4 minute read

El sector energético en el centro de los desafíos económicos y sociales de la Argentina

Ing. Gerardo Rabinovich

Vicepresidente 2º Instituto Argentino de la Energia “General Mosconi”.

Advertisement

Los desequilibrios generados por esta administración en el sector energético han colocado su problemática en el centro de la escena económica y política de nuestro país. Es insoslayable que corregir distorsiones como las generadas por de los subsidios a la energía y la nueva formulación tarifaria, confusa y poco efectiva como ha sido enunciada hasta el momento, serán preocupaciones de primera magnitud en los próximos años.

La administración que asuma en diciembre de 2023 va a encontrar al inicio de la gestión una serie de compromisos asumidos sobre los que deberá tomar decisiones inmediatas respecto de la continuidad, modificación o rechazo de los mismos y tener clara las consecuencias de sus acciones. La primera dificultad que se va a encontrar para ello es la ausencia de un Plan Energético de Largo Plazo que oriente estas decisiones. La nueva administración deberá elaborar este Plan y elevarlo al Congreso de la Nación para que sea sancionado con fuerza de ley y brinde una guía de las políticas de estado que la Argentina privilegia para el sector energético

Existen tendencias contradictorias que explican el lanzamiento de obras de infraestructura apresuradas, sin financiamiento y sin estudios de factibilidad profundos que garanticen la construcción de los proyectos en tiempo y forma, y en otros casos una cantidad no menor de proyectos de infraestructura iniciados en los últimos años que han comprometido grandes sumas de dinero público que se encuentra actualmente hundido y sobre las cuales habrá que evaluar su futuro, y la posibilidad de recupero, aunque sea en parte, de los fondos invertidos e inutilizados.

Como ejemplo de ello podemos mencionar la Central Térmica de Rio Turbio, las Centrales Hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz o el gasoducto del NEA (GNEA) y otras obras que requieren una urgente atención de la próxima administración.

Por otro lado, procesos virtuosos se han detenido y deberían ser relanzados en forma inmediata para alcanzar los objetivos que en algunos casos están establecidos por ley (Ley 27.191 para renovables) y en otros han sido incluidos en los cálculos de reducción de emisiones, para cuantificar los compromisos de reducción de emisiones asumidos por la Argentina en su Contribución Nacional Determinada (NDC), y en algunos casos no tienen principio de ejecución, han sufrido notorios retrocesos (ley de Biocombustibles), o ni siquiera puede considerarse que se hayan iniciado (acciones de eficiencia energética).

Existe además un pronunciado déficit de infraestructura de larga data sobre sistemas conocidos que no pueden ser puestos en operación por falta de definiciones en materia de financiamiento o acuerdos políticos jurisdiccionales,

y ponen en serio peligro la seguridad del abastecimiento energético. Líneas de alta y media tensión, gasoductos de alta y media presión son necesarios en todo el territorio de nuestro país. A fin de ordenar estas primeras ideas, los principales ejes de trabajo se basan en los siguientes principios que pueden resumir de la siguiente forma las acciones a encarar:

a) reducir la vulnerabilidad energética que hoy presenta la Argentina en términos de abastecimiento y seguridad, buscando una provisión diversificada, con la mayor utilización de los recursos disponibles en nuestro territorio, y al mínimo costo compatible con un suministro continuo y confiable a los distintos sectores económicos;

b) encaminar los modos de producción y consumo en el contexto de la des carbonización de la economía, incentivando el crecimiento de las fuentes no emisoras de gases de efecto invernadero, fuentes limpias preferentemente renovables, promoviendo una política de eficiencia energética que tenga continuidad en el tiempo fomentada con recursos públicos, avanzando en la electrificación de los usos energéticos promoviendo el incremento de capacidades en el desarrollo de nuevas tecnologías de la información, de la comunicación y de la gestión inteligente de la demanda.

Los subsidios energéticos muestran una dinámica de peligroso crecimiento exponencial y de insostenible impacto fiscal. En 2022 serán cercanos a los USD 13.000 millones de los cuales el 75% son destinados a la generación de energía eléctrica. En los últimos diez años (2012-2022) los subsidios energéticos consumieron 150 mil millones de USD, una cifra exorbitante que representa más de tres veces el cuestionado préstamo otorgado en 2019 por el FMI.

La corrección del sistema de subsidios vigentes es necesaria para asignar los fondos a otros usos prioritarios de mayor beneficio social. La reducción de subsidios innecesarios y mal asignados forma parte de compromisos de reducción asumidos por el país con aprobación parlamentaria con organismos internacionales. La aplicación de subsidios debe

Desafío Exportar | Septiembre 2022

This article is from: