma, que te recuerdan la calidez de una tarde tranquila o el olor de las hojas secas. Me hacen sentir más conectada con mi ciudad que vive esta estación de forma única y especial.
La colorimetría otoñal es mucho más que una tendencia estacional en el mundo del diseño o la moda; es un verdadero reflejo de la transformación de la naturaleza y una invitación a conectarnos con nuestro entorno. Los tonos cálidos, como los ocres, naranjas, rojos y marrones, nos recuerdan la transición de la vida y la belleza de lo efímero. Ahora que vivo en Toronto, encuentro en la paleta otoñal una sensación de calma y nostalgia. A medida que las hojas cambian de color y los días se acortan, siento una especie de curiosidad visual, una conexión con la naturaleza que invita a la introspección. Esta época me inspira a descubrir nuevos parques, andar en bicicleta, caminar entre las hojas, tomar fotografías y compartir con amigos, antes del frío invierno. Al adoptar los colores otoñales en nuestro día a día, ya sea a través de la moda, la decoración o el arte, nos estamos conectando de alguna manera con el ciclo de la vida, abrazando el cambio y celebrando la belleza en la transformación. Para mí, esa es la verdadera esencia de la colorimetría otoñal: un recordatorio de que, como en la naturaleza, nosotros también estamos en constante evolución.