UN COCODRILO BAJO LA CAMA
MARIASUN LANDA SM 2004 EL BARCO DE VAPOR
J.J. era un tío competente que todas las mañanas antes de ir al trabajo se preparaba bien. Fue a coger los zapatos, que tiraba la noche anterior bajo la cama, pero no estaban. Miró debajo de la cama y se encontró con un cocodrilo que se había engullido sus zapatos.
Cogió la guía de teléfonos para llamar al parque de atracciones para preguntar si se había escapado algún animal de allí. De broma le contestaron que sí, que le daban permiso a los animales los fines de semana. J.J. comprendió que no le habían creído. Entonces decidió llamar a Cefe, un carnicero amigo suyo. Con total confianza le contó la historia pero Cefe tampoco lo creyó y achacó las visiones a su extrema debilidad y a su soledad.
La señora Eulalia, una señora que se preocupaba mucho por él, le aconsejó de ir al médico porque tenía últimamente muy mala cara. Como Elena, la chica que trabajaba también en la oficina, le dijo lo mismo y a él le gustaba Elena tomó la decisión de ir al médico. El médico, como si aquella enfermedad fuera la más normal del mundo, no se extrañó y le recetó unas pastillas. Una vez ya en la farmacia, el farmacéutico le dijo que lo que le pasaba era una cosa normal y le empezó a contar historias
de
cocodrilos,
ante
aquellas
historias
J.J.
se
desmayó. Cuando J.J. llegó a su casa con el cocodrifil se sentó y empezó a leer el prospecto. Pensó que aquello era la solución a todo lo que sentía. De esta manera se sintió capaz de invitar a Elena a tomar café a su casa. Pero una mañana se levantó dentro de un charco de agua, se le caían grandes lágrimas y no sabía porqué.
Se puso unas gafas para ir al trabajo para que nadie viera lo que le pasaba. Cuando entró el jefe en la oficina y J.J. vio los mocasines que llevaba puestos se lanzó sobre él a comerle los zapatos, se estaba creyendo un cocodrilo. Se fue a su casa, por la calle no veía la hora de llegar y, sobre todo, de curarse. Intentó llamar al médico y al farmacéutico pero no le cogían el teléfono. Decidió tomarse un montón de pastillas de cocodrifil y se quedó dormido. En ese estado sonó el timbre y era su querida y amada Elena. Elena le contó que le sucedía lo mismo, que ella también tenía un cocodrilo en casa pero que el suyo era peor, le salía más caro, porque lo que comía era, pulseras. J.J. y Elena se asomaron debajo de la cama para ver al cocodrilo pero ya no vieron nada, lo único que había era una pequeña lagartija. Probablemente el problema que tenían los dos era la soledad. A partir de entonces parece que se iban a arreglar las cosas entre ellos.
RESUMEN REALIZADO POR: - VICENTE DOMÍNGUEZ - FRANCISCO JAVIER AMÉZAGA - ALEJANDRO GÓMEZ - ÓSCAR ROMERO