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América Naya Becerra

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Saricarmen López

Saricarmen López

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Son las 6:00 p.m. en punto y tras timbrar un par de veces la video‐llamada, aparece en la pantalla una mujer con una gran sonrisa y con un cordial saludo saliendo de su boca. Así inició una plática muy amena con América Naya. Una mujer con mucha garra, que lo que quiere, se lo propone y cual caballo de carreras se enfo‐ca en la meta, olvidándose de todo hasta con‐seguirlo. Claro, sin que sus acciones afecten a otros; creyente de que todo lo que se hace, vuelve, siempre es empática con el compañero de al lado e inteligente emocionalmente para no herir a nadie de ninguna forma y aunque es op‐timista en todos los aspectos de su vida, jamás se olvida de la realidad. Una forma muy astuta de mantener los pies en la tierra. Sociable, muy familiar y agradecida con la vida. Reconoce lo que tiene y es consciente de que faltan muchas metas por alcanzar, hoy sabe que se está convirtiendo en la mujer que siempre ha querido ser y se encuentra cerca de decir “Estoy realizada”, con pasos firmes, para llegar lejos. Curiosa siempre y feliz de obtener conocimientos de donde sea, América nunca para de leer, informar‐se, de nutrir su mente alma y cuerpo, es por eso que tras entrar a la empresa familiar EAYILA NAYA S.A. de C.V. (para la cual colabora actualmente y que tie‐ne más de 45 años), le dio un giro refrescante a las prácticas y métodos que ya tenían. Apasionada de la política (tanto que es Licenciada en Ciencias Políticas y Gestión Pú‐blica egresada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, campus Za‐popan, Jalisco) y amante de la cocina, dándose el gusto de hacerlo para combatir el estrés, eno‐jo y tristeza o para hacer más grandes las alegrías, celebraciones o momentos en familia. Su padre, una gran fuente de sabiduría para América alguna vez le dijo una metáfora que la ha dejado marcada: “El velero va y el viento lo va a llevar siempre, pero solo tu lo puedes ma‐nejar”, haciéndola entender que no importan los obstáculos en el camino, ni siquiera el camino mismo, lo único importante es que ella sepa qué quiere para poder llegar hasta allí. Tras regresar a Tepic, decidió incorporarse a la empresa familiar ya que constantemente escu‐chaba en su mente a su padre decir: “Es de us‐tedes y para ustedes”; lo comentó con su padre y este le dijo: “Métete, estudia, practica, haz todo de la mano y aprovecha que estoy aquí, porque hoy yo te puedo enseñar”.

Para ella el título de “Mujeres que inspiran” tiene un gran significado ya que no hay una sola mujer en la vida de América que no le sume o inspire con algun consejo o acción, empezando por su madre que sin su presencia, América no sería lo que hoy es; seguida por sus tías, abuela, hermanas, sueg‐ra, cuñada, además de las mujeres que forman parte de su familia y aunque no puede verlas hoy, sabe que están presentes día a día. También to‐das aquellas de las cuales tiene el gusto de ro‐dearse a diario.

En lo laboral, no ha sido fácil desarrollarse en un ambiente administrativo, ya que es un mundo que en su mayoría tiene hombres con largas trayecto‐rias laborales de más de 30 años de experiencia, pero es eso mismo lo que la ha motivado y nutri‐do para aprender más, dar mejores resultados y estar a la par de todos (hombres y mujeres). En el futuro se ve como una empresaria consoli‐dada, como una esposa y madre presente, una hija dispuesta a ayudar, hermana y tía consen‐tidora. Hoy por hoy es una mujer feliz, que puede expresar tranquila: “Vida, nada me debes. Esta‐mos en paz”, porque tiene a sus padres, herma‐nas, pareja estable y amigos incondicionales. Gracias a la organización que lleva en su vida, le ha sido sencillo llevar su vida personal a la par de lo profesional. Nunca ha llevado el trabajo a casa, ni la casa al trabajo; tiene una rutina diaria que le ha permitido establecer horarios claros e inquebranta‐bles, para poder dar el el 100% en cada ámbito. Como un consejo sabio a su “yo” de 15 años, ella le diría: “Nunca dejes de dar todo de ti, eso es lo más lindo de tu persona, es tu esencia y lo que tú das, es lo que eres. No importa si afuera lo valo‐ran o no, tú no puedes dar menos de lo que eres”.

Por último, a todas las mujeres, América les dice: “Es importante que sepan que es un honor estar con ustedes; todas las mujeres tienen una historia que contar, una resiliencia enorme y todas deben de saber lo que son”. Desde su trinchera, ella empodera a las mujeres que la rodean, hacién‐dolas conscientes y conocedoras de su poder, de su fuerza, así como de lo maravillosas que son. “Tienen todo para lograrlo, son suficientes, no necesitan nada; solo su cabeza, corazón, po‐nerle ganas, cambiar el “chip” y hacerlo ya. No esperen que alguien más lo haga por ustedes, porque no va a pasar”, finalizó América.

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