BOYLE HEIGHTS ALIANZA ANTI ARTWASHING Y
DESPLAZAMIENTO:
LA CORTA HISTORIA de una
LARGA LUCHA
BOYLE HEIGHTS ALLIANCE AGAINST ARTWASHING &
DISPLACEMENT:
A SHORT HISTORY of a
LONG STRUGGLE
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BOYLE HEIGHTS ALIANZA ANTI ARTWASHING Y
DESPLAZAMIENTO:
LA CORTA HISTORIA DE UNA LARGA LUCHA “ Tienen que ver lo que están desplazando. Nosotros aquí, hemos trabajado mucho para crear esta comunidad. Hemos hecho caminatas, misas, protestas, juntas tras juntas tras juntas con nuestra vecindad, con el concejal, con la policía. Hay familias que han perdido sus niños. Hemos luchado para tener la comunidad como esta. Hemos dado los mejores años de la vida a esta lucha. Y esto es lo que nos ha costado.” — RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS
Boyle Heights Alianza Anti Artwashing y Desplazamiento es una
coalición nacida de las complejas condiciones específicas que caracterizan a Los Ángeles. Somos un grupo de nuevas y viejas amigas y amigos que se encuentran en la intersección de diversas luchas con puntos compartidos. Nos hemos unido para confrontar la crisis en curso, generada por los desalojos y las prácticas abusivas del mercado inmobiliario en L.A., y nos proponemos cuestionar el papel que juega la cultura en el aburguesamiento y la narrativa que lo presenta como algo “inevitable.” Nuestra intención es acabar de manera definitiva con el desplazamiento. QUIENES SOMOS: Somos: Union de Vecinos — inquilinas e inquilinos, personas que
son propietarias de inmuebles, inmigrantes, familias de la clase trabajadora, personas de la tercera edad, jóvenes, y veteranos del movimiento en Boyle Heights; hemos pasado los últimos 30 años de nuestras vidas luchando para protegernos de múltiples formas de violencia y destierro en la vivienda pública Pico Aliso y en todos los barrios circundantes de Boyle Heights. Somos: Boyle Heights Se Defiende — la próxima generación de angelenas y angelenos, nacidos y criados en Boyle Heights, que hemos decidido unificar nuestros grupos autónomos para emprender la lucha histórica por la defensa de la comunidad y la 2
auto-determinación colectiva en el este de L.A. y sus alrededores. Somos: Grupos Diversos de Artistas Afines, de todas las regiones de Los Ángeles, que reconocemos el hecho de que el arte juega un papel activo en el aburguesamiento y asumimos una solidaridad comprometida con quienes luchan por una vivienda digna y la autodeterminación comunitaria en Boyle Heights. Negamos el uso de nuestras identidades diversas, incluyendo nuestras identidades queer y trans, con el fin de encubrir las realidades de la violencia racial y económica. Somos: School of Echoes Los Ángeles, un grupo que funciona mediante un proceso de escucha abierta que abarca la investigación comunitaria, la educación popular y la organización política para generar experimentos de acción política. Somos un espacio para la reflexión crítica en torno a la situación de las comunidades de clase trabajadora y pobres, incluyendo (pero sin limitarse a) las luchas en contra del aburguesamiento y a favor de la vivienda como derecho humano. Somos: La Sección Local del Lado Este del Sindicato de Inquilinos de Los Ángeles — parte de una organización que abarca a toda la ciudad, conformada por inquilinos y residentes que no controlan su acceso a un albergue. Nos hemos unido para defendernos contra las manipulaciones en el desarrollo urbano y contra las políticas débiles de control de renta, el acoso a los inquilinos y los desalojos injustos que están impulsando el destierro en nuestra ciudad. Boyle Heights Alianza Anti Artwashing y Desplazamiento les invita a preguntarse: ¿QUÉ PASA CUANDO LAS GALERÍAS GANAN LA GUERRA CULTURAL PROMOVIENDO EL ARTE CHICANO DIVERSO & DINÁMICO – PERO CONTRIBUYEN DIRECTAMENTE A LA DESTRUCCIÓN DE UN BARRIO DIVERSO & DINÁMICO? ¿BASTA CON QUE NOS ALCEMOS DE HOMBROS Y DIGAMOS “BUENO, SUPONGO QUE EL ABURGUESAMIENTO ES INEVITABLE”? ¿VAMOS A FINGIR SORPRESA Y EVADIR NUESTRA RESPONSABILIDAD? ¿QUÉ HAREMOS PARA EVITAR QUE “LO INEVITABLE” OCURRA EN BOYLE HEIGHTS? Como alianza colectiva consideramos que la discusión detonada 3
por la presencia de PSSST y de otras galerías en Boyle Heights marca un punto histórico decisivo en la política cultural de Los Ángeles. A todo lo largo de nuestra ciudad los y las vecinos están comenzando a forjar lazos que cruzan fronteras tradicionales, de raza, de clase y geográficas, para enfrentar la crisis compartida de desalojos y de construcción especulativa que nos afecta a todos. Cada día al menos tres familias se ven forzadas a salir de Boyle Heights. El arte y los y las artistas allanan el camino que les permite a los inversionistas acelerar este proceso, y como alianza colectiva consideramos que las galerías en Boyle Heights se benefician de ello. Desde hace ya muchos años los y las vecinos de Boyle Heights se han dedicado a luchar por el derecho a permanecer en sus casas y hoy nosotros les exigimos a las galerías que salgan de nuestro barrio de inmediato. En este texto integramos nuestros puntos de vista en torno al Bello Arte del Aburguesamiento y compilamos algunas historias importantes de los 30 años de lucha de la Unión de Vecinos. Estas historias nos permiten basarnos en el conocimiento de lo que aconteció antes de que las lujosas galerías llegaran a los Flats. “ Las galerías tienen que comunicar y hablar con la comunidad sobre cómo van a ayudar contra el desplazamiento. Si suben las rentas, no vamos a poder estar aquí. No es justo. Por haber luchado, no nos merecemos que nos ignoren, ni que nos saquen de nuestra comunidad.” — MIEMBRO DE BHAAAD Y DE LA UNIÓN DE VECINOS
ARTE Y DESTIERRO: EL MOMENTO CRÍTICO Si examinamos paso por paso el proceso de aburguesamiento — que transforma a un barrio de comunidades de clase trabajadora en un barrio diseñado para y poblado por clases más adineradas, encontramos un patrón claramente delineado: los especuladores de la construcción y del mercado de inmuebles están atentos a la llegada de las y los artistas a un barrio, pues consideran que es ese el momento propicio para comenzar a acumular propiedades allí. Un artículo publicado en 2007 por Bloomberg le ofrece el siguiente consejo a los inversionistas en bienes inmuebles: “¿Quiere saber dónde habrá un buen lugar para invertir en propiedad inmueble 4
en 5 o 10 años? Fíjese en dónde están viviendo los artistas hoy.” 1 Los artistas no forman una clase singular desde un punto de vista económico. En nuestro mundo neoliberal muchos artistas se han convertido en peones voluntarios. Algunos incluso buscan beneficiarse económicamente del desplazamiento de sus vecinas y vecinos, atrayendo recursos y capital hacia lugares afectados por la desinversión y promocionando en varios contextos las virtudes de la “transformación”, “los esfuerzos pioneros” o la “revitalización” que dicen liderar. Sin embargo, mucha gente que es artista y trabajadora cultural en Los Ángeles está hastiada de que se le utilice en los procesos de aburguesamiento y busca maneras significativas de negarse a participar en la economía cultural del desplazamiento. Consideramos que la indignación generada por el caso de PSSST constituye un momento crítico, dado que la crisis de vivienda y el acorralamiento neoliberal cada vez más intenso afectan cada aspecto de nuestras vidas con niveles de urgencia extremadamente diferentes en función de nuestra raza, género y clase. Estamos luchando por la diversidad de nuestros barrios y la dignidad de nuestros vecinos y vecinas. Estamos cansados de que acosen y desalojen a nuestros amigos y amigas, vecinos y vecinas y a nuestras propias familias. Estamos también luchando para rescatar a nuestra propia creatividad de las garras de la complicidad. Estamos cansados de que se coopte nuestras prácticas artísticas para dar sustento a los intereses de la construcción especulativa de otras personas. Queremos aprovechar este momento crucial para redefinir cuáles son las solidaridades artísticas y los movimientos sociales críticos que Los Ángeles necesita hoy en día. Para contextualizar la gran amenaza que representa este influjo de galerías; si queremos comprender realmente por qué su emplazamiento en nuestra comunidad es tan dañino, debemos también examinar su entrada en el barrio dentro del contexto más amplio del desarrollo urbano en la comunidad de Boyle Heights. Debemos dar cuenta de los variados procesos de aburguesamiento que tuvieron ya lugar aquí durante las décadas pasadas; y debemos recordar que la demolición de la vivienda pública de Pico Aliso marca un momento importante en esta historia, pues se trata de 1 http://www.bloomberg.com/news/articles/2007-02-26/bohemian-today-high-rent-tomorrowbusinessweek-business-news-stock-market-and-financial-advice 5
la desaparición de la que fuera la mayor concentración de vivienda pública al oeste del Mississippi. En 1996 Boyle Heights perdió mas de 900 unidades de los proyectos de Aliso Village y Pico Gardens. Más tarde, en 1999 Boyle Heights perdió más de 250 familias en unidades con control de renta, junto con varios negocios locales y un supermercado, a causa de la construcción de la Línea Dorada de la Autoridad Metropolitana de Tránsito. En 2005 perdimos otras 60 casas con control de renta a causa de la expansión de la Estación de Policía de Hollenbeck. Actualmente planean demoler 1,175 unidades con renta controlada en Wyvernwood y desplazar a esas familias para construir 4,150 unidades a precio de mercado. Al otro lado de la calle, en el lote de SEARS se están construyendo otras 1,000 unidades de vivienda a precio de mercado, a pocos pasos del puente en 6th Street, que está en proceso de reconstrucción justo al lado de las nuevas galerías que están ingresando a nuestra comunidad. La presencia del capital internacional del mundo del arte en el contexto de estos proyectos públicos y privados de desarrollo urbano contribuirá, a nivel exponencial, al destierro de los y las miembros de la comunidad de Boyle Heights. SI HAY OTRAS GALERÍAS EN BOYLE HEIGHTS, ¿POR QUE NOS HEMOS ENFOCADO EN PSSST? PSSST no es más que una parte de un proyecto de mayor escala que pretende imponer un “Distrito del Arte” en el barrio post-industrial a veces conocido como “The Flats.” Ya se han presentado varias protestas contra otras galerías de la zona, mucho antes de que PSSST abriera sus puertas. Una de las señales de alerta que nos lleva a enfocarnos en el caso de PSSST es la profunda contradicción entre el lenguaje empleado para promover el espacio y el impacto real que este tipo de espacio puede causar en el mercado de vivienda y en la vida de una comunidad de muy bajos ingresos que lucha día a día contra el desplazamiento; una comunidad ignorada una y otra vez por quienes dicen planear “mejoras” en su nombre o quienes desean imponer sus criterios de “relevancia” cultural. PSSST es un establecimiento moderno de paredes blancas que cumple con las expectativas de lujo del mundo del arte. Pero se 6
trata también de una organización que manipula con gran habilidad las relaciones públicas y que se ha apropiado de las retóricas de la “diversidad” y la “inclusión” para enmarcarse de manera muy cuidada como un espacio “queer/feminista” progresivo que quiere apoyar a las y los “artistas que se han excluido tradicionalmente.” QUIZÁS LA CREATIVIDAD Y LA DIVERSIDAD CULTURAL SEAN MOTORES DEL CAPITALISMO A NIVEL REPRESENTATIVO, PERO DEFINITIVAMENTE NO ALIVIAN EN NADA LOS EFECTOS DE SU VIOLENCIA La programación de PSSST parece valiosa, considerada e interesante. En su superficie, exhibe todos los rasgos de “servicio a la comunidad” que podríamos exigirle a una galería de arte. Pero a solo una calle de PSSST las y los residentes de Boyle Heights han lidiado una batalla de décadas contra el destierro y otras muchas formas de violencia. No se han hecho esperar la noticias de desalojo. La “Galería PSSST” fue adquirida en 2014 por un inversionista cuya identidad no es accesible al público y que gastó más de un millón de dólares en la compra y renovación arquitectónica del antiguo edificio de bodega. El inversionista le ha ofrecido a las personas encargadas de la galería PSSST un contrato de arrendamiento gratuito por veinte años para conducir allí su programación artística. Algunas personas han expresado la inquietud que el edificio podría fácilmente ser renovado y revendido al mejor postor. En PSSST vemos, una vez más, cómo la inversión en bienes inmuebles y el arte se apoyan mutuamente. Muchas familias que viven cerca del edificio cuentan con recursos extremadamente bajos; algunas de ellas sobreviven con apenas $12,000 al año. Generación tras generación en Boyle Heights, estas familias han logrado prosperar y cuidarse unas a otras. Pero si sus rentas comienzan a aumentar, y aunque el aumento sea pequeño, tal y como está ocurriendo en otros “Distritos Artísticos” del lado este de la ciudad, estas familias tienen buenas razones para temer que TERMINARÁN SIN CASA, VIVIENDO EN LA CALLE. Todas las intenciones progresivas del mundo no pueden detener los mecanismos agresivos de la especulación en bienes inmuebles.2 2 El paso más importante que podemos dar para detener la especulación inmobiliaria es la construcción de un movimiento de masas. Al trabajar para construir en L.A. un movimiento de inquilinos anti-racista y de estructura horizontal, luchamos también en diversos frentes; nuestros objetivos 7
Por ello debemos afirmar con claridad de qué se trata la “Galería PSSST”: no es más que un vehículo de inversión, y que solo cuenta como “Institución Cultural” desde un punto de vista secundario. Los efectos primarios del espacio, sin importar la calidad de su programación artística, serán el incremento de los valores de propiedad y de las rentas en los barrios residenciales circundantes. Las galerías tienen la obligación de estudiar la historia de Boyle Heights, pero nosotros queremos también contar nuestra historia con nuestra propia voz, para dar todos fe de nuestra vivencia del lugar. Si las galerías están interesadas en actuar contra el desplazamiento, entonces deben entender que tan profundas son las contradicciones entre las promesas que nos han hecho las organizaciones sin fines de lucro y las mentiras que no dejan de vendernos. El esfuerzo sostenido por encubrir nuestra historia (whitewashing) recibe ahora con toda claridad el impulso de las corporaciones que disfrazan sus proyectos para aparentar que promueven el desarrollo ecológico (green-washing), la mobilidad (“transit”washing), los intereses de la comunidad queer (pink-washing) y la vivienda asequible (“affordable-housing”-washing). 3 La incesante promoción publicitaria de una ciudad “segura, progresiva, peatonal, vivible” y llena de “arte” se reduce a menudo a otro fardo de promesas sin sustancia empleadas simplemente para “lavar la cara” de procesos de injusticia económica de aspecto mucho más desagradable. son: 1) Definir la vivienda como un derecho humano para todas las personas, 2) El control de renta universal, 3) La financiación pública de alternativas de vivienda sin ánimo de lucro, como la vivienda social y los fideicomisos de propiedades, 4) Una moratoria de todos los desalojos, y 5) Un nuevo paradigma de desarrollo urbano basado en la necesidad, y no en la especulación. Sería posible afirmar que luchamos por la desmercantilización absoluta de la vivienda. 3 Por desgracia el capitalismo se ha hecho muy flexible en su capacidad de reapropiarse de nuestra resistencia y de nuestros deseos. Con frecuencia los constructores nos ofrecen “diversidad” e incluso recursos beneficiosos como el “arte” y la “ecología” con la intención de disfrazar, o de encubrir, sus procesos, mucho menos visibles, de violencia económica y desplazamiento. El artwashing se hace notar por doquier, pero es frecuente hoy en día en L.A. el uso de otras ofertas similares: de “espacios verdes,” transporte público, espacios queer (o “pinkwashing”), así como la promesas, siempre falsas, de “vivienda asequible”, todos utilizados para enmascarar el aburguesamiento. Para leer un análisis más profundo del artwashing, pueden consultar este artículo publicado en The Guardian (http://www. citylab.com/housing/2014/06/the-pernicious-realities-of-artwashing/373289/) o este artículo en Creative Loafing (http://www.cltampa.com/arts-entertainment/article/20763954/ art-washing-and-the-gentrification-of-arts-districts), ambos en inglés, o este artículo en español, en esfera pública (http://esferapublica.org/nfblog/daros-house/). Para leer más sobre el Pinkwashing, pueden ver No To Pinkwashing (http://www.nopinkwashing. org.uk/whats-pinkwashing-2/). 8
Tenemos que rechazar el triunfo de las políticas de identidad superficiales que hacen caso omiso de las diferencias de clase. La diferencia entre una galería “con fines de lucro” y una galería “sin fines de lucro” no nos parece tan importante. Las instituciones sin ánimo de lucro, las fundaciones, agencias públicas y proyectos de inversión privada/pública han causado ya daños enormes en la comunidad, y son responsables por el destierro de más de 2,000 familias de Boyle Heights, la desaparición de tres supermercados y el debilitamiento de las comunidades locales a lo largo de los últimos 20 años. Desde 1996 se han invertido más de 3 mil millones de dólares del sector público en la expansión del llamado “Desarrollo Urbano Enfocado en el Tránsito” (“Transit Oriented Development”) en Boyle Heights, a lo largo y en torno de la 1st Street, y en Sears y Wyvernwood, para ampliar la Línea Dorada y en la construcción de nuevas viviendas a precio de mercado; ninguno de estos proyectos ha garantizado el derecho de regresar a sus viviendas para las familias de bajos ingresos que se han visto forzadas a desplazarse del barrio. “ Todo esto comenzó con los planes maestros para el downtown y el Redesarrollo del Río, y ya ha habido bastantes desplazamientos en Little Tokyo. Asistimos a las reuniones del Concejo en las que se discutió el nuevo puente de la 6th Street, que permitirá que el “Distrito de Arte” del downtown cruce al otro lado del río. Estamos luchando contra el desplazamiento de viejos negocios en la 1st Street y Whittier, y aunque sí queremos nuevos empleos, no queremos ver más desplazamientos. Las y los arrendatarios de bajos ingresos y los negocios pequeños están siendo desalojados en toda la zona que rodea a las galerías. Ya estamos completamente sumergidos en esta lucha.” — MIEMBRO DE LA SECCIÓN LOCAL DEL LADO ESTE DEL SINDICATO DE INQUILINOS DE L.A.
