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El Notición

La negativa final

La carta que recibió el agregado cultural de la Embajada Española en Londres fue la siguiente:

“Mi querido De Salas: Acabo de recibir un informe de nuestro Departamento de Libros Impresos sobre los incunables que faltan en la Biblioteca de la Catedral de Zaragoza que complementa las observaciones que ya le envié de nuestro Departamento de Manuscritos. Me temo que al Departamento de Libros Impresos le resulta difícil, a partir de los asientos del catálogo, que están basados en fichas realizadas en 1937/38, identificar ediciones sin impresor y lugar o fecha de impresión, y menos aún identificar ejemplares individuales a partir de la información facilitada. Del mismo modo, sería imposible para la Biblioteca de la Catedral identificar alguno de sus libros a partir de las descripciones del catálogo. Por lo tanto, no hemos podido identificar como procedentes de la Biblioteca de la Catedral ningún libro que haya pasado bajo nuestro conocimiento durante los últimos años.

No obstante, como hemos visto el catálogo, le trasladaremos cualquier información que podamos tener en el futuro. Muy atentamente, Sir Frank Francis”.

En su libro, John Paul Floyd desmenuza cuánto de mentira, ocultación y media verdad hay en estas palabras. En los meses siguientes, el museo británico calló lo que sabía tanto a las autoridades españolas como a los investigadores de Scotland Yard. El 28 de mayo de 1962 el embajador de España insistió ante el director del British Museum. Y la respuesta, un mes más tarde, tuvo un tono gélido, en comparación con las cartas anteriores: “Estoy seguro de que Su Excelencia comprenderá que es el primer deber del Museo Británico preservar el material de sus colecciones en beneficio de la nación, y no renunciar a su derecho a todo lo que forme parte de esas colecciones”. A partir de ese momento las reclamaciones desde España se fueron amortiguando hasta cesar por completo.

Fuente: el heraldo.es

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