Solo a manera de ejemplo, casi 900 familias fueron desplazadas entre 1996 y 1999 del barrio adyacente a la galería. Todo esto ocurrió con la bendición de una iglesia, el patrocinio de las organizaciones sin fines de lucro locales, y el aplauso de los políticos. De ello se han beneficiado una corporación con fines de lucro, varias organizaciones sin fines de lucro y una empresa constructora. 9
320 de las familias de muy bajos ingresos que fueron desterradas vivían justo al lado del lugar donde la galería PSSST está ubicada ahora. Sus edificios fueron remplazados por 46 casas que fueron adquiridas por personas que ganan 10 veces más que las familias que vivían allí antes. Así que no nos preocupa tanto Quién está causando los daños, nos preocupa saber Cuáles son estos daños. NOSOTROS NO CREAMOS UNA SITUACIÓN BINARIA, LO HIZO EL CAPITALISMO Cuando nuestra coalición de voces en disenso se pronunció contra PSSST y contra las otras instituciones del creciente Distrito del Arte, se nos acusó de crear una “situación binaria” y un clima de “nosotros vs. ellos.” Lo cierto es que queremos justamente luchar contra la polarización. Nos referimos a una polarización que estaba allí mucho antes de nuestra llegada. Se trata, por desgracia, de la geometría fundamental del capitalismo. El desarrollo desigual de la riqueza y de las oportunidades en el medio urbano es un componente central de la marca registrada Los Ángeles™, y es una de las fuerzas que impulsan a la economía neoliberal. “ Si nos vemos forzados a escoger a cuál de nuestras amistades vamos a ofrecer nuestra solidaridad, en medio de una zona de guerra económica, entonces nos están forzando a quebrantar la tranquilidad social, porque tendremos que ser solidarios con aquellas de nuestras amistades que son pobres, que se exponen a la violencia, a las personas que luchan en las líneas de frente del desalojo y que nos han pedido nuestro apoyo. Quizás también tenemos amistades que se beneficien del aburguesamiento de Boyle Heights. Nadie quiere quedar atrapado entre los dos campos - pero si descubres que esa es tu situación, tienes que darle prioridad los amigos que son más vulnerables ante la explotación y el abuso. Es sencillo.” — ARTISTA, MIEMBRA DEL SINDICATO DE INQUILINOS DE LOS ÁNGELES, NACIDA Y CRIADA EN L.A.
Es claro que nuestro sistema social se ha adaptado para forzarnos a combatir algunas personas contra otras en una guerra de especulación desesperada. Pero aquí estamos tratando de encontrar el camino en medio de la tormenta. Si ignoramos las divisiones binarias impuestas por este sistema agresivo, 10
pretenderemos no saber que en Los Ángeles una noticia de desalojo es a menudo cuestión de vida o muerte. Si nos llaman a unirnos al movimiento de oposición y nos disculpamos argumentando que es un llamado “binario”, revelamos la incomodidad propia de quienes cuentan con recursos y seguridad relativa en lo que hace a su vivienda, oportunidades de trabajo y acceso a un seguro de salud. Las realidades estructurales de las y los angelenos de bajos recursos pueden ser completamente invisibles para mucha gente en el mundo del arte de L.A. y para las personas recién llegadas a la ciudad. Las y los galeristas que proyectan hoy en día apoderarse de Boyle Heights pensarán quizás que su economía es benigna en este momento, pero están apostándole a ese golpe de suerte gracias al cual sus carreras y carteras prosperarán a costa de la remodelación y re-venta de bodegas y complejos de apartamentos de bajos recursos afectados por la desinversión en Boyle Heights. Sin duda alguna las galerías están especulando en torno al aburguesamiento probable de la zona, pues de él dependerá la inevitable remuneración de sus inversiones financieras. UNA BREVE HISTORIA DE LA LARGA LUCHA EN “THE FLATS” El distrito de bodegas de Boyle Heights, actualmente explotado por banqueros de tierra como Vera Campbell, quienes proyectan la creación de un futuro “Distrito de Arte”, ha sido el escenario de varias décadas de luchas vecinales militantes contra el desempleo, el abuso policial y la violencia de pandillas, el racismo ambiental y la desinversión institucional. Año tras año las familias de la Unión de Vecinos han marchado por estas calles buscando paz y justicia en su barrio. Antes de que el capital abandonara la zona (conocida como “the flats”), las mujeres de la Unión de Vecinos dedicaron los mejores años de sus vidas a luchar contra las aplanadoras, el abandono institucional, la violencia de pandillas y la ocupación policial. Contra todas las expectativas lograron salvar sus hogares, lucharon por una mejor educación para sus hijos e hijas, crearon calles más seguras e iniciaron uno de los primeros programas de supervisión a la policía (programas “copwatch”) para defender a sus familias del racismo policial. Es gracias a sus luchas y esfuerzos que este barrio es considerado ahora un lugar “seguro” para la inversión y las galerías de élite. 11
“ La comunidad ha hecho mucho trabajo y ha hecho mucho sacrificio para llegar a este punto. Mucha gente ha dejado su sudor, su labor y sus fuerzas para tener una comunidad como la que ha estado aquí. Ahora todos estos nuevos desarrollos están invalidando todo el trabajo duro que hemos puesto en la comunidad.” — RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS
En general Boyle Heights es una comunidad fundada y refundada una y otra vez por personas desposeídas, y que siempre ha recibido a las personas extranjeras con generosidad. En 1905 la comunidad rusa que huía del reclutamiento y de la persecución religiosa se asentó en los Flats, seguida por una nutrida comunidad judía en los años 10. En los años 20, con la expansión de los depósitos del ferrocarril, el distrito de bodegas e industria se desarrolló bordando los rieles. Los convenios de vivienda restrictivos y racistas obligaron a una comunidad diversa, que incluía a afroamericanos, mexicano-americanos y europeo-americanos, a asentarse en Boyle Heights, y pronto les siguieron varias oleadas sucesivas de migrantes mexicanos hacia Los Ángeles. Todas estas comunidades se integraron y negociaron la creación de lo que ahora conocemos como “Boyle Heights.” En un informe del Departamento Federal de Vivienda de 1939 se describe a Boyle Heights como “irremediablemente heterogéneo con elementos raciales diversos y subversivos en casi cada manzana.” La primera oleada de desplazamientos internos ocurrió en los años 30 con el despeje de los tugurios promovido por la Public Works Administration (Administración de Obras Públicas) en las áreas de Pico Gardens, Aliso Village y Ramona Gardens. Le seguirían las batallas en torno a Chavez Ravine en los años 50 y 60. Tras los desplazamientos acontecidos en los años 30 sucedió la encarcelación preventiva de ciudadanos japoneses en los años 40, que también obligó a cientos de personas a abandonar sus hogares en el barrio. Durante los años 40 la construcción de vivienda como parte del “Esfuerzo de Guerra” facilitó la repoblación sistemática en Aliso Village, Pico Gardens, Estrada Courts y Ramona Gardens. Las familias que vivían originalmente en estas zonas nunca regresaron. Las y los residentes de Pico Gardens y Aliso Village heredaron una larga tradición de lucha para conservar sus hogares. Desde aquella 12
época, las familias en estos asentamientos y las familias vecinas próximas se han dedicado a defender sus hogares. Han tenido que enfrentarse a la ocupación policial, a la persecución política, a los peligros del racismo ambiental y a la segregación que sin cesar amenazan sus vidas y su estabilidad. “ Boyle Heights ha sido muy vulnerable en términos de cáncer, alergias, asma y racismo ambiental. Durante la demolición de Pico Gardens muestreos del suelo tomados por lo residentes revelaron resultados con altos contenidos de plomo, los cuales eran peligrosos para los residentes. Muchos han comenzado ya a enfermarse a causa del ruido y de los contaminantes que vienen de la autopista y por las nuevas descargas de polvo producidas por la destrucción del Puente de la 6th Street. Nosotros luchamos para que se construyera ese muro contra la autopista. Pero Exide y Farmer John siguen contaminando la zona. En Pico Gardens ahora están reduciendo el agua y hay un nuevo mal olor misterioso por todo el barrio.” — RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS
Tras los movimientos a favor de la auto-determinación y los levantamientos urbanos en los años 60 y 70, el gobierno federal ideó una política urbana conocida como la “desconcentración espacial” – cuyo propósito era dispersar y fragmentar el poder de las personas de razas oprimidas militantes y auto-organizadas, forzándolas a abandonar los núcleos de las zonas centrales y más pobres de las urbes estadounidenses. Esa política fue implementada ante todo por las Community Redevelopment Agencies (Agencias de Remodelacion Comunitaria) y por la agencia de Housing and Urban Development (Vivienda y Desarrollo Urbano, HUD por sus siglas en inglés), para no hablar de la encarcelación desmedida de la población en el marco de la “Guerra contra las Drogas.” Aunque se ha demorado 40 años en dar fruto, los efectos de esta política son claramente visibles hoy en día, a la luz de los graves estragos causados en nuestro barrio por la discriminación en la prestación de servicios (conocido en inglés como red-lining), el prestamismo depredador y el desmantelamiento sistemático de la vivienda pública. “ Primero luchamos contra las demoliciones y los desplazamientos y la violencia de las pandillas y la policia, ahora estamos luchando contra la privatización de la 13
vivienda pública y contra el distrito de galerías. Hemos luchado para fomentar la votación y para crear líderes en la comunidad. Luchamos para poner topes en las calles, para establecer guarderías y programas de seguridad comunitaria. Luchamos para crear parques y el Community Tech Center en la 4th Street. Reparamos las calles dañadas, logramos que nuestro sistema escolar subiera de un nivel inferior al promedio a un nivel mucho más alto y trajimos donaciones y becas para programas extra-curriculares para que nuestros hijos e hijas puedan ir a la universidad. Hace 20 años teníamos unos foros comunitarios donde hablamos de qué queríamos, y lo que realmente queríamos era trabajo, seguridad, acceso a una vivienda digna y mejor educación… Nosotros no vamos a “quedarnos en la casa” sencillamente, nosotros salimos y luchamos. Queremos saber qué implicaciones distintas al desplazamiento resultarán de estos nuevos proyectos inmobiliarios.” — MIEMBRO DE BHAAAD & UNIÓN DE VECINOS, RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS
Estas condiciones de demolición, desplazamiento y privatización constantes se han empeorado además en Boyle Heights debido a los ataques contra las familias de inmigrantes. Las y los activistas residentes en esta comunidad se han enfrentado al I.N.S. (Servicio de Inmigración y Naturalización, I.N.S. por sus siglas en inglés) y se han comprometido a luchar para impedir la deportación y la división de sus familias causadas por la Immigration Reform and Control Act (Ley de Reforma y Control de Inmigración); una ley que inicialmente prometía amnistía para miles de inmigrantes pero que en realidad amenazaba con deportar a los trabajadores y con separar y sumir a sus familias en la pobreza. El 14 de Diciembre de 1986 la Misión Dolores en Boyle Heights se proclamó Santuario para todos y todas los inmigrantes que huían de la guerra en El Salvador y de la pobreza en México. Fue una de las primeras iglesias en los Estados Unidos que se declaró santuario para todos los y las inmigrantes. Por la misma época, durante la “Operación Hammer”, el LAPD se estableció como una fuerza de ocupación en la comunidad, acosando y abusando de los jóvenes en las viviendas públicas a la vez que prometía reducir el crimen y la violencia. Ahora y hoy, un arresto o un altercado de una persona joven con la policía implica que las condiciones de vivienda de su familia están en riesgo y amenazan con destruir su futuro. 14
“ Los peores años fueron aquellos entre 1988 y 1992, hubo tantas muertes y balaceras y apuñalamientos en aquellos años. Teníamos que lanzarnos al suelo en la mitad de la calle, con nuestros bebés en brazos para escapar de los tiroteos desde los coches (drive-bys, como se conocen en inglés). Y por la noche las pandillas disparaban desde los techos, tanto que parecían estrellas fugaces. Muchas veces la policía escondía drogas para implicar a los jóvenes, los policías se llevaban a los niños y los obligaban a pelear cerca a las fábricas. La violencia era tan intensa, no había empleos y había mucha tensión. Antes ni siquiera dormíamos en nuestras camas dormíamos en el suelo - en la época de los tiroteos. Había muertes casi todos los días.” — RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS DESDE HACE MÁS DE 25 AÑOS
Las mujeres que vivían en las unidades de vivienda pública organizaron un “Comité Pro Paz en el Barrio” para monitorear a la policía y sus actividades en el barrio; para acabar con los falsos arrestos, el acoso y la violencia. Preocupadas también por la violencia juvenil, las mujeres de la vivienda pública, auxiliadas por la Misión Dolores, buscaron una manera de responder al problema del crimen distinta al encarcelamiento. Iniciaron entonces una golpe preventivo contra la zona de guerra, y luego expulsaron a la policía de las viviendas públicas. En 1988 crearon en la Misión Dolores una escuela alternativa para jóvenes-en-riesgo y organizaron una “Marcha por el Empleo” rodeando esas mismas fábricas que hoy en día están siendo ocupadas por las galerías. De esta campaña por generar empleos surgirían, gracias al apoyo de la comunidad, la ahora célebre organización Homeboy Industries. Justo en estas mismas fábricas nació la frase “Nada Como Un Empleo Para Detener Una Bala.” Sin embargo, la única recompensa que recibieron los residentes de este barrio tras sus esfuerzos por frenar los abusos y reducir la violencia fueron más demoliciones y desplazamientos. En el momento que la comunidad había comenzado a tomar control y a transformar el problema de la violencia, la H.U.D. decidió desmantelar la vivienda pública, argumentando que se trataba de “una comunidad en ruinas, débil y aterrorizada.” En 1993, en el marco del programa HOPE VI, el Gobierno Federal autorizó la demolición de más de 1,200 unidades de vivienda pública, disfrazada bajo falsas promesas de “una vida mejor.” Las organizaciones sin 15
fines de lucro locales, sus representantes políticos, su iglesia y muchos líderes comunitarios apoyaron esta demolición, pero nadie se tomó el trabajo de preguntarle a los y las residentes del barrio lo que querían. Las mujeres de las viviendas públicas lucharon para cambiar el plan, pelearon y se ganaron el derecho a quedarse en su urbanización. “ Primero la ciudad nos ignoró y la policía nos ocupó. Llevamos 25 años luchando para salvar los apartamentos con renta estabilizada y la vivienda pública asequible. Muchas organizaciones sin fines de lucro han venido y nos han propuesto cosas. La mayoría solo hacen promesas apoyadas en mentiras. En la Unión de Vecinos hemos aprendido que las personas que deciden luchar logran quedarse. En Aliso Village la policía atacó a las mujeres a golpes y estaban aterrorizadas, pero siguieron en su lucha. Finalmente expulsaron a 685 familias. Al sur de la 1st Street, 250 familias que vivían en Pico Gardens y Las Casitas se quedaron y lucharon, y hoy seguimos aquí.” — MIEMBRO DE U.D.V., RESIDENTE DE PICO GARDENS DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS
Boyle Heights fue la primera zona de la ciudad que se decidió a combatir la violencia y gracias a ello pudimos cambiar nuestra situación valiéndonos de la autodeterminación. Cuando ocurrieron las revueltas del ‘92, Boyle Heights ya estaba organizado. La nuestra fue una de las primeras comunidades que afirmó que la policía no es esencial. Paradójicamente, fue también una de las primeras comunidades en padecer los esfuerzos por desmantelar la vivienda pública, la privatización neoliberal — y posteriormente el aburguesamiento. “ En 2013, H.A.C.L.A.4 quería una vez más privatizar la vivienda pública en Pico Gardens y Las Casitas, pero la comunidad se defendió. Ganamos las primeras batallas, pero todavía enfrentamos esta amenaza continua. El presupuesto de H.A.C.L.A. está siendo continuamente reducido por el gobierno federal y su solución es transferir nuestra vivienda pública al sector privado. Es un barrio agradable, cercano al downtown, y además de eso este nuevo “Distrito del Arte” va a incrementar enormemente la presión del mercado que los 4 La Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Los Ángeles, o The Housing Authority of the City of Los Angeles, H.A.C.L.A. por sus siglas en inglés. 16
llevará a insistir con sus planes. ¿Cómo podemos defender la vivienda pública y las viviendas con renta estabilizada en Boyle Heights si nos vemos obligados a luchar, no solo contra el gobierno, sino además contra las organizaciones sin fines de lucro que pretenden lucrarse del desarrollo “asequible”?” — MIEMBRO DE UNIÓN DE VECINOS, RESIDENTE DE BOYLE HEIGHTS DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS
ANTES DE QUE LLEGARAN LAS GALERÍAS SOPORTAMOS 30 AÑOS DE PROMESAS QUE RESULTARON SER MENTIRAS: Desde hace ya varias décadas L.A. se enfrenta al aburguesamiento y a la reestructuración neoliberal. De San Francisco, Seattle, Nueva York, y buena parte de la Norteamérica rural llegan oleadas de migrantes económicos hacia las apenas-un-poco-más-baratas orillas de California del Sur. Las personas pobres se han visto forzadas a abandonar Los Ángeles por montones. Como ocurre en todas las ciudades “globales”, el gobierno municipal de Los Ángeles se define explícitamente como una corporación empresarial cuya misión es desarrollar la ciudad a través de la promoción de una economía de crecimiento irrestricto, promovida por el turismo, la cultura y la arquitectura “de clase mundial.” La riqueza que les fue arrebatada a las y los propietarios de vivienda de bajos ingresos durante la crisis hipotecaria en 2008 ha sido puesta al servicio de una industria financiera con abundantes fondos, y una nueva clase adinerada se beneficia ahora de inversiones seguras en bienes inmuebles y ocasionalmente en las Bellas Artes. La creciente polarización de clase ha producido también una explosión de pobreza ya bien arraigada y una clase creciente de inversionistas extremadamente ricos que se valen de los bienes inmuebles como refugio para ocultar y circular su capital. Los gobiernos municipales favorecen a los inversionistas con descuentos en los impuestos para incentivar la especulación y promueven la visión de un horizonte urbano lleno de torres lujosas deshabitadas. Ningún residente de Los Ángeles podrá razonablemente negar que nuestra ciudad vive actualmente una explosión evidente de personas sin hogar. Aún así, pocos prestan atención a la casi invisible crisis de desalojos en masa que es su causa. A pocas calles del “Distrito de Arte” de Boyle Heights los avisos de desalojo aparecen uno detrás de otro con creciente velocidad. Los nuevos 17
dueños, que ven una oportunidad de renovar y rápidamente volver a vender sus propiedades a una nueva clase de arrendatario, quieren expulsar a las familias de bajos ingresos y a los negocios comunitarios tradicionales. Boyle Heights ha dado albergue a familias desposeídas, obligadas a salir de lugares tanto del Mission District de San Francisco como de las zonas de guerra en Centroamérica. Está comenzando ahora a albergar a trabajadores culturales precarios con ingresos más altos. Las grandes bodegas y la vivienda barata son para estas personas una oportunidad que no pueden desaprovechar, y muchas de las personas quienes se han visto obligadas a desplazarse hasta el barrio consideran que este nuevo asentamiento es quizás algo desafortunado, pero “inevitable.” Como una coalición compuesta por personas de diferentes trasfondos, rechazamos la narrativa de “lo inevitable”, y nos unimos para exigir que todas las galerías de arte en la sección industrial de Boyle Heights se vayan de inmediato. Nuestra exigencia se basa en el conocimiento de los abusos cometidos en Boyle Heights por las organizaciones sin fines de lucro, el estado y quienes explotan el trabajo de la comunidad y capitalizan las nociones de embellecimiento y revitalización, en una larga historia de promesas y mentiras. Muchas de las personas que han pasado buena parte de su vida en el barrio afirman con claridad que para ellos PSSST no representa una posibilidad de reforma, ni tampoco tienen necesidad alguna de la programación diversa para “artistas tradicionalmente excluidos” que la galería proyecta. En Boyle Heights hay una gran cantidad de movimientos autónomos organizados, no sólo los grupos de Defend Boyle Heights, Unión de Vecinos e Eastside L.A. Tenants’ Union, sino también los Vendedores Ambulantes, los Mariachis, las Ovarian Psycos-Cycles, the Immigrant Youth Coalition, y los Jornaleros, quienes se han organizado todos de manera autónoma y quienes se solidarizan con nuestro llamado a la auto-determinación comunitaria de la tierra y el espacio en el barrio.
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Consideramos que la presente es una oportunidad histórica para crear formas de resistencia urbana y de justicia transformadora. El aburguesamiento no es jamás algo inevitable. Es el resultado de acciones y políticas que estamos en condiciones de cambiar a través de la acción directa colectiva. Urgimos a todos y todas, pero ante todo a las empresas constructoras sin fines de lucro, a los banqueros de tierra y galeristas, a examinar una vez más el papel colectivo que habrán de jugar en el futuro de Los Ángeles. PARA LAS Y LOS VECINOS LAS NUEVAS GALERÍAS CONSTITUYEN UNA AMENAZA ECONÓMICA INMEDIATA A SU SUPERVIVENCIA. POR LO TANTO LAS PERSONAS Y GRUPOS QUE FORMAN LA COALICIÓN DE BHAAAD EXIGEN LA SALIDA INMEDIATA DE LAS GALERÍAS DE BOYLE HEIGHTS PARA QUE ASÍ EL BARRIO PUEDA DECIDIR SU PROPIO DESTINO.
WEBSITE & CONTACT POR BHAAAD: ALIANZACONTRAARTWASHING@GMAIL.COM http://alianzacontraartwashing.org
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BOYLE HEIGHTS ALLIANCE AGAINST ARTWASHING & DISPLACEMENT: A SHORT HISTORY OF A LONG STRUGGLE “They need to see what they’re displacing. We here, we’ve worked really hard to create this community. We’ve done marches, masses, protests, meetings after meetings after meetings with our neighborhood, with the city council, with the police. There are families who have lost their children. We’ve fought to create the community as it is now today. We’ve given the best years of our life to this fight. And this is what it’s cost us.” — BOYLE HEIGHTS RESIDENT FOR 30+ YEARS
The Boyle Heights Alliance Against Artwashing and Displacement is a coalition born from the complex specificities of Los Angeles. We are new and old friends who find ourselves at the intersection of multiple overlapping struggles. We have come together to confront the current crisis of evictions and abusive real estate practices in L.A., to question the role of culture in gentrification and the narrative of ‘inevitability,’ and to push to stop displacement in its tracks. WHO WE ARE We are: Union de Vecinos — tenants, homeowners, immigrants,
working class families, seniors, youth, and Boyle Heights movement veterans who have spent the last 30 years of our lives struggling to fend off multiple forms of violence and displacement in the Pico Aliso Projects and in all the surrounding neighborhoods of Boyle Heights. We are: Defend Boyle Heights — the next generation of Angelenos who were born and raised in Boyle Heights who have joined all our autonomous crews together in the historic struggle for communitydefense and collective self-determination in greater East L.A. We are: Multiple Affinity Groups of Artists, from all over Los Angeles, who acknowledge the active role of art in gentrification and have committed solidarity with those fighting for dignified housing and community self-determination in Boyle Heights. We 20
reject the use of our diverse identities, including our queer and trans identities, to wash over the realities of racial and economic violence. We are: School of Echoes Los Angeles, who operate as an open listening process of community-based research, popular education, and organizing to generate experiments in political action. We are a space for critical reflection on the conditions in working class and poor communities, including (but not limited to) struggles against gentrification and for the human right to housing. We are: The Eastside Local of the Los Angeles Tenants Union — part of the city-wide organization formed by renters and residents who do not control their access to shelter. We have come together to defend ourselves against the manipulative development and weak rent control policies, tenant harassment and the unjust evictions which are driving displacement in our city. The Boyle Heights Alliance Against Artwashing and Displacement asks you to consider: WHAT HAPPENS WHEN THE GALLERIES WIN THE CULTURE WAR BY PROMOTING DIVERSE & VIBRANT CHICANO ART — BUT DIRECTLY CONTRIBUTE TO THE DESTRUCTION OF A DIVERSE & VIBRANT NEIGHBORHOOD? WILL WE JUST WRING OUR HANDS AND SAY, “WELL, I GUESS GENTRIFICATION INEVITABLE?” WILL WE FEIGN SURPRISE AND PASS THE BLAME? WHAT WILL WE DO TO STOP THE “INEVITABLE” FROM OCCURRING IN BOYLE HEIGHTS ? As a collective alliance, we see the flashpoint around PSSST and the other galleries in Boyle Heights as a historic turning point in the political culture of Los Angeles. Across our city, neighbors are beginning to forge ties across traditional race/class and geographic boundaries to confront this shared crisis of evictions and speculative development. Every day, at least three families are pushed out of Boyle Heights. Art and artists are paving the way for investors to accelerate this process, and as a collective alliance, we see the galleries in Boyle Heights as profiting from that process. For years the people of Boyle 21
Heights have been fighting for their right to stay in their homes and today we ask the galleries to leave our neighborhood immediately. In this text we’ve brought together our perspectives on the Fine Art of Gentrification, and we’ve collected some important histories from the 30 year struggle of Union De Vecinos. These histories ground us in the knowledge of what transpired before there were fancy galleries in the Flats. “The galleries need to communicate and talk with the community about how they are going to help fight displacement. If they drive our rents up, we’re not going to be able to be here. It’s not fair. Having struggled so long, we don’t deserve to be ignored, nor to be driven out of our community.” — BHAAAD & UNION DE VECINOS MEMBER
ART & DISPLACEMENT: THE TURNING POINT If you trace the steps of the gentrification process — the conversion of a neighborhood of working class communities into one designed for and populated by wealthier classes, you will find a distinct pattern: development and real estate speculators have their eyes trained on the arrival of artists as the moment to start accumulating property. A 2007 article in Bloomberg gives this advice to real estate investors: “Want to know where a great place to invest in real estate will be five or 10 years from now? Look at where artists are living now.” 1 Artists are not a singular class economically. In the neoliberal world we live in, many artists have become willing pawns. Some are even investing in the displacement of their neighbors by moving resources and capital into disinvested spaces and widely publicizing the virtues of the “transformation,” “pioneering,” or “revitalization” they are leading. However, many artists and cultural workers in Los Angeles are sick and tired of being used in the process of gentrification and are seeking meaningful ways to refuse their participation in the cultural economy of displacement. We see the rancor around PSSST as a turning point, as the housing crisis and the intensifying neoliberal squeeze confront every aspect of our lives with vastly differing urgencies depending on our race, gender, and class. 1 http://www.bloomberg.com/news/articles/2007-02-26/bohemian-today-high-rent-tomorrowbusinessweek-business-news-stock-market-and-financial-advice 22
We are fighting for the diversity of our neighborhoods and the dignity of our neighbors. We are sick of our friends and neighbors and own families getting harassed and evicted. We are also fighting to reclaim our own creativity from the jaws of complicity. We are tired of our art practices being coopted to prop up other people’s speculative development interests. We want to take this crucial moment to redefine which artistic solidarities and critical social movements are needed in Los Angeles today. To contextualize what is so threatening about this influx of galleries; to really understand why their placement in our community is so detrimental, we must also look at their entry within the broader context of development in the Boyle Heights community. We need to recognize the multiple processes of gentrification that have already occurred here over the last few decades; and to mark the demolition of the Pico Aliso public housing as a significant moment which signaled the loss of the largest concentration of public housing west of the Mississippi. In 1996, Pico Gardens and Aliso Village lost over 900 units from the Aliso Village and Pico Gardens public housing projects. Later in 1999, Boyle Heights lost more than 250 families in rent-controlled units, along with local businesses and a supermarket, for the construction of the Metropolitan Transit Authority Goldline. In 2005, we lost another 60 rent controlled homes for the expansion of the Hollenbeck Police Station. There are plans to demolish 1,175 rent controlled units in Wyvernwood and to displace those families to build 4,150 market rate units. Across the street on the SEARS lot, another 1,000 units of market rate housing is being built a few steps from the soon-to-be rebuilt 6th Street bridge, adjacent to the new galleries entering our community. The presence of international art-world capital, in the context of these public and private developments will contribute, on an exponential level, to the displacement of Boyle Heights community members. IF THERE ARE OTHER GALLERIES IN BOYLE HEIGHTS, WHY WAS PSSST SINGLED OUT? PSSST is just one part of a larger effort to impose an “Arts District” on the post-industrial neighborhood, sometimes known as “The Flats.” There have already been several protests against other 23
galleries here, long before the PSSST space opened its doors. One of the red flags about PSSST was the deep contradiction between the language used to promote the space, and the actual impact that such a space can have on the housing market and on the life of a very low-income community living in constant resistance against displacement; a community which is consistently ignored every time someone plans “improvements” for them, or desires to impose cultural “relevance.” PSSST is a modern, white-walled venue that caters to an upscale vision of the art world. But it’s also a PR-savvy organization which has marshalled the rhetorics of “diversity” and “inclusion” to carefully frame itself as a progressive “queer/feminist” space with the intention to support ‘underrepresented artists.’ CREATIVITY AND CULTURAL DIVERSITY MAY BE DRIVING CAPITALISM ON THE REPRESENTATIONAL LEVEL, BUT THEY ARE NOT AMELIORATING THE EFFECTS OF ITS VIOLENCE. The PSSST Programming looks worthwhile, thoughtful, and interesting. It has all the surface-level qualities of “serving the community” that one might want in an art gallery. But only a block away from PSSST, the Boyle Heights residents have been fighting displacement and multiple forms of violence for decades. The eviction notices are already being posted. The “PSSST Gallery” was purchased in 2014 by an undisclosed investor who dropped over a million dollars into the purchase and architectural renovation of the former warehouse building. The investor has given the PSSST gallerists a twenty-year, rent-free lease to do artistic programming. Concerns had been raised that the building could very easily be flipped and resold again to the highest bidder. In PSSST we see, once again, the convergence of real estate investment and art. Many nearby families are extremely low-income, including some who get by on as little as $12,000 a year. These families have been able to thrive and to take care of each other in Boyle Heights for generations. But if their rent begins to increase, even slightly, towards that which is now occurring in other eastside “Artistic Districts,” those families are justifiably concerned that THEY WILL BECOME HOMELESS. 24
All the progressive intentions in the world cannot stop the blunt mechanisms of urban real estate speculation. 2 Because of this, The “PSSST Gallery” should be seen primarily for what it is: an investment vehicle, which should be seen only secondarily as a “Cultural Institution.” The primary effects of the space, regardless of artistic programming, will be to drive up property values and directly contribute to raising rents in the surrounding residential neighborhoods. The galleries need to know about Boyle Heights history, but we also want to put our history out there for ourselves, for all of us to record our own sense of place. If the galleries care about acting against displacement, then they need to understand the depth of the contradictions between the things we’ve been promised by non-profits and the lies they continue to sell us. The ongoing whitewashing of our history is now being clearly fueled by corporate green-washing, “transit”-washing, pink-washing, and “affordable housing”-washing. 3 The constant advertisements for a “safe, progressive, walkable, livable” city full of “art,” often turn out to be another set of fluffy promises that are just used to “wash” over these uglier processes of economic injustice. We need to reject the triumph of superficial identity politics without a consideration for class. The question of whether the gallery is “for-profit” or “non-profit” also does not make a difference to us. Serious damage has been done in the community by non-profit 2 Building a mass movement is the most important thing we can do to stop real estate speculation. As we work to build up an anti-racist, horizontally organized movement of tenants in L.A., we also fight on multiple fronts for 1) Housing as a human right for all, 2) For universal rent-control, 3) For public funding of non-profit housing alternatives such as social housing and land-trusts, 4) For a moratorium on evictions, and 5) For a new development paradigm based on need, not on speculation. Some might say we are fighting for the decommodification of shelter in its entirety. 3 Unfortunately, capitalism has become very adaptable at recuperating our resistance and our desires. Developers commonly offer us “diversity” and even beneficial goods such as “Art” and “Ecology” to wash over, or to mask, their much less-visible processes of economic violence and displacement. Artwashing is particularly rampant, but other offers of “Green Space”, Public Transit, Queer Space (ie “pinkwashing”), and also the consistently false promises of “Affordability” are all being used to mask gentrification today in L.A. For further analysis of artwashing, see this article in The Guardian (http://www.citylab.com/housing/2014/06/the-pernicious-realities-of-artwashing/373289/) and this article in Creative Loafing (http://www.cltampa.com/arts-entertainment/article/20763954/artwashing-and-the-gentrification-of-arts-districts). Further information on Pinkwashing can be found at No To Pinkwashing (http://www.nopinkwashing.org.uk/whats-pinkwashing-2/). 25
institutions, foundations, public agencies, and private/public investment — causing the displacement of over 2000 families from Boyle Heights, the loss of three supermarkets, and the disempowerment of local communities over the last 20 years. Since 1996, over 3 billion public dollars have been invested in Boyle Heights to expand “Transit Oriented Development” along and around 1st Street, and at Sears and Wyvernwood, to grow the Gold Line, and to build new market rate housing; none of which has guaranteed a right of return for any of the low-income families that have been displaced from the neighborhood. “ This all started with the master plans in downtown and the River Redevelopment, and there has already been plenty of displacement in Little Tokyo. We went to Council meetings about the new 6th Street Bridge which is bringing the downtown “Arts District” right across the river. We are fighting against the displacement of old businesses on 1st Street and on Whittier, and even though we do want new jobs, we don’t want to see any more displacement. Low-income renters & small businesses are being served evictions all around the galleries. We are already up to our necks fighting this.” — EAST SIDE L.A. TENANTS UNION MEMBER
Just as an example, close to 900 families were displaced between 1996 and 1999 from the neighborhood adjacent to the gallery. All of this happened with the blessing of a church, the endorsement of the local non-profits, and the celebration of politicians. The beneficiaries were a for-profit corporation, several non-profit organizations and a developer. 320 of the displaced very lowincome families lived right next door to where the PSSST gallery is now located. Their buildings were replaced by 46 houses that were sold to people making 10 times the income of the families that used to live there. So the issue for us is less a question of Who is doing the damage, but What damage is being done. WE DIDN’T CREATE A BINARY SITUATION, CAPITALISM DID. In raising a critique around PSSST and the rest of the so-called Arts District, the coalition of dissenting voices have been accused of creating a “binary situation”, and an “us vs. them” environment. The truth is, polarization is exactly what we are trying to fight. 26
This is a polarization that was here long before us. Unfortunately, it’s the basic geometry of capitalism. The uneven development of urban wealth and opportunity is as central to the brand of Los AngelesTM, as it is central to the engine which drives the neoliberal economy. “ If we find ourselves forced to choose which of our friends to offer solidarity to, in the middle of an economic war-zone, well then we are being forced, against social tranquility, to give solidarity to our friends who are poor, who are facing violence, to our friends on the front-lines of eviction who have asked for our support. We also have friends who may profit from the gentrification of Boyle Heights. No-one ever wants to be stuck in the middle - but when you find yourself there, you gotta prioritize the friend who is more vulnerable to exploitation and abuse. It’s basic.” — ARTIST, TENANTS UNION MEMBER, BORN & RAISED IN L.A.
Our social system has clearly adapted to pit us all against each other in a war of desperate speculation. But here we are living through the mess. Ignoring the binaries that this harsh system imposes disregards the fact that an eviction notice is often a matter of life and death in Los Angeles. To dismiss the call to act in refusal as “binary” reveals the pervasive discomfort of those with resources and relative security regarding their housing, job opportunities, and access to health care. The structural realities of low-income Angelenos may seem utterly invisible to many in the L.A. art world and to new residents in Los Angeles. The gallerists currently targeting Boyle Heights may think their economy is benign for now, but they are banking on that Flip of the Coin that will grow careers and cash from the flipping of disinvested warehouses and low-income apartment complexes in Boyle Heights. There is no doubt that the galleries are speculating on the likelihood of gentrification as the inevitable return on their financial investments. A SHORT HISTORY OF THE LONG STRUGGLE IN “THE FLATS” The Boyle Heights warehouse district which is currently being land-banked by investors like Vera Campbell towards the creation of a future “Arts District”, has already seen decades of militant 27
neighborhood struggles over jobs, police abuse and gang violence, environmental racism and institutional disinvestment. The families in Union de Vecinos have marched in this area for years seeking peace and justice for their neighborhood. Before capital fled the flats, the women in Union de Vecinos gave the best years of their lives to fight against bulldozers, institutional neglect, gang violence, and police occupation. They saved their homes against all odds, they fought for better education for their children, they created safer streets, and they started one of the first copwatch programs to defend their children against racist policing. Their struggle and their labor is the reason that this neighborhood is now seen as a “safe” place for investment and blue chip galleries today. “ The community has done a lot of work and has sacrificed a lot in order to get to where we are. Many people have offered their sweat, their labor, and their energies to create this community that we’ve been able to enjoy. Now all these new developments are coming and erasing all the hard work we’ve devoted to our community.” — BOYLE HEIGHTS RESIDENT FOR 30+ YEARS
Boyle Heights in general is a community built and rebuilt upon past dispossessions, which has always welcomed strangers from elsewhere with generosity. In 1905 the Russian community which was fleeing conscription and religious persecution moved into the Flats, followed by a large Jewish community in the 1910s. In the 1920s, with the expansion of the railroad yards, the neighborhood saw the development of the warehousing and industrial district along the tracks. Racist restrictive housing covenants compelled a very diverse community, including African-Americans, MexicanAmericans, and European-Americans, to settle in Boyle Heights, accompanied by successive waves of Mexican immigration to Los Angeles. All of these communities came together and negotiated the creation of what we now understand to be “Boyle Heights.” In a 1939 Federal Housing report, Boyle Heights was described as “hopelessly heterogeneous with diverse and subversive racial elements on almost every single block.” The first wave of internal displacements occurred in the 1930s with the Public Works Administration slum tenement clearance in the areas of Pico Gardens, Aliso Village, and Ramona Gardens. This displacement was a precursor of the Chavez Ravine struggle in the 1950s and 60s. The displacement in the 28
30s was followed in the 40s by Japanese internment, which also pushed hundreds of people from their homes in the neighborhood. In the 1940s Aliso Village, Pico Gardens, Estrada Courts, and Ramona Gardens were systematically repopulated through the development of housing as part of the “War Effort.” The original families who lived in those areas never came back. The residents of Pico Gardens and Aliso Village are part of a long struggle for the preservation of their homes. Since that time, the families in these developments and their nearby neighbors have been engaged in a fight to stay in their homes. They have dealt with the police as an occupational force, with political prosecution, and with the dangers of environmental racism and segregation which threaten their lives and stability on a constant basis. “ Boyle Heights has been so vulnerable in terms of cancer, allergies, asthma and environmental racism. During the demolition of Pico Gardens soil samplings taken by residents showed high levels of lead that were hazardous to the residents’ health. People are already getting sick from the noise and contaminants from the freeway and the new dust coming from the destruction of the 6th St Bridge. We fought to put up that wall against the freeway. And Exide and Farmer John continue to pollute the area. In Pico Gardens they are reducing the water now and there is a new, mysterious bad smell all around the neighborhood.“ — BOYLE HEIGHTS RESIDENT
After the self-determination movements and the urban uprisings in the 1960s and 70s, the federal government devised an urban policy known as ‘spatial deconcentration’ — meant to to scatter and break up the power of militant, self-organized people of color by pushing them outside of the core of America’s inner cities. That policy was primarily implemented by Community Redevelopment Agencies and Housing and Urban Development (HUD), not to mention the overincarceration of the “War on Drugs.” While it has taken 40 years to bear its full fruit, the effects of this policy are now clearly visible, as red-lining, predatory lending, and the systematic dismantling of public housing has taken a major toll on our neighborhood. “ First we fought demolitions and displacements and gangs and police violence, now we are fighting public housing privatization and the gallery district. We’ve fought to get 29
out the vote and create leaders in the community. We fought for speed bumps, for day care and community security programs. We fought for parks and for the Community Tech Center on 4th St. We fixed the broken streets, we brought our school system up from substandard to a much higher level of education and we brought in grants and scholarships for after school programs so our children could go to college. 20 years ago, we had these community forums where we discussed what we wanted, and what we really wanted was jobs, safety, accessible dignified housing, and better education… We never just “stay inside the house”, we come out and fight. We want to know what these new developments are going to bring us other than displacement.”
— BHAAAD & UNION DE VECINOS MEMBER, BOYLE HEIGHTS RESIDENT FOR 30+ YEARS
These conditions of demolition, displacement, and continued privatization have also been exacerbated in Boyle Heights by attacks on immigrant families. The resident activists in this community defied the I.N.S. and committed to fight against the deportation and division of their families created by the Immigration Reform and Control Act; an act which initially promised amnesty to thousand of immigrants but actually threatened workers with deportation and families with separation and poverty. On December 14th 1986, the Dolores MIssion in Boyle Heights declared itself a Sanctuary for all immigrants escaping the war in El Salvador and poverty in Mexico. It was one of the first churches in the US to declare itself a sanctuary for all immigrants. Around the same time, the LAPD’s “Operation Hammer” become an occupying force in the community, harassing and abusing youth in the projects, with promises of a reduction of crime and violence. Then and now, an arrest or an encounter with the police meant a threat to a family’s housing and the destruction of a youth’s future. “ Between 1988 and 1992 were the worst years, so many deaths and shootings and stabbings in those years. Those were years of ducking down in the middle of the street, holding our babies to avoid drive-bys. And at night the gangs would shoot from the rooftops, so much that it was almost like shooting stars. The police used to plant drugs on the kids, and the cops would take the kids and make them fight near the factories. The violence was so intense, there were no jobs, and there 30
was so much tension. Before we didn’t even sleep in our beds — we’d sleep on the floor — back when the drive-bys used to happen. Almost every day there were deaths. “ — BOYLE HEIGHTS RESIDENT, 25+ YEARs
The women who lived in the projects organized themselves as “Comité Pro Paz en el Barrio” to monitor the police and its activities in the neighborhood; to stop false arrests, harassment and violence. Also concerned about the youth violence, the women in the projects, with the help of Dolores Mission, looked for alternative response to jails as a form of solving crime. They launched a preemptive strike against the notion that the neighborhood was a war zone, as the police described it, and they kicked the police out of the projects entirely. In 1988 an alternative school for youthat-risk was created in Dolores Mission and a “March for Jobs” was organized around the factories that now are being populated by the galleries. This jobs campaign planted the seeds and built the community support for the now famous Homeboy Industries. These same factories are the place where the phrase “Nothing Stops a Bullet Like a Job” was born. Yet the efforts of the residents of this neighborhood to stop abuse and reduce violence were rewarded with more demolition and displacement. While the community had begun to take control and transform the violence problem, H.U.D. decided to dismantle public housing, by claiming that “this is a blighted, weak and terrified community.” In 1993, through HOPE VI, the Federal Government authorized the demolition of over 1200 units of public housing, hidden behind their false promises of “a better life.” The local non-profits, their political representatives, their church, and many community leaders supported this demolition, but nobody asked the people what they wanted. The women in the projects fought to change the plan, they continued fighting, and eventually they won the right to stay in their development. “ First we were ignored by the city and occupied by the police. We’ve spent 25 years fighting to save rent stabilized apartments and affordable public housing. Many non-profits have come and proposed things for us. Mostly they’ve just offered us promises in support of lies. In the Union de Vecinos, 31
we’ve learned that the people who choose to fight are those that are able to stay. In Aliso Village, the women were beaten up by the police, and they were terrorized, but they continued their struggle. 685 families were eventually pushed out. But south of First Street, 250 Pico Gardens and Las Casitas families stayed and fought, and we are still here today.”
— U.D.V. MEMBER, PICO GARDENS RESIDENT FOR 30+ YEARS
Boyle Heights was the first part of the city that fought violence and changed our situation through self-determination. When the the ‘92 rebellion happened, Boyle Heights was already organized. This is one of the first communities that said that the police are not essential. Ironically, this community was one of the first ones that experienced the attempts of public housing dismantling and neoliberal privatization — and later gentrification. “ In 2013, H.A.C.L.A (The Housing Authority of the City of Los Angeles) wanted to once again privatize the public housing in Pico Gardens and Las Casitas, but the community fought back. We won the initial fights, but we are still facing this continued threat. H.A.C.L.A.’s budget is constantly being reduced by the federal government and their solution is to move our publicly funded homes into the private sector. The neighborhood is attractive and near downtown, plus this new “Arts District” will add tons of market pressure for them to continue pushing their agenda. How can we defend public housing and rent stabilized housing in Boyle Heights, if we’re forced to fight the government in addition to non-profits who are in the “affordable” development game?“ — UNION DE VECINOS MEMBER, BOYLE HEIGHTS RESIDENT FOR 30+ YEARS
BEFORE THE GALLERIES CAME, WE EXPERIENCED 30 YEARS OF PROMISES THAT TURNED OUT TO BE LIES LA has been facing gentrification and neoliberal restructuring for many decades now. San Francisco, Seattle, New York, and much of rural America are now sending waves of economic migrants to the ever-so-slightly cheaper shores of Southern California. Poor people are being pushed out of Los Angeles in droves. As with all “global” cities, the Los Angeles city government explicitly sees itself as an entrepreneurial corporation with a development 32
mission of promoting an economy of unfettered growth, promoted by tourism, culture and “world class” architecture. The wealth that was stripped from poor homeowners during the 2008 foreclosure crisis has now been put to work in a financial industry awash in cash, and a new monied class is profiting from the safe investments of real estate and occasionally of Fine Art. The increasing class polarization has also led to an entrenched explosion of poverty, and a growing class of super rich investors who have sought out real estate as a safe haven to hide and to circulate capital. City governments provide investors with tax write-offs which incentivize speculation and contribute to skylines full of empty luxury towers. No Angeleno could plausibly deny the obvious crisis of homelessness in our city. However there is a massive eviction crisis which is driving it which remains largely invisible. Just down the block from the Boyle Heights “Arts District”, the eviction notices are popping up fast. Low-income families and long-standing community businesses are being kicked to the curb by new owners who see the opportunity to flip their properties to a new class of renter. Boyle Heights has sheltered dispossessed families pushed out of places like San Francisco’s Mission district and from Central American war zones. Now it is beginning to shelter precarious cultural workers with higher incomes. The big warehouses and cheap housing looks ripe for the taking, and for those who’ve been pushed here from elsewhere, many see this new settlement as perhaps unfortunate, but unavoidable and yes, “inevitable.” As a coalition made up of people from many different backgrounds, we reject the narrative of “inevitability”, and we have unity in our demand that all the art galleries in the industrial section of Boyle Heights immediately leave. The nature of our demand has to do with the knowledge of the abusive history of promises and lies waged on the people of Boyle Heights by the nonprofits, the state and those who capitalize on notions of beautification and revitalization while extracting value from the labor of the community. Many long-term neighbors have made it clear that they do not see a possibility for reform at PSSST, nor do they have a need for diverse programming of “underrepresented artists” which would occur in the Gallery. 33
Boyle Heights is full of organized autonomous movements, not only the Defend Boyle Heights crews, Union de Vecinos, and the Eastside L.A. Tenants’ Union, but also the Street Vendors, the Mariachis, the Ovarian Psycos-cycles, the Immigrant Youth Coalition, and the Day Laborers who have all organized autonomously and who stand in solidarity with our call for community self-determination of land and space in the neighborhood.
We see this as an historic moment for forging forms of urban resistance and transformative justice. Gentrification is never inevitable. It is the result of actions and policies that can be changed through collective direct action. We challenge everyone, but especially nonprofit developers, land-bankers and gallerists to reconsider their collective role in the future of Los Angeles. NEIGHBORS SEE THE NEW GALLERIES AS A DIRECT ECONOMIC THREAT TO THEIR SURVIVAL. THEREFORE, THE COALITION MEMBERS OF BHAAAD DEMAND THAT THE GALLERIES LEAVE BOYLE HEIGHTS IMMEDIATELY IN ORDER FOR THE NEIGHBORHOOD TO DETERMINE ITS OWN FATE. WEBSITE AND CONTACT INFO FOR BHAAAD: ALIANZACONTRAARTWASHING@GMAIL.COM http://alianzacontraartwashing.org 34
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Consideramos que la presente es una oportunidad histórica para crear formas de resistencia urbana y de justicia transformadora. El aburguesamiento no es jamás algo inevitable. Es el resultado de acciones y políticas que estamos en condiciones de cambiar a través de la acción directa colectiva. Urgimos a todos y todas, pero ante todo a las empresas constructoras sin fines de lucro, a los banqueros de tierra y galeristas, a examinar una vez más el papel colectivo que habrán de jugar en el futuro de Los Ángeles. PARA LAS Y LOS VECINOS LAS NUEVAS GALERÍAS CONSTITUYEN UNA AMENAZA ECONÓMICA INMEDIATA A SU SUPERVIVENCIA. POR LO TANTO LAS PERSONAS Y GRUPOS QUE FORMAN LA COALICIÓN DE BHAAAD EXIGEN LA SALIDA INMEDIATA DE LAS GALERÍAS DE BOYLE HEIGHTS PARA QUE ASÍ EL BARRIO PUEDA DECIDIR SU PROPIO DESTINO.
We see this as an historic moment for forging forms of urban resistance and transformative justice. Gentrification is never inevitable. It is the result of actions and policies that can be changed through collective direct action. We challenge everyone, but especially non-profit developers, land-bankers and gallerists to reconsider their collective role in the future of Los Angeles. NEIGHBORS SEE THE NEW GALLERIES AS A DIRECT ECONOMIC THREAT TO THEIR SURVIVAL. THEREFORE, THE COALITION MEMBERS OF BHAAAD DEMAND THAT THE GALLERIES LEAVE BOYLE HEIGHTS IMMEDIATELY IN ORDER FOR THE NEIGHBORHOOD TO DETERMINE ITS OWN FATE. 36